Dialnet LaGestionDelPatrimonioHistoricoArtisticoEnElSigloX 4404386 PDF
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Este artículo hace un repaso de Cultural Heritage, Historical and Artistic Heritage,
las principales etapas por las que Scientific and Artistic Committee, Provincial Commis-
pasa la protección y conservación sion for Monuments, Murcia.
del patrimonio histórico artístico
durante el siglo XIX. Ofrece además
una visión sobre el estado de la cuestión, y señala las LA CONSTRUCCIÓN DEL CONCEPTO DE PATRI-
fuentes documentales imprescindibles para ulteriores MONIO
investigaciones.
Como es sabido, el concepto de patrimonio no es
SUMMARY algo natural o dado, sino una construcción social que
se gesta en un contexto muy determinado, como es el
This article provides an overview of the main stages inicio del mundo contemporáneo.
of the protection and conservation of cultural heritage El siglo XVIII inaugura una nueva visión del
during the XIX century. Furthermore, it analyses the mundo, en el que la aurora de la razón acabaría ex-
state of the issue and identifies the necessary documentary tendiéndose a todos los campos científicos. En este
sources for further researches. contexto, la historia se constituye como la disciplina
encargada de explicar la evolución de las sociedades
PALABRAS CLAVE hasta el presente. Los documentos, los monumentos y
la arqueología empezaron a valorarse como fuentes de
Patrimonio cultural, Patrimonio Histórico Artís- conocimiento, ampliando con ello el hasta entonces
tico, Comisiones Científico Artísticas, Comisiones estrecho concepto de «monumento» y originando una
Provinciales de Monumentos, Murcia. mayor significación del patrimonio histórico artístico
en el entramado social.
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Joaquín Martínez Pino • La gestión del patrimonio histórico artístico en el siglo XIX. Fuentes para su documentación
La búsqueda de la verdad histórica, la crítica ra- no se planteó con otros criterios que los financieros
cional del pasado, trajo consigo el desarrollo de la ar- —«esta noción de patrimonio presenta el mágico po-
queología y la aparición de la Historia del Arte1. La der de permitir trascender las barreras del tiempo y
lógica ilustrada tendía a la utilidad pública, lo que en del gusto», «si las antigüedades pasan a transformase
el ámbito de las artes se tradujo en la apertura de las en riqueza, las obras arquitectónicas recientes pasan
grandes colecciones privadas a la sociedad —muesos a adquirir, por su parte, las significaciones históricas
como el Prado (1819), el British Museum (1753), el y afectivas propias de las antigüedades nacionales. El
Museo Vaticano (1770), o el Louvre (1793), compar- concepto de patrimonio induce así una homogenei-
ten en origen un mismo espíritu didáctico y forma- dad de sentido en los valores»2.
tivo, que, desde la cúspide, habría de derramarse y La herencia que el pueblo recibía obligaba a im-
calar hasta las capas más bajas de la población, en la plementar un modelo de gestión acorde al interés
creencia de que el buen gusto y el decoro era funda- colectivo, que se manifestó en varios ámbitos: en
mental en la constitución de una sociedad de progreso primer lugar, en la realización de inventarios —véase
y felicidad—. La consecuencia de todo ello fue una la obra de Félix Vicq d’Azur, Instruction sur la ma-
progresiva estima colectiva por el pasado y la adop- nière d’ inventorier et de conserver—; igualmente, en
ción de las primeras medidas dirigidas a garantizar la la puesta en marcha de mecanismos de vigilancia y
conservación del patrimonio histórico artístico. control, como fueron las Commissions des monuments
El tránsito entre los siglos XVIII y XIX vino (1790); y por último, en la adaptación de los bienes
acompañado de aires de revolución. El Antiguo Ré- nacionalizados a sus nuevos usos y funciones, con lo
gimen dejó paso a una nueva conciencia política, que muchos templos, palacios o conventos fueron re-
mientras las viejas monarquías se debatían entre su convertidos para nuevos fines. La función primordial
desaparición y su adecuación a los nuevos tiempos. que adquirieron los monumentos históricos y artísti-
Los sucesos de la Revolución Francesa sacudieron cos fue educativa, tal y como demuestra el desarro-
con fuerza los cimientos de la sociedad europea. Las llo de los museos franceses, cuyo espíritu pedagógico
proclamas Fraternidad, Igualdad y Libertad, esperan- estuvo presente desde el nacimiento del Museo del
zaron a algunos y asustaron a otros. El 2 de octubre Louvre o del Musée des Monuments Français formado
de 1789 la Asamblea Constituyente francesa ponía «a por Lenoir (1795).
disposición de la nación» los bienes eclesiásticos, los En España, el concepto de patrimonio surgido en
de los emigrados y los de la Corona. Con esta medi- Francia fue calando a lo largo del primer tercio del
da se produjo una transferencia de propiedades sin siglo XIX; entre conatos de revolución, movilizacio-
precedentes, que trajo consigo cuestiones igualmente nes contra el invasor, experiencias liberales y repre-
novedosas: ¿cómo gestionar tal número de bienes?, siones absolutistas. Los expolios y la guerra agitaron
¿cómo afrontar las destrucciones, por motivos ideoló- el espíritu de individuos y corporaciones que, como
gicos, de estos objetos? Siguiendo a Françoise Choay, las Academias, iniciaron una importante tarea de
la clave estribaba en entender estos bienes como un concienciación y conservación. La ocupación france-
tesoro trasferido, remarcando su valor económico. sa y las primeras desamortizaciones pusieron por vez
Para ello se echó mano de términos como «herencia», primera gran cantidad de obras a la vista de todos;
«sucesión» o «patrimonio». De esta forma, las antigüe- toda vez que comenzaban las primeras experiencias
dades, los monumentos históricos, los objetos artísti- en catalogación, conservación y difusión a través de
cos, pasaron a formar parte de los bienes patrimonia- museos. Sin embargo, es con la llegada del Estado
les de la nación. Su conservación, por un momento, Liberal, y sobre todo con la generalización de la polí-
tica desamortizadora, cuando se instala una verdadera
preocupación por el destino de los bienes histórico
1 En ambos campos, la obra de Johann Joachim Winc-
kelmann, Reflexiones sobre la imitación de la pintura y
la escultura griegas (1755) e Historia del arte en la anti- 2 CHOAY, F., Alegoría del patrimonio, Barcelona, Gusta-
güedad (1764), jugó un papel determinante. vo Gili, 2007, págs. 85-88.
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TEJUELO Nº 12
artísticos. Salvando las distancias, se trataba en reali- De esta norma destacaba, por su relevancia, el
dad de un proceso similar al francés, cuyo origen era Artículo 1; primer intento en nuestra legislación de
la trasferencia al Estado de una ingente cantidad de elaborar un concepto patrimonial bajo la definición
bienes culturales. de «monumentos antiguos»:
«Por monumentos antiguos se deben entender las es-
tatuas, bustos y bajos relieves, de cualesquiera materias
GÉNESIS Y DESARROLLO DE UNA POLÍTICA que sean; templos, sepulcros, teatros, anfiteatros, cir-
PROTECCIONISTA cos, naumaquias, palestras, baños, calzadas, caminos,
acueductos; lápidas o inscripciones, mosaicos, monedas
En 1792 la Real Academia de la Historia refor- de cualquiera clase, camafeos, trozos de arquitectura,
maba sus estatutos, creando en su seno una Sala o columnas miliarias; instrumentos músicos, como sistros,
Comisión de Antigüedades3. La constitución de este litas, crótalos; sagrados, como preferículos, símpulos, li-
órgano puede considerarse el punto de partida de un tuos, cuchillos sacrificatorios, segures, aspersorios, vasos,
largo periodo en el que las Reales Academias fueron trípodes; armas de todas especies, como arcos, flechas,
protagonistas, casi en exclusividad, de la protección glandes, carcajes, escudos; civiles, como balanzas y sus
y conservación del patrimonio histórico artístico del pesas, romanas, relojes solares o maquinales, armillas,
país. Fue precisamente gracias a una iniciativa de la collares, coronas, anillos, sellos; toda suerte de utensi-
Comisión de Antigüedades que en 1803 se promulgó la lios, instrumentos de artes liberales y mecánicas; y final-
que podemos considerar primera ley nacional sobre mente cualesquiera cosas aun desconocidas, reputadas
conservación y protección del patrimonio histórico y por antiguos, ya sean Púnicas, Romanas, Cristianas, ya
arqueológico, la Real Cédula de 6 de julio de 18034. Godas, Árabes y de la baja edad»5.
El recurso a la enumeración de objetos, la falta de
3 Esta sección tuvo distintas denominaciones durante su distinción entre tipos de bienes y la limitación crono-
existencia. Nació como Sala de Antigüedades y diplo- lógica evidencian la precariedad e indefinición propias
mática y hacia la segunda mitad del siglo XIX pasó de un momento en el que la noción del patrimonio es-
a denominarse Comisión de Antigüedades, geografía, taba en pleno proceso de formación6. No obstante, el
Cronología y Paleografía. En la actualidad, y desde
texto sentaba las bases de un modelo que se mantuvo
1991, se denomina Comisión de Antigüedades y Estu-
dios Clásicos. MAIER ALLENDE, J. «La Comisión de durante todo el siglo, cuyas características fueron una
Antigüedades de la Real Academia de la Historia», en gestión a cargo de las Academias y un sistema de pro-
ALMAGRO-GORBEA, M. y MAIER ALLENDE, J. tección y conservación basado en la cooperación y la
(Eds.) 250 años de arqueología y patrimonio, Madrid, buena fe, tanto de las instituciones implicadas como
Real Academia de la Historia, 2003, pág. 27. de la ciudadanía7 —la Academia confiaba el cumpli-
4 Como recoge Maier, la idea de elaborar una norma
para conservar los descubrimientos las antigüedades
del país se debe a Mariano Luis de Urquijo, Primer 1803, y recogida posteriormente en la Novísima Recopi-
Secretario de Estado de Carlos IV, quien encargó a la lación de 1805. MAIER ALLENDE, J. «La Comisión
Academia de la Historia reflexionar sobre el particular. de Antigüedades….», págs. 30-31.
La respuesta de la institución a dicho requerimiento 5 Instrucción sobre el modo de recoger y conservar los mo-
fue un informe dirigido al nuevo Secretario de Estado, numentos antiguos, que se descubran en el Reyno, baxo la
Pedro Cevallos Guerra, por el que la Academia solici- inspección de la Real Academia de la Historia. Ley III,
taba autorización de Su Majestad para ejercer «la ins- Libro VIII, Título XX, de la Novísima Recopilación de
pección general de las antigüedades que se descubran en la Leyes de España.
todo el Reyno», así como para elaborar una instrucción 6 MUÑOZ COSME, A., La conservación del patrimonio
que respaldase dicha actividad. El apoyo a las medi- arquitectónico español, Madrid, Ministerio de Cultura,
das propuestas dio paso a la elaboración por la Sala Dir. Gral. de Bellas Artes y Archivos, 1989, pág. 17.
de Antigüedades de la conocida Instrucción de 26 de 7 Arzobispos, obispos, abades, magistrados seculares…
marzo de 1802, sobre el modo de recoger y conservar lo debían colaborar «indagando y adquiriendo noticias de
monumentos antiguos descubiertos o que se descubran en los hallazgos, y poniéndolos en conocimiento de la Aca-
el Reyno, expedida por Real Cédula el 6 de julio de demia» (Art. 3). Lo mismo se esperaba de los cargos ci-
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Joaquín Martínez Pino • La gestión del patrimonio histórico artístico en el siglo XIX. Fuentes para su documentación
mento de lo dispuesto a la vigilancia de los Justicias esta guerra, como el general Dupont, el general Soult,
locales, encargados de «que nadie destruya ni maltrate o propio general Wellington; quienes, como cualquie-
los monumentos descubiertos, o que se descubrieren […] ra de sus soldados, hicieron acopio de objetos de arte
tomando las providencias convenientes […] Lo mismo como botín de guerra10.
practicarán en los edificios antiguos que hoy existen en Pero el expolio de nuestro patrimonio estuvo fa-
algunos pueblos y despoblados, sin permitir que se derri- vorecido también por la política desamortizadora im-
ben, ni toquen sus materiales para ningún fin, antes bien puesta por el Gobierno Intruso11. El Real Decreto de
cuidarán de que se conserven; y en el caso de amenazar 18 de agosto de 180912 ordenaba la supresión de «todas
próxima ruina, lo pondrán en noticia de la Academia las órdenes regulares, monacales, mendicantes y clericales
por medio de su Secretario, a efecto de que esta tome las existentes en los dominios de España» y la aplicación de
providencias necesarias para su conservación» (Art. 7) 8 —. todos sus bienes a la nación. Se iniciaba así un proceso
de incautación de bienes que, como relata Mª Dolores
Entre guerras y desamortizaciones Antigüedad, fue en gran medida caótico, y en el que
se produjeron numerosas pérdidas a causa de oculta-
Con todo, el patrimonio histórico español se con- ciones y sustracciones.
servó relativamente bien hasta el estallido de la Gue- La exclaustración respondía además a una con-
rra de la Independencia, momento en el que se inicia vicción ideológica. En consonancia con lo sucedido
un vertiginoso deterioro vinculado directa e indirec- durante la Revolución Francesa —momento en el que
tamente con la contienda. Muchas ciudades españolas se produce una re-significación de los monumentos,
fueron devastadas por la guerra, y en toda la penínsu- que pasan de ser el símbolo de los poderes derrocados
la iglesias, palacios y jardines históricos sufrieron las a adoptar un nuevo valor nacional y nuevas finalida-
consecuencias del paso de las tropas. Sin embargo, el des13 —, la apropiación de los monumentos histórico
perjuicio más amargo estuvo causado por las conti- artísticos de la Iglesia formaba parte de un ideario
nuas y generalizadas acciones de saqueo protagoniza- cultural que pretendía poner al servicio de la educa-
das por ambos bandos —catedrales como las de León, ción y el disfrute público la riqueza artística del país.
Alcalá de Henares o Córdoba fueron completamente Éste es el origen del llamado Museo Josefino, primer
desvalijadas por los franceses; en Sevilla, los españoles museo público de España, mandado fundar por Real
asaltaron el Alcázar dejando tras de sí un rastro de-
solador; de los ingleses y portugueses, aliados contra 10 Sobre este particular, ANTIGÜEDAD DEL CASTI-
Napoleón, era conocida su afición a robar…9 —. La LLO-OLICARES, Mª. D., «El equipaje del Rey in-
historiografía nos ha permitido asociar a estos hechos truso», en MIRANDA RUBIO, F., (Coord.) Congreso
algunos nombres que forman parte de la estampa de Internacional “Guerra, sociedad y política (1808-1814)”,
vol. 1, Pamplona, Gob. de Navarra, Univ. Publica de
Navarra, Inst. Príncipe de Viana, 2008, págs. 77-100;
viles, e incluso de los propios descubridores de antigüe- de la misma autora, «Del saqueo del patrimonio al
dades, de quienes se esperaba, como personas ilustradas patrimonio nacional», en RAMOS SANTANA, A. y
y buenos patriotas, que ayudasen «a la ilustración de la ROMERO FERRER, A. (Eds.), Liberty, Liberté, Li-
patria por el medio de buscar, conservar y comunicar los bertad, Cádiz, Univ. de Cádiz, 2010, págs. 427-447.
monumentos antiguos arriba nombrados» (Arts. 4- 6). 11 Sobre este tema, ANTIGÜEDAD DEL CASTILLO-
8 Una disposición de marcado espíritu voluntarista, OLIVARES, Mª. D., El patrimonio artístico de Ma-
máxime cuando no se ponían en duda los derechos de drid durante el Gobierno Intruso (1808-1813), Madrid,
propiedad —o de gratificación en caso de encontrarse UNED, 1999; MERCADER RIBA, J. «La desamorti-
en terrenos públicos— de los descubridores sobre esos zación en la España de José Bonaparte», Hispania, 122,
bienes encontrados (Art. 2), dando lugar a situaciones 1972, págs. 587-616.
paradójicas, en las que los expolios llegaban a ser pre- 12 Real Decreto de 18 de agosto de 1809, publicado en
miados. Gaceta de Madrid, n. 233, de 20 de agosto de 1809.
9 LÓPEZ TRUJILLO, M.A., Patrimonio. La lucha por 13 Sobre el proceso revolucionario y la aparición de una
los bienes culturales españoles, Gijón, TREA, 2006, conciencia de tipo patrimonial en Francia, CHOAY, F.,
págs. 145-150. Óp. cit., págs. 85-111.
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Decreto de 21 de diciembre de 180914, «Queriendo, en paliar el daño que, con demasiada frecuencia, produ-
beneficio de las bellas artes, disponer de la multitud de cía el expolio y la extracción de estos objetos al extran-
cuadros, que separados de la vista de los conocedores se jero. De hecho, la propia normativa desamortizadora
hallasen hasta aquí encerrados en los claustros; que estas contenía las primeras disposiciones en este sentido.
muestras de las obras antiguas más perfectas sirvan como A modo de ejemplo, el Real Decreto de 4 de julio
de primeros modelos y guía a los talentos; que brille el de 1835, suprimiendo la Compañía de Jesús, excluía
mérito de los célebres pintores españoles poco conocidos de los bienes aplicados a la extinción de la deuda «las
de las naciones vecinas; procurándoles al propio tiempo pinturas, bibliotecas y enseres que puedan ser útiles
la gloria inmortal que merecen tan justamente los nom- a los institutos de ciencias y artes, así como también
bres de Velázquez, Rivera, Murillo, Ribalta, Navarrete, los colegios, residencias y casas de la Compañía, sus
Juan San Vicente y otros….»15. iglesias, ornamentos y vasos sagrados, de los que me
Pocos años después, la muerte de Fernando VII y reservo disponer» (Art. 7); y de forma prácticamente
las tensiones por la sucesión del trono obligaron a la idéntica se expresaba el Real Decreto de 25 de julio
entonces regente Mª Cristina a aliarse con los partidos de 1835: «Se exceptúan con todo de esta aplicación los
liberales en un proceso político que supondría la archivos, bibliotecas, pinturas y demás enseres que pue-
consolidación de un nuevo Estado Liberal. Entre las dan ser útiles a los institutos de ciencias y artes, así como
medidas adoptadas, una de las más significativas fue también los monasterios y conventos, sus iglesias, orna-
precisamente recuperar las disposiciones desamorti- mentos y vasos sagrados» (Art. 7).
zadoras16. Estas cláusulas requerían de una laboriosa tarea
Para el patrimonio histórico español, las guerras de inspección y recolección, que los gobernadores ci-
y las desamortizaciones constituyeron un importan- viles provinciales no podía afrontar sin la ayuda de
te escollo del que no salió indemne. No obstante, el personas destinadas a tal efecto. Es por ello que la
periodo isabelino aprobó distintas medidas dirigidas, Real Orden de 29 de julio de 1835 establecía la crea-
fundamentalmente, a conservar los bienes históricos y ción de comisiones provinciales destinadas a «exami-
artísticos procedentes de los conventos suprimidos y a nar, inventariar y recoger cuanto contengan los archivos
y bibliotecas de los monasterios y conventos suprimidos,
y las pinturas, objetos de escultura u otros que deban
14 Real Decreto de 20 de diciembre de 1809, publicado en
Gaceta de Madrid, n. 356, de 21 de diciembre de 1809. conservarse» (Art. 1)17. Se trataba de garantizar que la
15 En la práctica, el Museo Josefino no pasó de ser un incautación de los bienes fuese un proceso ordenado y
mero almacén de objetos. Como señala ANTIGÜE- metódico18 ; sin embargo, la iniciativa no tuvo el éxito
DAD —El patrimonio artístico.., págs. 157-190—, en esperado y, ya en 1936, se confirmaba el fracaso de las
un primer momento la obras se almacenaron el ex con- medidas hasta entonces adoptadas19.
vento dominico del Rosario, y en agosto de 1810, tras
las maniobras realizadas pro el que fuera el Conserva-
dor, Frédéric Quilliet, se decretó su traslado al palacio 17 Real Orden de 29 de julio de 1835, publicada en Gaceta
de Buenavista. No obstante, la experiencia tiene un de Madrid, nº 217, el 4 de agosto de 1835.
gran valor, pues no sólo supone una iniciativa retomada 18 Estas comisiones debían estar formadas por entre tres y
por el propio Fernando VII, sino que en buena medida cinco personas, en función del territorio, seleccionadas
antecede la política patrimonial adoptada en España a por el Gobernador provincial. Para ello se debía tener
partir de las desamortizaciones liberales —buen ejem- en cuenta, si existiesen, las opiniones de las academias
plo es el museo de la Trinidad o los museos provinciales de bellas artes o letras, la de los encargados de los ar-
impulsados por las Comisiones de Monumentos—. chivos públicos, o la de las sociedades económicas de
16 Sobre este proceso, TOMAS Y VALIENTE, El mar- estos lugares.
co político de la desamortización en España. Barcelona, 19 Como señaló muy a propósito Gaya Nuño, hablando
Ariel, 1971; MARTÍ GILABERT, F. La desamortiza- de la desaparición de obras de arte en este periodo, «la
ción española, Madrid, Rialp, 2003; o RUEDA HER- desamortización de Mendizábal no conoció peor ene-
NANZ, G., La desamortización en España: un balance migo que sus propios ejecutores» GAYA NUÑO, J. A.
(1766-1924), Madrid, Cuadernos de Historia nº 38, La pintura española fuera de España. Madrid, Espasa-
Arco libros, 1997. Calpe, 1958, pág. 21.
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Joaquín Martínez Pino • La gestión del patrimonio histórico artístico en el siglo XIX. Fuentes para su documentación
La realidad revelada llevó al Gobierno a dictar una diseminados en la provincia, reclamando los que
nueva Orden, fechada en 27 de mayo de 1837, «relativa hubieren sido sustraídos y puedan descubrirse.
a la clasificación, traslación y destino de objetos 3º Rehabilitar los panteones de Reyes y personas céle-
científicos y artísticos procedentes de los conventos bres o de familias ilustres, o trasladar sus reliquias
suprimidos»20. Se buscaba atajar el problema median- a paraje donde estén con el decoro que les corres-
te la creación de unas Comisiones provinciales científico ponde.
artísticas, que fuesen capaces de superar los obstáculos 4º Cuidar de los museos y bibliotecas provinciales, au-
surgidos y que impulsasen el inventario, la traslación mentar estos establecimientos, ordenarlos y formar
y la conservación en lugares adecuados de los objetos catálogos metódicos de los objetos que encierran.
nacionalizados21 —sus cometidos eran la formación 5º Crear archivos con los manuscritos, códices y docu-
de inventarios clasificados de los objetos científicos mentos que se puedan recoger, clasificarlos e inven-
y artísticos procedentes de los conventos suprimidos tariarlos.
(Art. 1), la traslación de las obras de mérito a la ca- 6º Formar catálogos, descripciones y dibujos de los
pital provincial (Art. 2), y su conservación en lugares monumentos y antigüedades que no sean suscepti-
apropiados que sirviesen al mismo tiempo de Museo bles de traslación, o que deban quedar donde estén,
y Biblioteca (Art. 3)—. Pero el éxito de estas nuevas y también de las preciosidades artísticas que por
comisiones se reveló nuevamente escaso, obligando al hallarse en edificios que convenga enajenar, o que
gobierno a plantearse con la mayor seriedad la con- no puedan conservarse, merezcan ser trasmitidas
servación de la riqueza histórica y artística del país. en esta forma a la posteridad.
7º Proponer al Gobierno cuanto crean conveniente a
Implementación y deriva de un modelo de los fines de su instituto, y suministrarle las noticias
gestión patrimonial que les pida.
Por fin, en 1844 se constituye un sistema destinado Junto a las provinciales, se creaba en Madrid una
a la protección y conservación del patrimonio históri- Comisión Central, cuyo cometido era impulsar y re-
co artístico, basado en una red de Comisiones Provin- gular el trabajo del resto de Comisiones.
ciales de Monumentos Histórico Artísticos22. Cada una Las competencias que en 1844 se otorgaron a las
de ellas estaba formada por «cinco personas inteligentes Comisiones Provinciales y a la Comisión Central su-
y celosas por la conservación de nuestras antigüedades» ponían, por tanto, un cese en el tradicional control
(Art. 1), y sus cometidos eran los siguientes (Art. 3º): que las academias llevaban a cabo en materia patri-
1º Adquirir noticia de todos los edificios, monumentos monial. Se inauguraba así, en palabras de Bolaños,
y antigüedades que existan en su respectiva provin- una nueva etapa en la administración del patrimonio
cia y que merezcan conservarse. cultural «marcada por la amplitud de sus atribuciones
2º Reunir los libros, códices, documentos, cuadros, y facultades, por el mayor método y regularidad de
estatuas, medallas y demás objetos preciosos litera- su programa, por el alcance práctico de las medidas
rios y artísticos pertenecientes el Estado que estén adoptadas, por el sesgo con que definirá la política
cultural española»23. La organización propuesta imi-
taba nuevamente el modelo francés, siendo su inspi-
20 Real Orden de 27 de mayo de 1837, publicada en Ga-
ceta de Madrid, nº 907, el 28 de mayo de 1837.
ración la conocida Ley Guizot de 1830, con la que el
21 En la práctica, suponía una reorganización de las an- país vecino había creado una inspección general de
teriores juntas, dotándolas ahora de mayores recursos monumentos históricos que, gracias a la colaboración
económicos, y con un mayor apoyo y reconocimiento de los delegados provinciales, permitía centralizar la
por parte de las autoridades provinciales BELLO, J., custodia sobre el patrimonio.
Frailes, intendentes y políticos. Madrid, Taurus, 1997,
pág. 292.
22 Se establecen por Real Orden de 13 de julio, y se regu- 23 BOLAÑOS, M., Historia de los museos en España. Gi-
laban por el Reglamento de 24 de julio del mismo año. jón, Trea, 1997, pág. 216.
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TEJUELO Nº 11
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No podemos sino valorar positivamente los fines de acción, y prevenir desde luego los graves daños que
de esta medida, pues trataba de configurar un ambi- podían seguirse de reducirlas al aislamiento, sometidas
cioso sistema dirigido a dar respuesta a unas necesi- sin un guía seguro a las influencias de la localidad, y
dades patrimoniales bien identificadas: procuraba la abandonadas a sus propios esfuerzos. [...] Le faltaba
conservación y restauración de los bienes ya existen- un carácter general, no había presidido el mismo pen-
tes, así como su ampliación, investigación y aplicación samiento a sus modificaciones sucesivas, y se perdió de
para el estudio y el disfrute por parte de la sociedad. vista el enlace de las partes que la constituyen»26.
Dicho esto, la creación de una estructura jurídica-
administrativa no supone una garantía por sí misma, Esta laguna era la que se intentó cubrir, con un
máxime cuando ésta no estaba acompañada de una nuevo Reglamento, en 1854. El objetivo era dinami-
política de financiación acorde a los fines propuestos24. zar el trabajo de estas corporaciones, partiendo de dos
Las Comisiones de Monumentos nacieron sin ga- premisas que se entendía fundamentales: la primera
rantías de financiación. El Gobierno dejaba en manos de ellas era dotar de mayores competencias y poder
de las Diputaciones Provinciales la consignación de ejecutorio a la Comisión Central, de forma que fuese
unos presupuestos que serían siempre insuficientes y «no solamente [...] un cuerpo facultativo, sino también
expuestos a frecuentes recortes e impagos. Por otra un agente directo del Gobierno, que a la ciencia debe
parte, la labor desarrollada por los comisionados se reunir la acción»27; la segunda tenía que ver con la
entendía filantrópica, sin mayor retribución que una finalidad de las Comisiones de Monumentos, que se
posible mención honorífica en la memoria anual y entendía ahora «esencialmente conservadora», de modo
la satisfacción de servir a la patria —en este sentido que, una vez acabada la tarea de reunir los objetos ar-
conviene también reflexionar sobre la naturaleza de tísticos salvándolos de la destrucción, la siguiente meta
unos comisionados que, elegidos por las Diputaciones era «la custodia y reparación de las fábricas monumen-
y Jefes Políticos, estarían en ocasiones más vincula- tales». Obviamente, esto no significaba que dejasen a
dos a las esferas políticas que a las Bellas Artes y a un lado tareas de ordenación, investigación y recolec-
la Historia—. Ambas cuestiones, escasez de recursos ción —en la mayoría de los casos apenas iniciadas—;
y naturaleza de los comisionados, unidas, por qué pero sí que se otorgaba prioridad a la conservación y
no decirlo, a cierta desidia por parte de los poderes a la restauración28. De esta forma, las Comisiones de
centrales a partir del primer año de vida de las Co- Monumentos se convertían en una especie de “policía
misiones, dieron lugar a la pérdida de estímulo y al del patrimonio”, encargadas de velar por el buen uso y
abandono de unas tareas realizadas por puro patrio- la conservación de los edificios aplicados a la utilidad
tismo25. Como consecuencia, apenas una década des-
pués de su creación, la situación de las Comisiones de
26 Exposición introductoria al Real Decreto de 15 de no-
Monumentos poco tenía que ver con el propósito que
viembre de 1854, publicado en Gaceta de Madrid, nº
las había alentado: 685, el 17 de noviembre de 1854.
«Producto de la necesidad del momento, y más bien 27 Real Decreto de 15 de noviembre de 1854, publicado
como un ensayo que como una institución proporcio- en Gaceta de Madrid, nº 685, el 17 de noviembre de
nada a las miras sucesivas del Gobierno, si desde su 1854.
mismo origen produjo felices resultados, la experiencia 28 Muy significativos son los Arts. 31 y 32, por los que
se disponía que «no podrán las comisiones provinciales
vino a demostrar después que para llevarlos mas lejos destinar los fondos consignados en sus presupuestos á las
era indispensable determinar con precisión sus atribu- excavaciones y diligencias practicadas para el descubri-
ciones, harto vagas y generales; darles mayores ensan- miento de antigüedades y nuevas empresas arqueológicas,
ches; relacionarla de un modo directo con las comisiones debiendo emplearse exclusivamente en la conservacion de
provinciales: procurar a estas un centro de unidad y los edificios monumentales, en sus restauraciones, y en el
sostenimiento de los museos, bibliotecas y archivos que se
hayan establecido, ó que en lo sucesivo puedan establecer-
24 Íbidem, pág. 220. se». Solamente si existía remanente podrían destinarlo
25 BELLO, J., Óp. cit., pág. 334. a estos fines, con la previa autorización de la Central.
16
Joaquín
Alberto
Martínez
SolerPino
y Asunción
• La gestión
Andújar
del patrimonio
• El Premiohistórico
Mandarache:
artístico
¿Qué
en tiene
el sigloesta
XIX.
bolaFuentes
que a todo
para elsumundo
documentación
le mola?
pública. Y por eso adquirían también autoridad en bajo su dependencia las Comisiones provinciales de Mo-
materia de restauración. numentos, suprimiéndose la central» (Art. 161). Con
Entre sus funciones, destacaban (Art.28): esta medida se producía una vuelta al antiguo sistema
«… Procurar a la [Comisión] central cuantos in- de dependencia de las Academias, y se abandonaba el
formes, datos y antecedentes les reclamase. intento de dotar a la Administración de un organismo
[…] Someter a su examen y aprobación las restau- autónomo dedicado a la protección del patrimonio30.
raciones de los edificios confiados a su cuidado […] Para asumir estas nuevas competencias la Acade-
Consultarle la creación de nuevos museos, biblio- mia se vio obligada iniciar una reorganización inter-
tecas y archivos, o las modificaciones sustanciales, am- na, que no se concretó hasta el año de 1864, con la
pliación y mejora de estos establecimientos […] modificación de sus estatutos31. Finalmente, el 21 de
Darle conocimiento de los descubrimientos y adqui- noviembre de 1865 se aprobaba un nuevo Reglamento
siciones de nuevos objetos artísticos o arqueológicos […] de las Comisiones provinciales de Monumentos Histó-
Continuar los trabajos [anteriormente encomen- ricos y Artísticos32. Las modificaciones que introducía
dados] y sobre todo, la formación de los índices de las eran de gran significación, tanto a nivel organizativo
bibliotecas, archivos y museos puestos a su cargo […] como competencial:
Reconocer frecuentemente el estado de los monu- En primer lugar, cambiaba el número y el criterio
mentos públicos, y dar parte desde luego al Gobernador para formar las Comisiones Provinciales. En lugar de
y a la central de los deterioros que en ellos advirtiesen, integrarlas cinco personas seleccionadas por la Diputa-
procurando su pronta reparación. ción y el Gobernador Civil, ahora se constituían, ma-
[…]Dirigir los trabajos y exploraciones que tengan yoritariamente, por corresponsales de las Academias de
por objeto recobrar los documentos, lápidas, libros, esta- San Fernando y de la Historia —entre cinco y seis de
tuas y esculturas que correspondieron a las casas religio- cada una de ellas, los más antiguos de cada provin-
sas suprimidas, y que hayan podido extraviarse. cia— (Art. 1). A estos se sumaban los Inspectores de
[…] Reclamar ante el Gobernador contra aquellas Antigüedades, el Arquitecto Provincial y el Jefe de la
restauraciones que desfiguran el carácter y las formas Sección de Fomento (Art. 2); así como los académicos
de las obras monumentales, propiedad del Estado o de de mérito de San Fernando y los numerarios de cual-
los pueblos. quiera de las dos Reales Academias que residiesen en
[…] Vigilar la buena conservación de los panteones la provincia (Arts. 7 y 8). A diferencia de lo que ocu-
de nuestros Reyes y de los hombres ilustres, y promover rría antes, cuando los componentes de las Comisiones
la restauración de los que se hallasen en estado ruinoso, estaban vinculados políticamente al sistema y podían
o necesiten reparaciones importantes». carecer del conocimiento, independencia y dedicación
que requería una tarea de este tipo; el nuevo modelo no
A pesar de los sustanciales cambios que traía consi- sólo proporcionaba un número mayor de comisiona-
go este Real Decreto, y sin apenas haber transcurrido dos, sino que acreditaba la capacidad científica de éstos
un tiempo para evaluar adecuadamente los cambios y daba legitimidad a sus actuaciones.
introducciones en el sistema, la Ley de Instrucción
Pública de 9 de septiembre de 185729, la conocida
como Ley Moyano, puso al cuidado de la Real Aca- 30 Para Muñoz Cosme se trataba de una involución que
«no podía sino restar eficacia a la acción institucional
demia de San Fernando «la conservación de los monu- en este campo» MUÑOZ COSME, A. Óp. cit., pág.
mentos artísticos del reino y la inspección superior del 39.
Museo nacional de Pintura y Escultura, así como la de 31 A partir de entonces entraron a formar parte de sus co-
los que debe haber en las provincias; para lo cual estarán metidos la inspección de los museos y la conservación
y restauración de los monumentos (Art. 2). Estatutos y
reglamento de la Real Academia de Nobles Artes de San
29 Ley de Instrucción Pública de 9 de septiembre de 1857, Fernando. Aprobados por S. M. en 20 de Abril de 1864.
publicada en Gaceta de Madrid, nº 1710, el 10 de sep- 32 Real Orden de 21 de noviembre de 1865, publicada en
tiembre de 1857. Gaceta de Madrid, nº 345, el 11 de diciembre de 1865.
17
TEJUELO Nº 12
En segundo lugar, el nuevo Reglamento reconocía inmediaciones de las grandes vías romanas o en otro
a las Comisiones Provinciales una entidad y notorie- cualquier lugar que ofrezca indicio de construcciones
dad de la que hasta el momento adolecían. Pasaron a respetables, a fin de evitar la pérdida o sustracción de
considerarse «inmediatas representantes de las expresa- los objetos artísticos o arqueológicos que pudieran des-
das Reales Academias de San Fernando y de la Historia» cubrirse».
(Art. 4); y se ampliaron notablemente sus competen-
cias (Art. 17): De esta forma, las Comisiones Provinciales de
«1º. La conservación y restauración de los Monumentos se convertían en verdaderas delegadas
monumentos históricos y artísticos que fueren propiedad de las Reales Academias, y se garantizaba que los cri-
del Estado. terios de ésta llegaban a todas las regiones del Esta-
2º. El cuidado, mejora, aumento o creación de los do. Por otra parte, con esta medida las Comisiones
Museos provinciales de Bellas Artes. quedaban definitivamente desvinculadas del proceso
3º. La dirección de las excavaciones arqueológicas desamortizador, al que hasta entonces parecían deber
que en cada provincia se conceptuaren necesarias para su razón de ser.
la ilustración de la historia nacional
4º. La creación, aumento y mejora de los Museos Hacia un corpus normativo
de antigüedades.
5º. La adquisición de cuadros, estatuas, lápidas, Pero, como señala Alegre Ávila, a pesar de las
relieves, medallas y cualesquiera otros objetos que por iniciativas y esfuerzos aquí recogidos, la protección
su mérito o importancia artística e histórica merezcan del patrimonio español adoleció durante todo el siglo
figurar, tanto en los Museos de Bellas Artes como en los XIX de un verdadero código para los bienes históri-
Arqueológicos. cos y artísticos. El corpus normativo al que hemos ido
6º. La investigación, adquisición o compra de códi- refiriéndonos estaba compuesto por un conjunto de
ces, diplomas, manuscritos y cualquier otro documento disposiciones bienintencionadas, creadas para abordar
que pueda contribuir al esclarecimiento de la verdad las cuestiones que iban surgiendo —exportaciones,
histórica, así en lo artístico como en lo político, reli- hallazgos arqueológicos, restauraciones e intervencio-
gioso, etc. nes…—, pero carentes de un hilo vertebrador que las
7º. El examen de los archivos existentes aun en las dotase de fuerza 33.
oficinas de la Hacienda públicas, ya con el propósito Hubo que esperar a las primeras décadas del siglo
de señalar los documentos que deben pasar al Archivo XX para observar una verdadera trasformación del sis-
nacional formado por la Real Academia de la Historia, tema de protección del patrimonio histórico artístico.
ya con el fin de ilustrar la de los Monumentos artísticos Una renovación que fue abordada tanto desde al ámbi-
confiados a su custodia. to legislativo como desde la Administración del Estado.
8º. El reconocimiento facultativo y arqueológico de La primera piedra en este proceso vino, coincidien-
los monumentos públicos con el intento de precaver su do con el cambio de siglo, con el Real Decreto de 18
ruina y evitar al propio tiempo que se hagan en ellos de abril de 1900, por el que se suprimía el Ministerio
restauraciones impropias de su carácter y que menosca- de Fomento y se creaba en su lugar dos nuevas carteras:
ben su mérito artístico. un Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, y
9º. La custodia y decorosa conservación de los sepul- un Ministerio de Agricultura, Industria, Comercio y
cros y enterramiento de nuestros Reyes, Príncipes y hom- Obras públicas (Art. 1); correspondiendo al primero de
bres ilustres, y la traslación o restauración de los que, ellos «…lo relativo a la enseñanza pública y privada en
por haber sido enajenados los edificios donde existan, o todas sus diferentes clases y grados, […] el fomento de las
por su mal estado de conservación lo exigiere.
10. La intervención en las obras públicas que se
33 ALEGRE ÁVILA, J.M., Evolución y régimen jurídico
hicieren, ya con fondos municipales o provinciales, ya del patrimonio histórico, Madrid, Ministerio de Cultu-
a expensas del Estado, en despoblados antiguos, en las ra, 1994, págs. 47-48.
18
Joaquín Martínez Pino • La gestión del patrimonio histórico artístico en el siglo XIX. Fuentes para su documentación
ciencias y de las letras, Bellas Artes, Archivos, Bibliotecas y que demuestran el esfuerzo realizado para dotar a
y Museo… [y] la Dirección general del Instituto Geográ- esta materia de criterios precisos y actualizados que la
fico y Estadístico» (Art. 2) 34. El Ministerio contaba al regulasen37 : la Ley de Excavación y Antigüedades de
nacer con una estructura modesta —una subsecretaría 1911, la Ley de Conservación de Monumentos His-
con cuatro secciones: Universidades e Institutos, Pri- tórico Artísticos de 1915 y el Real Decreto-Ley de 9
mera enseñanza y Escuelas normales, Bellas Artes, y de agosto de 1926. Todas ellas superadas, en 1933,
Construcciones civiles y Escuelas especiales35 —, que con la importantísima Ley de Patrimonio Histórico
fue progresivamente enriqueciéndose con la creación de Artístico, vigente hasta 1985.
distintas Direcciones Generales —la de Bellas Artes,
constituida por Real Orden de 26 de enero de 1915—,
de la que fue su primer titular fue D. Antonio García LA DOCUMENTACIÓN DE LA GESTIÓN
Alix. En el ámbito que nos ocupa, era el primer paso PATRIMONIAL EN EL SIGLO XIX.
para la sustitución de la decimonónica administración EL CASO DE MURCIA
honoraria por una gestión profesionalizada a cargo de
funcionarios del Estado36. En los últimos años han proliferado estudios que,
En cualquier caso, el cambio hacia una adminis- de una forma u otra, abarcan el complejo proceso por
tración profesional no iba a darse de un día para otro. el que se gesta, se desarrolla y finalmente se consoli-
En la práctica, el modelo heredado iba pervivir, al da, una conciencia del patrimonio como bien común.
menos, hasta la ley de 1933; coordinándose con ma- Un camino del que el siglo XIX constituye una etapa
yor o menor éxito con los nuevos organismos surgi- fundamental.
dos durante este primer tercio de siglo —Comisaría En España, las investigaciones sobre el patrimonio
General de Bellas Artes y Monumentos (1905), Jun- cultural no empiezan a generalizarse hasta los años
ta Superior de Excavaciones y Antigüedades (1912), ochenta, coincidiendo con la llegada de la democracia
Junta de Patronato para la protección conservación y, sobre todo, con la aparición de la Ley de Patrimonio
y acrecentamiento del Tesoro Artístico Nacional Histórico de 1985. Entre esta década y la siguiente
(1926). Por otra parte, la renovación administrativa aparecen las primeras monografías sobre la gestión
estuvo íntimamente ligada a la construcción de un or- del patrimonio español, abordada desde distintas dis-
denamiento jurídico propio. Así, en apenas dos déca- ciplinas implicadas en la materia: el derecho admi-
das, se aprueban en España tres grandes normas que nistrativo, la historia contemporánea, la historia del
sientan la base de la posterior evolución legislativa, arte o la arquitectura 38. Pero es en los últimos quince
34 Real Decreto de 18 de abril de 1900, publicado en Ga- 37 En realidad, a la normativa arqueológica y de monu-
ceta de Madrid, n. 109, el 19 de abril de 1900. mentos histórico-artísticos, les antecedieron, en 1901,
35 Reglamento de Régimen Interior del Ministerio de Ins- tres Reales Decretos — de 18 de octubre, de 22 de no-
trucción Pública y Bellas Artes, Real Orden de 1 de viembre y de 29 de noviembre— con los Reglamentos
junio de 1900, publicado en Gaceta de Madrid, n. 201, sobre bibliotecas públicas, archivos y museos arqueoló-
el 20 de junio de 1900. gicos, respectivamente.
36 A pesar del avance que suponía la creación de un mi- 38 Entre las obras de indispensable consulta de esta época
nisterio de Instrucción Pública y de Bellas Artes, esta podemos señalar las de Juan Manuel Alegre Ávila, Evo-
cartera fue en muchas ocasiones un mero trampolín lución y régimen jurídico del patrimonio histórico (1994);
para otros departamentos de mayor relieve, dando José Álvarez Lopera, La política de bienes culturales del
como resultado que existiesen hasta cincuenta y tres Gobierno republicano durante la Guerra Civil Española
ministros desde su creación hasta 1931. BOLADO SO- (1982); Alicia Alted Vigil, Política del nuevo Estado sobe
MOLINOS, J.M., «Del Ministerio de Instrucción Pú- el Patrimonio Cultural y la Educación durante la Guerra
blica y Bellas Artes a la Cartera de Educación, Cultura Civil Española (1984); Alfonso Muñoz Cosme, La con-
y Deporte: cien ministros para un centenario», Revista servación del patrimonio arquitectónico español (1989); o
de educación, n. 324, Madrid, Ministerio de Educa- Isabel Ordieres Díez, Historia de la Restauración monu-
ción, Cultura y Deporte, 2001, págs. 113-142. mental en España (1835-1936) (1995).
19
TEJUELO Nº 12
años cuando asistimos a un notable incremento de Documentar la realidad de cada una de estas pro-
las investigaciones en la materia, con la peculiaridad vincias requiere un importante trabajo de investiga-
de que, en gran parte de ellas, el foco de atención se ción en archivo. Así, tanto si nos centramos en Mur-
desplaza desde ámbito global a la particularidad local cia como si pretendemos acercarnos a cualquier otra
de las distintas provincias y territorios del Estado. provincia, es obligatoria la consulta de determinados
La gestión del patrimonio en España se configuró,
como en los países de nuestro entorno, a partir de
unas estructuras políticas y administrativas claramen- tas del XI Congreso del CEHA, Valencia, 1996, págs.
te definidas, como eran las provincias. Por lo tanto, 224-227; HUICI GOÑI M. P. Las Comisiones de Mo-
numentos históricos y artísticos con especial referencia a
sólo a través del análisis de la realidad de estas estruc-
la Comisión de Navarra, Pamplona, Príncipe de Viana,
turas es posible valorar la efectividad de las medidas n .189, 1990, págs. 119-209; LÓPEZ TRUJILLO, M.
de protección adoptadas por el Estado; de la misma Á., GARCÍA-RISCO VIGARA, M. C., «La Comisión
forma que sólo a partir de las acciones, actividades, y de Monumentos de Guadalajara (1835-1939). Breve
reflexiones de los protagonistas implicados, es posible reseña histórica e inventario de fuentes» en La inves-
rastrear el lento proceso de asunción de una moderna tigación y las fuentes documentales de los archivos, Gua-
dalajara, ANABAD, 1.996, págs. 443-456; MORATA
conciencia patrimonial. Y en este sentido, merecen SOCIAS. J., «La Comisión Provincial de Monumentos
una especial atención las Comisiones Provinciales de Históricos y Artísticos de las Baleares (1844-1987)» en
Monumentos, por constituir la base de la estructura Ante el Nuevo Milenio. Raíces culturales, protección y ac-
administrativa y vertebrar la política patrimonial de tualidad del Arte Español,
todo este periodo39. Actas XII Congreso CEHA. Granada, Gmares, 2000,
págs. 1143-1146; NAVARRETE MARTÍNEZ, E., «El
Ministerio de la Gobernación y La Comisión Central
39 Existen algunas monografías sobre las Comisiones de de Monumentos Artísticos ¿Dónde se conservan los
Monumentos, como las de QUINTANILLA MAR- fondos documentales de las Comisiones Provincia-
TÍNEZ, E. La Comisión de Monumentos Históricos y les?», Boletín ANABAD, Vol. 57, n. 1, 2007, págs. 427-
Artísticos de Navarra, Pamplona, Dpto. Educación, 448; ORTIZ ROMERO, P., «Epítome de la crisis y
Cultura, Deporte y Juventud, Dir. Gral. Cultura, Ins- agonía de las Comisiones de Monumentos en la Baja
titución Príncipe de Viana, 1995; PALENCIA CERE- Extremadura», Archaia: Revista De La Sociedad Espa-
ZO, J. M., Setenta años de intervención en el patrimonio ñola De Historia De La Arqueología, vol. 3, n. 3, 2003,
histórico-artístico cordobés (1835-1905), Córdoba, Obra págs. 294-303; o RODRÍGUEZ SIMÓN, P. «Las
Social y Cultural Cajasur, 1995; ORTIZ ROMERO, Comisiones Provinciales de Monumentos en Aragón:
P., Institucionalización y crisis de la arqueología en Extre- El caso de la Comisión de Huesca», Archaia: Revista
madura: Comisión de Monumentos de Badajoz, Subco- de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología,
misión de Monumentos de Mérida (1844-1971), Mérida, vol., 3, n.3, 2003, págs. 289-293. Sobre la Comisión
Junta de Extremadura, 2007; LÓPEZ RODRÍGUEZ, Provincial de Murcia, existen también algunos traba-
R. M., La Comisión de Monumentos Históricos y Artís- jos específicos: GARCÍA PÉREZ, N. «La Comisión
ticos de la provincia de Sevilla, Sevilla, Diputación de Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de
Sevilla, 2011; o GARCÍA MARTÍN, F., La Comisión Murcia (1890-1900)», Imafronte, nº 15. Murcia, Ser-
de Monumentos de Toledo: 1836-1875, Toledo, Ledo- vicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia,
ria, 2008. Mucho más numerosos son los artículos 2000, págs. 71-84; MARTÍNEZ PINO, J. «La Comi-
publicados, entre los que podemos señalar: BALSA- sión Provincial de Monumentos de Murcia. Precedentes
LOBRE GARCÍA, J. M., «Comisión de monumentos, y actuaciones (1835-1865)», Espacio, Tiempo y Forma,
Alicante, desamortización y tiempo de colecciones», Serie VII, Historia del arte, nº 18-19, 2005-2006, págs.
ANTIGÜEDAD DEL CASTILLO-OLIVARES, M. 135-162; MARTÍNEZ PINO, J., «Las Comisiones de
A. (Dir.), ALZAGA RUIZ, A. (Coord.) Colecciones, Monumentos a partir del Reglamento de 1865. La pro-
expolio, museos y mercado artístico en España en los siglos vincial de Murcia», en ANTIGÜEDAD DEL CASTI-
XVIII y XIX, Madrid, Ministerio de Ciencia e Innova- LLO-OLIVARES, M. A. (Dir.), ALZAGA RUIZ, A.
ción, UNED, Editorial Universitaria Ramón Areces, (Coord.) Colecciones, expolio, museos y mercado artístico
2011, págs. 145-166; DELICADO MARTINEZ, F.J., en España en los siglos XVIII y XIX, Madrid, Ministerio
«La Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Ciencia e Innovación, UNED, Editorial Universita-
de Valencia» en El mediterráneo y el Ate Español, Ac- ria Ramón Areces, 2011, págs. 209-234.
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Joaquín Martínez Pino • La gestión del patrimonio histórico artístico en el siglo XIX. Fuentes para su documentación
fondos. Seguramente los más relevantes, ya que nos También es interesante el Archivo de la Real So-
ofrecen una visión global de la problemática, serían ciedad Económica de Amigos del país de Murcia, ins-
los Archivos de las Reales Academias de la Historia y titución que tuvo una activa participación en los años
de Bellas Artes de San Fernando. treinta y cuarenta del siglo XIX.
El fondo de la “Comisión de Antigüedades” de la Finalmente, no debemos olvidar el sustrato nor-
Academia de la Historia conserva una importantísi- mativo y jurídico del periodo, que conforma el marco
ma documentación sobre excavaciones y hallazgos ar- de desarrollo para la protección y la tutela del patri-
queológicos, que abarca el periodo comprendido entre monio histórico. Una tarea para la que es imprescin-
1797 y 1936, y que nos permite seguir el desarrollo de dible la Gaceta de Madrid, diario oficial del Estado
esta disciplina, especialmente relevante a partir de la hasta 1936.
década de 1860 —momento en el que las comisiones La consulta de las fuentes señaladas es imprescin-
pasan a depender de las Academias— 40. dible para reconstruir la historia de la gestión patri-
Por su parte, el Archivo de la Real Academia de monial en nuestro país. Un proceso que, como hemos
Bellas Artes de San Fernando conserva, bajo el epí- señalado, estuvo ligado a la evolución de la conciencia
grafe de “Comisión Central de Monumentos”, toda patrimonial y al desarrollo de la disciplina de su tute-
la documentación que la institución recibió en 1859 la. El propio Alois Riegl, en 1903, subrayaría el salto
de la extinta Comisión Central, así como la generada cualitativo con el que se inauguraba el nuevo siglo;
en cumplimiento de sus funciones desde esta fecha así, hablando sobre sobre la conveniencia de adoptar
hasta las últimas décadas de siglo XX 41. En lo que una ley para la tutela de los patrimonio en Austria
nos concierne, guarda las comunicaciones de la Co- diría: «En el momento actual… [la Ley]… se ha conver-
misión Provincial con la Comisión Central de Monu- tido en una necesidad, dado que hoy para cada uno de
mentos y con la Comisión Mixta organizadora de las los ciudadanos los monumentos han adquirido el valor
Comisiones Provinciales, así como la documentación de lo antiguo, cuya ofensa supone tanto dolor, como el
relativa a la Comisión Científico-Artística de Murcia, desprecio de los principios religiosos y de los símbolos de
formada en 1837. fe para un creyente»42 .
Toda esta documentación se complementa con la
custodiada en el Archivo del Museo Provincial de Be-
llas artes de Murcia, donde además de varias comu-
nicaciones de interés, se encuentran los libros de actas
de la Comisión, desde su formación en 1844.
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