PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
ESCUELA DE GOBIERNO Y POLÍTICAS PÚBLICAS
“Más vale prevenir que lamentar”
Una aproximación al programa de prevención de la violencia familiar y sexual del
Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables denominado:
“Facilitadoras en Acción”
Tesis para optar el Grado de Magíster en Ciencia Política
con mención en Políticas Públicas y Gestión Pública
Autora:
Lic. Katherine Salas Lozano
Asesora:
Mg. Mercedes Crisóstomo Meza
Jurado:
María Rosa Alayza Mujica
Stephanie Rousseau
Lima – Perú
2014
1
Dedicado a Lila, mi
querida madre y
amiga.
2
INDICE
LISTA DE ACRÓNIMOS 3
INTRODUCCION 4
1. Aproximación conceptual: las políticas públicas y la violencia contra las
mujeres 10
1.1 Políticas públicas: una nueva visión para nuevos escenarios 10
1.2 Las políticas públicas y el enfoque de género 14
1.3 Violencia especialmente dirigida contra las mujeres: una mirada desde la
estadística y la teoría 18
1.4 La participación comunitaria: como espacio de acción colectiva para
prevenir la violencia contra las mujeres 25
1.5 Marco institucional y legal de violencia contra las mujeres 26
2. La articulación entre el Estado y la Sociedad Civil para la prevención de la
violencia contra las mujeres: el Estado de la Cuestión 32
2.1 Experiencias de participación comunitaria desde el Estado en A. Latina 33
2.2 Experiencias de participación comunitaria desde el Estado en el Perú 41
3. Estudio del Programa Facilitadoras en Acción 45
3.1 Presentación del Programa Facilitadoras/es en Acción 46
3.2 Presentación del Programa Facilitadoras en Acción en el distrito de Villa
María del Triunfo 62
4. Facilitadoras en Acción: interacciones y dinámicas en el Programa 70
4.1 Caracterización de actores e instituciones involucradas 70
4.2 Dinámicas de los actores del Programa 85
4.3 “Más que prevenir, atender” 92
5. CONCLUSIONES 102
6. BIBLIOGRAFÍA 107
3
LISTA DE ACRÓNIMOS
CEM: Centro Emergencia Mujer.
CEDAPP: Centro de Desarrollo y Asesoría Psicosocial.
COMUDENA: Comité Municipal por los Derechos de los Niños, Niñas y
Adolescentes.
ENDES: Encuesta Demográfica y de Salud Familiar.
MIMDES: Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social.
MIMP: Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
MINEDU: Ministerio de Educación
MINJUS: Ministerio de Justicia
MINSA: Ministerio de Salud
MINTRA: Ministerio de Trabajo
ONGs: Organizaciones No Gubernamentales.
OPS: Organización Panamericana de Salud.
OSB: Organizaciones Sociales de Base.
PNCVFS: Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual.
PROMUDEH: Ministerio de la Promoción de la Mujer y del Desarrollo
Humano.
UPPIFVFS: Unidad de Prevención y Promoción Integral frente a la
Violencia Familiar y Sexual.
UGIGC: Unidad de Generación de Información y Gestión del
Conocimiento.
VMT: Villa María del Triunfo
4
INTRODUCCION
La violencia familiar especialmente dirigida contra las mujeres es un
problema de salud pública que afecta tanto a los individuos como a las
sociedades, porque se constituye como una violación de los derechos
fundamentales de las personas, impidiendo la construcción de relaciones
democráticas al interior de una familia y/o comunidad. Según el Estudio
Multicéntrico de la Organización Mundial de la Salud sobre “Salud de la mujer
y violencia doméstica contra la mujer”, las mujeres corren mayores riesgos de
experimentar la violencia en sus relaciones íntimas que en cualquier otro lugar.
Ante ello, en el Perú a través de la Ley 26260, Ley de Protección contra la
Violencia Familiar, se incentiva la creación de propuestas más eficaces en
cumplimiento a los compromisos internacionales que ha asumido el Estado,
sobre derechos humanos, a fin de adoptar medidas oportunas para prevenir,
procesar y castigar la violencia ejercida contra las mujeres.
En ese sentido, este trabajo se basa en el estudio de una experiencia de
participación comunitaria orientada desde el Estado hacia la Sociedad Civil
denominada: “Facilitadoras en Acción” promovida por el Ministerio de la Mujer
y Poblaciones Vulnerables a través de su servicio denominado Centro
Emergencia Mujer a nivel nacional. A través del programa “Facilitadoras en
Acción” se promueven estrategias contra la violencia familiar y sexual, sin
5
embargo, para fines de esta investigación me centré en estudiar sólo lo
relacionado a la violencia familiar especialmente dirigida contra las mujeres.
El objetivo general de este estudio fue estudiar al Programa
Facilitadoras en Acción como una de las primeras experiencias de
participación comunitaria orientadas desde el Estado hacia la Sociedad Civil en
el distrito de Villa María del Triunfo. Los objetivos específicos fueron: i)
Conocer el desarrollo del programa Facilitadoras en Acción; ii) Identificar el
proceso de participación comunitaria orientada desde el Estado hacia la
sociedad civil en las tareas de prevención de la violencia contra la mujer y iii)
Determinar el grado de consolidación del programa.
La hipótesis de este estudio fue que “el Programa Facilitadoras en
Acción incentiva la participación comunitaria de mujeres y varones líderes y
lideresas de organizaciones sociales de base en el distrito de Villa María del
Triunfo, promoviendo cambios de actitudes y comportamientos sobre la
violencia contra las mujeres, porque se constituye como una de las primeras
experiencias de participación comunitaria orientada desde el Estado hacia la
sociedad civil”.
Para investigar la experiencia de participación comunitaria, que además
es compleja y reciente en la mayoría de distritos de Lima Metropolitana, fue
6
necesario utilizar una metodología cualitativa. En este sentido, las técnicas
específicas de recolección de información fueron las entrevistas semi-
estructuradas y la revisión de fuentes secundarias (folletos, revistas y
periódicos).
Asimismo, la selección de informantes fue vital para la realización de la
investigación, por ello se entrevistó a tres tipos de actores:
a. Funcionarias del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables
(directoras, coordinadora, psicóloga y comunicadora social), quienes
conforman el área técnica del programa y son las responsables de
implementar la política. Se entrevistó a un total de 7 funcionarias.
b. Promotora de campo del Programa Facilitadoras en Acción, quien se
encarga de realizar el acompañamiento y/o trabajo coordinado con las
facilitadoras. Se entrevistó a una promotora.
c. Facilitadoras y/o facilitadores del Programa, quienes cumplen la función
de agentes preventivos en sus espacios locales detectando posibles
casos de riesgo. Se entrevistó a 8 facilitadoras y 2 facilitadores
teniendo como resultado un total de 10 entrevistas realizadas a los y las
facilitadoras del programa.
Es preciso mencionar que para la selección de facilitadoras y/o
facilitadores, se tomó en cuenta, el tiempo de permanencia en el programa
7
(más de 2 años) y la disponibilidad de tiempo para la entrevista. En conclusión,
para la investigación de esta tesis se entrevistó a 18 personas.
En cuanto a las entrevistas realizadas a las funcionarias y a la promotora
de campo, ninguna accedió a que esta fuese grabada, por ello se tomaron
apuntes y notas de diálogo. Sobre las entrevistas realizadas a las facilitadoras
y/o facilitadores, un grupo (6) permitió que la entrevista fuese realizada por
teléfono, aduciendo cuestiones de tiempo. El otro grupo (4) fue entrevistado en
su domicilio. La totalidad de los entrevistados prefirió mantener en reserva su
identidad. Para fines prácticos, en esta investigación denominaré a las
facilitadoras y facilitadores entrevistados bajo el nombre de “Informante 1” y a
las funcionarias y servidoras públicas “Funcionaria 1” y “Servidora 1” y así
sucesivamente. Asimismo, colocaré la fecha de realización de la entrevista,
cuidando de proteger el nombre de los entrevistados y entrevistadas.
La teoría de las políticas públicas sirvió de guía para la realización de este
trabajo, puesto que implica la articulación de actores y siendo un actor
importante la Sociedad Civil, me permito analizar la participación comunitaria
que defino como un espacio de acción colectiva para prevenir la violencia
contra las mujeres. En ese contexto, he analizado los aportes de Thoening y
Meny (1989), Lemieux (1995) y Dye (1984), entendiendo a una política pública
como un conjunto de actividades orientadas hacia la solución de problemas
8
públicos, en la que intervienen actores políticos con interacciones
estructuradas que evolucionan a lo largo del tiempo.
Para el “Estado de la Cuestión”, mi interés estuvo centrado en describir las
experiencias de participación comunitaria orientadas desde el Estado hacia la
Sociedad Civil en materia de prevención de la violencia contra las mujeres de
la región latinoamericana y el Perú.
La investigación de la tesis fue realizada en el distrito de Villa María del
Triunfo durante el año 2012, se escogió este distrito debido a cuatro motivos:
a) el distrito presenta una alta prevalencia de violencia contra las mujeres, b)
presenta un grupo de facilitadoras y facilitadores con alto grado de
permanencia en el programa, c) presenta la cuota de género integrando a casi
la misma cantidad de varones que mujeres y d) porque es uno de los distritos
pioneros donde se implementó el Programa. En el capítulo denominado
“Estudio del Programa Facilitadoras en Acción” profundizare la presentación
del programa en este distrito.
Las preguntas que guiaron mi investigación y que mediante este
documento quedan absueltas son ¿cómo se ha desarrollado el programa
Facilitadoras en Acción? ¿Cómo se desarrolla el proceso de participación
comunitaria orientado desde el Estado hacia la sociedad civil para prevenir la
9
violencia contra las mujeres? y ¿cuál es el grado de consolidación de esta
experiencia?
Este informe de tesis está dividido en cuatro capítulos. En el primero se
presenta una aproximación conceptual de las políticas públicas que sirven de
guía para el desarrollo de la tesis; en el segundo se presenta el estado de la
cuestión de las experiencias de participación comunitaria orientada desde el
Estado hacia la Sociedad Civil en materia de prevención de la violencia contra
las mujeres en la región latinoamericana y el Perú; en el tercer capítulo se
realiza un estudio básico del programa a nivel nacional y particularmente en el
distrito de Villa María del Triunfo y en el capítulo cuarto se estudia la
interacción entre los actores e instituciones involucradas en el Programa, con
la finalidad de exponer su dinámica y consolidación. Finalmente, planteo
algunas conclusiones.
10
1. APROXIMACIÓN CONCEPTUAL: LAS POLÍTICAS PÚBLICAS Y LA
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
“Una política pública está conformada por actividades
orientadas hacia la solución de problemas públicos, en
la que intervienen actores políticos con interacciones
estructuradas y que evolucionan a lo largo del tiempo”
(Lemieux, 1995:7).
A continuación, se presentaran las reflexiones teóricas que fueron útiles
para el análisis del programa Facilitadoras en Acción desde la perspectiva de
las políticas públicas. A manera de introducción planteo el concepto planteado
por Lemieux sobre lo que debe entenderse por política pública, delimitando
que tipo de problemas y actores deben considerarse. Asimismo, muestro los
aportes de Alza y las coincidencias entre Dye y Thoening y Meny sobre la
responsabilidad del Estado en la implementación de políticas públicas.
Finalmente, en base a los aportes citados, planteo una aproximación
conceptual que guiará mi análisis.
1.1 Políticas públicas: una nueva visión para nuevos escenarios
Una de las definiciones más usadas señala que una política pública es
“el resultado de la actividad de una autoridad investida de poder público y de
11
autoridad gubernamental” (Thoening y Meny, 1989:130). Mientras otro autor
amplia el concepto señalando que “una política pública está conformada por
actividades orientadas hacia la solución de problemas públicos, en la que
intervienen actores políticos con interacciones estructuradas y que evolucionan
a lo largo del tiempo” (Lemieux, 1995:7). Ambos autores concuerdan que la
política pública es el resultado de una acción gubernamental que se dirige a la
solución de problemas públicos, entonces ¿qué debemos entender por
problema público?
Respondiendo a esta pregunta, Subirats considera que cuando
hablamos de un problema público, nos referimos a “la situación que se juzga
políticamente como problemática y es objeto de un debate público” (Subirats,
2008:131). Bajo esta idea, diremos que en nuestra sociedad, la política y los
que hacen de ella una actividad, son los encargados de juzgar ¿Cómo?
¿Cuándo? ¿Qué? y ¿Por qué? un hecho cotidiano que alcanza legitimidad y
es centro de preocupación por la comunidad, puede ser considerado e incluido
en el debate político.
Mientras que para la mayoría de ciudadanos, la idea resulta más simple,
pues cualquier hecho que los afecte podría considerarse como un problema
“público”, sin embargo, no necesariamente coincidirán en una definición exacta
del problema y por ende tampoco en qué tipo de estrategias deben
12
implementarse para resolverlo. Por ejemplo, para la señora “A” el aumento en
los precios del balón de gas necesariamente la afecta, pero para la persona
“B” que cocina a leña, ese no sería un problema sino la falta de recursos
económicos para vivir diariamente y para el señor “C” la falta de empleo es la
causa de sus principales problemas. En las situaciones previas ¿cuál de los
tres ejemplos sería un problema público? aquel que afecta a un grupo social
determinado, como el caso “B” o “C” o aquel que afecta a un grupo social
determinado y además está puesto en agenda pública como el caso “A”. Pues
“a diferencia de lo que creían los primeros analistas de problemas sociales, los
hechos nunca hablan por sí mismos, pues requieren de un intérprete y en el
mejor de los casos de un analista” (Alza, 2010: 60).
Cierto es, que el problema de la violencia contra las mujeres no solo
está en la agenda pública sino que también habla por los medios y a través de
las víctimas. Tal pareciera que lo más importante es problematizar antes de
crear política. Por su lado, Dye y Thoening y Meny, no solo abordan la
importancia de definir el problema público a la hora de crear políticas públicas,
también suponen concebir al Estado como el encargado y responsable de
solucionar estos problemas.
Entonces, cabe preguntarse ¿quién o quiénes deben tomar las
decisiones para crear una política pública? o mejor aún, ¿sobre quién o
13
quiénes recae la responsabilidad de hacerlo? Al respecto, Majone (1997)
sugiere que “actuar es tomar decisiones”. “La efectividad de la decisión
política, radica en que esta sea realizable y legitima por parte de las
autoridades competentes y/o funcionarios públicos, ya que en la política no
basta nunca con la decisión, aunque sea una decisión correcta […] las
decisiones deben ser legitimadas, aceptadas y puestas en práctica” (Majone,
1997:35). Como sugiere el autor, una decisión involucra una serie de
interacciones entre el intelecto y la capacidad que tenga el gobernante para
decidir y actuar, ya que al final el político y/o funcionario a cargo de la política,
será quien asuma la responsabilidad social, política y económica que desate
su decisión. Esta decisión tiene a su vez que estar orientada a resolver de
forma eficiente el problema público y ser legitimada por quienes se ven
afectados directa e indirectamente, refiriendome a la Sociedad Civil en general.
Para efectos de esta investigacion a los actores e instituciones involucradas en
el Programa que esta tesis analiza.
De ese modo, entendiendo qué es un problema público y quiénes son
los responsables de aplicarlo legitimando su implementación, para el análisis
de esta tesis tomaré una definición concreta formulada por Dye, para quien
“política pública es todo aquello que los gobiernos deciden hacer o no hacer”
(Dye, 1972:18 y 1984: 1). Esto supone situar en un mismo plano tanto la
acción gubernamental, como la inacción; desde la hipótesis de que esta última
14
puede alcanzar un impacto sobre la sociedad tan importante como el de la
primera.
Por ello, concluyo que la política pública procede de un complejo
sistema de decisiones, de múltiples actores, que actúan con estilos y formas
diferentes que se complementan mediante el diálogo y la legitimidad que le
dan sus protagonistas. Ahora bien ¿qué relación tiene esta teoría frente a la
violencia contra las mujeres? a continuación una aproximación conceptual del
tema.
1.2 Las políticas públicas y el enfoque de género
La Organización de los Estados Americanos, plantea que las políticas públicas
con enfoque de género son “las estrategias y acciones concretas orientadas a
modificar las desigualdades de género, tanto en acciones destinadas a la
población en su conjunto como a iniciativas tendientes a corregir la
discriminación que sufren las mujeres y a afirmar sus derechos”1.
1OEA - Curso de Género y Liderazgo Político en el contexto Latinoamericano y del Caribe - 4ta. Edición.
Módulo III: Políticas implementadas y lecciones aprendidas.
15
En ese sentido, la teoría dice que un Estado que incorpora el enfoque de
género a las políticas públicas se caracteriza por: “considerar las diferencias
entre géneros, las relaciones entre mujeres y hombres y sus diferentes
realidades sociales, roles, espacios que ocupan, etc.; evaluar los efectos sobre
mujeres y hombres, en forma diferenciada, de las políticas, programas y
medidas legislativas (nuevas o existentes); analizar y evaluar el control de
recursos en mujeres y hombres; visualizar y dimensionar las diferentes
problemáticas, condiciones y necesidades de mujeres y hombres, así como la
forma en que les afectan, de manera diferenciada” (OEA, 2011:18).
De lo anterior, se entiende que cuando hablamos de una política pública
diseñada e implementada en base a un tratamiento especial y diferenciado
según las necesidades de hombres y mujeres, respetando las características
específicas de su condición y sus relaciones sociales, estaremos hablando de
una política pública con enfoque de género.
Entonces, surge una pregunta, ¿qué tipo de relaciones sociales deben
considerarse? Para la teórica feminista Marcela Lagarde (1996) los Estados a
la hora de establecer políticas deberían tomar en cuenta las “relaciones
sociales intergenéricas (entre personas de géneros diferentes) e intragenéricas
(entre personas del mismo género) privadas y públicas, personas, grupales y
colectivas, íntimas, sagradas, políticas (…) analizando desde luego las
16
instituciones civiles y estatales, tradicionales, informales y formales, educativas,
de comunicación, sanitarias, religiosas, de gobierno, judiciales, así como los
tribunales y todos los mecanismos pedagógicos de enseñanza genérica”
(Lagarde, 1996:14).
De lo anterior, se aprecia que estos tipos de relaciones sociales forman
parte de un sistema complejo que implica la transversalización2 del enfoque de
género en el diseño y gestión de las políticas públicas nacionales y sub
nacionales. Por lo que, el estudio del análisis de género entre hombres y
mujeres debe estar sujeto no solo a las relaciones sociales, económicas,
culturales y políticas en la actualidad, sino también a las relaciones sociales
pasadas que obedecían a costumbres y mitos que desarrollaron políticas
discriminatorias contra las mujeres y afianzaron el rol masculino de poder y
dominación.
Entonces, me pregunto ¿por qué los Estados deben plantear políticas
públicas con enfoque de género? Los Estados, deben asumir el enfoque de
2 Entiéndase por transversalización de género: “el proceso de valorar las implicaciones que tiene para los
hombres y para las mujeres cualquier acción que se planifique, ya se trate de legislación, políticas o
programas, en todas las áreas y en todos los niveles. Es una estrategia para conseguir que las
preocupaciones y experiencias de las mujeres, al igual que las de los hombres, sean parte integrante en
la elaboración, puesta en marcha, control y evaluación de las políticas y de los programas en todas las
esferas políticas, económicas y sociales, de manera que las mujeres y los hombres puedan beneficiarse
de ellos igualmente y no se perpetúe la desigualdad”. Fuente: Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas (ECOSOC). Consultada: 04 de febrero de 2014.
http://www.ilo.org/public/spanish/bureau/gender/newsite2002/about/defin.htm
17
género, de acuerdo a lo sugerido por Lagarde, en la medida que le permite
analizar a las mujeres y a los hombres como sujetos dinámicos y cambiantes
dentro de la sociedad, funcionando de manera independiente pese a sus
diferencias biológicas, estableciendo espacios democráticos en los cuales
todos y todas sean considerados y consideradas ciudadanos y ciudadanas con
el ejercicio pleno de sus derechos, plasmados en la constitución. Asimismo,
como lo manifiesta Lagarde, “la propuesta de género implica una redistribución
de los poderes sociales, la transformación de los mecanismos de creación y
reproducción de esos poderes, para deconstruir la opresión y la enajenación de
género y crear poderes democráticos, la construcción de procesos para
mejorar la calidad de vida de mujeres y hombres y para desarrollar opciones
sociales dignas y una cultura que se corresponda con el nuevo paradigma que
pone en el centro lo humano compuesto por las mujeres y los hombres, la
igualdad y la equidad como los principios de las relaciones de género y la
construcción de calidad de vida y libertad” (Lagarde, 1996:37).
En función a lo anterior, el enfoque de género le exige a los Estados,
entre otros cambios, trabajar sobre una cultura de prevención que permita
cambios en los patrones socio culturales de la sociedad, sin embargo, las
políticas preventivas en materia de género se centraron principalmente en
18
disminuir la violencia especialmente dirigida contra las mujeres3, lejos de
desarrollar acciones de prevención.
1.3 Violencia especialmente dirigida contra las mujeres: una mirada desde la
estadística y la teoría
El 20 de diciembre de 1993, la Asamblea General de las Naciones
Unidas aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la
mujer, entendiendo que la violencia contra la mujer “es todo acto de violencia
basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como
resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así
como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la
libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”4.
Asimismo, Dador señala que la violencia contra la mujer es “una
vulneración de los derechos humanos, expresión del poder, dominio y control
que se ejerce sobre sus cuerpos y vidas; como tal, restringe el goce de los
derechos a la igualdad, la libertad, la autonomía y la integridad” (Dador,
3 En concordancia con los tratados y compromisos internacionales ratificados y asumidos en materia de
violencia contra las mujeres por el Estado Peruano, dialogando con la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, CEDAW, etc.
4 Articulo N°1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.
19
2004:14). La misma se constituye como un problema de salud pública que
compromete a todos y a todas las personas, ciudadanos, autoridades,
instituciones, etc. Pues si las estadísticas en los años 90 señalaban que “al
menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, obligada a mantener
relaciones sexuales o sometida a algún otro tipo de abusos en su vida, y por lo
general, el autor de los abusos es un familiar o un conocido”5 (Heisse,
1999:01). En la actualidad el incremento de esa cifra es alarmante. En el caso
del Perú, de conformidad con los datos registrados por el Ministerio de la Mujer
y Poblaciones Vulnerables, en los últimos diez años se han atendido a 306, 535
mujeres víctimas de violencia familiar y 37,982 víctimas de violación sexual en
los servicios de atención especializados denominados Centros Emergencia
Mujer a nivel nacional. En el mismo sentido, las cifras publicadas por la ENDES
2012, dan cuenta que el 37,2 % de las mujeres alguna vez unidas6
manifestaron que fueron víctimas de violencia física y sexual por parte de su
esposo o compañero, como empujones, golpes, patadas, ataques o amenaza
con cuchillo, pistola u otra arma y a tener relaciones sexuales sin su
consentimiento o realizar actos sexuales que ella no aprobaba; mayor
ocurrencia fue en mujeres de 40 a 49 años de edad (42 %), divorciadas,
separadas o viudas (56,8%), sin educación (42,1%) y con educación
secundaria y primaria (39,4%), situadas en el área urbana (38%), sierra (39,3
%) y selva (38,8 %) y en los departamentos de Cusco y Apurímac (51,8 % y
50,3 %) respectivamente.
5Según un estudio basado en 50 encuestas de todo el mundo.
6 Entiéndase por mujeres “alguna vez unidas” a las mujeres casadas, convivientes, divorciadas,
separadas o viudas.
20
Por lo tanto, ¿cuál es el discurso que se plantea sobre la violencia
especialmente dirigida contra las mujeres en nuestro país? tal como lo
menciona Norma Fuller (2010) en relación a la violencia familiar especialmente
dirigida contra las mujeres en el marco de las relaciones conyugales “los
discursos sobre la violencia conyugal han cambiado significativamente y esto
se relaciona con la demanda de mujeres y varones de mayor equidad en las
relaciones entre los géneros y con la pérdida de legitimidad del predominio
masculino y del uso de la violencia física para imponer disciplina o sancionar”
(Fuller, 2010: 25). De acuerdo a lo anterior, cada vez mayor una cantidad de
mujeres, reaccionan ante el impacto de la violencia contra las mujeres,
identificando la problemática, sus causas y la posible solución, sin embargo,
Fuller sugiere que aun las políticas no pueden concluir que sobre violencia todo
está dicho, pues todavía hay mucho que decir y sobre todo mucho que hacer.
Ahora bien, es preciso abordar un tema particular que actualmente se
reconoce como la forma más extrema de violencia contra las mujeres: el
feminicidio7. En el Perú, la Resolución Ministerial N°110-2009-MIMDES
expedida el 6 de marzo de 2009 que dispone la creación e implementación del
Registro de Victimas de Feminicidio, lo considera como el homicidio de mujeres
cometido, presuntamente, por la pareja o ex pareja de la víctima; por cualquiera
de las personas comprendidas en la Ley de Protección frente a la violencia
7 Durante la investigación no se encontraron casos de feminicidio en el distrito del Villa María del Triunfo,
sin embargo, fue pertinente abordarlo teóricamente, en la medida que complementa el estudio sobre
violencia contra las mujeres.
21
familiar8 o por alguna persona desconocida por la víctima, siempre que el
homicidio revele discriminación contra las mujeres.
En la región latinoamericana, países como Colombia, Guatemala,
México, Chile y El Salvador también han aprobado leyes específicas para
sancionarlo. Así en ese camino, el 27 de diciembre de 2011 el Congreso de la
República del Perú oficializó la Ley 29819 que modifica el artículo 107 del
Código Penal para incluir la figura del feminicidio, debido a que en ese
entonces no existía un tipo penal que sancione este tipo de crímenes hacia las
mujeres y por lo tanto se le confundía con homicidio por emoción violenta o por
el delito de parricidio.
Si bien esta ley supuso un importante hito frente a la problemática de la
violencia contra las mujeres, resultaba incompleta, pues no tenía en cuenta que
el autor podría ser simplemente un acosador, un vecino o ex enamorado. Hasta
que el pleno del Congreso de la República aprobó el 30 de mayo de 2013, su
modificación incorporando el artículo 107°- A al Código Penal y sustituyendo
8 Articulo N° 2 – Definición sobre violencia familiar: a) Cónyuges, b) Ex cónyuges, c) Convivientes, d) Ex
convivientes, e) Ascendientes, f) Descendientes, g) Parientes colaterales hasta el cuarto grado de
consanguinidad y segundo de afinidad, h) Quienes habitan en el mismo hogar, siempre que no medien
relaciones contractuales o laborales, i) Quienes hayan procreado hijos en común, independientemente
que convivan o no, al momento de producirse la violencia, j) Uno de los convivientes y los parientes del
otro hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, en las uniones de hecho.
22
los artículos 107°, 46°- B y 46°-C del mismo código y el artículo 46° del Código
de Ejecución Penal, con el objeto de brindar mayor protección a las mujeres
víctimas.
En ese contexto, es necesario entender que el concepto de feminicidio
no es restrictivo o dirigido a un tipo de víctima y/o agresor, tal como lo señalaba
Meléndez (2005) “el feminicidio se constituye como un crimen de
características específicas. No tiene actores ni coyunturas determinadas
estrictamente; es decir, que no existe un perfil único de víctima. Todas las
mujeres, sin importar edad ni nivel socioeconómico, están expuestas a esta
violencia; la cual se inscribe en un contexto cultural de discriminación y
violencia contra las mujeres” (Meléndez, 2005:21).
El Estado y la Sociedad Civil en colaboración y/o coordinación han
desarrollado estrategias y acciones que atienden esta problemática desde el
punto de vista de la erradicación, sanción y/o rehabilitación del agresor, pero
sobre todo desde el desarrollo de acciones preventivas que se orienten a
terminar con los patrones culturales que legitiman y exacerban la violencia
contra las mujeres, creando espacios de participación comunitaria, donde se
complementan el trabajo de uno y de otro sumando esfuerzos para la atención
y prevención de la violencia contra las mujeres.
23
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos normativos y/o acciones de la
Sociedad Civil en su conjunto, “para inscribir el crimen feminicidio en el léxico
de la ley (Derecho Penal Internacional) dos requisitos se muestran necesarios.
El primero de ellos es identificar una dimensión plenamente genérica y
sistemática de estos crímenes y el segundo, la tarea de redefinir la guerra a
partir de los nuevos escenarios bélicos que se multiplican en el mundo
contemporáneo (…) es decir, debemos desarrollar una estrategia retórica que
convenza a jueces, fiscales y público de que los feminicidios son crímenes
contra un genus” (Segato, 2010:5).
Segato, se reafirma en su “convicción de que es necesario llevar la
categoría de feminicidio a rango equivalente al de genocidio”9, entendiendo que
ello requiere un esfuerzo jurídicamente posible. Desde otra perspectiva,
Lagarde ha adaptado el término femicide y habla de feminicidio y de violencia
feminicida:
“La aplicación de la Ley implica una transformación y una
profesionalización institucionales sin precedentes, indispensable en
esta política gubernamental innovadora (…) la violencia contra la
mujer es una ofensa a su dignidad y una manifestación de las
relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y
mujeres (…) por eso, la construcción de la igualdad es la vía para
9Segato, Rita, 2007 “Qué es un feminicidio. Notas para un debate emergente”. Departamento de
Antropología, Universidad de Brasilia. Brasilia.
24
garantizar la aspiración legítima y legal de las mujeres a una vida
libre de violencia” (Lagarde, 2012: 235-237).
Monárrez por su lado, manifiesta que el feminicidio es un tipo de
violencia sistémica, que integra elementos culturales, políticos, económicos y
religiosos: “el feminicidio sexual sistémico es el asesinato de una niña/mujer
cometido por un hombre, donde se encuentran todos los elementos de la
relación inequitativa entre los sexos: la superioridad genérica del hombre frente
a la subordinación genérica de la mujer, la misoginia, el control y el sexismo.
No sólo se asesina el cuerpo biológico de la mujer, se asesina también lo que
ha significado la construcción cultural de su cuerpo, con la pasividad y la
tolerancia de un estado ausente” (Monárrez, 2009:10).
Tomando en cuenta la teoría sobre violencia antes planteada, concuerdo
con Segato cuando define la violencia contra las mujeres como: “los crímenes
cometidos en la frontera de género, los que ocurren en contextos
interpersonales y también aquellos perpetrados por agentes cuyos móviles son
de orden personal (…) siendo necesario también, por otro lado, llevar la
categoría de feminicidio al rango de femigenocidio para incluirla en el fuero
internacional que se ocupa de los crímenes de lesa humanidad y genocidio”.10
10Encuentro Mesoamericano de Estudios de Género y Feminismos, 4-6 mayo de 2011, Ciudad de
Guatemala.
25
1.4 La participación comunitaria: como espacio de acción colectiva para
prevenir la violencia contra las mujeres
En el marco de las teorías de las políticas públicas, el rol que debe tener
el Estado, implica la articulación con los distintos actores de la sociedad,
generando diálogo y configurando una política pública de acorde a los intereses
de todos y todas. Por ello, siendo la Sociedad Civil11 un actor importante en la
comunidad, para esta tesis analizo la participación comunitaria como un
espacio de acción colectiva para prevenir la violencia contra las mujeres.
Algunos autores, definen la participación comunitaria como: “un conjunto
de acciones que despliegan diversos sectores comunitarios, en la búsqueda de
soluciones a sus necesidades específicas estando ligada al desarrollo
comunitario de un sector o un grupo comunitario que tiene como eje el
mejoramiento de las condiciones de vida en la comunidad” (Montaño, 2005:7).
Asimismo, en esa misma línea, Aguilar la entiende como “el proceso social en
virtud del cual grupos específicos de población, que comparten alguna
necesidad, problema o centro de interés y viven en una misma comunidad,
tratan activamente de identificar necesidades, problemas o centros de interés,
11Entiéndase Sociedad Civil como “una esfera de interacción social entre la economía y el Estado,
compuesta ante todo de la esfera íntima (en especial la familia), la esfera de las asociaciones (en
especial las asociaciones voluntarias), los movimientos sociales y las formas de comunicación pública. La
sociedad civil moderna se crea por medio de formas de auto constitución y auto movilización” (Cohen,
2002:8-9).
26
toman decisiones y establecen mecanismos para atenderlas” (Aguilar,
2001:31).
En las definiciones precedentes, se considera al interior de la comunidad
como el espacio donde los ciudadanos establecen acciones orientadas a
mejorar sus condiciones de vida. De ese mismo modo, ambos autores hace
hincapié en la satisfacción e identificación de las necesidades y/o problemas
específicos dentro de la comunidad y no problemas generales de todos y todas,
pues estos no se considerarían como centros de interés para la creación de
políticas.
En ese sentido, para la reflexión de esta tesis entiendo a la participación
comunitaria como un proceso de involucramiento entre los individuos y su
comunidad con un estilo y forma de trabajo institucional que implica
responsabilidades y la articulación de actores de determinado grupo social en
el marco de la implementación de políticas públicas con enfoque de género.
1.5 Marco institucional y legal de violencia contra las mujeres en el Perú
A nivel internacional, entre los años 1975 – 1985 se dio lugar al Plan de
Acción Mundial para la Promoción de la Mujer, los Estados concentraron su
27
actuación en la temática de violencia familiar, basado en el desarrollo de
programas educacionales y mecanismos para la resolución de conflictos
familiares con la finalidad de garantizar el derecho a la dignidad y a la igualdad
de las mujeres en relación con sus pares. No obstante, estas iniciativas
carecían de un carácter obligatorio y por lo tanto no eran vinculantes.
En 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobó la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra
la Mujer (CEDAW por sus siglas en inglés), obligando a los Estados a
garantizar los derechos de las mujeres y su acceso a los recursos económicos.
Posteriormente, durante la década de los noventa, los avances en
materia de Derechos Humanos especialmente para las mujeres, la población
infantil y adolescente tomó importancia en los diferentes sectores estatales, en
concordancia con los compromisos internacionales asumidos por los Estados,
en ese sentido, en el año 1992 en el 11° Período de Sesiones del Comité de la
CEDAW se emitió la Recomendación General Nº 19 que incluye la violencia
contra la mujer producida por su condición como tal, afectándola de forma
desproporcionada.
28
En 1993, en la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos realizada
en Viena, la violencia fue catalogada como una grave violación a los Derechos
Humanos de las mujeres e incompatible con la dignidad y valor del ser
humano. A partir de ese momento, podemos hablar no solo de una normativa y
marco internacional sobre la violencia contra las mujeres sino también de
definir específicamente cual es el valor jurídico, político y cultural que se
desprende de estas normas.
En 1994, durante el vigésimo cuarto período ordinario de sesiones de la
Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, se aprobó la
Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia
contra la mujer, denominada “Belém do Pará”12, mediante la cual no solo se
garantiza y reconoce el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia,
sino también se obliga a los Estados a prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres.
En 1995, durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer,
celebrada en Beijing se establecieron una serie de objetivos estratégicos
plasmados en doce temas que relacionan a la mujer con la pobreza, educación,
capacitación, salud, violencia, conflictos armados, economía, ejercicio del
poder y la adopción de decisiones, mecanismos institucionales para el adelanto
12 Adoptada el día 9 de junio de 1994 en la Ciudad de Belém do Pará, Brasil.
29
de la mujer, los derechos humanos, medios de difusión y el medio ambiente y
la niña. En ese sentido, el legado de la Conferencia de Beijing es “haber
suscitado la renovación de un compromiso a escala mundial en relación con la
potenciación del papel de la mujer en todas partes y haber atraído una atención
internacional sin precedente. La Conferencia aprobó por unanimidad la
Declaración y la Plataforma de Acción de Beijing, que era en esencia un
programa para la potenciación del papel de la mujer y representa un momento
decisivo para el adelanto de la mujer en el siglo XXI. En la Plataforma de
Acción se identificaban doce esferas de especial preocupación que se
consideraba que representaban los principales obstáculos al adelanto de la
mujer y que exigían la adopción de medidas concretas por parte de los
gobiernos y la sociedad civil”.13
En el caso peruano, haciendo un repaso de algunas iniciativas
encontramos que, durante 1986 se creó la Comisión Especial de Derechos de
las Mujeres (CEDM) al interior del Ministerio de Justicia, para efectivizar el
cumplimiento de los derechos de las mujeres que se encontraban garantizados
en la Constitución Política, la misma que estaba integrada por representantes
del gobierno, de ONGs y organizaciones populares. Sin embargo, dicho intento
quedo clausurado en 1990.
13 Período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas para examinar la
Plataforma de Acción de Beijing - Nueva York, 5 a 9 de junio de 2000). Fuente: Conferencias, reuniones y
eventos de las Naciones Unidas. Consultada: 04 de febrero de 2014.
http://www.un.org/spanish/conferences/Beijing/Mujer2011.htm
30
En 1988, mediante Resolución Directoral N°1694-88-GC-COAS, se creó
la primera Comisaría de Mujeres de Lima como proyecto piloto, con un enfoque
integral para atender a las víctimas de violencia familiar y sexual, trabajando en
coordinación con los Ministerios del Interior y Justicia. Una vez aprendida la
experiencia, esta fue replicada a algunas localidades del país, con la finalidad
de constituirse como un medio de atención especializada en violencia familiar.
En 1996, el Estado Peruano asumió la Convención interamericana para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres,
comprometiéndose, entre otros a modificar los patrones socioculturales de
conducta de hombres y mujeres, incluyendo el diseño de programas de
educación formales y no formales apropiados a todo nivel del proceso
educativo. Este compromiso tenía como finalidad contrarrestar prejuicios y
costumbres y todo tipo de prácticas que se basen en la premisa de la
inferioridad o superioridad de cualquiera de los géneros o en los papeles
estereotipados para el hombre y la mujer que legitiman o exacerban la violencia
contra las mujeres.
A partir del año 2002, el Estado Peruano, elaboró una política para
enfrentar la violencia contra las mujeres, la misma que recibió el nombre de
31
Plan Nacional Contra la Violencia hacia la Mujer 2002-200714. El Plan
evidenciaba no solo el compromiso del Estado ante la Comunidad Internacional
sino también ante la sociedad peruana, constituyéndose como una herramienta
de gestión que tendría como escenario la realización de una propuesta de
participación comunitaria en materia de prevención de la violencia contra las
mujeres. Este se proyectó inicialmente en las zonas urbanas marginales de
Lima Metropolitana y el Callao, con ayuda de los CEM y posteriormente se
desplegó a nivel nacional. Posteriormente la Sociedad Civil principalmente a
través de las ONGs y la participación de la Iglesia, gestó un cambio a partir de
la exigencia y reconocimiento de los derechos de las mujeres.
De lo anterior, podemos señalar que en el transcurso del tiempo, el
Estado peruano y las diferentes instituciones que lo conforman intervienen en
las acciones de prevención y atención de la violencia familiar y sexual,
influenciando sus políticas en base al enfoque de género abordada
anteriormente, no obstante, las políticas deben abordar a la mujer situándola en
su contexto y al mismo tiempo estudiando las relaciones que conlleva con sus
pares, para evitar perder la perspectiva y atención en la dimensión real del
problema social.
14 Aprobada por Decreto Supremo N° 017-2001-PROMUDEH.
32
2. LA ARTICULACIÓN ENTRE EL ESTADO Y LA SOCIEDAD CIVIL PARA
LA PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES: EL
ESTADO DE LA CUESTIÓN
“No obstante el discurso ampliamente favorecedor de la
participación comunitaria, ésta no ha encontrado
condiciones propicias para su ejercicio en los espacios
gubernamentales, cuando se ha vinculado con la posibilidad
de contribuir a su propia democratización. Por el contrario,
pudiera sustentarse más bien que las propias formas que se
tienden a adoptar para la institucionalización de la
participación de la sociedad civil en la esfera político estatal
pueden ser explicativas de sus límites, habida cuenta que
en vez de facilitar el incremento de la representación social,
ellas pueden legitimar la propia corporativización del
aparato estatal, limitando aún más su publicación” (Cunill,
1996:6).
En el Perú, a través de los años, la articulación entre el Estado y la
Sociedad Civil no solo fue escaza sino también contraproducente para la
participación, porque lejos de facilitar su desenvolvimiento se encargó de
limitar su accionar por no recibir el suficiente respaldo presupuestal y político
esto se dio especialmente en coyunturas políticas poco democráticas. A pesar
de ello, existen experiencias de articulación entre el Estado y la Sociedad Civil
que desde la participación comunitaria estuvieron orientadas a prevenir
situaciones de violencia contra las mujeres. Iniciaremos citando experiencias
desde la Región Latinoamericana hasta abordar algunas experiencias
nacionales.
33
2.1 Experiencias de participación comunitaria desde el Estado en América
Latina
Diferentes organismos internacionales señalan los compromisos y
obligaciones que todos los Estados deben asumir para prevenir, erradicar y
castigar la violencia ejercida contra las mujeres. En el marco de esos
compromisos los Estados en América Latina, han cumplido con desarrollar
acciones que permitan disminuir la prevalencia de las distintas formas de
violencia contra las mujeres así como la promoción de una cultura de paz y
una sociedad libre de violencia. En el marco de los convenios, conferencias
internacionales y leyes nacionales que se derivan de estos.
En dialogo con esto, la Organización Panamericana de Salud (OPS)
declaró que la violencia contra las mujeres por magnitud y efectos sobre la
salud y el desarrollo, se trata de un problema de salud pública y de atención
prioritaria. Por ello, desde 1995 al 2000 la OPS ejecutó el Proyecto violencia
contra las Mujeres y las Niñas estableciendo intervenciones coordinadas en
tres países de la subregión andina, Bolivia, Ecuador y Perú con el propósito de
apoyar las políticas públicas y de servicios locales para prevenir y combatir la
violencia contra las mujeres. Este proyecto tuvo como objetivo la creación de
redes locales de acción, la constitución de sistemas de recolección y difusión
34
de información y la elaboración de propuestas legales que faciliten la
administración de la justicia sobre la violencia contra las mujeres y las niñas.
Sus principales estrategias consistieron en la sensibilización y
capacitación de los prestadores de atención de salud y otros servicios de
apoyo, la comunicación y movilización social, la defensa organizada de los
intereses de las mujeres y el fortalecimiento institucional. Entre las acciones de
prevención desarrolladas se encontró la capacitación y seguimiento a
promotores y agentes comunitarios mediante la concertación intersectorial y
multisectorial entre instituciones de tipo estatal y privado.15
En ese sentido, podemos identificar otros programas desarrollados en la
región Latinoamericana que por su diseño demandaron instancias de
participación permanentes — como el Programa de Salud Comunitaria
implementado en Panamá “donde la participación se realizó mediante los
Comités de Salud establecidos en cada comunidad con objetivos concretos y
proyectos a corto plazo” (La Forgia, 1985: 55-65). Este programa respondió a
los problemas de salud, educación, falta de agua, carretera y pobreza de los
grupos más vulnerables, entre ellos las mujeres, en las regiones más
desfavorecidas del país. Por otro lado, buscó fortalecer la gestión de los
gobiernos locales y de las comunidades, por medio de la participación activa
15En el Perú las reuniones de trabajo se realizaron en la Oficina General de Epidemiología, el Módulo de
Atención al Maltrato Infantil (MAMIS), la Defensoría Municipal del Niño y Adolescente (DEMUNA), Hogar
de Refugio Temporal (San Juan de Lurigancho – Lima), el CEM Lima del Ministerio de la Mujer y
Desarrollo Social (ahora MIMP) y la Red de Prevención y Atención de la Violencia Familiar en Arequipa y
Cusco.
35
de las comunidades y las autoridades locales. Estos proyectos fueron
realizados a través de las entidades ejecutoras y co-ejecutoras responsables
de los sectores, con delegación de la Gobernaciones Provinciales y
Comarcales y la Juntas Técnicas provinciales, quienes conformaron para ello
sus unidades técnicas, bajo la coordinación de la Secretaría de Metas
Presidenciales con el objeto de solucionar los problemas básicos de
infraestructura de las comunidades, en común esfuerzo con sus autoridades y
ciudadanía, promoviendo una real descentralización de la administración
pública16.
Asimismo, el Programa de Prevención y Atención de la violencia familiar
y sexual dirigida especialmente contra las mujeres, en México, se ejecutó con
el objetivo de “contribuir, desde el sector salud, a reducir la violencia familiar,
sexual y contra las mujeres y su consecuente impacto en la salud
especialmente en las mujeres, las niñas y los niños”17, en el marco de la
Norma Oficial Mexicana NOM-190-SSA1-1999, sobre la prestación de
servicios de salud en la República Mexicana. La implementación de este
programa se dio a través de los prestadores de servicios de salud del sector
público, con la finalidad de promover la integración de grupos de promotores
comunitarios y de redes sociales en materia de violencia familiar y sexual para
16 Información obtenida de la página web del Ministerio de la Presidencia de Panamá - Proyecto de
Desarrollo Comunitario e Infraestructuras Públicas (PRODEC). Consulta: 04 de febrero de 2014.
http://www.panamatramita.gob.pa/dependencia/proyecto-de-desarrollo-comunitario-e-infraestructuras-
p%C3%BAblicas-prodec
17Objetivo específico No. 3 del Programa de Acción: Mujer y Salud, PROMSA – México.
36
informar, orientar, detectar y canalizar casos de violencia familiar o sexual, y
promover el derecho a una vida sin violencia y la resolución pacífica de los
conflictos, en coordinación con las dependencias competentes, apostando por
la participación activa de la población en acciones en las comunidades,
tendientes a prevenir la violencia familiar o sexual.
Desde otra vertiente, la experiencia realizada en la ciudad de Bogotá
18
(Colombia) denominada “Cultura Ciudadana en la Alcaldía de Bogotá” entre
1995 y 1997 se ejecutó invirtiendo aproximadamente 130 millones de dólares
(3,7% del presupuesto de la ciudad) en un plan de acciones múltiples en
educación ciudadana, apoyado por varios organismos locales. Este programa
se originó con la hipótesis de la posible separación entre los tres sistemas que
regulan la conducta: ley, cultura (a nivel colectivo) y moral (es decir, conductas
individuales). Teniendo como objetivos estimular la autorregulación de las
conductas colectivas e individuales, previniendo, entre otros, la violencia contra
las mujeres y disminuyendo así la brecha entre los individuos y la ley, con los
siguientes logros: aumentó el número de Comisarías de Familia, reforzó los
frentes de seguridad que agrupaban a los vecinos, profesionalizó la policía
especializando a 4.750 oficiales de policía, restringió las sustancias ilegales,
18Fuente: A. Mockus, "Armonizar Ley, Moral y Cultura", Boletín de la Red de Alcaldes Contra la Violencia
– Programa de Prevención de la Violencia, Banco Interamericano de Desarrollo – División de Desarrollo
Social, Número 1, Enero 2000.
37
sensibilizó al público sobre las normas de convivencia en comunidad mediante
los días ciudadanos o comunitarios, entre otros.
Y si bien las experiencias anteriores estuvieron orientadas
especialmente a la prevención de la violencia contra las mujeres, la
experiencia en Sao Pablo (Brasil)19 en 1983 se gestó en el interior del Consejo
Estatal sobre el Estado de las Mujeres, con la finalidad de atender solo a
mujeres víctimas de violencia mediante la construcción de Estaciones de
Policía en toda la ciudad. Este programa originó la creación de estaciones
policiales completamente gestionadas por oficiales mujeres. El gobierno estatal
financió la mayor parte del proyecto, pero el Gobierno Municipal de Sao Paulo
proporcionó la infraestructura y el personal. Actualmente, existen más de 100
‘Delegacia da Mulher’ en Sao Paulo y extendiendo el proyecto a todo Brasil,
con el objetivo de reducir y prevenir la violencia contra las mujeres,
disuadiendo a los delincuentes y proporcionando servicios de asistencia a las
víctimas. Entre sus principales logros se tuvieron: asistencia a las víctimas
mediante la redacción de informes, quejas oficiales, apoyo social y psicológico
e internamiento de las víctimas a un refugio de emergencia, por otro lado, se
organizaron cursos y/o talleres para los agresores que cometen abusos.
Asimismo, entre sus logros están: la primera estación de policía de Sao Paulo
con un aumento de 2.000 quejas en 1985 a 7.000 en 1989, la Estación de
19Banco Mundial. Guía Didáctica de Municipios: prevención de la delincuencia y la violencia a nivel
comunitario en las ciudades de América Latina (2003).
38
Policía de Rio de Janeiro, durante los dos años posteriores a su apertura
(1987-1989) observó una disminución del 65% en la cantidad de amenazas
notificadas contra mujeres y una reducción del 37% en el número de
violaciones notificadas.20
Sin embargo, no es la única experiencia que merece ser resaltada en
ese país, puesto que el programa desarrollado por la ONG Viva Rio, en Rio de
Janeiro - Brasil, desde 1993, trabajó junto con las organizaciones locales en
unas 350 favelas y otras comunidades de bajos ingresos para superar la
violencia y la exclusión social. El trabajo de “Viva Rio” estuvo dirigido por una
Junta Asesora de 32 miembros que reunía a líderes de diferentes ámbitos,
como representantes de la comunidad empresarial y sindicatos, artistas,
líderes comunitarios de las favelas, miembros influyentes de la prensa, así
como sacerdotes católicos y protestantes. Todas las decisiones de la Junta se
tomaban en consenso y los miembros se esforzaban por encontrar un terreno
en común a pesar de la diferencia de ámbitos y opiniones21.
En Chile, mediante la creación del primer Centro Municipal para mujeres
víctimas de violencia doméstica creada en el interior del Servicio Nacional de la
Mujer (SERNAM), en 1991, se llevaron a cabo una serie de intervenciones a
20 Fuente: International Center For Crime Prevention, 2000. Consultado: 04 de febrero de 2014.
http://www.crime-prevention-intl.org/english/programs/index.html
21 Fuente: www.vivario.org.br. Consultada: el 4 de febrero de 2014.
39
través de servicios terapéuticos, legales y sociales, centrándose en las mujeres
que sufren violencia doméstica, con el objetivo de promover actividades
preventivas contra la violencia intrafamiliar en la comunidad y otros sectores,
trabajando con varones agresores mediante la difusión de información y la
sensibilización del tema y la creación de redes, logrando el lanzamiento de
campañas de información y sensibilización sobre violencia intrafamiliar,
entregando apoyo y asistencia a otras instituciones y organizaciones que
trabajan en el tema de la violencia intrafamiliar, capacitando a las asistentes y
funcionarios sociales en la prevención y asistencia de las víctimas de la
violencia intrafamiliar, asistencia integral e interdisciplinaria (psicológica, legal,
social) a las mujeres víctimas de la violencia doméstica, al igual que programas
para hombres violentos. El programa tuvo como resultados un ingreso anual de
650 nuevos casos de violencia que sumaban en total 7,400 víctimas entre
mujeres, hombres y niños, resaltando que los programas dirigidos a hombres
agresores reciben más atención que los dirigidos a mujeres y niños22.
Finalmente, el Programa “Control comunitario en Hatillo - Costa Rica”, en
199623 que se inició como un experimento de control comunitario con el
objetivo de identificar y resolver los problemas de la comunidad relacionados
con delincuencia menor y seguridad pública, mejorando la sensación de
22 Fuente: Boletín de la Red de Alcaldes Contra la Violencia – Programa de Prevención de la Violencia,
Banco Interamericano de Desarrollo – División de Desarrollo Social, Número 2, abril de 2000.
23 Fuente: Laura Chinchilla M., Policía de Orientación Comunitaria "Una Adecuada Alianza entre Policía y
Comunidad para Revertir la Inseguridad", octubre de 1999.
40
inseguridad y la percepción del ciudadano con respecto a la policía,
incorporando a la comunidad en planes de acción dirigidos a la seguridad
pública. Este programa logró resultados en una evaluación realizada después
de sólo un año de aplicación, ya que, las agresiones y la sensación de
inseguridad disminuyeron. El 36% de la población declaró que “se sentía
insegura incluso en casa" y después del programa, sólo el 19% se sentía
insegura; el 53% indicó que "evitaban salir por la noche debido a que se
sentían inseguros"; esta tasa descendió al 23% después de implementar los
programas, el programa tuvo buenos efectos en la opinión de la población con
respecto a la policía: antes del programa, un 49% de la población declaraba
que “no confiaba en la policía", después del programa, un 29%; el 47% no creía
que la policía fuera eficiente, después del programa la tasa bajó al 27%; antes
del programa, el 46% no consideraba que la policía estuviera suficientemente
capacitada; el 20% aún lo pensaba después del programa; antes del programa,
el 37% creía que la policía proporcionaba un trato adecuado, el 16% aún
estaba convencido de esto después del programa.
Como vimos, la concepción de participación comunitaria en estas
políticas públicas fue fundamental pues influyó sobre la elección de estrategias
destinadas a abordar la violencia familiar especialmente dirigida contra las
mujeres en la región latinoamericana.
41
2.2 Experiencias de participación comunitaria desde el Estado en el Perú
Las políticas públicas en el Perú intentan responder a enfoques y a
criterios de inclusión social, participación comunitaria, institucionalidad y
prioridad en la atención de las necesidades básicas de la población del área
urbana y rural. Entre las primeras políticas públicas orientadas desde el Estado
hacia la Sociedad Civil frente a la problemática de la violencia contra las
mujeres tenemos el implementado por el Ministerio de Salud a través de la
capacitación a “Promotores y Agentes Comunitarios para la prevención de la
violencia”. Este programa estuvo dirigido especialmente hacia las mujeres
como grupo poblacional de menor acceso a la información, servicios y redes
de apoyo. La dinámica de su intervención se basó en realizar un recorrido por
los diferentes distritos de Lima Metropolitana y del interior del país con la
finalidad de informar a la población sobre la prevención de diversas
enfermedades y la defensa de la salud de la mujer y la madre. El agente
comunitario o promotor de la salud es un miembro voluntario elegido por su
comunidad y acreditado por el MINSA. Su trabajo consistió en desarrollar
charlas, sesiones educativas, desarrollo de campañas y ferias preventivas
promocionales en lugares de gran concentración, en coordinación con
organizaciones sociales de base a través de campañas “Casa por Casa” y
“Visitas domiciliarias”.24
24Ministerio de Salud. Educación para la prevención de la violencia familiar - Manual para agentes
comunitarios. Lima: Programa de Salud Mental.
42
Otra política pública similar fue la impulsada por el Ministerio de
Justicia a través del programa “Promotores de los Derechos Humanos”,
orientada a los diferentes conos de Lima Metropolitana, mediante la
capacitación a sus pobladores en el tema de violencia familiar así como en
otros temas relacionados a la familia y/o comunidad. Esta política ha
contribuido a desarrollar una cultura participativa en el Perú, basada en el
conocimiento, el respeto y la vigencia de los Derechos Humanos. Sus objetivos
fueron: capacitar a Líderes Sociales de zonas socio-geográficas seleccionadas
del país con la finalidad que desempeñen un rol como promotores sociales de
Derechos Humanos en sus respectivas comunidades, sensibilizar a los
diversos sectores de la población en torno a la importancia de la participación
ciudadana desde la perspectiva de los Derechos Humanos y la Democracia y
difundir contenidos de Derechos Humanos y Democracia a amplios sectores
de la población, entre otros. Esta política se implementó por medio de cursos -
talleres durante tres días con una metodología inductiva y participativa.
Las políticas mencionadas anteriormente estuvieron destinadas a
mejorar la calidad de vida de la población y desarrollar acciones de
coordinación interinstitucional entre los sectores del Estado (Educación, Salud,
Policía Nacional, defensorías) y desde las organizaciones no
gubernamentales. En esta dirección, encontramos la política pública
43
denominada: “Buen Trato en la Escuela - CEDAPP”25, desarrollada en los
centros educativos de Lima y en el marco del Programa de Prevención Integral
del Ministerio de Educación involucrando a docentes, alumnos, madres y
padres de familia. Por medio de esta política se ha logrado contribuir al
desarrollo de la salud mental infantil y adolescente desde varias propuestas:
“Desarrollo de habilidades para el aprendizaje en la Escuela”; “El Buen Trato
en la Escuela”; “Ambientes Comunitarios para niños y niñas de familias
desplazadas por la violencia política y de extrema pobreza”; “Experiencia
terapéutica para niños y niñas con síntomas de estrés post Traumático,
afectados por la violencia política”; “La Casita del Juego, un lugar para la
familia”; “Atención Terapéutica y en red de niñas, niños y adolescentes
víctimas de violencia sexual”; “Atención del Síndrome de Agotamiento
Profesional - SAP”26.
En este marco de experiencias es que desde el Estado Peruano a
través del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, se diseñó una
propuesta para involucrar a la Sociedad Civil organizada en las tareas de
prevención de la violencia familiar y sexual, formando a lideresas y líderes
comunitarios, que se denominó “Facilitadoras/es en Acción contra la violencia
familiar y sexual”, programa que se describirá en los siguientes capítulos.
25 CEDAPP (1999) El Buen Trato en la Escuela. Guía para el fortalecimiento de los recursos emocionales
de estudiantes y docentes. 1ª edición. Lima, Perú.
26 Para efectos de esta investigación es preciso destacar que estas propuestas estuvieron dirigidas a la
atención de niños y niñas que han sufrido distintas formas de violencia, ayudándolas en el proceso de su
rehabilitación.
44
Finalmente, de lo anterior podemos concluir que la mayor parte de las
experiencias de prevención de la violencia contra las mujeres desarrolladas
por el Estado, son escazas, pues la mayoría de acciones está dirigida a la
atención de la problemática, respaldando la imagen subsidiaria y
asistencialista del Estado.
45
3. ESTUDIO DEL PROGRAMA FACILITADORAS EN ACCIÓN
“El Programa Facilitadoras en Acción contra la
Violencia Familiar y Sexual constituye una de las
alternativas que tiene el Ministerio de la Mujer y
Poblaciones Vulnerables para trabajar en el ámbito
comunal, involucrando a la comunidad en acciones
preventivas frente a la problemática de la violencia, y
en el ejercicio de sus derechos, asumiendo un rol
activo y de vigilancia ciudadana” (Ministerio de la Mujer
y Poblaciones Vulnerables).
A continuación, realizo una descripción básica del Programa
Facilitadoras en Acción, presentando la adopción de esta estrategia a nivel
nacional y en concreto en el distrito de Villa María del Triunfo. La particularidad
de este distrito, la imparten su dinámica y sus actores involucrados, quienes
demuestran que si bien sus acciones están dirigidas a la prevención de la
violencia contra las mujeres, complementan su intervención mediante la
atención de las víctimas como respuesta frente a una fuerte inacción del
Estado.
46
3.1 Presentación del Programa Facilitadoras/es en Acción27
Este programa se inició en el año 2002, como proyecto piloto en las
provincias de Lima y Callao y posteriormente se implementó en todas las
regiones del país. Al 2012, fueron 96 las provincias a nivel nacional28 donde se
desarrollaron los procesos de formación de facilitadoras/es. Pero cuales son
los objetivos del Programa y cuáles son los enfoques utilizados en el marco de
su implementación.
A continuación una descripción básica del Programa:
27 Toda la información presentada a continuación es extraída de la Sistematización del Programa
Facilitadoras/es en Acción contra la violencia familiar y sexual una experiencia de participación
comunitaria para la prevención de la violencia familiar y sexual del Programa Nacional Contra la Violencia
Familiar y Sexual – PNCVFS, año de publicación 2011.
28 Ambo, Andahuaylas, Angaraes, Anta, Azángaro, Bellavista(San Martin), Caballococha, Cajabamba,
Cajamarca, Camaná, Candarave, Carabaya, Chachapoyas, Chanchamayo, Chepén, Chiclayo, Chivay,
Chota, Chucuito, Chumbivilcas, Chupaca, Churcampa, Concepción, Cotabambas, Cusco, Cutervo, Datem
del Marañón, Espinar, Grau, Huaytara, Hualgayoc, Huamalies, Huamanga, Huancabamba, Huancavelica,
Huancayo, Huaral, Huari, Huarmey, Huarochirí, Huaylas, Ilave, Ilo, Imperial - Cañete, Islay, Jaén, Jauja,
Kimbiri, Lamas, Luya, Mariscal Cáceres ,Melgar, Miraflores, Moyobamba, Nazca, Nuevo Chimbote,
Pacasmayo, Pachitea, Paita, Piura, Pichari, Pucallpa, Quillabamba, San Ignacio, San Antonio de Putina,
Satipo, Sicuani, Sullana, Tacna, Talara, Tarma, Tayacaja, Tingo María, Tocache, Trujillo, Tumbes,
Urubamba, Víctor Fajardo, Villa Rica, Virú, Yauyos, Bellavista, Acobamba, Antabamba, Ayabaca, Bagua,
Chilca, Chincheros, Chulucanas, Huanca Sancos, Huánuco, Ica, La Esperanza, Lambayeque, Lima
cercado, Lucanas, Nauta, Pachacutec, Pasco, Puno, Quispicanchis, Tarapoto, Utcubamba, Ventanilla,
VilcasHuamán, Yungay y en los siguientes distritos de Lima: Carabayllo, Lima Cercado, Los Olivos,
Rímac, San Juan de Lurigancho, San Juan de Miraflores, San Martin de Porres y Ventanilla, Villa el
Salvador y Villa María del Triunfo.
47
a. Objetivos y enfoques del Programa Facilitadoras en Acción
El Programa Facilitadoras en Acción tiene el objetivo de que la comunidad
organizada en el ejercicio de su ciudadanía, en la defensa de sus derechos y
en la aspiración a una mejor calidad de vida, asuma un rol activo en la lucha
contra la violencia familiar y sexual ampliando la cobertura de las acciones de
prevención desde y el interior de la comunidad organizada.
Para ello tiene como objetivos específicos:
Involucrar a agentes comunitarios y sociales en la lucha contra la
violencia familiar y sexual.
Fortalecer capacidades de líderes de las Organizaciones Sociales de
Base en la prevención de la violencia familiar y sexual.
Expandir el programa de prevención de la violencia familiar y sexual que
viene desarrollando el PNCVFS.
Sobre los enfoques29 utilizados destacan:
El enfoque de Derechos Humanos
29Lineamientos para las acciones preventivas promocionales de los Centros Emergencia Mujer (2010).
Elaborado por la Unidad Gerencial de Prevención y Desarrollo de Capacidades (ahora UPPIFVFS) del
PNCVFS – MIMDES (ahora MIMP).
48
Este enfoque parte del principio de que las mujeres tienen los mismos
derechos y responsabilidades que los hombres, que no es admisible ninguna
diferenciación relativa al goce de oportunidades, ni mucho menos a tener una
vida libre de violencia. La discriminación y la exclusión de las mujeres no son
tolerables, pues afectan el fortalecimiento de la democracia y el desarrollo
humano del país. La violencia contra las mujeres, aniquila vidas, arrebata la
dignidad, disminuye capacidades, genera costos y descapitaliza a la sociedad.
El respeto, garantía y satisfacción de los derechos humanos constituyen la
base fundamental de un Estado democrático y el desarrollo integral de las
personas.
El enfoque de género
En consecuencia, la utilización del enfoque de género pretende afectar
las representaciones sociales, los mitos y el establecimiento de jerarquías que
desvalorizan a las mujeres, y reemplazarlos por fórmulas de valoración
equivalente entre hombres y mujeres. El programa asume la violencia hacia las
mujeres como un fenómeno que debe ser analizado desde un enfoque
relacional, incorporando como principio la tolerancia como base mínima para
garantizar el respeto de todas las personas. El enfoque de género comprende
el análisis de los roles y las relaciones de mujeres y hombres en la sociedad, y
las desigualdades en esas relaciones, analiza los significados, prácticas,
49
símbolos, representaciones, instituciones y normas que las sociedades y
grupos humanos elaboran a partir de la diferencia biológica entre varones y
mujeres, y del poder entre varones y mujeres. El género son las expectativas y
normas ampliamente aceptadas dentro de una sociedad sobre los papeles,
derechos y responsabilidades de hombres y mujeres.
“Cada sociedad o cultura tiene papeles, derechos y
responsabilidades definidos para cada individuo los
cuales dependen hasta cierto grado del hecho mismo
de que si uno nació hombre o nació mujer. Por eso, el
concepto de género afecta a todos – ya sea
personalmente o profesionalmente”30 (MIMP, 2012:9).
En la violencia familiar se trasgreden una serie de derechos
fundamentales de todo ser humano, incluidos en este derechos ciudadanos y
los derechos sexuales y reproductivos. Estas estructuras también definen las
oportunidades y opciones disponibles para hombres y mujeres, su poder de
toma de decisiones y relaciones, es importante el reconocimiento de las
relaciones desiguales de poder entre hombres y mujeres, y la necesidad de
superar la situación de discriminación y violencia individual e institucional que
viven las mujeres.
30 Lineamientos para las acciones preventivas promocionales de los Centros Emergencia Mujer (2010).
50
El enfoque de interculturalidad
El programa asume que las acciones de atención y prevención de la
violencia familiar y sexual, deberán adaptarse a los distintos contextos
culturales, tratando de recuperar todas aquellas expresiones que se basan en
el respeto al otro, en particular contra las mujeres, buscando fortalecer
identidades culturales que se basen en la justicia, pero también en la igualdad
de oportunidades de todos sus integrantes. Sin embargo, también se
reconoce, que la cultura no puede ser un obstáculo para que las mujeres
gocen de igualdad de derechos y que hay un compromiso ético y de obligación
de los Estados de erradicar de las culturas, prácticas discriminatorias contra
las mujeres. La visión desde lo intercultural, considera varios aspectos. En
primer lugar, el comunicacional, puesto que se trata de culturas que están en
situación de interacción comunicativa. En segundo lugar, se destaca el
concepto de cultura, como el fenómeno humano que define la diferencia entre
uno y otro grupo, diferencia que está ligada al concepto de Identidad cultural,
destacando todo aquello que hace único a un grupo humano determinado. El
tercer concepto en juego es el de etnicidad, o etnia, como la condición
sociocultural que establece las diferencias y reconoce al derecho a la
diversidad, a las diferentes racionalidades y perspectivas culturales de los
pueblos, expresadas en diversas formas de organización, sistema de relación,
visión del mundo y reconocimiento de prácticas ancestrales.
51
Después de conocer los enfoques mediante los cuales el Programa basa
su accionar, es necesario establecer bajo qué estrategias se desarrolla.
b. Estrategias del Programa
Las estrategias que desarrolla el programa son tres: la prevención y
promoción, la participación comunitaria y el trabajo en redes. Las que se
describen a continuación.
Prevención y promoción
La prevención de la violencia familiar y sexual es una de las estrategias
ejes sobre los cuales los promotores desarrollan acciones desde los Centros
Emergencia Mujer, generando acciones de carácter informativo u otras de
sensibilización en la población para evitar la ocurrencia del hecho o para
minimizar sus consecuencias, para la cual enfatiza la toma de conciencia
sobre la problemática. La expresión “prevención de la violencia contra las
mujeres”, “prevengamos la violencia familiar y sexual” posee fuertes
contenidos ideológicos y emotivos. La utilización de lemas tales como “más
vale prevenir que lamentar”, “más vale prevenir que reprimir” o “prevengamos
los hechos de violencia contra las mujeres”, “detengamos una muerte”, “ni una
52
muerte más”, suele movilizar a autoridades, gobernantes, asociaciones y
multitudes, aunque la expectativa frente a lo que se debe entender por
“prevención” no siempre es colmada. En un sentido amplio, se considera que
la prevención de la violencia es el conjunto de medidas, políticas, lineamientos,
etc. destinados no sólo a impedir la ejecución de un hecho determinado sino
también a limitar el desarrollo del mismo. En el caso específico de la
problemática que abordamos podemos señalar que la prevención de la
violencia familiar y sexual, es el conjunto de acciones que se adoptan para
evitar que un hecho de violencia ocurra, promoviendo los factores de
protección frente a la violencia y medidas para superar los factores de riesgo.
Participación comunitaria
Esta participación pretende descubrir una situación donde la población
organizada interactúa con sus autoridades locales, participando del proceso de
toma de decisiones. El Ministerio de la Mujer involucra a la sociedad
organizada a través de organizaciones sociales de base, utilizando una
estrategia que permita a sus líderes y miembros un rol activo en la promoción y
defensa de los derechos de las mujeres, consolidando sus redes de apoyo.
Trabajo en redes
53
Las redes sociales son relaciones significativas que una persona
presenta a lo largo de su vida, frente a sus relaciones, familiares, amigos,
vecinos y organizaciones a las cuales pertenece e integra. La estrategia de
intervenir en redes frente a un problema social como es la violencia familiar y
sexual, se basa en las capacidades y reconocimientos que tienen las redes en
el ámbito público o nacional, por ejemplo a nivel de ejercer incidencia en la
agenda pública, e incidir en la formulación de propuestas legislativas, en la
ejecución de actividades de sensibilización, denuncias respeto a violaciones de
los derechos humanos y civiles de las personas, etc. En la experiencia de las
facilitadoras que aquí analizo, el trabajo en redes se constituye en una
herramienta de abordaje que permite promover actividades preventivas para
enfrentar la violencia familiar y sexual con la ayuda de las lideresas y líderes
comunitarios.
Asimismo, el Programa que para esta tesis analizo, establece que para
conformar la red de facilitadoras es importante tener en cuenta, ciertos
lineamientos: tener claro los objetivos, el trabajo voluntario sin fines de lucro,
respeto a la normas que rigen al grupo, el compromiso ético, la capacitación
permanente para el crecimiento personal y desarrollo eficaz de su labor,
plantear actividades concretas a desarrollar para beneficio de las y los
facilitadoras/es y de la comunidad al que representan. El significado de la red,
a nivel personal aporta en las/os facilitadoras/es, una valoración a su quehacer
diario, mejorar su autoestima, fortalecer vínculos afectivos, compartir sus
54
problemas y enfrentar soluciones, ser solidarios y brindar apoyo desinteresado.
Entonces una vez identificados sus estrategias, objetivos y enfoques
corresponde descubrir cuál es proceso de formación de facilitadoras, así como
sus componentes.
c. Proceso de formación de Facilitadoras en Acción
El proceso de formación de Facilitadoras/es en Acción comprende 3
etapas: la etapa formativa, la etapa de reforzamiento y la etapa de
especialización, las que se implementan en un tiempo promedio de 3 años con
intervalos de un año aproximadamente entre cada etapa, pudiendo variar estos
de acuerdo a las características de la zona y a las particularidades de la
dinámica de cada grupo. Un eje articulador de las 3 etapas, es el componente
formativo que se da a través de la capacitación, promoviendo la sensibilización
y el desarrollo de capacidades de los y las facilitadoras/es. Con la
sensibilización se busca el compromiso para la acción y con el desarrollo de
capacidades el manejo de herramientas para promover los cambios necesarios
a nivel personal y social.
Para el desarrollo de capacidades se reconocen dos tipos de contenidos:
uno primero relacionado al aspecto informativo, donde se les da a conocer lo
55
que es violencia familiar, tipos de violencia, lugares donde acudir, roles y
funciones de las instancias obligadas al abordaje de la problemática. Un
segundo tipo de contenido es aquel que, trascendiendo el nivel de información,
aborda el manejo de temas como autoestima, liderazgo, comunicación,
habilidades sociales, manejo de conflictos, roles, etc.
La metodología de la capacitación incluye momentos educativos de tipo
presencial y de trabajo de campo, utilizando estrategias participativas propias
de la metodología de educación de adultos, entre ellos: trabajo en grupo en
sesiones plenarias, lluvia de ideas, video foro y ejercicios demostrativos, entre
otros.
La capacitación continua permite en el proceso de formación y después
de él, una constante retroalimentación, la incorporación de nuevos
conocimientos y la consolidación de los ya existentes, contribuyendo a contar
con una base conceptual coherente y apropiada. Las intervenciones de los y
las promotoras de los CEM están dirigidas a la planificación, ejecución y
monitoreo del proceso formativo y de las acciones de réplicas que se derivan.
56
El Programa de Formación de Facilitadoras en acción contra la violencia
familiar y Sexual se desarrolla en las etapas y fases, descritas en el cuadro N°
1.
Cuadro N°1. Etapas del Programa de Formación
31
Elaboración de la UPPIFVFS
Etapa de formación
Comprende la fase de sensibilización, selección y capacitación. La
primera fase denominada de sensibilización está dirigida al grupo de líderes/as
de las organizaciones comunitarias y tiene como finalidad establecer un
diagnóstico de la problemática de violencia familiar y sexual en la zona y
presentar como alternativa al Programa de Formación de Facilitadoras en
Acción. Posteriormente se procede a la selección de las facilitadoras, las
mismas que deben cumplir con el perfil y las funciones detalladas32. A
continuación, se imparte capacitación básica y formativa durante un periodo de
tiempo mínimo de tres meses. La capacitación versa sobre los siguientes
31 Unidad de Prevención y Promoción Integral frente a la Violencia Familiar y Sexual (UPPIFVFS).
32 En el siguiente ITEM se presentaran el perfil y las funciones de las facilitadoras/es.
57
temas, distribuidos en 3 módulos, de acuerdo a como se señala en el cuadro
N° 2.
Cuadro N° 2. Módulos del Programa de Formación de Facilitadoras
MODULOS TEMAS
I MODULO Género
Violencia Familiar
Normas Legislativas
II MODULO Autoestima
Comunicación Asertiva
Pautas de crianza
III MODULO Advocacy
Principios de la planificación
Redes
Elaboración de la UPPIFVFS
Una vez concluida esta primera fase, se certifica que las facilitadoras/es
han acabado satisfactoriamente su proceso de capacitación y réplicas,
demostrando que están en la capacidad de desarrollar charlas en sus
organizaciones o comunidades, las mismas que son acompañadas y
monitoreadas por las promotoras de los CEM.
58
Etapa de reforzamiento
Se desarrolla en un tiempo mínimo de un año después de la etapa de
formación, en base a las necesidades de capacitación y habilidades de las
facilitadoras. En esta etapa se desarrollan conocimientos conceptuales
complementarios y herramientas que fortalecerán teóricamente a las
facilitadoras para la eficaz detección y derivación de casos de violencia familiar
y sexual a los CEM. Los temas que se desarrollan en esta etapa se encuentran
señalados en el cuadro N° 3.
Cuadro No. 3 Módulos del Programa de Formación de Facilitadoras
MODULOS TEMAS
MODULO Violencia de género
Inteligencia emocional
Maltrato infantil y abuso sexual
Derechos y ciudadanía
Metodologías participativas
Elaboración de la UPPIFVFS
Etapa de especialización
59
Durante esta etapa se utiliza la metodología de talleres y se realiza al año
siguiente de la etapa de reforzamiento. Los temas que se desarrollan en esta
etapa se encuentran señalados en el cuadro N° 4.
Cuadro N° 4 Módulos del Programa de Formación de Facilitadoras
MODULOS TEMAS
MODULO Manejo en situación de emergencia
Explotación sexual infantil
Trata de personas
Incidencia en gestión local
Habilidades sociales
Elaboración de la UPPIFVFS
d. Perfil y funciones de los facilitadoras/es
La Unidad de Prevención y Promoción Integral frente a la Violencia
Familiar y Sexual (UPPIFVFS) es la responsable de definir las funciones,
implementar y darle sostenibilidad a esta propuesta a través de la selección,
capacitación, acompañamiento y monitoreo de las facilitadoras/es, por parte de
los promotores de los CEM.
El perfil de los y las facilitadores/as es:
60
- Mujeres o varones.
- Tener entre 18 y 60 años.
- Saber leer y escribir.
- Proceder de espacios organizados amplios como las OSB.
- Tener reconocimiento social en sus espacios de procedencia.
- Deben estar comprometidos con el desarrollo vecinal y ser capaces de
incentivar la participación de su organización o población en actividades
de prevención de la violencia familiar.
- Poseer habilidades de comunicador/a social, siendo capaz de divulgar
información y desarrollar acciones a favor de la lucha contra la VF y S.
- Ser respetuosos de las normas sociales.
- Estar interesados en la temática de la violencia familiar y sexual.
- Gozar de estabilidad emocional.
- Tener actitud para la resolución de conflictos.
Las funciones de las y los facilitadores son:
Representar a sus OSB u organización comunitaria ante los organismos
públicos y privados que intervienen en la problemática de la violencia
familiar y sexual.
61
Ser un nexo entre la población u organización y el CEM, lo que significa
comunicar y apoyar acciones de prevención y organizar la demanda en
su ámbito de acción.
Informar y educar a su OSB o comunidad en temas y acciones
vinculadas a la prevención de la violencia familiar y sexual.
Organizar y ejecutar acciones preventivo-promocionales, como producto
de la capacitación recibida y de acuerdo a las necesidades concretas
del ámbito donde se ubique.
Generar información necesaria para organizar y ejecutar acciones de
prevención y atención a víctimas de violencia familiar y sexual.
Derivar y/o acompañar casos de violencia familiar y sexual a las
instancias de atención pertinentes.
Elaborar un Plan de Trabajo (anual o semestral) que guiará su accionar.
El mismo que será elaborado en coordinación con el promotor/a de los
CEM.
Acompañar al promotor/a del CEM en sus actividades de promoción en
calidad de apoyo.
Realizar reuniones periódicas (por lo menos una vez al mes) para
revisar los avances del trabajo.
62
3.2 Presentación del Programa Facilitadoras en Acción en el distrito de Villa
María del Triunfo33
El distrito de Villa María del Triunfo es uno de los más grandes y más
poblados de los 49 que conforman la provincia de Lima. Fue creado por la Ley
N° 13796 el 28 de diciembre de 1961. Su capital es Villa María del Triunfo y
está compuesto por seis zonas34, con una altura de 158 m.s.n.m. unos 70,57
km2 de extensión y con una población que supera los 400 mil habitantes.
Limita por el norte con el distrito de San Juan de Miraflores; al este, con el
distrito de La Molina; al sur, con los distritos de Pachacamac y Lurín; y al
oeste, con el distrito de Villa El Salvador.
Haciendo una breve presentación del distrito es importante identificar
que en sus inicios existieron dos núcleos humanos que se habían unido con la
finalidad de constituir el distrito: Tablada de Lurín y Villa Poeta José Gálvez
Barrenechea pertenecientes a la Sociedad de Obreros del Sagrado Corazón
de Jesús de Surquillo, quienes encontrándose en una situación de vida
deplorable, decidieron fundar la Sociedad El Triunfo de la Restauración,
orientada al descubrimiento de terrenos eriazos para la construcción de
33 La data presentada a continuación procede del trabajo de campo realizado en el Distrito de Villa María
del Triunfo.
34 Tiene 6 zonas definidas: José Carlos Mariátegui, Cercado, Inca Pachacutec, Nueva Esperanza,
Tablada de Lurín y José Gálvez Barrenechea, y una sétima en vías de consolidación Nuevo Milenio.
63
viviendas. Para tal fin, sus integrantes nombran una comisión de exploración y
se dividen en dos grupos que parten desde la localidad de Surquillo
(actualmente distrito de Surquillo) el 4 de agosto de 1949, dirigiéndose hacia el
sur. El primer grupo recorre las haciendas de Higuereta y La Calera; el
segundo hace lo propio en Santiago de Surco hasta la Quebrada Honda,
donde finalmente se instalan el 6 de agosto de 1949, fundando la Asociación
de Viviendas Nueva Esperanza, comprendiendo en su jurisdicción los "km 20"
y "km 23" de la Carretera Lima Atocongo. En ese contexto y como
consecuencia de explosivas migraciones, 70 familias de modesta situación
económica procedentes de las zonas de Piñonate, Mendocita y Matute,
invadieron también la zona de Quebrada Honda uniéndose al grupo de
pobladores de Nueva Esperanza que recién se instalaba. Durante la
instalación de este nuevo grupo de familias se comprobó que el área resultaba
pequeña, por lo que, un grupo de asociados decidió tomar posesión de una
quebrada contigua, en los "km 16" y "km 19" de la Carretera a Atocongo, por
su amplitud y accesibilidad a la ciudad de Lima.35 Este espacio que otrora
fuera propiedad de pastores desde el año 1919, fue ocupado cambiándose el
nombre de "La Esperanza" por "El Triunfo", adquiriendo personería jurídica el 1
de octubre de 1956 (folio 15, tomo 04, Registro de Asociaciones de Lima).
Durante los años sucesivos a su creación y como una muestra de gratitud, los
fundadores optan por agregar el nombre de la esposa del Presidente de la
República de ese entonces, señor Manuel A. Odría, doña María Delgado de
35 Información obtenida de la página Web de la Municipalidad Distrital de Villa María del Triunfo.
http://munivmt.gob.pe/portal/distrito
64
Odría, por el apoyo a la creación del distrito. Por lo que, actualmente el distrito
se denomina Villa María del Triunfo.
A continuación el Cuadro N° 5, evidencia que la población masculina en
el distrito de Villa María del Triunfo es equivalente a la femenina, por lo que,
demográficamente hablamos de un distrito que crece en iguales proporciones,
teniendo en cuenta que la mayoría de su población está comprendida entre el
rango de 16 – 54 años de edad (67%). Sin embargo, en el aspecto educación
la situación es preocupante, ya que si bien presenta una asistencia regular al
sistema educativo del 69.6% solo el 34.7% de su población comprendida entre
los 17 – 24 años de edad desarrolla un estudio técnico y/o profesional,
quedando un gran porcentaje de su población (65.3%) en estudios secundarios
y/o primarios. En el aspecto salud, la preocupación es la misma, ya que, solo
el 34.3% de la población cuenta con un seguro de salud y de ese porcentaje
solo el 33.2% es de sexo femenino. En el aspecto vivienda, si bien el 68.4% de
la población cuenta con red pública dentro de su vivienda que le proporciona
los servicios básicos de energía eléctrica, agua y desagüe, aún existe un
porcentaje de 31.6% que no cuenta con estos servicios y que vive en
condiciones de vida inadecuada, teniendo en cuenta que el porcentaje de
Población en hogares por número de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI)
es de 30.3%.
65
Los procesos sociopolíticos, demográficos e históricos por los que ha
pasado el distrito me permiten entender su actual configuración, en la que se
observa datos estadísticos preocupantes sobre el tema de violencia familiar
dirigida contra la mujer.
Del estudio de algunos indicadores demográficos, sociales y
económicos del mencionado distrito, se puede observar lo siguiente:
Cuadro N° 5 - Indicadores demográficos, sociales y económicos del distrito de
VMT
Distrito VILLA MARIA
Provincia LIMA DEL TRIUNFO
Cifras Cifras
VARIABLE / INDICADOR Absolutas % Absolutas %
Población censada 7605742 100 378470 100
Hombres 3713471 48.8 186911 49.4
Mujeres 3892271 51.2 191559 50.6
Población por grandes grupos de
edad 7605742 100 378470 100
00-14 1903099 25 105308 27.8
15-64 5188323 68.2 253549 67
65 y más 514320 6.8 19613 5.2
Asistencia al sistema educativo 1868475 71.1 94723 69.6
66
regular (6 a 24 años)
De 6 a 11 años 722849 96.5 40156 96
De 12 a 16 años 616826 92.5 32510 92.2
De 17 a 24 años 528800 43.6 22057 37.4
Población con seguro de salud 3183971 41.9 129657 34.3
Hombre 1566399 42.2 66003 35.3
Mujer 1617572 41.6 63654 33.2
POBREZA MONETARIA 1373810 18.0 103372 27.1
Incidencia de pobreza total 56107 0.9 6066 1.9
Población en hogares por número
de Necesidades Básicas
Insatisfechas (NBI) 1784151 23.7 114578 30.3
Con al menos una NBI 338220 4.5 27504 7.3
Con 2 o más NBI
Fuente: INEI - Censos Nacionales 2007: XI de Población y VI de Vivienda
De acuerdo a las estadísticas de violencia familiar en el lugar de
ocurrencia dentro de Lima Metropolitana y el Callao (cuadro N° 6), el
Observatorio de la Criminalidad del Ministerio Publico reporta que entre enero
y junio de 2012, el distrito de Villa María del Triunfo registró un total de 992
(5.8%) casos de violencia familiar, ocupando el cuarto lugar de incidencia,
considerada alta en la región Lima.
67
Cuadro N° 6 - Violencia familiar según lugar de ocurrencia – Lima
Metropolitana y Callao (Enero – Junio 2012)36
N° DISTRITO TOTAL %
1 Cercado de Lima 2,538 14.8
2 Callao 1,495 8.7
3 San Juan de Lurigancho 1,346 7.9
4 Villa María del Triunfo 992 5.8
5 Villa El Salvador 938 5.5
6 San Juan de Miraflores 858 5.0
7 Comas 841 4.9
8 Los Olivos 816 4.8
9 Ate 789 4.6
10 El Agustino 624 3.7
Elaboración del Observatorio de la Criminalidad del Ministerio Publico
Como se observa, en el distrito de Villa María del Triunfo, la mujer es
todavía la principal víctima de violencia familiar en un contexto de violencia
ejercida por su pareja, cónyuge y/o conviviente.
36 Boletín semanal N° 41 – Violencia familiar según lugar de ocurrencia – Lima Metropolitana y Callao
(Enero - Junio 2012).
http://www.mpfn.gob.pe/descargas/observatorio/estadisticas_/20130208162533136035873342041637.pdf
68
Cuadro N° 7: Personas afectadas por violencia familiar y sexual atendidas en
el CEM VMT
AÑO CEM DISTRITO Personas Atendidas
2010 Villa María del Villa María del Triunfo 589 (Enero – Diciembre)
Triunfo
2011 Villa María del Villa María del Triunfo 661 (Enero – Diciembre)
Triunfo
2012 Villa María del Villa María del Triunfo 470 (Enero – Diciembre)
Triunfo
Elaboración propia en base a las cifras del PNCVFS del MIMP
Como se observa en el cuadro N° 7, las personas atendidas por violencia
familiar y sexual en el CEM de VMT, durante el año 2010 representan un total
de 589 casos, de los cuales según información de los entrevistados cerca del
60% (350), han sido contactados gracias al trabajo de las facilitadoras en
acción. Durante el año 2011, se atendieron a un total de 661 víctimas de
violencia familiar y sexual, de las cuales el 58% fueron contactadas por las
facilitadoras. Siguiendo la tabla en el año 2012, se atendieron a 470 personas,
en el distrito, de los cuales el 70% fueron derivadas al CEM, previo contacto
con las facilitadoras.
Es en este contexto, que evidencia altos índices de violencia contra las
mujeres, que el Programa “Facilitadoras en Acción” se implementa en el
distrito de Villa María del Triunfo, donde el Estado, mediante el desarrollo de
69
una política pública orienta su accionar a la prevención del fenómeno y
compromete a la Sociedad Civil en acciones destinadas a promover una
cultura de paz y respeto por los derechos humanos. Asimismo, se vale de
intermediarios que se constituyen como referentes en la lucha contra la
violencia, especialmente dirigida hacia las mujeres. A continuación presento a
los actores y las dinámicas de estos actores en la implementación de una
política pública de prevención de la violencia contra las mujeres.
70
4. FACILITADORAS EN ACCIÓN: INTERACCIONES Y DINÁMICAS EN EL
PROGRAMA
“El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables
nos ha ayudado a conocer más sobre la violencia y
nos ha dado herramientas para ayudar a las vecinas
de la comunidad, por eso ahora todas nos dicen,
ustedes son del Ministerio y realmente me siento feliz
porque ven que nuestro trabajo es serio” (Informante
N° 10) 37.
4.1 Caracterización de actores e instituciones involucradas
A partir del análisis del Programa y de las entrevistas realizadas a las
facilitadoras y facilitadores, se evidencia la participación de diferentes actores
e instituciones ubicados en el distrito de Villa María del Triunfo que según sus
protagonistas intervienen de forma decisiva a la hora de ejecutar las acciones
de sensibilización dirigidas a la comunidad. En base a lo anterior, he
identificado cuatro actores importantes que trabajan articuladamente con las
37 Entrevista realizada el 26 de abril de 2013.
71
facilitadoras con la finalidad de implementar el Programa en el mencionado
distrito. Estos son:
a) Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables a través del PNCVFS
b) Centro Emergencia Mujer Villa María del Triunfo
c) Promotora del CEM VMT
d) Facilitadoras y facilitadores en Acción del CEM VMT
A continuación, describo a cada uno de ellos, con la finalidad de
comprender su dinámica, grado de participación y la importancia que revisten
desde la mirada de sus protagonistas.
a. Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables a través del PNCVFS
El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, entendido como “el
ente rector de las políticas nacionales y sectoriales con enfoque de género
sobre mujer y poblaciones vulnerables” a través de su Programa Nacional
contra la Violencia Familiar y Sexual, se creó con el objetivo de “lograr que las
mujeres ejerzan sus derechos en igualdad de condiciones y oportunidades
para lograr la igualdad de género y reducir la violencia familiar, sexual y de
72
género”38. Y si bien líneas arriba hicimos referencia a la parte institucional del
Ministerio, para efectos de esta investigación, caracterizaré a sus principales
funcionarios39 y/o servidores públicos40 responsables de las acciones directas
del Programa, quienes son mayoritariamente mujeres, provenientes de la
ciudad de Lima Metropolitana, con ascendencia provinciana. Por ello, tienen
como lengua materna el castellano y el inglés en un nivel intermedio, siendo
pocas o casi ninguna de ellas las que tiene algún conocimiento del idioma
quechua. Tienen estudios superiores con especialización en psicología, trabajo
social y comunicación social, la mayoría ha llevado a cabo estudios de
maestría. No se dedican exclusivamente al monitoreo y/o seguimiento de las
acciones del Programa, pues tienen otras funciones y/o encargos que asumir,
ajenos al Programa. La mayor parte tiene entre treinta y cincuenta años. Se
caracterizan por el buen manejo de temas relacionados a la violencia familiar y
sexual, violencia de género, etc.
38 Información institucional obtenida desde la Página web del Ministerio de la Mujer y Poblaciones
Vulnerables (Objetivo Estratégico General 2). Consultado: 24 de enero de 2014.
http://www.mimp.gob.pe/index.php?option=com_content&view=article&id=878&Itemid=453
39 En el marco del Art. 4º de la Ley 28175 - Ley Marco del Empleo Público se define al Funcionario público
como el que desarrolla funciones de preeminencia política, reconocida por norma expresa, que
representan al Estado o a un sector de la población, desarrollan políticas del Estado y/o dirigen
organismos o entidades públicas.
40 En el marco del Art. 4º de la Ley 28175 - Ley Marco del Empleo Público se define al Servidor público
como aquel que desarrolla funciones de Directivo superior(desarrolla funciones administrativas relativas a
la dirección de un órgano programa o proyecto, la supervisión de empleados públicos, la elaboración de
políticas de actuación administrativa y la colaboración en la formulación de políticas de gobierno),
Ejecutivo(desarrolla funciones administrativas, entiéndase por ellas al ejercicio de autoridad, de
atribuciones resolutivas, las de fe pública, asesoría legal preceptiva, supervisión, fiscalización, auditoría y,
en general, aquellas que requieren la garantía de actuación administrativa objetiva, imparcial e
independiente a las personas),Especialista(que desempeña labores de ejecución de servicios públicos.
No ejerce función administrativa) De apoyo (desarrolla labores auxiliares de apoyo y/o complemento).
73
Entre sus principales funciones está monitorear, supervisar y evaluar las
acciones de promoción, prevención, comunicación y desarrollo de
capacidades, ejecutados por los CEM, como el Programa Facilitadoras en
Acción y proponer así como articular con otras entidades y programas
especializados en capacitación dirigidos a la población vulnerable a la violencia
familiar y sexual o en situación de riesgo, orientados al desarrollo de
capacidades, la promoción de la autonomía personal e independencia41.
Pero, ¿qué piensan las funcionarias y servidoras públicas sobre el
Programa? o ¿qué piensan sobre la violencia en el distrito de Villa María del
Triunfo?
De las entrevistas realizadas a las funcionarias y servidoras públicas,
se pudo observar que las servidoras públicas piensan que el Programa
“Facilitadoras en Acción”, es un programa de prevención destinado a prevenir
la violencia contra las mujeres, mientras que el grupo de funcionarias,
complementa esa visión indicando que además de ser un programa de
prevención, sirve como una estrategia que le permite al Estado orientar su
política pública en materia de violencia contra las mujeres.
41Información obtenida en la página web del PNCVFS del MIMP, sobre las funciones de la Unidad
de Prevención y Promoción Integral frente a la Violencia Familiar y Sexual. Consultado: 24 de enero de
2014.
http://www.mimp.gob.pe/index.php?option=com_content&view=article&id=786&Itemid=416
74
“El Programa (Facilitadoras en Acción) desde su origen
estuvo dirigido a prevenir la violencia contra las
mujeres, por ello, trabajamos incansablemente para
que las facilitadoras entiendan y repliquen ese
mensaje a su distrito” (Servidora 1)42.
“Los diversos planes nacionales y políticas de estado
en materia de violencia contra las mujeres, le permite
al Estado dirigir desde el programa (Facilitadoras en
acción) estrategias hacia la comunidad, haciendo uso
de una cultura de prevención que es poco común en
los programas sociales” (Funcionaria 1)43.
Asimismo, sobre la violencia en el distrito de Villa María del Triunfo, las
servidoras públicas manifiestan que si bien existen instituciones
comprometidas en el distrito, eso no es suficiente, porque el índice de violencia
contra las mujeres no disminuye y esta situación se vuelve cada vez más
preocupante, mientras que las funcionarias sostienen que el distrito presenta
grandes cambios porque sus autoridades se comprometen cada vez más
mediante la suscripción de convenios y/o planes distritales.
42 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
43 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
75
“En Villa María (distrito) no solo se necesita que las
instituciones comprometidas como las ONGs firmen
convenios o se comprometan a desarrollar acciones,
se necesita también que dispongan de presupuesto
para que estás se implementen” (Servidora 2)44.
“Existe un fuerte compromiso por parte de las
autoridades del distrito (Villa María del Triunfo), ya que,
no solo suscriben convenios para la continuidad del
CEM VMT, sino que también garantizan sus
sostenibilidad y por ende la sostenibilidad del
Programa (Facilitadoras en Acción)” (Funcionaria 2)45.
b. Centro Emergencia Mujer Villa María del Triunfo
Como segundo actor se encuentra el Centro Emergencia Mujer Villa
María del Triunfo, entendido como el servicio público especializado y gratuito,
de atención integral y multidisciplinaria, para víctimas de violencia familiar y
sexual, que tiene como objetivo: brindar orientación legal, defensa judicial y
consejería psicológica, asimismo, realizar actividades de prevención a través
44 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
45 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
76
de capacitaciones, campañas comunicacionales, formación de agentes
comunitarios y movilización de organizaciones.46
La atención en el CEM, consta de cuatro etapas: admisión, atención
básica, atención especializada y seguimiento y evaluación del caso. La
atención se inicia con la detección de la situación de violencia y el ingreso de
la persona al servicio. En esta etapa se identifica el motivo de la consulta. Si la
persona es afectada por hechos de violencia familiar o sexual, se registran sus
datos en la Ficha de Registro de Casos de Violencia Familiar y Sexual. La
atención básica comprende la primera entrevista, valoración del riesgo y
brindar información especializada. En los casos en los que se detecte un
riesgo para la vida o salud, el CEM moviliza todos los recursos disponibles a
fin de salvaguardar la integridad de la persona afectada. La atención
especializada implica recibir acompañamiento psicológico para el proceso
legal, asistencia legal gratuita desde la etapa policial hasta la conclusión del
proceso y atención social orientada a fortalecer sus redes socio-familiares.
Finalmente, la atención concluye con el seguimiento y evaluación del caso, a
fin de verificar los avances en la protección, recuperación, acceso a la justicia y
fortalecimiento de capacidades y redes socio-familiares de la persona
afectada.
46 Información obtenida en la página web del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
Consultada: 04 de enero de 2014.
http://www.mimp.gob.pe/index.php?option=com_content&view=article&id=831&Itemid=429
77
El equipo de profesionales consta de siete especialistas47, dos
especialistas en el área legal (abogado/a) y dos especialistas en el área
psicológica (psicólogos), un profesional en el área social (trabajadora social) y
en el área de promoción y admisión. Los mismos que tienen experiencia en la
atención de casos de violencia familiar y sexual, tienen entre 30 y 40 años de
edad y solamente dos de ellos residen en el distrito de Villa María del Triunfo.
Y si bien entre sus funciones están la atención integral y multidisciplinaria para
víctimas de violencia familiar y sexual, su consolidación como referente de
atención de la violencia contra las mujeres aún está en proceso de
consolidación.
Pese a estos esfuerzos que el CEM despliega los y las facilitadores
tienen un doble discurso sobre ellos, algunas consideran al Centro Emergencia
Mujer como un buen referente que las victimas deben tener en cuenta ante la
situación de violencia. Otro grupo piensa que debido a la alta demanda de
casos, el CEM resulta ser insuficiente y muchas veces no recomendable para
la víctima, por lo que prefieren derivarla a otras instituciones.
“Una vecina me agradeció que la llevara al CEM,
porque dice que su marido ya no la golpea, porque ella
lo amenaza con decirle al abogado y como sabe que
47 Información actualizada hasta el 31 de diciembre de 2012.
78
es bueno, ya el marido le tiene miedo” (Informante N°
9)48.
“Un día lleve a una señora que era maltratada por su
marido fue al CEM, pero como el abogado estaba en
audiencia (en otro caso), no pudo atenderla, la señora
no sabía qué hacer, entonces tuve que llevarla con
otro abogado, felizmente conocí mucha gente cuando
estaba en la junta [vecinal]” (Informante N° 6)49.
En las citas antes mencionadas, observamos que en la primera
situación existe una impresión positiva sobre las acciones del CEM VMT frente
a los casos de violencia contra las mujeres, destacando el empoderamiento del
Centro frente a su comunidad. Mientras que en la segunda situación, el
facilitador conoce la alta demanda de casos que atiende el CEM, por ello,
como estrategia deriva el caso a otras instituciones y/o profesionales que
conoce debido a su condición de líder. Precisamente debido a estas
circunstancias los y las facilitadoras tienen percepciones y opiniones diferentes
sobre esta institución.
c. Promotora del CEM VMT
48 Entrevista realizada el 26 de abril de 2013.
49 Entrevista realizada el 26 de abril de 2013.
79
Un tercer actor identificado, es la promotora del CEM, quien es
comunicadora social y se dedica en forma exclusiva a las actividades del CEM,
ella proviene de la ciudad de Lima y no reside en el distrito en mención, tiene
por función desarrollar acciones preventivas promocionales frente a la violencia
familiar y sexual en la zona de intervención. Eso mediante actividades
orientadas a promover una cultura de no violencia, organización de campañas
de difusión, sensibilización y prevención de la Violencia Familiar y Sexual, a
través de la articulación con autoridades de los Gobiernos Locales, Provinciales
y Regionales, para la implementación de acciones de prevención de la
violencia familiar y sexual, realizando el acompañamiento y monitoreo de las
facilitadoras.
De acuerdo con las entrevistadas, hay iniciativa y deseos de trabajar por
parte de la promotora, sin embargo, ella no puede hacerlo sola y necesita del
apoyo del programa:
“Ella es pilas, siempre nos acompaña y nos motiva a
seguir, pero lamentablemente, hay cosas que no están
en sus manos, como por ejemplo, el otro día en un
evento con las vecinas, teníamos sed y no teníamos ni
50
siquiera agua, por eso tuvimos que “recursearnos” y
50 Entiéndase como “ingeniarse”.
80
poner de nuestra plata para no quedar mal”
(Informante N° 3)51.
De lo anterior, se evidencia que uno de los aspectos negativos de esta
relación entre facilitadora y promotora, no se basa en el trabajo de esta última,
sino en la falta de presupuesto para cubrir gastos como movilidad, refrigerios,
entre otros al momento de llevar a cabo las charlas y los talleres.
Y si bien, la labor de la facilitadora y/o facilitador es una actividad
voluntaria, las necesidades que surgen en el cumplimiento de sus tareas
demandan desde la opinión de sus protagonistas la asignación de un
presupuesto que les permitiría cumplir cabalmente sus funciones. Entonces,
¿cómo se resuelve o se minimiza esta demanda?
“Hay ridiculeces (en las charlas) porque el agua te la
dan en vasitos y si no alcanza para nosotras, menos
alcanzara para darles a las vecinas, por eso deben
comprar refrigerios y si fuera posible darles una
propina a las personas que vienen, porque la mayoría
no se acerca por falta de plata (…) por eso lo que yo
hago es comprar gaseosa de mi bolsillo y hasta a
51 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
81
veces hacemos chanchita entre las facilitadoras”
(Informante N° 2)52
Según la cita, las facilitadoras se ven en la necesidad de asumir el costo
de traslado y hasta los refrigerios de las personas asistentes a las charlas,
porque de alguna manera sienten que con estos “incentivos” aseguran su
participación y permanencia.
d. Facilitadoras y facilitadores en acción del CEM VMT
Finalmente, un cuarto actor es precisamente, quien se encarga de poner
en práctica al Programa: la facilitadora y/o facilitador. Los mismos son mujeres
y varones entre los cuarenta y sesenta años de edad, que residen en el distrito
de Villa María del Triunfo desde hace treinta años atrás, aproximadamente.
Además tienen a su cargo otras obligaciones como pertenecer a diferentes
organizaciones sociales de base como la junta de seguridad ciudadana, el vaso
de leche, club de madres, entre otras. Tienen como lengua materna el
castellano y en algunos casos el quechua, pues proceden de familiares
provincianos. Tienen la función de organizar y ejecutar acciones preventivo-
promocionales, como producto de la capacitación recibida y de acuerdo a las
necesidades concretas del ámbito donde se ubique.
52 Entrevista realizada el 26 de abril de 2013.
82
Su trabajo consiste fundamentalmente en sensibilizar a la población en
materia de violencia contra la mujer y detectar posibles casos de violencia para
proceder a su derivación al Centro de Emergencia Mujer que corresponda.
Asimismo, participan de estrategias de prevención denominadas “Campaña
Casa por Casa”53, “Caravanas Amigas”54 y Pasacalles en el marco del Día
Internacional de la Mujer y el Día de la No violencia contra la Mujer.
“Si me preguntas que me gusta más, te diría la
Campaña Casa por Casa, porque me permite
interactuar con la gente, con mis vecinas y explicarles
de que forma pueden enfrentar su problema (violencia
familiar) y decirles que hay un servicio (CEM) que las
puede ayudar, porque no solo les hablo, también las
escucho y les digo que pueden hacer” (Informante N°
4)55.
“Nosotras (facilitadoras) hacemos pasacalles y
repartimos volantes a las personas del distrito,
53 La Campaña “Casa por Casa” es una acción movilizadora que involucra activamente a las
Facilitadoras, que permite llegar directamente a un número de familias con mensajes preventivos, que
posibilita la articulación de las líneas de atención y prevención de los Centros Emergencia Mujer y que
promueve la articulación con otros sectores tanto públicos como privados que vienen trabajando el tema.
54 La Caravana Amiga es una estrategia diseñada por el Programa Nacional contra la Violencia Familiar y
Sexual, que comprende acciones de información, comunicación y educación, los cuales tienen el objetivo
que el público identifique de manera lúdica los tipos de violencia familiar y sus consecuencias, reconocer
los mitos que le impiden tomar conciencia sobre la gravedad de esta problemática.
55 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
83
marchamos contra la violencia de mujeres y niños,
llevamos banderolas y a veces solo cartulinas con
dibujos que la gente mira” (Informante N° 7)56.
“Participamos en las Caravanas Amigas que hace el
CEM VMT (MIMP) o cualquier institución que nos
invite, entonces preparamos nuestros juegos y
acompañamos a Daniela (promotora) informando y
haciendo que la gente identifique que violencia tiene y
cuáles serían sus consecuencias sino buscan ayuda,
realmente me gusta que en broma y broma, dejen de
creer que lo que les pasa es normal” (Informante
N°5)57.
En ese sentido, la visión que tienen las facilitadoras sobre el rol que
cumple el Ministerio de la Mujer a través del Programa contra la violencia es
vital para llevar a cabo las acciones de sensibilización y acompañamiento de
las víctimas. Asimismo, para los varones entrevistados la formación que les
brinda el Ministerio, no solo les permite ayudar a las víctimas, sino también les
permite ser reconocidos y reafirmar su posición como líderes dentro su
comunidad.
56 Entrevista realizada el 26 de abril de 2013.
57 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
84
“Yo participo de la Junta Vecinal y veo temas como la
seguridad ciudadana, sin embargo, siento que la
mayoría de vecinas están más interesados en saber
sobre la violencia familiar, por eso me llaman para dar
charlas y me piden que las ayude (…) yo me siento
muy bien, porque no solo me ven como buen vecino,
sino que me consideran un líder” (Informante N°1)58.
De lo anterior concluyo que, las facilitadoras y facilitadores del
Programa identifican y reconocen la importancia del Ministerio a través del
Programa contra la violencia familiar y sexual, ya sea por los conocimientos
recibidos o por el reconocimiento que obtienen por parte de su comunidad
debido a la ayuda que brindan. Por lo tanto, el Ministerio se constituye como
un aliado importante para las facilitadoras, más adelante describiremos la
dinámica de su intervención.
En definitiva, una vez identificado a los actores, cabe preguntarse ¿qué
tipo de relaciones suceden entre los actores al interior del Programa? A
continuación, presento una aproximación al estudio de las relaciones que
suceden entre los actores más relevantes.
58 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
85
4.2 Dinámicas de los actores del Programa
En este punto se analizarán las relaciones de interacción de las
facilitadoras con las instituciones del Estado, ubicadas en el distrito de Villa
María del Triunfo. Para este propósito, las he clasificado en:
a. Desde el acompañamiento hasta la acción (relación Promotora -
Facilitadora)
b. Desde la derivación hasta la atención (relación Facilitadora - CEM)
c. Desde la sensibilización hasta el cumplimiento de la función (relación
Ministerio – Facilitadora)
d. Desde el cumplimiento de la función hasta la interacción entre ellas
(relación Facilitadora – Facilitadora)
a. Desde el acompañamiento hasta la acción
Una primera relación identificada, tiene que ver con el proceso de
implementación del programa y está dado por la relación que existe entre la
promotora del CEM y la facilitadora y/o facilitador del programa. A simple vista
86
se trataría de una relación de acompañamiento directo que desarrolla la
representante del Ministerio frente a la acción del facilitador. Sin embargo, su
trabajo consiste también en monitorear y seleccionar a los líderes y lideresas
que durante su accionar se constituyen como los principales referentes de
ayuda a la mujer víctima de violencia.
“Siempre coordinamos con ella, creo que esa es la
base de todo el trabajo, sino tuviéramos su apoyo
tendríamos que buscar a la Municipalidad y a ellos no
les interesa del todo” (Informante N° 5).59
Esta relación se fortalece por la empatía y las acciones de coordinación
existentes entre ambos actores, por lo que desde la perspectiva de las
personas entrevistadas, no surgen conflictos en esta dinámica de interacción.
Este vínculo horizontal predominante en esta relación, evidencia las buenas
relaciones entre la promotora y las facilitadoras al interior del programa, las
mismas que se sustentan en lazos de amistad y empatía.
b. Desde la derivación hasta la atención
59 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
87
La segunda relación tiene como protagonistas a las facilitadoras y al
CEM, desarrollando una dinámica abocada al cumplimiento de los objetivos del
Programa, la misma inicia con la derivación del caso y posterior inserción al
CEM y concluye con la atención que recibe la usuaria en los diferentes
servicios del mismo. Esta relación complementaria entre ambos actores, en
teoría, termina por consolidar la presencia activa del facilitador en su
comunidad y permite garantizar el acceso de la mujer víctima de violencia a los
servicios del Estado, a través del intermediario CEM, reconociendo sus
derechos e insertándola en la ruta de atención de la violencia familiar.
En este contexto, los líderes y lideresas a manera de valor agregado,
realizan el seguimiento del caso que insertaron al CEM, adquiriendo un mayor
protagonismo por su compromiso con la víctima, que a su vez ellos consideran
como una amiga y/o vecina.
De lo anterior, se evidencia un fuerte identificación del facilitador y/o
facilitadora con su labor, puesto que si bien las acciones que desprende deben
estar orientadas a prevenir, la situación misma las y los obliga a mantenerse
“conectados” a la víctima, teniendo en cuenta que la misma no es solo un
caso, sino una vecina, alguien con quien compartieron y comparten vivencias
diariamente.
88
Es importante señalar que esta necesidad que tienen las facilitadoras de
complementar su trabajo mediante la atención y seguimiento de los saliéndose
de los parámetros en cuento a sus funciones, son determinantes a la hora de
abordar el programa60.
c. Desde la sensibilización hasta el cumplimiento de la función
La tercera relación tiene como protagonistas al MIMP y a las Facilitadoras,
que desde que inician el proceso de su formación hasta que se convierten en
agentes comunitarios para prevenir la violencia contra las mujeres, dependen
directamente de la capacitación que reciban del Ministerio, que a través de la
certificación del PNCVFS, se responsabiliza de implementar y garantizar la
sostenibilidad del Programa. Durante esta relación, existe una etapa
intermediaria, conocida como la etapa de reforzamiento, mediante la cual se
busca complementar los conocimientos adquiridos y reforzar los puntos débiles
a un año de la capacitación recibida. En este proceso de intercambio, es
importante mencionar que existen tanto divergencias como puntos a favor
sobre la opinión que tienen los facilitadores y las facilitadoras, en relación al
proceso de formación del Programa.
60 En el siguiente ITEM se ampliará la información.
89
Ambos actores coinciden que la relación de dependencia con el Ministerio,
no es mala, por el contrario les permite desarrollar estrategias y/o herramientas
para la detección y derivación de casos al CEM. Sin embargo, los y las
facilitadoras discrepan en la manera como el Ministerio aborda su intervención.
Pues en la práctica sienten que la necesidad de intervenir es mayor y cada vez
más exigente, como lo dice la siguiente entrevistada.
“Pienso que la capacitación es buena y por eso no
faltaba, ahí aprendí a reconocer un caso de violencia y
sobre todo a relacionarme mejor con otras
instituciones, así cuando el CEM no puede, me voy a
buscar ayuda” (Informante N° 6)61.
Mientras el Informante N° 362, mencionó que en su condición de líder
comunitario siente que su trabajo como facilitador es limitante y que por sí
mismo no contribuye a ayudar a la víctima.
“Nosotros desarrollamos temas de seguridad
ciudadana y además de violencia familiar, por ello
61 Entrevista realizada 16 de abril de 2013.
62 Entrevista realizada 16 de abril de 2013.
90
analizando la intervención que tenemos como
facilitadores sentimos que se nos limita, ya que solo
nos piden que insertemos un caso en el CEM, nada
más”.
En esta relación entre el Ministerio y las facilitadoras y/o facilitadores, se
evidencia por un lado, la conformidad de los participantes con los contenidos
de la capacitación durante el periodo de formación y posterior especialización y
por otro se encuentran disconformes con su participación dentro del programa,
ya que, sienten que se limita su intervención y no se les reconoce como líderes
y lideresas de su comunidad.
Como líderes y lideresas, las facilitadoras tienen un reconocimiento por
parte de su comunidad, por lo que, sienten que sus acciones orientadas solo a
la prevención de la violencia contra las mujeres no demanda mayores
esfuerzos e iniciativas, en cambio, si sus acciones estuvieran destinadas a
atender esta violencia y/o coordinar las acciones con las entidades
competentes sentirían que su condición de líder está siendo respetada. Los y
las facilitadores perciben que la función de un líder no termina con insertar un
caso al CEM, la misma concluye cuando su vecina y/o víctima le agradece por
la ayuda y le reafirma su condición.
91
Por lo antes expuesto concluyo que el tipo de relación existente entre las
facilitadoras y los funcionarios y/o servidores del Estado es una relación
vertical, en la cual, un grupo decide y otro implementa las decisiones, a pesar
de no estar totalmente de acuerdo con ellas. Sin embargo, existe un problema
entre lo que esperan las facilitadoras del Programa y lo que obtienen de él. Por
ejemplo, las mismas esperan que se destine más presupuesto para la
realización de charlas, que muchas veces involucra un gasto en cuanto al
refrigerio de las participantes, los mismos que son solventados por ellas
mismas.
d. Desde el cumplimiento de la función hasta la interacción entre ellas
La cuarta y última relación tiene como actores a las propias facilitadoras
y facilitadores, quienes en base a un trabajo coordinado, producto de la
sensibilización que recibieron en temas de violencia familiar, convivencia,
derechos humanos, ciudadanía, planificación de actividades personales y
comunitarias han desarrollado estrategias para detectar e identificar los casos
de violencia registrados en el interior de sus comunidades.
El trabajo realizado por estos líderes y lideresas comunitarias, termina
según el Programa en la derivación de los casos detectados al CEM Villa María
92
del Triunfo, donde se efectúa la atención directa de los mismos por parte del
equipo de profesionales del CEM. Es decir, se constituye como un rol
meramente intermediario entre el Estado a través de su servicio CEM y la
comunidad a través de las facilitadoras y/o facilitadores.
4.3 “Más que prevenir, atender”
Las facilitadoras y facilitadores son ciudadanas y ciudadanos integrados
a una organización social de base u otro tipo de organización comunal,
contribuyen al fortalecimiento de estrategias de prevención y atención de los
casos de violencia contra las mujeres. Este trabajo de prevención implicó el
desarrollo de una cultura alternativa frente a ideas, creencias, esquemas,
costumbres, patrones de comportamiento y otros que alimentaban una cultura
de la violencia, desconfianza y suspicacia, reproduciendo actitudes de
intolerancia, autoritarismo, negación de valores y por sobre todo subordinación
de las mujeres. Por ello, Larraín (2002) señala:
“Las estrategias de prevención deben estar orientadas
a reducir los factores de riesgo y aumentar los factores
93
de protección. Esto implica una amplia gama de
acciones a desarrollar” (Larraín, 2002:195).
De lo anterior, concluyo que la existencia de este Programa en Villa
María del Triunfo, incide positivamente en las y los líderes comunitarios de
diferentes organizaciones de base, quienes adoptan la estrategia de
prevención y además complementan su labor con acciones orientadas a la
atención y al seguimiento de los problemas sociales como la violencia
especialmente dirigida contra las mujeres en su distrito. En ese afán, los y las
facilitadoras logran subvertir y aportar a la lógica de la política pública que el
Estado les planteó.
En el marco de la política pública y a partir de las entrevistas realizadas
a los facilitadores y facilitadoras del Programa, se desprende que éstos líderes
y lideresas de la comunidad organizada participan activamente de actividades
en el ejercicio de su ciudadanía, en la defensa de sus derechos y en la
aspiración a una mejor calidad de vida, asumiendo un rol dinámico contra la
violencia hacia las mujeres ampliando la cobertura de las acciones de
prevención desde y al interior de su comunidad organizada.
94
Sin embargo, como ya sugerí antes, puedo analizar que las acciones,
intereses y apuestas de las y los facilitadores en la práctica, va más allá de lo
que fue planteado en la política pública elaborada por el Ministerio de la Mujer
a través del Programa que aquí analizo. Planteo eso porque en la investigación
que he realizado encuentro que el facilitador complementa su labor, ya que, la
política pública, no responde realmente a las necesidades del facilitador y de la
víctima.
Por cuanto, podemos afirmar que en el diseño y/o elaboración del
Programa, no se tomó en cuenta a quiénes se consideraba y/o “utilizaba” como
intermediarios, es decir, no se contempló las cualidades y/o características que
poseen los líderes y las lideresas comunitarias del distrito, quienes además de
recoger casos tienen esa conexión y llegada a la víctima, ya sea por su
capacidad de persuasión o simpatía, como por su identificación con el
problema. El líder, conoce la realidad de su comunidad y tiene acercamiento
con sus autoridades, porque sabe que quiere la víctima y hasta donde está
dispuesta a llegar.
Asimismo, por medio del programa se ha logrado construir un modelo de
intervención orientado desde el Estado hacia la comunidad, que se sustenta en
la solidaridad, en la ciudadanía y en la nobleza de sus participantes. Ya que al
preguntársele al total de facilitadoras y/o facilitadores entrevistados cuál fue el
95
motivo que originó su participación en este programa, 8 de los mismos
señalaron que durante su infancia fueron víctimas de violencia familiar por
parte de al menos uno de sus padres y 5 expresaron que en algún momento de
sus vidas han sido víctimas de violencia por parte de sus parejas, en el caso de
las mujeres fue violencia física, mientras que en el caso de los varones
prevaleció la violencia psicológica. Por lo tanto, encuentro que uno de los
probables elementos que llevaría a las personas a vincularse con propuestas
de atención a la violencia es precisamente su experiencia y sensibilización
personal con la violencia. De acuerdo a las facilitadores y facilitadoras que
entrevisté estos hechos constituyen una de las principales motivaciones para
incorporarse al Programa y ya sea que la experiencia vivida, este superada o
este superándose, el haber sido víctimas de violencia familiar les da a estas
mujeres y hombres, una situación particular de identificación y capacidad de
escucha con las mujeres con quienes interactúan. Las mismas que sienten
mayor confianza y comodidad por «alguien igual que ellas» es decir, por
alguien que también fue víctima de violencia y que además vive en su misma
comunidad.
Durante años la lógica de las políticas públicas consistió en abordar el
problema de violencia preferentemente sobre el control y sanción a los
agresores. Y si bien el Estado peruano ha creado mecanismos y estrategias en
materia de prevención de la violencia contra las mujeres, como el Programa
Facilitadoras/es en Acción, debe entenderse que “prevenir no consiste
96
fundamentalmente en teorizar e interpretar, ni tampoco en aplicar un método o
una técnica de intervención específico. Se trata más bien del efecto combinado
de una actitud, una perspectiva, un modo de ver la realidad y una opción
estratégica que induce a pensar y a actuar de una forma característica
modificando intencionalmente el previsible devenir natural de los
acontecimientos actuando sobre los factores generadores de su proceso”
(Blanch, 2002:92). En ese sentido, es preciso entender que las facilitadoras y
facilitadores del Programa implementado en el distrito de Villa María del
Triunfo, no solo realizan actividades de prevención de la violencia familiar y
sexual, contra las mujeres, sino que también enfatizan su trabajo en la atención
y acompañamiento de las víctimas, porque sienten que su labor no debe
terminar en la inserción de casos en el CEM Villa María del Triunfo.
Esta tarea sobrepasa lo planteado por el Programa ya que éste solo
plantea el nivel de prevención, sin embargo los y las facilitadoras, además de la
prevención están realizando acciones de acompañamiento y canalizando
atención a las mujeres víctimas de violencia con las que interactúan.
Ante ello la pregunta es ¿qué hace el Estado ante esta situación?,
¿cómo se evalúa este aporte y/o trabajo complementario de los y las
facilitadoras en el marco de las políticas públicas? Según las entrevistas
realizadas a las funcionarias del Estado, esta situación no es percibida y
97
mucho menos atendida, ya que, resulta ajena al objetivo del Programa. Por lo
tanto, hay la inacción y/o poca capacidad del Estado para atender las
necesidades y propuestas específicas de las personas a las que orienta sus
políticas públicas o de las personas a las que consideran sus aliados
estratégicos.
De lo anterior, podemos concluir que si bien el objetivo según las
funcionarias del Programa, es afianzar el rol de las facilitadoras como una
experiencia de participación comunitaria para la prevención de la violencia
contra las mujeres, la expectativa que tienen las facilitadoras es mayor, pues
consideran que su labor no termina sino hasta ver a la víctima fuera de peligro,
es decir, hasta que sea atendida.
“Hay un cerro llamado las mascaritas, fuimos de noche
para ubicar al agresor en la oscuridad con linterna, con
una abogada (…) llegamos y le preguntamos al padre
porque maltrata al niño (…) logramos conversar con él
y lo llevamos con el psicólogo haciendo un
seguimiento, por ello se logró que el padre se haga
responsable y no los castigue, es que yo no me iba a
98
casa hasta no ver a los niños libres del peligro”
(Informante 8).63
Del mismo modo, la Informante 7, dice: “en el tiempo de apoyo estoy
contenta, porque interne a unas niñas que tenían un padre delincuente y
psicópata, logre que interviniera la fiscal y la abogada y se logró internar a los
niños y rescatarlos, porque estaban encadenados (…) ese día llegue a mi casa
64
y sentí que mi labor había terminado con éxito”. De lo anterior, cabe
preguntarse ¿son conscientes las facilitadoras que sus acciones están
orientadas a brindar un “servicio completo” a la víctima?
Al respecto, las facilitadoras reconocen que su labor no termina solo con
insertar el caso en el CEM, reconociendo que la situación amerita un mayor
grado de participación por parte de ellas, pues las víctimas muchas veces no
confían en los profesionales del CEM.
“La gente confía en mí, porque más allá del programa
fui como ellas (víctima de violencia) y por eso se
63 Entrevista realizada el 26 de abril de 2013.
64 Entrevista realizada el 26 de abril de 2013.
99
identifican conmigo (…) no quieren ir con la psicóloga,
porque les pregunta mucho, dicen” (Informante N° 4).65
En este caso, la facilitadora entiende que debido a su experiencia vivida,
logra mantener un grado de empatía con la víctima, quien se identifica,
reconoce y tiene confianza en su labor. En ese contexto, es importante
rescatar la información que proyectan los medios de comunicación sobre la
deficiencia del Estado por evitar tantas muertes, despertando en las
facilitadoras la necesidad de ayudar y aportar “más de lo que deben” y/o más
de lo que el Programa propuesto por el Ministerio de la Mujer les planteó, con
la finalidad de ayudar a sus vecinas y amigas a quienes no denominan
“víctimas”.
“Cuando veo la televisión y sé que hay mujeres que
mueren todos los días (…) siento que mi trabajo debe
aportar más (…) porque el CEM por más que quiera no
puede con tantos casos” (Informante N° 3).66
65 Entrevista realizada el 24 de abril de 2013.
66 Entrevista realizada el 26 de abril de 2013.
100
En conclusión, de acuerdo a las entrevistas, las facilitadoras son
conscientes que la labor que el Programa les proponía no basta para enfrentar
el problema de violencia contra las mujeres en su comunidad, por ello, tienden
a justificar la necesidad de “ampliar” su intervención.
Complementando la Informante N° 2 dice:
“Yo sé lo que se siente, por eso no quiero que nadie
pase lo yo pase, de niña he sufrido mucho, mis padres
se peleaban y mi mamá siempre lloraba (lágrimas) por
eso una tiene la necesidad de ayudar (lágrimas)
porque siente que el CEM no es suficiente”.67
Como lo sugiere la cita, el país necesita un Estado que en el marco de
sus competencias promueva acciones de prevención contra la violencia hacia
las mujeres y convoque a los diversos actores claves que abordan la temática,
considerando sus diversos puntos de vista, propuestas y experiencia técnica
para reducir la incidencia, disminuir la prevalencia y minimizar el impacto de
este flagelo en la sociedad. Pero a su vez que éste atento a las dinámicas y
67 Entrevista realizada el 26 de abril de 2013.
101
necesidades que se generan de la aplicación de las políticas públicas,
haciendo que ésta sea más flexible al cambio y permita que desde el lado de
sus protagonistas y principales involucrados se geste el verdadero diseño y re-
diseño de la estrategia.
102
5. CONCLUSIONES
El Programa “Facilitadoras en Acción” se presenta como una estrategia
de prevención orientada desde el Estado hacia la Sociedad Civil con la
finalidad de capacitar a líderes y lideresas comunitarias en acciones de
prevención y detección de casos de violencia familiar y sexual, para que sean
atendidos por el Centro Emergencia Mujer de Villa María del Triunfo.
Asimismo, es importante reconocer que el Programa está integrado por
una cuota de género, considerando tanto a varones y mujeres con la finalidad
de cambiar los patrones culturales y visibilizar que el agresor no solo es varón y
que la víctima muchas veces no solo es mujer. En dialogo con el marco teórico
de la investigación realizada, concluyo que el Estado a través de sus políticas
públicas, desarrolla acciones dirigidas esencialmente a favor de la mujer,
además lo valioso del Programa aquí analizado es que integra una cuota de
género, que permite la participación activa de hombres en políticas sobre
violencia contra las mujeres, aplicando efectivamente uno de los criterios de las
políticas públicas con enfoque de género.
La dinámica del Programa identifica cuatro relaciones entre sus actores,
la primera relación va desde el acompañamiento hasta la acción, la segunda
103
relación va desde la derivación hasta la atención, la tercera relación va desde
la sensibilización de las facilitadoras hasta la posterior derivación del caso
identificado al CEM y por último la cuarta relación va desde el cumplimiento de
la función hasta la interacción entre ellas.
El Programa que he analizado para esta tesis plantea que las funciones
de las facilitadoras y facilitadores son principalmente desarrollar acciones,
preventivas y promocionales con la finalidad de detectar y derivar casos de
violencia contra las mujeres, dentro de su comunidad. Sin embargo, las
facilitadoras y facilitadores entienden que la labor que el Programa les propuso
es limitante y no reconoce su calidad de líderes y lideresas, por ende no
solucionara el problema de violencia en su comunidad. Entonces surge la
necesidad de “ampliar” su intervención, desarrollando estrategias alternativas a
sus funciones. Las mismas tienen que ver con contactar directamente como la
policía, fiscalía y en algunos casos al Poder Judicial. Este “servicio completo”
que darían, incluye no solo la derivación de la víctima a las instancias de
justicia, sino también la atención y el seguimiento del caso.
En ese contexto, es fundamental la confianza que tiene la víctima con la
facilitadora, ese grado de empatía, que a diferencia de la relación que existe
con los profesionales del CEM, va a garantizar que la víctima acceda a los
104
servicios del Estado y por ende a la “Ruta de Atención de la violencia contra
las mujeres”, confiando en hallar una respuesta a su problema.
Por su parte, el Estado a través del Ministerio de la Mujer y Poblaciones
Vulnerables no percibe esta situación y mucho menos la atiende, ya que
resulta ajena al objetivo del Programa. Asimismo, no comprende que las
facilitadoras y facilitadores antes de ser contactadas desarrollaban acciones en
temas de seguridad ciudadana, vaso de leche, club de madres, entre otros,
debido a su condición de líderes y lideresas de sus comunidades, por lo tanto,
son personas experimentadas en temas de participación comunitaria. Lo que
les da mayor margen de acción y capacidad propositiva a la hora de
interactuar con el Estado.
No obstante, a pesar de lo mencionado líneas arriba, las facilitadoras y
facilitadores del Programa identifican y reconocen la importancia del Ministerio
de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, ya sea por el reconocimiento que
obtienen mediante la certificación o por los conocimientos que han adquirido
por medio de la capacitación.
De ese modo y a pesar de los problemas que se originan en la dinámica
del programa, el Estado Peruano evidencia la puesta en práctica de una
105
estrategia diferenciada entre lo que se dice (dirigentes políticos), lo que debe
ser (técnicos) y lo que finalmente resulta de (implementación de la propuesta
real) la aplicación de las acciones en materia de prevención de la violencia
contra las mujeres en nuestro país. Por lo que, concluyo que la política pública
aquí analizada, privilegió la participación de los líderes y las lideresas de las
Organizaciones Sociales de Base, para constituirse como una de las primeras
experiencias de participación comunitaria orientada desde el Estado hacia la
Sociedad Civil en materia de prevención de la violencia contra las mujeres.
Asimismo, es preciso indicar que esta experiencia supone un alto grado
de consolidación, ya que, desde sus protagonistas no solo existe una mayor
conciencia y sensibilización de los riesgos y factores de la violencia contra las
mujeres (amenazas y vulnerabilidad) sino también de las tareas pendientes,
que deben desarrollar para atender esta problemática. En esa línea, esta
política se ha institucionalizado como un programa operativo y actualmente
tiene vigencia a nivel nacional.
No obstante, bajo una mirada crítica concluyo que el Programa
“Facilitadoras en Acción” no atiende las expectativas y aportes de sus aliados y
aliadas (los y las facilitadores) y de las mujeres beneficiarias porque no se
adapta al contexto donde se aplica, haciendo que los actores sientan que sus
acciones orientadas solo a la prevención de la violencia contra las mujeres no
106
demanda mayores esfuerzos e iniciativas, en cambio, si sus acciones
estuvieran destinadas a atender esta violencia y/o coordinar las acciones con
las entidades competentes sentirían que su condición de líder está siendo
respetada. En ese sentido, debemos entender que no solo se debe reconocer
esa condición de líder y/o lideresa de las facilitadoras, sino y sobre todo
reconocer cuán importante es que las políticas públicas puedan responder a las
expectativas de sus actores involucrados.
107
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