Guaman Poma y Su Crónica Ilustrada Del Perú Colonial
Guaman Poma y Su Crónica Ilustrada Del Perú Colonial
Guaman Poma y Su Crónica Ilustrada Del Perú Colonial
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El medio que utilizó para presentar su punto de vista fue un largo texto en prosa,
escrito mayormente en español pero con un número significativo de secciones en
quechua, que era una de sus lenguas nativas. Complementó su texto escrito con
398 dibujos intercalados a lo largo de la obra. Guaman Poma explicó la creación
de sus textos gráficos comentando que tenía entendido que el rey era aficionado a
las artes visuales. Sin embargo, la fuerte dependencia de Guaman Poma de la
forma pictórica para declarar sus posiciones y argumentar sus puntos,
particularmente acerca del abuso colonial de la población nativa, sugiere en
cambio que consideraba sus dibujos como el modo más directo y efectivo de
comunicar sus ideas al rey y persuadirlo de intervenir para realizar acciones
reparadoras. Guaman Poma expresó su esperanza de que el rey hiciera publicar
su obra. Así su consejo podría ser seguido por toda la jerarquía de oficiales
civiles y eclesiásticos del rey para detener los abusos coloniales, proteger al
pueblo andino y asegurar su bienestar. Una oración dramáticamente truncada
anuncia, en la penúltima página del manuscrito, su presentación anticipada a un
destinatario que no se nombra: “De la ciudad de los Reys de Lima, corte rreal y
caueza del Pirú, se presentó antel . . .”. Queda en blanco tanto la designación del
receptor como la fecha de la presentación (Guaman Poma 1188). Evidencia
circunstancial sugiere que el manuscrito pasó a través de la corte virreinal en
Lima. Un fraile franciscano, Buenaventura de Salinas y Córdoba, quien sirvió
como paje en la corte del virrey don Juan de Mendoza y Luna entre 1607 y 1615,
repite la versión poco común de la historia andina preinkaica de Guaman Poma.
Salinas y Córdoba debe haber estado en la corte cuando el manuscrito de
Guaman Poma llegó y puede haberse aprovechado de sus contenidos en su
propio Memorial de las historias del Nuevo Mundo, Pirú (1630). Luis E.
Valcárcel (1957:xiii) y Warren L. Cook (1957:xxxi, xxxix) han sugerido que
Guaman Poma fue la fuente de Salinas y Córdoba a causa de las similaridades
textuales en varios puntos: la tradición de las cuatro edades antiguas preinkaicas
del Perú; la leyenda de Mama Huaco, madre natural de Manco Capac; la
tradición por la cual Manco Capac la habría esposado; las descripciones de los
colores de los vestidos en los retratos de los Inkas; y los relatos de las conquistas
llevadas a cabo por cada Inka tanto como las innovaciones religiosas introducidas
por cada uno. Para Cook, existe entre las dos obras una semejanza suficiente
como para deducir que “o Fray Buenaventura conoció el manuscrito de Guaman
Poma o recibió de segunda mano esos datos de alguna otra persona que lo
conocía”.
Parece innegable que los dibujos de Guaman Poma, por su interés intrínseco,
aseguraron la supervivencia de la obra. En esto, una motivación particular del
coleccionista entra en juego. El público erudito de Europa del norte estaba ya
familiarizado con las relaciones ilustradas de las conquistas españolas en el
Nuevo Mundo de Johann Theodor de Bry. Por ejemplo, su traducción al latín
(Francfort, 1598) de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias de
Bartolomé de las Casas incluía grabados en cobre que ilustraban vívidamente los
horrores de la conquista. (Estos grabados reproducían, a su vez, las acuarelas
incluidas en al menos una de las copias manuscritas, fechada en 1582, de la
primera traducción del trabajo de Las Casas. Esta fue la versión en francés de
1579 del flamenco Jacques de Miggrode, publicada en Amberes como
advertencia a los ciudadanos de los Países Bajos sobre las “tiranías y crueldades”
del gobierno español).
Otras adiciones de nuevos folios reflejan las profundas preocupaciones del autor
y su deseo de remarcar su importancia al rey Felipe III. Estas consisten en la
adición de dos folios a su diálogo imaginario con el rey, titulado “Pregunta Su
Magestad”; la adición de un folio dedicado a la representación iconográfica de
Potosí; y dieciocho folios que constituyen el capítulo “Camina el autor”, en el
cual Guaman Poma narra su viaje a Lima para entregar su manuscrito a la corte
virreinal (lámina VI; Guaman Poma 978-981, 1066-1067, 1104-1139). Los dos
nuevos folios en el texto del diálogo con el rey abogan por la abolición de los
salarios de los curas, utilizando como ejemplares al no remunerado “primer
sacerdote del mundo . . . Dios y hombre vivo, Jesucristo” y a los “naturales,
indios de su Majestad”. En el folio agregado acerca de Potosí, Guaman Poma
subraya sarcásticamente la dependencia de la corona española de las minas de
plata de Potosí y su donación al rey por los señores del Perú. “Camina el autor”
condena el sufrimiento causado en las comunidades andinas del valle de
Huarochirí por la campaña de extirpación de idolatrías de Francisco de Ávila.
Ese mismo capítulo condena también el desorden y la corrupción de la vida en la
capital virreinal.
Guaman Poma empleó fechas específicas para documentar los eventos que
presenciaba y, en sólo un caso, una entrevista por él tomada, en el estilo que
usaba el oficial de visita o inspección al preparar su informe (Guaman
Poma 502, 519, 592, 595, 638, 687, 693, 704, 933, 944, 1114). La fecha más
temprana que Guaman Poma señala (aparte de la referencia apócrifa a 1587) es
1600, que menciona como el año en que comienza su peregrinación. El año más
tardío es 1615, y lo marca como la conclusión del gobierno de don Juan de
Mendoza y Luna como undécimo virrey del Perú (lámina VII; Guaman
Poma 474, 886). (El gobierno de Mendoza y Luna terminó el 18 de diciembre de
1615.) De estas referencias podemos deducir que esta versión final de la Nueva
corónica y buen gobierno fue redactada después de 1600, y más probablemente
en el período entre 1612 y los primeros meses de 1616.
Las relaciones que se han establecido entre la obra de Guaman Poma y varias
tradiciones intelectuales y artísticas andinas y europeas son múltiples. La
cuestión de su cosmología y su concepto del tiempo ha sido sometida una
reexaminación frecuente (Imbelloni 1944; Ossio 1970, 1973, 1977; Duviols
1980; Szeminski 1983; Fleming 1994; Barnes 1995; Pease 1995; Plas 1996). La
renovación de esta discusión subraya la complejidad de los temas en cuestión y
reafirma la importancia de considerar las conceptualizaciones de Guaman Poma
dentro del marco de interacciones culturales más amplias y/o tradiciones
alternativas (Adorno 1992a:347; Barnes 1994:236; Fraser 1996:274). El empleo
de Guaman Poma de la Chronografía o Repertorio de los tiempos (Sevilla, 1548)
de Jerónimo de Chaves para organizar su paradigma de la historia humana en
cinco o seis edades sugiere tanto su elección de un modelo europeo que hacía eco
de sus propias ideas andinas como su manipulación creativa de fuentes
tradicionales tanto orales como escritas. La identificación de esta fuente
específica de Guaman Poma, realizada independientemente por David Fleming y
Monica Barnes en 1994 y 1995 y Sophie Plas en 1996, señala el persistente
interés por sus ideas sobre el tiempo y el cambio histórico. La brillante
conceptualización de Frank Salomon (1999: 42-59) de la compleja perspectiva
histórica y cosmológica de Guaman Poma, ubica la discusión en el contexto más
amplio de los actuales esfuerzos etnohistóricos para “trascender las dicotomías
habituales como ‘mito’ e ‘historia’, e imaginar cómo las continuidades humanas
se concebían cuando los recuerdos eran agrupados bajo premisas menos
familiares”.
Un nuevo trabajo de R. Tom Zuidema ofrece una clave para comprender, dentro
de la tradición andina, la relación entre los diseños textiles, las pautas de la
administración inkaica y las distinciones sociales imperiales del Inkario. Sin
embargo, aun si Zuidema revela el uso ritual de los vestidos inkaicos,
particularmente de los tukapus, es decir, los diseños abstractos en los tejidos que
adornan las túnicas de los Inkas, también enfatiza que Guaman Poma toma sus
contextos pictóricos de modelos europeos. En consecuencia modifica el propósito
mítico, ritual y político de su temario inkaico tanto como los eventos históricos
en los cuales los Inkas juegan un rol (Zuidema 1994:38; Zuidema 1991). Con
respecto a su manejo de las tradiciones iconográficas andinas y europeas, el
cuadro más reconocido de Guaman Poma es su mapamundi (lámina VIII).
Sobre los diseños textiles andinos en sí, Cummins muestra cuán poco revela
Guaman Poma de sus contenidos y significados. Cummins enfatiza que Guaman
Poma se abstiene de explicar los significados codificados de objetos andinos,
tales como el ábaco que aparece en uno de sus dibujos del khipukamayuq, o
secretario del Inka que lleva la cuenta de los khipu, cordeles con nudos, de
información dinástica y estadística (lámina IX). Asimismo, agrega, Guaman
Poma rechaza elucidar las funciones nemotécnicas independientes de objetos que
se utilizaban para la rememoración de la historia inkaica. De hecho, Cummins
(1997:238) ha argumentado que “el mundo hermético y hermenéutico de texto e
ilustración de Guaman Poma oculta al espectador aspectos fundamentales de la
imaginaría andina y andina colonial”.
Más o menos cien millas (a vuelo de cuervo) hacia el sur, aún dentro de la
jurisdicción colonial de Huamanga, se encuentra la provincia de Lucanas.
Guaman Poma trabajó como asistente de inspector eclesiástico en el área de
Lucanas hacia el final de la década de 1560, retornó allí como funcionario nativo
de la administración colonial en el final de la década de 1590, y allí se instaló
después de 1600. Su vida itinerante ejemplifica la de miles de personas andinas
de su generación.
Guaman Poma era indio puro. No era mestizo. Se presentaba como un cristiano
devoto y su obsesiva insistencia sobre este punto permite sopesar las sospechas
con las que la conversión a la cristiandad de los andinos era considerada. Debe
haber sido conocido como un “indio ladino”, esto es, en la nomenclatura
colonial, como alguien que era presumiblemente hábil en castellano, cristiano en
sus creencias, e hispanizado en sus costumbres (Adorno 1992b). Más allá de
denotar una ostensible asimilación a la lengua española y a la religión cristiana,
el término “ladino” connota valores negativos, entre otros: maña, ardid y ser
indigno de confianza. Era un término aplicado por los europeos y criollos, o
individuos nacidos en América de padres o ascendencia europea, a los indios y
negros africanos que se habían asimilado de alguna manera a los modos
europeos. Nunca fue usado como término de autoidentificación. Guaman Poma
explicita las connotaciones negativas del término y el inevitable estereotipo que
generaba cuando menciona que él y otros eran burlados como “ladinejos” o
“santicos ladinejos”, esto es, como grandes e impertinentes habladores o
conversos hipercelosos--en resumen, como indios indeseadamente entrometidos
en los asuntos coloniales españoles.
A continuación de esta memoria juvenil, Guaman Poma (282, 285, 690) escribe
haber servido al visitador de la iglesia Cristóbal de Albornoz para identificar y
castigar a los andinos que seguían practicando sus ritos antiguos. Así Guaman
Poma tomaba parte en las primeras campañas de extirpación de idolatrías
llevadas a cabo en el Perú colonial. Es probable que Guaman Poma fuera
reclutado en Huamanga para la campaña de Albornoz a las provincias de Soras,
Lucanas Laramati y Lucanas Andamarca, en el área sur de la jurisdicción de
Huamanga, entre 1568 y 1570 (ver mapa). Los nombres de los oficiales del
equipo de inspección que aparecen en los reportes de Albornoz en este viaje
específico, tanto como los nombres de las personas andinas castigadas, se
encuentran en la Nueva corónica y buen gobierno; esto sugiere que el testimonio
de Guaman Poma sobre su servicio a Albornoz es fidedigno. Como tantos otros
muchachos adolescentes andinos, Guaman Poma ocupó el rol crucial de asistente
nativo, cuyas tareas consistían en: reconocer prácticas que la iglesia misionera
consideraba idólatras y facilitar los intercambios entre quechuahablantes e
hispanohablantes. Aunque no se retrata a sí mismo en el dibujo, Guaman Poma
representa al padre Albornoz supervisando el castigo de un lloroso hombre
andino, llevado a cabo por otro miembro andino del equipo de inspección
(lámina XIII).
Guaman Poma presentó muy vívidamente la ejecución del príncipe Inka Tupac
Amaru. Recordaba en detalle la escaramuza presentada en la Plaza de San
Francisco en el Cuzco por los soldados españoles antes de su partida a
Vilcabamba para capturar al último príncipe Inka sobreviviente. Pintó con
considerable dramatismo la entrada de Tupac Amaru a la antigua capital inkaica
en 1572 como prisionero, su posterior ejecución y entierro. Como si hubiera sido
testigo de estos eventos, Guaman Poma retrató la poderosa escena en la cual el
príncipe Inka era decapitado (murió en el garrote, en realidad) y los hombres, o
“orejones”, y las mujeres nobles andinos sollozaban en señal de protesta y duelo
(lámina XIV; Guaman Poma 451-54).
La lucha por las tierras de Chiara, ubicada en el valle de Chupas alrededor de dos
leguas desde la ciudad de Huamanga, comenzó en 1586 cuando en Lima el virrey
Fernando de Torres y Portugal otorgó las tierras presumiblemente vacías a don
Baltazar Solsol y los Chachapoyas. Estos habían venido desde las tierras altas del
este y desde la vertiente oeste del Amazonas, en lo que hoy es el norte del Perú, y
se habían instalado en el área de Huamanga durante la década de 1540 (ver
mapa). La razón aducida para la concesión de Chiara era su estatus de
mitmaqkuna, tanto como su servicio en curso a la corona como soldados y
policías en Huamanga. La concesión de tierras a los Chachapoyas en las cuales
podían establecerse y sembrar estaba basada presumiblemente en su necesidad
económica y en sus servicios al rey. El clan de Guaman Poma y el de don Juan
Tingo también reclamaban esas tierras. En octubre de 1595, los títulos de los
Guamanes/Tingos para las tierras de Chiara fueron confirmados en Lima por la
Real Audiencia, la suprema corte civil y criminal del virreinato. Los
Chachapoyas y los Guamanes/Tingos elevaron, entonces, peticiones y contra-
peticiones durante los años siguientes, cada lado acusando al otro de ser
inmigrantes recientes, o “advenedizos”, para contradecir sus aseveraciones de ser
antiguos residentes y propietarios. Guaman Poma insistía en que los
Chachapoyas no habían sido ubicados allí en tiempos del Inka, que habían estado
entre los recién llegados que venían del área de Chachapoyas en el norte del Perú
y Quito, y que en consecuencia no tenían derecho a las tierras y los bosques del
área. En septiembre de 1597, una sentencia fue promulgada en Lima a favor de
las familias Guaman/Tingo y Guaman Poma llevó consigo la disposición formal
en su regreso de Lima a Huamanga. A pesar de estos resultados, la disputa legal
continuó.
Luego de esta denuncia sobre Guaman Poma, ningún evento legal significativo
parece haber ocurrido hasta el 18 de diciembre de 1600. Ese día, los derechos de
los Chachapoyas a Chiara fueron confirmados. El mismo día se le imponía a
Guaman Poma una sentencia criminal. Tal como son condenados en el veredicto,
sus crímenes consisten en ser “indio humilde, y por embustes se intitula Cacique
y sin ser cacique ni principal, sujeta algunos indios a que le respeten por tal, y las
intenciones maliciosas, y embustes con que siempre ha procedido, ha pretendido
oficios, y ser indio de mala inclinación y todo lo demás que verse debía” (Zorrilla
1977:63). En consecuencia, Guaman Poma fue sentenciado a doscientos azotes,
que debían administrarse en la plaza pública, y fue condenado a dos años de
exilio de la ciudad de Huamanga y sus seis leguas de radio. Si violaba las
condiciones de la sentencia, su destierro sería doblado a cuatro años. Los costos
del juicio, además, debían ser cubiertos por él. La sentencia fue proclamada
públicamente en Huamanga el 19 de diciembre de 1600.
Lo que es seguro es que la Nueva corónica y buen gobierno nos provee con la
consistente y sostenida perspectiva de un hombre andino que ofrece una visión
rica y profunda de la vida en un ámbito local específico en el sur de los Andes
del Perú durante un período de al menos tres décadas. La dimensión más notable
de su obra es esta consistencia, junto con el gran alcance de la perspectiva de su
autor y su expresividad tanto en palabras como en imágenes. En este sentido, el
manuscrito en su versión digital da al ”archivo del mundo” imaginado por
Guaman Poma (751), una relación andina, única y coherente, de la lucha por
conservar un orden andino en desaparición y reformar, no revolucionar, el
decadente régimen imperial extranjero que lo reemplazaba.
Contenidos y contradicciones: la obra de Felipe Guaman Poma
y las aseveraciones acerca de Blas Valera
Rolena Adorno
Yale University
En los últimos veinte años hemos visto en relación con el autor de la Nueva
corónica y buen gobierno la publicación de una serie de documentos que ha
tenido varios puntos culminantes (ver, por ejemplo, Stern 1978; Pereyra Chávez
1997). Uno de éstos es la publicación completa de una compilación de
documentos y peticiones legales que se ha conocido fragmentariamente desde los
años cincuenta en relación con la defensa de los clanes de Guaman y Tingo en
los cuales Guaman Poma ha intervenido de un modo tenaz y sostenido
(Mañaricúa 1955;Guillén Guillén 1969). La publicación del Expediente Prado
Tello en 1991 no sólo reveló las actividades jurídicas de Felipe Guaman Poma y
sus familiares y vecinos durante la larga década de 1590 sino que se coordina con
otros documentos - la Compulsa Ayacucho (la sentencia criminal contra Guaman
Poma efectuada en 1600) y la propia Nueva corónica y buen gobierno - para
destacar una red de actividades coherentes cuyo punto culminante fue la
desilusión de Guaman Poma con el sistema jurídico colonial y la decisión de
tomar la pluma para informarle al rey sobre la destrucción de la sociedad en "Las
Yndias del Perú" (ver Zorrilla 1977; Prado Tello 1991; Adorno 1993).
Esta actitud no sorprende por parte de Guaman Poma, quien fue humillado y
vencido por ellos y por su cacique Don Domingo Jauli, "zapatero", como lo
apodó el cronista lucano. Sin embargo, no tendría sentido, y sería más insólito
aún, absolutamente contradictorio por parte de quien "pertenecía por mitad" a
aquel pueblo, como se describe a Blas Valera en el manuscrito napolitano
(Laurencich et al. 1996: 406 [c. 8ra]). Sería inverosímil que un hijo del pueblo
chachapoyano lo traicionara tan agresivamente sólo para crear un disfraz. La
condena rotunda de los chachapoyas a lo largo de la Nueva corónica y buen
gobierno es una de las claves que nos permiten rechazar las aseveraciones de los
manuscritos napolitanos. Veamos ahora otro ejemplo más de éstas:
Guaman Poma (1) comienza su obra dedicándola a Felipe III y señalando que "la
dicha corónica es muy útil y prouechoso y es bueno para emienda de uida para
los cristianos y enfieles y para confesarse los dichos yndios y emienda de sus
uidas y herronía, ydúlatras y para sauer confesarlos a los dichos indios los dichos
sacerdotes". Parafrasea aquí las palabras de Fray Pedro de Oré, de Huamanga, en
el prefacio a la obra de su hermano Luis Jerónimo, el Símbolo cathólico
indiano de 1598 (Adorno en Guaman Poma 1980: 1126n1). Guaman Poma se
inspira claramente en las obras de instrucción religiosa para el pueblo andino
como la de Oré y las obras producidas por y después del Tercer Concilio
Limense, notablemente el Tercero catecismo y exposición de la doctrina cristiana
por sermones (1585), el sermonario bilingüe (quechua y español) dirigido por el
padre jesuita José de Acosta (Adorno 1978: 148-56). Siempre apoyándolas,
Guaman Poma cita en numerosísimas ocasiones las decisiones de los concilios
limenses, dedicadas a la evangelización del pueblo andino (Guaman Poma 1980:
232, 528, 579, 585, 586, 600, 604, 612, 622, 654, 656, 665, 673, 674, 679, 693,
701, 702, 892, 987, 999, 1089).
Podemos imaginar que Guaman Poma tuviera en mente como candidato para tal
residencia al padre doctrinante de Huarochiri, Francisco de Ávila. Y aún más:
recomienda la expansión del equipo visitador para incluir a un indio ladino que
sirva en cada pueblo como oficial permanente de las visitas itinerantes: "Que
tengan en cada pueblo un yndio ladino cristiano y, ci pudiere, que sean todos
ellos cristianos y ladinos para uedor de los padres y corregidores, comenderos, de
los caciques y de los yndios mandoncillos de los dichos pueblos porque no
rroben y uellaqueen. Y los yndios, que no ydulatren ni se enborrachen ni se
maten y estete [sic] dicho cristiano dé noticia a la justicia de todo lo dicho del
seruicio de Dios en este rreyno" (Guaman Poma 1980: 903).
III. Los mestizos y el mestizaje (El primer nueva corónica y buen gobierno)
Pasemos ahora a la tercera clave del asunto, esto es, al tema de la Nueva corónica
y buen gobierno que ha sido poco comentado por los lectores pero que es uno de
los temas más abarcadores de la obra: La mezcla de las razas en el Perú colonial.
Todos los lectores de la obra saben que Guaman Poma se expresa
consistentemente en contra de los mestizos. La famosa monografía de Raúl
Porras Barrenechea de los años cuarenta fue la primera obra crítica que destacó
esta posición. Precisamente por señalar Porras (1948: 47-52) la animadversión de
Guaman Poma por los mestizos como evidencia del "racismo" del autor lucano--
interpretación que cabía bien dentro de la perspectiva hispanista y anti-
indigenista de Porras en los debates sobre indigenismo y mestizaje de su época--
la actitud del autor de la crónica es un tema cuyo carácter y profundidad no se ha
estudiado. Es necesario hacerlo hoy, y sobre todo dentro del contexto de la
afirmación de que el autor de la Nueva corónica y buen gobierno sea mestizo,
hijo de un español y una mujer chachapoyana.
En primer lugar, hay que decir que el tema del mestizaje en la Nueva corónica y
buen gobierno no se trata, como asevera el manuscrito napolitano, de ayudar a
"narrar los eventos incoherentes inherentes a la vida del hombre-protector, a fin
de que se valorase la autenticidad del autor y no se dieran a despertar
cualesquiera recuerdos del nuestro [autor Blas Valera] ahora sepulto"
(Laurencich et al 1996: 399 [f4v]). La condena rotunda del mestizaje no es
fortuita ni un comentario de paso sino la trama y la urdimbre de la "tela" de la
obra, es decir, una de las premisas fundamentales de su conceptualización. Podría
señalar al respecto más de 50 pasajes largos y sustanciosos que van desde
la Nueva corónica hasta el final del Buen Gobierno. Además, su posición anti-
mestiza se destaca en capítulos particularmente específicos ("Pregunta su
magestad" y "Conzederaciones") en donde juegan un rol de gran importancia, y
figura entre los remedios básicos para salvar al Perú andino de la desintegración
y de la destrucción étnicas. Así tenemos que entender el afecto y la admiración
expresada por Guaman Poma por su medio hermano, que era sacerdote y
mestizo, como excepción y no la norma.
Es por esto que uno de los tres temas anunciados en el diálogo del autor con el
rey (el capítulo "Pregunta su magestad") es el que trata de la necesidad de "que
multiplique los pobres yndios del dicho rreyno" (Guaman Poma 1980: 974). En
la primera serie de intervenciones del coloquio se trata el tema de la baja de la
población andina, y el autor lo explica al rey del modo siguiente: "y las dichas
yndias cazadas no tienen hijo de sus maridos, cino paren mesticillos y después
niegan. . . . Y allí nadie le enquieta y ací gusta más ella de estar amansebado y de
parir mestizos. . . . Contar destas cosas y escriuir es nunca acabar" (Guaman
Poma 1980: 984; énfasis mío). Concluye el capítulo autobiográfico agregado al
manuscrito cosido ("Camina el autor"), y así la obra, con el mismo sentimiento:
"Y acimismo vido el dicho autor muy muchas yndias putas cargadas de
mestici[l]los y de mulatos, todos con faldelines y butines, escofietas. Aunque son
casadas, andan con españoles y negros. Y ancí otros no se quieren casarse con
yndio ni quiere salir de la dicha ciudad por no dejar la putiría. . . . Y ancí no
multiplican los dichos yndios en este rreyno" (Guaman Poma 1980: 1138).
Quiero cerrar este trabajo con este ejemplo porque revela cómo en el capítulo
autobiográfico agregado por Guaman Poma a su crónica después de haberla
redactado no se trata de "narrar los eventos incoherentes inherentes a la vida del
hombre-protector" (Laurencich et al. 1996: 399 [f4v]) sino que, al contrario,
existe una perfecta coherencia, una completa consistencia, entre las más de 125
enmiendas que Guaman Poma hace al pie de página, y el cuerpo del texto
principal. Así, lo que Porras describiría como un racismo implacable, nosotros
podemos verlo, desde el punto de vista de Guaman Poma, como su temor a un
"ethnic cleansing" (limpieza étnica) --tanto pecaminosa y voluntaria como
violenta e involuntaria--que llevaría a la desaparición de la raza andina. Es este
sentimiento, en efecto, el que el autor de la Nueva corónica y buen
gobierno expresa literalmente en casi todas las páginas de su obra.
Como hemos visto, esta óptica con respecto al mestizaje voluntario e involuntario
es sólo una de las claves de la visión integral que la obra presenta. Las otras son
la representación detallada y siempre negativa de los chachapoyas, enemigos
vitales del autor, y la campaña extirpadora de ritos antiguos sobrevivientes.
¿Podría ser un mestizo el autor de esta obra, un sacerdote mestizo de
Chachapoyas además? De ningún modo. No se puede obviar la pasión y la
vehemencia de las declaraciones citadas ni mucho menos el programa para la
reforma y la salvación del pueblo andino que en su totalidad la Nueva corónica y
buen gobiernorepresenta. Es imposible neutralizar o disminuir la enorme energía
de las dos grandes fuerzas movilizadoras de la obra: la pasión extirpadora de
Guaman Poma ante la persistencia de la "idolatría" y su temor a la disminución y
desaparición de la raza andina por la fuerza odiosa y amenazante del mestizaje.
La articulación de estos diversos elementos revela la coherencia del conjunto y la
imposibilidad de que fuera escrita por quien, en el manuscrito anónimo y dudoso
de Nápoles, personifica el mestizaje y un sincretismo inconcebible para un
Guaman Poma para no hablar de un sacerdote jesuita de su generación.
Notas
1. Porras Barrenechea (1986: 462) lo llamó un "cronista fantasma": "un cronista
sin obra al que no se conoce sino por apariciones pasajeras y controvertibles . . .
que, a pesar de todo, existe y tiene una influencia visible e incierta". La óptica de
Blas Valera la conocemos--y bastante bien--a través de las citas que Garcilaso
hace de él en los Comentarios reales.
6. El parecido entre los dos dibujos que aquí confirmamos fue comentado por
primera vez por Guillén Guillén (1969: 91).
El principio que yace por debajo lo expresa Acosta (1984: 151) así: "Todo el
mundo acepta por eso lo que dijo el Filósofo, que lo que se hace por costumbre
no causa dolor sino placer, y que la fuerza de la costumbre es una segunda
naturaleza".
Es por la fuerza de la costumbre "como una segunda naturaleza" que se tenía que
permitir ciertas fiestas tradicionales, como escribía Guaman Poma, "en plaza
pública", porque así se las podía vigilar mientras que se las iba desarraigando.
Acosta (1984: 591) indica: "De la misma manera puede permitirse alguna vez a
los bárbaros celebrar convites y festejos solemnes en que coman y beban en
público, siempre que sea en la plaza del pueblo, como ya prescribían las leyes de
los Incas. Si se hace así, ya no hay miedo de que proliferen tanto las grandes
borracheras, puesto que lo estarán viendo y podrán castigarlo todos los nuestros".
Acosta cita (1984: 591) como autoridad a San Gregorio Magno: "El propio San
Gregorio pone como ejemplo de sus enseñanzas al pueblo de Israel, que estaba
acostumbrado a los sacrificios de los egipcios. Dios, queriéndolo apartar del culto
de los ídolos, mandó que le ofreciesen a él, único Dios verdadero, sacrificios de
animales". Esto se hace porque, según la teoría gregoriana, hay que despojarse de
las costumbres antiguas y revestirse de las nuevas, pero para lograr esto "es
preciso ir corrrigiendo paulatinamente las costumbres paganas de los antepasados
y tolerar con paciencia lo que no puede tener tan fácil enmienda" (Acosta 1984:
155). Así el autor de la Nueva corónica y buen gobierno imagina la celebración
de danzas y taquies ante el altar de Dios no para mantener los ritos antiguos sino
"para seruir al mismo criador, Dios uerdadero y todo lo que manda la santa
madre yglecia rromana de nuestro muy santo padre papa. Lo manda pues que es
seruicio de Dios" (Guaman Poma 1980: 798).
11. En el memorial preparado para el rey Felipe III al final de su gobierno, Don
Juan de Mendoza y Luna, el marqués de Montesclaros, expresó la misma
convicción: "Dé a pensar V. E. que cada uno de todos estos negos, mulatos y
mestizos es rayo contra los indios, por lo qual se manda que no vivan ni
conversen entre ellos, así por el mal tratamiento que se les hace, como por las
ruines costumbres que aprenden de su compañía" (Mendoza y Luna 1615: f29r).
http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v01n02/Adorno.htm