Catequesis Obispos Franceses
Catequesis Obispos Franceses
Catequesis Obispos Franceses
En el mes de noviembre de 2005 fue aprobado por los obispos franceses reunidos
en Lourdes un documento programático y orientador sobre la catequesis, que abre una
nueva etapa en la ya tradicional trayectoria de la renovación catequética en Francia. 1 De
este importante documento queremos ilustrar su significado y recoger sus principales
contenidos.
1
CONFÉRENCE DES ÉVÊQUES DE FRANCE, Texte national pour l'orientation de la catéchèse en France et principes d'organisation. Paris,
Bayard-Centurion / Cerf / Fleurus-Mame 2006 (=TNOC).
2
LES ÉVEQUES DE FRANCE, Proposer la foi dans la société actuelle. III. Lettre aux catholiques de France. Rapport rédigé par Mgr
Claude Dagens et adopté par l'Assemblée plénière des évêques de France. Paris, Cerf 1997.
Edición española en: D. MARTÍNEZ - P. GONZÁLEZ - J. L. SABORIDO (Eds), Proponer la fe hoy. De lo heredado a lo propuesto.
Santander, Sal Terrae 2006, 37-84.
3
Proponer la fe hoy, 1.5.
4
Proponer la fe hoy, 2.4.
5
Ibid. 2.6. y 3.1.
1
herencia familiar o cultural: es necesario forjarla personalmente respondiendo a un
anuncio y a una invitación.
Y ya tratando explícitamente de la tarea de la transmisión de la fe, en la nueva
perspectiva, los obispos constatan no pocos hechos positivos en la realidad francesa,
como el aumento de la demanda de formación y el multiplicarse de iniciativas de
profundización doctrinal de la fe, al mismo tiempo que insisten en «la necesidad de una
propuesta de la fe que vaya al corazón mismo del misterio, […] válido para la totalidad del
pueblo cristiano».6 Un motivo de esperanza es el desarrollo y consolidación del
catecumenado bautismal, aunque no hay que ignorar el problema de la inserción de los
nuevos cristianos en la comunidad eclesial: se impone diálogo y confrontación, sobre todo
con los jóvenes, que con frecuencia se sienten lejanos y ajenos a cuanto perciben en la
Iglesia.
Estas indicaciones y opciones pastorales constituyen el substrato y el contexto en
que se colocan las nuevas reflexiones y orientaciones para el ámbito concreto de la
catequesis.
6
Ibid. 3.3.
7
COMMISSION ÉPISCOPALE DE LA CATÉCHÈSE ET DU CATÉCHUMÉNAT, Aller au coeur de la foi. Questions d'avenir pour la catéchèse.
Paris, Bayard / Cerf / Fleurus-Mame 2003. Edición española en: D. MARTÍNEZ - P. GONZÁLEZ - J. L. SABORIDO (Eds), Proponer la fe
hoy, 193-221.
8
Cf TNOC, pp. 16-17.
9
CONGREGACION PARA EL CLERO, Directorio General para la Catequesis. Madrid, Ed. EDICE, Madrid 1997.
2
Y, como ya hemos comentado, lo hace concretamente siguiendo las pautas y el talante de
las opciones pastorales de la «Carta a los católicos de Francia».
Estamos ante un documento orientador, dividido en dos partes, de desigual
importancia. No pretende ser un directorio en sentido propio, queriendo limitarse a
exponer los principios que deben regir la organización de la catequesis en Francia.
Concretamente, desea presentar «los fundamentos del acto catequético que permiten
elaborar después las actividades de la catequesis».10 Son indicaciones que permitirán a
cada obispo, en su Iglesia particular, aplicar, concretar y organizar oportunamente la labor
catequética, en función local.
En su introducción, tras una evocación histórica del recorrido de la renovación
catequética francesa y constatada la nueva situación a que hemos aludido, se anuncian
dos opciones de fondo que van a constituir el eje central del documento: la opción por una
catequesis, situada decididamente «en una voluntad de evangelización», y la propuesta, a
cuantos solicitan la fe a la Iglesia, del «camino de la iniciación».11
Sobre la base de una clara opción por la evangelización (se habla sobre todo de
«comunidad misionera»), el texto subraya ante todo, de forma clara, la necesaria
dimensión eclesial de la catequesis y la opción por una «pedagogía de iniciación».
Llama la atención la insistencia manifiesta, presente repetidas veces a lo largo del
texto, sobre la importancia de la dimensión eclesial: «cualesquiera que sean las
condiciones en que se realiza la catequesis, es siempre la Iglesia la que catequiza». Para
la Iglesia supone esto un reto ineludible: mantenerse más que nunca en estado de
iniciación, dado que «la actual situación francesa hace ver la necesidad de insertar la
catequesis en la vocación misionera de la Iglesia» (1.1.).
La estrecha relación entre catequesis y comunidad eclesial se manifiesta en dos
direcciones complementarias. Por una parte, la catequesis encuentra en la comunidad su
ambiente y humus de cultivo; por otra, la catequesis tiene la misión de introducir en la
realidad eclesial.
Ante todo, está muy clara al convicción de que la catequesis tiene absoluta
necesidad de un «baño eclesial» para su ejercicio. Recordando la afirmación del
Directorio General, según la cual «la comunidad cristiana es en sí misma una catequesis
viviente» (DGC 141), los obispos franceses hablan de la comunidad como de un
«ambiente nutricio» que ejerce una esencial «función maternal» con respecto a la
catequesis. Esta función es absolutamente necesaria: «sin esta ‘solicitud maternal’ de la
comunidad cristiana, la catequesis no podría ayudar a los hombres y mujeres a
‘mantenerse en pie en la vida como creyentes’».12 A este propósito el documento
recuerda que los sacerdotes tienen una muy importante responsabilidad.
Por otra parte, se recuerda que la catequesis tiene un cometido comunitario muy
importante, el de educar e introducir en la realidad eclesial. Hay que insistir de forma
especial en la necesidad de educar en el sentido de Iglesia y de potenciar la dimensión
comunitaria de la vida cristiana. Contra esta exigencia chocan en la actualidad muchas
10
TNOC, p. 21.
11
TNOC, p. 17. En adelante, las citas del documento irán entre paréntesis con la indicación de los números en que se divide.
12
«Se tenir dans la vie en croyants» : TNOC 1.5.
3
personas de hoy, que no sienten necesidad alguna de vivir la vida cristiana en comunidad.
Se impone por lo tanto desarrollar iniciativas y crear ocasiones de robustecimiento del
«sentido de Iglesia» y, para ello, se hace hincapié en las oportunidades que ofrece la
asamblea eucarística dominical, en un clima de fraternidad y de encuentro
intergeneracional (1.6.).
Si la catequesis quiere demostrar su dinamismo misionero, tiene que vivir con
fuerza la comunión eclesial. Sin olvidar que la Iglesia evangeliza con toda su vida y
acción, ya que es toda ella la que «porte l’Évangile» (1.2.).
4
En la lógica del proceso de iniciación entra también, necesariamente, el «polo
objetivo» del encuentro con la fe de la Iglesia. No como meta primaria y central, sino como
exigencia intrínseca de la experiencia de novedad de la fe: «El deseo de comprender y de
profundizar le viene a quien ha gustado ya la vida de fe» (2.3.). La iniciación reclama la
inteligencia de la fe, no como fin en sí mismo, sino en función del proceso general de
iniciación. Se insiste por lo tanto en recordar que la iniciación no excluye en modo alguno
la tarea de la enseñanza, pues posee una dimensión didáctica. Apoyándose en las
orientaciones del DGC, el documento invoca la necesidad de una presentación «orgánica
y jerarquizada» del mensaje cristiano, en el que es posible individuar, siguiendo la pauta
del Directorio General, siete elementos básicos, susceptibles de configuración variada: las
tres etapas de la historia de la salvación (Antiguo Testamento, vida de Jesús e historia de
la Iglesia) y los cuatro pilares de la exposición doctrinal (el Símbolo, los Sacramentos, el
Decálogo y el Padre Nuestro) (2.3. cf DGC 130).
En definitiva, se trata de introducir en la novedad del Evangelio, descubrir la fe de
la Iglesia y penetrar en las riquezas de la liturgia (2.4.).
5
voluntad de un comportamiento acorde con la centralidad del precepto del amor.
Esta opción entraña también la esperanza en las promesas de Dios, promesas que
dan a la vida cristiana su fuerza y su dinamismo.
La pedagogía de iniciación supone apertura a la diversidad cultural (3.7.).
Finalmente, la pedagogía iniciática debe tener en cuenta la situación cultural de
nuestra sociedad plural, que hace difícil la construcción de una clara identidad y la
respuesta a la pregunta sobre el sentido de la vida. La consideración de esta
diversidad cultural abre también la perspectiva de un uso adecuado de los nuevos
lenguajes, de los medios de comunicación social, de los resortes del arte.
El capítulo se cierra con una invitación a emprender con decisión una pastoral de
evangelización y de propuesta de fe, en la línea de la Carta a los católicos de Francia:
«mientras más opta la Iglesia por una pedagogía de iniciación en la catequesis, más
descubre ella misma la necesidad imperiosa de percibir y acoger la novedad del
Evangelio». Una pedagogía de iniciación impulsa la catequesis a adherir a la opción
de la Iglesia por una pastoral de la propuesta de fe.
6
los niños de 8-12 años. Ahora la catequesis, de estilo evangelizador e iniciático,
despliega su acción a lo largo de toda la vida, con especial atención al mundo de los
adultos.
Se reafirma la eficacia educativa del año litúrgico que, no obstante las dificultades
actuales de presencia y participación, sigue siendo «la parte más sólida de la cultura
cristiana, incluso para los no creyentes» (3.1.). Al respecto se sugiere potenciar la
celebración del domingo con iniciativas catequéticas, de manera que se acentúe la
vitalidad de la comunidad cristiana en su dimensión intergeneracional y relacional. El
año litúrgico, al hacernos recorrer el camino de los misterios de Cristo, constituye un
verdadero eje estructurante de la vida cristiana.
La actuación de la catequesis en el marco vital del año litúrgico se enriquece con
cinco cualidades que le son proverbiales y que hay que cultivar: un clima de
convivialidad, la centralidad de la Palabra de Dios, el trabajo en talleres
intergeneracionales, la implicación de la comunidad y la celebración comunitaria de la
eucaristía.
7
La organización y coordinación de la catequesis (cap. 5)