TP Amia
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El odio en exceso hacia otra nacionalidad nos lleva a la xenofobia pero al cultivar
esta forma de pensamiento y actuar sobre los mismos es lo que puede provocar que ocurra
un acto de terrorismo.
Introducción:
A.M.I.A y su historia
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articulación y participación de los judíos de la Argentina. La pujanza de su desarrollo
quedó reflejada cuando abrió sus puertas, en 1945, su histórica casa de Pasteur 633.
Instituciones
Atentado
El lunes 18 de Julio de 1994 a las 9:53 a.m. se efectuó un ataque terrorista mediante
un coche bomba que explotó en un edificio en el centro de la ciudad de Buenos Aires,
Argentina. El edificio, ubicado en Pasteur 633, en el barrio de Once, era la sede de la
AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) y la DAIA (Delegación de Asociaciones
Israelíes Argentina), dos de las instituciones más importantes de la comunidad judía en la
Argentina. El ataque terminó brutalmente con la vida de 85 personas, dejó más de 300
heridos, y destruyó por completo la sede de la institución. El atentado sacudió a la sociedad
argentina y especialmente a la de Buenos Aires.
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La búsqueda de sobrevivientes entre los escombros en los momentos inmediatos
posteriores a la voladura de la AMIA estuvo marcada por un clima caótico en el que se
mezclaban los intentos de rescate de quienes permanecían en lo que quedaba del edificio o
cubiertos por sus ruinas, con la afluencia de voluntarios deseosos de colaborar en medio de
pedidos de silencio total para detectar las mínimas señales de vida de la gente
atrapada. Miles de personas se acercaron al lugar para colaborar con las tareas de rescate,
tanto de las víctimas, como de libros, documentos y esculturas que constituían una parte
importante de la memoria de la comunidad judía argentina.
Lo único que se hizo fue fijar un lugar, un día y una hora, y la gente tuvo la
oportunidad que necesitaba, de expresar su indignación, su dolor, su protesta y su reclamo
por lo sucedido tres días antes con la AMIA. La consigna de la convocatoria era “De pié
frente al terror. La auténtica solidaridad es hacer justicia.”
Esa tarde del 21 de julio, convocadas por las entidades centrales de la comunidad
judía argentina, se hicieron presentes en la Plaza de los Dos Congresos, pese a la lluvia,
unas 150.000 personas. Esa multitud con sus paraguas dio su nombre a esa tarde que ya
pertenece a la historia y a la leyenda.
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La desconcentración mantuvo la misma atmósfera de recogimiento casi religioso de
una multitud que en silencio, bajo la lluvia y lentamente, fue dispersándose por las calles
que rodean la plaza, dando fin a una conmovedora concentración multitudinaria que recibió
una gran cobertura por parte de todos los medios del país y del exterior. Ese mismo día y a
la misma hora, en diferentes ciudades del interior del país, también tuvieron lugar
concentraciones similares de expresión de dolor y reclamo de justicia.
Contexto
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Los dos atentados cometidos en Argentina se produjeron mientras el gobierno del
entonces presidente Carlos Menem, abastecía ilegalmente de armas a Croacia y Bosnia,
estos últimos musulmanes apoyados por Irán, país que integraba con Argentina la red de
contrabando de armas y explosivos durante las Guerras yugoslavas. Estas operaciones
incluyeron la dinamitación de la Fábrica Militar de Armas de Río Tercero, en 1995, que
destruyó gran parte de la ciudad y causó la muerte de siete personas y más de 300 heridas.
Investigación
La justicia argentina detuvo a varias personas acusadas de haber participado en el
atentado, la mayoría oficiales de la Policía Bonaerense, que llegaron a permanecer en
prisión durante casi una década. En el juicio oral realizado entre 2001 y 2004, se probó que
la justicia argentina y los servicios de inteligencia habían fraguado las pruebas en su contra
y fueron liberados. También fue detenido en Londres quien fuera embajador de Irán en
Argentina, Hadi Soleimanpour, acusado por la justicia argentina de ser uno de los
organizadores del atentado, pero la justicia del Reino Unido lo liberó luego de examinar la
causa, concluyendo que no existían pruebas que lo involucraran.
La investigación inicial quedó a cargo del fiscal federal Eamón Mullen y su adjunto
José Barbaccia y del juez federal Juan José Galeano. La investigación de inteligencia, que
ya se venía realizando desde antes del atentado, quedó en manos de Jaime Stiuso, en ese
momento Jefe de Operaciones de Contrainteligencia de la SIDE, y Jorge Luis Lucas. En
la Policía Federal estuvo a cargo el comisario Jorge Fino Palacios.
La investigación judicial se realizó mediante dos causas, ambas a cargo del juez
Galeano, la llamada "Causa AMIA" (nº 1156) abierta el día del atentado, que tuvo como
único detenido a Carlos Alberto Telleldín y la llamada "Causa Brigadas" (nº 1598), abierta
en octubre de 1995.
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Más tarde se conformó una Unidad Especial de Investigación que funcionaba en el
ámbito de la Secretaría de Justicia y Asuntos Legislativos cuyo titular representaba al Poder
Ejecutivo Nacional ante la Comisión Especial Investigadora, integrada por:
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Hasta 2001 se había informado oficialmente que las víctimas fallecidas eran 86, a
las que había que sumar otras personas más a la que se atribuía ser autora del atentado y
haberse suicidado con la explosión. En 2001 se descubrió que una de las supuestas
víctimas, Patricio Irala, había simulado su muerte para cobrar la indemnización por medio
de su esposa.
Primer juicio
En 2001, luego de siete años de investigaciones realizadas por los fiscales federales
Eamón Mullen, José Barbaccia y Alberto Nisman y el juez Juan José Galeano, la justicia
argentina llevó a juicio a varios acusados de haber formado parte de la llamada "conexión
local" que causó el atentado, entre los que se destacaban Carlos Telleldín y el
comisario Juan José Ribelli.
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para declarar, quedó expuesta en el juicio una amplia operación para encubrir el atentado
que involucraba al Poder Ejecutivo Nacional, la SIDE, el Poder Judicial, la Policía Federal
y El presidente de la DAIA.
Conclusión:
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