ALEGATOS Dentro Del Plazo Constitucional

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Lic. Claudia S.

Talamantes
Carrillo
Céd. Prof. 7571148

CAUSA PENAL: 165/2010 – III.


DELITOS: VIOLACIÓN A LA LEY FEDERAL
CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA
Y PORTACIÓN DE ARMA DE FUEGO DE
USO EXCLUSIVO DEL EJÉRCITO,
ARMADA Y FUERZA AÉREA.
- - - - - - - - - - - - - - - - - -
PROBABLE RESPONSABLE: WILSON
ALEJANDRO CORTES PARRA.

C. JUEZ SEGUNDO DE DISTRITO DE PROCESOS PENALES


FEDERALES EN EL ESTADO DE NAYARIT,
CON RESIDENCIA EN EL RINCON.
P r e s e n t e. –

Licenciada en Derecho CLAUDIA SELENE TALAMANTES CARRILLO,


en mi calidad de defensora particular del señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA,
probable responsable en la causa penal anotada al rubro comparezco ante Su Señoría atenta y
respetuosamente a exponer:

Que con fundamento en lo dispuesto por los artículos 1° (garantía de


igualdad legal para cualquier persona ubicada en el territorio de la República), párrafos primero y
tercero, 8º (derecho de petición), 13, 14, párrafos segundo (garantía de seguridad jurídica de
audiencia) y tercero (garantía de seguridad jurídica de exacta aplicación de la ley), 16, párrafos
primero (Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en
virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del
procedimiento), y cuarto (en los casos de delito flagrante, cualquier persona puede detener al
indiciado, siempre que en el acto lo ponga a disposición de la autoridad inmediata, que enseguida
deberá ponerlo a la del Ministerio Público), 17, párrafo segundo (expedita y eficaz administración de
justicia), (numeral vigente por virtud del decreto por el que se reforman adicionan diversas
disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el D. O. F.
del 18 de junio de 2008), 20 apartado “A”, (Garantías del inculpado), fracción V (Se le recibirán los
2

testigos y demás pruebas que ofrezca, concediéndosele el tiempo que la ley estime necesario al
efecto y auxiliándosele para obtener la comparecencia de las personas cuyo testimonio solicite,
siempre que se encuentren en el lugar del proceso), (numeral aún vigente por virtud del transitorio
segundo del decreto por el que se reforman adicionan diversas disposiciones de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el D. O. F. del 18 de junio de 2008 ), y 128
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, me permito comparecer DENTRO DEL
PLAZO CONSTITUCIONAL, con el fin de evidenciar ante Usted algunas situaciones jurídicas que
remarcan y definen categóricamente el CARÁCTER ATIPICO DE LA CONDUCTA de mi defendido el
señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, respecto a los delitos de VIOLACIÓN A LA
LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA Y PORTACIÓN DE ARMA DE
FUEGO DE USO EXCLUSIVO DEL EJÉRCITO, ARMADA Y FUERZA AÉREA , por los que fue
puesto a disposición de Su Señoría y todo esto lo expongo a través de los presentes:

A L E G A T O S:

I.- El Licenciado JUAN GABRIEL DOMÍNGUEZ ESPINOZA, agente del


Ministerio Público de la Federación, adscrito a la Unidad Especializada en Investigación de Delitos
Contra la Salud de la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia
Organizada, con sede en México, Distrito Federal, mediante oficio recibido a las once horas con
veintisiete minutos del seis de julio de dos mil diez, en el Juzgado Segundo de Distrito de Procesos
Penales Federales en el Estado de Nayarit, con residencia en El Rincón; consignó la averiguación
previa: PGR/SIEDO/UEIDCS/262/2010, ejerciendo acción penal en contra de los no detenidos
WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA y otros, como probables responsables de la comisión
de los delitos de:

“A) VIOLACIÓN A LA LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA


ORGANIZADA previsto por el artículo 2°, fracción I; y 4°, fracción I, inciso a) y b), de la Ley Federal
contra la Delincuencia Organizada, en relación con el 7°, párrafo primero (hipótesis de acción),
fracción II (delito continuo), 8° (hipótesis de acción dolosa) 9°, párrafo primero (hipótesis de obrar
dolosamente el que conociendo los elementos del tipo penal quiere la realización del hecho descrito
por la ley) y 13, fracción III (como coautores materiales o como dice la ley los que lo realizan
conjuntamente) todos del Código Penal Federal… previsto y sancionado por los artículos 2 y 4,
fracción I, inciso b) de la Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada.

(…)
3

C) PORTACIÓN DE ARMA DE FUEGO DE LAS RESERVADAS PARA


USO EXCLUSIVO DEL EJÉRCITO, ARMADA Y FUERZA AÉREA , previsto y sancionado por
los artículos 9, fracción II, 11, incisos b) y d) en relación con el (sic) prevista su sanción en el numeral
83, fracción II y III de la Ley Federal de Armas de Fuego (agravada para todos: cuando tres o más
personas, integrantes de un grupo porten armas de las comprendidas en la fracción III del presente
artículo la pena correspondiente a cada una de ellas se aumentara al doble) en relación con los
artículos 7°, fracción II (hipótesis de permanente), 8 (hipótesis de acción dolosa), 9° párrafo primero
y 13 fracción II (los que lo realicen por si), todos del Código Penal Federal, cometido en agravio de la
sociedad y seguridad pública.”

Solicitando se librara en su contra la correspondiente orden de aprehensión;


quedando registrada bajo el número de causa penal 165/2010 – III, en el libro de gobierno del
citado Juzgado, ordenándose se diera cuenta por separado para resolver sobre la petición formulada
por el Fiscal Federal; solicitud de orden de aprehensión que fue resuelta a las once horas del día
siete de julio de dos mil diez, librándose orden de captura por los ilícitos antes señalados y otros.

II.- En fecha diez de julio de dos mil diez, se cumplimentó el citado


mandamiento judicial, en virtud de haber puesto los elementos de la Policía Federal Preventiva a
disposición de este Juzgado Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de
Nayarit, con residencia en El Rincón, a los inculpados WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA y
otros; reanudándose el procedimiento por lo que a dichos inculpados se refiere, fijándose día y hora
para que tuviera lugar el desahogo de las declaraciones preparatorias a cargo de los citados
encausados, las cuales conforme a las constancias se efectuaron con las formalidades legales.

III.- El veintiuno de julio de dos mil diez, el Juez Primero de Distrito en el


Estado de Veracruz, dentro del exhorto numero 1156/2010, formado con motivo del diverso
547/2010, derivado de la causa penal: 1 65/2010-III, de su índice, dictó el auto de término
constitucional, cuyos puntos resolutivos son en lo que nos interesa del tenor literal siguiente:

“PRIMERO.

SEGUNDO:-

CUARTO:-

QUINTO:-”
4

IV.- Contra dicha resolución, los procesados y el entonces defensor


particular de mi defenso WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, así como el Ministerio Público
de la Federación, interpusieron recurso de apelación, contra el auto de plazo constitucional antes
precisado, admitido a trámite por el Juez Segundo de Distrito de Procesos Penales Federales en el
Estado de Nayarit, con sede en El Rincón, por auto de __________ de julio de dos mil diez, en
efecto devolutivo; ordenó remitir el duplicado de la causa penal: 165/2010 – III, del índice de ese
juzgado federal, al entonces Tribunal Unitario del Vigésimo Cuarto Circuito (Hoy Primer Tribunal
Unitario del Vigésimo Cuarto Circuito), para la substanciación del recurso.

V.- Recibidos los autos por razón de turno en el entonces Tribunal Unitario
del Vigésimo Cuarto Circuito (Hoy Primer Tribunal Unitario del Vigésimo Cuarto Circuito) , mediante
proveído de fecha cuatro de octubre de dos mil diez, se radico el recurso, formándose el toca penal:
805/2010, quedando registrado bajo el número precisado; se dio vista a las partes, para que dentro
del término legal promovieran las pruebas que consideraran pertinentes, sin que hicieran uso de ese
derecho. Seguido el procedimiento por todos sus trámites, el uno de diciembre de dos mil diez, (En
dónde por cierto, el Ministerio Público de la Federación adscrito a dicho Tribunal de Alzada se
desistió del Recurso de Apelación promovido por su homologo de primera instancia), por lo que se
llevó a cabo la audiencia de vista, quedando los autos en estado de dictar resolución, que por virtud
de la división territorial de los Órganos Jurisdiccionales que integran al Poder Judicial de la
Federación, correspondió ser resuelto por el C. Magistrado del Tribunal Unitario de Circuito del
Centro Auxiliar de la Sexta Región, cuyos puntos resolutivos son en lo que nos ocupa del tenor literal
siguiente:

“PRIMERO.-

SEGUNDO.”

VI.- Por disentir con la resolución de segunda instancia de referencia, mi


defenso el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, por su propio derecho, promovió juicio
de garantías, mismo que fue radicado ante el Segundo Tribunal Unitario del Séptimo Circuito en el
Estado de Veracruz con Sede en Boca del Río, con el numero de amparo: 69/2011, por acuerdo de
fecha diecinueve de noviembre de dos mil once dicho Órgano Jurisdiccional se declaro
incompetente.

Lo que derivó el conflicto competencial número 1/2012, el cual fue resuelto


por el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Cuarto Circuito con Residencia en Tepic.
Determinándose la competencia a favor del Segundo Tribunal Unitario del Vigésimo Cuarto Circuito,
5

formándose el diverso juicio de amparo: 158/2011-VII. Resolviéndose el mencionado juicio de


garantías en fecha treinta y uno de octubre de dos mil doce, cuyos puntos resolutivos con del tenor
literal siguiente:

“PRIMERO.- Se sobresee en el presente juicio de amparo


promovido por Wilson Alejandro Cortes Parra, contra el acto
reclamado al Juez Primero de Distrito en el Estado de Veracruz, con
sede en Xalapa, precisado en el considerando tercero de este fallo,
por las razones y fundamento expuestos en el considerando cuarto
de la presente resolución.

SEGUNDO.- La justicia de la Union Ampara y Protege a


Wilson Alejandro Cortes Parra, en relacion al acto atribuido a la
ahora Magistrada del Primer Tribunal Unitario del Vigesimo Cuarto
Circuito, consistente en la resolución del trece de mayo de dos mil
doce, emitida en su auxilio por el Magistrado del Tribunal Unitario de
circuito del Centro Auxiliar de la Sexta Region con sede en
Chihuahua, Chihuahua, en el Toca Penal 805/2010, derivado de la
causa penal 165/2010-III del índice del Juzgado Segundo de Distrito
de Procesos Penales Federales en el Estado de Nayarit, en los
términos y para los efectos precidsados en la parte final del
considerando sexto de esta resolución.

TERCERO.- En términos de lo expuesto en el


considerando séptimo de esta determinación, la presente sentencia
estará a disposición del publico para su consulta, en los términos de
la legislación aplicable al procedimiento de acceso a la información
publica.”

VII.- En fecha ________ del mes ________ de dos mil ______, se


cumplimentó el citado mandamiento judicial, por parte de la C. Magistrada del Primer Tribunal
Unitario del Vigésimo Cuarto Circuito, con residencia en Tepic, cuyos puntos resolutivos son del
tenor literal siguiente:

“PRIMERO.-
6

VIII.- Dentro de la presente causa penal, el Lic. JUAN GABRIEL


DOMINGUEZ ESPINOZA, C. Agente del Ministerio Público de la Federación adscrito a la Unidad
Especial en Investigación de Delitos Contra la Salud de la Subprocuraduría de Investigación
Especializada en Delincuencia Organizada, en su pliego consignatorio de fecha cinco de julio de dos
mil diez, enlisto las siguientes probanzas, que NOTORIAMENTE, NO GUARDAN NINGUNA
RELACIÓN DIRECTA NI INDIRECTA CON mi defenso el señor WILSON ALEJANDRO CORTES
PARRA, ASÍ COMO CON LOS DELITOS POR LOS CUALES SE LE PRETENDE INICIAR UN
PROCESO PENAL:

1. Acuerdo de inicio de la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/161/2010 de


fecha veintiuno de abril del año 2010 dos mil diez.
2. Acuerdo de fecha 21veintiuno de abril de dos mil diez, por medio del cual se ordena
iniciar el acta circunstanciada numero PGR/SIEDO/UEIDCS/352/2010.
3. Constancia de llamada telefónica de fecha 21 de abril de dos mil Diez, al número
53.46.38.52.
4. Constancia telefónica de fecha 21 de abril de dos mil diez, por medio del cual se
procede a entablar comunicación con el enlace de la Secretaria de la Defensa
Nacional con la Procuraduría General de la Republica.
5. Inspección Ministerial del lugar de los hechos, de fecha veintiuno de abril de dos mil
diez.
6. Parte informativo de fecha 21 de abril de dos mil diez, signado por elementos de la
Secretaria de la Defensa Nacional, por medio del cual hacen del conocimiento los
hechos a la Representación Social de la Federación suscrito por Edmundo T.
Manrique Laureano, Alfonso Lima Baca, Anatolio Martínez González y Alejandrino
Martínez Martínez.
7. Parte informativo de fecha 21 de abril de dos mil diez, signado por elementos de la
Secretaria de la Defensa Nacional, por medio del cual hacen del conocimiento los
hechos a la Representación Social de la Federación suscrito por José Rafael
Santiago Enríquez.
8. Inspección ministerial de armas de fuego de fecha 22 veintidós de abril del dos mil
diez, por medio del cual se da fe de tener a la vista armas de fuego, cargadores,
cartuchos y granadas.
9. Declaración ministerial del testigo colaborador con nombre clave “ZAJED”, de fecha
22 veintidós de abril de dos mil diez.
10. Declaración ministerial de BERNABE CASTAÑEDA RAMOS, de fecha 22 veintidós
de abril de dos mil diez.
11. Declaración ministerial de GILDARDO MARAVILLA MARAVILLA, de fecha 22
veintidós de abril de dos mil diez.
12. Declaración ministerial del testigo colaborador con nombre clave “LUCERO”, de
fecha 22 veintidós de abril de dos mil diez.
13. Declaración ministerial de FRANCISCO JAVIER REYES RABAGO, de fecha 22
7

veintidós de abril de dos mil diez.


14. Declaración ministerial de ASCENCION SEPULVEDA SALTO, de fecha 22 veintidós
de abril de dos mil diez.
15. Declaración ministerial de SIMON SERGIO DE LA ROSA ABAD, de fecha 22
veintidós de abril de dos mil diez.
16. Declaración ministerial de ADRIAN AZANZA BUSTOS, de fecha 22 veintidós de abril
de dos mil diez.
17. Declaración ministerial de ELEAZAR BARRERA AYALA alias el “ELEAZAR”, de
fecha 22 veintidós de abril de dos mil diez.
18. Dictamen en materia de Balística con numero de folio 40285, de fecha 22 veintidós
de abril de 2010, signado por el T. C. Rodolfo Ortiz.
19. Declaración ministerial de JOSE JUAN OCAMPO CLAVEL, de fecha 22 veintidós de
abril de dos mil diez.
20. Informe de investigación de fecha 22 veintidós de abril de dos mil diez, signados por
elementos de la policía Federal, debidamente ratificado.
21. Declaración ministerial de ALEJANDRO HERRERA MERINO alias el “EL PERRO”,
de fecha 23 veintitrés de abril de dos mil diez.
22. Declaración ministerial de OSCAR MARTINEZ MOLINA, de fecha 23 veintitrés de
abril de dos mil diez.
23. Declaración ministerial de ISMAEL CASTAÑEDA RAMOS, de fecha 23 veintitrés de
abril de dos mil diez.
24. Declaración ministerial de GERARDO ALVAREZ VAZQUEZ, alias “EL INDIO” y/o
“EL ING” y/o “CHAYANE”, de fecha 23 veintitrés de abril de dos mil diez.
25. Declaración ministerial de OCTAVIO ROSAS PRIEGO, de fecha 23 veintitrés de
abril de dos mil diez.
26. Dictamen en materia de Balística, con numero de folio 161/10, de fecha 22 veintidós
de abril de dos mil diez,
27. Inspección material de aparatos de comunicación, de fecha 23 veintitrés de abril de
dos mil diez.
28. Inspección ministerial de vestimenta y objetos que traía en el momento de la puesta
a disposición de JOEL ROSENDO CASTRO SANCHEZ.
29. Inspección ministerial de vestimenta y objetos que traía en el momento de la puesta
a disposición de WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, de fecha veintitrés de
abril de dos mil diez.
30. Acta circunstanciada de la diligencia de cateo practicada en el inmueble ubicado en
la calle del Bosque de Antequera, numero 93, colonia, Bosque de la Herradura,
Huixquilucan, Estado de México.
31. Acta circunstanciada de la diligencia de cateo practicada en el inmueble ubicado en
cerrada Hermenegildo Cuenca Díaz, sin número, colonia Palo Solo, Huixquilucan ,
Estado de México.
32. Acta circunstanciada de la diligencia de ateo practicada en el departamento 1701,
ubicado en la Torre 1, en el conjunto residencial reforma Laureles, ubicado en
8

Avenida Prolongación Bosques de la Reforma numero 1539, Esquina con


Secretaria de la Marina, Colonia Lomas del Chamiza, Delegación Cuajimalpa, en la
ciudad de México.
33. Informe químico, con numero de folio 41130, de fecha 29 veintinueve de abril de dos
mil diez, signado por el I. B. Q. I. MOISES RAMIREZ MEDINA.
34. Dictamen en materia de química, con numero de folio 40259, de fecha 23 veintitrés
de abril de dos mil diez, signado por los C. C. Q. F. B. MARIA ISABEL MUÑOZ
MENDEZ Y MIGUEL CALDERA SEGURA.
35. Dictamen en materia de química, con numero de folio 40259, de fecha 27
veintisiete de abril de dos mil diez, signado por los C. C. Q. F. B. MIGUEL A.
DELGADILLO GONZALEZ Y JUAN JOSE MENDOZA FLORES.
36. Oficio numero 1/3/II/7069/2010, de fecha 27 veintisiete de abril de dos mil diez,
signado por el C. FERNANDO FERNANDEZ VELAZQUEZ director de zona aérea.
37. Fe ministerial de objetos encontrados en el inmueble departamento 1701 ubicado
en ubicado en la Torre 1, en el conjunto residencial reforma Laureles, ubicado en
Avenida Prolongación Bosques de la Reforma numero 1539, Esquina con
Secretaria de la Marina, Colonia Lomas del Chamizal, Delegación Cuajimalpa, en la
ciudad de México.
38. Dictamen en materia de química, con numero de folio 42118, de fecha 28 veintiocho
de abril de dos mil diez, signado por los C. C. Q. F. B. MIGUEL A. MENDOZA
MONTAÑO Y SANDRA MENDOZA FLORES
39. Dictamen en materia de valuación, con numero de folio 41163, de fecha 24
veinticuatro de abril de dos mil diez, signado por el C. Q. F. B. CARLOS J. SANDIN
MENENSES.
40. Dictamen en materia de química, con numero de folio 42119, de fecha 28 veintiocho
de abril de dos mil diez, signado por los C. C. I. Q. I. RODRIGO ZUÑGA GARCIA Y
I. B.Q. I. IVONNE MARTINEZ ORTIZ.
41. Dictamen en materia de criminalística de campo, con numero de folio 41127, de
fecha 26 veintiséis de abril de dos mil diez, signado por la C. PERLA ELENA
BLANCAS GARCIA.
42. Declaración ministerial de GABRIEL OLIMPO GACITUA GODOY, de fecha 26
veintiséis de abril de dos mil diez.
43. Declaración ministerial de DAGOBERTO JIMENEZ DIAZ, alias EL CHAYANE de
fecha 26 veintiséis de abril de dos mil diez.
44. Declaración ministerial del testigo colaborador con nombre clave “LUCERO”, de
fecha 27 veintisiete de enero de dos mil diez.
45. Informe de investigación numero PF/JEM/SIII/DG/0980/2010, de fecha 16 de marzo
de 2010.
46. Declaración ministerial del testigo colaborador con nombre clave “JENNIFER”, de
fecha ocho de noviembre de dos mil ocho.
47. Oficio numero 110/H/853/2010, de fecha 04 de mayo de dos mil diez, signado por la
C. SUSAN HERNANDEZ ESPINOZA subdirectora de análisis jurídico.
9

En el mismo sentido, dentro de la presente causa penal, fueron tomados en


cuenta algunos de los elementos probatorios existentes en autos, (que desde el punto de vista
tampoco resultan incriminatorios, sin embargo a criterio de las autoridades, son las que apoyan su
sentido indiciario) dentro de los que destacan los siguientes:

Declaración ministerial del testigo colaborador con nombre clave “LUCERO”,


de fecha veintisiete de enero de dos mil diez;

Declaración ministerial del testigo colaborador con nombre clave


“JENIFFER”, de fecha ocho de noviembre de dos mil ocho;

Declaración ministerial del testigo colaborador con nombre clave “ZAJED”,


de fecha veintidós de abril de dos mil diez;

Declaraciones ministeriales de mis coprocesados, en las cuales no consta


ningún tipo de imputación directa o indirecta en contra de mi defendido el señor
WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA; y

El parte informativo de fecha veintiuno de abril de dos mil diez, por los
elementos del Ejército Mexicano de nombres JOSÉ RAFAEL SANTIAGO ENRÍQUEZ, CARLOS
GERARDO VILLEGAS GARCÍA, DANIEL HERNÁNDEZ BARCENAS, OSCAR GONZÁLEZ PULIDO
y OLIVER GÓMEZ BLAS.

A).- Primeramente, con lo que respecta a las declaraciones ministeriales


emitidas por los testigos colaboradores con claves “LUCERO”, “JENIFFER” y “ZAJED”, debe decirse
lo siguiente:

Respecto a la valoración que Su Señoría deberá realizar sobre el deposado


de los mencionados testigos colaboradores, debe decirse que el solo hecho de su desahogo en una
averiguación previa y su consecuencia en un proceso penal resulta violatorio de las garantías
individuales contenidas en el primer párrafo del reformado artículo 16, de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, al no encontrarse debidamente fundado, ni motivado.

Se afirma lo anterior, tomando en consideración que la autoridad ministerial


investigadora, claramente incluye los deposados ministeriales de los testigos colaboradores
“LUCERO”, “JENIFFER” y “ZAJED”, lo que pone de manifiesto, que los hechos que narran (que por
10

cierto no guardan ninguna relación directa ni indirecta con mi defendido el señor WILSON
ALEJANDRO CORTES PARRA), no les constan por sí mismos, sino que lo refieren por dicho de
terceros, por lo que evidentemente no se les puede otorgar el valor de indicio, como indebidamente
lo pretende la autoridad ministerial investigadora, por lo que tales declaraciones ministeriales no
reúnen el requisito impuesto por el artículo 289, fracción III, del Código Federal de Procedimientos
Penales para poder otorgarles valor probatorio, lo que incluso se demuestra con el contenido de la
tesis localizable bajo el rubro: “TESTIGOS PROTEGIDOS. PARA LA VALORACIÓN DE SU
TESTIMONIO, TRATÁNDOSE DE DELITOS VINCULADOS CON LA DELINCUENCIA
ORGANIZADA, DEBE APLICARSE SUPLETORIAMENTE EL CÓDIGO FEDERAL DE
PROCEDIMIENTOS PENALES”.

Desde un enfoque DOCTRINAL, deben tomarse en cuenta las siguientes


consideraciones:

El Magistrado Doctor en Derecho Letrado del Consejo General del Poder


Judicial de España, CARLOS GRANADOS PÉREZ ha expresado: “Bastantes sentencias se han
preocupado de destacar las dificultades de credibilidad que ofrecen las declaraciones de los
coimputados, especialmente cuando se trata de arrepentidos que están guiados por el deseo de
alcanzar una importante reducción de pena.” 1

“Se aborda la eficacia probatoria de la declaración incriminatoria de un


coimputado… referente a la valoración del testimonio del coimputado con el derecho a la presunción
de inocencia. Sus aspectos esenciales se recogen en el siguiente fragmento: ‘Cuando la única
prueba de cargo consiste en la declaración de un coimputado es preciso recordar la doctrina de este
Tribunal, conforme a la cual el acusado, a diferencia del testigo, no solo no tiene obligación de decir
la verdad, sino que puede callar total o parcialmente o incluso mentir, …en virtud de los derechos a
no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable, …que son garantías instrumentales del más
amplio derecho a la defensa… Es por ello por lo que la declaración incriminatoria del coimputado
carece de consistencia plena como prueba de cargo cuando siendo única no resulta mínimamente
corroborada por otras pruebas en contra del recurrente’.” 2

A su vez el autor CARLOS ENRIQUE EDWARDS, expresa: “Con mayor


grado de precisión, puede definirse al arrepentido como aquella persona a quien se le imputa
cualquier delito referido a estupefaciente, y que brinda a la autoridad judicial información significativa
sobre la identidad de los autores, coautores, participes o encubridores del tráfico ilícito de
estupefacientes, o que permita el secuestro de sustancias, bienes, etc., pertenecientes a este tipo de
delincuencia, beneficiándose en la reducción o eximición de pena.
1
GRANADOS PÉREZ, Carlos. (Director) La Criminalidad Organizada. Aspectos Sustantivos, Procesales y Orgánicos.
Consejo General del Poder Judicial. Madrid, España. 2001. P. 97.
2
Ibíd. P. 98.
11

Los elementos caracterizantes del arrepentido son, entonces, cinco: a) el


arrepentido reviste la calidad de imputado de un delito referido a estupefacientes; b) debe brindar
información; c) debe tratarse de información significativa; d) esa información tiene una finalidad de
identificación de personas o de secuestro de cosas, y e) se favorecerá con una reducción o
eximición de pena.”3

El autor MARIO DANIEL MONTOYA expone textualmente: “En cuanto a la


valoración procesal de las declaraciones de los arrepentidos, sus dichos constituyen sólo uno de los
instrumentos útiles para el descubrimiento de la verdad, por cuanto se requiere que sean seriamente
investigados a fin de ser corroborados por otras evidencias, ello de acuerdo con la jurisprudencia y la
doctrina comparada.”4

“Al respecto, el Dr. Gordo recordó que para CARRARA: ‘repugna que la ley
determine con anticipación que cuando un acusado confiese en perjuicio propio o de sus cómplices
tendrá un atenuante de pena, porque esa norma parece como una transacción con el delito, ofende
el sentido moral de algunos y hace, que haya un incentivo para la delincuencia’; por lo que consideró
como inmoralidades e infamias todas las seducciones al reo que se manifiesten con promesas y
halagos, calificándolas, incluso como abuso de autoridad.” 5

“… Al respecto el Dr. MAIER expresó que las instituciones como el


arrepentido procedían de un derecho especial y querían ser trasladadas al derecho penal común en
general. De esta forma se reducían las garantías de seguridad jurídica que todo ciudadano tenía en
un Estado de Derecho frente a los funcionarios estaduales encargados de la persecución, ya que de
eso se trataba el sistema penal.

Agregó, con respecto a la figura del arrepentido contemplada en la ley de


drogas, que consistía en una compra de impunidad que realizaba una persona que no estaba
arrepentida de nada sino que negociaba desde una situación de inferioridad, y lo más curioso es que
obtenía más ventajas cuando era más inmoral. Cuando más comprometido estaba con el delito,
cuando más injusta era su conducta, cuando mayor era en contenido de su proceder, más datos
tenía para ofrecer, en consecuencia tenía más perspectivas de obtener impunidad.” 6

3
EDWARDS, Carlos Enrique. El Arrepentido, el Agente Encubierto y la Entrega Vigilada. Ad-Hoc S. R. L. Buenos Aires,
Argentina. 1996. P. 31.
4
MONTOYA, Mario Daniel. Informantes y Técnicas de Investigación Encubiertas (Análisis Constitucional y Procesal
Penal). 2° Ed. Ad-Hoc S. R. L. Buenos Aires, Argentina. 2001. P. 269.
5
Ibíd. P. 435.
6
Ibíd. P. 436.
12

“El Dr. SANCINETTI, al comentar la figura que analizamos, en la Ley de


Estupefacientes, expresó que la misma encubría una perfidia, ya que no se estaba ante un sujeto
que se condolía de su pasado y que por eso colaboraba con la investigación, sino ante el autor de
un delito que obtenía un beneficio a cambio de traicionar la confianza de sus coparticipes.

Agregó que, por otra, parte el principio constitucional que expresaba: ‘Nadie
está obligado a declarar contra sí mismo ni a colaborar con su persecución toda persona será
tratada como inocente mientras no se demuestre su culpabilidad con arreglo al debido proceso’,
ocupaba un lugar destacable, así como también, la proscripción de la prueba obtenida por medios
ilegítimos. La intangibilidad de las garantías del imputado tenía más valor que la punción del
culpable o el esclarecimiento de un hecho por grave que fuera. Asimismo, se arriesgaba mucho en
un Estado de derecho cuando por resolver un conflicto se cambiaba de legislación, ya que todo
premio por un comportamiento procesal, era una sanción invertida para quien permanecía callado,
una coerción a la autoincriminación de otros. Un Estado decente no podía recurrir a otros
comportamientos.

Al referirse al tema del arrepentido y la práctica judicial, el Dr. SCHIFFRIN


manifestó que dicha figura contenida en la Ley de Estupefacientes violaba el principio de igualdad. El
arrepentido confesaba y al hacerlo, su participación establecía cuál era la responsabilidad de otros
partícipes o intervinientes, establecía cuál era la responsabilidad de otros partícipes o intervinientes,
estaba en una posición privilegiada respecto de aquel que hizo uso del derecho a permanecer en
silencio. Por otra parte, al legislarse para cierto tipo de delitos se estaba generando una suerte de
privilegio consistente en ser eximido de pena, que pertenecería a los asesinos pero no a los
ladrones.”7

Por su parte el autor JOSÉ ANTONIO CHOCLÁN MONTALVO, explica: “El


problema del arrepentido surge de un pacto entre dos partes interesadas: de un lado, los órganos
encargados de la persecución penal, que necesitan de colaboradores de la justicia para obtener un
conocimiento suficiente acerca del funcionamiento interno de complejas estructuras criminales; de
otro, el arrepentido, que busca un beneficio personal y la vuelta a la normalidad social en régimen de
libertad. Desde luego no es exigible una actitud altruista del arrepentido (finalidad de colaborar en la
lucha contra el crimen organizado), ni un estado psicológico de arrepentimiento, sólo que
objetivamente realice un aporte serio y eficaz que permita resultados útiles en la lucha frente a esta
clase de criminalidad. El ofrecimiento de atenuación de pena hecho al colaborador de la justicia
constituye, de este modo, un importante instrumento político-criminal para la lucha contra la

7
Ibíd. Pp. 436 y 437.
13

criminalidad organizada, pero también favorece falsos arrepentimientos y conductas de fraude


procesal.”8

En relación con la valoración de la prueba testimonial, específicamente en lo


que respecta a su PROBIDAD, LA INDEPENDENCIA DE SU POSICIÓN Y ANTECEDENTES
PERSONALES, E IMPARCIALIDAD, que todo testimonio debe reunir, el autor ALFREDO DAGDUG
KALIFE nos comenta: “se dice que el vínculo del juramento depende de tres sanciones de diferente
índole: la religiosa, la legal y la del honor. Tal parece que en nuestro días pierde eficacia el
apercibimiento de condena de índole religioso, y poco afecto tiene el honor cuando existen
sentimientos tan mezclados como son el odio, el temor, la amistad, el amor o el parentesco. Por ello
algunas legislaciones han optado por el apercibimiento de la sanción penal como medida eficaz para
el leal cumplimiento del deber, la objetividad y la veracidad testifical.” 9
En otro orden de ideas, con lo que respecta a la valoración que Su Señoría
deberá dar al dicho de los testigos colaboradores con claves “LUCERO”, “JENIFFER” y “ZAJED”,
independientemente de que como se afirma, sus deposados NO CONSTITUYEN PRUEBA
INCRIMINATORIA ALGUNA EN CONTRA DE MI DEFENDIDO WILSON ALEJANDRO CORTES
PARRA, deberán tomarse en cuenta el contenido de los siguientes criterios jurisprudenciales,
mismos que invoco en beneficio y claridad de la siguiente exposición:

Registro No. 174198


Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Septiembre de 2006
Página: 1522
Tesis: II.2o.P.206 P
Tesis Aislada
Materia(s): Penal

PRUEBA TESTIMONIAL. LA VERACIDAD DEL TESTIMONIO


RESULTA DE LA CONSTATACIÓN DEL HECHO MATERIA DE LA
NARRACIÓN.

El testimonio debe ser una declaración de verdad, cualidad que no deriva ni


depende del juramento, formalidad o autoridad ante quien y como se declare,
sino de la comprobación de un hecho realmente acaecido en el mundo
fáctico, es decir, una experiencia vivida sensorialmente en el plano empírico;
por tanto, la veracidad de un testimonio resulta de la constatación del hecho
materia de la narración, de ahí que en la totalidad de sistemas procesales
propios de un Estado de derecho, la sola testimonial, por sí misma, se estime
como indicio aislado que no justifica la demostración plena de un hecho.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEGUNDO


CIRCUITO.

Amparo directo 306/2004. 9 de junio de 2005. Unanimidad de votos. Ponente:


José Nieves Luna Castro. Secretaria: Alma Jeanina Córdoba Díaz.

Registro No. 174203


Localización:
Novena Época
8
CHOCLÁN MONTALVO, José Antonio. La Organización Criminal Tratamiento Penal y Procesal. Dykinson, Madrid.
2000. Pp. 65 y 66.
9
DAGDUG KALIFE, Alfredo. La Prueba Testimonial ante la Delincuencia Organizada. Porrúa. México. 2006. P. 99.
14

Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito


Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Septiembre de 2006
Página: 1518
Tesis: II.2o.P.201 P
Tesis Aislada
Materia(s): Penal

PRUEBA TESTIMONIAL. DE LA DECLARACIÓN DE UN PRESUNTO


TESTIGO SÓLO PUEDE CONSTITUIR UN AUTÉNTICO TESTIMONIO
LA NARRACIÓN DE AQUELLOS ASPECTOS DEL HECHO QUE, POR
CUANTO HACE A LA FORMA DE CONOCERLOS, PUEDA
AFIRMARSE QUE PROVIENEN DE UNA CAPTACIÓN O VIVENCIA
ORIGINAL (DIRECTA) Y NO DERIVADA.

Con relación a la estructura de la prueba testimonial, se pueden advertir y


distinguir dos fases: la primera, conocida como "fase del conocimiento", se
refiere a las circunstancias y peculiaridades que entornan el momento y la
forma en la cual el presunto testigo adquiere, percibe o capta el conocimiento
sobre el hecho, acto o acontecimiento sobre el que habrá de rendir testimonio;
mientras que la segunda, se refiere al acto de la declaración testimonial y a
las características que este tipo de declaración o manifestación debe reunir
para considerarse válida, verdadera o auténtica. Así, en relación con ese
primer momento o fase, se destaca precisamente que, de todas las formas
posibles de adquirir el conocimiento del hecho, esto es, intersubjetiva,
preconstituida, derivada y original (directa), sólo esta última puede realmente,
tanto en la doctrina como en la ley, considerarse válidamente como auténtico
testimonio. Por tanto, de la declaración de un presunto testigo sólo puede
constituir un auténtico testimonio la narración de aquellos aspectos del hecho
que, por cuanto hace a la forma de conocerlos, pueda afirmarse que
provienen de una captación o vivencia original y no derivada, entendiéndose
por esta última, aquella que en realidad no le consta, sino que dice saber por
pláticas o referencias de terceros; tampoco pueden considerarse como un
auténtico testimonio original, aquellos aspectos de la declaración que
representen no hechos captados o percibidos directamente a través de los
sentidos, sino por inferencias o deducciones intersubjetivas del propio
narrador.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEGUNDO


CIRCUITO.

Amparo directo 306/2004. 9 de junio de 2005. Unanimidad de votos. Ponente:


José Nieves Luna Castro. Secretaria: Alma Jeanina Córdoba Díaz.

Registro No. 174201


Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Septiembre de 2006
Página: 1518
Tesis: II.2o.P.204 P
Tesis Aislada
Materia(s): Penal

PRUEBA TESTIMONIAL EN MATERIA PENAL. EL JUZGADOR, AL


VALORAR UN TESTIMONIO, DEBE ATENDER A LOS ASPECTOS
PARTICULARES Y LOS "IMPULSOS MOTIVADORES" O A LA
ESPONTANEIDAD E INDEPENDENCIA DEL TESTIFICANTE.

Se considera como característica de la prueba testimonial dentro del proceso


penal, el que sea una expresión narrativa, es decir, que no puede reducirse a
una simple exposición de respuestas (sí o no). Al testigo le es exigible, no una
exposición cualquiera (que pudiera incluso vincularse con aspectos
imaginarios), sino una narración que evoque lo que la persona ha percibido o
captado, es decir, una narración de tipo histórico, con el fin de lograr la
constatación de las cuestiones relativas a: "dónde", "cómo", "cuándo", "quién",
etcétera, cumpliéndose así el objeto de la prueba testimonial, que no es sólo
el de permitir una simple información, sino la posibilidad de la construcción
intelectual del hecho constatado por el testigo, es decir, el acto comprendido y
captado en la mente del declarante. Derivado de lo anterior, la narración de
tipo testimonial se representa como una "reactualización" de la experiencia
vivida por el testigo, esto es, una exteriorización de la representación mental
del testificante, de la experiencia vivida por él, de modo que resulta un
15

mediador del pasado (hecho) y el presente o futuro socialmente relevante en


cuanto al proceso al que dicha narración se incorpora. Lo anterior es
denominado por la doctrina como "reproducción nemónica" de la experiencia
vivida empíricamente, de donde se sigue la naturaleza "histórico-crítica" en
donde de manera inherente participa el testimonio, de tal suerte que la
realidad captada acaba por manifestarse como "realidad interpretada". Por
ello, el testimonio debe entenderse también como un acto que no se separa
de la naturaleza humana (actus humanus) y, por ende, el centro de atención
es, sin duda, la persona del testigo, pero ese reconocimiento no debe
conducir a la simplista resignación de que el testimonio es un hecho personal,
y pretender cerrar los ojos a lo que pueda hallarse debajo de ese juicio
personal del sujeto, pues ello no resulta moral, ni legalmente válido, por el
contrario, el reconocimiento sobre la imposibilidad de dividir, prima facie, la
realidad de la construcción crítica del testigo, conlleva a la obligación del
juzgador, en el plano de la valoración, a respetar la exigencia de atender los
aspectos particulares del sujeto y los "impulsos motivadores" o la
espontaneidad e independencia del testificante, tal como lo establecen los
artículos 246, párrafo primero, 247, párrafo primero, 248, 249, párrafo primero
y, especialmente, en las fracciones I, II, III y V del artículo 289, todos del
Código Federal de Procedimientos Penales, disposiciones legislativas que,
precisamente, como medidas de seguridad en cuanto a las reglas de
valoración del testimonio y reconociendo los aspectos de la naturaleza
humana remiten a la obligada atención de la persona del testigo, ello con el fin
de establecer, en lo posible, el hallazgo de un verdadero testimonio del hecho
frente a la irrelevancia de un juicio personal de quien diciéndose testigo no
pasa de ser un simple "portador" o "relator" de sus propias conjeturas o de lo
que otras personas le indujeron a creer.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEGUNDO


CIRCUITO.

Amparo directo 306/2004. 9 de junio de 2005. Unanimidad de votos. Ponente:


José Nieves Luna Castro. Secretaria: Alma Jeanina Córdoba Díaz.

Registro No. 174200


Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Septiembre de 2006
Página: 1520
Tesis: II.2o.P.208 P
Tesis Aislada
Materia(s): Penal

PRUEBA TESTIMONIAL EN MATERIA PENAL. REQUISITOS DE


EFICACIA Y VALIDEZ EN LA COMUNICACIÓN O TRANSMISIÓN DEL
TESTIMONIO.

La eficacia o validez de un testimonio no depende únicamente del


conocimiento histórico, original y directo respecto del hecho, sino también de
las circunstancias relativas al acto mismo de comunicar o transmitir ese
testimonio, es decir, de la declaración en sí. Para ello puede precisarse que,
en el ámbito del proceso penal racional, la declaración testimonial tiene que
ser expresa, por lo que, no es dable pretender obtener inferencias de una
connotación de testimonio tácito, es decir, no pueden hacerse derivaciones
del silencio; la forma del testimonio expreso debe ser además, salvo casos de
excepción, legalmente regulados, a través del lenguaje común (escrito o
hablado), por ello, es de esperarse que el testimonio se realice de manera
racional, clara e inteligible, para lo cual existen criterios en cuanto a la
necesidad de que esa expresión sea de viva voz y únicamente ante la
autoridad como sujeto destinatario de la comunicación, es decir, ante el Juez.
Este aspecto está regulado en la fracción IV del artículo 289 del Código
Federal de Procedimientos Penales, en la que se establece: "Para apreciar la
declaración de un testigo el tribunal tendrá en consideración: ... IV. Que la
declaración sea clara y precisa, sin dudas ni reticencias, ya sobre la sustancia
del hecho, ya sobre sus circunstancias esenciales.". También puede afirmarse
que toda expresión testimonial presupone, como hecho del lenguaje, los
aspectos de positividad y objetividad, entendido el primero como la toma de
conciencia por parte del testigo respecto del acto con el que ha tenido un
contacto directo, y el segundo, como la observación de que la toma de
conciencia respecto del dato adquirido mediante la facultad, capacidad o
instrumentos de pensamiento reconocidos como válidos socialmente, se
traduce por consecuencia en una percepción considerada como válida
16

también por los demás. Esta última característica del testimonio se encuentra
regulada en la fracción I del citado artículo 289 que dice: "I. Que por su edad,
capacidad e instrucción, tenga el criterio necesario para juzgar del acto.".
Además, el testimonio debe ser una expresión voluntaria y consciente, pues
de lo contrario, se llegaría a separar la declaración del declarante y a
desnaturalizar el acto del testimonio, el cual resulta inconcebible si carece de
una conexión con el sujeto del cual proviene. Luego, si la declaración no
contiene ese indispensable vínculo con el aspecto interno del sujeto
(conciencia y voluntad), no le puede entonces ser atribuible como expresión
espontánea y libre, lo cual se traduce en la inexistencia de una verdadera y
propia declaración testimonial; y en el supuesto de que pudiera hablarse de
una ausencia de la voluntad del acto de declarar o de la conciencia de su
contenido, se estaría entonces, ante un problema de ausencia de veracidad
en esa supuesta declaración. Este requisito se prevé con claridad en la
fracción V del referido artículo 289, la cual señala: "V. Que el testigo no haya
sido obligado por fuerza o miedo, ni impulsado por engaño, error o soborno.
El apremio judicial no se reputará fuerza."

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEGUNDO


CIRCUITO.

Amparo directo 306/2004. 9 de junio de 2005. Unanimidad de votos. Ponente:


José Nieves Luna Castro. Secretaria: Alma Jeanina Córdoba Díaz.

Registro No. 174167


Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Septiembre de 2006
Página: 1539
Tesis: II.2o.P.202 P
Tesis Aislada
Materia(s): Penal

TESTIGOS. PARA QUE SU DECLARACIÓN SE CONSIDERE UN


AUTÉNTICO TESTIMONIO SE REQUIERE QUE TENGAN UN
CONOCIMIENTO ORIGINAL Y DIRECTO DE LOS HECHOS Y NO
DERIVADO O PROVENIENTE DE INDUCCIONES O REFERENCIAS
DE OTRO.

El testigo debe tener un conocimiento de tipo histórico y original, es decir,


obtenido mediante un contacto directo con el hecho o de un fragmento de esa
realidad, admisible esto último sólo en la medida de que se trate del contacto
personal con los restos o huellas materiales y concretas de ese suceso real,
pero de ningún modo a través de narraciones provenientes de terceros, por
más que éstas pretendan ser concernientes al hecho que se quiere conocer,
pues esto último se traduce en un "conocimiento derivado", que no es
racional, y que ni doctrinaria ni legalmente es admisible como parte de un
auténtico testimonio; o sea, que mientras la confianza del conocimiento
directo u original se basa en la idoneidad de los propios órganos sensoriales
para recoger o captar el hecho o suceso histórico y producido en el mundo
fáctico, en el llamado "conocimiento derivado", en cambio, resultaría
necesario otorgar confianza sobre la idoneidad de las narraciones que
respecto del supuesto hecho hace un tercero al tratar de "transmitir" el
conocimiento que dice haber tenido de aquél. De lo anterior se concluye que
el único conocimiento propio del auténtico testigo (que no es un simple
declarante), es el conocimiento original y directo, tal como lo refiere la doctrina
mexicana, que es congruente con la seguida por los países que ejercen un
Estado de derecho. Esta afirmación no sólo proviene del plano dogmático o
doctrinario sino que también es reconocida por nuestra legislación positiva
concretamente en la fracción III del artículo 289 del Código Federal de
Procedimientos Penales, la cual es clara en exigir no únicamente que la
naturaleza del hecho, en sí, permita afirmar su susceptibilidad de haber
podido ser captado o conocido por los sentidos, sino que esté acreditado que
el declarante (llamado testigo) realmente hubiera conocido el hecho por sí
mismo, esto es, de manera original y directa, quedando excluido de tal
carácter (testigo) aquel que dice conocer un hecho cuando ese supuesto
conocimiento proviene de "inducciones" o "referencias de otro".

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL SEGUNDO


CIRCUITO.
17

Amparo directo 306/2004. 9 de junio de 2005. Unanimidad de votos. Ponente:


José Nieves Luna Castro. Secretaria: Alma Jeanina Córdoba Díaz.

No. Registro: 201,067


Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: IV, Octubre de 1996
Tesis: VI.2o. J/69
Página: 478

TESTIGO DE OIDAS.

Por testigo de oídas debe entenderse a aquel que no conoce por sí mismo los
hechos sobre los que depone, sino que es informado de ellos por una tercera
persona, en cambio testigo presencial es aquel que declara respecto de
hechos que percibió, habiendo sido su fuente de información directa y
personal.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo en revisión 293/90. Ángel Eusebio Camacho o Ángel Eusebio Osorio.


29 de agosto de 1990. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas.
Secretario: Armando Cortés Galván.

Amparo en revisión 530/91. José Salvador Asomoza Palacios. 22 de


noviembre de 1991. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas.
Secretario: Armando Cortés Galván.

Amparo directo 122/92. Filiberto Encarnación Gutiérrez. 7 de abril de 1992.


Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Armando
Cortés Galván.

Amparo directo 456/94. Gonzalo Jiménez Pérez. 15 de marzo de 1995.


Unanimidad de votos. Ponente: María Eugenia Estela Martínez Cardiel.
Secretario: José Luis González Marañón.

Amparo en revisión 412/96. Efraín Pérez Cuapio. 4 de septiembre de 1996.


Unanimidad de votos. Ponente: Antonio Meza Alarcón. Secretario: Enrique
Baigts Muñoz.
No. Registro: 204,924
Tesis aislada
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: I, Junio de 1995
Tesis: XX.9 P
Página: 402

AUTO DE PRISION PREVENTIVA. EL DICHO DE UN TESTIGO DE


OIDAS NO PUEDE TOMARSE COMO DECLARACION BAJO
PROTESTA DE PERSONA DIGNA DE FE PARA LOS EFECTOS DE
DICTAR UN. (LEGISLACION DEL ESTADO DE CHIAPAS).

El dicho de un testigo de oídas no puede tenerse como declaración bajo


protesta de persona digna de fe, para los efectos de dictar un auto de prisión
preventiva, en razón de que su exposición no es sobre hechos que le consten
por vivencias propias, sino referidas por un tercero, tampoco ese dicho puede
tomarse como "datos suficientes" para fincar la probable responsabilidad de
un inculpado, pues por tales datos debe entenderse pluralidad de indicios,
cuando menos dos, circunstancia que no se actualiza con el dicho de un
testigo, y menos si es de oídas.

TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.

Amparo en revisión 143/95. Roberto Gordillo López. 20 de abril de 1995.


Unanimidad de votos. Ponente: Ángel Suárez Torres. Secretario: Ramiro Joel
Ramírez Sánchez.

Octava Época
18

Registro: 227519
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
IV, Segunda Parte-1, Julio a Diciembre de 1989
Materia(s): Penal
Tesis:
Página: 548

TESTIMONIOS PREPARADOS, SI UTILIZAN TERMINOS CASI


IDENTICOS Y ESTAN CONTRADICHOS POR OTRAS PRUEBAS.

Las declaraciones de quienes atestigüen en un proceso penal deben


valorarse por el órgano jurisdiccional atendiendo a las reglas contenidas en el
código adjetivo de la materia, en tal virtud, si se encuentran en contradicción
con otros medios de prueba recabados durante la instrucción y además los
testigos utilizaron términos casi idénticos, ello es suficiente para considerar
como preparados sus testimonios; consecuentemente no pueden tener ningún
valor probatorio.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO.

Amparo directo 395/89. José Ramírez Garatechea. 12 de julio de 1989.


Unanimidad de votos. Ponente: José Ángel Mandujano Gordillo. Secretaria:
Julieta María Elena Anguas Carrasco.

Octava Época
Registro: 227677
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
IV, Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1989
Materia(s): Común
Tesis: VI. 1o. J/26.
Página: 668
Genealogía:
Gaceta número 22-24, Octubre-Diciembre de 1989, página 254.

TESTIGOS SOSPECHOSOS. LO SON CUANDO EMPLEAN


IDENTICOS TERMINOS.

Si en sus declaraciones los testigos usan casi los mismos términos,


engendran sospecha fundada de que han sido testigos preparados; y si bien
es verdad que los testimonios deben ser uniformes, esto se refiere a la
sustancia y a los accidentes de los hechos sobre que declaran, mas no a los
términos empleados en las declaraciones.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo directo 323/88. Rogelio Morales Hernández. 28 de noviembre de


1988. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Gerardo Ramos Córdova.
Secretario: César Quiroz Lecona.

Amparo directo 373/88. Miguel Ángel Toxtle Rodríguez. 31 de enero de 1989.


Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Gerardo Ramos Córdova. Secretario:
José Luis Santos Torres.

Amparo en revisión 242/89. Hugo Tello Cosme. 6 de septiembre de 1989.


Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario:
Martín Amador Ibarra.

Amparo en revisión 289/89. Aurelio Esteban Meza y otro. 26 de octubre de


1989. Unanimidad de votos. Ponente: Eric Roberto Santos Partido. Secretario:
Roberto Javier Sánchez Rosas.

Amparo directo 394/89. Tomás Ortega Martínez. 27 de noviembre de 1989.


Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Gerardo Ramos Córdova. Secretario:
José Luis Santos Torres.

Octava Época
Registro: 225317
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tesis Aislada
19

Fuente: Semanario Judicial de la Federación


VI, Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1990
Materia(s): Penal
Tesis:
Página: 681

TESTIGOS SOSPECHOSOS POR USAR LOS MISMOS TERMINOS.

Si en sus declaraciones los testigos usan casi los mismos términos,


engendran sospecha fundada de que han sido testigos preparados; y si bien
es verdad que los testimonios deben ser uniformes, esto se refiere a la
sustancia y a los accidentes de los hechos sobre que declaran, mas no a los
términos empleados en las declaraciones.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo en revisión 319/88. Gilberto Tecpoyotl Barranco. 21 de septiembre de


1988. Unanimidad de votos. Ponente: Juan Manuel Brito Velázquez.
Secretario: E. Gustavo Núñez Rivera.

Sexta Época
Registro: 258885
Instancia: Primera Sala
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Segunda Parte, CXX
Materia(s): Penal
Tesis:
Página: 38

TESTIGOS SOSPECHOSOS.

Es legal la sentencia que niegue valor probatorio a los testimonios de cargo,


cuando se advierte que fueron preparados, supuestos que están vertidos en
una forma idéntica, sin perder detalle, no obstante haber transcurrido mucho
tiempo después de ocurridos los hechos que relatan, circunstancia ésta que
origina desconfianza en sus dichos.

Amparo directo 9501/66. Odilón Chávez Velazco. 8 de junio de 1967. Cinco


votos. Ponente: Alberto González Blanco.
Sexta Época, Segunda Parte:
Volumen CXVIII, página 38. Amparo directo 1849/64. Humberto Carrera Nava.
3 de abril de 1967. Cinco votos. Ponente: Agustín Mercado Alarcón

Volumen LX, página 44. Amparo directo 8159/61. Juan Vázquez Camacho. 22
de junio de 1962. Cinco votos. Ponente: Manuel Rivera Silva.

Nota: En el Volumen CXVIII, página 38, esta tesis aparece bajo el rubro
"TESTIGOS ALECCIONADOS.".

Sexta Época
Registro: 260258
Instancia: Primera Sala
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Segunda Parte, LX
Materia(s): Común
Tesis:
Página: 44
Genealogía:
Apéndice 1917-1985, Segunda Parte, Primera Sala, tesis relacionada con la
jurisprudencia 281, página 624.

TESTIGOS SOSPECHOSOS.

Si en sus declaraciones los testigos usan casi los mismos términos,


engendran sospecha fundada de que han sido testigos preparados; y si bien
es verdad que los testimonios deben ser uniformes, esto se refiere a la
sustancia y a los accidentes de los hechos sobre que declaran, mas no a los
términos empleados en las declaraciones.

Amparo directo 8159/61. Juan Vázquez Camacho. 22 de junio de 1962. Cinco


votos. Ponente: Manuel Rivera Silva.
20

B).- Con lo que respecta al parte informativo de fecha veintiuno de abril de


dos mil diez, por los elementos del Ejército Mexicano de nombres JOSÉ RAFAEL SANTIAGO
ENRÍQUEZ, CARLOS GERARDO VILLEGAS GARCÍA, DANIEL HERNÁNDEZ BARCENAS,
OSCAR GONZÁLEZ PULIDO y OLIVER GÓMEZ BLAS, deben hacerse las siguientes
puntualizaciones jurídicas: dicha instrumental de actuaciones es un documento falsos, porque en él
se asentaron como ciertos hechos falsos, como la supuesta relación de mi defenso el señor
WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, con un grupo delictivo supuestamente dirigido por
ARTURO BELTRÁN LEYVA, o como confesados hechos que no lo están, de que mi defenso el
señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, haya intervenido en los delitos de VIOLACIÓN
A LA LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA y PORTACIÓN DE ARMA
DE FUEGO DE USO EXCLUSIVO DEL EJÉRCITO, ARMADA Y FUERZA AÉREA , o como
confesados hechos que no lo están, de que mi defenso el señor WILSON ALEJANDRO CORTES
PARRA, hubiese portado alguna arma de fuego afecta a la causa o bien que haya realizado algún
disparo con alguna de ellas, siendo que el documento en que se asientan, se extendió para hacerlos
constar y como prueba de ello, de lo que se desprende, que dichos elementos pertenecientes a la
Secretaría de la Defensa Nacional, incurrieron en el ilícito previsto y sancionado en los artículos 243,
244, fracción VII y 245 del Código Penal Federal, así también el parte informativo que suscriben,
incumple el contenido de los siguientes criterios jurisprudenciales, mismos que invoco con
fundamento en los artículos 192, 193 y 196 de la Ley de Amparo:

Registro No. 222296


Localización:
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
VIII, Julio de 1991
Página: 190
Tesis Aislada
Materia(s): Penal

POLICIA JUDICIAL PARTE INFORMATIVO DE. CUANDO CARECE DE


EFICACIA PROBATORIA.

Si durante la instrucción del juicio penal, se acreditó que los agentes que
suscribieron el parte informativo se condujeron con falsedad al atribuirse la
detención del acusado y proporcionaron supuestas circunstancias de modo,
tiempo y lugar de su detención, sin que les constaran directamente los hechos
que le atribuyeron al quejoso, y además no se allegó a los autos acta
circunstanciada proveniente de la autoridad que llevó a cabo la detención, es
evidente que dicho parte informativo carece de eficacia probatoria.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO QUINTO CIRCUITO.

Amparo directo 362/89. Francisco Javier Román Avendaño. 13 de febrero de


1990. Unanimidad de votos. Ponente: Miguel Ángel Morales Hernández.
Secretario: Miguel Avalos Mendoza.

Registro No. 219814


Localización:
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
IX, Abril de 1992
21

Página: 569
Tesis Aislada
Materia(s): Penal

POLICIA JUDICIAL, PARTE INFORMATIVO DE LA. LAS


MANIFESTACIONES CONTENIDAS EN EL, NO CONSTITUYEN
PRUEBA TESTIMONIAL.

Las manifestaciones de los agentes de la Policía Judicial contenidas en su


parte informativo, no constituyen prueba testimonial ni pueden valorarse como
tal, en tanto ese informe sólo es el medio por virtud del cual, los elementos
policiacos hacen del conocimiento de sus superiores y del Ministerio Público,
el resultado de sus investigaciones practicadas en cuanto a determinado
delito.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo directo 577/91. Margarito Arias Legal. 28 de enero de 1992.


Unanimidad de votos. Ponente: José Galván Rojas. Secretario: Armando
Cortés Galván.

En consecuencia, el único elemento de convicción que obra supuestamente


en contra de mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA lo es el parte
informativo de fecha veintiuno de abril de dos mil diez, respecto del cual el Ministerio Público de la
Federación, no recabó un solo elemento de convicción que pueda corroborar lo manifestado por los
elementos del Ejército Mexicano de nombres JOSÉ RAFAEL SANTIAGO ENRÍQUEZ, CARLOS
GERARDO VILLEGAS GARCÍA, DANIEL HERNÁNDEZ BARCENAS, OSCAR GONZÁLEZ PULIDO
y OLIVER GÓMEZ BLAS, quienes se atribuyen la detención de mi defendido el señor WILSON
ALEJANDRO CORTES PARRA, por lo que evidentemente dicho elemento de convicción (prueba
instrumental de actuaciones), por si sola resulta notoriamente insuficiente, para pretender apoyar en
él, algún acto privativo de la libertad en perjuicio de mi defenso el señor WILSON ALEJANDRO
CORTES PARRA.

IX.- Su Señoría habrá de tomar en consideración al momento de resolver el


presente PLAZO CONSTITUCIONAL, lo que con suma elocuencia nos explica el C. Magistrado del
Primer Tribunal Colegiado en Materias Administrativa y del Trabajo del Décimo Sexto Circuito, con
sede en Guanajuato, Lic. ARIEL ALBERTO ROJAS CABALLERO, quien textualmente expone: “El
artículo 19 constitucional reza:

(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O.F. 8 DE MARZO DE 1999)


Artículo 19.- Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder
del plazo de setenta y dos horas, a partir de que el indiciado sea
puesto a su disposición, sin que se justifique con un auto de formal
prisión en el que se expresarán: el delito que se impute al acusado; el
lugar, tiempo y circunstancias de ejecución, así como los datos que
arroje la averiguación previa, los que deberán ser bastantes para
comprobar el cuerpo del delito y hacer probable la responsabilidad del
indiciado.

(ADICIONADO, D.O.F. 8 DE MARZO DE 1999)


Este plazo podrá prorrogarse únicamente a petición del indiciado, en la
forma que señale la ley. La prolongación de la detención en su
perjuicio será sancionada por la ley penal. La autoridad responsable
del establecimiento en el que se encuentre internado el indiciado, que
dentro del plazo antes señalado no reciba copia autorizada del auto de
22

formal prisión o de la solicitud de prórroga, deberá llamar la atención


del juez sobre dicho particular en el acto mismo de concluir el plazo y,
si no recibe la constancia mencionada dentro de las tres horas
siguientes, pondrá al indiciado en libertad.

(REFORMADO, D.O.F. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)


Todo proceso se seguirá forzosamente por el delito o delitos señalados
en el auto de formal prisión o de sujeción a proceso. Si en la secuela
de un proceso apareciere que se ha cometido un delito distinto del que
se persigue, deberá ser objeto de averiguación separada, sin perjuicio
de que después pueda decretarse la acumulación, si fuere
conducente.

(REFORMADO, D.O.F. 3 DE SEPTIEMBRE DE 1993)


Todo maltratamiento que en la aprehensión o en las prisiones, toda
molestia que se infiera sin motivo legal; toda gabela o contribución, en
las cárceles, son abusos que serán corregidos por las leyes y
reprimidos por las autoridades.

A) Concepto, denominaciones trascendencia y consecuencias. El auto de


formal prisión es una resolución o proveído (interlocutorio) dictado durante la secuela del juicio, que
determina la situación jurídica del indiciado, sujeto a proceso, una vez que el juez, ha tenido contacto
con el que es considerado como presunto responsable de la comisión de un delito y con el que
concluye la etapa de preinstrucción o preproceso.
Sergio García Ramírez considera que:

En el derecho mexicano, el auto de formal prisión es la resolución


jurisdiccional, dictada dentro de las setenta y dos horas de que el imputado queda a disposición del
juzgador (plazo que se puede duplicar, a solicitud del inculpado o su defensor y en beneficio de la
defensa) en que se fijan los hechos materia del proceso, estimándose acreditado plenamente el
cuerpo del delito (ahora elementos del tipo penal) ( sic) y establecida la probable responsabilidad del
inculpado.

Por su parte Mario (sic) Colín Sánchez define este auto como:

La resolución pronunciada por el juez, para resolver la situación jurídica del


procesado al vencerse el término constitucional de setenta y dos horas, por estar comprobados los
elementos integrantes del cuerpo del delito (ahora elementos del tipo penal) ( sic) que merezca pena
corporal y los datos suficientes para presumir la responsabilidad; siempre y cuando, no esté probada
a favor del procesado una causa de justificación, o que extinga la acción penal, para así determinar
el delito o delitos por los que ha de seguirse el proceso.

También se le conoce como auto de término constitucional, ya que las


autoridades judiciales tienen la obligación, derivada de la Ley Fundamental, de emitir ese auto o
resolución dentro del término de setenta y dos horas posteriores a la que se haya puesto a su
disposición al detenido y, obviamente, previa la declaración preparatoria de dicho sujeto, como se
desprende del texto de los artículos 19 y 20, apartado A, fracción III, constitucionales.
23

Con el dictado de este auto, se inicia la segunda etapa de la prisión


preventiva, dejando vigente y firme la detención del individuo y especificándose por qué ilícitos se va
a tramitar y proseguir el juicio respectivo.

Las consecuencias del auto de formal prisión son:

a) Justifica la prisión preventiva. Legitima la detención y valida la reclusión


hasta la sentencia.

b) fija la litis. Determina con precisión los hechos que se imputan al


inculpado y el tipo penal que configuran, clasifica la definición del delito.

c) Suspende las prerrogativas del ciudadano de conformidad con los


artículos 38, fracción II en relación con el 35 constitucionales.

d) Determina el inicio del plazo que fija la Constitución para dictar sentencia:
4 meses si la pena máxima no excede de dos años y 1 año si la pena máxima excede de dos años.

B) Formalidades, autoridad competente y término, requisitos que debe


reunir el auto de formal prisión de conformidad con los artículos 16 (fundamentación y motivación) y
19 constitucionales.

El auto de formal prisión lo dicta el propio juez que esté conociendo de la


causa penal y ante quien se rinde la declaración preparatoria, ya que es quien tiene los elementos
mínimos para emitir esta resolución que daña o lesiona al acusado, al privarlo de su libertad
deambulatoria.

Debe emitirse dentro de las 72 horas siguientes a aquélla en que el


indiciado haya sido puesto a disposición de su juez, como lo previene el artículo 19 de la
Constitución.

Esta interpretación es confirmada con el criterio de la Suprema Corte de


Justicia que se encuentra plasmado en la tesis de jurisprudencia siguiente:

Registro No. 389926


Localización:
Séptima Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Apéndice de 1995
Tomo II, Parte SCJN
Página: 32
Tesis: 57
Jurisprudencia
Materia(s): Penal

AUTO DE TÉRMINO CONSTITUCIONAL, OBLIGACION INELUDIBLE


DE LA AUTORIDAD JUDICIAL DE DICTAR.
24

El artículo 19 de la Constitución Política de los Estados Unidos


Mexicanos, impone a los jueces la obligación de resolver acerca de la
situación jurídica del acusado, dentro del término de las setenta y dos
horas, contado a partir del momento en que fue hecha su
consignación; sin que constituya impedimento para dictar dicha
resolución, la supuesta o verdadera incompetencia del juez del
conocimiento; siendo inexacto que, de resultar cierta tal
incompetencia, se le violen garantías individuales al indiciado, toda vez
que la ley procesal declara válidas las primeras diligencias practicadas
por un juez, aun cuando resultase incompetente, siempre que las
mismas no admitan demora, como lo son la recepción de la
declaración preparatoria del inculpado y el propio auto de término. Es
más, el Código Federal de Procedimientos Penales autoriza al juez
que previene, para actuar hasta que las partes formulen sus
conclusiones. Un razonamiento contrario al anterior, implicaría el
incumplimiento de la disposición constitucional, o bien la impunidad de
un gran número de delitos, o que los presuntos responsables fueren
equivocadamente consignados ante juez incompetente.

En la tesis citada se establece que independientemente de que el juez sea


incompetente para conocer de una causa penal, por el sólo hecho de estar tramitándose ante él un
juicio, debe emitir el auto de formal prisión en el término constitucionalmente señalado (72 horas
computadas desde la hora en que el acusado quede a disposición del juez) y será posteriormente,
en el momento procesal oportuno, que se dilucide sobre la competencia de ese juzgador.

Ese término implica una auténtica garantía individual, puesto que el auto de
formal prisión va a establecer la situación jurídico-procesal del indiciado, la que se determina en el
lapso tan breve que describe la Ley Suprema, a fin de salvaguardar la seguridad jurídica y que dicho
sujeto pueda promover lo conducente para recobrar su libertad.

(…)

D) Cuerpo del delito y probable responsabilidad.

El artículo 19, primer párrafo constitucional señala:

‘(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O.F. 8 DE MARZO DE 1999)


Artículo 19.- Ninguna detención ante autoridad judicial podrá exceder
del plazo de setenta y dos horas, a partir de que el indiciado sea
puesto a su disposición, sin que se justifique con un auto de formal
prisión en el que se expresarán: el delito que se impute al acusado; el
lugar, tiempo y circunstancias de ejecución, así como los datos que
arroje la averiguación previa, los que deberán ser bastantes para
comprobar el cuerpo del delito y hacer probable la responsabilidad del
indiciado.’

El cuerpo del delito es definido por el artículo 168 del Código Federal de
Procedimientos Penales que señala:
‘(REFORMADO, D.O.F. 18 DE MAYO DE 1999)
Artículo 168.- El Ministerio Público acreditará el cuerpo del delito de
que se trate y la probable responsabilidad del indiciado, como base del
ejercicio de la acción penal; y la autoridad judicial, a su vez, examinará
si ambos requisitos están acreditados en autos.
25

Por cuerpo del delito se entiende el conjunto de los elementos


objetivos o externos que constituyen la materialidad del hecho que la
ley señale como delito, así como los normativos, en el caso de que la
descripción típica lo requiera.

La probable responsabilidad del indiciado se tendrá por acreditada


cuando, de los medios probatorios existentes, se deduzca su
participación en el delito, la comisión dolosa o culposa del mismo y no
exista acreditada a favor del indiciado alguna causa de licitud o alguna
excluyente de culpabilidad.

El cuerpo del delito de que se trate y la probable responsabilidad se


acreditarán por cualquier medio probatorio que señale la ley.’

La reforma publicada en el Diario Oficial de la Federación el 8 de marzo de


1999, entre otros al 16 y 19 constitucionales, retoma el concepto de cuerpo del delito que fue
abandonado por la enmienda de 1993 a los mismos preceptos en los que se incluyó el concepto de
elementos del tipo penal. La anterior enmienda obedeció a los desastrosos efectos prácticos que
generó un sistema dogmático penal denominado finalismo que desconoció una tradición doctrinaria y
jurisprudencial mexicana.

En el dictamen de primero de octubre de 1998 de las Comisiones Unidas de


Puntos Constitucionales, de Justicia y de Estudios Legislativos, Primera Sección, del Senado de la
República, que fungió como Cámara de Origen en la enmienda que se comenta, se destaca a
intención de ‘rescatar el concepto de ‘cuerpo del delito’ anterior a la reforma de 1993’ y se define
este concepto tal como lo había precisado la Suprema Corte, como ‘el conjunto de elementos
objetivos o externos que constituyan (sic) la materialidad de la figura delictiva descrita
concretamente por la ley penal’. Así, ante otra alusión en el procedimiento de enmienda
constitucional al concepto de cuerpo del delito, debe entenderse que como ha quedado definido, es
como lo pretendió establecer el Poder Revisor.

Esta vuelta al concepto cuerpo del delito podría dar la oportunidad de


retomar al menos en parte la jurisprudencia integrada sobre este concepto; dentro de las tesis más
representativas cabe invocar las siguientes:

Registro No. 300293


Localización:
Quinta Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
CIII
Página: 1242
Tesis Aislada
Materia (s): Penal

CUERPO DEL DELITO.

Por cuerpo del delito, debe entenderse el conjunto de elementos


objetivos o externos que constituyan el delito, con total abstracción de
la voluntad "o del dolo, que se refieren sólo a la culpabilidad, pues así
se desprende del capítulo relativo à la comprobación del cuerpo del
delito.
26

Registro No. 390716


Localización:
Sexta Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Apéndice de 1995
Tomo II, Parte HO
Página: 545
Tesis: 847
Jurisprudencia
Materia (s): Penal

CUERPO DEL DELITO. AMPLITUD DE LA PRUEBA.

El juez natural goza en principio de las más amplias facultades para la


comprobación del cuerpo del delito, aun cuando se aparte de los
medios específicamente señalados por la ley, con tal de que los
empleados no pugnen con la propia ley, con la con o moral las buenas
costumbres.

Registro No. 390719


Localización:
Quinta Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Apéndice de 1995
Tomo II, Parte HO
Página: 546
Tesis: 850
Jurisprudencia
Materia (s): Penal

CUERPO DEL DELITO, MEDIOS PARA COMPROBARLO.


La autoridad judicial goza, en principio, del más amplio criterio para
estimar los elementos conducentes a la comprobación de un hecho
delictuoso, aun cuando no sean de los que define y detalla la ley, si no
están reprobados por la misma de tal manera que, aun cuando alguno
de los medios que la ley señala para comprobar el cuerpo del delito,
no se hayan usado o se hayan usado deficientemente, si con los
demás que proporciona la ley, se llega a la comprobación del hecho
criminoso, ello es bastante para que no se puedan tener por
conculcadas las garantías individuales.

Registro No. 224782


Localización:
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
VI, Segunda Parte-1, de Julio a Diciembre 1990
Página: 341
Tesis: VI.2o. J/93
Jurisprudencia
Materia (s): Penal

CUERPO DEL DELITO Y PRESUNTA RESPONSABILIDAD. PRUEBA


POR LOS MISMOS ELEMENTOS.

Si bien es cierto que el cuerpo del delito y la presunta responsabilidad


conceptos resultan ser diferentes, en virtud de que el primero se
refiere un cuestiones impersonales y relativas a la verificación de un
hecho tipificado por la ley como delito, independientemente de la
autoría de la conducta , y la segunda radica en la atribución de la
causación del resultado a una persona, también lo es que, puede
suceder que un medio de convicción sirva para acreditar ambos
extremos, ya que en ese caso, por un lado puede revelar la existencia
de un hecho determinado como delito y por el otro atribuir la comisión
del suceso a un sujeto específico, por tanto, por tener justificadas con
27

premisas ambas los mismos datos probatorios no trae como


consecuencia una violación de garantías.

No obsta lo anterior que los ordenamientos ordinarios adjetivos penales


agreguen como elementos necesarios para acreditar el cuerpo del delito, los normativos e, incluso,
los subjetivos. Toda vez que como se ha expuesto reiteradamente en este trabajo, la Constitución
establece lineamientos mínimos que, desde luego, pueden ser ampliados en su ámbito garantista.
De esta forma, el artículo 168 del Código Federal de Procedimientos Penales, entiende que el
cuerpo del delito involucra acreditar los elementos objetivos o materiales, entendiéndose por éstos,
aquellos que son apreciados por los sentidos y los normativos que requieren de una valoración, ya
sea jurídica o cultural, sobre este segundo concepto cabe reproducir el comentario del maestro
Márquez Piñero:

Mezger habla de los elementos normativos del tipo, o típicos que –para él-
son presupuestos del injusto típico, más bien características de la antijuridicidad, pero que, por estar
vinculados a ella, y constar en la descripción típica, implican la necesidad de una valoración por
parte del juzgador.
Esta valoración, ínsita en los llamados elementos normativos (señala
Mezger), puede adoptar naturaleza diversa; a) como elementos del juicio cognitivo suponen una
valoración de la concreta y especifica situación de hecho, realizada de conformidad con los datos y
reglas suministrados por la experiencia, no se trata del punto de vista subjetivo del juzgador, sino
que tiene matices objetivos en función de la conciencia de la colectividad; b) como elementos de
valoración jurídica, opera en virtud de criterios contenidos en otras normas jurídicas, así el concepto
de cosa mueble ajena del artículo 367 del código Penal mexicano, tantas veces reiterado; c) como
elementos de valoración cultural, requieren una actividad valorativa conforme a criterios ético-
sociales, se trata de normas y concepciones vigentes en el acervo cultural-normativo de la
comunidad, y no pertenecen propiamente a la esfera de lo jurídico, así la castidad y honestidad del
artículo 262.

Jiménez Huerta nos dice que los verdaderos elementos normativos


(contenidos en los tipos legales) son aquellos que –por estar cargados de desvalor jurídico- resaltan
específicamente la antijuridicidad de la conducta; cada vez que el tipo penal contenga una especial
alusión a la antijuridicidad de la conducta (descrita en el) incluye una especifica referencia al mundo
normativo en el que la antijuridicidad encuentra su fundamento.

Así –en el Código Penal- pueden señalarse ejemplificando; abrir o


interceptar comunicación escrita de las fracciones I y II del artículo 173; rehusar –sin causa legítima-
la presentación de un servicio de interés público del artículo 178; negativa a comparecer sin excusa
legal del artículo 179; cuando indebidamente el servidor público retarde o niegue a los particulares la
protección o servicio que tenga la obligación de otorgarles o impida la presentación o el curso de una
solicitud, de la fracción III del artículo 215.
28

Finalmente Jiménez Huerta indica que, en este sentido, conciben la


existencia de elementos normativos del tipo, entre otros, Max Ernesto Mayer, Hippel, Florian,
Grispini, Maggiore, Bettiol, Manzini, Bataglini, Jiménez de Asúa y Carranca y Trujillo.

Se apunta como peligro de los impropiamente llamados tipos normativos el


posible aumento de una siempre inquietante facultad discrecional del juez, y esto ciertamente resulta
objetable (desde una concepción democrática y liberal del derecho penal) por cuanto comporta –de
alguna manera- la entrega de la libertad del individuo a la apreciación del juzgador, con aplicación de
las facultades ordinarias de éste. De ahí, que Jiménez de Asúa se incline por una concepción
restrictiva de los elementos normativos del tipo.

Cabe señalar que el cuerpo del delito es una conceptualización de los


requisitos indispensables que el Constituyente de 1917, primero y, después el Poder Revisor de la
Constitución de 1999, establecieron, en la parte objetiva, para el libramiento de una orden de
aprehensión o el dictado de un auto de formal prisión. Esto es, a través del cuerpo del delito se
busca un equilibrio entre la acción persecutoria del Estado y el ámbito de libertad y seguridad
jurídica del individuo: la Constitución señala dentro de la totalidad de los elementos del tipo penal,
cuáles son los indispensables para justificar el proceso penal. Se trata así, de un ejercicio del
sistema de colaboración de funciones, que el Juez revise las actuaciones del ministerio público y
determine si se satisfacen los requisitos mínimos para seguir el proceso, a través del obsequio del
mandamiento de captura o la emisión del auto de formal procesamiento, de ahí que el requisito
analizado sólo se configura para estos efectos, como lo sostiene la siguiente jurisprudencia:

Registro No. 184167


Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XVII, Junio de 2003
Página: 693
Tesis: I.7o.P. J / 2
Jurisprudencia
Materia (s): Penal

CUERPO DEL DELITO. SU ANÁLISIS DEBE HACERSE


EXCLUSIVAMENTE EN LAS RESOLUCIONES RELATIVAS A LA
ORDEN DE APREHENSIÓN, COMPARECENCIA CONSTITUCIONAL
O DE PLAZO MAS NO ES SENTENCIAS DEFINITIVAS
(LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL).

Conforme a los artículos 16 y 19 constitucionales y 122 del Código de


Procedimientos Penales para el Distrito Federal, el análisis del cuerpo
del delito se debe hacer exclusivamente en las resoluciones
correspondientes a las órdenes de aprehensión comparecencia y, así
como en las de plazo constitucional, no es así cuando se emite la
sentencia definitiva en la cual debe acreditarse el delito en su
integridad, en términos de lo dispuesto por los artículos 1o., 71 y 72
del referido Código.

El otro requisito de fondo del auto de término constitucional y que también


ex exigido, como se explico precedentemente, para la orden de aprehensión, consiste en que de las
pruebas que obren en el expediente respectivo se desprendan datos que hagan probable la
29

responsabilidad del inculpado, entendiéndose esto último como la posibilidad de que haya
desplegado la conducta que se estimó integrante del cuerpo del delito. La Constitución en los
artículos 16 y 19 exige que la responsabilidad esté probada en grado de probabilidad y no de
manera plena, lo que es propio de la sentencia con la que concluya el proceso penal, tal como lo
reconoce la jurisprudencia siguiente:

Registro No. 222763


Localización:
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
VII, Mayo de 1991
Página: 76
Tesis: VI.1o. J/49
Jurisprudencia
Materia (s): Penal

AUTO DE FORMAL PRISION. PARA DICTARLO NO SE REQUIERE


PRUEBA PLENA DE RESPONSABILIDAD.

Al disponer el artículo 19 constitucional, que todo auto de formal


prisión debe contener el delito que se imputa al acusado, los
elementos que lo constituyen, lugar, circunstancias y tiempo de
ejecución y los datos que arroje la averiguación previa, los que deben
ser bastantes para la comprobar el cuerpo del delito y hacer probable
responsabilidad del acusado, se refiere que para motivar tal auto
privativo de la libertad, no sino se exige que se tengan pruebas
completamente claras que establezcan de modo indudable la
culpabilidad del inculpado, únicamente, como ya se dijo, que los datos
arrojados por la indagatoria, sean los suficientes para justificar el
cuerpo del ilícito hacer y en esa etapa procesal, la probable
responsabilidad del acusado.

No obstante lo concluido anteriormente, de las pruebas contenidas en el


expediente deben desprenderse claramente los datos que hagan probable la responsabilidad y no
partir de ficciones o inferencias no sustentadas en los hechos acreditados. En respaldo a lo afirmado
debe reproducirse el siguiente precedente:

Registro No. 201648


Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
IV, Agosto de 1996
Página: 633
Tesis: P X.1o.14
Tesis Aislada
Materia (s): Penal

AUTO DE FORMAL PRISION. ES VIOLATORIO DEL ARTICULO 19


CONSTITUCIONAL, SI NO SE HACE EL ESTUDIO DEL CONJUNTO
DE HECHOS QUE INTEGRARON PRESUNTA LA
RESPONSABILIDAD DEL INCULPADO CON PRUEBAS EVIDENTES.
No se acredita con plenitud lo ordenado por el artículo 19
constitucional, si el auto de formal prisión no se sustenta en un
conjunto de hechos que integren los datos suficientes para justificar la
probable responsabilidad de una persona con pruebas evidentes, pues
además, los antecedentes que arroje la averiguación deben ser
suficientes, no para hacerla posible, entendiéndose como tal la calidad
de poder ser, de ser practicable, sino de hacerlo verosímil, que se
30

pueda probar, que el artículo 19 constitucional no tiene el alcance


estrecho que se le ha conferido , sino uno mayor, puesto que no es
posible admitir que sea rigorista en su parte objetiva, que al expresar
el tipo penal debe quedar comprobado necesariamente y tolerante en
su parte subjetiva, concediendo con ello que con simples datos pueda
restringirse la libertad de una persona con todas las tumbas y
consecuencias que tal acto trae aparejado en el orden moral, social,
económico, jurídico y familiar, y si la autoridad responsable no se
efectúo en el proceso relativo la valoración de todas las pruebas que
obran en la causa penal, principalmente la relativa a que no estuvo
presente el día en que sucedieron los hechos imputados, resulta claro
que se violo perjuicio del quejoso en el precepto constitucional en
cita.”10

Por lo anterior, suplico a esta autoridad jurisdiccional, que al momento de


resolver EL PRESENTE PLAZO CONSTITUCIONAL, se cumpla cabalmente CON LOS
POSTULADOS LEGALES, JURISPRUDENCIALES Y DOCTRINALES citados con antelación.

X.- Tal como se aprecia en autos, a mi defendido se le pretende instruir un


proceso penal, por su probable responsabilidad en la comisión del delito de VIOLACIÓN A LA LEY
FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA previsto por el artículo 2°, fracción I; y
4°, fracción I, inciso a), de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, en relación con el 7°,
párrafo primero (hipótesis de acción), fracción II (delito continuo), 8° (hipótesis de acción dolosa) 9°,
párrafo primero (hipótesis de obrar dolosamente el que conociendo los elementos del tipo penal
quiere la realización del hecho descrito por la ley) y 13, fracción III (como coautores materiales o
como dice la ley los que lo realizan conjuntamente) todos del Código Penal Federal… previsto y
sancionado por los artículos 2 y 4, fracción I, inciso b) de la Ley Federal Contra la Delincuencia
Organizada, ante lo cual es necesario invocar el contenido de los preceptos legales que contienen
dicha figura típica:

“(REFORMADO PRIMER PARRAFO, D.O.F. 23 DE ENERO DE


2009)
Artículo 2o.- Cuando tres o más personas se organicen de
hecho para realizar, en forma permanente o reiterada, conductas
que por sí o unidas a otras, tienen como fin o resultado cometer
alguno o algunos de los delitos siguientes, serán sancionadas
por ese solo hecho, como miembros de la delincuencia
organizada:

(REFORMADA, D.O.F. 28 DE JUNIO DE 2007)


I. Terrorismo, previsto en los artículos 139 al 139 Ter y terrorismo
internacional previsto en los artículos 148 Bis al 148 Quáter;
contra la salud , previsto en los artículos 194 y 195, párrafo
primero; falsificación o alteración de moneda, previstos en los
artículos 234, 236 Y (sic) 237; operaciones con recursos de
procedencia ilícita , previsto en el artículo 400 Bis; y el previsto
en el artículo 424 Bis, todos del Código Penal Federal;”

10
ROJAS CABALLERO, Ariel Alberto. Las Garantías Individuales en México. 3ª Ed. Porrúa. México. 2004. Pp. 439 a 449.
31

“Artículo 4o.- Sin perjuicio de las penas que correspondan por


el delito o delitos que se cometan, al miembro de la delincuencia
organizada se le aplicarán las penas siguientes:

I. En los casos de los delitos contra la salud a que se refiere la


fracción I del artículo 2o. de esta Ley:

b) A quien no tenga las funciones anteriores, de diez a veinte


años de prisión y de doscientos cincuenta a doce mil quinientos
días multa.”

Respecto al delito previsto en las disposiciones legales que anteceden nos


dice el Autor LUIS ALONSO BRUCCET ANAYA: “La delincuencia organizada aparece cuando un
grupo de individuos se reúne para realizar acciones delictivas de manera reiterada o forma
permanente”11

Nos expresan los Coautores FEDERICO PONCE ROJAS y AMADOR TOCA


GUTÍERREZ, que:

“En cuanto a la Conducta

Ya señalamos que se trata de un tipo penal complejo en el que se sanciona


por sí sola la pertenencia a una asociación delictuosa, pero no a cualquiera, sino aquella que tiene
por objeto la comisión de cualquiera de los delitos señalados en el tipo penal. Se dice, por otro lado,
que también se trata de la conducta para la comisión o intención de cometer ciertos delitos graves,
como los previstos en el artículo 2°; en tal sentido la conducta es de tipo formal, ya que se agota sin
que sea necesario que se produzca un resultado externo.

Permanente

El delito de delincuencia organizada es de carácter permanente en cuanto a


su comisión, teniendo en cuenta que el mero hecho de pertenecer a la delincuencia organizada
supone la prolongación voluntaria en el tiempo.

Doloso

Por la intención de practicar la asociación delictuosa, el delito es


esencialmente doloso, sin que pueda presentarse la forma de culpa en su comisión, ya que se
quiere tanto la permanencia como la pertenencia y el fin delictivo. Respecto de lo anterior se ha
dicho que el dolo en este tipo penal puede manifestarse de las siguientes formas:

a) Dolo directo: el resultado coincide con el propósito del activo;

11
BOUCCET ANAYA, Luís Alonso. El Crimen Organizado. Porrúa, México. 2001. P. 58.
32

b) Dolo indirecto: se propone el fin y se sabe que surgirán otros resultados


(comisión de los delitos que refiere el tipo penal);

c) Dolo indeterminado: existe la intención genérica de delinquir, sin


proponerse un resultado delictivo en particular, y

d) Eventual: se quiere el resultado, previendo la posibilidad de otros no


deseados.

En razón de lo anterior, se ha dicho que: ‘ La figura de la delincuencia


organizada consta de la unificación de dos o más infracciones, cuya fusión da nacimiento a una
figura delictiva nueva, superior en gravedad a las que la componen, tomadas aisladamente. Esto es,
para que se configure la delincuencia organizada, además del imperativo de que exista una
organización de tres o más personas con fines delictivos, es necesario que tales fines estén
encaminados a realizar de manera permanente ciertos y determinados tipos delictivos que la propia
ley enumera. Cabe aquí reiterar que la primera conducta en si misma implica la comisión de un
delitos, es decir, el pertenecer o formar parte de la delincuencia organizada, independientemente de
que se compruebe la comisión de algún otro delito’ .

Plurisubjetivo

En atención a los sujetos activos que requiere el tipo penal de delincuencia


organizada, se trata de un delito plurisubjetivo; pero no solo en cuanto a los agentes que lo cometen,
sino a los sujetos pasivos y ofendidos, que en primer lugar lo es la sociedad en su conjunto, y lo
mismo sucede con los ofendidos, que varían en número e identificación.

Bien jurídico protegido

Por la redacción del artículo 2° y demás disposiciones de la Ley, se puede


afirmar que el bien jurídico no es específico; sin embargo, y atendiendo a los delitos que se
enumeran en el primero de los preceptos en consulta, el bien jurídico que protege es la salvaguarda
de los bienes y valores que se ponen en peligro por la asociación para delinquir.

Desde otra perspectiva, se ha considerado que el bien jurídico que se


protege es la estabilidad de los estados, que se encuentra amenazada por la sofisticación y poderío
de la delincuencia organizada. ‘Es en el plano de la comisión alguno o algunos de los delitos
relacionados en el tipo penal de la delincuencia organizada en donde se puede identificar al bien
jurídico tutelado de manera específica, a saber, la humanidad, la salud, la estabilidad económica, la
seguridad, la integridad corporal, la propiedad, etcétera’.

De peligro o de daño
33

Por lo que se refiere al bien jurídico protegido, la delincuencia organizada


puede ser de peligro o de daño, porque se protegen los bienes que jurídicamente se encuentran
tutelados, ante el peligro de ser dañados. Esto se concluye por el hecho de que se sanciona la mera
pertenencia a una banda o hay asociación delictuosa, por lo que se pone en peligro la realización o
comisión de cualquiera de los tipos penales enumerados en el artículo 2° de le Ley. ‘De peligro en
tanto que protege a los bienes jurídicamente tutelados ante la posibilidad de ser dañados, éstos se
constatan con la circunstancia de que sea punible el solo hecho de pertenecer o formar parte de la
delincuencia organizada, que implica el peligro latente de la comisión de una serie de delitos. Es de
daño en tanto que tutela los bienes jurídicamente protegidos frente a su destrucción o disminución,
ello ante la actualización de los fines de la delincuencia organizada, es decir, ante la comisión de
alguno de los delitos a que se refiere el tipo penal en comento’. 12

Ahora bien, establecido lo anterior, tenemos que los elementos objetivos y


normativos que constituyen la materialidad de dicho antisocial son:

1) Que tres o más personas acuerden organizarse o se organicen;

2) Que esa organización sea para realizar en forma permanente o


reiterada, conductas que por sí o unidas a otras tengan una finalidad o un resultado; y

3) Que esa finalidad o resultado, sea en este caso, la de cometer delitos


CONTRA LA SALUD, y que con esa conducta se ponga en peligro la paz social y la seguridad
pública.

XI.- Sin embargo, se considera que la conclusión a la que arribó el Agente


del Ministerio Público de la Federación investigador, es dogmática, carente de motivación, pues aún
cuando precisó que el delito antes especificado, conforme al artículo 168 del código Federal de
Procedimientos Penales.

Las pruebas testimoniales atribuidas a los testigos colaboradores con


nombres claves “LUCERO”, “JENIFFER”, y “ZAJED”, las cuales después de ser solo
REFERIDAS, por el Agente del Ministerio Público de la Federación investigador NO ESPECIFICÓ
QUE VALOR LE BRINDABA A CADA UNA DE ELLAS, solo se limitó a hacer referencia a la

12
PONCE ROJAS, Federico y TOCA GUTÍERREZ, Amador. Delitos Federales Previstos en la Legislación Mexicana.
Porrúa, México. 2005. Pp. 67 a 69.
34

supuesta participación de los sujetos activos, es decir, al aporte de cada uno, lo que
estimó como organización delictiva.

OBSERVACIÓN: Nótese que según se aprecia de las declaraciones de los


testigos colaboradores en cita, que teóricamente deponen en contra de mi defendido el señor
WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, ninguno de ellos hace alusión a conductas
delictivas especificas que puedan encuadrarse en alguno de los delitos por los cuales se
puede considerar la integración del delito de delincuencia organizada contenidos en el
artículo 2º de la Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada , por el contrario, se refieren a
supuestos hechos delictivos diversos, de los cuales, por cierto, sobre el conocimiento de su
comisión, existe el solo dicho de los testigos colaboradores en cita, es decir, no existe en el
sumario prueba alguna diferente, de la existencia de alguna averiguación previa que
hubiere sido iniciada, con motivo de los supuestos hechos narrados por los multicitados
atestes colaboradores, no obstante, de que el órgano investigador tuvo tiempo suficiente y de
sobra para allegarse de tales constancias en el caso de haber existido, máxime si se toma en cuenta
de que mi defendido WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, estuvo arraigado y sometido al
capricho de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada.

Sin embargo, al analizar el primero de los elementos constitutivos del delito,


resulta claro que no existe elemento probatorio alguno con el que se pueda dar por
acreditado, si el que tres o más personas acuerden organizarse o el que tres o más
personas se organicen para realizar en forma permanente o reiterada, conductas que por
sí o unidas a otras tengan la finalidad o resultado de cometer alguno o algunos de los
delitos a que se refiere el artículo 2º, en sus diversas fracciones de la Ley Federal contra
la Delincuencia Organizada, lo que resulta necesario, si se tiene en cuenta que ese
aspecto resulta esencial para la integración del ilícito , el cual se considera como de resultado
cortado por no precisar de un cambio en el mundo exterior.

De lo anterior se advierte, que es necesario que al abordar el estudio del


primero de los elementos del ilícito de referencia, se establezca con claridad y precisión, la
existencia del acuerdo para organizarse o bien de la organización para realizar, en forma
permanente o reiterada, conductas que por sí o unidas a otras tengan la finalidad o el resultado de
cometer los delitos señalados en el artículo 2º., en sus diversas fracciones de la Ley Federal contra
la Delincuencia Organizada, tomando en cuenta que se trata de aspectos esenciales que determinan
la actualización del cuerpo del delito en mención (Lo cual en el presente asunto no puede sostenerse
a través de alguna prueba en perjuicio directo de mi defendido WILSON ALEJANDRO CORTES
PARRA).
35

Es aplicable la tesis de jurisprudencia II.2º.P.J/22, consultable en la página


1194, tomo XXIV, septiembre de 2006 del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, cuyo
rubro y texto dicen:

“DELINCUENCIA ORGANIZADA, NATURALEZA DEL DELITO DE.

Conforme al artículo 2o. de la Ley Federal contra la Delincuencia


Organizada, la hipótesis delictiva se actualiza cuando: tres o más
personas acuerden organizarse o se organicen para realizar, en forma
permanente o reiterada, conductas que por sí o unidas a otras, tienen
como fin o resultado cometer alguno o algunos de los delitos que en
diversas fracciones se precisan de manera limitativa en el propio
numeral. De lo anterior se obtiene que, desde el punto de vista de la
dogmática jurídica penal, el aludido delito puede clasificarse como de
naturaleza plurisubjetiva, puesto que se requiere de un número mínimo
de activos, que es de tres personas; de comisión alternativa, pues
puede actualizarse mediante la hipótesis conductual de "organizarse, o
bien, por el hecho de acordar hacerlo"; ello con la finalidad de realizar
conductas que por sí mismas o unidas a otras, que regula a su vez el
fin o resultado de cometer alguno o algunos de los delitos que
limitativamente se precisan; por tanto, requiere de un elemento
subjetivo específico (distinto del dolo), que se traduce en esa particular
finalidad; además, puede clasificarse como de aquellos que la doctrina
denomina "de resultado anticipado o cortado" puesto que para su
configuración es irrelevante el que se logre o no la consumación,
materialización, o simplemente exteriorización de las conductas que
pudieran integrar a los diversos delitos que conformaren en abstracto
la finalidad perseguida por la organización. Además, es sin duda un
delito doloso, en donde el dolo debe abarcar el conocimiento de los
aspectos objetivos y la voluntad del autor o aceptar tal integración,
esto es, el saber y querer de esa pertenencia al grupo que
deliberadamente se organiza o acuerda organizarse.”

Derivado de lo anterior, corresponde estudiar la acreditación del cuerpo del


delito en mención, conforme a la descripción que del mismo hacen las disposiciones normativas que
se invocaron en el pliego consignatorio, que comprende el hecho de que tres o más personas
acuerden organizarse o se organicen para realizar de forma permanente o reiterada, conductas que
por sí o unidas a otras integran la finalidad o resultado de cometer alguno o algunos de los delitos
específicamente determinados por la ley, pero tomando en cuenta todos y cada uno de los datos
probatorios que arroja la averiguación previa que dio lugar a la formación del proceso que se
pretende incoar a mi defenso el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, con
señalamiento de su contenido y el valor jurídico que en derecho corresponde.

Y si bien, la autoridad ministerial investigadora se remite a las pruebas que


consideró para acreditar el cuerpo del delito de VIOLACIÓN A LA LEY FEDERAL CONTRA LA
DELINCUENCIA ORGANIZADA previsto por el artículo 2°, fracción I; y 4°, fracción I, inciso a) y
b), de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, en relación con el 7°, párrafo primero
(hipótesis de acción), fracción II (delito continuo), 8° (hipótesis de acción dolosa) 9°, párrafo primero
(hipótesis de obrar dolosamente el que conociendo los elementos del tipo penal quiere la realización
del hecho descrito por la ley) y 13, fracción III (como coautores materiales o como dice la ley los que
36

lo realizan conjuntamente) todos del Código Penal Federal… previsto y sancionado por los artículos
2 y 4, fracción I, inciso b) de la Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada, lo cierto es que eso
no basta, puesto que la naturaleza del hecho requiere un señalamiento preciso de las
pruebas que lo demuestran y un estudio pormenorizado de ellas, con el fin de crear
convicción sobre la actualización de los aspectos fundamentales de la descripción típica ,
máxime que en párrafos precedentes se consideró que el proceder del Fiscal investigador, en la
valoración de los indicados medios de prueba, es violatorio de la garantía formal de debida
motivación en perjuicio de mi defenso WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA.

Respecto al segundo componente del delito solo es


SUPERFICIALMENTE MENCIONADO, por el Fiscal de la Federación encargado de la
consignación.

En relación al tercer elemento del cuerpo del delito de VIOLACIÓN A


LA LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA,

SIN EMBARGO, EN AUTOS NO SE ENCUENTRA CLARO CUÁLES


SON LOS INDICIOS QUE EN FORMA ESPECÍFICA EMERGEN DE CADA UNA DE LAS
PROBANZAS ENLISTADAS EN EL PLIEGO CONSIGNATORIO Y QUE SIRVIERON PARA
SUSTENTAR SU CONCLUSIÓN EN EL SENTIDO DE QUE MI DEFENDIDO EL SEÑOR
WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA REALIZÓ SUPUESTAS FUNCIONES PREVISTAS
EN EL INCISO B), FRACCIÓN I, ARTICULO 4 DE LA LEY FEDERAL CONTRA LA
DELINCUENCIA ORGANIZADA.

De igual manera se observa que para comprobar el delito en estudio, el


ministerio público investigador se apoyó en las declaraciones de las demás personas involucradas
en esta causa penal, NO OBSTANTE, NO SE PRECISO QUÉ INDICIOS SON LOS QUE
TOMA EN CUENTA DE ESAS DECLARACIONES PARA SUSTENTAR LAS FUNCIONES
DENTRO DE LA ORGANIZACIÓN CRIMINAL COMANDADA SUPUESTAMENTE POR
ARTURO BELTRÁN LEYVA .

Ahora, se advierte que en el pliego consignatorio que obra en autos se


otorgó valor a las pruebas que reseñó en el mismo, de acuerdo a los principios que rigen la
valoración de las pruebas, empero , como se observa fue omisa en establecer los
razonamientos para apoyar esa valoración, pues no precisó cuáles son los indicios que en
específico obtuvo de esas probanzas y que evidencian que los sujetos activos se
organizaron, en forma reiterada, con un propósito en común de cometer delitos,
37

específicamente delitos contra la salud; como tampoco precisó que datos de prueba
revelan que los supuestos activos se conocían y se reunían para ponerse de acuerdo en la
forma de cómo colaborar de cualquier manera al fomento para posibilitar la ejecución de
delitos contra la salud , ni sustentó en dato de prueba alguno específico sobre en qué lugar
y de qué manera colaborarían, a efecto de que se pudiera estar en aptitud de sostener que mi
defendido WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA formaba parte de una organización criminal
que estaba formada por más de tres personas y que entre ellos existió un acuerdo previo para llevar
las conductas delictivas de colaborar de cualquier manera al fomento para posibilitar la ejecución de
delitos contra la salud.

De la misma manera al momento de resolverse este PLAZO


CONSTITUCIONAL, se deberá señalar qué indicios de las pruebas que obran en el sumario,
en concreto, emergen datos que pongan de manifiesto que en forma reiterada y
permanente los supuestos activos del injusto realizaron conductas delictivas que
configuraron delitos contra la salud en su modalidad de colaborar de cualquier manera al
fomento para posibilitar la ejecución de delitos contra la salud .
Del mismo modo se deberá precisar qué indicios especialmente son los que
pudieran sustentar que la organización criminal se encuentra estructurada a través de personas con
actividades propias y particulares, en donde las funciones de dirección supuestamente las realizaba
ARTURO BELTRÁN LEYVA, constituyeron la fuerza de trabajo, es decir, llevaron a cabo la ejecución
de los delitos.

Asimismo, se deberá precisar qué indicios de las pruebas son las que
pueden determinar que cada uno de los supuestos sujetos activos tenía determinada
función dentro de la organización criminal, como lo sostiene el Agente del Ministerio Público
investigador en su pliego consignatorio, que supuestamente realizaban, como lo fueron las de
colaborar de cualquier manera al fomento para posibilitar la ejecución de delitos contra la salud .

El Lic. JUAN GABRIEL DOMINGUEZ ESPINOZA, C. Agente del Ministerio


Público de la Federación adscrito a la Unidad Especial en Investigación de Delitos Contra la Salud
de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, en su pliego
consignatorio de fecha cinco de julio de dos mil diez, omitió considerar los siguientes postulados
DOCTRINALES, que como Órgano Técnico debió conocer, mismos que por su importancia y
trascendencia me permito invocar:

El profesor alemán del Instituto Max Planck de Friburgo, Dr. Dr. h.c. mult.
HANS-HEINRICH JESCHECK, quien falleciera el 27 de septiembre de 2009 a la edad de 94 años, y
38

quien acumulara doce títulos de doctorado honoríficos, nos enseña con gran sabiduría lo siguiente
en relación a la delimitación de la autoría:

“También la coautoría se basa en el dominio del hecho. Pero como en su


ejecución intervienen varios, el dominio del hecho debe ser común (cfr. supra, & 61 V 3b). Cada
coautor domina todo el suceso en cooperación con otro u otros. La coautoría consiste, así en una
‘división del trabajo’ que o bien condiciona la propia posibilidad del hecho o lo posibilita, o bien
reduce de forma esencial el riesgo de su producción. Requiere, en su aspecto subjetivo, que los
intervinientes se vinculen recíprocamente mediante un acuerdo en común de realizar el hecho,
debiendo asumir cada uno de ellos un cometido parcial necesario para la totalidad del plan, que les
haga aparecer como cotitulares de la responsabilidad por la ejecución de todo el hecho. La
resolución común de ejecutar el hecho es el vínculo que convierte las distintas partes de un todo. En
sentido objetivo, la aportación de cada coautor debe encerrar un determinado grado de
importancia funcional, de modo que la colaboración de cada uno de ellos mediante el desempeño
de la función que a cada uno le corresponde, se presente como una pieza esencial para la
realización del plan general.

La teoría subjetiva de la participación, por el contrario, remite también aquí


la voluntad de autor. Únicamente importaría el que cada interviniente haya querido el hecho como
‘propio’ con la colaboración de los demás (cfr. supra, & 61 IV 2).”13

En otra parte el mismo Dr. Dr. h.c. mult. HANS-HEINRICH JESCHECK, nos
explica respecto a la ejecución de un hecho común, lo siguiente: “…la coautoría requiere la
ejecución del hecho en común. Cada interviniente, para que pueda considerarse coautor, debe,
pues, efectuar una contribución objetiva al hecho . La cuestión de qué deba entenderse por tal se
halla, sin embargo, en discusión. Según la teoría del dominio del hecho todos los coautores
deben haber intervenido en el ejercicio del dominio del hecho ( dominio del hecho funcional ). Este
requisito, en todo caso, concurre siempre que cada uno de los intervinientes realice, en base al
común acuerdo, un elemento del tipo de propia mano y con plena responsabilidad (cfr. supra, & 71 V
2). No obstante, ninguno precisa realizar en su persona, por sí sólo todos los elementos del tipo, ya
que las contribuciones de cada uno de los intervinientes pueden imputarse a todos, en virtud y en el
marco del común acuerdo, como su propia acción.

(…)

Finalmente, el propio Dr. Dr. h.c. mult. HANS-HEINRICH JESCHECK,


señala: “Toda contribución al hecho debe, sin embargo, ser una pieza de su ejecución. No basta por
sí sola una cooperación en la preparación del hecho, ya que no supone todavía la función de

13
JESCHECK, HANS-HEINRICH. Tratado de Derecho Penal Parte General. Trad. S. Mir Puig y F. Muñoz Conde. Bosch
Casa Editorial. Barcelona, España. Vol. II. Pp. 937 y 938.
39

ninguna parte del dominio del hecho. Quien, en cambio, asume la planificación y la organización del
hecho, configura su desarrollo y participa, así en el dominio del hecho.” 14

Por los anteriores motivos y razonamientos LEGALES y DOCTRINALES, se


sostiene que existe franca ATIPICIDAD en la CONDUCTA de mi defendido el señor WILSON
ALEJANDRO CORTES PARRA, en relación con los delitos de VIOLACIÓN A LA LEY
FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA y PORTACIÓN DE ARMA DE
FUEGO DE USO EXCLUSIVO DEL EJÉRCITO, ARMADA Y FUERZA AÉREA . En relación a
ello, me permito transcribir algunos aspectos doctrinales relativos a la TIPICIDAD. El autor
WINFRIED HASSEMER, con suma claridad la define en los siguientes términos: “Tipicidad significa,
por tanto, que el comportamiento corresponde a la descripción legal del delito.” 15 Por su parte el
catedrático de Derecho Penal SANTIAGO MIR PUIG, nos explica: “…la tipicidad no es un elemento
independiente de la antijuridicidad penal, sino precisamente uno de sus requisitos junto al de
ausencia de causas de justificación. De ello se sigue que la tipicidad no es sólo [indicio] ni mera
[ratio essendi] de la misma. Ello no obsta a que el requisito de la tipicidad –como parte positiva del
supuesto de hecho penalmente antijurídico- no baste para la antijuridicidad, que requiere además la
ausencia de causas de justificación –como parte negativa del supuesto del hecho antijurídico-. La
tipicidad es, pues, ratio essendi necesaria pero no suficiente de la antijuridicidad penal. Del mismo
modo que no todo hecho antijurídico es penalmente típico, no todo hecho penalmente típico es
antijurídico.”16 El destacado Profesor titular en la Universidad Católica de La Plata y de la
Universidad del Salvador EUGENIO RAÚL ZAFFARONI ha definido a la Tipicidad de la siguiente
forma: “La tipicidad es la característica que tiene una conducta en razón de estar adecuada a un tipo
penal, es decir, individualizada como prohibida por un tipo penal” 17, en el mismo sentido el
Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Sevilla FRANCISCO MUÑOZ CONDE, define a
la tipicidad explicando que: “Tipicidad es la cualidad que se atribuye a un comportamiento cuando es
subsumible en el supuesto de hecho de una norma penal.” 18, a su vez, el Dr. Dr. h. c. mult.
Catedrático de Derecho Penal en la Universidad de Munich CLAUS ROXIN nos explica: “Esa acción
ha de ser típica, o sea, ha de coincidir con una de las descripciones de delitos, de las que más
importantes están reunidas en la parte especial del CP. Por tanto, quien p. Ej. Mediante una
determinada acción ‘sustrae una cosa mueble ajena con el ánimo de apropiársela antijurídicamente’,
realiza el tipo del hurto. La estricta vinculación a la tipicidad es una consecuencia del principio
nullum crimen sine lege. Por consiguiente derivar acciones punibles de principios jurídicos generales
y sin un tipo fijado, como ocurre en algunas consecuencias jurídicas civiles.” 19, por su parte, y con
innovación en su concepto el Maestro de la Universidad de Bonn GÜNTER JAKOBS expresa: “El

14
Ibíd. Pp. 943 y 944.
15
HASSEMER, Winfried. Fundamentos del Derecho Penal. Trad. Francisco Muñoz Conde y Luís Arroyo Zapatero.
Bosch, Barcelona España. 1984. P. 261.
16
MIR PUIG, Santiago. Derecho Penal. Parte General. 7° Ed. Editorial Ibdef, Argentina. 2007. P. 164.
17
ZAFFARONI, Eugenio Raúl. Manual de Derecho Penal (Parte General). 2º Ed. Cárdenas Editor y Distribuidor, México,
1997. P. 393.
18
MUÑOZ CONDE, Francisco. Teoría General del Delito. 2° Ed. Temis. Bogotá, Colombia, 2002. P. 32.
19
ROXIN, Claus. Derecho Penal, Parte General, Fundamentos. La Estructura de la Teoría del Delito. Trad. Diego-Manuel
Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal. 2° Ed. Thomson Civitas, Madrid, España.
2006. Tomo I. Pp. 194 y 195.
40

conjunto de los elementos con los cuales se define un comportamiento que, si acaso, es tolerable en
un concepto de justificación, se denomina tipo de injusto.” 20

XII.- Ahora bien, respecto a mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO


CORTES PARRA, es de precisarse que las constancias que integran la causa resultan
insuficientes para tener por demostrada su probable responsabilidad en la comisión del delito de
VIOLACIÓN A LA LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA previsto por el
artículo 2°, fracción I; y 4°, fracción I, inciso a) y b), de la Ley Federal contra la Delincuencia
Organizada, en relación con el 7°, párrafo primero (hipótesis de acción), fracción II (delito continuo),
8° (hipótesis de acción dolosa) 9°, párrafo primero (hipótesis de obrar dolosamente el que
conociendo los elementos del tipo penal quiere la realización del hecho descrito por la ley) y 13,
fracción III (como coautores materiales o como dice la ley los que lo realizan conjuntamente) todos
del Código Penal Federal… previsto y sancionado por los artículos 2 y 4, fracción I, inciso b) de la
Ley Federal Contra la Delincuencia Organizada, materia del ejercicio de la acción penal.

Cierto, analizados individualmente todos y cada uno de los elementos de


prueba, se advierte que son ineficaces e insuficientes para acreditar la probable responsabilidad de
mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, en la comisión de dicho ilícito y,
como enseguida se verá, tampoco pueden en conjunto acreditar ésta mediante la integración de la
prueba circunstancial.

En efecto, como se dijo, el incidió es un hecho conocido del cual se induce


otro hecho desconocido, mediante un argumento probatorio que de aquél se obtiene, en virtud de
una operación lógico – crítica basada en normas generales de la experiencia o en principios
científicos o técnicos; de ahí que también se puede decir que los indicios constituyen los elementos
esenciales constituidos por hechos y circunstancias conocidos que se utilizan como la base del
razonamiento lógico del juzgador, para, así, considerar como ciertos hechos diversos de los
primeros, pero relacionados con ellos desde la óptica causal o lógicamente.

El requisito primordial de la prueba indiciaria es la certeza de la


circunstancia indiciante, que se traduce en que, demostrada ésta, es necesario referirla según las
normas de la lógica a una premisa mayor, en la que esté ya contenida en abstracto la conclusión que
en concreto se busca, certeza, que dicho sea de paso, debe ser siempre el resultado de un examen
crítico – lógico de los hechos indiciarios, basado en los principios de causalidad e identidad y en las
reglas generales o técnicas de la experiencia.

20
JAKOBS, Günter. Derecho Penal, Parte General, Fundamentos y Teoría de la Imputación. Trad. Joaquín Cuello
Contreras y José Luís Serrano González Murillo (Universidad de Extremadura). 2° Ed. Marcial Pons, Madrid, España.
1997. P. 191.
41

La Suprema Corte de Justicia de la Nación, ha considerado que la prueba


de indicios y el razonamiento que implica la presunción judicial, debe estimarse como prueba
circunstancial que se apoya en el valor incriminatorio de los indicios y tiene como punto de partida
hechos y circunstancias que están probados y de los cuales se trata de desprender su relación con
el hecho inquirido, esto es, un dato por complementar o una hipótesis por verificar, lo mismo sobre la
materialidad del delito que sobre la identificación del culpable y acerca de las circunstancias del acto
incriminado.

Así, el juzgador podrá tomar en conjunto todas esas pruebas e integrar la


prueba plena circunstancial, llamada prueba de indicios, en donde cada uno de ellos, si bien en
forma autónoma y aislada no tiene valor, en su conjunto tienen o adquieren eficacia probatoria plena,
por relacionarse y vincularse lógicamente entre sí, para crear absoluta convicción respecto a la
conclusión a que se pretenda llegar; sin olvidar, que la prueba circunstancial precisa para su
integración que se encuentren acreditados todos los hechos indiciarios y que exista un enlace
natural más o menos necesario entre la verdad conocida y la que se busca, de ahí que la
apreciación que de las pruebas haga el juzgador en los términos indicados, se ajusta a las reglas
tutelares que rigen la prueba en materia penal.
Ante la eventualidad de que, como sucede en el caso, la causa se conforme
de numerosos volúmenes, constantes de múltiples elementos de prueba, resulta necesario como
primer paso su examen individual en cuanto a su valor intrínseco, sin desconocer su posible efecto
conjunto, pero la probatura aislada deberá tener privanza, ya que de lo contrario, como se dijo, sería
peligroso para el juzgador usar en conjunto el material existente sobre un determinado punto, e
intentar forzar, por así decirlo, el resultado final, deduciéndolo en una sola operación. Superando ese
primer paso, al ser indispensable la valoración conjunta de las señales probatorias lo que más
cuenta no es su número, sino su calidad, de aquí que si los indicios apuntan en una misma
dirección, pese a no ser numerosos, la conclusión en ellos fundada de cualquier forma tiene
verosimilitud cuando en su conjunto son contundentes, esto es, resulta más importante que el
número en sí, la precisión con la que los indicios se ensamblan en la conexión global, su menor o
mayor alcance y por último, la independencia y autonomía que cada señal probatoria posee con
respecto a las demás.

En ocasiones, hay bastantes indicios acusadores, de los cuales cada uno


por sí dice poco, pero que, por apuntar todos en la misma dirección ofrecen en conjunto un resultado
aceptablemente seguro, sin embargo, el grado de concordancia entre estos debe ser
cuidadosamente estudiado, para advertir si la armonía se logro ensamblando los fragmentos con
excesivas miras o violentando su contenido.
42

Fuera de los elementos señalados, la fuerza de convicción del material


indiciario depende de la extensión del ámbito al cual se refiere, pues a veces pese a su número
abarcan solo un pequeño sector del campo a explotar y aunque ese sector lo establecen
relativamente bien, su contribución para esclarecer la causa completa es muy pequeña.

Situación muy parecida a la que aquí se presenta, habida cuenta que los
medios de convicción que obran en el sumario no constituyen, por lo que hace a mi defendido el
señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, indicios eficaces que permitan demostrar su
participación en los hechos que se me atribuyen.

En primer término, la Representación Social de la Federación ejerció acción


penal en contra de mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, en virtud de
haberlo considerado participe en la perpetración del delito de VIOLACIÓN A LA LEY FEDERAL
CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA Y PORTACIÓN DE ARMA DE FUEGO DE USO
EXCLUSIVO DEL EJÉRCITO, ARMADA Y FUERZA AÉREA, entre otros, ello debido a que
como se adujera que mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, y otros de
sus coinculpados habían colaborado de cualquier manera al fomento para posibilitar la
ejecución de delitos contra la salud .
No obstante, aun cuando de autos se advierte que mi defendido el señor
WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, no fue detenido en flagrancia de delito alguno, ya que
solo consta un parte informativo signado por diversos elementos del ejército mexicano, dónde se
hace alusión al aseguramiento de diversas personas, así como de diversos instrumentos bélicos, sin
especificarse de manera puntual y precisa exactamente las circunstancias en las cuales fue
presuntamente asegurado mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA y de
que jamás ha reconocido participación delictiva alguna, por lo que no es dable, vincular a mi
defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA con la comisión del delito en
análisis, por lo que de modo alguno se demuestra la probable responsabilidad de mi defendido el
señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA en la comisión del delito de VIOLACIÓN A LA
LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA previsto por el artículo 2°,
fracción I; y 4°, fracción I, inciso a) y b), de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada, en
relación con el 7°, párrafo primero (hipótesis de acción), fracción II (delito continuo), 8° (hipótesis de
acción dolosa) 9°, párrafo primero (hipótesis de obrar dolosamente el que conociendo los elementos
del tipo penal quiere la realización del hecho descrito por la ley) y 13, fracción III (como coautores
materiales o como dice la ley los que lo realizan conjuntamente) todos del Código Penal Federal…
previsto y sancionado por los artículos 2 y 4, fracción I, inciso b) de la Ley Federal Contra la
Delincuencia Organizada.

Para sustentar lo anterior vale la pena destacar que mi defendido el señor


WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, NO ESTA CONFESO.
43

Cierto, de las constancias que integran la indagatoria que motivo esta causa
penal, fuera de la declaraciones de los testigos colaboradores con nombres claves “LUCERO”,
“JENIFFER”, y “ZAJED” no se encuentra medio de convicción alguno que permita determinar por lo
menos a manera presuntiva que mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA
haya intervenido en la comisión del hecho delictivo que se le atribuye, pues el que de manera
concreta los elementos de ejército mexicano aprehensores se hayan atribuido el aseguramiento de
mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, no es prueba de que haya
realizado supuestas conductas delictivas descritas por los delitos por los cuales se le ha consignado
ante Su Señoría, de manera precisa el analizado en este apartado, ósea el de VIOLACIÓN A LA
LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA previsto por el artículo 2°,
fracción I; y 4°, fracción I, inciso a) y b), de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada , por lo
que las declaraciones de los mencionados testigos colaboradores y el parte informativo de referencia
no arrojan prueba de que mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA haya
intervenido en la comisión del delito antes apuntado, ya que, se insiste, fuera de los medios
probatorios en cita, no existe elemento de prueba alguno en la causa que vincule a mi defendido el
señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, en dicho evento.

De tal modo que, al no haber medios de prueba que hagan presumir por lo
menos a titulo indiciario la participación de mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES
PARRA, se colige que no se satisfacen los requisitos que exige el artículo 19 constitucional (de cuyo
análisis me he ocupado en el apartado IX de este escrito de ALEGATOS) y 161 del Código Federal
de Procedimientos Penales para dictar en contra de mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO
CORTES PARRA auto de formal prisión, por lo que lo procedente es dictar, en cabal
cumplimiento al numeral 167 del Código Federal de Procedimientos Penales, AUTO DE
LIBERTAD POR FALTA DE ELEMENTOS PARA PROCESAR, a favor de mi defendido el
señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, en consecuencia debiéndose girar oficio a la
Directora del Centro Federal de Readaptación Social número 4 “Noroeste” El Rincón, municipio de
Tepic, para que lo ponga en inmediata libertad.

Sin que obste en contrario que tales medios de prueba hayan resultado
suficientes, en su momento para emitir orden de aprehensión en contra de mi defendido el señor
WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, pues no se debe soslayar que las exigencias
contempladas en el artículo 19 constitucional (de cuyo análisis me he ocupado en el apartado IX de
este libelo de ALEGATOS), son diversas a las que requiere el ordinal 16 del pacto federal para el
libramiento de una orden de aprehensión, en cuyo caso únicamente se requiere para acreditar la
probable responsabilidad del indiciado que existan datos que la demuestren, sin que el precitado
numeral mencione que deben ser bastantes, como lo exige el primero de los artículos para
pronunciar un auto de formal prisión, caso en el que la simple mención de una persona por un
44

testigo no tiene la fuerza suficiente de ser “ datos bastantes ”, pues de considerarlo así sería
tergiversar el espíritu del constituyente plasmado en el primero de los artículos, quien exige que la
averiguación previa cuente con antecedentes suficiente para hacer verosímil la imputación en contra
del inculpado, por lo que no es suficiente la sola mención que hacen los aludidos testigos
colaboradores respecto a mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, para
someterlo a proceso, con las consecuencias que ello implica (como por ejemplo dicho sea de paso,
el estar injustamente detenido en un Centro Federal de Readaptación Social por más de dos años).

Tal criterio fue asumido en el contenido de los siguientes criterios


jurisprudenciales, mismos que por su importancia y trascendencia me permito invocar:

Registro No. 176381


Localización:
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Enero de 2006
Página: 2325
Tesis: I.7o.P.76 P
Tesis Aislada
Materia(s): Penal

AUTO DE FORMAL PRISIÓN. LA SOLA IMPUTACIÓN DE UNA


PERSONA ES UN TESTIMONIO AISLADO AL QUE NO PUEDE
OTORGARSE EL ALCANCE DE "DATOS BASTANTES" Y, POR ELLO,
INSUFICIENTE PARA MOTIVARLO.

Del artículo 19, párrafo primero, de la Constitución Política de los Estados


Unidos Mexicanos, se advierte que el legislador, al exigir a la autoridad judicial
que al emitir un auto de formal prisión cuente con "datos bastantes" que
hagan probable la responsabilidad penal del indiciado, tuvo como propósito
que la sola imputación de una persona fuera insuficiente para motivarlo, pues
debe encontrar apoyo en otro u otros medios probatorios para hacer verosímil
la imputación que obra en contra del inculpado; estimar lo contrario, y otorgar
a un testimonio aislado el alcance de "datos bastantes", es restringir la
trascendencia de su significado, lo que vulnera la garantía de legalidad
consagrada en dicho precepto.

SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER


CIRCUITO.

Amparo en revisión 1517/2005. 8 de septiembre de 2005. Unanimidad de


votos. Ponente: Carlos Hugo Luna Ramos. Secretario: Aureliano Pérez Telles
(sic).

Véase: Apéndice al Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, Tomo II,


Materia Penal, página 344, tesis 458, de rubro: "AUTO DE FORMAL
PRISIÓN, EL TESTIMONIO AISLADO DE UNA PERSONA NO BASTA PARA
FUNDARLO."; Precedentes Relevantes, página 215, tesis 460, de rubro:
"AUTO DE FORMAL PRISIÓN, EL TESTIMONIO AISLADO DE UNA
PERSONA NO BASTA PARA FUNDARLO."; página 226, tesis 483, de rubro:
"AUTO DE FORMAL PRISIÓN (TESTIGO SINGULAR)."; Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIV, octubre de 2001,
página 1165, tesis VI.1o.P.137 P, de rubro: "PROBABLE RESPONSABILIDAD
EN EL AUTO DE FORMAL PRISIÓN. EL TESTIMONIO SINGULAR NO
CORROBORADO CON NINGUNA OTRA PRUEBA, NO BASTA PARA
TENERLA POR ACREDITADA." y Semanario Judicial de la Federación,
Quinta Época, Tomo CVII, página 2532, tesis de rubro: "AUTO DE FORMAL
PRISIÓN (TESTIMONIO SINGULAR)."

Registro No. 224080


45

Localización:
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
VII, Enero de 1991
Página: 380
Tesis Aislada
Materia(s): Penal

PRUEBA INSUFICIENTE, CONCEPTO DE.

La prueba insuficiente se presenta, cuando con el conjunto de los datos que


obran en la causa, no se llega a la certeza de las imputaciones hechas.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEGUNDO CIRCUITO.

Amparo directo 575/90. Martín Martínez Landeros. 13 de junio de 1990.


Unanimidad de votos. Ponente: Salvador Bravo Gómez. Secretario: Jaime
Arturo Cuayahuitl Orozco.

Véase: Jurisprudencia número 202, Apéndice 1917-1985, Segunda Parte,


página 445.

XIII.- A mayor abundamiento, respecto al tema de la probable


responsabilidad, no es por demás dejar apuntado que no basta expresar, que está comprobada la
probable responsabilidad de mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, en
la comisión de los delitos de VIOLACIÓN A LA LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA
ORGANIZADA Y PORTACIÓN DE ARMA DE FUEGO DE USO EXCLUSIVO DEL
EJÉRCITO, ARMADA Y FUERZA AÉREA.

XIV.- Es afán fundamental de la suscrita defensora particular del señor


WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, que este ÓRGANO JURISDICCIONAL valore la
importancia del contenido vigente de los artículos 14, párrafo segundo, 16, párrafo primero, 19,
párrafo primero, 21, párrafo primero, y 102, apartado A, párrafo segundo, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos, y PARTICULARMENTE LOS VALORE EN BENEFICIO de mi
defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, ya que para determinar su situación
jurídica, es vital la comprensión de algunos aspectos jurídicos que no tan solo inciden en el aspecto
sustantivo de la ley penal, sino también en el aspecto relativo al ámbito procesal (probatorio), pues el
contenido vigente de los artículos 14, párrafo segundo, 16, párrafo primero, 19, párrafo primero, 21,
párrafo primero, y 102, apartado A, párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, establece ciertas obligaciones jurídicas categóricamente, en cumplimiento de las
cuales es indeclinable comprobar LA RESPONSABILIDAD PENAL, POR PARTE DEL MINISTERIO
PÚBLICO, quien es EL ÓRGANO ACUSADOR.

En efecto, el contenido vigente de los artículos 14, párrafo segundo, 16,


párrafo primero, 19, párrafo primero, 21, párrafo primero, y 102, apartado A, párrafo segundo, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así en los artículos 8° y 9° del Código Penal
Federal, vigente, la situación jurídica prevaleciente consiste en que:
46

1.- LA CARGA DE LA PRUEBA PARA DEMOSTRAR LA CULPABILIDAD


CORRESPONDE A LA PARTE ACUSADORA, CONFORME LO ESTABLEZCA EL TIPO PENAL;

2.- EL JUEZ SÓLO CONDENARÁ CUANDO EXISTA CONVICCIÓN DE LA


CULPABILIDAD DEL PROCESADO;

3.- QUE CUALQUIER PRUEBA OBTENIDA CON VIOLACIÓN DE


DERECHOS FUNDAMENTALES SERÁ NULA; y

4.- A QUE SE PRESUMA SU INOCENCIA MIENTRAS NO SE


DECLARE SU RESPONSABILIDAD MEDIANTE SENTENCIA EMITIDA POR EL JUEZ DE
LA CAUSA.

Por todo lo anterior y con fundamento en los artículos 192, 193 y 196 de la
Ley de Amparo, me permito invocar en beneficio y claridad de la presente exposición, el contenido
del siguiente criterio jurisprudencial:

Registro IUS: 202774


Localización: Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo III, Abril de 1996, p. 466, aislada,
Penal.
Número de tesis: IV.3o.10 P

Rubro: RESPONSABILIDAD PENAL. CORRESPONDE AL AGENTE


DEL MINISTERIO PUBLICO ACREDITAR LA, EN SUS DIVERSOS
GRADOS.
Texto: Si bien es cierto que la anterior Primera Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, sostuvo el criterio jurisprudencial publicado en la página
1555 de la Segunda Parte del Apéndice al Semanario Judicial de la
Federación 1917-1985, cuyo texto y rubro dice: "IMPRUDENCIA, DELITOS
POR. PRUEBA DE LA RESPONSABILIDAD.- La responsabilidad penal
derivada de culpa o imprudencia debe probarse plenamente, pues en cuanto
a ella la ley no consigna ninguna presunción juris tantum, como sucede en
tratándose de delitos intencionales", tal criterio se fincaba en la presunción de
intencionalidad delictuosa, prevista en el artículo 9 del Código Penal Federal,
vigente hasta el trece de enero de 1984, en que fue publicado en el Diario
Oficial de la Federación el decreto que derogó esa disposición legal, por lo
que al desaparecer la misma, quedó a cargo del órgano acusador probar
plenamente en el proceso penal que el acusado actuó intencionalmente al
perpetrar el hecho típico, descrito en la ley penal, como así también lo
47

preceptúa el artículo 26 del Código Penal del Estado de Nuevo León, al


señalar que toda persona acusada de un delito se presume inocente mientras
no se pruebe su culpabilidad, infiriéndose conforme a esta norma, que en todo
caso la carga de la prueba de la responsabilidad penal en sus diferentes
grados como son intencional, imprudencial o preterintencional, es a cargo del
Ministerio Público como órgano técnico de la acusación.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO.

Precedentes: Amparo directo 462/95. José Guillermo Escamilla Farías. 22 de


noviembre de 1995. Unanimidad de votos. Ponente: Ramiro Barajas
Plasencia. Secretario: Carlos Hugo de León Rodríguez.

He de destacar a este ÓRGANO JURISDICCIONAL que en la presente


causa penal NO EXISTEN PRUEBAS INCRIMINATORIAS EN PERJUICIO DE MI DEFENDIDO EL
SEÑOR WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA en la comisión de los delitos de VIOLACIÓN A
LA LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA y PORTACIÓN DE ARMA
DE FUEGO DE USO EXCLUSIVO DEL EJÉRCITO, ARMADA Y FUERZA AÉREA . Por lo cual
adquiere mayor importancia el contenido vigente de los artículos 14, párrafo segundo, 16, párrafo
primero, 19, párrafo primero, 21, párrafo primero, y 102, apartado A, párrafo segundo, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a los que me he referido específicamente en
este NUMERAL.

El Abogado Raúl F. Cárdenas Rioseco, explica: “ La carga de la prueba es


una noción procesal, que indica quién debe soportar el peso de la prueba y, ‘la primera de las
garantías que produce la presunción de inocencia es un desplazamiento de la carga de la prueba a
las partes acusadoras, a quienes corresponde probar los elementos constitutivos de la pretensión
acusatoria. Si todo acusado se presume inocente hasta que sea condenado, lógicamente la
presunción de inocencia también ha de incidir en las reglas de distribución de la carga material de la
prueba, produciendo un desplazamiento de la misma hacia la parte acusadora. En consecuencia,
corresponde a la acusación, y no a la defensa, la realización de la actividad probatoria de cargo,
necesaria para desvirtuar la presunción de inocencia, pues de lo contrario se vería sometido el
inculpado a una ‘probatio diabólica’ de los hechos negativos. ”21

En el ámbito internacional la situación actual consiste en que el PRINCIPIO


JURÍDICO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA es reconocido y aceptado por casi todos los países
en sus correspondientes legislaciones penales. Más adelante haré referencia a este aspecto, no sin
antes hacer las siguientes consideraciones respecto de la grandiosidad de este PRINCIPIO
JURÍDICO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA:

21
CÁRDENAS RIOSECO, Raúl F. La Presunción de Inocencia. México, Porrúa. 2003. P. 123.
48

Conforme al PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA “A nadie se le


impondrá pena alguna si no se demuestra previamente su culpabilidad”; por otra parte, “La medida
de la pena estará en relación directa con el grado de culpabilidad del sujeto”, esto es, el límite de la
pena no deberá rebasar el límite de la culpabilidad: lo que quiere decir que la culpabilidad constituye
tanto el fundamento como el límite de la pena. Estrechamente vinculado con este PRINCIPIO se
encuentra, también, el “PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA”, que atribuye al órgano del
Estado la carga de probar la culpabilidad del sujeto autor de la conducta antijurídica, y que mientras
aquél no demuestre su culpabilidad se le tendrá por inocente.

Por cuanto hace al PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA,


tampoco se encuentra plasmado expresamente en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos; pero puede afirmarse que es el que corresponde con ideología constitucional, que
alienta la existencia de un derecho penal propio de un Estado democrático de derecho; lo que se
refuerza con las previsiones contenidas en INSTRUMENTOS INTERNACIONALES suscritos por los
Estados Unidos Mexicanos. La legislación secundaria, en cambio, adoptó otros criterios totalmente
opuestos, como puede observarse del original contenido del antiguo artículo 9º del Código Penal
para el Distrito Federal en Materia del Fuero Común y para toda la República en Materia del Fuero
Federal, seguido por todos los códigos penales estatales, que establece el principio de presunción
de intencionalidad. En efecto, dicho artículo 9º DECIA expresamente que en todos los casos “La
intencionalidad delictuosa se presume salvo prueba en contrario”, e inmediatamente señalaba que
“La presunción de que un delito es Intencional no se destruirá aunque el acusado pruebe alguna de
las siguientes circunstancias:

I.- Que no se propuso ofender a determinada persona, ni tuvo, en general,


intención de causar daño;

II.- Que no se propuso causar el daño que resultó,...;

III.- Que creía que la ley era injusta, o moralmente lícito violarla;

IV.- Que creía que era legítimo el fin que se propuso; etcétera”. Es decir,
que aún cuando el sujeto demostrara no haber actuado intencionalmente de todos modos se
presumirá tal intencionalidad, como se desprende de las diversas fracciones que contenía el
mencionado artículo. Según la interpretación que la doctrina y la jurisprudencia en materia penal han
hecho de los contenidos de los antiguos artículos 8º y 9º del Código Penal para el Distrito Federal en
Materia del Fuero Común y para toda la República en Materia del Fuero Federal de 1931, en ellos se
49

hace referencia a la “Culpabilidad”, en virtud de que para ellos dolo y culpa eran partes integrantes
de la culpabilidad; por lo que el seguir dicha interpretación conducía a admitir que lo que se
presumía era precisamente la culpabilidad del sujeto. Lo que sin duda es una interpretación
equivocada del contenido de dicha disposición, en cuanto a la ubicación sistemática que se le da a
esos elementos subjetivos, pero que de todos modos conduce a afirmar la contravención al
PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, además de afectar al propio principio de
culpabilidad.

Nos explica con suma elocuencia el DR. MOISES MORENO HERNÁNDEZ,


El reconocimiento del principio de presunción de intencionalidad, por otra parte, traía como
consecuencia que se le negara toda relevancia penal a diversos tipos de error, sobre todo al llamado
“Error de derecho” y, consiguientemente, que se negara en muchos casos la posibilidad de
demostrar la inocencia o inculpabilidad del sujeto, por partirse del dogma IGNORATIA LEGIS NON
EXCUSAT y ERROR IURIS NOCET, que es la negación de todo poderío eximente al llamado “Error
de derecho”. Este dogma, que parte de la idea de que por ser las leyes comunes para todos, todo el
mundo tiene la obligación de conocerlas, como miembro de la comunidad social que es, realmente
choca contra los principios de equidad, como lo ha señalado ya la doctrina penal, pero también
choca con la realidad social y con la policroma y desigual conciencia jurídica que priva en nuestro
medio; por lo que tampoco resulta compatible con la ideología Constitucional.

“No obstante todo lo anterior, la negación formal del ‘PRINCIPIO DE


PRESUNCIÓN DE INOCENCIA’ se mantuvo durante más de cincuenta años de vigencia del Código
Penal de 1931. Fue hasta con las reformas de 1984 el artículo 9º que se desechó el mencionado
principio de presunción de Intencionalidad de la legislación penal sustantiva; en su lugar se preciso
lo que debía entenderse por una conducta dolosa y por una culposa y, consecuentemente, se reguló
por primera vez el error como causa de exclusión de la responsabilidad, como se podía observar del
nuevo contenido en la fracción XI del artículo 15 del Código Penal Federal. Con ello, por lo tanto, se
extrajo, o al menos se procuró extraer, a la legislación Penal de la gran desconexión en que estaba
con nuestra realidad social, y se la liberó de la aberración en que se le mantenía. ”22

Nos explica el autor JESÚS ZAMORA PIERCE: “ La presunción de inocencia


impone al Estado la obligación de dar a todo ser humano tratamiento de inocente, hasta el momento
en que los tribunales, mediante sentencia firme, lo declaren culpable. Entonces, y sólo entonces,
podrá el Estado tratar al individuo como culpable. Dar a una persona tratamiento de culpable tanto
quiere decir como imponerle una pérdida, o una limitación, de sus derechos. La pena de prisión
priva de la libertad, la de multa disminuye el patrimonio, y la de muerte priva de la vida. Quien no ha
sido juzgado y condenado, no puede ser considerado culpable, ni privado de sus derechos. La
presunción de inocencia ampara a todos los seres humanos, aun aquellos que nunca han sido

22
MORENO HERNÁNDEZ, Moisés. Política Criminal y Reforma Penal. CEPOLCRIM, México. 1999. P. P. 127 a 132.
50

objeto de una acusación penal. Si se ejerce acción penal en contra de una persona, la presunción
continúa favoreciéndola durante todo el proceso, a pesar de que se dicte en su contra auto de formal
prisión, y aún si se le acumulan pruebas contundentes de la comisión del delito y de la
responsabilidad del acusado. No desaparecen los efectos de la presunción ni siquiera se dicta en su
contra sentencia condenatoria, a condición de que interponga recurso que le impida quedar firme.
Apenas ante la sentencia ejecutoria de condena podemos afirmar que la presunción ha
desaparecido y que estamos ante un culpable al cual podemos privar de sus derechos, en los
términos de la decisión jurisdiccional.

Jurídicamente, pues, decir que se presume la inocencia del imputado quiere


decir que se le reconoce en posesión de un derecho a su vida, a su libertad y a su patrimonio, y que
el Estado podrá privarlo de tales derechos únicamente cuando, seguido un proceso penal en su
contra, el juez pronuncie sentencia declarándolo culpable y esa sentencia quede firme. Idéntico
principio expresa la máxima nulla poena sine judicio.

Podemos afirmar, siempre jurídicamente, que se presume la inocencia del


imputado, aún en aquel caso en que, de hecho, el agente del Ministerio Público, el Juez, algún
periodista o aun la totalidad de la opinión pública tienen o creen tener razones para estar
convencidos de que el imputado es plenamente responsable del delito que se le acusa.

Tanto los autores ingleses como norteamericanos afirman que la presunción


de inocencia forma parte de sus respectivos sistemas jurídicos y aún agregan que dicha presunción
es la característica más destacada y prestigiosa de dichos sistemas, a pesar de que no se encuentra
consagrada legislativamente ni en Inglaterra ni en los Estados Unidos de Norteamérica, pero la
Suprema Corte de los Estados Unidos la ha incluido entre los elementos esenciales del debido
proceso legal.

Los dos principios: presunción de inocencia y debido proceso, aparecen


correctamente, fundidos en una sola Garantía en la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre proclamada por la Organización de las Naciones Unidas, en París, el 10 de Diciembre de
1948, cuyo artículo 11.1 dice: ‘Se presume inocente a toda persona acusada de un acto delictivo
hasta que su culpabilidad haya sido legalmente establecida en el curso de un proceso público donde
se hayan asegurado todas las Garantías necesarias para su defensa’.

El Constituyente Mexicano de 1917 no tomó la presunción de inocencia de


la Declaración Francesa, si, en cambio, incorporó a nuestra Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos el debido proceso legal, que consta en el segundo párrafo del artículo 14, con las
51

siguientes palabras: ‘Nadie podrá ser privado de la vida, de la libertad o de sus propiedades,
posesiones o derechos, sino mediante juicio...’, texto que es traducción directa del correspondiente
de la V enmienda norteamericana. Luego entonces, en la medida en que ambos principios tienen
idéntico contenido, la presunción de inocencia se encuentra consagrada como Garantía
Constitucional en el artículo 14, con independencia y con anterioridad a la suscripción por los
Estados Unidos Mexicanos de tratados que la contienen.

Ignorando el contenido común de la presunción de inocencia y del debido


proceso legal, la doctrina ha buscado otra parte cuál puede ser el contenido de la primera. Lo ha
buscado, en realidad, por todas partes. Para algunos autores, la presunción incluye entre otros
derechos, el de que el acusado no puede ser obligado a confesar en su contra, razón por la cual las
legislaciones internas no sólo prohíben recurrir a cualquier tipo de coacción, presión o amenaza
tendiente a provocar la confesión del inculpado, sino que afecten de nulidad las confesiones
obtenidas por tales medios; otros afirman que la presunción de inocencia representa el gozne del
proceso penal moderno, al cual se encuentran ligadas las más importantes Garantías que tutelan al
imputado, entre ellas el derecho a una Sentencia correcta, el derecho al contradictorio, la
inviolabilidad de la libertad personal, y el derecho a la imparcialidad del Juez. Otros, en fin,
consideran que la presunción incluye el derecho a ser informado de la acusación, el derecho a ser
careado y el derecho a tener defensor, con lo cual, la presunción viene a ser concebida como
comprensiva de todos los derechos del imputado.

Al consagrar la presunción de inocencia como finalidad última y fundamento


primero del proceso penal, el hombre pretende que el cerebro intervenga antes que el músculo, que
el conocimiento preceda a la reflexión, y ésta a la decisión y a la ejecución. Quiere el hombre, en fin,
que su ausencia se defina no sólo por el género próximo homo, sino por la diferencia específica
sapiens.

‘La historia del procedimiento penal es en definitiva la historia de la lucha,


de la acción y de la reacción, entre el Principio de ‘autoridad’ y el de ‘libertad’, en cuya
compatibilización y armonización reside precisamente la suma legislativa. Es históricamente cierto
que cuando aparece el poder absoluto y absorbente del Estado frente al ciudadano, se hace
prevalecer el “interés represivo” del procedimiento penal, al igual que cuando se abre paso el
sentimiento de libertad y dignidad individual campea en el enjuiciamiento criminal un deseo de ‘tutela
de la inocencia y de la libertad personal’, que se observa en los diferentes institutos procesales,
singularmente en el régimen de la prisión provisional.’

La presunción de inocencia, afirma la doctrina, es una presunción iuris


tantum, que puede ser destruida por la prueba en contrario. La carga de esa prueba recae sobre el
52

acusador. A idéntica conclusión podemos llegar si, en vez de emplear el concepto de presunción de
inocencia, nos valemos de aquél otro estado de inocencia. El acusado se encuentra en un estado de
inocencia que le permite el uso y goce pleno de sus derechos, quien afirme que ha cometido un
delito y que, en consecuencia, debe ser sancionado con privación de derechos, tiene la carga de
probar que cometió el delito y que el imputado es responsable. El acusado no tiene la carga de
probar su inocencia, puesto que la ley le reconoce, a priori, tal estado, es al Ministerio Público a
quien incumbe probar los elementos constitutivos del delito y de la culpabilidad del imputado.

En realidad, un imperativo lógico de congruencia jurídica exige que no sólo


en el proceso penal, sino en todo proceso, quien pretende cambiar una situación existente deba
llevar la carga de la prueba de los hechos que alega, y en los cuales funda su pretensión. Por ello,
no es sorprendente que, en el proceso civil, se hayan formulado desde antigua fecha aforismos tales
como: “actor non probandus, reus est assolvendus” y “onus probandi incumbit actore”, los cuales, el
día de hoy, inspiran a NUESTRA Suprema Corte de Justicia de la Nación cuando afirma:

‘ACCIÓN. FALTA DE PRUEBA DE LA.

Dado que la ley ordena que el actor debe probar los hechos constitutivos de
su acción, es indudable que, cuando no los prueba, su acción no puede
prosperar, independientemente de que la parte demandada haya o no
opuesto excepciones y defensas.

SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.

Amparo directo 86/88. Consuelo Luna viuda de Herrera. 3 de mayo de 1988.


Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: José
Mario Machorro Castillo.

Amparo directo 399/88. Sucesión de Juan de Dios Flores, a través de su


albacea. 19 de enero de 1989. Unanimidad de votos. Ponente: José Galván
Rojas. Secretario: Jorge Núñez Rivera.

Amparo directo 320/89. Filomeno Mata Morán. 29 de agosto de 1989.


Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: Jorge
Alberto González Álvarez.

Amparo directo 91/91. Rafael Cervantes Aragón. 11 de junio de 1991.


Unanimidad de votos. Ponente: Arnoldo Nájera Virgen. Secretario: Nelson
Loranca Ventura.

Amparo directo 402/91. Aniceto Manuel Flores Montes y otra. 8 de octubre de


1991. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario:
Jorge Alberto González Álvarez.
53

NOTA: Esta tesis también aparece publica en la Gaceta del Semanario


Judicial de la Federación, Número 48, Diciembre de 1991, Pág. 87.

Octava Época
Instancia: SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: VIII, Diciembre de 1991
Tesis: VI.2o. J/166
Página: 95’

Admitir que la carga de la prueba pesa sobre la acusación nos lleva a


preguntarnos cuáles deben ser las consecuencias de que dicha carga no se desahogue plenamente.
No nos referimos, desde luego, al caso de que el Ministerio Público se abstenga por completo de
soportar probatoriamente sus imputaciones. Ante semejante ausencia total de pruebas la sentencia
absolutoria es la única opción. Pensamos, más bien, en la hipótesis de insuficiencia de pruebas, en
el caso, en el cual, si bien es cierto se han desahogado pruebas que hacen probable la culpabilidad
del acusado, tales pruebas no nos dan la plena certeza, o bien se encuentran contradichas por
otras, igualmente confiables, que apuntan en sentido contrario. El Juez, en consecuencia, se
encuentra en un estado de duda, la falta de certeza inherente a un conocimiento inexacto de la
realidad, conforme al cual puede determinar si debe absolver o condenar al acusado.

La presunción de inocencia se encuentra, pues, en la frontera misma en la


que se enfrentan dos concepciones del mundo: El Estado al servicio del individuo o el Estado por
encima del individuo, como fin en sí; Estado de derecho o Estado totalitario; autocracia o
democracia.

Para quienes consideramos – OSSORIO y FLORIT –, la libertad como el


más preciado bien y el vasallaje como la mayor afrenta que se puede hacer a la humanidad, es
lógico que defendamos el derecho de toda persona a ser considerada inocente mientras
judicialmente no se declare su culpabilidad por sentencia firme. En pocas palabras, todos aquellos
postulados que han sido el fundamento del derecho penal liberal y humanitario y que han servido
para restituir a las personas de su dignidad natural, desconocida y atropellada por las tendencias,
antiguas y modernas, que creen que el individuo carece de toda importancia frente a la necesidad
de una defensa social que, en definitiva, no se traduce siquiera en la defensa del Estado, sino en la
defensa de los intereses del grupo que se adueña del poder.” 23

REFERENCIA A LA LEGISLACIÓN INTERNACIONAL Y TRATADOS


INTERNACIONALES, EN LOS QUE SE RECONOCE CATEGÓRICAMENTE EL PRINCIPIO
JURÍDICO DE LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA:
23
ZAMORA – PIERCE, Jesús. Garantías y Proceso Penal. 12º Ed. Porrúa. México. 2003. Pp. 423 a 435.
54

En el campo del Derecho Internacional encontramos los siguientes


antecedentes en relación al PRINCIPIO JURÍDICO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA:

Primeramente es imprescindible tomar como punto de partida un concepto


de Tratado Internacional, y para expresar dicho concepto es oportuno citar La Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados de 1969, que señala en su artículo 2º, que: “Se entiende por
tratado un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados y regido por el derecho
internacional, ya conste en un instrumento único o en dos o más instrumentos conexos y cualquiera
que sea su denominación particular”.

A).- DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL


CIUDADANO. “Promulgado en Francia en 1789, que estipula:

Artículo 9. Todo hombre se presume inocente mientras no haya sido


declarado culpable; por ello si se juzga indispensable detenerlo, todo el rigor
que no fuere necesario para asegurar su persona deberá ser severamente

reprimido por la ley.”24

B).- DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS. Aprobada


por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948.

Esta declaración expresa puntualmente:

ARTÍCULO 11.1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se


presuma inocente mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley en
juicio público en el que se hayan asegurado todas las garantías necesarias
para su defensa.

C).- DECLARACIÓN AMERICANA DE DERECHOS Y DEBERES DEL


HOMBRE. “Aprobada en la IX Conferencia Internacional Americana. Colombia 30 de marzo de 1948,
establece:

24
ALVARADO MARTÍNEZ, Israel. (Coordinador). Procedimientos Penales Especiales. Pargua, México. 2006. P. 4.
55

Artículo XXVI. Se presume que todo acusado es inocente, hasta que se

pruebe que es culpable”25

D).- PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS:


Aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 16 de Diciembre de 1976, que
establece en su artículo 14.2 que:

“Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su


inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley”.

Pacto que en México fue adoptado y abierto a firma, ratificación y adhesión


el dieciséis de diciembre de mil novecientos sesenta y seis. Promulgado el treinta de marzo de mil
novecientos ochenta y uno y publicado en el Diario Oficial de la Federación el veinte de mayo de mil
novecientos ochenta y uno.
E).- CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS.
“Convención que en nuestro País fue abierta a firma, ratificación y adhesión el 22 de noviembre de
1969. Promulgada el 30 de marzo de 1981,” 26. Esta Convención prescribe:

PARTE 1. DEBERES DE LOS ESTADOS Y DERECHOS PROTEGIDOS.

CAPÍTULO 1. ENUMERACION DE DEBERES.

ARTÍCULO 1.
OBLIGACIÓN DE RESPETAR LOS DERECHOS.

1. Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los


Derechos y Libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno
ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación
alguna por motivos de raza, color sexo, idioma, religión, opiniones políticas o
de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social.

2. Para los efectos de esta Convención persona es todo ser humano.

ARTÍCULO 8.
GARANTÍAS JUDICIALES.

1. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas Garantías y dentro
de un plazo razonable, por juez o tribunal competente, independiente e
imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la substanciación de

ALVARADO. Op Cit. P. 4.
25

CÁRDENAS RIOSECO, Raúl F. El Delito de Enriquecimiento Ilícito ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
26

México, Pargua. 2003. P. 35.


56

cualquier acusación penal formulada contra ella, o para le determinación de


sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro
carácter.

ARTÍCULO 29.
NORMAS DE INTERPRETACIÓN.

Ninguna disposición de la presente Convención puede ser interpretada en el


sentido de:

a) Permitir a alguno de los Estados partes, grupo o persona, suprimir el goce


y ejercicio de los derechos y libertades reconocidos en la Convención o
limitarlos en mayor medida que la prevista en ella;

b) Limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar


reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados partes o de
acuerdo con otra Convención en que sea parte uno de dichos Estados;

c) Excluir con otros Derechos y Garantías que son inherentes al ser humano o
que se derivan de la forma democrática representativa de gobierno, y
d) Excluir o limitar el efecto que puedan producir la Declaración Americana de
Derechos y Deberes del Hombre y otros actos internacionales de la misma
naturaleza.

ARTÍCULO 5.

1. Ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido


de conceder Derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender
actividades o realizar actos encaminados a la destrucción de cualquiera de los
derechos y libertades reconocidos en el Pacto o a su limitación en mayor
medida que la prevista en él.

2. No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de los derechos


humanos fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado parte en virtud
de leyes, convencionales, reglamentos o costumbres, so pretexto de que el
presente Pacto no los reconoce o los reconoce en menor grado.

ARTÍCULO 14.

1. Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia.

Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas
Garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido
por la ley, en la substanciación de cualquier acusación de carácter penal
formulada contra ella o para la determinación de sus derechos u obligaciones
de carácter civil.

La prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los


juicios por consideraciones de moral, orden público o seguridad nacional en
una sociedad democrática, o cuando lo exija el interés de la vida privada de
57

las partes o, en la medida estrictamente necesaria en opinión del Tribunal,


cuando por circunstancias especiales del asunto la publicidad pudiera
perjudicar a los intereses de la justicia; pero toda la sentencia en materia
penal o contenciosa será pública, excepto en los casos en que el interés de
menores de edad exija lo contrario, o en las actuaciones referentes a pleitos
matrimoniales o la tutela de menores.

2. Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se le presuma


inocente mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a le Ley.

ARTÍCULO 16.

Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su


personalidad jurídica.

F).- LA SUPREMACIA CONSTITUCIONAL. SU TRASCENDENCIA LEGAL


DE CONFORMIDAD CON EL ARTÍCULO 133 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS:
Los Tratados Internacionales, se ubican jerárquicamente por encima de las
leyes federales y en un segundo plano respecto de la Constitución General, según ha sostenido la
Suprema Corte de Justicia de la Nación en las tesis jurisprudenciales que por su importancia, me
permito transcribir:

Novena Época
Registro: 192867
Instancia: Pleno
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
X, Noviembre de 1999,
Materia(s): Constitucional
Tesis: P. LXXVII/99
Página: 46

TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE


POR ENCIMA DE LAS LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO
PLANO RESPECTO DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.

Persistentemente en la doctrina se ha formulado la interrogante respecto a la


jerarquía de normas en nuestro derecho. Existe unanimidad respecto de que
la Constitución Federal es la norma fundamental y que aunque en principio la
expresión "... serán la Ley Suprema de toda la Unión ..." parece indicar que no
sólo la Carta Magna es la suprema, la objeción es superada por el hecho de
que las leyes deben emanar de la Constitución y ser aprobadas por un órgano
constituido, como lo es el Congreso de la Unión y de que los tratados deben
estar de acuerdo con la Ley Fundamental, lo que claramente indica que sólo
la Constitución es la Ley Suprema. El problema respecto a la jerarquía de las
58

demás normas del sistema, ha encontrado en la jurisprudencia y en la


doctrina distintas soluciones, entre las que destacan: supremacía del derecho
federal frente al local y misma jerarquía de los dos, en sus variantes lisa y
llana, y con la existencia de "leyes constitucionales", y la de que será ley
suprema la que sea calificada de constitucional. No obstante, esta Suprema
Corte de Justicia considera que los tratados internacionales se encuentran en
un segundo plano inmediatamente debajo de la Ley Fundamental y por
encima del derecho federal y el local. Esta interpretación del artículo 133
constitucional, deriva de que estos compromisos internacionales son
asumidos por el Estado mexicano en su conjunto y comprometen a todas sus
autoridades frente a la comunidad internacional; por ello se explica que el
Constituyente haya facultado al presidente de la República a suscribir los
tratados internacionales en su calidad de jefe de Estado y, de la misma
manera, el Senado interviene como representante de la voluntad de las
entidades federativas y, por medio de su ratificación, obliga a sus autoridades.
Otro aspecto importante para considerar esta jerarquía de los tratados, es la
relativa a que en esta materia no existe limitación competencial entre la
Federación y las entidades federativas, esto es, no se toma en cuenta la
competencia federal o local del contenido del tratado, sino que por mandato
expreso del propio artículo 133 el presidente de la República y el Senado
pueden obligar al Estado mexicano en cualquier materia, independientemente
de que para otros efectos ésta sea competencia de las entidades federativas.
Como consecuencia de lo anterior, la interpretación del artículo 133 lleva a
considerar en un tercer lugar al derecho federal y al local en una misma
jerarquía en virtud de lo dispuesto en el artículo 124 de la Ley Fundamental, el
cual ordena que "Las facultades que no están expresamente concedidas por
esta Constitución a los funcionarios federales, se entienden reservadas a los
Estados.". No se pierde de vista que en su anterior conformación, este
Máximo Tribunal había adoptado una posición diversa en la tesis P. C/92,
publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Número 60,
correspondiente a diciembre de 1992, página 27, de rubro: "LEYES
FEDERALES Y TRATADOS INTERNACIONALES. TIENEN LA MISMA
JERARQUÍA NORMATIVA."; sin embargo, este Tribunal Pleno considera
oportuno abandonar tal criterio y asumir el que considera la jerarquía superior
de los tratados incluso frente al derecho federal.

Amparo en revisión 1475/98. Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito


Aéreo. 11 de mayo de 1999. Unanimidad de diez votos. Ausente: José Vicente
Aguinaco Alemán. Ponente: Humberto Román Palacios. Secretario: Antonio
Espinoza Rangel.

El Tribunal Pleno, en su sesión privada celebrada el veintiocho de octubre en


curso, aprobó, con el número LXXVII/1999, la tesis aislada que antecede; y
determinó que la votación es idónea para integrar tesis jurisprudencial.
México, Distrito Federal, a veintiocho de octubre de mil novecientos noventa y
nueve.

Nota: Esta tesis abandona el criterio sustentado en la tesis P. C/92, publicada


en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación Número 60, Octava
Época, diciembre de 1992, página 27, de rubro: "LEYES FEDERALES Y
59

TRATADOS INTERNACIONALES. TIENEN LA MISMA JERARQUÍA


NORMATIVA.".

Novena Época
Registro: 172650
Instancia: Pleno
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Abril de 2007,
Materia(s): Constitucional
Tesis: P. IX/2007
Página: 6

TRATADOS INTERNACIONALES. SON PARTE INTEGRANTE DE LA


LEY SUPREMA DE LA UNIÓN Y SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE
POR ENCIMA DE LAS LEYES GENERALES, FEDERALES Y
LOCALES. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133
CONSTITUCIONAL.

La interpretación sistemática del artículo 133 de la Constitución Política de los


Estados Unidos Mexicanos permite identificar la existencia de un orden
jurídico superior, de carácter nacional, integrado por la Constitución Federal,
los tratados internacionales y las leyes generales. Asimismo, a partir de dicha
interpretación, armonizada con los principios de derecho internacional
dispersos en el texto constitucional, así como con las normas y premisas
fundamentales de esa rama del derecho, se concluye que los tratados
internacionales se ubican jerárquicamente abajo de la Constitución Federal y
por encima de las leyes generales, federales y locales, en la medida en que el
Estado Mexicano al suscribirlos, de conformidad con lo dispuesto en la
Convención de Viena Sobre el Derecho de los Tratados entre los Estados y
Organizaciones Internacionales o entre Organizaciones Internacionales y,
además, atendiendo al principio fundamental de derecho internacional
consuetudinario "pacta sunt servanda", contrae libremente obligaciones frente
a la comunidad internacional que no pueden ser desconocidas invocando
normas de derecho interno y cuyo incumplimiento supone, por lo demás, una
responsabilidad de carácter internacional.

Amparo en revisión 120/2002. Mc. Cain México, S.A. de C.V. 13 de febrero de


2007. Mayoría de seis votos. Disidentes: José Ramón Cossío Díaz, Margarita
Beatriz Luna Ramos, José Fernando Franco González Salas, José de Jesús
Gudiño Pelayo y Juan N. Silva Meza. Ponente: Sergio Salvador Aguirre
Anguiano. Secretarios: Andrea Zambrana Castañeda, Rafael Coello Cetina,
Malkah Nobigrot Kleinman y Maura A. Sanabria Martínez.

El Tribunal Pleno, el veinte de marzo en curso, aprobó, con el número


IX/2007, la tesis aislada que antecede. México, Distrito Federal, a veinte de
marzo de dos mil siete.
60

Nota: En la sesión pública de trece de febrero de dos mil siete, además del
amparo en revisión 120/2002, promovido por Mc Cain México, S.A. de C.V.,
se resolvieron los amparos en revisión 1976/2003, 787/2004, 1084/2004,
1651/2004, 1277/2004, 1576/2005, 1738/2005, 2075/2005, 74/2006,
815/2006, 948/2006, 1380/2006, y el amparo directo en revisión 1850/2004,
respecto de los cuales el tema medular correspondió a la interpretación del
artículo 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a
que se refiere esta tesis aislada.

De acuerdo con lo anterior, el principio jurídico de PRESUNCIÓN DE


INOCENCIA ya forma parte del derecho vigente en nuestro País, con la jerarquía que le otorga la
jurisprudencia que invocada anteriormente y con base en los Tratados Internacionales suscritos por
México.

Por lo anterior, resulta conveniente invocar el contenido del artículo 133 de


la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, mismo que a la letra dice:

“ARTÍCULO 133.- Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión


que emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma,
celebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con
aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces
de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados a pesar
de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constituciones o
leyes de los Estados.”

Me permito enfatizar que el contenido vigente de los artículos 14, párrafo


segundo, 16, párrafo primero, 19, párrafo primero, 21, párrafo primero, y 102, apartado A, párrafo
segundo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, referidos en el presente
ESCRITO DE ALEGATOS, a través de los cuales se proscribió tajantemente la presunción de
intencionalidad, quedando claramente establecido el PRINCIPIO JURÍDICO DE PRESUNCIÓN DE
INOCENCIA, los criterios jurisprudenciales ya transcritos, y los Instrumentos Internacionales ya
referidos textualmente en lo que corresponde al reconocimiento de este PRINCIPIO DE
PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, analizados a la luz del artículo 133 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, que enfatizan que conjuntamente dichos Instrumentos Internacionales
con nuestra Ley Fundamental adquieren la calidad de LEY SUPREMA DE LA UNIÓN, es decir, que
conjuntamente encierran lo que se conoce como SUPREMACIA CONSTITUCIONAL, y dicha
jerarquía legal deberá de reconocérsele a mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES
PARRA, en lo que corresponde al PRINCIPIO JURÍDICO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA, ya
que fue puesto a disposición de este JUZGADO en base a un parte informativo y el dicho de los
testigos colaboradores “LUCERO”, “JENIFFER” y “ZAJED” que nada tienen que ver en relación a los
delitos de VIOLACIÓN A LA LEY FEDERAL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA y
61

PORTACIÓN DE ARMA DE FUEGO DE USO EXCLUSIVO DEL EJÉRCITO, ARMADA Y


FUERZA AÉREA, atribuidos a mi defendido, con lo que se PRETENDE DESTRUIR, DERRIBAR
TODOS LOS PRINCIPIOS JURÍDICOS DE CARACTER PROCESAL, RELATIVOS A LA
VALORACIÓN DE LAS PRUEBAS Y APRECIACIÓN DE LOS HECHOS.

Por todo lo anterior solicito a Su Señoría con fundamento en los artículos 14,
párrafo segundo, 16, párrafo primero, 19, párrafo primero, 21, párrafo primero, y 102, apartado A,
párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que valore, y acepte
la aplicación del PRINCIPIO JURÍDICO DE PRESUNCIÓN DE INOCENCIA en favor de mi defendido
el señor WILSON ALEJANDRO CORTES PARRA, por así proceder conforme a la LEY
SUPREMA DE LA UNIÓN, que es la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuya
supremacía es incontrovertible, por tanto, respetable y obligatoria en su reconocimiento y aplicación.

“La Suprema Corte de Justicia de la Nación, después de más de 85 años en


que se expidió la Constitución de 1917, que estableció las llamadas Garantías Constitucionales en
materia penal en los artículos 13 al 23, no había reconocido jurisprudencialmente un principio
fundamental del derecho penal liberal y garantista, que se conoce como el derecho a la presunción
de inocencia.”27 Finalmente, el quince de agosto de dos mil dos se emitió la siguiente Tesis
Jurisprudencial misma que invocamos con fundamento en los artículos 192, 193 y 196 de la Ley de
Amparo:

Novena Época
Registro: 186185
Instancia: Pleno
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XVI, Agosto de 2002,
Materia(s): Constitucional, Penal
Tesis: P. XXXV/2002
Página: 14

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. EL PRINCIPIO RELATIVO SE


CONTIENE DE MANERA IMPLÍCITA EN LA CONSTITUCIÓN
FEDERAL.

De la interpretación armónica y sistemática de los artículos 14, párrafo


segundo, 16, párrafo primero, 19, párrafo primero, 21, párrafo primero, y 102,
apartado A, párrafo segundo, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, se desprenden, por una parte, el principio del debido
proceso legal que implica que al inculpado se le reconozca el derecho a su
libertad, y que el Estado sólo podrá privarlo del mismo cuando, existiendo

27
CÁRDENAS, RIOSECO, Raúl F. El Delito. Ibíd. P. 33.
62

suficientes elementos incriminatorios, y seguido un proceso penal en su


contra en el que se respeten las formalidades esenciales del procedimiento,
las garantías de audiencia y la de ofrecer pruebas para desvirtuar la
imputación correspondiente, el Juez pronuncie sentencia definitiva
declarándolo culpable; y por otra, el principio acusatorio, mediante el cual
corresponde al Ministerio Público la función persecutoria de los delitos y la
obligación (carga) de buscar y presentar las pruebas que acrediten la
existencia de éstos, tal y como se desprende de lo dispuesto en el artículo 19,
párrafo primero, particularmente cuando previene que el auto de formal prisión
deberá expresar "los datos que arroje la averiguación previa, los que deben
ser bastantes para comprobar el cuerpo del delito y hacer probable la
responsabilidad del acusado"; en el artículo 21, al disponer que "la
investigación y persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público"; así
como en el artículo 102, al disponer que corresponde al Ministerio Público de
la Federación la persecución de todos los delitos del orden federal,
correspondiéndole "buscar y presentar las pruebas que acrediten la
responsabilidad de éstos". En ese tenor, debe estimarse que los principios
constitucionales del debido proceso legal y el acusatorio resguardan en forma
implícita el diverso principio de presunción de inocencia, dando lugar a que el
gobernado no esté obligado a probar la licitud de su conducta cuando se le
imputa la comisión de un delito, en tanto que el acusado no tiene la carga de
probar su inocencia, puesto que el sistema previsto por la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos le reconoce, a priori, tal estado, al
disponer expresamente que es al Ministerio Público a quien incumbe probar
los elementos constitutivos del delito y de la culpabilidad del imputado.

Amparo en revisión 1293/2000. 15 de agosto de 2002. Once votos. Ponente:


Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Secretarios: Eduardo Ferrer Mac Gregor
Poisot y Arnulfo Moreno Flores.

El Tribunal Pleno, en su sesión pública celebrada el quince de agosto en


curso, aprobó, con el número XXXV/2002, la tesis aislada que antecede; y
determinó que la votación es idónea para integrar tesis jurisprudencial.
México, Distrito Federal, a dieciséis de agosto de dos mil dos.

XIV.- Finalmente, con fundamento en los artículos 8° y 128 de la Ley


Suprema, solicito expresamente que todos los argumentos jurídicos de índole DOCTRINAL que han
sido vertidos en este LIBELO DE ALEGATOS DENTRO DEL PLAZO CONSTITUCIONAL, sean
analizados a la luz del contenido del siguiente criterio jurisprudencial mismo que invoco con
fundamento en los artículos 192, 193 y 196 de la Ley de Amparo:

No. Registro: 189,723


Tesis aislada
Materia(s): Común
Novena Época
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: XIII, Mayo de 2001
Tesis: 2a. LXIII/2001
63

Página: 448

DOCTRINA. PUEDE ACUDIRSE A ELLA COMO ELEMENTO DE


ANÁLISIS Y APOYO EN LA FORMULACIÓN DE SENTENCIAS, CON
LA CONDICIÓN DE ATENDER, OBJETIVA Y RACIONALMENTE, A
SUS ARGUMENTACIONES JURÍDICAS.

En el sistema jurídico mexicano por regla general, no se reconoce


formalmente que la doctrina pueda servir de sustento de una sentencia, pues
el artículo 14 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que
establece las reglas respectivas, en su último párrafo, sólo ofrece un criterio
orientador, al señalar que "En los juicios del orden civil, la sentencia definitiva
deberá ser conforme a la letra o la interpretación jurídica de la ley, y a falta de
ésta se fundará en los principios generales del derecho."; mientras que en su
párrafo tercero dispone que "En los juicios del orden criminal queda prohibido
imponer, por simple analogía, y aun por mayoría de razón, pena alguna que
no esté decretada por una ley exactamente aplicable al delito de que se
trata.". Sin embargo, es práctica reiterada en la formulación de sentencias,
acudir a la doctrina como elemento de análisis y apoyo, así como interpretar
que la regla relativa a la materia penal de carácter restrictivo sólo debe
circunscribirse a ella, permitiendo que en todas las demás, con variaciones
propias de cada una, se atienda a la regla que el texto constitucional
menciona con literalidad como propia de los juicios del orden civil. Ahora bien,
tomando en cuenta lo anterior y que la función jurisdiccional, por naturaleza,
exige un trabajo de lógica jurídica, que busca aplicar correctamente las
normas, interpretarlas con sustento y, aun, desentrañar de los textos legales
los principios generales del derecho para resolver las cuestiones
controvertidas en el caso concreto que se somete a su conocimiento,
considerando que todo sistema jurídico responde a la intención del legislador
de que sea expresión de justicia, de acuerdo con la visión que de ese valor se
tenga en el sitio y época en que se emitan los preceptos que lo vayan
integrando, debe concluirse que cuando se acude a la doctrina mediante la
referencia al pensamiento de un tratadista e, incluso, a través de la
trascripción del texto en el que lo expresa, el juzgador, en lugar de hacerlo de
manera dogmática, debe analizar, objetiva y racionalmente, las
argumentaciones jurídicas correspondientes, asumiendo personalmente las
que le resulten convincentes y expresando, a su vez, las consideraciones que
lo justifiquen.

Amparo directo en revisión 1124/2000. Abel Hernández Rivera y otros. 17 de


abril de 2001. Cinco votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretaria:
Lourdes Minerva Cifuentes Bazán.

POR LO ANTES EXPUESTO Y FUNDADO;

A USTED C. JUEZ, atentamente solicito:

PRIMERO.- Me tenga por presentado, por mi propio derecho, DENTRO DE


LA DUPLICIDAD DEL PLAZO CONSTITUCIONAL, en los términos de este escrito de ALEGATOS,
por el que destaco el carácter ATIPICO de la conducta de mi defendido el señor WILSON
ALEJANDRO CORTES PARRA, a efecto de que sean valorados por esta FISCALÍA al momento
de resolver su situación jurídica dentro de esta averiguación previa.

SEGUNDO.- Al resolverse el presente PLAZO CONSTITUCIONAL se


decrete la inmediata y absoluta libertad de mi defendido el señor WILSON ALEJANDRO CORTES
PARRA, por así proceder conforme a Derecho.
64

TERCERO.- Con fundamento en lo dispuesto por los artículos 8º y 20


apartado “A” fracción VII de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación
con el 25, segundo párrafo del Código Federal de Procedimientos Penales, me permito solicitar de
Su Señoría SE SIRVA ACORDAR SE EXPIDA A MI COSTA COPIA FOTOSTÁTICA SIMPLE DE LA
RESOLUCIÓN DE PLAZO CONSTITUCIONAL QUE SE DICTE EN ESTA CAUSA PENAL, previa
razón que por su recibo quede anotada en los autos.

CUARTO.- Se notifique personalmente a mi defendido el señor WILSON


ALEJANDRO CORTES PARRA, el acuerdo recaído al presente escrito.

PROTESTO LO NECESARIO.
El Rincón, Nayarit a diecisiete de Noviembre de dos mil doce.

LIC. CLAUDIA SELENE TALAMANTES CARRILLO.

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