2.
Concepto
Según Arana (2014, p. 69), menciono que “Las diligencias preliminares son
actuaciones previas a la promoción de la acción penal.”
Al respecto, (Peña, 2009, p. 243), señalo que las diligencias preliminares son:
Todos aquellos actos de investigación que el fiscal concretiza ni bien
toma conocimiento de la noticia criminal, cuyo cometido responde a la necesidad
de acopiar evidencias suficientes, que permitan a dicho funcionario formalizar la
investigación preparatoria y así dar inicio formal al proceso penal.
De las definiciones expuestas por los autores debemos entender que las
diligencias preliminares son actividades previas son acciones preliminares al
proceso penal y que es el Fiscal quien la dirige y lo realiza con el fin de reunir
elementos de convicción, que ayudaran al fiscal a formalizar el delito a través de
una acusación.
Según este planteamiento las diligencias preliminares en nuestro
ordenamiento legal consisten en realizar actos previos de búsqueda de elementos
para formalizar la investigación por parte del fiscal con ayuda de la Policía.
Las “diligencias preliminares” comprenden tanto a un lapso temporal inicial y muy
corto de la investigación del delito como a un conjunto de diversas actuaciones,
algunas pensadas y planificadas y otras circunstanciales, previas a la apertura
formal de investigación, mediante las cuales se confirmará o descartará la
existencia del ilícito.
La novísima configuración lleva el mensaje de que no se ha querido crear una
etapa formal ni sub etapa especial previa a la investigación preparatoria, sino que
se identifica apenas una situación o lapso temporal en el cual se acumularán
elementos mínimos de juicio para determinar la existencia del ilícito penal.
La norma describe (artículo 330º inciso 2) un conjunto de finalidades que, por
cierto, resultan ambiciosas para lo que querrían ser simples verificaciones y que
sólo las consideramos compatibles con determinados casos delictivos (hechos de
sangre) o actuaciones policiales (delitos flagrantes) y la determinación temprana
de escenas del delito.
Se indica asimismo que, en el informe policial, respecto las actividades policiales,
se adjuntarán las actas levantadas, las manifestaciones recibidas, las pericias
realizadas y todo aquello que se considere indispensable para el debido
esclarecimiento de la imputación. También se adjuntará lo relativo a las
comprobaciones domiciliarias y de los datos personales de los imputados.
Esto se explica dado el interés inmediato, luego de la noticia del ilícito, en
recoger o proteger todo aquello que sea útil para delimitarle, impedir
nuevas consecuencias, así como la fuga de sus autores o identificar
claramente a estos últimos. Si consideramos que esto es muy importante
se advertirá la necesidad de que la policía accione de inmediato, inclusive
antes de avisar al fiscal, puesto que sí se conoce que este último, de todos
modos, demorará en llegar, una equis cantidad de tiempo dedicada a
hacer dicho contacto, si otros policías no pueden acudir al lugar del hecho,
representaría la pérdida de un tiempo precioso, a partir del cual, podría
perderse información relevante sobre el hecho.
3. Finalidad de las diligencias preliminares
La finalidad de las diligencias preliminares es realizar los actos urgentes o
inaplazables, destinados a determinar si los hechos que van a ser investigados
han sucedido en realidad, asegurar las evidencias, además de identificar al
presunto autor y sus cómplices. Sin embargo, notamos que aquellos actos
urgentes e inaplazables que sostienen la esencia de las diligencias preliminares
han dejado de serlo, pues ahora advertimos que se han convertido en una etapa
procesal autónoma, en la cual no solo se desarrollan diligencias vinculadas al
objeto de esta fase procesal, sino que también muchos de estos actos de
investigación que realiza el Ministerio Público, están destinados a encontrar
responsabilidad en el autor, así como otras diligencias inherentes a la etapa de
investigación preparatoria propiamente dicha.
Al concretar la realización de los actos urgentes e inaplazables que son el objeto
de esta diligencia preliminar, se cumplen de este modo los requisitos para que la
Fiscalía formalice la investigación preparatoria, esto es. de que el hecho constituya
delito, sea justiciable penalmente y que no exista causas de extinción previstas en
la ley: por lo que ya no sería necesario agotar el total del plazo concedido de
diligencias preliminares si se ha logrado realizar el objeto de esta fase: en ese
sentido, el Ministerio Público tendría que formalizar la investigación preparatoria
para poder seguir realizando sus diligencias, que ya no tendrían el carácter de
urgentes e inaplazables. Por ejemplo, si la fiscalía declara compleja sus diligencias
preliminares por ocho meses, pero al haber transcurrido cuatro meses de dicho
plazo, ya logró el objetivo de las diligencias preliminares: no debería el Ministerio
Público seguir investigando dentro de la etapa de diligencias preliminares, pues
los actos urgentes e inaplazables ya se realizaron, entonces la Fiscalía debería
concluir las diligencias preliminares formalizando la investigación preparatoria,
para poder recién allí llevar a cabo diligencias destinadas a probar la
responsabilidad penal del imputado.
4. A quien o quienes está dirigido las diligencias preliminares
En algunos casos las diligencias preliminares son dirigidas contra los que resulten
responsables, y esto es porque el Ministerio Público tiene conocimiento de la
noticia criminal pero no de la identificación del presunto autor o los partícipes del
delito. Entonces la investigación no es contra alguien en particular, pero a su vez
lo es contra todos también. Qué queremos decir con esto, que la investigación
fiscal no está dirigida contra alguien debidamente individualizado, sin embargo, se
realizan actos de investigación contra muchas personas, siendo a veces esta
investigación arbitraria, ilegal, y con evidente afectación al debido proceso,
vulnerando el derecho de defensa y la igualdad de armas.
La investigación dirigida contra los que resulten responsables, no se
encuentra regulada en el Código Procesal Penal, sin embargo, es utilizada
por la Fiscalía cuando se desconoce la identidad del Autor o partícipe del
acto criminal. Esta sindicación sin identificación del presunto autor del
ilícito penal es válida y aplicable, solo cuando se desconoce la identidad
de quien cometió el delito; por ejemplo, en la comisión de un delito de
homicidio, donde solo se encuentra el cuerpo de la víctima es evidente
que ha habido un crimen, pero se desconoce al autor de este.
5. Carácter contingente de las diligencias preliminares
Debemos destacar, en todo caso, que las diligencias preliminares no constituyen
una etapa diferenciada de la investigación, que debería cumplirse de modo fatal,
sino un posible momento inicial de la misma, que de ocurrir presenta notables y
naturales características. Por cierto, que, además, podemos afirmar que cuando
se da, no acontece de modo superfluo, sino que satisface necesidades concretas.
Lo dicho quiere decir que, podría ser que no exista necesidad fáctica de que se
efectúen diligencias preliminares, y no significará ninguna irregularidad el que
aquellas no se efectúen y se aperture, formalmente, la investigación preparatoria
contra alguna persona. Esto precisamente aparece indicado en el artículo 336º,
donde se refiere que de la sola denuncia podrían aparecer los requisitos mínimos
que justificarían ello.
Y recalcamos esto por entender que la denuncia registraría sólo el dicho
del denunciante (quizá con recaudos), sin ejercicio persecutorio alguno, y
nos parece ciertamente el caso más radical que pensamos que
excepcionalmente si podría ocurrir.
De lo dicho se desprende que las diligencias preliminares sólo se realizarán si
aparece la necesidad razonable de las mismas, puesto que el nuevo modelo se
preocupa porque no se pierda el tiempo inútilmente. Por otro lado, es
fundamentalmente en la investigación formal donde hay espacio para el descargo.
6. Diligencias preliminares como constatación
Resulta evidente, conforme a la doctrina y a la casuística, la necesidad de efectuar
algunas acciones elementales para verificar la realidad de la notitia criminis,
cuando ella no es clara ni evidente o si existen dudas. A lo dicho podrían
agregarse los casos en que la constatación asume algún grado de dificultad, tal
como la noticia de que en “el monte” (zonas de sierra y selva) o en cerro se
encuentra un cadáver.
Así como puede ocurrir una noticia, tal como la referida, que obliga a
acudir al fiscal, desde un primer momento, pueden presentarse noticias
poco creíbles o hasta sospechosas de malicia que obligan a realizar
constataciones sensoriales, en principio. Precisamente el artículo 329º,
inciso 1º, se refiere a una situación bastante indeterminada que puede
ocurrir: “cuando tenga conocimiento de la sospecha de la comisión de un
hecho que reviste los caracteres de delito.
Los denunciantes, conforme a su condición cultural y educativa, estado sicológico,
según el suceso, y la forma en que estén implicados en el mismo, edad y
condiciones mentales, por decir algunos ejemplos, podrían suscitar mayor o menor
credibilidad y requerir corroboraciones prácticas. Por ello es que en todas las
legislaciones siempre se ha determinado una etapa previa a la investigación
formal del delito (generalmente jurisdiccional) en que se verifica la denuncia.
Así es que, en las legislaciones comparadas, aparecen como actuaciones
elementales: la encuesta, el sumario, la investigación preliminar, la averiguación
previa, el pre proceso, la fase de indagación, el procedimiento preparatorio y
gobernativo, la indagación preliminar, la investigación preurisdiccional, la
instrucción administrativa, la prevención policial, la investigación policial o la
instrucción policial.
Todas las mencionadas instituyen un momento anterior a la investigación formal
del delito, sea en sede judicial o fiscal, en que la policía se cerciora de la
existencia material de lo denunciado, ofreciendo una noticia cierta del hecho.
7. El rol de la policía
A nuestro entender, el rol de la policía en las diligencias preliminares resulta
fundamental, pues será su personal el que de modo natural desarrollará tales
actividades y sólo, excepcionalmente, podrá efectuar un acompañamiento director
el mismo fiscal, lo que bien podría suceder si la denuncia le llegara primero y
aquél requiriera, por alguna razón, verificar personalmente la realidad del ilícito.
Lo natural, decimos, es que la policía tome iniciativa en realizar las diligencias
preliminares conforme el mandato constitucional del artículo 166º, que le encarga
garantizar, mantener y restablecer el orden interno, así como brindar protección y
ayuda a los ciudadanos, y prevenir y combatir la delincuencia, ofreciendo
seguridad al patrimonio público y privado.
Todo el género de las funciones encomendadas, ciertamente obliga a una labor
policial muy próxima a los ciudadanos, tal como generalmente se realiza;
actividades de prevención, patrullaje permanente y presencia constante muy
difundida que posibilita a que la policía actúe durante la flagrancia delictiva o sea
la primera institución que recibe las denuncias, debiendo actuar de inmediato
persecutoriamente.
El legislador ha sido consciente de ello y, por eso, mismo encomienda
acciones a la policía, respecto el descubrimiento del delito, que no son
tareas del Ministerio Público. Así, en el artículo 67º, inciso 1º, se indica
que la policía “debe, inclusive por propia iniciativa, tomar conocimiento de
los delitos…” y “… realizar las diligencias de urgencia e imprescindibles”.
En el mismo sentido y para razonables efectos de averiguación, es que se
faculta a la policía “sin necesidad de orden del fiscal o del juez” a requerir
la identificación de cualquier persona (artículo 205º, inciso 1º).
Por la misma razón, de modo apremiante, podrá efectuar registros de la
vestimenta, equipaje o vehículos (art. 205º, inciso 3º). Diversas actuaciones,
también para la identificación y averiguación de antecedentes (art. 205º, inciso 4º).
De igual modo, dando cuenta al fiscal, efectuará diversos controles (artículo 206º)
o podrá efectuar pesquisas (artículo 208º) así como retenciones (artículo 209º) y
registro de personas (artículo 210º).
Puede entenderse de modo evidente que luego de las actuaciones referidas, muy
posiblemente podría ocurrir el descubrimiento de vestigios del ilícito y/o vínculos
de autoría, por lo cual deberán inmediatamente, por cuenta de la policía,
efectuarse diversas diligencias preliminares o de las consideradas atribuciones de
la policía (artículo 68º) que erradamente se indica podrá realizar “bajo la
conducción del fiscal”.
Lo cierto es que la normatividad y las masivas demandas sociales deberían
adecuarse a la naturaleza de las cosas y lo que siempre será neta actuación
policial no debería sufrir cortapisas o escamoteos. Otra cosa es generar controles,
supervigilancia paralela a las actuaciones, reglamentos que registren diversas
exigencias etc. para ofrecer limitaciones, y garantías, en pro de los ciudadanos.
De otro modo, se producirán normas irrazonables, impropias para
conseguir los objetivos de eficiencia y eficacia que se persiguen, que resultarán
contraproducentes por enfrentar, indebidamente, el funcionamiento de las
instituciones con las posibilidades reales de actuación y que obligarán a que se
incumplan o se genere indeseable impunidad.
8. El rol del Ministerio Público
La norma se pone en el caso que deberíamos considerarlo excepcional
(materialmente), de que sea el fiscal quien primero accede a la noticia del delito y
expresa que aquel iniciará las diligencias preliminares de oficio. Dichas diligencias
las podrá desarrollar por sí mismo o podrá requerir la intervención de la policía
(artículo 329º y 330º inciso 1).
En el primer caso, de considerarlo necesario, podrá constituirse inmediatamente
en el lugar de los hechos con el personal y medios especializados necesarios y
efectuar un examen con la finalidad de establecer la realidad de los hechos y, en
su caso, impedir que el delito produzca consecuencias ulteriores y que se altere la
escena donde ocurrió el mismo o donde se sospecha que ocurrió.
A nuestro entender, este artículo pretende orientar a que el fiscal asuma
su rol director de la investigación del delito y, en tal sentido, puede ser útil
que, según los casos, acceda a la escena del delito para el efecto de
actuar rápidamente y quizá accionar la prueba anticipada. Lo que
consideramos excesivo es que se vaya a confundir el rol del policía con el
del fiscal.
En realidad, el fiscal puede tener varias opciones al recibir la comunicación
presunta de un hecho ilícito, conforme a la situación en que provenga la
información.
A) Noticia elemental del delito:
Es aquella que proviene de una parte denunciante, sea el agraviado mismo o de
sus familiares o de un tercero que refiere únicamente la información. También
podría venir de un “dato” o “decir” que corre como especulación en el grupo social
o noticia periodística.
Considerándose relevante o de interés tal información, el fiscal podría por sí
mismo o encargando el accionar a la policía nacional, verificar la realidad de la
información y efectuar un recojo elemental de material probatorio (si aquel
estuviera disponible).
Sólo después de estas verificaciones, que harían el contenido de las “diligencias
preliminares” estaría el fiscal en condición de calificar el hecho.
B) Noticia cierta de presunto ilícito
Una noticia cierta de la comisión del ilícito podrá provenir de tres fuentes:
B.1) otra autoridad formal
B.2) de la policía nacional
B.3) de su propia institución
La noticia cierta es no sólo la información (como dato) del presunto hecho ilícito,
sino que se adiciona información, datos, elementos de prueba, testimonios y
actuaciones que pueden constituir prueba pre constituida y que alcanzan
conocimiento sobre un hecho ilícito con corroboración elemental.
En este caso el fiscal, en función de los elementos que se le alcanzan, podría
estar en condiciones de calificar el material puesto en su despacho. Los casos que
pueden darse son:
B.1) Otra autoridad formal
Una noticia con información adicional relevante de la comisión de un ilícito podría
provenir de entidades como la Contraloría General de la República, el Indecopi, la
Sunat, el órgano de Control de la Magistratura, la Fiscalía Suprema de Control
Interno, las Comisiones de Investigación del Congreso, que son entidades
especializadas e investigan presuntos ilícitos.
Si bien tales investigaciones no devienen a sustituir la calificación de los hechos y
de los elementos probatorios que debería hacer el fiscal, ciertamente otorgan base
y credibilidad para que el fiscal esté en condiciones de calificar los hechos.
También sucede los mismo cuando un juez, en el conocimiento de una causa,
encuentra hechos que resultarían calificados en una norma penal como ilícitos.
Por ende, deriva copias para ponerlas en conocimiento del fiscal.
B.2) La policía nacional
De una lectura razonada del NCPP se entiende que la policía esta obligada a
poner en conocimiento la noticia cierta del delito y no la noticia elemental del
mismo.
A nuestro entender, si la policía nacional pusiera en conocimiento del fiscal
cualquier primera noticia de un presunto ilícito, estaría efectuando un desgaste
irrazonable de recursos y estaría atiborrando inútilmente los canales de
comunicación.
Por ende, consideramos que la policía se encuentra obligada poner en
conocimiento del fiscal la noticia cierta de la comisión de ilícitos. Ello quiere decir
que la noticia a entregar al fiscal, debe haber sido verificada inicialmente en su
veracidad.
Ello se desprende claramente del inciso primero del artículo 331, donde se refiere
que la policía pondrá en conocimiento del fiscal la noticia del delito, indicándose
que unido a ello referirá: los elementos esenciales del hecho, los elementos
inicialmente recogidos y la actividad cumplida así como la documentación con que
cuente. Obvio es que los requisitos exigidos no se podrían cumplir si no se hubiera
desplegado la verificación inicial y sólo aquella, justifica que se agregue lo
solicitado.
De ello desprendemos también que no toda noticia debe requerir verificación,
puesto que pueden llegar a la policía, noticia cierta o sumamente creíble de la
comisión de ilícitos y, por ende, no requiriendo verificaciones extra, la policía
estaría obligada a poner ellas en conocimiento del fiscal.
Por otro lado, las noticias de ilícitos a las que se sumen actos de investigación o
prueba preconstituida que sean fruto de intervenciones policiales, pesquisas o
delitos flagrantes, se entiende que tales actividades (urgentes e inaplazables) se
hayan podido realizar sin conocimiento del fiscal, de forma coherente a como
ocurrió la acción policial.
Entendemos que el fiscal, en tales casos, estará en condiciones de calificar los
hechos y los elementos de prueba recogidos.
B.3) De su propia institución
Puede ocurrir que antes de que las denuncias lleguen al Despacho fiscal, ocurra
una calificación previa, sea en la mesa de partes o en una mesa especial de
calificación y, por ende, al despacho fiscal llegarían sólo los expedientes relativos
a determinados delitos, para ciertas actuaciones previas o para que prospere la
denuncia u otra solución, tal como aplicaciones de criterios de oportunidad.
También puede ocurrir que los hechos sean derivados de una fiscalía que conoce
ya determinados hechos y que no pudiera investigar otros, por lo que derivaría
copias certificadas para que se investigue algún nuevo ilícito.
En estos casos, tenemos que los presuntos hechos ilícitos ya han sido objeto de
un conocimiento, análisis y calificación, por lo que el fiscal tiene entre manos, una
noticia cierta. Si bien no se elimina la facultad del fiscal de calificar y decidir lo que
corresponde, si se requerirá una debida fundamentación para negar la calidad de
ilícito penal que otros fiscales parecen aseverar.
B.3.1) Principio de Oportunidad
La posible aplicación discrecional por parte del fiscal del principio de oportunidad,
supone una excepción al principio de obligatoriedad del ejercicio de la acción
penal. Si bien la norma ahora concede oportunidad al imputado para que solicite la
aplicación, de todos modos, refiere que el Ministerio Público “podrá abstenerse de
ejercitar la acción penal” lo cual importa sujetar a su criterio tal aplicación.
La reparación civil del daño causado constituye requisito a cumplir para la
aplicación de la oportunidad, salvo en el caso de la poena naturalis, esto es
cuando el agente resulta gravemente afectado por las consecuencias de su
actuación ilícita, condicionándose (primer caso) condiciéndose esto a que el ilícito
en cuestión sea reprimido con pena privativa de libertad no mayor de 4 años y la
pena resulte innecesaria (debido al grave daño).
El primer caso sería aplicable, inclusive, al funcionario público que actuó en el
ejercicio de su cargo; pero, en los otros casos no se podrá aplicar a favor de tales.
La oportunidad se aplicará a favor de los agentes de ilícitos que no afecten
gravemente el interés público y la medida objetiva de ello estará dado porque el
extremo mínimo de la pena no supere a los dos años de pena privativa de la
libertad (segundo caso).
También se aplicará a los casos en que, según las circunstancias del hecho y
condiciones del denunciado, el fiscal aprecie que concurran los supuestos
atenuantes de los artículos 14º, 15º, 16º, 21º, 22º y 25º del Código penal y se
advierte que no exista mayor interés público en la persecución del ilícito. Además,
un límite normativo es que no se aplicará cuando la sanción conminada para el
ilícito de que se trate supere los 4 años de pena privativa de la libertad (tercer
caso).
B.3.2) Acuerdos reparatorios
El fiscal aparece obligado por la norma (artículo 2º, inciso 6) a proponer, en los
delitos previstos y sancionados en los artículos 122º, 185º, 187º, 189º A primer
párrafo, 190, 191, 192, 193, 196, 197, 198, 205 y 215 del Código Penal y en los
delitos culposos. Se excluye los mismos casos si hubiera pluralidad importante de
víctimas o concurso con otro delito, salvo que en el último caso sea de menor
mayor gravedad o afecte bienes jurídicos disponibles
9. El rol del juez de la investigación preparatoria
Si bien el mismo nombre del juez de la investigación, específicamente lo deja
fuera de las diligencias preliminares, la intervención del mismo igual acontece
conforme a ley.
Así tenemos que explícitamente, en el tema del plazo de las diligencias
preliminares, la norma refiere que sí el fiscal no acepta la solicitud de alguna de
las partes, que sintiéndose afectada solicitara que se dé término a las diligencias
preliminares y se dicte la disposición que corresponda, o si él mismo fijara un
plazo irrazonable, se podrá acudir al juez de la investigación preparatoria (artículo
334º, inciso 2).
La norma, por igual faculta al agraviado, agente del ilícito o tercero civilmente
responsable, Se ha establecido que, a partir del rechazo de la solicitud o del
fajamiento del plazo no razonable, se tendrán cinco días para acudir al juez y éste
llamará a audiencia para luego de la misma, resolver.
Pablo Talavera (2004) destaca que el juez de la investigación preparatoria debe
garantizarle al imputado sus derechos durante las diligencias preliminares”,
radicando la importancia de tal intervención en que podrá decidir que el Ministerio
Público subsane cualquier omisión en que hubiera incurrido o dicte las medidas de
corrección o de protección que correspondan (artículo 71º, inciso 4).
Así pues, el juez se convierte, durante la investigación preparatoria, en el último
garante de los derechos de defensa del imputado de delito, los cuáles deben
hacerse efectivos (artículo 71º) apenas es citado o detenido aquel. Así el derecho
a conocer los cargos formulados, la causa de su detención, a ser asistido por un
abogado o ser advertido del derecho a abstenerse de declarar, son derechos a
ejercitar en el estudio inicial, cuya tutela ejercerá el juez.
Para estos efectos, la norma impone una solución inmediata, que requiere la
movilización del juez, pues se menciona que aquel efectuará una previa
constatación de los hechos, lo cual importa que se desplazaría a sede policial o
fiscal, verificará las actas que se deberán levantar y deberá, también, efectuar una
audiencia con intervención de las partes.
Como puede apreciarse, esos casos en que se darán las audiencias en las
diligencias preliminares son casos excepcionales en que se manifiesta espacio
para la contradicción, situándose el juez como tercero que resolverá.
El doctor Pablo Sánchez (2005) anota también que, si bien el fiscal es el dueño y
responsable de la indagación, cualquier medida cautelar o coercitiva durante la
investigación preliminar requerirá el control y decisión judicial.
Entendemos que el agraviado también podría recurrir al juez de la investigación
preparatoria para conseguir medidas de protección a las cuales tendría derecho
por corresponderle los mismos derechos que amparan al imputado (artículo 71º,
inciso 4).
Por ende, no puede interpretarse que las medidas de protección acordadas para el
agraviado (artículo 247º, inciso 1 y normas siguientes), sólo puedan acordarse a
nivel de la investigación preparatoria, como refiere la norma, con desventaja y
perjuicio posible del agraviado.
Lo único que impediría empezar a ofrecer la protección al agraviado, tal cual se
acuerda al imputado, es que no aparezca claro el hecho ilícito ni la presunta
vinculación del autor, puesto que ello impide que pueda prosperar la investigación
del delito por no existir razón para el accionar persecutorio.
10. Evaluación inicial del hecho
El fiscal que tiene ante sí la noticia cierta del delito, con una corroboración
efectuada por autoridad; elementos de prueba entregados por la parte, prueba pre
constituida trabajada por la policía nacional y actos de investigación, en general,
debe efectuar lo siguiente:
a) Verificar si los hechos que se le alcanzan constituyen delito.
Ello posee el reto de examinar los dichos de las partes materiales y sus testigos,
los vestigios materiales en su contexto, tratando de desembarazarse de la primera
“verdad” por él conocida. Se tiene que eliminar las exageraciones y apreciaciones
subjetivas por la situación de las personas.
b) Determinar el vínculo de presunta autoría
Interesa ver respecto quien es sindicado como autor del hecho sus vínculos
concretos y sí son varias personas analizar sus grados de participación y la
veracidad de la información que ellos ofrezcan, esto en el entendido que el
“partícipe ausente” generalmente carga con toda la responsabilidad. Verificar la
individualización y la identificación.
c) Estudiar la posibilidad de que la responsabilidad penal se encuentre extinguida
conforme al hecho y tiempo transcurrido.
Ello supone averiguar sobre la prescripción del ejercicio de la acción penal.
d) Verificar si respecto la especie de delito de que se trate existen circunstancias
especiales o particulares, conforme a una política criminal general o específica de
la institución.
e) Calificar la presencia de confesión sincera, elementos claros de la comisión del
ilícito, flagrancias delictiva y otras relevantes.
f) Verificar la alarma social despierta por el hecho ilícito, el daño causado y su
inserción dentro de posibles eventos mayores de criminalidad. Analizar la
complejidad de la investigación que deberá efectuarse, la existencia de elementos
de prueba y sus posibilidades de recojo (viabilidad).
g) Considerar al a víctima y sus necesidades e interés en la represión del ilícito así
como su colaboración.
A resultas de la evaluación señalada el fiscal podrá:
1) Poner fin a la investigación
Pablo Sánchez se expresa en los siguientes términos: “si no existen elementos de
juicio sobre la existencia del delito, o ha prescrito o no se ha individualizado al
imputado dispondrá el archivo de la investigación o denuncia”.
En realidad poner fin a la investigación deberá constituirse en una actitud fiscal
frecuente cuando no se cuente con elementos suficientes como para prevér la
viabilidad de las investigaciones. Corresponde ahora que se asuma una
calificación rigurosa y que no se generen actuaciones inútiles.
2) Ampliar la investigación
En el momento que califique los actuados el fiscal, podría encontrar que el hecho
es delictuoso y que la posibilidad de ejercitar la acción penal no ha prescrito; sin
embargo, podría advertir que falta la identificación del autor o participe, por lo que
ordenará la actividad policial para satisfacer tal objeto (artículo 334º, inciso 3).
Se entiende que para cumplir los requisitos que permitan formalizar la
investigación debería darse un plazo razonable, conforme a la naturaleza del ilícito
de que se trate y a las dificultades para identificar al autor.
3) Plantear soluciones alternativas
La vía de aplicar criterios de oportunidad así como acuerdos reparatorios o
producir la aceleración del procedimiento (proceso inmediato o terminación
anticipada) constituyen modos de terminar con el conflicto penal o conseguir
celeridad en la etapa de investigación.
Los fines loables de conseguir soluciones mas o menos pacíficas, mediante el
diálogo y la reparación al agraviado, a la vez que descongestionar la carga
procesal o disminuir la judicialización de causas, debe llevar a conocer
profundamente estas alternativas.
4) Formalizar la investigación
La formalización de la denuncia devendrá de modo natural y obligatorio “si
aparecen indicios que revelen la existencia del delito, se ha individualizado al
imputado, la acción no ha prescrito y se han satisfecho los requisitos de
procedibilidad”.
Entendiendo que las diligencias preliminares de investigación fueron necesarias,
sea a través de la policía, cuyos actuados se remiten mediante el informe policial,
o en razón de las verificaciones personales que realizó el fiscal, convenciéndose
de lo mismo, procederá luego que disponga la formalización y continuación (de ser
el caso) de la investigación preparatoria.
Los requisitos de la formalización imponen la necesidad de conocer el nombre
completo del imputado, lo que quiere decir que sin conocer aquél no prosperará tal
disposición. Igualmente, el fiscal está obligado a exponer los hechos, cuya
trascendencia, como se sabe, radica en que éstos últimos vinculan
necesariamente al ente jurisdiccional.
También se requiere que el fiscal efectúe una tipificación específica. Lo cierto es
que el fiscal está sometido al principio de adecuada tipificación de los hechos.
Ahora bien, lo cierto es que el juez podrá, en su aumento, tipificar los hechos
también conforme a ley, pues se halla sometido al mismo principio, en razón del
principio de legalidad.
La norma ha creado una posibilidad excepcional, y ella es que el fiscal, puede
consignar tipificaciones alternativas respecto al hecho objeto de investigación,
teniendo la obligación de referir los motivos de tal calificación.
Para el doctor Pasquel (2004), así se solucionaba un problema que, en los casos
concretos, se suscita y cuya complejidad no puede atribuirse al desconocimiento
del fiscal, siendo tal que algunos vestigios materiales, así como testimonios en
razón de los cuales se pretende reconstruir el hecho ilícito, resultan confusos, por
permitir identificar hasta dos delitos a la vez.
Por ello es que, para evitar dilaciones y conflictos procedimentales en el futuro, el
doctor Pas quel consideró posible que se investigue por ambos ilícitos, para
descartar, posteriormente, uno de ellos y que prospere el que corresponda.
Por otro lado, la norma no obliga a que se conozca el nombre del agraviado y
refiere, por ello, que se registrará aquél de ser posible.
11. Objetivos en las diligencias preliminares
Las diligencias preliminares poseen objetivos concretos que se distinguen de los
objetivos de la investigación del delito (investigación preparatoria). La realización
de estas, apenas constituirán un esclarecimiento elemental con objetivos
modestos y básicos. Si la conformación del hecho y sus vestigios materiales
ofrecen mucho más, ello será simplemente accidental.
De lo que se tratará también, según los casos, es de asegurar tempranamente el
hábeas delicti, que puede componerse de hábeas criminis (aquello sobre lo cual
recayó la actividad delictiva), hábeas instromentorum (medios usados para
cometerlo) y hábeas probatorum (pruebas aptas para acreditar el hecho). Esto
último se presentará siempre como un hecho fundamentalmente circunstancial,
conforme a la naturaleza del ilícito penal.
A) Comprobación del hecho delictuoso
Cuando se habla de la noticia criminis, en el entendido que no se observa la
comisión delictiva (como en la fragancia), se recepciona una referencia de que se
ha producido un suceso, un hecho ocurrido en un estadío del pasado, más o
menos próximo, que se presume obra de un ser humano y que reviste caracteres
de ilícito penal (conducta reprochable y sancionable penalmente).
Por ende, la primera idea que surge es verificar la certitud del hecho denunciado,
entendiéndose que, paralelamente, se verá también su relevancia penal. El primer
objetivo, entonces, de las diligencias preliminares, es la constatación sensorial de
la real producción del hecho, lo cual, según los casos, requiere un mínimo de
experiencia.
Entendemos que cuando la norma indica que la policía debe poner en
conocimiento del Ministerio Público, tan pronto tenga noticia de la comisión de un
delito (artículo 331º, inciso1º), se refiere a noticia cierta, esto es la que también se
registra en el artículo 336º, inciso 1º, y que puede determinar a que el fiscal
disponga la formalización de la investigación preparatoria.
Lo dicho requiere decir que la experiencia policial decantará lo verosímil de lo que
no lo es o se efectuará la constatación elemental antes de comunicarse con el
fiscal, puesto que es obvio que al Ministerio Público y a cada fiscal concreto, le
sería contraproducente recibir informaciones no verificadas que podrían ser
noticias falsas, bromas pesadas, confusiones, denuncias maliciosas, etc…, que
congestionarían los medios de comunicación sin ninguna ganancia concreta.
B) Aseguramiento de materiales
Un segundo objetivo de las actuaciones preliminares es, ya en el lugar del hecho,
verificar la existencia de residuos o vestigios materiales del hecho ilícito de modo
que, según los casos, se les resguarde, proteja, aisle o recoja (iniciando la cadena
de custodia) para efectos de utilizarles posteriormente para demostrar el hecho,
descubrir los vínculos con el actor y estudiarles para verificar su calidad
probatoria.
El detalle de las acciones que de inmediato debería efectuar la policía, aparece en
el artículo 68º del Código, apreciándose que, según los objetos de que se trate, y
cuya naturaleza podría alterarse o sufrir grave deterioro que la invalidaría, para
efectos persecutorios o probatorios, la policía estará obligada a asegurarles del
modo más conveniente.
Si este aseguramiento, está conceptuado como diligencias preliminares, y también
como actos urgentes o inaplazables, ello mismo significa reconocer su calidad de
actuaciones policiales urgentes que deben efectuarse inmediatamente y evitar
perder elementos materiales imprescindibles, útiles para orientar la persecución.
Las posibilidades de efectuar bien todo esto, va de la mano con la actuación de
policías especializados en criminalística.
C) Individualización del involucrado
Otra tarea que se encarga a las diligencias preliminares policiales es
elementalmente obtener la individualización del agente del ilícito y esto
ciertamente será más o menos fácil, según el hecho. Aparecerá fácil en ciertos
casos, como cuando se cuenta con videos: en un banco, en un casino o tienda
comercial o ante el cajero automático o ciertas empresas o negocios, fácilmente
podría haberse individualizado al asaltante.
Individualizar quiere decir que se registra la imagen del agente con sus
características fisonómicas de modo que se le reconoce y se sabe que el autor es
él y no otra persona, aunque se ignore su nombre y generales de ley, que es el
paso próximo, o sea la identificación y que se corresponde con las investigaciones
preparatorias.
El objetivo de individualizar también se podrá cumplir con algunas declaraciones
de testigos, puesto que, con preguntas pertinentes, podría llegar a obtenerse un
material valioso, tal como cuando se pregunta por alguna marca o seña en el
rostro o cuerpo característica de esa persona, tal cual una herida notable, cicatriz,
lunar, malformación, modo de hablar, defectos físicos diversos, etc.
La persona estará individualizada en tanto de los testimonios aparezca la
corroboración de una seña, elemento particular que coincida en los testimonios. A
partir de ellos se podrá diferenciar a otras personas.
12. El informe policial
Apenas efectuadas las diligencias preliminares, la policía se encuentra obligada a
presentar una comunicación que debe efectuarse por la vía más rápida; pero, que
formalmente debe efectuarse también por escrito (artículo 331º, inciso 1).
La norma indica además que “la policía, en todos los casos en que intervenga
elevará al fiscal un informe policial” (artículo 332º, inciso 1). Se entiende entonces
que, la policía, siempre que las circunstancias y las normas lo ameriten, deberá
remitir un informe, que deberá ser calificado por el fiscal.
Cuando la norma se refiere a “todos los casos en que intervenga” se entiende que
se refiere a noticias críminis relevantes puestas en su conocimiento que
determinan acciones policiales persecutorias y particularmente investigativas del
ilícito. De ello se desprende que podrá haber diversos informes policiales según
los avances efectuados y los requerimientos que se hagan.
Así es que consideramos que habrán informes iniciales, (a nivel de la investigación
preliminar) otros que pueden verse como provisionales y los informes finales,
aunque podrían efectuarse también los ampliatorios (luego de los finales); por ello,
estamos de acuerdo en que: “Las investigaciones incluyen la tarea de obtener y
evaluar la información, no importa el tipo o propósito final de las mismas” .
Ahora bien, la labor policial de investigación que se reflejará en el informe tiene
tres objetivos fundamentales:
1) Probar o, en su caso, desvirtuar, la veracidad de las circunstancias conocidas
por medio de la notitia criminis.
2) Probar o, en su caso, desvirtuar, la materialidad de la infracción penal
(ocurrencia fáctica y encuadre legal).
3) Probar o, en su caso, desvirtuar, la culpabilidad de determinadas personas.
A) Informe Inicial
La norma se refiere a una comunicación inicial que debe efectuar la policía al
Ministerio Público, respecto el ilícito penal que conozca y, por cierto, bastaría que
se efectuara verbalmente o de cualquier modo, si no fuera porque se exige que
ello se realice también por escrito (artículo 331º, inciso 1º).
Ahora bien, no es solamente que se requiere el documento escrito si no que la
norma indica, también, el contenido mínimo de aquella primera comunicación:
elementos esenciales del hecho, elementos recogidos, actividad cumplida y los
documentos (se entiende actos policiales y recaudos) que pudieran existir; sin
embargo, resulta claro que este informe tendrá como base las horas iniciales de
investigación.
La obligación inicial de presentar este informe, con los requisitos exigidos, es
precisamente lo que nos refuerza en comprender que la noticia criminis que debe
entregar la policía al fiscal, no es solamente la información que llegue a oídos de
la policía, si no una información con un mínimo de labor policial funcional
desarrollada, esto es una noticia cierta de la comisión de un ilícito penal.
B) Informe Avanzado
Se entiende que un informe de este tipo se encuentra a medio camino, luego de
un informe inicial (mayor contenido y menos que un informe final). Un informe de
este tipo contendría básicamente las investigaciones desarrolladas con
posterioridad al informe inicial (artículo 331º, inciso 2) y puede pertenecer al plazo
final de las investigaciones preliminares.
Típicamente, un informe de este tipo, contendrá las diligencias y los resultados de
pericias que requieran mayor tiempo y elaboración (artículo 68º) y las
declaraciones de las personas citadas, lo cual se hará (intentos) hasta por tres
veces (artículo 331º, inciso 3).
También se registrarían las acciones y diligencias efectuadas ya bajo la
orientación del fiscal, lo que raramente ocurriría en el primer informe (inicial). Por
ende, también podrían efectuarse solicitudes policiales de participación fiscal y/o
judicial (prueba anticipada), de otras diligencias o de fijación de un plazo mayor a
20 días para efectuar mayores investigaciones consideradas indispensables.
Se entiende que los informes iniciales, y con mayor razón los avanzados, pueden
servir para formalizar el inicio de la investigación preparatoria (artículo 336º, inciso
1).
C) Contenido del Informe Policial
En la función policial de investigación del delito, el informe es la labor final del
investigador. Se trata de un documento técnico donde se resume las actividades
de investigación efectuadas y se ofrece un análisis de lo conseguido, para la
calificación de la autoridad que corresponda.
El obtener información y evacuar un informe constituye el objeto de la actividad de
investigación efectuada por la policía. Por ello se dice: “en el trabajo de
investigación policíaca la mejor labor puede resultar inútil si no se redacta
oportunamente un informe adecuado y si no se puede hacer llegar a quienes
corresponda.
La ley indica el contenido que debe tener el informe policial al requerir lo siguiente:
los antecedentes que motivaron la intervención, la relación de las diligencias
efectuadas y el análisis de los hechos investigados (Artículo 332, inciso 2). La
norma expresa una prohibición y tal es que la policía no debe calificar
jurídicamente los hechos ni tampoco deberá imputar responsabilidades.
C.1 Antecedentes
En la parte de antecedentes deberá referirse cómo se accedió a la información
que determinó la actuación policial inicial, por lo que deberá resumirse la denuncia
del ilícito, en cuanto lo relevante, o indicarse cómo se accedió a la información:
rumor, dato o delación, acciones de inteligencia, flagrancia etc,. Resultará
importante referir los nombres de los denunciantes, sí los hubiese, para reforzar la
regularidad de las actuaciones.
C.2 Diligencias
La relación de diligencias efectuadas debe ser completa y coherente, quizá de
modo cronológico, pues orientará convenientemente a quien deba leerla para
reconstituir mentalmente lo acontecido. Asimismo, en cada caso debe destacarse
el cumplimiento de los requisitos formales o las prevenciones tomadas para dar
veracidad y legitimidad a los actuados.
C.3 Análisis
El análisis respecto los hechos investigados es una avaluación que debe
efectuarse teniendo como límites, el evitar la calificación jurídica y la imputación al
presunto autor.
Ahora bien, un análisis es el examen que se realiza sobre una realidad susceptible
de estudio intelectual. Y, en el caso tratado, lo que se buscará es discriminar
respecto la confiabilidad de los vestigios o testimonios que permitirían la
reconstrucción del acontecimiento, cuya característica es su ilicitud (razón que
motiva la labor realizada).
La norma no indica que el policía no debe pensar ni considerar que el hecho
respecto el cual despliega su actividad sea delictuoso. Por el contrario, sólo tal
consideración objetiva, basada en la realidad y constatada por él, legitima su
actuación inicial. Lo que sucede no es que no deba dar y tener por cierto ello, sino
que debe tener sumo cuidado de no referirlo en el documento que emita
finalmente para el fiscal, de modo que aquel no queda tipificado o subsumido en
alguna norma penal específica.
Lo que la norma requiere son simples constataciones de los hechos registradas en
actas, de modo pormenorizado y ciertamente encaminadas a verificar la
realización del hecho y tendiente, también, a individualizar a su presunto autor.
Sin embargo, respecto al último tema, no se quiere que el policía atribuya
responsabilidad presunta. El señalamiento, deberá surgir y hacerse claro, en todo
caso, a partir de las actuaciones o diligencias policiales; pero en ningún caso
deberá quedar ello explícitamente referido, como opinión de la policía. Esto es que
tal conclusión debe aparecer como resultado de la apreciación objetiva de las
actuaciones.
En realidad, existe jurisprudencia en que se da por sentado que la calificación
jurídica de los hechos no es competencia de la policía, por lo cual se advierte que
si bien hoy se realiza, ello mismo constituye una práctica sin ningún respaldo legal.
Ahora bien, las actuaciones persecutorias, tanto de la policía como del fiscal, se
realizan en verdad bajo una presunción de culpabilidad muy real y concreta que se
desprende de la denuncia, de los elementos corroborantes de la misma e indicios
concretos. Solamente la aparición de tales indicios, justifican el accionar policial y
fiscal, en cuanto entidades persecutoras del delito.
Sin embargo, tal realidad se debe atemperar, también en la práctica, bajo los
hechos que deben ser bien tenidos en claro: primero: al indiciado o denunciado, se
le debe un trato respetuoso de todos sus derechos fundamentales y hacia la
sociedad, no se le podrá presentar como culpable.
Por otro lado, no se le debe ni decir ni hacer sentir que a él le corresponde
demostrar su inocencia, pues ello no sería sino algo torcido que no se
corresponde con el espíritu ni el sentido de nuestro derecho. La responsabilidad
penal del investigado, en todo caso deberá emerger del trabajo policial y fiscal,
siendo neta tarea de los órganos persecutorios corroborar las incriminaciones y no
pretender que el trabajo lo agilice el imputado, previa presión.
Particular mensaje del nuevo modelo es que la confesión del inculpado no es la
reina de las pruebas, si no que la responsabilidad sobre el hecho, debe ser
demostrada, por la labor persecutoria.
D) Forma
Nos referimos al arreglo material y la presentación del informe, de tal modo que
sea fácilmente legible. Debe tener una correcta división en párrafos, márgenes
parejos, uso oportuno de mayúsculas y subrayados. Se deben mencionar los
anexos y exhibir limpieza y pulcritud.
Todo lo dicho, evidentemente, caracterizará a un buen trabajo, no sólo en el fondo,
si no también en la forma.
13. Diferencias entre diligencias preliminares e investigación preparatoria
A) Las diligencias preliminares se presentan históricamente y de modo natural
como actuaciones oficiosas de la policía y, excepcionalmente, pudieran constituir
acciones del Ministerio Público con un carácter pre-procesal penal. La
investigación preparatoria constituye siempre el estadío inicial formal del proceso
penal, bajo disposición y necesaria conducción fiscal.
B) Las diligencias preliminares tienen como finalidad básica y fundamental
constatar mediante la percepción de los sentidos si han tenido lugar o no los
hechos materia de conocimiento, así como su delictuosidad. La investigación
preparatoria tiene como finalidad reunir elementos de convicción (actos de
investigación) en relación a una conducta incriminada.
C) A resultas de las diligencias preliminares podrá calificar el fiscal los actuados y
podrá disponer la formalización de la investigación preparatoria, mientras que a
resultas de la investigación preparatoria el fiscal podrá decidir si tiene un caso y si
presenta la acusación fiscal.
D) Las diligencias preliminares constituyen indagaciones respecto a los hechos
materia de conocimiento y pretenderán individualizar al presunto autor de aquel;
mientras que la investigación preparatoria se orienta a la responsabilidad e
identificación del presunto autor.
E) Las diligencias preliminares, en tanto ejercicio de descarte del hecho
presuntamente delictuoso o no, no se constituye necesariamente por actos de
investigación en sí mismos. La investigación preparatoria, en cambio se constituye
por una suma de actos de investigación que tienen como objeto responder a
preguntas sustanciales sobre la comisión del ilícito.
F) A nivel de las diligencias preliminares el accionar debe ser rápido y, como bien
puede advertirse, elemental en relación a verificar la producción del hecho con
características de delito, por ello es que estructuralmente no ofrece espacio para
el descargo; la investigación preliminar, por el contrario, se estructura previamente
para indagar también los elementos de descargo (Artículo IV, inciso 2), en lo cual
se advierte espacio para la contradicción, en favor de la defensa.
G) El accionar policial en las diligencias preliminares aparece determinado por la
urgencia, dado el peligro que puede significar la demora en tal situación. Sólo de
presentarse una situación propicia se tratará de asegurar los elementos materiales
de la comisión delictiva y a las personas involucradas en su comisión (Artículo
330, inciso 2), así como de impedir que el delito produzca consecuencias
ulteriores (Artículo 330, inciso 3). Aquí funciona el principio de inmediatez. La
investigación preparatoria constituye una actividad que no se fundamenta sobre la
urgencia y la inmediatez, si no en la rigurosidad de las actuaciones, existiendo
mayor tiempo para su desarrollo, y sus finalidades se corresponden con tal tiempo.
H) El plazo natural de las diligencias preliminares es de 20 días, aunque en casos
complejos el fiscal podrá ampliar su plazo (Artículo 334, inciso 2); la investigación
preparatoria se extenderá por un plazo natural de 120 días naturales (Artículo 342,
inciso 1), que también podrá ser ampliado cuando lo amerite.
I) Las investigaciones efectuadas en el lapso de tiempo determinado para las
diligencias preliminares, en el caso de que no tengan fruto positivo, podrán ser
archivadas por el fiscal, sin intervención ni control judicial (artículo 334º, inciso 1).
En el caso de la investigación preparatoria, el archivo de ésta requiere
necesariamente la intervención judicial (artículo 339º, inciso 2).
J) La realización de las diligencias preliminares, aun cuando fueran actuaciones
fiscales, no suspenden el curso de la prescripción de la acción penal. A partir de la
disposición de formalización de la investigación preparatoria se suspende el curso
de la prescripción de la acción penal.
14. El plazo de la investigación preliminar
La norma ha establecido que el plazo de la investigación preliminar es de 20 días
(artículo 334º, inciso 2); pero, seguidamente, se dice: “salvo que se produzca la
detención de una persona”, lo cual nos remite a 24 horas para entregar el informe
policial, salvo en los casos excepcionales que se conceden hasta 15 días.
Además, se refiere que el fiscal podrá fijar un plazo distinto, conforme a las
características, complejidad y circunstancias de los hechos objeto de
investigación, dejándose en libertad al fiscal, para la dación del plazo. En todo
caso, el límite será la razonabilidad del mismo, defendible en una posible
fundamentación.
Para Sánchez,(2005) sostiene que la idea que persigue el plazo es que “se
proceda de inmediato a la recepción de declaraciones, práctica de pericias,
pesquisas policiales y demás diligencias complementaras en dicho plazo” que se
computa desde el momento en que el fiscal da inicio a la investigación preliminar.
Respecto el tema del control del plazo de la investigación preparatoria por parte
del juez, compartimos el criterio expresado por el doctor Pablo Sánchez p.54-55,
quien sostiene que se pudo delegar tal control al Fiscal Superior competente,
“como sucede cuando se impugna el archivo de la denuncia, además, no sólo se
afecta la autonomía de la investigación en esta fase sino que también se involucra
al juez en una tarea que por su naturaleza aún no le corresponde” .
15. LOS ACTOS DE INVESTIGACIÓN
ASPECTOS GENERALES
Como ya hemos señalado anteriormente, la finalidad del proceso judicial
es la averiguación de la verdad material sobre el hecho delictivo incriminado y la
persona de su autor. Para tales efectos, el proceso penal se estructura
básicamente en dos etapas: una de investigación judicial, la instrucción y otra de
juzgamiento, cuyo momento central es el juicio oral.
Ambas etapas conforme a nuestro sistema actual son dirigidos por órganos
jurisdiccionales distintos de tal manera que uno de ellos, el juez penal, dirige la
etapa de instrucción y el otro la sala penal-órgano colegiado-dirige el juicio oral.
En la etapa de juzgamiento, el juicio oral es el momento procesal
más importante, pues el tribunal que va a resolver la causa debe conocer
directamente la prueba actuada en su presencia, debe valorarla y atendiendo
principalmente a los principios de contradicción y de inmediacion,dictar resolución
definitiva o sentencia .en este sentido ,VELEZ MARICONDE afirma que el
procedimiento oral es infinitamente superior al escrito porque asegura en máximo
grado la inmediaciones decir, un contacto directo y simultaneo de los sujetos
procesales con los medios de prueba en que deben basarse la discusión plena de
las partes y la decisión definitiva del juzgador .
El juicio oral requiere entonces de la actuación de la prueba. Los mismos
integrantes de la sala hasta ese momento no conocen de prueba alguna; conocen
si de los actos de investigación de juez, pero recién en su actuación, sea de
ofrecimiento por las partes o las que determine de oficio, las podrá apreciar, las
someterá al contradictorio y determina su valor. Esto significa que los actos de
investigación realizados por el juez penal deben necesariamente reproducirse en
el juicio pudiendo,excepcionalmente,darse lectura de las diligencias practicas o
documentaciones imposible reproducción en juicio ,para ser sometidas a debate;
como también aquellas diligencias de naturaleza pre jurisdiccional que, su esencia
tampoco pueden ser reproducida y a la que se denomina prueba reconstituida
En el proceso penal existen pues actos de investigación y actos de prueba y
resulta lógico que el tratamiento doctrinario y judicial sea más relevante en la
segunda que en la primera.
Cabe precisar que la prueba, como actividad procesal, se diferencia de
las diligencias sumariales en cuanto ella pretende, como ya se señaló,
demostrar la verdad de los hechos confiriendo al juzgador los elementos
necesarios para resolver de manera más justa y arreglada a la verdad
material. En tanto ello, las diligencias sumariales o de investigación son
solo “actos de investigación”.
Como tal, las diligencias sumariales no constituyen pruebas, ni mucho menos
actos de prueba, pues su objeto es exclusivamente proporcionar los elementos
para determinar la oportunidad del inicio del juicio oral(o el sobreseguimineto a
nivel de etapa de intermediar).sin embargo, tal consideración no impide ser la
producción de auténticas pruebas sumariales, en grado de excepción, ceñidas a
las preconstituidas y a las anticipadas.
Su naturaleza fundamental estriba en su carácter irrepetible o de difícil
reproducción, a la vez que en el de la anticipación del carácter
contradictorio en su producción. De este modo, la jurisprudencia española
viene admitiendo su operatividad en supuestos en ellos que los rasgos de
irrepetibilidad o de difícil reproducción en el juicio oral lo justifiquen, que
debe volver de inmediato a su país siendo un “no residente” en España
pero víctima o testigo de un delito cualquiera. En el caso de las pruebas
preconstituidas el carácter irrepetible o de peligro de perecimiento de la
fuente de prueba se complementa con el criterio de objetividad e
imparcialidad y el de espontaneidad. Nadie duda, por ejemplo, de las
características de la preconstitucion probatoria en los supuestos de
incautación.
16. LOS ACTOS DE INVESTIGACION. SU DIFERENCIA CON LOS ACTOS DE
PRUEBA
Lo expuesto líneas arriba se sustenta en una tratamiento doctrinario y sobre todo
practico de la prueba en el proceso penal, de allí que nos encontramos ante una
nueva perspectiva procesal que lo único que pretende es permitir una debida
interpretación de sus instituciones a la luz de la normatividad vigente.
Como se ha dicho, los actos de investigación y los actos de investigación y los
actos de prueba son de naturaleza distinta, sin embargo, creemos para alcanzar la
mayor compresión del tema, agregar algunas características igualmente
resaltantes. Anota ORTELLS RAMOS que unas mismas fuentes y medios sirven
para realizar actos de investigación y actos de prueba. Unos y otros actos
contribuyen al conocimiento relevante en el proceso. Pero el régimen de la
comprobación de hechos en el proceso no responde solo el objeto de alcanzar un
conocimiento de los mismos sino también a otros intereses que, a pesar de
cualquier similitud ambas clases de actos tengan diferentes naturalezas jurídicas
cuando dichas diligencias sean reproducidas en el acto de la vista en
condiciones que permita al a defensa del acusado someterlas a contracción,
pueden constituir la base probatoria sobre la que los tribunales formen su
convicción y , en definitiva pueden constituir medios de prueba válidos para
desvirtuar la presunción de inocencia ;b)cuando las diligencias o actuaciones
sumariales so de imposible o muy difícil reproducción en el juicio oral, es licito
traerlas al mismo como prueba anticipada o pre constituida , aunque no alcanza a
cualquier acto de investigación sumarial si no tan solo a aquellos con respecto a
los cuales se prevé su imposibilidad de reproducción en el acto de juicio oral
,siempre y cuando se garantice el ejercicio del principio de contradicción y se
solicite su lectura en el juicio oral .c)no constituyen medios de prueba en sí mismo
los atestados de la policía judicial que procesalmente goza de valor de denuncia ...
17. LOS ACTOS DE INVESTIGACION PRELIMINAR
No hemos referido inicialmente a los actos de investigación realizados por el juez,
pero antes de iniciarse el proceso penal pueden y de hecho es necesariamente así
realizarse investigaciones de naturaleza preliminar o pre jurisdiccional, que van a
posibilitar a su término, la intervención del juez penal.
Nos encontramos pues ante acto de investigación de naturaleza preliminar y pre
jurisdiccional y actos de investigación jurisdiccional, muy distintos en contenido e
importancia a los actos de prueba.
Los actos de investigación preliminar son aquellos practicados por la fiscalía o por
la policía o está por orden de aquellas, que tiene por finalidad investigar la
existencia de elementos facticos sobre un hecho denunciado como delito y de la
persona denunciada o imputada del mismo, donde si bien puede resultar que
dicha investigación es satisfactoria y hasta suficiente en sus objetivos para
aquellos solo van a posibilitar el inicio de una investigación judicial por el juez
penal, previo ejercicio de la acción penal por el ministerio público.
18. LOS ACTOS DE INVESTIGACION JUDICIAL
Los actos de investigación judicial son aquellos dirigidos y practicados
necesariamente por el juez penal, que forman parte del procedimiento judicial y
permiten dictar resoluciones sobre peticiones, incidentes, medidas, cautelares y
culminan con un informe sobre su apreciación respecto del delito y del imputado.
Podemos resaltar algunas de las características de los actos de investigación
judicial:
a) Las partes deben tener conocimiento de los actos de investigación
dispuesto por el juzgado, debiendo ser notificados para su concurrencia,
intervención y para serlos las observaciones pertinentes, así como se posibilite un
conocimiento directo de los mismos por el mejor ejercicios de sus derechos.
b) Los actos de investigación son de naturaleza formal, en tal virtud, deben
seguir y respetarse todas las reglas formales que establece la propia ley de
procedimiento.
c) Los actos de investigación judicial son taxativas, pues solo se han de
practicar aquellas que están debidamente reguladas en la ley y, y como ya se ha
dicho en el punto anterior, respetando las formalidades que prevé la ley. En tal
sentido, no podrá, por ejemplo, disponer de un acto de investigación relativo a la
Interceptación telefónica que si bien está previsto en la constitución, no ha sido
materia de regulación procedimental. Lo dicho anteriormente no debe confundirse
con los exámenes científicos o técnicos que puede la autoridad judicial disponer
para la investigación del hecho p para la identificación del autor e incluso de la
víctima (art .194 de C.P.P); que constituye, en esencia exámenes periciales
ordenados por el que no requiere de mayor formalidad que su mandato ni de la
participación de los sujetos procesales que por cierto, lo podrá hacer al momento
de la ratificación del dictamen correspondiente.
d) Los actos de investigación deben necesariamente constar en documento
por lo tanto son de naturaleza escrita. De cada diligencia de investigación a de
elaborarse un acta donde se transcriba todo lo acontecido en la misma. Con
indicación de la persona intervinientes observaciones que se halla y firma de la
persona concurrentes, lo que no constituye si no parte de la formalidad a seguir.
19. LOS ACTOS DE PRUEBA
Como se ha señalado anteriormente, la verdadera actividad probatoria se pone de
manifiesto en la fase del juicio oral. En la que los argumentos de imputación que
significa la acusación fiscal van a ser sometidos a la contra argumentación de la
defensa, pero además, todos los elementos de prueba se van a actuar para la
respectiva valoración por el órgano jurisdiccional. De su análisis y debate surgirán
las consideraciones para fundamentar el sentido de la sentencia.
Por ello es necesario reiterar que el momento de mayor trascendencia de la
actividad probatoria tiene lugar en el momento de su actuación y valoración, antes
de la sentencia. De allí que cobren especial importancia los principios de oralidad,
publicidad, contradicción, e inmediación en el juicio oral.
20. LA ACTIVIDAD PROBATORIA DE LA INVESTIGACION PRELIMINAR
La actividad probatoria en el proceso penal se convierte en la principal
labor del juez a fin de alcanzar los objetos del proceso, sin embargo, ha de
observarse que no solo se realiza actividad probatoria en el proceso sino también
antes de que este se inicie, es decir, en la investigación preliminar o policial.
Podemos distinguir entonces, una actividad probatoria en la etapa de investigación
policial, otra en la etapa de instrucción y la última con ocasión del juicio oral.
a) EN LA INVESTIGACION PRELIMINAR
No cabe duda que los primeros elementos de contenido probatorio se pueden
encontrar inmediatamente después de la comisión del delito o después de haberse
descubierto: los objetos utilizados o sobre los cuales ha recaído la acción delictiva,
las manchas o ropa, armas o cualquier instrumentos de relevancia investigatoria,
o las pericias que se practicando las primeras manifestaciones de las personas
involucradas que se convierten en fuente de prueba o las primeras pesquisas o
incautaciones o registros, etc.
De allí que cobre una gran importancia los rimeros actos de investigación
policial que se realizan y que muchas veces lo decimos a costa de nuestra poca
experiencia van a decidir la sentencia final del proceso. A partir de dicha
investigación policial se iniciaran otros peros de naturaleza judicial con fines
específicos, posibilitándose la formulación de una acusación y la realización del
juicio.
Toda la actividad investigadora policial que contiene el atestado policial va a
merecer el análisis y valoración del ministerio público. El fiscal para decidir sobre
el ejercicio de la acción penal deberá tener en cuenta los elementos probatorios
existentes recabados durante la investigación policial. De otro lado, si la
investigación preliminar es realizada en su totalidad por el ministerio público, la
actividad probatoria realizada por el fiscal será decisiva para el ejercicio de la
acción penal.
b) EN LA INVESTIGACION JUDICIAL O INSTRUCCION
Los mismos elementos de prueba útiles para la decisión de formalización de
la denuncia fiscal habrán de ser tenidos en cuenta para que el juez penal decida el
inicio del proceso penal. Dé tal manera que el juez también realiza una labor de
análisis de la prueba realizada en la investigación pre jurisdiccional y que,
precisamente, le permitirá, el auto de ni ha lugar o devolver lo actuado por la falta
de requisito de procedibilidad.
Además al finalizar la investigación judicial o instrucción le corresponderá
tanto al juez penal como al fiscal provincial, emitir sus informes finales, en donde
deberán no solo realizar un recuento de las diligencias actuadas si no analizar
también todas aquellas pruebas que contribuyan al esclarecimiento de los hechos.
Dichas autoridades judiciales deben apreciar los elementos probatorias realizadas
hasta dicho estadio procesal a fin de presentar su opinión jurídica sobre el delito y
sobre la responsabilidad penal del imputado.
c) EN LA ETAPA DEL JUZGAMIENTO
Habría que señalar que en la etapa previa al juicio oral, el fiscal superior realiza
una calificación jurídica de la actividad probatoria actuada hasta dicho momento y
que le permitirá decidir la formulación de la acusación escrita u opinar por el
archivo del proceso. En cualquiera de los casos el fiscal deberá realizar toda una
actividad valorativa sobre los elementos probatorios actuados durante la
instrucción e inclusive su posición respectos del delito y de los imputados por el
mismo, decidiéndose por la acusación o por la opinión de no haber mérito para
pasar a juicio oral.
En tal sentido, solo la existencia de elementos probatorios de cargo le
permitirán al ministerio publico decidirse por continuar con la persecución
del delito y definiendo su posición de parte en el juzgamiento. Si no llega a
tal convencimiento dará por determinada la persecución estatal penal,
pero igualmente fundamentara tal decisión. De otro lado, el juicio oral con
todos los principios que lo regulan constituye el momento procesal donde
la actividad probatoria, los actos de prueba, y la valoración de las mismas
.como afirma Asencio mellado, tanto las pruebas pre constituidas como las
pruebas anticipadas, constituyen supuestos excepcionales al principio de práctica
de la prueba en el juicio oral toda vez que, como se sabe, los verdaderos actos de
prueba son los que se desarrollan en dicha etapa procesal.
21. LA VALORACION DE LA PRUEBA
CONCEPTOS BÁSICOS
La actividad probatoria encuentra su momento culmínate cuando se procede
judicialmente a la valoración de la prueba . Se espera alcanzar la verdad sobre
los hechos mediante la prueba y esta tiene como función específica darle el
incentivo vigoroso de la verdad dado que, la sentencia que es el fin característico
del proceso se hace realidad cuando las pruebas se dirigen a asegurar la verdad .
En tal sentido, todo el procedimiento probatorio debe obedecer criterios
judicialmente fundamentales de legitimidad, orden procedimental,
pertinencia y contradicción .El objeto del proceso debe quedar plenamente
satisfecho para que se cumpla la excelsa función jurisdiccional:
22. SISTEMA DE VALORACIÓN DE LA PRUEBA
En la historia del proceso penal se han utilizado distintos sistemas en la valoración
de la prueba, acorde con la evolución del derecho y las formas como los pueblos
conceptuales la justicia ,culminados por atribuir al juez la facultad de apreciar las
pruebas con reglas lógicas ,debidamente razonadas.
Los sistemas sobre la valoración de la prueba se sintetizan en tres grandes
grupos:
a) Sistema de la prueba legal o tasada
b) Sistema de la íntima convicción
c) Sistema de la sana critica racional o libre convicción
1) La prueba legal o tasada
El sistema de la valoración legal de la prueba o prueba tasada, consiste en atribuir
normativamente un determinado valor a cada medio de prueba de tal manera que
la autoridad judicial solo la aplica en cada caso concreto sin mayor esfuerzo de
análisis.
En este sentido, el legislador diseña el cuantum valorativo de la prueba y
prácticamente sustituye al juez . Su mayor presencia radico en el sistema
inquisitivo, en que el juez asumía todos los roles protagónicos en el
proceso .se crea para proteger tardíamente al imputado, como una forma
de arrepentimiento del legislador que primero establece un procedimiento
inquisitivo con secreto absoluto de la instrucción negando el derecho de
defensa del imputado, para después pretender “encontrar una garantía en
la tardía de las pruebas .
Vélez Mariconde afirma la existencia de una formula eficaz para el juez inquisitivo
que un mecanismo de defensa para el imputado: “debido afirmarse como una
exigencia del proceso inquisitorio: allí, dado al juez todo el poder de defensa, el
legislador intervino para limitar los poderes del primero en el momento culminante,
cuando debía proceder- deduciendo el total a base de los resultaos de su propia
obra- a absolver o condenar. De donde este método más que una coerción a la
conciencia del juez ,parece una eficaz protección del imputado frente al juez y
también una potente ayuda para el último , la ayuda de una más amplia y
profunda experiencia a de una singular y colectiva , de una experiencia ,por así
decir, codificada .
La autoridad judicial se encuentra sujeta a determinadas restricciones
legales pues se exigía que ciertos hechos se probasen de un modo
determinado y no de otro; de tal manera que verificándose algunos
presupuestos. “un hecho debe ser considerados como verdaderos por el
juez, aunque de ello no esté convencido”(modo positivo); y de otro lado,
“prohíbe al juez que considere un hecho como verdadero ,si no se
verifique un cierto mínimo de prueba ,que ella misma establece”(modo
negativo) .En este sentido ,lo explica también Cafferata Nores señalando
como ejemplo del primero el testimonio conteste de dos personas de
buena fama , las que constituía plan prueba del hecho ; y del segundo
,cuando se impedía tener acreditado el hecho o delictivo si no constaba la
existencia del cuerpo del delito
Poca ha sido la utilidad de este sistema de prueba legal o tasada que restringir al
máximo la libertad del juzgador en la apreciación de los elementos de prueba,
anulando la capacidad intelectual del juez y que atrofiaba mentalmente a los
ciudadanos y con ello hacia propicia la propagación de supersticiones de las
cuales no estaban exentas los jueces que quedaban castrados mentalmente, sin
creencia científica ni principios ideológicos políticos
2) El sistema de íntima convicción
Este sistema aparece en contraposición a la prueba tasada, pues se caracteriza
por la ausencia de reglas que significan conceder determinado valor a los medios
probatorios. De allí que también se le denomine prueba “en conciencia” o “íntima
convicción “o de “libérrima convicción.
En este sistema la ley no establece reglas para la apreciación del prueba de tal
manera que el juez tiene plena libertad de convencimiento sobre la prueba
actuada, según su íntimo parecer, “de la existencia o inexistencia de los hechos de
la causa, valorando aquellas según su leal saber y entender.
23. LA VALORACIÓN DELA PRUEBA EN EL SISTEMA PROCESAL
PERUANO. EL CRITERIO DE CONCIENCIA
Se puede afirmar, sin riesgo a equivoco, la falta de claridad en el sistema
de valoración de la prueba en nuestro ordenamiento procesal penal, y la poca
preocupación que ha existido en la doctrina nacional respecto al llamado criterio
de conciencia
La legislación procesal penal vigente establece que” los hechos y las
pruebas que los abonen serán apreciadas con criterio de conciencia
“(art.282° del C.de P.P) .Para llegar a conocer la ubicación de esta forma
de valoración de la prueba así como su contenido y alcance debemos
acudir brevemente a los datos que la historia procesal en nuestro país.
El código de Enjuiciamiento en materia criminal de 1863, de corte inquisitivo no
pudo tener sus normas algunas que pudiera reputarse de liberal. No solo
mantenía el esquema de procedimientos español –efecto permanente de la
transculturización – que ya había sido superado con la legislación procesal
francesa, sino que hacía del juez un operador jurídico sin mayores intervenciones
ene lm omento más importante de su función: la valoración de la prueba.
En este sentido, el citado código se ubica dentro del sistema de la prueba legal o
tesada .Zavala Loaiza señala con relación al Código de 1863, que este se
construyó “sobre un tipo inquisitorial en el que, como hemos de ver, la
organización de la prueba recordaba o recogía la aritmética jurídica del criterio de
conciencia legal, que supeditaba al juez colocándolo en una verdadera situación
de privacidad.
Con el código de procedimiento de materia criminal de 1920 se da un
paso adelante en materia de valoración de la prueba, pero no lo suficiente
para garantizar su claridad. El texto elaborado por Mariano .H. Cornejo
tenía una fuerte influencia jurista para la fase del juzgamiento, sin
embargo, se rechazó al jurado, pero se mantuvo la propuesta del llamado
criterio de conciencia como presupuesto valorativo del tribunal colegiado
El artículo 268° de dicho cuerpo normativo procedimiento contenía un mejor
construcción jurídica sobre el sistema de valoración de la pruebas estableció.
“el criterio para apreciar los hechos que determinar la absolución o la
condenación, será de conciencia pero su exposición precisa y las pruebas que los
abonen son indispensables en la sentencia “
Ciertamente, la valoración de la prueba no podría ubicarse dentro de la llamada
íntima convicción, propia del sistema de jurado, en la que el juez sentencia a tenor
de lo que su conciencia le dicte sino, entendemos, dentro del sistema de la sana
critica o libre convicción, dada la exigencia normativa a la exposición de las
razones que sustentan la sentencia. La mención expresa a la sentencia
condenatoria no excluye de dicha posibilidad de razonamiento a la absolutoria,
pues en una interpretación sistemática, la exigencia es la misma.
24. LA VALORACIÓN DE LA PRUEBA Y EL IN DUBIO PRO REO
La certeza a que ha de llegar el juzgar sobre la prueba actuaba va a determinar
que la sentencia sea absoluta o condenatoria, sin embargo, es posible dicho
convencimiento judicial o concretarse por la presencia de determinadas dudas en
el juicio valorativo del juez. En estos casos, el órgano jurisdiccional juzgador debe
inclinarse a favor del procesado
El principio guarda estrecha relación con la presunción de inocencia
En efecto, ninguna persona puede ser considera como culpable hasta que se
pruebe el hecho materia de imputación y el juzgador lo exprese en una sentencia
condenatoria y motivada.
En tal sentido, salvo la prueba actuada determinara la culpabilidad del
procesado; contrario sensu, si la prueba producida no la acreditan, estaría
prohibía la condena por la subsistencia de la presunción de inocencia
También se ha afirmado que el in dubio pro reo constituye un corolario del
principio constitucional de inocencia, como lo señala Langer y que en su
aspecto negativo “prohíbe al tribunal no solo a no condenar sino a
absolver al acusado al no obtener certeza.
26. REGLAS A OBSERVAR EN LA VALORACION DE LA PRUEBA
La aplicación de las reglas de la lógica, la ciencia y las máximas de las
experiencias en la valoración de la prueba- a la que hace referencia el artículo 158
del código, en concordancia con el artículo 393-, dependerá del caso concreto que
se aborde.
Como ya lo hemos anotado precedentemente las máximas de la
experiencia se originan de la observación repetida de casos particulares y
que generan una apreciación constante y aceptada para casos
posteriores, por su parte las reglas de la lógica, conformada por principios
tales como “principio de no contradicción “y el “principio de la razón
suficiente” y la ciencia. En tanto sean pertinentes-deberán ser tomadas en
cuenta por el juzgador, para formar su convicción.
27. CRITERIOS PARTICULARES DE VALORACIÓN
La regla básica en cuanto a la valoración de la prueba, es la sana critica racional
(artículo.393), ahora bien el código, recogió la jurisprudencia, ha establecido
reglas valorativas que en cierta medida se hacen necesarias .Cabe anotar que
estos criterios reglados deben ser la excepción a efectos de no llegar al sistema
tasado de valoración.
Conclusión
La apertura de las diligencias preliminares está dirigida contra los que resulten
responsables, esta apertura la realiza el Ministerio Público para lo cual ordena a la
Policía Nacional hacer las acciones necesarias para identificar al presunto autor o
autores o participantes del delito.
Los actos de investigación que realice el Ministerio Público como son las
diligencias preliminares son de carácter de urgentes e inaplazables.
Una vez cumplido el objetivo de las diligencias preliminares el fiscal formaliza la
investigación preparatoria, para recién de ahí, poder realizar actos de
investigación destinados a acreditar la responsabilidad penal del imputado.
Dado que todo investigado tiene derecho a la defensa en las diligencias
preliminares contra los que resulten responsables, la Fiscalía debe de oficiar a la
defensa pública para que esté presente en las diligencias preliminares y participe
en defensa de los derechos y garantías que le corresponde al autor del delito aún
no identificado en la investigación.
Las diligencias preliminares tienen por finalidad inmediata realizar los actos
urgentes o inaplazables destinados a determinar si han tenido lugar los hechos
objeto de conocimiento y su delictuosidad, así como asegurar los elementos
materiales de su comisión, individualizar a las personas involucradas en su
comisión.
Bibliografía
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