Organización Curricular Lenguaje y Comunicación
Organización Curricular Lenguaje y Comunicación
Organización Curricular Lenguaje y Comunicación
En el caso de la asignatura de Lenguaje y Comunicación, las Bases Curriculares han sido agrupadas en tres ejes
lectura, escritura y comunicación oral.
Escuchar y hablar, leer y escribir son las actividades que conforman la competencia comunicativa de una
persona y se ponen en práctica permanentemente en la vida cotidiana. En las Bases Curriculares y en los
Programas de Estudio, estas dimensiones del lenguaje han sido agrupadas en tres ejes -lectura, escritura y
comunicación oral- que permiten describir los conocimientos, las habilidades y las actitudes involucradas en el
logro de la competencia comunicativa. Esta división es artificial y responde solo a la necesidad de presentar
una realidad compleja de manera organizada, para destacar los aspectos principales que debe desarrollar el
alumno en los primeros seis años de la enseñanza básica y para abordar los contenidos propios de la
asignatura, aplicándolos a situaciones reales. No obstante, la organización en ejes, se espera que los objetivos
se aborden de manera integrada para desarrollar efectivamente las competencias comunicativas.
1. Ejes
a) Lectura
Es prioridad de la escuela formar lectores activos y críticos, que acudan a la lectura como medio de
información, aprendizaje y recreación en múltiples ámbitos de la vida, para que, al terminar su etapa escolar,
sean capaces de disfrutar de esta actividad, informarse y aprender a partir de ella, y formarse sus propias
opiniones. Esta experiencia marca la diferencia en su desarrollo integral, ya que los lectores entusiastas se dan
a sí mismos oportunidades de aprendizaje que son equivalentes a muchos años de enseñanza.
Leer en forma habitual permite ampliar el conocimiento del mundo, reflexionar sobre diferentes temas,
formar la sensibilidad estética, alcanzar una mayor comprensión de sí mismo y aprender a ponerse en el lugar
de los demás. Por medio de la lectura, los estudiantes participan de una herencia cultural que se conserva y a
la vez se transforma, se actualiza y se reinterpreta. Así, adquieren conciencia de ser miembros de una
comunidad de lectores con la que comparten un bagaje común, conversan acerca de sus descubrimientos y
opiniones y colaboran para crear significados.
Abordar la lectura de manera comunicativa implica que debe existir un espacio importante de diálogo en
torno a los textos para que los estudiantes expresen sus apreciaciones, formulen preguntas, compartan
estrategias para solucionar problemas de comprensión y, así, establezcan una comunidad de lectores que se
compromete en la construcción de sentido y disfruta de este proceso. En este contexto, la elección de las
lecturas es de gran relevancia, por lo que es necesario entregar a los alumnos lecturas de calidad, variadas,
que presenten desafíos acordes a su edad y madurez y que contribuyan a incrementar su vocabulario, su
conocimiento del mundo y su comprensión de sí mismos. En cada unidad de este programa, se incorpora un
listado de títulos para que el profesor trabaje en conjunto con sus estudiantes y actividades que los abordan
de manera analítica y creativa. Estos títulos son una muestra de textos apropiados para cada nivel, ya que al
elegirlos se han considerado la calidad de la escritura, una variedad de temas, los intereses de los alumnos y el
nivel de complejidad léxica y gramatical que los conforman. Por lo tanto, para complementar dicha selección,
el docente puede elegir textos que sean de similar dificultad y calidad, y que estén de acuerdo con las
necesidades y los intereses de sus alumnos.
Comprender un texto implica extraer información, inferir o interpretar aspectos que no están expresamente
dichos y evaluarlo críticamente, asumiendo un papel activo durante la lectura. De acuerdo con esta visión, la
enseñanza en la educación básica debe asegurar que el niño está en las mejores condiciones para comprender
un texto. Esto implica considerar aquellas dimensiones que la literatura reciente reconoce como las más
relevantes en el desarrollo de esta competencia, y que se explican a continuación:
Hoy se sabe que la iniciación a la lectura comienza en el hogar y durante los años de educación preescolar. En
esta etapa se produce un crecimiento significativo del vocabulario, se inicia la conciencia fonológica, se
adquieren las primeras experiencias con textos impresos, se empieza a comprender el principio alfabético y se
estimula el interés por aprender a leer. En primero básico, los niños adquieren el conocimiento del código
escrito y aprenden a leer y a comprender los textos de manera independiente.
La conciencia fonológica se aborda principalmente en primero básico y consiste en comprender que las
palabras se componen de sonidos y que se descomponen en unidades más pequeñas, como las sílabas y los
fonemas. Los niños no cuentan con esta habilidad en las etapas iniciales de su desarrollo, dado que en el
lenguaje oral estas unidades tienden a superponerse, lo que dificulta percibir los límites de cada una dentro de
la continuidad del discurso.
La conciencia fonológica es un importante predictor del aprendizaje de la lectura, ya que es necesaria para
desarrollar la decodificación. De acuerdo con lo anterior, en este Programa de Estudio se incluyen actividades
graduadas necesarias para desarrollarla: segmentación fonológica, conteo de unidades, identificación de
sonido inicial y final y manipulación de fonemas para formar diferentes palabras. Se recomienda que esta
habilidad se ejercite como parte del proceso de comprensión o escritura de un texto y al leer canciones, rimas
y textos que promueven el juego con el lenguaje.
La decodificación es el proceso mediante el cual se descifra el código escrito para acceder al significado de los
textos. Para aprender a leer, se necesita conocer la correspondencia entre grafema y fonema; es decir,
comprender el principio alfabético. En español, la relación entre estos elementos es regular: cada letra, por lo
general, representa siempre el mismo sonido, por lo que, para facilitar el aprendizaje de la decodificación, es
necesario abordar esta correspondencia de manera explícita3. Las Bases Curriculares y, en consecuencia, este
Programa de Estudio, apuntan al desarrollo de la conciencia fonológica y definen el logro de la decodificación
como objetivo para el primer año de enseñanza básica. Este logro requiere, a la vez, que los alumnos estén
insertos en un ambiente letrado, donde los textos tengan un sentido, y que la aproximación a la lectura sea
hecha de manera estimulante y motivadora.
- Fluidez
La fluidez lectora consiste en leer de manera precisa, sin conciencia del esfuerzo y con una entonación o
prosodia que exprese el sentido del texto4. Un requisito para que los estudiantes se conviertan en buenos
lectores es lograr que lean fluidamente, tanto en silencio como en voz alta. El lector que alcanza la fluidez deja
de centrar sus esfuerzos en la decodificación y puede enfocar su atención en lo que el texto comunica5. Por
este motivo, la fluidez es una herramienta que contribuye a la comprensión lectora y no un fin en sí mismo. De
acuerdo con las investigaciones, los criterios en torno a los cuales mejora la fluidez de lectura son precisión,
velocidad y prosodia.
Según estos criterios,los estudiantes progresan de 1° a 6° básico desde una lectura en la que se permiten
autocorrecciones (precisión),decodifican haciendo pausas entre cada palabra (velocidad) y respetan solo los
puntos y signos de interrogación (prosodia), hasta una lectura en que decodifican con precisión cada término,
leen de manera automática todas los palabras del texto (velocidad) y respetan la prosodia indicada por todos
los signos de puntuación.
Es importante ayudar a los estudiantes a desarrollar la fluidez durante los primeros años de la enseñanza
escolar y existe hoy el consenso de que esto se logra, sobre todo, mediante la lectura abundante de textos
reales, actividad que se complementa con la práctica de lectura en voz alta.
- Vocabulario
Hay dos maneras a través de las cuales se aumenta el vocabulario: el aprendizaje incidental y la instrucción
directa. El primero tiene lugar durante la interacción oral y en la lectura: las personas son capaces de aprender
una gran cantidad de palabras cuando las encuentran en diversas situaciones comunicativas. Por su parte, la
instrucción directa de vocabulario aborda, por un lado, la enseñanza de estrategias para inferir el significado
de las palabras desconocidas y, por otro, la enseñanza de aquellas palabras que tienen mayor complejidad
semántica y que son relevantes para la comprensión de los textos apropiados al nivel de los estudiantes. De
igual relevancia para el aprendizaje de vocabulario son las acciones encaminadas a hacer que los estudiantes
utilicen en su producción oral y escrita los nuevos vocablos aprendidos, ya que el alumno retiene mejor el
significado de las palabras si las encuentra y utiliza en repetidas ocasiones y en diferentes contextos.
- Conocimientos previos
El concepto de conocimientos previos, en relación con la lectura, se refiere a la información que tiene el
estudiante sobre el mundo y a su dominio del vocabulario específico del tema del texto11. También incluye la
familiaridad que tiene el alumno con la estructura de los textos y sus experiencias previas con diferentes
géneros discursivos.
Los conocimientos previos que tienen los estudiantes influyen directamente en la comprensión de lectura, ya
que el lector comprende un texto en la medida en que conecta la información que lee con lo que ya sabe para
construir activamente el significado12. En directa relación con lo anterior, la cantidad de conocimientos
previos que los estudiantes tienen sobre un tema es un poderoso indicador de cuánto podrán aprender sobre
el mismo. Una práctica que se desprende de lo anterior es la activación de conocimientos previos antes de
leer. Esto es una estrategia metacognitiva eficaz; sin embargo, debe evitarse el hábito de que sea el profesor
el que permanentemente recuerde a los alumnos estos conocimientos antes de emprender una nueva lectura.
Los que deben activar sus conocimientos son los lectores; es decir los alumnos en forma autónoma.
La labor del docente aquí es más bien de modelar la estrategia y recordar a los alumnos que la pueden utilizar.
Por otra parte, el profesor debe planificar instancias para que los estudiantes construyan los conocimientos
necesarios para comprender un texto, práctica que resulta en un aumento significativo de sus conocimientos
sobre el mundo. Por esta razón, esta propuesta curricular enfatiza la importancia de que los alumnos lean en
abundancia y adquieran el hábito de informarse autónomamente, como un modo de incrementar sus
conocimientos y su familiaridad con los textos. Esto los llevará a una mejor comprensión de la lectura y, a la
vez, a incrementar sus conocimientos en todas las áreas.
Ser un buen lector es más que tener la habilidad de construir significados de una variedad de textos, también
implica mostrar actitudes y comportamientos que son el sustento para continuar una vida de lectura. La
actitud de los estudiantes frente a la lectura es un factor que debe tenerse en cuenta cuando se los quiere
hacer progresar en la comprensión de los textos escritos. La motivación por leer supone la percepción de que
es posible tener éxito en las tareas de lectura, lo que permite enfrentar con una actitud positiva textos cada
vez más desafiantes.
Como se ha dicho, dedicar mucho tiempo a la lectura aporta más vocabulario y más conocimiento del mundo;
esto, a su vez, lleva a una mejor comprensión y, por lo tanto, a mayor motivación por leer14. Por lo tanto, para
desarrollar la habilidad de comprensión de lectura, es deseable que los alumnos adquieran desde temprana
edad el gusto por leer y que tengan abundantes oportunidades de hacerlo. Desde esta perspectiva, la
selección adecuada de las obras y el acceso a numerosos textos, aprender a utilizar las bibliotecas y los
recursos propios de las TICs, constituyen elementos que se destacan en esta propuesta curricular.
Por otra parte, el ejemplo dado por el docente influye directamente en la motivación de los alumnos frente a
la lectura. El profesor que lee a sus alumnos una obra que le interesa, que demuestra con sus comentarios y
sus actos que es un lector activo, que destina tiempo a la lectura, que tiene sus preferencias y sus opiniones y
que usa la lectura para diversos propósitos, encarna un modelo de lector involucrado y atractivo para los
estudiantes.
Finalmente, cabe mencionar la importancia de las preguntas que hace el docente sobre una lectura. Un
interrogatorio exhaustivo sobre cada detalle del texto no hace más que desanimar e intimidar al lector. En
estos programas se proponen preguntas abiertas, que invitan a la reflexión sobre aspectos centrales del texto
y que exigen del alumno una respuesta personal, que puede ser diferente entre un estudiante y otro. Así, se
estimula el diálogo a partir de las lecturas y también se da la posibilidad de que los alumnos desarrollen su
capacidad expresiva y crítica a partir de lo leído.
- Estrategias de comprensión lectora
Las actividades propuestas en estos programas ser orientan a que los estudiantes internalicen estas
estrategias. La metodología utilizada consiste en la enseñanza explícita y sistemática, que empieza por lograr
que los alumnos se hagan conscientes de sus dificultades de comprensión. La enseñanza de las estrategias
debe considerar las etapas de modelamiento realizado por el docente, práctica guiada de los alumnos y
práctica independiente, hasta que aprendan a aplicarlas autónomamente.
Formar lectores activos y competentes, capaces de recurrir a la lectura para satisfacer múltiples propósitos y
para hacer uso de ella en la vida cultural y social, requiere familiarizar a los alumnos con un amplio repertorio
de textos literarios y no literarios. El conocimiento y la familiaridad que tenga el estudiante con textos de
múltiples ámbitos contribuye decisivamente a su formación integral.
Las obras literarias, además de ser una forma de recreación, constituyen un testimonio de la experiencia
humana, que abre un espacio a la reflexión sobre aspectos personales, valóricos y sociales, lo que da lugar a la
discusión y el análisis de estos temas con los estudiantes. Frente a la experiencia literaria, esta propuesta
busca que el alumno elabore una respuesta personal, por lo que resulta inconveniente abordar los textos
como medios para ejemplificar teorías o clasificaciones. Las tareas de comprensión propuestas avanzan
gradualmente desde la relación con las vivencias propias hasta profundizar en el contexto de la obra, para
aportar al estudiante una posibilidad de enriquecer su mundo personal.
Por su parte, la lectura de textos no literarios abre la posibilidad de comunicarse y conocer lo que piensan los
demás,aprender sobre diversos ámbitos y acceder a informaciones de interés para satisfacer una variedad de
propósitos. La lectura informativa, además, es una actividad de fuerte presencia en la vida escolar, ya que
constituye el medio por el que se comunica a los estudiantes gran parte de los conocimientos propios de las
asignaturas. De acuerdo con lo anterior, los Objetivos de Aprendizaje consideran el análisis de una variedad de
textos, que progresa desde la obtención de información hasta la evaluación crítica de la intención y la
confiabilidad de la información proporcionada.
Se considera que, para lograr los Objetivos de Aprendizaje de Lenguaje y Comunicación, la selección de los
textos es de gran relevancia, debido a que las habilidades de lectura se desarrollan progresivamente cuando
los estudiantes se enfrentan a textos de complejidad creciente. La dificultad de estos se establece a partir de
criterios que consideran su forma y contenido. Desde el punto de la vista de la forma, la complejidad de los
textos aumenta por una mayor extensión de las oraciones, un uso más frecuente de subordinaciones o porque
su estructura es menos familiar para los estudiantes.
En cuanto al contenido, los textos progresan al abordar temas cada vez más abstractos o que requieren mayor
conocimiento del mundo y al incluir un léxico de uso poco habitual. Tomando en cuenta estos aspectos, los
textos seleccionados para desarrollar los objetivos de lectura deben presentar un equilibrio entre ser
comprensibles -para que los alumnos se consideren competentes frente a la tarea- y, a la vez, lo
suficientemente desafiantes como para hacer que los estudiantes progresen y se sientan estimulados por
ellos.
La planificación didáctica que hace el docente para abordar los textos seleccionados debe considerar una
variedad de actividades que ayuden progresivamente a la comprensión y guíen a los estudiantes en la
construcción de su significado.
En los programas se sugiere una diversidad de acciones que se pueden realizar con los textos, como comentar
con todo el curso, discutir en pequeños grupos, interpretar en forma individual, escribir o usar otras formas de
expresión artística en respuesta a lo leído, aplicar estrategias de comprensión, investigar sobre un tema, entre
otras. De esta forma, además, se realiza un desarrollo integrado y significativo de las habilidades de los tres
ejes.
b. Escritura
La asignatura de Lenguaje y Comunicación busca que los estudiantes dominen las habilidades necesarias para
expresarse eficazmente y usen la escritura como herramienta para aprender. La escritura satisface múltiples
necesidades: permite reunir, preservar y transmitir información de todo tipo, es una instancia para expresar la
interioridad y desarrollar la creatividad, abre la posibilidad de comunicarse sin importar el tiempo y la
distancia, es un instrumento eficaz para convencer a otros, y es un medio a través del cual las sociedades
construyen una memoria y una herencia común.
Escribir es una de las mejores maneras de aclarar y ordenar nuestro pensamiento. A diferencia de la
comunicación cara a cara, lo que se busca en la escritura es comunicar algo a un interlocutor que no está
presente, por lo que se necesita un esfuerzo especial para que las ideas se expresen de manera coherente. En
el texto escrito, es necesario explicar y describir elementos que en la comunicación oral se pueden deducir de
claves no verbales -como el tono de voz y el volumen- o del contexto mismo. Esto exige al escritor ponerse en
el lugar del destinatario, lo que significa un gran desafío para los alumnos de los primeros años. La idea de que
se escribe para algo y para alguien es un principio que orienta al estudiante sobre cómo realizar la tarea.
Por otra parte, el acto de escribir obliga a reflexionar sobre el tema en cuestión y, de esta manera, se modifica,
precisa y aclara las ideas y los conocimientos que se tenía previamente. Al redactar, el estudiante resuelve
problemas, se pregunta, identifica elementos conflictivos, reconsidera aspectos que creía tener resueltos y
reelabora sus conocimientos. Así, al aprender a escribir, también se aprende a organizar y elaborar el
pensamiento, a reflexionar sobre el contenido de lo que se va a comunicar y a estructurar las ideas de manera
que otros las puedan comprender. En conclusión, al escribir, el estudiante no solo comunica ideas, sino
también aprende durante el proceso.
El aprendizaje de la escritura considera varios procesos, situaciones y conocimientos, que se describen a
continuación:
En el presente Programa de Estudio se incorporan dos aproximaciones para que los alumnos desarrollen las
habilidades de escritura. La escritura libre promueve la experimentación con diversos formatos, estructuras,
soportes y registros que los alumnos pueden elegir y utilizar de acuerdo con sus propósitos comunicativos.
Mediante esta práctica, se promueve la idea de que la escritura es una herramienta eficaz para reflexionar,
comunicarse con los demás y participar de la vida social de la comunidad. Por este motivo, se han incluido
actividades que abordan la escritura libre para que los alumnos adquieran flexibilidad, descubran un estilo
personal y desarrollen el gusto y la necesidad de escribir con diversos propósitos.
La escritura guiada, por su parte, contribuye a que los estudiantes aprendan diferentes maneras de ordenar y
estructurar sus ideas de acuerdo con sus propósitos y el género discursivo en estudio. Los alumnos aprenden a
escribir cuando trabajan en tareas que les hacen sentido y son relevantes para ellos. Entender para qué y para
quién se escribe es un principio que orienta al estudiante sobre cómo realizar la tarea. Por ende, resulta
adecuado proponer tareas de redacción relacionadas con proyectos, comunicación interpersonal, transmisión
de conocimientos aprendidos en otras asignaturas, entre otros.
La escritura guiada permite que los alumnos se familiaricen con las ventajas y los desafíos que presenta la
estructura de cada género. Para lograr lo anterior, se requiere incorporar las etapas de modelado, práctica
guiada y práctica independiente, de modo que los estudiantes aprendan a usar los recursos para mejorar su
escritura.
Lograr que los estudiantes sean escritores entusiastas y creativos también depende de la cultura que se
genere en torno a esta actividad. Para estimular la escritura de los alumnos en la escuela, la sala de clases
debe ser un lugar donde puedan compartir sus escritos, lo que les permite dar sentido a sus textos y
experimentar el efecto que tienen en los demás. En otras palabras, los alumnos constituyen una comunidad
de escritores en la cual todos participan activamente, no solo creando mensajes, sino aportando
constructivamente a los textos de otros.
Una manera de contextualizar y dar significación a los escritos de los estudiantes es relacionarlos con las
vivencias y los conocimientos que traen de sus hogares, o establecer puentes con las lecturas y las
conversaciones realizadas durante el horario escolar. Además, de esta manera se potencia el desarrollo de un
conjunto de habilidades.
Al leer un texto, el lector se enfrenta a un producto terminado. Sin embargo, entender realmente lo que hace
un escritor significa mirar más allá del texto final. Un escritor pone en práctica acciones complejas que
implican una reflexión constante durante todo el proceso de escritura18. La perspectiva de la escritura como
proceso permite al alumno establecer propósitos, profundizar las ideas, trabajar con otros, compartir sus
creaciones y centrarse en diferentes tareas necesarias para la producción. De este modo, aprende que hay
múltiples oportunidades de intervenir y modificar un texto antes de publicarlo y que cuenta con la posibilidad
de obtener retroalimentación de los demás antes de lograr una versión final. En consecuencia, las actividades
sugeridas para abordar el proceso de escritura están orientadas a que el alumno adquiera las herramientas
para convertirse en un escritor cada vez más independiente, capaz de usar la escritura de manera eficaz para
lograr diversos propósitos y expresar su creatividad, su mundo interior, sus ideas y sus conocimientos.
c. Manejo de la lengua
El aprendizaje de las normas y convenciones ortográficas solo adquiere sentido si se aborda como un
elemento necesario para transmitir mensajes escritos con eficacia y claridad; es decir, los conocimientos
ortográficos facilitan la comunicación por escrito, no son un fin en sí mismo. Esta aproximación contribuye a
que los alumnos desarrollen, por una parte, la noción de que, para comunicar mejor un mensaje, la ortografía
correcta es indispensable y, por otra, el hábito de prestar atención a este aspecto y revisar los textos con el fin
de facilitar su lectura y su comprensión.
Por otro lado, el enfoque comunicativo que sustenta esta propuesta curricular considera que los
conocimientos gramaticales son una herramienta para reflexionar sobre el lenguaje y sus posibilidades en
contextos concretos de comunicación. Al comprender la función de las unidades de la lengua y cómo se
relacionan entre sí para dar significado, los estudiantes son capaces de experimentar con ellas y, de esta
manera, ampliar su comprensión y su capacidad expresiva. Por otro lado, el estudio de la gramática permite
adquirir un metalenguaje que facilita la conversación sobre los textos y la revisión de los mismos. Los objetivos
de la asignatura en relación con la gramática apuntan a poner estos conocimientos al servicio de la
comunicación, y a inducir a los estudiantes a ampliar los recursos utilizados en sus producciones escritas y
orales.
En cuanto al vocabulario, es necesario crear en los estudiantes la inquietud por realizar una selección léxica
que les permita lograr sus propósitos por medio de la escritura. Una forma de fomentar esta inquietud es el
juego: el docente muestra cómo se modifica un mensaje al cambiar algunas palabras o cómo se pierde el
sentido al usar otras y luego los estudiantes experimentan de manera independiente.
La escritura, además, potencia la asimilación de léxico nuevo, especialmente cuando los estudiantes escriben
sobre textos que han leído, ya que, al comentar o usar la información de una lectura, utilizan el vocabulario o
conceptos que han aprendido ahí y, de esa manera, construyen el significado de cada palabra y la fijan en su
memoria a largo plazo.
3. Comunicación oral
Un hablante competente es capaz de comunicar un mismo mensaje de diversas maneras: quienes usan
exitosamente el lenguaje manejan un repertorio de recursos que les permite elegir la manera óptima para
concretar sus propósitos y, a la vez, mantener relaciones sociales positivas con otros20. Esta propuesta
curricular considera que el desarrollo de la comunicación oral es un objetivo central en la educación y pone en
relieve que, en la sala de clases, el estudiante es un actor protagónico que utiliza el lenguaje oral como
vehículo para comunicar conocimientos, explorar ideas, analizar el mundo que lo rodea y compartir opiniones.
Durante los primeros años de escolaridad, la interacción con los adultos y entre los estudiantes toma especial
relevancia como medio para adquirir vocabulario y conocimientos21. Mediante la exposición oral y la
discusión en clases, los alumnos se expresan y toman conciencia de que el conocimiento se construye también
en la interacción, cuando responden con coherencia a lo expresado por otro, amplían lo dicho y aceptan
argumentos o los contradicen; es decir, aprenden a dialogar abiertos a las ideas de otros.
Además, es necesario que los estudiantes aprendan a adecuarse a cualquier situación comunicativa, lo que
implica que sean capaces de interactuar competentemente, usando tanto la norma informal como la formal.
Aunque se espera que el alumno tome conciencia de cómo cada individuo adecua su lenguaje según el
contexto y de que no existe solo una forma correcta de comunicarse, debe comprender también que es
importante desenvolverse adecuadamente en todas las situaciones que se presentan en la vida. El manejo de
la norma culta formal determina el acceso a nuevos conocimientos, promueve la movilidad social y da acceso
a mayores oportunidades laborales. Dado que esta norma es la menos familiar para los estudiantes, es tarea
de la escuela poner especial énfasis en que los alumnos adquieran la capacidad para emplearla de manera
competente.
Por otra parte, los objetivos de este programa apuntan a enriquecer el vocabulario y la capacidad de
comprensión y expresión en una variedad de situaciones, en concordancia con los requisitos que, de acuerdo
con las investigaciones, son necesarios para desarrollar la competencia comunicativa.
Para desarrollar el lenguaje oral de los alumnos, se debe tener en cuenta las siguientes dimensiones:
a. Comprensión
En la vida cotidiana, los estudiantes están expuestos a una variedad de discursos orales provenientes de su
vida privada, de los medios de comunicación masiva y del ámbito escolar. Para que los alumnos puedan
integrarse efectivamente en la sociedad, es necesario que puedan comprender y evaluar estos discursos
críticamente.
Comprender implica ser capaz de asimilar el conocimiento y utilizarlo de una forma innovadora; es decir,
quien comprende demuestra que entiende el tópico de un texto y, al mismo tiempo, puede discutirlo,
ampliarlo y utilizar lo aprendido en diversas situaciones24. Comprender, además, es un requisito para evaluar
un texto. Así, la comprensión oral efectiva constituye la base para el desarrollo de las competencias
comunicativas y para el aprendizaje y la generación de nuevos conocimientos.
Formular preguntas abiertas y dirigir conversaciones sobre lo escuchado, de manera que los estudiantes
puedan conectar diferentes partes del texto oral.
Recapitular: los estudiantes deben desarrollar la capacidad de reflexionar sobre cuánto han comprendido y
preguntar sobre lo que no comprenden. Para lograr esto, es necesario que el docente los ayude a recapitular o
resumir lo que han escuchado, para que los mismos alumnos comprueben qué han comprendido.
Habituar a los alumnos a escuchar un discurso elaborado: es necesario que el profesor narre y exponga hechos
interesantes, usando una sintaxis elaborada y un vocabulario amplio, que sirvan como modelo de expresión.
b. Interacción
Para dialogar de manera efectiva y propositiva, los estudiantes deben aprender una serie de estrategias que
les permiten participar adecuadamente en la conversación: quién inicia el diálogo, cómo mantener y cambiar
los temas, cuánta información entregar, cómo se intercambian los turnos de habla y cómo se pone en práctica
la cortesía.
Los objetivos de este eje apuntan a desarrollar una buena interacción, de manera que los alumnos se
conviertan en interlocutores capaces de expresar claramente lo que quieren comunicar y lograr distintos
propósitos a través de un diálogo constructivo que permita enfrentar proyectos, crear soluciones a problemas
reales y resolver conflictos.
La sala de clases es un espacio donde el docente puede modelar cómo llevar a cabo una buena conversación
para que los interlocutores expresen con claridad lo que quieren comunicar, logren sus propósitos y se sientan
valorados y escuchados por los demás. En este sentido, es necesario aprovechar al máximo cada interacción
que se tiene con los estudiantes dentro y fuera del aula para ayudarlos a fortalecer sus habilidades de diálogo,
ayudándolos a que escuchen con atención y respeto, respondan con coherencia a lo expresado por otro,
amplíen lo dicho, acepten argumentos o los contradigan y aprendan a dialogar con apertura a las ideas de
otros.
El docente puede ayudar a los estudiantes a potenciar sus interacciones orales a través de acciones como:
Dar espacio para que los alumnos den sus opiniones: en la sala de clases hay una gran cantidad de personas y
el tiempo no alcanza para que todos intervengan cuando se trabaja con todo el curso. Por esto, se hace
necesario planificar actividades en las cuales los estudiantes interactúen con otros para que puedan
comunicarse efectivamente entre ellos. La comunicación entre pares en torno a un proyecto de trabajo se
presta especialmente para practicar sus destrezas comunicativas.
c. Exposición oral
Si bien los niños aprenden a hablar sin una educación formal, para que sean comunicadores efectivos es
necesario estimularlos por medio de interacciones enriquecedoras, diversas y significativas. Además del
trabajo que se hace cotidianamente durante la jornada escolar, es necesario intencionar el desarrollo de la
capacidad expresiva de los estudiantes mediante la enseñanza explícita y de buenos modelos de expresión
oral. Lo que se busca es ampliar los recursos expresivos de los alumnos para que sean capaces de comunicar
ideas sin depender de los elementos de la situación (gestos, miradas, movimientos o deícticos). Para lograr
este propósito, es necesario que el profesor estimule a los alumnos a ampliar sus intervenciones, pidiéndoles
que precisen ciertos términos, ayudándolos a reflexionar sobre fenómenos y procesos, haciéndoles preguntas
para que amplíen lo dicho y solicitando que compartan observaciones y experiencias.
Cuando se estimula a las personas a ampliar su discurso, estas deben usar un vocabulario preciso, usar
estructuras sintácticas más complejas y explicar de mejor manera las ideas, lo que impacta positivamente en
su capacidad de expresión oral y escrita.
El docente puede ayudar a los estudiantes a desarrollar la exposición oral a través de acciones como:
Hacer sugerencias oportunas y en contexto: es útil comunicar a los alumnos, con respeto y de manera
constructiva, qué aspectos deben mejorar apenas estos se detectan o anotar la intervención hecha por algún
alumno y comentarla luego con él. Esto les permitirá reflexionar sobre sus propias intervenciones para
mejorarlas y hacerlas más efectivas.
Planificar actividades de exposición oral: la práctica de exponer un tema frente a una audiencia, además de
construir autoestima en los estudiantes, contribuye a crear el hábito de cuestionarse sobre el mundo,
preguntarse qué opinión tienen sobre lo que los rodea y buscar la explicación a fenómenos de la vida
cotidiana.
Aprendizaje interdisciplinario
Las personas aprenden de manera más profunda cuando son capaces de establecer relaciones entre las
experiencias y los conocimientos que van incorporando. Por otra parte, se avanza mejor en el desarrollo de las
habilidades cuando se practican de forma significativa y contextualizada. El trabajo interdisciplinario en la sala
de clases es una oportunidad para relacionar conocimientos y contextualizar las actividades. Lenguaje y
Comunicación es un espacio que se presta para este trabajo en actividades como:
la elaboración de proyectos que se abordan desde varias asignaturas
la inclusión de temas de otras áreas del conocimiento en las lecturas y la escritura
la activación de conocimientos previos antes de leer
el fomento de conexiones entre lo que se lee y lo aprendido en otras asignaturas, etc.
En estos programas, se dan ejemplos de actividades en las cuales se establecen relaciones con temas de otras
asignaturas; sin embargo, el docente puede potenciar más la relación interdisciplinaria al trabajar en conjunto
con otros profesores o planificar unidades en las cuales se desarrollen los conocimientos y las habilidades de
más de una asignatura bajo el alero de un mismo tema.
Por otra parte, los objetivos de los tres ejes de Lenguaje y Comunicación están al servicio del aprendizaje de
los alumnos en toda su experiencia escolar y se desarrollarán de mejor manera si se integran también en otras
áreas. Los docentes de todas las disciplinas pueden incorporar en sus planificaciones la escritura de textos de
diversa índole para comunicar lo aprendido, el desarrollo de la comunicación oral de los estudiantes y la
lectura de textos interesantes para comentar en sus clases. Esto no solo contribuirá a formar personas con
más habilidades comunicativas, sino que también potenciará el aprendizaje propio de cada asignatura.
Uso de TICs
Las TICs se integran al desarrollo de los Objetivos de Aprendizaje de los tres ejes de la asignatura. Internet
provee la posibilidad de acceder a todo tipo de textos y constituye una de las herramientas indispensables
para la búsqueda de información y para aprender a investigar. Por otra parte, la redacción de correos
electrónicos, la elaboración de blogs y presentaciones digitales, ofrecen oportunidades para ejercitar la
escritura en contextos reales de comunicación que son atractivos para los alumnos y propios del mundo
actual. Asimismo, el uso de los procesadores de texto ha demostrado ser de gran utilidad al realizar tareas de
escritura, porque facilita el trabajo de corrección y edición sin requerir de la reescritura total del documento,
lo que redunda en que los estudiantes se muestran más motivados frente a la tarea.
Finalmente, el uso de programas para realizar presentaciones orales es un aporte para aprender a estructurar
la exposición y contar con apoyo visual. Además, el acceso a material audiovisual como películas, videos y
archivos de audio proporciona oportunidades para desarrollar la comprensión oral y ampliar el conocimiento
del mundo. Dado lo anterior, esta propuesta curricular considera el uso adecuado de tecnologías de la
información y la comunicación como uno de los aprendizajes que se deben lograr en el área del lenguaje.
2. Actitudes
La asignatura de Lenguaje y Comunicación promueve actitudes que deben ser fomentadas a lo largo del año
escolar. Estas contribuyen al desarrollo integral de los estudiantes, ya que promueven tanto una buena
disposición hacia el trabajo, el aprendizaje, el estudio, como una relación positiva con otras personas y con el
mundo que los rodea.
Las actitudes forman parte de los Objetivos de Aprendizaje de la asignatura, lo que significa que deben ser
intencionadas de forma habitual e integradas con los otros objetivos, a través del conjunto de actividades y
experiencias que realizan los alumnos durante la clase. Es decir, no solo deben ser enseñadas y comunicadas a
los estudiantes, sino que se deben manifestar en la convivencia diaria y en el trabajo realizado en el aula, así
como también mediante el modelado que realiza el docente en su interacción cotidiana con los alumnos. Lo
anterior requiere de un trabajo deliberado por parte del profesor y, por lo tanto, debe ser contemplado en la
planificación y el diseño de la acción pedagógica.
Junto con lo anterior, se recomienda al docente reforzar en forma individual y colectiva la presencia de ciertas
actitudes, haciendo que los estudiantes tomen conciencia de las mismas, aun cuando estas sean habituales en
los alumnos. Esto se puede desarrollar discutiendo sobre conductas positivas y negativas de los estudiantes,
planteando formas alternativas de actuar o de enfrentar situaciones, analizando la importancia de ciertas
actitudes para la vida en sociedad, entre otras alternativas.
En el caso de Lenguaje y Comunicación, es necesario que el profesor refuerce positivamente a los alumnos y
que destaque que los errores son parte del aprendizaje, porque suponen una oportunidad para mejorar.
También es importante que use distintas estrategias y metodologías de enseñanza para acomodar el trabajo
pedagógico a las necesidades de los estudiantes.
Demostrar interés y una actitud activa frente a la lectura, orientada al disfrute de la misma y a la valoración
del conocimiento que se puede obtener a partir de ella.
Esta actitud se promueve mediante un conjunto de objetivos que buscan fomentar el conocimiento y el
disfrute de textos literarios y no literarios y, al mismo tiempo, desarrollar la capacidad crítica frente a lo que se
lee. El programa de estudios de esta asignatura busca que los estudiantes adquieran gradualmente una actitud
proactiva hacia la lectura, expresada en la elección de textos según sus preferencias, en un análisis de las
acciones y los valores presentes en los relatos, en la expresión de opiniones personales sobre lo leído o en el
hábito de ir a la biblioteca de manera autónoma, entre otros.
Demostrar disposición e interés por compartir ideas, experiencias y opiniones con otros.
La asignatura de Lenguaje y Comunicación busca que los estudiantes pongan en práctica sus habilidades de
comunicación, tanto orales como escritas, para intercambiar ideas, experiencias y opiniones con otras
personas. En esta línea, se espera que manifiesten interés por conocer lo que otros tienen que comunicar y
por expresar las propias ideas, lo que sienta las bases para que se produzca una comunicación provechosa,
que contribuya a su formación intelectual y humana.
Demostrar disposición e interés por expresarse de manera creativa por medio de la comunicación oral y
escrita.
La asignatura ofrece oportunidades para desarrollar la creatividad mediante la expresión artística o escrita, y
de las actividades de expresión oral. Para fomentar esta actitud, es importante que el docente incentive a los
alumnos a reflexionar sobre los propósitos de los textos que elaboran, de manera que las actividades de
escritura y expresión adquieran sentido y no se vuelvan una rutina.
Realizar tareas y trabajos de forma rigurosa y perseverante, con el fin de desarrollarlos de manera adecuada a
los propósitos de la asignatura.
Estas actitudes se promueven primordialmente por medio de la escritura, sobre todo durante la recolección
de información, planificación, revisión, reescritura o edición de un texto. Es necesario que el docente
promueva el rigor y la perseverancia en las tareas que emprenden los alumnos, destacando que los mejores
resultados se obtienen con esfuerzo y que es preciso trabajar por ellos.
Reflexionar sobre sí mismo, sus ideas y sus intereses para comprenderse y valorarse.
La lectura y el diálogo sobre textos variados ofrecen valiosas instancias para que los estudiantes aclaren y
elaboren sus propias ideas, sentimientos e intereses y, así, reflexionen sobre sí mismos y aumenten su
conocimiento personal. Al conocer y desarrollar una visión propia sobre los hechos y el mundo, los alumnos
podrán construir una autoimagen y valorar sus propias características y las de los demás.
Demostrar empatía hacia los demás, comprendiendo el contexto en el que se sitúan.
El docente debe procurar que, durante la lectura y la audición de textos diversos, el alumno se enfrente a
variadas experiencias y conozca las acciones y las motivaciones de personas y personajes, lo que le permitirá
ponerse en el lugar de quienes viven realidades diferentes a las propias.
Demostrar respeto por las diversas opiniones y puntos de vista, reconociendo el diálogo como una
herramienta de enriquecimiento personal y social.
Es indispensable que, como parte de la asignatura, el docente promueva actitudes de respeto y
comportamiento cívico que favorecen la convivencia democrática, motivando a los alumnos a escuchar las
ideas de los otros y fomentando el diálogo para interactuar con los demás.