Derecho Romano Trabajo Final

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INTRODUCCION

El Derecho Romano como disciplina en las Ciencias Jurídicas, no se trata de


una obra exhaustiva de Derecho Romano, sino que es un guion para que le
sirva a los alumnos, y para quienes desean conocer los prolegómenos del
Derecho Romano.

En los siguientes temas, se ha procurado seleccionar los puntos que son más
importantes o fundamentales en el conocimiento del Derecho Romano, en los
aspectos institucionales del Derecho Romano que pueden ser más básicos
para el conocimiento de la materia, especialmente aquellas instituciones que en
gran parte son valederas para el derecho moderno, de modo especial del
Derecho Civil.

Con los temas seleccionados, el presente, es una herramienta útil, para


conocer e interesarse por el conocimiento del Derecho Romano, donde
encontramos las bases del derecho moderno.
OBJETIVOS

Que el estudiante de la Carrera de Ciencias Jurídicas se inicie en el


conocimiento del Derecho Romano y de sus principales Instituciones; ya que el
Derecho Romano, constituye la base del derecho moderno, de modo especial
del derecho Civil, y desde luego del Derecho Salvadoreño.
¿POR QUE ESTUDIAMOS AHORA DERECHO ROMANO?

Puede llamar la atención a muchas personas el hecho de que


actualmente estudiemos Derecho Romano, de modo especial en la Carrera de
Ciencias Jurídicas; más aún en casi todos los países del mundo Occidental, se
estudia también el Derecho Romano, como parte de la Carrera de Derecho

Puede llamar también la atención este estudio en los tiempos actuales; porque
el Derecho Romano fue algo que existió, pero que actualmente ya no existe. Y
hasta se oye decir, sobre todo enlabios de principiante en la Carrera de
Derecho: ¿Para qué puede servir el Derecho Romano actualmente?

A la pregunta que hemos planteado anteriormente y que la podríamos


oír a otras personas interesadas en las disciplinas jurídicas, podemos
responder de dos maneras; 1ª... Estudiamos el Derecho Romano, porque este
derecho es una parte importante del Mundo Occidental al cual pertenece
América en su totalidad y los países de Europa occidental; y, 2ª, Estudiamos el
Derecho Romano porque el derecho de este Mundo Occidental se fundamenta
en el Derecho Romano, de modo especial el Derecho Civil; obviamente,
también el Derecho Salvadoreño tiene sus profundas raíces en el Derecho
Romano.

Esto quiere decir, que Estudiar el Derecho Romano es buscar las raíces
del derecho moderno, de modo especial del Derecho Civil. Dicho esto en otras
palabras: para conocer el Derecho moderno científicamente y no como simple
repetidores, debemos conocer el Derecho Romano.

A.- EL DERECHO ROMANO ES PARTE IMPORTANTE DE LA CULTURA DEL

DEL MUNDO OCCIDENTAL.

Ante todo el lector tiene que ubicarse en el Mundo Occidental, al cual


pertenece El Salvador y América entera: continente que fue descubierto y luego
colonizado por países del Occidente de Europa: No puedo detenerme mucho
en este punto, porque tendríamos que extendernos en otros aspectos, que son
más bien de otras disciplina. Sin embargo, el estudioso debe tener en cuenta
que en todos los sistemas educativos de América, las material y disciplinas
dirigen la vista hacia culturas que constituyen las bases de la Cultura
Occidental; como distinto de otros mundos; como es el asiático, el africano, el
árabe, y otros mundos que podemos traer a la memoria:

Nosotros nos ubicamos en el Mundo Occidental.

Observando y analizando este Mundo Occidental y su naturaleza,


obligadamente debemos reconocer que sus bases están fincadas en tres
culturas: En la cultura griega, en la latina y en la cristiana, que se afianzo de
modo especial en la Edad Media, aunque a partir de los inicios de la Edad
Moderna, el Mundo Occidental se ha venido haciendo poco a poco
cosmopolita.

Que la cultura de los países del Mundo Occidental tiene hondas raíces
en la Cultura Griega, es algo evidente y palpable. La antigua Grecia es la que
construyo los primeros y grandes valores del Mundo Occidental; por eso
constantemente, en los planes de estudio y programas de Enseñanza Básica,
Media y Superior, estudiamos los modelos griegos y no inspiramos en ellos. En
este contexto, podemos constatar que han sido y son objeto de nuestros
estudios, los sabios griegos, como filósofos, literatos, matemáticos, críticos y
políticos.

¿Qué razón de ser tiene el estudio casi minucioso que hemos realizado
sobre las obras épicas de Homero, o las teatrales de Sófocles, Eurípides y
Esquilo? ¿Quién no ha recordado los discursos de Demóstenes, considerado
padre de la oratoria? En la historia hemos tenido en cuenta a Hero doto y a
Plutarco, en las matemáticas a Pitágoras. Y constantemente hemos estado
recordando las obras de los grandes filósofos griegos; entre los que se destaca
la trilogía constituida por Sócrates, Platón y Aristóteles; sin excluir a los
estoicos, a los epicúreos, a los democráticos y a otros.

Pero hemos dicho que otros de los pilares de la Cultura del Mundo
Occidental lo constituye la cultura Romana o Latina.
El influjo de la Cultura Latina en nuestro mundo lo apreciamos ante todo
en las lenguas del Mundo Occidental, las cuales en su mayor parte son de
origen latino.

Hablando de una manera especial de nuestra Lengua Castellana,


sabemos que la gramática española es solo una parte de la gramática latina y
en cuanto al vocabulario, procede del latín en un 80%; por lo que los grandes
escritores españoles e hispanoamericanos, han sido plenos conocedores del
latín para penetrar de modo profundo y amplio en el alma misma de nuestra
lengua española

Los romanos se constituyen asimismo en transmisores de la cultura


griega ya que esta fue absorbida por los latino, asimilándola en forma total,
hasta darle una manera de ser propia.

Pero tratándose de las Ciencias Jurídicas , los romanos son reconocidos


como padres del derecho moderno, de modo especial del Derecho Civil;
aunque es evidente el conocimiento que tuvieron de la cultura griega, pues
como sabemos por la historia, la sabiduría griega en gran parte paso a Roma,
teniendo en cuenta que en los siglos anteriores a la era cristiana, los sabios
griegos emigraban a Roma, en donde se había acumulado el poderío de la
República y del Principado Romano; y por otra parte, las familias que tenían
suficiente capacidad económica, enviaban a los suyos hacia Grecia, a fin de
que asimilaran en lo posible la cultura griega. Datos sintomáticos de ello lo
constituyen los Decenviros romanos, quienes fueron enviados a Grecia por
algún tiempo antes de preparar la XII Tablas.

En el análisis y conocimiento de las bases del Mundo Occidental, hemos


señalado que ocupa un lugar muy importante el Cristianismo, no solo como
Religión que prevalece en las naciones de Occidente, sino que también por los
valores culturales cristianos que aparecen de modo claro en la fisonomía de
este mundo.

Después de haber logrado la libertad de acción en el imperio Romano


sellada por el Emperador Constantino el Grande, que por cierto fue el primer
emperador romano que se convirtió a la Religión Cristiana, esta logro avances
insospechados en el Imperio Romano. Pero al producirse las invasiones de los
Barbaros sobre Europa, estos no acabaron con el cristianismo, sino que por el
contrario lo abrazaron poco a poco; y en esta forma se convirtieron en
elemento importante de la Edad Media, la cual abarca precisamente desde la
invasión de los Barbaros sobre Europa en el siglo V y concluye con la toma de
Constantinopla por los turco en 1453.

Durante esa Edad Media, el Cristianismo logro dominar Europa entera;


dominio que no fue solamente en el aspecto religioso, sino que en lo cultural y
aun en lo político. Los reyes y gobernantes desde luego eran católicos y hasta
debían ser consagrados por el Papa. Culturalmente, la Iglesia se convirtió en
dueña de la cultura; porque los monjes y religiosos eran los sabios de ese
tiempo, ellos sirvieron de vehículos para transmitir la cultura griega y romana a
Europa, los papas, eran los protectores de los artistas, y junto a los
monasterios nacieron las scholae, las cuales se transformaron en las
universidades, que en su mayoría eran sustentadas por la Iglesia en Europa y
en su totalidad fueron fundadas en los dominios de España en América. Hasta
la misma Universidad de El Salvador que nación después de la independencia
de 1821, también tuvo un inicio a la sombra de la Iglesia Católica en 1841.

Así que en la

Edad Media el Cristianismo impuso su sello y fisonomía en Mundo


Occidental, que ahora manifiesta un rostro y fachada cristiana, católica en su
mayor parte, como sucede en España, Portugal, Francia, Italia y América
Hispana, y cristiana aunque no católica en Inglaterra y en los países de
América que tienen una cultura inglesa, como sucede en los Estados Unidos y
Canadá.

El mismo señalamiento del tiempo y de los años tiene una modalidad


cristiana en el Mundo Occidental y aun en toda la tierra, porque la era cristiana
arranca con el Nacimiento de Cristo y recibió esta identificación desde la Edad
Media.

El mismo señalamiento del tiempo y de los años tiene una modalidad


cristiana en el Mundo Occidental y aun en toda la tierra, porque la era cristiana
arranca con el Nacimiento de Cristo y recibió esta identificación desde la Edad
Media.

B.- EL ERCHO MODERNO ESTA CONSTITUIDO SOBRE EL DERECHO

ROMANO.

Con lo expuesto, posiblemente hemos podido apreciar que el Derecho


Romano forma parte de las bases que tiene la cultura del Mundo Occidental,
que es el mundo al que pertenecemos y en el que vivimos. Este aporte se ha
producido a través de la Cultura Latina o Romana, basamento del Occidente.

Pero el Derecho Romano ha influido y está influyendo de modo decisivo


en el Derecho de los tiempos actuales, sobre todo en el Derecho Civil, Claro
está que el Derecho Salvadoreño esta tremendamente influenciado por el
Derecho de los romanos.

Más adelante podemos observar como en las instituciones del Derecho


Civil Salvadoreño y en general del civil moderno, se aprecia la herencia romana
en el campo jurídico actual. Más sucede que ha habido una trayectoria
histórica, que el Derecho Romano siguió hasta llegar a nuestro Derecho Civil.

En el campo del quehacer jurídico todos hemos oído hablar del Código
Civil de Napoleón Bonaparte o de los códigos que el procuro que se hicieran en
Francia a finales del siglo XVIII. Sabemos que fueron cinco los códigos que el
procuro que se hicieron; cosa perecida fue la obra del Emperador Justiniano,
que en el siglo VI, de nuestra era propicio la realización del Corpus Juris Civilis,
del que posteriormente se habla.

Esos códigos de Napoleón, de modo especial el Civil, se inspiraron en el


Derecho Romano. Pero resulta que en el siglo recién pasado, el literato y
jurisconsulto Andrés Bello, preparo y realizo en Chile el primer Código Civil de
América Latina , Código inspirado a su vez en el Código de Napoleón
Bonaparte y por tanto también en el Derecho Romano. Dicho cuerpo de ley civil
entro en vigencia en el año 1855.

Es evidente también que quienes prepararon el primer Código Civil de El


Salvador, se inspiraron en el del Jurisconsulto venezolano Andrés Bello, quien
su vida cultural la desplego en Chile. La deducción es obvia, porque el gobierno
chileno hizo llegar ese Código al Gobierno Salvadoreño presidido por el
General Gerardo Barrios en el año 1857

Aunque no se hubiera producido esa trayectoria histórica del Derecho


Romano, hasta llegar al Derecho Civil moderno, incluyendo el salvadoreño y
que tuvo como importantes eslabones la obra de Napoleón Bonaparte y del
jurisconsulto Andrés Bello, podríamos detectar perfectamente la herencia
romanos que aparece muy claro en el Derecho Civil moderno, de modo
especial en la mayoría de sus instituciones. La verdad es que las instituciones
del Derecho Civil actual y aun alguna del mismo Derecho Penal, parece que
estuvieran calcadas del derecho de los romanos. Sin hacer un recuento
completo, trataremos de hacer alusión a instituciones del Derecho Civil, cuyo
origen aparece ya en el Derecho Romano o por lo menos ya atuvieron tratadas
en el Derecho del Pueblo Romano.

La misma forma en que aparece desarrollado nuestro Código Civil


parece ser un eco de la obra Instituciones del Emperador Justiniano I, como
tercera obra que constituye el Corpus Juris Civillis. De hecho Justiniano en su
obra, primero trata de las personas, en segundo lugar, de las Cosas, luego,
sobre las Sucesiones y las Obligaciones, y en cuarto lugar, sobre los Delitos y
las Penas.

Al tratar sobre las Personas, se aprecia cierta semejanza o relación


entre lo tratado por el Derecho Civil moderno y lo que nos dejaron los romanos,
aclarando que estos desarrollaron lo que se refiere a las personas jurídicas,
aunque sí tuvieron entes a los que les dieron el tratamiento que actualmente
damos a las personas jurídica, inclusive reconocieron personas jurídicas con
carácter público y otras de carácter privado.
De la familia romana, el Derecho Civil de la actualidad, ha tomado
ciertas instituciones. Como es el caso de la Patria Potestad, cuyo nombre latino
es casi lo mismo: “Patria potestad”; aunque en el Código de Familia
salvadoreño, aparecen instituciones como la tutela, la curatela, términos e
instituciones de origen también latino. Pero en cuanto al ámbito familiar, en
donde apreciamos más la herencia romana es en la doctrina de los parentesco,
en cuanto a las clases de parentesco por consanguinidad y también de
afinidad, líneas y grados de los parentescos; nomenclaturas que se sigue
actualmente en el Derecho Civil, “En el tratado de Bienes en el derecho
moderno se detecta claramente la huella de los romanos; desde luego en el
concepto mismo de bien o de cosa jurídica. Y muchas de las divisiones de los
bienes que aparecieron entre los romanos, se siguen en el Derecho Civil de la
actualidad, como es la de bienes muebles, inmuebles, divisibles e indivisibles,
bienes privados y bienes públicos; y otras divisiones más.

De los romanos también hemos recibido la doctrina y la denominación


misma de “Obligaciones”, con el estudio de sus fuentes; donde se originan los
contratos y cuasicontratos, delitos y cuasidelitos.

Tanto en el derecho moderno como en el de los romanos, las


obligaciones sirven de base para los contratos, Y a este respecto, podemos
recordar que la mayor parte de los contratos tienen origen romano, el cual se
aprecia de modo evidente hasta en el mismo nombre como prenda e hipoteca.
La misma relación encontramos en las formas de extinguir las obligaciones y
los contratos; las cuales casi son idénticas en derecho salvadoreño y en el
romano.

Tratando también de los bienes, el derecho más importante ente los


derechos reales es el de propiedad; pero este derecho también ya fue expuesto
por los romanos en forma amplia; y en este orden los romanos nos hablan dela
naturaleza del derecho de propiedad, el cual entre ellos recibió los nombres de
mancipium, dominium y de propietas; habiéndose quedado con el ultimo
concepto el derecho moderno. Pero en cuanto a los derechos; son iguales los
modos de adquirir, tanto los originales como los derivativos, así en el Derecho
Romano como en el moderno.
¿Y qué conocedor a fondo de las Sucesiones no detecta la huella del
Derecho Romano en el tratado de las Sucesiones? Si el mismo nombre es de
un origen latino; así como romana es la sucesión por testamento y la intestada
o “abinestato”. La naturaleza del testimonio es romana, así como sus clases;
institución en la que intervienen los testigos, con la única diferencia que entre
los romanos era mayor el número de los testigos.

Sabemos que para los romanos todo era Derecho Civil, ya que en
resumidas cuentas todos los derechos eran de los ciudadanos, y Derecho Civil
quiere decir de los ciudadanos; pues civil viene de ciudadano, más
concretamente de la palabra CIVES, que del latín o del lenguaje romano pasa
al vocablo español

Los romanos no nos dejaron un derecho penal sistematizado, ni mucho


menos un derecho mercantil, ni derecho laboral, ni cualquier otra clase de
derecho de reciente configuración; sin embargo, el Derecho Romano castigaba
los delitos y las faltas, tenía sus formas de orientar y conducir los procesos.
Ellos también distinguieron entre delitos privados y públicos, terminología que
aun ahora subsiste. Ellos consideraban que unos delitos eran de carácter
privado, como los surgidos en torno a préstamos, créditos o asuntos
pecuniarios, y al mismo tiempo reconocían otros delitos que tenían
trascendencia social, porque los entendían cometidos contra la sociedad
misma, la cual se sentía perturbada en su tranquilidad y armonía; como eran el
homicidio, con sus diversas variantes, las sediciones, los crímenes majestatis
(abuso de poder), falsificación de moneda, tretas para conseguir votos en los
comicios, los cuales equivalen a las elecciones nuestras.

Poe eso no dudamos en afirmar categóricamente que el derecho


moderno, y claro está que también el salvadoreño, son una herencia del
Derecho Romano.

Conociendo estas bases históricas, nos cuesta comprender como un


profesional del Derecho, sin conocer como un supuesto indispensable el
Derecho Romano.
Puede haber sin derecho romano conocedor o repetidor del derecho,
pero no un verdadero científico del Derecho, si no conoce las raíces mismas de
las ciencias del Derecho, la c cuales las construyeron los romanos, sobre todo
en tiempos de la República (vocablo que también se debe a los romanos) y del
Principado o Imperio, términos que también son de origen latino o romano.

Es tal la herencia romana en el derecho moderno, que constantemente


encontramos términos romanos ya consagrados y conocidos como vocablos
tradicionales en las ciencias jurídicas; entre los cuales, como por hacer
memoria podemos recordar los siguientes: Ab intestato, alieni juris, sui juri, a
priori, a fortiori

Ab interim, ab initio, ad intra, ad extra, plus minueve, ad hoc, de jure, de facto,


habeas corpus, litis, in voce, de voce, de cujus, términos a quo y ad quem, etc.
Muchos términos latinos, pertenecen a la cultura de un hombre de leyes y aun
a la cultura general de toda persona erudita.

Al coronar este capítulo, creemos que hemos respondido un tanto a la


pregunta que al principio nos hicimos, cuando expresábamos; ¿Porque
estudiamos el Derecho Romano actualmente?

Con este marco que hemos dado a conocer en este capítulo, creo que
legítimamente podemos comenzar a dar paso en el conocimiento del Derecho
Romano, y si fuera posible, también adentrarnos un tanto en su historia y en su
manera de ser.

TRAYECTORIA DEL PUEBLO ROMANO Y DE SU DERECHO

Al tratar de estudiar la historia y sobre todo el contenido del derecho


Romano, necesariamente tenemos que hacer referencia a la historia de ese
pueblo que dio origen y desarrollo el derecho, tanto como para convertirse en
padre del derecho moderno.

En este contexto, este tema lo dividiremos en dos parte; porque primero


recordaremos a grandes rasgos los momentos importantes por los que paso el
Pueblo Romano; para luego comentar las épocas en las que podemos dividir la
historia del Derecho mismo de los romanos.
A.- EVOLUCION POLITICA E HISTORIA DEL PUEBLO ROMANO.

Aunque no estamos tratando de hacer una historia del Pueblo Romano,


recordaremos aquí la trayectoria que siguió ese pueblo, en su desenvolvimiento
histórico. Esto nos servirá de marco que debemos tener en cuenta, para ubicar
el desenvolvimiento del Derecho Romano, objeto principal de nuestro estudio.

Los orígenes del Pueblo Romano, están tanto envueltos en el ropaje de


la leyenda; porque obviamente no se puede probar la existencia de dos niños,
Rómulo y Remo que fueron encontrados y alimentados por una loba, niños que
fueron los fundadores de Roma,. Como quiera que sea, aunque ello es
solamente una leyenda, los romanos le han dado crédito; y hasta en los
tiempos actuales, se sigue la creencia en esa tradición:

Posiblemente en alguna ocasión hemos podido ver la ilustración de una loba


amamantando a dos niños; escena y creencia que se identifica con los
orígenes de Roma.

Las fechas tampoco pueden ser seguras; generalmente se dice que la


Ciudad de Roma fue fundada hacia el año 753 antes de la Era Cristiana. Y ese
año de la fundación de Roma se tenía my en cuenta para ubicar los hechos
históricos, antes de que adoptara el Mundo Occidental la Era Cristiana, que es
la que rige el señalamiento de los hechos históricos actualmente en el mundo
entero.

Con esos presupuestos, sabemos que el Pueblo Romano tuvo tres


sistemas políticos; porque primero fue reino, después república y por
ultimo principado, más bien reconocido como imperio. Es conveniente
tener presente esta evolución política del Pueblo Romano, inclusive las fechas
que corresponden a esos tres cambios políticos.

Aunque por una parte hemos dicho que el inicio de Roma esta envuelto
en un ropaje legendario, si es histórica la realidad de su reinado en los
primeros siglos. Más aun, se sabe que si el Reino Romano comenzó en el año
753 a.C. es seguro que concluyo el año 510 también antes de Cristo, cuando
dio inicio la República Romana.
Se admite que el Reino de Roma tuvo 7 reyes, aunque no todos
fueron estrictamente romanos, pues históricamente se sabe que hubo
intervención de los etruscos. En todo caso, los escritores están de acuerdo en
que Roma tuvo 7 reyes: Primero Rómulo el fundador, luego en su orden:
Numa Ponpilio, Tulio Hostilio, y Anco Marcio; para completar con tres
reyes etruscos: Tarquino, Servio Tulio y Tarquino reconocido como el
Soberbio.

Dada la conducta abusiva de Tarquino el Soberbio, el pueblo se rebeló


en una revuelta acaudillada por Junio Bruto, con la que cayó el rey, habiendo
dado origen al sistema de gobierno como República, el cual fue una forma de
sustituir el régimen absoluto de la Monarquía; por lo que la Republica nació y
existió con una mayor participación del pueblo. Cansados los romanos del
régimen absoluto de los reyes; no obstante que ya en ese tiempo había
comicios y el gobierno del Reino contaba con el Senado, como órgano
consultor del Rey, se produjo el cambio republicano, en el que tanto los
cónsules que detentaban el poder supremo, como todos los funcionarios el
estado eran elegidos por un año.

Durante la República el gobierno normalmente era presidido por los


dos cónsules, aunque no siempre están al frente de la República, porque
ellos también dirigían las guerras; por lo que con frecuencia se encontraban
fuera de Roma; con lo que se incrementaba el poder o la intervención del
Senado en la dirección y manejo de la nación. Así que normalmente la
República tenía como suprema autoridades a los dos cónsules romanos; pero
en algunos casos el gobierno estuvo bajo el mando de los Decenviros, palabra
latina que significa diez hombres o caballeros, por ser un cuerpo colegiado que
constaba de diez miembros. En algunos casos excepcionales los romanos
pusieron al frente del gobierno a un Dictador (palabra que equivale a “dictador”
en castellano) Este era un personaje que él solo dirigía los asuntos de Roma,
de donde de deriva el nombre de “dictador”; pero hay que tener en cuenta que
este dictador era elegido y colocado por el pueblo o por el Senado Romano
para un periodo de seis meses, precisamente por la naturaleza del cargo
distante de la manera de ser de la República. Con esto se ve claro que ese
dictado romano era muy distinto a lo que suelen ser los dictadores modernos,
que en ocasiones suben al poder de hecho o por lo menos gobiernan a
espaldas del derecho y de la voluntad del pueblo.

Debemos tener muy en cuenta la participación del pueblo romano en el


gobierno de la República, la cual aunque no revestía el epíteto moderno de
democracia, si tenía en ella el pueblo las principales decisiones en el gobierno;
elegían a sus autoridades incluyendo a los cónsules cada año, aprobaban las
leyes principales que precisamente se denominaban leyes rogadas, (como
luego analizaremos); y el mismo Senado Romano tenía muy en cuenta el
sentir del pueblo romano, por lo que era un cuerpo colegiado que estaba muy
dentro del corazón de los romanos. En este sentido el pueblo tenía como su
lema “Senatus Populusque Romanus” (el Senado y el Pueblo Romano),
palabras que equivalen al lema que nosotros ostentamos en el pabellón
nacional. Más aun, los grandes cambios políticos que el Pueblo Romano tuvo
en el sistema de su gobierno, fueron fruto de los anhelos y de la intervención
del pueblo mismo: nos referimos al tránsito de Reino a República y de esta al
Principado o Imperio.

Pero la República Romana se vino gastando poco a poco, como todo lo


humano, de modo especial en el campo político: Nos parece oír la voz de los
grandes hombres de la República Romana, como es el caso de Marco Tulio
Cicerón, el mejor orador y escritor romano, gran político y jurisconsulto, quien
vivió precisamente en los últimos tiempos de la República Romana (106 – 42
a.C).

Este insigne político romano, que también desempeño el cardo de


Cónsul de la República, los problemas que atravesaba, la corrupción de
algunos gobernantes o políticos de su tiempo. En sus escritos parece ya
presagiar el advenimiento del nuevo régimen político, que dio inicio pocos años
después de la muerte de Cicerón: el Principado, conocido también como el
Imperio Romano.

De acuerdo a la historia romana, al frente de la República se encontraba


un triunvirato compuesto por Octavio, Marco Antonio y Lepidio. Este último
pronto desapareció de la escena política de Roma. Marco Antonio a raíz de su
pasión amorosa que lo unió a la reina egipcia Cleopatra (quien se ha hecho tan
famosa en el ambiente popular, precisamente por su aventura amorosa con
Marco Antonio), este cayo en desagrado con el Pueblo y sobre todo con el
Senado.

En esta situación difícil Maraco Antonio se va a la guerra contra Octavio,


perdiendo la batalla final contra este. Abatido por la derrota, se suicida en un
acto muy de acuerdo con la manera de ser de aquellos tiempos bélicos,
atravesándose con su misma espada.

A su regreso a Roma después de la batalla: Octavio se gana el


beneplácito del Pueblo y del Senado Romano; habiendo sido esta coyuntura la
que propicia su posición de jefe único; recibe el título de Princep (príncipe) que
en latín significa precisamente el cargo que ostenta el principal, se convierte en
el Imperator o sea el Emperador, porque es el jefe de las legiones romanas;
toma también el título de Augusto. Y así se da inicio al Principado Romano,
posteriormente más reconocido como Imperio.

Son acontecimientos que se producen en torno al año 28 antes de la Era


Cristiana. No son hechos de un día, ni siquiera de un año; pero se acostumbra
señalar el año 30, como el que marca el principio del Imperio Romano de larga
duración, aunque no todo fue apoteósico.

El Principado o Imperio Romano heredo la grandeza y el poder que el


Pueblo Romano había logrado en varios siglos de República, sus tierras se
habían extendido al norte de África y hasta ocupaba también parte de Asia,
ahora conocida como el Cercano Oriente. Eran los tiempos en que el Mar
Mediterráneo para los romanos era el Mare Nostrum. (Nuestro Mar),
precisamente porque ese mar estaba encerrado dentro de las fronteras del
imperio y no soñaba con tener el carácter internacional que tiene actualmente;
por lo que justamente le daban ese nombre los romanos.

El principado Romano fue grande, de modo especial en los tres primeros


siglos de la Era Cristiana, los cuales coinciden con la Época Clásica del
Derecho Romano.

Pero el imperio comenzó a perder fuerza en el siglo IV. Tengamos en


cuenta que los Barbaros había estado presionando en el norte, tratando de
caer sobre el Imperio. Por otra parte, el Cristianismo había dejado las
catacumbas; de los esclavos y plebe había llegado al mismo Palacio Imperial,
donde ya contaba con conversos. El mismo Emperador Constantino se hizo
bautizar como cristiano.

Todo ese conjunto de acontecimientos, propicio el traslado de la capital


del Imperio Romano a la Ciudad de Bizancio, la cual desde ese tiempo recibió
el nombre de Constantinopla, en honor al Emperador Constantino.

Mientras el Imperio se trasladaba a Oriente, la cabeza del Cristianismo se


agigantaba en Roma con los papas.

En este estado de cosas se produce la invasión de los Barbaros sobre


Europa. Los Barbaros invadieron Francia, la península Ibérica, Italia y llegaron
hasta el norte de África. Es la invasión que marca precisamente el principio de
la Edad Media, en el siglo V.

Roma sufrió la destrucción de los Barbaros dirigidos por Alarico. Pero los
Barbaros no destruyeron al Cristianismo, sino que poco a poco se fueron
convirtiendo y recibiendo el bautismo. Los Cristianos de ese tiempo con la guía
de los Santos Padres convierten y civilizan a los Barbaros, que si muy poco
podían aportar de cultura, si inocularon una fuerte inyección de razas a los
pueblos de Europa.

Con la conversión de los pueblos barbaros, el Cristianismo adquiere el


poder total en Europa, porque era quien tenía la religión de esos pueblos, eran
los monjes los dueños de la cultura, quienes además asimilaron toda la
sabiduría de los griegos y de los maestros romanos; y después de todo esto
obviamente venia por añadidura el poder político. Por eso la Edad Media es
fruto de todo eso y se constituyó en una edad netamente cristiana. Se trata de
una edad de diez siglos, tiempo suficiente para dejar profundas huellas en el
Mundo Occidental.

Pero el Imperio Romano en Oriente fue decayendo más y más, por lo


que históricamente es reconocido como Bajo Imperio, Vino en descenso,
aunque desde el punto de vista del Derecho Romano, tuvo una despedida
fenomenal, con la figura de Justiniano I y su obra grandiosa, a la cual no
referiremos más explícitamente..

El Imperio Romano, que casi ya no era romano, seguía tambaleándose y


decayendo, hasta que por fin Constantinopla es tomada por los Turcos en el
año 1453, que es precisamente la fecha que señala la conclusión de la Edad
Media; para dar inicio a una nueva edad, la Moderna, que todavía estamos
viviendo.

B.- HISTORIA DEL DERECHO ROMANO

En el desarrollo de la historia del Derecho Romano se desenvuelve


dentro de los vaivenes del Pueblo Romano o dentro de su evolución histórica.
Sin embargo, las épocas del Derecho Romano, no coinciden necesariamente
con la historia del Pueblo Romano.

En la historia de ese derecho vamos a distinguir cuatro épocas, aunque


lo sautores de Derechos Romano a veces hablan de 5 épocas, o de seis.

Nosotros para más facilidad didáctica dividimos la historia del Derecho Romano
en cuatro épocas perfectamente claras.

 A la Primera de le da el nombre de legendaria, y en esto


coincidimos con los diversos tratadistas. Esta época arranca con
el inicio de la Ciudad de Roma, fecha que aunque no tiene las
garantías de ser histórica, todos coinciden en colocarla hacia el
año 753 antes de Cristo. La época legendaria la hacemos
concluir con la aparición de la XII Tablas en el año 450 antes de
Cristo.
 La segunda época la llamamos Pre-clásica y corre desde el año
450 antes de Cristo.
 La tercera época es la Clásica que comprende los siglos I, II, III
de la era Cristiana.
 La cuarta es la Post- clásica, y va dese el siglo IV hasta el VI, es
decir, hasta la muerte del Emperador Justiniano.
La primera época recibe el nombre de Legendaria, no porque en ella todo sea
leyenda, sino porque aunque tiene hechos que se prueban históricamente,
también esta mezclada con acontecimientos de carácter legendario, como el
origen de los hermanos Rómulo y Remo, y sobre todo las circunstancias en
que los dos fueron alimentados por una loba.

Tampoco se pueden probar históricamente varios hechos y aspectos de


esta época, aunque comúnmente se suele admitir que tuvo Roma siete reyes,
cuyos nombres inclusive se señalan, tal como lo hemos referido al hablar del
Reino Romano. En cambio el aparecimiento de la XII Tablas si es un
acontecimiento histórico, al que los historiadores se refieren constantemente.

Sobre la forma como aparecieron las XII Tablas, hablaremos


posteriormente, sobre todo cuando analicemos ese importante documento, en
las Fuentes del Derecho Romano. Sin embargo, ya desde ahora insistimos
en que la Época Legendaria concluye con la adopción de las XII Tablas
por el Pueblo romano; acontecimiento que obviamente también señale el
principio de la segunda época

En la época Legendaria no hay jurisconsultos, pues el Derecho no tenía


posibilidad de llegar a los laico, sino que estaba circunscrito al rey, que era
Sumo Sacerdote de los romanos y a los sacerdotes que le acompañaban,
Tengamos en cuenta que en aquellos tiempos la religión romana estaba
íntimamente unida al estado; además el Rey era la suprema autoridad en lo
religioso y en lo político, reuniendo en el todas las expresiones del poder.

Tengamos también en cuenta que en este tiempo ya había Senado, cuerpo


colegiado que asesoraba al monarca.

La época Legendaria abarca ya tiempos de la República, pues la


República comenzó en el año 510 a.C. y la Época Legendaria la hemos hacho
avanzar hasta el año 450 a.C.

La Época preclásica se extiende desde la aparición de las XII Tablas


hasta principios del Imperio. O sea hasta el siglo I antes de la Era Cristiana. En
esta época si ya aparecen jurisconsultos, pues el derecho llega a manos de los
licos, comenzando por los que comentan las XII Tablas. En esta época aparece
también la institución de la pretura, a cargo del pretor, que era el funcionario
que se identifica con los jueces actuales. En este tiempo el derecho se viene
formando hasta llegar a su total robustez en la Época Clásica; mientras tanto
se incrementa el poderío de Roma. El Pueblo Romano participa en forma activa
en el gobierno, hasta convertirse la República en una gran institución de los
romanos.

La época Clásica, que comprende los tres primeros siglos de la Era


Cristiana, es la que marca el apogeo del Derecho Romano. Es la época más
rica del Derecho, porque es cuando florecen más jurisconsultos y desde luego
los mejores. Son tratadistas y estudiosos del Derecho que reciben todo el
apoyo de parte de los emperadores romanos, Los gobernantes pueden brindar
ese apoyo, porque el Imperio es rico y poderoso, y tiene medios para propiciar
el grandioso desarrollo del Derecho.

Los jurisconsultos romanos son objetos de las prebendas imperiales; son


consultados por el Emperador y por los funcionarios romanos, para tomar las
grandes decisiones, En este ambiente los mejores jurisconsultos son
estimulados en su prestigiosa profesión. Como una muestra del apoyo imperial
recordamos la medida del Emperador Adriano (años 76 a 138 d.c.) quien creo
el Consilium Principis (Consejo del Príncipe=, constituido por distinguidos
jurisconsultos de ese tiempo.

A partir de la Época Clásica comienza la Poclasica, que es la última del

Derecho Romano. Así como el Imperio, también el Derecho viene en


decadencia; sin embargo, tiene un final glorioso y trascendental con la obra
gigantesca de recopilación que propicia el Emperador Justiniano. Sin esta obra
posiblemente hubiera sido ignorad gran parte del Derecho Romano así como
los escritos y comentarios de sus jurisconsultos.

C.- EL EMPERDOR JUSTINIANO

Par concluir este tema donde hemos tratado de reseñar la historia del
Derecho Romano, es oportuno y muy justo que quien trata de conocer esta
disciplina tenga muy presente la figura del emperador romano Justiniano I,
porque sin la obra de este notable emperador actualmente sería muy difícil
conocer y mucho menos estudiar lo que se e derecho de ese pueblo.

Hay que tener en cuenta que Justiniano fue emperador, cuando la sede
estaba en Constantinopla, cuando el Imperio ya estaba en decadencia y
también cuando el Cristianismo ya tenía dos siglos de estar trabajando
intensamente sobre todo en la conversión y cultivo de los Barbaros.

Justiniano nació en el año 483 d.c. y murió en el 565. Fue emperador


durante 38 años; desde el 527 hasta el día de su muerte. Desde que subió a la
sede Imperial tuvo el sueño de recuperar la grandeza que tuvo Roma en los
tiempos de gloria, pero obviamente esto no lo logro; para entonces ya era
imposible. Sin embargo, quiso también reunir todo el Derecho Romano en una
gran obra, y esto si lo consiguió por medio de su obra denominada Corpus
Juris Civilis la cual está compuesta a su vez de cuatro obras o colecciones la
primera recibió el nombre de Codex (código) de donde el derecho moderno ha
conocido y adoptado el término “Código” como es ampliamente conocido por
todo estudioso del derecho , y aun por los demás profesionales la segunda
obra de Justiniano recibió el nombre de Digesto o Pandectas, la tercera fue
denominada Instituciones y la cuarta la Novellae Constituciones.

Analizando cada una de esas cuatro obras el Codex apareció el año 529
o sea dos años después que Justiniano subió al trono de Constantinopla. Es
una colección de las Constituciones Imperiales, o sea las leyes que los
emperadores habían dado a Pueblo Romano, abarcando hasta el tiempo de
Justiniano.

El Digesto es una recopilación de los escritos de los jurisconsultos más


notables. Fue dada a conocer en el año 533 Está compuesta de 50 libros
agrupados en 7 partes.

Las instituciones fue una obra que vio la luz el 21 de noviembre del año
533 Prácticamente es un tratado de Derecho Romano, dirigido a los estudiosos
y a los profesionales del Derecho. Estaba dividido en 4 libros; el primero de
Personis, el segundo de Rebus (de cosas o bienes), el tercero de Succesinibus
et obligationibus, e cuarto de Delictis et Poenis. En este recorrido notamos una
vez más el influjo del derecho romano sobre el Civil moderno. Pues casi en
este orden estudiamos en las universidades al derecho Civil con la diferencia
de que en torno a los delitos y penas, ya se ha formado un cuerpo aparte en las
ciencias jurídicas modernas.

Después de publicadas las tres obras anteriores a Justiniano y a la


comisión redactora les pareció que era necesario otra obra que viniere a
completar las anteriores por lo que apareció la cuarta obra con el título Novillee
Constituciones post-Codicen (Las Constituciones más nuevas después del
Código) la cual es conocida sencillamente como las novelas, donde
posiblemente se origina el término “novela” conocido y estudiado en la
preceptiva literaria.

Esta es la obra grandiosa que obviamente no realizo personalmente


Justiniano, sino por el grupo de distinguidos jurisconsultos que el mismo
nombro. Todo esto sugiere el mismo Justiniano era un profundo conocedor de
la Ciencia del Derecho: inclusive su mismo nombre incluye el término Latino
JUS que cabalmente significa derecho del Derecho Romano no constituyen
fuentes del derecho actual, como podremos apreciar sobre todo al analizar
cada una de las fuente de las cuales algunas nada o muy poco tienen que ver
como fuentes del derecho contemporáneo.

También aclaramos y puntualizamos que aquí nos referimos a las


fuentes que incluso podemos denominar fuentes formales, porque no nos
referimos a las

Referimos a las fuentes materiales del Derecho Romano, concepto de


materialidad que podemos aplicar a las fuentes del derecho actual, concepto
que también podríamos denominarlo como fuentes mediata.

Circunstancias al Derecho Romano en este capítulo nos referimos a


estas fuentes:

1. Las costumbres
2. Las leyes romanas en general
3. Las XII Tablas que constituyen una fuente especial dada su
trascendencia en el Derecho Romano
4. Las constituciones imperiales
5. Los senado – consultos
6. Los edictos
7. Y la jurisprudencia romana

A.- LAS COSTUMBRES

Al tratar el tema de las costumbres como fuente de derecho ante todo


tenemos que presentar una definición y como tratamos este tema, en cuanto se
refiere al Derecho Romano, nos parece muy oportuno citar una definición
dejada por un jurisconsulto romano como es el caso de Ulpiano, quien nos
dice “costumbres son los tácitos acuerdo del pueblo, inveterados por el largo
uso “ Expresándonos en un contexto más contemporáneo podemos decir que
“costumbres es la repetición de ciertos actos de manera espontánea y natural
que por la práctica adquieren fuerza de la ley”

Al analizar lo que son las costumbres en derecho decimos que se


detecta un elemento material y otro formal, el elemento material está
constituido orla repetición de los actos mientras que el elemento formal
consiste en la convicción que tiene el público al repetir los actos de que está
cumpliendo algo a los que está obligado por mandato de las leyes. Desde
luego que este análisis es propio de estos tiempos, porque los romanos no se
referían a estos tópicos, como poco amigos de definición y de aspectos
filosóficos, ya que más bien era un pueblo practico y organizado.

En el derecho romano las costumbres tenían mucha importancia, mucho


más en los primeros tiempos cuando no había leyes escritas, o sea antes de la
XII Tablas. Entonces el pueblo romano tenía que acatar las disposiciones del
rey, quien era Sumo Sacerdote, y la primera autoridad civil , desde luego
asesorado por los sacerdotes romanos y por el senado máximo consejo de
consultores que tuvo su existencia y su influjo desde tiempos del reinado
romano y que se perpetuo hasta los tiempos del principado.

Teniendo en cuenta que en los tiempos antiguos los medios de difusión


eran muy primitivos y que la forma escrita no era el principal medio de
comunicación y de información de los pueblos, podemos calcular la importancia
primordial que las costumbres tenían como fuente de derecho seguramente
entonces era la principal fuente de derecho. En cambio en los tiempos
modernos los medios de difusión son abundantes y cada vez más completos
sobre todo a través de la prensa de la radiodifusión y de la televisión; y en esta
situación las normas jurídicas llegan a conocimiento de los ciudadanos de
modo rápido y completo.

En este contexto en el Derecho Salvadoreño las costumbres no son


importantes fuentes de derecho, aunque podemos decir que sirven de base u
orientación a otras fuentes, sobre todo a las leyes: pues las leyes que los
ciudadanos reciben es evidente que se han fundamentado en las costumbres
que siguen los pueblos.

Refiriéndonos en concreto al Derecho Salvadoreño, podemos decir que


el Derecho Penal para nada se apoya en las costumbres, ya que uno de los
principios en que se fundamenta es el de legalidad el cual en el artículo 1º. Del
Código Penal se expresa “Nadie podrá ser sancionado por hechos que la ley
penal no haya previsto en forma precisa e inequívoca como punibles ni podrá
ser sometido a penas o a medidas de seguridad que ella no haya establecido
previamente, al aplicar la ley a un hecho, este no podrá ser considerado más
de una vez para la imposición de la pena, salvo lo dispuesto en la primera parte
del artículo 53”

El código civil salvadoreño en relación a la costumbre no es tan


excluyente como la legislación penal; sin embargo tampoco le da relevancia
como fuente de derecho; y a este respecto dice concretamente el artículo 2 de
nuestro Código Civil “La costumbre no constituye derecho sino en los casos en
que la ley se remite a la costumbre; o sea que propiamente la robustez que
adquiere no es por sí misma, sino porque la ley se le otorga en el caso
concreto.

Un poco más de importancia tiene la costumbre en otros sectores del


derecho, como es el Laboral y el Mercantil.

B.- LAS LEYES


Al tratar de las leyes, como fuente de derecho entre los romanos
tenemos que dar un concepto de ley provisional, no con el rigor con que
podríamos darlo en alguna área de las disciplinas jurídicas .Para entendernos
en este momento podemos decir que “ley es la norma jurídica obligatoria para
los ciudadanos”

Teniendo en cuenta las leyes que los romanos recibieron de sus


autoridades podemos decir que ellos contaron con tres clases de leyes
Rogadas (rogatae) y dichas (dictae).

Las leyes ROGADAS eran las más importantes. De estas encontramos


un concepto en las obras de Justiniano: “generale jussum populi aut plebis
rogante magistratu” que en nuestra lengua quiere decir, un mandato general
del pueblo o de la plebe mediante un ruego del magistrado. Aquí tenemos la
razón de ser de las leyes rogatae; porque eran aprobadas por el pueblo
romano, mediante el ruego que la autoridad hacia al pueblo para que aprobara
dicha ley. El Pueblo Romano aprobaba esa clase de leyes en algún comicios
acostumbrado por los romanos: es decir, comicios por curia, por tribu, centuria
o de la plebe.

Es de notar la intervención del pueblo romano en la aprobación de las


leyes principales, cosa que los pueblos modernos la hacen por medio de sus
representantes, que constituyen el poder o el órgano legislativo de cada país.

La otra clase de leyes romana eran las dadas (datae). Estas las emitían
las autoridades romanas y generalmente eran de carácter administrativo y no
eran sometidos a los comicios. En esta clase de leyes podemos incluir los
edictos, los cuales eran muy frecuentes, algunos de estos se conservan
todavía en algunos museos de Italia y de países europeos Edicto se
denominan actualmente, siguiendo una forma romana, algunos documentos
que emiten los obispos, los cuales van dirigidos a los católicos que están bajo
su jurisdicción.

Tal como hemos indicado, los romanos tenían una tercera clase de leyes
que eran las dictas. Eran normas de los magistrados emitidas con la finalidad
de concretar o explicar otras leyes generalmente administrativas. Analizando
esta clase de leyes dichas podemos concluir que se asemejaban a lo que son
actualmente los reglamentos

Otra división que también se suele tener en cuenta es esta, leges


perfectae, que son las que vuelven nulos los actos que se realicen contra ellas;
leges minus quam perfectae, que son las que ponen penas o sanciones a los
actos que contra ellas se realizan, pero no vuelven nulos esos actos leges
imperfectae, la cuales no invalidan ni sanciona los actos que contra ellas se
realizan.

C.- LAS DOCE TABLAS

Si bien pudimos haber tratado este punto en el apartado anterior hemos


querido estudiarlo expresamente en el presente por tratarse de unas leyes
especiales, las cuales tuvieron gran trascendencia en la historia y en la vida
del Pueblo Romano

Si bien ha sido negada por algunos la historicidad de la XII Tablas en


general y sobre todo actualmente son admitidas por todos ya que con los
testimonios de la historia , de escritores y de jurisconsultos romanos ya no se
puede negar el hecho histórico de las XII Tablas, que recibió el Pueblo Romano
inclusive la fecha de la aparición del a XII Tablas suele ponerse de límite para
dividir alguna época del derecho Romano en concreto el año 450 a.C que es el
año en que se ubican las XII Tablas se suele poner de limite en que concluye la
época legendaria del Derecho Romano y fecha también en que da inicio la
siguiente época.

De acuerdo a esa fecha el Pueblo Romano aprobó las XII Tablas ya en


tiempos de la República Romana. Los hechos comenzaron a producirse
cuando fueron enviados a Grecia diez Decenviros quienes al regresar tenían
que preparar diez Tablas. Como las leyes que habían de presentarse
necesitaban más espacio, después fueron agregados otros dos caballeros,
para que el numero llegase a doce y aso pudiesen ser elaboradas las XII
Tablas que son las que aparecen en la historia del Derecho Romano.

El hecho de enviar a los Docenviros a Grecia era para que allá


asimilaran la sabiduría griega de modo especial en cuanto se refiere al derecho
ya que los romanos absorbieron esa cultura .Esto demuestra que Grecia era
reconocida en aquellos tiempos y aun por los mismos romanos como cuna de
la cultura que luego paso al Imperio Romano como l reconoce la historia de la
cultura del Mundo Occidental que por ello tiene una de sus más profundas
raíces en la cultura del pueblo griego.

Sabemos históricamente que las XII Tablas fueron presentadas al


pueblo romano en tablas de bronce que era el material apreciado en aquellos
tiempos entre los diversos materiales con que se solían elaborar la tablas,
instrumento que aquellos pueblos antiguos utilizaban para sus diversas formas
de escribir y de presentar documentos.

Las XII Tablas no se han encontrado ni existen en lugar alguno de la


tierra pero su existencia es reconocida por la historia inclusive se admite que el
Pueblo Romano aprobó esas tablas en comicios y que aunque se conservaban
en un lugar del Foro Romano. Además hay que aclarar que aunque no se
conservan los textos originales de la XII Tablas si se han reconstruido sus
textos por medio de las citas testimonios y textos de historiadores y
jurisconsultos inclusive hay en la actualidad obras de derecho que reproducen
el texto del XII Tablas

A través de esos textos se puede apreciar la dureza de las normas que


las XII Tablas encierran pero esa dureza esta de acuerdo con la cultura de
esos tiempos como aparece también la dureza de normas y formas de vida de
pueblo hebreo a taves de la Biblia el pueblo de modo especial la plebe recibió
las XII Tablas como un triunfo ya que en adelante todo el pueblo había de tener
un código a qué atenerse no teniendo ya que estar sometidos a las costumbres
como único criterio de conducta concretadas por la voluntad del Rey y de las
autoridades romanas, tal como había sido anteriormente.

Hablando un poco más en concreto en relación a las XII Tablas la


primera se refiere al inicio de un juicio destacándose la obligación que tenía el
demandado de acudir a la cita del magistrado aclarándose que en caso de que
se tratara de un anciano se le facilitaría un jumento medio de transporte
frecuente en esos tiempos se modo especial tratándose de gente pobre
campesina.
La tabla II también se refiere a los juicios destacándose la aparición de la
institución del arbitrajes tan usado en el derecho procesal de nuestros tiempos.
La Tabla Tercera se refiere a los créditos en la que se destaca la dureza con
que en esos tiempos se trataba al deudor donde también se hace referencia a
la “manus injectio” acción procesal tan conocida en los procesos romanos

En la tabla IV aparecen normas relativas a la familia y aparece esa


disposición que llega a extremos eugenisicos prescribiendo que hay que matar
el hijo que nace monstruo En la tabla V hay prescripciones sobre la herencia y
tutela donde también se hace referencia a las doncella romanas conocidas
como vestales de vida tan parecidas a la de algunas religiosas del mundo
actual.

En la tabla VI se prescribe sobre el dominio y posesión de los bienes y


en VII se trata de los derechos que pudiere haber en relación con las casas y
terrenos rústicos Esta Tabla termina con la amenaza de pena de muerte para
el que incendiare la casa de una persona así como los hórreos que eran el
sistema de graneros utilizados en esos tiempos.

En las Tablas VIII y VIX se habla de otro delito entre los cuales se
encuentra la usura castigada por los romanos cuando excedía al 12% anual
terminado la Tabla IX con el delito del falso testigo que era condenado a la
pena de muerte lanzándolo desde la Roca Torpeya . En la tabla X se
contempla algunos delitos considerados por el Derecho Romano como público
entre los cuales se encuentran el parricido nombre que subsiste en el derecho
moderno y otros que pueden ser considerados como abusos de poder. Termina
la tabla con un principio que lo retoma el derecho actual cuando afirmamos que
solo puede ser sancionado quien ha sido vencido en juicio.

Los romanos daban mucha importancia a los entierros posiblemente


porque para ellos el cadáver era objeto de muchos respetos ya que tenían la
creencia de que cada persona que se moría se convertía en un dios que
protegía de modo especial su hogar de donde se origina la creencia y el culto a
los dioses lares. En este sentido en la tabla hay varias prescripciones de la XII
donde se prohibían los matrimonios entre patricios y plebeyos .
Se sabe que el rigor primitivo de las tablas XII Tablas con el tiempo se
vino suavizando a los que contribuyo en tiempos del imperio el influjo del
Cristianismo que adquirió libertad legal a partir del emperador Constantino el
Grande.

Es oportuno hacer notar la vocación jurídica del Derecho Romano que


previo algunas figuras del derecho penal las cuales casi parecían más bien de
los tiempos presente como cuando se refiere a delitos públicos y privados
cuando legisla sobre la usura con unos interés muy bajos comparados con los
exigidos por bancos y prestamistas actualmente

E. SENADOS CONSULTOS

Refiriéndose a esta norma emanada del senado romano, el jurisconsulto gayo,


los identifica así: “quod senatus iubet constituit”, es decir, “lo que el senado
manda y establece”, concepto bastante general, pero muy de acuerdo con el
modo de ser de los romanos, poco amigos de filosofar y de hacer definiciones.

Desde luego que los senado-consulto, eran disposiciones legales que el


senado mismo emitía, aunque también se sabe que las demás leyes, de una
manera especial rogadas pasaban por manos del senado, ya fuera para
aprobarlas o conocerlas previamente como consultas, ya para ratificarlas o
posteriori.

El senado romano fue un cuerpo colegiado que duro tanto como el pueblo
romano, aunque no siempre gozo de la misma preponderancia. En tiempo del
reino, los senadores eran los consultores del rey, acompañándolo en el
gobierno y en las decisiones. En tiempos de la república el senado logro más
importancia; debemos recordar que los romanos elegían a sus funcionarios
cada año, mientras que los senadores eran permanentes. Además, mientras
los cónsules se encontraban fuera de roma, ya se tratase de visitar una
provincia o para dirigir la guerra, el senado permanecía en la sede. De aquí se
deriva todo el aprecio y alta estima que los romanos le tenían a su senado,
cosa que se apreciaban en el lema mismo que encontraba en el vexilum
romano y que proclamaba: “senatus populusque romanus”. En tiempos del
imperio el senado también tenía gran importancia; sin embargo, en la
decadencia del bajo imperio también decayó la prestancia del senado,
habiéndose convertido más en una figura decorativa.

La institución del senado se ha perpetuado en los tiempos modernos, con


funciones más bien legislativas, pero obviamente con una estructura muy
distinta, el senado existe en muchos países del mundo de modo especial en
Europa y en América; sobre todo en países en los que el sistema legislativo
tiene una estructura bicameral.

Tanto en tiempos de los romanos, como en los actuales, los senadores se


suelen ajustar a la naturaleza de su nombre que viene de la palabra latina
“senex”, que significa anciano; pues siempre asociamos el término de senador
a una persona del órgano legislativo, de carácter mayor en edad y categoría.

D. LAS CONSTITUCIONES IMPERIALES

Es obvio que esta fuente de derecho romano es propia de tiempos del


principiado o imperio, pues en tiempo de la república y del reino no pudo haber
constituciones imperiales, oportuno también es recordar que la obra de
Justiniano el codex trata precisamente de las constituciones imperiales.

Podemos decir que las constituciones imperiales eran las disposiciones de los
emperadores, las cuales eran mandatos jurídicos para sus súbditos. Desde
luego no se trata de leyes rogadas. Algunas de esas disposiciones imperiales
iban dirigidas directamente al pueblo, otras en cambio eran disposi9ociones
enviadas a los funcionarios, que entre los romanos más bien recibían el
nombre de magistrados. Dependiendo de la forma como esas disposiciones
iban dirigidas, han recibido distintos nombres: edictos, mandatos, decretos y
rescriptos. Algunos de estos nombres han subsistido en léxico del derecho
moderno otros en cambio no han superado la prueba del tiempo
Aunque el término de edicto no era de una forma exclusiva de disposición
imperial, porque también magistrados inferiores daban a conocer edictos, los
emperadores emitían en ocasiones sus disposiciones bajo la forma de edictos,
de los cuales se conservan ejemplos en algunos museos de Europa. El origen
del termino edicto, obviamente es una forma latina pues es una variante pasiva
del verbo latino edicere que significa decir o sea que es una modalidad de decir
concepto que en latín se podía expresar también con otros vocablos en la
iglesia católica, que es una entidad tan antigua como el imperio romano, se ha
observado edicto denominación que se aplica a algunas disposiciones de los
obispos, las cuales son dadas a conocer a los fieles católicos en forma de
edictos.

En ocasiones las disposiciones de los emperadores eran emitidas en forma de


mandatos, los cuales eran órdenes de los emperadores para sus funcionarios
públicos. Solían ser disposiciones de carácter administrativo. El término
mandato no se conserva actualmente como un concepto de carácter jurídico,
sino la palabra la utilizamos para indicar una orden cualquiera sector de la vida
común; porque incluso puede ser una orden del padre en el hogar o de
cualquier superior a alguien que esta bajo sus órdenes.

Los decretos eran las respuestas que los emperadores enviaban a sus
súbditos, a raíz de casos que se sometían a su jurisdicción o consideración
este concepto de decreto se ha conservado en el léxico legal moderno, pues el
término lo encontramos en la forma como emana diversas disposiciones
legales, tanto en el órgano legislativo como ejecutivo.

Los rescriptos o rescripta eran contestaciones que los emperadores daban a


casos que sus súbditos les presentaban. El vocablo especifico de rescripto
hace alusión a que las contestaciones iban a continuación de la solicitud
presentada este término rescriptum es singular y rescripta en su forma plural ha
sido conservado por la iglesia católica en su léxico canónico; pues en realidad
algunos documentos emanados por la curia romana, reciben el nombre de
rescriptum o rescripta.
F. LOS EDICTOS

Ya hemos dicho anteriormente que los edictos, como fuente de derecho


romano, no eran exclusivos del emperador, o de algún magistrado, ni del
senado, sino que todas esas autoridades en ocasiones daban sus leyes al
pueblo romano, en forma de edictos, término que es muy obvio en el idioma
latino, como una forma del verbo “edicere”. O sea que con frecuencia del
emperador salía edictos, también del senado y de cualquier parte de otro
magistrado.

Es oportuna también observar, que teniendo en cuenta la estructura


gubernamental de los romanos, los edictos duraban un año, ya que para un
año eran elegidas sus autoridades; desde luego que cabía la posibilidad de
que un magistrado quisiera adoptar o seguir dando fuerza de ley a un edicto de
su antecesor.

En muchos museos de Europa se encuentran edictos originales de


magistrados, los cuales han tenido una suerte mejor que las XII tablas; tal
como hemos señalado no se han encontrado las tablas originales de bronce,
en que fueron escritas las primeras normas jurídicas de aquel pueblo.

G. LA JURISPRUDENCIA

Vamos a tratar esta otra fuente del derecho romano; aclarando que la palabra
“jurisprudencia” la tomaremos en un sentido romano, ya que jurisprudencia es
un vocablo equivoco, el cual de modo especial en el derecho salvadoreño se
toma en un sentido bastante distinto al del significado que encerraba el
concepto entre los romanos.

Antes que todo debemos aclarar que etimológicamente el vocablo significa la


“prudencia del derecho”, pues se compone de dos palabras latinas; prudentia
(la prudencia), y juris (del derecho).
Si nos atenemos a lo que debe ser una definición real, podemos afirmar en un
supuesto romanista que la “jurisprudencia era doctrina sostenida por los
jurisconsultos, es decir, por los profesionales del derecho romano”. Esta
doctrina era muy apreciada, inclusive era tenida como fuente de derecho,
cuando en casos aislados, no había ley concreta o cuando se producía una
especie de laguna de la ley.

Pomponio, Erennio Modestino, Cayo Ateyo Capiton, Emilio Paulo, Julio Paulo,
Sexto Cecilio Africano, T. Scipion Nasica, Mauricio Sabino, Cervidio Scevola, y
otros que sería prolijo enumerar.

Es sorprendente la obra de estos jurisconsultos de la Época Clásica,


algunos llegaron a escribir decenas de libros, ya se tratara de comentarios de
derecho, de respuestas o de magistrales obras, la creación no fue sólo de
Roma misma, sino que se extendió a las provincias del Principado Romano.

Cuando la sede el Imperio se trasladó a la ciudad de Bizancio, que a


partir de entonces recibió el nombre de Constantinopla en honor al Emperador
Constantino, el Imperio decayó y con él la grandeza del derecho, por lo que
esta etapa del Imperio hasta es reconocida como el Bajo Imperio; sin embargo,
hay un período de grandeza en torno a los tiempos del Emperador Justiniano,
para cerrar con una especie de broce de oro, la historia del Derecho Romano.

Al concluir este Capítulo de la Jurisprudencia Romana, como fuente de


Derecho Romano, tenemos que señalar el concepto en que actualmente se
entiende la Jurisprudencia, como fuente de Derecho; término que se ha vuelto
un tanto equívoco; cosa que quizás no es necesario desarrollar en este
momento, donde nos estamos refiriendo a la jurisprudencia como fuente de
Derecho Romano.

Sin embargo, a modo de cierre, queremos referirnos al artículo 3 de la


Ley salvadoreña de Casación, cuando en su inciso 1, dice expresamente: “Se
entiende por doctrina legal la jurisprudencia establecida por los tribunales de
Casación, en tres sentencias uniformes y no interrumpidas por otra en
contrario, siempre que lo resuelto sea sobre materias idénticas en casos
semejantes”.
LA PERSONA EN EL DERECHO ROMANO Y EN EL SALVADOREÑO

Al analizar lo que es la persona en el campo del derecho, estudiaremos


el tema en el Derecho Romano y también en el Derecho Civil Salvadoreño; ya
que una de las razones de estudiar el Derecho Romano, es porque está
íntimamente relacionado con el derecho actual, vale decir con el derecho
Salvadoreño. Tenemos además que aclarar que analizaremos la persona
natural y también la persona jurídica.

Para el estudio, trataremos primero la persona natral y después la


persona jurídica.

A.- LA PERSONA NATURAL

Al tratar la naturaleza de la persona natural, queremos aclarar que los


romanos no nos dejaron una definición de persona natural. Ellos no solían
hacer definiciones, porque no eran tan filósofos ni analistas, sino que más bien
gente práctica. Además tentemos que aclarar que el concepto viene definido de
persona, es más bien un tema delicado de filosofía.

Como quiera que sea, tanto refiriéndose al Derecho Romano como al


moderno, entendemos por persona a todo individuo de la especie humana, o
sea que tenemos tantas personas, cuantos individuos hay en la humanidad.

Recordando al jurisconsulto romano Gayo, él afirma: “Et quidem summa


diviso de iure personarum haec est, quod homines aut liberi sunt aut servi”, o
sea “y ciertamente, de acuerdo al derecho, esta es la mayor división de las
personas, que unos son libres y otros esclavos”. Así que a Gayo más que
definir en qué consiste la persona jurídicamente, lo que le interesa y parece
más evidente, es que los hombres se dividen en libres y esclavos.

Analizando la doctrina de los romanos sobre la persona humana,


podemos apreciar que para que exista la persona natural en la vida del
derecho, ellos exigían estos requisitos: a) Que el niño estuviera separado de la
madre, b) Que naciera vivo, y c) que tuviera forma humana.

El Derecho Romano exigía que para la existencia legal de la persona, el


ser estuviera separado de su madre. Desde luego que en este señalamiento no
llegaban a la concreción a la que pude llegar el derecho actual, iluminado por
las ciencias actuales que pueden llegar a señalar vida en un ser humano,
aunque aparentemente se trate de un ser muerto. En todo caso el Derecho
Romano entendía que si el ser humano no había nacido, formaba parte todavía
de las vísceras de la madre. Desde luego los romanos exigían también que el
niño naciera vivo, sin llegar a las concreciones del derecho actual.

Los romanos exigían que el ser tuviera forma humana. Más aún,
recordamos el mandato de la Tabla IV en la que se ordena que “sea privado de
la vida el ser que nazca monstro”. No sabemos a punto cierto hasta dónde
podía llegar la deformidad del ser humano recién nacido; pero este mandato no
sólo era por razones prácticas, sino que suponía la creencia o superstición de
que un niño podía nacer deforme por intervención de alguna de las divinidades.

Para proteger al niño que había de nacer y a la madre que esperaba a


su niño, el Derecho Romano tenía una institución muy peculiar que ellos
denominaban NASCITURUS.

La palabra latina en nuestra lengua equivale a “el que ha de nacer”, o “el


que nacerá”; en realidad consistía en una institución encargada de cuidar al
niño que estaba por nacer y a la madre que estaba esperando el nacimiento de
su hijo. En realidad llama la atención esta institución del NASCITURUS en un
pueblo de hace muchos siglos, ellos de este modo se adelantaron a los
tiempos modernos.

La institución del Nasciturus incluía unos derechos y un clima de


protección hacia el futuro ciudadano romano, y a la señora embarazada que
estaba esperando a su hijo. En virtud de esa institución, a la mujer que estaba
en esa situación le era señalado un “tutor ventris” (tutor de vientre); él tenía la
misión de cuidar a esa mujer y de protegerla. La mujer embarazada no podía
ser ajusticiada mientras estuviese en esa situación, aunque posteriormente sí
podía recibir la pena señalada. En virtud de esa protección, si una mujer moría
en estado de preñez, no se le podía enterrar en esas condiciones, sino que
antes había que extraerle la criatura de su vientre.

El Derecho Salvadoreño ciertamente no tiene una institución inspirada


en el Nasciturus romano; pero sí protege también a la mujer que está en esa
situación de espera. La protege por medio de asistencia que le proporcionan el
Seguro Social, el Ministerio de Salud y algunas prescripciones en el Código de
Trabajo para las trabajadoras que se encuentran en la situación de gestantes.

Oportuno es aclarar en este momento, el aspecto jurídico en la relación


al ser humano que está por nacer; y al mismo tiempo dirigir la vista al aspecto
moral, el cual marcha de la mano con el aspecto jurídico; teniendo en cuenta
que el derecho tiene en cuenta y respeta la moral de las personas y de los
países; por lo que en algunas ocasiones el derecho señala como límites de la
conducta legal de las personas, las fronteras de la moral. Y algo parecido
sucede también en el Derecho Romano: se reconoce que la persona
jurídicamente comienza a tener existencia legal desde que nace y está
separada de su madre. Esto afirmaba al Derecho Romano, y esto también
reconoce el derecho Salvadoreño; sin embargo, en una forma de respeto a la
moral, tanto el Derecho Romano como el moderno respetan al ser, que aunque
no ha nacido, ya existe en el vientre materno. Y es reconocido como persona,
articulo 1 inc. 2ª del Constitución Salvadoreña. Esta es una razón que aparece
muy evidente en el momento en que el Derecho castiga en alguna forma el
aborto, inclusive la moral cristiana censura en una forma enérgica el aborto, por
tratarse de un ser más débil e indefenso, como es el niño que aún no ha
nacido.

El Derecho Romano enseñaba que el ser humano una vez que había
nacido era titular de los derechos, que como persona libre le correspondían;
sin embargo, reconocía que ese sujeto no siempre podía ejercer sus derechos
personalmente, sino que otros tenían que ejercerlos en vez de él o en
representación de los seres que por su edad o por su poca capacidad no
podían ejercer esos derechos, por lo menos en su totalidad. Por esa razón el
Derecho Romano creó la institución de la tutela, que pasó al derecho moderno.
Los romanos crearon también a este propósito, los conceptos de SUI JURIS Y
ALIENI JURIS: “sui juris”, las personas que ejercen sus derechos
personalmente, como es el caso de los mayores de edad generalmente; “alieni
juris”, los que no ejercen sus derechos personalmente, sino que otros los
ejercen por los que están limitados en alguna forma.

A suplir esa ineficiencia viene también la Patria Potestad (patria


potestad), la cual en el Derecho Salvadoreño ha sido sustituida por Autoridad
Parental, según lo establece el Código de Familia. En el derecho civil se legisla
sobre otras tutelas, que pueden proteger a quienes tienen algunas limitantes en
el ejercicio de sus derechos.

Todo lo que acabamos de exponer sobre la persona natural de acuerdo


al Derecho Romano, se refiere a las personas libres; haciendo eco a aquella
gran división de los hombres, de acuerdo al pensamiento romano recogido por
Gayo, cuando nos hablaba de los hombres libres y de los esclavos. Con todo,
es el momento oportuno para referirnos un tanto a los esclavos.

Los esclavos en realidad estaban fuera del Derecho Civil, porque de


hecho no tenían derechos como seres humanos; inclusive los esclavos que
adquirían la libertad, no eran personas corrientes como los libres, sino que
sobre ellos pesaba el estigma de “libertos”; porque en la mentalidad de los
romanos, el ser esclavo no constituía una situación en la que podía encontrarse
una persona, sino que era una cualidad, una característica, como puede ser la
estatura de una persona, su color, su voz, su nariz o la forma de sus ojos.

La situación de los esclavos en el Pueblo Romano no fue siempre la


misma; pero en general podemos afirmar que no recibieron un tratamiento de
personas normales, rodeadas de sus derechos como personas libres. Hubo
tiempos en que sus señores podían incluso matarlos impunemente, porque se
consideraba que los señores disponían de la vida y la muerte de los esclavos.
Podían ser vendidos, como se puede vender un animal, no había límites para
los trabajos que se les imponían; los señores podían castrar al esclavo.
En la historia del Pueblo Romano hubo tiempos en que se facilitó la
manumisión de los esclavos, inclusive en alguna forma se les aceptó para que
participaran en la sucesión, sobre todo en la intestada. Con la llegada del
Cristianismo, la situación de los esclavos se vino suavizando, aunque no
desapareció la esclavitud. Desde luego hay que reconocer que la esclavitud no
fue peculiar de los romanos, sino que era la corriente en esa época, sin excluir
a los romanos quienes no obstante ello, en otros aspectos fueron los creadores
e impulsadores del derecho en el Mundo Occidental.

En el Derecho Salvadoreño la persona natural está contemplada en el


Código Civil. Para conocer al respecto las disposiciones legales, tenemos que
recordad lo establecido en el artículo 72 de nuestro Código Civil, el cual
textualmente proclama:

“La existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al


separarse completamente de su madre. La criatura que muere en el vientre
materno, o que perece antes de estar completamente separado de su madre, o
que no haya sobrevivido a la separación un momento siquiera, se reputara no
haber existido jamás”.

Aquí tenemos señalados los requisitos que el Derecho Salvadoreño


exige para que la persona natural exista en la vida del Derecho: ) Primero que
el ser esté separado completamente de su madre, 2) Que haya nacido vivo y 3)
Que exista siquiera un momento después de la separación completa.

Nada dice el Derecho Salvadoreño ni creemos que lo exija el derecho de


otros países, sobre que el niño pudiera tener defectos físicos, como lo exigía el
Derecho Romano, en el que inclusive había una Tabla donde se mandaba que
fuera eliminado el ser que naciera con forma de monstruo.

En cuanto se refiere al Derecho Salvadoreño, aclaramos una vez más


que este es el concepto del Derecho, no el de la moral; ya que ésta puede
tener otros puntos de vista en relación a la persona. Y este aspecto moral,
hasta cierto punto lo tiene en cuanto el derecho, en cuanto de alguna manera
se protege la vida del ser que está en el vientre materno, y en este sentido el
Código Penal condena en alguna forma el aborto.
B.- LA PERSONA JURIDICA.

Podemos decir en este momento que entendemos por persona jurídica,


un ente creado por el derecho, al cual le damos un tratamiento de persona,
aunque en realidad no lo es, haciéndolo capaz de adquirir obligaciones y de
disfrutar de derechos, de una manera similar a como lo hace una persona
natural.

Queremos desde ya aclarar que los romanos no usaron el término de


persona jurídica, aunque sí tenían entes jurídicos a los que le daban un
tratamiento igual al que nosotros le damos a las personas jurídicas.

Hablando ya concretamente de los entes que los romanos consideraron


personas jurídicas, podemos señalar que ellos dieron ese tratamiento a unos
entes que nosotros podemos catalogar como personas jurídicas de carácter
público y otros que son de carácter privado.

Entre los entes de carácter público podemos mencionar al Pueblo


Romano, el Senado, las Provincias; así como el mismo estado, de modo
especial cuando lo reconocemos como el Fisco (fiscus) y el erario público
(aerarium). Como personas jurídicas de carácter privado podemos tener en
cuenta las asociaciones que ya existían entre los romanos y las fundaciones,
entes que también persisten entre nosotros hasta con los mismos nombres.

Las asociaciones ya eren múltiples en tiempos de los romanos: entre


ellas podemos mencionar las de carácter religioso, las cuales hicieron su
aparición en la época Posclásica, cuando el Cristianismo ya había echado
raíces y aun había cogido fuerzas en el imperio romano. Tenían también los
romanos asociaciones de profesionales o de trabajadores, especialmente de
aquellas profesiones que son tan antiguas como el hombre, ya un tanto
adelantado; así podemos recordar las asociaciones de carpinteros, de músicos,
de comerciantes, las de forjadores de los metales. También tenían los romanos
asociaciones de carácter funerario, teniendo en cuenta toda la importancia que
ellos atribuían a estos ritos.
En el Bajo Imperio y con base en el Cristianismo, surgieron entre los
romanos las fundaciones, las cuales también son contempladas por el derecho
moderno. Podemos decir que las fundaciones estaban constituidas por un
patrimonio que una persona dejaba, con el fin de que con ese fondo se
constituyera una obra benéfica a favor de los que la necesitaran.

Las personas jurídicas han cobrado mucha fuerza y validez en los


tiempos modernos, por lo que su naturaleza ha sido estudiada y expuesta en
los sistemas jurídicos de los países en la actualidad, de acuerdo a las
necesidades sociales, económicas y financieras.

El Código Civil salvadoreño trata de las personas jurídicas en el Capítulo


I del Título I, correspondiente al libro I, dedicado a las Personas.
Concretamente el artículo 52 se expresa: “Las personas son naturales o
jurídicas. Son personas naturales todos los individuos de la especie humana,
cualquiera que sea su edad, sexo, estirpe o condición”.

El inciso 2 del mismo artículo se refiere a las personas jurídicas y de


ellas trata expresamente cuando afirma: “Son personas jurídicas las personas
ficticias capaces de ejercer derechos y contraer obligaciones y ser
representadas judicial y extrajudicialmente”. El artículo citado prácticamente es
una definición; aunque en ella no aparece clara la intervención de la ley; porte
es evidente que en el actual sistema jurídico, sólo las leyes pueden otorgar la
personalidad jurídica a un ente, y la misma ley hará también que esa persona
jurídica deje de existir. Cabalmente cuando el artículo dice que se trata de una
persona ficticia, la ficción es precisamente del derecho, porque hay ocasiones
en que el derecho se vale de ficciones, como el estudioso del derecho las
encuentra en las diversas áreas jurídicas.

En El Salvador, el estado es el que otorga la personalidad jurídica a un


ente, y esto lo hace de varias formas: en primer lugar la Constitución ha
otorgado tradicionalmente la personalidad jurídica a la Iglesia Católica; la actual
Constitución lo establece en el artículo 26. La asamblea Legislativa otorga
personalidad jurídica en los casos en que crea entes con esa prerrogativa. El
Órgano Ejecutivo otorga personalidad jurídica a muchas instituciones, por
medio de diversos ministerios; en este sentido otorgan personalidad jurídica los
ministerios de Educación, de Trabajo, del Interior, el Registro de Comercio.
Cosa parecida hace el municipio. Más regulaciones sobre las personas
jurídicas las encontramos en el Titulo XXX del Código Civil, en el Código de
Comercio y en el Código de Trabajo.

De esta manera el Estado de El Salvador tiene reglamentadas las


formas en que se otorga la personalidad jurídica a diversas asociaciones,
entidades o entes que pueden ser objeto de ese tratamiento. La verdad es que
esta institución de la persona jurídica, esta tratada y administrada de modo
concreto y completo y no en forma incipiente, como sucedía en el Derecho
Romano.

LA FAMILIA ROMANA.

Después de habernos referido a las personas, es obvio que tratemos el


tema de la familia, ya que por naturaleza es la sociedad que el hombre busca
formar en esta vida; y desde luego esto es también lo sucedió a los romanos.

Ya es un postulado de la vida considerar la familia como la base de la


sociedad. Los romanos pusieron mucho interés en organizar a la familia,
habiéndola convertido en parte fundamental de su derecho. Posiblemente en la
familia romana bien organizada y fundamentada, podemos encontrar una de
las principales razones de la grandeza de aquel imperio, que es apreciado por
la historia del mundo entero. Pero cuando la familia romana llego a
corromperse y a desintegrarse, ello marcó también la crisis de la Republica
Romana y mucho tiempo después de la caída del poderoso imperio.

Desde luego no vamos a decir que todo fue perfecto en la organización


de la familia romana; tuvo sus defectos, pero no hay duda que colocaron
fuertes bases a la familia.

NATURALEZA Y ORGANIZACIÒN DE LA FAMILIA ROMANA.


Podemos conceptualizar la familia romana, como la organización familiar
monogàmica, fuertemente cimentada y fundamentada en la autoridad del
Paterfamiliae o Paterfamilias. La autoridad del Paterfamiliae era robusta; ahora
diríamos que excesiva, que daba la impresión de un machismo legal; pero en
todo caso, era una estructura, que estaba muy de acuerdo con el grado de
cultura de aquellos tiempos y con el grado de desarrollo de aquellos pueblos.
Eso no lo entendemos en los tiempos presentes, cuando la mujer ha logrado
grandes conquistas y se ha colocado a la par del hombre en la familia y hasta
en la sociedad misma.

La robusta autoridad del Paterfamilias se puede apreciar en tres


facetas: era el sacerdote del hogar, con la responsabilidad de mantener vivo en
la familia el culto a los dioses. El Paterfamilias era también el que tenía la patria
potestad, por la cual era el jefe no sólo de sus hijos, sino de todas las personas
que formaban parte de la familia patriarcal. Era también el dueño de todos los
bienes de la familia, aspectos que constituía la “dominica potestas”, o sea la
potestad de señor de todos los bienes de la familia. Este poder, de acuerdo a la
mentalidad romana, constituía también el poder de la “manus”; la mano que
para los romanos simbolizaba el poder en alguna forma. Hay que tener en
cuenta que ese poder del Paterfamiliae rebasaba el ámbito del hogar, cuando
se trataba de defender en alguna forma a los miembros de la familia romana se
encontraban seguros y protegidos, bajo la protección del Paterfamilias.
Además, el formar parte de esa familia patriarcal suponía la participación en la
herencia de los miembros de la familia, cuando el jefe falleciera.

La naturaleza de la organización de la familia romana bajo la autoridad del


Paterfamilias, se identificaba como el sistema de familia agnada, en la que se
tenía en cuenta solamente el vínculo familiar y la descendencia en relación al
Paterfamiliae, prescindiendo de la relación de sangre con la madre. Este
sistema de familia agnada es el que prevaleció en tiempos del Reino Romano y
en los primeros tiempos de la Republica; mientras que la familia cognada, o
sea en la que ya se tiene en cuenta el vínculo de sangre con la madre, se tuvo
en cuenta también en los tiempos del Principado.
EL PARENTESCO.

Unido a la familia encontramos el tema del parentesco, creación jurídica


romana que ha trascendido también a nuestros tiempos; porque debemos tener
en cuenta que la doctrina del parentesco, con sus líneas, sus grados y en
general su nomenclatura, ha sido tomada y conservada en su totalidad por el
derecho moderno del Mundo Occidental.

Podemos decir que el parentesco es la forma como una persona se relaciona


desde el punto de vista familiar con otras personas de su familia o de otras
familias, con las cuales se encuentra vinculada.

En el Derecho Romano, había cuatro clases de parentesco: el de


consanguinidad o de sangre, el de afinidad, el de adopción y el espiritual.

Para comprender mejor los parentescos, vamos a presentar un esquema


sencillo, esperando que el lector o el que se inicia en las ciencias del derecho
pueda hacer esquemas en forma personal para comprender mejor el tema:

Pedro

Juan Antonio

Santiago Felipe Ana

Guillermo Francisco

Julio Claudia Pablo Judith

En el esquema anterior tenemos un árbol genealógico, el cual tiene


como tronco común de la familia, a Pedro. Podemos considerar este cuadro,
como la genealogía de una familia agnada, donde solo se ha tenido en cuenta
el parentesco de consanguinidad con el padre, que se llama Pedro. El tronco
ha dado origen a cuatro generaciones, las cuales constituyen otros escalones
de esa gran familia.

La distancia que hay entre una generación y otra se le llama grado. Así
que entre Pedro y Juan hay un grado, entre Juan y Santiago hay también otro
grado, entre Pedro y Santiago hay dos grados, entre Guillermo y Pedro hay tres
grados; entre los tataranietos y Pedro existen cuatro grados. Cada serie de
generación da lugar a una línea. as i que de acuerdo al esquema, en Pedro se
originan dos líneas, las cuales se llaman líneas directas o rectas. Si Pedro
tuviera otros hijos o hijas, cada uno de ellos diere lugar a sendas líneas rectas
o indirectas.

La Línea recta si se considera de Pedro hacia sus descendencias, se denomina


línea recta descendente, si se considera de los tataranietos hacia Pedro, se
denomina línea recta ascendente, así que en el cuadro tenemos dos líneas
rectas, que pueden tomarse como ascendentes o descendientes, según el
punto de vista que se tenga en cuenta.

Analizando un poco más el esquema propuesto, podemos decir que Pedro esta
en segundo grado en línea directa descendente con Santiago y con Ana, estos
a su vez están en línea recta ascendente en segundo grado con Pedro. Este
está en tercer grado línea recta descendente con Guillermo y Francisco: estos
a su vez están en tercer grado línea directa ascendente con su bisabuelo. Julio
Claudia, Pablo y Judith, están en cuarto Grado Línea directa ascendente con
su tatarabuelo, Pedro; este a su vez esta en cuarto grado en línea directa
descendente con todos sus tataranietos.

Si apreciamos en otra forma el cuadro genealógico que hemos tratado de


representar en forma intuitiva, podemos relacionar las dos líneas rectas entre
sí, de donde sacamos la llamada línea colateral, palabra de origen latino (latus-
lado) que el derecho romano ha introducido, por cuanto se considera que cada
línea tiene su lado.

Según esta nomenclatura, Juan esta en segundo grado de sangre colateral con
su hermano Antonio, ya que son hijos de pedro. En el mismo contexto,
Santiago esta en tercer grado de consanguinidad en línea colateral con su tío
Antonio.

En cuanto a la afinidad, los únicos parentescos que interesan para el estudio


del derecho son los que existen entre los suegros y el yerno o la nuera, que
son parientes en primer grado línea recta de afinidad, y el que existe entre
cuñados que equivale al segundo grado en línea colateral.

Tratándose del parentesco de adopción, tiene alguna relevancia el que existe


en primer grado en línea directa entre el adoptado y los adoptantes, y el que
se produce entre los hermanos con el adoptado, el cual es el segundo en línea
colateral.

En cuanto se refiere al parentesco espiritual, no tiene relevancia en el derecho


moderno, pues es el que existe entre los padrinos y sus ahijados. Actualmente
solo tiene trascendencia este parentesco en el aspecto religioso, sin embargo
en el derecho Romano si tuvo importancia, por cuanto en el bajo Imperio, el
cristianismo ya influencio el derecho, y algunos sacramentos que son lo que
dan origen al parentesco espiritual, ya eran tenidos en cuenta por el derecho
Romano de esos siglos.

C. EL MATRIMONIO.

Al tratar el tema de la familia, parece muy obvio comentar la Institución


Matrimonial, que tanta trascendencia tuvo entre los romanos y que también
tiene en el presente; toda vez que el matrimonio es la base jurídica de la
familia.

Los romanos reconocieron el matrimonio y lo colocaron como base legal de la


familia, tal vez con más seriedad de lo que se hace en la actualidad.

Los romanos reconocieron el matrimonio y lo colocaron como base legal de la


familia, tal vez con más seriedad de lo que se hace en la actualidad.

Aunque los jurisconsultos romanos son parcos en definiciones, si encontramos


una buena de matrimonios en las obras de Justiniano. Él nos dice “Nuptiae
autem sive matrimonium est viri est mulieris conjutio individuam vitae
consuetudinem continems” es decir “Nupcias o matrimonio es la unión de un
hombre y de una mujer, la cual produce una forma de vida en común”

Hay que reconocer que los romanos consideraban el matrimonio como la forma
más digna en que los hombres podían vivir en familia; inclusive en un principio
reconocieron el matrimonio revestido de la indivisibilidad; y solamente cuando
las costumbres se relajaron permitieron el divorcio; más aún reconocieron el
matrimonio “cum manu”, es decir, bajo la autoridad y la protección del
paterfamilias.

También entre los romanos hubo concubinatos, es decir, la unión de hecho de


las parejas sin matrimonio, pero este sistema de vida lo consideraban como un
mal menor, relegado a mujeres de baja categoría y de una reputación dudosa.

Cuando el cristianismo salió de la penumbra de las catacumbas y cobro fuerza,


no solo en lo religiosos sino que también en lo político, comenzó a influir en el
campo del derecho; por lo que en el Bajo imperio el matrimonio adoptado por el
pueblo Romano desde sus inicio, fue elevado a la categoría de sacramento, de
acuerdo a los postulados cristianos, produciéndose al mismo tiempo una
íntima relación de lo religiosos con lo imperial, aunque ya no con la religión
pagana de Roma, sino con la naciente religión fundada por Jesús de Nazareth.

Ciertos vínculos familiares también se han respetado; por lo que en este orden
los romanos no admitían el matrimonio entre personas que fueran
consanguíneos en línea recta, prohibiéndose también el matrimonio entre
hermanos. Más aun, los romanos de acuerdo a la mentalidad de esos tiempos,
no permitían el matrimonio entre patricios y plebeyos, ni entre esclavos y
personas libres; aunque estas disposiciones fueron suavizándose con el correr
del tiempo. Cuando el cristianismo invadió el Imperio, también fueron tomados
en cuenta otros impedimentos como el matrimonio entre cristiano y persona
pagana, o el matrimonio entre personas que tuvieran

Parentesco espiritual, surgido de padrinazgo en el Bautismo y en la


Confirmación.

Como gente de sentido práctico, los romanos tenían establecida una dote,
consistente en los bienes y aporte económico que la novia debía llevar al
matrimonio, como una contribución para el sostenimiento del hogar. Este
sistema de dote fue recogido por la legislación canónica e incluida como un
aporte de la candidata a la vida de comunidad religiosa; cosa que últimamente
ya ha desaparecido en la práctica en el ambiente de la Iglesia.

No queremos concluir este capítulo, sin comentar un poco la institución romana


previa al matrimonio y que en la historia se reconoce con el nombre de
“esponsales”. Esta institución de esponsales todavía quedaba en el Código
Civil salvadoreño, como una herencia romana a través del Código Civil de
jurisconsulto Andrés Bello. Pero esta huella romana ha quedado borrada con
las disposiciones del Código de Familia, donde ya no se encuentran normas
sobre los esponsales; disposiciones que por otra parte ya estaban es desuso
en nuestro ambiente, por lo menos como requisito de carácter legal.
Para los romanos los “Sponsales” era una institución consistente en la promesa
formal que debían expresar los novios, a fin de contraer matrimonio
posteriormente; ceremonia que era acompañada de la entrega de anillos y de
algunos otros bienes. Si bien a las personas que se habían comprometido en
matrimonio; si estaban obligadas a devolver los bienes que habían recibido en
orden al matrimonio y a reparar los daños que se hubieran causado a la
persona burlada por el incumplimiento de los esponsales.

El mismo término de “sponsales” pertenece a la familia etimológica del verbo


latino “spondere”, que significa prometer; por lo que spondeo equivale a “yo
prometo”.

Esa ceremonia romana de los esponsales, se ha perpetuado en nuestra


cultura, con la conocida entrega de anillos o bendición de anillos, que se
acostumbra en nuestro medio y en nuestros tiempos.

Oportuno puede ser en este momento, señalar que la palabra “esposa”, se ha


originado en la palabra latina “sponsa”, que era la mujer prometida en los
esponsales; porque la que ya estaba casada, era reconocida como “uxor”, de
donde se derivan vocablos castellanos como el de uxorcidio y otros adjetivos
afines.

LAS SUCESIONES

El tema de las sucesiones en parte se acopla al área de los bienes; pero puede
ser oportuno tratarlo aquí, pues se relaciona íntimamente con la familia y el
matrimonio. Los romanos le dieron mucha importancia a la institución jurídica
encargada de canalizar la forma como había de quedar los bienes, que dejaba
la persona que partía de este mundo. Como gente práctica, los romanos
también consideraban el matrimonio, como el canal más conveniente para
regular la sucesión de los bienes después de muerta la persona.

Por otra parte, debemos tener en cuenta el respeto que los romanos guardaban
a los miembros de la familia que partían de este mundo. Ellos creían que esas
personas fallecidas se convertían en Dioses Lares; por lo que se deduce el
gran respeto que tenían en cumplir la voluntad de esas personas, las que ya se
habían conversito en dioses del hogar.

En este contexto ya tenemos noticias del espacio que el Emperador Justiniano


dedico, al tratado de las Sucesiones en su obra las Instituciones. Las
Sucesiones tratadas en su obra, han pasado al derecho moderno; por lo que en
los programas de Derecho Civil de El Salvador y del Mundo Occidental, hay un
buen espacio dedicado al tratado de las Sucesiones.

Podemos decir que las sucesiones es el tratado de Derecho Civil, que tiene por
objeto estudiar y analizar el cauce que debe seguir la transmisión a los
herederos, de los bienes que una persona deja al fallecer. Esta sucesión, tanto
en el Derecho Romano como en el derecho actual se analiza por dos vías: una
que se atiene a la voluntad del causante o del “de cujus”, expresada en el
testamento, por ministerio de las leyes, cuando el causante no ha dejado
testamento; de donde se deducen las dos partes que constituyen ese tema: a)
La sucesión por Testamento, y la b) Sucesión Ab intestado, o cuando no
habido testamento.

A- SUCESION POR TESTAMENTO

Para tratar este punto comenzamos por dar la definición de testamento: para lo
cual nos valemos de un concepto que nos dejó el jurisconsulto Modestino. Este
nos dice: “Testamentum est voluntaris nostrae justa sentencia de eo quod quis
post mortem suam fieri velit”: concepto que traducido al Castellano vale decir:
“Es la justa determinación de la voluntad de una persona, sobre la forma como
quiere que se cumpla después de sus muerte”.

Aunque la definición transcrita no es perfecta, si señala lo que en realidad es el


testamento, y se acomoda fácilmente a lo que era el testamento en tiempos de
los romanos ya lo que es actualmente.

En torno al testamento, suelen comentarse algunas características, entre las


cuales podemos señalar las siguientes:
Es una institución regulada por el derecho; lo era en tiempos de los romanos y
también lo es en la actualidad.

Es personal, en cuanto que el causante o el “de cujus” tiene que hacerlo


personalmente, sin que por ninguna razón pueda delegar o nombrar
apoderado.

El testamento es revocable; en cuanto que el causante puede revocarlo cuando


lo desee y cambiarlo las veces que le parezca conveniente.

Otro característico es la unilateralidad, porque las obligaciones solamente


recaen en el que manifiesta la voluntad de testar.

Debe tener sus formalidades propias: las tenía en el Derecho Romano y las
tiene en el presente. Los romanos adoptaron dos clases de testamento: el
público y el privado, sobre los cuales hablaremos seguidamente. En el tratado
de Sucesiones el alumno conocerá ampliamente las formas de testamento que
ha adoptado el Derecho Civil en el Salvador.

Entre los testamentos públicos que tenían los romanos recordamos el que
hacían en comicios curiales, evento que se celebraba dos veces en el año. La
persona que quería hace el testamento es esta ocasión, inclusive ante el
Pontífice, podía hacerlo; el que no, tenía que escoger entre las otras formas
que el mismo derecho le ofrecía. Público era también el testamento que el
militar romano tenía que hacer ante su jefe militar, cuando se encontraba en
situación de guerra. Publico era asimismo el testamento que en la historia del
Derecho Romano, aparece como Principi Oblatum; y a esta clase podemos
incorporar el Testamento Pretoriano, que el romano podía emitir ante 7
testigos.

Como testamentos privados romanos podemos recordar: El que se llevaba a


cabo en el campo (rure), el del ciego, el del militar que lo ratificaba con sangre
o en l arena con su espada. A partir de Constantino el Grande, se permitió
también el testamento sin testigos, el cual lo hacia el paterfamilias ante sus
hijos y los miembros de su familia.
SUCESION SIN TESTAMENTO

Los romanos también previeron los casos en que la persona no hacia


testamento, y es la reconocida en términos latinos como sucesión “ab
intestato”. En estos casos no opera la voluntad del causante, sino la de las
leyes.

Ya las Xll Tablas legislaban al respecto, y según este cuerpo de leyes, en la


sucesión intestada entra a heredar los hijos legítimos y adoptivos del causante,
así como la esposa por “matrimonio cum manu”. A falta de esos herederos
podían entrar a suceder los familiares agnados y a falta de estos también
participaban otros familiares lejanos.

Antes de concluir, queremos referirnos a lo que la ley salvadoreña dispone en


torno a la sucesión, ya que uno de los objetivos del estudio del Derecho
Romano es precisamente su comparación con el derecho moderno, de modo
especial con el Derecho que rige en nuestro país.

En cuanto a la sucesión por testamento, tenemos que aclarar que el derecho


salvadoreño adopta una división un poco distinta del romano, aunque casi toda
la doctrina romano es valedera para nuestro derecho.

La sucesión esta ampliamente reglamentada en el Derecho Civil Salvadoreño,


la legislación al respecto está contenida en el Código Civil y de la Ley del
Notariado.

En cuanto al testamento, debemos aclarar que entre nosotros hay esta división:
Testamentos solemnes y testamentos privilegiados. El Solemne es el corriente,
el cual puede hacerse abierto o cerrado.

El testamento privilegiado es el que puede hacerse en circunstancias


especiales: el militar que se encuentra en situación de guerra y el de quien
realiza un viaje marítimo. Toda esta legislación la encontramos en el Código
Civil salvadoreño a partir del artículo 996.
La sucesión intestada el derecho salvadoreño desde luego la regula
ampliamente, y esto lo tenemos en el mismo Código, a partir del artículo 998, y
aunque aquí no estamos precisamente estudiando la legislación salvadoreña,
sino que apenas la estamos recordando a propósito del Derecho Romano, para
que el estudiante tenga ya una noticia plena al respecto, queremos transcribir
el artículo 998, en el que encontramos las disposiciones medulares sobre la
sucesión fuera del testamento:

“Artículo 998. Son llamados a la sucesión intestada:

1°) Los hijos, el padre, la madre y el cónyuge, y en su caso el conviviente


sobreviviente;

2°) Los abuelos y demás ascendientes; los nietos y el padre que haya
reconocido voluntariamente a su hijo;

3°) Los hermanos,

4°) Los sobrinos;

5°) Los tíos,

6°) Los primos hermanos; y

7°) La Universidad de El Salvador y los hospitales”

TEORIA DEL ACTO JURIDICO

HECHO JURIDICOS Y ACTOS JURIDICOS.

Aclaramos que aquí la palabra Teoría no la entendemos en cuanto a que es


una doctrina no aceptada todavía, sino que se trata de una doctrina
generalmente admitida; pero que prescinde de la práctica, la cual se lleva a
cabo en la “litis” o en la práctica judicial y notarial.

Aunque este no es un guión de Introducción al Derecho, sin embargo,


exponemos unos lineamientos de esta doctrina, porque se trata de una teoría
que pertenece a los dominios del Derecho Romano, y es de primordial
importancia para todas las ciencias del derecho.

Al iniciar este comentario, queremos aclarar que posiblemente en otros


comentarios se puede encontrar otros conceptos, puntos de vista o divisiones
de actos jurídicos. En todo caso no nos expresamos en forma dogmática;
inclusive en muchos lugares se habla más bien de negocios jurídicos y no de
actos jurídicos.

Es conveniente distinguir entre hechos jurídicos y actos jurídicos: cuando


hablamos de “hechos” nos referimos a los acontecimientos de la naturaleza, y
cuando decimos “actos” queremos referirnos a los que el hombre realiza.

Los hechos de la naturaleza no todos son jurídicos, lo son los que se


relacionan con la vida jurídica del hombre. Así tenemos el caso de un terremoto
que es un hecho de la naturaleza; pero se convierte en un hecho jurídico para
aquella que se murió en ese terremoto o que perdió su casa en ese siniestro. El
momento presente por sí mismo no tiene importancia jurídica, pero si tiene
importancia para quien nace en este instante, o para quien contrae matrimonio
precisamente en este momento.

Cualquier instante se convierte en un hecho jurídico, por los actos jurídicos que
la persona puede realizar en ese momento.

Hemos dicho que los actos jurídicos son los que el hombre realiza, u de estos
actos podemos dar esta definición: “Declaración de la voluntad de alguna
persona, en virtud de la cual, quien la hace se propone crear, modificar o
extinguir un derecho o una relación jurídica”. Otra definición: “Una
manifestación de voluntad encaminada a un fin practico protegido por el
derecho”.
Al hablar de los actos jurídicos, nos referimos a los actos voluntarios que
realiza el hombre, y además a los actos lícitos, no a, los actos ilícitos, aunque
estos últimos también son jurídicos.

ELEMENTOS DEL ACTO JURIDICO

Analizando la naturaleza del acto jurídico, la cual se detecta en definición,


podemos descubrir unos elementos esenciales u otros accidentales.

Los elementos esenciales que los tratadistas suelen analizar son estos: sujeto
capaz, voluntad interna y externa, objeto y causa. Se suelen tener en cuenta
estos elementos accidentales: la condición, el término y el modo.

Para que haya acto jurídico tiene que haber un sujeto que ponga ese acto,
sujeto que obviamente tiene que ser el hombre. Este sujeto debe ser capaz,
para que el acto jurídico sea reputado como tal. En este supuesto, no puede
ser capaz ni un menor de edad, ni un demente.

La voluntad interna en realidad es la única voluntad. Es la determinación que el


hombre toma para realizar un acto; se le llama interna, porque concebimos que
el hombre tome esa determinación internamente, sin detenernos a analizar
otros aspectos, como serian el psicológico, el filosófico y quizás otros más.

Algunos autores hablan de la voluntad externa, la cual nosotros la concebimos


como expresión externa de la voluntad; ya que la voluntad propiamente es una
sola, y concebimos que sea interna. Con todo, es necesario expresa
externamente que se tiene voluntad de realizar un acto jurídico.

Decimos que el acto jurídico debe tener causa. Las causas pueden ser
muchas o varias, pues puede haber causas materiales, formales, finales,
eficientes; pero es obvio que la hace un acto jurídico, el hombre obedece a
diversas causas o motivaciones.

La doctrina del acto jurídico afirma que debe haber objeto, como elemento
esencial. El objeto es aquello en torno a lo cual se produce el acto; si compro
una casa, el objeto es esa casa; si obtengo un mutuo, el objeto es el dinero; y
así sucesivamente podríamos analizar el objeto de cualquier acto jurídico.

Hemos dicho que en el acto jurídico puede haber elementos accidentales.


Como accidentales, estos elementos pueden estar o no estar; existir unos y
otros, ya que todos ellos no son indispensables.

Suelen enumerarse estos elementos accidentales; condición, termino y modo;


aunque posiblemente podría haber otros elementos accidentales: las
condiciones son cláusulas o circunstancias que pueden rodear a una acto
jurídico, de tal modo que a veces hacen que si no se cumple la condición el
acto jurídico no se realiza, y en ocasiones si el acto jurídico ya se produjo lo
pueden rescindir. En este contexto se suele hablar de condiciones suspensivas
y de resolutorias. También se habla de condiciones

Potestativas, casuales y mixtas; de condiciones positivas y negativas.

Tratándose de los elementos accidentales, se suele hablar también de los


términos. Los romanos hablaban de dos términos, los cuales han pasado al derecho moderno:
uno lo denominan los latinos como el término “a quo”, desde el momento que comienza un
contrato; el otro término “ad quem”, hasta donde se extiende un contrato de arrendamiento
se producen perfectamente los dos términos.

Hemos dicho que otro de los elementos accidentales del acto jurídico es el
modo, el cual podemos decir que “es una determinación accesoria agregada a un acto jurídico
con la cual se impone como una carga en favor del disponente o de un tercero”.

C- CLASES DE ACTOS JURIDICOS

Hay diversidad de actos jurídicos, y desde luego aquí no las vamos a tratar todas; sin embargo,
queremos reseñar algunas, que fueron más familiares a la doctrina romanista.

Puede haber actos jurídicos unilaterales y bilaterales; división muy usual, cuando los actos
adoptan la forma de contratos.
Por las cargas que producen, los actos jurídicos pueden ser onerosos cuando las partes
adquieren gravamen alguno, como en una donación.
Por sus efectos, los actos pueden ser “mortis causa”, cuando se regulan los intereses del
agente, después de fallecido, como en el testamento; inter vivos, si los intereses se
regulan en vida de los agentes, como en el mutuo.
Por sus solemnidades los actos jurídicos pueden ser solemnes y no solemnes. Solemne
como por ejemplo es la compra venta.
Por su fuerza, pueden ser actos jurídicos puros, cuando no tienen elementos accidentales,
como una compra venta; pero si tienen algún elemento accidental se vuelven modales,
como una donación con condición.

LAS COSAS Y SUS DIVISIONES

Si quisiéramos separa todo el Derecho Romano en dos grandes partes, con este tema
podríamos iniciar la segunda parte, ya que la primera, después de un vistazo general, trata de
exponer diferentes aspectos y sobre todo derechos relacionados en forma directa con las
personas. En otras palabras, los temas que hemos abordado se refieren especialmente a las
personas y a los tratados en ahora en adelante, se refieren a las cosas o bienes.

Esta forma de dividir lo referente al Derecho romano sigue también la misma tendencia de la
obra instituciones de Justiniano, en cuanto que primero trataba de personis y luego de Rebús

LO QUE SON LAS COSAS O BIENES.

En el derecho moderno más se usa el término “bienes” en vez de cosas, que es una
denominación más bien romanista. Por eso en este comentario usamos con frecuencia la
palabra “cosas”.

Oportuno es recordar en este momento, que el término latino “RES”, que literalmente se
traduce por “cosa”, en castellano, ha dado origen al concepto “real”, tan usado en las Ciencias
Jurídicas. En este contexto todo conocedor de las Ciencias Jurídicas está familiarizado con el
concepto de “derechos reales”, que significa los derechos que las personas tenemos sobres las
cosas; para distinguirlo del concepto de derechos personales, que no se refiere a los bienes
sino a los derechos que tenemos en relación a nuestra persona.

Podríamos decir que dentro de la doctrina romana que “cosas son todos los entes, que pueden
ser objeto de derechos subjetivos y son capaces de tener una valoración económica”.

Identificándonos con la manera de ser del Derecho Romano, podemos aprecias que el
término “cosa” es muy amplio; el cual no solamente se refiere a lo que actualmente
entendemos por cosa, sino que también comprende los animales. Así que para los romanos
cosa era todo lo que no son estrictamente personas.

También debemos tener en cuenta que hasta los esclavos podían estar incluidos en el
concepto de “res” romano; ya que los esclavos en la práctica eran tratados en gran parte como
cosas y hasta como animales. En esto no hay una doctrina clara; pero en todo caso los esclavos
no tenían los derechos de persona aunque algunos tiempos disfrutaron de algunos derechos.
Pero en todo caso, e derecho de los romanos no protegía a los esclavos.
ALGUNAS DIVISIONES DE LAS COSAS.

Los romanos nos dejaron algunas divisiones de las cosas o bienes, la mayor parte de esas
divisiones la ha conservado el derecho moderno, aunque algunas han recibido un fuerte influjo
en los tiempos modernos, sobre todo para ponerlas en una forma más actualizada,
rejuveneciéndolas con los auxilios que les pueden brindar las ciencias modernas, y que los
romanos las concibieron y explicaron en forma menos científica y la primitiva, conforme el
desenvolvimiento de las ciencias en aquellos tiempos. Pero ciertamente es impresionante la
sutileza y agudeza intelectual como aquel pueblo que concibió estas dividiéndose, de tal modo
que por tatos da la impresión de ellos nos dejaron el camino bien trazado en estos menesteres
del derecho.

Al recordar es este tema las divisiones de las cosas de acuerdo al criterio romano, vamos a
exponer tres divisiones que se refieren a los bienes o cosas pero que solo tuvieron vigencia
para los romanos; y luego analizaremos otras cinco formas de dividir las cosas, que han
pasado al derecho actual, de modo que las encontramos en el derecho civil cuando tratamos
de dividir los bienes.

La primera forma de división de las cosas, valedera para el Derecho Romano es una
que para ellos tenía mucha importancia, porque el estado romano estaba muy unido a su
religión. En este orden ellos dividían las cosas en dos grandes clases: de acuerdo al destino que
le daban, de USO HUMANO y para el USO DIVINO.

Obviamente las cosas que tenían como destino en uso humano eran la mayor parte,
todos los bienes de que los romanos se valían para la vida: los animales, las tierras, los cultivos,
los utensilios, los alimentos, las joyas, etc. En cambio las que estaban destinados al uso divino
en alguna forma, eran las que hasta cierto punto estaban relacionadas con su religión o con
sus dioses.

En cuanto al uso divino, los romanos tenían tres clases de cosas: las sagradas, como
eran los templos y todos los enseres que estaban destinados para el culto, como eran sus
imágenes, los utensilios de los templos, las vestiduras sagradas y toso lo se destinaba a sus
cultos. Como entes religiosos los romanos consideraban los cementerios. Recordemos al
respecto que, para los romanos las personas que se morían en una familia se convertían en
dioses lares de ahí el gran respeto que guardaban los antepasados a sus cadáveres y a los
cementerios “Sanctae” para los romanos las murallas de Roma y las puertas que daban acceso
a la ciudad eran santas; porque de ahí pendía la seguridad de los que vivían en la ciudad y sus
vidas. Por eso todo ese conjunto de cosas o bienes en el derecho romano aparecen revestidos
de cierto carácter divino.

Por su relación con la ciudad, los romanos dividían los bienes en res universitatis: lo
que pertenecía a la ciudad eran las cosas universitatis y las que no pertenecía a la ciudad eran
non universitatis. Acordémonos que la universitas para los romanos no eran los centros de
enseñanza superior, que en aquellos tiempos ni siquiera existían.

Otra división muy romana, pero que ya ha pasado al derecho de los tiempos actuales,
aunque con modalidades un tanto distintas es la siguiente, que tiene en cuenta la relación de
las cosas con el derecho de propiedad o con la apropiación que de las cosas con el derecho de
propiedad o con la apropiación que de ellas podemos hacer: comunes, publicae y res. Privatae:
cosas comunes prácticamente son las de nadie, porque ninguno suele apropiárselas porque
están puestas por la naturaleza para todos los seres humanos. Tales son el aire, las aguas,
como las de la lluvia, las del mar, el viento. Públicas son las que están al servicio de la
comunidad, aunque son de la sociedad del estado; como las calles y las carreteras, los parques,
los edificios públicos. Estas cosas las usamos todos, pero no son de cada uno en particular. Las
cosas particulares son las que pueden ser objeto de apropiación, como una finca, una casa, un
animal, los frutos, entre los romanos eran también los esclavos que podían tener un dueño o
señor.

La anterior forma de dividir las cosas era muy romana; pero subsiste actualmente,
aunque en el derecho de algunos países posiblemente toma modalidades un tanto diversas.
Ahora vamos a enumerar unas divisiones que han pasado en su totalidad al derecho moderno
casi de un modo intacto: aunque más bien con la denominación de bienes, y no tanto de cosas.

Entre esas denominaciones de cosas han pasado al derecho actual y que son muy frecuentes y
reconocidas, está la de dividir los bienes en “fungibles y no fungibles”, entre los romanos se
denominaban casi lo mismo: res fungibles y res no fungibles. Los bienes fungibles son los que
pueden ser sustituidos por otros de la misma especie, sin perder su valor. El bien más fungible
es el dinero; aunque hay muchos más, como los granos de uso común y corriente, el aceite,
muchos frutos. No fungibles son los que no pueden ser sustituidos por otros, tales son bienes
como: un caballo, una casa, muchos libros etc. Como se puede observar, el punto de vista que
esta división tienen en cuenta es la facilidad con que los bienes pueden ser sustituidos.

Por la facilidad con que pueden trasladarse de un lugar a otro, los romanos
reconocieron las “res móviles, res inmóviles y las semovientes”. Esta clasificación subsiste en el
derecho moderno, así con las mismas palabras, nada más que con la modalidad de nuestro
idioma; y en este orden reconocemos bienes muebles, los inmuebles y los semovientes: los
bienes muebles son los que con facilidad se pueden trasladar de un lugar a otro, como las
sillas, los utensilios domésticos y muchos más. Los inmuebles no se pueden trasladar p se
pueden trasladar con dificultan a su como un terreno, un edificio. Nada más que como en este
aspecto es bastante difícil poner una división clara entre unos y otros bienes, hay que tener
muy en cuenta lo que las leyes de cada país expresan sobre los bienes. Los semovientes son los
animales que pueden trasladarse por sus propios medios. Desde luego hay que tener en
cuenta que la costumbre en El Salvador utiliza el término semovientes, para el ganado vacuno;
pero en el sentido romano el término tiene un significado más amplio, en cuanto que
corresponde a los entes que se trasladan de un lugar a otro por sus propios medios.

Teniendo como punto de vista los frutos que las cosas producen, dividían los romanos
los bienes en res fructiferare, res non fructiferae, y las res que producen frutos civiles: los
bienes fructíferos en general son los que proporcionan frutos naturales, como son los árboles
frutales, los animales que nos proporcionan crías. Bienes no fructíferos son los demás, como
una casa, unos muebles, una máquina. Pero resulta que entre los bienes, hay algunos que si no
dan frutos naturales, si producen bienes civiles con más facilidad, es el dinero; pero otros
bienes pueden producir frutos civiles, o ganancias. El bien que produce bienes civiles con más
facilidad, es el dinero; pero otros bienes pueden producir frutos civiles, como es el caso de un
edificio, una embarcación, etc., etc.

Por su materialidad, los romanos dividían las cosas como bienes corpóreos o
incorpóreos: entendían como bienes corpóreos los tangibles, por su etimología quería decir
bienes que se pueden tocar, pero más bien significa bienes que pueden prescribirse por los
sentidos, como sería el caso de una herencia, el usufructo. Hay que aclarar que en esta clase
de división, al referirnos a la materialidad o la inmaterialidad de los bienes, no debemos exigir
una forma perfecta de materialidad o inmaterialidad, ya que estos conceptos actualmente han
puntualizado mucho más, pues cosas que los romanos concebían como incorpóreas,
difícilmente podrían soportar un análisis en tal sentido en los tiempos modernos.

Otra forma como los romanos dividían las cosas era teniendo en cuenta su capacidad para ser
divididas. En este contexto, ellos distinguían entre “res divisible y res non divisibles”. Divisibles
las que se pueden dividir sin perder su razón de ser. Expresamos que sin perder su razón de ser
porque se puede dividir un caballo, o cualquier animal pero deja de ser un animal; asimismo se
puede dividir una embarcación, pero deja de ser una embarcación. En cambio podemos dividir
un terreno sin dejar de ser tal cosa, se puede dividir un edificio, una herencia, una sandía. Así
que con esta salvedad, hay unos bienes que se pueden dividir sin ningún problema; en cambio
otros no pueden dividirse, sin causar el problema ya especificado.

Estas son algunas de las formas o puntos de vita, desde los cuales se pueden dividir las
cosas o bienes, puntos de vista que ya fueron señalados por los romanos. Hay otras más, pero
hemos indicado las más importantes; otras el estudiante podrá reconocerlas en otras obras, o
en otras ocasiones, de modo especial al estudiar el tratado de bienes en el Derecho Civil.

DERECHOS REALES-DERECHO DE PROPIEDAD

Las cosas están muy relacionadas con el hombre y estas relaciones se concretan por
medio del derecho; por eso es muy lógico que después de dirigir la mirada de un modo amplio
a lo que son las cosas, o sea los bienes. Tratemos de analizar lo que son los Derechos Reales, es
decir los derechos que el hombre puede tener sobre las cosas, ya que el vocablo “real” se
deriva precisamente de la palabra “res” que en latín dignifica “cosa”, “bien”.

Los romanos ya trataban los derechos reales, como distintos de los “personales”, estos
últimos son derechos que el hombre tiene sobre su misma persona y no sobre las cosas.

Tratando de los derechos que podemos tener sobre los bienes, hay unos que los
podemos tener sobre bienes que nos pertenecen y otros derechos que podemos tener sobre
bienes que no son propios, sino ajenos. En este orden queremos analizar en primer lugar el
Derecho de Propiedad, que es el que en gran parte reúne los derechos que podemos tener
sobre nuestros propios bienes.

A- DERECHO DE PROPIEDAD

El derecho de propiedad, tal como lo entendían los romanos y se reconoce actualmente es la


facultad de gozar, disfrutar y disponer de una cosa sin más limitaciones que las establecidas
por las leyes. “podemos analizar esta definición la cual contiene elementos importantes, pero
tiene gran importancia el término disponer” porque es algo que solo lo tiene quien en
realidades el dueño de una cosa.

Los romanos prescribieron: el que es dueño de un bien, posee estos derechos: dominio, uso
usufructo y habitación. Quien no es dueño de un bien, no es señor de este bien, o sea que no
tiene el derecho de dominio, pero si puede lograr tener los demás derechos entre los cuales
entran los de uso, usufructo, habitación. Prenda e hipoteca.

En el derecho de propiedad el derecho más importante y exclusivo del dueño y señor, es el


dominio. Quien tiene el dominio es el único que puede disponer de un bien. El derecho de
dominio es el que también se denomina “nuda propiedad”, palabra latina usada por los
romanos y por el derecho actual, que significa la propiedad desnuda, en cuanto se identifica
con el derecho de dominio. Puede el propietario ceder cualquier otro derecho o todos los
demás, pero no el dominio o nuda propiedad, porque en ese momento deja de ser dueño del
bien.

Bueno es recordar que cuando nos referimos al derecho de propiedad fácilmente


entendemos un bien inmueble, ya se trate de un edificio, de una casa o de un fundo; pero la
propiedad se puede referir a cualquier bien: sea mueble o inmueble.

Refiriéndonos al derecho de propiedad, hay que aclarar que entre los roanos fue reconocido
con varios nombres, de acuerdo al tiempo o época en que encontraba ese pueblo: en un
principio lo reconocieron como “mancipium”, palabra que mantiene equivalente literal en el
español, porque existe la palabra mancipación, termino poco usado entre nosotros, aunque
más familiar nos es la palabra que tiene un significado contrario cual es la emancipación.

Posteriormente los romanos designaron el derecho de propiedad con el vocablo “dominum”,


el cual si ha pasado al derecho civil moderno y que significa el principal derecho que constituye
el derecho de propiedad. Hay que aclarar que este vocablo entraña el significado de ser señor
de un bien, pues se deriva de la palabra latina “dominus”, que equivale a señor en castellano.

La ultima forma como los romanos reconocieron este importante derecho fue con el
nombre de “propietas” que equivale a propiedad en español; es el término que subsistió y que
paso al derecho moderno; pero hay que tener en cuenta que los romanos no necesitaban el
auxilio de vocablo “jus”, sino que la única palabra “propietas” indicaba para ellos el Derecho de
Propiedad.

B- CARACTERISTICAS DEL DERECHO DE PROPIEDAD

Desde los tiempos romanos al derecho de Propiedad se le ha reconocido estas propiedades la


exclusividad, la ilimitación y la perpetuidad.

Que el derecho de propiedad sea exclusivo significa que solamente el que tiene el
derecho es el señor de ese bien, y excluye a otras personas; a no ser que varía personas tengan
al mismo tiempo la exclusividad, como sucede en la propiedad “in indiviso”, o la copropiedad,
que también era reconocida por los romanos.
En principio el derecho de propiedad es ilimitado aunque en tiempos de los romanos y
actualmente puede tener sus limitantes; pero de por si el derecho de propiedad es ilimitado.
Esta limitación se aprecia en la mayor parte de los bienes muebles de los cuales podemos
disponer en forma total. Sin embargo, algunos bienes inmuebles con frecuencia padecen sus
limitantes. De modo especial en los tiempos modernos algunos bienes inmuebles son objetos
de limitaciones; y también en tiempos de los romanos comenzaron a ponerse limitantes a la
propiedad de algunos bienes.

Los bienes en el Derecho Romano podrían tener limitaciones, ya fuera por necesidad pública o
privada. Por necesidad publica hasta podía haber expropiación, aunque no es una forma
limitada, tal como sucede en los tiempos actuales. Ejemplo de esta limitación por interés
público era la expropiación que ya conocieron los romanos. La necesidad de navegación sobre
todo en los ríos navegables podía poner limitaciones a los dueños de fundos vecinos a los ríos.
Por necesidad privada desde luego que podría haber limitaciones: una de ella era el derecho
de servidumbres, que los romanos conocieron ampliamente. Limitación también era el
permitir que árboles situados en fincas vecinas invadieran el espacio aéreo de fundos
inmediatos; limitante también era el dejar un espacio aéreo de fundos inmediatos; limitante
también era el dejar un espacio de varios pies entre uno y otro terreno, o entre una casa y
otra. Se sabe también que en tiempos del Bajo Imperio existió la propiedad “ad tempus”,
característica que constituye también una limitante.

Que el derecho de propiedad tenga limitaciones y en los tiempos actuales, es cosa que el
estudiante debe de conocer y analizar en derecho civil y en otros derechos, limitantes entre las
que se destaca la expropiación.

En todo caso y al analizar el derecho de propiedad podemos apreciar las huellas bien marcadas
que el derecho romano ha dejado en el derecho civil moderno, obviamente en el salvadoreño.

MODOS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

Después de conocer el derecho de propiedad es obvio analizar las formas o modos como se
puede lograr ese importante derecho. Por esta razón lógica los romanos legislaron sobre los
modos de adquirir y su doctrina se sigue en el derecho civil moderno, siempre inspirados en
ese derecho de Lacio. Esto es lo que tratamos en este tema, procurando hacerlo, con la
trayectoria que sigue el derecho salvadoreño, para que detectemos el parentesco que hay
entre ambos derechos.

A- NATURALEZA DE LOS MODOS DE ADQUIRIR.

Podemos decir que modos de adquirir son los hechos jurídicos capaces de producir la
atribución de derecho real de propiedad a una persona.

El concepto anterior es valedero para el derecho de propiedad en tiempos de los romanos y


actualmente. Es necesario que al comentar la anterior definición, se tenga en cuenta lo que
son hechos jurídicos; Por cierto diversos de los actos jurídicos.

Pero resulta que esos modos de adquirir pueden ser de clases diversas. Y en este contexto
hablamos de modos de adquirir originarios y derivativos: originarios son los que producen el
derecho de propiedad sobre bienes que no han tenido dueño o por lo menos no lo tienen en el
presente. En cambio los modos de adquirir derivativos dan lugar al derecho de propiedad pero
tratándose de bienes que tienen dueño; Ósea que prácticamente sirve como medio para que
se realice el traspaso de la propiedad de modo legitimo a otra persona, la cual se convierte en
el nuevo dueño del bien objeto del acto jurídico.

Vamos a pasar al análisis y conocimiento de esas dos clases de modo de adquirir comenzando
por los originarios:

B- MODOS DE ADQUIRIR ORIGINARIOS.

Ya son tradicionales en el derecho moderno, los modos de adquirir originarios que nos dejaron
los romanos, los cuales son los siguientes: Ocupación, Accesión, Especificación, Invención de
un tesoro.

La ocupación (Occupatio) es el apoderamiento legítimo de una cosa que no tiene dueño, con el
fin de convertirse en dueño de ella. La ocupación puede referirse tanto a bienes muebles como
a inmuebles; aunque es más frecuente tratándose de bienes muebles. Los romanos tenían
naturalmente muchos bienes a los cuales podían aplicar la ocupación, para convertirse en
propietarios de esos bienes; ocupación que es valedera en los tiempos actuales:

1) Animales indómitos en estado de libertad.


2) Animales domésticos que han perdido el animus revertendi, es decir que han
abandonado el ambiente doméstico adquiriendo la libertad propia de cualquier animal
salvaje.
3) Las cosas logradas como botín de guerra a los habitantes de un país extranjero no
unido a roma por medio de un tratado.
4) Las piedras preciosas o perlas encontradas en el mar.
5) Las cosas abandonadas.
6) La porción de la orilla del mar, sobre la que se construye un edificio.
7) Una isla nacida en el mar.

Hay que tener en cuenta que en tiempos actuales la ocupación puede producirse en relación a
tierras sin dueño, como sucede actualmente en países de gran extensión, en los cuales la
mayor parte del territorio nacional carece de dueño. Cosa igual podríamos afirmar sobre los
peces del mar, los cuales ni en tiempos de los romanos ni en los actuales tienen dueños, y
sobre ellos constantemente se está aplicando la ocupación por medio de la pesca.

En el derecho civil salvadoreño se trata ampliamente la ocupación; lo cual lo podemos


confirmar a partir del artículo 687 C.C. La verdad es que la ocupación tiene vigencia completa
en los tiempos modernos. Además de la ocupación, el derecho romano tuvo otros modos
originarios de adquirir bienes como enseguida veremos; sin embargo, el estudiante y el lector
notaran que en los otros de adquirir originarios, no se cumple en forma tan perfecta la
naturaleza de modo de adquirir originario como en la ocupación que acabamos de analizar.

Otro modo de adquirir originario es el conocido como la accesión (accesio), este modo de
adquirir se produce cuando una cosa de un dueño se une a otra cosa de distinto dueño con
carácter estable; o también si las cosas se convierten en elemento integrante de un todo,
quedando sobre dominio de un propietario.

La accesión puede producirse tanto si se trata de bienes inmuebles como de muebles.


Tratándose de bienes y muebles el derecho romano considera la accesión en forma amplia y
trata de la avulsión, del aluvión y del cauce dejado por un rio de uso público (albeus
derelictus); formas de accesión que el código civil salvadoreño toma muy en cuenta como lo
podemos apreciar a partir del artículo 630 C.C.

Unida a la accesión o como parte de ella está la Especificación (specificatio), la cual se produce
cuando mediante la trasformación de la materia, se obtiene una especie nueva pudiéndose
producir un cambio de dueño. En este caso podría producirse una indemnización que correría
a cuenta del daño que se queda con la especie nueva. El jurisconsulto romano Gayo a este
respecto nos habla de tres especies que se han obtenido: el vino, el aceite y las joyas, donde
además de la respectiva materia prima esta el trabajo de los artesanos y del orfebre.

El código civil nuestro también trata de la especificación a partir del artículo 638.

La invención de un Tesoro es otro modo de adquirir originario donde no aparece siempre la


originalidad en cuanto que en ocasiones el tesoro pudo haber sido de otra persona, pero en el
caso concreto ya no tiene dueño. En este modo de adquirir los romanos eran muy cuidadosos,
porque no admitían la aplicación de este modo de adquirir, si se trataba de cosas sagradas;
pues ellos tenían muy en cuenta su religión, cosa que se puede apreciar muy bien en las
formas que tenían de dividir las cosas, tal como lo hemos visto anteriormente.

El código civil salvadoreño, siguiendo las huellas romanos también habla de la invención de un
tesoro o de otros bienes, tal como lo podemos apreciar por las disposiciones que aparecen a
partir del artículo 606.

C-MODOS DE ADQUIRIR DERIVATIVOS.

Es obvio que modos de adquirir derivativos son los que se aplican a bienes que ya tienen
dueño, lo cual se convierte en la forma de traspasar los bienes ya se trate de bienes inmuebles
o muebles. Recordemos ante todo la Mancipatio de los romanos. Era un modo muy ritual y
ceremonioso, complicado diríamos actualmente, por lo que poco a poco vino perdiendo
vigencia; de tal modo que ya había desaparecido en tiempos de Justiniano.

La historia nos recuerda que en virtud de la Mancipatio los romanos podían transferir el
derecho de propiedad de cualquier bien, pero tenía que ser ante la presencia de cinco testigos.
Desde luego tenía que estar el vendedor y el comprados, tenía que usarse una balanza (que ha
transcendido hasta nuestros tiempos como símbolo de justicia), el libri pens debía de sostener
la balanza y como muy ritualistas los romanos exigían que en el momento el comprador debía
pronunciar las palabras rituales: “Hanc egorem, eex jure quirito meam ese aio” que en nuestra
lengua equivale a “por el derecho quiricio, yo afirmo que esta cosa (o bien) es mía”. Si se
trataba de comprar un esclavo, había que decir “hunc hominem” (este hombre), en vez de
“hanc rem” que significa esta cosa.
Conforme el tiempo avanzo el derecho romano se vino deshaciendo de la ritual y compendiosa
Mancipatio; así como se despojó de otras instituciones igualmente compendiosas; como
veremos en los contratos. Fue así como de la ceremonioso mancipatio los romanos adoptaron
la Traditio (tradición o entrega) , la cual prácticamente consistía y consiste en la simple
entrega del bien; termino y formula que ha perdurado hasta el derecho de nuestros días,
“tradición” que ha quedado consagrada de modo peculiar en los contratos de compraventa,
que el notario autoriza en nuestros tiempos.

Queremos ahora referirnos a otro modo de adquirir derivativo que tenían los romanos, en
cuanto se refiera la transmisión del derecho de propiedad el cual también ha pasado los
tiempos actuales, aunque con denominación un tanto distinta y desde luego en una forma
también diversa. Nos estamos refiriendo a la Usucapio, que podemos traducirla en nuestro
idioma con el nombre de “Usucapión”.

Ante todo aclaramos que por su construcción latina la palabra usucapio significa “yo tomo o
me apodero (de algo)”, por su uso. Esto expresa lo que en realidad era este modo de adquirir
para los romanos. Podemos definirlo como “un modo derivativo de adquirir la propiedad de un
bien, mediante la posesión continua durante cierto tiempo, y reunidas determinadas
condiciones legales”.

Desde luego que para aplicar la usucapio los romanos exigían ciertos requisitos, pues no se
tratada de una posesión en cualquier forma debía ser una posesión durante cierto tiempo
continua, y por justa causa. Los romanos señalaban una serie de bienes a las cuales no se les
podía aplicar la usucapio; por ejemplo no podía ser el apoderamiento de un bien en forma
fraudulenta o a la fuerza. No podía tratarse de bienes del fisco o del emperador; tampoco los
bienes de una mujer que estuviese bajo la tutela de los agnados, ni las cosas de un pupilo.
Tampoco podía haber usucapio si se trataba de cosas de los templos, ni de fundaciones
piadosas, la cual se podía producir en el Bajo Imperio, cuando el cristianismo ya tenía fuerza
legal y estaba con la protección del Derecho. Así mismo, no podía aplicarse este modo de
adquirir tratándose de los cinco pies que se separaban los fundos. En cuanto al tiempo
tenemos que recordar que no siempre fue el mismo para aplicarlo a la usucapio; porque bajo
el régimen de las XII tablas se exigía que la posesión de buena fe fuera de dos años para los
bienes inmuebles, y de un año para los bienes muebles; Justiniano en cambio estableció tres
años para los bienes muebles y de 10 a 20 años tratándose de bienes inmuebles.

Como una evolución de Roma se adoptó también el modo denominado “ praescritio longi
temporis”, que significa “prescripción por largo tiempo”, denominación que se ha perpetuado
en el derecho moderno, cuando se habla de la conocida “prescripción” (casi la misma palabra
latina). El emperador Justiniano termino con la usucapio y la unió con la prescripción.

Con el requisito de tiempo que ya hemos señalado en la usucapio. Más aún, el


mismo Emperador permitió la usucapio tratándose de bienes robados, pero por
parte de una persona que los había adquirido de buena fe; en estos casos se
requería a un plazo de 30 años, dándosele a esta institución el nombre de
“Praescritio longissimi temporis”, lo cual equivale a una prescripción en virtud
de un tiempo larguísimo.

LA POSESIÓN Y LAS SERVIDUMBRES


Unido al Derecho de Propiedad está el Derecho de Posesión, institución del
Derecho Romano, que también paso al Derecho Civil moderno, en el que tiene
especial relevancia.

En este capítulo tratamos también el tema de la Servidumbre, distinto del


Derecho de Propiedad, aunque estrechamente unida a él; por lo que también
nos ha parecido conveniente ubicarlo en este capítulo.

Desde luego que en un desarrollo más amplio, es preferible tratar en sendos


capítulos ambos temas.

LA POSESIÓN.

De acuerdo al Derecho Romano, la “posesión” (possessio), es el poder de


hecho que una persona ejerce sobre una cosa con la intención de retenerla y
disponer de ella como si fuera propietario.

De acuerdo al concepto una persona puede ser dueño de un bien y al mismo


tiempo poseerlo; pero puede ser dueño, aunque de hecho no lo posee. Y desde
luego puede una persona poseer un bien, aunque no sea el dueño del mismo
bien. Todas esas situaciones son muy legales y lógicas, porque derecho de
propiedad y posesión son conceptos muy distintos.

Ya los romanos distinguían dos clases de posesión: una bonae fidei, o sea lo
que tenía aquel que cree tener derecho a la posesión del bien. En tiempos de
Justiniano esta clase de posesión recibía el nombre de “possessio pro suo”. En
cambio la posesión del que maliciosamente tenía un bien, sabiendo que no le
tenía legítimamente, recibía el nombre de “possessio pro alieno”.
También distinguían los romanos entre “possessio justa possessio injusta”: la
primera era la del que adquiría un bien sin perjudicar al anterior poseedor, o
sea que se adquiría la posesión sin vicio alguno. En cambio la possessio
injusta era la que se producía dañando a la otra persona; o sea que se trataba
de una posesión viciada; como cuando la posesión se obtiene con violencia
(vi), como es el caso del ladrón, o cuando la posesión se obtiene en forma
fraudulenta o clandestina, como es el caso de quien hurta.

Dentro de los límites de lo justo o legal, los romanos señalaron ciertos


requisitos para que la posesión se produjera, y se reducen a dos: la aprehensio
(aprehensión) y el animus possidende (la intención de poseer).

La aprehensión consiste en el hecho de tomar la cosa o el bien. Desde luego


que esta aprehensión puede ser de varias formas: tomando materialmente el
bien, llegando a un predio que se pretende poseer o entrando en él; también se
pueden recibir las llaves de una casa o almacén; si se trata de un terreno se
puede recorrer, si es muy extenso bastará con indicar hasta dónde llegan los
límites. Este señalamiento desde lejos y posiblemente dirigiendo la vista, los
romanos lo especificaban con el concepto de “longui manu”, o sea con mano
larga en un lenguaje figurado muy significativo.

El otro requisito era expresado por los romanos con la expresión “animus
possidendi”, o sea el ánimo de poseer, es decir la decisión o la convicción de
que se es dueño del bien, como quien dice un elemento formal.

LAS SERVIDUMBRES.

El derecho moderno ha tomado por completo la institución de la servidumbre; y


el Derecho Civil salvadoreño no podía hacer menos. Por eso, creemos que en
este momento podemos transmitirles la definición que el Código Civil de El
Salvador da en su Artículo 822: “Servidumbre predial o simplemente
servidumbre, es un gravamen impuesto sobre un predio, en utilidad de otro
predio de distinto dueño”.
De acuerdo a ese concepto, el predio que sufre el gravamen de servir se
denomina predio sirviente y el que disfruta del servicio, recibe el nombre de
predio dominante.

La división que más era tenida en cuenta entre los romanos era la de
servidumbre rusticas y urbanas; sin esperar una conceptualización bien
definida, los romanos entendían rústicas las servidumbres que se ubicaban en
el campo; y las urbanas estaban ubicadas en poblados, aunque no se tratara
expresamente de ciudades.

Entre las servidumbres rústicas, los romanos señalaban el derecho a pasar a


pie o a caballo por un predio para llegar a otro. Otra servidumbre rústica era la
de poder conducir por otro predio un carruaje. Otro derecho de servidumbre era
el de construir un camino de ocho pies en la rectas y de dieciséis pies en las
curvas. El lector puede deducir que el hecho de señalar un mayor espacio en
las curvas era por el desplazamiento de los vehículos de aquel tiempo, cuando
tenían que conducirse por las curvas. Otro caso de servidumbre era el de poder
extraer agua de un manantial situado en un predio o finca ajena.

Los casos de servidumbres rústicas entre los romanos se multiplicaban más y


más; y así podemos agregar estas otras servidumbres rústicas: el derecho de
llevar una corriente del agua a través de un fundo ajeno, el de llevar o abrevar
el ganado en un terreno ajeno, el de sacar arena en predio de otro dueño, así
como el de sacar o quemar cal, material tan usado en las construcciones de
aquel tiempo. En el mismo orden, el derecho a lanzar piedras, tierra o
escombros en terreno vecino. En cuanto a servidumbres de carácter urbano,
podemos señalar algunas, que eran muy corrientes en el pueblo romano: lograr
el derecho a introducir una viga en el muro de la propiedad contigua, así como
el de prolongar el ala de un tejado sobre el espacio del terreno sirviente. Podía
también obtenerse la servidumbre de verter las aguas lluvias en el terreno
vecino, así como la de construir un desagüe a través de un fondo sirviente.

En un sentido negativo, se podía prohibir al vecino elevar la altura de una


construcción aledaña, y también se podía prohibir el interceptar la vista al
edificio o casa del vecino, así como prohibir verter las aguas lluvias del predio
contiguo.

Referente a las servidumbres, hay que tener en cuenta que se podían constituir
en un momento dado, y también podían extinguirse. Se podían construir por
mancipio, es decir por las adquisiciones del derecho de propiedad. Podía
asimismo constituirse por herencia o legado, por adjudicación judicial, por un
pacto, por usucapión o prescripción, por un pacto entre las personas y también
por la ley.

Podía asimismo extinguirse una servidumbre: por renuncia del propietario del
predio dominante, por no usar de la servidumbre durante cierto tiempo; a este
propósito Justiniano señaló un espacio de tiempo de diez años. También podía
extinguirse por la confusión de las propiedades, por la destrucción de los
fundos o de uno de ellos, porque la servidumbre ya no era útil, por producirse la
condición resolutoria o por haberse cumplido el plazo que se había pactado.

La naturaleza de las servidumbres romanas y su doctrina casi en la totalidad ha


pasado al derecho moderno; tal como podemos constatarlo en el Código Civil
salvadoreño; pues a partir del artículo 822 nuestro código legisla sobre las
servidumbres, hasta el 890; es decir, nada menos que 68 artículos donde
prácticamente es reproducida toda la doctrina del derecho Romano sobre el
tema; una vez más constatamos la huella indeleble en nuestro derecho.-

PIGNUS = (PRENDA)

Pignus ha sido traducido al español como “prenda”, Podemos definir este


derecho real de garantía con una definición que identifica a la institución
romana, pero que perfectamente se puede aplicar al derecho actual, de modo
especial al salvadoreño: “contrato por medio del cual, el deudor pasaba al
acreedor, la posesión de una cosa mueble, en garantía de una deuda; pero no
pasaba del dominio del bien”.

Por el sentido de la definición se puede apreciar que el acreedor no podía


quedarse con el bien ni mucho menos venderlo, ya que no le era entregado el
derecho de propiedad del bien, sino que sólo la posesión. El acreedor
solamente podía quedarse con el bien, si se hubiera celebrado entre él y el
deudor un pacto “de comiso” o de “vendendo”. Pagada la deuda, la cosa tenía
que ser devuelta a quien había sido deudor.

En el derecho salvadoreño este contrato es muy frecuente, y está contemplado


en nuestro Código Civil, a partir del artículo 2134 hasta el 2156. A este
propósito debemos tener en cuenta que en el derecho salvadoreño hay casos
en los que se puede constituir el contrato de prenda, aunque el bien pueda
quedar en manos del deudor, situación que se reconoce como prenda “sin
desplazamiento del bien”.-

Los montepíos, montes de piedad que se llaman en algunos países como


España y en muchos de América Latina, se dedican precisamente a sus
actividades mercantiles valiéndose del contrato de prenda o empeño.

HIPOTECA

Las funciones que realiza el contrato de prenda, tratándose de bienes muebles,


lo hace la hipoteca en torno a los bienes inmuebles, el cual tiene un origen
romano. Así podemos decir que “hipoteca es el contrato o derecho de garantía,
en virtud del cual queda comprometido un bien inmueble, para asegurar una
deuda”.

Desde luego que en la hipoteca tampoco se transmite el derecho de propiedad


del bien; ni siquiera la posesión, porque el bien queda en poder del deudor;
pero sí queda comprometido y en garantía para pagar la deuda, en caso de
que el deudor no cumpla con la obligación de pagar.
Desde e luego puede apreciarse que a las principales diferencias entre la
Pignus y la Hipoteca, consisten en que la Pignus compromete un bien mueble,
mientras que la Hipoteca lo hace con un bien inmueble. Por otra parte, en la
Hipoteca el bien hipotecado queda en poder del deudor, mientras que en la
Pignus el bien pasa a poder del acreedor, aunque ya hemos dicho que
actualmente hay casos en que el bien pignorado queda en poder del deudor,
pero esto sucede por excepción.

Entre los romanos hubo varias clases de hipotecas, quizás hasta más que en
tiempos modernos: porque podía haber hipotecas ínter vivos, establecidas por
disposición testamentaria, por las leyes o por orden de algún magistrado. Podía
haber también hipotecas generales y especiales. En todo caso, como los
romanos eran muy negociantes, entre ellos la hipoteca tuvo mucho despliegue.

En los tiempos actuales, de acuerdo al desarrollo industrial y mercantil de los


pueblos, la hipoteca ha adquirido mucha importancia, ya que sirve de medio o
instrumento para muchísimas operaciones financieras o mercantiles, así como
de medio adecuado para realizar muchas operaciones y negocios entre
particulares. En este contexto, el Código Civil salvadoreño dedica el Título
XXXVIII a la hipoteca, desde el artículo 2157 al 2180; además de todas las
disposiciones del Código de Comercio sobre la Hipoteca. Así también sobre
esta institución, referente a los Derechos de Garantía, se puede apreciar la
huella indeleble que dejó el Derecho Romano en el derecho de los tiempos
actuales.
LAS OBLIGACIONES

La doctrina sobre las obligaciones, en la Carrera de Derecho tiene mucha


importancia, en gran parte porque es la base de los contratos, y éstos
constituyen un área muy importante en el derecho civil moderno, y lo fue
igualmente entre los romanos, ya que eran un pueblo muy práctico y dedicado
a las actividades financieras. Más aún tenemos que aclarar en este momento,
que la doctrina de las obligaciones y de los contratos también fue expuesta
ampliamente por los romanos, doctrina que en su totalidad forma la base de los
conocimientos jurídicos que al respecto se tienen en el presente. Recordemos
a este propósito que una de las partes importantes de las Instituciones de
Justiniano trataba precisamente sobre las obligaciones.

La importancia de las doctrinas sobre las obligaciones es tanta, que en algunas


facultades de derecho se dedica al estudio de las obligaciones varios ciclos en
cuanto se refiere al Derecho Civil.
NATURALEZA DE LAS OBLIGACIONES

Para comenzar este tema en un ambiente romano, reproducimos la definición


que sobre el particular nos dejó Justiniano, Emperador jurista que se expresó
asÍ: “Obligatio est juris vinculum quo neccesitate adtringimur, alicuius solvendae
rei, secundum nostrae civitatis jura”. Texto que traducido al castellano expresa,
“Obligación es un vínculo de derecho, el cual exige la necesidad de pagar
alguna cosa, de acuerdo a los derechos de nuestra ciudad”.

Notamos que la definición trata de “pagar alguna cosa”, porque entre los
romanos las obligaciones generalmente eran de pagar. Además al cumplir con
una obligación siempre realizamos en alguna forma un pago. Al expresar.

Las palabras “nostrae civitais jura”, apreciamos la mentalidad del Derecho


Romano, en cuanto que concebía a la persona negada a la ciudad, y no tanto
al país, pues la conciencia en cuanto al país no la tenía tan fija y clara como
tenían el concepto de ciudad. De hecho la misma palabra “ciudadano” que se
ha adoptado en las culturas modernas hace referencia a la ciudad y no al país;
así que actualmente hemos adoptado la palabra ciudadanos, aunque con una
mentalidad distinta a la que tenían los romanos, cuando nos dejaron el término
“cives”, que se traduce a “ciudadano”.

Analizando un tanto la definición citada, podemos detectar que en la naturaleza


de una obligación aparecen cuatro elementos: a) ante todo un sujeto activo,
que es el acreedor quien exige el cumplimiento de la obligación, b) un sujeto
pasivo, que normalmente es el deudor, pero en general es quien debe cumplir
con la obligación, c) un objeto, que es el bien en torno al cual jira la obligación:
si se trata de una deuda es el dinero que se debe; y d) el nexo, vinculo que
existe, ósea la relación que existe entre el obligante y el obligado; vinculo que
obviamente no es físico si no de orden moral o jurídico.

FUENTES Y CLASES DE OBLIGACIONES

Desde tiempos de los romanos, se ha dicho y dice que las obligaciones pueden
ser de tres clases: de dar, de hacer o de no hacer.
El de dar: se puede apreciar fácilmente cuando se trata de dar o pagar una
cantidad de dinero, obligación muy frecuente entre los romanos y también entre
nosotros.

El de hacer: cuando hay q cumplir con un trabajo, una tarea

De no hacer: es el caso de las normas prohibitivas; o puede ser el caso de no


estorbar el disfrute de un derecho

Como fuentes de las obligaciones tradicionalmente se han señalado éstas: Los


contratos, los cuasicontratos, los delitos, los cuasidelitos y las leyes

Los contratos desde luego son frecuentes fuentes de obligaciones; en virtud de


ellos hay que cumplir múltiples obligaciones. Precisamente por esa razón,
inmediatamente después del tratado de las obligaciones se suelen estudiar los
contratos, porque hay una vinculación entre las obligaciones y estas fuentes de
derecho.

Si los contratos producen múltiples obligaciones, también los cuasicontratos


pueden dar origen a obligaciones. Por lo general los cuasicontratos suelen ser
los contratos con algunos defectos, tal como se estudia en la teoría sobre los
actos jurídicos.

Claro que los delitos producen obligaciones, así como también las producen las
faltas; por eso los delincuentes y los que cometen alguna falta, tienen que
pagar el delito o falta cometida; y esto lo hacen solventado lo que deben, con
multas o con prisión de alguna clase

De los cuasidelitos, que en la práctica se reducen a violaciones a las leyes que


no alcanzaron a ser un delito o una falta completa, también se contraen
obligaciones de parte de quienes caen esas violaciones, aunque desde luego
no tienen la relevancia de los delitos completos; pero en todo caso se
adquieren también obligaciones para los cuasidelitos

También las leyes originan múltiples obligaciones, pues ello pertenece a la


naturaleza misma de las normas jurídicas, que se trata de juicios que están
incluidos en el deber ser.
CUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES

Las obligaciones se adquieren para cumplirlas. Así que lo normal es el


cumplimiento. A este cumplimiento los romanos le daban el nombre de “solutio”
de las obligaciones o “prestación”, que es un término usado frecuentemente por
el derecho moderno

Sin embargo, es posible que la obligación no se cumpla; y esto puede ser de


una manera dolosa, es decir, porque el obligado no quiere o no está dispuesto
a cumplir. Con todo, puede hacer muchos casos en que el obligado no ha
podido o no puede cumplir con la obligación contraída, situación que constituye
la mora en el cumplimiento de una obligación. Cuando se cae en mora del
cumplimiento, pero sin dolo de parte del obligado, decimos que el
incumplimiento es por culpa, y así lo entendían también los romanos. Pero
resulta que esta culpa puede ser de alguna de estas tres clases: grave, leve y
levísima.

La culpa grave: cuando una persona no cumple con la obligación por un


descuido total. Este descuido grave en la práctica se convierte en dolo. Cuando
el descuido no es total, sino mediano, se cae en la culpa leve. Es el caso de
una persona que procede con un cuidado normal, pero no extraordinario; por lo
que es normal que sea víctima de un descuido corriente, más no doloso o
intencionado. En la culpa levísima, puede caer una persona que es muy
cuidadosa en el cumplimiento de sus obligaciones, pero puede llegar un
momento en que tenga un descuido o desliz que lo sitúa en la situación de
mora. Es el caso de un padre de familia cuidadoso, pero que en un momento
dado puede tener un pequeño descuido e incumple sus obligaciones.

EXTINCION DE LAS OBLIGACIONES

Es el modo mejor de hacer que una obligación se extinga, más aun, cuando
una obligación se contrae, de modo especial por medio de un contrato o de la
ley, es con la finalidad de cumplirla. Al cumplir la obligación es decir al pagar el
acreedor recibe la satisfacción a la que tenía derecho.

La solutio de la obligación, no puede ser de cualquier manera, sino que debe


cumplir con algunos requisitos, los cuales ya los contemplaba el Derecho
Romano: por ejemplo, el pago lo debe recibir el acreedor o sea la persona que
es capaz de enajenar el bien, o su representante legal, es decir, quien ha
recibido el poder para aceptar el pago. Quien paga, puede ser cualquier
persona, por lo menos cuando se trata de obligación de pagar, porque en otras
obligaciones, como las nacidas por delitos, obviamente debe cumplir quien ha
cometido el delito, por lo menos de una manera general

En cuanto al tiempo para pagar, hay que tener en cuenta lo que se ha pactado,
por lo menos cuando se trata de pagar. En otros casos, no habrá que tener en
cuenta lo que las disposiciones legales determinan.

En cuanto al pago, también hay que tener en cuenta que el acreedor no está
obligado a recibir un pago parcial, a no ser que se haya pactado esa forma de
pagar; tampoco está obligado el acreedor a recibir en pago otra cosa, a no ser
que también se haya pactado esa posibilidad.

Una forma en que se puede llegar a extinguir una obligación es por medio de la
remisión, o sea la condonación o perdón de la deuda de parte del acreedor.
Obviamente esta posibilidad solamente la puede brindar el dueño, o la persona
que tiene la capacidad legal de condonar la obligación.

La obligación también puede extinguirse por la novación; es decir, por el


nacimiento de una nueva obligación o contrato capaz de sustituir una
obligación. Esto sucede cuando un deudor se convierte en el acreedor o
viceversa

Una obligación también puede llegar a desaparecer por la destrucción del


objeto de la obligación; desde luego para que se produzca esta extinción de la
obligación, es necesario que la destrucción del bien no haya sido producida por
el deudor y también es necesario que el deudor no haya estado en una
situación de mora.
Cabe mencionar aquí el Pactum de non petendo in rem” o “de non petendo in
personam”, que los romanos podían adoptar para no reclamar una obligación,
ya se refiriese a no exigir el bien o no exigirlo a esa persona (el deudor), el cual
se reduce también a una remisión de la obligación

LO QUE PRESCRIBE EL CODIGO CIVIL

La legislación salvadoreña amplia al establecer normas sobre las obligaciones,


por lo que en la Carrera de Ciencias Jurídicas la institución es objeto de estudio
minucioso. Se trata de modo amplio de las obligaciones, y también se analizan
las obligaciones en cuanto se concretan en los contratos. Hablando de modo
especial sobre las obligaciones, nuestro Código Civil les dedica 21 títulos,
desde el artículo 1308 hasta el 1596, es decir, nada menos que 288 artículos

LOS CONTRATOS EN EL PUEBLO ROMANO

Después de exponer el tema de las obligaciones, es lógico que analicemos los


contratos que fueron introducidos por los romanos, muchos de los cuales han
perdurado hasta nuestros tiempos. Las obligaciones sirven de base a los
contratos, porque tal como lo analizamos en el capítulo anterior, las
obligaciones se concretaban muchas veces en los contratos romanos, y cosa
parecida sucede en el derecho moderno.

EL NEXUM

La palabra latina equivale a la castellana que se puede expresar por un nexo,


vínculo o atadura que podría tener una persona; indica en este caso una
vinculación que había entre el obligado y el obligante

No se sabe exactamente en qué consistía este contrato, aunque lo más


probable era la obligación que contraía un deudor con su acreedor, por una
suma o un bien que el primero había recibido del segundo. La vinculación era
tal que el obligado caído en mora, podía llegar inclusive a ver si vendido como
esclavo, para pagar la obligación de esa manera, obligación que podía
extenderse hasta otro miembro de su familia.
Esa pena por deudas era de tal rigor, muy de acuerdo con aquellas culturas tan
primitivas, que en nexo no prosperó entre el pueblo romano, mucho menos
trascendió a los tiempos modernos.

Similares al Nexum, o como formas posteriores de obligaciones, entre los


romanos existieron otros contratos que tampoco han pasado a la actualidad;
tales como “sponsio, stipulatio”, y el contrato “per aes et libram”.

EL MUTUUM

Según el derecho Romano, el “mutuo o préstamo de consumo”, es un contrato


unilateral y gratuito, por medio del cual una persona, llamada mutuante,
transfiere a otra llamado mutuario, la propiedad de un bien fungible,
obligándose ésta devolver una cantidad igual del mismo género y calidad, una
vez que se haya cumplido el tiempo que se pactó

Hay que tener en cuenta que el mutuo se transfiere el derecho de propiedad


que el mutuante tiene sobre el bien. El mutuo no se produce sino hasta que el
mutuante ha entregado el bien mutuado, además los contratantes tiene que
darse cuenta del sentido o naturaleza del contrato que están realizando.

El derecho romano contaba con acciones a las que las partes podían acudir
para reclamar el cumplimiento del mutuo, entre éstas podemos señalar las
acciones reconocidas como “conditio certae pecuniae” y la “conditio certae rei”

Actualmente en el mutuo se cobran intereses, como lo pide la lógica y una sana


equidad, teniendo en cuenta que mientras corre el tiempo del mutuo el
mutuante se ve privado del bien y de sus frutos. Los romanos también cayeron
en la cuenta sobre este inconveniente, por lo que ellos mismos decidieron
cobrar intereses en relación al mutuo, sobre todo cuando la actividad mercantil
vino tomando fuerza.

EL COMODATUM
Este es un contrato gratuito, en el cual una persona llamada comodante,
entrega a otra (comodatario) un bien para un uso determinado, concluido el
cual éste ha de devolver el bien al comodante

La mayor parte de obligaciones recae en el mutuario, de modo especial en


cuanto debe entregar el bien en buenas condiciones, porque el mutuario bien
podría reclamar alguna reparación al mutuante si el bien ha sido entregado con
algún vicio oculto, además no puede reclamar el mutuante su bien, hasta que
haya expirado aquel tiempo para el que se había pactado el comodato.

El derecho moderno ha recogido y adoptado el contrato de Comodato, con las


mismas características con que lo adoptó el Derecho Romano.

COMPRAVENTA

Al exponer la naturaleza de este contrato, hay que destacar su importancia que


ya tuvo entre los romanos y que la tiene también en nuestros tiempos, es el
contrato por excelencia, ya que en él se cumplen todas las características de lo
que es un contrato; por lo que podemos decir que es el contrato por
antonomasia. Además es un contrato de mucha trascendencia, ya que por
medio de él se logra el progreso de los pueblos. Lo fue en tiempos de los
romanos y lo es en la actualidad. Tengamos en cuenta que todo el comercio y
en gran parte la industria, se desplazan a través de negocios de compraventa;
por eso en las legislaciones civiles del Mundo Occidental, la Compraventa es
un contrato ampliamente desarrollado y contemplado por los sistemas jurídicos.

Podemos dar una definición de Compraventa: “es un contrato consensual y


bilateral, por el cual una parte (vendedor) se compromete a entregar una cosa
u otra (comprador), y a garantizarle la pacifica tenencia a cambio de una suma
de dinero”

El concepto de compraventa se perfecciona con la entrega del bien y del dinero


por el cual se compra. Así sucede de modo especial en la compraventa de
bienes muebles.
En la compraventa hay obligaciones de las dos partes, tanto del vendedor,
como del comprador.

Ante todo el vendedor está obligado a entregar la cosa al tiempo que se realiza
la compraventa, a no ser que ambos hayan convenido en una forma distinta,
asimismo el vendedor debe responder por los vicios o defectos ocultos que
tuviere la cosa vendida, los cuales podrían afectar el uso para el cual se
destina el bien comprado, defectos que pueden disminuir el valor de la compra.

El comprador por su parte y ante todo debe pagar el precio de la compra.


Además está obligado a pagar los intereses del precio convenido o de la parte
que aún no ha cancelado, si ha sido convenido pagar solo una parte del precio
y si el bien ya ha pasado a poder del comprador. También está obligado el
comprador a pagar al vendedor los gastos que hubiere hecho a causa de que
el comprador no ha retirado oportunamente la cosa que ha comprado.

Los romanos eran muy celosos en el cumplimiento de todas estas obligaciones


surgidas en torno a la compraventa, ya que en ellos eran muy buenos
mercantilistas.

Para poder concluir el tratado sobre la compraventa, sin hacer mención a


algunos aspectos que los romanos solían añadir al de compraventa, sobre todo
porque algunos de esos pactos han sido adoptados por el derecho moderno,
aunque a veces con algunos cambios exigidos por los tiempos modernos,
señalamos los siguientes:

En este orden de cosas, los romanos podían agregar al contrato de


compraventa, uno de retroventa o retro compra, en caso de que el comprador
pudiese tener el derecho de vender al que había sido vendedor del bien que
había comprado. O a su vez el vendedor podría tener el derecho de comprar el
bien que antes había vendido. Este pacto lo tenemos contemplado en el
Código Civil de El Salvador, a partir del artículo 1679

Otro pacto que los romanos solían agregar al contrato de compraventa es el


señalado en la Lex Commisoria, que consistía en que el vendedor se podía
reservar el derecho de rescindir el contrato, si el comprador no cumplía con lo
estipulado en una venta a plazos, pagando oportunamente las cuotas
convenidas. Este es precisamente lo que los comerciantes hacen cuando un
comprador cae en mora con las cuotas pactadas en una nueva venta a plazos.

Otro pacto reconocido por los romanos era en “in diem addictio”, el cual
consistía en que el vendedor se reservaba el derecho de anular la venta
efectuada, si dentro de un tiempo determinado se le presentaba la ocasión de
una venta más ventajosa ya fuera por un mejor precio, u otra razón; sin
embargo, el que había comprado el bien, tenía el derecho de preferencia, en
caso de hacer suya la oferta superior.

Otro pacto que acostumbraron los romanos era el de “displicentiae”, que era un
acuerdo por el cual si la cosa no agradaba al comprador o no le servía
adecuadamente para lo que le había comprado, la compraventa se podía
rescindir. Algunos de esos pactos son considerados en forma general por el
Código Civil salvadoreño en los artículos 1684, 1685 y 1686.

Todo lo expuesto viene a confirmar el gran influjo que el derecho Romano está
ejerciendo en el derecho de nuestros tiempos, de modo especial en todo lo que
se refiere a la naturaleza de la compraventa.

DERECHO PROCESAL ROMANO.

Podemos decir que proceso es el conjunto de trámites que han de seguirse,


para obtener la protección de los derechos subjetivos, por parte de los órganos
competentes del estado.

Tal como sucede en los tiempos presentes, los romanos tenían un conjunto de
derechos, los cuales eran protegidos por el Estado; pero resulta que esta
protección tenía que hacerse concreta en el proceso; porque de poco serviría
tener derechos, si estos no pueden defenderse o reivindicarse, cuando son
violados por quienes no respetan las normas jurídicas en un momento dado.
Esto es precisamente el papel del proceso y desde luego del derecho procesal.

De acuerdo a los avances que los romanos habían logrado en el campo del
derecho, ellos ya no admitían que las personas tuvieran que hacerse justicia
por si propias, sino que era el Estado el encargado de administrar la justicia. En
este orden, los romanos tuvieron ya sus formas de proceso, bastante distintas
del proceso de los tiempos actuales; sin embargo, algunos lineamientos del
proceso romano se conservan actualmente en el derecho procesal moderno y
por supuesto en el salvadoreño.

EL PROCESO CIVIL ROMANO.

Hay que aclarar que el proceso romano que los tratadistas analizan, es el que
se circunscribía a los delitos privados, no a las acciones que utilizaban para
sancionar a los delincuentes que habían caído en un delito público, sanciones
que por lo general eran severas.

Los procesos romanos no tuvieron una estructura idéntica a la que tienen


nuestros sistemas modernos; aunque tuvieron algunos elementos que hasta
cierto punto se parecen a los juicios del derecho procesal de estos tiempos.
Las formas de los procesos se pueden aglutinar en las siguientes, las cuales
más bien responden a diversas etapas de la historia del Derecho Romano:
sistema de acciones, sistema formulario y un sistema extraordinario.

En cuanto a las personas encargadas de llevar adelante los procesos podemos


decir que en principio fueron los mismos reyes los encargados de administrar
justicia; en tiempo de la Republica fueron los magistrados, de modo especial
los cónsules. En tiempos republicanos los romanos adoptaron el sistema de
pretura, al frente de la cual estaba el pretor, equivalente a los jueces actuales.
El pretor era el encargado de administrar la justicia; esta institución apareció en
el año 367 a.C.

En cuanto al lugar en que se administraba justicia, los reyes lo hacían en el


mismo palacio real. En tiempos posteriores los romanos destinaron el foro,
como un lugar que viene a ser lo que es en el presente nuestro centro de
gobierno. Era el lugar de reunión para los asuntos oficiales, ahí también se
llevaban a cabo los juicios.

En aquellos tiempos obviamente no existían nuestras modernas jornadas de


trabajo, sino que se laboraba de sol a sol, procurándose que los juicios se
concluyeran antes de que se pusiera el sol.
Los juicios en Roma no se realizaban todos los días. Desde luego se procuraba
que no hubiera juicios los días de comercio. En los días festivos se destinaba
un espacio de tiempo en que se podían ventilar los procesos.

Aunque las formas de los juicios romanos tuvieron algunas variantes, tal como
posteriormente lo veremos, se puede apreciar en tales procesos dos partes
bastante definidas que históricamente se reconocen con dos nombres: la
primera parte recibe el nombre de In jure y la segunda Apud Judicem.

IN JURE vale tanto como “de acuerdo al Derecho”, y era la parte de carácter
más bien administrativo, en la que el magistrado y no el juez, apreciaba la
factibilidad de admitir la obviabilidad del juicio. La segunda parte ya se
realizaba ante el juez, ósea el Pretor; aquí ya se trataba propiamente el juicio,
en que se aplicaban las acciones, el sistema de formula o el Extraordinario.
Esto constituye una especie de bipartición de los procesos romanos.

LAS ACTIONES DEL DERECHO ROMANO.

Las acciones (de donde viene nuestro moderno término de la Acción Procesal),
fue el sistema más antiguo del proceso en Roma; se remonta hasta el Reino,
pasando por tiempos de la Republica.

Podemos decir que las Actiones (acciones) eran los medios puestos en manos
de las personas particulares en Roma, para pedir a las autoridades que se
reconocieran o se reivindicaran sus derechos, conculcados por personas que
no los habían respetado. De acuerdo a la mentalidad e idiosincrasia de los
romanos, se sabe que esas actiones iban acompañadas de palabras rituales
que el demandante tenía que pronunciar, así como el magistrado. En dichas
acciones había también gestos ceremoniosos, testigos y otros ritos que las
volvían muy formalistas.

Las Actiones eran muchas y variadas, pues no formaban un sistema fijo, como
sucede en los juicios modernos; sino que había de varias clases; como
aquellas que eran destinadas a recuperar el dinero objeto de un mutuo, para
defender una propiedad, etc.
Desde luego que había unas actiones que eran más comunes ò más
importantes, a las que se podían reducir otras. A modo de ejemplo, a remos
mención a las siguientes: Actio per Sacramentum, Legis Actio per judicis
arbitrive postulationem, Legis Actio per manus Injectionem, Legis Actio per
Pignores Capionem. Hablaremos un poco más de cada una de estas acciones,
como una orientación para los estudiantes de derecho, a fin de que se formen
una idea de lo que era este primitivo sistema de Derecho Romano, en cuanto al
proceso.

LEGIS ACTIO per Sacramentum in Rem o in Personam: era la acción


principal; el jurisconsulto Gayo la reconoce como la principal, a la que podían a
las que podían reducirse otras ò las demás Actiones. Esta acción tenía
aplicación en la controversia relacionadas con el pater familias, así como en las
disputas surgidas en torno a los créditos, teniendo en cuenta que los romanos
eran gente muy práctica y mercantilista.

En el uso de esta acción, las dos partes se presentaban ante el magistrado


para platear la querella surgida; expresaban sus pretensiones contrarias
colocando sobre el objeto en disputa una vara llamada “festuca” ò vindica,
pronunciaban las siguientes palabras rituales: “hunc ego hominem, ex jure
quiritium meum ese aio” (“por el derecho de los quirites, yo digo que este
hombre es mío”). Era la fórmula si la querella versaba en torno a un esclavo,
cuyo derecho de propiedad alegaban. Si el objeto del pleito era una cosa, la
formula sufría un cambio, ya que en vez de “hunc ego hominem” había que
decir: “ hanc ego rem” (“que esta cosa”); lo demás era lo mismo.

Después de esas palabras de la pretensión, el magistrado tenía que


pronunciar la siguiente formula ritual. “Mittite ambo hominem”, (dejad ò soltad
ambos al hombre); claro que si se trataba de una cosa, tenía que decir: “mittite
ambo rem”. Inmediatamente había que entregar una suma, como especie de
fianza, y el objeto litigado era entregado a uno de los litigantes, nombrándose
también un “praedes litis” que era una especie de fiador, para que
posteriormente respondiese por la presentación del bien el día del juicio,
porque podía darse el caso que la cosa se perdiese ò se deteriorase. Treinta
días después se reunían ante el magistrado los litigantes, a fin de nombrar
propiamente al juez. Aquí se producía ya la “litis contestatio” ò sea la
contestación del pleito ò querella.

Ya ante el juez ò pretor, se producían las otras etapas del proceso, es decir la
prueba, y la sentencia; la cual se pronunciaba el mismo día de las pruebas,
para lo cual contaban con todo el tiempo, hasta que se ocultaba el sol. Hay que
tener en cuenta que estos juicios eran orales, y por eso se ventilaban de modo
rápido.

Otras acciones venían a continuar con la segunda parte del proceso; para lo
cual los romanos tenían diversidad de actiones, algunas de las cuales vamos a
comentar, en este breve resumen que estamos presentando.

Legis Actio Per Judicis Arbitrive Postulationem: el nombre de esta acción en


nuestra lengua quiere decir: “acción de la ley valiéndose de juez ò de árbitro”.
Prácticamente se reducía a la Actio per Sacramentum, la cual acabamos de
explicar; nada más que en este caso se pedía acudir al sistema de arbitraje, el
cual ya aparece mencionado en las XII tablas. Desde entonces los árbitros no
tenían que atenerse a la ley, sino que al veredicto de la conciencia, la cual se
identifica con la rectitud del sentido común.

Legis Actio Per Manus Injectionem: tratando de transmitir a los alumnos el


sentido y contenido de esta acción, podemos traducirla como “La acción de la
ley por medio de la Mano Violenta”, porque para los romanos, la mano podía
indicar protección y poder, como sucedía con el poder de la “manus” del pater
familiae; pero podía indicar una amenaza de sanción, como en el nombre de
esta acción romana. Esta Actio ya aparece mencionada en la tabla III, como
una acción acostumbrada en las querellas relacionadas con los créditos.

La Manus Injectio prácticamente es como la segunda parte de la Legis Actio


per Sacramentau. En virtud de la Manus Injectio, a los 30 días después de que
el demandado había sido declarado culpable en juicio, sino había cumplido
con la prestación, podía ser detenido en cualquier lugar público donde
estuviera y podía ser conducido a la fuerza ante el pretor, como un condenado
que no había cumplido con la obligación impuesta por la sentencia. En
presencia del pretor, el demandante ponía su mano (manus injectio) sobre la
espalda del demandado, expresando el derecho que le asistía. En este
momento, el deudor podía pagar lo debido ò presentar a otra persona para que
pagara por él, de lo contrario, el acreedor podía llevarse al deudor moroso a la
cárcel particular de aquél, hasta que pagara la deuda.

En esas circunstancias el acreedor podía tener hasta por 60 días al deudor


previamente condenado en juicio. Durante este tiempo ambos podían llegar a
un arreglo; también podía el acreedor exhibir al deudor por tres veces en los
mercados, seguramente para el encarnio de moroso ò por si alguna persona se
ofrecía a pagar por él. Cumplido ese plazo de 60 días, si aún no se había
producido la prestación de parte del condenado, el acreedor podía vender
como esclavo al moroso, dejarlo para su servicio, y en tiempos remotos podía
hasta matarlo. Así era la dureza de la manus injectio y la de las leyes de aquel
tiempo.

Legis Actio per Pignoris Capionem (Acción de la ley por medio del
apoderamiento de la prenda): Esta acción tiene gran semejanza con el juicio
ejecutivo de los tiempos presentes, obviamente con grandes variantes. En
virtud de esta acción, el acreedor no se apoderaba de la persona misma del
deudor, sino que de algún bien (pignus), desde luego con palabras rituales
que había que pronunciar. Esta acción se utilizaba cuando era el caso de un
deudor que estaba debiendo algún animal que había comprado para el
sacrificio de los dioses, ò cuando se trataba de deuda al fisco en caso de
impuestos no pagados ò de contribuciones de carácter militar.

C- EL SISTEMA FORMULARIO

Cansado el Pueblo Romano del sistema de actiones, ya fuera por su dureza ò


por su engorroso ritualismo, vino abandonándolo, hasta adoptar el sistema
denominado como de formula ò formulario.

El sistema Formulario entro en vigencia en el Derecho Romano por medio de la


Lex Julia en el siglo I antes de Cristo. Este procedimiento consistía en que se
redactaba un documento, el cual constituía la “formula”; el que al finalizar la
parte In jure, recogía las pretensiones de las partes, sirviendo en esta forma
de orientación y base al pretor, a fin de que continuara y concluyera el litigio.
Podemos decir que esa “formula” era algo parecido a lo que actualmente es el
expediente en nuestros tribunales.

Este sistema para el proceso en Roma tuvo vigencia en la República y se


prolongó hasta el Principado, cuando apareció el sistema Extraordinario.

Si analizamos el sistema formulario, podemos apreciar ciertos pasos, los


cuales vienen a coincidir con las etapas que suelen tener nuestros juicios en
los tiempos actuales. No es que los Romanos distinguieran estos pasos ò
fases, sino que a nosotros se nos ocurre señalarlos, ya que en alguna forma
tratamos de comparar el Derecho romano con nuestro Derecho de modo
especial con el Civil para apreciar su semejanza y algunas de las muchas
razones que tenemos para estudiar el Derecho Romano.

Llamamiento a juicio (in jus vacatio). El demandante hacia un llamamiento por


medio del magistrado, a fin de que el demandado se presentara al juicio.

El demandado se presentaba al magistrado, emplazamiento


comprometiéndose a presentarse posteriormente para iniciar el juicio. Si no
comparecía el demandado, tenía que pagar una especie de multa.
Vadimonium.

En este momento, el demandado tenía que contestar la demanda, litis


contestatio. Podía contestar hallándose a la demanda, negándola o bien
aclarando la situación.

Esta era la parte probatoria. El juez o pretor escuchaba a los litigantes y a los
testigos, formándose un concepto sobre la posición de las partes.

Sentencia, el juez dictaba sentencia con base en las pruebas.


Ejecución de la sentencia, esta podía implementarse por medio de la ¨manus
injectio¨ la ¨bonorum venditio¨ o la ¨bonorum distractio¨ si solamente se
disponía de u una parte de los bienes, en caso de que se trataba de un deudor
que poseía bienes más que suficientes para pagar.

D- PROCEDIMIENTO EXTRAORDINARIO.

Este sistema recibió este nombre, por ser distinto al sistema de legis actiones y
distinto también del formulario. Existió en forma paralela al de fórmula, pero en
el imperio prácticamente se convirtió en el más ordinario, de modo especial a
partir de los tiempos del emperador dioclesiano.

Aunque a grandes rasgos, el procedimiento Extraordinario, seguía los


lineamientos de la formula, era diverso en muchos puntos, por ejemplo: ya no
había la intervención de dos magistrados, sino de uno solo, la acción o trámite
procesal presenta un aspecto administrativo y no tanto judicial, cobra
relevancia la apelación, el proceso toma giro más público que privado.

Como quiera que sea, el Derecho Romano nos dejó muy buenas enseñanzas
en cuanto se refiere al proceso civil, las cuales han sido recogidas por el
derecho moderno y que a grandes rasgos forman parte del derecho procesal
del mundo occidental y desde luego, de El Salvador, pues formamos parte de
ese mundo.
TEMA XVI PROYECCION AL DERECHO PENAL

La sistematización del Derecho Penal, ha sido posterior al Derecho Romano;


pues los romanos no nos dejaron un derecho penal, tal como existe y se
comprende actualmente. Posiblemente por eso los libros de historia del
Derecho Romano en el aspecto penal, tal como lo entendemos actualmente.

A-CONCEPCION ROMANA AL RESPECTO

Para introducir el término “penal” los romanos no podían tener problema, por
cuanto el adjetivo viene del sustantivo pena (poema en latín); pero resulta que
ellos concebían que todo el derecho era civil; y hasta cierto punto tenían razón ,
porque civil viene de la palabra “cives”, que equivale a la palabra ciudadano en
castellano, y obviamente todo el derecho de cualquier clase que sea, es de los
ciudadanos y para los ciudadanos, por lo que es civil, y seguramente eso es lo
que ellos entendían.

Por otra parte en aquellos tiempos el derecho, como todas las disciplinas y
todas las ciencias, no se había diversificado; así que el derecho era uno solo:
apenas civil, y no pensaban en estructurar otra clase de derecho que fuera
penal; y no soñaban con otras clases de derecho que conocemos ahora como
el laboral, el mercantil, el de familia, el notarial, y otros más que han resultado
del civil; así como se ha diversificado el mismo penal. De esa manera se han
venido dividiendo las ciencias y disciplinas, como se ha subdividido la
ingeniería, como hay muchas especialidades en medicina, así como las letras
han dado lugar a diversas disciplinas y especialidades.

Las divisiones del derecho seguramente irán multiplicándose, así como se han
venido subdividiendo todas las ciencias y todos los conocimientos humanos. El
progreso del mundo ha venido exigiendo la diversificación de todas las
disciplinas de todas las ciencias, de todas las artes, de todas las áreas de
trabajo. El Derecho no puede estar ajeno a este progreso; por lo que una
características del progreso; por lo que una de las características del derecho
positivo, es precisamente la que consiste en ser cambamente constantemente.
La verdad es que todo en la vida es movimiento y cambio; la vida misma es un
cambio constante. La verdad es que si profundizamos y filosofamos más en las
cosas, nos damos cuenta que en la vida todo es movimiento. La vida es
movimiento y la quietud es muerte.

B- LO PENAL EN EL DERECHO ROMANO

Claro está que los romanos tuvieron en cuenta lo que nosotros entendemos
como penal. Ellos castigaron los delitos y desde luego más severamente que
como lo hacen nuestras legislaciones. Si recordamos el espíritu de las XII
Tablas, Podemos apreciar su dureza y hasta crueldad; pero no utilizaron el
concepto de derecho penal.

Ya hemos dicho que ellos adoptaron la terminología de Delitos Públicos y


Delitos Privados; también reconocían la división de faltas, delitos y crímenes.
Según ellos crímenes eran los delitos más graves, los cuales estaban fuera del
derecho civil, pero que eran castigados con penas severas, que en muchas
ocasiones era la pena de muerte o el destierro.

Algunos delitos que están considerados actualmente como delitos de carácter


penal, para ellos eran delitos privados, porque los consideraban contra la
propiedad privada; en este concepto estaban el furtum (hurto), la rapina (robo),
la injuria, cuyas letras son las mismas en castellano y en latín, aunque la
pronunciación es distinta.

Para castigar los delitos los romanos no se quedaban atrás, sino que fueron
muy severos, utilizando en aquel tiempo penas que actualmente llamamos
infamantes, como las pesadas cadenas , la flagelación, la crucifixión, las
exhibiciones en lugares públicos como en los mercados etc.etc.

El Derecho Romano inclusive llego a tipificar delitos que actualmente no tienen


la relevancia ni las penas que los romanos les aplicaban; como los abusos de
poder, el comprar votos en los comicios con regalos, comidas. Asimismo tuvo
en cuenta el delito de falsificación de moneda, el soborno el peculado. O sea
que el Derecho Penal si existió entre los romanos, pero no con este nombre,
estructura o triplicación.

C- LAS PENAS SEGÚN LOS ROMANOS


Si las razones de ser de las penas que se aplican a los violadores de las
normas jurídicas, las pudiéramos, dividir en tres: la venganza de la víctima y de
la sociedad por el atropello cometido por los delincuentes, el escarmiento, de
modo especial de quien delinque y la regeneración del delincuente podríamos
analizar esas motivaciones de esta manera:

Los romanos daban mucha importancia a la venganza. Ellos concebían que al


poner y aplicar la sanción a los delincuentes, la persona cuyos derechos
habían sido violados sentía que satisfacía su venganza por el atropello de que
había sido víctima. La sociedad por su parte también se sentía vengada por la
perturbación y el mal ejemplo de que había sido víctima. Esto tenía mayor
relevancia cuando se trataba de crímenes o de delitos de carácter público. La
venganza era muy importante para la cultura de aquellos de carácter público.
La venganza era muy importante para la cultura de aquellos remotos tiempos;
por eso la palabra “vindicta” que significa venganza tenía mucho relieve en el
derecho romano; inclusive ya hemos visto que en un instrumento utilizado en
algunas legislaciones, tenían ese nombre.

El escarmiento también aparece muy relevante en las penas del derecho


romano. Aquel pueblo que creía muy obvio y necesario, que por una parte los
delincuentes escarmentaran las duras penas que sufrían para que no
reincidieran en los delitos que habían cometido. También con las penas
escarmentaban los demás en cabeza ajena, inclusive quienes podían verse
tentados a cometer algún delito. Este carácter de escarmiento tenía pena de
muerte que los romanos aplicaban a delitos como homicidio, al falso testigo al
que incendiaba casa o granero de otra persona y a muchos otros delitos. Por
eso también los romanos eran muy adictos a penas muy severas, como la
flagelación y las infamantes.

La finalidad de la regeneración del delincuente la de aplicarle penas para


incorporarlo a la sociedad no tenían importancia para los romanos incluso no
parece que lo tuvieran en cuenta. En cambio en el derecho penal de estos
tiempos estos puntos de vista es el que se tiene más presente, y a veces
parece que las penas actuales o los sistemas carcelarios tienen esta finalidad
exclusiva: que el delincuente se enmiende y se reincorpore a la sociedad, una
vez regenerado. Estos muchas veces es difícil pero es la finalidad que
persiguen las penas en los tiempos modernos; sin tener en cuenta el aspecto
de escarmiento y venganza que aparece en primer término en las sanciones
del derecho romano.

Ello parece indicar que aunque nos lamentamos de la delincuencia


especialmente en algunas sociedades y en algunas circunstancias en cuanto a
las penas aplicadas a los delincuentes es una realidad que los hombres se han
venido civilizando y desde luego humanizando no obstante que a veces nos
cuesta reconocerlo.

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