Los Tres Ciegos y El Elefante
Los Tres Ciegos y El Elefante
Los Tres Ciegos y El Elefante
Los tres pusieron una cara bastante rara, mezcla de sorpresa y emoción. El
segundo anciano, que tenía barba negra, quiso asegurarse de lo que Kiran
había dicho.
Mientras, la mano del anciano de barba negra había ido a parar a una de las
gigantescas orejas. El animal sintió unas cosquillitas y la sacudió
ligeramente hacia delante y hacia atrás.
– ¡Qué dices, querido amigo, un elefante nada tiene que ver con una
columna! Mi conclusión es que parece un enorme abanico por dos razones
muy obvias: primero, por su forma plana, y segundo, porque al moverse
produce un airecillo de lo más agradable. ¿Es que vosotros no lo notáis?
– ‘¡Qué situación tan curiosa!… Los tres ancianos han acariciado al mismo
elefante, pero al hacerlo en partes diferentes de su cuerpo, cada uno de
ellos se ha hecho una idea totalmente distinta de cómo es en realidad. Para
el anciano de barba blanca, un elefante es como una columna, para el
anciano de barba negra, tiene forma de abanico, y para el anciano de barba
pelirroja, es igual a una serpiente. Ciertamente, todos tienen parte de
razón, pero ninguno la verdad completa.’
Tras esta reflexión decidió que antes de que le preguntaran a él, lo mejor
era irse cuanto antes.