Complejidad y Auto-Organización de Patrones Naturales PDF
Complejidad y Auto-Organización de Patrones Naturales PDF
Complejidad y Auto-Organización de Patrones Naturales PDF
de patrones naturales
Profesor Dr. A. Alzola
In memoriam
Complejidad y auto-organización
de patrones naturales
José Manuel Nieto-Villar
(coord.)
d
Elena Izquierdo-Kulich
d
Juvencio A. Betancourt-Mar
d
Eduardo Tejera Puente
540
Com
C Complejidad y auto-organización de patrones naturales /
coordinador José Manuel Nieto-Villar; pról. Jacques Rieumont
Briones.- La Habana: Editorial UH, 2013.
168 p.; 23 cm
ISBN: 978-959-7211-25-9
isbn 978-959-7211-25-9
Palabras preliminares 13
Introducción 15
1. Termodinámica y complejidad 27
José Manuel Nieto-Villar
1.1. Entropía, información y complejidad 27
1.2. Termodinámica de procesos irreversibles 32
1.3. Extensión a los sistemas químicos y biológicos 38
Palabras finales 49
Bibliografía 49
g
Prefacio
El presente libro es el resultado del trabajo científico de los auto-
res en los últimos quince años. Felizmente se han conjugado aquí
diversas temáticas dentro del aspecto general de la complejidad y
auto-organización. Con los métodos de la ciencia de la complejidad,
se abarcan el análisis fractal, las fluctuaciones, el método estocástico
y la termodinámica, que apuntan tanto a procesos químicos como
biológicos: entre los primeros, se abordan la producción de entropía,
las perturbaciones en sistemas oscilantes y caóticos, y las bifurcacio-
nes; como parte de los procesos biológicos, el envejecimiento, la hi-
pertensión, la pre-eclampsia y los modelos de crecimiento tumoral.
A pesar de su carácter especializado, este volumen podría incen-
tivar a cualquier profesional al estudio e indagación de los fenómenos
que se mencionan. Sus cuatro capítulos constan de materiales
abarcadores, apoyados en una extensa bibliografía que incluye libros,
artículos científicos de carácter básico y aplicaciones concretas, todo
lo cual será de gran utilidad para el lector.
El primer capítulo, titulado «Termodinámica y complejidad»,
trata sobre todo los fundamentos termodinámicos de la Teoría de
la Complejidad. En él se establece el nexo entre entropía e infor-
mación, se discute la incompatibilidad entre la irreversibilidad ma-
croscópica y la reversibilidad microscópica, así como el principio de
producción de entropía y sus diferentes enunciados, muchas veces
contradictorios. El tratamiento que se le da a la velocidad de pro-
ducción de entropía se enlaza adecuadamente con el envejecimiento
y el cáncer.
En «Aspectos determinísticos de la complejidad», el segundo
capítulo, se especifican conceptos fundamentales para entender la
dinámica de un sistema, como bifurcación, crisis, caos e hipercaos,
que son aplicados a la dimensión fractal y a los atractores extraños.
10 complejidad y auto-organización de patrones naturales
g
Complejidad y auto-organización
de patrones naturales
Palabras preliminares
La presente obra científica es resultado –parafraseando a Prigogi-
ne– de una suerte de azar y necesidad de investigación lúdica por
parte de los autores a lo largo de más de quince años, en el apasionado
campo que genéricamente se conoce como los sistemas complejos.
Testimonio del empeño de estos años ha quedado en tesis doctora-
les, maestrías, trabajos de diploma, publicaciones seriadas en revistas
especializadas en la temática y, además, en las conferencias dictadas
durante la docencia de pregrado y posgrado sobre termodinámica,
métodos estocásticos y sistemas complejos.
Este libro está dividido en cuatro capítulos y cuenta además con
una introducción, en la que se expone el estado actual de las aproxi-
maciones teóricas a la temática abordada. Como toda investigación,
la que se propone aquí está sesgada por la visión de los autores, por
lo que podría considerarse no acabada y, por tanto, perfectible. Sin
embargo, se consideró prudente ponerla en manos de un público
diverso y ansioso por incorporar la ciencia como parte de su acervo
cultural.
Los estudiantes –componente imprescindible de la academia– han
sido nuestra principal fuente de inspiración, el móvil perpetum que
trasciende cualquier teoría termodinámica. Para ellos, en primer
lugar, nuestro agradecimiento. Son muchas las personas que con-
tribuyeron, a lo largo de estos años, a que los resultados obtenidos
llegaran a un noble fin. Por ello sería imperdonable omitir a alguien
que haya contribuido a lograr este empeño. No obstante, es obligación
y deber hacer mención a los profesores de la Facultad de Química de
la Universidad de La Habana –especialmente a A. Alzola (a quien se le
dedica el frontispicio del presente volumen), Jacques Rieumont Brio-
nes, R. Quintana, Luis Montero y Carlos Núñez Valdés–; a nuestros
colegas del Departamento de Química-Física de la propia Facultad de
14 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
g
Introducción
The scientist does not study nature because it is useful;
he studies it because he delights in it, and he delight
in it because it is beautiful. If nature were not beauti-
ful, it would not be worth knowing, and if nature were
not worth knowing, life would not be worth living.
H. Poincaré
mecanismos morfogenéticos.
16 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
a. b.
c. d.
Figura 1. Patrones naturales: a. copos de nieve, b. cumulonimbo, c. brócoli romanesco y
d. dunas del desierto.
Por ejemplo, al calentar la base de una placa Petri que contiene una
película líquida de aceite de silicona en contacto con el ambiente,
se observan bellas celdas hexagonales, conocidas como celdas de
Bénard-Marangoni, las cuales se muestran en la figura 2 (incisos a
y b).
Estas celdas se forman como resultado del movimiento del lí-
quido debido a la diferencia de temperatura y a la influencia de esta
sobre la tensión superficial. En la figura 2 (incisos c y d) se muestran
las celdas hexagonales que exhiben los panales de abejas y el salar de
Uyuni en Bolivia. Obsérvese la similitud que hay entre las últimas
mencionadas y las celdas de Bénard a pesar de que la naturaleza
y los grados de libertad de los fenómenos que les dan origen son
diferentes.
Como las propuestas para definir la complejidad varían según el
tipo de fenómeno que se desee caracterizar, es importante precisar
que aquí se hace referencia a la complejidad de los patrones espacio/
temporales.
Introducción 17
a. b. c.
d.
Figura 2. Celdas de Bénard: a. placa Petri, b. vista ampliada de la placa Petri, c. panal
de abejas y d. salar de Uyuni en Bolivia.
Fuente: Cortesía del Prof. M. García Velarde (celdas de Bénard) y del Dr. Pio Callejas (salar de Uyuni).
X n + 1 = rX n (1 − X n ). (3)
a. caos
1
0,8 bifurcación
0,6
X*
0,9
0,2
X 0,6
0 0,3
0 1,5 2 2,5 3 3,5 4 950 975 1 000
r tiempo
Para un sistema que exhiba una dinámica del tipo caos determinista,
D es un número no entero que representa una dimensión fractal DF .
Es oportuno señalar que lo contrario no siempre es cierto; es decir,
2
Los detalles en relación a los mismos se ofrecen en el capítulo 3, «Aspectos esto-
casticos de la complejidad».
3
Este tema se aborda en detalle en el capítulo 4, «Series temporales».
22 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
plejidad».
Introducción 23
a. b. c.
d. e. f.
g. h. i.
a. b.
a. b.
g
1. Termodinámica y complejidad
José Manuel Nieto-Villar
the word was overly used, so I decided to call it “uncertainty”. When I discussed
it with John von Neumann, he had a better idea. Von Neumann told me, “You
should call it entropy, for two reasons. In the first place your uncertainty func-
28 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
S = -k ∑ p ln p .
i
i i
(1.1)
S = k ln Ω. (1.2)
Aunque esta otra ecuación (1.2) realmente fue obtenida por Planck, se
le conoce como la ecuación de Boltzmann y fue esculpida en su tumba
en Viena en 1906 (Terlietski, 1971; Gallavotti et al., 2008). La variable
Ω se conoce como complexiones o probabilidad termodinámica y re-
presenta el número de microestados compatibles con un macroestado
dado del sistema. A través de la ecuación (1.2) se verifica que en el
equilibrio termodinámico la entropía es máxima.
En 1976 Renyi (Jizba y Arimitsu, 2001) realizó una generalización
de la ecuación de Shannon conocida como la entropía de Renyi:
1 n q
S q (R ) =
(1 − q )
log2 ∑ p k .
k =1
(1.3)
tion has been used in statistical mechanics under that name, so it already has a
name. In the second place, and more important, nobody knows what entropy
really is, so in a debate you will always have the advantage”» (Tribus y McIrvine,
1971, p. 180).
1. Termodinámica y complejidad 29
pi , j ( xy )
S xy = k ∑p
i, j
i, j ( xy ) ln .
pi ( x ) p j ( y )
(1.5)
hKS = ∑λ .
λi > 0
i (1.7)
∂ ∑ pi ln pi
dS i
= -k , (1.8)
dt ∂t
( ) ( ) ( )
Wρeq. X − ν ρ | X p eq . X − ν ρ , t = W -eqρ . X | X + ν - ρ p eq . ( X , t ).
dS S = δS e + δS i , (1.11)
δΦ
δS e = . (1.12)
T
dS S δS e δS i
= + . (1.13)
dt dt dt
dS S . δS .
≡ S S es la velocidad de entropía del sistema, e ≡ S e es la velo-
dt dt
δS i .
cidad del flujo de entropía y ≡ S i es la velocidad de producción de
entropía. dt
El criterio evolutivo se reformula y generaliza con la expresión:
δS i .
≡ Si ≥ 0 . (1.14)
dt
En el equilibrio termodinámico,
. que es un caso particular de atractor,
se cumple que S i = 0 .
El objetivo fundamental de la termodinámica de los procesos
irreversibles es establecer un formalismo para evaluar .la velocidad
de producción de entropía (De Groot y Mazur, 1962). S i puede ser
calculada mediante la ecuación:
.
Si = ∑ Jk X k . (1.15)
k
34 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
Jk = L kk X k . (1.16)
~
En la tabla, T , C , V , ϑ y A Α son temperatura, concentración, potencial
eléctrico, velocidad hidrodinámica y afinidad, respectivamente.
En un sistema puede que se acoplen procesos diferentes, de tal ma-
nera que es posible que algunos no ocurran de forma individual –lo
que no está permitido. por la Segunda Ley–. Por ejemplo, la síntesis
de la urea en el hígado S i ( U ) < 0 es un proceso que.ocurre en virtud de
su
. acoplamiento
. . la combustión de la glucosa S i ( Gla ) > 0 , ya que
con
S i (T ) = S i ( U ) + S i ( Gla ) > 0 . Esto ilustra una de las características
de los sistemas complejos: la emergencia de propiedades que no se
cumplen a nivel de las partes que los componen.
Para que dos o más procesos se acoplen deben cumplir con el Teo-
rema de Curie, que plantea que solo se pueden acoplar los procesos
que ocurren en la misma micro-región del espacio y según los cuales
las causas macroscópicas siempre tienen los mismos elementos de
simetría que los efectos que producen, lo que conduce a que en un
medio isotrópico fuerzas y flujos con diferente carácter tensorial no
se puedan acoplar (Onsager, 1931a, 1931b). Durante el acoplamiento,
la fuerza Xk provoca un flujo Jk y un flujo Jj debido a la aparición de un
efecto cruzado. Por lo tanto, la igualdad (1.16) se rescribe como:
Jj = ∑L
k
jk Xk . (1.17)
J 1 = L 11 X1 + L12 X 2
(1.18)
J 2 = L 21 X1 + L22 X 2 .
L11 y L22 son los coeficientes fenomenológicos directos y L12 y L21 se co-
nocen como los coeficientes fenomenológicos cruzados. En 1931 Lars
Onsager (De Groot y Mazur, 1962) demostró el Teorema de Onsager
a través del formalismo de la mecánica estadística: la matriz de los
coeficientes fenomenológicos es simétrica para una elección apropiada
de los flujos Jk y las fuerzas Xk:
L12 = L 21 . (1.19)
36 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
. 1 dGTp 1 ∂ GTp dξ
Si = - =- . (1.28)
T dt T ∂ ξ dt
∂G
De acuerdo con De Donder y Van Rysselberghe (1936),
∂ ξ TP
representa la afinidad de la reacción
. A con signo opuesto y el término
dξ es la velocidad de reacción ξ .
dt
Por lo tanto, la expresión (1.28) se puede rescribir como:
. 1 .
S i = Aξ . (1.29)
T
(1.30)
KC
= RT ln ν (k ) .
∏ Ck
kf
KC = es la constante de Guldberg-Waage; k f y kb son las constan-
kb
tes de velocidad específica de los pasos de reacción directo f e inver-
so b, respectivamente; Ck es la concentración de la especie k- ésima;
y v(k) son los coeficientes estequiométricos que se toman, por
convenio, como positivos para los productos y negativos para los
reaccionantes.
1. Termodinámica y complejidad 41
k f ∏ Cνk ((kf ))
Α = RT ln ; (1.31)
k ∏ Cν (k )
b k (b )
y la velocidad de reacción:
. . .
(
ξ = ξ f − ξb = kf) ∏
C νk (( kf )) − k b ∏ C (( )) .
ν k
k b (1.32)
. .
ξ f y ξ b son las velocidades del paso de reacción directo e inverso,
respectivamente. Sustituyendo las expresiones (1.31) y (1.32) en (1.29)
se obtiene:
.
. . . ξf
( )
S i = R ξ f − ξ b ln . ≥ 0 . (1.33)
ξb
A x (B-1)
B + x y + D (B-2)
y + 2x 3x (B-3)
x E (B-4)
A + Y x + P (O-1)
x + Y 2P (O-2)
A + X 2x + z (O-3)
2y A + P (O-4)
Z ƒy (O-5)
Por ejemplo, se observa que, para el caso del modelo de Rössler (tabla
1.2), el parámetro de control A es la concentración de una especie
reaccionante; por lo cual, durante el transcurso de la reacción,
dA
< 0 . Para que
.
se verifique la condición (1.35) debe cumplirse
dt
entonces que ∂S i > 0 .
∂A
En una serie de trabajos anteriores (Nieto-Villar, 1997; Nieto-
Villar et al., 2003; Nieto-Villar, 2006) se demostró formalmente que
la velocidad de producción de entropía es una función de Lyapunov.
Por otra parte, la expresión (1.35) está estrechamente vinculada con
la (1.25), ya que el espectro de los exponentes de Lyapunov depende
de los parámetros de control del sistema dinámico.
44 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
a. b.
10
8x10 7
10 7x10 7
log Ce (IV)
6x10 7
10
Ce (IV)
5x10 7
10 4x10 7
3x10 7
10 2x10 7
1x10 7
c. d.
3,0x10 4
2,5x10 4
2,0x10 4 1,5 E - 3
Ce (IV)
Ce (IV)
1,5x10 4
1,0 E - 3
1,0x10 4
5,0 E - 4
5,0x10 5
0,0 0,0 E + 0
0 500 1 000 1 500 6 000 12 000 20 000
t/s t/s
Figura 1.2. Series temporales de la reacción de Belousov-Zhabotinsky: a. estado estaciona-
rio, b. oscilaciones periódicas –ciclo límite–, c. oscilaciones aperiódicas –hipercaos–, y d. crisis.
Fuente: elaboración propia.
0,18
0,16
0,14
0,12
0 10 20 30 40 50 60
edad/años
Figura 1.3. Dependencia de la velocidad de producción de entropía (1.37) en relación con
la edad de la especie humana.
Fuente: elaboración propia.
ψ
5−η
df = . (1.39)
ψ
1+ η
. 5 −df
S i = R ( ψ − η ) ln . (1.40)
1+d
f
50
40
30
dS i /dt
20
10
0
Mv1Lu
AT5
B16
C-33a
VERO C
MCA3D
C6
HT-29
Car B
HT-29M6
3T3K-ras
HeLa
3T3
Saos-2
células tumorales
Palabras finales
So pena de haber omitido algún aspecto esencial de la termodiná-
mica y, por otra parte, debido a que por el propio alcance de este
volumen no es posible abordarlo todo, se reafirmó la sabia aserción de
Albert Einstein que sirve de epígrafe a este primer capítulo, dedicado
al estudio de la validez y solidez de los principios de la termodinámica.
A través de esta apretada síntesis se demostró que la termodinámi-
ca –que tuvo su origen en las máquinas térmicas– ha trascendido
hasta nuestros días, en que han cambiado los paradigmas y los retos
en campos tan diversos del saber como la química, la biología, la
medicina, la biotecnología y las nanociencias son aún mayores.
Aún queda mucho por hacer para entender la complejidad de
nuestra naturaleza, que nos ofrece en su esencia un paradójico esce-
nario a través de premisas muy sencillas. Según el profesor Germinal
Cocho –del Departamento de Sistemas Complejos del Instituto de
Física de la UNAM (México)–, la naturaleza elige las vías óptimas
y más simples para la realización de sus procesos esenciales, lo cual
conduce a la tesis de que para descubrir lo complejo, hay que buscar
en lo simple.
Bibliografía
Abarbanel, H.D.I. (1996): Analysis of Observed Chaotic Data, Springer-
Verlag, New York.
Anishchenko, V.S. et al. (2007): Nonlinear Dynamics of Chaotic and Sto-
chastic Systems, Springer-Verlag, Berlin Heidelberg.
Bruers, S. (2007): Classification and Discussion of Macroscopic Entropy
Production Principles, <http://arxiv.org/abs/cond-mat/0604482>
[3/5/2013].
Brú, A. et al. (2003): «The Universal Dynamics of Tumour Growth», Biophy-
sical Journal, vol. 85, pp. 2948-2961.
De Donder, Th. y P. Van Rysselberghe (1936): Thermodynamic Theory of
Affinity, Oxford University Press, London.
De Groot, S.R. y P. Mazur (1962): Non-Equilibrium Thermodynamics,
North-Holland Publishing Company, Amsterdam.
50 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
g
2. Aspectos deterministas de la complejidad
Juvencio A. Betancourt-Mar
Los modelos para describir los sistemas dinámicos pueden ser de dos
tipos: discretos y continuos. El modelo continuo es aquel que puede
representarse por medio de sistemas de ecuaciones diferenciales –o
flujo–. En estos sistemas dinámicos el tiempo puede subdividirse sin
límite y puede determinarse otro estado intermedio entre dos estados
cualesquiera. El modelo discreto se representa mediante mapas –o
ecuaciones en diferencias– en los que el tiempo entre dos estados
inmediatos es una constante y no puede subdividirse; no puede obte-
nerse un estado intermedio.
Un sistema dinámico continuo puede transformarse en uno discre-
to por medio de un mapa de Poincaré (Kuznetsov, 1998). Un sistema
discreto puede transformarse en un sistema continuo por medio del
método llamado «suspensión de un mapa» (Tufillaro et al., 1992).
5
5
0
-5
-10
0 2 4 6 -10 -5 0 5 10
t x
Figura 2.1. Serie temporal y espacio fase: a. series temporales de las dos variables
dependientes de un sistema, b. espacio fase. La flecha indica la dirección temporal.
Fuente: elaboración propia.
En las figuras 2.2 y 2.3 hay otros ejemplos. Las dos representaciones de
la figura 2.4 son más completas porque muestran varias trayectorias.
a. b.
y
10 10
5 5
x
0 0
-5 -5
y
-10 -10
0 1 2 3 4 -10 -5 0 5 10
t X
Figura 2.2. Serie temporal y espacio fase: a. series temporales de las dos variables
dependientes de un sistema, b. espacio fase. En el centro aparece un punto fijo inestable.
Fuente: elaboración propia.
2. Aspectos deterministas de la complejidad 57
a. b.
y
10 10
x
5 y 5
0 0
-5 -5
-10 -10
0 2 4 6 8 10 12 14 -10 -5 0 5 10
t X
Figura 2.3. Serie temporal y espacio fase de una órbita periódica: a. series temporales
de las dos variables dependientes de un sistema, b. espacio fase.
Fuente: elaboración propia.
a. b.
y y
10 5
4
5
3
0
2
-5
1
-10 0
-10 -5 0 5 10 0 1 2 3 4 5
x x
Figura 2.4. Representaciones del espacio fase de dos sistemas con varias trayectorias. En
a. hay un punto fijo atractor en el centro; en b. hay un ciclo límite, estable, que rodea a un
punto fijo inestable.
Fuente: elaboración propia.
x = f (x). (2.1)
f (x)= 0. (2.2)
Según Lyapunov (Strogatz, 1994) los puntos fijos pueden ser estables
o inestables. Un punto fijo p es estable según Lyapunov si las órbitas
que inician en una vecindad A de p permanecen en la vecindad B de p,
donde A → B; si estas condiciones no se cumplen, p es inestable.
Un punto fijo p es asintóticamente estable en un mapa si, además
de cumplir el requisito de estabilidad, las órbitas parten de A:
f n ( x ) → p cuando n → ∞. (2.3)
f n (p ) = p. (2.5)
x3
f(A)=B
A
S A
B
x1 Espacio fase x2
Existen otros métodos para obtener mapas de los flujos; por ejemplo,
el mapa estroboscópico que se obtiene cuando se toman puntos para
tiempos iguales.
Un punto fijo de un flujo no tiene, de modo genérico, un mapa
de Poincaré. Una órbita periódica se transforma en un punto fijo –o
período-1– en el mapa de Poincaré; pero, si la órbita es más compleja,
puede resultar una órbita de período-2, período-3, y así sucesivamente.
Se puede evaluar la estabilidad según Lyapunov de las órbitas
periódicas en un mapa por medio de las matrices jacobinas de la
órbita si se calculan las matrices de cada estado de órbita –punto de
la trayectoria o alguna permutación cíclica– y se multiplican en ese
orden. Los valores absolutos de los autovalores de este producto son
el criterio a utilizar para determinar la estabilidad, exactamente igual
a como se procede cuando se trata de puntos fijos.
La estabilidad de los flujos se puede obtener por medio de los
multiplicadores de Floquet, que son los autovalores de la matriz ja-
cobiana del mapa del flujo de Poincaré (Kuznetsov, 1998). El criterio
de estabilidad que se adopta es el mismo que se usa cuando se trata de
los puntos fijos de los flujos. Las órbitas periódicas asintóticamente
estables son conocidas como ciclos límite (figura 2.4b). Para deter-
minar la estabilidad se puede emplear un método menos complejo:
2. Aspectos deterministas de la complejidad 61
a. V(x)
. > 0 para toda x ≠ p en N y V(p) = 0; y
b. V(x) ≤ 0 para toda x en N.
.
En una función estricta de Lyapunov se cumple que V(x)< 0 para toda
x en N. Si la función es estricta, es asintóticamente estable. No existe
una forma sistemática para encontrar una función de Lyapunov; esto
debe hacerse por tanteos, a partir de la experiencia. Por otro lado, en
sistemas físicos conservativos, la función de Lyapunov es equivalente
a la energía total del sistema.
Como se vio en el primer capítulo, la velocidad de producción de
entropía representa, de forma natural, desde la física, una función
de Lyapunov cuyo uso permite elaborar consideraciones sobre la
estabilidad global de un sistema dinámico y su carácter direccional; en
otras palabras, aporta criterios para valorar la evolución de un sistema.
2.2. Bifurcaciones
Desde la introducción de este volumen se ha insistido en que las bi-
furcaciones, como análogas de las transiciones de fase, constituyen el
origen de la complejidad. Formalmente una bifurcación (Strogatz, 1994;
Kuznetsov, 1998) es el cambio cualitativo de la dinámica de un sistema
al modificarse el valor del parámetro de control, lo que puede provocar
la aparición de un punto fijo o una órbita caótica y la transformación de
un punto fijo estable en uno inestable o en una órbita periódica.
A diferencia de las crisis –que son cambios bruscos (apariciones,
cambios de tamaño o desapariciones de atractores), que ocurren cuan-
do algunos atractores colisionan (Alligood et al., 1996)–, las bifurca-
ciones son cambios graduales en apariencia. Las bifurcaciones suelen
representarse en diagramas donde se muestra: 1) una variable contra
2. Aspectos deterministas de la complejidad 63
δ t ≈ δ 0 e λt . (2.8)
Df n ( x 0 ) = Df ( x n −1 ) . Df ( x n − 2 ) ... Df ( x 0 ). (2.10)
a. b.
.
x = σ ( y − x)
.
y = - x z+r x − y
.
z = x y− b z . (2.11)
Figura 2.14. Mapa de Poincaré del sistema Rössler. Con 400 000 puntos de la integra-
ción numérica del flujo se obtuvieron casi 6 500 puntos del mapa de Poincaré.2
Fuente: elaboración propia.
Como se explicará más adelante, se hizo una reconstrucción del espacio fase por
2
a. b.
Un objeto plano solo puede ser dividido en dos por una curva, nunca
por un punto. Si la curva que lo divide es de dimensión 1, el objeto
plano es de dimensión topológica 2. Si una esfera puede dividirse
en dos con un cuadrado –plano–, pero no con una curva, entonces
es de dimensión topológica 3, y así sucesivamente. Las dimensiones
topológicas son números enteros no negativos.
La dimensión fractal es también llamada de Hausdorff-Besicovitch,
puede ser fraccionaria y es difícil de calcular. Sin embargo, hay otras
definiciones de dimensión fractal más sencillas de comprender y
calcular cuyos valores son semejantes a las de Hausdorff-Besicovitch.
Una de ellas es la de conteo de caja o dimensión capacidad.
La curva presentada en la figura anterior puede ser medida si se
compara con segmentos de recta que sean de la misma dimensión
topológica (figura 2.18).
Regla
M≈ N ε . (2.13)
Para lograr que la medida sea mejor, es necesario que ε sea menor. El
proceso se puede llevar al límite para tener la medida exacta:
M = lim Nε . (2.14)
ε→0
M = l i m Nε 2. (2.15)
ε →0
M = l i m Nε 3. (2.16)
ε→0
M = lim Nε D 0. (2.17)
ε→0
ln( N )
D 0 = lim . (2.18)
ε→0 ln( 1/ ε )
Figura 2.20. Construcción del conjunto de Cantor del tercio medio. Se ven delineadas las
primeras etapas de la construcción. El conjunto de Cantor es el límite de este proceso.
Fuente: elaboración propia.
Figura 2.21. Medición del conjunto de Cantor con ε = 1/3. El resultado sería 2/3.
Fuente: elaboración propia.
D 0 = lim
( ) = lim ln(2 )
ln 2 a a
= lim
a ln(2 )
ε→0 1 ε ln(3 )
→0 a ε→0 a ln(3)
ln
1a
3
ln(2 )
D0 = ≈ 0 ,6309
ln(3)
4. 5. 6.
ln(N )
D= . (2.19)
1
ln
r
N es el número de partes similares y r es la razón de similaridad.
Para utilizar la fórmula se deben tener en cuenta las etapas de
construcción del fractal. Al pasar de una etapa a otra, una sección del
conjunto aparece multiplicada varias veces, pero en tamaño más pe-
queño. Obsérvese en el triángulo de Koch que cada lado del triángulo
sufre la misma transformación (figura 2.23).
Figura 2.23. Generación del triángulo de Koch. Cada lado del triángulo sufre
consecutivamente una transformación.
Fuente: elaboración propia.
4. 5. 6.
∑ ∑ U (ε − x − x ),
n n
1
C (ε ) = lim i j (2.21)
n→∞ n2 i j= i
Sq ( R )
Dq = lim . (2.22)
ε →0
( ε)
ln 1
3
Al respecto, consúltese el capítulo 4, titulado «Series temporales».
4
Véase la fórmula (1.3) del capítulo 1.
80 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
espectro de potencia.
82 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
28
27,8
0,o
22,.8 1,6
-1,9
-26,7 -24,6 X
Y
b.
Z
157
78
0 32,9
14,1 7,6
-8,1
-30,2 -17,8
Y X
Figura 2.26. Control del caos externo. Mediante la aplicación de una perturbación
periódica de la frecuencia y amplitud apropiada una dinámica caótica (a.) puede
reducirse a una periódica (b.).
Fuente: elaboración propia.
a. Espacio fase
Z
57,3
28,6
0,0 27,9
22,3 1,6
-2,0 X
Y -26,7 -24,6
b. Espacio fase
Z
327
163
0 39
27 3
Y -8 -44 -34 X
Figura 2.27. Dos tipos de caos: a. caos espiral; y b. caos embudo en el sistema Rössler.
Fuente: elaboración propia.
a. Espectro de potencia
amp
1,8
1,6
1,4
1,2
1,0
0,8
0,6
0,4
0,2 freq
0,0
0,00 0,01 0,02 0,03 0,04 0,05
b. amp Espectro de potencia
0,32
0,28
0,24
0,20
0,16
0,12
0,8
0,4 freq
0,0
0,00 0,01 0,02 0,03 0,04 0,05
Figura 2.28. Espectros de potencia de dos tipos de caos: a. caos espiral y b. caos
embudo en el sistema Rössler.
Fuente: elaboración propia.
a. b. c.
22 22
21 21
20 20
19 19
5,7
18 18
5,4
17 17
5,1
16 16
4,8
15 15
4,5
14 14
4,2
13 13
3,9
12 12
3,6
11 11
3,3
10 10 3,0
9 9 2,7
8 8 2,4
7 7 2,1
6 6 1,8
5 5 1,5
4 4 1,2
3 3 0,9
2 2 0,6
1 1 0,3
0 0 0,0
0,25 0,25 0,25 0,25 0,25 0,25 5,51 5,91 6,31 6,71 7,11 7,51 6,04 6,71 7,39 8,07 8,74
2,67
2,33
2,00
2,52 8,48 14,40 20,34 26,28 32,22
Nτ
ω 0 = lim 2π , (2.26)
τ →∞ τ
Bibliografía
Alligood, K.T.; T.D. Sauer y J.A. Yorke (1996): Chaos. An Introduction to
Dynamical Systems, Springer-Verlag, New York.
Andrievskii, B.R. y A.L. Fradkov (2003): «Control of Chaos: Methods
and Applications. I. Methods», Automation and Remote Control, vol.
64, pp. 679-713.
2. Aspectos deterministas de la complejidad 89
g
3. Aspectos estocásticos de la complejidad
Elena Izquierdo-Kulich
Las variables aleatorias toman un conjunto de valores posibles con una probabi-
2
( ) ( )
P xn , tn xn − 1 , tn − 1 ;...; x0 , t0 = P xn , tn xn − 1 , tn − 1 . (3.1)
Nv = ∫ N P (N ; t ) d N
N
v
(3.2)
= ∑ N P (N ; t ) .
v
∫( ) ( )
P (N3, t3; N1, t1) = P (N1, t1) P N2, t2 N1, t1 P N3 , t3 N2, t2 d N2
(3.3)
t3 > t2 > t1 .
( ) ∫ ( ) ( )
P N 3, t3 N 1, t1 = P N 2 , t2 N1, t1 P N3 , t3 N 2 , t2 d N 2 . (3.4)
∫ ( )
P (N 2 , t2 ) = P N 2, t2 N 1, t1 P (N 1, t1 ) d N1 . (3.5)
∂P ( N , t )
∂t
= ∑W (N−∆
ρ
ρ
ρ
) ( ) ( )
, rρ P N −∆ρ ; t −Wρ N, rρ P (N , t )
= ∑ ∏ E
-∆ρj
−1 Wρ (N, rρ ) P (N , t ) (3.6)
j
ρ j
P ( N 0 , 0 ) =1.
∑ Aρj n j → ∑B
J
ρ
j nj . (3.7)
J
∆ρ = B ρ− A ρ . (3.8)
1 n j!
≅ rρ 1
ρ
∏( ∏
q
Wρ = rρ nj j
Ω
mρ
j
ρ
n j − Aj ! )m
Ω ρ j
(3.9)
mρ = ∑ q ρj − 1.
j
por unidad de tiempo toman valores positivos y mayores que cero; por
lo que, de acuerdo con la ecuación (3.9), los parámetros del sistema
solo pueden tomar valores mayores que cero.
La ecuación maestra (3.6) es una ecuación diferencial que solo tiene
solución analítica exacta cuando las probabilidades Wρ son funciones
lineales de las variables de estado. En esos casos se ha podido demos-
trar que la solución es una función de distribución de Poisson (Van
Kampen, 1992; Gardiner, 2004; Anishchenko et al., 2007):
n -µ j
µjj e
P (N ; t ) = ∏ j nj !
. (3.10)
∂P ( N , t ) ∂
∂t
= ∑ − ∂n α
j
j (N ) P (N , t)
j
1 ∂2
+
2
∑ ∂n ∂n
j,k
β j , k (N ) P (N , t) (3.11)
j k
P (N 0 , 0 ) = 1.
3. Aspectos estocásticos de la complejidad 101
α (N ) = ∑ ∆ W ( N ).
ρ
ρ
ρ (3.12)
β (N ) = ∑ ∆ (∆ ) W (N ).
ρ
ρ ρ T
ρ (3.13)
X = f (N , Ω ). (3.14)
1 1 ∂2
+
2
∑ Ω ∂x ∂x ( )
β j , k X , rρ P ( X , t) (3.16)
j, k j k
P ( X 0 ; 0 ) = 1.
102 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
d X
dt
(
= α X , rρ ) (3.17)
X t=0 = X 0 ,
T T
y la matriz σ = XX − X X de las covarianzas:
dσ
dt
[(
= J α X , rρ )] σ + σ J [α ( X, r )] + Ω1 β ( X, r )
T
ρ ρ
(3.18)
σ t= 0 = 0 .
[(
J α X , rρ )] es la matriz jacobiana del vector α ( X , r ) . ρ
σ ii > 0 . (3.20)
r ρ* = r ρ* + Γρ ξ ρ . (3.22)
Q = ξ ( t ) dt .
∫ (3.24)
Q= ∑ξ (t ) ∆t .
i
i (3.25)
Q= ∑ξ (t ) ∆t .
i
i i (3.26)
∑ξ (t ) d∆t =∑ ∆ω .
i
i i
i
i (3.27)
ξ ρ (t) = 0 . (3.28)
( )
dX = α X , rρ dt + B ( X ) d W. (3.31)
B (X ) = δ j , i 2 λ ρ , q ∑ α~ (X , j, ρ ) (
r ρ α~ j , q X , r q ) 2 Γρ Γ q
ρ,q (3.32)
λρ , q = ρ = 1 .
∂P ( X , t ) ∂
∂t
= ∑ − ∂x (
α j X , r ρ* ) P (X , t )
j j
1 ∂2
+
2
∑ ∂x ∂x ( )
C i, j X , Γρ P (X , t ) (3.33)
j,k j j
P (X 0 , 0 ) = 1 ,
( )
donde C X , Γ ρ = B X , Γ ρ B T X , Γρ ( ) ( )
De forma semejante a como se hace para el caso de la determinación
del modelo mesoscópico, el modelo estocástico se obtiene a partir de
la ecuación de Fokker-Planck (3.33). En este caso, el comportamiento
temporal del vector de estado está dado por:
d X
dt
= α X , rρ ( ) (3.34)
X t=0 = X 0 ;
106 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
dΓ
dt
[(
= J α X , rρ )]Γ + Γ J [α (X , T
rρ )] + C (X , Γ ).
ρ (3.35)
ti + t i + 1
Q= ∑ ξ
i 2
∆ti . (3.36)
Esta expresión toma en cuenta que el ruido externo puede tener aso-
ciado un tiempo de autocorrelación temporal diferente de cero. Bajo
esta condición la ecuación diferencial estocástica (3.23) (Van Kampen,
1992; Gardiner, 2004) se escribe como:
dX = α s X , r ρ ( ) dt + B (X , Γ )d W, ρ (3.37)
donde:
1 2 2 ∂C ji
α sj = α j −
2
∑∑C
i = 1 k =1
ki
∂x k (3.38)
( )
C X , Γρ = B X , Γρ B ( ) (X , Γ ).
T
ρ
∂P (X , t ) ∂
∂t
= ∑ − ∂x α s
j (X , r ρ* ) P (X , t )
j j
1 ∂2
+
2
∑ ∂x ∂x ( )
C i, j X , Γρ P (X , t ) (3.39)
j,k j j
P (X 0 , 0 ) = 1 .
3. Aspectos estocásticos de la complejidad 107
( )
Para el caso unidimensional, si se considera que C X , Γρ = C Γρ ( )
la ecuación de Fokker-Planck correspondiente es la siguiente:
∂P ( x , t ) ∂
=- α ( x ) P (x , t )
dt ∂x
∂
− A sin (wt ) P (x , t ) (3.40)
∂x
∂2
+Γ P ( x , t ).
∂x 2
dS 1 p (X −ν , t)
=
dt 2
∑ [W (X−ν |X )p (X−ν ,t)−W (X|X+ν )p (X ,t)]ln p (X , t) .
ρ ρ ρ -ρ -ρ
ρ
(3.41)
X ,ρ
ln
(
Wρ X − ν ρ | X ). (3.42)
W- ρ (X | X + ν ) -ρ
3. Aspectos estocásticos de la complejidad 109
dS S δS e δS i
= + . (3.43)
dt dt dt
A ρ ( X , t ) = ln
( ) (
Wρ X − ν ρ | X p X − ν ρ , t ). (3.46)
W- ρ (X | X + ν ) p( X , t )
-ρ
δ Se
Por otra parte, la velocidad de flujo de entropía estocástica se
define mediante la ecuación: dt
δ Se (
Wρ X − ν ρ | X ).
∑ [ℑ ( X , t )]ln
1
=- (3.47)
dt 2 X ,ρ
ρ
W- ρ (X | X + ν ) -ρ
ser corregida (Luo et al., 1984; Mou et al., 1986) y se expresa mediante
la igualdad:
δS i δS i δS
= + i (3.48)
dt dt Gibbs dt fluct .
d C x (3.50)
= α1.
dt C y
dσ
( )
= α 1,1 σ + σ α 1,1
T
+
1
α 2. (3.51)
dt Ω
3. Aspectos estocásticos de la complejidad 111
C x k1 − C y C x k 2 − (C x )2 b1
α1 =
Cy Cx k 2 − (C y ) b2
2
C k + C y Cx k 2 + (C x ) b1 2
− C yC xk2
α2 = x 1
2
(3.52)
− C y Cx k 2 C y C x k 2 + y b2
k1 − C y k 2 − 2Cx b1 − Cx k 2
α 1,1 =
Cy k2 Cx k 2 − 2C y b2 .
a. b.
2 500
120
2 000 100
1 500 80
60
1 000
40
500 20
Dm p53 Mdm2
Figura 3.2. Mecanismo para la regulación del proceso de apoptosis. Las flechas indican
los procesos de estimulación y los puntos, los procesos de inhibición.
Fuente: elaboración propia.
dσˆ
+ βˆ .
T
= Θ σˆ + σˆ Θ (3.54)
dt
donde:
x
y c = y
z
0 1 2 3 4 5
Φ2
B c = 2 + 2 Φ 32 . (3.56)
a. b.
5
80
4
60
3
40
2 20
1
1 1,2 1,4 1,6 1,8 2,0 2,2 2,4 2,6 0 5 10 15 20 25 30
(det [σ ])0,5=
1 (Φ 5 4 6 3 2
2 B + 2 Φ 2 B + D1 B + D 2 B + D3 )
0,5
. (3.57)
Ω1,5 Φ 22 B (2 − B + 2 Φ 32 )
Se observa que la condición de bifurcación se encuentra en el denomi-
nador de la ecuación (3.57), de tal manera que:
B = Bc (det [σ ]) 0, 5
→∞
B < Bc (det [σ ]) 0, 5
>0 (3.58)
B > Bc (det [σ ]) 0, 5
<0.
a. b.
Figura 3.6. Patrón espacial obtenido a partir del modelo de difusión limitada por la
agregación (DLA).
Fuente: elaboración propia a partir de Witten y Sander (1981).
(
D f , n + 1 = 1 , 5 + 0 , 5 2 − D0, n )
(3.59)
D0, n = 0 = 2 .
1,78 2,0
1,76
1,9
1,74
1,72 1,8
I Baja
1,70
Ds
Ds
I Alta
1,7
1,68
1,66 1,6
1,64 1,5
1,62
0 50 100 150 200 250 300 350 400 0 2 4 6 8 10
t(s) t(s)
5 2
0 0
0 50 100 150 200 250 300 350 0 5 10 15 20 25 30 35 40
R = Vt + R 0
(3.60)
V = ψ −η .
ψ
5−
η .
df = (3.61)
ψ
1+ η
a. b.
3 500
3 000
2 500
Y (microns)
2 000
1 500
1 000
500
R = 2 500 R = 2 000 R = 1 500
0
500 1 000 1 500 2 000 2 500 3 000 3 500 R = 1 000 R = 500
X (microns)
Figura 3.9. a. Morfología experimental de los cultivos de células tumorales in vitro y b.
morfología obtenida empleando el modelo propuesto.
Fuente: Adaptado de Izquierdo-Kulich y Nieto-Villar (2007).
Tumor Z
D
1,8
1,7
1,6
1,5
1,4
Figura 3.11. Relación entre la dimensión fractal Df y el índice de proliferación del tumor
k del patrón celular.
Fuente: elaboración propia.
a. b.
1,6
0,05
1,4
1,2
1,0 a 0,04
B
0,8
0,6 A 0,03
0,4 a
0,2 0,02
20 30 40 50 60 70 80 20 30 40 50 60 70 80
g g
Bibliografía
Anishchenko, V.S. et al. (2007): Non Lineal Dynamics of Chaotic and
Stochastic Systems, Springer-Verlag, Berlin Heidelberg.
Bar-Or, R.L. et al. (2000): «Generation of Oscillations by the p53-Mdm2
Feedback Loop: A Theoretical and Experimental Study», Proceed-
ings of the National Academy of Science of United States of America
(PNAS), vol. 97, pp. 11250-11255.
Brú, A. et al. (1998): «Super-rough Dymanics of Tumor Growth», Physical
Review Letters, vol. 81, pp. 4008-4011.
Brú, A. et al. (2003): «The Universal Dynamics of Tumor Growth», Biophysi-
cal Journal, vol. 85, n.o 5, pp. 2948-2961.
Esposito, M. y C. Van den Broeck (2010): «The Three Faces of the Second
Law: I. Master Equation Formulation», Physical Review, <http://arxiv.
org/abs/1005.1683> [3/5/2013].
Fulda, S. (2010): «Evasion of Apoptosis as a Cellular Stress Response in
Cancer», International Journal of Cells Biology, <http://www.hindawi.
com/journals/ijcb/2010/370835/> [3/5/2013].
García , J.M.; J.M. Nieto-Villar y J. Rieumont (1996): «Entropy Produc-
tion Rate as an Evolutive Criteria in Chemical Systems. II. Chaotic
Reactions», Physica Scripta, vol. 53, p. 643.
Gardiner, C.W. (2004): Handbook of Stochastic Methods, Springer-Verlag,
Berlin Heidelberg.
Gaspard, P. (2011): «Fluctuation Theorem, Nonequilibrium Work, and Mo-
lecular Machines», en From Non-covalent Assemblies to Molecular
Machines, Wiley-VCH, Weinheim, pp. 307-311.
3. Aspectos estocásticos de la complejidad 125
<http://cshperspectives.cshlp.org/content/early/2010/05/10/cshpers-
pect.a000893.full.pdf+html> [3/5/2013].
Luo, J.L.; C. Van den Broeck y G. Nicolis (1984): «Stability Criteria and
Fluctuations around Nonequilibrium States», Zeitschrift für Physic,
vol. 56, Berlin Heidelberg, pp. 165-170.
Mou, C.Y.; J.L. Luo y G. Nicolis (1986): «Stochastic Thermodynamics of
Nonequilibrium Steady States in Chemical Systems», The Journal of
Chemical Physics, vol. 84, pp. 7011-7017.
Nicolis, G. (2011): «Transformation Properties of Entropy Production»,
Physical Review, vol. 83, pp.
Nicolis, G. y D. Daems (1998): «Probabilistic and Thermodynamics Aspects
of Dynamical System», Chaos, vol. 8, pp. 311-320.
Nicolis, G. y I. Prigogine (1977): Self-organization in Non Equilibrium
System, Wiley, New York.
Nieto-Villar, J.M.; J.M. García y J. Rieumont (1995): «Entropy Produc-
tion Rate as an Evolutive Criteria in Chemical Systems. I. Oscillating
Reactions», Physica Scripta, vol. 52, p. 30.
Rodríguez, R.F.; J.M. Zamora, E. Salinas-Rodríguez y E. Izquierdo
(2002): «Stochastic Modelling of some Aspects of Biofilm Behaviour»,
Revista Mexicana de Física, vol. 49, n.o 2, pp. 132-143.
Schnakenberg, J. (1976): «Network Theory of Microscopic and Macroscopic
Behavior of Master Equation Systems», Review of Modern Physics, vol.
48, pp. 571-585.
Suárez, E.J. et al. (2006): «Morfogénesis de patrones formados por electro-
deposición», Revista Cubana de Física, vol. 23, pp. 118-126.
Van Kampen, N.G. (1992): Stochastic Processes in Physics and Chemistry,
North-Holland Publishing Company, Amsterdam.
Vousden, K. y C. Prives (2009): «Blinded by Light: The Growing Complex-
ity of p53», Cell, vol. 137, pp. 413-431.
Wee, K.B.; U. Surana y B.D. Aguda (2009): «Oscillations of the p53-Akt
Network: Implications on Cell Survival and Death», PLoS ONE,
<http://www.plosone.org/article/info:doi%2F10.1371%2Fjournal.
pone.0004407> [3/5/2013].
Witten, T.A. y L.M. Sander (1981): «Diffusion-limited Aggregation, a
Kinetic Critical Phenomenon», Physical Review Letters, vol. 47, pp.
1400-1403.
g
4. Series temporales*
Eduardo Tejera Puente
a. b.
c. d.
a. b. c.
Figura 4.2. Imágenes de los gráficos de recurrencia para a. serie periódica, b. movi-
miento browniano y c. ruido blanco.
Fuente: elaboración propia.
4. series Temporales 135
1E-3
1E-4
ß = -0,99 ; p < 0,001
1E-5
log(PSD)
1E-6
1E-8
1E-9
1E-10
1E-11
1E-3 0,01 0,1
log(Frec(Hz))
Figura 4.3. Cálculo del exponente de frecuencia β para tres tipos de series temporales:
ruido blanco, ruido rosa y ruido marrón –browniano–. Los valores calculados de p
corresponden a los valores de significación de la pendiente en el modelo de regresión.
Fuente: elaboración propia.
4. series Temporales 137
a. b.
15 Xi + 1 15 Xi + 40
10 10
5 5
0 0
-5 -5
-10 -10
-10 -5 0 5 10 15 -10 -5 0 5 10 15
Xi Xi
Son varios los métodos que se pueden emplear para la estimación del
tiempo de retardo y la dimensión de embebido. Los más usados son
el llamado método de la información mutua –para la estimación del
tiempo de retardo– y el método de los falsos vecinos –para la determi-
nación de la dimensión de embebido.
La información mutua I(τ) –véase la fórmula (1.5) en el capítulo
1– es una magnitud usada para la estimación del tiempo de retar-
do y ha sido descrita con minuciosidad en diferentes trabajos (Fraser
y Swinney, 1986, p. 1134; Hegger et al., 1999, p. 413; Schreiber,
1999; Kantz y Schreiber, 2004; Zonghua, 2010). La descripción que
proponemos es más ventajosa porque considera las correlaciones
no lineales, a diferencia de otros métodos que, por ejemplo, usan
funciones de auto-correlación. La idea es realmente simple: dada
una medición Xi, el valor de τ óptimo será aquel que genere nueva
información con respecto a Xi + τ. Siguiendo esta idea, lo común es
seleccionar el primer mínimo en el gráfico de I(τ) en función de τ
(figura 4.5). Es importante saber que en muchos casos no se nece-
sita un valor exacto de τ, sino uno aproximado (Hegger et al., 1999,
p. 413; Zonghua, 2010).
4. series Temporales 139
55
Información mutua promedio (bits)
4 50
3,5 45
Figura 4.5. a. Cálculo de la información mutua para una serie temporal con comportamiento
caótico que muestra el primer mínimo en τ = 3; y b. aplicación del método de los falsos
vecinos en la misma serie temporal con un mínimo en m = 3 y un porcentaje de 7,5 %.
Fuente: elaboración propia.
Fisiológica Matemática
Complejidad
PERIÓDICO ALEATORIO
δxi ( t ) λit
=2 ( t → ∞) . (4.1)
δxi ( t 0 )
o como
1 δxi ( t )
λ i = lim log 2 . (4.2)
t →∞ t δxi ( t 0 )
k
D KY = k + ∑λ
k=1
i λk +1 (4.3)
1 N
F(n) 2 =
N
∑ (Y(k) − ˆy
k=1
n (k) )2 . (4.5)
1
y(k)
-1 k
Figura 4.7. Representación del proceso DFA. En cada una de las ventanas, como base
para efectuar el detrending, se aplica una regresión que puede ser lineal o polinómica.
Fuente: elaboración propia.
4. series Temporales 145
1/q
1 2 Ns 2 q/ 2
F q (n ) = ∑ [F (n, v) ] . (4.7)
2 Ns v = 1
f ( α ) = q ⋅ α − τ(q) . (4.9)
15
10
5
0
-5
-10
-15
-20
-25
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22
CHAOS NOISE BROWN PINK
Figura 4.8. Comportamiento de f(α) y τ(q) versus α para varios tipos de series
temporales: caos (chaos), ruido blanco (noise), comportamiento browniano (Brown) y
ruido rosa (pink).
Fuente: elaboración propia.
4. series Temporales 147
0 Xi ≤ X
Xi =
;
1 Xi ≥ X
0 X i ≤ X i −1
Xi = .
1 X i ≥ X i −1
0,75
LZ Complejidad
0,70
0,65
0,60
< = 14 15-19 20-24 26-30 30-35 36-40
Semanas de embarazo
Antecedentes familiares
de hipertensión
0,90 SÍ
NO
0,85
0,80
α2
0,75
0,70
< = 14 15-19 20-24 26-30 30-35 36-40
Semanas de embarazo
Figura 4.9. a. Variación de los valores de LZ, b. variación de α2 con relación al tiempo
de embarazo. Se consideró el número de hijos y los antecedentes familiares de hipertensión,
respectivamente. Las barras de error se corresponden con el error estándar.
Fuente: Adaptado de Tejera, 2010, p. 72.
1 nim
ApEn(m, r, N) = ln . (4.11)
N −m nim + 1
N −m
∑n
i =1
'm
i
SE(m, r, N) = ln N− m
. (4.12)
∑
i =1
ni' m+ 1
1,20
50-59
1,15 40-49
1,10 60-69
1,05 70-79
1,00
0,95
0,90
0,85
0,80
0 5 10 15 20
SCALE (τ)
Figura 4.10. a. Comportamiento medio del perfil MSE para diferentes grupos de edad
en condiciones sin arritmia, y b. comportamiento medio del perfil MSE en edades
extremas para ambos grupos, normal y arrítmico.
Fuente: Adaptación de Tejera et al. (2010).
A pesar de lo dicho antes, los índices con que se cuenta son aplicados
en diversos casos biológicos. En la figura 4.11 se representa la varia-
ción de ApEn durante el embarazo. Se observa que, de manera simi-
lar a como se representó en la figura 4.9, la complejidad disminuye;
pero la complejidad también disminuye en los estados patológicos
con respecto al embarazo normal (Salazar et al., 2004; Plain, 2008).
De hecho, la pre-eclampsia se corresponde con el estado de menor
complejidad y es, a su vez, el estado que más pone en peligro a la
madre y al feto.
También es posible hablar de relaciones entre ApEn y el sistema
nervioso autónomo. El índice LF/HF es un indicador del control
154 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
a. 1,4 Hipertensión b.
Pre-eclampsia 1,4
Normal
1,3
1,3
ApEn
ApEn
1,2 1,2
R²Linear = 0.443
1,1 1,1
<=14 15-19 20-24 26-30 30-35 36-40 1 2 3 4 5 6
Semanas de embarazo LF/HF
Figura 4.11. a. Variación de la ApEn con respecto al tiempo de embarazo para diferentes
estados patológicos, y b. relación entre ApEn y el índice simpático-vagal.
Fuente: Adaptación de Tejera et al. (2012).
Y,S
y5
Y máx
y3 S6
S6 S6 y11 S6
y1 y6 S5
S5
S4 S4
y10
S4
S3 y9
y4 y7 S3 S3
∆Y S2 S2 y12 S2
y2
y8 S1 S1
Y min S1
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
a. b.
6
n 1 6
n n 1
n
2
n 2
5 n
n 5
n
3
n 4 3
n n 4
n
m −1 m
2
MSTA(τ) =
m(m − 1 )
∑∑Γ a b> a
a, b(τ ). (4.14)
Bibliografía
Andrés, D.S.; I.M. Irurzun, J. Mitelman y E.E. Mola (2006): «Increase in
the Embedding Dimension in the Heart Rate Variability Associated
with Left Ventricular Abnormalities», Applied Physics Letters, vol. 89,
pp. 111-113.
Aoyagi, N.; Z.R. Struzik, K. Kiyono y Y. Yamamoto (2007): «Autonomic
Imbalance Induced Breakdown of Long-range Dependence in Healthy
Heart Rate», Methods of Information in Medicine, vol. 46, pp. 174-178.
Barabási, A.L. (2009): «Scale-free Networks: A Decade and Beyond», Scien-
ce, vol. 325, pp. 412-413.
Casdagli, M. (1997): «Recurrence Plots Revisited», Physica, Elsevier, vol.
108, pp. 12-44.
158 Complejidad y auto-organización de patrones naturales
g
Sobre los autores
Juvencio A. Betancourt-Mar
Tampico, Tamaulipas, 1967
Máster en Ciencias Químicas. Es Presidente del Mexican Institute of
Complex Systems en Tampico. Sus líneas de investigación se centran
en sistemas complejos, específicamente en el área de estudios teóricos
de cronoterapia y formación de patrones de crecimiento.
Elena Izquierdo-Kulich
La Habana
Doctora, graduada de Ingeniería Química en el Instituto Superior Poli-
técnico (ISPJAE). Jefa del Departamento de Química-Física de la Facultad
de Química de la Universidad de La Habana, donde es conferencista de la
química-física de las superficies y colides y de métodos estocásticos.
g
Esta edición de
Complejidad y auto-organización de patrones naturales,
de José Manuel Nieto-Villar (coord.),
Elena Izquierdo-Kulich, Juvencio A. Betancourt-Mar
y Eduardo Tejera Puente, consta de 1 000 ejemplares
y se terminó en 2013.