En Memoria de Aníbal Quijano. Carolina Ortíz

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Aníbal Quijano

(Yanama, Perú 1928- Lima, Perú 2018)1

Por Carolina Ortiz Fernández1

La obra de Aníbal Quijano es prolífica y diversa y está por explorar, aunque existe una
primera aproximación de Danilo Assis Clímaco en el prólogo de una antología
organizada por él (2014), en la que ha logrado reunir un conjunto de textos que estaban
dispersos.

Como bien lo precisan Pablo Gentili y Karina Bidaseca, cuando Quijano era
entrevistado solía responder que no tenía el hábito de la sistematización de la escritura,
y que por eso prefería “escribir al viento”. Frase que podría implicar un sentido cercano
o un parafraseo de “solía escribir con su dedo grande en el aire”, verso de uno de los
poemas de nuestro poeta mayor César Vallejo en España aparta de mi este Cáliz, y
alude a esculpir la palabra en el aire, hacerla sentir y volar libre con vida propia: “Papel
de viento pasa”, dándole a la escritura un sentido en movimiento, de no fijeza, de
oralidad ajeno a toda rigidez, por-que la escritura como la oralidad, a decir de Iain
Chambers es una constante travesía que cruza los límites entre acontecimiento y
narración, entre autoridad y dispersión, entre el pretexto anónimo e inscripción textual.2
Los saberes como los hombres y las mujeres que los sistematizan y recrean son móviles,
migran constantemente. Son formas discontinuas no establecidas para siempre, lo cual
no niega las continuidades que también arraigan.3

En esta ocasión me siento muy lejana a la capacidad de sistematizar su pensamiento, por


eso evocaré tan solo algunos pasajes que expresan mi primera aproximación a modo de
semblanza del maestro y amigo Aníbal Quijano.

1
Nació en Lima. Ha obtenido premios de poesía en Perú, y ha publicado los poemarios: Cuando la luna crece y Una encendida en el
desierto, además de textos sobre cultura, discurso y poder en diversas publicaciones de Ecuador y Perú. Sus poemas y ensayos han
aparecido además en revistas como Hueso húmero, Revista de Arte y Cultura, Dedo Crítico, Sieteculebras, y Sociología. Es
profesora en la UNMSM y en la Universidad de Lima.

1
En mi época estudiantil en los 80, tuve en San Marcos a queridos maestros que recuerdo
con orgullo, entre ellos a Julio Cotler, César Germaná, Aníbal Quijano. Con Quijano
llevé dos cursos en la Escuela de Sociología.

Entre toques de queda, apagones, coches bomba, conflicto armado, las calles y parques
sitiados por las fuerzas militares y policiales, la crisis económica y la incertidumbre de
si volvíamos a casa con vida, la vida universitaria como todo se tornó accidentada.
Recuerdo mi asistencia a una de sus clases y la ciudad universitaria sanmarquina
totalmente oscura, solo se percibía la luz de una vela encendida como en la mayoría de
barrios en tiempos de absoluta oscuridad y violencia política que desangró al país.
Mientras la mayoría, en cada sorpresivo apagón se retiraba, Quijano y sus estudiantes
nos quedábamos continuando la clase con una vela encendida. Era su manera de
responder, la suya y la del grupo de estudiantes que asistíamos, al terrorismo de Sendero
Luminoso y del estado peruano. Hasta que finalmente, cuando el ejército y el
fujimorismo ocupó la universidad, Quijano renunció a ella.

Hace uno meses, la última vez que un grupo de amigos lo visitamos me llamo la
atención el título de un libro que se encontraba en la mesa de centro de su sala, pareciera
que los cambiaba continuamente de acuerdo a sus ritmos e intereses de lectura. Es así
que tengo conmigo aún Antes de perder la memoria de Diana María Jiménez y Teresa
izquierdo, me comentó que valía la pena y que me lo prestaba. Su interés por leer la
producción escrita por mujeres era muy grata, recuerdo haber intercambiado opiniones
sobre algunas auto-ras, es así que en los 90 conocí a Clarice Lispector gracias a un
comentario suyo. Solía leerlas en las lenguas originales en que fueron redactadas.

Mientras trabajaba y estudiaba, decidí trabajar mi tesis referente a la problemática


indígena y de las mujeres a través de la vida y obra de Clorinda Matto de Turner que fue
sustentada finalmente en 1993. Me interesaba comprender qué había ocurrido hacía
aproximadamente un centenar de años en relación a esa problemática y qué venía
ocurriendo en el presente de aquel entonces, a inicios de los 90 del siglo XX desde la
visión de las mujeres, hijas de inmigrantes serranos, en mi caso hija de inmigrantes
ancashinos, es decir desde la “choledad”, ya que tanto en los barrios y escuelas en los
que viví, estudié y trabajé sentí que estaba latente las interdependencias de las
relaciones de dominación socioeconómica con las de género y étnico racializadas.

2
Interesarse sobre estas cuestiones en 1990 no fue bien recibido, porque atentaba contra
la línea correcta de la visión marxista y maoísta de la vida. Toda investigación que no se
circunscribía exclusivamente a la temática y clasificación socioeconómica, a lo que se
ha denominado “clase social” era duramente criticada y combatida.

Dos maestros comprendieron y apoyaron mi inquietud César Germaná y Aníbal


Quijano. Fuera de la Escuela de Sociología, me reconfortó el apoyo de Manuel Burga y
Antonio

Cornejo Polar. En esa época en la Escuela de Sociología no tuvimos la suerte de contar


con maestras.

En uno de mis borradores de trabajo en 1991, Quijano subrayó “la alegre cabaña de los
indios” frase de Matto de Turner en la que destacaba que su niñez transcurrió jugando y
compartiendo en la casa paterna pero sobretodo en aquel lugar que trascendía querencia
y afecto y de la que bebió y aprendió la lengua y la cultura quechua. Asocié su interés a
que él también había transcurrido su infancia de manera semejante en Yanama, lugar
donde nació. Le comenté de mis visitas a las comunidades de Calca y Lares.

Hubo tres textos suyos muy estimulantes de la época Modernidad, identidad y utopía en
América Latina (1988); el segundo, un breve pero rotundo artículo “Colonialidad y
modernidad- racionalidad” (1991) publicado por primera vez por el Instituto Indigenista
Peruano e Interamericano, el tercero: “La nueva heterogeneidad cultural de América
Latina” publicado en 1990 en la revista Hueso húmero. Textos que considero cruciales
en la gestación de la colonialidad del poder.

Continué mis pesquisas sobre lo indicado en el posgrado entre el 95 al 2002. Entre 1995
y 1997 viví en Quito, años de irrupción de los masivos y vitalísimos movimientos
indígenas en Ecuador y en América Latina. Compartí, mis primeras reflexiones sobre
ellos, sobre la producción escrita por mujeres, los intelectuales “indígenas” y “negros”
que se apropiaban creativamente del poder de la palabra escrita y del escenario público
en las que el cuerpo y la Naturaleza, la acción y el discurso forma parte de poéticas y
episteme invisibilizados. Si bien no fueron numerosas, fueron conversaciones y
discusiones de gran aprendizaje, que se mantuvieron a partir de esas temáticas,

3
involucrados además en los movimientos sociales. Le sorprendía que el cuerpo fuese el
punto de partida en la reflexión de las mujeres.

Aníbal Quijano arriba al mundo en un período muy significativo, de grandes


movimientos sociales y culturales, de resistencia al “oncenio” dictatorial, corrupto y
populista de Augusto B. Leguía y a la crisis mundial de 1929 que se sintió intensamente
y afectó a las y los trabajadores por la escasez de los artículos de primera necesidad y el
alza del costo de vida. En los años 20 del siglo XX, surgieron dos históricos partidos
políticos, la Alianza Popular Revolucionaria Americana -APRA- fundada en México el
7 de mayo de 1924 por Víctor Raúl Haya de la Torre y en 1928 el Partido Socialista del
Perú fundado por José Carlos Mariátegui, quien a su vez participó en la creación de la
Central General de Trabajadores del Perú -CGTP- y fundó la revista Amauta, una de las
más importantes del Perú y América Latina con resonancia continental, en la que se
promovió el debate político y dio gran importancia al terreno cultural sin menospreciar
el campo económico. Fue un período excepcional en el que surgieron las voces de
Magda Portal, César Vallejo, Oquendo de Amat, José Sabogal, Julia Codesido, López
Albújar, Dora Mayer, Ángela Ramos.

Quijano, nace en Yanama, en 1928 (1930?), en la provincia de Yungay, en el bello


Callejón de Huaylas, cerca al nevado de Huascarán y la laguna de Llanganuco. Su niñez
y adolescencia estuvo marcada por el territorio, la cordillera de los Andes y su
atmósfera sociocultural y emocional, aprendió el quechua de la región. Yanama, viene
de yana, que en quechua ancashino significa negro.

En una entrevista realizada por Eduardo Arroyo, precisa que su padre fue educador y
que para completar sus estudios de primaria y de secundaria tuvieron que residir en la
ciudad de Yungay, en las vacaciones retornaban a Yanama. Recuerda a Yungay como la
ciudad más hermosa de todas las ciudades del Callejón de Huaylas. En esta ciudad
transcurrió:

la mayor parte de mis años de niño y de adolescente. Esa ciudad ya no existe. Fue
sepultada por un alud producido por el desprendimiento de una cornisa del Huascarán
durante el terremoto de 1970. Por eso, cuando me preguntan de dónde soy, respondo
que soy de todas partes, porque la ciudad en que viví́ ya no existe. Por lo tanto puedo
ser de todas partes. Yungay (…) Tenía una campiña colorida y fértil. Desde la ciudad se

4
divisaba el Huascarán, como una gran ave de nieve con las alas desplegadas. En agosto,
hacia las cinco de la tarde, una aureola entre rosada y dorada jugaba en esas alas. 4

Cuando tuvo que dejar Yungay, por las ansias de conocer otros aires y lugares, al igual
que la mayoría de inmigrantes a la capital del país, conoció las penurias de serlo cuando
decidió estudiar en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Esta experiencia
vital, fue decisiva en su reflexión sobre los engranajes entre los procesos de dominación
y explotación y la cultura a través de uno de sus primeros trabajos referente a “La
emergencia del grupo cholo y sus implicaciones en la sociedad peruana” de 1964 y
posteriormente sus pesquisas y propuestas conceptuales referentes a marginalidad, polo
marginal de la economía y la “raza” como clasificación y relación social de dominación,
opresión y explotación y, desde su visión, el principal componente del patrón global de
poder.

Quijano ingresa a San Marcos en 1948, con el ánimo de estudiar medicina, pero
finalmente se matricula en derecho y luego en historia. Continuó estudios de posgrado
en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO- de Chile.

En su primera publicación de 1956 dedicado al Amauta con el título: José Carlos


Mariátegui, ensayos escogidos, expresa su reconocimiento y admiración a su vida y
obra, que re-nueva en el prólogo a la primera edición de los 7 Ensayos de Interpretación
de la Realidad Peruana publicado por la Biblioteca Ayacucho (1979). Quijano destaca la
adhesión de Mariátegui a la revolución socialista y su rechazo al reformismo
socialdemócrata. Su afinidad con el Amauta, revela su interés por desarrollar un
pensamiento propio en diálogo con el marxismo y la urgencia de la transformación
social, a partir del develamiento de las históricas estructuras y relaciones de poder que
invisibilizan los aportes, por ejemplo, de Rosa Luxemburgo o Gramsci,5 o los relega a,
lo que califica de:

(…) una discreta penumbra mistificatoria de su herencia teórica. En este proceso es


inevitable reconocer ahora, por encima de las fronteras eurocentristas que han
constreñido el pensamiento marxista occidental, la contribución creadora y vivificante
de los revolucionarios no europeos al desarrollo del pensamiento marxista en especial
de los que provienen de lo que la ideología al uso ha bautizado como Tercer Mundo. En
América Latina Mariátegui ocupa un sitial cimero. (Quijano, 2014 [1979]: 332).

5
En 1962, publica la antología titulada "Los mejores cuentos Latinoamericanos”. En
1964, “La poesía: una praxis” en Haraui, publicación dirigida por Francisco Carrillo; lo
que de-muestra su gran interés por la literatura, que no abandonó y la entendió como
otra forma de conocimiento.

La década de los 50, fueron años de formación teórica, de lectura de los clásicos de la
teoría social. En 1962 publica "Wright Mills, conciencia crítica”, en 1964 “La imagen
Saint-Simoniana de la sociedad industrial”, texto que fue publicado en el primer número
de la

Revista de Sociología, de la Facultad de letras de la Universidad Nacional Mayor de


San Marcos, que surgió a iniciativa de José Mejía Valera según nos relata la profesora
Sulema Loayza Alatrista. En ellos asume la visión crítica de la teoría social.

Si el pensamiento marxista no puede ser concebido sólo a través de la retina occidental,


su participación creadora en la teoría de la dependencia, junto a otros pensadores
latinoamericanos, inauguró su perspectiva histórico estructural en el cuestionamiento al
poder a partir de su reconocimiento de la heterogeneidad histórico estructural de
América Latina y la complejidad de las relaciones de poder.

Durante su estadía en Chile fue investigador de la CEPAL. En los años 70 fundó y


dirigió la revista Sociedad y Política. Entre 1995 y 1999, junto a Antonio Melis, dirigió
el Anuario Mariateguiano. Al finalizar la primera década del siglo XXI fundó y dirigió
la cátedra “Amé-rica Latina y la Colonialidad del Poder” en la Universidad Ricardo
Palma. Fue profesor en diversas universidades del mundo. Sus textos han sido
traducidos a una diversidad de lenguas.

Ante la caída del muro de Berlín, del socialismo realmente existente, la crisis de
paradigmas de los 80, la crisis de la racionalidad dominante había que desaprender y
retornó a la fuente primordial, su experiencia vital en diálogo con los saberes
invisibilizados, lo que da cuenta con mayor intensidad de sus desencuentros con el
marxismo eurocéntrico.

Es así que vuelve, en acuerdo con Rocío Silva Santisteban, a las huellas dejadas por
Arguedas; es decir, un reencuentro con los orígenes pero abierto siempre a lo diverso.
La colonialidad del poder emerge de esa ruptura.

6
Su estadía en variopintas regiones del mundo como parte de su experiencia primordial,
entre ellos el boricua, los puentes entre la academia y los movimientos sociales, como lo
fue con el movimiento obrero y barrial en los 60 y 70, su acompañamiento al Foro
Social Mundial -llevado a cabo en diversas latitudes- y a los movimientos sociales
indígenas del siglo XX y siglo XXI, su interés por la reflexión de las mujeres y
feminismos constituyen algunas de las fuentes principales de su reflexión y producción
intelectual; dialogar con ellas permite acercarnos con mejores herramientas para
explorar y comprender la heterogeneidad histórico estructural y cultural del Perú, las
relaciones y patrones globales de poder y los nuevos horizontes de sentido que se gestan
en nuestra América /Abya Yala que hacen de Quijano, parafraseando al poeta
Hildebrando Pérez cuando se refiere a nuestro querido César Vallejo, un “aldeano
universal” o, se podría señalar que forma parte de esa gama de peruanas/os e
indoafroamericanas/os pluriversales, entre ellos Felipe Guaman Poma, José Carlos
Mariátegui, Victoria y Nicomedes Santa Cruz, José María Argue-das, Blanca Varela.

Lima, 14 de junio del 2018

Obras citadas

Arroyo, E. “Eduardo Arroyo entrevista a Aníbal Quijano”. Lima, Universidad Ricardo


Palma. Recuperado s/f. http://www.urp.edu.pe/urp/pdf/anibal_quijano.pdf

Assis Clímaco, D. 2014. (antologador) Aníbal Quijano: Cuestiones y horizontes.


Antología esencial. De la dependencia histórico estructural a la colonialidad /
descolonialidad del poder, prólogo de D. Assis Clímaco, Buenos Aires, CLACSO.

Gentili, P. 2018. “Aníbal Quijano (1928-2018)” en América Latina en Movimiento,


ALAI, Recuperado, 4.06.2018, https://www.alainet.org/es/articulo/193278

Ortiz Fernández, C. 1993. Clorinda Mato de Turner. La censura y la fe. Modernidad,


etnicidad y género, tesis, Lima, Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.

7
Ortiz Fernández, C. 1999. La letra y los cuerpos subyugados. Heterogeneidad, colonia
li-dad y subalternidad en cuatro novelas latinoamericanas. Quito, Universidad Andina
Simón Bolívar.

Quijano, A. 1954. Los mejores cuentos Latinoamericanos. Selección de Aníbal Quijano.


Juan Mejía Baca & P.L Villanueva Editores. Lima.

Quijano, A. 1962. “Wright Mills, conciencia crítica" en Revista Nacional De Cultura.


Tomo XXXI, pp. 305-313. Lima, Perú.

Quijano, A. 1964. “La imagen Saint-Simoniana de la sociedad industrial” en Revista De


Sociología, Volumen 1, julio-diciembre. Número 1. Departamento de Sociología,
Facultad de Letras, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima.

Quijano, A. 1964. “La poesía: una praxis” en Haraui. Año 1, Nº 2, Lima, Perú.

Quijano, A. 1990. “La nueva heterogeneidad cultural de América Latina” en la Revista


Hueso húmero, Lima, Mosca Azul/ Campodónico editores, Nº 26.

Quijano, A. 1991. “Colonialidad y modernidad- racionalidad” en Perú Indígena Nº 29,


México, Instituto Indigenista Peruano e Interamericano.

Quijano, A. 2014. “José Carlos Mariátegui: reencuentro y debate.” Prólogo a 7 Ensayos


de Interpretación de la Realidad Peruana, en Aníbal Quijano: Cuestiones y horizontes.
Antología esencial. De la dependencia histórico estructural a la colonialidad /
descolonialidad del poder, selección y prólogo de Danilo Assis Clímaco, Buenos Aires,
CLACSO [1979]

Silva Santisteban, R. 2018. “Aníbal Quijano (1928-2018)”; Kolumna Okupa, Diario La


República. Recuperado 13.06.18: https://larepublica.pe/politica/1259477-anibal-
quijano-1928-2018

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