Objetivo General

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OBJETIVO GENERAL

1 Hacer un contraste teniendo en cuenta los datos adquiridos sobre lo que saben
los jóvenes, que les interesa realmente y que deberán hacer.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1 Identificar qué información sobre educación sexual tienen los jóvenes


facatativeños de los colegios por ciclos

2 Recopilar información en la que los jóvenes están interesados.

3 Orientar a los jóvenes para que por medio de la información adecuada manejen
su sexualidad con responsabilidad.

TIPOS DE INVESTIGACION

POR SU FINALIDAD

Nuestro proyecto es de investigación aplicada porque buscamos mejorar su


problemática que se presentan referentes a embarazos y enfermedades de
transmisión sexual .
POR SU PROFUNDIDAD

ESTUDIO DE ACCION

Ya que estamos intentando mejorar y darle una solución a una problemática.

ALCANCE TEMPORAL

SINCRONICA

Ya que vamos hacer nuestra investigación basada en las encuestas realizadas.

AMPLITUD

MICROSOCIOLOGICAS

Tenemos planeado que nuestro campo de acción sean solamente los colegios.

Según el ministerio de educación

Educación para la sexualidad: derecho de adolescentes y jóvenes, y condición


para su desarrollo
La sexualidad es una dimensión constitutiva del ser humano, que se construye y
se vive durante toda la vida, desde nuestro nacimiento. Es mucho más que
relaciones sexuales o genitalidad; es la construcción que hacemos de nosotros
mismos como hombres o como mujeres, a lo largo de nuestro proceso de
desarrollo. Es una condición inherente a todos los seres humanos, y se constituye
en un derecho cuyo disfrute debe ser garantizado por todas las sociedades.

Los derechos y la salud sexual y reproductiva de adolescentes fueron ubicados en


la agenda internacional desde la Conferencia Internacional de Población y
Desarrollo, celebrada en El Cairo en 1994. El Plan de Acción resultante reconoce
y aboga para que los países del mundo den respuestas adecuadas a las
necesidades específicas de adolescentes y jóvenes frente a las dimensiones de la
sexualidad y la reproducción, abordándolas desde la perspectiva de los derechos
humanos, sexuales y reproductivos, y no solo desde el riesgo o la enfermedad. Y
aún más allá del terreno de la salud sexual y reproductiva, la concepción de la
sexualidad es entendida como una dimensión del desarrollo y bienestar de los y
las adolescentes, que se nutre del entorno personal, familiar, social y cultural, a la
vez que influye sobre él y lo transforma.

Por su parte, la Conferencia del Milenio, celebrada en el año 2000, sitúa a la salud
sexual y reproductiva como uno de los grandes retos de la humanidad, y como un
indicador del desarrollo de los países. Es así, que su objetivo central de avanzar
en la superación de la pobreza se desagrega en otros objetivos primarios como la
maternidad segura, la prevención del VIH/Sida, la igualdad entre los géneros -
incluida la eliminación de la violencia y/o discriminación contra la mujer-, y la
educación primaria universal, entre otros. Que un país garantice que sus niños,
niñas, adolescentes, jóvenes y adultos puedan construir de manera saludable,
autónoma y enriquecedora sus vivencias de la sexualidad, es una expresión de
cuánto ha avanzado en el respeto y garantía de los derechos humanos, y en la
creación de condiciones para un desarrollo sostenible y humanizador.

A partir de este marco internacional, promover la salud sexual y reproductiva es


imperioso para el desarrollo de los individuos y las sociedades, cuando se mira a
la luz del respeto y garantía de los derechos sexuales y reproductivos, que son la
concreción de los derechos humanos universales en el terreno de la sexualidad.
Los principios de los derechos sexuales y reproductivos, así como de los derechos
humanos, son la dignidad, la libertad y la igualdad, que se traducen en la
posibilidad de que cada persona defina y construya su identidad individual y sexual
así como las formas de vivir su sexualidad de manera autónoma, a partir del
reconocimiento de sus propios derechos y de aquellos de quienes la rodean.

Algunos de los derechos sexuales y reproductivos son: el derecho a decidir libre y


responsablemente tener o no hijos; a recibir servicios de atención en salud sexual
y reproductiva integrales y de calidad sin importar la edad, sexo, orientación sexual
o estado civil; a recibir información y educación sobre la sexualidad; a la intimidad,
la libertad, la integridad y la dignidad; y a no sufrir violencia o coerción de ningún
tipo.

El derecho a la educación sexual


El derecho a la educación sexual integral forma parte de los derechos sexuales y
reproductivos, reconocidos por Colombia a través de diversos instrumentos
normativos, incluyendo la Política Nacional de Salud Sexual y Reproductiva.

La educación sexual es "el proceso vital mediante el cual se adquieren y


transforman, formal e informalmente, los conocimientos, las actitudes y los valores
respecto de la sexualidad en todas sus manifestaciones, que incluyen desde los
aspectos biológicos y aquellos relativos a la reproducción, hasta todos los
asociados al erotismo, la identidad, y las representaciones sociales de los
mismos".¹

Así como la sexualidad misma, la educación sexual es un proceso que se inicia


con el nacimiento y dura toda la vida. Puede darse de manera consciente y
sistemática, con objetivos e intenciones definidas y compartidas por todos y todas
(por ejemplo, en las instituciones educativas que han definido una propuesta clara
de educación para la sexualidad), o a través de la cultura y las tradiciones (por la
vía de la socialización de conocimientos, actitudes y prácticas comunes a un grupo
social o a la sociedad en su conjunto).

En este sentido, educar o no para la sexualidad no es una elección, pues siempre


estamos educando para la sexualidad, desde la escuela, la familia y el resto de las
instituciones y espacios sociales, de manera consciente o inconsciente, explícita o
implícita, adecuada y positiva, o inadecuada y negativa. Por ello, la decisión que
nos corresponde es educar adecuadamente para una vivencia de la sexualidad
sana, responsable, informada y constructiva.

Educar la sexualidad es mucho más que transmitir conocimientos e información


acerca de la sexualidad y la reproducción. No basta con enseñar las características
biológicas de hombres y mujeres, o los métodos para prevenir un embarazo.
Educar para la sexualidad es precisamente brindar herramientas conceptuales,
actitudinales, comunicativas y valorativas que permitan a los adolescentes tomar
decisiones con relación a su sexualidad que se correspondan con lo que quieren,
sueñan y esperan de su realidad.

"La educación sexual debe ser entendida como un derecho de la niñez, la juventud
y la población en general. Ya que la sexualidad es educable y forma parte del
potencial humano a desarrollar en la niñez y en la juventud, una educación que no
incluya la educación sexual, simplemente no puede llamarse educación integral".²

En este sentido, el PESCC ha sido diseñado por el Ministerio de Educación


Nacional, en conjunto con el Fondo de Población de las Naciones Unidas,
precisamente para dar respuestas a los desafíos que enfrenta Colombia frente a
la necesidad de formar y educar para la sexualidad a sus niños, niñas,
adolescentes y jóvenes, no solo para hacer frente a algunas problemáticas
asociadas al ejercicio de la sexualidad -como el embarazo en la adolescencia o las
infecciones de trasmisión y el VIH-, sino para garantizar una educación integral y
de calidad, que impulse la consolidación de ciudadanos y ciudadanas que ejerzan
todos sus derechos, entre ellos, los sexuales y reproductivos.

Contar con un Programa Nacional de Educación para la Sexualidad y Construcción


de Ciudadanía es un gran paso para Colombia, en el camino hacia la garantía de
condiciones favorables para el desarrollo de niños, niñas y adolescentes, y una
experiencia a ser seguida de cerca por el resto de los países de la región
latinoamericana.

¹ Hablemos de Educación y salud sexual. Manual para profesionales de la


educación. Información, herramientas y recursos. Esther Corona Vargas y Gema
Ortiz M. (compiladoras). Fondo de Población de las Naciones Unidas, México,
2003.
² Ibid.

(*) Representante del Fondo de Poblaciones de Naciones Unidas (UNFPA) en


Colombia

Cuatro llaves para fortalecer el bienestar de los y las adolescentes


Un mundo adaptado a los adolescentes y jóvenes es un mundo en el cual sus
derechos son promovidos y protegidos. Es un mundo donde los jóvenes y las
jóvenes tienen iguales y óptimas oportunidades para desarrollar sus plenos
potenciales, para expresarse libremente por sí mismos y ver sus opiniones
respetadas, y para vivir libres de la pobreza, de la discriminación y de la violencia,
Thoraya Obaid, Directora Ejecutiva del Fondo de Población de la Naciones Unidas.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas, en su misión de promover el


desarrollo de adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres, a través de la promoción
de sus derechos sexuales y reproductivos, y la igualdad de género, ha desarrollado
un marco de acción, compuesto por 4 "llaves" para guiar y fortalecer el trabajo en
pro del bienestar de los y las adolescentes.¹

Primera llave:
La implementación de políticas públicas focalizadas hacia adolescentes y jóvenes,
adaptando planes y programas de desarrollo y de reducción de la pobreza, que
entiendan y asuman las diferencias y la heterogeneidad de este grupo de
población.

Segunda llave:
El fortalecimiento de una educación basada en habilidades para la vida, que
favorezca desde la niñez las potencialidades de hombres y mujeres para poner en
práctica conocimientos, valores y actitudes, fundamentalmente relacionados con
el ejercicio de su sexualidad y sus derechos.

El desarrollo de habilidades incluye: las sociales (para las relaciones


interpersonales, la comunicación, la empatía, la cooperación y el trabajo en
equipo); de pensamiento (autocuidado, toma de decisiones, pensamiento crítico y
creativo, elaboración de planes y metas) y de negociación (manejo y socialización
de emociones y sentimientos, asertividad en la construcción de consensos, manejo
de la presión de grupo).

Un tratamiento igualitario y equitativo de niños y niñas es fundamental para la


construcción de sexualidades sanas y enriquecedoras, que favorezcan relaciones
positivas y constructivas entre los géneros. Es vital que la educación impulse
herramientas pedagógicas para el empoderamiento de las niñas en el
reconocimiento y ejercicio de sus derechos, así como la construcción de
masculinidades en los niños, que estén basadas en el respeto a los derechos y la
igualdad de hombres y mujeres.

Tercera llave:
La promoción de un paquete esencial de servicios de salud sexual y reproductiva
y de insumos que incluyan, por lo menos, la disponibilidad y el acceso universal a
la anticoncepción, a la prevención del VIH y a los servicios de salud materna,
acompañados con procesos de asesoría y consejería adecuados a las
necesidades y expectativas de adolescentes.

El compromiso por hacer de los servicios en salud espacios amigables para


adolescentes y jóvenes, debe ser impulsado por las instituciones del Estado, como
garante de los derechos sexuales y reproductivos, y por adolescentes como
sujetos de estos derechos, sus familias y la sociedad en su conjunto.

Cuarta llave:
La participación y el liderazgo de adolescentes y jóvenes. Hay que identificar
mecanismos institucionales para incluirlos en los procesos políticos y de
programación, desde la planeación, implementación, seguimiento y evaluación de
acciones y programas gubernamentales orientados a ellos y ellas. Esto necesita
una inversión fuerte en creación de capacidad y habilidades de liderazgo para
hacerlos defensores de sus propios derechos y desarrollo.

¹ UNFPA Framework For Action On Adolescents & Youth: 4 keys to open doors
with young people.

Actualmente, Bienestar Familiar desarrolla una estrategia denominada "Entornos


Protectores", la cual busca que los padres, madres, cuidadores, docentes, niños,
niñas y adolescentes hablen un mismo idioma. Que en las familias se fortalezcan
las pautas de crianza para que los niños se sientan seguros y puedan hablar de sus
sentimientos, gustos, intereses y preocupaciones; y para que los padres tengas las
herramientas suficientes para oírlos y orientarlos en su desarrollo.

Así mismo Plazas Michelsen mencionó que para llevar a cabo todos estos desafíos
el ICBF no solo está realizando talleres en territorio, sino que en los primeros meses
del año se lanzará una estrategia denominada Ecosistema Digital, en la que se le
dará información relevante a padres, madres, cuidadores y docentes sobre las
etapas de desarrollo de los niños, pautas de crianza y temáticas que afectan a
nuestros niños.
“Encuesta de comportamientos y factores de riesgo en niñas, niños y adolescentes
escolarizados” (ECAS), el 32,7 % de los menores de 18 años ya han iniciado su
vida sexual. De ese porcentaje, el 50 % de los niños y el 31 % de las niñas
comenzaron antes de los 15 años, e incluso el 26,5 % de los niños y el 10,9 % de
las niñas habían tenido su primera relación antes de los 13 años.
Las estadísticas evidencian no solo que los niños y jóvenes del país están iniciando
de forma temprana sus actividades sexuales, sino que lo hacen con deficiente
información y protección; entre los resultados más alarmantes de esta situación se
encuentran las crecientes cifras de embarazos en adolescentes: en Colombia,
2 millones de niños nacen de madres con edades entre los 15 y 19 años.
Hemos decidido basar nuestro proyecto en esta información debido a que en
general según las estadísticas que pudimos observar Colombia es uno de los países
donde se presenta mayo embarazo en adolescentes, y se ha identificado que se
debe al poco acompañamiento en su educación y orientación sexual. Es por eso
que al igual que muchas organizaciones, nombradas anteriormente, nos
preocupamos por el desarrollo de la educación sexual de los colombianos
empezando por una pequeña parte de uno de sus municipios.

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