El Reto de La Sostenibilidad
El Reto de La Sostenibilidad
El Reto de La Sostenibilidad
Trabajo de El reto de la
fin de grado
sostenibilidad en el
sector textil-moda
Resumen
El sector textil-moda se ha convertido en uno de los más dinámicos y crecientes,
facturando un enorme volumen de beneficios cada año y convirtiéndose en un factor
clave de creación de empleo. El sistema empresarial de la moda rápida o fast fashion
se basa en producir ropa barata, que se adapta rápidamente a las tendencias, y que
dura poco tiempo en las tiendas. Sin embargo, a pesar de las oportunidades que
produce, el fast fashion genera grandes impactos negativos: tras una prenda de moda,
se puede ocultar un taller clandestino con jornadas de más de 10 horas; tras el tinte de
una camiseta, la contaminación de los ríos en China; o tras el desgastado de unos
vaqueros, enfermedades en los trabajadores debido a sustancias tóxicas.
El objetivo principal de este trabajo es recoger la situación actual del sector textil-
moda, así como los principales retos y oportunidades de la tendencia imparable hacia
la sostenibilidad de la cadena de valor y hacia un consumo más responsable de moda.
¿Es posible conseguir una producción sostenible en un mundo globalizado? ¿Son
compatibles la moda rápida y la sostenibilidad?
Para el análisis del tema, se ha realizado una revisión bibliográfica de los principales
autores e instituciones en la materia, además de elaborar una encuesta a los
consumidores y de realizar entrevistas a expertos en el sector. Las conclusiones de
este trabajo sugieren que se están realizando numerosos esfuerzos, tanto de las
grandes empresas de distribución como de nuevas iniciativas, para conseguir una
industria más sostenible minimizando los impactos negativos, además del aumento de
conocimiento por parte de los consumidores, pero también constatan que todavía
queda un largo camino por recorrer.
Finalmente, el trabajo puede servir de inspiración tanto a empresas como a
consumidores para un mayor conocimiento del potencial y limitaciones de la aplicación
de la sostenibilidad al sector y una mayor conciencia acerca de la necesidad de
cambiar sus hábitos de producción o consumo.
Abstract
The Fashion industry has become one of the most dynamic and growing sector, billing
a huge volume of profits every year and becoming a key factor in job creation. The
business model of fast fashion is based on producing cheap clothing, which quickly
adapts to trends, and which lasts a short time in stores. However, despite the
opportunities they produce, fast fashion generates grand negative impacts: behind a
fashion garment, you can hide a clandestine workshop with working hours of more than
10 a day; behind the dye of a T-shirt, the pollution of the rivers in China and behind the
wearing down of jeans, diseases in the workers due to toxic substances.
The main objective of this study is to collect the real situation of the textile-fashion
sector, as well as the main challenges and opportunities of the unstoppable tendency
towards the sustainability of the value chain and towards a more responsible
consumption of fashion. Is it possible to achieve sustainable production in a globalized
world? Is fast fashion and sustainability compatible?
For the analysis of the topic, a bibliographic review of the main authors and institutions
on the subject has been carried out, as well as a consumer survey and to realize
interviews with experts in the sector. The conclusions of this work suggest that
companies are making a great effort, both in large distribution companies and new
initiatives, to achieve a more sustainable industry minimizing the negative impacts, in
addition to the increased knowledge on behalf of the consumers, but they also note
that there is still a long way to go.
Finally, the work can serve as an inspiration both to companies and consumers for
greater knowledge of the potential and limitations of the application of sustainability to
the sector and a greater awareness of the need to change their production or
consumption habits.
Índice
Introducción
..........................................................................................................................
7
1.
El
modelo
de
moda
rápida
o
fast
fashion
........................................................................
9
1.1.
¿Qué
es?
.....................................................................................................................
9
1.2.
Impactos
positivos
(oportunidades)
.........................................................................
11
1.2.1.
Económicos .................................................................................... 11
1.2.2.
Sociales .......................................................................................... 13
1.2.3.
Medioambientales .......................................................................... 14
1.3.
Impactos
negativos
(riesgos)
....................................................................................
15
1.3.1.
Económicos .................................................................................... 16
1.3.2.
Sociales .......................................................................................... 17
1.3.3.
Medioambientales .......................................................................... 19
2.
Origen
y
evolución
de
la
moda
sostenible
y
el
consumo
responsable
............................
21
2.1.
Definición
de
sostenibilidad
y
evolución
..................................................................
21
2.2.
Dimensiones
de
la
sostenibilidad:
económica
(profit),
social
(people)
y
ambiental
(planet)
................................................................................................................................
22
2.3.
Consumo
responsable
o
sostenible
en
moda:
La
actitud
del
consumidor
...............
23
2.4.
Estándares
de
sostenibilidad
....................................................................................
33
2.4.1.
Global Reporting Initiative (GRI)..................................................... 34
2.4.2.
Sustainable Development Goals (SDGs) ....................................... 35
2.4.3.
Business Social Compliance Initiative (BSCI) ................................ 36
2.4.4.
Better Work..................................................................................... 36
3.
Ciclo
de
vida
de
una
prenda
y
cómo
implementar
la
sostenibilidad
..............................
37
3.1.
Fases
.........................................................................................................................
37
3.2.
Cómo
crear
una
cadena
de
suministro
(SC)
transparente
........................................
39
4.
Reacciones
de
las
grandes
empresas
a
favor
de
la
sostenibilidad
..................................
42
4.1.
Inditex
.......................................................................................................................
42
4.2.
H&M
.........................................................................................................................
44
4.3.
¿Greenwashing?
.......................................................................................................
45
5.
Instituciones
en
apoyo
a
la
moda
sostenible
.................................................................
47
Índice de figuras
Figura
1:
Dimensiones
que
influyen
en
la
voluntad
del
consumidor
de
pagar
más
por
productos
sostenibles
...........................................................................................................................
26
Figura
2:
Objetivos
de
Desarrollo
Sostenible
(ODS)
................................................................
35
Figura
3:
Impactos
negativos
de
la
cadena
de
suministro
......................................................
38
Índice de tablas
Tabla
1:
Proveedores
y
fábricas
de
Inditex
............................................................................
44
Introducción
1
Cabe aclarar que el término “moda”, no se refiere a las tendencias de las prendas de
vestir o complementos, sino al conjunto de estas prendas o complementos (Salcedo, 2014).
2
Tiempo entre la concepción del producto y puesta a disposición en el mercado.
1.2.1. Económicos
La industria de la moda constituye el 2’8% del PIB español y el 4’3% de la tasa de
empleo. Además, representa el 8’4% de las exportaciones, siendo el cuarto sector que
más exporta, y el 8’9% de las importaciones. Se trata de uno de los sectores más
importantes de la economía española y con un gran dinamismo, debido al crecimiento
de las exportaciones y a la generación de empleo. Adicionalmente, ha demostrado una
enorme capacidad de adaptación a un entorno global y altamente competitivo. La
facturación de las empresas de moda en España, a lo largo de su cadena de valor, es
de más de 67 millones de euros (Informe Modaes, 2015, apud. Observatorio de la
moda española, 2016).
En el sector textil-moda, ha tenido lugar una creciente concentración de la producción
en los países en vías de desarrollo, provocando un aumento de la competencia en un
mercado ampliamente globalizado3. Esto se debe a que la eficiencia en la producción
de moda suele implicar la búsqueda de los materiales y servicios al mejor precio, lo
que lleva a trabajar con fábricas y proveedores de otros países, dando lugar a una
3
Entendiendo la globalización como “la creciente interconexión entre las diferentes
economías mundiales” (Fabregat, 2003; 41).
empresas. Se han introducido nuevos métodos de gestión, como el Just in Time, que
mejora la competitividad al proporcionar en cada momento el suministro exacto del
producto que está reclamando el mercado, evitando el coste de almacenaje y la
obsolescencia. Con esto, se reducen los costes operativos y de gestión y la asimetría
de información entre la matriz y las tiendas (Martínez, 2008; Nueno, Mora y
Montserrat, 2003).
El modelo de moda rápida hace que aumente el consumo, debido a su bajo coste, no
tanto económico, sino psicológico, y esto es necesario para reactivar las economías de
los países. Nos encontramos con sociedades de consumo maduro, donde este es un
hábito, gracias en parte a la publicidad y los medios de comunicación (Martínez, 2016).
España es conocida por el modelo fast fashion, basado en la excelencia operacional y
tecnológica. Por ello, hay que seguir apostando por la tecnología, y así poder continuar
estando a la cabeza de la competencia mundial (Observatorio de la moda española,
2016).
1.2.2. Sociales
A día de hoy, se busca vincular éxito empresarial y progreso social, para crear nuevos
modelos de negocio que generen valor compartido (Modaes, 2016). Millones de
trabajadores son empleados a través de las complejas cadenas de suministro de este
sector, por lo que debemos asegurar que el futuro de la industria de la moda pueda
proporcionarles trabajo decente, medios de vida sostenibles, esperanza e integridad
(Fashion Revolution, 2017; 12).
A pesar del impacto negativo que tuvo la crisis económica y de la transformación por
factores como el e-commerce o los cambios en los hábitos de consumo, el número de
empleados del sector a escala global ha crecido con fuerza en la última década.
Actualmente, la industria textil da empleo a una sexta parte de la población mundial,
siendo una de las mayores del mundo. Además, en los últimos años, han nacido
nuevas profesiones alrededor del fast fashion, como fashion blogger, coolhunter, visual
merchandiser, etc. (Modaes, 2018; Barrio, 2013).
Por otro lado, la moda ha sufrido un cambio radical con el impacto de la globalización,
iniciándose nuevos tipos de relaciones entre los consumidores y los objetos. Se ha
creado una cultura de “usar y tirar”, en la que los productos que compramos tienen una
vida útil muy reducida. La moda rápida introduce una nueva forma de vestir, marcada
por la dimensión de moda, y un alto contenido simbólico del objeto, además de un bajo
coste psicológico, más fácil de dejar de usar porque fue muy barato (Martínez, 2012).
1.2.3. Medioambientales
Actualmente, se empieza a buscar un cambio de modelo productivo y de consumo,
que elimine por completo los residuos. Es lo que se conoce como teoría de cradle to
cradle o modelo de economía circular. En 2002, Braungart y McDonough publicaron el
libro Cradle to cradle: Remaking the way we make things, que sentó las bases de un
cambio de sistema productivo y de consumo. Se parte de la escasez de recursos para
introducir un nuevo enfoque en la economía, basado en producir un artículo pensando
sus vidas útiles, para alargar su vida con nuevos usos y que finalmente puedan ser
reciclados, reutilizados o refabricados; generando el mínimo residuo. Existe un
certificado basado en los principios de la economía circular, el cradle to cradle
certified, que garantiza la seguridad de los productos para las personas y el medio
ambiente, y que sus componentes proceden del reciclaje o compostaje (Modaes,
2016).
La economía circular está basada en los conceptos de reciclaje y reutilización, y
pretende generar riqueza a partir del potencial de los recursos que ya existen en el
ciclo productivo. Según Gwilt (2014; 161) los sistemas de producción de ciclo cerrado
pretenden “eliminar los residuos a través del reciclaje biológico o técnico de materiales
o productos desechados”, y son la oportunidad para reutilizar los materiales de un
producto al final de su vida útil, como para producir compost o creando productos
nuevos, evitando los residuos. Un ejemplo es Mud Jeans, de leasing de vaqueros, que
los recupera al final de su uso, cerrando el ciclo (Chávez, 2016; 232).
La fundación Ellen MacArthur y la diseñadora Stella McCartney presentaron
recientemente el informe A New Textiles Economy: Redesigning fashion’s future
(2017), que pretende demostrar cuál es la realidad de la economía circular en el sector
de escándalos mediáticos en los últimos años, que han cuestionado este modelo de
negocio (Barrio, 2013; Modaes, 2016).
La industria de la moda, desde hace unos años, se ha situado como la segunda que
más contamina a nivel mundial después de la petrolífera, y a nivel social fomenta, en
las poblaciones más sensibles, la desigualdad, la pobreza y la explotación debido a la
deslocalización de las grandes empresas (Biosca, 2016). Como indica Lucy Siegle, “la
moda rápida no es gratuita. Alguien, en algún sitio, la está pagando” (Fashion
Revolution, 2016; 5).
A continuación veremos las repercusiones económicas, sociales y medioambientales
de este modelo, que han provocado cada vez una mayor preocupación por parte de
todos los actores.
1.3.1. Económicos
Como veíamos, la decisión de producir en terceros países depende de aspectos
económicos. Esto lleva a las empresas a producir en países como China, Marruecos o
Bangladesh, provocando el cierre de numerosos talleres en España y otros mercados
de origen, incapaces de competir en precio.
Resulta necesario que las empresas de la industria textil-moda presten atención a la
dinámica de costes y a las repercusiones de sus acciones de abastecimiento a largo
plazo, teniendo presente que sus decisiones pueden alterar las capacidades de una
región, y no centrándose solo en el abaratamiento de costes (Caro y Martínez de
Albéniz, 2014; Modaes, 2016).
La competencia en la fabricación de ropa ha llegado al límite, por eso solo sobreviven
quienes ofrecen el precio más bajo. Por mucho que las marcas quieran volver a
producir en España, se encuentran con un tejido roto de pequeños talleres que no
trabajan en red. La infraestructura y entramado empresarial local de los países
industrializados está muy debilitada o es inexistente. Para ello, es necesario regenerar
el tejido textil europeo (Cline, 2014; López, 2017).
Además, los proveedores de las grandes empresas se ven sometidos a una gran
presión tanto en precio como en plazo de entrega bajo el sistema de destajo, lo que
conlleva el riesgo de la sobreexplotación de los trabajadores y de la vulneración de sus
derechos. El gran volumen de compra que poseen las empresas de moda rápida hace
que tengan mucho poder sobre los proveedores, que no les queda más remedio que
aumentar las horas de trabajo, reducir medidas de seguridad, y bajar los salarios
(Barrio, 2013; Martínez, 2016).
Además, la intensa presión que ejerce el fast fashion está afectando a quienes se
encuentran en la cima de la pirámide de la moda, ya que el éxito de la moda barata
provoca que a los diseñadores les sea más difícil conseguir la lealtad del consumidor y
evitar que compre solo en estas grandes cadenas de moda rápida (Cline, 2014; 157).
1.3.2. Sociales
La industria de la moda rápida está marcada por la deslocalización, en países donde
las condiciones laborales de los trabajadores son preocupantes y las instituciones son
débiles. La industria textil se concentra en el sudeste asiático: China, India,
Bangladesh o Camboya, países que cuentan con una superpoblación importante y, en
muchos casos, unas condiciones económicas en vías de desarrollo. Las leyes son
bastante relajadas, y las condiciones laborales dejan mucho que desear,
especialmente en temas de seguridad y salud, salarios y dignidad humana (Biosca,
2016).
Los derechos de los trabajadores son un derecho fundamental de las personas y están
reconocidos en el art.23 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
(DUDH) adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 en París.
Sin embargo, cuando todo se centra solo en los beneficios, los derechos humanos y
laborales, se pierden por completo (Ross y Morgan, 2016). Las condiciones laborales
de insalubridad e inseguridad en el sector textil, y la explotación del trabajador son una
injusticia social y un atentado contra el bienestar de la humanidad (Salcedo, 2014; 29).
En los últimos años, han tenido lugar varios casos de violación de los derechos
humanos en la industria textil, como la Catástrofe de la fábrica Rana Plaza y las
protestas de trabajadores en Camboya. Estos sucesos han conseguido cuestionar el
modelo de fast fashion y provocar un cambio de conciencia social a nivel global.
En abril de 2013 tuvo lugar el terrible suceso del derrumbe de la fábrica Rana Plaza
en Bangladesh que dejó más de 1000 fallecidos y de 2500 heridos, y es considerado
uno de los peores accidentes de la historia de la moda. El edificio no respetaba las
normas básicas de seguridad, alertando los trabajadores de las grietas existentes en el
edificio el día anterior al derrumbe. Esta tragedia puso en evidencia las deficiencias de
la cadena de suministro de muchas empresas del sector textil-moda, especialmente en
el ámbito de la seguridad laboral de sus proveedores. Las empresas del sector se
dieron cuenta de que este sistema les generaba una gran incertidumbre, ya que
cedían el control de su aprovisionamiento a terceros (Modaes, 2016).
Esta desgracia despertó una gran movilización por parte de organizaciones sociales,
empresas, gobiernos y organismos internacionales. Como indica Felipe (2014; 9):
“Todavía recientes en nuestra retina, las imágenes del derrumbe del edificio Rana
Plaza de Bangladesh la pasada primavera, (...), mostraron al mundo la cara menos
amable y glamurosa del mundo de la moda”. Este suceso dio lugar a que más de 170
marcas y distribuidores firmasen el Bangladesh Accord, un acuerdo sobre prevención
de incendios y seguridad en la construcción para mejorar las condiciones de las
fábricas textiles en Blangladesh. Además, se creó la Alliance for Bangladesh Worker
Safety, que reúne compañías estadounidenses para realizar inspecciones en fábricas
(Modaes, 2016).
Según Brenda Chávez (2016; 173), una tragedia así debería haber catalizado medidas
de mayor calado, como una reforma del modelo de negocio o leyes que garantizasen
los derechos humanos en toda la cadena de suministro. De 2005 a 2013, al menos
1794 personas fallecieron en fábricas textiles, debido a incendios, derrumbes o
aglomeraciones. Además, la inexistencia de un sistema legal y judicial efectivo a nivel
internacional, hace que no se consiga dar con los responsables ni se cumplan
condenas (Chávez, 2016; 84). El año siguiente al derrumbe del Rana Plaza, fue el más
rentable para el sector de todos los tiempos. Cabe pues preguntarse por qué una
industria que genera tantos millones de beneficios es incapaz de respaldar a sus
trabajadores correctamente (Ross y Morgan, 2016).
En Camboya, el país con el salario más bajo en el mundo, se produjeron fuertes
disturbios por parte de los trabajadores cuando en 2014 se elevó el sueldo a cien
dólares, algo insuficiente. Se produjo una movilización por un salario mínimo textil, que
terminó con cientos de despidos, la muerte de al menos cuatro personas y varios
heridos. Además, estos trabajadores son sometidos a una enorme presión, y como
indican numerosas fuentes, existe una relación entre la presión por producir algodón
barato y los miles de suicidios de granjeros en Camboya (Modaes, 2016; Chávez,
2016).
En esta línea, la campaña “Ropa Limpia” ha impulsado la creación de un sueldo digno
internacional, utilizando la Paridad del Poder Adquisitivo (PPA) impulsada por el Banco
Mundial. Los principios rectores de la ONU en relación a las empresas y los derechos
humanos –el marco “Proteger, Respetar, Remediar” (Naciones Unidas, 2011)-
establecen la responsabilidad compartida del Estado de fijar un salario mínimo y
proteger ese derecho, así como el de las compañías de respetarlo. Sin embargo, la
realidad es otra, ya que si se eleva, las empresas desertan del país, en busca de otro
con unos salarios más bajos. Actualmente, solo el 1-2 % del coste de una prenda va a
parar a manos del trabajador que la ha confeccionado (Chávez, 2016).
Es una práctica habitual en la industria de la confección alargar las jornadas hasta las
doce o catorce horas, ya que los trabajadores aceptan esta realidad para poder
sobrevivir. Además, en muchos países, los gobiernos restringen, dificultan e incluso
prohíben los sindicatos independientes, así como la negociación colectiva (Salcedo,
2014; 79 y ss.).
Otro impacto negativo es la puesta en riesgo de la salud de los trabajadores, con
técnicas como el “sandblasting”, un sistema para tratar la tela vaquera y lograr su
efecto desgastado, muy peligrosa para la salud de los operarios de las fábricas
textiles, llegando a provocar enfermedades como la silicosis o el cáncer de pulmón.
Ropa Limpia lanzó la campaña “Stop killer Jeans!”, y en la actualidad, la mayoría de
empresas han prohibido esta técnica (Caro y Martínez de Albéniz, 2014; Chávez,
2016).
1.3.3. Medioambientales
La industria textil presenta uno de los patrones de producción más preocupantes en
cuanto al impacto ambiental, debido al uso de sustancias químicas tóxicas, al
consumo de agua y energía o a la generación de grandes cantidades de desechos y
vertidos, entre otros. Es decir, se trata de una industria con altos costes hídricos,
energéticos y de contaminación (Chávez, 2016).
Como indican Fletcher y Grose (2012), una mayor velocidad en la moda tiene
repercusiones como que la contaminación sea cada vez mayor, los recursos
disminuyan y exista un mayor cambio climático. A unas mayores ventas, se generan
más ingresos, pero también más prendas, lo cual va a incidir en el nivel de
contaminación y desperdicio (Caro y Martínez de Albéniz, 2014). Según la OCU, cada
español se desprende al año de 7Kg de ropa usada, lo que supone generar más de
300.000 toneladas anuales de residuo textil en España (Chávez, 2016, p.170).
Los productos son tan baratos que se pueden tirar sin pensar en ello, sin embargo, la
moda no debería ser considerada como algo desechable. La realidad es que, año tras
año, toneladas de ropa acaban en la basura, en una sociedad motivada por la cultura
del usar y tirar, en la que las prendas se desechan cada vez más rápido, incluso antes
de haber producido la satisfacción del consumidor. Hace unas décadas, las personas
tenían acceso a un número limitado de objetos, por lo que su uso se entendía que
debía ser prolongado en el tiempo. Ahora, con una cantidad de productos disponibles
prácticamente infinita, estos se producen con una fecha de caducidad prevista y muy
corta. La obsolescencia, tanto funcional como percibida, se acelera de forma
programada (Martínez, 2012;162) (Ross y Morgan, 2016; Felipe, 2014).
A esta gran cantidad de desecho hay que añadir procesos altamente contaminantes y
que consumen una gran cantidad de recursos. Los procesos de teñido y acabado textil
requieren grandes cantidades de agua; así por ejemplo para fabricar una camiseta de
250 gramos de algodón se necesitan 2700 litros de agua, algo especialmente grave en
países como China, India y Bangladesh, donde este recurso es más escaso (Salcedo,
2014; 77). Las emisiones de gases de efecto invernadero son otra gran preocupación
que afecta a todas las etapas de la producción de prendas de vestir (Yudina, 2017).
Sobre las fibras textiles se realizan tratamientos para convertirlas en tejido, usando
químicos y tintes, que provocan altos niveles de contaminación. Por ejemplo, la
viscosa, una fibra artificial cada vez más demandada por los diseñadores, si se fabrica
de manera irresponsable, tiene unos efectos devastadores sobre el medio ambiente y
la salud humana. Al estar hecha de fibra vegetal, la viscosa se presenta como una
opción “ecológica”, pero la mayor parte se obtiene de un proceso químico altamente
contaminante. El informe “Dirty Fashion” analiza los efectos negativos de la viscosa
contaminante y cómo grandes distribuidores de moda se abastecen de ella4 (Changing
Markets Foundation, 2017).
Como indica Chávez (2016; 74) los ríos se emplean como desagüe, creando crisis
medioambientales y sanitarias. El río que atraviesa la ciudad China de Xintang, ha sido
fotografiado en multitud de ocasiones por su color azul índigo. Así, se dice que “si
miramos el agua que circula por los ríos de las ciudades chinas, podemos saber cuál
será el color tendencia de la temporada en Occidente” (Barrio, 2013.p.14).
4
Este fibra podría producirse con muchos menos químicos tóxicos y en un circuito de
producción cerrado que elimine la contaminación. Sin embargo, la realidad actualmente es
distinta, ya que sigue creándose a costa de una gran contaminación e impacto sobre la salud
de las poblaciones cercanas a las fábricas.
racismo, los derechos humanos y el hambre en el mundo. En los últimos años, las
empresas se han alejado de la idea del diseño ecológico, y se ha comenzado a hablar
del diseño sostenible (Gwilt, 2014).
La primera vez que la sostenibilidad se coló en la agenda política mundial fue en la
Cumbre de la Tierra de 1992, organizada por la ONU en Río de Janeiro. El concepto
de sostenibilidad se había utilizado por primera vez en 1987, en el Informe Bruntland,
realizado por las Naciones Unidas, en el que se define como “el desarrollo que
satisface las necesidades del presente sin comprometer la satisfacción de las
necesidades de las futuras generaciones”. En este informe se señalaban por primera
vez los riesgos del actual modelo económico, y es a raíz de él cuando la UE y otros
países firman la Declaración de Río, con un compromiso común para formular
estrategias de desarrollo sotenible. La Comisión Europea (CE) determinó en 2001 que
para que una compañía contribuyera a un desarrollo sostenible debería tener un
comportamiento socialmente responsable, es decir, basar su éxito a largo plazo en
prestar atención al medio ambiente y a la sociedad en la que está implantada
(Modaes, 2016).
El Pacto Mundial, iniciativa de la ONU para la sostenibilidad empresarial del sector
privado, vigente hoy en día, ha fijado las nuevas metas del desarrollo mundial hasta
2030, que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que veremos más
adelante en el trabajo.
Actualmente, en un entorno caracterizado por la escasez y la presión sobre los
recursos, la mayor parte de las organizaciones son conscientes de la necesidad de
abordar la sostenibilidad como un enfoque estratégico de negocio, y de que es un
requisito fundamental para garantizar la supervivencia a medio y largo plazo
(Redondo, Escudero y Ordoñez, 2013; p.22).
Conocimientos: saber
Factores qué es la moda sostenible Valores:
demográficos: Individualismo,
Edad, género, seguridad,
nivel de entretenimiento
educación Voluntad de los clientes de
pagar más por productos
sostenibles
Actitudes:
Comportamientos: Importancia de ser
Tener en cuenta los impactos consumidor responsable,
negativos al hacer una compra, gravedad de los problemas
reciclaje, compra de productos
medioambientales y
ecológicos
sociales, responsabilidad
de las corporaciones
II. Valores
III. Conocimientos:
IV. Comportamientos:
V. Actitudes:
5
Los estándares de GRI se requerirán para todos los informes u otros materiales
publicados a partir del 1 de julio de 2018, por lo que las Directrices G4 y los recursos
relacionados siguen siendo válidos solo hasta el 30 de junio de 2018.
Fuente: https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/
Según el trabajo realizado por García, Rey y Albareda (2017) en relación a la cadena
de suministro de textil moda: “Las tres principales oportunidades ODS, calculadas a
través de recuentos de frecuencia fueron “Trabajo decente y crecimiento económico”
(Meta 8), “Consumo y producción responsable” (Meta 12 ), y “Industria, Innovación e
Infraestructura” (Meta 9). El riesgo más notable de la industria sería el “Trabajo
Decente y el Crecimiento Económico”.
3.1. Fases
El ciclo de vida de una prenda es el recorrido de un producto desde la obtención de la
fibra hasta su eliminación, y está formado por cinco fases6 (diseño, producción,
distribución, uso y eliminación) en las que se producen una serie de impactos
negativos. Para ser sostenible no es suficiente con ajustar una de las fases, sino que
es necesario implicar todos los procesos (Gwilt, 2014; Modaes, 2016). Para valorar los
impactos de un producto a lo largo de su ciclo de vida se ha desarrollado el análisis
del ciclo de vida (ACV), un método generalmente aceptado para evaluar el impacto
ambiental de los diferentes procesos (Salcedo, 2014; 20).
Hoy en día, se aboga por la desaparición de los residuos en el mundo de la moda, lo
que requiere una nueva manera de diseñar, producir y consumir, y se puede
conseguir, como veíamos anteriormente, con los ciclos de vida cerrados, en los que
los residuos son concebidos como algo útil para dar vida a futuros productos o
convertirse en materia prima de nuevo (Martínez, 2016).
La primera de las fases es el diseño, donde es importante conocer la relación entre
los usuarios y las prendas a la hora de elaborarlo. El diseñador debe pensar en cómo
alargar la vida útil, en la durabilidad de la prenda o en cómo minimizar mermas. Una
forma es el diseño con empatía, para generar una relación duradera entre el
consumidor y la prenda, y evitar la eliminación temprana, o los diseños que permiten
utilizar el artículo de múltiples maneras. A esta fase pertenece también la selección de
los tejidos y las técnicas textiles, para la que hay que tener en cuenta sus posibles
impactos (Salcedo, 2014; Gwilt, 2014).
6
Es importante destacar que el ciclo de vida de una prenda no se acaba en la tienda, sino
que hay que tener en cuenta su uso y desecho.
Producción
Distrubución
y
Diseño
-‐
Productos
comercialización
-‐
Pesacidas
y
químicos
Uso
modificación
-‐
Condiciones
trabajo
y
Eliminación
-‐
Consumo
agua
y
-‐
Detergentes
genéaca
fibras
salarios
-‐
Residuos
texales
energía
químicos
-‐
Consumo
de
agua
-‐
Consumo
energía
-‐
Desecho
temprano
-‐
Condiciones
-‐
Consumo
de
agua
y
-‐Condiciones
y
trabajo
fábricas
-‐
Emisiones
de
CO2
y
energía
precios
justos
residuos
-‐Desperdicio
telas
7
Estándar en fabricación de textiles que realiza auditorías independientes en fábricas
textiles, y combina en una sola norma aspectos de seguridad para el consumidor, las
emisiones y vertidos y la salud de los trabajadores.
fase, especialmente debido al lavado8, que consume mucha energía y agua, además
del uso de detergentes químicos. Actualmente, se están empezando a crear prendas
desmontables, desechables o biodegradables que eliminan la necesidad de lavado.
Otro riesgo es que, hoy en día, pocos consumidores arreglan las prendas, debido a la
atracción de las prendas nuevas y baratas y a que el coste de la reparación puede ser
igual o superior a comprar una nueva. Esto se puede modificar animando al usuario a
mostrar los arreglos como símbolo de exclusividad e individualidad, o
proporcionándole información y materiales necesarios para hacerlo (Gwilt, 2014).
Por último, en la fase de eliminación, el principal riesgo es el desecho temprano de
prendas en buen estado, además de que gran cantidad de ellas acaba en los
vertederos en vez de reciclarse. Para minimizar el residuo, existen opciones como
regalarlas a un familiar, intercambiarlas en swap parties o revenderlas en tiendas de
segunda mano. En cuanto al reciclaje, a pesar de que consuma energía, es mejor
reutilizar un material que procesar fibras nuevas. Existe una certificación, Global
Recycle Standard, para verificar la cantidad de contenido reciclado de un tejido. El
sobrereciclaje o upcycling es el proceso mediante el cual se incorporan residuos a
otros nuevos productos de mayor valor. Un ejemplo de upcycling serían los polares de
la marca Patagonia, fabricados a partir de botellas PET recicladas, y que son
completamente reciclables (Gwilt, 2014; Instituto Danés de Moda, 2012, p.20; Salcedo,
2014, p.109).
8
Es probable que nos sorprenda descubrir que el lavado ocasione un impacto
medioambiental mucho mayor que cultivar la fibra y confeccionar la prenda. Esto se debe a que
el impacto de los cuidados de la ropa es invisible y se reparte entre los hogares del mundo, en
contraposición con la evidente contaminación de las fábricas textiles (Fletcher y Grose, 2012).
9
Se conoce como trazabilidad al conjunto de procesos, ubicación y trayectoria de un
producto a lo largo de una cadena de suministro. Una empresa de moda debería saber y poder
comunicar a las personas interesadas tanto el origen de sus materias primas como las
condiciones en las que se confeccionan las prendas (Fashion Revolution, 2016).
A medida que han ido sucediendo escándalos en el sector textil-moda, también lo han
hecho nuevas iniciativas por parte de las empresas, basadas en procesos más
respetuosos con los trabajadores y el medio ambiente. Como indica Modaes (2016),
muchas marcas apuestan por la sostenibilidad como su valor diferencial, intentando
abrir un nuevo nicho de mercado, mientras la gran distribución intenta ganar terreno en
este ámbito con diversas acciones. Lejos de ser una tendencia pasajera, la
sostenibilidad está introduciéndose en las grandes corporaciones, que han empezado
a dar pasos en este ámbito, realizando numerosos esfuerzos por minimizar sus
impactos negativos (Modaes, 2016).
Quizás las motivaciones que muevan a estas grandes empresas no sean las mismas
que las que mueven al pequeño comercio ético. En el caso de las grandes marcas, se
trata de una actitud reactiva, pero resulta alentador que empresas como H&M o Inditex
se comprometan con la transparencia, siendo un primer paso a dar para asumir su
responsabilidad y convertirse en una industria sostenible (Changing Markets
Foundation, 2017; Chávez, 2016).
Desde 2013, Inditex ha seguido un enfoque de Informe Integrado, incluyendo la
información de sostenibilidad en su informe anual, mientras que H&M lo hace a través
de un documento independiente. Tanto Inditex como H&M han declarado su
alineamiento, compromiso y contribución a los ODS (García, Rey y Albareda, 2017;6).
4.1. Inditex
Inditex es un minorista de moda que abrió sus puertas en 1963 como un pequeño
taller de confección en A Coruña, donde se encuentran las oficinas centrales de la
compañía. Hoy en día, cuenta con 7.475 tiendas en 96 mercados, bajo ocho marcas
comerciales: Zara, Pull & Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho, Zara
Home y Uterqüe. En 2017, las ventas netas de Inditex fueron 25.336 millones de €
(Inditex, s.f).
La filosofía que explica y resume su modelo de negocio sostenible se ilustra con el
concepto Right to Wear, que significa pensar y actuar de manera sostenible y
transparente, garantizando la trazabilidad de toda su actividad. Como indica su página
web: “Queremos generar valor a través de la creación de productos atractivos, éticos y
de calidad que tengan un ciclo de vida circular”. Para analizar las acciones en materia
de sostenibilidad de Inditex, se ha analizado la Memoria Anual de 2016, que toma
como referencia los nuevos estándares de GRI, lanzados el 19 de octubre de 2016, y
en la que se encuentra el análisis de materialidad, que permite conocer los temas que
más preocupan a los grupos de interés y cómo impactan en el modelo de negocio y a
la inversa. Inditex cuenta con socios de referencia como Better Work, Better Cotton
Initative, IndustriALL, OIT, SAC o Textile Exchange (Inditex, 2016).
Inditex apuesta por la economía circular. Para ello, en 2015 lanzaron Closing the Loop,
iniciativa que tiene como objetivo la reutilización y reciclaje de los productos. Con tal
fin cuenta con contenedores en sus tiendas, y realiza donaciones a entidades no
lucrativas como Cáritas, Oxfam o Cruz Roja (Inditex, 2016).
Además, con la línea de moda sostenible Join Life, pretende garantizar que los
productos se han elaborado bajo condiciones sociales y medioambientales adecuadas.
Colaboran con Lenzing, fabricante de Tencel, y con el que han creado la Refibra en
2016, creada a partir de algodón reciclado y madera sostenible. Con el objetivo de
investigar nuevas fibras, ha firmado acuerdos con el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT) y distintas universidades españolas (Inditex, 2016).
Trabajan con 1.805 proveedores y 6.959 fábricas de 53 países diferentes,
encontrándose el 59% de los fabricantes próximos a su sede en Arteixo. Todos ellos
deben cumplir con el Código de Conducta de la empresa para sus proveedores, que
exige los estándares más elevados en materia de protección de los derechos humanos
y promoción de la normativa laboral internacional, salud y seguridad del producto, y
aspectos medioambientales. Gracias a sus sistemas de trazabilidad llegan hasta el
último eslabón de la cadena productiva, conociendo dónde se elaboran los productos y
en qué condiciones. En el ejercicio 2016, realizaron 2.776 auditorías de trazabilidad
(Inditex, 2016).
4.2. H&M
Hennes & Mauritz AB (H&M), fundada en 1947, tiene su sede en Suecia y actualmente
opera en 69 mercados ofreciendo productos de moda de sus siete marcas: H&M, H&M
Home, COS, Monki, Weekday, & Other Stories y Cheap Monday. Tienen como objetivo
que la moda sea sostenible y la sostenibilidad esté de moda, y para ello utilizan su
gran tamaño y escala para impulsar el desarrollo hacia una industria de la moda más
circular, justa y equitativa (H&M, 2017).
Su misión es lograr la circularidad completa y empleos justos en la industria textil. Para
ver las acciones que han realizado recientemente, se ha analizado la Memoria de
4.3. ¿Greenwashing?
Como vemos, la gran distribución comienza a dar sus primeros pasos en el ámbito de
la sostenibilidad, a pesar de que, por el momento, se trate de iniciativas puramente
reactivas y su presencia sobre el total de su producción sea aún pequeña. Para
algunos, esta realidad es un avance, mientras otros piensan que son estrategias de
greenwashing o lavado de imagen, consistente en pervertir el concepto para fines
comerciales. La sostenibilidad no debe ser un atributo de marca, sino ser parte del
ADN de las empresas, y no es lo mismo desplegar acciones puntuales que integrarlas
en el modelo de negocio (Modaes, 2016; Chávez, 2016, p.228).
El término greenwashing fue acuñado en 1986 por Jay Westerveld, y se refiere al
ejercicio de comunicación que una empresa mantiene con sus grupos de interés
confiriendo atributos de corte ambiental a sus productos o a la organización, cuando
en realidad no aporta ningún beneficio significativo (Redondo, Escudero y Ordoñez,
2013; p.25). Según Greenpeace, el greenwashing es “el acto de engaño al consumidor
para que la percepción de los productos y los objetivos de una empresa sean vistos
como ecológicamente amigables” (Alejos, 2013).
Existen muchos grupos de interés externos, como ONGs, sindicatos o alianzas entre
empresas, que se caracterizan por el intercambio de conocimientos y por aplicar la
investigación académica sobre sostenibilidad del textil-moda al mundo real, además de
tratar de aumentar la conciencia e influenciar el cambio hacia una moda más
sostenible (Martínez, 2016). Como indican Fletcher y Grose (2012, 50): “Los boicots
organizados por las ONG han sido una estrategia muy eficaz que ha servido para
fortalecer los compromisos de las empresas”.
Este índice estandariza la medición del impacto ambiental, social y laboral en toda la
SC del sector textil y el calzado. Está formado por varios módulos, consistentes en
preguntas desarrolladas por miembros, partes interesadas y expertos (SAC, s.f).
El beneficio principal de SAC es la colaboración con otros miembros en iniciativas
sostenibles y el uso de las mismas herramientas para las mediciones. Al usar el Índice
Higg, las marcas y los fabricantes pueden realizar evaluaciones sobre una variedad de
temas de sostenibilidad, y como solo tienen que realizarlas varias veces al año, la
cantidad total de evaluaciones disminuye, ahorrando tiempo y dinero. Los miembros
de SAC ingresan datos sobre sus áreas de impacto comercial, y reciben una
puntuación, que se puede compartir con los proveedores. La principal debilidad es que
la mayoría de los datos no están disponibles para el público, y al no divulgarlos, los
consumidores no comprenden el impacto total de la moda (Yudina, 2017).
Esta coalición representa un gran ejemplo de colaboración en el sector textil, ya que la
forman empresas competidoras y diferentes agentes de la cadena de valor que buscan
llevar a la industria hacia un consenso en temas de sostenibilidad (Salcedo, 2014;
120).
5.3. Greenpeace
Greenpeace ha sido una de las ONGs que más ha presionado a la industria textil, a
través de campañas que buscan el máximo impacto en los medios de comunicación y
elementos básicos como agua o electricidad, y lo hace generando empleos para darle
a la comunidad la oportunidad de superarse. People Tree fue la primera compañía de
ropa del mundo en recibir la marca de producto de comercio justo de la Organización
Mundial de Comercio Justo en 2013, además de la primera organización en lograr la
certificación GOTS (People Tree, s.f).
5.6. SETEM
La Federación SETEM nace en 1995 como resultado de la agrupación de las
asociaciones SETEM de distintas comunidades autónomas. Tiene como objetivo
principal “sensibilizar a la Ciudadanía sobre la desigualdad Norte-Sur y sus causas,
promoviendo las transformaciones personales y colectivas necesarias para conseguir
un mundo más justo”. Entre sus principales funciones destacan la sensibilización y
formación, a través de cursos o talleres, y la promoción de alternativas por medio de
campañas o programas. Además, coordina la Campaña Ropa Limpia en España
desde 1997 (SETEM, s.f).
convertido en el nexo para las discusiones sobre los problemas ambientales, sociales
y éticos más críticos que enfrenta el sector textil-moda. Como novedad este año, se
crea el Innovation Forum que permitirá que las marcas de moda participantes se
reúnan con más de 50 proveedores que cubren toda la cadena de suministro, desde
telas innovadoras hasta soluciones de envases ecológicos (Copenhagen Fashion
Summit, s.f).
En relación con esta iniciativa, la Global Fashion Agenda es un foro de liderazgo
sobre la sostenibilidad en la moda. Fue fundada en 2016 en el entorno de la
Copenhagen Fashion Summit, y tiene como objetivo movilizar al sistema de moda
global para cambiar la manera en que producimos, comercializamos y consumimos
moda. Cuenta con un grupo de colaboradores estratégicos como H&M o SAC (Global
Fashion Agenda, s.f).
La moda lenta representa una ruptura con las prácticas habituales del sector. Apuesta
por la producción a pequeña escala y la artesanía tradicional, concibiendo nuevas
relaciones de confianza entre los creadores de moda y los consumidores, que solo son
posibles a pequeña y mediana escala (Fletcher y Grose, 2012). Es importante ver qué
podemos aprender de estas iniciativas para aplicar al modelo de moda rápida (García,
2018).
6.2. Latitude
En cuanto a Galicia, cada vez es mayor el número de tiendas que ofrecen moda
sostenible, situándola como un referente a nivel nacional. Destaca la empresa
Latitude, creada por María Almazán y Fernando Gago. Latitude ha querido marcar
diferencia con la industria textil actual, teniendo como eje vertebrador la
sostenibilidad. No solo elabora su propia colección, sino que también funciona como
proveedor para otras marcas y como centro de investigación e innovación. Desde
Galicia ha conseguido hacer realidad otra forma de hacer moda: sostenible y
responsable, de proximidad, con salarios justos, condiciones laborables dignas y
respetuosas con el medio ambiente. Para ello está trabajando en todos los eslabones
de la producción textil y con todas empresas representativas del sector en España y
en Europa. Latitude ha creado una red de talleres 4.0 en los que no solo se cuida el
producto, sino también a las personas y al medio ambiente. Además, están creando el
primer taller social Latitude para dar empleo a mujeres en riesgo de exclusión con
niños a su cargo (López, 2017). Como indica María Alamazán:
“Latitude nace con un claro objetivo: que la relocalización de producciones
textiles de calidad sea un hecho en Europa, que se pueda hablar de un nuevo
concepto de taller, de ecología y moda, de consumo consciente, de alta
calidad y de diseño top. De producción hecha en Europa entendiendo que la
sostenibilidad es el camino. Queremos ser el centro de referencia para
producciones de moda sostenible, que se sepa que en España tenemos la
herramienta que necesitan, la solución, la nueva manera de hacer moda”
(López, 2017).
Con anterioridad a esta iniciativa, producir de esta forma para una marca grande con
alto volumen era imposible en Europa. La deslocalización de la producción a países en
vías de desarrollo, sobre todo asiáticos, ha dejado el entramado empresarial textil
europeo, muy mermado, inconexo y sin capacidad de reacción (López, 2017). En este
sentido, el trabajo de esta emprendedora gallega es un gran ejemplo sobre cómo
incluir tecnologías para utilizar menos agua… pero el gran consumo es contrario a la
sostenibilidad. Las grandes cadenas podrían ser sostenibles solo si cambian su
modelo de negocio” (Gestal, 2015). En idéntica línea y para Safia Minney (apud
Carrasco, 2017), “no se trata de que grandes empresas de fast fashion hagan ciertas
colecciones eco o sostenibles, sino que el problema de fondo reside en toda la
insostenibilidad que producen al mismo tiempo con su modelo de negocio habitual”.
Como indica Sofía García (2018), el fast fashion tiene un componente que es muy
difícil de sostener en el tiempo tal y como lo llevamos a la práctica hoy en día. Sin
embargo, al mismo tiempo están implicados en modificar su sistema. Es un modelo
complejo, de mucho éxito, y que está evolucionando hacia la sostenibilidad.
Parece evidente que en medio de este proceso de cambio y evolución, en el que hay
opiniones diversas, aún queda un largo camino por recorrer en la implantación de
nuevas formas de funcionar que sean más sostenibles (Carrasco, 2017). Para Pilar
Riaño (2018), “serán los gigantes de la gran distribución de moda los que lideren la
sostenibilidad, ya que son los únicos capaces de mover a la sociedad, cambiando su
manera de consumir”.
Conclusiones
Bibliografía
Danish Fashion Institute y BSR (2012). The NICE consumer. Recuperado el 2 de abril
de 2018 de:
https://www.bsr.org/reports/BSR_NICE_Consumer_Discussion_Paper_es.pdf
Do the Woo (2016). Encuesta sobre el nivel de conocimiento y de promoción de la
moda sostenible en España. Recuperado el 2 de mayo de 2018 de:
https://www.elmundoecologico.es/encuesta-moda-sostenible-en-espana/
Fabregat, V. (2003). La internacionalización del sector textil-Confección, Boletín
Económico del ICE, (2768), 41-46.
Fashion Revolution (2016). La moda y la verdad: ¿Quién hizo tu ropa? Transparencia
y trazabilidad. Recuperado el 1 de mayo de 2018 de:
http://www.modasosteniblebcn.org/wp-content/uploads/2016/04/3-8-
TransparenciaTrazabilidad.pdf
Fashion Revolution (2017). Índice de transparencia de la moda. Recuperado el 6 de
mayo de 2018 de: www.fashionrevolution.org/transparency
Fashion Revolution (2018). Índice de transparencia de la moda. Recuperado el 6 de
mayo de 2018 de: www.fashionrevolution.org/transparency
Felipe, S. (2014). El auge de la moda sostenible. La revista Triodos, (32), 8-11.
Recuperado el 28 de marzo de 2018 de: https://revista-triodos.com/edicion-
impresa/
Fletcher, K. y Grose L. (2012). Gestionar la sostenibilidad en la moda: Diseñar para
cambiar materiales, procesos, distribución, consumo. Barcelona: Blume.
Fundación Ellen MacArthur (2017). A New Textiles Economy: Redesigning fashion’s
future. Recuperado el 8 de mayo de 2018 de:
https://www.ellenmacarthurfoundation.org/publications/a-new-textiles-economy-
redesigning-fashions-future
Fundación Vida Sostenible (2011). La moda sostenible. Recuperado el 24 de abril de
2018 de: http://www.larutadelaenergia.org/pdffvs/GFVSmoda.pdf
García, M.J. (2015). La Cuenta del Triple Resultado o Triple Bottom Line. Revista de
Contabilidad y Dirección, (20), 65-77.
García, S.; Rey, M. y Albareda, L. (2017): Effective Disclosure in the Fast-Fashion
Industry: from Sustainability Reporting to Action. Sustainability, (9), 2256;
Doi:10.3390/su9122256.
Gestal, I. (2015). Gema Gómez (Slow Fashion Spain): “El ‘fast fashion’ jamás podrá
ser sostenible”. Recuperado el 2 de mayo de 2018 en:
https://www.modaes.es/back-stage/gema-gomez-slow-fashion-spain-el-fast-
fashion-jamas-podra-ser-sostenible.html
Global Fashion Agenda (n.d). Disponible en: http://www.globalfashionagenda.com/
Acceso el 29 de abril de 2018.
Global Reporting Initiative (s.f). Disponible en:
https://www.globalreporting.org/Pages/default.aspx Acceso el 10 de abril de
2018.
Greenpeace (2011a). Trapos sucios: contaminación tóxica del agua en China por
marcas textiles internacionales. Recuperado el 27 de abril de 2018 de:
http://www.greenpeace.org/espana/Global/espana/report/contaminacion/Water
ScandelReport11-ESok.pdf
Greenpeace (2011b). Trapos sucios 2: aireando la ropa. La contaminación tóxica
desde las fábricas a los productos textiles. Recuperado el 27 de abril de 2018
de:http://www.greenpeace.org/chile/Global/espana/report/contaminacion/Dirty%
20Laundry-Hung%20Out%20to%20Dry%20(WEBspain).pdf
Gwilt, A. (2014). Moda sostenible. Barcelona: Gustavo Gili.
H&M (2017). Sustainability Report 2017. Disponible en: http://sustainability.hm.com
Último acceso 5 de mayo de 2018.
Inditex (2016). Informe Anual de Inditex 2016. Disponible en:
https://www.inditex.com/es/inversores/relacion-con-inversores/informes-anuales
Inditex (s.f). Disponible en: https://www.inditex.com/es/quienes-somos/conocenos
Último acceso 6 de mayo de 2018.
Laroche, M.; Bergeron, J. y Barbaro-Forleo, G. (2001). Targeting consumers who are
willing to pay more for environmentally friendly products, Journal of Consumer
Marketing, Vol. 18, pp.503-520, https://doi.org/10.1108/EUM0000000006155
López, M. (2017). España y la revolución del textil (sostenible). Recuperado el 2 de
mayo de 2018 de:
https://elpais.com/elpais/2017/04/25/planeta_futuro/1493138799_237897.html
Martinez, A. M. (2008). La moda rápida: última transformación del sistema de la moda.
Mundos sociais: saberes e prácticas. VI Congreso Portugués de sociología.
Martinez, A. M. (2012). La cultura del usar y tirar. ¿Un problema de investigación?.
Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas, 11 (4), 149-170.
Recuperado el 4 de mayo de 2018 de:
http://www.usc.es/revistas/index.php/rips/article/view/1303
Entrevistas