Shuar
Shuar
Shuar
SHUAR DE
PASTAZA
RESEÑA HISTORICA
Debido a que el Shuar ha sido un pueblo eminentemente guerrero y además porque antiguamente
tenían la costumbre de hacer después de sus guerras, el rito de la reducción de la cabeza de sus
enemigos, conocido como Tsantsa a fin de poder preservarla como trofeo de guerra; han sido
generalmente conocidos en forma despectiva como Jíbaros o salvajes; denominación que rechazan
por su contenido etnocéntrico y racista; por ello reivindican su derecho a autodenominarse
como Shuar que significa, gente, persona.
Los temibles “jíbaros” dominaron la selva amazónica hasta finalizar el siglo XIX, predominantemente
en las provincias de Morona Santiago y Zamora Chinchipe, no fueron sometidos por los
colonizadores. La llegada de la misión Salesiana, que cobró fuerza a partir de 1930, provocó la
nuclearización de los asentamientos y nuevas formas de organización que culminaron con el
establecimiento de la Federación Shuar en 1964.
Los misioneros Salesianos, iniciaron el proceso de cristianizar a los shuar, durante varios años, y los
primeros misioneros fueron prendidos de los temidos guerreros, aunque la historia occidental no
señala cuántos misioneros murieron en manos de estos legendarios indígenas, transformados en
tsantsas.
Los shuar fueron dejando su lado guerrero tenuemente y sometiéndose a la pacificación impuesta
por los misioneros; en ese proceso varios shuar continuaron huyendo hacia el sur, que fueron
expandiéndose en comunidades inmersas en diferentes zonas de Amazonía del Ecuador, en las
provincias de Pastaza, Morona Santiago, Zamora Chinchipe, hasta el territorio que hoy corresponde
al Perú.
ORGANIZACIÓN
Hasta hace poco la Nacionalidad Shuar, solo estaba integrada y organizada en dos grandes
agrupaciones: la Federación Interprovincial del Pueblo Shuar del Ecuador, FIPSE, con sede en
Macuma, y la Federación Indígena de Centros Shuar, Ficsh, con sede en Sucúa, ambas en Morona
Santiago mismas, que representaban al mayor número de indígenas shuar, pues el 65% de su
población se encuentra en la provincia de Morona Santiago y, el otro 35% entre las provincias de
Zamora Chinchipe y Pastaza.
Los shuar de Pastaza venía canalizando, desde hace mucho tiempo, obtener un organismo que los
represente y recoja sus propias aspiraciones, en vista que no estaban integrados a estas dos
federaciones y sobre todo por la distancia que los separaba; estaban aislados, no participaban de las
propuestas y resoluciones que adoptaban las asambleas de estas dos grandes federaciones;
tampoco intervenían en sus decisiones, por lo que buscaron conformar su propia federación con
sede en Puyo, para agrupar e integrar a las comunidades shuar de la jurisdicción de Pastaza; es así
que con fecha 21 de junio del 2000 se crea la Federación de la Nacionalidad Shuar de Pastaza,
Fenashp, reconocida legalmente mediante Acuerdo Ministerial 21-86 por parte del Ministerio de
Bienestar Social, el 16 de febrero del 2001. La Fenashp, se convierte, actualmente, en el único
organismo representativo de los Shuar de Pastaza.
Son aproximadamente 45.000 personas en total que habitan en las cuencas del río Santiago,
Morona y Pastaza. Ocupan el Este de la Provincia de Zamora y Morona Santiago y el Sur de la
Provincia de Pastaza.
“ La Nacionalidad Shuar inicialmente se encontraba asentada, en los territorios que hoy corresponde
a la provincia de Morona Santiago, para luego extenderse al resto del territorio amazónico.
Actualmente se encuentran además en las provincias de Napo, Pastaza y Zamora Chinchipe,
alcanzando una población de 110.000 habitantes”. (PRODEPINE 1.999)
En Pastaza, los indígenas shuar están agrupados actualmente, según la Federación de la
Nacionalidad Shuar de Pastaza, Fenashp, en: 28 comunidades pertenecientes a tres asociaciones:
Pupunás, Pastaza y Charip, con una población total de a 5.500 habitantes, (2001) en un territorio
aproximado de 300 mil hectáreas hasta la frontera con Perú.
Las comunidades shuar, en Pastaza son: Chapints, Unt Pastaza, Shaka, Kumai, Kuakaash, San
Pedro, Kawa, San José, Numak, Paipuich, Jampis, San Rafael, Shakap, Sharup, San Miguel, Timias,
Yantana, Peas, Nayumentsa, Kapar, Tesaraku, Uwijint, Nankauk, Yuu, Consuelo y Sake; todas estas
comunidades se ubican al interior de la vía Puyo-Macas y en las riberas del río Pastaza, al sur. Su
territorio está delimitado por el número de familias que conforman y es reconocido por las
autoridades.
La vivienda es de forma elíptica, con un espacio interior muy amplio, en el que se encuentran dos
zonas restrictivas; el “ekent”, área familiar de las mujeres y niños pequeños y el “Tankamash”. Área
social, de los hijos varones y visitas; la casa shuar tiene piso de tierra, paredes con tablillas de
chonta y techo de hojas de palma.
La casa achuar con ligeras variaciones estructurales carece de paredes por estar asentada en
zonas más cálida. Una de sus instituciones más importantes es la visita; pues fortalece y cohesiona
los lazos de parentesco e incentiva una mayor interacción social.
Tradicionalmente el hombre Vestía una falda llamada “Itip” tejida en algodón y teñida con tintes
naturales: la mujer, una especie de túnica amarrada en un hombro y ceñida a la cintura por un
cordón. En la actualidad es muy común el uso de prendas de modelo occidental. Se complementa
el vestido con pintura corporal hecha con achiote.
La mitología shuar está estrechamente vinculada a la naturaleza y a las leyes del Universo, y
se manifiesta en una amplia gama de seres superiores relacionados con fenómenos tales
como la creación del mundo, la vida, la muerte, y las enfermedades. Los principales son Etsa,
Nunkui, Tsunki, Shakaim de la fuerza y habilidad para el trabajo masculino.
Tsunki, ser primordial del agua, trae la salud. Nunkui fertiliza la chacra, Arútam es fuente de todo
bien y hace invencible al shuar en la guerra.Tradicionalmente el pueblo shuar hizo la guerra como
mecanismo de justicia para restablecer el equilibrio natural.
Siendo Shuar la auto denominación general, sin embargo al interior de la nacionalidad, se adoptan
distintas auto denominaciones, que no significan diferencias culturales, sino más bien, hacen
referencia a la ubicación geográfica en la que se asientan; así encontramos a: Los Muraya
Shuar (gente de la montaña) que están asentados en el Valle del río Upano; los Untsuri Shuar (gente
numerosa) situados entre las cordilleras del Cóndor y Kutukú; los Pakanmaya Shuar que viven en la
zona del Transkutukú.
Actualmente se puede ver, la perdida del uso del Shuar en las comunidades, como consecuencia de
la influencia de la sociedad nacional a través de la escuela y de los medios masivos de información,
los mismos que imponen cada vez más, el uso del castellano como lengua dominante.
FIESTAS
Entre las fiestas que adoptaron de sus ancestros y que aun practican en la mayoría de sus
comunidades shuar, podemos señalar la Fiesta de la Chonta, que por lo general se celebra en
agosto con danzas autóctonas y la cosecha de la fruta que es transformado en bebida; la Fiesta del
Ayahuasca que por lo general lo celebran en enero con la caminata a las cascadas y montañas
sagradas; la Fiesta de Floripondio o wanto.
En la actualidad los indígenas rechazan y se han autodenominado shuar que significa, gente o persona. Se
caracterizan por ser amables y hospitalarios.
Población
110.000 habitantes
Ubicación
Los Shuar se encuentran ubicados en las provincias de: Napo, Pastaza Morona Santiago, Zamora Chinchipe,
Sucumbíos, Orellana y en la Costa: provincias de Esmeraldas en el cantón Quinindé y Guayas (Ecuador). En
Perú, departamento Amazonas, provincia Cóndor Canqui, distrito Río Santiago, departamento Loreto,
provincia Alto Amazonas, distritos Barranca y Morona.
Idioma
Shuar-Chicham (Perteneciente a la lengua lingüística jivaroano)
Organización Socio-política
La familia constituye la unidad de reproducción biológica, económica, social, política y cultural más importante
entre los Shuar, sus miembros se encuentran unidos por lazos de sangre y conformados por familias
ampliadas.
La poligamia o matrimonio de un hombre con varias mujeres, preferentemente sororal, es decir con las
hermanas de la esposa (sus cuñadas), y el levirato (matrimonio con la viuda del hermano) han sido entre los
Shuar las reglas tradicionalmente aceptadas. El número de esposas dependía de las cualidades del hombre;
éste debía ser un valiente guerrero, trabajador, buen cazador, demostrar su honradez y veracidad; los futuros
suegros juzgaban si estas cualidades se cumplían para poder autorizar el matrimonio. Hoy son pocos los
hombres que tienen dos mujeres, ese privilegio lo tienen casi siempre los ancianos guerreros y los shamanes.
Las familias se aglutinaban en "vecindarios dispersos", cuya unidad conformaba una comunidad. Actualmente
han adoptado el nombre jurídico de "centros". La unión de varios centros conforma organizaciones más
amplias, las asociaciones, que se encuentran agrupadas en federaciones, estructura socio-política a través de
la cual establecen las relaciones externas.
Artesanías
La Federación Interprovincial de Centros Shuar - FICSH, en convenio con el Concejo Provincial de Morona
Santiago, cuenta con un Almacén de Artesanías, ubicado en la Planta Administrativa de la FICSH, la misma
que compra - produce y vende artesanías.
Las artesanías son elaboradas a base de semillas de cumbia, ajulemos, san pedro, nupis, adornadas con
plumas de aves, huesos, carrizos, entre las cuales resaltan los aretes, manillas, collares, tawasap, carteras,
cinturones, cestos, lanzas y otros.
Vestimenta
Tradicionalmente la vestimenta de la mujer Shuar es el “karachi” y el hombre vestía una falda llamada “itip”
una especie de lienzo de líneas verticales de colores morado, rojo, negro y blanco, tinturados con vegetales,
que se envuelven de la cintura hasta el tobillo y va sostenida con una faja. Antes, vestían el Kamush, hecho
con corteza de árbol machacada.
En la actualidad es muy común el uso de prendas de modelo occidental tanto de hombres y mujeres, solo en
algunas ocasiones festivas se ponen su vestimenta tradicional.
Economía
Se basa principalmente en la horticultura itinerante de tubérculos, complementada con la caza, pesca y la
recolección de frutos e insectos. Utilizan el sistema de cultivo de roza y quema. Cultivan yuca, "papa china",
camote, maní, maíz, palma de chonta y plátano. El cuidado de la parcela y también la recolección, la
preparación de la chicha y la cocina le corresponden a la mujer; la caza y la pesca al hombre.
En la actualidad la mayoría del territorio tradicional de caza está siendo sustituido por pastizales para
ganadería.
Creencias
La mitología shuar está estrechamente vinculada a la naturaleza y a las leyes de Universo, y se manifiesta en
una amplia gama de seres superiores relacionados con fenómenos tales como la creación del mundo, la vida,
la muerte, y las enfermedades. Los principales son Etsa que personifica el bien en lucha contra el mal Iwia,
que siempre están en continua lucha para vencer el uno sobre el otro; Shakaim de la fuerza y habilidad para el
trabajo masculino; Tsunki, ser primordial del agua, trae la salud; Nunkui causa la fertilidad de la chacra y de la
mujer.
En el cultivo de la huerta, daban el poder del crecimiento de las plantas a Nunkui, quien además se encargaba
de enseñar a la mujer shuar a sembrar. Pero se necesita concretar el poder de Nunkui a través de ritos,
trayendo al presente las fuerzas creadoras, para que la chacra rinda sus frutos. Creen que la selva está llena
de espíritus que habitan en las cascadas o las orillas de los ríos.
El gran mundo espiritual de los shuar es repetitivo. No creen en que el ser humano tenga un final. Creen que
luego de nacer y cumplir su vida, no llegan a un estado permanente con la muerte sino que su espíritu,
Arútam, es recibido por otro ser humano que puede ser su hijo o su nieto, quien cumple nuevamente otro ciclo
vital, así en forma indefinida.
El Arútam es considerado como un espíritu clave para los varones, porque creen les da más potencia y
fuerza. Piensan que quien posee un Arútam, no puede morir sino de enfermedades contagiosas. Los niños
comienzan a buscar este espíritu en la selva desde los seis años de edad. En la cultura de la selva, los
elementos de la Naturaleza guían la vida de sus habitantes.
La palmera de chonta, su fruto maduro, representa el mito del Uwi. Éste señala la estación de la abundancia
en la selva. En la cosecha de sus frutos se celebran rituales con ruegos a Uwi. Piden que fermente la chicha
de chonta, dé fertilidad a los animales, a las plantas y vitalidad al hombre. Si estos ritos son celebrados muy
ceremoniosamente, se cumplirá con todo lo pedido; de lo contrario vendrá escasez de alimentos y muerte.
La secuencia del día y la noche en la mitología de los shuar la relacionan con la victoria.
El chamán, llamado uwishin, es una especie de sacerdote mediador con el mundo sobrenatural y a la vez es
un líder político.
Fiestas y Ritos
• La Fiesta de la Chonta, se celebra cada año en el mes de agosto por la prosperidad conseguida a lo largo
de este tiempo, en cuanto a siembra, cosecha y al ciclo vital de las personas.
• El Rito de la Cascada Sagrada: tiene una profunda significación en el pueblo Shuar, a través de este rito
solicitan al ser supremo Arutam, para que les otorgue poder, energía positiva para su futura sobrevivencia.
• La celebración del Rito de la Culebra: Esta práctica cultural se realiza solamente cuando hay mordedura
de la culebra, convirtiéndose en una ritualidad que tiene como finalidad, rendir un homenaje por la salvación
de la muerte del accidentado y para ahuyentar a las serpientes y evitar futuras mordeduras.
• Intervención del Uwishin: es una persona sabia que se dedica a curar a los enfermos y a cuidar a los
miembros que integran la comunidad. Por ningún concepto el verdadero Uwishin causa daño al prójimo, salvo
aquellos que lo ejercen por vengarse de conflictos generados por guerras o discordias familiares. También el
Uwishim cumple el papel de identificar a las personas que causan daño y les da instrucciones para que se
prevengan de sus enemigos.
• La Fiesta del Ayahuasca se celebra en el mes de enero con la caminata a las cascadas y montañas
sagradas.
Tzantza
Tzantza es la práctica de la tribu indígena de los shuaras de "reducir cabezas". Este místico procedimiento,
hacía que el nativo momificase y conservara las cabezas de sus enemigos como talismán y trofeo de guerra.
El procedimiento para preparar la tzantza tiene varias etapas. La cabeza y cuello se cortan lo más cerca de la
clavícula. El matador usa su etsemat y lo pasa por la boca y el cuello de la cabeza cortada, luego se lo amarra
y huye rápidamente.
Se hace un corte detrás de la cabeza y cuidadosamente se separa la piel del cráneo. La piel es hervida
durante una media hora, esto reduce su tamaño a la mitad. Después de que se seque se da la vuelta a la piel
y toda la carne se elimina con un cuchillo. La piel rascada es virada a su sitio y se procede a coser donde se
hizo el corte en la parte posterior.
Se calientan algunas piedras en un fuego, y son introducidas por turno en el interior para hacerlas rodar.
PeRíodicamente se frota la piel para ayudar a secar e influir en la forma. Luego se calienta arena en una olla y
la arena sustituye a las piedras. Con un machete al rojo vivo se secan los labios. Luego se clavan tres espinas
de chonta en los labios y se amarran con cuerdas.
El proceso de la tzantza suele durar aproximadamente 6 días, finalmente la cabeza llega a tener el tamaño de
un puño. El último día de trabajo se celebra la primera fiesta de la tzantza.
LOS SHUAR Y LOS ACHUAR
Los jóvenes y adultos han ido como voluntarios a formar parte del
ejército. Ante los bombardeos, sobrevuelos y enfrentamientos
militares, la población civil de mujeres, niños y ancianos tuvo
que refugiarse desordenadamente. Según informaciones de la
CONAIE, existen 1.050 familias damnificadas de los 21 centros
Shuar asentados en la zona del conflicto. Una población
aproximada de 8.400 personas.
ARUTAM
CHURIVIAS
MONSTRUOS DE LA SELVA
Para los Shuar, los Iwias son monstruos de la selva. Con este
nombre, a mediados de los años 70, se conformó un grupo
combatiente de élite, con indios de excepcionales condiciones
físicas y psicológicas y gran conocimiento de la selva. Ese
es su distintivo especial: su capacidad de sobrevivir larguísimas
jornadas en la selva enmarañada. En tiempo de paz realizan
patrullajes en la zona de frontera. Tienen la capacidad de
caminar en la selva hasta 60 horas sin descanso. Esta vez, en la
guerra del Alto Cenepa, los Iwias estuvieron también en los
primeros puestos de la defensa.
En el cultivo de la huerta, daban el poder del crecimiento de las plantas a Nunkui, quien además se
encargaba de enseñar a la mujer Shuar a sembrar. Pero se necesita concretar el poder de Nunkui
a través de ritos, trayendo al presente las fuerzas creadoras, para que la chacra rinda sus frutos.
Creen que la selva está llena de espíritus que habitan en las cascadas o las orillas de los ríos.
El gran mundo espiritual de los Shuar es repetitivo. No creen en que el ser humano tenga un final.
Creen que luego de nacer y cumplir su vida, no llegan a un estado permanente con la muerte sino
que su espíritu, Arútam, es recibido por otro ser humano que puede ser su hijo o su nieto, quien
cumple nuevamente otro ciclo vital, así en forma indefinida.
El Arútam es considerado como un espíritu clave para los varones, porque creen les da más
potencia y fuerza. Piensan que quien posee un Arútam, no puede morir sino de enfermedades
contagiosas. Los niños comienzan a buscar este espíritu en la selva desde los seis años de edad.
En la cultura de la selva, los elementos de la Naturaleza guían la vida de sus habitantes.
La palmera de chonta, su fruto maduro, representa el mito del Uwi. Éste señala la estación de la
abundancia en la selva. En la cosecha de sus frutos se celebran rituales con ruegos a Uwi. Piden
que fermente la chicha de chonta, dé fertilidad a los animales, a las plantas y vitalidad al hombre.
Si estos ritos son celebrados muy ceremoniosamente, se cumplirá con todo lo pedido; de lo
contrario vendrá escasez de alimentos y muerte.
La secuencia del día y la noche en la mitología de los Shuar la relacionan con la victoria.
El chamán, llamado Uwishin, es una especie de sacerdote mediador con el mundo sobrenatural y a
la vez es un líder político.
[editar]Reducción de cabezas
La reducción de cabezas es una tradición ancestral Shuar y tiene gran simbolismo. Cuando se
enfrentan dos tribus Shuar por territorio o por otros motivos, el jefe vencedor toma la cabeza del
jefe perdedor y procede a la reducción de la cabeza del mismo. El jefe Shuar se encarga de hacer
la tzantza totalmente solo, en profunda meditación y ayuno. Los miembros de la tribu vencida
pasan a ser parte de la tribu vencedora, sin que haya repudio o discriminación.
Para la reducción de la cabeza, los Shuar primero cortan la cabeza de su adversario. Luego, con
un cuchillo, hacen un corte desde la nuca al cuello, tiran de la piel y la desprenden del cráneo,
desechando el cerebro, ojos y demás partes blandas, además de los huesos.
El siguiente paso es meter la piel en agua hirviendo, a la que le añaden jugo de liana y otras hojas,
lo cual evita el desprendimiento del cabello. Mantienen la cabeza sumergida durante unos quince
minutos, ya que si lo hicieran más tiempo la cabeza podría ablandarse demasiado y posiblemente
pudrirse.
A continuación, retiran la cabeza del agua; en ese momento está reducida a la mitad del tamaño
original, y dejan que se seque. Una vez seca, raspan la piel por dentro para quitar restos de carne,
y evitar el mal olor y la putrefacción; finalmente la frotan por dentro y por fuera con aceite de
Carapa.
Después, cosen el corte realizado en la nuca, para extraer los materiales blandos y el cráneo.
También cosen los ojos y la boca, quedando la cabeza como una bolsa, a la que introducen una
piedra del tamaño de un puño o el volumen equivalente en arena caliente.
Finalmente, la cuelgan sobre el fuego para disecarla poco a poco con el humo, a la vez que van
dando forma al cuero con una piedra caliente. En este proceso la cabeza termina de reducirse.
Después, retiran la piedra o la arena y tiñen la piel de negro. Tras el proceso, la cabeza reducida
termina teniendo el tamaño aproximado de un puño, es decir la tercera o cuarta parte de su
tamaño original.
Nacionalidad Shuar.-
Se encuentra asentada al sur oeste de la provincia, entre los ríos Pastaza, Oso y Copataza. La
población mayor se asienta en la provincia de Morona Santiago. Veneran y respetan la
“Malicahua”, bebida producen efectos alucinógenos. Conocidos por la práctica de tsantsa
(reducción de cabezas).
Su vivienda se caracteriza por paredes hechas de chonta y techo con hojas de pambil. La parte
interna se divide en dos secciones: el “tankamash”, parte social reservada para los hombres y
las visitas, y el “enkent”, reservado para las mujeres y la vida domestica.
En la cerámica se destacan “muits” que sirven para guardar la chicha. Los hombres se
caracterizan por ser buenos cazadores y agricultores, mientras que las mujeres se dedican al
hogar y trabajan la chacra.
Nacionalidad Kichua.-
COSTUMBRES, MITOS Y LEYENDA DEL PUEBLO SHUAR
Su idioma tradicional es el shuar-chicham, perteneciente a la lengua lingüística jivaroano. La
subsistencia se basa principalmente en la horticultura itinerante de tubérculos,
complementando con la caza, pesca y recolección que son realizadas por el hombre; el
cuidado de la parcela y también de la recolección, le corresponde a la mujer. Ella está a
cargo de los niños y de las labores del hogar, particularmente de la preparación de la
chicha y de la cocina.
Utilizan el sistema de cultivo de roza y quema. La caza es la principal fuente de proteínas,
complementando la alimentación con la pesca y recolección de frutos, insectos y plantas.
Sin embargo, en la actualidad la mayoría del tradicional territorio de caza está siendo
sustituido por pastizales para ganado, lo que ha traído como consecuencia el agotamiento
progresivo del suelo y una menor disponibilidad de tierras.
Esto ha ocasionado la implantación de un patrón de asentamiento sedentario, el mismo que
está produciendo cambios en su sistema socioeconómico.
Tradicionalmente el asentamiento fue disperso, normalmente zonificado de acuerdo a las
relaciones de parentesco. Actualmente su patrón de asentamiento se integra a la estructura
político administrativa dirigido por sus organizaciones.
La vivienda es de forma elíptica, con un espacio interior muy amplio, en el que se
encuentran dos zonas restrictivas; el “ekent”, área familiar de las mujeres y niños pequeños
y el “Tankamash”. Área social, de los hijos varones y visitas; la casa shuar tiene piso de
tierra, paredes con tablillas de chonta y techo de hojas de palma.
La casa achuar con ligeras variaciones estructurales carece de paredes por estar asentada
en zonas más cálida. Una de sus instituciones más importantes es la visita; pues fortalece y
cohesiona los lazos de parentesco e incentiva una mayor interacción social.
Tradicionalmente el hombre Vestía una falda llamada “Itip” tejida en algodón y teñida con
tintes naturales: la mujer, una especie de túnica amarrada en un hombro y ceñida a la
cintura por un cordón. En la actualidad es muy común el uso de prendas de modelo
occidental. Se complementa el vestido con pintura corporal hecha con achiote.
La mitología shuar está estrechamente vinculada a la naturaleza y a las leyes del Universo, y
se manifiesta en una amplia gama de seres superiores relacionados con fenómenos tales
como la creación del mundo, la vida, la muerte, y las enfermedades. Los principales son
Etsa, Nunkui, Tsunki, Shakaim de la fuerza y habilidad para el trabajo masculino.
Tsunki, ser primordial del agua, trae la salud. Nunkui fertiliza la chacra, Arútam es fuente de
todo bien y hace invencible al shuar en la guerra.Tradicionalmente el pueblo shuar hizo la
guerra como mecanismo de justicia para restablecer el equilibrio natural.
Siendo Shuar la auto denominación general, sin embargo al interior de la nacionalidad, se
adoptan distintas auto denominaciones, que no significan diferencias culturales, sino más
bien, hacen referencia a la ubicación geográfica en la que se asientan; así encontramos a:
Los Muraya Shuar (gente de la montaña) que están asentados en el Valle del río Upano;
los Untsuri Shuar (gente numerosa) situados entre las cordilleras del Cóndor y Kutukú;
los Pakanmaya Shuar que viven en la zona del Transkutukú.
La lengua materna, es el Shuar perteneciente a la Familia Lingüística Jivaroana según la
clasificación estudiada por Karsten. Para su interacción con la sociedad nacional, emplean
el Castellano como segunda lengua.
Actualmente se puede ver, la perdida del uso del Shuar en las comunidades, como
consecuencia de la influencia de la sociedad nacional a través de la escuela y de los medios
masivos de información, los mismos que imponen cada vez más, el uso del castellano como
lengua dominante.
FIESTAS
Entre las fiestas que adoptaron de sus ancestros y que aun practican en la mayoría de sus
comunidades shuar, podemos señalar la Fiesta de la Chonta, que por lo general se celebra
en agosto con danzas autóctonas y la cosecha de la fruta que es transformado en bebida; la
Fiesta del Ayahuasca que por lo general lo celebran en enero con la caminata a las cascadas
y montañas sagradas; la Fiesta de Floripondio o wanto.
Pájaro de Fuego
Sin embargo un día llega un minúsculo Pájaro-Mosquito y les propone a los demás Jíbaros
una estratagema para hurtar a Takea el secreto del fuego. Todos consienten. El Pájaro-
Mosquito moja sus pequeñas alas, y se pone a simular temblores de escalofrío cuando mira
acercarse a la mujer de Takea. Esta siente compasión por el pajarillo y lo introduce a la
casa, acercándolo al fuego. Como el Pájaro-Mosquito es demasiado pequeño para cargar
uno de los troncos ardientes, finge todavía más su falsa enfermedad, y engaña a la mujer de
Takea, quien lo coloca a la misma orilla de las chispeantes ramas. Entonces el Pájaro-
Mosquito acerca las plumas de su cola a las lumbres, se le encienden y antes de otra
situación, escapa rumbo al bosque.
En esa parte las “almas” de los árboles son ancianas, de manera que sus cortezas están
llenas de rugosidades y están prestas a arder. Las chispas de sus plumas traseras queman, en
efecto a unas ramas, y el ingenioso ladrón la toma con el pico para de inmediato dirigirse al
escondite donde lo aguardaban sus secuaces. Les grita: «Ahora ya tenéis el Fuego. Tomadlo
y llevádselo lejos de Takea. En adelante, no tendréis necesidad de calentar vuestros alientos
debajo de los brazos y dentro de sus mandíbulas».
Takea mientras tanto reclama enfurecido a su mujer: «¿Por qué dejaste entrar a ese ladrón
Pájaro-Mosquito? ¡El miserable nos ha robado nuestro fuego y ahora todo mundo podrá
tenerlo! ¡Y tú mujer, tú eres la responsible de esta fechoría!».
Desde entonces, los Shuar son dueños del secreto del Fuego, y saben producirlo al frotar
reciamente a dos trozos de madera de algodón, uno contra el otro.
Versión libre del relato registrado por Rafael Karsten, « Mitos de los indios jibaros
(Shuara) del Oriente del Ecuador », Boletín de la Sociedad Equatoriana de Estudios
Historicos Americanos, II (1919).
Otra variante en esta liga:
http://www.cab.int.co/cab8/index.php?option=com_content&task=view&id=526&Itemid=0
Uno de los Mitos constantes en todas las culturas humanas es que el Fuego y sus secretos pertenecían a los
Dioses. Entonces un ser humano, o un ser antropomórfico como el Pájaro Mosquito de los Shuar, roba los
misterios para producir lumbres.
Pájaro cegado por el fuego de la Luna
Joan Miró
Estos Mitos son parte de esa capa profunda de las creencias-certezas humanas a las que Carl Gustav Jung
denominó «Arquetipos».
Desde los insondables pozos del pasado humano, el mito de la domesticación del Fuego sigue pasmando
nuestras imaginaciones