Guía Políticamente Incorrecta Del Calentamiento Global2 - Opt
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Guía Políticamente Incorrecta Del Calentamiento Global2 - Opt
CALENTAMIENTO
GLOBAL
(Y DEL ECOLOGISMO)
i* * * * * * * * * ** * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * ;* »
CHRISTOPHER C. HORNER
Edición española de Gabriel Calzada
M ciudadela
Prólogo
E c o l o g is t a s a u t o r it a r io s
Capítulo 1
1«Los doce grupos ecologistas de presión más importantes de Estados Unidos obtie
nen unos ingresos anuales de 1.900 millones de dólares, según los últimos datos de
18 G u ía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
Sabiduría verde
«Dar a la sociedad energía barata y abundante [...] sería el equivalente a
darle una ametralladora a un niño tonto».
Paul Ehrlich, «A n Ecologista Perspective on Nuclear Power»,
Federation o f American Scientists Public lssue Report, 1978
Internal Revenue Services», escribió Hugh Gordon en 2002, en «Grim Greens... and
Greenbacks», 22 de noviembre de 2002, en h ttp :// www.cei.org/gencon/029,03290.cfm.
«Sólo setecientas veinticinco de los veinte millones de empresas de Estados Unidos pue
den jactarse de un movimiento de dinero tan magnífico como éste».
2 Véase, por ejemplo, Jonathan Adler, «Environmentalism at a Crossroads: Green
Activism in America», Capital Research Center, enero de 1997.
El verde es el nuevo roío 19
sores institucionales. Aun así, esta efusión de lucro que dirige la industria
hacia los verdes es en parte una respuesta débil y generada por ¡a presión,
una búsqueda vana de aprobación a través de regalos de dinero envueltos
en disculpas. Las grandes multinacionales, de hecho, fomentan el alarmis
mo verde para desfavorecer a los competidores o para obtener otros bene
ficios, muchas veces en forma de regulaciones al sector que les benefician,
fruto de favores de los políticos de turno. El mundo de la empresa y los
verdes unen sus fuerzas para presionar a favor de su estrategia y sus inte
reses, a veces para subir los impuestos energéticos y otras para obligar a
todos los consumidores, ricos y pobres, a consumir productos más caros
que, de lo contrario, tardarían años en abrirse camino en el mercado, si es
que alguna vez lo conseguirían. Se trata de un acuerdo dulce que asegura
el éxito en lo que a desbancar a la competencia se refiere.
Sabiduría verde
«Como respuesta a su pregunta, y debido a ¡o que seriamos capaces
de hacer con ella, le diría que para nosotros seria un verdadero
desastre descubrir una fuente de energía limpia, barata y abundante.
Tendríamos que buscar fuentes de energía adecuadas a nuestras
necesidades, que no nos proporcionaran excesos de energía concen
trada con ios que hacer daño a la tierra o hacernos daño entre noso
tros».
Am ory Lovins, «The Mother Earth»,
entrevista concedida a Playboy, 1977
Esto suscita la pregunta sobre las compañías que frecuentan los ver
des y los vínculos que comparten con ellas. Los comunistas y socialistas
pueden ser activistas ecologistas, y los activistas ecologistas pueden ser
comunistas o socialistas, aunque ser una cosa no significa necesariamen
te ser la otra. Se trata, sin embargo, de aves que vuelan en bandada, de
alas unidas por la simpatía hacia el movimiento del Salvacionismo Global
moderno.
Los partidos políticos que ostentan el nombre de «verdes» se han
ganado el mote de «sandías»: verdes por fuera y rojos p or dentro. En
Estados Unidos, el programa del Partido Verde va mucho más allá de
simplemente com batir la contaminación e incluye planes dramáticos para
la redistribución de la riqueza. El Partido Verde cortejó a Angela Davis,
la eterna candidata vicepresidencial del Partido Comunista y miembro de
los Panteras Negras. Líderes del Partido Verde alemán, como Petra Kelly
y sus colegas, se opusieron a la entrada de su país en la O TAN y con
fesaron ser «muy tolerantes» con sus vecinos comunistas, la Unión
Soviética, durante los momentos más álgidos de la Guerra Fría.10
é M 'é é é é é é é é é é é é é é é é é é é é é é
Sabiduría verde
«Tuve la impresión de que en lugar de salir a matar pájaros, tenía que salir
y matar a los niños que mataban pájaros».
Paul Watson, cofundador de Greenpeace,
citado en Access to Energy, vol. 10, núm. 4, diciembre de 1982
de Trampert no preocupa a la mayoría de los verdes fieles, que parecen alérgicos al pro
fundo anticomunismo de sus mayores». «Germany: For Greens ¡t's Make Waves, N o t
War», james M Markham, 3 de octubre de 1982.
24 G u ía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
ééééééééééééééééééééééééé
Sabiduría verde
«El homo sapiens está resultando ser una fuerza tan destructiva como
cualquier asteroide. La intrincada red de ecosistemas de la Tierra pros
peró durante millones de afíos, en forma de paraísos naturales, hasta
que llegamos nosotros. [...] La cruda realidad es que somos demasia
dos. Y consumimos demasiado. Sobre todo aquí. [...] La solución no es
ningún secreto: control de la natalidad, reciclaje, disminución del con
sum o...».
M a tt Lauer, Countdown to Doomsday,
programa de la M S N B C , junio de 2 0 0 6
S f
La gente: el enemigo 1
--"a
Es importante no perder la perspectiva de la antip^tja^quóTós^erdes
sienten hacia la gente. Bajo el punto de vista de los e q p lo g ist^g e n te
equivale a contaminación.
La prensa del Reino Unido, izquierdista y masivamente intervencio
nista y defensora del Estado-niñera, resulta m aravinM J^fr'édafiíob *s«ra-
recer lo que nuestra élite piensa. Reflexione sobre lo siguiente: «La gente
26 G u ía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
Am igos y vecinos
H Véase, por ejemplo, National Center for Public Policy Research, «League of Conser-
vation Voters Sconecards Ignores Important Envinonmenta! Votes, But Inciudes Abortion and
Campaign Finance Reform», 28 de febrero de 2002, en http://www.nationalcenter.org/
TSR22802html. El artículo hace referencia a la valoración por parte de! grupo de presión,
League of Conservation Voters, de la postura de los políticos respecto a la política
«México City», que prohíbe que la «ayuda extranjera» para ia «planificación familiar», sub
vencionada por los contribuyentes de Estados Unidos, vaya a parar a grupos relacionados
con el sector de las prácticas abortivas.
15 J. Taylor, «Greeniacs in Jo-burg: The U.N.'s latest "Earth Summit"», National Review,
16 de septiembre de 2003.
28 G uia políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
I
En general, los norteamericanos conservan una intensa tradición de
solucionar sus problemas sin recurrir ai Estado, incluyendo el asunto del
conservacionismo.16 Como resultado de ello, los verdes norteamericanos se
enfrentan con un hueso duro de roer porque tienen que convencer al
público tanto de que el supuesto problema es real, como de que la res
puesta al mismo está en las políticas que ellos dictan, unas políticas que
limitan las libertades individuales y se llevan el dinero de los ciudadanos.
La fe en que el gobierno solucione cualquier problema medioam
biental que pueda percibirse incita a ios verdes europeos a mostrarse
también algo más centrados en proclamar el desastre... y a su población
a culpar también con más facilidad al capitalismo. Con el capitalismo
como causa de la supuesta enfermedad, es más fácil que los europeos
acepten dicha enfermedad com o algo rea!.
* * * * * * * * * * * * * *
«Para que no le quede duda de que las obras piadosas de la izquierda son
hoy en día una religión, lleve a cabo el siguiente experimento. Acérquese
a un activista ecologista y diga: "¿Qué opinas del cerramiento de! aguje
ro de ozono?" o "¡Caramba! La temperatura de la tierra alcanzó su máxi
mo en 1998 y ¡levamos ya casi una década de enfriamiento. ¿No te parece
8 estupendo?", y luego mire qué cara pone. Igual que sucede con todos los
cultos milenarios relacionados con el Día dei juicio Final, las buenas noti
Sf ■• cias caen como una patada».
M ark Steyn, periodista
■\'e?.se, por ejemp!o; el trabajo y los materiales del Center for Prívate Conservaron,
» \7p:7/ prfamerica.org/CEI-CPC.html
:
30 G uía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
ééééééééééééééééééééééééé
los europeos como prueba de que Estados Unidos está actuando mal al
no im itar las decisiones que aquellos toman.
Con la garantía de que nuestros superiores internacionales pondrán
mala cara, a los verdes les resulta ventajoso trasladar los principales temas
medioambientales al ámbito internacional. Y aunque la resistencia nortea
mericana a un programa estatista queda, por lo tanto, diluida, no se
liquida por completo, siempre y cuando los líderes estadounidenses
recuerden el papel que hemos venido ostentando desde hace mucho
tiempo: ser el adulto, ser el policía malo, decir «no» a cosas que los
demás se consideran con derecho a exigir.17
17 Tal y como se oyó decir a un diplomático canadiense durante los primeros años
del mandato de Clinton, los nuevos no acababan de captarlo. Toda tragicomedia tiene
sus papeles.
El verde es el nu evo rojo 31
ééééééééééééééééééééééééé
Sabiduría verde
«Alim entar a un niño que se muere de hambre es exacerbar el problema
de la sobrepoblación mundial».
Lamont Colé [citado por Elizabeth M . Whelan
en su libro Toxic Terror)
Pero, y superando con creces todos estos puntos fuertes, los ver
des tienen una enorme debilidad: se equivocan, ta nto desde el punto
de vista económ ico com o científico, en prácticamente todos ios
temas a los que se dedican. A l final, la verdad siempre sale a relucir.
Por ejemplo, en menos de una década se verá que su fervorosa cam
paña contra los «alimentos modificados genéticamente» está destina
da a apagarse definitivamente, dado que no hay daños demostrados
en los productos de cosechas diseñadas para resistir las amenazas del
clima y las plagas. Los avances tecnológicos son indispensables para
com batir el hambre, un tip o de avances que lleva muchos siglos de
desarrollo pese a la m itología de «comida de Frankenstein» futurista
que defienden los verdes. Parece asimismo posible, pese a las grandes
sumas de dinero que hay en juego, que en el mismo espacio de tiem
po, y en cuanto el público se enfrente al alcance del programa para
com batir el calentamiento global, ese asunto pase también a conver
tirse en una simple nota a pie de página que los verdes querrán
b o rra r en el m om ento en que empiecen a concentrarse en el «enfria
m iento global».
32 G u Ia POLITICAMENTE incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
Sabiduría verde
«Debemos convertir esto en un lugar inseguro e inhabitable para los capi
talistas y sus proyectos. Es la mejor contribución que podemos hacer para
proteger la tierra y luchar por una sociedad liberada».
Ecotage [parecido a «sabotaje»], un derivado
de la organización radical Earth First
El verde es el nuevo rojo 33
parecer, una buena causa para que Madonna se lleve a casa un niño de Malawi,
pero no para exportar a ese país los horrores de nuestra prosperidad.
Y mientras, los verdes y la izquierda en general se quejan, no de la
pobreza, sino de la gran brecha que existe entre ricos y pobres, negán
dose normalmente a reconocer que los pobres [en los países ricos] están
haciéndose cada vez más ricos y que el umbral de la pobreza se redefi
ne continuamente. Lo que mata es la pobreza, no la desigualdad18, pero
los pobres que hoy en día viven en países ricos disponen de las como
didades que un siglo atrás sólo poseían los verdaderamente ricos: coche,
instalaciones sanitarias en casa y otros avances modernos, climatización,
teléfono y televisión, abundancia de comida e, incluso, obesidad. Incluso
los esquimales inuit se quejan de las casas modernas y hablan sobre su
«derecho al frío», se quejan de que el calentamiento global está arrui
nando su forma de vida tradicional, critican el coste de la gasolina y afir
man que la pista de aterrizaje de su aeropuerto se ha dilatado por el
calor.19 ¿Cómo se dirá «caradura» en el idioma de los inuit?
Para decirlo en otras palabras, olvídese de la riqueza cada vez mayor
de los pobres. Lo que ellos odian [pese a la generosidad que muestra la
riqueza en las sociedades libres] es la disparidad, y la riqueza de los ricos.
N o es lo mismo que decir que odian la riqueza. Y, una vez más, el o ri
gen de la riqueza es el capitalismo.
Consideremos o tro aspecto de la involución del ecologismo a su
actual estado casi prim itivo. Con la desaparición de la tradición religiosa
en Europa y gran parte de Estados Unidos, aparecieron dos ídolos dis
puestos a llenar el vacío en la necesidad del hombre de adorar, creer,
encontrar autoridad y un significado a la vida: el estado y el medioam-
biente. El autor del Index of Environmental Indicators, Steven Hayward, del
American Enterprise Institute, cita al columnista de New Republic, James
Ridgeway, ofreciendo una interpretación de esta gravitación a partir del
cisma interno que sufrieron los verdes a principios de la década de 1970
Sabiduría verde
«La verdad es que M ozart, Pascal, el álgebra de Boole, Shakespeare, el
gobierno parlamentario, las Iglesias barrocas, Newton, la emancipación de
la mujer, Kant, M arx, el ballet Balanchine, etc., no redimen lo que esta civi
lización ha aportado al mundo. La raza blanca es el cáncer de la historia de
la humanidad. Es la raza blanca, única y exclusivamente, sus ideologías y
sus inventos, lo que destruye las civilizaciones autónomas por donde quie
ra que se extienda, lo que ha alterado el equilibrio ecológico del planeta,
lo que ahora amenaza incluso la existencia de la vida».
Susan Sontag, Partisan Review, invierno, 1967
Confusión de prioridades
países pobres del Tercer M u n d o ... algo que motiva a nuestros amigos
de Hollyw ood como pocas cosas más, aparte de la alfombra roja. Va
más allá de los Kennedy y de los Heinz-Kerry del mundo que creen
que los m olinos de viento deben colocarse en cualquier lugar que no
sea delante de sus mansiones en Cape Cod, pues les destrozarían sus
preciosas vistas.
Por ejemplo, durante décadas, los activistas verdes y los tontos útiles
de los que se aprovechan, presentes en nuestros cuerpos legislativos esta
tales y federales, han trabajado incansablemente para conseguir la apro
bación de infinitas prohibiciones y órdenes legislativas con la inevitable y
típicamente deseada consecuencia de dism inuir la disponibilidad o fun
cionalidad de «combustibles fósiles» como el carbón, el petróleo y el gas
natural, subiendo el precio de la gasolina y garantizando apagones conti
nuos en los periodos de mayor demanda, el equivalente de la electricidad
a la gasolina.
Claman los verdes: Tenemos que eliminar nuestra dependencia del petróleo
extranjero... pero no haciendo prospecciones aquí, ya sea en la tundra de
Alaska o a docenas de millas de la costa. U no de los mantras que pre
dican los verdes en respuesta a la escasez (que ellos maquinan], absur
da después de un solo segundo de reflexión, es cualquier variante de
la siguiente frase: «Nuestra mayor reserva demostrada es la conserva
ción».
Por mucho que intenten no decirlo directamente, es innegable que
la demanda para dism inuir la utilización de «petróleo extranjero»,
quiere decir de «cualquier petróleo»: No utilices la importación, pero aquí
no puedes hacer prospecciones. De un m odo similar, la insistencia en que
disminuyamos nuestro consumo de «energía... (la que sea]» significa
«energía... (a secas]». N o es necesario llenar el espacio de esos puntos
suspensivos. Cuando en la década de 1970 se celebró el prim er Día de
la Tierra, una cuarta parte de Estados Unidos dependía del petróleo
extranjero. La dependencia alcanza ahora el 6 0 p or ciento, pues gracias
al aumento de las restricciones sobre la producción doméstica exigidas
por los verdes, el aumento de la demanda nacional se satisface con
suministro extranjero.
Los grupos verdes que nos trajeron la «dependencia del petróleo
extranjero», al cerrar bajo llave nuestras reservas han seducido ahora a
los halcones conservacionistas y los han engatusado para que promue
van una versión actualizada de la política energética de Jimmy Cárter, con
El verde es el nuevo rojo 37
éééééééééééééééééééééñééé
Sabiduría verde
En realidad, los verdes y sus camaradas anti-globalizaclón nunca se han
opuesto a la globalización, sino que han sido rabiosos promotores de la
misma; durante años, los comunistas se conjuraron para exportar su filo
sofía a todos los rincones del mundo. Después de perder esa lucha, los
«anti-globalización» se oponen simplemente a la globalización de ideas que
no son las suyas (por ejemplo, la economía de mercado libre].
Sabiduría verde
«La única tecnología realmente buena es no tener ningún tipo de tecno
logía. La tecnología es el sistema impositivo sin representación, un sistema
impuesto por nuestra especie elitista [el hombre] sobre el resto del mundo
natural».
John Shuttleworth
Escritor del manual Friends of the Earth, citado en Toxic Tenor
26 La única emisión de gases de efecto invernadero que generan las plantas nuclea
res es el vapor de agua, pero su contribución es incluso más absurdamente mínima que
la del C 0 2 que genera el hombre y, por lo tanto, ninguna discusión política incluye el
vapor de agua como «contaminante»; posiblemente porque un absurdo tal desenmasca
raría el juego.
40 G uía politicamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
. Falsas profecías
«Determinados signos, algunos de ellos visibles tanto para el hombre de a
pie como para ei científico, indican que llevamos un tiempo viendo apro
ximarse una Edad de Hielo sin darnos cuenta de lo que estamos viendo.
[...] Los científicos predicen que provocará nevadas como las que el
mundo no ha visto desde la última Edad de Hielo, hace miles de años».
Betty Frledan.
«The Corning lee Age», Harper's, septiembre de 1958
panda y otras imágenes kitsch, dejando aparte los tipos raros que hablan
en defensa de una causa u otra, el ecologista actual se encuentra lejos
de sus antecesores naturalistas, tanto en su capacidad de perspectiva
como de análisis.
Según Hayward, del American Enterprise Institute, «en el pensamien
to ecologista popular [...] están los distintos ecos de Rousseau y sus
sucesores, la visión, por decirlo en pocas palabras, de que la sociedad
humana y sus instituciones corrompen la armonía del hombre con la
naturaleza, y que eso puede cambiar mediante un acto supremo de
voluntad»27. El ideal de Rousseau persiste en el activista ecologista
moderno, que es posible que siga imaginando como en un sueño que
existen lugares auténticamente salvajes, es decir, lugares «no estropea
dos» por la presencia del ser humano.
Pese a que los ecologistas se han separado de sus predecesores con
servacionistas del siglo xx, siguen atrayendo la colaboración de los gru
pos conservacionistas para que los ayuden a calificar determinados te rri
torios como «públicos», seduciéndolos con la perspectiva de disponer
de más lugares donde poder cazar y pescar libremente. Los verdes no
revelan que piensan convertir esos territorios en lugares de «uso único»,
lo que significa acostarse cada noche sabiendo que esos lugares existen
y que pueden visitarse [generalmente a pie]. Los verdes han presionado
sostenidamente para restringir cada vez más las actividades en los terri
torios públicos, empezando por las de cualquier vehículo motorizado y
extendiéndolo finalmente a cualquier otra conducta que a ellos les resulte
odiosa, como la utilización de anzuelos o de armas de bajo calibre con
tra animales.
En contraste con los naturalistas de la vieja escuela y los conserva
cionistas, los verdes ecologistas del siglo xxi empiezan a parecer no sólo
anticapitalistas, sino también casi antihumanos. En octubre de 2006, un
artículo publicado en New Scientist soñaba con un mundo en el que
todos los humanos desaparecían.28 El autor citaba las palabras del «bió
logo conservacionista» John O rrock: «La triste verdad es que, en cuan
to el ser humano desaparezca de este escenario, la perspectiva empezará
a pintar mucho mejor».
29 Véase, por ejemplo, los libros de Lovelock The Caía Theory, y su autobiografía
Homenaje a Gaia [Laetoli, Navarra, 2005]. Para una crítica no totalmente Inaceptable de
esta teoría desde una perspectiva cristiana, véase «The Gaia Hypothesis: lmplications
for a Christian Political Theology o f the Environment», Stephen B. Scharper, h ttp ://
www.crosscurrents.org/Gaia.htm
C a p ít u l o 2
El impulso autoritario.
Los ecologistas quieren dirigir su vida
dad"»1. Elementos, todos ellos, que cada vez están más presentes en la retó
rica ecologista.
C ontrolar cómo se cultivan las cosechas, qué tipo de cosechas deben
cultivarse y cómo deben afrontar los campesinos las posibles amenazas
que puedan s u frir esas cosechas, com o las plagas y el clima, significa
controlar muchas cosas. Si a to do ello se le añade la imposición de one
rosos obstáculos «medioambientales» en los acuerdos comerciales para
bloquear el mercadeo entre países ricos y pobres, el control es más fuer
te aún. Si además se limita la utilización de la propiedad privada y se lle
van a cabo restricciones a través de políticas de «crecimiento inteligen
te», el control aumenta todavía más. Y la lista continúa si le sumamos las
limitaciones que los verdes imponen al tamaño del coche que podemos
conducir, a las carreteras por las que podemos circular y a lo grande que
puede ser nuestra casa y dónde podemos construirla.
Pero todo esto no es más que intervención estatal al estilo niñera de
poca monta. Si lo que se pretende es tener poder de verdad, es necesario
dictar e imponer unos suministros y unos consumos de energía determi
nados y declarar que su aplicación es necesaria para salvar la raza humana.
Sólo entonces estaremos hablando de un control total sobre la economía.
1 F. Hayek, The Road to Serfdom, Chicago, lL,The University Press, 1994, pp. X V -X V I.
Hay edición española: Camino de servidumbre, Alianza Editorial, Madrid, 2005.
El impulso autoritario 45
Todos los pánicos son iguales. Pero hay algunos más parecidos que otros. El
gobierno actual nos dice que debemos de tener mucho, muchísimo miedo, y
por este orden,al sida, a Saddam Hussein,a la encefalopatía espongiforme bovi
na (enfermedad de las vacas locas), a los terroristas, al síndrome respiratorio
agudo severo (SARS), a la gripe aviar y, ahora, al calentamiento global. En su
día, elegíamos a los gobernantes para que nos libraran del miedo, no para que
lo aumentaran. Ahora repiten a diario que viene el lobo y se sirven de ello
para exigir más poder y más dinero. El cambio climático es un lobo peligroso.
La semana pasada, ordenaron a la BBC que prepararan un desfile con los sospe
chosos habituales: la retirada de los glaciares de la Patagonia, el colapso de las
placas de hielo árticas, la hambruna en África, los incendios en las selvas y
Nueva Orieáns azotada por el huracán. Fue lo mejor del fin del mundo, pen
sado para asustar a los más estúpidos de nosotros.2
Los verdes han aprendido a buscar la dosis de veneno que parece polí
ticamente aceptable antes de dar el siguiente paso. Ésta es la razón por la
cual la campaña del «calentamiento global» resulta tan insidiosa: en cuanto
Sabiduría verde
«Todo ciudadano recibe una cuota anual gratuita de dióxido de carbono.
La gasta comprando gas y electricidad, gasolina y billetes de tren y avión.
Si agota su cuota, tiene que comprarle el resto a alguien que no haya con
sumido toda su cuota».
Propuesta realizada por el columnista británico George Monbiot
el 31 de octubre de 2006, presagiando lo que desde entonces
se ha filtrado como una propuesta del gobierno
ciones sobre el aum ento de las tem peraturas son ciertas, pero se des
cubriera además que la causa no tiene en absoluto nada que ver con
ese hombre ruin? ¿Qué haríamos entonces para im p e d ir el calenta
m ie n to g lo b a l?
N ada, una vez más. Y lo sabemos p o rq u e , según los verdes, el
estado natural [esa mítica estabilidad climática natural] es el ideal: si
es m uy frío , está bien; si es m uy caluroso, también está m uy bien. Es
un poco com o el síndrome de la protagonista del cuento infantil Rizos
de oro y los tres osos: en la década de 1970 era p o r nuestra culpa y hacía
demasiado frío, en la década de 1990 era por nuestra culpa y hacía dema
siado calor. Sólo es correcto el mundo que no está alterado p o r la mano
del hombre. N o existe medioambiente perfecto excepto el que es natu
ral, y las cosas sólo pueden ser «naturales» perm itiendo que la dicta
dora clase dirigente verde nos diga cóm o y dónde ponernos. [Q ue ellos
entiendan actualmente que el hombre está implicado en los principales
sucesos m eteorológicos, ha convertido el térm ino «desastre natural» en
una contradicción].
5 Ecolex, una página web dirigida en parte por el Programa Medioambiental de las
Naciones Unidas, fue la responsable de esta declaración. Independientemente, la Cámara
de Comercio Internacional [ICC] dio a entender que iba a proporcionar un foro para enjui
ciar el crimen de guerra que supone estropear el medioambiente de forma intencional y
desproporcionada, aunque en forma de lenguaje esto sea mucho menos promiscuo que
la intención original de sus promotores de que las autoridades enjuicien las «amenazas
graves al medioambiente».
El impulso autoritario 49
Crim inal»6. Estos mismos verdes tienen también entre sus prioridades la
de establecer un tribunal de querellantes medioambientales.7 Todos estos
esfuerzos revelan que algunos ecologistas ven el calentamiento global como
«el próxim o tabaco». Es decir, esperan hacer uso de acciones legales para
obligar a la industria a ceder su control y sus beneficios.8
ééééééééééééééééééééééééé
Sabiduría verde
«El derecho a tener hijos debería de ser un bien comerciable, comprado y ven
dido por los individuos pero completamente limitado por el Estado».
Kenneth Boulding, creador de! concepto de la «Tierra como nave espacial»
(citado por William Tucker en Progress and Privilege, 1982]
na, piense en las ventajas y desventajas que existen entre la mejora social
consecuencia del aumento de la riqueza y de la energía asequible, y su
supuesta co n trib u ció n marginal a los ciclos clim áticos naturales. A
pesar de que to d o esto trunca un tó p ico merecedor de varios a rtí
culos sobre la revisión del ám bito legal actual10, hay que decir con
justicia que el querellante individual que pretenda alegar daños se
enfrenta a graves problemas, lo que ayuda a explicar p or qué, en gene
ral, y pese a que la ciencia «lo da p o r hecho» y los daños catastro-
10 Sin duda alguna pronto aparecerá prosa imperecedera pidiendo legitimidad para
los procesos por daños provocados por el «calentamiento global» basándose en las teo
rías de responsabilidad empresarial y en el fiscal general como guardián del interés públi
co. N o se trata (aún) de propuestas serias, básicamente por ios motivos expuestos en este
breve tratado.
El impulso autoritario 53
11 Por ejemplo, la querella de los inuit contra Estados Unidos por amenazas contra su
«Derecho al Frío», continuamente referenciada, no fue llevada a los tribunales, sino a un
foro no vinculante, una «Comisión Interamericana por los Derechos Humanos»,en (a que
Estados Unidos ni siquiera participó.
i
54 G uía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
ééééééééééééééééééééééééé
M u je r exonerada por no re c ic la r adecuadamente
«Se ha fallado el primer proceso judicial británico por no reciclar la basu
ra doméstica después de que una mujer fuera exonerada por haber colo
cado deshechos en el contenedor equivocado. Pese al veredicto de ayer, el
ayuntamiento de Exeter se comprometió a seguir persiguiendo a través de
los tribunales los casos de errores en el reciclaje».
The Independent, II de julio de 2006
12 Para una buena perspectiva izquierdista sobre este triste asunto, véase Brendan O'Neil!,
«Global Warming: the chilling effect on free speech,The demonisation of "climate chan-
ge denial" is an affnont to open and rational debate», 6 de octubre de 2006, en http://www.spi-
ked-online.com/index.phpP/sote/artide/l782/
El impulso autoritario 55
Sabiduría verde
«Por mucho que la ciencia sea una farsa, las políticas sobre el calentamien
to global siguen teniendo beneficios medioambientales colaterales. [...] El
cambio climático [proporciona] la mayor oportunidad para traer la justicia
y la igualdad a este mundo».
Christine Stewart, ministra canadiense de Medio Ambiente. Comentarios
en una reunión con el consejo editorial del Calgary Herald
y el Financial Post [Canadá], 26 de diciembre de 1998
1 2000 EPA Annual Report: Performance Results, Section II [Ciean A ir], en http://epa.gov/
ocfo/finstatement/2000ar/arOO_goall.pdf
58 G uía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
Sabiduría verde
«Los científicos que quieren llamar la atención hacia ellos, que quieren con
seguir subvenciones, tienen que encontrar una manera de asustar al públi
co [...] y esto sólo se consigue haciendo parecer las cosas más grandes y
más peligrosas de lo que en realidad son».
Petr Chylek, profesor de Física y Ciencias Atmosféricas,
Dalhousie University, Halifax, Nueva Escocia, comentando los informes
publicados por otros investigadores sobre el deshielo de los glaciares.
Halifax Chronide-Herald, 22 de agosto de 2001
disponía cambiaba: es decir, sus creencias estaban motivadas por los datos,
no al revés. Profesor de Estadística en la universidad danesa de Aarhus,
Lomborg descubrió el trabajo de Julián Simón [el optimista anti Paul Ehrlich]
e incitó a sus mejores alumnos a atacar los románticos argumentos de
Simón sobre la ingenuidad y la inventiva del hombre y su impacto sobre
el entorno y la salud del ser humano, en general. Tan sorprendidos que
daron con sus descubrimientos, que Lomborg arriesgó toda su vida social,
política y posiblemente profesional, decidiéndose a evaluar las evidencias
independientemente de la línea que siguiera el partido.
Lomborg describió «la Letanía» que nos inunda: «Nuestros recursos
se agotan, la población crece sin parar, por lo que cada vez hay menos que
comer. El aire y el agua están cada vez más contaminados. [...] El ecosis
tema mundial se desmorona»4. Descubrió, para sorpresa propia y de sus
alumnos, que estas afirmaciones «no parecen estar respaldadas por evi
dencias».
Los contaminantes atmosféricos no sólo han disminuido y siguen dis
minuyendo de forma dramática a lo largo de las décadas, sino que, ade
más, las estadísticas sobre deforestación provocada por talas masivas son
exageradas. Lomborg se atrevió a decir que las amenazas reales, tanto las
más graves como las leves, reciben poca atención porque el dinero se dila
pida en los lamentos de los verdes.
4 The Skeptkal Environmentalist: Measuring the Real State o f the World, Cambridge University
Press, 2001.
60 G u ía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
Sabiduría verde
<fPara captar la imaginación dei público, tenemos que ofrecer escena
rios amedrentadores, realizar declaraciones simplificadas y dramáticas, y
apenas mencionar las dudas que se puedan tener. Cada uno tiene que
decidir e! eq uilib rio que considere adecuado entre ser efectivo y ser
honesto». - 'I S É llS
Stephen Schneider, alarmista climático, revista Discover, octubre de 1989
idea sobre la que habían teorizado los burócratas de Bil! C linton, pero
que nunca intentaron hacer efectiva. Naturalmente, en las campañas anti-
Bush, los verdes disfrutan de la total cooperación de los medios de comu
nicación.
Piense en ios niveies de ozono que provocan nieblas tóxicas y que
cayeron en picado entre 2003 y 2005, dando iugar a los tres años con
ios niveies de ozono más bajos de la historia.5 Para los alarmistas desho
nestos, 2005 fue sólo ei segundo año con menos ozono de la historia,
pues en Estados Unidos,el control de! ozono a nivel estatal empezó a ne
varse a cabo en la década de 1970, mientras que 2 0 0 4 fue el más bajo.
Los bajos niveles de ozono de 2005 fueron una noticia especialmente
buena, pues 2005 fue uno de ios años más cálidos de la historia y, man
teniéndose Igual todos ios demás factores, y debido a la composición quí
mica de ia formación dé ozono, el clima más cálido tiende a asociarse con
niveies de ozono más elevados.
Para ias élites ecologistas, esta noticia tuvo e! desagradable o lo r de
un avance, algo especialmente inaceptable con un Congreso y un ejecu
tivo republicano. Alguna cosa tenía que hacerse ai respecto.
Falsas profecías
«La batalla para alimentar la humanidad se ha terminado. En las décadas de
1970 y 1980 cientos de millones de personas morirán de hambre a pesar de
los programas de choque llevados a cabo hasta el momento».
Paul Ehrlich, ¿o explosión demográfica6
sólo viola los estándares una pequeña ciudad habitada por únicamente el
i por ciento de ia población del condado. Esto no es ni ciencia ni defen
sa: de la salud pública. Es histerismo puro y duro.
Elegir datos a su propio antojo no sólo es una de las armas favoritas
dentro del arsenal de los activistas alarmistas, sino que además es uno de
los pasatiempos preferidos por los burócratas. La ley exige que el legis
lador demuestre que [teniendo en cuenta e! consecuente aumento en pre
supuesto y autoridad] sus propuestas proporcionarán un «beneficio sig
nificativo para la salud», con un «margen adecuado de seguridad» como
mínimo.Tanto legisladores como activistas olvidan con frecuencia la debi
lidad de sus estudios favoritos y las evidencias contrarias que plantean
otras investigaciones evaluadas por expertos y que no apoyan el progra
ma de los alarmistas.
. .. .
, . ..... ...... . .■ - ■• ■■■ ■■ ■■ ■
m m m m m m u H tu
S a b id u ría ve rd e
«Cientos de millones de personas perecerán pronto en Nueva York y en Los
Ángeles como consecuencia de desastres provocados por la contaminación
atmosférica. [...] Hacia ¡979, los océanos habrán muerto envenenados por
el DDT. [...] En la década de 1980, ¡a esperanza de vida en Estados Unidos
descenderá hasta los cuarenta y dos años de edad debido a una epidemia
de cáncer».
Paul Ehrlich, Extinción, 1969
H H H H m m m u m m
Falsas profecías
«El cambio climático "se cobrará cientos de miles de vidas"».
' Stephen Tindaíe, director ejecutivo de Greenpeace,
citado en The Guardian, 3 de marzo de 2006
Blair ha inten tado atem perar la desquiciada valoración de sir K ing califi
cándolo corno «la m ayor amenaza medioambiental».
El d o c to r James Hansen, asesor de G ore y padre del calentamiento glo
bal, nos alerta ahora de que es casi demasiado tarde para actuar9, mientras
que otros afirman que esta valoración es demasiado halagüeña.10* La pregun
ta evidente que habría que fo rm u la r entonces a los verdes es p o r qué
siguen presionando con la tím ida propuesta del Protocolo de K io to , dado
que si se aceptaran todos y cada uno de los supuestos alarmistas incorpo
rados en el m odelo clim ático más avanzado del m undo, K io to sólo serviría
para evitar un calentamiento indetectable de 0,07° C en 2 0 5 0 ;' Sabemos que
incluso los verdes y sus colegas de los medios de com unicación ven esto
com o una cifra muy, pero que muy pequeña. Y sabemos que es así porque
exageraron el verano de 2 0 0 6 com o casi el verano más cálido de la historia:
0,23° C más cálido que el de 1936.12
A veces, y sin pretenderlo, estos verdes nos ayudan m ucho en nues
tro esfuerzo de m antener la perspectiva.
Bjorn Lo m bo rg subraya que la propuesta climática de los verdes im pli
ca ig n o ra r todas las demás preocupaciones en busca de un rem edio que
adm iten será trem endam ente insuficiente e, incluso, insignificante a nivel
clim ático. A u n así, este «rem edio» tiene p rio rid a d sobre la sanidad glo
bal, el agua potable y el tra ta m ie n to del sida... to d o s ellos objetivos que
podrían alcanzarse con una décima parte del coste anual que supone el
P ro to c o lo de K io to . Sin duda, y haciendo cálculos, la insensibilidad de
los defensores de K io to es manifiesta.
Cuando a los verdes se les echa en cara la insuficiencia de sus respuestas
al calentam iento global, responden que K io to es sim plem ente «el prim e
9 Véase, por ejemplo, «Debate on Climate Shifts to Issue of Irreparable Change: Some
Experts on Global Warming Foresee "Tipping Point"When It IsToo Late to Act»,J. Eilperin,
Washington Post, 29 de enero de 2006.
10Véase, por ejemplo, «It's too late to stop climate change: Interview with Hermann
O tt» , Der Spiegel, 18 de febrero de 2 0 0 5 en http://semce.spiegel.de/cache/international/
0,1518,342431,OOJitml
irThomas Wíngley, «The Kioto Protocoi: CO ^CH^and Gímate lmplications»,Geophysical
Research Letter, 2 5 ,1998.
12 Véase, por ejemplo, «This was hottest summer since 1936, report says», USA Today, 15
de septiembre de 2006, en http://mw.usatoday.com/iveather/climate/200S-09-l3-hottest-summer_
x.htm. Véase publicación y datos de N O A A en http://www.noaanews.noaa.gov/stories2006/
s2700.htm.
72 G u ia políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
13Véase, por ejemplo, David Malakoff, «Thirty Kyoto Needed to Control Global
Warming», Science, 278, núm, 2; 19 de diciembre de 1997, 2048.
14 Sobre el asunto del DDT, véase Toril Bethell, Guia políticamente incorrecta de ¡a ámela,
Gudadela Libros, Madrid, 2006.
El cielo se nos cae encima 73
Brasil, India y Corea del Sur, países que en cualquier m om ento aparecerán
co m o los mayores emisores de «gases de efecto invernadero». Estos paí
ses, nin gu no de los cuales alterará su economía o su consum o energéti
co siguiendo las directrices de K io to , están de acuerdo en que sí, en que
el calentam iento global es de hecho la m ayor amenaza a la que se enfren
ta el ser hum ano, de m od o que es estupendo que los demás hagan algo
al respecto. Resulta m uy có m o d o que este «algo» incapacite a los países
más ricos, obligándolos a situar lejos de sus fronteras más procesos de
fa b rica ció n ... e instalándolos precisamente en esos países no cu b ie rto s
p o r el P rotocolo.
15 Para ser más preciso, con las enmiendas de Marrakech de 2001, el Protocolo de Kioto
clasifica implícitamente la generación de electricidad a través de la energía nuclear como
una amenaza aun mayor que el supuestamente inminente, o ya presente, cambio climáti
co producido por el hombre. Y lo hace excluyendo la energía nuclear como un método
permisible para satisfacer las reducciones de C 0 2 establecidas por el tratado a través del
Mecanismo de Desarrollo Limpio de ayuda a los países pobres. La energía nuclear es la
única tecnología conocida, libre de emisión de gases de efecto invernadero, capaz de satis
facer nuestras necesidades energéticas, pues emite sólo vapor de agua. En honor a la ver
dad, el vapor de agua es con mucho el gas de efecto invernadero más prolífico, pero las
cantidades de las que hablamos no suponen ningún problema.
74 G u ía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
Pero incluso esto es una falsedad: muchos países, como Francia, resis
ten a duras penas su cumplimiento de la promesa de K ioto debido a su
amplia utilización de la energía nuclear [hasta el 80 p or ciento de su
producción eléctrica]. Lo que los verdes, y K ioto, hicieron fue asegurar
que no se concediesen derechos de emisión a los países p or proporcio
nar energía nuclear a los países pobres energéticamente y exentos de Kioto algo
que, naturalmente, salvaría a millones de personas de penurias y muerte.
Esto seguramente explica el regocijo de ios verdes.
Tanto las reivindicaciones como el tratado son irremediablemente fal
sos. Francia presionó para la prohibición de la energía nuclear a pesar de
que hoy en día confía básicamente en dicha energía. Se trata de un juego
moral muy confuso. Ellos ya la tienen, y así ya ¡es va bien.
¿ Á rb o le s .,, asesinos?
[fuerza hidráulica] porque al interrum pir la corriente de los ríos son malos
para los peces. La naturaleza nunca pretendió que las cosas funcionaran
de esa manera. Y la naturaleza, por supuesto, nunca se equivoca.
La letanía de la «mayor que la mayor» de las amenazas está en cons
tante expansión. Entró en la categoría del absurdo hace años, cuando los
negociadores del Protocolo de K ioto dejaron constancia por vez prime
ra de su miedo a los árboles. En noviembre de 2 0 0 0 , Europa decidió
aniquilar el lenguaje sencillo que exhibía el Protocolo en su artículo tres,
que declara respecto al C O z que «las variaciones a la baja [...] serán uti
lizadas a efectos de cum plir los compromisos de cada Parte incluidos en
el Anexo I». Esas variaciones son bosques que absorban dióxido de car
bono para producir oxígeno a través de la fotosíntesis, así com o otras
prácticas relacionadas con la utilización de la tierra que capturen o no
liberen gases de efecto invernadero. Los negociadores de la Unión Europea,
enfrentados al desesperado equipo G ore, quedaron dominados p o r el
miedo a que Estados Unidos decidiera de pronto reforestar en lugar de
simplemente parar.
Los ecopredicadores de las Naciones Unidas y la Unión Europea pro
clamaron que aceptar esta utilización de los árboles, no verificada, para
absorber los gases de efecto invernadero sería «destruir la integridad eco
lógica del acuerdo». Una afirmación exagerada incluso para el equipo
Clinton-Gone.Y así fue como se largaron y abandonaron el tratado y todas
sus astucias.
El miedo irracional a los árboles como una amenaza mayor que el calen
tamiento global sigue todavía desplegándose. La gran pelea de diciembre
de 2003, durante la «COP-9» [Conferencia sobre el Cambio Climático
número nueve] de Milán sobre las negociaciones del Protocolo de Kioto,
giró de nuevo en torno a hasta qué punto aceptar la pasión arbórea atmos
férica. Esta vez, la exigencia fue imponer un límite en el tip o de árboles a
los que les estaría perm itido absorber el C 0 2, ese amenazante precursor
de la temida fotosíntesis.
«¿Y si resulta que abundan los árboles "n o naturales"?», preguntaron
ios verdes. «¿Es eso realmente peor que el calentamiento global?». Prevaleció
la razón, y la campaña para prohibir que los países ganasen derechos de
emisión gracias a los gases de efecto invernadero absorbidos por árbo
les «modificados genéticamente» fracasó.
Nunca dispuestos a aceptar con buena cara una derrota, los verdes
volvieron a la carga con una venganza en la «COP-IO» que tuvo lugar
76 G u ía p o l ít ic a m e n t e incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
C a l e n t a m ie n t o g l o b a l :
LAS MENTIRAS CONVENIENTES
Los diez principales mitos del «calentamiento global»
H ito 10: ¡A quí hace caior! Cuando ai cómico Henny Youngman ie pre
guntaban: «¿Cómo está tu esposa?», é! siempre respondía: «¿En compara
ción con qué?». Los más críticos adoptarían la misma respuesta en relación
a ia temperatura. Las temperaturas actuales son cálidas si las comparamos,
por ejemplo, con las de la década de 1970, o con las de ia Pequeña Edad de
Hielo (desde aproximadamente 1200 a. C. hasta finales del siglo xix], o a las
mb: de hace miles de años. Pero si seleccionamos otros puntos de partida y las
comparamos, por ejemplo, con las temperaturas de ia década de 1930 o con
1998, veríamos que, de hecho, son más frías. E! enfriam iento dibuja una
imagen mucho más aterradora, pues una nueva Edad de Hielo sería verda
deramente catastrófica, mientras que los periodos cálidos que ha vivido la
historia siempre han supuesto prosperidad. Ja! vez por ello ios verdes lo
intentaron primero con ei «enfriamiento global».
M ito 9: La década de 1990 fue la más cálida hasta la fecha. Esta afirmación,
que tiene como objetivo a los perezosos intelectuales y a ios que se asus
tan con facilidad, ignora diversos factores evidentes. Naturalmente, ia expre
sión «hasta ¡a fecha» hay que entendería por «desde que desarrollamos medi
ciones de temperatura fiables», !o que en genera! significa un periodo de
tiempo muy corto. Además, en 2006, la National Academy o f Sciences puso
en evidencia esta afirmación. Más aun, antiguamente ias estaciones meteo
rológicas rurales habían registrado temperaturas más cálidas después de
décadas de crecimiento. La medición de «temperaturas medias globales» se
vio afectada también cuando cientos de estaciones meteorológicas (muchas
de eiias en la zona ártica de ia Unión Soviética] quedaron desconectadas a
P¡. ncipios de !a década.
■ó"
82 G u í a p o l ít ic a m e n t e in c o r r e c t a d e l c a l e n t a m i e n t o g l o b a l y d e l e c o l o g is m o
ééééééééééééééééééééééééé
clima? Los científicos llegaron a un acuerdo en muy pocas cosas y en ape
nas nada en lo que al calentamiento global provocado por el hombre se
refiere. A saber, ¡legaron a un acuerdo en que:
1. la temperatura global media actual es, probablemente, 0,6 grados más
elevada que hace un siglo,
2. los niveles de C 0 2 han aumentado en torno al 30 por ciento en los
últimos doscientos años, y
3. ei C 0 2 es un gas de efecto invernadero y, si todos los demás factores
continuaran inalterables (y ha quedado demostrado que no es el caso],
el aumento de los gases de efecto invernadero debería de tener un efec
to de calentamiento.
De todos modos, el «consenso» es un asunto de los políticos. Significa fina
lizar el debate para poder «seguir adelante» con cuestiones prácticas. Sin
embargo, restringir el debate es intrínsecamente anticientífico.
M ito 7: El clima era estable hasta que llegó el hombre. Tragarse este embus
te significa quemar prácticamente todos los textos existentes de ciencia e
historia, igual que en épocas pasadas se quemaron «brujas» como vengan
za por los cambios de clima. La perfecta representación de este concepto es
un gráfico que recuerda un palo de hockey y que ha quedado desacredita
do y borrado del repertorio alarmista de las Naciones Unidas.
M ito 6: ¡Los glaciares se derriten! Por muy buena suerte que ténganlas cosas
congeladas se derriten o, como mínimo, menguan cuando los periodos de
enfriamiento llegan su fin. Aún así, la retirada de los glaciares sobre la que tanto
hemos leído es selectiva. Los glaciares también están avanzando, incluyendo
algunos situados en lugares muy próximos a los que están retirándose. Si la
retirada de los glaciares fuese una prueba del calentamiento global, el avance
de los glaciares lo sería del enfriamiento global; es imposible que ambas
cosas sean ciertas y, de hecho, ninguna de ¡as dos lo es. Además, la retirada
no parece estar siempre relacionada con el calentamiento. Por ejemplo, las cum
bres nevadas del Kiümanjaro están retirándose, pese a las varias décadas de
enfriamiento que vive Kenya y ello se debe a la utilización de la tierra que se
hace ahora en la zona y a cambios en la humedad atmosférica.
M ito 5: El cambio climático está haciendo subir el nivel del mar. E! nivel
de! mar sube en los periodos intergíadares, como el que vivimos en este
Los DIEZ PRINCIPALES MITOS DEL CALEN TA M IEN TO G IO S A L 83
que «más rico equivale a más sano, y a más limpio». Incluso aceptando e!
supuesto ecologista económico y alarmista subyacente, nadie se atreve a
decir que el carísimo Protocolo de K ioto modificaría el clima de una forma
que resultase detectable. Imagínese lo caro que debe de ser el pacto, tanto
a nivel de costes económicos como humanos, para racionar de la forma seve
ra que exigen los verdes el consumo de energía. En cambio, los proponen
tes admiten con franqueza su deseo de controlar e! estilo de vida de los
demás, las empresas que lo apoyan esperan sacar millones de dólares del tra
ta d o ^ el comisionado de medioambiente europeo admitió que Kioto «tiene
que ver con la competencia, con equilibrar el terreno de juego para los gran
des negocios de todo e! mundo» (sacándolos de apuros, por ejemplo].
M ito I: Estados Unidos se ha quedado solo en cuanto a K ioto y al «calen-
j tamiento global». Tonterías. Estados Unidos, junto con ciento cincuenta y
i cinco países más (que representan la mayoría de la población mundial, acti-
| vidad económica y crecimiento futuro] rechazan el plan de racionamiento
de energía que impone el Piotocolo de Kioto. Kioto es un tratado de Europa
con una docena de países más, ninguno de los cuales está, de hecho, redu
ciendo sus emisiones. De un modo similar, las afirmaciones de que el presi
dente Bush ha hecho descarrilar algunos de los esfuerzos i© C linton-G ore
por ratificar K ioto son falsas en todos los sentidos.
C a p ít u l o 4
Esta historia, como cualquier buen m ito, resulta útil para quienes io
proponen, pero tiene escasa base que lo sustente.
Él principal agujero en la teoría «establecida» del calentamiento global
resultado de la mano del hombre es que ni es catastrófico, ni es resulta
do de la mano del hombre, ni es global. x
Sí, en promedio, el planeta está calentándose. Este calentamiento se apre
cia principalmente por las noches, en invierno y en el Polo Norte. De hecho,
_________________________ i el hemisferio sur, en general, no parece
,1IBi estar experimentando un calentamiento
« 1 estadísticam ente sign i ficativo.
... el clima cambia cons- El calentamiento actual tiene prece
tantemente? dentes. El clima siempre ha fluctuado.
... la activic d del sol Acabamos de emerger de .algo conoci
está más correlai añada con do como la Pequeña Edad de Hielo, pol
las temperaturas rlobales de lo que no es de extrañar que to do esté
io que lo están os niveles relativamente más callente. Las evidencias
de C 0 2? sugieren que actualmente el clima, es más
el calen! nier 'o g lo - frío que en el reconocido Periodo Cálido
ba!, podría, tener un resul- de la Edad Media. Para aumentar la alar
tado neto beneficioso... ma sobre el calentamiento global, algu
como siempre ha sucedido nos de sus defensores han intentado
en el pasado con o tro s hábilmente borrar de los libros de texto
calentamientos? las anteriores fluctuaciones climáticas.
... las «soluciones» ver — El alcance del calentamiento es muy
des son draconianas e inefi incierto. Resulta prácticamente imposi
caces (a menos que su ver- ble tomar la temperatura del planeta ente
objetivo sea controlar ro. El análisis de los datos de tempera
recim iento de la econo turas históricas es com plicado. Las
mía y ¡a población]? afirmaciones se basan en medidas toma
das «por poderes», como podrían ser los
anillos de los árboles, muestras de placas
de hielo fósil y los conocimientos que se tienen sobre cuándo y dónde
se obtuvieron mejores cosechas.
Sí, ei dióxido de carbono actúa como un gas de efecto invernadero,
absorbiendo la radiación y reteniendo ei calor y, en consecuencia, hacien
do ei planeta habitable. Sí, la combustión de carbón, petróleo y gas natu
ral genera C 0 2. ¿Pero hasta qué punto es la actividad humana responsable
del actual calentamiento? Seguramente hasta niveles muy bajos. Son muchos
ios factores que contribuyen ai cambio de temperatura,sobre todo la vola
C urso básico sobre calentamiento global 87
2Véase, por ejemplo, los presupuestos globales de los gases de efecto invernadero en
http://mm.grida.no/c!imate/ipcc_tar/wgl/097.htm#tab3l, que no es precisamente lo mismo
que la producción de la propia Tierra debida al consumo natural de carbono a través del
ciclo del carbono [así, la naturaleza exhala y las plantas inspiran].
C u r s o b á s ic o s o b r e c a l e n t a m i e n t o g l o b a l 91
tetí? frv r m v m s x o .'■.que no. Igual que el impacto del carbono [carbohi-
r f-:c . en es crecimiento de un bebé, el impacto sobre el calentamiento
| : c : -X ejercen los gases de efecto invernadero que el hombre suma
t ü naturaleza es logarítmico, no lineal. Es decir, mi hijo no crecerá hasta
¿kanzar los doce metros ni pesará una tonelada; crecerá de forma firme
y regular y luego dejará de hacerlo [igual que sucede con el clima, siem
pre surgirán excepciones regionales, como la dificultad para abrocharse
los botones del pantalón]. Naturalmente, el ser humano y la atmósfera
son organismos distintos, pero la analogía nos recuerda que si duplicáse
mos la cantidad de C O , que recibe la atmósfera, por ejemplo, añadiendo
x C 0 2 a una atmosfera que ya contiene x C O z, y obtuviéramos un efec
to de calentamiento de y grados, no obtendríamos otros y grados más
simplemente añadiéndole x C O z. Para conseguirlo tendríamos que aña
dirle 4x. Por lo tanto, el calentamiento es logarítmico.
En resumen, las evidencias citadas para respaldar el calentamiento
global como resultado de la intervención del hombre no demuestran con
credibilidad que el hombre sea capaz de provocar el tipo de invernadero
calamitoso que los alarmistas profetizan para ju stifica r sus «audaces
soluciones». A destacar que esa «cura» es la misma que durante décadas
ha venido ofreciéndose para diversas enfermedades, tanto reales como no
tan reales, incluyendo entre ellas el enfriamiento global: recortes drásti
cos en el consumo de energía, combinados con el eterno objetivo de la
comunidad ecologista, es decir, mucha menos gente habitando la Tierra
y utilizando sus recursos.
La vergüenza
do felizmente cómo las tormentas pasan de largo para caer con todas sus
fuerzas sobre la gente más rica que vive tierra adentro.
De hecho, mientras que muchos comentaristas y políticos europeos
acataron la disciplina y culparon del huracán a Estados Unidos,algunos
decidieron desertar. Incluso aceptando la premisa de que el hombre es
el causante del clima, se suele ignorar que las emisiones de C O z que
produce Europa han subido de forma destacada desde el Protocolo de
K io to , algo que no puede decirse de Estados U nidos [y mientras la
economía y el desempleo en Estados U nidos m ejoraron notablemen
te, algo que no puede decirse respecto a lo sucedido en Europa].
De haber tenido tendencia a doblegarme bajo la histeria ecologista al
estilo europeo, habría caído en la tentación de decir que además de
provocar crueles daños al bienestar y a la política económica de sus
propios países, Europa provocó el huracán Katrina. Una vez más, en el
caos de los medios de com unicación se perdió no sólo la relevancia
histórica, sino también la retórica más desagradable de nuestros supe
riores morales.
• Lo que siempre debemos recordar es que los huracanes [igual que la
malaria, las inundaciones y el desfile com pleto de horrores provocados
por el «calentamiento global»] suceden con y sin «calentamiento global»,
y que la «cura» a base de políticas que imponen la supresión del consu
mo energético, como las del Protocolo de K ioto, no sirve para que este
mos más seguros, sino para que seamos más pobres y menos capaces de
afrontar estas omnipresentes amenazas.
A escasos kilóm etros de los glaciares que se derriten es fácil encon
trar otros que avanzan, pero aun así, estos últim os contemplan en sole
dad cómo los periodistas acalorados se agrupan en to rn o al hielo más
cooperativo. De m odo similar, los supuestos casquetes polares en des
aparición no están, en general, desapareciendo. Este tipo de actividad
fundente se inició con el final de la Pequeña Edad de Hielo [a finales
del siglo xix] y continúa aún, encontrándose a menudo en áreas que
lievan experimentando décadas de enfriam iento. De hecho, la tempera
tura atmosférica de la Tierra [posiblemente una medida más relevante,
dado que el calentamiento global antropogénico es una teoría atmos
férica, no de superficie] no está aumentando, com o la de la superficie
[que está desproporcionadamente influida p o r el desarrollo y, p or lo
tanto, aumenta sin lugar a dudas]. Las temperaturas actuales son prác
ticamente iguales a las de la década de 1930 y más frías que hace m il
U . :* ¡ A JÍI CALENTAMIENTO global y del ecologismo
8 Los vikingos llamaban a esta isla Groenlandia, «tierra verde», obviamente porque no
estaba cubierta de hielo. Sólo se cubrió de hielo durante la mencionada Pequeña Edad de
Hielo (siglos xii al xix].
C urso básico sobre calentamiento global 99
'
logía actual. El tratado refleja que estamos en la edad de los hidrocar
«W i ............... 1
buros, periodo en el que hemos entrado porque las «nuevas» tecnologías
preferidas por los verdes, como la energía solar y los molinos de vien
to , no son suficientes para alimentar la Revolución Industrial. Se supone
que llegará un día en que alguna tecnología sustituirá a la que ahora
tenemos como fuente abundante y fiable. Pero no será ni el viento ni el
sol, intermitentes y poco fiables. La energía solar y la energía eólica segui
rán siendo tecnologías nicho, por mucho que los que invierten en ellas
prediquen sobre el «calentamiento global» para garantizar sus subven
*
ciones y su autoridad.
Gran parte del incremento de la demanda energética de las tres pró
ximas décadas tendrá su origen en países de rápido desarrollo, como India,
que llevarán la electricidad a cientos de millones de personas. Nadie puede
disfrutar de los beneficios de la civilización industrial moderna sin elec
tricidad y acceso a los medios de transporte actuales. Llevar la electrici
dad a esos cientos de millones de personas que ahora dedican varias horas
al día a recoger leña o arbustos o heces de vaca para cocinar sus alimentos,
tendrá unos beneficios enormes que superarán con creces cualquier con
secuencia negativa remotamente factible.
Este aumento masivo del consumo energético mejorará la vida de la
gente, permitiéndoles trabajar de forma mucho más productiva y, en con
secuencia, aumentar sus ingresos, mejorar su salud y su calidad medioam
biental. Es cierto que en India, y en otros países tropicales y semi-tropi-
100 C - u í a p o l ít ic a m e n t e in c o r r e c t a d e l c a l e n t a m i e n t o g l o b a l y d e l e c o l o g is m o
U n a verdad in co n ve n ien te
papel debe de jugar e! efecto invernadero. Pero los que están
« A lg ú n
absolutamente seguros de que el aumento de las temperaturas se debe única
y exclusivamente ai dióxido de carbono, carecen de justificación científica.
Son simples conjeturas». •
Henrik Svensmark, director dei Centre for Sun-C!imaíe Research,
Danish National Space Center, citado en ei Copenhagen Post
el 4 de octubre de 2006
cales, ía mayor parte de esta energía se obtendrá a partir del carbón, por
que no tienen mucha investigación relacionada con ia energía eóiica,
aunque bastantes de ellos poseen grandes cantidades de oro negro.
El W orld Energy O utlook 2 0 0 ó9 de ia Agencia Internacional de Energía
coincide con otras estimaciones sobre ia futura demanda energética en
un mundo que sigue desarrollándose y en el que ios países pobres acce
den a la riqueza. Hacía 2030 necesitaremos mucha más energía que ía que
actualmente consumimos, una energía que no saldrá de molinos de vien
to , placas solares o biocombustibies [pese a que estas fuentes de energía
nicho lograrán grandes porcentajes de beneficios),
El dramático aumento proyectado en el consumo energético es una
buena noticia, naturalmente, aunque ios verdes ¡o vean como un escena
rio de auténtica pesadilla. Téngase en cuenta ei resultado preferido por
ellos. En este momento, el mundo es pobre en energía, no rico. Impedir
el acceso de los pobres del mundo [o de ios ricos) a ia energía moderna
significa matar de hambre a ios pobres dei mundo. Más aun, por mucho
qué lo deseen los activistas, la comunidad científica no está equipada para
d irig ir el debate sobre ternas que residen en ei corazón mismo de la eco
nomía o de la política, com o se ve en la sabiduría de planes com o el
Protocolo de Kioto.
La «solución» ai enfriamiento global, igual que al calentamiento, con
sistía en dejar de tener niños, adoptar estilos de vida más arriesgados *1
9 Peter Huber, «Hard Creen: Saving the Environrnent from the Environmentalists»,
1 de enero de 2000,
C urso básico sobre calentamiento global 101
Olvídese de Siberia
«La mala noticia es que los modelos climáticos a los que tantos esfuerzos
: se dedican son poco fiables, pues siguen utilizando factores distorsionados
en lugar de la física para representar cosas importantes como la evapora
ción y la convección, ¡as nubes y la lluvia. Además del dominio general de
factores distorsionados, los últimos y más destacados modelos climáticos
presentan otros defectos que los hacen poco fiables. Salvo en una ocasión,
nunca predijeron ¡a llegada de El Niño. Teniendo en cuenta que El Niño' es
un fenómeno muy destacado del clima observado, cualquier modeio que
no lo predijese se demuestra claramente ineficiente. La mala noticia no sig
nifica que los modelos climáticos no sirvan para nada. Son, tal y como Manabe
dijo treinta años atrás, herramientas esenciales para comprender el clima.
Pero no son herramientas adecuadas para predecir ei clima».
Freeman Dyson, físico de Princeton
0.6
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19 8 0 198 2 198 4 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006
Año
5.2. El hemisferio sur está calentándose 0,058° C por década. De continuar este ritmo, en el año
2179 las temperaturas serían 1° C más elevadas de lo que son en la actualidad.
[Fuente: National Space Science and Technology Center]
3 Para una discusión y tramas sobre los datos y sus vínculos a la investigación, véase
el blog de Steven Mclntyre, «New Satellite Data», 24 de septiembre de 2 0 0 6 , en h ttp ://
www.climateaudit.org/?p=83l
Temperatura anual media de Estados Unidos
Dividamos cada año entre cuatro, tal y como hace la Madre Naturaleza, y
consideremos un análisis detallado de variaciones de temperatura por esta
ciones, desde el año 1930 (el inicio aproximado del consumo de combusti
bles fósiles a gran escala. De haber querido practicar ios trucos que utilizan
los verdes con sus elecciones de puntos de partida, podríamos empezar en
-■
invierno Primavera í
1935 1945 1955 1985 197S 1985 1995 ZOOS 1935 1945 1955 1965 1975 1985 1995 ¿805
Verano Otoño
1935 para ilustrar aun mejor el enfriamiento del verano y el otoño y m iti
f gar el calentamiento de invierno y primavera]. Dos de las cuatro estaciones
muestran una iigerá tendencia ai enfriamiento [verano y otoño] y las otras
dos una leve tendencia al calentamiento (invierno y primavera]. El invierno
y ia primavera se calientan más que lo que el verano y ei otoño se enfrían,
aunque el calentamiento mayor de 0,08° C por década queda muy por
debajo dei mínimo básico, es la base absoluta de la media anual que ios
alarmistas nos dicen que predicen ios modelos. Evidentemente, estos datos
no apoyan la teoría de un calentamiento evidente inducido por e! hombre
(y, mucho menos, catastrófico]. [Gráfico 5.4]
■r
112 G u í a p o l ít ic a m e n t e in c o r r e c t a d e l c a l e n t a m i e n t o g l o b a l y d e l e c o l o g is m o
Borremos el pasado
0.5
5 Véase, por ejemplo, D. Deming, «Global Warming, the Politicization of Science, and
Miehae! Crichton's "State of Fear"»,publicado en junio de 2 0 0 5 en Journal o f Scientific
Expíoration, v. 19, num. 2, también en hnp://wmjeppMg/Archive/NewSEPP/StateFeár~DemingMm
G uia políticamente incorrecta del c a l e n t a m i e n t o g lo bal y del ecólogismo
6 M. Mann, ei al., «Global-scale temperatura patterns and cíimate forcing over the
past six centuries», Nature, vol. 392, 23 de abril de 1998, pp. 779-787, en ftp :/ /
holocene.evsc.viriini(i.edu/pub/mann/mbh98.páf
7 Mann revisó de Nuevo el Palo de Hockey en 2005 para que el gráfico cubriera
dos mil años, en h t tp :/ / wm.ncdc.noaa.gov/paleo/pubs/mann2003b/mnn2003b.htm¡
¿Hace calor por aq uí? 115
10 El argumento dice que «se espera un enfriamiento global» provocado por plantas
industriales situadas en contra del viento que llevan a los aerosoles a provocar este efecto.
Véase, por ejemplo, la frase inteligentemente articulada de «El calentamiento no es unifor
me en todas partes y, de hecho, hay regiones donde podría esperarse un enfriamiento regio
nal». Ask the Experts: Environment, ScientificAmerican.com, 28 de septiembre de 2006
51 «Cuando el gobierno dice: "El siglo xx ha sido eí más cálido globalmente de los
últimos mi! años", informa de una falsedad. Ni siquiera el IPCC de las Naciones Unidas
liego tan lejos. Afirmaba que no disponemos de mil años de datos para el hemisferio sur,
de modo que no existe forma de saber la historia global de mil años de temperaturas. Lo
¿ H a c e c a l o r por a q u í?
que sí dijo el IPCC es que es "muy probable" que la década de 1990 fuera la más: cálida
desde 1861. Dijo también que era "probable" [no "muy probable"] que "el aumento de la
temperatura en superficie a lo largo del siglo xx para el hemisferio norte" fuera superior
a la de cualquier siglo de los últimos mil años». T. Corcoran, «See the Truth on Climate
History», National Post (Canadá], 12 de julio de 2006.
12 «Surface Temperatura Reconstructions for the Last 2 0 0 0 Years», [2006],
13 Los anillos de los árboles suelen ser más gruesos (queriendo decir con ello que los
árboles prosperan] cuando las temperaturas y los niveles de C 0 2 son más elevados.
na S É R rcü'T'C ÁM EN TE INCORRECTA DEL CALENTAMIENTO GLOBAL Y DEL ECOLOGiSMO
¿ H a c e c a l o r por a q u í ?
Eí debate del Palo de Hockey versa sobre dos cosas. A nivel técnico,
tiene que ver con un co n o cid o estudio que d e fin ió e! estado dei
clima de la Tierra a lo largo de los últim os mil años y que ai parecer
dem ostró un calentam iento global reciente y sin precedentes. [...]
Los datos no sustentan ¡as conclusiones. [...] En segundo lugar, ia his
toria del Palo de Hockey revela que el 1PCC perm itió que un estudio
tremendamente frágil dominara el Third Assessment Report, lo que
sugiere ia posibilidad de cierta parcialidad en el proceso de redacción
de inform es...Zi
21 R. M c K itric k , «What is the "H o cke y S tick" Debate About?», docu m en to entrega
do el 4 de abrí! de 2 0 0 5 para el APEC Síudy G ro u p com o Presentación de in vita d o
Especia! a la Conferencia «M anaging C lim ate Change - Practicaiities and Reaüties in a
P o st-K yoto Future», Parliam ent H cuse, C anberra, Australia, 24 de a b ril de 2 0 0 5 , en
122 G u ía í c u t ic a m e m ie in c o r r e c t a d e l c a l e n t a m ie n t o g l o b a l y d e l e c o l o g is m o
Esta .actitud de evitar el debate fue tan exagerada que, gracias a la per
sistencia de M & M y a su disposición a someterse a las antipatías de ios
jefes de K ioto, provocó una polémica gran escala.
La re co nstru cció n 22 llevada a cabo p o r MScM revela de distintas
maneras las fatales deficiencias del gráfico del Palo de Hockey. En p ri
m er lugar, dem uestra que el C alentam iento M edieval y la Pequeña
Edad de H ielo estaban presentes en los datos de M ann, aunque no
en su representación: «Los datos de M ann, gestionados de form a
correcta, demuestran que el clima del siglo x x no es excepcional si se
compara con el de siglos anteriores. Este resultado está perfectamente
alineado con las evidencias proporcionadas p o r las perforaciones geo
lógicas»23.
La controversia dividió a la comunidad de paleociimatólogos. Algunos,
como el destacado científico alemán Hans von Storch, reconocieron los
problemas revelados por los decididos canadienses y solicitaron un replan
teamiento [von Storch calificó el Palo de Hockey de «basura»]. O tros, en
su mayoría los colaboradores de Mann del Equipo de Hockey, se nega
ron a cambiar de postura. Un tercer grupo descubrió una variabilidad
de temperaturas histórica superior a la expuesta por Mann, pero utilizó
una metodología similar y quedó, de este modo, atrapado en el limbo.
U no de ellos, Jan Esper, apuntó a finales de 2005, en una revista científi
ca, cuáles eran exactamente los peligros:
i
¿H ace calor por a q u í ?
30 Disponible en http://wm.nap.edu/catalog/H676.html
G u a K T tíB C A M E N T E INCORRECTA DEL CALENTAMIENTO GLOBAL Y DEL ECOLOG1SMO
De repente, Mann empezó a decir que nunca había dicho que estuviera
seguro de que la época actual es la más cálida de los últimos mil años y
que, más bien al contrario, siempre había subrayado que su investigación
pretendía demostrar lo inciertas que eran esas cifras. Bien, seguramente se
trata de que vivimos en dos universos distintos, pues mencionó que esto
lo había dicho ya aproximadamente trescientas cincuenta veces y que se
habían escrito ya ochocientos setenta mil artículos sobre esta extraordi
naria declaración.
34 G. B rum fiá, «AcademyafFirms hockey-stick graph», M i ture, 441, pp. 10324033,29 efe
ju nio de 2 0 0 ó , doi: 10.1038/4411032a, publicado electrónicamente el 28 de ju n io de 2Q 0&
G uía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
38 Paui K, Driessen, « N ational Assessm ent o f C lim ate Change released», Environment
News, í de agosto de 2 0 0 0 , The H eartland in stitu te .
¿Hace calor por aquí? 131
be.n para generar «proyecciones» (que, sin protestar, perm iten que ios
medios de comunicación describan como predicciones], nadie conoce en
reaíidad io bastante sobre el clima a largo plazo como para crear un mode
lo que genere proyecciones creíbles, ni siquiera a nivel continental [en
resumen, la realidad climática es demasiado compleja para que pueda repli
carla un modelo climático]. Predecir el tiem po que hará en el futuro en
una ciudad o un estado sería todavía más complicado42, pero aun así, los
alarmistas y sus aliados políticos siguen propagando historias de te rro r
detalladas y localizadas a nivel de ciudades que únicamente sirven para
seguir adelante con su agenda.43 Una vez más, y traicionados por el ejem
plo de Hadíey, los expertos en modelos admiten su debilidad. Un artícu
lo publicado p o r Nature bajo el titu la r «Los modelos climáticos no res
ponden a las preguntas candentes», lamentaba la poca fiabilidad de los
modelos y transmitía las redamaciones de ios científicos para obtener más
dinero de los contribuyentes para mejorar sus modelos.44
Cuando examinamos ios diversos modelos del 1PCC de las Naciones
Unidas, nos damos cuenta, de manera interesante (aunque,al parecer, no
para los medios de comunicación], de que el modelo que proyectaba un
calentamiento más pequeño de calentamiento fu tu ro ha coincidido a la
perfección con las temperaturas reales de las últimas tres décadas: 0,17° C
por década o aproximadamente un grado y medio por siglo. Estupendo, la
Tierra estaba ahí y así io ha hecho.
42 Por lo que se refiere a la cita de Hadley, y ya que la CEI llamó la atención hacia
esta admisión condenatoria en algunas de sus ordenaciones reguladoras/ el Hadley Center
articuló profesíonalmente este reconocimiento para que su evidente significado parecie
ra menos obvio, aunque sin a t e de manera sustancial.
43 El grupo de presión «Union o f Concerned Scientist» fomenta este tipo de resul
tados insostenibles y delimitados a nivel de Estado [como mínimo, sinceramente califica
dos como «potencíales»] y California adoptó los descubrimientos del National Assessment
para presentar un escenario dimáíteó a nivel de Estado como Justificación de la imposi
ción de su ley, la única que existe al estilo de Kioto.
44Véase, por ejemplo, «Modeüers deplore "short-termism"on dimate», Nature; 428,593,
8 de abril de 2 0 0 4 , en www.nature.com/news/2 0 0 4 /0 4 0 4 0 5 /fu i1 / 428595aMml [es necesario
estar suscrito], resumen del artículo en h ttp :// mm.scidev.net/News/index.cfmPfuseactlon=
readNews&itemid=13l9&ianguage-í.\/éa$e también «Cíimate models have no answer to bur-
ning questions», Nature, 424, 867,21 de agosto de 2 0 03 , resumen del artículo y vínculo
(es necesario estar suscrito] en http://www.scidev.net/dossiers/index.cfmPfuseaction~dossier.
Read!tem8ttype-l8títem¡d-968&¡anguüg6~igdossier-4ezCF1D=2395233&CFTOKEN=742ó¡Q45
¿Hace calor por a q u P 133
ara conseguir que usted les entregue sus libertades, sus comodidades
y la energía de la que dispone, ellos tienen que asustarle. Todo lo
malo que ya le está sucediendo es culpa del calentamiento global
provocado p o r la acción del hombre.
Huracán Katrina: calentamiento global.
Inundaciones: calentamiento global. Se
quías: calentamiento global. Un exceso
... el Polo Sur está
de insectos: calentamiento global. Pocos
enfriándose?
insectos: calentamiento global.
... la población de osos
El tiem po que haga no es culpa de
polares está creciendo [aun
usted.
que A l Gore proclame fal
Después de atribuir culpas, es necesa
samente que ni siquiera tie
rio prom eterle, com o el Libro de la
nen dónde nadar]?
Revelación, que las cosas se pondrán feas,
... ni un solo huracán
mucho más feas. Los huracanes serán más
asoló los Estados Unidos en
fuertes y más frecuentes.Todo lo que no
2006?
se ha derretido ya, acabará derritiéndo
... la mayoría de los ex
se. Subirán las mareas, inundando nues
pertos no atribuye la recien
tras ciudades.
te actividad de los huraca
Donde quiera que haya una histo
nes a los gases de efecto
ria de m iedo, la culpa va a parar a!
invernadero?
hom bre; y si la historia no existe, se
inventa.
138 G uía politicamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
! Véase, por ejemplo, Meltdown: The Predictable Distortion o f Global Warming by Politicians,
Science and the Media, Patrick J. Michaels, Washington, D. C , Cato Institute, 2 0 04 , pp. 95-96,
citando Przybyiak (2 0 0 0].
L O S C A S Q U E TE S POLARES SE D E R R ITE N , LOS H U R A C A N E S S O P L A N ... 139
2 «last Stand o f O u r W ild Polar Bears: Siily ío predio their demise; Starling conclu
sión to say the wil! disappear within 25 years and surprise tq many resea rchers», Mitcheil
Taylor, The TorontoStar, 1 de mayo de 2 0 0 6 .
3 Ibíd., citando, dfceedonando y, por lo demás, reforzando a Barbraud, en 200!.
4 Polyakov, I., Akasofu, S-l., Bhatt, U., Colony, R., Ikeda, H ., Makshtas, A ., Swingiey, C.,
Walsh, D. y Walsh, J., 2002,«Trends and variations in Arctic dimate System». EOS, Transactions,
American Ceophyskal U
nio,83, pp. 547-548.
*
140 G u (a POLITICAMENTE in c o r r e c t a d e l c a l e n t a m ie n t o GLOBAL r DEL ECOLOGISMO
6 Morner, N. A., 2003, «Estimating Future Sea Level Change from Past Records», Global
and Planetary Change, 4 0 , pp. 49-54. Morner, por cierto, es un experto reconocido, algo muy
escaso dentro dei IPCC. Las deficiencias inherentes del IPCC se discuten a continuación.
7 Working Group I, Sumtnary for Policymakers, p. 4.
8 Ibíd., p. 10.
LOS CASQUETES POLARES SE DERRITEN, LOS H U R A C A N ES S O P L A N ... 145
Los anuncios de una climatología cada vez más complicada como con
secuencia de la acción del hombre son el pan de cada día de los alar
mistas. El problema es que el clima no colabora y la investigación nunca
lo ha hecho. En relación al primero, la temporada tranquila de huracanes
que se vivió en 2.006 dejó a los alarmistas buscando formas de distraer
la atención de ese hecho y alejarla de la ausencia de unas calamidades que
con tanta confianza habían prometido sólo unos meses antes.Y en rela
ción a lo segundo, las investigaciones llevadas a cabo por científicos ale
manes, por ejemplo, han demostrado que las devastadoras inundaciones
que se vivieron en el centro de Europa en 2002 fueron perfectamente
normales en comparación con los registros históricos obtenidos a lo largo
de los siglos.10Tal vez esto no sea tan terminante como la retórica en sen
tid o co n tra rio de la campaña pre-electoral abanderada p o r Gerhard
Schróder, pero ni siquiera en Alemania consiguieron culpar a Estados
Unidos de las tormentas que tuvieron lugar en los días en que Alemania
quemaba «brujas» p or motivos relacionados con el clima y los Estados
Unidos aun estaban por nacer.
11 http://presszoom.com/stoiyJI3097.htnil
LOS CASQUETES POLARES SE DERRITEN, LOS H U R A C A N ES S O P L A N ... 149
Nos dicen que últimamente el clima es más dañino que nunca, algo
que históricamente tendría que ser irrelevante. La actividad del hombre
ha hecho el clima más dañino, nos dicen. Bien, de acuerdo, pero no hasta
el nivel que a ellos les gustaría que todo el mundo creyese. Pese a que
los verdes nos dicen que todo esto es el resultado de tener tantos coches,
el sentido común nos recuerda que la población está cada vez más desarro
llada y que habita cada vez más regiones propensas a sufrir grandes tem
pestades. Construimos casas en llanuras aluviales y complejos turísticos
playeros en las desembocaduras de los ríos en Carolina del N o rte .
Prácticamente nada de todo eso se construiría sin el subsidio del contri
buyente en forma de garantía que hace descender los costes de los
seguros de unos precios que, de no ser así, serían astronómicos [si fuera
posible conseguir un seguro]. Cuanto más construyamos en zonas sus
ceptibles de inundación o de sufrir el azote de los huracanes, más gran
des serán las devastaciones por los huracanes.
Es de suponer que lo que vendrá a continuación será una garantía
federal contra las pérdidas para aquellos que construyen sobre las vías del
ferrocarril y que les proteja contra la posibilidad de que les pase por enci
ma el tren de las 7.12, destino Peoría. [Naturalmente, en este caso, el grupo
de presión de los verdes pregonaría, con todo su habitual ritual, las inex
plicables y crecientes pérdidas para iniciar de este m odo su campaña con
tra el ferrocarril que, al fin y al cabo, es en nuestro país el responsable
de! transporte de la mitad del suministro energético. «Se ha demostrado
que el consumo de carbón destruye hogares. ¡Envíen dinero para ayu
darnos a continuar nuestra lucha contra esta M uerte Negra!»].
Y, por supuesto, a la población le sigue la construcción. En este sen
tido, alarmistas como A l Gore no reconocen que un mundo más pobla
do, con más habitantes en áreas que con cierta regularidad experimen
tan subidas de aguas, presenta mayores probabilidades de sufrir sucesos
que lleguen al nivel de considerarse «inundaciones».
Mientras que la caída de un árbol en un bosque deshabitado sigue
siendo una cuestión inquietante, si llega el agua y no hay nada que ane
gar entonces no, no hay «inundación». La marea alta no es una inunda
ción hasta que no se construye en la costa un con ju nto residencial.
Cuanto más construyamos o coloquemos vidas y riqueza en lugares que
podrían llegar a ser anegados por una subida de las aguas, más oiremos
150 G uía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
Huracán K ioto
la temporada dé huracanes de
2005 se vio exacerbada por M e d ia p o r .década; ;17,7
el calentamiento global, igual
que tampoco sirvieron para
que la prácticamente inexis
tente temporada de huraca
nes de 2 0 0 6 llevara a los
alarmistas a retractarse de sus
catastróficas afirmaciones. En i ¡ i '§'i i i l i l i r n
respuesta a este sensacional l i l i l í i i i i i i i i i
abuso, un destacado experto, ® ; H u r a c a n e s menores [Categoría 1. o %
Chris Landsea de la N O A A , ffl H u r a c a n e s importantes [Categoría 3 a 5]
El c a le n ta m ie n to g lo b a l provoca el crec im ie n to
de los glaciares: estudio
«Un nuevo estudio ha descubierto que los inviernos más cálidos y ios
veranos más frescos, con un aumento de precipitaciones, podrían estar
provocando el aumento del tamaño de algunos glaciares.
«investigadores de la Newcastle U niversity han descubierto que la
cuenca superior del Indo estaba experimentando más nieves y lluvias, un
fenómeno que tiene implicaciones para el sum inistro de agua de cin
cuenta millones de personas en Pakistán.
«El estudio se ha publicado en el Journal ofClimate [BBC News Online] de
la American Meteorológica! Society».
Informe de 25 de agosto de 2006 de Greenwire, incapaz
de reconocer qué tipo de «implicaciones» podría tener
para millones de personas en Pakistán este aumento
de las precipitaciones y unos veranos más frescos.
22 «Bizarre W eather Ravages A frican's Crops: Some See Link To W orldw ide W arm ing
Trend», M ichael G runw ald, Washington Post, 7 de enero de 200 3.
23 Geophysical Research Letters, vol. 33, L I0 4 0 3 , doi:10:J 0 2 9 /2 0 0 ó G L 0 2 5 7 ll, publicado el
25 de mayo de 2 0 0 6 .
¡5 8 G uía POLITICAMENTE INCORRECTA DEL CALENTAMIENTO CJLOBAL Y DEL ECOLOCISMO
nes. Esto ayuda a explicar por qué con ei ligero calentamiento de las pasa
das décadas, el desierto de! Sahara ha empezado a retroceder en su
extremo sur desde mediados de la década de 1980 después de varias déca
das de avance, contrariamente a lo que muestran las asombrosas fo to
grafías de Gore. Incluso la revista New Science ha proclamado que «los des
iertos africanos están retirándose». La reducción de! tamaño de los desiertos
[lo que implica una proliferación de la vida vegetal] es de hecho una señal
de calentamiento global, pero Gore pretende hacernos creer que sucede
lo contrario, porque da más miedo.
Como se ha dicho anteriormente, una inundación provocará más daños
cuanto más habitadas estén las llanuras aluviales. Un punto importante a
tener en cuenta... y un punto que A l Gore esconde. Reflexione sobre ei
siguiente párrafo de Una verdad inconveniente de Gore: «En parte como resul
tado de los cambios hidrológicos relacionados con el clima, el número de
grandes inundaciones ha aumentado de década en década, en todos tos
continentes»24. Una afirmación conveniente para Gore, pero la fuente a
la que alude dejó de hecho bastante claro que es virtuafmente imposible
declarar que el calentamiento es la causa de un aumento de ios daños
provocados por las inundaciones, pues ia combinación de factores poten
ciales generados por la variabilidad natural del clima y ios cambios socioe
conómicos es extremadamente compleja.
Los alarmistas citan a menudo como prueba, para que creamos en ei
funesto destino que predicen, ei hecho de que algunas compañías de segu
ros aducen ei miedo a futuros desastres producidos por ia acción del hom
bre como un m otivo para aumentar sus tarifas, y por ello solicitan avales
estatales. El científico Roger Fielke }r. destaca varios problemas relaciona
dos con esto y que van más alia de que la industria actúe a modo de mam
para para detener la supuesta autoridad de! 1PCC: «Las Naciones Unidas,
hogar del venerable iPCC, y los grupos de apoyo se asocian con exper
tos del mundo de ios seguros para conseguir que su programa avance.
A lg o que no sólo no tiene sentido p or motivos intelectuales, ya que se
supone que el IPCC de las Naciones Unidas es la autoridad en la ciencia
de! clima (¿Por qué necesita entonces el respaldo de! sector de los segu
ros?], sino también por intereses particulares... La afirmación p or parte
de la industria de ios seguros de que las catástrofes van en aumento, desde
la perspectiva de conflicto de intereses, no difiere en mucho dei interés
dei combustible fósil por fomentar aquella ciencia que más apoye sus inte
reses»25.
AI Gore se decanta por la utilización de un gráfico para apoyar sus
reivindicaciones, suponiendo como siempre que el lector estará demasia
do ocupado y relajado en el sillón de su casa como para perder tiempo
verificando su trabajo. Este gráfico en concreto muestra que el número
de inundaciones importantes en Asia, por ejemplo, aumentó de las menos
de cincuenta registradas entre 1950 y 1959, hasta más de trescientas entre
1990 y 2 0 0 0 .2é Gore indica que su gráfico simplemente muestra las varia
ciones en el número de inundaciones importantes, es decir, una variación
en la cifra de sucesos físicos. La única interpretación del fenómeno, bajo el
punto de vista de Gore, es que el hombre provoca un empeoramiento del
tiempo. (A! fin y ai cabo, pese a ser un argumento en contra del aumen
to de población, Una verdad inconveniente no es más que una película sobre
los peligros que supone el aumento de la construcción de inmuebles en
zonas susceptibles de ser inundadas].
Pero tal y como deja claro la fuente que utiliza Gore, el gráfico mide
las variaciones en el número de inundaciones «dañinas». ¿Habla, entonces,
del fenómeno real, físico? En absoluto. La fuente, la Emergency Disasters
Database, explica: «En esta base de datos se incluyen únicamente aque
llos sucesos clasificados como desastres. (Un suceso es declarado desas
tre si satisface como mínimo uno de los siguientes criterios: diez o más
personas fallecidas, un mínimo de un centenar de personas afectadas, soli
citud de ayuda internacional, o declaración de estado de emergencia]»27.
En este caso, naturalmente, la base de datos que Gore utiliza va a estar
sesgada hacia fenómenos acontecidos en las últimas décadas, ofreciendo
con ello el aspecto aparente de un aumento en el número absoluto de
inundaciones. Gore culpa de ello a los combustibles fósiles y al calenta
miento. Los auténticos «culpables» son el número mayor de datos regis
trados, el aumento de la cobertura por parte de las aseguradoras, el aumen
to del número de estados de emergencia declarados, más población, más
desarrollo y más solicitudes oficiales de apoyo internacional. El texto al
que Gore hace referencia, y que por razones evidentes no cita, reconoce
lo siguiente: «La Figura 16.5 muestra un claro aumento en el número de
l
i
1
I
Tercera Parte
I I
LO S FALSOS PROFETAS
[Y LOS VERDADEROS BENEFICIOS]
I í
I I
i
§1
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%
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1
1
Capítulo 7
* En este capítulo quiero agradecer la ayuda de mi colega del CEI, doctor Mario Lewis,
quien no sólo ha desenmascarado Una verdad inconveniente, de arriba abajo y sin la ayuda de
nadie, sino que además es la prueba fehaciente de que es posible superar a un doctorado
por Harvard He tenido también la colaboración de la mirada aguda y el alcance universal
de lain Murray y de Myron Ebeíl, director de los Global Warming Programs del CEI.
1 «En marzo de 1987, decidí presentarme a presidente. [...] En el discurso en el que
anuncié mi candidatura, me centré en el calentamiento global, el agujero de ozono y el
enfermizo medioambiente global, y declaré que estos temas, junto con el control de las
armas nucleares, serían el foco principal de mi campaña». Earth Balance, 8.
164 G u ía políticamente incorrecta del calentamiento global y bel ecologismo
los simios, El hombre que pudo reinar... y la lista continúa. Es evidente que
no consideré/ sin embargo, La sombra de una duda o Una vida maravillosa.
La película de 2006 basada en una proyección de diapositivas, Una ver
dad inconveniente, podría describirse perfectamente corno una película sobre
un libro La tierra en juego — del cual el autor pasó veinte años huyendo— ,
siendo la película convertida a su vez de inmediato en libro [sobre una
película basada en un libro, naturalmente]. Cabe esperar ahora la versión en
película de este último libro. Una muestra de las maravillas del reciclaje.
Toro salvaje
Entre las críticas, o más bien lo que los críticos escribieron, sobre
Una verdad inconveniente, se incluye la bochornosa carta de amor de un
excesivamente entusiasmado Roger Ebert:
Una verdad inconveniente [...] consigue con éxito penetrar en el caos que
rodea el calentamiento global y plantea de forma clara y convincente hasta
qué punto afecta al planeta la acción del hombre.
Ethan Alter, revista Premiere, 23 de junio de 2006
Cabe destacar que Ebert ofrece menos una crítica que una repetición
de las reivindicaciones de Gore, ratificando lisa y llanamente como ver
daderos, temas sobre los que Ebert tiene escasos conocimientos.
Apocalypse N ow
l1#fa&éé&tlbWwfabéftkftMQjt'kw'kflé
«Tergiversándolo»
Revista Grist Hay mucho debate en relación a la mejor manera de comu
nicar el calentamiento global y motivar a la gente. ¿Asusta usted a la gente
o le da esperanzas? ¿Cuál sería la combinación adecuada?
Gore: Pienso que la respuesta a esa pregunta depende de dónde tenga la
cabeza el público. En los Estados Unidos de América, por desgracia, vivimos
aún en una burbuja de irrealidad. Y la negación de un huracán de categoría
5 supone un enorme obstáculo para cualquier discusión de soluciones. A
nadie le interesan ¡as soluciones si no cree que exista un problema.Teniendo
en cuenta este punto de partida, me parece que resulta apropiada una cier
ta exageración en la exposición de los hechos que revele lo peligroso que
es [el calentamiento globai], y que sirva para que el público esté dispuesto
a escuchar las soluciones que existen y las esperanzas que tenemos en cuan
to a solucionar esta crisis. Con ei tiempo, esa combinación cambiará. A medi
da que el país vaya aceptando la realidad de la crisis, habrá una receptivi
dad mucho mayor para una discusión completa de las soluciones.
A l Gore, admitiendo en una entrevista que está tanto
exagerando los peligros del calentamiento global, como
minimizando los sacrificios que pretende que hagamos todos.
2 A . Gore, A i Inconvenient Truíh, Rocíale Books, 2006. {En español se tituló Una verdad
incómoda: la crisis planetaria del calentamiento global y cómo afrontarla, Gedisa, Barcelona, 2007],
1:68 G uía k s I tíc am ente incorrecta del c a le n ta m ie n to g lo bal y del kco lo g ism o
seguramente nada que ver con la estable desaparición de las «nieves del
Kíii man jaro». De hecho, el área que rodea el Kilimanjaro ha estado enfrián
dose, pero las cumbres nevadas [heladas] llevan más de cien años retirán
dose, mucho tiem po antes de que se inventaran los todoterreno. En vez
de retirarse como consecuencia del calentamiento, el hielo desaparece por
una disminución de la humedad atmosférica. La lista de errores similares
publicados por Core no es interminable. Sólo ¡o parece.
En el mundo de Gore existe poca teoría. Está sólo lo [lo que
él cree] y el ruido de fondo [escepticismo; todo comprado]. La película de
Gore presenta sólo evidencias, en gran parte anecdóticas, favorables a su
programa político. Las presenta a menudo de manera confusa, no sólo igno
rando, sino ocasionalmente corrigiendo las evidencias que desmienten su
alarmismo, incluso cuando de forma concluyente confirman la mentira.
3 Véase, por ejemplo, R K. KIotzbach, «Trends in global tropical cyeloné activity over
the past tw enty years (198ó~2G05)», Géaphysíeal Research Letters, v o l 33, LIOSOS, doi:
10.1029/2 0 0Ó G L 02 588 !,20 0ó .
La estratagema inconveniente de A l G ore 169
4 Holoceno es el nombre con el que se conocen los últimos diez mil años de la his
toria de la tierra, desde el final de la última gran época glacial, o lo que conocemos
como la «Edad de Hielo». Comparativamente, el holoceno ha mostrado escasos cambios
climáticos a pequeña escala, destacando la «Pequeña Edad de Hielo» entre 1200 y 1700,
d. C , que fue precedida por el Clima Medieval Óptim o, o calentamiento, desde aproxi
madamente 9 0 0 d. C. Generalmente, sin embargo, entre los alarmistas climáticos, se
reconoce que el holoceno ha sido un periodo relativamente cálido entre edades de hielo.
7 Este gráfico aparece también en las páginas 66 y 67 del libro original de Gore, y des
cribe de forma clemente que su insinuación de que la relación entre C 0 2 y temperatura
es lineal es, simplemente, engañosa.
La estratagema inconveniente de A l G ore 171
8 P. Stanway, «An Inconvenient Truth for Gore», Edmonton Sun, 1 de julio de 2006.
9 En el momento en que se estaba preparando la edición española de este libro se ha
publicado la siguiente noticia, que corrobora aún más las tesis dei autor: El Instituto
Goddard [GISS] de la N A SA , especializado en el registro de las temperaturas de Estados
Unidos, acaba de reconocer un error en la aplicación informática que calcula la tempera
tura media a lo largo de la serie histórica. A resultas de este fallo, el GISS ha corregido a
la baja los registros, y 1998 ya no es el más caluroso, sino 1934. [1 7 /0 8/2 0 07 ]. Libertad
Digital http://mw.Iibenaddigital.com/noticias/noticia_l2763ll426.hml
La estratagema inconveniente de A l G ore 173
pular y adaptar los gráficos de los verdes a su propio «juego de los pun
tos de partida», destacando que «los registros de temperaturas oficiales
de la Climate Research U nit de la University o f East Anglia [Reino Unido],
muestran que para los años comprendidos entre 1998 y 2005 la tempe
ratura global media no aumentó»10*. Eso es cierto: después de 1998 refres
có. Gore no ¡o menciona por ningún lado. [Sin embargo, de haber esta
do C o re subido aún al tren del «enfriam iento global», su estilo de
argumentación no deja dudas de que esto habría salido en prim er plano
en los carteles que anuncian la película].
En segundo lugar, Gore confía en medidas de temperaturas en super
ficie. Pero las medidas de temperatura en superficie anteriores a 1990 no
pueden necesariamente compararse con las temperaturas en superficie
posteriores a 1990. [Como ya se ha explicado anteriormente, en relación
con ias estaciones de medición en funcionamiento en cada momento].
La mortal ola de calor que vivió Europa en verano de 2003 fue culpa del hombre.
De hecho, las muertes masivas resultado de! caliente mes de agosto que vivió
Europa occidental fueron resultado de temas culturales intrínsecos de Francia,
resultado de la odiosa méiange de un ines entero de vacaciones, la práctica
de dejar a ios ancianos en casa mientras las masas [incluyendo a las enfer
meras] marchan de vacaciones a la piaya y ei precio del aire acondicionado,
lejos de! alcance de ia mayoría. La ola de calor no fue anormal
inciuso las a menudo fiables, aunque alarmistas, agencias m eteoroló
gicas de Estados Unidos se mantienen prudentes respecto a este punto,
destacando profesionalmente que ia oia de calor de 2003 estuvo causa
da por una presión atmosférica anormal, no por e! «calentamiento glo
bal»13. Culpar a Estados Unidos de la vergüenza y ia humillación de mon
tañas de muertos franceses no reclamados mientras los familiares estaban
de vacaciones es, a buen seguro, la más fácil de ias explicaciones.
10 B. Carter; «Hiere íS a problem with global warming... it stopped in 1998», Daily Telegraph
[UK], 9 de abril de 2006.
n Véase, por ejemplo, «The Making o f a Heatwave», National Weather Forecasting
Office, en http:Z/www,srh,nQüa.gov/abq/feature/heat_wave.htm
174 G uía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologjsmo
con ello pretende afirmar, según parece, que las temperaturas suben «en
todo el mundo». Hay zonas que se enfrían igual que otras se calientan,
otras que se vuelven más húmedas mientras otras se vuelven más secas,
etc. Así ha funcionado siempre la climatología y así seguirá funcionando.
Eí alarmismo por el calentamiento global se basa en una subida de las tem
peraturas medias de los lugares en los que tomamos las temperaturas. Pero
las medias no existen, y siempre inclinamos la situación hacia un lado o
hacia el o tro [francamente, en ambos sentidos] de un conflicto que se
resuelve simplemente seleccionando un año como punto de partida.
Los modelos electrónicos én ios que confían los alarmistas, p o r cier
to , predicen que las temperaturas aumentarán en las zonas más frías del
planeta [los polos), durante los meses más fríos [sus respectivos invier
nos) y en el momento más frió del día [de noche) [la «amplificación polar»,
de la que hemos hablado en el capítulo 6).
ñores a las que tenemos hoy, aun siendo esencialmente los mismos los factores exter
nos que determinan el clima»'2.
Es decir, las fuerzas que determinan la temperatura no están calentán
donos más de lo que lo hacían cuando estas fuerzas naturales eran... ias
mismas. Dicho de otra manera: ahora hace más frío que en el pasado
con las mismas concentraciones de gases de efecto invernadero. La indus
tria del calentamiento/enfriamiento global sufre un problema repetitivo
con las relaciones causa-efecto,Y esto no es una excepción. Existe un moti
vo por el cual Gore no combina los gráficos de temperatura y C 0 2 para
el gran público.
De un modo similar, Gore se presenta con el desacreditado gráfico del
Palo de Hockey, que afirma que el clima era estable hasta que llegó el hom
bre de la era industrial y lo embrolló todo. Declara descaradamente que
el Palo de Hockey ha sido validado. Ésta es posiblemente una de sus no-
verdades más vergonzosa, y que ha quedado desenmascarada en detalle
en las páginas de este libro.
15Al parecer, son los estilos de vida primitivos [ya está aquí de nuevo esta palabra] y los
métodos utilizados para afrontar las amenazas lo que está detrás de la deforestacion de la
zona del tófim anteo |«La pobreza suele ser la causa de los incendios forestales,provoca~
dos por recolectores de miel ilegales que queman palos de madera para protegerse de la
agresividad de las abejas africanas»]; véase el tratamiento que Der Speigel hace del tema en
el blog sobre «auditoría climática» de M & M ,e n h ttp ://w m climateaudit.org/?p=554
16 «Glaciar Upsala: Nuevo Fraude de Greenpeace»r h ttp ://mitosyfraiides.8k.com/Ingles3/
UpsafoEng.html. H itos y Fraudes es, naturalmente, una página web activista creada para con
traatacar, entre otras cosas, el alarmismo global, pero con buenos vínculos y constituye
una buena fuente dé literatura científica relevante.
178 G uía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
18 «Solar modulation of Little lee Age ciimate in the tropical Andes», 1 de ¡unió de 2006,
Proc. Natl.Acad. Sci. USA, 10.1073/pnas.0603118103, en http://faculty.eas.ualbetta.ca/wolfe/
eprints/PolíssarJNAS2006pdf#search=%22Polissar%20andes%22
151 «Scientists Predict Solar Downturn, Global Warming», New Scientist, 16 de septiem
bre de 2006.
180 G iMa EOLÍTICAMENTE incorrecta del calentamiento global y del ecologismc
Hay un viejo dicho que resulta de cierta utilidad en este caso y es el que
aconseja no mentir porque sólo sirve para complicar más las cosas, pues si
mentimos, tenemos luego que tratar de recordar lo que en su día se dijo,
reconciliar las historias, etc. Cuando afirman que el sol no influye sobre el
clima, pese a la insistencia de los datos históricos, da la impresión de que ios
alarmistas de! calentamiento global se han complicado tanto con conclu
siones al margen de la estricta mirada de la ciencia, que se encuentran ata
dos a un nudo retórico y lógico que sólo se soluciona a través de respuestas
irreconciliables con las propuestas que hicieron al principio y que fueron las
que Ies metieron en este tremendo embrollo.
mar no aportan motivos para pensar que en esa época hubiera un des
mm
hielo... y más rápido durante los últim os años, pero igual que sucede
con el Kilimanjaro, sabemos con seguridad que n o es debido a un aumen
«fe#
to de las temperaturas. La ciencia revela que es más probable que sea resul
tado de los cambios cíclicos que se producen en las corrientes oceáni
cas. De hecho, varios trabajos revelan que ¡as temperaturas de Groenlandia
:
182 G ib a políticamente in c o r r e c t a del c a l e n t a m ie n t o g l o b a l y del e c o l o g is m o
tío están comportándose tal y como Gore desearía. Petr Chylek, de Los
Alamos National Laboratory, ayudó a inflar la burbuja de «Groenlandia
se quema» en la influyente publicación Journal of Geophysical Research Letters,
en un artículo contemporáneo a la película de Gore.20 Pero cuando algún
erudito apunta que los glaciares interiores de Groenlandia están crecien
do, los alarmistas, naturalmente, lo invocan también como prueba del calen
tamiento global. La experiencia indica que desde los tejados llenos de pla
cas solares proclamarían exactamente lo mismo a viva voz si la tendencia
fuera ai contrario.
A destacar también que el m otivo por el que los vikingos abandona
ron G roenlandia durante la Pequeña Edad de H ielo no fue porque
Groenlandia pasó de tener un clima tropical a helarse (aunque la verdad
es que el clima se enfrió y la tierra dejó de ser apta para la agricultura].
Lo que realmente afectó su huida fue que las zonas costeras empezaron
a desaparecer cuando el hielo acumulado presionó y disminuyó el tama
ño de las franjas costeras habitables.
Chylek abordó dos periodos recientes de calentamiento en las costas de
Groenlandia (en la década de 1920 y entre 1995 y 2005]. El resumen del
artículo concluye que los «aumentos de temperatura en los dos periodos de
calentamiento son, no obstante, de magnitud similar, aunque el ritmo de calen
tamiento en la década de 1920 fue aproximadamente un 50 por ciento supe
rio r a! del periodo comprendido entre 1995 y 2005». Dice el texto:
20 Petr Chylek, et. al., «Greenland warming of 1920-1930 and 1995-2005», Geophysical
Research Letters, 33, L11707,13 de junio de 2006.
21 íbid.
La estratagema inconveniente de A l G ore 183
Ei documento continúa:
. El hielo del Ártico se derrite. Con las notorias declaraciones sobre un des
hielo sin precedentes en el Á rtic o en boca de entidades tan destacadas
com o el New York Times y el 1PCC, G ore no tenía o tro remedio que
decir alguna cosa al respecto para mantenerse a la altura. Y eligió: «Desde
1970 se ha producido una caída en picado en la cantidad, la extensión y
el grosor del casquete de hielo ártico». Ei profesor Tim Bail,antiguo pro
fesor de climatología de la Universidad de W innipeg asegura que esto
representa un grave pecado de omisión p or tratarse de una afirmación
basada en un único corte transversal (muestra] tomado no sólo durante
un conocido periodo de enfriamiento, sino en octubre; entonces, para
construir la teoría de! deshielo, la muestra se comparó con diversas medi
ciones capturadas en un mes posterior más caluroso y utilizando una tec
nología completamente distinta.23 Como tal, la supuesta comparación no
es en realidad tal cosa. Se sostiene sobre un único conjunto de datos ais
lado que se compara con otra muestra que no tiene nada que ver con la
primera, y se afirma que a partir de él pueden extraerse conocimientos
cuando no es así. Eso no es ciencia, y solamente un político (en recupe
ración o en el estado que sea] podría pretender que lo fuese.
22 íbid.
23 Véase T. Harris, «Scíentlsts respond to Gore's warnings o í climate catastrophe»,
Cañada Free Press, 12 de junio de 2006.
¡84 G uía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
26 Véase, por ejemplo, British Antarctic Survey en h ttp ://m v w .an tartk a.ac .u k/, mapas en
h ttp ://w w w .p h o to .a n ta rctica .a c .U k/e xtern al/g u es t/lig h t-b o x /s e arc h /lis t/l
27 Citado en T. Harris, «Scíentists respond to Gore's warnings of climate catastrophe»,
Cañada Free Press, 12 de junio de 2006.
186 G u Ia políticamente incorrecta del calentamiento global y del eco io g em o
estudio basado tan sólo en tres años de datos (repito, a este ritmo mi hijo
mediría nueve metros de altura cuando llegara a los treinta años de edad].28
Subida del nivel del mar. Core, demasiado ocupado lanzándose a una hipér
bole completamente inventada, olvida recordar a los espectadores de su pelí
cula que los niveles del mar llevan subiendo desde el final de la última
Edad de Hielo, a un ritm o de 1,8 milímetros anuales durante los últimos
ocho mil años, y que continuará haciéndolo a ritmos variables hasta que lle
gue la próxima Edad de Hielo. El IPCC no predice subidas del nivel del
mar de entre «cinco y cuarenta y seis metros», pero sí un posible rango que
oscilaría entre los diez centímetros y hasta menos de noventa centímetros a lo largo
del siglo, y llega a la conclusión de que las tendencias actuales podrían o
no ser ligeramente superiores a la tendencia de los últimos ciento cincuen
ta años. Por ejemplo, ni siquiera el políticamente elaborado resumen del
Tercer Informe del IPCC se muestra ambiguo al afirmar que «no se ha detec
tado una aceleración significativa del ritm o de subida del nivel del mar duran
te el siglo xx» y que «ante las actuales incertidumbres, las observaciones y
los modelos se muestran consistentes con una ausencia de aceleración sig
nificativa de la subida del nivel del mar durante el siglo xx»29. Esto a pesar
de las declaraciones incesantes y los montajes fotográficos que informan de
que ya existe actualmente un deshielo sin precedentes.
Apagón de la Corriente del Golfo. Gore va a Hollywood y adopta el esce
nario de ciencia ficción de El día de mañana en el que la «cinta transporta
dora» oceánica deja de funcionar en el A tlántico N orte. Aunque emocio
28 El estudio ai que hace alusión Gore [Velicogna, i., y J. Wahr, 2006, «Measurements
of time-variabíe gravity show mass loss in Antárctica», Sciencexpress,2 de marzo de 2006],
medía los cambios de la masa de hielo en la Antártida únicamente en base a tres años de
datos. Pero otros estudios (por ejemplo, Davis, C. H., et ai., 2005, «Snowfaü-driven growth
in East Antarctic ice sheet mitigates recent sea-Ievel rise», Science, 308,1898-1901, también
Zwally et ai, 2005, «Mass changes of the Greenland and Antarctic ice sheets and sheives
and contributions to sea-Ievel rise: 1992-2002», Journal of Gíaciology, 51, pp. 509-527] esti
man cambios en ia masa de hielo basándose en datos de toda una década.
29 íbid. Aunque la «biblia» de los alarmistas, el IPCC [2001] no encontró aceleración
en la subida de ios niveles del mar durante el siglo xx, un estudio reciente (John Church
y Nei! White, «A 20th century acceleration in global sea-ievei rise», Geophysical Research
Letters, vol. 33, L01602, doi: 10.1029/2005G L024826, 2006) encontró aceleración. Sin
embargo, aunque ese estudio superara de forma creíble los trabajos previos y la acelera
ción continuara, en el siglo xxi se produciría tan sólo una subida del nivel del mar de trein
ta centímetros. Nada apocalíptico.
La estratagema inconveniente de A l G ore 187
30 C W ünsh, «Gula Strearrs safe if wind bíows and Earth turn», carta, revista N atm f
3 de abril de 2004.
A l l . 111 .U 1 ..1 L 1 ,
188 G uía políticamente incorrecta del c a l e n t a m ie n t o g l o b a l y del ecologismo
Extinciones. Gore afirma que el ritm o de extinción actual es mil veces supe
rio r al ritm o original [es decir, ai ritm o «natural»; sí, las especies se extin
guen sin pescadores furtivos y sin contaminantes]. De hecho, las cifras que
Gore cita se basan en una simple suposición. En realidad, en el últim o siglo
tenemos pruebas documentadas de sólo un puñado de extinciones.3'
La postura de G ore tiene su origen en N orm an M yers3132, quien se
basó en los estudios de Edward O .W ilson,quien a su vez extrapoló a par
tir de las extinciones en pequeñas islas. Se ha demostrado que estos estu
dios, que profetizan diversas extinciones a partir de una pérdida observa
da del hábitat, no son aplicables a! hábitat continental. Myers declaró que
en los próxim os cincuenta años se extinguirán dos millones de especies.
Eso significa que cada año se extinguirán cuarenta mil especies.
N o existen pruebas de que este supuesto sea cierto, pero la predic
ción de Myers [igual que las profecías de fin del mundo de Ehrlich] es lo
bastante mórbida com o para haberle aportado fama, fortuna y grandes
reconocimientos académicos.
En el caso de que en cada década se extinguiesen unas cuantas espe
cies, alguien debería haberlo indicado ya. Pero contrariamente a este agota
d o r discurso estúpido y sin sentido, está claramente adm itido que los
niveles más elevados de C O z producirán una biodiversidad mucho mayor.
Ello se debe a que las plantas utilizan el CO„ para la fotosíntesis, lo que pro
duciría una mayor aparición de distintas clases de plantas si los niveles de
C 0 2 fuesen superiores a los actuales. Cientos de estudios publicados por
el departamento de Agricultura de Estados Unidos han establecido sin duda
alguna que niveles más elevados de C 0 2 darán como resultado un creci
miento más rápido y mayor resistencia en prácticamente todo tipo de plan
tas. Varios estudios han demostrado ya que la Tierra es cada vez más verde
como consecuencia de ello. En general, esto significa que plantas y anima
les ampliarán su ámbito de vida. Irónicamente, los verdes convierten esto en
algo negativo y afirman que en una atmósfera rica en C 0 2 crecerán todas
aquellas plantas que no son de nuestro agrado (como la hiedra venenosa,
por ejemplo]; mira por dónde, qué bajo han caído las historias de miedo.Y
así ¡o muestra el alarmismo de cajón de sastre que la BBC practica, yuxta
poniendo pronósticos de calentamiento global con las calamitosas tormentas
mortales que dicho calentamiento provoca y, oh sí claro, con los proble
mas que sufre también su jardín, y con la intervención del Washington Post
con una siniestra predicción de un mundo poblado por una vid venenosa,
«Infladas por el dióxido de carbono, las viñas estrechan su abrazo»33.
Migración de especies. Siguiendo con esto, es necesario recordar la regla
verde: cualquier cosa nueva es mala y, además, señal de que cosas peores
están por llegar.
De este m odo, la aparición en Canadá del escarabajo del pino fue
o tro efecto catastrófico del calentamiento global. La causa inmediata de
esta «especie exótica invasiva»: menos días con heladas (una amenaza para
el jardín, sin lugar a dudas]. Por desgracia para las reivindicaciones del
señor Gore, el escarabajo del pino ha aparecido en el pasado en todo tipo
de lugares, entre ellos los parques nacionales de Oregón y antes de que
el DDT acabara con la plaga. ¡Viva el DDT!
Igual de desgraciado resulta que, en su intento de poner en evidencia
algunas de las declaraciones de Gore,Tom Harrís se atrevió a hacer algo que
los verdes rara vez hacen, dirigirse a alguien que sabe de qué está hablan
do, concretamente a Rob Scagel, especialista en el microclima selvático que
trabaja para Pacific Phytometric Consultants en Canadá, que reveló que «El
escarabajo de! pino de montaña (MPB] es una especie nativa de esta parte
de América del N orte y siempre ha estado presente. La epidemia de MPB
«Incluso e! señor Gore puntualizó su tesis de que "el debate entre la comu
nidad científica ha finalizado" en el canal de televisión ABC sólo minutos des
pués de haberla hecho, clarificando la situación en un sentido importante.
Cuando el señor Stephanopoulos se encaró con el señor Gore diciéndole
que ¡as mejores estimaciones de la subida de los niveles del mar son mucho
menos atrevidas de lo que él sugiere en su película, el señor Gore defendió
sus afirmaciones destacando que los científicos "carecen de modelos que les
proporcionen un elevado nivel de confianza" y continuó declarando, en su
defensa, que los científicos "no lo saben. Simplemente no lo saben"».
Richard S. Lindzen, profesor del MIT,
«There Is No "Consensus" on Global Warming»,
Wall Street Journal, 26 de junio de 2006
36 B. Fagan, The Little Ice Age: How Climate Made History (1300-1850), Basic Books, 2001.
M H H W
192 G uía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
31 Reiter, P. et al., «Global Warmíng and Malaria, A Cali for Aceuracy», Lancet Infectious
Dismes, 2 0 0 4 jun; 4(6), pp. 323-324,
38 Estas: ciQs son de la conferencia ofrecida por el doctor Reiter el 28 de Julio de 1998
en Washington, «Global Warming and Vector-Borne Disease: fs Warmer Sicker?», en
http://www.cei.org/gencon/OI4,0l520.cfm
La estratagema inconveniente de A l G ore 193
■ ■ '■ . ■
— 1
¡9 4 G u Ia políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
¿ Q ué pasa en España?
[por Gabriel Caizada]
La cumbre de K ioto
que el hallazgo del cierre del agujero de ozono tuviera lugar después de que
dejara su cargo de ministra. Los ecologistas, por supuesto, no absolverían
entonces a la para entonces ex ministra de haber causado el boquete.
A veces uno piensa que Aznar la propuso como ministra para cabrear
a los ecologistas pero eso, me temo, es hacer conjeturas excesivamente
benevolentes con quien consintió que su ministra nos metiera en el beren
jenal de Kioto. A los veinte meses de tom ar posesión de su cartera, a Isabel
Tocino le to c ó o, m ejor dicho , aceptó alegremente negociar en una
cumbre que d uró once días y batió todos los récords de la O N U ; espe
cialmente en lo que se refiere a número de disparates catastrofistas por
discurso pronunciado. La ciudad japonesa de K ioto acogió las sesiones y
tuvo el dudoso honor de prestar su nombre al protocolo que de allí salió.
Un mes y medio antes1, los ministros de M edio Am biente europeos se
habían tirado los trastos a la cabeza para negociar la denominada «bur
buja europea». La idea era que la U nión Europea se comprometiera en las
negociaciones de la cumbre de las Naciones Unidas a reducir un 15 por
ciento sus emisiones de C O , con respecto a 1990 en su conjunto pero
que cada país tuviera un objetivo diferente — pudiendo tener que redu
cir o aumentar las emisiones de gases efecto invernadero (GEI), según el
caso— en función de los acuerdos internos llevados a cabo en aquella
reunión de ministros. Así, la delegación española se presentaba en K ioto
apoyando la creación de un tra ta do vinculante para la reducción de
gases efecto invernadero pero defendiendo al mismo tiempo su derecho
a aumentarlos en un 17 p or ciento al calor de la burbuja. Tocino acudió
a la cumbre de K io to muy subida de tono. En vez de estarse calíadita,
pasar desapercibida y ver si colaba la propuesta Europea, se lió a acusar
a Estados Unidos de mantener una postura «cicatera», «egoísta», «aisla
da» y «ridicula» p o r no querer re du cir las emisiones si o tro s países
competidores iban a poder seguir incrementándolas.
A los negociadores de Estados Unidos no les gustó nada la historia
de la burbuja. La encerrona europea era demasiado evidente. Hasta la cari
catura europea del norteamericano (paleto, sin asistencia médica y sin
un techo bajo el que caerse m uerto de «intoxicación» por, pongamos,
C O ?] se daría cuenta de esto. Firmar el protocolo significaba para Estados
Unidos aceptar un encarecimiento sustancial de sus costes de producción
2 De acuerdo con el texto final del tratado, Estados Unidos se comprometería, en caso
de ratificarlo, a una reducción de un 7 por ciento frente a la reducción de un 8 por
ciento de (a Unión Europea.
200 G u ía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
ma del 17 por ciento, como era de esperar tras la rebaja de las restric
ciones sobre el conjunto de la burbuja, España vio cómo su permiso de
aumento de emisiones disminuía dos puntos hasta quedar en un 15 por
ciento en la nueva burbuja. España quedaba autorizada en virtu d de este
acuerdo a aumentar sus emisiones en ese 15 p o r ciento sobre los nive
les de 1990.
El resultado, en realidad, era desastroso; daba igual el 17 p or ciento
o el 15 p or ciento.Y es que aun aprovechando esa posibilidad de incre
mento, España quedaba extraordinariamente restringida en lo que a emi
siones p or habitantes se refiere al tiem po que el im portante crecimiento
económico español desbordaba con creces cualquier cifra como ésa. Los
ecologistas habían prom etido pedir la dim isión de la ministra si ésta
aprovechaba la renegociación de la burbuja para pedir más porcentaje
de incremento de emisiones. N o sabemos si fue p or la amenaza o si sim
plemente Tocino era un desastre negociando, pero lo cierto es que España
tuvo que aumentar sus restricciones frente al acuerdo anterior. Lo cier
to es que España acabaría con las emisiones permitidas por habitante
más baja de la U nión Europea; un máximo de 8,1 millones de tonela
das anuales de C 0 2. Para que se vea claramente la falta de perspicacia
de los negociadores españoles, un país com o Irlanda, con una trayec
to ria socioeconóm ica sim ilar a la española, lo g ró en el acuerdo la
autorización para e m itir el doble de C O z p or habitante que España [16
millones de toneladas p or habitante y año], con lo que ello implica en
térm inos de posibilidad de producto per cápita y prosperidad socio
económica. O tros negociadores lograron incluso más. El caso más espec
tacular fue el de Alemania. Claro que la ministra de M edio Am biente
era Ángela Merkel y para esta dama de horm igón armado negociar con
Tocino y compañía debió de parecerle un pasatiempo de colegial. Alemania
logró pactar una reducción estadística de sus emisiones que suponían
dejar las emisiones por habitante en 11,7 millones de toneladas. El cie
rre p or síncope de ios m am otretos industriales del paraíso socialista
[situado en una galaxia del universo de las ideas muy cercana al paraí
so ecologista] le permitían presum ir a Merkel de ser el segundo país
que más se comprometía a reducir emisiones dentro de la burbuja euro
pea sin tener que hacer otra cosa que certificar la defunción dei siste
ma socialista al este del país reunificado. De esta manera, Merkel deja
ba a Alemania en una situación maravillosa: presumían de ser el ejemplo
de sacrificio altruista al tiempo que podía disfrutar de más de tres millo-
202 G u ía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
IMIs
¿Q ué pasa en España? 203
6 http://europa.eu/rapid/pressReleasesAction.do?reference=IP/02/7948tformat=HTML&aged=
!stlanguage=ESstguiLanguage=en
¿Q ué pasa en España? 20S
7 Estos datos fueron presentados en abril de 2005. El informe final fue entregado a
la secretaría de la convención marco de cambio climático bajo el título «Greenhouse
Gas Emissions Inventories Report frorn Spain, 1990-2003».
208 G u ía políticamente incorrecta del calentamiento global y del ecologismo
3 http://Km.liber:addigit(il.com:83/php3/noeícia.php3?fecha_edi_on=2005-l2-l0eCnum_edi.
on= l4S4scpn= ¡2762iOI9¡&seccion=ECO_ D
9 Telemadrici. Diario de la noche. 4 de noviembre de 2004.
210 G u í a p o l ít ic a m e n t e in c o r r e c t a d e l c a l e n t a m i e n t o g l o b a l y d e l e c o l o g ís m o
que o bien ni unos ni otros creen que el calentamiento global sea para
tanto o prefieren la mayor catástrofe de la historia a usar ía energía nuclear,
lo cual, disculpen la osadía, no debería infundir mucha confianza en el movi
miento eco-catastrofista. Siguiendo esta singular forma de razonar,el domin
go 30 de abril de 2006 el gobierno cerró la central nuclear de José Cabrera,
popularmente conocida por el nombre de Zorita, debido al lugar en el que
estaba ubicada, Alm onacid de Zorita [Guadalajara). La central de Zorita
era la pionera de la energía nuclear en España y ¡e quedaban aún dos
años para cum plir con los cuarenta años para los que en principio tenía
autorización. Desde hada meses se especulaba con la posibilidad de que eí
gobierno socialista permitiera la extensión de la vida de los reactores que
estuvieran en perfectas condiciones de seguridad hasta ios sesenta años
para contribuir a acercarnos al protocolo de K ioto y reducir su factura.
Con esta decisión el gobierno pareció querer zanjar el debate, continuar
con su plan para cerrar todas las centrales nucleares hasta 2028 y dejar
claro que el «cueste lo que cueste» no sólo iba muy en serio sino en
clave sectaria. Las centrales nucleares españolas son una parte muy im por
tante del mix energético ya que son las más fiables a la hora de suminis
trar toda su potencia instalada cuando nos enfrentamos a picos de deman
da; momento en el que por cierto, ios molinos que tanto gustan a Zapatero
y a la mayoría de la dase política suelen estar parados. Las centrales nucle
ares españolas evitan la emisión anua! de 60 millones de toneladas de C 0 2,
algo así corno lo que emite to do el parque automovilístico español. Puesto
en térm ino de barriles de petróleo, eí desmantelamiento al que se ha com
prometido el presidente Zapatero y que comenzaba con el cierre de Zorita
equivalía en aquel momento a unos 100 millones de toneles.
Ese verano de 2 0 0 6 el gobierno presentó el borrador deí segundo
Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión. En el mismo la
famosa promesa de! m undo im aginario de la ministra fue pulverizada
por los hechos del mundo real. Ahora el m inisterio reconocía p o r boca
del secretario general para la Prevendón del Cambio C lim ático, A rtu ro
Gonzalo A izp iri, que habría que m ultiplicar eí coste máximo prom etido
p o r Narhona en unas 7 veces hasta situarse en medio billón de las anti
guas pesetas. Para entonces España ya tenia un desfase de vértigo con res
pecto a! pacto acordado que rondaba un 52,6 por ciento sobre las emi
siones del año 1990. Y eso cruzando los dedos y rezando para que los
precios de los derechos de emisión continuaran por ios suelos gracias a
¿Q u é pasa en Es p a ñ a ? 211
Estado de m iedo
" h ttp ://m m .lib e rta d d ig ita l.co m /ind ex.ph p ?a cü on = d esa no tie icp n= 12 76 2 46 0 03
¿Q ué pasa en España? 217
14 http:// actualidad.terra.es/ciencia/articulo/nGrbona_subida_niveLmúr_0cmseja_l5O7M3Mm
55 La Información acerca de las pésimas características hidrológicas dei chalet de Zapatero
fue publicada en el número de abril de 2007 de la revista Interviú.
¿Q u é pasa en Es p a ñ a ? 219
16 http://mm.libertaddigitaLcQm:83/php3/noticia.php3?fecha_edi_on=2007~Q4~078Cnum__
edi_ on - 1468-^cpn= Í276302837&secdon = . ESP_D
17 http://www.libertadd¡giial.com:83/php3/noticia.php3?fechü_edi__on=2007-04-07s[num_
edi_on= ¡468&:cpn= 1276302837m ecdon - ESP_D
¿Q u é pasa e n Espa ñ a ? 221
rales de 2008, el director del programa del PP; Juan Costa, ha declarado
que los «nuevos desafíos de España» son «un mundo global afectado por
problemas como el cambio climático, la lucha contra la pobreza o la segu
ridad». El problema de la declaración no es que parezca la de un clon de
Rodríguez Zapatero, es que carece de! más elemental sentido de la pro
porción. La pobreza y la inseguridad son problemas que cuestan la vida
de millones de seres humanos y sabemos, en muchos casos, cómo redu
cirlas sensiblemente. El cambio climático, p or el contrario, ni está ponien
do en peligro a día de hoy la vida de millones de seres humanos [recor
demos que el 1PCC prevé una subida de 2,4° C para 2100] ni sabemos
con certeza qué lo causa, ni está claro cuál va a ser su evolución futura,
ni tenemos en la actualidad tecnologías o medidas que sean económica
mente viables y que puedan alterarlo significativamente sin empobrecer
nos provocando un problema posiblemente mayor que el que tratamos
de solucionar.
El histerismo medioambiental ha logrado poner al cambio climático a
la misma altura que el sida, el hambre o enfermedades como la malaria
que matan hoy a millones de de personas y cuyos antídotos están bas
tante más desarrollados que los del cambio climático. Los recursos con
los que contamos para luchar contra estos males son escasos y si los
gobiernos se dedican a empobrecernos y gastar entre 150.000 millones
de dólares y 350 mil millones de dólares anuales, que es lo que se calcu
la que costaría K ioto si todos los países firmantes lo llevaran a cabo, no
se dispondrá de esos recursos para aquellos problemas que son más
acuciantes. Además, el p ro to co lo de K io to no evita el calentamiento
sino que reduce en 0,07° C la subida de las temperaturas. Esto también
se puede expresar de otro modo. El cumplimiento del protocolo de racio
namiento retrasaría 3 años en 2050 y 6 en 2100 la subida de las tempe
raturas que de o tro modo se hubiese producido. En definitiva, los políti
cos tienen que optar. Esto es lo que lleva tiem po defendiendo Bjorn
Lomborg, fundador de El Consenso de Copenhague, un proyecto dedi
cado a evaluar los mayores problemas de la humanidad y la forma más
efectiva y eficiente de luchar contra ellos. Lom borg, ex m iem bro de
Greenpeace, afirma que «hay mejores formas para gastar 150 billones al
año. Los líderes mundiales deberían ser invitados a dejar de lado su
obsesión respecto a la amenaza distante y exagerada de la alteración de
clima, para comenzar a hacer ahora algún verdadero bien al mundo».
222 G u Ia p o l it i c a m e n t e in c o r r e c t a d e l c a l e n t a m ie n t o ; g l o b a l y d e l e c o l o g is m o