Castro Tolosa, Lombardi (2016) - Consideraciones Sobre El Empuje A La Mujer PDF
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CONSIDERACIONES SOBRE EL
EMPUJE A LA MUJER.
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CONSIDERACIONES SOBRE EL EMPUJE A LA MUJER
Castro Tolosa, Silvana; Lombardi, Gabriel
UBACyT, Universidad de Buenos Aires. Argentina
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con su papel o identidad sexuales). para el sujeto de manera tal que este pueda servirse de él y dar
Asimismo este manual ha incorporado en su última edición, un cuenta de su vivencia real.
capítulo especíico sobre la disforia de género, donde se señalan La experiencia clínica atendiendo este tipo de pacientes nos ha
tres diagnósticos: “Disforia de género” (F64.x), “Otras disforias de enseñado que es el propio sujeto psicótico quien -en pleno ejer-
género especiicadas” (F64.8) y “Disforia de género no especiica- cicio que su libertad respecto del signiicante fálico- interpreta los
da” (F64.9). La introducción advierte rápidamente que la cuestión fenómenos de perdida de la realidad y nos entrega su testimonio.
del sexo y el género es altamente controversial y que ha producido Constatamos la expresión del empuje a la mujer como irrupción de
una terminología cuya signiicación ha ido variando a lo largo del goce en una manera mortífera de desencadenamiento cuando un
tiempo. En todos los casos se subraya como componente medular sujeto cuenta que –repentinamente- comenzó a sentirse atraído
la incongruencia entre el género asignado y el vivenciado[ii]. por observar genitales masculinos y a sentirse conminado a citar
travestis a quienes despreciaba y necesitaba explicarles que él no
La novedad lacaniana era homosexual antes de iniciar la relación íntima que luego lo haría
Es el propio Lacan quien critica la idea freudiana de que el intento sentir asco de sí mismo. Este mismo paciente relata que un tiempo
de solución en la psicosis vaya por el lado de la homosexualidad. más tarde, a partir de una seducción muy fuerte que hubo en él,
De hecho –como subraya Soler en su conferencia recién citada- en por in Dios se comunicó comandándolo a que se vistiera de mujer
De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psico- para tener éxito en la vida. Luego de un tiempo de éxito profesional
sis, Lacan ya sostenía que el psicótico no puede ser homosexual y éxtasis en sus relaciones sociales gracias a la vivencia plena de
porque no puede ser hombre. Dice Soler: “La forclusión del Nombre permitir que su mujer interior saliera, el paciente queda en la ruina
del Padre (…) determina que alguien no sólo no puede instalarse en económica, es internado y pierde todos sus lazos familiares y con
una posición clásica ´hombre´ sino que en otra tampoco. El Nombre amigos. Conoce a una enfermera con quien se casa y tiene hijos.
del Padre es condición para todos los posibles ´hombres´”. (SOLER, El momento de la consulta se produce cuando la amenaza de su
2004). Distinguiendo la amenaza de castración que atormenta a mujer interior reaparece y el paciente dice que no puede permitir
Schreber (fenómenos de voluptuosidad y emasculación) de la pre- que ella se maniieste abiertamente porque esto sería una ofensa
tendida solución vía la identiicación femenina (delirio schreberiano a Dios, a su propia esposa e hijos, pero además, porque su cuerpo
de convertirse en la mujer de Dios), Lacan sienta las bases para la “envase” ha envejecido y ya no es digno de encarnar a esa mujer
futura revisión de este concepto. exitosa y plena.
Lacan vuelve a referirse al empuje a la mujer nombrándolo formal- Observamos un este caso cómo el mismo fenómeno que auspició el
mente como tal, en 1972 en su texto que en español conocemos desencadenamiento, auspicia para el sujeto un momento segundo
como El atolondradicho. Decimos “vuelve” porque verdaderamen- delirante de restablecieminto disipando la mortiicación primera.
te es aquí donde lo nombra por primera vez como tal, reiriéndolo El agregado se presenta cuando se produce a consulta el sujeto
como algo ya desarrollado anteriormente. La tesis de Lacan cambia habla de la amenaza actual que su mujer interior encarna en este
totalmente aquí y la referencia es –aunque escueta- muy puntual: momento de su vida. Irónicamente, el Dios que lo conminó aquella
nombra al empuje a la mujer como un efecto sardónico, como el vez a vestirse de mujer para conseguir éxito en la vida, hoy ha de
problema mismo[iii]. Soler –en su conferencia ya nombrada- sos- sentirse ofendido si lo hiciera.
tiene al respecto que el empuje a la mujer así entendido designa Como señalamos al inicio, Lacan reiere el empuje a-la-mujer como
ahora la no transmisión de la castración y arriesga que es equi- un efecto sardónico. “Sardónico”, además de indicar ironía y sar-
valente a la forclusión del hombre, más que a la promoción de la casmo, remite también en tanto adjetivo a una risa que no proviene
mujer. Señala: de una alegría interior. La medicina sanciona que la risa sardónica
es una enfermedad en la que ciertos músculos se ven contraídos
“por falta de esta condición (la operatoria del Nombre del Padre) el de manera tal que iguran una risa, ciertamente involuntaria. El tér-
conjunto de los “hombres” no existe (si lo decimos en términos de mino proviene de una práctica que se atribuye a los bárbaros de
El atolondradicho). En este caso la relación de “hombre” a “hom- Cerdeña. La misma consistía en dar de comer o beber la hier-
bre” (en el sentido de la anatomía) se reduce a la relación especu- ba sardonia, especie de planta de tallo hueco, que perturbaba el
lar, narcisista, que elide la diferencia sexual”. (SOLER, 2004). sentido y hacía retorcer los labios, causando un efecto que se
parecería a la risa. La leyenda relata una costumbre de los bárbaros
Recapitulando, para Lacan, en 1958, no se trata de que el “em- sardos: los hijos llevaban a los padres muy viejos a los montes para
puje a la mujer” solucione el problema de la psicosis per se, sino sacriicarlos y, para ello, les suministraban la hierba sardonia. El
que –más bien- soluciona para algunos psicóticos el problema de padre, paradójicamente, moría de risa… involuntaria.
todo ser hablante (respecto del sexo y de la existencia en el univer- Esta referencia es verdaderamente importante a la luz de las elabo-
so simbólico). En 1972, formaliza el concepto, ahora sí ubicándolo raciones freudianas respecto del padre y su función, pero también
como el problema propio de la psicosis. nos parece una referencia preciosa (o sea, de gran precio) para
entender por qué Lacan elige semejantes términos para hablar de
Palabras conclusivas empuje a la mujer en la psicosis; nos referimos a “sardónico efec-
Retomemos nuestra pregunta inicial: ¿qué funciones puede desem- to” y también a “empuje”. El sujeto psicótico, mortiicado por el
peñar el empuje a la mujer en la psicosis? El rastreo bibliográico signiicante, -pero de un modo sustancialmente distinto a la morti-
del que hemos dado cuenta hasta aquí, nos permite inicialmente icación del neurótico- paga el precio de desconocer la tachadura
responder que las funciones de esta manifestación clínica pueden de la mujer (su inexistencia) y desde esa posición, es que se ve
ser, al menos, de dos tipos. Podemos atribuir el empuje a la mujer a empujado a ella. Irónicamente, prescinde de la referencia paterna
una de las causas eicientes del desencadenamiento psicótico, a la para el acceso al lado femenino.
vez que también el mismo fenómeno puede oiciar en un momen-
to segundo de restablecimiento para la estructura, entramándose
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