Mecanismo de Defensa
Mecanismo de Defensa
Mecanismo de Defensa
sería poco realista decir que un tipo determinado de comportamiento neurótico es el resultado de la operación de uno
de ellos aisladamente. Tampoco sería razonable sostener que un tipo determinado de confusión acerca del límite
produce neurosis o es evidencia de una configuración neurótica. Hay ciertas situaciones donde esto ocurre y conducen a
lo que en psiquiatría se denomina las neurosis traumáticas. Las neurosis traumáticas son esencialmente configuraciones
de defensa que surgen como un intento del individuo por protegerse de una intrusión aterradora de la sociedad o de un
choque ambiental.
INTROYECCION No hay nada en nuestras mentes que no provenga del ambiente, de alguna manera, pero no hay nada
en el ambiente para lo cual no haya una necesidad organísmica, ya sea ésta física o fisiológica. Estas tienen que ser
digeridas y dominadas si han de convertirse verdaderamente en propias, verdaderamente en una parte de la
personalidad. Si aceptamos sin críticas, la palabra de otra persona, ya sea por ser de buen gusto o por ser seguras o
tradicionales o de mal gusto o peligrosas o revolucionarias, entonces yacen pesadamente en nosotros. Son realmente
indigeribles. Continúan siendo cuerpos extraños aunque hayan tomado nuestras mentes por su morada. Tales actitudes,
modos de actuar, de sentir y evaluar sin digerir en psicología se les denomina introyectos y el mecanismo mediante el
cual estos cuerpos extraños son agregados a la personalidad lo denominamos introyección. Por lo tanto el peligro de la
introyección es doble. En primer lugar el hombre que introyecta nunca tiene la oportunidad de desarrollar su propia
personalidad porque está tan ocupado asegurando los cuerpos extraños alojados dentro de su sistema. Mientras mayor
es el número de introyectos con que se ha aparejado, menos lugar hay para que él se exprese e incluso descubra lo que
él mismo es. Y en segundo lugar, la introyección contribuye a la desintegración de la personalidad. Si uno se traga entero
dos conceptos incompatibles uno podrá encontrarse a sí mismo hecho pedazos en el proceso de tratar de reconciliarlos.
La introyección es el mecanismo neurótico mediante el cual incorporamos dentro de nosotros mismos, patrones,
actitudes, modos de actuar y pensar que no son verdaderamente nuestros. En la introyección hemos corrido el límite
entre nosotros y el resto del mundo tan demasiado hacia dentro de nosotros mismos que casi no queda nada de
nosotros. Cuando el introyector dice “yo pienso” generalmente quiere decir “ellos piensan”.
PROYECCION El reverso de la introyección es la proyección. Tal como la introyección es la tendencia a hacer de si mismo
responsable de lo que de hecho es parte del ambiente, a si también la proyección es la tendencia de hacer responsable
al ambiente de lo que se origina en el sí mismo. El neurótico no usa el mecanismo de la proyección únicamente en
relación a sus quehaceres con el mundo que está afuera de él mismo. También lo usa en sí mismo. No sólo tiene la
tendencia de desposeer sus propios impulsos, sino que también tiende a desposeer aquellas partes de él mismo de
donde se originan aquellos impulsos. Les confiere, por así decir, una existencia objetiva fuera de él, de modo que puede
culparlos de sus problemas sin encarar el hecho de que son parte de él mismo. En lugar de ser un participante activo de
su propia vida, el proyector se convierte en un objeto pasivo, víctima de las circunstancias. En la proyección trasladamos
el límite entre nosotros y el resto del mundo un poco demasiado a nuestro favor, de un modo que nos hace posible
desposeer y renunciar a aquellos aspectos de nuestra personalidad que encontramos difíciles y ofensivas o poco
atractivas. Por lo general son nuestros introyectos los que nos llevan a los sentimientos de poca aceptación del sí mismo
y de auto alienación que producen las proyecciones.
CONFLUENCIA Cuando el individuo no siente ningún límite entre el mismo y el ambiente que lo rodea, cuando siente
que es uno con él, se dice que está en confluencia con el ambiente. El ritual exige este sentido de confluencia donde los
límites desaparecen y el individuo se siente más él mismo debido a que está tan identificado con el grupo. Una de las
razones por las cuales el ritual produce un sentido de exaltación y vivencia enriquecida es que normalmente sentimos en
forma bastante aguda el límite entre el yo mismo y el otro, y su disolución temporal es experimentada como algo muy
impactante. Pero cuando este sentido de identificación total es crónico y el individuo es incapaz de ver la diferencia
entre el mismo y el resto del mundo, esta psicológicamente enfermo. No puede vivenciarse a sí mismo pues ha perdido
todo sentido de sí mismo. El hombre que está en confluencia patológica hace un ovillo de sus necesidades, sus
emociones y sus actividades, resultando una confusión tal que ya no se da cuenta de qué es lo que quiere hacer ni cómo
se lo está impidiendo. Esta confluencia patológica yace tras muchas de las enfermedades ahora reconocidas como
psicosomáticas.
RETROFLEXION El cuarto mecanismo neurótico puede llamarse retroflexión, que literalmente significa “volverse atrás
intensamente en contra”. El retroflector sabe cómo trazar una línea demarcatoria entre él y el ambiente y dibuja una
línea clara y nítida por la mitad, pero la traza por el medio de sí mismo. el introyector hace lo que los demás quieren que
haga, el proyector le hace a los demás lo que el acusa a los demás de hacerle a él, el hombre en confluencia patológica
no sabe quien le está haciendo que cosa a quien, y el retroflector se hace a si mismo lo que le gustaría hacer a otros.
Cuando alguien retroflecta a otras personas u objetos. ¿Cómo se pone de manifiesto el mecanismo de la retroflexión? La
introyección se muestra en el uso del pronombre “yo” cuando realmente quiere significar “ellos”; la proyección se
muestra en el uso del pronombre “it” o “ellos”, cuando el significado real es “yo”; la confluencia se muestra en el uso del
pronombre “nosotros” cuando el significado real es cuestionable. La confusión entre el sí mismo y el otro que yace tras
la neurosis se muestra en la confusión total acerca de sí mismo. Para el neurótico, el sí mismo es o una bestia o un ángel,
pero el sí mismo nunca es yo mismo. La terapia consiste en rectificar las falsas identificaciones. Si la neurosis es el
resultado de identificaciones “malas”, la salud es el resultado de “buenas” identificaciones. Las “buenas” identificaciones
son aquellas que promueven las satisfacciones y las realizaciones de objetivos del individuo y su ambiente. Y “malas
identificaciones son aquellas que resultan en un aplastamiento y frustración del individuo, o en una conducta
destructiva hacia su ambiente. Porque el neurótico no sólo se hace miserable a sí mismo, sino que también castiga a
todos aquellos que se interesan por él con su comportamiento autodestructivo. En terapia tenemos que restablecer la
capacidad del neurótico de discriminar. Tenemos que ayudarle a descubrir que es él mismo y que no es él mismo; lo que
realiza y lo que lo frustra. Tenemos que guiarlo hacia la integración. Asistirlo en su búsqueda del balance y de los límites
adecuados entre él mismo y el resto del mundo.
Y aquí viene el neurótico, amarrado a su pasado y a sus modos anticuados de actuar, vago acerca del presente porque lo
ve oscuramente a través de su cristal, torturado por el futuro, porque el presente está fuera del alcance de sus manos.
Cualquiera que sean las fantasías que tiene en su cabeza a medida que se acerca, cualquiera que sea su apariencia, el
paciente viene en buscar de tratamiento porque siente que está en una crisis existencial, es decir, siente que las
necesidades psicológicas con las que se ha identificado y que son tan vitales para él como su aliento, no están siendo
atendidas en su modo actual de vida. Para un neurótico el “autocontrol” es una necesidad existencial; para otro, la
“autoexpresión”. Cualquiera que sean las necesidades existenciales, el hecho de venir a la terapia es la admisión del
paciente de que no están siendo satisfechas. No es tarea del terapeuta hacer juicios de valor acerca de las necesidades
existenciales de sus pacientes. Su tarea es facilitar para cada cual el desarrollo que le posibilitará encontrar las metas
que le son significativas y trabajar por ellas de un modo maduro. Ya que en el momento en que el paciente inicia la
terapia, no puede hacer estas cosas por sí solo. Viene hasta nosotros frustrado y sin haber logrado una satisfacción total.
Sin embargo, no viene con las manos vacías. Tras consigo sus medios de manipulación, sus modos de movilizar y usar al
ambiente para que haga el trabajo que le corresponde a él. Y no nos engañemos al creer que estas técnicas
manipulativas no son ingeniosas. El neurótico no es estúpido. Tiene que ser bastante hábil para sobrevivir. El problema
del neurótico no es que no pueda manipular, sino que sus manipulaciones son dirigidas hacia la preservación y el cultivo
de su impedimento, en lugar de estar dirigidas a deshacerse de él. Sus medios de manipulación son múltiples y variados.
El neurótico, como todos los demás, está adaptado y acostumbrado a vivir manipulando a su ambiente. Debido a que
generalmente ve el ambiente como hostil, muchas veces está muy sensibilizado y listo para ganarle con su capacidad de
adivinar, sentir e ingeniar a su oponente. El paciente no piensa en sus resistencias como resistencias; generalmente las
vivencia como asistencia. Quiere ayudar. Porque lo que teme con espanto es el rechazo, la desaprobación y la eventual
alta por el terapeuta. Y así el paciente maneja al terapeuta tomando la apariencia de un niño bueno. Intenta sobornar al
terapeuta con sumisión y seudoaceptacion de sus peticiones y su sabiduría. Al mismo tiempo podrá tener una
autoestima muy precaria, podrá ser muy sensible a la crítica real o imaginaria. De modo que se pone tenso cada vez que
el terapeuta le dirige la palabra. La confusión no reconocida es una de las características de la neurosis. Cualquier acción
basada en la confusión evidenciará vergüenza, titubeos y perturbaciones de todos tipos. La ambivalencia presupone que
existen estados permanentes de satisfacción o estados permanentes de frustración. Nuevamente aparece un concepto
estático como si nuestras emociones pudieran petrificarse en el tiempo o como si nosotros mismos pudiéramos
petrificarnos en el tiempo. En terapia al no llegar el apoyo ambiental que el paciente espera de nosotros, sino le damos
las respuestas que él piensa que se merece, al no apreciar sus buenas intenciones o admirar sus conocimientos de
psicología o felicitarlo por su mejoría, recibiremos nosotros la catexis negativa de su frustración. Pero la Terapia
Guestáltica le da constantemente mucho de lo que quiere y no lo culpamos por sus resistencias. De este modo la terapia
comienza con un cierto balance entre frustración y satisfacción. Las técnicas de las terapias convencionales se basan en
la teoría de que lo que le falta al paciente no es más que una comprensión del porqué de su comportamiento y que
estos por qué pueden ser descubiertos si cavamos lo suficiente en su pasado, en sus sueños y en su subconsciente.
Según cuál sea la filiación del terapeuta, estos por qué pueden ser uno de tantos factores separadamente o combinados.
Nuestro enfoque, que considera al ser humano simultáneamente y por su naturaleza, tanto individuo como también
miembro del grupo, nos da una base de operación ams amplia. Una neurosis es un estado de desbalance en el individuo
que surge cuando simultáneamente él y el grupo del cual forma parte experimentan necesidades diferentes y el
individuo no puede decir cuál es dominante. Si este tipo de experiencias se repite un número suficiente de veces, o si
una sola de ellas es lo suficientemente impresionante, el sentido de balance en el campo del individuo se verá lo
suficientemente perturbado como para que pierda la capacidad de juzgar en forma adecuada el estado de balance o de
desbalance en cualquier situación. El modo general que tiene el neurótico para enfrentar situaciones es
interrumpiéndose. El enfoque unitario guestáltico creemos que la división “físico-mental” o “mente –cuerpo” es una
división enteramente artificial y que concentrarse en cualquiera de los términos de esta falsa dicotomía es preservar la
neurosis, en lugar de curarla. Dado que en nuestro enfoque, al fantasía es una realidad disminuida y el pensar es un
actuar disminuido, podemos utilizar el fantasear de un modo terapéutico que se relaciona con el actuar y podemos usar
el actuar de un modo terapéutico que se relaciona con el fantasear. Es frecuente que nuestros pacientes usen las
fantasías de un modo dañino, como sustituto de la satisfacción de necesidades reales. Así podemos enseñarle a usarlas
terapéuticamente para descubrir y satisfacer necesidades reales. Una segunda razón por la cual sentimos que la terapia
orientada al pasado no tiene validez es debido a que los por qué de la neurosis de nuestro paciente en realidad explican
muy poco. El ¡por qué abre una serie interminable de preguntas que solamente pueden ser contestadas por una primera
causa que a su vez es auto-causada. En lugar de hablar del inconsciente preferimos hablar acerca de lo que en este
momento no nos damos cuenta. Este término es muchísimo más amplio que el término “inconsciente”. Esta incapacidad
de darse cuenta no solo contienen material reprimido, sino que también material del cual nunca nos percatamos,
además de material que se ha desvanecido o que se ha constituido en guestalt más amplias. Tal como lo consciente es
de naturaleza puramente mental, lo es también lo inconsciente. La capacidad de darse cuenta y la incapacidad de darse
cuenta no son exclusivamente procesos mentales. De acuerdo a nuestra definición, ambas son propiedades del
protoplasma que a su vez es constituyente de todas las criaturas vivas. Si perseveramos con el concepto de catexis,
original de Freud, y lo aplicamos a la situación transferencial, llegamos a una conclusión diametralmente opuesta. Lo que
es activo en terapia no es lo que ha sido; por el contrario, es precisamente lo que no ha sido: un déficit o algo que falta.
Lo que ha sido ya es una situación concluida. Progresa mediante la satisfacción y la integración hacia la construcción de
sí mismo. La situación inconclusa, que es el fracaso del progreso desde tener apoyo ambiental al autoapoyo, es la
herencia del pasado que se queda en el presente. Nosotros sostenemos que la transferencia, con sus relaciones de
sensaciones actuales, más las esperanzas fantaseadas, del paciente además del apoyo anhelado proviene de su “falta de
ser” y no de lo que fue y ha sido olvidado. En el comienzo de una terapia pocos pacientes le pedirán apoyo al terapeuta.
Están listos para estallar con solo darles una oportunidad. Su falta de ser aparece progresivamente a medida que
progresa la terapia y el paciente intensifica sus exigencias y manipulaciones. El terapeuta recibe más y más catexis
positiva o negativa, a medida que simboliza con mayor intensidad aquello que el paciente carece. Con el enfoque
unitario podemos tratar el problema en los niveles de la fantasía y de la realidad. Si el organismo se traga algo que es
incapaz de asimilar, normalmente vomitará lo indigerible. El lado emocional de este vomitar se llama disgusto.
Levantando un tipo de barrera contra este disgusto, no lo puede sentir. En lugar de permitir que nuestros pacientes se
vean a ´si mismos pasivamente transfiriendo del pasado, tenemos que introducir la mentalidad de la responsabilidad,
que dice: “yo me estoy evitando a mí mismo” ¿cómo me impido a mi mismo? y también ¿de qué me estoy impidiendo a
mí mismo? Si el terapeuta le da al paciente apoyo ambiental, si apoya sus necesidades transferenciales, está haciéndole
el juego a la neurosis del paciente. Pero si por el otro lado, le facilita al paciente el que asimile el bloqueo y el material
bloqueado identificándose con él y diferenciándose de él, está facilitando el desarrollo del paciente. Para darle sentido a
un sueño, hacemos bien al no interpretarlo. En lugar de especular acerca de él, le pedimos a nuestros pacientes que lo
vivan más extensamente e intensamente para descubrir la paradoja. Voy a dar dos instancias especificas de cómo
trabajamos con los sueños. Le pedimos al paciente que se identifique con todas las partes de su sueño, que intente
darse cuenta de la paradoja que representa y la resuelva.