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Existe una crisis general (de la sociedad, de la cultura) que envuelve una crisis individual
y psicológica. Siguiendo a Foucault, la época del hombre ha terminado. Se puede hablar también
del fin de la modernidad o de la ruptura del historicismo teleológico, es decir, el final de aquella
creencia que fundaba nuestras sociedades y que se expresaba por una gran esperanza en un
futuro mejor que aseguraba excelentes porvenires (mesianismo científico)
El futuro, según los autores, no es lo que va a suceder mañana o dentro de tres días, es
lo que nos aleja del presente, y al mismo tiempo coloca al ser humano en un pensamiento en
una proyección, es decir, es un concepto. La cultura de occidente se construye a partir de
promesas mesiánicas sobre cosas buenas que vendrán pero que todavía no han llegado.
El optimismo que provenía de las ciencias, la política y la filosofía, le prometía al hombre
la felicidad que él mismo construiría. El futuro, la idea misma del futuro, lleva desde ese momento
el signo opuesto, es decir, la positividad pura se convierte en negatividad.
La época de las pasiones tristes fue denominada por Spinoza y no se refiere a la tristeza
de las lágrimas sino a la impotencia. Para los autores, se puede constatar el progreso de las
ciencias, pero, al mismo tiempo, se pierde confianza y aparece la decepción con respecto a esas
mismas ciencias, que no parecen contribuir a la felicidad del hombre. Para el positivismo
científico, lo racional era lo analíticamente previsible: el hombre debía ser capaz de conocer todo,
su conocimiento sería el de una luz y, por encima de todo, debía prever todo aquello que fuera
susceptible de ocurrir con el objetivo de decidir que sentido daría a su vida y a la sociedad.
La esperanza era la de un saber global, que sea capaz de desplegar las leyes delo real y
de la naturaleza con el de dominar. “Libre es aquel que domina” era el fundamento del
cientificismo positivista. Todo esto, no fue cumplido sino que al contrario, el siglo XX marcó el fin
del ideal positivista y se sumergió al hombre en la realidad de la incertidumbre. Sin embargo, esta
incertidumbre no fue un desastre de la razón sino que por el contrario, permite el desarrollo de
múltiples racionalidades no deterministas, es decir, el hecho de que el cientificismo haya caído
no implica que dicha caída provoque la derrumbe de la racionalidad.
Más allá de todo esto, para los autores, el pesimismo que domina en la actualidad es tan
exagerado como el positivismo que dominada en el siglo XIX; no son más que dos categorías
masivas e imaginarias.
2a- Relación entre Psicología y Educación.
La epistemología evolucionista que primó durante el siglo XIX, sobre todo a partir del
impacto de la obra darwiniana. La epistemología evolucionista traerá la idea de que el
desarrollo es un proceso adaptativo y portador de cierta teleología.
En segundo término, la embriología – siglos XVIII y XIX– y su idea de que la evolución
del embrión humano condensaría, en cierta forma, la evolución filogenética, de la
especie. Algunas proyecciones de la psicología evolutiva extendieron esta idea y
encontraron cierto paralelismo.
Por último, podemos encontrar otra fuente de los trabajos psicoevolutivos en la
psiquiatría. En principio dota a la psicología evolutiva de un montón de técnicas de
observación y examen. Por una parte, al tratarse de una práctica médica, se analiza el
desarrollo en términos de normalidad/anormalidad; salud/enfermedad, etc. En segundo
término, extiende el objeto de la psicología evolutiva a lo mental.
La psicología evolutiva ha tenido como objeto más que un niño “natural”, un niño
constituido, criado y escolarizado bajo parámetros que fueron extendiéndose y consolidándose
en la modernidad. Asimismo, no se puede dejar de lado la constitución de la infancia moderna.
Se trata de una distinción conceptual entre niñez, entendida, como un período vital sobre el que
podemos tener ciertos acuerdos referenciales, y la categoría de infancia, entendida como la
manera particular en que la modernidad dio tratamiento a la niñez. Lo que caracterizaría a un
infante moderno, está relacionado con concebirlo como heterónomo, es decir, no autónomo; que
requiere protección adulta y necesitado de acceso gradual a la cultura adulta. Son cualidades
cercanas a las de un alumno.
Por otra parte, el discurso psicológico legitima las diversas prácticas educativas-escolares.
Las decisiones políticas sobre la vida de los niños se toman a partir de criterios de educabilidad
legitimado por argumentaciones psicológicas. Esta legitimación instala el sentido común a partir
del cual se ve la escolarización como un contexto natural del desarrollo del niño.
CRÍTICAS:
Aplicacionismo
•Corte histórico
•Apunta a las condiciones históricas de configuración de los objetos de las prácticas y construcciones
psicoeducativas. Analiza la constitución mutua de la psicología del desarrollo y educacional y los
procesos modernos de escolarización.
•Entre los objetos de mayor interés aparece la emergencia del infante/alumno como objeto/blanco
•Corte epistémico
•Incluye los presupuestos divisionistas y la perspectiva reduccionista
Reduccionismo
•La investigación básica es insuficiente para dar cuenta de las intervenciones en el terreno educativo.
•Las prácticas educativas plantean nuevos problemas a la investigación básica del desarrollo y el
aprendizaje.
•Las prácticas educativas producen formas específicas de desarrollo no explicables si se hace
abstracción de ellas y su naturaleza específica.
•Tiene limitaciones anticipadas en la delimitación de unidades de análisis y los procesos que explican la
dirección del desarrollo centrados en la figura del individuo.
3- Caracterizar al aprendizaje escolar en su especificidad
Escolar
En el constructivismo unitario, la construcción del conocimiento escolar supone
necesariamente un proceso de cambio del conocimiento cotidiano al conocimiento científico. Este
cambio conceptual implica que el alumno debe sustituir, integrar, o interpretar su conocimiento
cotidiano previo, de acuerdo con la nueva información presentada, para producir un conocimiento
más certero y acorde con la ciencia. Sin embargo, la práctica demuestra que promover el cambio
conceptual en la clase es una tarea muy difícil y que el conocimiento cotidiano del alumno es
resistente al cambio por varias razones:
Su carácter implícito hace que las personas operen con la teoría pero no sobre la teoría
Cumple una importante función adaptativa, es decir, son una base para la interpretación
de situaciones, la toma de decisiones y la acción
No está pensado para poner a prueba la verdad sino que es la verdad
Mantiene un fino equilibrio entre el cambio y la estabilidad del conocimiento.
A su vez, el constructivismo unitario supone que el conocimiento escolar es como el
conocimiento científico. También en este caso no se tiene en cuenta la epistemología científica,
es decir, el qué, para qué y el cómo se construye el conocimiento. Como consecuencia, el
conocimiento escolar queda reducido a una versión empobrecida y simplificada del conocimiento
científico: empobrecida porque el alumno no vive su aprendizaje en un contexto de
descubrimiento; simplificada porque al alumno se le hurtan aspectos claves del proceso
constructivo científico (procedimientos empleados, hallazgos parciales, etc.)
• ¿Qué construye el alumno?
El alumno debe construir y encontrar explicaciones para los fenómenos de su vida. Además debe
fundamentar, manipular o simular los fenómenos del micromundo y el macromundo. (el
macromundo está integrado por todos los objetos que percibimos a través de los sentidos; el
micromundo, es todo aquello que es imperceptible: todo un universo que está presente en
nuestras vidas, pero que no podemos apreciar a simple vista). En este punto, va a necesitar partir
del conocimiento cotidiano como base para construir el escolar.
En el caso del micro y masomundo debe encontrar su anclaje en el conocimiento escolar previo,
que ya abordaron temas parecidos.
• ¿Cómo se construye?
En principio, los alumnos cuentan con los mismos procedimientos que el hombre de la calle pero
desconocen los del científico.
Para su construcción, habría que despertar una cierta sensibilidad hacia la evaluación objetiva de
evidencias, la probación de hipótesis, etc.
Junto con la capacidad de coordinar las teorías con la evidencia, hay que desarrollar en el alumno
la capacidad de reflexionar sobre las tareas y sus propios procesos de construcción.
Cotidiano Científico Escolar
¿Qué Se resuelven Las teorías plantean Construir y encontrar
construye? problemas inmediatos problemas a largo plazo. explicaciones para los
a corto plazo. fenómenos de su vida
POSICION CONSTRUCTIVISTA
Baquero → Toma a 1 autor llamado Hatano (1993) → RASGOS QUE CARACTERIZAN A UNA
PRÁCTICA DE ENSEÑANZA CONSTRUCTIVISTA (Ej.: Piaget) =
Situacional
Este giro situacional pondrá bajo cuestión las explicaciones del paradigma dominante
centrado en el individuo como unidad de análisis.
Este giro representa otra ruptura con los modelos centrados en el individuo como objeto
de análisis. A su vez, discuten los riesgos de reducción de los subjetivo a lo social y los problemas
relativos a los problemas de interiorización/apropiación.
Se juzga su educabilidad como la capacidad individual de ser educado y no como la
potencialidad de las situaciones educativas de promover desarrollo. Desde el giro propuesto, la
educabilidad es entendida como una propiedad más de las situaciones que de los sujetos a título
sólo individual. Tanto el desarrollo como el aprendizaje se producen en situación y es la situación
la que los explica, aunque los efectos se vean en los sujetos. Esto no implica que se suprima la
singularidad de los sujetos, sino que la posibilidad de producir singularidades.
Baquero → Estamos asistiendo desde fines del siglo XX y comienzos del XXI a 1 cambio de
paradigmas en la comprensión de los procesos de desarrollo y apje.
Situacional
Cuando se trata del fracaso escolar, ante un sujeto cuasi natural que debería aprender
de modo natural en un espacio naturalmente dispuesto a esos fines, si éste no aprende según
los ritmos esperados es natural sospechar de su naturaleza (la naturaleza de su cerebro, su CI,
etc.)
En el giro situacional encontramos una preocupación persistente por atrapar la
especificidad de los modos de desarrollo o posiciones subjetivos en interacción con la
especificidad de los escenarios culturales, en nuestro caso educativos/escolares y los mediadores
semióticos puestos en juego. Como se comprenderá esto llevará a una ponderación por tanto,
específica, de las situaciones en tanto escolares y de las posiciones subjetivas.
Consecuencias para el abordaje del aprendizaje de la escritura
Hay altas tasas de escolaridad inicial y encontrar, a su vez, la voluntad de intentar en
diversas esferas y niveles institucionales una política o acciones de alfabetización, de enseñanza
de la lengua escrita, de promoción de la lectura, etc., que intentan estrategias diversas contra una
alfabetización pobre.
De allí que parece oportuno el diseño de estrategias de sostén, seguimiento y construcción
de trayectorias escolares que atiendan con urgencia a los estados de los saberes de los alumnos
cualquiera sea su posición actual en el sistema. Pero resulta oportuno señalar, en especial, que
tales estrategias debieran plantearse con el especial cuidado de no reforzar el estigma y la
etiqueta casi inevitable que pesa sobre los alumnos que “han fracasado” en uno o sucesivos
intentos por aprender a leer y escribir. Etiquetas que, muchas veces, sin advertirlo, ordenan
nuestras miradas en las aulas, en los equipos psicoeducativos, en el espíritu de muchas iniciativas
institucionales cuando no en instancias de políticas públicas.
Críticas a la categoría de Retardo Mental Leve
A diferencia de los cuadros de retraso mental profundo, severo y moderado, el RML no
presenta compromiso orgánico en la mayoría de los casos y si bien es posible hallarlo en cualquier
sector social, la gran mayoría de los casos son detectados en los sectores más pobres.
La autora hace una revisión crítica y de carácter sociohistórico, de los diversos modelos:
b) El RML como categoría encubridora (pregunta 5 solo este eje): Mercer, investigó la
correlación entre RML y pertenencia a un sector social de la población y demostró que la
categoría RML funciona como una doble etiquetación de los niños: a) por un lado, señala
el desempeño escolar insuficiente, b) por otro, encubre su pertenencia a los sectores sociales
más desfavorecidos de la población.
Jane Mercer concluye que la complejidad de las sociedades modernas unida al fenómeno de
la diversidad cultural, determinan que la escuela funcione como agencia rotuladora, y que la
escolaridad obligatoria y el indiscriminado uso de las pruebas de inteligencia, hacen más
amplios los efectos de la rotulación, al incidir sobre gran parte de la población educativa.
Por otro lado, en 1900, estudios observaron que las cifras de niños con RML no eran las
mismas en las escuelas de barrios acomodados que de barrios indigentes, donde se
concentraba el mayor número de niños clasificados como RML. Posteriormente, cuando estas
pruebas se estandarizan, se estableció la tesis de que existía relación entre la inteligencia de
los niños y la profesión de los padres.
Crítica: La autora señala que estos estudios llamaron la atención acerca del “peligro de realizar
el diagnóstico de retardo mental mediante la exclusiva aplicación de una prueba psicométrica
de inteligencia, sugiriendo la necesidad de evaluar también la competencia social.