El Morrocoy
El Morrocoy
El Morrocoy
Análisis de la especie:
Taxonomía:
La especie tiene variedades a lo largo de sus hábitats diferentes. Si bien no
existen oficialmente subespecies.
Según el origen, puede haber hasta siete "fenotipos" de C. carbonaria. La
diferencia más evidente es la coloración del plastrón. Desde el norte de la selva
amazónica plastrones sobre todo pálidos, a menudo con marcas más oscuras
bastante distintivas. Desde el sur de la Amazonía plastrones sobre todo oscuros.
Grupo norte
Según Pritchard, los tipos son:
"El noreste de Brasil" la forma que se asemeja a las del "norte", pero es
más grande y tiene patrones como rayos en el plastrón sobre todo oscuro.
Origen y Clasificación:
En la familia de los quelonios, el morrocoy es el más longevo de estos
vertebrados, alcanzando en algunos casos a los 100 años de vida. Cuenta la historia
que un morrocoy sacado de las islas galápagos y llevado a Londres por Charles
Darwin, conocido experto del origen de las especies y seres vivos, llegó a vivir 172
años. Se conoce que el morrocoy data en la tierra desde antes que los dinosaurios y
su evolución lleva más de 200 años, adaptándose a todos los cambios ocurridos desde
aquella época, haciendo emerger nuevas especies.
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Sauropsida
Orden: Testudenes
Suborden: Cryotodira
Familia: Testudinidae
Género: Chelonoidis
Especie: Chelonoidis Carbonaria.
Comportamiento:
Los morrocoyes son considerados animales amistosos, sociables y
pacíficos. Viven en grandes grupos y poseen una gran capacidad de organización,
razón por la cual los seres humanos suelen escogerlos como mascotas aunque
tienden a ser muy exigentes ante sus dueños.
Estos pequeños animales son sobrevivientes de nacimiento, pues cuentan con
un sin número de recursos para resistir casi cualquier condición. Son capaces de
pasar meses sin tener ningún tipo de alimento. En situaciones de frío y sequía, se
entierran por largas horas o días y lo único que necesitan es un poco de aire para
respirar.
Desarrollo evolutivo:
NOTA (esta es la evolución de la especie desde que existe)
El testudino más antiguo que se conoce es Odontochelys, que vivió en Asia
meridional en el Triásico, hace 220 millones de años, lo que supone que las tortugas
sea uno de los grupos de reptiles más antiguos y, por supuesto, mucho más antiguos
que los lagartos y serpientes. Era acuática, y poseía un plastrón bien definido, pero el
espaldar era primitivo. La siguiente tortuga fue Proganochelys (antes Triasssochelys),
que vivió en el Triásico superior de Eurasia hace unos 210 millones de años.2 Era una
tortuga primitiva, con un caparazón parecido al de las especies actuales, pero poseía
aún dientes en el paladar; la cabeza, cola y patas no podían retraerse dentro del
caparazón, pero estaban protegidas por espinas.
Originalmente, las tortugas eran terrestres; 100 millones de años después de
su aparición, algunas evolucionaron para ser acuáticas y 50 millones después
evolucionaron para ser marinas. Se puede decir que las tortugas marinas
evolucionaron de líneas de descendientes por más de 80 millones de años.
Durante algún tiempo fue un tema de acaloradas discusiones el clasificar a los
testudines. La mayoría de los herpetólogos y taxónomos coincidían en que las
tortugas pertenecían al clado de los anapsidos (sin fenestras). En 2015, un equipo
liderado por el biólogo Gabe S. Bever llevó a cabo un estudio del cráneo de una tortuga
primitiva, Eunotosaurus africanus; los resultados sugieren que las tortugas en realidad
pertenecen a la subclase de los diapsidos (estando, por tanto, más cercanamente
emparentados con los arcosaurios y lepidosaurios), en este caso particular sus
fenestras se habrían cerrado a causa de algún factor evolutivo.
Alimentación:
La tortuga de patas rojas es herbívora, consume flores, hojas, fruta caída, setas
silvestres, invertebrados, vivos y carne de lagartijas, aves o peces, fresca o
descompuesta. En cautividad se alimenta de una gran variedad de frutas. Deben ser
alimentadas con una mezcla de hojas de calcio, frutas, verduras y flores y una
pequeña cantidad de proteína animal.
Reproducción:
Conclusiones y Recomendaciones
Conservación:
Las tortugas de patas rojas están protegidas bajo el Apéndice II del Convenio sobre
el Tráfico Internacional de Especies en Peligro de Extinción.
En todos los países de su área de distribución, la mayor amenaza para la
supervivencia de las tortugas de patas rojas es la caza excesiva por el hombre.
Curiosamente, las tortugas son consideradas peces por la Iglesia católica y durante la
semana santa se consumen en grandes cantidades, aunque como se sabe no son
peces. Otra amenaza que sufre esta especie Chelonoidis carbonaria es la pérdida de
hábitats y la agricultura. Aunque se ha observado que las tortugas de patas rojas
pueden vivir en la tierra que se ha convertido a la agricultura, sus densidades son
muchos menores que se encuentran en hábitat natural, sin alteraciones. Las tortugas
que viven en las tierras agrícolas son mucho más fáciles de localizar, por lo que tasas
más altas de caza puede explicar esta diferencia.
Los esfuerzos de conservación incluyen el establecimiento y la protección de reservas
naturales y parques nacionales, donde las tortugas de patas rojas y otros animales
están protegidos de la caza.
NOTA: (esto hay que alargarlo)
Podemos concluir diciendo que estos animales Son de gran ayuda para la naturaleza,
ya que diseminan semillas y limpian los suelos.