Apuntes Periodismo Cientifico Tema 3

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Asignatura: Periodismo Científico

Profesor: Alfredo Marcos (UVa / Depto. de Filosofía)


Grupos: 3ºA y 3ºB de Periodismo

Tema 3
Periodismo científico: aspectos prácticos
3.1. El periodismo científico como periodismo especializado
3.2. La comunicación de la tecnociencia como fenómeno informacional
3.3. El emisor: El periodista científico, su formación y deontología. La responsabilidad del periodista
científico. Las fuentes
3.4. El canal: Los distintos medios de comunicación y la comunicación de la tecnociencia. La prensa
escrita. La radio. La televisión. Internet. Otros medios de comunicación de la tecnociencia,
museos, cine, literatura, ciencia-ficción...
3.5. El mensaje: La construcción formal del mensaje. Cómo abordar las singularidades de la
información tecnocientífica. Problemas de lenguaje en la comunicación de la tecnociencia y
recursos expositivos. Metáforas en ciencia y metáforas en comunicación de la ciencia. Los
géneros periodísticos y la comunicación de la tecnociencia (noticia, reportaje, entrevista...). Qué
es noticia en tecnociencia. El periodismo científico de opinión. Periodismo de precisión
3.6. El contenido: Problemas especiales y recursos para la comunicación de la ciencia según campos
temáticos. La tecnología y la comunicación del riesgo. Las ciencias físicas y matemáticas. La
psicología, la economía, las ciencias humanas y sociales. La biología y la medicina. La
consolidación de la salud y el medioambiente como temas de interés periodístico
3.7. El receptor: La comunicación de la tecnociencia y sus públicos. Formatos generalistas y
especializados. La comunicación de la tecnociencia dirigida al público en general. La
comunicación de la tecnociencia dirigida a sectores específicos según su formación, intereses,
edades, regiones…. Periodistas, científicos, políticos y gestores como público de la
comunicación de la tecnociencia. El proceso de comunicación de la ciencia: un proceso
interactivo

3.1. El periodismo científico como periodismo especializado


(Véase la selección de textos de J. L. Martínez Albertos: Curso General de Redacción Periodística, Thomson,
Madrid, 2004; Javier Fernández del Moral y Francisco Esteve Ramírez: Fundamentos de información
periodística especializada, Síntesis, Madrid, 1993; Montserrat Quesada Pérez: Periodismo especializado,
Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 1998; : Mª Rosa Berganza CondePeriodismo especializado,
Ediciones Internacionales Universitarias, Madrid, 2005)

3.2. La comunicación de la tecnociencia como fenómeno informacional


(Véanse los apartados 1. y 2. de: A. Marcos, “Una medida general de la información”, en J. M.
Cavero, B. Vela y E. Marcos (eds.): Aspectos Filosóficos, Psicológicos y Metodológicos de la Informática,
Dykinson, Madrid, 2005)

Veamos ahora de qué elementos consta y qué estructura debe tener un sistema para
cumplir las funciones recién enunciadas. Aquí proponemos entender la comunicación de la

1
ciencia como un fenómeno informacional, con la estructura habitual de este tipo de
fenómenos. A veces se distingue entre información y conocimiento1. A nuestro entender hay
información cuando un acontecimiento (mensaje) produce un cambio en el conocimiento
que alguien tiene sobre algo. Si no hay variación en el conocimiento no hay información,
tan sólo mensaje. El que se dé información depende, pues, de varios factores, entre ellos el
mensaje, el receptor y el objeto acerca del cual el receptor adquiere conocimiento. Un
mensaje en chino a mí no me dice nada, no me comunica información, pero quizá sí a mi
vecino. La sección de deportes de un diario me dice poco sobre el tiempo que hace, pero
mucho sobre la liga de fútbol. La información es en realidad una relación que exige al
menos tres polos, el mensaje, el receptor y aquello a lo que el mensaje se refiere. En el
mundo físico toda información se transmite a lo largo de un canal, y este cuarto elemento
también ha de ser tenido en cuenta. Además, la información científica siempre tiene un
emisor concreto, una persona o institución que emite de modo intencionado 2. Para entender
la comunicación de la ciencia debemos reparar, pues, en todos estos elementos del
fenómeno informacional: emisor, canal, mensaje, contenido y receptor.

3.3. El emisor3
El periodista científico, su formación y deontología. La responsabilidad del periodista científico. Las fuentes

3.3.1. Formación
Quien emite el mensaje es un periodista (o un grupo) especializado en
comunicación de la ciencia y de la técnica. Esto implica que la tarea del comunicador de la
ciencia es propiamente periodística. La formación, las habilidades, los criterios y el
lenguaje para hacer llegar al público la información científica son de naturaleza
propiamente periodística. Por supuesto, la comunicación de la ciencia puede ser llevada a

1
Puede verse Armando Alonso Piñeiro: "Información, conocimiento, cultura y
comunicación" en Arbor. Sociedad de la información, nº 658, octubre de 2000, C.S.I.C.,
Madrid, págs. 259-273.
2
Hay fenómenos, no obstante, que podemos entender como mensajes, que nos
aportan información acerca de otros y que carecen de un emisor determinado. Por
ejemplo, podemos tomar el rayo como presagio del trueno, aunque no pensemos que
detrás del rayo esté el propio Zeus.
3
Puede verse M. L. Humanes (1998): "Los emisores de la comunicación", en Comunicación y Cultura, 4: 49-
53.

2
cabo a veces por personas que, además, sean científicos, historiadores, filósofos, literatos,
gestores..., pero cuando ejercen como comunicadores están haciendo una labor periodística
en la que los criterios de valoración y selección de los contenidos, así como las técnicas
de comunicación, deben ser propiamente periodísticos, y no necesariamente científicos,
políticos o económicos. Si más arriba hemos señalado la necesidad de un cierto grado de
autonomía de los sistemas, por ejemplo del sistema científico, es perfectamente razonable
que aquí pidamos ese mismo grado de autonomía para el sistema de comunicación social de
la ciencia, en el que deben prevalecer los criterios periodísticos, asistidos, como debe
suceder en cualquier acción humana, por el sentido común crítico. Evidentemente, la
autonomía del sistema de divulgación de la ciencia no puede conducir al aislamiento. Muy
al contrario, debe fomentarse la relación fluida y constante con los científicos y
tecnólogos, con los políticos e industriales vinculados a la actividad científica o
tecnológica y, por supuesto, con el público. El emisor debe tener conocimientos científicos
y tecnológicos suficientes para entender e interpretar correctamente los textos y las
acciones de científicos y tecnólogos, así como las estructuras de las instituciones y
comunidades científicas4. Para acceder a las fuentes científicas es imprescindible el
conocimiento del inglés, lengua en la que se comunica la comunidad científica y se
escriben y publican la mayor parte de los trabajos de investigación, y un buen manejo de
Internet. Es importante, asimismo, que el periodista disponga de algunas nociones de
filosofía, historia y sociología de la ciencia que le permitan entender la naturaleza de
la ciencia. Así como una formación literaria en la que apoyar las habilidades expositivas
y las capacidades de lectura de los textos científicos, tomados estos como escritura5.

4
“Los descriptores de la materia Periodismo Especializado no aclaran cómo debe
adquirir el estudiante de Periodismo Científico los conocimientos de ciencia y
tecnología para informar, con la preparación necesaria, de unos temas caracterizados
por su riesgo y complejidad. Las dificultades epistemológicas, éticas y periodísticas se
vienen eludiendo en los medios de dos formas: minimizando esos contenidos o
contando con periodistas con doble titulación” (María Dolores Meneses Fernández: “El
Periodismo Científico como modalidad de comunicación social de la Ciencia y la
Tecnología. Paradojas del escenario actual”, II Congreso Iberoamericano de Filosofía de
la Ciencia y la Tecnología, Sección de Comunicación de la Ciencia y la Tecnología, 26-30
de sept. de 2005). Pueden verse también los contenidos recogidos en
http://www.upf.es/occ/.
5
Pueden verse en este sentido: A. M. Sánzhez Mora: La divulgación de la ciencia como
literatura. UNAM, México, 1998; D. Locke: La ciencia como escritura. Cátedra, Madrid,
1997.

3
3.3.2. Deontología y responsabilidad ética
Teniendo en cuenta que existe en el plan de estudios una materia dedicada
especialmente a la deontología profesional, aquí haremos tan sólo unos breves apuntes al
respecto.
Moral, deontología y ética.- La moral será el conjunto de los hábitos, costumbres,
actitudes, valores, ideales de vida, modelos, sentimientos, intuiciones, consejos,
recomendaciones, máximas, tradiciones, normas (códigos, leyes, principios, preceptos,
mandatos, prohibiciones)... con los que cuento para decidir sobre el curso de mi acción en
lo que atañe a su bondad o maldad.
Cuando estas normas de acción afectan especialmente al ejercicio de una
determinada profesión, entonces hablamos de deontología. El primer código deontológico
explícito fue el llamado Juramento Hipocrático, que rige desde antiguo el comportamiento
profesional de los médicos. Tras los médicos otras profesiones se han ido dotando de
códigos deontológicos, y entre ellas la profesión periodísticas (adjunto el Código
Deontológico Europeo de la Profesión Periodística y el Código Deontológico de la
Federación de Asociaciones de la Prensa de España (FAPE); comentaremos en clase los
artículos que afectan más de cerca al periodismo científico). La observación de estas
normas deontológicas contribuye a elevar la calidad de las prácticas y productos
periodísticos. Debe ponerse especial cuidado, no obstante, en que las normas deontológicas
no sean tomadas como instrumento y disculpa para el control político sobre el periodista.
Pero quien actúa sólo siguiendo normas, sin reflexionar sobre las mismas, no es
realmente un ser moral. En nuestros días la reflexión resulta obligada sobre todo debido a
dos factores. Por un lado un sin fin de problemas morales que han aparecido ante nosotros
debido al desarrollo espectacular y reciente de la tecnociencia. Estos problemas ponen
necesariamente en cuestión las guías morales de las que nos servíamos. La otra fuente de
reflexión es el contacto entre personas de culturas diversas. Hoy este contacto es más
intenso y continuo que nunca (y en gran medida debido precisamente al desarrollo
tecnocientífico). La tecnociencia y la globalización nos obligan a todos a reflexionar sobre
nuestras normas morales y deontológicas. Cuando esa reflexión moral se vuelve muy
técnica o especializada, cuando alcanza un cierto grado de sutileza argumentativa y de
precisión conceptual, cuando se exige a sí misma coherencia con lo que sabemos sobre el

4
mundo y sobre las personas, entonces decimos que estamos haciendo filosofía moral o
ética.
Pero la ética no es algo radicalmente distinto de la moral o de la deontología, sino el
desarrollo reflexivo y crítico, hasta un nivel filosófico, de las preguntas morales que todos
nos hacemos. La ética tiene valor normativo, tiene que ver con los sentimientos y las
emociones, pero no se reduce a eso, tiene también una base racional (con valor universal).
Y, por último -aunque quizá sea lo más importante-, la ética es una disciplina práctica:
según afirma Aristóteles en su Ética a Nicómaco, estudiamos ética porque queremos
hacernos mejores, no por un puro interés teórico.

Necesidad de la ética en los medios.- La actividad de los periodistas y


comunicadores tiene sus propios fines y criterios. Del mismo modo las empresas de
comunicación tienen sus propios objetivos. Los objetivos lícitos de profesionales y
empresas deben ser perseguidos con medios aceptables desde diversos puntos de vista, y
entre ellos desde el punto de vista ético. Cierto es que la obtención de beneficios
económicos es un objetivo lícito para cualquier empresa, pero no se puede buscar a costa de
la explotación laboral, la calumnia, el sensacionalismo o el servilismo. Cierto es que para
un profesional de la comunicación el informar es un objetivo lícito, pero no puede
cumplirlo mediante la traición a sus fuentes, el soborno o el chantaje... y así sucesivamente.
Las restricciones éticas son necesarias en cualquier ámbito de la vida humana. Lo son, por
supuesto, en los medios de comunicación, y lo son mucho más cuando éstos empiezan a
disponer de herramientas tecnológicas de una gran potencia que les permiten una mayor
influencia social. Cuanto mayor es el poder, mayor la responsabilidad ética. Las nuevas
tecnologías multiplican las posibilidades de los medios de comunicación, por tanto
multiplican la responsabilidad de los mismos. Por eso, hoy más que nunca, las empresas y
los profesionales de la comunicación tienen que atenerse cuidadosamente a criterios éticos.

Ética y empresas de comunicación.- Existen exigencias específicas de una


empresa de comunicación. Por ejemplo, una empresa de este género debe establecer unas
condiciones de trabajo en las que se consienta una cierta autonomía y un criterio
periodístico propio a los profesionales, que no pueden ser tratados como meros autómatas

5
programados según las consignas de la casa. En esto como en todo existen grados y
criterios de prudencia. Es evidente que una empresa no puede permitirse que sus
profesionales sigan una política informativa frontalmente contraria a los intereses de la
casa, pero de eso a exigir una uniformidad absoluta media un trecho. A veces asistimos a
sorprendentes unanimidades en grandes grupos multimedia de comunicación, criterios
uniformes en la selección y valoración de la noticia. La explicación más plausible es que la
empresa ha ejercido una presión intensa sobre sus empleados y colaboradores. Desde luego,
esta presión puede exceder lo éticamente aceptable. Sin un cierto grado de autonomía del
profesional puede darse el caso de que la empresa consiga beneficios no informando, sino
manipulando la información.
Otro aspecto peculiar de las empresas de comunicación, inducido en gran medida
por las nuevas tecnologías, es que tienden a formar grandes grupos, con actividades muy
diversas, que pueden ir desde las más propiamente periodísticas, hasta la edición de libros
de texto, la distribución y venta de libros o discos, el comercio en Internet, e incluso pueden
estar conectadas con la construcción, la banca o las telecomunicaciones. En un
conglomerado de semejantes dimensiones, cabe que los objetivos periodísticos se vean
condicionados por los de otro género. Puede darse que incluso se consienta la pérdida de
credibilidad o de dinero en un medio informativo con tal de reforzar los beneficios en otra
actividad del grupo. Lo mismo sucede con cabeceras de ciertos grandes grupos que se
utilizan como segundas marcas con fines únicamente políticos o sensacionalistas que no se
atreven a cumplir con la marca de más prestigio de la casa. En este caso, el problema moral
no se produce porque la empresa de comunicación intente obtener sus objetivos a toda
costa, sino precisamente por lo contrario, porque renuncia a los mismos. Y hay que recordar
que entre los objetivos de una empresa de este tipo deberían figurar el de ganar dinero y el
de informar con veracidad.
Por último quisiera señalar lo que creo que constituye uno de los mayores
problemas éticos de la comunicación en nuestros días. La obtención de beneficios
económicos puede lograrse mejorando la calidad de los productos, en todos los sentidos, o
bien por el sistema que se conoce como "darle al público lo que pide". Esta tendencia está
generando un subproducto periodístico que cada vez tiene mayor vigencia en los medios.
Hasta tal punto es así, tanto se quiebra la deontología profesional, que en ciertas

6
condiciones, los profesionales no se puede decir que estén haciendo ya periodismo ni que
estén comunicando información sobre lo que pasa. Más bien están generando
artificialmente materia noticiosa, que seleccionan y valoran con criterios impropios de la
profesión y que comunican envuelta en morbo.

Ética de los profesionales de la comunicación.- La interacción entre los


profesionales de los medios y su audiencia tiene efectos en las dos direcciones, no se puede
olvidar. Por ello no basta como justificación apelar a "lo que pide la audiencia". Los
criterios periodísticos rigurosos y de calidad, con respeto a los valores éticos, estéticos y
científicos van formando un público que demanda precisamente esto, mientras que la
degradación de los contenidos y las formas va generando una audiencia que pide cada vez
algo más degradado y con menor calidad. Si a esto se suma una competencia entre los
medios que empuja a la baja, en la que entran incluso medios de titularidad pública,
entonces nos encontramos ante un proceso retroalimentado de pérdida de los valores
propiamente periodísticos, científicos, estéticos y éticos.
El objetivo tradicional del periodista era el de informar con el mayor respeto posible
a la verdad, con criterios de selección y valoración propiamente periodísticos. Pero también
el de formar en conocimientos tecnocientíficos y valores comunes de carácter ético y
estético. Estos objetivos no deben cambiar por el cambio de las tecnologías empleadas. La
desatención a los valores científicos, éticos y estéticos acaba por imposibilitar la propia
labor periodística, pues al periodista se le acaba pidiendo que sirva a la tiranía de la
audiencia, de una audiencia que ha sido "construida" -en el sentido en que Umberto Eco
hablaba de "construir al lector"- con material mediático de calidad ínfima. (Además de lo
dicho remito de nuevo para este punto al Código Deontológico Europeo de la Profesión
Periodística y al Código Deontológico de la Federación de Asociaciones de la Prensa de
España (FAPE))

Ética, nuevas tecnologías y medios de comunicación.- La comunicación social y


el periodismo siempre se ha ejercido con la ayuda de medios técnicos. En muchos
momentos de la historia ha sido uno de los ámbitos más innovadores en cuanto a las
tecnologías. La innovación tecnológica no es, pues, algo reciente en los medios, sino algo

7
tradicional y esencial a los mismos. En líneas generales debemos dar la bienvenida a las
nuevas tecnologías de la comunicación. Para hablar de problemas éticos de las nuevas
tecnologías es conveniente empezar por la exposición de sus innegables ventajas.
Deberíamos excluir actitudes extremas e irracionales ante las nuevas tecnologías, actitudes
de veneración acrítica (cualquier cosa es buena por ser nueva) y también de oposición
radical (lo que se ha denominado "neoluddismo", por los seguidores de Ned Ludd,
principios del XIX, en Yorkshire y Nottinghamshire, que practicaban el sabotaje de las
entonces nuevas máquinas textiles).
Con todo, existen problemas, básicamente de evaluación de la información y de
atribución de la responsabilidad. Las condiciones de trabajo varían, por ejemplo en cuanto a
la velocidad (las ediciones están separadas por horas, no por días, y cualquier error o mala
interpretación se difunde y cobra carta de naturaleza como un reguero de pólvora). Pero
Internet no es sólo considerada como un medio de difusión, sino también, cada vez más es
vista como una fuente de documentación para todo tipo de profesionales, periodistas,
abogados, médicos, académicos. En este sentido es muy útil, pero también muy peligrosa.
Por ejemplo, por lo que hace a la facilidad para plagiar información y recursos, y la
dificultad de establecer la autoría. La amenaza a los derechos de autor es al mismo tiempo
un problema ético y económico. Es problemático también el juicio crítico acerca de las
fuentes de documentación que se pueden encontrar en la red. Si el profesional no se
esfuerza en este aspecto, la indeterminación respecto a la calidad de las fuentes acaba por
afectar a la información publicada, lo que puede generar desconfianza. El profesional
debería ver Internet no como una fuente, sino como un canal a través del que se difunde la
información de muchas fuentes, cuya valoración es de lo más dispar, desde la mayor
seriedad y solvencia hasta la insolvencia más crasa. El profesional debe pues formar, como
deber profesional y ético, su juicio crítico al respecto, desarrollar criterios de valoración
adaptados al nuevo entorno. La misma desconfianza puede surgir con la dificultad para
establecer la autoría de algo cuando ésta se diluye en un entramado tecnológico, y con ella
se diluye la responsabilidad. Podemos pensar a este respecto en el efecto de desconfianza
que puede producir un "presentador virtual". De hecho, una de las funciones del periodista
que no puede ser realizada por una máquina es la asunción de la responsabilidad.

8
Otro problema ético-político que genera Internet, y que atañe a los medios, es el de
la creación de nuevas comunidades al margen de los tradicionales estados nacionales. Esta
tendencia puede sustanciarse en una doble dirección, y la actitud de los medios no será en
absoluto indiferente. Podemos avanzar hacia una auténtica comunidad universal (anacional)
de escala planetaria y de las dimensiones de la familia humana, o bien generar infinidad de
comunidades también anacionales que atomicen y rompan la vida social en grupúsculos
ligados por aficiones, hobbies, afinidades ideológicas, intereses de diverso tipo. Se generan
así comunidades transversales, no localizadas territorialmente, pero sí en la red, con nuevos
nexos de solidaridad y nuevas lealtades. La tendencia a la atomización está presente, y si no
se compensa con la tendencia a la universalización puede degenerar en ruptura de la
convivencia y en un repliegue acrítico de cada cual hacia el pequeño sector en el que
encuentra reforzadas sus ideas o preferencias. Esto constituiría, qué duda cabe, una forma
de empobrecimiento moral. La tendencia hacia la universalización, desde mi punto de vista
debe ser reforzada desde los medios y constituye una promesa alentadora. Precisamente la
difusión de contenidos científicos y tecnológicos a través de los medios representa una de
las mejores ayudas a la universalización.
Las comunidades "virtuales" generan nuevos problemas éticos para el periodismo.
Se puede entender lo virtual como simulacro (simuladores virtuales), en este sentido la
llamada realidad virtual no es real y tiene poco que ver con los medios. Los medios pueden
informar de que ha salido la última versión de "Final Fantasy", pero no dar como noticia
real lo que ocurre "dentro" de esta nueva versión (eso es ficción). Pero "virtual" también
significa construcción de un "mundo" en la red, real. Por ejemplo Geocities no es la
maqueta de NY, sino una "ciudad" distinta: en 1995 tenía 10.000 páginas web, en 1996,
100.000, en 1997, 1.000.000 y en el '98, 625.000.000, con casas, ciudades y barrios,
distribuidos por afinidades e intereses. Algunas "ciudades" han elegido alcalde o sheriff,
han hecho campañas electorales... Podría haber, por supuesto, un periódico que informase
sobre todo ello, no estaría informando sobre una ciudad imaginaria, sino real, pero virtual
en la medida en que está en Internet.
Al margen de Internet (aunque acaben por estar relacionadas con esta red) hay otras
nuevas tecnologías que plantean problemas éticos nuevos cuando se aplican a los medios de
comunicación. Por ejemplo las nuevas tecnologías aplicadas a la obtención de información,

9
como los nuevos sistemas de escucha o de filmado, que pueden ser muy potentes y
discretos, ponen sobre la mesa todos los problemas éticos relacionados con la protección de
la intimidad. Los reportajes con cámara oculta, tan de moda, son un bosque de problemas
éticos. Por mencionar el más elemental: a veces se diseñan para denunciar delitos, pero para
poder documentarlos inducen al delito, que no sabemos a ciencia cierta si se hubiese
cometido en ausencia de la cámara.
Por último, quisiera considerar los problemas éticos que suscita la informatización
de los medios. Podemos ver los sistemas informáticos como sistemas tecnológicos
(máquinas y lenguajes) con repercusión social, o como sistemas sociales basados en
computadoras. Cada vez más se impone esta segunda visión. Es obvio que según cómo se
diseñe un sistema informático tendremos unas relaciones sociales u otras en el entorno en el
que se utilice. Pondré un ejemplo referido a los medios de comunicación: el software que
emplea un periódico puede descargar la mayor parte del trabajo de maquetación sobre los
editores, incluso sobre los propios redactores y colaboradores. El efecto de este diseño
informático es doble. Los editores, que en principio están interesados por los contenidos,
harán el trabajo de maquetación con desgana y con poca competencia. En consecuencia el
valor estético y la facilidad de visualización del producto disminuyen. Por otro lado, los
profesionales de la maquetación, serán prescindibles, con lo que la empresa puede pensar
que ahorra costes laborales (por supuesto haciendo un peor producto y quizá ingresando
menos por esta razón). Además las habilidades estéticas de estos profesionales, su oficio,
digamos, y la sabiduría ligada al mismo se pierden. Un método de desarrollo de software
distinto, más interactivo, puede producir un software que recoja las habilidades propias del
maquetador, orientado a este tipo de profesional, pero incide sobre estrategias empresariales
y jerarquías de valores. Un problema que en principio puede parecer sólo técnico e
instrumental, resulta decisivo en relación con las condiciones laborales y humanas en una
empresa, con las propias estrategias empresariales, con las jerarquías de valores, la calidad
del producto periodístico... (véase Hirsheim, Klein & Lyytinen: Information Systems
Development and Data Modelling: Conceptual and Philosophical Foundations, C.U.P.,
1995).

3.3.1. Fuentes en periodismo científico

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(Este punto se desarrollará como comentario al texto de Carlos Elías titulado La ciencia a través del
periodismo, Nivola, Madrid, 2003)

3.4. El canal:
Los distintos medios de comunicación y la comunicación de la tecnociencia. La prensa escrita. La radio. La
televisión. Internet. Otros medios de comunicación de la tecnociencia, museos, cine, literatura, ciencia-
ficción...

El periodismo científico se ejerce a través de todos los canales periodísticos clásicos


(prensa escrita, radio, televisión) y otros nuevos (sobre todo Internet e incipientemente
telefonía móvil, PDAs, podcasts...). También en este sentido, el periodismo científico es
periodismo integral. Hemos de tener en cuenta que el canal no es neutral respecto a los
contenidos y los efectos de los mismos, como tampoco lo es respecto al receptor. Según qué
canal elijamos llegaremos a un público u otro, y el mensaje llegará en distintas condiciones
y ejercerá efectos diferentes. Este tópico, en lo que hace a los canales periodísticos más
clásicos, ha sido objeto de muchos estudios dentro del ámbito de las ciencias de la
información, estudios cuyas conclusiones, que no es necesario reiterar aquí (pues hay
asignaturas especialmente dedicadas a los distintos medios), pueden ser aplicadas de modo
especial a la comunicación de la ciencia. Así pues nos limitaremos a enumerar algunos
problemas especiales de la comunicación de la ciencia según el canal utilizado. Y
trataremos por separado el caso de Internet, respecto al cual hay menos estudios empíricos
y teóricos.

Algunos ejemplos y problemas especiales de la comunicación de la ciencia


según los medios.- Al margen de las revistas propiamente científicas (como Science,
Nature, The Lancet...), podemos encontrar contenidos científicos en las secciones de
Ciencia y Tecnología de los grandes medios de comunicación escritos, así como en las
secciones de Salud y de Medio Ambiente. Estas son las que podríamos llamar secciones
propias del periodismo científico (por citar tan sólo un ejemplo, puede verse la clásica
sección de Science and Technology del NYT). Pero también podemos encontrar información

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tecnocientífica en otras muchas secciones: en la sección de Sociedad (misiones espaciales,
investigación militar, políticas científicas, avances médicos e investigación con incidencia
bioética...), en la de Economía (elementos tecnológicos, tecnologías de la información y las
comunicaciones, empresas tecnológicas y biotecnológicas...), esporádicamente en la de
Deportes (tecnificación del deporte, medicina deportiva, dopaje...), en la de Cultura
(premios, publicaciones científicas, conferencias, congresos, cine y literatura de ciencia
ficción...), en la de Sucesos (análisis de ADN, otros elementos científicos de la
criminología...), la información meteorológica muchas veces tiene también contenidos
científicos (explicación de acontecimientos inusuales, huracanes, sequías...), también,
aunque raramente, las secciones de Opinión se ocupan de cuestiones tecnocientíficas e
incluso en publicidad podemos encontrar el recurso a contenidos científicos y
tecnológicos...
Las publicaciones de periodicidad semanal y mensual también dedican espacios a la
información científica y tecnológica, muchas veces con un enfoque más en profundidad,
que incluye entrevistas y reportajes largos (El Semanal tiene una buena sección de ciencia,
El Cultural también, y otras muchas revistas de ámbito general dedican algunas páginas de
mayor o menor calidad a contenidos de este tipo).
Además de los grandes medios escritos de carácter general, existen publicaciones
especializadas, sectoriales, profesionales o corporativas compuestas principalmente por
contenidos científicos o tecnológicos (Investigación y Ciencia, Muy Interesante, National
Geographic, Diario Médico, y un largo etcétera de publicaciones entre las que hay que
incluir las de naturaleza, ecología, caza, salud, psicología, autoayuda...). Mención aparte
merece la pléyade de medios dedicados a cuestiones más o menos pseudocientíficas o
esotéricas, cuyo contenido no puede considerarse como científico, pero que muchas veces
se presenta como tal.
Es obvio que el modo de tratamiento de la información científica debe flexionarse
en función del tipo de medio, periodicidad, alcance y sección en la que vaya incluida. Los
diarios generalistas requieren siempre una percha de actualidad para la inclusión de noticias
científicas, no ocurre lo mismo con los medios de periodicidad semanal o mensual. El
género de la noticia o información, el reportaje informativo y la crónica estarán más
presente en los primeros, mientras que las entrevistas y los reportajes en profundidad

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extensos tendrán más cabida en los segundos. El rango local, nacional o internacional del
medio también modula la selección y enfoque de las noticias científicas. Muchas de ellas
tienen procedencia foránea, pero se pueden enfocar o contextualizar para que sean de
interés para el lector local.
Nos hemos referido hasta aquí a medios escritos, pero la información científica,
cada vez más, se presenta en los mismos en soportes gráficos (fotografías, infografías,
ilustraciones...) y no sólo en forma de texto. El manejo, o al menos conocimiento, de estos
soportes es esencial para la práctica del periodismo científico en prensa.

En TV también encontramos contenidos científicos en diversos programas, muchos


de ellos no son estrictamente periodísticos, sino que se trata más bien de documentales
cinematográficos (especialmente sobre naturaleza), y otros con elementos de ficción 6. En
los informativos no es raro que se incluyan algunas noticias científicas, frecuentemente
como curiosidades con las que cerrar amablemente tras una secuencia de desgracias. De
nuevo los espacios de información meteorológica y de salud deben ser citados. Además
existen programas de carácter periodístico específicamente dedicados a la ciencia (como
por ejemplo el programa Redes, dirigido por Eduardo Punset, que incluye hasta un pequeño
noticiario sobre materias científicas, además de reportajes, entrevistas y debates sobre esta
materia, o El escarabajo verde, más centrado en naturaleza y ecología). La TV tiene sobre
el medio escrito la ventaja de la imagen dinámica, lo cual cuando de materias científicas se
trata es de enorme importancia. El progreso de las imágenes científicas, imágenes no sólo
anatómicas, sino fisiológicas7, imágenes del funcionamiento orgánico, del interior del
6
“Las publicaciones y las producciones audiovisuales sobre ciencia y tecnología
demuestran que estos temas se tornan significativos cuando se los expone desde la
narrativa (ejemplo, obras de Carl Sagan e Isaac Asimov). Porque, mientras las noticias
y otros géneros informativos proporcionan mucha información y pocas estructuras de
fondo, la ficción ofrece resultados contrapuestos, más contextualizados” (María de los
Ángeles Erazo Pesántez: “El imaginario audiovisual de la ciencia, a partir del análisis
sobre el impacto de la televisión en la infancia” II Congreso Iberoamericano de Filosofía
de la Ciencia y la Tecnología, Sección de Comunicación de la Ciencia y la Tecnología,
26-30 de sept. de 2005).
7
“Las técnicas de imaginería cerebral han alcanzado un enorme desarrollo y
popularidad en los últimos 30 años. Nos revelan con una notable precisión el modo en
que diferentes regiones del cerebro están comprometidas en el desarrollo de una
determinada tarea mental. Las imágenes del cerebro así obtenidas han suscitado un
gran entusiasmo en distintos ámbitos científicos y tecnológicos: estaríamos viendo el
cerebro pensar, el "pensamiento". Semejante entusiasmo ha cruzado las puertas de los
laboratorios donde se generan y ha sido comunicado a distintos ámbitos sociales. Cada

13
cuerpo, del cerebro, imágenes microscópicas y astronómicas, imágenes sorprendentes del
comportamiento animal, así como imágenes virtuales generadas por ordenador, hacen de la
TV un medio valiosísimo para la comunicación de la ciencia si se sabe explotar todo este
potencial. No obstante, la ciencia también consta de ideas abstractas y argumentos
complejos que se transmiten mejor a través de un medio escrito. En la selección de
contenidos y enfoque hay que tomar en consideración estos aspectos.

En la radio generalista la comunicación de la ciencia es especialmente difícil. La


carencia de imagen es una parte de la dificultad, pero no es la única. La volatilidad de la
palabra radiada y la falta de concentración que se ha de suponer en el oyente medio de
radio hacen que los términos técnicos de la ciencia, los nombres de científicos, los
argumentos complejos o largos, las ideas demasiado abstractas se transmitan con mucha
dificultad. Por todo ello la comunicación de la ciencia a través de radio tiene un mérito
añadido y requiere el empleo de recursos creativos y un lenguaje imaginativo. En general
las dificultades señaladas se deben paliar introduciendo niveles de redundancia superiores a
los de los otros medios, optando por formatos breves y variados, evitando contenidos que
requieran estrictamente soporte visual, esforzándose en la claridad del discurso y de la
dicción, ligando la información científica a otros focos de interés... Así, encontramos
información científica en radio vinculada a programas sobre agricultura o caza y pesca,
sobre ecología, en pequeñas secciones dentro de programas de entretenimiento (por
ejemplo, en Hoy no es un día cualquiera, programa de RNE dirigido por Pepa Fernández
hay una buena sección de divulgación científica en la que llegan a aparecer incluso
contenidos matemáticos), en microespacioes de Radio 5, en forma de revista de libros (La
Linterna de la cadena COPE presta sistemática atención a los libros científicos comentados
por un colaborador especializado, Antonio López Campillo), y muy especialmente en
programas sobre salud o economía presentes en todas las cadenas importantes. Existen, por
otro lado, emisoras y programas, al margen de las grandes cadenas generalistas o de sus
programas principales, a través de los que se imparten lecciones o conferencias o se hace
vez resulta más frecuente encontrar imágenes del cerebro vivo en plena actividad no
sólo en revistas especializadas, sino tambien en los medios de comunicación: prensa,
radio y televisión.” (Alicia Rodríguez Serón: “Las imágenes cerebrales y su
comunicación pública. Entre expertos, mediadores y profanos”. II Congreso
Iberoamericano de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología, Sección de Comunicación de
la Ciencia y la Tecnología, 26-30 de sept. de 2005)

14
extensión cultural con contenidos científicos (en nuestra ciudad hace esta función Radio
Laguna). En este caso se puede suponer que el oyente tipo está especialmente motivado y
concentrado, de modo que para estos formatos parte de las observaciones enunciadas no
son aplicables. Además, no se trata de una actividad propiamente periodística, sino más
bien académica, aunque se realice a través de radio. Son raros los programas radiofónicos
de carácter propiamente periodístico y contenidos científicos, pero alguno se puede
encontrar (por ejemplo, En clave de Ciencia, de Radio 5; la BBC tiene una larga tradición
en este sentido, véase - y escúchese - por ejemplo http://www.bbc.co.uk/radio4/science/, o
en español http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/default.stm).

El caso de Internet.- Especial atención, por lo nuevo y porque modifica la forma de


hacer periodismo en el resto de los medios, merece Internet. Sin embargo, la influencia de
Internet sobre la comunicación de la ciencia es aún en gran medida una incógnita. Las
nuevas tecnologías abren innumerables posibilidades, abaratan algunos procesos, aumentan
la velocidad de la comunicación, la precisión de la misma (facilitan el llamado periodismo
de precisión), la calidad de los soportes, del sonido, las imágenes y la letra impresa, ponen
la información al alcance de más gente, permiten una cobertura casi global, una mayor
especialización y aumentan las opciones entre las que puede elegir la audiencia, al mismo
tiempo que generan dinámicas de confluencia entre medios. Internet hace que podamos leer
más periódicos de todo el mundo, oír emisoras que nuestro receptor no puede sintonizar, y,
si queremos, hacerlo de modo más selectivo, facilita la transmisión y la documentación. Es
más fácil y barato poner nuevas publicaciones en el la red, con la consiguiente ganancia en
libertad... De hecho, ya una buena parte de la prensa se hace en y para Internet. Los
grandes medios (El Mundo, ABC, El País, La Razón, La Vanguardia...) tienen sus ediciones
en Internet, y han surgido otros específicos para este canal (Libertad Digital, Estrella
Digital...). Se han desarrollado formatos específicos para la red, como los confidenciales (p.
ej. El Confidencial) y está por ver cuál será la incidencia de los blogs sobre el periodismo
(se discute si serán un complemento o un sustituto de varias formas de periodismo).
Pero, según el filósofo Javier Echeverría (Los señores del aire: Telépolis y el Tercer
Entorno. Destino, Barcelona, 1999), lo que llamamos nuevas tecnologías no pueden ser
consideradas sólo como nuevas herramientas para la comunicación. Deberíamos distinguir

15
entre tecnologías nuevas y novedosas (como hace Gordon Graham en su libro Internet.
Una indagación filosófica, Cátedra, Madrid, 2001). Lo meramente novedoso sí se puede
tomar como simple instrumento, no así lo realmente nuevo. Por ejemplo, la máquina de
vapor constituye algo nuevo, mientras que la máquina de afeitar es meramente novedosa.
La radio constituyó una tecnología genuinamente nueva, mientras que el perfeccionamiento
de la fotocomposición (corte entre sílabas a corte sólo entre palabras) sería algo novedoso.
Lo nuevo cambia el mundo en que vivimos, las relaciones sociales, nuestros deseos y
necesidades, incluso nuestros valores y formas de pensar. Lo meramente novedoso es sólo
una forma mejor de cumplir necesidades o deseos que ya teníamos. Las nuevas tecnologías
son realmente nuevas sobre todo cuando tienen que ver con la energía, con la comunicación
(de información o el transporte) y con los medios de producción. En especial Internet es
algo más, es un nuevo espacio, un nuevo entorno, en el que se produce la actividad de los
medios de comunicación. Sería absurdo pensar en Internet únicamente como un nuevo
medio para comunicar el mismo tipo de información, se equivocan quienes piensan que se
puede volcar sin más un periódico convencional en la red, o un programa de TV o de radio.
Por ejemplo, la recepción de radio a través de Internet permite el añadido de archivos
gráficos, así como la recuperación y repetición de emisiones pasadas, lo cual nos obliga a
reconsiderar las observaciones sobre ciencia en radio que hemos hecho más arriba. Del
mismo modo, los contenidos periodísticos para telefonía móvil, agendas electrónicas,
consolas de juego portátiles o reproductores MP3, se verán también afectados en forma y
fondo por el canal utilizado. Aquí el nuevo medio transforma el contenido, los valores, las
retóricas, los estilos (por ejemplo, el hipertexto) y probablemente los géneros periodísticos
(la creación literaria interactiva en Internet ya produce obras de distinta estructura, más
arborescentes y menos orgánicas). Y este fenómeno transformará también las formas de
hacer periodismo en los soportes clásicos (por ejemplo, la radio ya no se entiende sin el
apoyo del correo electrónico o de la interacción con el oyente vía web). Es improbable que
acabe con los medios clásicos, pero es muy probable que los modifique en cuanto a sus
contenidos y funciones (como el automóvil no acaba con la moto o la bici ni el avión con el
tren, pero modifica sus funciones). El nuevo espacio condiciona todas las actividades que
se realizan en él. Las dimensiones que cuentan también se ven afectadas, no se trata ya de
distancia física, sino de tiempo de conexión, del coste de la misma o de la distancia

16
lingüística entre los que se comunican. Todo ello ha de tenerse en cuenta para identificar
correctamente a la audiencia. Pueden cambiar, pues, las relaciones de proximidad, de
cercanía y solidaridad entre los actores. La redacción y el quiosco pasan a estar en ese
nuevo espacio.
Hay que considerar que las propias publicaciones científicas y las de documentación
científica se están desplazando a la red. Este fenómeno está dando lugar a debates sobre los
criterios de selección y valoración, sobre la vigencia del sistema de revisión por pares,
común actualmente en las revistas científicas, incluso sobre el sujeto que hace ciencia,
cuando algunas tareas se realizan ya en la red de modo muy distribuido. Si Internet está
cambiando los modos de hacer ciencia, está claro que también cambiará la comunicación de
la ciencia, y aún no sabemos muy bien en qué sentido. Podemos conjeturar, y en parte ya lo
estamos viendo, que cambiarán los sistemas de documentación utilizados por el periodista
científico, el modo de acceso a las fuentes, los sistemas de atribución de autoría y
responsabilidad, la retórica y el lenguaje, quizá los géneros periodísticos, y con seguridad el
público al que se accede y los efectos causados en ese público8.

Otros canales de divulgación científica.- Además de los mencionados, existen


canales no periodísticos de comunicación y divulgación científica, como el cine de ciencia
ficción o la literatura, cuyos contenidos y recursos retóricos son siempre de interés para el
periodista científico por cuanto suministran claves ampliamente compartidas por el público.
Así, estamos casi seguros de ser entendidos si comparamos una estación orbital con las
naves de 2001 Odisea en el espacio, un experimento biológico con la tarea del Dr.
Frankenstein, o el mundo de los dinosaurios con Parque Jurásico. Además, la literatura y el
cine de ciencia ficción tienen una gran incidencia sobre el lenguaje común (terminator,
cyborg, mutante..), modifican las expectativas del público respecto a la ciencia y la
tecnología y condicionan sus actitudes9. Junto con los contenidos del sistema educativo y
los de la prensa, el cine y la literatura, ya desde las obras clásicas de Goethe o Swift, son los

8
Puede verse el conjunto de ponencias agrupadas bajo el título "La reflexión filosófica
sobre la red", en I Congreso Internacional Tecnología, Ética y Futuro, Barcelona, 16 y 17
de noviembre de 2000.
9
Puede verse Jordi Font: "El reflex en la literatura i el cinema de les expectatives i
prevencions envers els avenços de la tecnociència", también en 1 Congreso
Internacional Tecnología, Ética y Futuro. Sobre la imagen pública de la ciencia véase
también L. Olivé: El bien, el mal y la razón. Paidós-UNAM, México, 2000.

17
elementos más comunes sobre los que se construye la imagen pública de la ciencia, y esto
no puede ser olvidado por el periodista científico. La imagen pública de los científicos, de
la ciencia y de la técnica se construye a partir de obras literarias o cinematográficas tan
diversas como El Golem, Flubber, Frankenstein, Jekyll y Hide, Viaje al futuro, Indiana
Jones, Viaje al centro de la Tierra, Matrix, Gataca o Blade Runner... Estas observaciones
nos sirven como transición al siguiente punto.

3.5. El mensaje:
La construcción formal del mensaje. Cómo abordar las singularidades de la información tecnocientífica.
Problemas de lenguaje en la comunicación de la tecnociencia y recursos expositivos. Metáforas en ciencia y
metáforas en comunicación de la ciencia. Los géneros periodísticos y la comunicación de la tecnociencia
(noticia, reportaje, entrevista...). Qué es noticia en tecnociencia. El periodismo científico de opinión.
Periodismo de precisión

(El presente apartado se desarrollará como comentario a los siguientes textos: J. L. Martínez
Albertos: Curso General de Redacción Periodística, Thomson, Madrid, 2004, capítulo 16: “Los géneros
periodísticos informativos: la información”, apartado A. “La noticia y el género periodístico información”,
págs. 288-290; D. Locke: La ciencia como escritura, Cátedra, Madrid, 1997, capítulo IV “La retórica de la
ciencia”, págs. 123-156; A. M. Sánchez Mora: La divulgación de la ciencia como escritura, UNAM, México,
2000, págs. 124-130; M. Calvo Hernando: Periodismo científico y divulgación de la ciencia. ACTA, Madrid,
2005, págs. 67-80; C. Galán Rodríguez: “Ciencia y retórica en el discurso de divulgación social”, en A.
Alonso y C. Galán (eds.): La tecnociencia y su divulgación: un enfoque transdisciplinar, Anthropos,
Barcelona, 2004, págs. 171-198)

La comunicación social de la ciencia tiene su propia retórica, que no puede ser sin
más la de la ciencia, pues tiene como objetivo llegar a un público amplio. Por ejemplo, la
inclusión de referencias a las obras literarias y cinematográficas es uno de los elementos
propios de esa retórica. Conviene aclarar que la ciencia no es ajena a la retórica, utiliza sus
propios recursos, presenta sus rasgos de estilo, y también puede ser considerada desde el
punto de vista de la crítica literaria 10. Pero, como ya estableció uno de los primeros
tratadistas sobre retórica, Aristóteles, la construcción eficaz del discurso depende tanto de la
materia sobre la que versa, como del público al que se dirige. Por tanto, el periodismo
10
Puede verse en este sentido: A.G. Gross: The Rhetoric of Science. Harvard University
Press, Cambridge, 1990 y D. Locke: Science as Writing. Yale University Press, New
Haven, 1992 (trad. esp. La ciencia como escritura. Cátedra, Madrid, 1997).

18
científico ha de desarrollar sus propios recursos retóricos autónomos respecto a los de la
ciencia. Cabe señalar también que la retórica no lo es sólo del lenguaje escrito u oral, sino
también, y cada vez más, del material gráfico y sonoro. La comunicación de la ciencia
requiere, por así decirlo, una "retórica multimedia".
Mencionaremos a modo de ilustración un par de ejemplos. La utilización de
metáforas es común en el lenguaje de la divulgación de la ciencia; también lo es en el
propio lenguaje científico. Puede parecer raro que no lo hayamos notado hasta hace poco,
pero de hecho, es reciente el descubrimiento de la abundancia de metáforas en los textos
científicos11. Estas metáforas no tienen sólo funciones heurísticas o didácticas, sino que son
esenciales para la expresión de los contenidos teóricos y no pueden ser eliminadas en favor
de un lenguaje literal. Lo que sucede es que con el tiempo el lenguaje utilizado en las
teorías científicas exitosas termina imponiéndose como convencional. Pues bien, la
comunicación de la ciencia tampoco puede prescindir de las metáforas, comparaciones,
analogías y modelos. Algunos de estos tropos pueden ser tomados en préstamo de los
propios textos científicos, pero esto no siempre es necesario o conveniente, pues la función
que cumplen las metáforas es diferente en cada contexto. Frecuentemente el periodista debe
inventar sus propias metáforas para la divulgación eficaz de los contenidos científicos y en
ningún caso puede sustraerse a este esfuerzo si pretende comunicar la naturaleza de la
ciencia y la acción de los científicos. En otras palabras, el periodista no tiene por qué
aceptar sin más la imagen que la ciencia suministra de sí misma.
Por otro lado, no hay recetas para las metáforas. Según Aristóteles la capacidad
metafórica no puede ser enseñada como si fuera historia o geometría, depende del genio.
Además, las metáforas nunca son inocuas. Llamar a las zonas boscosas "sumideros de
CO2", facilita la comprensión de ciertas políticas; y hablar de demografía en términos de
"explosión demográfica" o "cáncer de la biosfera", justifica ciertas políticas de control de la
natalidad en el Tercer Mundo, y una actitud de alarma de los del Norte respecto a los del
Sur (que empiezan a ser vistos como una "bomba demográfica" puesta a nuestros pies).
Incluso las imágenes geográficas, los mapas, tal y como se suelen presentar, tienen un

11
Puede verse: E. Bustos: La metáfora: ensayos transdisciplinares. F.C.E., Madrid, 2000;
David Galaty: "El uso transcendente de las metáforas en ciencia", en M.Vega, C.E.
Maldonado y A. Marcos: Racionalidad científica y racionalidad humana. Universidad de
Valladolid-Universidad El Bosque, Valladolid, 2001; A. Marcos: "Biología, realismo y
metáfora", Ágora, vol. 14, nº1, págs. 77-97, Santiago de Compostela, 1995.

19
contenido retórico no inocuo (el Sur está abajo, el Norte arriba, cuando "abajo" y "arriba"
son términos cargados axiológicamente y vinculados a una espesa red de metáforas: "ánimo
decaído", "la bolsa baja", "se eleva la producción", "depresión"...). Dicho de otro modo, el
que el periodista utilice unas u otras metáforas condiciona su eficacia comunicativa, pero
también tiene que ver con el aspecto ético del ejercicio de la profesión, pues las metáforas,
es necesario repetirlo, no son inocuas en ningún caso.
El segundo recurso al que nos interesa referirnos es la aproximación histórica y
biográfica. Muchas veces la divulgación de los contenidos se ve facilitada por este tipo de
aproximación, que despierta con más facilidad el interés del público. El contexto histórico-
social en que se produce la ciencia tiene interés por sí mismo, y facilita la transición hacia
los contenidos. Otro tanto puede decirse de la aproximación biográfica. En esta técnica son
maestros algunos sociólogos de la ciencia. Por ejemplo, el relato que hace Bruno Latour de
la polémica sobre la generación espontánea sostenida por Pasteur y Puchet, difícilmente
puede dejar insensible al lector12. Un libro reciente de Jesús Mosterín explota las
posibilidades de la aproximación biográfica para exponer contenidos tan abstractos como
los de la lógica matemática. Se puede decir que es el único libro de lógica que comienza
con un crimen pasional13. Y Gerald Holton ha utilizado las posibilidades de la biografía
para contar pasajes de la física de nuestro siglo14. Son sólo algunos ejemplos.
Respecto a la construcción del mensaje nos gustaría añadir una última
consideración. La comunicación de la ciencia puede encarnarse en cualquiera de los
géneros periodísticos. Es más, siguiendo la idea de un periodismo científico integral, lo
deseable es que fuesen utilizados todos los géneros periodísticos: noticias y reportajes,
entrevistas, publicidad, columnas de opinión, editoriales, humor y el periodismo interactivo
propio de las cartas al director o las llamadas... Utilizar para la comunicación de la ciencia
géneros de opinión como la columna o el editorial genera algunos problemas especiales a
los que ya nos hemos referido.

3.6. El contenido:

12
B. Latour: "Pasteur y Pouchet: heterogénesis de la historia de las ciencias", en M.
Serres, Historia de las Ciencias. Cátedra, Madrid, 1991, págs. 477-501.
13
J. Mosterín: Los lógicos. Espasa-Calpe, Barcelona, 2000.
14
G. Holton: Einstein, historia y otras pasiones. La rebelión contra la ciencia en el final
del siglo XX. Taurus, Madrid, 1998.

20
Problemas especiales y recursos para la comunicación de la ciencia según campos temáticos. La tecnología y
la comunicación del riesgo. Las ciencias físicas15 y matemáticas. La psicología, la economía, las ciencias
humanas y sociales. La biología y la medicina. La consolidación de la salud y el medioambiente como temas
de interés periodístico

Tradicionalmente el periodismo científico se había concentrado en la comunicación


de los resultados de la ciencia y los logros de la tecnología, casi siempre entendidos como
avances. Por supuesto, los resultados de la ciencia y las innovaciones tecnológicas deben
formar parte del contenido de la comunicación científica. Pero, si aceptamos que la ciencia
es acción humana y social, entonces, la comunicación de la misma no puede limitarse a los
15
“La Astrobiología es un área que tiende puentes entre las ciencias biológicas, las
físicas y la ingeniería. Es por tanto un campo de estudio transdisciplinar, que la
convierte en un modelo ideal para comunicar al público distintos aspectos CTS. Su
atractivo básico está íntimamente relacionado con las grandes cuestiones metafísicas
que plantea: ¿Es la Vida una consecuencia de la evolución del Universo? ¿Surgió en la
Tierra por casualidad o se trata de un fenómeno frecuente? ¿Existe vida fuera de la
Tierra? ¿Cuál es el futuro de la Vida en nuestro planeta? Dilucidar estas y otras
preguntas requiere responder previamente a la pregunta básica ¿Qué es la Vida? Este
crisol de disciplinas que es la Astrobiología resulta de sumo interés porque algunos de
los problemas que aborda tienen que ver con el atractivo polo del origen y la extinción.
Cuestiones como el origen del Universo, de los elementos básicos para la Vida, de la
Vida misma, o la extinción masiva de especies biológicas, como los dinosaurios,
reclaman la atención del público general. La Astrobiología es un magnífico campo en el
que mostrar en acción las complejas interacciones entre la ciencia y la tecnología,
además de los aspectos metodológicos de la investigación científica. El método por
excelencia de la Astrobiología es el de la inferencia a partir de indicios, del que tanto
gustaba valerse el famoso detective británico Sherlock Holmes. Esta particularidad,
sumada al inherente interés de los tópicos que estudia, la convierte en una excelente
materia para su tratamiento narrativo y para la creación de metáforas y analogías de
indudable valor divulgativo, heurístico y cognitivo” (Miguel Alcíbar Cuello:
“Astrobiología y la comunicación integral de la ciencia y la tecnología”. II Congreso
Iberoamericano de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología, Sección de Comunicación de
la Ciencia y la Tecnología, 26-30 de sept. de 2005).

“La nanotecnología constituye un sugestivo ejemplo de la superposición entre ciencia,


negocios, política, poder, ética y, también, probablemente en un futuro no muy lejano,
polémica pública. Para la mayoría de la sociedad, sin embargo, la palabra
"nanotecnología" todavía resulta ignota. Aunque su aparición en el discurso social a
través de los medios masivos se acelera más allá de la capacidad de los científicos
para informar sobre los conceptos y las implicaciones de su desarrollo. Las primeras
impresiones que sobre la nanotecnología se están formando en el imaginario
tecnológico social pasan entonces por el tamiz del periodismo, movilizado por la
seductora idea de que la ciencia desafía una vez más los límites de la naturaleza,
convirtiendo en realidad la lógica de la ciencia ficción. La información periodística sobre
nanotecnología ofrece una buena oportunidad para analizar la ampliación de los bordes
de la cultura científica.” (María Eugenia Fazio y Carmelo Polino: “El periodismo delinea
el nanomundo. Información, cultura científica e imaginario tecnológico” II Congreso
Iberoamericano de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología, Sección de Comunicación de
la Ciencia y la Tecnología, 26-30 de sept. de 2005).

21
resultados. También debe aportar información sobre el hacer científico, sobre los procesos
de los que nacen los resultados y las innovaciones, sobre la investigación como acción
humana y social. Si se debe informar no sólo sobre resultados, sino también sobre procesos,
entonces no estaría de más en muchos casos que el periodista pise el laboratorio, del mismo
modo que cubre otras informaciones sobre el terreno, y que no se limite a recoger los
productos ya completos que le sirven las revistas científicas o los gabinetes que dependen
de éstas.
La información debe versar también sobre la naturaleza de la ciencia y de la técnica,
sobre su historia y métodos, acerca de lo que son y de lo que se puede esperar de ellas,
acerca de cómo se practican, de cómo se financian, de los intereses a los que responden y
de los efectos que producen, tanto efectos benéficos como impactos dañinos y riesgos.
Algunas veces la información será acerca de errores o incluso de fraudes que se dan en
ciencia y en tecnología como en cualquier otra empresa humana. De hecho, la
comunicación del riesgo empieza a constituirse en una subespecialidad dentro del
periodismo científico y tecnológico. La política de I+D, por supuesto, debe ser objeto de
tratamiento en las secciones de ciencia de los medios, tanto como en las de información
política, pues es uno de esos temas cuyo tratamiento periodístico afecta a más de una
sección. Del mismo modo la información sobre las comunidades científicas como tales, es
decir, en tanto que comunidades humanas, puede abordarse como interesante crónica de
sociedad. Una de las funciones de la comunicación de la ciencia consiste justamente en la
humanización de la misma a ojos del público, evitando las imágenes extremas del científico
y el tecnólogo como seres extraordinarios o perversos.
Los medios pueden también transmitir contenidos no acerca de la ciencia, sino
acerca de la naturaleza, elaborados a partir de los resultados de la ciencia. Ambos objetos
deben ser distinguidos en el tratamiento periodístico, pues una cosa es hablar sobre los
últimos hallazgos de homínidos fósiles (información sobre la ciencia), y otra sobre los
propios homínidos o sobre el curso de la evolución de los humanos (información sobre la
naturaleza). Creemos que con frecuencia se confunden ambos tipos de contenidos. Pero esta
confusión no se produciría, por ejemplo, en información política o deportiva, donde está
claro que una cosa es lo que dice un político sobre la situación de la economía y otra la
propia situación de ésta; y una cosa es lo que dice un futbolista sobre un posible penalti y

22
otra el propio lance del juego. Sobre ambas cosas se debe informar, pero como es bien
sabido, no siempre coincide lo primero con lo segundo. Sin embargo, en comunicación de
la ciencia la confusión es más común, y es frecuente dar como información sobre la
naturaleza lo que es información sobre una cierta visión de la naturaleza. Se olvida así que
la propia ciencia está llena de controversia, que es dinámica, que sus resultados están
siempre sometidos a revisión. Con todo ello no queremos decir que el periodista pueda
tener un acceso privilegiado y directo a la naturaleza, sino que en el periodismo científico
no queda anulada la recomendación de contrastar las informaciones, de consultar más de
una fuente siempre que sea posible o que se sospechen las discrepancias. En última
instancia, cuando se habla sobre la naturaleza es el periodista el que habla y el responsable
de su información, y, como sucede en información política o económica, es también él
quien decide qué versión adopta de entre las que ha oído, mientras que de los resultados
científicos se responsabilizan quienes los producen.
Hasta aquí hemos tratado de modo deliberadamente indiferenciado la comunicación
de la ciencia y de la tecnología. Sin embargo existen diferencias llamativas en los
contenidos de la comunicación científica y los de la comunicación tecnológica. El mundo
de la tecnología recibe un tratamiento mucho más humanizado que el de la ciencia, más
conectado con otros intereses y actividades humanas. La información tecnológica suele ser
más crítica, hace frecuente referencia a errores o impactos indeseados, e incluso se detiene
en los efectos sociales y ambientales de las tecnologías. La información tecnológica se
relaciona más claramente con cuestiones políticas, económicas, militares, industriales e
incluso artísticas o de consumo; la científica en menor medida. Sin embargo, la ciencia
también es acción y tiene implicaciones prácticas, recibe financiación pública y afecta a
cuestiones sociales y políticas. Incluso afecta a nuestra forma de ver el mundo de modo tal
que condiciona nuestras vidas. Todo ello parece justificar un tratamiento de la ciencia con
la misma independencia crítica que apreciamos en otros temas.

3.7. El receptor:
La comunicación de la tecnociencia y sus públicos. Formatos generalistas y especializados. La comunicación
de la tecnociencia dirigida al público en general. La comunicación de la tecnociencia dirigida a sectores
específicos según su formación, intereses, edades, regiones…. Periodistas, científicos, políticos y gestores

23
como público de la comunicación de la tecnociencia. El proceso de comunicación de la ciencia: un proceso
interactivo

El receptor de la comunicación científica es el público de los medios, que se acerca


a los mismos con diversos intereses: los de la persona interesada por el conocimiento del
universo, los del consumidor de tecnología, de productos industriales y servicios
producidos por medios tecnológicos, los del votante y ciudadano que quiere información y
opinión sobre políticas de I+D, los del afectado por los impactos sociales y ambientales de
la tecnociencia, etc. Ninguno de estos prismas debe pasar inadvertido al comunicador de la
ciencia a la hora de hacer la selección y presentación de la información. El grado de
conocimiento previo que se le supone al ciudadano medio influye sobre la construcción de
la noticia científica, que debe adaptarse a tal grado de conocimiento. En este punto el
sistema de comunicación de la ciencia puede tomar como referencia los contenidos que
transmite el sistema educativo (parece razonable suponer en el público general un
conocimiento de la ciencia y de la técnica al nivel de la enseñanza obligatoria). Hay que
considerar también los grupos diferenciados a los que se dirige la información científica y
ajustar la misma a sus características e intereses y, sobre todo, al conocimiento previo que
les podemos atribuir. Nos referimos a grupos de distintas edades, de distinto nivel
educativo, de diferentes lugares...
En muchos casos el propio científico adquiere conocimiento de ramas de la ciencia
distantes de la suya a través de los medios. Además, los científicos han de ser vistos
también como receptores de la información científica de su propia especialidad, si de
verdad creemos en un modelo sistémico distinto del "modelo de déficit", pues cada uno ve
en los medios la imagen pública de lo que hace y la opinión que de ello tiene la ciudadanía,
lo cual puede influir sobre su propia labor. Lo mismo se puede decir de otros agentes
relacionados con el sistema científico, como políticos, cargos universitarios, gestores o
empresarios, para los cuales la imagen pública de la tecnociencia difundida por los medios
debe suscitarles interés. Por último, la posibilidad de que los propios periodistas sean
receptores de información científica permite pensar en comunicación cruzada (entre medios
especializados en diversos sectores) o escalonada (desde medios más especializados en
materia científica y tecnológica hasta otros de información general) de los contenidos, de
modo que lleguen a más personas.

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