Preguntas Frecuentes de Lactancia Materna PDF
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Preguntas frecuentes sobre lactancia materna
Comité de Lactancia Materna · Asociación Española de Pediatría
La preocupación por el peso es muy frecuente entre las madres que están dando el pecho,
pero en la mayoría de los casos todo está funcionando bien. Hay que tener en cuenta que:
• La OMS ha confeccionado gráficas a partir de niños alimentados al pecho, que son más
adecuadas para valorar el crecimiento de los lactantes. Están disponibles desde abril de
2006 en: http://www.who.int/childgrowth/en/.
• Las gráficas se realizan a partir de datos estadísticos (son un “modelo estadístico”) por
lo que la mitad de los niños normales están por debajo de la media. Es más importante la
valoración clínica del niño: su aspecto, vivacidad, si moja 4-5 pañales diarios,...
Muchas madres expresan preocupación y dudas respecto a si tendrán suficiente leche para
alimentar a sus hijos. Pero ahora sabemos que, salvo situaciones excepcionales, las madres
producen la cantidad exacta de leche que necesitan sus bebés si el agarre es correcto y la
lactancia es a demanda. Cuando una madre cree que tiene poca leche, lo habitual es que se
trate de alguno de los siguientes casos:
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• La posición del niño o el agarre del pecho no es adecuado (ver documento de recomen-
daciones). Hay leche, pero el bebé no la puede obtener. A la larga, como el bebé no vacía
bien las mamas, éstas dejan de producir la cantidad de leche que necesita el bebé. Suele
haber dolor al mamar o grietas. Es conveniente corregir la posición y/o el agarre.
• Si el bebé no abre completamente la boca para abarcar con ella gran parte de la areola
y el pezón o tiene un frenillo lingual corto, hará succiones poco eficaces con lo que estará
mucho tiempo succionando porque obtiene solo la leche del principio y no se queda satis-
fecho. La madre se queja de dolor o grietas en la punta del pezón.
Lo ideal es que alguien experto en lactancia (el pediatra, la matrona, la enfermera del centro
de salud o algún grupo de apoyo, ver listado) evalúe la toma y ayude a corregir la postura si
no es la adecuada.
• Hay leche pero la madre no se nota “la subida” y duda de que tenga suficiente. Las
primeras 48 horas el bebé se alimenta del calostro de su madre, pero casi ninguna madre
lo ve salir del pecho incluso apretándoselo. Por otro lado, tras la subida, muy pocas madres
notan que la leche sale a chorro o que mojan los empapadores y sin embargo, la mayoría
producen la leche que su bebé necesita. A partir del tercer día, si el bebé mama de forma
adecuada, más de 8 veces al día y hace 3 o más deposiciones al día, se está alimentando
correctamente.
• A medida que va creciendo, el niño tarda menos en hacer las tomas y extrae la leche
más eficazmente. Como el cambio se produce bruscamente, muchas madres creen que no
se alimenta adecuadamente o que deja el pecho tan pronto porque tienen menos leche.
Si el niño está tranquilo y feliz y moja mas de 5 pañales diarios, es que está tomando la
leche que necesita.
Recomendaciones:
• Para amamantar a demanda, el bebé tiene que mamar siempre que él quiera. Es conve-
niente ofrecerle el pecho cuando “busque”, gruña o se chupe los dedos, sin esperar a que
llore de hambre.
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• El bebé se coge bien al pecho cuando abarca el pezón más un buen bocado de areola
con la boca. De ese modo vacía bien el pecho.
• Es importante que mame todo el tiempo que quiera del mismo pecho, porque la leche
del final tiene más grasa (más calorías). Si quiere más, se le puede ofrecer el otro pecho
después.
• Si mama a menudo (mínimo 8 veces al día), la estimulación de la piel del pecho asegura
el funcionamiento de las hormonas de la lactancia, especialmente durante las primeras
semanas.
• Los bebés maman para alimentarse, pero también para consolarse y para sentirse pro-
tegidos y queridos. Si le ofrece el pecho a su hijo siempre que lo desee, aunque no sea por
hambre, no se equivocará.
• El pecho necesita el estímulo de la boca del bebé para fabricar leche. Si se le pone el
chupete, le quita el estímulo al pecho y fabricará menos leche. Si además el bebé es muy
pequeño, puede confundir la forma de cogerse al pecho.
• Puede resultar útil emplear un sacaleches para vaciar mejor los pechos y estimularles
a que fabriquen más leche.
• Si el bebé está contento, duerme tranquilo 1-2 horas seguidas y no parece enfermo,
toma suficiente leche. Si el bebé moja menos de 5 pañales al día (con los pañales supe-
rabsorbentes es más difícil de valorar) o la orina es muy concentrada, es posible que esté
tomando poca leche y sería conveniente consultar con un experto en lactancia.
Estos medicamentos galactogogos no deben usarse demasiado tiempo ni sin supervisión mé-
dica pues tienen efectos secundarios, aunque utilizados juiciosamente hay amplia y buena
experiencia con cualquiera de ellos. Junto con la extracción frecuente de leche, los fármacos
galactogogos están indicados en casos de separación forzosa madre-lactante, en madres de
prematuros con baja producción de leche y en casos de relactación (madre que tras haber
dejado de amamantar por un tiempo, quiere volver a intentarlo) o lactancia inducida (por
adopción, por ejemplo). Si piensa que puede necesitarlos debe consultar con el pediatra o
algún médico y con un experto en lactancia materna para que le asesore.
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Conviene recordar que no hay absolutamente ningún trabajo serio publicado en ninguna re-
vista científica, que demuestre las propiedades pretendidamente galactogogas de plantas
medicinales tomadas como tal o en infusión y que algunas pueden dar problemas: la Alholva
(Fenogreco, Trigonella foenum-graecum) puede ocasionar hipoglucemia (bajada de niveles
de azúcar en sangre), la Galega (Ruda Cabruna, Goat ́s rue) ha provocado al menos un caso
de intoxicación y es desaconsejada por la Comisión E del Ministerio de Salud Alemán. Tam-
poco hay pruebas de que aumente la producción de leche el Cardo mariano (Silimarina, Milk
thistle, Silybum marianum), sospechosamente comercializado por un fabricante de fórmula
artificial de leche. Ni estos productos, ni ningún otro de fitoterapia, pueden ser aconsejados
como galactogogos.
• Zuppa AA, Sindico P, Orchi C, Carducci C, Cardiello V, Romagnoli C. Safety and efficacy
of galactogogues: substances that induce, maintain and increase breast milk production. J
Pharm Pharm Sci. 2010;13(2):162-74.
• Szucs KA, Axline SE, Rosenman MB. Induced lactation and exclusive breast milk fee-
ding of adopted premature twins. J Hum Lact. 2010 Aug;26(3):309-13.
En general se recomienda que los lactantes que reciben alimentación complementaria tomen
alrededor de medio litro de leche al día, pero es sólo eso, una norma general y por supuesto
nada estricta. Se trata de ofrecer productos lácteos para llegar a esa cantidad de forma apro-
ximada. No es una regla matemática, hay niños y niñas que toman más cantidad y otros que
toman menos y todos están sanos.
Cada niño es diferente. Lo mejor es ofrecer al bebé el pecho durante el primer año unas 4 o
5 veces como mínimo, mejor antes de cada toma de purés o papillas; después del primer año
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puede hacerlo cuando quiera después de las comidas o entre comidas; de esta forma el bebé
no precisa de otra fuente de leche, siempre que haga esas 4 o 5 tomas de pecho al día.
Existen otros alimentos, independiente de la leche, que aportan calcio en la dieta de los ni-
ños. A partir del primer año, si el niño quiere, puede tomar otro derivados de la leche como
yogures o diferentes tipos de queso.
Los lactantes menores de un año alimentados al pecho deben recibir un suplemento de 400
UI/día de vitamina D. Estos suplementos se deben iniciar en los primeros días de vida y se
mantendrán hasta que, después del destete, el niño tome 1 litro diario de fórmula adaptada
enriquecida en vitamina D. Todos los lactantes menores de un año alimentados con sucedá-
neo de leche humana que ingieren menos de 1 litro diario de fórmula también han de recibir
un suplemento de 400 UI/día.
Los niños prematuros, como nacen antes de tiempo, no han podido acumular el hierro sufi-
ciente para cubrir las necesidades de los primeros meses de vida. Por eso necesitan tomar
suplementos de hierro hasta que comience a comer carne roja. La cantidad y la forma de ad-
ministrar el suplemento de hierro se lo indicará su pediatra.
Se recomienda que todas las madres que viven en España tomen un suplemento de yodo
durante la gestación y el periodo de lactancia.
Las vitaminas y minerales, a las dosis adecuadas no causan daño pero a altas dosis pueden
ser tóxicas. Durante la lactancia no se debe tomar ningún suplemento vitamínico, o de otro
tipo, en forma de hierbas, ya que en algunos casos puede ser muy peligroso para el bebé.
Si el bebé tiene menos de 6 meses y toma el pecho “a demanda”, es decir siempre que lo so-
licita (busca, se lleva la mano a la boca, bosteza, hace ruiditos,..y cuando se le acerca al pecho
quiere), NO necesita ningún otro líquido, ni agua, ni infusiones. Ni siquiera en los meses de
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Si el bebé tiene más de 6 meses y ya come otros alimentos después de las tomas de pecho,
de vez en cuando se le puede ofrecer agua. Si se le ofrece el pecho antes de las papillas o
purés (como se recomienda durante el primer año), probablemente no necesitará agua y no
la querrá. A medida que se va haciendo grande y toma más cantidad de alimentos sólidos,
generalmente beberá el agua que se le ofrece. No se le debe añadir azúcar ni ofrecer zumos
en vez de agua.
Los bebés alimentados al pecho no precisan utilizar tetinas. A partir de los 6 meses cualquier
bebé es capaz de beber de un vaso o una tacita. No es aconsejable ofrecerle directamente
agua de una botella, aunque sea pequeña, para evitar infecciones y diarreas. Si se lleva una
botella con agua durante los paseos, conviene llevar también un vaso y ofrecerle el agua en
el vaso. Se debe tirar el agua que sobre del vaso y hacer lo mismo con otros líquidos que se le
quieran ofrecer al bebé. Estas bebidas, como cualquier alimento, deben ser transportadas en
envases bien cerrados y fríos para evitar contaminaciones.
En resumen:
• Antes de los 6 meses, el bebé que toma sólo leche materna y a demanda, NO precisa
agua ni otros líquidos.
• Después de los 6 meses, cuando toma otros alimentos además del pecho, es bueno
ofrecerle agua EN VASO de vez en cuando. NO necesita biberones. NO se debe ofrecer
agua ni otros líquidos directamente de la botella.
La vuelta al trabajo supone una dificultad pero no un impedimento para continuar con la
alimentación al pecho. Existen diferentes posibilidades para que las madres que tienen que
incorporarse al trabajo puedan continuar con la lactancia. Se puede optar por una o varias de
ellas. Algunas opciones son:
• Acumular las horas del permiso laboral (1h en medio de la jornada laboral o ½ hora al
principio o al final de la jornada, hasta los 9 meses) y sumarlas a la baja maternal.
• Solicitar una reducción de jornada, con reducción del salario o una excedencia del
puesto de trabajo, sin remuneración, durante unos meses para poder estar más tiempo
con el bebé.
• Llevar al bebé al lugar de trabajo durante toda la jornada laboral (esto es posible en
algunos trabajos como el comercio, la limpieza doméstica, etc.) o sólo para amamantarlo, si
se puede contar con una persona que se ocupe de traer y llevar al bebé.
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• Si no hay mucha distancia entre el lugar de trabajo y el lugar donde está el bebé, salir
a darle el pecho durante la hora de lactancia o los descansos
• Extraer la leche, en casa o en el lugar de trabajo, con un sacaleches (los eléctricos son
más rápidos) para que el cuidador se la ofrezca al bebé cuando la madre esté trabajando.
• Mantener tomas de pecho frecuentes, a demanda, cuando la madre esté en casa con
el bebé (fines de semana, durante la noche,..) y ofrecer otros alimentos apropiados para
su edad, cuando la madre esté fuera (por ejemplo, en niños mayores de 6 meses: purés de
verduras o fruta).
Para evitar que el estrés laboral afecte a la producción de leche, la madre debe descansar
cuando pueda y relegar en su pareja o familiares otros aspectos relativos al cuidado del niño
y del hogar para que no acumule demasiado cansancio por el trabajo y el hecho de estar ama-
mantando al bebé.
Conviene buscar apoyo e información en madres con experiencia (grupos de apoyo), repre-
sentantes sindicales y administración (Información sobre derechos laborales).
Ambas son drogas legales. Abandonar estos hábitos es lo mejor para la salud tanto de la ma-
dre como de su hijo. Además, los niños aprenden del ejemplo que les ofrecemos, de manera
que la maternidad es una buena oportunidad para dejarlo.
Tabaco y lactancia. Está comprobado que la nicotina pasa a la leche materna, pero no en ni-
veles que puedan ser tóxicos para el bebé. Por el efecto estimulante de la nicotina, los hijos
de madres fumadoras pueden tener dificultades para conciliar el sueño, por lo que si la madre
fuma debe evitar hacerlo en las horas que preceden a la hora habitual de su siesta o la de su
sueño nocturno. Pero lo más perjudicial es el humo que respira el lactante, que le ocasiona
mayor predisposición a sufrir el Síndrome de muerte súbita del lactante (SIDS) y a padecer
infecciones respiratorias, asma y otitis. Si bien lo mejor es no fumar, aún fumando mucho,
es preferible dar el pecho, ya que la leche materna protege de las infecciones al lactante y
contrarresta en parte los efectos perjudiciales del humo del tabaco. Aunque no está del todo
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• Dar el pecho, pues está comprobada su acción protectora contra las infecciones respi-
ratorias causadas por el tabaco.
• Tratar de fumar lo más alejado posible (en tiempo) de cada toma, lo ideal sería no fu-
mar por lo menos 2 horas antes de cada toma y a ser posible, hacerlo justo tras la toma.
Algunos estudios muestran que el alcohol inhibe la secreción de prolactina (hormona que
interviene en la producción de leche) durante unas dos horas.
Los efectos del alcohol sobre el niño amamantado están directamente relacionados con la
cantidad de alcohol que consume la madre. Una cantidad pequeña a moderada de alcohol no
ha mostrado efectos nocivos en el niño. Una dosis de alcohol mayor de 0,5 gr/Kg puede pro-
ducir sedación y disminución de la producción de leche. Esto equivale a 200 cc de vino, 500
cc de cerveza o 60 cc de licor.
Es muy importante no beber alcohol al menos durante los primeros 3 meses. Después de los
primeros meses cantidades pequeñas y esporádicas son tolerables (una caña de cerveza o
un vasito de vino una o 2 veces a la semana) procurando alejarlas de las tomas. No se deben
tomar bebidas de alta graduación, como ginebra, licores o whisky. El mito popular de que un
vaso de cerveza al día aumenta la producción de leche no tiene ninguna evidencia científica
que lo apoye.
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• No interferir en la lactancia
• Métodos naturales:
MELA: usado correctamente alcanza una eficacia del 98%. Se han de reunir los siguiente
requisitos: La mujer amamanta exclusiva o casi exclusivamente, con tomas frecuentes
de día y de noche, la menstruación no se ha reanudado y el niño es menor de 6 meses.
DIU: perfectamente válido para la lactancia porque su acción se ejerce a nivel local. Ac-
tualmente en uso: DIU de cobre, DIU de alta carga de cobre, DIU de levonorgestrel. Está
en discusión cual es el momento ideal de inserción.
• Anticoncepción hormonal:
• Métodos irreversibles:
Esterilización tubárica.
En resumen:
El método MELA usado correctamente alcanza una eficacia del 98%. Los métodos de barrera
son inocuos para la madre, la lactancia y el desarrollo del niño. Los anticonceptivos hormona-
les no son de 1° elección en las 6 primeras semanas postparto. Los que tienen sólo gestáge-
nos son de 2° elección tras los no hormonales.
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No es infrecuente que una mujer que está amamantando a su hijo se quede embarazada. Es
posible llevar a cabo la lactancia materna durante todo el embarazo y después amamantar a
los dos lactantes tras el segundo parto (lactancia en tandem).
La estimulación mamaria inducida por la succión tiene efecto sobre la liberación de oxitocina,
que es una hormona que produce contracciones uterinas. Por ello debe evitarse esta estimu-
lación durante la gestación en algunas situaciones especiales, como en embarazos múltiples,
antecedentes de abortos o partos prematuros.
Aunque el embarazo durante la lactancia puede dar lugar a modificaciones en el sabor y volu-
men de la leche, ésta todavía aporta sus efectos beneficiosos. Algunos lactantes notan esos
cambios de sabor, lo rechazan y se destetan, otros lo rechazan primero pero “se reenganchan”
después.
La leche producida inmediatamente después del parto por la madre que no ha dejado de ama-
mantar en ningún momento, corresponde a calostro. Los primeros días de calostro son clave
para el recién nacido y la producción del mismo tiene un límite, por lo que el recién nacido
debe ser amamantado en primer lugar.
Hay buena información sobre este tema en la página web de “Alba-Lactancia materna”: http://
www.terra.es/personal7/eulalia1/tandem.htm
El ritmo intestinal de un bebé varía según su alimentación. Si el bebé toma leche materna ex-
clusivamente (sólo leche del pecho, no agua, no suero glucosado, no infusiones) la siguiente
tabla puede servir de guía para valorar el ritmo intestinal normal.
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1-6 meses Muy variable: desde una al día Blanditas como una pomada, el
hasta una cada 20 días. color es variable y no es impor-
tante
A partir del primer mes, muchos bebés con lactancia materna exclusiva no hacen “caca” todos
los días. Esto es así porque la leche materna se adapta tan perfectamente a sus necesidades
que practicamente se aprovecha todo y hay poco que tirar.
Cuando empiezan a probar otros alimentos además del pecho, el aspecto de las “cacas” cam-
bia. Algunos niños no hacen deposiciones durante unos días y éstas son más duras y con un
olor diferente.
Algunos bebés hace ruiditos o como fuerza, aunque no hagan caca, lo que las madres pueden
interpretar como que están molestos. Sin embargo, lo que está haciendo es simplemente
ayudar a su bolo intestinal a moverse hacia abajo. “Está haciendo fuerza” para mover la “caca”
hacia abajo. Cuando haya suficiente cantidad en la última parte del intestino grueso (el recto),
entonces su cuerpo tendrá la señal que necesita y al hacer fuerza, relajará el ano y saldrá la
caca.
No es bueno estimular el ano con el dedo, con el termómetro, con una ramita de perejil impreg-
nada en aceite o con una cerilla (por nombrar los métodos más comunes), ya que ello puede
hacer que el sistema nervioso del bebé se acostumbre a hacer “caca” sólo con el estímulo.
Tampoco es necesario dar zumos ni laxantes ni infusiones “para el cólico”. Esto no es bueno
para su intestino que ya tiene lo mejor, “la leche materna”, y aumenta el riesgo de diarreas e
infecciones. Además puede disminuir la producción de leche, ya que el bebé mamará menos
y el pecho, en respuesta, fabricará menos leche.
Para asegurar que el bebé no tenga problemas se le debe ofrecer el pecho a menudo, tomarlo
mucho en brazos (la fuerza de la gravedad ayuda al bolo intestinal), jugar con él y hacerle
masajes en el abdomen. Todo esto le proporcionaré cariño, el mejor alimento, las mejores
bacterias intestinales (los famosos bífidus) y el ejercicio y estímulo que necesita.
Cuando consultar con el pediatra: Si tu bebé no ha eliminado el meconio (la primera caca ne-
gra) el primer día, o si a partir del 4º día y durante todo el primer mes, no hace “cacas” todos
los días día o estas tienen una consistencia mayor que la de un puré.
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En Resumen:
Ofrecer el pecho a demanda del bebé, tomarlo mucho en brazos, jugar con él y hacerle ma-
sajes son el mejor método para asegurar que el bebé no esté estreñido y se críe sano y feliz.
A partir del primer mes, muchos niños con lactancia materna exclusiva no hacen “caca” todos
los días, pero esto no es estreñimiento.
12. ¿Los niños alimentados al pecho pueden sufrir alergia o intolerancia a las
proteínas de la leche de vaca?
Al igual que otras muchas sustancias, las proteínas de la leche de vaca pueden pasar a la
leche de la madre y llegar al niño. Algunos lactantes alimentados al pecho desarrollan aler-
gia o intolerancia a dichas proteínas por tratarse de sustancias antigénicas extrañas ya que
pertenecen a otro animal. En realidad, el alimento que más alergias e intolerancias causa es
la leche de vaca.
Se habla de Alergia a las proteínas de leche de vaca (APLV) cuando un individuo, tras la inges-
ta de lácteos manifiesta una respuesta anormal (con síntomas que se pueden englobar den-
tro de las reacciones adversas a alimentos) y en ese proceso hay un mecanismo inmunológico
comprobado. Es un cuadro más grave que la intolerancia. Se desencadena con pequeñas can-
tidades de proteínas lácteas y puede producir urticaria y reacciones alérgicas importantes.
Son factores de riesgo para sufrir APLV los siguientes: antecedentes familiares de alergia,
administración precoz de sucedáneos de leche con posterior lactancia materna (biberón en
maternidades), administración intermitente de leche artificial durante la lactancia materna.
En la intolerancia los síntomas pueden ser eccemas, diarreas, fisuras anales, llanto, cólicos y
dolor abdominal.
Ambos cuadros (la alergia y la intolerancia) pueden aparecer cuando al bebé amamantado se
le da alguna toma de fórmula artificial o bien cuando la madre toma lácteos.
Cuando se sospecha que un niño alimentado al pecho tiene síntomas debidos a una intoleran-
cia se puede suprimir por completo las proteínas lácteas de la dieta materna (a veces también
todas las proteínas vacunas) y la mejoría suele ser espectacular. En la mayoría de niños los
síntomas repiten a la mínima introducción de lácteos en la dieta de la madre, pero habitual-
mente hacia los 18 meses-2 años suelen desaparecer.
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Cuando se sospecha alergia hay que realizar pruebas alérgicas. Si se comprueba clínicamente
(síntomas más o menos graves de sangrado intestinal o choque anafiláctico con vómitos-pali-
dez-malestar o urticaria-angioedema) con pruebas de alergia positivas o negativas, el pedia-
tra retirará la leche de vaca y sus derivados de la dieta de la madre (a veces incluso la carne
de vacuno).
La manera de dormir de los mamíferos se ha visto determinada, tras miles de años de adapta-
ción, para garantizar su supervivencia. Los humanos, al ser los más dependientes durante el
primer año de vida, muestran conductas encaminadas a fortalecer la relación con su cuidador,
casi siempre la madre. Ésta representa la fuente de alimento, calor, protección, consuelo y
soporte a las necesidades del recién nacido. El hecho de que el bebé se despierte con facili-
dad y llore en solicitud de alimento y estímulo disminuye el riesgo de que sufra bajadas del
azúcar corporal (hipoglucemia) y asfixia (apnea). Por otro lado, la leche materna facilita que el
niño coja el sueño, en parte porque contiene triptófano, una sustancia que actúa en el cerebro
como inductor del sueño.
En toda la historia de la humanidad los niños han dormido con sus padres. Esta práctica se
llama colecho cuando se comparte la misma cama. El contacto continuo favorece el desarrollo
del vínculo afectivo, el bienestar del bebé, el desarrollo neuronal y la capacidad de respues-
tas adecuadas ante situaciones de estrés. Estudios recientes demuestran que la cercanía del
niño y la madre facilita el mantenimiento de la lactancia materna y que ésta tiene un efecto
protector frente al Síndrome de Muerte Súbita del Lactante. También se sabe que el colecho
es más frecuente en los niños alimentados al pecho que en los que reciben lactancia artificial.
El patrón de sueño va cambiando a lo largo de los primeros años de vida. En general, las horas
de sueño y los despertares nocturnos van disminuyendo, si bien existen amplias diferencias
individuales. Cuando el niño se despierta por la noche, en ocasiones con pesadillas, asusta-
do y agitado, busca refugio y consuelo junto a sus padres, en quienes tiene depositada su
confianza afectiva. Hay que conocer los patrones normales de sueño para aceptarlos mejor.
También hay que saber que no hay soluciones mágicas para evitar los despertares nocturnos
y que el sentido común debe primar.
La decisión de dormir con sus hijos debe ser una opción de los padres. Tal decisión va ligada
a la cultura y a los deseos de cada familia sobre la relación con sus hijos. A los profesionales
de la salud, médicos, pediatras y enfermeras les corresponde dar información sobre ciertas
circunstancias que pueden acarrear mayor riesgo para los niños si se practica el colecho, prin-
cipalmente entre los menores de 6 meses de edad. En este sentido se deben establecer las
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siguientes recomendaciones:
1. La forma más segura de dormir para los lactantes menores de seis meses es en su
cuna, boca arriba, cerca de la cama de sus padres.
2. La lactancia materna tiene un efecto protector frente al Síndrome de Muerte Súbita
del Lactante y, por otro lado, el colecho es una práctica beneficiosa para el mantenimiento de
la lactancia materna, pero también se considera un factor que aumenta el riesgo de Síndrome
de Muerte Súbita del Lactante por lo que no debe ser recomendado en:
• Lactantes menores de tres meses de edad.
• Prematuridad y bajo peso al nacimiento.
• Padres que consuman tabaco, alcohol, drogas o fármacos sedantes.
• Situaciones de cansancio, especialmente de cansancio extremo, como el postparto
inmediato.
• Colecho sobre superficies blandas, colchones de agua, sofá o sillones.
• Compartir la cama con otros familiares, con otros niños o con múltiples personas.
3. Aquellos padres que deseen mantener una mayor proximidad con su bebé durante la
noche, pueden optar por colocar la cuna al lado de la cama o utilizar una cuna tipo “sidecar”
(superficie independiente adosada a la cama de los padres), que facilita la lactancia y no in-
terfiere con la frecuencia de las tomas de pecho.
El bebé que toma pecho no necesita chupete y al menos durante las primeras semanas de
vida, no se le debe ofrecer, porque el chupete hace más difícil que aprenda a mamar de forma
eficaz. El uso del chupete en los primeros días o semanas puede ser la causa de grietas y do-
lor en el pezón e incluso, de falta de ganancia de peso.
Cuando el niño ya es más mayorcito y mama bien (se coge bien, succiona con energía, duerme
periodos de 2, 3 ó 4 horas, orina mucha cantidad y gana bien de peso) no suele haber pro-
blemas porque utilice el chupete alguna vez, aunque es de esperar que prefiera a su mami
calentita que huele tan bien a leche, antes que a un pedacito de plástico.
Algunos estudios encuentran que los bebés que usan chupete maman durante menos meses
que los que no lo hacen. El chupete puede ser una de las causas por las que una madre note
que tiene menos leche. Es importante recordar que la madre produce leche a través de varios
mecanismos: cuando el bebé vacía los pechos y cuando el bebé succiona del pecho, aunque
no sea para comer. El bebé necesita succionar para tranquilizarse y estas pequeñas tomas “no
nutritivas” son un estímulo excelente para asegurar una adecuada producción de leche du-
rante los 2 primeros años de vida. Conviene recordar que cada vez que se le ofrece el chupete
al bebé es un estímulo que pierde el pecho de la madre, por ello el chupete debería relegarse
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a situaciones aisladas (cuando la madre está ausente, cuando está conduciendo, etc.)
También se sabe que el empleo del chupete puede condicionar un mal desarrollo del sistema
muscular y óseo de la boca y de la cara, y contribuir a problemas con los dientes en el futuro.
15. ¿Hasta cuándo es bueno que mame mi hijo? ¿Cuándo hay que destetarlo?
El patrón de duración de lactancia en los humanos hasta hace menos de 100 años, ha sido de
3 a 4 años con variaciones entre el año y los 7 o más años. Todavía hay sociedades y culturas
en las que la lactancia prolongada es lo normal. En la actualidad la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) recomiendan mante-
ner la lactancia hasta los dos años o más, en todos los países del mundo.
• Los niños que maman por encima del año siguen obteniendo una cantidad sustanciosa
de calorías y micronutrientes (hierro, calcio, vitaminas) de la leche que toman de sus ma-
dres (en ocasiones, por encima del 50% de las necesidades diarias).
• Después del primer año y por lo menos hasta el segundo, es recomendable que el niño
realice al menos 4 tomas de pecho al día, antes o después de las comidas, por la noche,
etc. En esta etapa muchos niños maman como postre y cuando están enfermos, es lo único
que comen.
Cuando la madre desee destetar a su bebé debe hacerlo con delicadeza y paulatinamente.
Dejarle llorar o irse de viaje son soluciones crueles y desconsideradas hacia él. Se puede dul-
cificar el proceso de varias maneras:
• Posponer el pecho o darlo con condiciones (cuando termines la comida, cuando vayas
a dormir, sólo en casa, o sólo en ...) para ir disminuyendo el número de veces que mama.
• Cuando insista y “no sea el momento elegido”, conviene proporcionarle otro tipo de
consuelo: jugar, hacer un puzzle, leer un cuento, hacernos cosquillas, cantar, jugar al es-
condite, guardar los muñecos, etc.
• Hablar con el niño, darle alguna explicación de por qué “ahora no se puede” (mamá
está cansada, ya comes bocadillos y con tenedor,...). Los niños son mucho más compren-
sivos de lo que se espera si perciben en sus padres un verdadero deseo de comunicarse y
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de compartir.
Los niños no llegan a ser más o menos independientes según el alimento que hayan tomado
sino el modo en que se les ha dado éste (condicional o incondicional). En realidad no depende
del tipo de alimentación sino del estilo de crianza.
En ocasiones los bebés pueden rechazar el pecho y esto puede deberse a multitud de causas.
Si logramos averiguar el motivo que lo genera, tendremos la solución al problema.
Los recién nacidos son capaces de encontrar el pecho de su madre y hacer una toma es-
pontánea en las primeras dos horas tras el parto. Suele ocurrir que después de esta primera
toma, se quedan adormilados durante horas, a veces 8-10 horas y apenas maman; ésto es
perfectamente normal. Si en este tiempo se intenta poner al niño al pecho, probablemente no
lo cogerá. En estas situaciones se habla de un “falso rechazo”. Hay que intentar despertarle
con caricias y besos y ponerlo en contacto piel con piel, de esta forma, cuando se despierte
tendrá el pecho a su alcance.
Puede ocurrir que los bebés sólo quieran mamar de un pecho cada vez, a veces quieren el
segundo y a veces no. En este caso también estamos ante un “falso rechazo”. Lo que ocurre
es que se quedan totalmente satisfechos con el primero y no necesitan seguir comiendo, su
hambre se ha saciado.
Si sólo quieren comer del mismo pecho siempre, negándose a mamar del otro, puede ser que:
• El bebé tenga dolor de oído, fractura de clavícula, molestias por la vacunación, un he-
matoma en la cabecita tras el parto, etc.
• La madre tenga una mastitis, lo que condiciona un cambio en el sabor de la leche (más
salada).
Se puede cambiar la posición para dar el pecho, recomendar a la madre que haga mucho con-
tacto piel con piel y sacar la leche del pecho que rechaza para no provocar ingurgitación y no
disminuir la producción de leche en esa mama. En cualquier caso, hay que proporcionar tran-
quilidad a la madre y confianza en que su bebé sabe cómo engancharse y ella cómo ayudarle.
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Preguntas frecuentes sobre lactancia materna
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• Haya tenido una experiencia desagradable (sondajes, aspiración…) que producen aver-
sión oral.
• La madre está embarazada o tiene la regla, lo que puede variar el sabor de la leche.
• Haya cambiado el olor de la madre, por el empleo de nuevos jabones, perfumes, des-
odorantes, por sudor excesivo…
Las claves para superar el rechazo son armarse de paciencia, intentar averiguar la causa, y
como casi siempre que hay discrepancias interpersonales: mucho amor, respeto hacia la otra
persona y contacto físico (piel con piel).
Las necesidades básicas de los bebés son la protección, el calor y el alimento. Cuando les
falta alguna de ellas, primero manifiestan incomodidad, se les ve inquietos e intentan conso-
larse chupándose el puño, o bostezan, o mueven las extremidades como pidiendo algo. Si no
se les atiende, lo más probable es que acaben llorando. Durante los primeros 60 segundos, se
trata de una protesta y se calmará con facilidad si la madre o el cuidador les atiende. En caso
contrario, tras más de un minuto se desesperan y acaban llorando intensamente manifestan-
do el estrés que están sufriendo.
El niño cuando llora no intenta “manipular” ni “llora por llorar”. El llanto es una manera de co-
municación del lactante que indica una necesidad, pero no siempre significa hambre. Muchos
bebés están tan tranquilamente mamando y cuando acaban, si la madre los coloca en la cuna,
rompen a llorar, lo que se interpreta equivocadamente como que tienen hambre. General-
mente se calman en el momento en que la madre les toma de nuevo en brazos y los acerca al
pecho, del que apenas succionan. Algunos autores opinan que los bebés se sienten profun-
damente solos en la cuna, en peligro. Solo se sentirán protegidos en contacto con la madre, el
padre o cualquier persona que les cuide.
Se conocen como cólicos del lactante a los episodios de llanto que suelen durar alrededor de
2-3 horas al día más de 3 días a la semana, que tienen lugar por la tarde-noche y que suelen
aparecer a partir de los 15 días. El bebé estira y encoge las piernas, muestra una expresión de
dolor y ventosea , lo que a veces le alivia.
Se cree que estos episodios de llanto obedecen a dolores abdominales, y se han intentado
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Preguntas frecuentes sobre lactancia materna
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Siempre hay que descartar alguna enfermedad y comprobar que la técnica de lactancia es co-
rrecta, ya que esto puede ser causa de llanto. En pocos casos el llanto puede ser consecuencia
de alergia a las proteínas de la leche de vaca u otro alimento que toma la madre (ver pregunta
más frecuente nº 12). Si todo está bien, los medicamentos no suelen ser eficaces, tampoco
las infusiones.
En resumen:
El llanto del bebé está especialmente diseñado para alarmar a su madre. Actualmente se sabe
que el cólico se puede aliviar o prevenir manteniendo al niño en contacto permanente con su
madre o cuidador. Por ello se recomienda responder precozmente al llanto y tomar al bebé en
brazos. Esta medida es mas eficaz para mejorar los cólicos que cualquier otra intervención, y
no malcría al niño.
Sacudir al bebé no solo empeorará la situación, sino que puede lesionarle gravemente.
En torno a las 3 semanas, al mes y medio y a los 3 meses, muchos bebés tienen unos días
“raros” en que están algo más inquietos, lloran más, duermen peor, maman más a menudo,
se agarran al pecho y de repente se estiran, lo sueltan, lloran,... Posiblemente esto tenga
relación con la aceleración normal en su velocidad de crecimiento que condiciona una mayor
demanda de leche.
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• El bebé reclama mamar más a menudo (lo que la madre interpreta como que tiene
hambre).
• La madre no nota el pecho tan lleno (lo que interpreta como que ella no tiene leche
suficiente).
• El bebé reclama más a menudo porque está creciendo (por eso se llaman también “ba-
ches o crisis de crecimiento”) y esto hace que su apetito aumente.
• La madre no tiene los pechos tan llenos porque a esa edad su producción de leche se
ha ajustado a las necesidades del bebé, ya no gotea, ni se nota tanto la subida de leche.
Además, el lactante vacía el pecho con más eficacia y hace más rápida la toma.
De modo que lo adecuado es intentar adaptarse al bebé. Si pide más pecho porque necesita
comer más, la solución es ponerlo más al pecho para que aumente la producción de leche.
Si en lugar de pecho se le da un biberón, esto evitará que aumente la producción de leche y
empeorará las cosas.
Los niños pueden morder por diferentes razones, dolor, incomodidad, descubrir para qué sir-
ven los dientes…, esto es molesto y doloroso por lo que hay que intentar que no lo hagan. Se
puede recurrir a diferentes métodos pero todos encaminados a hacerle entender que duele y
que si sigue haciéndolo no podrá continuar alimentándose al pecho.
Los mensajes no verbales (gestos) refuerzan al lenguaje verbal y ayudan al bebé a compren-
der. Él está descubriendo cosas nuevas, no sabe que morder duele y hay que hacérselo en-
tender. Después se le puede ofrecer de nuevo el pecho y decirle “no me muerdas”. Suele ser
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Algunos bebés se asustan y lloran si el ¡no! es demasiado seco y la cara muy seria, en ese
caso se le puede abrazar para consolarlo pero sin darle el pecho de manera inmediata. Hay
que esperar a que se tranquilice y ofrecerle después el pecho repitiendo el mensaje de forma
más suave.
Hay niños que suelen morder al final de la toma justo antes de soltarse. En ese caso se le
puede decir que abra la boca para que a mamá no le duela o meter el dedo en su boca para
ayudar a la separación, sobre todo si muerde ya dormido.
No hay que reírse o que el niño sienta ese momento como un juego, pues en ese caso conti-
nuará mordiendo para hacer reír y será más difícil que abandone esa costumbre.
Si le duele la boca se le pueden ofrecer juguetes fríos para que le calmen y los muerda, y así
no muerda el pecho. También se le puede pedir que bese el pezón o acaricie el pecho, hacién-
dole entender que él también puede a ayudar a su mamá.
La forma del pezón no suele representar un problema para la lactancia, aunque a veces se
necesita ayuda durante los primeros días para que el bebé se agarre al pecho.
En la mayoría de las ocasiones se trata de pezones planos pero elásticos, que pueden estirar-
se al agarrarlos con los dedos y tirar un poco hacia afuera. Normalmente, estos casos se re-
suelven poco a poco y no plantean dificultades para la lactancia. Conviene explicar a la madre
que tiene que esperar a que el bebé abra mucho la boca y agarre así un buen “mordisco” de
pecho. De esta forma, al iniciar la succión el bebé crea un vacío y el pezón va saliendo poco
a poco. En ocasiones se aconseja el uso de una pezonera, aunque después puede ser difícil
retirarla y que el niño se agarre directamente al pecho. También se han diseñado dispositivos
para sacar el pezón, por medio del vacío, que pueden utilizarse en algunos casos.
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21. Me duele mucho el pecho, tengo una zona roja y dura. Ingurgitación, infla-
mación, mastitis.
Un pecho puede inflamarse y doler fundamentalmente por los siguientes motivos: ingurgita-
ción, obstrucción de un conducto y mastitis.
La ingurgitación ocurre cuando los pechos producen más leche de la que el lactante extrae,
aumentando ambos de tamaño y provocando dolor. Esto suele ocurrir al comienzo de la lac-
tancia con la “subida de la leche”. Se da más frecuentemente en el primer hijo, y cuando se
amamanta al bebé con horarios rígidos y pocas tomas al día, o se le ofrecen suplementos de
suero o fórmulas infantiles. La ingurgitación es mucho menos frecuente cuando el bebé se
pone al pecho desde el primer momento tras el nacimiento y muy a menudo (unas 12 veces)
los primeros días. En épocas posteriores de la lactancia es más raro, pero puede pasar si hay
separación momentánea de madre y lactante (hospitalizacíon de madre o hijo, horario de tra-
bajo) o si el lactante mama menos por enfermedad u otro problema o, simplemente, al dormir
más horas por la noche. Puede provocar algo de fiebre si la ingurgitación es importante.
El tratamiento se basa en: extraer la leche y calmar el dolor. Quien mejor extrae la leche es
el lactante, por ello se le debe poner al pecho con frecuencia. Cuando los pechos están muy
tensos el bebé puede tener dificultades para agarrarse, y conviene vaciarlos previamente, de
forma manual o con un sacaleches, tras aplicar calor local (una ducha o baño en agua caliente)
para producir vasodilatación y facilitar la salida de la leche. De esta manera se logra disminuir
la tensión de la areola, y que quede blanda lo que facilita el agarre. La aplicación de frío local
(compresas de gel frío o bolsas de hielo o verduras congeladas) entre las tomas alivia el dolor
por su efecto vasoconstrictor y antiinflamatorio. Los medicamentos del tipo del ibuprofeno o
el paracetamol también alivian el dolor y son compatibles con la lactancia.
Hay que colocar al lactante de forma que su lengua facilite el drenaje del conducto (la zona
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Preguntas frecuentes sobre lactancia materna
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del pecho que mejor se vacía es la que queda en contacto con la lengua) y realizar durante
la toma un masaje suave sobre la zona afecta, moviendo el pulgar por encima del bulto, en
dirección hacia el pezón, para facilitar el drenaje. Si el niño no vacía bien el pecho, después de
la toma convieneterminar de extraer la leche con un sacaleches.
La madre debe utilizar durante el día un sujetador adecuado, bien ajustado, pero elástico, que
no provoque una excesiva presión.
La mastitis consiste en una inflamación de uno o varios lóbulos de la mama, que puede acom-
pañarse o no de infección. La mastitis no infecciosa se presenta como consecuencia de una
retención de leche no resuelta. El cuadro puede evolucionar a una mastitis infecciosa, ya que
la retención de leche favorece el crecimiento bacteriano. Se manifiesta por dolor intenso y
signos inflamatorios (enrojecimiento, tumefacción, induración) en un cuadrante de la mama,
dependiendo del lóbulo afecto. En ocasiones se presenta un dolor lacerante “como agujas que
se clavan hacia dentro del pecho” por inflamación de los conductos galactóforos. La mastitis
generalmente se acompaña de síntomas generales similares a los de un cuadro gripal: fiebre,
escalofríos, malestar general, cefaleas, nauseas y vómitos. Hay casos de mastitis subclínica
que cursan con poca sintomatología.
Es importante saber que la leche del pecho afectado no tendrá ningún efecto perjudicial en
el niño, por lo que no se debe suspender la lactancia materna, aunque la madre esté toman-
do medicamentos (se utilizarán aquellos compatibles con la lactancia). La infección no se
transmite al lactante y además al continuar la alimentación al pecho mejora la evolución de la
mastitis y disminuye el riesgo de complicaciones.
El tratamiento debe iniciarse precozmente, en las primeras 24 horas, para reducir el riesgo de
complicaciones: abscesos y mastitis recurrente. Se deben seguir los consejos citados para la
ingurgitación y la obstrucción de un conducto: aplicar calor local antes de las tomas, masaje,
posición adecuada, tomas frecuentes, extracción manual o con sacaleches al final de la toma
y aplicar frio local entre las tomas. Si es necesario, se administrarán analgésicos, como el ibu-
profeno (400 mg cada 8 horas) o el paracetamol (650 mg cada 8 horas). El reposo en cama
durante uno o dos días es parte importante del tratamiento.
La leche del pecho enfermo es ligeramente más salada, lo que puede producir rechazo del
lactante a mamar de ese lado y obligaría a la utilización más frecuente del sacaleches.
Se debe tomar siempre una muestra de leche (obtenida por extracción manual, desechando
las primeras gotas) para hacer un recuento de leucocitos y bacterias y realizar un cultivo que
permitirá identificar el agente causal y el tratamiento de elección: antibiótico durante 10-14
días en el caso de una infección bacteriana o antifúngicos locales y/o generales durante un
mínimo de 2 semanas en la infección por Candida.
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Preguntas frecuentes sobre lactancia materna
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Por otro lado, la práctica regular de ejercicio físico moderado, en madres previamente en-
trenadas, no tiene ninguna repercusión negativa en la composición ni el volumen de leche.
Sin embargo, el ejercicio físico intenso, en mujeres sin entrenamiento previo, puede producir
una disminución en el volumen de leche y cambios en su composición, con un descenso en
la concentración de algunos factores de defensa (la inmunoglobulina A o IgA) y del azúcar
natural de la leche (la lactosa) y un aumento de otros productos como el ácido láctico, que por
su sabor amargo, podría provocar rechazo del pecho (aunque en la práctica este cambio en el
sabor de la leche suele ser bien tolerado por el lactante). Por todo ello, la práctica de ejercicio
intenso de forma continuada sólo es aconsejable en las deportistas profesionales.
Las madres que deseen perder peso pueden combinar el ejercicio físico con una restricción
calórica moderada siguiendo una dieta equilibrada, sin que tenga efectos negativos sobre la
lactancia.
Tiempo de almacenamiento
- Leche madura:
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• A temperatura ambiente
• 15ºC: 24 horas.
• 25 ºC: 4 a 6 horas.
• 30-38ªC: 4 horas
• Refrigerada (en nevera) entre 0 y 4 ºC: 8 días Cuanto más estable sea la temperatura,
mejor se conservará la leche, por lo que no se debe poner la leche en la puerta del frigo-
rifico.
• Congelada:
Tipo de envase
La leche materna extraída debe almacenarse siempre en envases destinados para uso ali-
mentario. Los mejores envases para congelación son los de cristal, ya que los de plástico
pueden contener sustancias con efectos adversos para la salud (ftalatos y bisfenol A).
Si utilizas bolsas de plástico almacénalas bien cerradas, dentro de un recipiente rígido, dentro
de la nevera, para evitar pinchazos que supondrían pérdidas o contaminación.
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Antes de su utilización, hay que limpiar bien los recipientes con agua caliente y jabón, acla-
rándolos a continuación y dejándolos secar al aire. También puede utilizarse el lavavajillas,
pero no es necesario esterilizarlos.
La leche se puede descongelar sumergiendo el recipiente en otro con agua caliente, mejor
que calentándola directamente. Es preferible no utilizar el microondas porque el calentamien-
to es irregular y pueden producirse quemaduras. Una vez calentada, conviene agitarla antes
de probar la temperatura.
Olor rancio
Algunas madres pueden notar que su leche tiene un olor rancio al descongelarla. Esto se debe
a la acción de una sustancia que se encuentra en la leche, llamada lipasa. El enfriamiento
rápido y la congelación posterior evita el enranciamiento en muchas ocasiones. Si aún así,
tiene olor a rancio, para prevenirlo, se puede escaldar la leche (calentar hasta observar que se
empiezan a formar burbujas o una ligera espuma en los bordes del recipiente) y luego dejar
enfriar y congelar. Una vez que tiene olor rancio no se puede hacer nada para eliminarlo. La
leche rancia no es perjudicial para el bebé, que puede tomarla si le gusta, aunque la mayoría
la rechazan por su sabor.
En el momento actual, según la legislación española (ver más abajo), se contemplan diversas
medidas para facilitar la incorporación de la mujer, tras la maternidad, al trabajo remunerado.
Las que vamos a ver son generales pudiendo existir alguna más según la Comunidad Autóno-
ma. Por otro lado, los convenios colectivos pueden mejorar estos derechos.
1. Permisos retribuidos:
a. Suspensión del contrato de trabajo por maternidad (Baja maternal): la mujer tiene de-
recho a 16 semanas de baja posteriores al parto recibiendo el 100% de la base reguladora
abonado por el INSS, este permisos se ampliará en 2 semanas más por cada hijo/a a partir
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del segundo en caso de partos múltiples. Este permiso es obligatorio para la mujer durante
las primeras 6 semanas, las otras10 las puede compartir de forma simultánea o sucesiva
con el padre en caso de trabajar ambos. La baja maternal se puede disfrutar a tiempo com-
pleto o parcial. En caso de un parto prematuro o si el recién nacido debe permanecer hos-
pitalizado por un periodo superior a 7 días se amplía el permiso de maternidad tantos días
como esté hospitalizado hasta 13 semanas máximo. También se amplía en dos semanas
en el caso de nacimiento, adopción o acogimiento de un hijo/a minusválido/a. Se mantiene
el derecho a disfrutar de la baja materna en caso de fallecimiento del bebé.
b. Suspensión del contrato por paternidad (baja paternal): El padre tiene derecho a un
permiso de 13 días que se sumará al permiso de nacimiento y es ampliable 2 días más por
cada hijo a partir del segundo en caso de partos múltiples. Es un derecho exclusivo del
padre y podrá ejercerse a tiempo completo o parcial y durante todo el tiempo que dure el
permiso de maternidad o una vez concluido. El padre también puede disfrutar el permiso
de maternidad en caso de fallecimiento de la madre auque no realizase ningún trabajo.
Reducción de la jornada laboral: Se puede reducir entre 1/8 y 1/2 de la jornada laboral con
disminución proporcional del sueldo en los casos de cuidado de un menor de 8 años (funcio-
narios 12 meses), de un minusválido o familiar de hasta 2º grado. Es un derecho individual por
tanto lo pueden disfrutar tanto el hombre como la mujer. Si los padres trabajan en la misma
empresa ésta se podría negar a que los dos disfruten el permiso al mismo tiempo por motivos
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justificados. Será la trabajadora la que decida las horas y el periodo de disfrute del permiso.
Excedencia por cuidado de hijo o familiar a cargo: La trabajadora o trabajador de manera indi-
vidual podrán disfrutar de un periodo de excedencia de hasta 3 años por cada hijo (natural o
no) a contar desde el día de nacimiento o resolución judicial. El nacimiento de un nuevo hijo
pondrá fin a la excedencia anterior. También tendrán el mismo derecho a excedencia durante
2 años por cuidado de familiar de hasta 2º grado de consanguinidad que no pueda valerse
por sí mismo. Este tiempo de excedencia computa a efectos de antigüedad. Podrá disfrutarse
de manera continuada o fraccionada. Si los padres trabajan en la misma empresa ésta podrá
limitar el disfrute simultáneo de este permiso por motivos justificados.
4. Salud en el trabajo:
Se considerará nulo el despido de la trabajadora que sea despedida por el ejercicio de sus de-
rechos como mujer embarazada o lactante, salvo procedencia del despido por otros motivos.
• Ley 39/1999 para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas
trabajadoras del 5 de noviembre
• Real Decreto 1251/2001 por el que se regulan las prestaciones económicas del siste-
ma de Seguridad Social por maternidad y riesgo durante el embarazo.
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• Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad efectiva de las mujeres y los hombres (BOE núm.
71 del 23 de marzo de 2007).
• ¿Por qué es necesario tomar una cantidad extra de yodo durante la lactancia?
Porque las necesidades de yodo en la mujer lactante son casi el doble de las de un adulto
sano, ya que además de cubrir sus propias necesidades tiene que garantizar que el bebé re-
ciba todos los nutrientes que necesita, incluido el yodo, a través de la leche.
La leche materna contiene una cantidad variable de yodo que depende de la ingesta de la
madre. Puesto que las necesidades del lactante son del orden de 90 µg/día, y el volumen de
leche ingerido de 600 a 1000 ml/día, la concentración mínima de yodo en la leche materna
debería ser de 100 µg /litro. Para conseguirlo, la madre debe ingerir en total al menos 250 µg
de yodo al día.
• ¿Se debe mantener durante la lactancia el mismo suplemento de yodo que se ha to-
mado durante el embarazo?
SÍ, el suplemento de yodo para una mujer lactando es el mismo que durante el embarazo y se
debe mantener durante toda la lactancia.
Las necesidades de yodo en la mujer lactante se estiman en 250-300 µg /día. Dado que el
consumo de sal puede estar reducido en ese período (la sal yodada es la fuente de yodo reco-
mendada para todo el mundo), se aconseja un suplemento de 200 µg de yodo al día en forma
de yoduro potásico.
SÍ, porque la sal de mesa yodada aporta tan sólo la mitad de las necesidades durante este
período. Una vez establecida en nuestro país la yodación universal de la sal con una duración
no inferior a dos años, y cuando su consumo sea generalizado en la población , ya no será
necesario suplementar con yodo a la mujer embarazada o lactante.
No hay restricciones específicas por el hecho de estar lactando, y nos remitiremos a las que
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• ¿Se debe administrar suplementos de yodo a una mujer lactante a la que se le ha ex-
tirpado el tiroides y está tomando tiroxina?
SÍ, porque el suplemento de yodo que se administra a la madre lactante es para garantizar el
aporte adecuado de yodo al hijo, cuya única fuente de yodo es la leche materna, y además no
perjudica a la madre a la que se le ha extirpado el tiroides.
• Si una mujer lactante que se queda embarazada y no desea retirar la lactancia durante
el embarazo. ¿Se mantendrá la misma recomendación de suplemento de yodo o cambiaría
la dosis?
No existe una recomendación formal sobre ello, pero parece razonable que para garantizar
tanto las necesidades del feto como del niño lactante sería recomendable doblar la dosis y
recomendarle 400 µg de yodo al día mientras se mantenga la situación.
No, porque el aporte extra de yodo a la madre es para el tiroides de su hijo y al no tener fun-
ción tiroidea, el bebé no necesita yodo. El yodo de la sal yodada es suficiente para la madre.
26. ¿Cuándo puedo ofrecerle algo más además del pecho? La alimentación com-
plementaria, introducción de papillas
La situación ideal es que el niño permanezca los 6 primeros meses con lactancia materna
exclusiva. Pasado este periodo las necesidades nutricionales se modifican, está agotando
sus reservas de hierro y es necesario que tome alimentos que contienen más hierro. Además
ya está preparado desde el punto de vista psicomotor (se sienta o está a punto de hacerlo,
se interesa por las cosas que le rodean echando las manos a lo que le llama la atención) y es
un buen momento para iniciar la administración de alimentos que complementan la lactancia
materna.
• Hacia los 6 meses se mantiene sentado con ayuda y puede tomar con cuchara “ba-
rriéndola” con el labio superior.
• Hacia los 8 meses, pueden masticar y tragar alimentos más sólidos (troceados o cha-
fados).
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Los nuevos alimentos se deben dar triturados y con cuchara, no aconsejándose el uso de bi-
berones ni para las papillas, ni para darles líquidos como zumos o agua, ya que pueden tomar-
los perfectamente empleando un vasito. Antes de los 6 meses si están con lactancia materna
exclusiva, no necesitan ningún líquido más, aparte de la leche materna.
Se debe ofrecer el pecho antes de los otros alimentos para que se pueda mantener la lactan-
cia el mayor tiempo posible. La leche materna sigue siendo el alimento fundamental del niño
hasta el año de edad y la alimentación complementaria, es eso: complementaria al pecho.
La madre se puede extraer leche después de que mame el bebé y congelarla, para que se
pueda utilizar cuando tenga que ausentarse (por trabajo u otros motivos), incluso para pre-
parar papillas.
Los cereales se pueden mezclar con leche materna, con las verduras o con las frutas, por lo
que no es adecuado emplear una “leche artificial” para preparar las papillas de cereales.
• Ofrecer alimentos propios de la zona y según la cultura y los gustos familiares, intro-
duciendo gradualmente una dieta variada y agradable.
• Evitar al principio alimentos que pueden contener muchos nitratos (como la remolacha,
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espinacas y zanahoria).
• No se debería añadir azúcar ni sal a los alimentos del bebé durante el primer año. Des-
pués es conveniente utilizar pequeñas cantidades de sal yodada.
• Si el bebé hace unas 4 tomas de pecho, no necesita otros alimentos lácteos (como
yogur, queso, “ leches artificiales” en papillas).
• Dejar que el niño “experimente” comiendo primero con sus dedos, luego con la cucha-
ra...
• Es una buena idea que el niño coma en la mesa con todos, la comida también es un
acto social y el niño puede ver y aprender.
• No tiene sentido introducir papillas u otros alimentos para que duerma más, ni para
que se “acostumbre” antes de que su madre empiece a trabajar, o para que gane más peso.
No olvidemos que el aumento excesivo de peso en las primeras etapas de la vida puede
predisponer a obesidad futura.
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