Tortolero: Nota Sobre El Platonismo en Matemática
Tortolero: Nota Sobre El Platonismo en Matemática
Tortolero: Nota Sobre El Platonismo en Matemática
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y conceptualismo. También es de suma importancia reconstruir los argumentos
que Abelardo emplea en la crítica a las ideas de sus maestros.
El logicismo consiste en el programa que tiene como objetivo construir las
matemáticas a partir de principios de la lógica. El logicista sostendrá que las
matemáticas constituyen una teoría imbuida en la lógica, la cual sería una teoría
más abarcante y amplia. Los logicistas modernos más importantes son Gottlob
Frege y Bertrand Russell.
En su Fundamentación de la Aritmética, entre otras cosas, Frege presenta un
argumento que deende la existencia de las entidades abstractas (las clases, los
números, etc.). En la voz Platonism in the Philosophy of Mathematics de la
Stanford Encyclopedia of Philosophy, una enciclopedia losóca en línea, se pre-
senta el argumento de Frege en favor de la existencia de los objetos matemáticos
abstractos. El argumento consta de dos premisas:
Tesis de la semántica clásica: los términos singulares del lenguaje de la
matemática tienen como propósito hacer referencia a objetos matemáticos, y los
cuanticadores de primer orden tienen como propósito tener como rango estos
objetos.
Tesis sobre la verdad: La mayoría de las oraciones aceptadas como teo-
remas matemáticos son verdad, independientemente de su estructura sintáctica
y semántica.
Tomemos entonces oraciones que sean aceptadas como teoremas matemáti-
cos y que contengan uno o más términos singulares matemáticos. Por la tesis
sobre la verdad, esas oraciones son verdaderas. Sea S una oración tal. Entonces,
por la tesis de la semántica clásica, la verdad de S requiere que sus términos sin-
gulares efectivamente hagan referencia a objetos matemáticos. Por tanto, deben
existir objetos matemáticos abstractos.
Si observamos con atención, podemos notar que este argumento supone in-
terpretar los predicados (propiedades atribuidas a individuos) como nombres,
ya que, cuando este es el caso, siendo los nombres términos que tienen como
nalidad nombrar algo, se supone que siempre deben existir las entidades que
se pretende nombrar. En el caso de los términos que funcionan como predica-
dos, deben existir entonces las clases que esos términos nombran, las cuales son
entidades abstractas. En este sentido, Frege estaría tratando a los términos sin-
gulares de los enunciados de la matemática como nombres de objetos abstractos.
Dado que todo nombre es nombre de algo, lo nombrado por un nombre debe
tener existencia. Así que, en matemática, lo nombrado por términos singulares,
que son entidades abstractas, deben existir.
La aproximación de Quine al problema de la barba de Platón (lo que no existe
debe existir de alguna manera) apela a la distinción entre nombrar y signicar.
Un predicado no necesariamente es un nombre de algo. Un predicado puede ser
interpretado como una función proposicional. El predicado rojo, por ejemplo,
no sólo es el nombre de la clase de los objetos rojos, sino una expresión abierta
que podríamos parafrasear con la expresión x es rojo, que es una función
proposicional, no una proposición. Una función proposicional es una expresión
que contiene una variable y cuya verdad o falsedad depende del término que
sustituya la variable. Por ejemplo, la expresión:
2
x es un entero mayor que 4
es verdad su x es reemplazado por enteros como 5, 10, 8, 30000. Falso si es
sustituido por 3 o 1. Podemos decir también que una función proposicional es
una expresión que contiene variables libres. Las variables libres de una expresión
son aquellas que no caen bajo el efecto de un cuanticador. En ese caso decimos
que las variables e la expresión están ligadas.
Los cuanticadores son expresiones del tipo: todo, alguno, ninguno. Si agre-
gamos un cuanticador a la expresión de arriba:
algún x es un entero mayor que 4
no necesitamos hacer la sustitución de la variable por un número especíco
para establecer la verdad o falsedad de la expresión. Ya no se trata de una
función proposicional sino de una proposición.
Entonces, volviendo a nuestro problema, la barba de Platón, Quine observa
que un predicado puede ser interpretado como una función proposicional y que
un nombre propio, que es un término singular, puede ser parafraseado como
una descripción denida. Por ejemplo, un nombre propio como Simón Bolívar
puede ser parafraseado como el caraqueño que libertó a Venezuela del dominio
de la dominación española, es decir: hay un x tal que x era caraqueño y liberó
a Venezuela del dominio español, y más nadie ha hecho eso.
Esta solución parece una crítica al argumento de Frege en favor de la exis-
tencia de las entidades abstractas.