Autoridad Espiritual

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INSTITUTO BIBLICO

MANANTIAL DE VIDA

Materia: Autoridad Espiritual

Docente: Francisco Daniel Ruiz Méndez

Investigación: Definición de Conceptos

Alumno: Francisco Jiménez Galvez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 10 de Agosto de 2018


ANARQUÍA: La anarquía hace referencia a la capacidad de gobernarse a sí
mismo y a organizarse, para evitar así el poder represivo de toda
organización política. La anarquía se aplica estrictamente al ámbito
político, en contraposición a la autarquía, entendida como la
capacidad de gobernarse a uno mismo.
AUTORITARISMO: El autoritarismo es un sistema político que se encuentra
fundado en la sumisión incondicional a la autoridad vigente, es
decir, a aquella que se encuentra a cargo del ejercicio del
poder. El establecimiento de una serie de normas o leyes que
tienen el claro y directo objetivo de restringir las libertades
individuales es la metodología de acción del autoritarismo.
También el concepto es utilizado de manera extendida para
referirse al abuso de autoridad por parte de un gobierno o de
cualquier otro grupo o persona. La mencionada es la referencia
más usada del concepto.
REBELIÓN: Se conoce por rebelión a todo acto mediante el cual se muestra
oposición o rebeldía a algún tipo de autoridad (que puede tomar la
forma de una persona como también de una institución o grupo de
personas). La rebelión se genera normalmente a partir de un
descontento previo en determinadas cuestiones y surge por lo
general de manera violenta y repentina para tratar de impulsar un
cambio respecto de esa situación específica.
MATRIARCADO: En algunas comunidades las mujeres son reconocidas como
líderes sociales, económicos y políticos. Este fenómeno es
conocido como matriarcado, un modelo de sociedad
minoritario en la actualidad y que solo existe en algunas
comunidades aisladas.
Algunas tallas del neolítico, las llamadas Venus, sugieren que
hace miles de años hubo comunidades en las que las mujeres
tenían un papel protagonista. Estas tallas son interpretadas por
los antropólogos en un doble sentido: el culto a la fecundidad
femenina y el rol de liderazgo de las mujeres.
AUTORIDAD: La autoridad refiere a la potestad y a la doble función de mandar
por un lado y de lograr ser obedecido por el otro, que ostentará
un individuo por sobre el resto. Pero claro, no cualquiera
ostentará esta potestad, sino que la misma está estrechamente
relacionada a otras cuestiones como ser la posición, el rol que
ocupa una persona en una sociedad o comunidad, por ejemplo.
En la mayoría de los casos, el padre, será la máxima autoridad
dentro de una familia, es decir, por el pasarán todas las decisiones
y responsabilidades que atañan a sus hijos hasta que estos tengan
la edad de emancipación.
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MANANTIAL DE VIDA

Materia: Autoridad Espiritual

Docente: Francisco Daniel Ruiz Méndez

Investigación: Segundo Trabajo


Definición de Conceptos

Alumno: Francisco Jiménez Galvez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 17 de agosto de 2018


INIQUIDAD: Significa, literalmente, injusticia, la condición de no ser recto, ya sea en
relación con Dios, en base a su norma inamovible de justicia y santidad, o en
relación con los hombres, en base a lo que el hombre sabe que es justo por su
propia conciencia. En el AT se señala la iniquidad como condición interna del
corazón del hombre (Sal 58:2 Antes en el corazón maquináis iniquidades; Hacéis
pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.), aplicándose también el
término iniquidad a los actos injustos cometidos (Sal 36:12 Allí cayeron los
hacedores de iniquidad; Fueron derribados, y no podrán levantarse.)
PECADO: Según CONELA : «El pecado es la rebelión contra Dios y su soberanía y la raíz de
los males que afectan a todo individuo y a toda sociedad con todas sus
instituciones. El pecado en el ser humano es una consecuencia de su inevitable
pero innecesaria renuencia a confesar o reconocer su dependencia de Dios; a
aceptar su finitud, como criatura de Dios; y a admitir su inseguridad aparte de
Dios. Esta renuencia lo enreda en un círculo vicioso, que termina por acentuar o
dar mayor fuerza a la inseguridad de la que quiere escapar. La raíz del p es la
incredulidad.
El pecado se expresa en el orgullo, que trata de conseguir seguridad aparte de
Dios mediante la elevación del yo finito a una posición de importancia infinita. El
orgullo se expresa en rebelión y presunción intelectual para con Dios, en injusticia
para con el prójimo, y en mentira y autoengaño hacia uno mismo.

CORROMPER: 1. tr. Alterar y trastrocar la forma de algo. U. t. c. prnl.


2. tr. Echar a perder, depravar, dañar, pudrir. U. t. c. prnl.
3. tr. Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera.
4. tr. Pervertir o seducir a alguien.
5. tr. Estragar, viciar. Corromper las costumbres, el habla, la literatura. U. t.
c. prnl.
6. tr. coloq. Ar. y Nav. Incomodar, fastidiar, irritar.
7. intr. Oler mal.

MALDAD: Término que designa lo que no está en armonía con el orden divino. En la Biblia
se muestran claramente dos aspectos distintos: el moral y el físico. Dios ha
permitido la maldad para que su justicia pudiera manifestarse al castigarla y su
gracia al perdonarla (Ro 9:22 ¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer
notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para
destrucción,
Ro 9:23. y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los
vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria,).
La maldad o el pecado moral es cualquier falta de conformidad con la ley moral
de Dios y es la causa de la existencia de la maldad física o natural. La maldad
moral entró en el mundo con la desobediencia de Adán y Eva. Las consecuencias
de su decisión afectaron su vida así también como la creación (Gn 3:16-19). En el
NT Pablo indica la relación entre la maldad moral y natural en(Ro 8:18 Pues tengo
por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la
gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
Ro 8:19. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación
de los hijos de Dios.
Ro 8:20. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad,
sino por causa del que la sujetó en esperanza;
Ro 8:21. porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de
corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.
Ro 8:22. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con
dolores de parto hasta ahora;)
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MANANTIAL DE VIDA

Materia: Autoridad Espiritual

Docente: Francisco Daniel Ruiz Méndez

Resumen: Casos de Rebelión en el


Antiguo Testamento

Alumno: Francisco Jiménez Galvez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 30 de Agosto de 2018


CASOS DE REBELIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
Después que Dios creó a Adán, le dio algunas órdenes; entre éstas estaba la de
no comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal. La esencia de esto
era más que la mera prohibición de comer de cierto fruto; más bien era que Dios
estaba poniendo a Adán bajo autoridad para que aprendiera la obediencia.
Solamente el que se sujeta a la autoridad puede ser autoridad.

Según el orden de la creación de Dios, él hizo a Adán antes que a Eva. A Adán
le dio autoridad y a Eva la puso bajo la autoridad de Adán. Dios puso a estos
dos: al uno como autoridad y a la otra para estar sujeta. Tanto en la vieja
creación como en la nueva, este orden de prioridades es la base de la autoridad.
Quien fue creado primero debe ser la autoridad; quien fue salvo primero debe
serlo igualmente. Por consiguiente, adondequiera que vayamos, nuestro primer
pensamiento debe ser averiguar quiénes son las personas a las cuales Dios
quiere que nos sometamos. Por todas partes podemos ver la autoridad y en
cualquier tiempo podemos aprender a ser obedientes a ella.
La caída del hombre se debió a la desobediencia a la autoridad de Dios. En vez
de obedecer a Adán, Eva tomó su propia decisión al ver que el fruto era bueno
y agradable a los ojos.
Descubrió su cabeza. El hecho de que comiera del fruto no se originó en la
sumisión sino en su propia voluntad. No sólo violó la oren de Dios, sino que
También desobedeció a Adán. Rebelarse contra la autoridad que representa a
Dios es 10 mismo que rebelarse contra Dios.

Toda acción que es deficiente en la obediencia es una caída, y todo acto de


desobediencia es rebelión.
A medida que se acrecienta la obediencia del hombre, se reducen sus propias
acciones. Al principio, cuando comenzamos a seguir al Señor, estamos llenos
de actividad, pero somos muy poco obedientes. Pero a medida que crecemos en
espiritualidad, nuestras propias acciones se reducen gradualmente hasta que
obedecemos en todo.

Las acciones del hombre no deben ser gobernadas por el conocimiento del bien
y del mal; deben ser motivadas por un sentido de obediencia. El principio del
bien y del mal consiste en vivir según lo bueno y lo malo.
Adán y Eva descubrieron una fuente de bien y de mal en algo diferente de Dios.
Por consiguiente, después de la caída los hombres no necesitan hallar en Dios
el sentido del bien y del mal. Lo tienen en sí mismos. Esto es el resultado de la
caída.
No hay autoridad sino de parte de Dios; todas las autoridades han sido
instituidas por él. La obra de Dios no es hecha por el poder sino por la autoridad.
El sustenta todas las cosas por la poderosa palabra de su autoridad. Su palabra
de mandato es autoridad.

Estamos bajo la autoridad de los hombres, así como tenemos hombres bajo
nuestra autoridad.
Hasta el Señor Jesús, cuando estaba en la tierra, se sometió, no solamente a
Dios, sino también a la autoridad de otra persona. Cada vez que se reúnen
algunos hermanos en Cristo se establece de inmediato un orden espiritual.
No debemos ocuparnos en lo correcto o incorrecto, en el bien o el mal; más bien
debemos saber quién es la autoridad que está sobre nosotros. Una vez que
sabemos a quién debemos sujetarnos descubrimos, naturalmente, nuestro lugar
en el cuerpo de Cristo.

Cada cual cree que puede distinguir entre el bien y el mal y juzgar sobre lo
correcto e incorrecto. A cada cual le parece que sabe más que Dios. Esta es la
Insensatez de la caída. Necesitamos ser librados de tal engaño, porque esto no
es otra cosa que rebelión.
La sumisión que enseña la Biblia tiene que ver con el someterse a las
autoridades establecidas por Dios. Así como la fe es el principio por el cual
obtenemos la vida, así también la obediencia es el principio por el cual vivimos
esa vida. Los problemas que enfrentamos en nuestros días se deben a hombres
que viven al margen de la autoridad de Dios.

Dios está ocupado en recobrar la unidad del cuerpo. Pero para lograr esto, debe
existir primero la vida de la Cabeza, seguida luego por la autoridad de esta
Cabeza. Sin la vida de la Cabeza, no puede haber cuerpo. Sin la autoridad de la
Cabeza, no puede haber unidad en el cuerpo. Para mantener la unidad del cuerpo
debemos dejar que gobierne la vida de la Cabeza.
Todos los miembros del cuerpo deben someterse unos a otros. Cuando así
ocurre, el cuerpo es uno consigo mismo y con la Cabeza. No hay nadie que
obedezca a la autoridad de Dios sin que la misericordia de Dios descanse sobre
él. Aprendamos, por lo tanto, algunas lecciones.
1.- Tengamos un espíritu de obediencia.
2.- Practiquemos la obediencia, los que se han ejercitado en la obediencia no se
sienten obligados, sea cual fuere el lugar en que se le ponga.
3.- Aprendamos a ejercer la autoridad delegada. Una vez que hayamos
aprendido a estar bajo la autoridad de Dios, nos estimaremos como nada,
incluso después que Dios nos confié mucho.
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MANANTIAL DE VIDA

Materia: Autoridad Espiritual

Docente: Francisco Daniel Ruiz Méndez

Resumen: David y su conocimiento de


la autoridad

Alumno: Francisco Jiménez Galvez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 07 de Septiembre de 2018


DAVID Y SU CONOCIMIENTO DE LA AUTORIDAD

C uando Dios instituyo formalmente su autoridad sobre la tierra fue el tiempo en


el que se estableció el reino de Israel Los israelitas habiendo entrado en Canaán,
le pidieron un rey a Dios. Entonces Dios le encomendó a Samuel que ungiera a
Saúl como primer rey. Saúl fue escogido y establecido por Dios para que fuera su
autoridad delegada. Desgraciadamente una vez que fue rey desobedeció la autoridad
de Dios hasta el punto de procurar destruirla. El señor rechazó a Saúl y ungió a David.
Sin embargo, David era todavía un hombre que estaba bajo la autoridad de Saúl. Él
estaba entre la gente de Saúl, formaba parte de su ejército y posteriormente fue
escogido por yerno suyo. Por lo tanto, ambos eran ungidos. ¡Israel tenía dos reyes! El
rey rechazado estaba todavía en el trono; el escogido aún no había ascendido.

David estaba en una posición muy difícil, pero creía firmemente que no podía matar
a Saúl. Hacerlo sería revelarse contra la autoridad de Dios, dado que todavía estaba
la unción del señor sobre Saúl. Aunque éste había sido rechazado, era, sin embargo,
el ungido de Dios, uno a quien Dios había establecido. Prefería retrasar su propio
ascenso al trono que ser rebelde. Por eso es que finalmente llegó a ser la autoridad
delegada de Dios.

Una vez que Dios hubiera puesto a Saúl por rey y a David bajo la autoridad de Saúl,
David habría tenido que pagar el precio de la rebelión si hubiera llegado al trono
matando a Saúl. Habría tenido que convertirse en rebelde. La autoridad es un asunto
de implicaciones sumamente profundas.

LA OBEDENCIA ES SUPERIOR A LA OBRA


Si los hombres han de servir a Dios, la sujeción a la autoridad es una necesidad
absoluta. La consagración no cubre el pecado de la rebelión. David no se atrevió a
matar a Saúl con sus propias manos para facilitar el plan y la voluntad de Dios. Más
bien, esperó que Dios obrara; en su corazón había una tranquila obediencia.
Puede que la calumnia, los malos modales o la resistencia interna no se clasifiquen
como matar; con todo, ciertamente constituyen lo mismo que cortar la orilla del
manto. Todas estas cosas se originan en un espíritu rebelde.

David era una persona que conocía la autoridad de Dios en su corazón. Esto revela un
hecho importante: La sumisión a la autoridad no consiste en someterse a una persona
sino en someterse a la unción que esta sobre esa persona, la unción que vino sobre
ella cuando Dios la ordeno como autoridad.
Saúl desobedeció el mandamiento de Dios, por lo cual Dios lo rechazó. Sin embargo,
esto fue entre Saúl y Dios, la responsabilidad de David ante Dios era someterse al
ungido de Jehová.
DAVID MANTUVO LA AUTORIDAD DE DIOS
David apoyaba plenamente la autoridad de Dios. Es precisamente esta característica
la que Dios desea recobrar.
¿Quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será inocente? 1 Samuel 26:9
David prefería ser obediente a Dios y mantener la autoridad de Dios antes que salvar
su propia vida.

El reino de David continua hasta nuestros días; porque el señor Jesús es un


descendiente de David. Solamente pueden ser autoridad los que someten a la
autoridad.

Es absolutamente imprescindible que nos sometamos a la autoridad antes de ejercer


la autoridad. La iglesia existe por causa de la obediencia. Ella no tiene temor de los
débiles sino de los rebeldes. Debemos someternos a la autoridad de Dios en nuestro
corazón antes que la iglesia pueda ser bendecida. Si hay o no un futuro para la iglesia,
depende de nosotros.
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MANANTIAL DE VIDA

Materia: Autoridad Espiritual

Docente: Francisco Daniel Ruiz Méndez

Resumen: La Obediencia del Hijo

Alumno: Francisco Jiménez Galvez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 16 de Septiembre de 2018


LA OBEDIENCIA DEL HIJO

EL SEÑOR INICIA LA OBEDIENCIA


La Biblia nos dice que el Señor Jesús y el Padre son uno. La gloria que Dios tenía
en el principio, la inasequible gloria de Dios, era también la gloria del Hijo. El
Padre y el Hijo existen igualmente y son iguales en poder y posesión. La Escritura
dice que el Señor "no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse".
Intrínsecamente él es la imagen de Dios.

Cuando vino a este mundo, el Señor se había despojado de tal modo de la gloria,
del poder, del estado y de la forma de su divinidad que nadie de los que vivían
entonces lo conoció o reconoció como Dios, a menos que fuera por medio de
una revelación. Como Hijo, él se somete voluntariamente a la autoridad del Padre.
Así pues, hay perfecta armonía en la Deidad. Dios viene a ser el emblema de la
autoridad mientras que Cristo adopta el símbolo de la obediencia.

Para nosotros, los hombres, ser obedientes debiera ser sencillo, pero para Cristo el
ser obediente no es una cosa tan sencilla. Para él es mucho más difícil ser Porque
tiene que despojarse de toda la gloria y poder de su divinidad y tomar forma de siervo
antes de estar calificado para obedecer. La obediencia es iniciada por el Hijo de
Dios.
Voluntariamente tomó el lugar de un esclavo, aceptando las limitaciones humanas
de espacio y tiempo. Dios exalta al que se humilla. Este es un principio divino.

SER LLENO DE CRISTO ES SER LLENO DE OBEDIENCIA


La autoridad así como la obediencia han sido instituidas por Dios, es muy natural
que los que conocen a Dios y a Cristo le obedezcan. Pero los que no conocen
a Dios ni a Cristo, no conocen ni la autoridad ni la obediencia. Cristo es el principio
de la obediencia.
Cristo representa la obediencia, la que es tan perfecta como la autoridad de Dios.
Que Dios tenga misericordia de los que afirman conocer la autoridad cuando la
obediencia todavía está ausente de sus vidas.

EL CAMINO DEL SEÑOR


En cuanto a la Deidad, el Hijo y el Padre son recíprocamente iguales; pero el hecho
de que el Hijo sea el Señor se lo concedió Dios como recompensa. El Señor
Jesucristo fue hecho Señor sólo después de renunciar a sí mismo. El nacimiento de
nuestro Señor fue Dios manifestándose. En vez de permanecer como Dios con
autoridad, vino al lado del hombre, aceptando todas las limitaciones de éste y
tomando forma de siervo. Arrostró el posible riesgo de no poder regresar con
gloria. Si como hombre hubiera sido desobediente en la tierra, aún habría podido
reclamar su lugar en la Deidad; pero si lo hubiera hecho habría quebrantado para
siempre el principio de la obediencia.

El señor anduvo humildemente por el camino de la obediencia, obediencia hasta la


muerte. Por consiguiente, Dios lo exaltó hasta lo sumo y lo hizo Señor cuando volvió
a la gloria. El nombre de Jesús es tan precioso; en el universo no hay nadie
como él. Cuando en la cruz clamó "¡Consumado es!", proclamó no solamente la
consumación de la salvación sino también el cumplimiento de todo lo que significa
su nombre.
Andemos todos en el camino del Señor y lleguemos a la obediencia haciendo de
este principio de obediencia nuestro propio principio. Sometámonos unos a otros.
Una vez que hayamos comprendido este principio, no tendremos ningún problema
en percibir que no hay ningún pecado más grave que la rebelión y que no hay
nada que sea más importante que la obediencia.

APRENDIENDO LA OBEDIENCIA POR MEDIO DEL SUFRIMIENTO

Se dice en Hebreos 5.8 que Cristo "aprendió la obediencia


por las cosas que padeció". Notemos aquí que él no trajo la obediencia a esta tierra;
él la aprendió, y lo hizo por medio del
sufrimiento. Es cuando pasarnos por el sufrimiento que aprendernos la
obediencia. Sólo los obedientes son útiles a Dios. Mientras no
se ablande nuestro corazón, el sufrimiento no nos dejará.

La salvación hace que la gente sea obediente y tenga gozo.


porque el señor mismo fue obediente y nos ha dado a nosotros esta
vida de obediencia.
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MANANTIAL DE VIDA

Materia: Autoridad Espiritual

Docente: Francisco Daniel Ruiz Méndez

Resumen: Cómo establece Dios su reino

Alumno: Francisco Jiménez Galvez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 16 de Septiembre de 2018


CÓMO ESTABLECE DIOS SU REINO

EL SEÑOR APRENDIÓ LA OBEDIENCIA POR MEDIO DEL SUFRIMIENTO.


Así corno Dios aseguró el principio de obediencia mediante
la vida de nuestro Señor, así también estableció su autoridad por medio del Señor. El Señor
vino a este mundo con las manos vacías; no trajo consigo la obediencia. La aprendió por lo
que padeció, viniendo a ser así la fuente de eterna
salvación para todos los que le obedecen. Cada sufrimiento que soportó maduró en fruto de
obediencia. Ninguna clase de sufrimiento pudo hacerlo murmurar o enojarse.
¡Qué diferente de esto son tantos cristianos que no aprenden la obediencia, incluso después
de muchos años! Aunque aumenten sus sufrimientos, su obediencia no aumenta. Cuando
llegan los sufrimientos, frecuentemente murmuran angustiados, indicando asimismo que
aún no han aprendido a obedecer.

DIOS ESTABLECERÁ SU REINO


¿Hemos notado cuán grandemente ha afectado al universo la caída de los ángeles y del
hombre y qué tremendo problema le ha creado a Dios? Dios no podría establecer su
autoridad en las criaturas; aun así, no renunciaría a ella. Él podría retirar su presencia; pero
jamás renunciará a la autoridad que inició. Por eso es que Dios por una parte afirmará su
autoridad y por la otra establecerá su reino. Aunque Satanás viola continuamente la
autoridad de Dios y los hombres se rebelan diariamente contra él, Dios no permitirá que tal
rebelión continúe para siempre; él establecerá su reino.
¿Cómo, pues, establece el Señor el reino de Dios? Lo hace por su obediencia. Pues bien,
tal como nuestro Señor lo ha hecho, así también debe hoy obedecer la iglesia a fin de que
prospere la autoridad de Dios y se manifieste su reino.

DIOS ORDENA QUE LA IGLESIA SEA LA VANGUARDIA DE SU REINO


Después de la caída de Adán, Dios escogió a Noé y su familia. Pero después del diluvio,
también cayeron ellos. Así que Dios llamó a Abraham para que fuera padre de multitud de
naciones, siendo su intención establecer su reino por medio de Abraham. A Abraham lo
sucedió Isaac y posteriormente Jacob. Los descendientes de Jacob se multiplicaron
grandemente bajo la opresión egipcia, por lo cual Dios envió a Moisés a sacarlos de Egipto
para que fundaran una nueva nación. Pero a raíz de que había desobedientes entre ellos,
Dios llevó a los israelitas por el desierto a fin de enseñarles la obediencia. Sin embargo, ellos
persistieron en su rebelión contra Dios, con el resultado de que toda aquella generación
pereció en el desierto. Aun cuando la segunda generación logró entrar en Canaan, todavía
se negaron a escuchar la Palabra de Dios con corazón perfecto.
El señor vino a este mundo a fundar el reino de Dios. Su evangelio es de doble naturaleza:
una personal y otra corporativa. En cuanto a la naturaleza personal, el evangelio llama a los
hombres a recibir vida eterna por medio de la fe; con respecto a la naturaleza corporativa,
invita a los hombres a ingresar en el reino de Dios por medio del arrepentimiento.
Los ojos de Dios están sobre el reino: la llamada oración del Señor. El reino de Dios es ese
reino en el cual se hace la voluntad de Dios sin ninguna interferencia. El Señor mismo es, en
realidad, el reino de Dios. Ahora bien, así como el reino de Dios está en el señor, así también
tiene que hallarse en la iglesia, porque la vida del señor es liberada en la iglesia.
El propósito de Dios es que seamos su reino y su iglesia, dado que la iglesia fue ordenada
para ser la esfera donde se ejerza la autoridad de Dios.

Así que Dios está resuelto a establecer su autoridad entre sus criaturas. El quiere que
obedezcamos, no solamente a la autoridad directa que él mismo ejerce, sino también a las
autoridades delegadas que instituye.

EL EVANGELIO NO SÓLO LLAMA A LA GENTE A CREER SINO TAMBIÉN A OBEDECER


La Biblia menciona la obediencia, así como la fe, porque no somos solamente pecadores sino
también hijos de desobediencia. La naturaleza de creer en el evangelio consiste en
obedecerlo. La purificación es por la obediencia a la verdad. La
fe es obediencia.
Muchos hay que sólo pueden escuchar y obedecer a cierta persona. Esto demuestra que no
han aprendido lo que es la autoridad. Es inútil obedecer al hombre; es a la autoridad
que debemos obedecer.

MEDIANTE LA IGLESIA LAS NACIONES VENDRÁN A SER EL REINO DE DIOS


Si la iglesia rehúsa aceptar la autoridad de Dios, él no tiene ninguna forma de establecer su
reino. La forma en que Dios obtiene su reino se halla primero en el Señor Jesús, luego en la
iglesia y, por último, en el mundo entero. La iglesia ocupa el lugar que hay entre el reino que
se halla en la persona del Señor Jesús y la otra extensión
de ese reino que se hallará cuando los reinos del mundo vengan
a ser del Señor y de su Cristo.
Mientras estuvo en la tierra el Señor obedeció hasta en asuntos de muy poca importancia.
Cuando hayamos obedecido en todo sentido, nuestro Señor se levantará y tratará con los
que desobedecen.

LA IGLESIA DEBE OBEDECER A LA AUTORIDAD DE DIOS


Es preciso que en la iglesia sepamos obedecer. No hay autoridad en la iglesia que no requiera
la obediencia. Si la iglesia no deja que la autoridad de Dios prevalezca en ella, impedirá que
el reino de Dios cubra toda la tierra. La iglesia es, por lo tanto, el camino al reino; pero
igualmente puede ser la frustración del reino. La responsabilidad de la iglesia es inmensa.
Cuando la voluntad y el mandamiento de Dios se abran paso libremente en la iglesia,
entonces sí que vendrá el reino de Dios.
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MANANTIAL DE VIDA

Materia: Autoridad Espiritual

Docente: Francisco Daniel Ruiz Méndez

Resumen: LA AUTORIDAD DEL CUERPO

Alumno: Francisco Jiménez Galvez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 29 de Septiembre de 2018


LA AUTORIDAD HALLA SU MÁS ACABADA EXPRESIÓN EN EL CUERPO.

La manifestación más completa de la autoridad de Dios se halla en el cuerpo de


Cristo, que es su iglesia. Si bien no se puede establecer la autoridad de Dios sin
sumisión, tampoco se la puede establecer si la sumisión no es de corazón.
Sólo la relación entre Cristo y la iglesia puede dar plena expresión a la autoridad, así
como a la obediencia. Ella no sólo representa la misma fe y amor unido, sino que
también, y aún más, se manifiesta como un cuerpo.
La iglesia es el cuerpo de Cristo, mientras que Cristo es la Cabeza de la iglesia. Cristo
y la iglesia no pueden ser separados. La autoridad y obediencia que se hallan en ellos
son de una naturaleza tan perfecta que superan a todas las otras manifestaciones de
autoridad y obediencia.
En este mundo, tanto la autoridad como la obediencia son imperfectas. Esto explica
por qué Dios desea establecer una autoridad y una obediencia perfectas en Cristo y
en la iglesia, la obediencia del cuerpo a la cabeza es perfecta. En cuanto la cabeza
concibe una idea, los dedos se mueven natural, armoniosa y silenciosamente. Es la
intención de Dios que le rindamos completa obediencia.
Cuando hayamos aprendido más acerca de la obediencia, se nos mostrará la
diferencia entre el mandamiento de Dios y su voluntad. El primero es una palabra
hablada por Dios mientras que la última es una idea concebida en la mente de Dios.
El Señor Jesús actuaba de acuerdo con la voluntad de Dios, así como con su Palabra.
La primera fase de la obra de Dios es hacerse la Cabeza de Cristo. La segunda fase
es hacer a Cristo Cabeza de la iglesia. Dios obrará hasta que obedezcamos de
inmediato su voluntad aun sin necesidad de ser disciplinados por el Espíritu Santo.
La tercera fase es hacer del reino de este mundo el reino de nuestro Señor y de su
Cristo. La iglesia está en el medio, sirviendo de eje. En esto, Dios nos viste con mucha
más gloria. Sobre nuestros hombros recae la responsabilidad de manifestar la
autoridad.

PARA EL CUERPO ES MUY NATURAL Y AGRADABLE OBEDECER A LA CABEZA

La cabeza solicita la obediencia del cuerpo sin ruido ni compulsión, sin conflicto y en
perfecta armonía. Pero hay muchos hoy que sólo están dispuestos a obedecer
mandamientos. Esto no es conveniente, porque tras el mandamiento está la
voluntad y en ella está la ley de la vida. Ahora bien, tan sólo la obediencia perfecta
puede considerarse como obediencia a la ley de la vida. No puede considerarse
obediencia la que sea menos que lo que un cuerpo le rinde a su cabeza. La
obediencia obligada no se conforma a la regla de obediencia.
El Señor nos puso en su cuerpo, en el cual hay completa unión y perfecta obediencia.
Pero cada uno de nosotros tenga cuidado para no ser un miembro enfermo y que
produzca fricciones. Al vivir bajo la autoridad de Dios debemos ser capaces de
obedecer con toda naturalidad.

La iglesia no es tan sólo un lugar para la comunión de los hermanos sino también
para la manifestación de la autoridad.
RESISTIR A LA AUTORIDAD DE LOS MIEMBROS ES RESISTIR A LA CABEZA

El juicio del miembro es frecuentemente el juicio de la cabeza. La mano no puede


ver por sí misma; tiene que aceptar el juicio del ojo. Para la mano es pedir mal el pedir
que le permitan ver por sí misma o que la cabeza mire.
Pero es en este mismo aspecto donde se halla la falta común de los hijos de Dios.
Necesitamos reconocer en otros miembros la autoridad de la Cabeza. Debemos, por
lo tanto, aprender a aceptar las funciones de los otros miembros. No debemos
rechazar la función de ningún miembro. Si aceptamos la autoridad de un miembro,
es lo mismo que si aceptamos la autoridad de la cabeza. La función de cada miembro
constituye su autoridad.

Es imposible hacer de cada miembro un cuerpo entero. Aceptar las funciones de los
otros miembros es aceptar las riquezas de la cabeza. Ningún miembro puede darse
el lujo de ser independiente. El problema de hoy es que todos quieren tener todo en
sí mismos, rehusando aceptar la provisión de los otros miembros.

Esto crea pobreza en los miembros que actúan así, como asimismo en la iglesia. La
autoridad no es más que otra manifestación de las riquezas de Cristo.
La insubordinación produce pobreza. "Así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo
estará lleno de luz" (Mateo 6:22); de igual modo, si tu oído es bueno todo tu
cuerpo oirá.

Frecuente pero equivocadamente consideramos a la autoridad como algo que nos


oprime, ofende y molesta. Dios no tiene tal concepto. El usa la autoridad para suplir
lo que nos falta. Su propósito al instituirla es concedernos sus riquezas y suplir la
necesidad de los débiles.
La forma en que Dios nos concede su gracia es doble: a veces, aunque en raras
ocasiones, nos la concede directamente; pero las más de las veces nos da sus
riquezas en forma indirecta, esto es, pone sobre nosotros a los hermanos de la iglesia
que son más maduros espiritualmente para que aceptemos su criterio como nuestro
propio.
La riqueza de cada miembro es la riqueza de todos. Rebelarse es optar por el camino
de la pobreza.

LA DISTRIBUCIÓN DE FUNCIONES ES TAMBIÉN UNA DELEGACIÓN DE LA AUTORIDAD

¿Quién se atrevería a desobedecer la autoridad del Señor? Pero recordemos que


también se necesita prestar atención a la autoridad de los miembros que Dios ha
coordinado en el cuerpo.

Recordemos siempre que no somos más que un miembro; necesitamos aceptar las
operaciones de los otros miembros. Todo el que tenga un don tiene un ministerio, y
todo el que tenga un ministerio tiene autoridad. El ministerio que Dios otorga es
autoridad; nadie debe rechazarlo. La mayoría de las personas quieren tener la
autoridad directa de Dios; pero el modo más frecuente de Dios es establecer
autoridades indirectas o delegadas para que las obedezcamos. Por medio de ellas
debemos recibir la provisión espiritual.

LA VIDA FACILITA LA OBEDIENCIA

Si procuramos llevar toda la carga sobre nuestros propios hombros, nos fatigaremos.
Pero si la carga se distribuye entre varios miembros, nos sentiremos descansados. Al
someternos a la autoridad de otros miembros experimentamos una gran
emancipación. Pero estar en el lugar de otro nos hace sentir muy obligados.
Obedecer es natural; desobedecer es difícil.

El Señor nos llama a aprender la obediencia en el cuerpo, la iglesia, así como también
en el hogar y en el mundo. La iglesia es donde debemos comenzar a aprender la
obediencia. Es el lugar de la realización lo mismo que de la prueba. Si fracasamos
aquí, fracasaremos en todas partes.

En tiempos pasados, tanto la autoridad como la obediencia eran objetivas, esto es,
una sumisión externa a un poder también externo. Hoy la autoridad se ha convertido
en una cosa viviente, algo interno. La autoridad y la obediencia tienen un mutuo
encuentro en el cuerpo de Cristo. Ambas se vuelven instantáneamente subjetivas y
ambas se combinan en una. La autoridad y la obediencia alcanzan su consumación
en el cuerpo. El lugar donde tenemos un encuentro con la autoridad está en el
cuerpo. Si no reconocemos la autoridad aquí, no hay ninguna posibilidad de que lo
hagamos en otro lugar.

Apreciación Personal:

Nuestro Señor Jesucristo actuaba de acuerdo con la voluntad de Dios. Manifestar su


autoridad recae sobre nosotros –su iglesia-, cuando nuestra cabeza da órdenes a las
manos naturalmente ellas obedecen así debemos ser nosotros con la obediencia de
Cristo, obedecer en automático.
Lo que Dios quiere de nosotros es que nos rindamos en completa obediencia. La iglesia
no es tan solo un lugar para comunión de los hermanos, también para hacer manifiesta
su autoridad.
La función de cada miembro de la iglesia es como la del cuerpo; limitada. Necesitamos
aceptar la función de otros miembros sin rechazar ninguna, y si lo hiciéramos
estaríamos rechazando a la cabeza, es decir a la autoridad. También debemos
comprender que la función de cada miembro constituye autoridad, en la parte que le
corresponde.
INSTITUTO BIBLICO

MANANTIAL DE VIDA

Materia: Autoridad Espiritual

Docente: Francisco Daniel Ruiz Méndez

Resumen: LAS MANIFESTACIONES DE LA


REBELIÓN DEL HOMBRE

Alumno: Francisco Jiménez Galvez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 29 de Septiembre de 2018


LAS MANIFESTACIONES DE LA REBELIÓN DEL HOMBRE

¿En qué aspectos particulares se manifiesta con mayor evidencia la rebelión del hombre? En
las palabras, en los razonamientos y en los pensamientos. A menos que haya tratos prácticos
en estos aspectos, hay muy pocas esperanzas de liberación de la rebelión.

1. LAS PALABRAS
LAS PALABRAS SON EL ESCAPE DEL CORAZÓN

El hombre que es rebelde de corazón bien pronto proferirá palabras rebeldes, porque de la
abundancia del corazón habla la boca. Para conocer la autoridad, debemos tener
primeramente un encuentro con ella; de otro modo nunca vamos a obedecer.
La lengua es difícil de domar. Bien pronto la rebelión de un hombre se expresa por medio de
su lengua. La gente de la sociedad actual es rebelde; solamente sirve de labios y se somete
aparentemente. La iglesia debe ser diferente; en ella debe haber obediencia de corazón
Supongamos que uno es enviado a cierto lugar como representante y portavoz de su
gobierno; sin duda uno tratará arduamente de memorizar lo que le han encomendado decir;
no se atrevería a añadir ninguna de sus palabras. Aunque Eva veía a Dios todos los días, no
reconoció la autoridad; así que descuidadamente añadió sus propias palabras.
Si fuéramos sumisos a la autoridad, seguramente refrenaríamos la lengua y no nos
atreveríamos a hablar con tanta libertad.

LA REBELIÓN ESTÁ LIGADA A LA COMPLACENCIA CARNAL

El síntoma de los que desprecian la autoridad se manifiesta al hablar en contra de alguien,


esto es, al proferir palabras rebeldes. Los semejantes atraen a los semejantes.
Los rebeldes y los carnales andan juntos. Dios los considera iguales. Los rebeldes y los
carnales son tan malos y obstinados que no temen injuriar a los seres gloriosos. Es
concupiscencia de la boca hablar palabras injuriosas; y si conociéramos a Dios, nos
arrepentiríamos y aborreceríamos porque sabríamos cuánto la odia él. Por lo mismo, no
debemos injuriar a otros, hablando contra ellos delante de Dios, ni siquiera en nuestras
oraciones.
Hay dos cosas que hacen que los cristianos pierdan su poder: (1) el pecado, y (2) el hablar
mal de la autoridad. Cada vez que uno habla abiertamente contra otro, ello significa una
pérdida de poder.

LAS DIFICULTADES DE LA IGLESIA SE DERIVAN FRECUENTEMENTE DE LAS PALABRAS DIFAMATORIAS

El hablar descuidadamente es la causa principal del rompimiento de la unidad de la iglesia y


de la pérdida del poder Probablemente, la mayoría de las dificultades de la iglesia se deben
hoy a las palabras difamatorias; sólo una parte menor de las dificultades son problemas
reales.
2. LAS RAZONES
La rebelión del hombre contra la autoridad se manifiesta en palabras, razones y
pensamientos. Si no conoce la autoridad, hablará palabras denigrantes, palabras que
generalmente se originan en su razón. Sin embargo, el que se somete a la autoridad vive bajo
autoridad Y no dentro de lo razonable.
La razón no puede permitir la reflexión, puesto que lo único que ésta hará será agravarla aún
más. La gente de este mundo vive en la esfera de la razón. ¿En qué, pues, nos diferenciamos
de la gente mundana si también nosotros vivimos en esa esfera?
Es muy cierto que para seguir al Señor tenemos que sacarnos los ojos de la razón. ¿Qué es
lo que gobierna nuestra vida? ¿La razón o la autoridad? Cuando seamos iluminados por el
Señor, seremos cegados por la luz, y nuestra razón será desechada.
Los que están bajo la autoridad de Dios no viven por la vista. Los siervos de Dios tienen que
liberarse de la vida de la razón. La razón es la primera causa de la rebelión.
Parece fácil hablar de la liberación de la vida de la razón. Pero como seres racionales, ¿cómo
podemos refrenarnos de argumentar con Dios? Ello parece sumamente difícil. Razonamos
desde la niñez hasta la edad adulta, desde nuestro estado de incrédulos hasta ahora. El
principio básico de nuestra vida es el razonamiento. ¿Cómo, pues, podemos dejar de
razonar? ¡Dejar de hacerlo requiere literalmente la vida misma de nuestra carne! Es por eso
que hay dos clases de creyentes: los que viven en la esfera de la razón Y los que viven en la
de la autoridad.
Durante su vida terrenal, el señor Jesús vivió en todo sentido por encima de la razón. Pero él
se sometió a la autoridad de Dios; no arguyó ni preguntó; ¡solamente obedeció!

Todos los que tienen un encuentro con Dios deben desechar sus propios razonamientos.
Solamente podemos basarnos en la obediencia. No nos entremetamos con nuestros
argumentos, tratando de ser consejeros de Dios.

La dificultad fundamental que hoy día tenemos los hombres es que todavía vivimos basados
en el principio de la ciencia del bien y del mal, bajo el poder del razonamiento. Si la Biblia
fuera un libro de argumentos, de seguro que discutiríamos todo.

LA GLORIA DE DIOS NOS LIBRA DE LA RAZÓN

Dios actúa sin razón. Aun cuando no entiendo lo que él hace, todavía aprendo a adorarlo;
porque no soy más que un siervo. El que conoce a Dios se conoce a sí mismo y por lo tanto
es librado de la razón.
La manera de conocer a Dios es por medio de la obediencia. Ninguno de los que aún viven
en sus razonamientos lo ha conocido. Tan sólo los obedientes conocen verdaderamente a
Dios.

"YO JEHOVÁ VUESTRO DIOS": ÉSTA ES LA RAZÓN

Cuando Dios actúa no tiene ninguna obligación de decirnos la razón, porque sus caminos son
más altos que los nuestros. Si bajamos a Dios con razonamientos, lo perderemos, porque lo
haremos uno de los nuestros. En los razonamientos no tendremos adoración; en cuanto falta
la obediencia, se pierde la adoración. Al juzgar a Dios con nuestra razón, nos constituimos a
nosotros mismos en dioses. Ojalá que la gloriosa aparición del Señor ponga fin a todos
nuestros razonamientos.

Apreciación Personal:

El conocimiento de la autoridad sella labios y resuelve bastantes problemas, hay


ocasiones en que alguien hace un comentario con respecto a nuestra creencia, parecería
ser un simple comentario, más sin embargo, no lo es, porque dentro de esa persona
hay una manifestación pura, de rebeldía.
La rebelión se manifiesta en 3 aspectos, uno de ellos es el hablar, y vemos
diversos pasajes en la biblia en la que nos enseñan el castigo que reciben aquellos que
hablan con ligereza, además, perdemos poder, cuando pecamos y hablamos mal de
nuestra autoridad.
La segunda manifestación es la razón. Debemos pedir a Dios que extirpe de
nuestra mente la reflexión profunda o el pensamiento carnal, porque al realizar estas
prácticas, inevitablemente nos lleva al razonamiento y a Dios jamás y nunca se le
cuestiona. Para seguir al Señor es necesario liberarnos de la razón.
¿Qué es lo que gobierna nuestra vida? ¿La razón o la autoridad? Cuando somos
iluminados por Dios inmediatamente perdemos nuestro razonamiento. Un ejemplo
claro es el de Pablo cuando tuvo su encuentro con la autoridad.
Nuestro Señor Jesucristo, vino a morir crucificado, y el no intento razonar, ni
cuestionó al Padres, simplemente ejecuto la orden del hacedor de todas las cosas. Si
pretendemos seguir a Cristo usando nuestro raciocinio será muy complicado lograrlo,
más, sin embargo, cuando más nos sometamos más fácil será nuestra vida. ¿Quién soy
para decirle a Dios que hacer? Dios es bueno, es cuestión de autoridad, no de razón.
TERCER EXAMEN PARCIAL AUTORIDAD ESPIRITUAL.

1. Mencione los personajes involucrados en la llamada rebelión colectiva.


Coré, Datán y Abiram
2. ¿Cuál fue la actitud de Moisés ante este hecho?
No se enojó ni perdió la paciencia. Simplemente se postró sobre su rostro delante
del Señor. Así contestó al mal carácter con un buen espíritu
3. ¿Cuál es la característica de un siervo fiel?
Que, aunque sea despreciado y rechazado, siempre llevara las cargas de los demás
4. ¿Cómo debe ser el carácter de las autoridades delegadas?
Los mansos y tiernos; y ésta no es la mansedumbre ordinaria, es la mansedumbre
de Dios
5. Con sus propias palabras diga, ¿porque, la vida de la resurrección, es la base de la
autoridad?
Porque es, la manera en que Dios elige, favorece u otorga autoridad aun verdadero
hijo obediente
6. ¿En base a qué? los hombres son elegidos para ejercer la autoridad
En base a la gracia, elección y resurrección
7. Porque decimos que los necios son orgullosos en base a Mateo 21:9
Porque, no saben reconocer la autoridad, proveniente de Dios
8. Que es la resurrección de acuerdo al capítulo 15
La resurrección se refiere a lo que no proviene de lo natural, a lo que no proviene
de uno mismo o de la propia capacidad. Es lo que yo no puedo hacer, pero que Dios
si puede.
9. ¿Porque debemos esperar a Dios, para conseguir la autoridad, de acuerdo al
capítulo 17?
Porque, si nuestros motivos son rectos, seremos reconocidos no sólo por el Señor
como representante suyo sino también por la iglesia como representante de Dios.
Primero debemos aprender a tener ministerio espiritual delante del Señor y
entonces, al tiempo señalado por Dios, podremos estar entre sus hijos para
servirles.
10. ¿Las autoridades deben ser elegidas por?
Dios y la Iglesia.
11. Siguiendo el ejemplo de moisés, porque la autoridad delegada, debe santificar a
Dios.
Para no representar mal a Dios y dar una falsa impresión de Él., sino seremos
juzgados y dios tendrá que vindicarse.
12. ¿Porque David tuvo que esperar en Hebrón?
Para juzgar a los que se habían rebelado contra la autoridad. Cuanto más sabe uno
ser autoridad, tanto más capaz es de mantenerla. Nadie debiera permitir que se
menoscabara la autoridad de otra persona a fin de establecer la suya propia.
13. ¿David como autoridad, soporto la provocación, por qué?
Porque David era hombre de absoluta obediencia. Se sometió a Dios y aceptó
todo como que venía de Dios.
14. ¿Porque decimos que la autoridad, no debería errar?
Porque nuestro espíritu debe mantenerse siempre dócil para con el Señor, en espera
de recibir la luz que tenga para nosotros. De otro modo, envolveremos a Dios en
nuestro error y haremos en su nombre cosas que no son de él.
15. Con sus propias palabras, describa lo aprendido hasta este momento
INSTITUTO BIBLICO

MANANTIAL DE VIDA

Materia: Autoridad Espiritual

Docente: Francisco Daniel Ruiz Méndez

Resumen:LAS CONDICIONES PARA SER


AUTORIDADES DELEGADAS

Alumno: Francisco Jiménez Galvez

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 19 de Noviembre de 2018


de de 2018
LAS CONDICIONES PARA SER AUTORIDADES DELEGADAS

as autoridades que Dios ha establecido en la familia son los padres con relación a sus
L hijos, el marido con relación a su esposa.
En el mundo, las autoridades son los reyes con relación a sus súbditos, y los gobernadores
con relación a sus gobernados. En la iglesia, son los ancianos con relación al pueblo de Dios
y los obreros con relación a su obra.
Todas estas diversas autoridades tienen sus respectivas condiciones.
Los maridos. La Biblia enseña que las casadas deben estar sujetas a sus maridos; pero los
maridos deben ejercer la autoridad con una condición. 3 veces en Efesios 5 se les dice a los
maridos que amen a sus mujeres como se aman a sí mismos. Indudablemente, hay autoridad
en la familia. El ejemplo máximo es el amor de Cristo, así como el ama a la iglesia, así
también el marido debe amar a su esposa.

Los padres. Es de vital importancia que los hijos deben obedecer a sus padres; aun así, la
autoridad de los padres tiene también su responsabilidad y condición. La Sagrada Escritura
dice: "Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos." A pesar del hecho de que
los padres tienen autoridad, necesitan aprender a dominarse delante de Dios. No deben tratar
caprichosamente a sus hijos, porque los han engendrado y los crían. No es justo hacer con
los hijos lo que generalmente uno no se atrevería a hacer con los amigos, estudiantes,
subordinados o parientes.
Es necesario que los padres se dominen a sí mismos, esto es, dominarse por el Espíritu Santo.
El objeto de toda la autoridad que los padres tienen sobre sus hijos es instruir, criar a sus hijos
en disciplina y amonestación del señor. No involucra esto ninguna idea de castigo o dominio;
el propósito es la educación y amorosa protección de los hijos.

Los amos. Los siervos deben ser obedientes a sus amos; pero para ser amo se requiere
también una condición. Los amos no deben amenazar ni provocar a sus siervos. Dios no
permitirá que sus autoridades delegadas actúen inmoderadamente; ellas deben tener el temor
de Dios dentro de sí. Necesitan comprender que el que es señor de ellos y de sus siervos está
en los cielos y que con él no hay parcialidad (Efesios 6.9). Debemos recordar que los amos
también están bajo autoridad. Aunque la gente está bajo su autoridad, ellos mismos están
bajo autoridad: la autoridad de Dios.

Los gobernadores. Debemos someternos a las autoridades gobernantes. Según el Nuevo


Testamento, parece que Dios no tiene la intención de que los creyentes de esta era gobiernen
sobre la tierra. No obstante, el Antiguo Testamento sí nos describe las condiciones de los
gobernadores.

Los ancianos. Los ancianos son las autoridades de la asamblea local. Los hermanos deben
aprender a someterse a los ancianos. Una cualidad esencial de los ancianos, según se la
enumera en Tito 1, es el dominio de sí mismo. Los incontrolados jamás podrán hacer cumplir
la ley; ni podrán los rebeldes traer la sumisión.¡Cuán prevalente entre los hombres es el
fenómeno de la falta de moderación! En consecuencia, al nombrar ancianos hay que elegir a
los que sean especialmente disciplinados.
Dios nunca constituye anciano a nadie que gusta de ponerse en el primer lugar (tal como
Diótrefes, 3 de Juan 9). Siendo la máxima autoridad de la asamblea local, los ancianos deben
ser personas que tienen dominio de sí mismas. El que sabe ser buen padre puede ser elegido
anciano. Al ejercer correctamente la autoridad en el hogar, está calificado para ser anciano
de la iglesia.

Los obreros. La condición de los obreros como autoridades delegadas en la obra. Tito no era
un anciano de la iglesia, sino servía al Señor como apóstol. Pablo lo exhortó, escribiéndole:
"Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie." Para no ser
menospreciados, tenemos que santificarnos a nosotros mismos. Si no se es diferente de otros
en vida y conducta, si se vive una vida fácil y sin disciplina, no hay forma de escapar de!
menosprecio. Requiere autodisciplina el conseguir el respeto de los demás y calificarse como
representante de Dios. Pablo le escribe a Timoteo en el mismo sentido. Aunque es cierto que
un obrero no busca la gloria y honor de los hombres, no puede, sin embargo, permitir que lo
menosprecien por su falta de santificación. Estar en autoridad es costoso; los tales necesitan
santificarse, esto es, separarse de los demás y estar dispuestos a llevar una vida solitaria. Los
que son ejemplos difieren de los demás en haberse santificado a sí mismos. Ahora bien, nadie
debe exaltarse a sí mismo; pero tampoco debe permitir que lo menosprecien.
Nunca seamos presumidos; pero tampoco jamás permitamos que nos pasen por alto. En
cuanto nos volvemos demasiado comunes somos excluidos de la obra. Se termina nuestra
utilidad y se pierde nuestra autoridad.
Es sumamente importante que se mantenga la autoridad de Dios. La autoridad se manifiesta
en la santificación, no en lo coman. Representar la autoridad es representar a Dios.

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