A Quienes Fue Dirigida La Maldicion de Malaquias 3

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¿ A QUIENES FUE DIRIGIDA LA MALDICION DE MALAQUIAS 3:9?

¿ADONDE ESTA EL LIBRO DE MALAQUIAS?


En el Antiguo Testamento

¿PARA QUIEN HABLO MALAQUIAS?


(Mal 1:1) Profecía de la palabra del Señor contra Israel, por medio de Malaquías.

¿ CON EL PUEBLO DE ISRAEL O CON ALGUN GRUPO EN ESPECIAL?


(Mal 2:1) Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento.

¿ QUE ES LO MALO QUE ESTABAN HACIENDO LOS SACERDOTES QUE MOTIVO TAL REPRESION POR PARTE DE DIOS?

(Mal 1:7) En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa del
Señor es despreciable.
(Mal 1:8) Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es
malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.
Mal 1:12 Y vosotros lo habéis profanado cuando decís: Inmunda es la mesa del Señor, y cuando decís que su alimento es
despreciable.
Mal 1:13 Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice el Señor de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o
cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice el Señor.
Mal 2:8 Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví,
dice el Señor de los ejércitos.
Mal 2:11 Prevaricó Judá, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido abominación; porque Judá ha profanado el santuario del Señor
que él amó, y se casó con hija de dios extraño.
DIOS COMIENZA A HABLAR ESPECIALMENTE A LOS SACERDOTES, LOS MINISTROS, NO AL PUEBLO. ¡SIGA EL RASTRO DE
LA PALABRA “VOSOTROS” PARA DETERMINAR SI DIOS DEJA DE HABLAR ESPECÍFICAMENTE A LOS SACERDOTES, Y
CUÁNDO!
Si usted ya ha leído los dos capítulos anteriores sobre 2 Crónicas 31 y Nehemías, estará mucho mejor preparado para el estudio
sobre Malaquías. Este capítulo dará evidencia de la Palabra de Dios de que los textos sobre el diezmo en Malaquías 3:8-10 han sido
incorrectamente interpretados y aplicados por la mayoría de las iglesias cristianas. Este capítulo demostrará que los que son culpables
de robar a Dios en Malaquías 3:8 son los sacerdotes ministradores y no el pueblo.
En consecuencia, los malditos en Malaquías 3:9 son los sacerdotes que son maldecidos por quebrantar el Antiguo Testamento.
Cuando se compara con Números 18:21-24 y Nehemías 10:37-38, la interpretación usual de “traed todos los diezmos al alfolí” ha sido
convertida en una terrible mentira que, por respeto a la verdad de Dios y para el bien de la iglesia de Cristo, debe detenerse
inmediatamente.
VEMOS EN EL CAPITULO 1 Y 2 DE MALAQUIAS DIOS REFIRIENDOSE A LOS SACERDOTES.
Más pecados de los sacerdotes.
Malaquías 3:5 Y vendré a vosotros para JUICIO; y seré pronto testigo contra los HECHICEROS y ADÚLTEROS, contra los que
JURAN MENTIRA, y los que DEFRAUDAN en su salario al JORNALERO, a la VIUDA y al HUÉRFANO, y los que hacen injusticia al
EXTRANJERO, no teniendo temor de mí, dice el Señor de los ejércitos.
Para que se entiendan correctamente, los textos sobre el diezmo en 3:8-10 deben estar conectados con su contexto. Por lo tanto, para
los fines de entender el diezmo en Malaquías, ha sido necesaria toda la anterior discusión para clarificar el contexto del capítulo 3,
especialmente los versículos 5-7. Nuevamente, desde 1:6 hasa 4:6, el contexto se dirige principalmente a los sacerdotes, no a la
nación entera. El “vosotros” de este versículo es una continuación del “vosotros” desde 2:17; 3:1, 2, que son los “sacerdotes”.
los sacerdotes eran culpables de hechicería. Como dirigentes religiosos responsables, habían dado el ejemplo equivocado. Habían
dicho que “la mesa del Señor es despreciable” (1:7, 12; 2:8). Los sacerdotes eran culpables de adulterio porque habían intercambiado
esposas hebreas por esposas paganas, y habían sido disciplinados especialmente por Esdras y Nehemías (Esdras 10; Neh. 13:28-
30). Además, habían sido culpables de “jurar falsamente” (1:13-14).
Una omisión en la lista del versículo 5 puede proporcionar una buena razón para concluir que este texto se dirige sólo a los sacerdotes
levitas. En la ley, los levitas son a menudo los primeros en la lista de Dios de personas que merecen el diezmo porque no habían
recibido herencia de tierras, servían a Dios a cambio del sacerdocio de los primogénitos, que había sido abolido, y se suponía que se
identificaban con los más pobres de Israel.
Las ordenanzas del diezmo tanto en Deuteronomio 14:27-29 como en 26:12-13 listan a los “LEVITAS, los extranjeros, los huérfanos, y
las viudas” como recipientes elegibles de los diezmos. Esta misma lista es también la que se menciona cuando el diezmo era atraído a
las festividades (Deut. 16:11, 14). Sin embargo, muchos textos mencionan a los huérfanos, las viudas y los extranjeros y omiten a los
levitas. (Véase Deut. 10:18; 24:14, 19-21; Sal. 94:6; 146:9; Jer. 7:6; 22.3, 7; Zac. 7:10).
Si Malaquías 3:5 se refiere a que la nación entera pecaba al oprimir a los necesitados dedando de traer diezmos, entonces, ¿POR
QUÉ NO están incluidos los sacerdotes en la lista de los que necesitan los diezmos? ¡La lógica indica que los sacerdotes tienen que
ser NUEVAMENTE los OPRESORES más bien que los OPRIMIDOS!
¡hasta ahora, en Malaquías, los sacerdotes (no el pueblo) han recibido terribles condenas de parte de Dios! Han sido hallados
culpables de una amplia gama de pecados, incluyendo una maldición por robo (1:6, 14). “Maldito sea el engañador que en su manada
tenga un macho, y prometa, y sacrifique al Señor una cosa corrupta”. Nehemías 13:11 debe referirse primordialmente a los sacerdotes
que ministraban en el templo como los culpables de robar el diezmo a los levitas (sólo las porciones de los levitas): “Entonces reprendí
a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada?” – por los levitas hambrientos en el versículo 10.
Malaquías 3:6-7. Porque yo el Señor no cambio; por eso, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. 7 Desde los días de vuestros
padres os habéis apartado de mis ordenanzas, y no las guardásteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho el Señor de
los ejércitos …
(Malaquías 3:6) Este texto se ha interpretado a menudo en el sentido de que Dios no cambia y siempre demandará un diezmo del diez
por ciento exacto, ya sea que su pueblo sea el Israel nacional bajo el antiguo pacto, la iglesia cristiana bajo el nuevo pacto, o los
creyentes más pobres y necesitados.
Sin embargo, el contexto indica algo bien diferente. Puesto que Dios es justo y no castigará al justo junto con el culpable, entonces
juzgará los pecados de los sacerdotes (3:1-4), y ya lo ha hecho en gran medida (2:1-17) maldiciéndoles cuatro veces. Dios no cambia
en relación con el juicio (2:17 a 3:4). Ha puesto la responsabilidad final por los necesitados en manos de los sacerdotes (3:5) – y Dios
no cambiará ni liberará de sus responsabilidades a los sacerdotes culpables.En consecuencia, en este contexto, “Dios no cambia”
significa que ¡Dios nunca cambia acerca de juzgar el pecado! Dios cumple las promesas de su pacto tanto en lo relativo a las
bendiciones como en lo relativo a las maldiciones
(Malaquías 3:7) ¡Es absolutamente deshonesto pasar por alto el contexto de los versículos 1-7 y comenzar a enseñar el diezmo desde
el versículo 8! Nuevamente, pregunto: “¿Está Dios hablando todavía a los sacerdotes, o a cambiado y ahora se dirige a la nación
entera en este versículo?” Aunque no encontramos una pista en la frase “desde los días de vuestros padres …”, podemos concluir
honestamente que Dios está hablando a los israelitas y no a la iglesia cristiana actual.
La segunda frase: “… de mis ORDENANZAS, y no las guardásteis”, proporciona una pista sobre a quién está hablando Dios. ¿Ha
leído usted alguna vez las palabras exactas de la ordenanza que establece el diezmo? Esta ordenanza es Números 18, el capítulo
que sirve de base para el diezmo. “Estatuto” y “ordenanza” ocurren cinco veces en ese capítulo (vv. 8, 11, 19, 23).
La totalidad de la ley mosaica, o el pacto antiguo, consistía de mandamientos, ordenanzas/estatutos y juicios. “Ordenanzas” eran los
“estatutos” del servicio de culto ceremonial, que detallaban cada aspecto del servicio que llevaban a cabo los sacerdotes en el
santuario. Nótese que Dios NO dice: “Vosotros os habéis apartado de mis ‘mandamientos’ y ‘juicios’”. Compárese con Nehemías
10:29.
¡Ya sea que Dios esté hablando sólo a los sacerdotes, o a la nación entera de Israel, debería ser claro como el agua que los
versículos 8-10 deben entenderse y explicarse en el contexto de las ordenanzas o estatutos de la ley mosaica, comenzando en el
versículo 7! Las ordenanzas son las leyes de culto ceremonial para los sacerdotes en el pacto antiguo. ¡El diezmo es una de estas
‘ordenanzas’ y no es un ‘mandamiento’ moral!
Malaquías 3:7-8. … Pero dijísteis: ¿En qué hemos de volvernos? 8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y
dijísteis: ¿En qué te HEMOS robado? En vuestros diezmos y ofrendas
Si usted COMIENZA su lectura en este capítulo (o este libro) en este versículo, está perjudicando su propio conocimiento de la
palabra de Dios, está siendo deshonesto con el contexto de la palabra de Dios, y probablemente no entenderá el significado de
Malaquías 3:8-10.
a considerar una pregunta muy importante desde el 1:6 en adelante: “¿A quién está hablando Dios?” Nuevamente: “¿Quiénes son los
‘vosotros’ y los ‘nosotros’ de Malaquías 3:8?” Aunque hay una aplicación secundaria a la gente en general, Dios todavía está hablando
específicamente a los sacerdotes. El versículo 7 termina en que los sacerdotes, desde el 2:17 hasta el 3:6, le preguntan a Dios: “¿En
qué hemos de volvernos?” En contexto, están preguntando: “¿Qué tenemos que hacer nosotros los sacerdotes para volver a guardar
tus ‘ordenanzas’ del culto ceremonial?”
¡El versículo 8 no comienza en un vacío! Comienza en que Dios responde a la pregunta que hacen los sacerdotes en el 3:7. La
honestidad para con la palabra de Dios demanda que no comencemos un estudio bíblico en el versículo 8. ¡Dios les dice a los
SACERDOTES que ELLOS le han robado en los diezmos y las ofrendas!
Usted preguntará: “¿Dónde dice la Biblia que Dios está hablando sólo a los sacerdotes?” Yo respondo: (1) Puesto que ES CLARO que
Dios comenzó a hablar a los sacerdotes en el 1:6, (2) enfáticamente continuó hablando a los sacerdotes en el 2:1, (3) debe todavía
continuar hablándoles a ellos sobre sus altares en 2:13, (4) es claro que todavía les está hablando desde 2:17 hasta el 3:4,
ENTONCES (5) ¡Dios todavía está dirigiéndose específicamente a los sacerdotes en el 3:8! Pregunto: “¿Cuándo DEJÓ Dios de hablar
a los sacerdotes? La carga de la prueba debe recaer sobre los que dicen que Dios cambió súbitamente de auditorio, de los sacerdotes
a la gente.
¿Quién le ha robado a Dios hasta ahora en el contexto de Malaquías 3:8?
Primero, los estudiantes bíblicos simplemente no pueden pasar por alto a Malaquías 1:13-14, que se dirige claramente a los
sacerdotes del 1:6. La version (NAS) dice: “… habéis traído lo que fue robado y lo que es cojo o enfermo; ¡así traéis la ofrenda! …
Pero maldito el estafador que tiene un macho en su rebaño y lo promete, pero sacrifica al Señor un animal con defecto …”.
Nuevamente, donde la version (KJV) dice “desgarrado”, la (NAS) dice “robado”, la (NKJV) dice “lo robado”, la (RSV) dice “tomado con
violencia”, y la (TLB) dice “robado”.

¡Dios dice que los sacerdotes habían “robado” o bien más que la décima parte del diezmo, más que su porción de las ofrendas,o
ambos! Malaquías también señala que los sacerdotes habían robado a Dios al no darle lo mejor que habían prometido.
Segundo, cuando comparamos a Nehemías 10:37, 38 más 12:44, 47 con 13:4, 5, 10,11, es claro que el sumo sacerdote había robado
la porción para los levitas del diezmo, porque todo lo demás estaba a la mano para ser reemplazado. ¡Innegablemente, los sacerdotes
habían robado el diezmo a los levitas! “Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los
levitas y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad” (Neh. 13:10).
Los que objetan dicen: “¡No, no no! ¡Todo eso es un error! ¡Los sacerdotes son completamente inocentes! ¡El pueblo es culpable de
no traer diezmos para los sacerdotes! ¡El pueblo es culpable de robar a Dios!”
Yo contesto esta objeción preguntando: “¿Dónde encuentra usted esto entre Malaquías 1:6 y 3:7?” Durante todo el libro de Malaquías,
LOS SACERDOTES HAN SIDO LOS VILLANOS, la parte culpable, los ladrones – y ahora, de repente, ustedes dicen que ellos son la
parte maltratada. ¡Cuán inconsistente se puede ser! Dios ya ha MALDECIDO a los sacerdotes CUATRO VECES por robarle y por no
traer lo que ya poseían. Los sacerdotes no son las pobres víctimas inocentes que tantos predicadores quieren que creamos. Los
sacerdotes son los “ladrones” y los “estafadores” que ya tienen los diezmos y ofrendas (desde Nehemías 10:38; 12:44, 47), no le
están dando a Dios lo mejor y no están compartiendo con los levitas en Nehemías 13:10 y los necesitados en Malaquías 3:5.
Malaquías 3:9 “Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado”.
“¡Por fin”, dirá el que enseña el diezmo, “usted tiene que admitir que AHORA, en este versículo, Dios está hablando a la NACIÓN
ENTERA y no a los sacerdotes!”
Yo contesto: “¿Cuál es el contexto? Hasta este momento, el pronombre vosotros se ha referido casi exclusivamente a los sacerdotes,
que reciben las maldiciones que Dios ha pronunciado contra ellos a causa de su culpabilidad. ¿Se justifica que AHORA concluyamos
que el pronombre vosotros de repente se refiere al pueblo, y que el pueblo ha agraviado a los sacerdotes?” Las cuatro primeras
maldiciones habían sido pronunciadas contra los sacerdotes deshonestos (Malaquías 1:14 y 2:2). Estos ministros eran culpables de
robar a Dios y recibieron la reprensión más larga y más áspera en Malaquías (Malaquías 1:6 a 2:9). Habían deshonrado a Dios y
menospreciado su nombre (1:6). Le habían robado al no ofrecerle lo mejor (Malaquías 1:7-8). Su culto no era aceptable (1:8). Dios
deseaba que uno de ellos cesara en su culto hipócrita y cerrara con llave las puertas del templo (Malaquías 1:10). Estaba cansado de
su deshonestidad (Malaquías 1:13-14) y les maldijo por ser engañadores y estafadores (1:14). Hasta sus hijos serían afectados por su
pecado y reprendidos (2:3). Dios hasta prometió arrojarles estiércol a sus rostros durante sus festividades religiosas (Malaquías 2:3).
“Pero”, objeta el que enseña el diezmo, “el versículo 9 dice claramente ‘la nación toda’”.
Yo contesto: “Lea el versículo más cuidadosamente. Por alguna razón, muchos eruditos traductores del hebreo piensan que el
versículo 9 debería decir: “la nación toda DE VOSOTROS”. Aunque “de vosotros” no aparece en la King James Version, sí aparece en
las más literales versiones (NAS) y (RSV) (y también la muy popular NIV). El propósito de añadir “de vosotros” no está claro, a
menos que esta adición distinga entre la nación entera “de vosotros los sacerdotes” y el resto de la nación! Un posible precedente
contextual bíblico se ve en el robo de los diezmos a los levitas que ministraban por parte de Eliasib en Nehemías 13:7-10, que tuvo
que involucrar a otros sacerdotes. Nuevamente, sin embargo, el punto principal hasta ahora ha sido que (por lo menos hasta ahora)
Dios había estado maldiciendo a los sacerdotes en vez de expresar pena por ellos.
Si Malaquías 3:9 continúa la maldición de Malaquías 2:2, entonces es una adición a ella. “Enviaré maldición sobre vosotros [los
sacerdotes], y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no os habéis decidido de corazón”. Hasta las ofrendas
de los sacerdotes fueron maldecidas. “Y esta otra vez haréis cubrir el altar del Señor de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no
miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de vuestra mano” (2:13).
Los sacerdotes ciertamente necesitaban una seria limpieza: “Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de
Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán al Señor ofrenda en justicia” (3:3). ¿Por qué habría Dios de cambiar tan de
repente de maldecir a los sacerdotes a ayudarles en algunos versículos más adelante (como dicen algunos)?
Malaquías 3:10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya ALIMENTO en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Señor de los
ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

¿Qué significa “traed todos los diezmos al alfolí”?


La verdad es que, fuera de este solo versículo, Dios JAMÁS mandó a nadie que trajera TODOS los diezmos al alfolí de Jerusalén. Es
necesario decir esto nuevamente. “Fuera de este solo versículo, Dios JAMÁS mandó a nadie que trajera TODOS los diezmos al alfolí
de Jerusalén”. ¡De hecho, sucede lo contrario! Considere cuidadosamente las siguientes instrucciones de la palabra de Dios.
En realidad, el pacto antiguo exigía tres diezmos diferentes, y sólo se mandaba que se llevara al alfolí una pequeña parte. En
consecuencia, con relación a Malaquías 3:10, hay algo gravemente erróneo en la explicación de los que enseñan el diezmo.
EL PRIMER DIEZMO, para los sirvientes levitas de los sacerdotes, NO debía ser llevado al alfolí del templo. “Y he aquí yo he dado a
los hijos de Leví TODOS LOS DIEZMOS en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del
tabernáculo de reunión” (Núm. 18:21). “Y [los levitas] estaban en las ciudades de los sacerdotes, para dar con fidelidad a sus
hermanos sus porciones conforme a sus grupos, así al mayor como al menor” (2 Crón. 31:15). “Del mismo modo para los hijos de
Aarón, sacerdotes, que estaban en los suburbios de sus ciudades, por todas las ciudades, los varones nombrados tenían cargo de dar
sus porciones a todos los varones de entre los sacerdotes, y a todo el linaje de los levitas” (2 Crón. 31:19). “Y [traerán] el DIEZMO de
nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían los DIEZMOS EN TODAS LAS CIUDADES [NKJV: comunidades agrícolas;
NAS y RSV: aldeas rurales] (Neh. 10:27b).
Dios mandó que Israel trajera TODO el primer diezmo para los levitas (no para los sacerdotes) donde ellos vivían en sus ciudades
levitas – y Jerusalén no era una ciudad leviita (véase Josué 21:9-19). Los levitas NO vivían permanentemente cerca del templo en
Jerusalén. Todos los cuatro textos anteriores dejan absolutamente claro que los levitas recibían el diezmo ENTERO, TODO el diezmo,
en sus ciudades – y no los sacerdotes en el templo. Después de que los levitas recibían el diezmo, tanto los sacerdotes como los
levitas consumían la mayor parte de él fuera de Jerusalén.
¿Qué HACÍAN la mayor parte del tiempo estos levitas que recibían el diezmo?
Mientras estaban en el templo, los levitas eran ayudantes de los sacerdotes, guardias, cantores, y constructores y artesanos de todas
clases. Los que estaban fuera del templo era criadores de animales (Núm. 35:2), maestros, políticos y jueces, y evidentemente
afinaban sus habilidades como artesanos y supervisores de artesanos. En 1 Crónicas 23:2-4 encontramos que, del total de 38,000,
24,000 eran constructores y artesanos, y 6,000 eran jueces civiles y supervisores. ¡Éstos, sí, éstos, recibían la TOTALIDAD del
diezmo! ¡Ninguno ministraba como sacerdote! ¡Sorprendente en verdad!
Además, los hechos sobre las ciudades levitas y el programa de trabajo de 1 semana de cada 24 (24 turnos) en el templo significaba
que el 95% del diezmo permanecía donde permanecía el 95% de los sacerdotes y levitas. Por lo tanto, Números 18:21; 2 Crónicas
31:15-19; y Nehemías 10:37-38 señalan claramente que es imposible que Malaquías 3:10 se refiera a la TOTALIDAD del diezmo,
incluyendo el que pertenecía a los levitas.
El SEGUNDO DIEZMO, el diezmo de las fiestas, NO debía ser traído para ser guardado en el alfolí del templo. Deuteronomio 12:17-
18 “Ni comerás en tus poblaciones el diezmo … sino que delante de Jehová tu Dios lo COMERÁS, EN EL LUGAR que el Señor tu
Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervi, tu sierva, y el levita que habita en tus poblaciones; te alegrarás …”. Usted puede
leer acerca de este diezmo en Deuteronomio 12, versículos 6-19 y en Deuteronomio 14, especialmente el versículo 23. Este diezmo
de la festividad era traído al lugar”, es decir, “Jerusalén”, a una de tres celebraciones religiosas nacionales que eran compartidas por
TODOS. Puesto que el diezmo era siempre en alimento, era consumido por todos en las calles mientras Israel celebraba. Por lo tanto,
el segundo diezmo tampoco era llevado a los almacenes del templo.
El TERCER diezmo, el diezmo de los pobres, TAMPOCO era llevado al templo de Jerusalén. Deuteronomio 14:28-29 “Al fin de cada
tres años sacarás todo el DIEZMO de tus productos de aquel año, y lo guardarás EN TUS CIUDADES. Y vendrá el levita, que no tiene
parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que
el tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren”. Usted también puede leer sobre este diezmo en Deuteronomio 26:12-13.
Este diezmo se pagaba cada tercer año y Dios mandaba específicamente que debía guardarse en las “las ciudades” de los
diezmadores, para ser usados por los levitas y todos los otros necesitados. En consecuencia, el tercer diezmo ni siquiera era llevado a
Jerusalén, mucho menos al alfolí.
¿Confundido? ¿Cuántas veces ha oído usted a los predicadores señalar estos tres textos mientras predica sobre Malaquías 3:10?
Malaquías 3:10 no es tan evidente por sí mismo ahora, ¿verdad? Claramente, “TODO” el diezmo NUNCA era traído al “ALMACÉN”.
Por lo tanto, puesto que esto no sucedía nunca, entonces, ¿cómo puede la iglesia usarlo como su principal ejemplo de “diezmar para
el alfolí”????
El verdadero significado de Malaquías 3:10 queda revelado por lo que Dios mandó realmente que fuese traído al alfolí de Jerusalén.
En relación con los diezmos en alimento, descubriremos que el alfolí de Jerusalén era sólo el lugar en que se guardaba el alimento
usado para alimentar a los sacerdotes y levitas que se turnaban entrando y saliendo del templo cada semana para sus ministerios
semanales.
Si usted realmente quiere saber exactamente lo que Malaquías 3:10 quiere decir cuando dice “traed todos los diezmos al alfolí”, lea y
estudie cuidadosamente los siguientes tres juegos de textos, Números 18:9-32; Nehemías 10:35-38; 12:44, 47; y 2 Crónicas 31:15-19.
Primero, Nehemías 10:35 (que amplía Números 18:12-13) manda al “pueblo” que traiga las “primicias” de la cosecha “a la CASA del
Señor cada año”.
Segundo, Nehemías 10:36 (que amplía Números 18:15-18) manda que el “pueblo” traiga los “primogénitos” de todos los animales
limpios a “la CASA de nuestro Dios” “a los sacerdotes”.
Tercero, Nehemías 10:37a manda al “pueblo” que traiga las “primicias” y lo mejor de la masa, los árboles frutales, el vino y el aceite
nuevos a “las cámaras de la CASA de nuestro Dios” “a los sacerdotes”.
Cuarto, ¡NOTE EL CAMBIO! Nehemías 10:37b (que amplía Números 18:21-24) manda claramente al “pueblo” que traiga los diezmos,
NO AL ALMACÉN, sino “a los levitas” en sus ciudades levitas, las tierras de pastoreo, las comunidades agrícolas, o aldeas rurales,
donde vivían los levitas (y los sacerdotes) mientras no estaban de turno “sirviendo” como cantores o guardas en el templo. “Y [traed] el
diezmo de nuestra tierra para los levitas, [para] que los levitas [reciban] las décimas de nuestras labores en todas las ciudades”. ¡Este
hecho revela una falla fatal en la interpretación usual de Malaquías 3:10! Puesto que la mayoría de los sacerdotes y levitas no
permanecía en el templo, el “pueblo” normalmente NO traía los diezmos al templo.
Quinto, Nehemías 10:38 (que expande Números 18:26) manda que los “levitas (junto con los sacerdotes) traigan “el diezmo del
diezmo”, es decir, el “diezmo del diezmo” de las ciudades levitas) “a la CASA de nuestro Dios, a las cámaras del ALMACÉN”, o casa
del tesoro. “Y el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el DIEZMO
DEL DIEZMO a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro”. ¡Nótese que al “pueblo” normalmente NO se le
mandaba “traer” ninguna parte del diezmo directamente al templo porque los levitas y los sacerdotes era responsables de hacer eso!
Malaquías 10:35. Primicias de la tierra Al depósito del templo Para los sacerdotes
10:36 Primicias de los rebaños Al depósito del templo Para los sacerdotes
1037 Lo mejor de masas, vino y aceite Al depósito del templo Para los sacerdotes
10:38 1/10 de todo el diezmo Al depósito del templo Para los sacerdotes
0:37b TODO EL DIEZMO A LAS CIUDADES LEVITAS PARA LOS LEVITAS
Al comparar todos estos textos, es claro que al “pueblo” se le mandó traer el diezmo a las ciudades levitas (no al depósito del templo)
y que a los levitas y sacerdotes se les mandó traer al templo la porción pequeña del diezmo para los sacerdotes. Por lo tanto, ¿cómo
puede Malaquías estar dirigido a todo el pueblo?
En realidad, ni siquiera toda la porción de los sacerdotes era traída al templo. Nehemías 10:38 no dice “cuándo”. Puesto que los
sacerdotes y levitas sólo servían en el templo una semana de cada veinticuatro (1 de 24), las porciones del diezmo que iban para el
alfolí eran realmente muy pequeñas.
Nehemías 12:44 y 47 añaden los detalles faltantes de “cuándo” se les proporcionaba alimento a aquellos sacerdotes y levitas que
trabajaban una semana en el templo. “En aquel tiempo fueron puestos varones [levitas] sobre las cámaras de los tesoros, de las
ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los suburbios de las ciudades, las porciones legales para los
sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían”. Puesto que tanto los
sacerdotes como los levitas sólo ministraban en el templo una semana de cada veinticuatro, los que no estaban ocupados como
oficiales políticos y jueces vivían durante las otras 23 semanas (46+ por año) dispersos por el país, en sus tierras no heredadas, como
granjeros, criadores de animales, o trabajando en sus muchos oficios necesarios para el mantenimiento del templo.
Nehemías 12:44 explica que era necesario traer alimento (de los diezmos) para los sacerdotes y levitas que estaban de turno
ministrando. Debían llevar “sólo las porciones legales” al alfolí del templo. Cuando Nehemías 12:47 dice: “todo Israel en días de
Zorobabel y en días de Nehemías daba alimentos a los cantores y a los porteros, cada cosa en su día”, se refiere nuevamente sólo a
la “porción” diaria que se llevaba de las ciudades levitas al alfolí para hacer provisión para los que ministraban (véase también 2 Crón.
31:16). Esta “porción” era del diezmo entero de los levitas y del décimo del diezmo de los sacerdotes. Sin embargo (y esto es
importante), ¡el resto de los diezmos se guardaba en las ciudades levitas, donde vivía la mayoría de los sacerdotes y levitas!
Nuevamente, no tiene ningún sentido poner ALIMENTO en un lugar mientras la GENTE vivía en otro lugar (véase 2 Crónicas 31:15-
19).
¿Cómo comían los sacerdotes de un décimo del diezmo cuando los levitas comían del diezmo entero? Nuevamente, la respuesta se
encuentra en Números 18 y Nehemías 10:35-38. Por lo menos una vez al año, cada familia traía primicias y primogénitos A LOS
SACERDOTES – ¡pero no a los levitas! El sentido común indica que cada uno traía consigo su propia porción de alimento-diezmo de
su ciudad de origen.
“Bueno”, preguntará usted, “si la TOTALIDAD iba a parar a manos de los levitas en sus ciudades y no iba para el alfolí del templo en
Jerusalén, entonces, ¿qué significa Malaquías 3:10?”
Puesto que Malaquías 3:6-7 ya nos ha recordado que Dios no cambia con respecto a su relación de pacto con Israel, entonces
debemos concluir que Dios no cambió la ordenanza del diezmo que se encuentra en Números 18:21-24 mientras el pacto antiguo
estuviese en vigor.
La única conclusión lógica que queda es consistente con la evidencia de que Dios todavía está hablando solamente con los
sacerdotes desde el 1:6 y, especialmente, el 2:1: “Ahora, pues, oh sacerdotes, para vosotros es este mandamiento”. Los sacerdotes
habían ayudado a los levitas a recoger los diezmos según Nehemías 10:38 y después habían procedido a “traer el diezmo del diezmo
a la casa de nuestro Dios, a las cámaras, a la casa del tesoro”, no todos a la vez, sino sólo “cada día” o, “según era necesario”, para
aquellos a los que les tocaba ministrar o “servir”.
¿Qué sucedía con los diezmos después de que habían sido “traídos” en Nehemías 12:47? Habían sido llevados del templo (robados)
por el Sumo Sacerdote (¿y otros sacerdotes?) (Neh. 13:7-10) y tuvieron que ser reemplazados (Neh. 13:11-12) para que los levitas
pudieran nuevamente ayudar a los sacerdotes (Neh. 13:11). Si Nehemías 13 es el contexto de Malaquías 3, ¡entonces los sacerdotes
habían robado la porción de los diezmos que pertenecía a los levitas!
Ya sea que Nehemías 13 es el contexto o no, “traer el diezmo del diezmo al alfolí” se le ordenó, no al pueblo, sino a los levitas y
sacerdotes de Nehemías 10:38. Por lo tanto, “traed todos los diezmos al alfolí” sólo está dirigido a los levitas y sacerdotes (o
sacerdotes deshonestos) y sólo se refiere a las porciones diarias para los que servían en el templo. La vasta mayoría de los diezmos
DEBÍA permanecer en las ciudades sacerdotales y levitas, donde permanecía la mayor parte de los sacerdotes y levitas.
Los cristianos que enseñan el diezmo no pueden aceptar esta conclusión. Aceptar este hecho sería reconocer que, excepto por aquel
único turno que ministraba activamente, el 90% de la porción de los levitas, TODO el diezmo de las fiestas, y TODO el diezmo de los
pobres debía permanecer fuera del alfolí. Aun peor para los maestros del diezmo sería reconocer que el grueso de estos diezmos
permanecía en las ciudades levitas, donde la mayoría de los levitas y sacerdotes vivían permanentemente con sus familias.
Aunque el diezmo fuese correcto en el nuevo pacto (que no lo es), el verdadero significado de Malaquías 3:10 prohibe que se use
para ordenar a miembros de iglesia regulares traer TODOS sus diezmos al llamado “alfolí” de la iglesia. En consecuencia, PUESTO
que Malaquías 3:10 no significa que Israel debía traer la TOTALIDAD del diezmo al alfolí, ENTONCES los predicadores no deben
citarlo en el sentido de que los cristianos también deben traer la TOTALIDAD del diezmo a la iglesia.
LA IGLESIA NO ES EL ALFOLÍ (O DEPÓSITO)
Los cristianos que enseñan el diezmo hablan mucho del “alfolí” de la iglesia. Para justificar esto, juegan con el verbo griego thesaurizo,
que se ha traducido como “almacenar”, de 1 Corintios 16:2, para manipular el texto griego. La frase es literalmente “por sí mismo,
poner, almacenando”. El texto no llama a la iglesia un “alfolí” o almacén; meramente le dice al contribuyente lo que debe hacer con el
regalo. Muchos comentaristas hasta dicen que significa “almacenar en casa”, sin ninguna relación con un edificio de iglesia (que, dicho
sea de paso, no existía cuando Pablo escribió 1 Corintios) o apoyo pastoral.
Usted no hallará a los que enseñan el diezmo usando 2 Corintios 12:14 como ejemplo del “alfolí” de la iglesia. Pero Pablo usó el
mismo verbo griego, thesaurizo, cuando dijo que “los hijos no deben atesorar para los padres, sino los padres para los hijos”. Por lo
menos, por lo que concernía a Pablo, les dijo a los corintios que él, el obrero del evangelio, debía trabajar para proveer para las
necesidades de los pobres de la iglesia. Repitió este pensamiento en Hechos 20:35.
El concepto cristiano de la iglesia como alfolí es lamentablemente antibíblico. En el contexto de Malaquías, el alfolí era principalmente
responsabilidad de la autoridad política, el gobernador, para aseguarse de que se mantuviera. Los reyes controlaban la abundancia
del templo. Las Escrituras registran siete veces que los reyes regalaron parte de la abundancia del alfolí del templo de Dios y de su
propio alfolí real (1 Reyes 14:25-26; 15:18; 2 Reyes 12:18; 14:14; 16:8; 18:14-15; 20:13-19; 24:13). ¿Quiere usted que su gobierno
pueda hacer esto?
Por las siguientes razones, una apropiada explicación del contexto de Malaquías no convierte su alfolí en “el alfolí de la iglesia”:
Una: Por la discusión que antecede, EL alfolí de Jerusalén no contenía permanentemente la totalidad del diezmo. Puesto que la
mayoría de los sacerdotes y levitas requerían el diezmo en las ciudades levitas donde vivían ellos y sus numerosas familias, la mayor
parte de ese diezmo era guardado en esas ciudades. Según 2 Crónicas 31:15-19 y Nehemías 12:44 y 47, sólo las suficientes
porciones diarias (o semanales para cada grupo) se traían de las ciudades levitas para alimentar a los que en ese momento
ministraban en su turno. Esta era sólo una pequeña porción de la TOTALIDAD del diezmo de los levitas y del “diezmo del diezmo” de
los sacerdotes (Neh. 10: 37-38).
Dos: Mientras los alfolíes del Antiguo Testamento se consideraban propiedad del estado religioso, la mayoría de las iglesias del nuevo
pacto no lo son.
Tres: Mientras los alfolíes del Antiguo Testamento recibían ayuda política para recoger sus diezmos, la mayoría de las iglesias del
nuevo pacto no la reciben.
Cuatro: Mientras los alfolíes del Antiguo Testamento guardaban diezmos en alimentos, las iglesias del nuevo pacto recogen dinero,
que nunca estuvo incluido en la definición bíblica de diezmo.
Cinco: Mientras los diezmos de festividades y para los pobres en el Antiguo Testamento proveían alimento para los necesitados, la
mayoría de las iglesias del nuevo pacto, que recogen todos sus llamados “diezmos”, retienen la mayor parte de ellos para sí mismas y
no se involucran fuertemente en obras de beneficencia social.
Seis: Mientras el alfolí del Antiguo Testamento proveía sostenimiento para su sacerdocio nacional, el nuevo pacto enseña un
sacerdocio de todos los creyentes.
Siete: Mientras los alfolíes del Antiguo Testamento fomentaban los sacrificios sacerdotales de auerdo con la ley, los líderes de las
iglesias del nuevo pacto son posiciones nuevas bajo nuevos principios.
Ocho: Mientras la mayor parte del alfolí del Antiguo Testamento era para las porciones de los sacerdotes, consistentes de primicias,
primogénitos, impuestos del templo, y ofrendas de voto, este patrón no es seguido por las iglesias del nuevo pacto.
Nueve: Mientras los diezmos del pacto antiguo era un fondo separado formado por ofrendas voluntarias para edificios y
mantenimiento, muchas iglesias del nuevo pacto colocan todas sus necesidades en un programa total y eliminan correctamente el
principio del diezmo del pacto antiguo.
Diez: Puesto que los judíos ortodoxos no manejan dinero ni recogen ofrendas en su sábado, es dudoso que los primeros cristianos
judíos hayan cambiado esta tradición manejando dinero en una iglesia. Sin embargo, los cristianos recogen la mayor parte de su
dinero en su día santo.
Once: Mientras que el templo del Antiguo Testamento, como los paganos, se convirtió en un alfolí bancario ilegítimo (tesorería), la
iglesia del nuevo pacto no debe ser usada como un alfolí bancario comercial, o tesorería.
Malaquías 3:10b “Para que haya alimento en mi casa”.
Nuevamente, según la Palabra de Dios, los diezmos en Israel consistían de alimentos, ¡sólo alimentos! “Traed diezmos … para que
haya alimento” ¡significa exactamente lo que dice! Aunque el dinero existía, ¡Dios JAMÁS incluyó el dinero en su descripción primaria
de los artículos que debían ser diezmados! Y sin embargo, ésta es la única definición bíblica que se da de “diezmo”.
Mal. 3:10c “y probadme ahora …”.
“Pónganme a prueba” (NAS, NIV, RSV). El que enseña el diezmo afirma osadamente: “Éste es el único lugar en la palabra de Dios en
que Él nos manda que lo sometamos a prueba” – ¡como si esta prueba para Israel bajo las condiciones del pacto antiguo probara de
alguna manera que el diezmo es una doctrina del nuevo pacto! Si esto fuese tan importante, entonces, ¿por qué el Espíritu Santo no
inspiró a ningún escritor del nuevo pacto para que lo repitiera claramente? Dios no necesita “poner a prueba” o “probar” a los
creyentes del nuevo pacto con su obediencia a ninguna parte de la ley antigua de la cual les ha liberado. Los creyentes están muertos
a la ley (Rom. 7:4). Cuando Pablo necesitó alimentos para los necesitados de Jerusalén, dijo: “No es que esté dándoles órdenes, sino
que quiero probar la sinceridad del amor de ustedes en comparación con la dedicación de los demás” (2 Cor. 8:8, NVI). Ésa es la
posición del nuevo pacto en cuanto a dar. Esta “prueba” (lo opuesto a la maldición del versículo 8)no es nada diferente de si Dios le
dijera nuevamente a Israel que observara TODA la ley para ser bendecido. ¡La “prueba” era obedecer el pacto antiguo para ser
bendecido!
¡Dios también puso a prueba el carácter justo de sus hijos en el Antiguo Testamento por la manera en que ellos trataban a los pobres!
Le pregunto a usted: Si la iglesia del nuevo pacto responde positivamente al probar a Dios, ¿se usa el tesoro recolectado de la MISMA
manera que Dios decretó para su uso en el pacto antiguo? ¿O conserva la mayor parte del dinero para pagar sus propios salarios? ¿O
le dice la iglesia típica a la congregación que “pruebe a Dios” diezmando y LUEGO “reprende a Dios” al no tener misericordia de los
pobres (Prov. 14:31)? ¿Queda la profesión de la iglesia de “conocer realmente a Dios” demostrada al “juzgar la causa del pobre” (Jer.
22:16)? ¿Están demasiadas iglesias, exactamente como Sodoma, llenas de abundancia, pero no ayudan a los pobres (Eze. 16:49)?
Después de probar a Dios y recibir abundancia de tesoros, se esperaba que Israel tuviera cuidado de los pobres de Malaquías 3:5.
¿Está su iglesia a la altura de esta “prueba” (Zac. 7:9-10)?
Los cristianos no son “probados” por la obediencia a la ley mosaica. Al contrario. En Hechos 15:10, Pedro llama “tentar a Dios” tratar
de poner a los gentiles bajo la ley. Las cartas llamaron a esta acción “subvertir el evangelio” en Hechos 15:24.
Malaquías 3:10d-12. “Abriré las ventanas de los cielos …” 11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto
de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados;
porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos.
“Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y
prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado (Deut. 28:12).
Deuteronomio, capítulo 28, contiene las bendiciones y maldiciones del pacto antiguo a las que se refiere Malaquías 3. Estas
bendiciones por diezmar son las mismas bendiciones y maldiciones del pacto que acababan de ser renovadas por el auditorio de
Malaquías en Nehemías 10:29 y proporcionan el contexto para Malaquías. “Las ventanas de los cielos” se refiere a la lluvia (Gén. 7:9;
2 Reyes 7:2, 19). Véase también Levítico 26:2, 3 y Deuteronomio 26:12.
En una tierra atacada a menudo por la hambruna y la sequía, las mayores bendiciones procedían de las “ventanas de los cielos” en
forma de lluvia. Israel era principalmente una nación cuya riqueza y cuyo éxito dependían de sus rebaños y de su producción agrícola.
Dios prometió que no habría suficiente espacio de almacenaje para guardar el alimento de una cosecha abundante. La obediencia de
los sacerdotes conduciría a bendiciones en toda la tierra.
Uno podría preguntarse: “Si Dios está hablando sólo a los sacerdotes que no podían poseer ni heredar tierra de modo permanente,
entonces, ¿por qué les promete cosechas abundantes si traen el diezmo del diezmo al alfolí?”
En respuesta, si la tierra y los israelitas que trabajaban la tierra no eran bendecidos, entonces no podrían dar diezmos a los levitas, y
los levitas no tendrían diezmos para traer a los sacerdotes. Todos se regocijaban o sufrían juntos. Del mismo modo que un presidente
se dirige a los senadores refiriéndose a “vuestros estados, vuestros ciudadanos, vuestra industria, y vuestras granjas”, así también
Dios incluye al pueblo de los sacerdotes en sus bendiciones. Aunque esto sea más bien difícil de ver en las palabras exactas de estos
textos, es aun más difícil descubrir exactamente en qué punto Dios DEJA de hablar directamente a los sacerdotes después del 2:1.
Con referencia a Números 35:2; 2 Crónicas 31:15-19; y Nehemías 10:37 y 13:10, es también importante saber que la Biblia no dice
que los levitas no eran también granjeros o criadores de ganado; sólo dice que la tierra en que vivían, trabajaban, y criaban rebaños
siempre pertenecía a la tribu en la cual vivían, y no podía ser heredada ni dada en heredad.
Malaquías 3:13-15. Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijísteis: ¿Qué hemos hablado contra ti? 14 Habéis
dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia de Jehová de los
ejércitos? 15 Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que
tentaron a Dios y escaparon.
Lea 1:6-14 una vez más; 3:13 suena como una reafirmación de 1:6-10 – los sacerdotes habían despreciado el nombre de Dios con
arrogancia al conservar para sí los mejores animales de sacrificio (de los diezmos o los primogénitos) y al ofrecerle los robados, los
lisiados o enfermos. El versículo 14 es similar a la vanidad del 1:12 y el reproche del 3:7. El versículo 15 imita al 2:7-8. Nuevamente,
porque los sacerdotes no habían cumplido sus obligaciones, todo Israel había seguido su ejemplo.
Mal. 3:18 Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.
“Por tanto, yo también os he hecho viles y bajos ante todo el pueblo, así como vosotros no habéis guardado mis caminos, y en la ley
hacéis acepción de personas” (Mal. 2:9.
Aunque los versículos 16 y 17 son comparables a todo Judá en Esdras 9:4, el versículo 18 es claramente para los sacerdotes. Es
claro que los sacerdotes habían sido culpables de parcialidad y de “no temer a Dios”, así que el 3:16 sería apropiado. Hasta
exclamaron en el 3:16 – “¡Qué cansado es”, es decir, adorar a Dios! Es responsabilidad de los sacerdotes “discernir entre el justo y el
impío” DESPUÉS de que han sido purificados en el templo, según el 3:2-5, para que “puedan presentar a Dios una ofrenda de justicia”
(3:3).
Mal. 4:1 Porque he aquí viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hace maldad serán estopa; aquel
día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama.
Mal. 4:4 Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel.
Mal. 4:5 He aquí yo os envío al profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.
Mal. 4:6 Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera
la tierra con maldición.
(Malaquías 4:1) Esto se refiere nuevamente al castigo de los sacerdotes malvados del 3:2, “quién podrá soportar el tiempo de su
venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores”.
(Malaquías 4:4) Este texto es un último recordatorio de que todo en el libro de Malaquías está en el contexto de la ley del pacto
antiguo, que ha sido declarada sin vigencia.
(Malaquías 4:5) El pensamiento es paralelo al del 3:1, cuando Dios vendrá al templo a purificar el sacerdocio. Un cumplimiento fue el
de Juan Bautista, el mensajero de Dios, e hijo de un sacerdote.
(Malaquías 4:6) El libro de Malaquías termina sin ninguna indicación de que Dios haya dejado jamás de hablar directamente a los
sacerdotes desde el 2:1. “Y ahora, oh sacerdotes, este mandamiento es para vosotros”. Para ser honesto con su interpretación de la
palabra de Dios, los predicadores cristianos deben dejar de engañar a los miembros de iglesia menos informados y cesar de hacerles
pensar que Malaquías 3:8-10 significa exactamente lo contrario de lo que realmente se enseñó.
Si uno quiere realmente hacer una correlación con la actualidad, entonces los predicadores, antibíblicamente, han tomado el lugar de
los deshonestos sacerdotes de Malaquías. Por medio de sus acciones, están ocultando la doctrina del sacerdocio de todos los
creyentes para poder recoger diezmos. Hacen a un lado por completo la definición bíblica de “diezmos”. Piden que todos los diezmos
sean traídos a la iglesia, pasando por alto a Nehemías 10:37b. No ponen a disposición de los pobres el mayor porcentaje del diezmo,
como enseña la Biblia. Y nos preguntamos por qué el Antiguo Testamento termina con la palabra “maldición”.

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