Nuestra Señora de Guadalupe
Un año más que Dios nos concede vivir un 12 de diciembre. Hoy los cielos se viste de
fiesta y la tierra se alegra pues han mirado la Gloria de Dios en una joven humilde que ha
respondido a Dios con una fidelidad inigualable. Reunidos entorno a lo más sagrado que
tenemos como católicos, la Eucaristía, nos encontramos en acción de gracias para
recordar, celebrar y proyectar el acontecimiento Guadalupano.
Recordar.
Hoy, después de 484 años, recordamos aquel acontecimiento acontecido en 1531 entre
Tolpetlac y Tlaltelolco, es decir, entre la casa de Juan Diego y la Iglesia a la que
pertenecia; con una distancia aproximada de 9 millas. Pero sobre todo en el cerro del
Tepeyac, donde podemos captar la experiencia fundante: lugar donde Maria, la madre de
Jesus de Nazareth, sale al encuentro de Juan Diego.
Pero, la historia de La Virgen de Guadalupe realmente inicia con la llegada de los
españoles a Mexico en 1519 bajo la dirección de Hernán Cortes. Este grupo de
conquistadores se encontraron y por que no decir, se maravillaron con la civilización
Azteca.
El país tenia una población de 10 millones de habitantes perfectamente organizados por
el Imperio Azteca. Este Imperio tenia como capital a Tenochtitlán y poseía un ejercito
basto, también poseían un gran numero de expertos en las matemáticas, astrónomos,
arquitectos, medicos, filósofos y artistas. Sin embargo, su escritura aun seguía siendo a
base de dibujos y códigos. Y no poseían el conocimiento de las leyes científicas que
habían sido demostradas por los griegos desde hace 2000 años atrás.
La resistencia por parte de los Aztecas solo duro 2 años y medio. En 1521 Cuauhtémoc, el
emperador, fue tomado como rehén y posteriormente ejecutado. A este acontecimiento se
le llama la Noche Triste. Así en 1523 tenemos la presencia de los primeros tres
franciscanos en tierras Aztecas. Pero es hasta el siguiente año, el 17 de junio de 1524,
cuando los doce franciscanos fueron recibidos por los Hernán Cortes y los indigenas.
Juan Diego, mejor dicho Cuauhtlatoatzin, perteneció a la más numerosa y baja clase del
Imperio Azteca, sin llegar a ser esclavo. Contrajo matrimonio con una nativa pero no tuvo
hijos. Entre 1524 y 1525 se convierte al cristianismo y fue bautizado junto a su esposa, él
recibió el nombre de Juan Diego y ella el de María Lucía. Fueron bautizados por el
misionero franciscano Fray Toribio de Benavente, llamado por los indios "Motolinia" o " el
pobre".
La esposa de Juan Diego, María Lucía falleció en 1529. En ese momento Juan Diego se fue
a vivir con su tío Juan Bernardino en Tolpetlac, a sólo 9 millas de la iglesia de Tlaltelolco,
Tenochtitlán. Durante una de sus caminatas camino a Tenochtitlán, que solían durar tres
horas a través de montañas y poblados, ocurre la primera aparición de Nuestra Señora, en
el Tepeyac, donde la Virgen María le habló en su idioma, el náhuatl. El documento
llamado Nican Mopohua, “Aquí se narra o aquí se cuenta” narra las apariciones de la
Virgen de Guadalupe.
Juan Diego tenía 57 años en el momento de las apariciones, ciertamente una edad
avanzada en un lugar y época donde la expectativa de vida masculina apenas
sobrepasaba los 40 años. Luego del milagro de Guadalupe Juan Diego fue a vivir a un
pequeño cuarto pegado a la capilla que alojaba la santa imagen, tras dejar todas sus
pertenencias a su tío Juan Bernardino. Pasó el resto de su vida dedicado a la difusión del
relato de las apariciones entre la gente de su pueblo.
Así, para 1531 podemos resumir la experiencia con las palabras de un nativo medica
quien expreso la realidad en estas palabras: ¨Han matado a nuestros guerreros, quemado
nuestras ciudades, destruido nuestros templos, violado nuestras mujeres y nos dicen que
nuestros dioses no son verdaderos. Y si esto ultimo es verdad, muramos.¨ Estamos ante una
población confundida y herida. Ahi es donde Maria se hace presente, en nuestras heridas
y confusiones, por eso le llamamos Madre de Misericordia.
Celebrar
Y esto es lo que celebramos: a la discípula fiel de su Hijo Jesucristo quien se encuentra
con la miseria de un pueblo trayendo misericordia.
A Maria, madre de la Misericoordia podemos contemplarla en la Tilma, y en las imágenes
que tenemos en nuestras casas, sin embargo, esta sigue siendo un enigma. Hay tantas
cosas que nos siguen fascinando y que la ciencia aun no ha podido responder. Y que no
decir de los innumerables milagros que se le atribuyen. De modo que ya no podemos
seguirle llamando simplemente imagen, sino que es una presencia misteriosa y fascinante
de la Madre de Dios: La Virgen de Guadalupe.
Por eso hoy celebramos y no solo recordamos. Celebramos al Dios que nos ha revelado
María de Guadalupe. Ella se presenta como la Madre de Dios, con los nombres con que
es conocido por los aztecas, habitantes del Valle de México.
Se da a conocer como Madre de “In huel nelli Teotl” -Verdadero Dios que es Raiz de
Todo-, de “Ipalnemohuani” -Aquel por Quien Vivimos y Todo se Mueve-, de “Teyocoyani”
-Creador de las Personas-, de “Tloque Nahuaque” -Creador del Cerca y del Junto-, de
“Ilhuicahua in tlacticpaque” -Señor del Cielo y de la Tierra-.
La misma imagen de la Virgen de Guadalupe nos invita a una verdadera devoción. No se
puede separa a Maria de Jesus, ni a Jesus de Maria. En el vientre de Maria de Guadalupe
podemos observar que es una mujer en cinta. Sobre este vientre se encuentra una flor muy
particular, con de cuatro pétalos, llamada, Nahui Ollin. Este es el signo por excelencia
representativo del sol. Síntesis de la cultura. Morada de Dios. Ultimo cielo, decimotercer
cielo. Punto de unión de las tres regiones cósmicas, cielo, tierra, abismo. Principio de la
actual época de la humanidad, símbolo del temblor de tierra por el cual quedará
destruida la condición actual de las cosas. Implica todo lo más grande y noble: Dios,
mundo y hombre. No necesitamos ser expertos para adivinar a quien se refiere este
símbolo, así es, a Nuestro Senor Jesucristo. Por tanto, esta celebración es totalmente
Cristológica, es decir, nos lleva al encuentro de la persona de Jesucristo, quien da un
nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.
Proyectar
Así al recordar y celebrar, también proyectamos, también miramos hacia el futuro. El
acontecimiento Guadalupano es la clave para la construcción de una nueva Iglesia como
el Papa Francisco, repetidas veces lo ha hecho manifiesto. Guadalupe nos invita a
desarrollar una espiritualidad de la diferencia. Creo que en nuestra forma natural
tendemos a temer diferencia. Una tendencia a mirar la diferencia como destructiva. Si
miramos los problemas del mundo de hoy, donde la gente está construyendo barreras
increíbles "y derramando tanta sangre debido a la diferencia. Las diferencias en las
historias de nuestros antepasados eran mayores que cualquiera de nuestras diferencias de
hoy, y sin embargo, ella, Maria de Guadalupe, fue capaz de conciliar esas diferencias y
comenzar algo nuevo. Creo que Guadalupe nos llama a desarrollar una espiritualidad
para apreciar la diferencia como un “don de Dios.” Apreciando que Dios no se equivocó
cuando hizo diferentes pueblos a ser lo que son.
Esa es nuestra tarea, mirar la bondad y la belleza de unos a otros. La debilidad que todos
tenemos, y tal vez en el mismo contexto de descubrir la belleza y la dignidad del otro,
nosotros podríamos descubrir más claramente nuestras propias debilidades y limitaciones
personales que tenemos que cambiar, porque todos nosotros tenemos de ello. Así que en
lugar de centrarse en lo negativo, podríamos centrarnos en lo positivo.
Creo que hoy la Iglesia puede hacer esto en las parroquias. Hay parroquias donde
diferentes personas están llegando, y la reacción natural es de temor: "¿Por qué tienen que
ser diferentes? ¿Por qué tienen que ver las cosas de otra manera" Creo que estamos
llamados a salir de esa mentalidad y ser transformados por una mentalidad de bienvenida.
Al final esto es Iglesia y símbolo de ello es su constante llamado a la misión.
El mayor desafío de la Iglesia de hoy es recibir el extranjero en medio de nosotros y
recibirlo como un regalo de Dios. Para ver cómo podemos traer juntos y aprovechar este
hermoso regalo que Dios está trayendo a nosotros para el bien de todos nosotros. Estoy
pensando en una espiritualidad de apreciar la diferencia, de estar abierto a la alteridad de
los demás. Tenemos mucho que aprender el uno del otro. Creo que podemos ser un
verdadero regalo para el mundo. Por tanto, la memoria y la celebración no terminan aquí,
sino que nos proyectan a una nueva tarea: Hacer de nuestras comunidades una Nueva
Humanidad. María es madre de Misericordia pero también madre de un Nueva Creación.
Viva la Virgen de Guadalupe!
…Viva en los lugares donde excluimos al otro y lo oprimimos…
… viva en los corazones de nuestros hijos e hijas…
… viva en los corazones de los jóvenes, cuando luchan por una sociedad mas justa…
… viva en los matrimonios en su fidelidad y respeto…
… viva en nuestra sociedades respetando la vida desde su gestación hasta la muerte
natural…
viva en nuestra iglesia abriendo puertas y no cerrándolas, impulsándonos a salir a buscar
al pobre y marginado.