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Introducción
En Venezuela, es en 1980 cuando por decreto 646 se considera a la Educación Básica como
nivel obligatorio en el sistema educativo tal y como se establece en la Ley Orgánica
de Educación (LOE) de ese mismo año. En este contexto, el referido nivel se caracteriza por: (a)
la fusión de los seis años de la primaria, con el primer ciclo de Educación Media el cual
comprendía tres años, para convertirse en un ciclo de nueve años; (b) la contribución a la
formación integral del individuo, -lo cual constituye su finalidad-, tal como está planteado en la
citada ley, en su artículo 21° que a la letra dice:
La educación básica tiene por finalidad contribuir a la formación integral del educando
mediante el desarrollo de sus destrezas y de su capacidad científica, técnica, humanística y
artística; cumplir función de exploración y de orientación educativa vocacional e iniciarlos en el
aprendizaje de disciplinas y técnicas que le permitan el ejercicio de una función socialmente
útil; estimular el deseo de saber y desarrollar la capacidad de ser de cada individuo, de acuerdo
a sus aptitudes. La educación básica tendrá una duración no menor de nueve años. (p.8)
Como se observa en el artículo citado, el aprendizaje que adquirirían los alumnos debía
permitirles el desarrollo de competencias y su posible incorporación a la sociedad. Desde el
punto de vista epistemológico, -es decir, la forma de organización del conocimiento-, se
promueve la formación de un individuo hacia la educación para el trabajo, sólo para citar un
aspecto de este diseño curricular. Posteriormente, para el año 1985 se establece un nuevo
diseño curricular con características un tanto disímiles al anterior pero sin mayores
innovaciones y centrado nuevamente en las asignaturas.
Sobre este aspecto, la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), en 1990, al
referirse a problemas específicos más relevantes por nivel de escolaridad, en cuanto a
la Escuela Básica plantea "... el contenido en el Plan de la Escuela Básica referido al área de
formación para el trabajo, no guarda correspondencia con las actuales exigencias
del mercado laboral venezolano". (p.166)
Diez años después de la segunda reforma curricular de la Educación Básica en Venezuela,
específicamente entre 1994 y 1995, el IX Plan de Desarrollo de la Nación y el Plan de Acción del
entonces Ministerio de Educación, respectivamente, anunciaron la transformación de la
práctica escolar orientada a producir cambios fundamentales que dieran respuesta
institucional al sector educativo.
Partiendo del fracaso del modelo tradicional de entonces, con signos de evidente agotamiento
desde el punto de vista conceptual, pedagógico, organizativo y funcional, se propusieron desde
el Ministerio de Educación, abordar la Educación Básica en la primera y segunda etapas. El
modelo curricular propuesto, consideró lo establecido en los instrumentos legales que rigen
en materia educativa como son la Constitución Nacional venezolana, la LOE y su reglamento,
entre otros.
Debe señalarse al igual que en los otros diseños curriculares, algunos elementos que
caracterizan la reforma curricular de 1995, aún vigente, tal y como se declara en
los programas de estudio del Currículo Básico Nacional (CBN) de 1998. Entre estos elementos
pueden señalarse la formación integral y holística del educando, a través del desarrollo de sus
capacidades cognitivas (motrices, afectivas e intelectuales) lo que significa que se considera al
ser humano como un todo dinámico en evolución e interrelacionando con otros seres humanos.
Opinión de especialistas
Proyección de la educación en Venezuela
Ercilia Vásquez, Directora de la Escuela de Educación, nos da su visión de la formación
educativa, como una educadora que tiene en sus manos el porvenir de los futuros docentes de
la sociedad venezolana
La Directora de la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés
Bello (UCAB), Ercilia Vásquez, asegura que la educación venezolana ha enfrentado
muchos problemas en toda su historia, siendo la calidad del servicio el más cuestionado. "Hay
que vincular la calidad con la equidad; hay que darle oportunidad a los docentes de que se
formen en condiciones más adecuadas; hay que mejorar los planteles y tratar de captar más
personas con mayor vocación e interés en la educación" indica Vásquez, quien además afirma
que la educación venezolana debe ser trabajada, cada día, en mayor escala.
-¿Cómo se proyecta la formación educativa en el país?
-Son muchos los problemas de la Educación Venezolana que históricamente hemos venido
arrastrando, pero la calidad del servicio prestado es uno de los más cuestionados por tanto,
debe ser una de nuestras mayores preocupaciones.
La formación docente se ha tergiversado, se está dando formación en menos tiempo lo cual le
resta calidad, y aunque la educación es un problema de todos, el docente es el núcleo y si su
formación no es de calidad, la educación no va ser de calidad.
Por ello, si al docente no tiene las condiciones personales (actitudes, valores y vocación
docente), y además no se le ofrecen las condiciones laborales (en sus aspectos económico,
social, de planta física, legal) y carece de la formación profesional, adecuada, tanto inicial como
en servicio, nunca tendremos educación de calidad. Lo más triste es que en muchos casos esta
misma situación repercute en la práctica profesional de los que están en su proceso de
formación inicial. Muchos estudiantes regresan de las prácticas profesionales desmotivados y
preocupados y te dicen "profesora no pude aplicar lo que usted me enseñó porque la maestra o
la profesora no acepta otra forma de hacer las cosas, sino es a lo que ellos están
acostumbrados". Todo esto ha desvalorizado la profesión docente, porque se ha convertido al
maestro en un seguidor de instrucciones, un imitador poco reflexivo, lo que ha llevado a
desestimar su capacidad intelectual, considerándolo incapaz de tomar decisiones y de crear e
innovar en el aula, esta situación y la falta de incentivos económicos hace que cada día nuestra
carrera sea menos valorada, el prestigio del docente ha ido decayendo cada vez más y menos
personas quieren estudiar esta carrera, sobre todo en instituciones donde no se les
asegura empleo y las carreras tienen larga duración.
-¿Cuáles son los retos que enfrentan los educadores?
La educación hoy en día tiene muchos retos, y el reto más importante es vincular la calidad
con la igualdad y la equidad. De nada nos sirve tener una matrícula muy amplia pero la
educación no se mejora.
Además, desde el punto de vista de las políticas educativas hay que mejorarlas porque no están
cónsonas con la realidad y las necesidades, ni están acordes con la sociedad en la que estamos
viviendo actualmente.
El maestro enseña lo que el sistema educativo quiere que enseñe, cuando debería haber una
educación más amplia, donde le podamos enseñar a los egresados diversidad de estrategias,
concepciones y formas de ver la educación para una aplicación del diseño curricular más
consciente.
También hay que destacar las dificultades desde el punto de vista social, el egresado de una
escuela de educación tiene que ir a un campo de trabajodonde se va a enfrentar con
la delincuencia en la propia escuela, con problemas de disciplina y violencia.
-¿Cuál es la solución?
Ante esta pregunta muchos investigadores plantean la necesidad de un docente proactivo,
crítico, reflexivo, con capacidad para apropiarse del conocimiento y mantener un aprendizaje
permanente, con autonomía para actuar en una diversidad de ambientes y comunidades de
aprendizaje, con habilidades, destrezas, valores y actitudes que le permitan tomar decisiones,
innovar y dar respuesta a la diversidad de problemas que se le presentan y a las múltiples
inquietudes que pueden tener sus alumnos.
Pero, primero tenemos que tener claro lo que significa la formación docente y qué
características tenemos los formadores de formadores, porque nuestro cambio es igualmente
importante. Si nosotros no tenemos la formación apropiada tampoco podemos tener éxito;
nadie puede dar lo que no tiene. La formación implica un compromiso de quienes la orientan y
de quienes la reciben.
En este sentido, la formación cobra nuevas dimensiones, ya no se trata de impartir
conocimientos y métodos de enseñanza, se trata de una interacciónsocializada donde todos
aprendemos. Por tanto se trata de un cambio más profundo, de un cambio paradigmático; es
decir un cambio en la forma de percibir la realidad, en las creencias, actitudes y valores para
facilitar el cambio que necesitamos. Nos urge mayor apertura hacia los procesos de formación,
mayor flexibilidad curricular y de pensamiento para que haya una verdadera vinculación entre
las instituciones de formación docente y las escuelas y liceos con modelos de formación más
abiertos que permitan el aprendizaje continuo y permanente en diversos espacios, con
diferentes metodologías y con mayor acercamiento a la realidad.
Por esta razón, la educación en el país hay que trabajarla mucho más, hay que vincular la
calidad con la equidad, hay que darle oportunidad a los docentes de que se formen en
condiciones más adecuadas, hay que mejorar los planteles y tratar de captar más personas con
mayor vocación e interés en la educación.
Conclusiones
El derrumbamiento de la educación es producto de un proceso que lleva varios lustros. En
países donde se han hecho estudios concienzudos, se ha encontrado que: ni la edad ni el estrato
socioeconómico establecen diferencias estadísticamente significativas entre las poblaciones
estudiadas -estudiantes del nivel medio-, en cuanto a la posibilidad de alcanzar los niveles
formales de pensamiento delineados en la teoría piagetana (Méndez, Chavez y Escalante, 1979)
; seis años más tarde en un estudio entre estudiantes universitarios (Méndez, 1985) se
determina que no más de un 25% de éstos ha superado la etapa de pensamiento concreto -lo
que corresponde según Piaget, a la etapa de un niño entre 7 y 11 años. Lo que significa que no
se le ha brindado al alumno la oportunidad de acrecentar sus habilidades y desarrollar sus
destrezas cognitivas, las cuales están muy relacionadas con otros aspectos del desarrollo
humano como el motriz, la posibilidad de aprender autónomamente y en convertirse en un ser
humano crítico y creativo en constante desarrollo.
Al momento en que el Estado Venezolano se compromete a ofrecer educación
primaria gratuita a todos - compromiso adquirido en la mayoría de los estados
latinoamericanos durante la primera parte del siglo-, se impone una pesada carga
económica, y los centro de población urbana resultan mejor beneficiados que las
poblaciones alejadas.
Pero la falta de maestros dispuestos a servir en las regiones apartadas, falta de equipo y
recursos materiales apropiados, los programas que no corresponden a la realidad que vive el
alumno, la falta de métodos y técnicas apropiados hacen que la educación rural se constituya
en la cenicienta de las diversas calidades de educación de los países latinoamericanos.
Lamentablemente, el problema de la calidad de la educación no es patrimonio de las zonas
rurales. A pesar de que los esfuerzos que se realizan en las áreas urbanas cuentan con mejores
condiciones operativas, los resultados no resultan significativamente mejores. En las ciudades
se cuenta con la educación que ofrecen las instituciones estatales en las zonas marginadas, la
que se ofrece en centros educativos públicos de prestigio por su tamaño y tradición y la
educación que se ofrece en centros educativos privados, la mayoría de los cuales privilegia a las
clases altas y poderosas de la sociedad.
Acosta (1990) señala como problemas de la educación latinoamericana, la masificación a
expensas de la calidad, problemas de deserción y repitencia, deterioro de la universidad y débil
relación con todos los niveles del campo productivo con la ciencia y tecnología.
La masificación o democratización de la educación ha traído en Latinoamérica,
serios problemas a los presupuestos del Estado. Los recursos destinados a la
educación con respecto al PIB en la mayoría de los países se ubica entre el 3.4 y el
4.4. Pero el crecimiento de la población y la extensión de la educación obligatoria-
gratuita al nivel secundario, requieren que dichos presupuestos sean
incrementados de manera sustancial si se desea calidad y cantidad en la
educación.
A continuación se enumeran problemas comunes a los sistemas educativos
latinoamericanos a principios de la década de los años 90.
Incremento de las tasas de deserción, repetición y desempeño escolar en todos los niveles de
la educación.
Materias como matemáticas, Ciencias, Sociales y Español con bajo rendimiento.
Alto porcentaje de docentes sin preparación adecuada para su tarea.
Falta de recursos para el aprendizaje (textos, material didáctico).
Deficiencias en evaluación y supervisión.
Deterioro de la infraestructura escolar.
Falta de laboratorios apropiados y recursos de informática.
Casi la totalidad del presupuesto asignado a pago de salarios.
Maestros desmejorados en su nivel de vida y salarios.
Serio deterioro de las condiciones sociales e incremento de la violencia.
Penetración indiscriminada de los medios de comunicación masiva con su respectivo efecto
sobre el proceso enseñanza-aprendizaje.
Para muchas personas, el problema de la educación es el problema de una brecha tecnológica
entre la escuela y el mundo intercomunicado y cada vez más dependiente (Villegas,1994). Pero
existen problemas mucho más profundos, que tienen que ver con la formación integral y el
desarrollo real de la persona, con los fundamentos de la convivencia entre los seres humanos,
el cultivo y conservación de los valores que deben distinguir al género humano.
El Estado con la familia y la sociedad deben realizar inversiones de gran cuantía en el
establecimiento, dotación y administración de los servicios educativos y para el mejoramiento
sustancial de las condiciones socioeconómicas de todos los educadores, para garantizar el
disfrute universal al derecho a la educación.
El logro de una educación de calidad en los niveles declarados como obligatorios para todos los
venezolanos supone una transformación muy profunda y difícil del actual sistema, y requiere
ingentes recursos financieros y una voluntad política para movilizar a toda la sociedad,
Además, el éxito en la calidad en el nivel de educación superior (donde la educación no es
obligatoria) es absolutamente necesario para el desarrollo del país y para ello también se
requieren grandes recursos financieros y el esfuerzo de la sociedad en general.
La inclusión de la educación como prioridad de los presupuestos públicos de los países es la
mejor manera de garantizar el derecho a la educación de todos los ciudadanos. Sería
gravemente discriminatorio que sólo pudieran adquirir educación quienes la pueden pagar. Por
eso el acceso al presupuesto educativo del Estado es un derecho social fundamental.
El Estado tiene el deber indeclinable de garantizar un financiamiento progresivo, suficiente, de
calidad para la educación, orientando a ello una parte importante del ingreso derivado de la
explotación de la riqueza del subsuelo y los minerales, como se señala en la Constitución (Art.
311). Los presupuestos anuales del Estado venezolano deben asumir íntegramente el
financiamiento de las instituciones educativas oficiales en todos los niveles declarados
obligatorios, desde el inicial hasta el pregrado universitario
En las asignaciones se debe dar tratamiento preferencial a los planteles localizados en sectores
de menores recursos, para que los niños y jóvenes ingresen y continúen en el sistema educativo
en igualdad de condiciones con otros sectores y que realmente puedan lograr una educación de
calidad. El Estado debe garantizar este financiamiento a todas las familias venezolanas, para
que la educación obligatoria sea gratuita y no le suponga erogaciones que no puedan afrontar y,
por tanto, nieguen la gratuidad, compensando situaciones y condiciones que dificultan el
acceso, la permanencia y el logro de los objetivos. Para ello es importante la articulación con
entidades del Gabinete Social, para suplir y subsidiar carencias que impidan o limiten el éxito
escolar.
Por otra parte, el acceso al presupuesto educativo público es un derecho social
fundamentalmente que se debe compaginar con el derecho irrenunciable que tiene la familia de
elegir el tipo de educación para sus hijos. El financiamiento se debe garantizar a las familias sin
discriminar el tipo de educación o plantel educativo (oficial o privado) que elijan para sus hijos
en los niveles amparados por la gratuidad. Con esta finalidad, el Gobierno tiene la capacidad de
firmar convenios de cooperación con fundaciones e iniciativas educativas sociales.
A medida que los centros promovidos por la Iglesia se han ido desplazando, por sentido
de misión y compromiso con los más necesitados, hacia zonas marginales y de alta pobreza
(caso de las escuelas de Fe y Alegría y muchas más de iniciativa parroquial y de distintas
congregaciones que trabajan en el país), se ha visto la necesidad del aporte financiero del
Estado, lo que ha sido un hecho desde hace 16 años a través de los convenios anuales con la
AVEC, fundamentados en la LOE vigente. Estos convenios han sido y siguen siendo ser
altamente recomendables para lograr mejor educación de los indígenas (bilingües) y en
sectores empobrecidos que sufren discriminación educativa por falta de calidad. Sin embargo,
pensamos que la política de los aportes a los centros católicos debe ser revalorada desde
los derechos ciudadanos y expresada más claramente en la LOE.
En una sociedad plural democrática y con tan graves problemas educativos de equidad, de falta
de calidad y de ausencia de valores como Venezuela, lo razonable es que el Gobierno llegue a
acuerdos con el servicio educativo católico por el valor que tiene su educación. Ciertamente el
Estado no es confesional. Sin embargo tiene el deber de financiar la educación de todos los
niños y jóvenes del país y no debe castigar a aquellos que prefieran obtener la educación inicial,
la básica, el bachillerato, la educación técnica o universitaria en centros de inspiración
cristiana. La LOE debe contemplar expresamente el cumplimiento de este deber y derecho a
una educación gratuita para el caso de las familias que opten por este tipo de centros, en
especial para las que no están en capacidad de contribuir con el Estado en el financiamiento de
la educación de sus hijos.
Las familias y la sociedad civil contribuyen de diversas maneras a las inversiones educativas
necesarias para lograr la calidad y la plena cobertura. Por la vía tributaria obligatoria,
aportando al presupuesto público, y por la vía voluntaria como expresión de
su responsabilidad familiar, empresarial y fundacional. El Estado debe estimular y fomentar
esta responsabilidad financiera complementaria con la educación y valorar la fundación y
mantenimiento de instituciones educativas privadas de servicio público como se señala en la
Constitución (Art. 106).
Bibliografía
Se revisaron más de (45) páginas web de Internet, lográndose lo mejor que se pudo en
cuanto a análisis, síntesis y conclusión.