Unidad 6. Suelos-G.a
Unidad 6. Suelos-G.a
Unidad 6. Suelos-G.a
La superficie de la tierra está cubierta por el regolito, que representa la capa de fragmentos de rocas y minerales producidos por la
meteorización, Aun cuando algunos autores denominan suelo a este material, el suelo es una combinación de materia mineral, materia
orgánica, agua y aire. Los suelos constituyen una cobertura superficial, generalmente rica en materia orgánica, que sirve de sustrato
al mundo vegetal. Las partículas de materia inorgánica (arenas, limos, arcillas y fragmentos de minerales en general) son el producto de
la meteorización o de la erosión y transporte, mientras que la materia orgánica está constituida principalmente por vegetales
descompuestos o humus.
Formación de los Suelos: El suelo es resultado de la interacción de cinco factores: El material parental, el relieve, el tiempo,
el clima, y los seres vivos. Los tres primeros factores desempeñan un rol pasivo, mientras que el clima y los seres vivos participan
activamente en la formación del suelo, ver figura 1.
El material parental o roca madre es el sustrato a partir del cual se desarrolla el suelo. De éste se deriva directamente la fracción
mineral del suelo y ejerce una fuerte influencia sobre todo en la textura del suelo.
El clima influye en la formación del suelo a través de la temperatura y la precipitación, los cuales determinan la velocidad de
descomposición de los minerales y la redistribución de los elementos; así como a través de su influencia sobre la vida animal y
vegetal.
Los seres vivos (plantas, animales, bacterias y hongos) son el origen de la materia orgánica del suelo, y facilitan su mezcla con la
materia mineral.
El relieve afecta a la cantidad de agua que penetra en el suelo y a la cantidad de material que es arrastrado, sea por el agua o el
viento.
El tiempo es necesario para un completo desarrollo del suelo. El tiempo de formación de un pequeño volumen de suelo es muy largo
(1 cm3 de suelo puede tardar entre 100 y 1000 años en formarse) pero su destrucción es muy rápida.
Clasificación de los Suelos: La clasificación de los suelos suele basarse en la morfología y la composición del suelo, con énfasis en las
propiedades que se pueden ver, sentir o medir. A continuación se presentan algunas clasificaciones.
Clasificación Nº1
- Suelos Zonales: Suelos que reflejan la influencia del clima y la vegetación como los controles más importantes.
- Suelos Azonales: Son aquellos que no tienen límites claramente definidos y no están mayormente influenciados por el clima.
- Suelos Intrazonales: Son aquellos que reflejan la influencia dominante de un factor local sobre el efecto normal del clima y la
vegetación. Ej.: los suelos hidromorficos (pantanos) o calcimorficos formados por calcificación.
Clasificación Nº2
- Suelos Exodinamorficos: Son aquellos suelos que reflejan la influencia del clima y la vegetación.
- Suelos Exodinamorficos: Son aquellos suelos influenciados por el material parental (roca madre).
Clasificación Nº3
- Pedocales: Suelos con acumulación de carbonatos de calcio, generalmente están en ambientes áridos y semiáridos, donde la
pluviosidad es regular a baja; por lo cual la meteorización química no es muy intensa y estos suelos contienen un porcentaje menor de
materiales arcillosos y materia orgánica que los pedalferos. En estas áreas, el agua de lluvia es retenida cerca de la superficie hasta que
se evapora y los materiales solubles son eliminados de las capas externas, siendo transportados hacia abajo, donde se vuelve a formar
una capa de caliche.
- Pedalfer: Se caracterizan por una acumulación de óxidos de hierro y arcillas ricas en aluminio en el horizonte B; los cuales
proporcionan un color rojizo a marrón. Generalmente están en ambientes húmedos, donde existen grandes cantidades de materia orgánica
en descomposición.
- Laterita: Se desarrolla en suelos cálidos y húmedos de los trópicos. En esta zona la meteorización química es intensa y son suelos con
mayor profundidad desarrollada. Las grandes cantidades de agua de las lluvias, eliminan por lixiviación los materiales solubles como la
calcita e inclusive mucha sílice, con lo cual se adquiere una gran concentración de óxidos de hierro y aluminio en el suelo. El hierro
proporciona un color rojizo distintivo al suelo. Como la actividad bacteriana es muy intensa en los trópicos, las lateritas prácticamente
no contienen humus. Todas estas características hacen que los suelos lateríticos sean pobres para el cultivo agrícola.
Depósitos Naturales: Los depósitos naturales se forman por la acción de los procesos geomorfológicos y climáticos, debido al medio
de transporte y a la meteorización (depósitos formados in situ). Los distintos medios de sedimentación originan una serie de depósitos,
cuyas características están relacionadas con las condiciones de formación de estos sedimentos. Así la clasificación de los materiales,
granulometría, forma y tamaño, dependen del medio de transporte. Conociendo los factores geomorfológicos y climáticos, es posible
prever la disposición y geometría del depósito, propiedades físicas y otros aspectos de interés.
En Función de las Características Geológicas de los Depósitos Naturales, estos se clasifican en:
1.- Depósitos de Suelos Residuales
2.- Depósitos Coluviales
3.- Depósitos Aluviales (conos aluviales)
4.- Depósitos Lacustres
5.- Depósitos Eólicos
Depósitos de Suelos Residuales:
Los suelos residuales se originan cuando los productos de la meteorización no son transportados como sedimentos, sino que se acumulan
en el sitio en que se van formando. Si la velocidad de descomposición de la roca supera a la de arrastre de los productos de la
descomposición se produce una acumulación de suelo residual. Entre los factores que influyen en la velocidad de alteración de la
naturaleza de los productos de la meteorización están el clima (Temperatura y lluvia), la naturaleza de la roca original, el drenaje y la
actividad bacteriana.
Estos suelos son encontrados en gran parte de la superficie terrestre, principalmente asociados con los climas tropicales donde los
fenómenos de meteorización son más intensos, los perfiles de meteorización pueden alcanzar centenares de metros, y pueden poseer
características geotécnicas completamente distintas a aquellas observadas en suelos transportados.
El perfil de un suelo residual puede dividirse en tres zonas: a) la zona superior, en la que existe un elevado grado de meteorización, pero
también cierto arrastre de materiales; b) la zona intermedia en cuya parte superior existe una cierta meteorización, pero también cierto
grado de deposición hacia la parte inferior de la misma; y, c) la zona parcialmente meteorizada que sirve de transición del suelo residual
a la roca original inalterada, ver figura 2.
Depósitos Coluviales: Son materiales transportados por gravedad, la acción del hielo-deshielo y principalmente, por el agua, es
característico de los terrenos llanos de vegetación abierta, como las sabanas y los campos de cultivo. Su origen es local, producto de la
alteración in situ de las rocas y posterior transporte como derrubios de ladera, ver figura 3.
Frecuentemente están asociados a masas inestables. Su composición depende de la roca que proceden, están formados por fragmentos
angulares y heterométricos, generalmente de tamaño grueso, englobados en una matriz limo arcillosa. Su espesor suele ser escaso,
aunque puede ser muy variable.
La resistencia de estos materiales es baja, sobre todo en la zona de contacto con el sustrato rocos, y cuando se desarrollan altas presiones
intersticiales como consecuencia de lluvias intensas.
Son depósitos de sedimentos gruesos en forma de abanico ubicados al pié de los sistemas montañosos (proximales). La pérdida de
competencia de los ríos de montaña al llegar al piedemonte por reducción en la pendiente local provoca la descarga de la carga de
sedimentos. Son típicos de regiones áridas y semi-áridas donde las lluvias son poco frecuentes pero torrenciales. El depósito más común
está representado por conglomerados y brechas con mala selección y algunos depósitos arenosos gruesos intercalados. Son ambientes
de alta energía, figura 4.
Figura 4. Depósito Aluvial
Depósitos Lacustres: Presentan una gran variabilidad según la dimensión, situación climática, superficie drenada, profundidad, etc., y
se pueden acumular sedimentos terrígenos relacionados con un importante transporte fluvial, incluso con desarrollo de deltas
marginales, a sedimentos muy salinos, con evaporitas, en climas áridos y de escasa aportación fluvial. Por ejemplo las cuencas
desérticas son lugares donde ocasionalmente se forman lagos poco profundos tras fuertes lluvias o periodos de fusión de la nieve en
las montañas adyacentes. Se secan con rapidez, y algunas veces dejan atrás evaporitas y otros depósitos característicos. En las regiones
húmedas, los lagos son estructuras más duraderas y sus aguas tranquilas son excelentes trampas para los sedimentos. Los pequeños
deltas, las playas y las barras se forman a lo largo de la orilla del lago, y los sedimentos más finos acaban reposando en el fondo del
lago. En general los depósitos lacustres son sedimentos de grano fino, predominando limos y arcillas. El contenido de materia
orgánica puede ser muy alto, sobre en zona pantanosas. Frecuentemente presentan estructuras laminadas en niveles muy finos, ver
figura 5.
Depósitos Eólicos: La obra del viento y los depósitos resultantes se llaman eólicos. A diferencia de los depósitos glaciares, los
sedimentos eólicos, están bien clasificados. El viento puede levantar el polvo fino hacia la atmósfera y transportarlo a grandes distancias.
Donde los vientos son fuertes y la superficie no está fijada por la vegetación, la arena es transportada más cerca del suelo, donde acumula
en dunas. Los desiertos y las costas son lugares habituales de este tipo de depósitos, ver figura 6.