Proyecto
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Proyecto
Me llamo Laura Daniela Rincón Alvira, tengo 26 años, estoy casada hace 3 años
y tengo una hermosa hija de 5 años, en este momento de mi vida puedo decir
que tengo un rumbo establecido pero no siempre fue así.
Nací en Bogotá, en el seno de una familia humilde, mis padres, Juan Carlos y
Fabiola, unos jóvenes enamorados de 23 y 22 años, recién casados que se
estrenaban como familia un 15 de diciembre del año 1992, mis padres, esos dos
hermosos seres humanos que con todas sus virtudes y defectos me han hecho lo
que soy hoy en día, porque a pesar de ser una mujer casada y madre me siguen
ayudando con su amor y enseñanzas a diario, me han enderezado, me han
mostrado lo bueno, lo malo, todo lo fundamental lo aprendí de ellos, aun puedo
decir que aprendo algo nuevo cada día gracias a mis padres, son mi mayor
influencia, mi ejemplo a seguir puesto que de múltiples formas hacen efectos en
mí, positivos, negativos, al lado de mis padres ningún día s igual.
Los próximos años me dediqué a investigar más sobre mis nuevos gustos
musicales, aprendí a tocar nuevos instrumentos, me uní a varias bandas
musicales, estudié uno que otro curso, llegué a la mayoría de edad y me sentí
libre, conocí a una persona que marcó mi vida para siempre, mi primer amor y
mi mayor decepción, Daniel.
Daniel era dos años menor que yo, pero me enseñó muchas cosas, aprendí a
amar locamente por primera vez, a escaparme, a hacerme regañar o tener
problemas muy serios por un rato con él, cambió mi mundo para siempre, me
involucró en el lado más oscuro que desafortunadamente tiene el metal, el
satanismo. Tenía una forma de hablar casi hechizante, yo creía todo lo que
decía sin sacar conclusiones, a pesar de que yo era atea y medía todo por el
método científico, sus palabras y su forma de atarme me hicieron volverme su
aprendiz en un mundo muy oscuro, mis padres lo desaprobaban entonces decidí
irme a vivir con él.
Al llegar a mi casa decidí hacer las pases con Dios, hacía mucho tiempo que no hablaba con el y
me sirvió, empecé a recapacitar y retomar mi vida espiritual en el buen sentido, volvió mi alegría,
busqué la forma de terminar mis estudios y empezar a terminar las cosas postpuestas, conocí a
Juan Carlos, mi segunda desilusión.
Cuando retomé mis proyectos musicales conocí a Juan Carlos, 5 años mayor que yo, era músico,
siempre tenía un aire maduro, sensato, serio, empezamos a salir al poco tiempo de conocernos y
empezamos una relación, yo le conté mi vida y se mostró afectado, me brindó un falso apoyo
emocional al duelo quede seguía un tanto vigente en mí, pasaron los meses y quedé con
embarazada nuevamente. La felicidad, el miedo, la ilusión empezaban a brotar de mí al saber que
Dios me daba la oportunidad de ser madre otra vez, al contarle a Juan Carlos la noticia, salió a
relucir su verdadera personalidad, me dijo cosas terribles y se marchó para siempre de nuestras
vidas, una vez más sentí desfallecer, pero tuve que sacar fuerzas de donde no las tenía y vivir,
vivir por que había un ser que dependía de mí y crecía en mi interior.
Embarazada, con las molestias propias de mi estado, decidí comenzar mis estudios y culminar mi
bachillerato, debía brindarle una buena vida al bebé que venía en camino. Con mucho esfuerzo
ese año terminé sexto y séptimo, la alegría por haber superado ese pequeño peldaño era
espectacular, tomé una pausa después para dar a luz y cuidarme el tiempo necesario, mi pequeña
Melissa llegó a este mundo un 27 de febrero del año 2014, era muy pequeña y tuve que darle
cuidados especiales, bebé canguro, lactancia exclusiva hasta los 6 meses, etcétera, apenas
terminó ese tiempo volví con ganas de más, de seguir alcanzando logros.
Terminé octavo, noveno, empecé décimo y decidí salir una noche con amigos, nunca había
bailado y después de esa noche volvería a pasar el gran ridículo que hice por conocerlo una vez
más. 8 de noviembre del año 2014, vergüenza y amor a primera risa, si su sonrisa es algo de otro
mundo, sus gestos, su forma de hablar, lo que sentí esa primera noche era algo que no podía
dejar ir, para suerte mía y de algún modo logré cautivarlo de la misma manera que el a mí, fue
rápido el