Alteraciones Del Desarrollo Del Lenguaje

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

Alteraciones del

desarrollo del lenguaje


y su corrección en
niños de 4 a 9 años
Matilde Gaspar Jiménez
Secretaría de Educación en el Estado. Departamento de Educación
Especial. Zona Escolar 09 de Educación Especial. Centro de Recursos e
Información de Educación Especial (CRIEE)

El lenguaje es un principio distintivo del género humano, una característi-


ca de humanización del individuo, surgido en la evolución del hombre a
raíz de la necesidad de utilización de un código para coordinar y regular la
actividad conjunta de un grupo de personas. Constituye además uno de los
factores fundamentales que nos permiten la integración social, la inclusión
dentro de diferentes grupos de pares y nos proporciona el medio más
eficaz para comprender y explicar el mundo que nos rodea y nuestra pro-
pia existencia.

El carácter fundamental del lenguaje es la comunicación, y es por exce-


lencia el lenguaje verbal. Este es la capacidad característica del hombre
de comunicarse por medio de sistemas de signos (las lenguas), utilizados
por comunidades sociales, es decir, el lenguaje es la capacidad humana de
representar el mundo interno y el mundo externo por medio de símbolos
convencionalmente codificados.

Las realizaciones del lenguaje cuentan con recursos tales como las pala-
bras, las frases, las oraciones y los textos. Mediante estos recursos repre-
sentamos las ideas que queremos comunicar. Nuestras ideas tienen dis-
tintos contenidos o referencias, como pueden ser: objetos, acciones, atri-
butos, tiempos, lugares, etc., que se relacionan de diferentes maneras: en
forma causal, temporal, secuencial, de pertenencia, de contradicción, entre
otras. Los contenidos y las relaciones de nuestras ideas podemos expre-
sarlos por medio del lenguaje.

33
El lenguaje representa nuestro mundo por medio de un sistema de signos
que son arbitrarios y convencionales. Estos elementos – palabras, frases,
oraciones, textos – guardan una relación arbitraria con lo que quieren
decir. Se dice que la relación es arbitraria porque no existe un parecido
entre la forma del signo que empleamos y lo que significa.

Las realizaciones del lenguaje también son sistemáticas, se rigen por re-
glas que los hablantes conocemos aunque no podamos explicarlas. Quie-
nes son capaces de hacer un juicio de este tipo, cuentan con una serie de
reglas que conforman nuestra competencia lingüística, que consiste en la
posibilidad de entender y producir un número ilimitado de oraciones, y de
evaluar la gramaticalidad de las oraciones que escuchamos y produci-
mos.1

Esta competencia se construye a partir del contacto que se tiene con la


lengua como oyentes y como hablantes. Sin embargo, no todas las perso-
nas cuentan con el mismo tipo de competencia lingüística; factores tales
como el nivel de desarrollo (en el caso de los niños menores de seis años,
especialmente), la escolaridad de nuestros padres, nuestra propia escola-
ridad y el tipo de ambiente sociocultural en el que nos desenvolvemos,
inciden en el nivel de competencia lingüística que alcancemos y en sus
particularidades.

Chomsky plantea que el niño nace con una información genética que le
permite descubrir la estructura interna de la lengua que se habla en su
medio social; analizarla, diferenciarla y, a partir de esto, apropiarse de ella
para su uso. El desarrollo del lenguaje entonces no se produce por meca-
nismos de imitación y refuerzo simplemente de lo que escucha, sino que
para comprender y producir el lenguaje debe acceder a la estructura más
íntima del mismo y a los fenómenos que lo sustentan.

En la adquisición del lenguaje, el niño no lo percibe como estructuras rígi-


das, sino que, en base a lo que es capaz de producir, crea sus propias hi-
pótesis y normas con las que se maneja mientras le resultan efectivas y
las aplica, utilizando dos mecanismos básicos que maneja en forma intui-
tiva, que son la selección y combinación que le permitirá la construcción

1 CHOMSKY, N., 1965.

34
de infinitos enunciados diferentes, manifestando así la creatividad en el
proceso de adquisición de la lengua.

La influencia del medio en el desarrollo del lenguaje cumple un papel fun-


damental como estímulo positivo o negativo, según el caso. Desde lo afec-
tivo, están comprobadas las dificultades que se producen en un niño sin
un adecuado sostén emocional, llegando en el extremo a los casos cono-
cidos como hospitalización, que comprometen hasta la vida del individuo.

La emoción y la afectividad que percibe el bebé en los cuidados mater-


nos son elementos fundamentales en los que se basa la función apetitiva
para el habla; por el contrario, un bebé que no recibe estos estímulos es-
tará mucho menos motivado para comunicarse y no logrará conectarse
adecuadamente para un intercambio.

En el caso de un niño con problemas de lenguaje, un entorno afectivo


ayudará a aumentar la autoestima del mismo, lo que se pondrá a prueba
cada vez que por su déficit sea colocado en situación de desventaja con
respecto a sus pares.

Por otro lado, la seguridad que le proporciona un sostén afectivo lo moti-


vará para superar sus dificultades con la tranquilidad de saber que es
valorado por lo que puede hacer y no por lo que no puede realizar. Otro
aspecto importante de la influencia del medio en cuanto al lenguaje está
dada por el nivel social y cultural, que se refleja directamente en el nivel
del vocabulario y estructuración del discurso, relacionado también con el
grado de instrucción de la persona.

En el proceso de adquisición del lenguaje se ponen en funcionamiento


numerosas estructuras y procesos que, combinándose, dan origen a un
complejo sistema como es el lenguaje hablado. Cada una de estas estruc-
turas constituye un módulo que se encarga de llevar a cabo una determi-
nada función, la cual posee una base orgánica determinada, compuesta
por un grupo de neuronas o circuito de memoria.

Lo importante en esta organización es el hecho de que cada una de estas


estructuras puede ser afectada en forma total o parcial, mientras que las
demás pueden resultar intactas, lo que se conoce como fraccionabilidad
del modelo neurolingüístico, y es un concepto fundamental para encarar

35
el tratamiento de un trastorno de lenguaje, porque nos permite, en caso de
individualizar cuál es el módulo afectado, intentar compensar su función
con otro que se encuentra intacto, generando un nuevo circuito donde se
conduce la información.

Esto se logra por el principio de plasticidad neuronal que permite que una
zona del cerebro sea utilizada para una función diferente de la original.
Esta función se sigue cumpliendo más allá del período de adquisición del
lenguaje, pero cada vez la flexibilización es menor.

Este tipo de organización de la información se cumple desde el inicio de


la adquisición del lenguaje, dando origen a circuitos cerrados por donde
circula la información. Cuando alguno de estos circuitos está dañado,
comienzan a aparecer los síntomas de trastornos.

1.1. Trastorno específico del lenguaje

El trastorno específico del lenguaje es una limitación significativa en la


capacidad del habla que sufren algunos niños, a pesar de que los factores
que suelen acompañar a esta limitación (pérdida auditiva, daño cerebral,
baja inteligencia, déficit motores) no sean evidentes en estos niños. Ni es
debida a esta limitación o a otros factores socioambientales (pobreza del
input, condiciones de vida extremas, privación afectiva). Así, el trastorno
específico del lenguaje se refiere a una zona, dentro de las patologías del
lenguaje, de difícil ubicación, o, al menos, con límites imprecisos, que se
encontraría entre la dislalia (alteración –omisión, distorsión o sustitución-
de un fonema, que no afecta ni se ve afectado por la realización de los
fonemas adyacentes) y los trastornos derivados de deficiencia motriz,
intelectual o producidos por daño cerebral.

Es posible que los profesionales de la enseñanza habituados a encontrarse


con alguno de estos niños todos los días no vean nada raro en este tras-
torno, ya que la incidencia generalmente aceptada es de 7.4%.2

Pero, sin duda, resulta extraño que una habilidad típicamente humana,
mejor aún, que una capacidad como el lenguaje aparezca en algunos ni-
ños de una forma tan reducida, tan empobrecida, inacabada, necesitada

2 LEONARD, C.S., 1998.

36
de un esfuerzo muy grande y de mucho más tiempo que el que se da en
los niños normales. Y todo esto sin razones aparentes.

La característica de específico ha hecho que este trastorno sea probable-


mente el que más nombres ha recibido por parte de la comunidad cientí-
fica desde finales del siglo pasado. Denominaciones como “afasia congé-
nita” y “audiomudez” proceden de ese tiempo. Desde los primeros años
de este siglo, hasta los 60, el trastorno del lenguaje ha venido siendo de-
nominado de diversas formas. El término “afasia” ha sido acompañado de
palabras que especificaban el tipo de afasia de que se hablaba: “afasia
evolutiva”, “síndrome afasoideo”, “afasia evolutiva expresiva” y “afasia
evolutiva receptivo – expresiva”.3

A partir de los años 60, el término disfasia inició a sustituirse al de afa-


sia. Ateniéndonos a la etimología de las palabras, la afasia señalaría la
ausencia de lenguaje y la disfasia el trastorno más o menos grave de esta
capacidad. Esta última forma de denominar el trastorno específico del len-
guaje es la que ha permanecido hasta nuestros días.

Contemporánea a la aparición del término disfasia en el ámbito de fran-


cés y español, se dio una proliferación de denominaciones en la comuni-
dad científica anglosajona: retraso de lenguaje, lenguaje desviado,
trastorno del lenguaje, lenguaje retrasado, trastorno evolutivo del
lenguaje, deterioro evolutivo del lenguaje, déficit específico del len-
guaje y trastorno específico del lenguaje.

Ninguna de estas etiquetas es simplemente caprichosa. Cada una de ellas


intenta poner de relieve el carácter que los diversos autores han conside-
rado nuclear. Así, la palabra trastorno (disorder) hace referencia a una
o unos procesos desviados respecto a su normal desarrollo. El término re-
traso o retrasado (delay/delayed) pone el acento en la dimensión tem-
poral del desarrollo, considerando la dificultad del lenguaje como una cro-
nopatía, pero manteniendo las mismas características que el desarrollo
normal.

La diferencia entre retraso del lenguaje y disfasia tiene un fundamento


pronóstico. Así, el retraso de lenguaje sería una patología transitoria,

3 AGUADO, G., 2004, p. 17.

37
con escasa o nula repercusión sobre el aprendizaje del lenguaje escrito,
siendo su núcleo sintomatológico el trastorno de la fonología con una
afectación más o menos grave de la sintaxis, y el factor causal fisiopato-
lógico especulado sería un retraso de maduración. En cambio, la disfasia
sería una patología duradera, con una notable repercusión sobre el apren-
dizaje del lenguaje escrito, siendo su núcleo sintomatológico extenso (fo-
nológico, semántico, morfosintáctico), con un origen estructural.

Para evitar los estereotipos y las categorías de clasificación, se deben


destacar las cualidades de las personas con discapacidad y favorecer así
una percepción positiva y realista de las potencialidades del sujeto, ya que
de lo contrario se tiende a percibirlas básicamente en función de sus limi-
taciones, que son las más fáciles de detectar en un contexto cotidiano y
socialmente enajenante, poco productivo para generar una cultura inclu-
yente ante la diversidad.S

Fotografías que muestran las estrategias lúdicas de los alumnos al momento de la terapia de
lenguaje.

Bibliografía

AGUADO, Gerardo. Trastorno específico del lenguaje. Retraso de lenguaje y disfasia. Alji-
be. Granada, 2004.
ALESSANDRI, María Laura. Trastornos del lenguaje. Detección y tratamiento en el aula.
MMVII By Landeira. Barcelona, 2007.
CHOMSKY, Noah. Aspects of the theory of syntax (Aspectos de la teoría de la sintaxis).
Gedisa. Barcelona, 1999.
SÁNCHEZ Manzano, Esteban. Introducción a la Educación Especial. Complutense. Ma-
drid, 1994.
SEP. Carrera Magisterial, Sexta Etapa. “Evaluación del factor preparación profesional”, en
Antología de Educación Especial. Imafsa. México, 1997.
SEP. Curso nacional de integración educativa. (Lecturas). Programa Nacional de Actuali-
zación Permanente. Complejo Editorial Mexicano. México, 2000.
SEP. La educación especial en México. Grupo Editorial Mexicano. México, 1985.
SURKIS, A., PESKIN, C.S., TRANCHINA, D., LEONARD, C.S. “Recovery of cable pro-
perties through active and passive modeling of subthreshold membrane responses from
laterodorsal tegmental neurons”, en Journal of Neurophsicology. 80, 1998. pp. 2593-
2607.

38

También podría gustarte