Villazón Por Freschi para Transas Finalfinal
Villazón Por Freschi para Transas Finalfinal
Villazón Por Freschi para Transas Finalfinal
“Cada persona es un mundo”, dicen por ahí, y ese sentido común me sirve hoy. A
través de una sola poeta es posible ver un mundo o una imagen de él (¿qué otra cosa
hay?). Situar desde Argentina, la poética de la escritora boliviana Emma Villazón me
permite hoy entrar, no solo a su poesía- que es un paraíso infernal - sino a una y varias
imágenes de Bolivia, de Latinoamérica y del planeta, y de los otros mundos.
Cada poeta tiene un propio diccionario, y una propia biblioteca, esto podría extenderse
a la propia nacionalidad - “un nos elegido”, como dirá Villazón. En esas herramientas
literarias y discursivas aparece la propia poesía y una reconstrucción del mundo (esto es:
la representación psicológica y sociocognitiva de su contexto). “El estilo es la huella
textual del contexto”, dirá el lingüista Van Dijk, y es a través de ello, el estilo como
respuesta elegida, que podemos reconstruir el mundo.
Emma Raquel Villazón Richter nació en 1983 en Santa Cruz de la Sierra, en una familia
normal, ha dicho ella, de clase media. Sus padres son abogados los dos, pero amantes
de la literatura. El ha escrito algunos poemas, y ella aspiró a estudiar Filosofía y Letras.
Emma tomará parte de ambos y será poeta, pero también Licenciada en Ciencias
Jurídicas, Políticas y Sociales, estudió además Filología Hispanoamericana, completó el
Magíster en Literatura Latinoamericana y Chilena en la Universidad de Santiago
(USACH), en 2014, con una tesis sobre la poeta vanguardista orureña Hilda Mundy, y se
encontraba iniciando el Doctorado en Filosofía, mención Estética y Teoría del Arte, en la
Universidad de Chile. En el año 2007, con 23 años, ganó el Premio Nacional “Noveles
escritores” de la Cámara Departamental del Libro de Santa Cruz, con el que se publicó su
“Temporarias” tiene al inicio una cita del chileno Antonio Silva: “uno es la otra la otra es
ella misma en mí y en el otro” y es un indicio de los “tajos”, “canales”, “puentes”,
“adverbias”, “grietas y cartas”, “paisajes”, “olores”, por los que se filtra y cae “el alfil de la
estabilidad” y las identidades se abren a la acción, al encuentro y al intercambio. Hay en
ese pasaje un rastro de lo abyecto también (Kristeva), que posibilita la hendidura
identitaria. La lectura tanto de Weil como de Kristeva son asumidas por Villazón. La
edición de “Temporarias” incluye una presentación de proyecto en la cual Emma describe
su trabajo - en un momento anterior, cuando se llamaba Temporeras - como poemas que
“transitan entre una polifonía de voces e historias de trabajadoras, y paisajes más íntimos,
de voz indeterminada, ligados con estados de introspección y la experiencia de la
extranjería”, y también “ es una apuesta por escribir sobre la condición de los trabajadores
que resisten la lógica de la fábrica moderna desde una perspectiva de género femenina; y
a la vez por escribir la experiencia migrante.”
Esa migración es, en el lenguaje poético de Emma Villazón, una experiencia continua
de terremoto, una desterritorialización constante en la que no hay otro suelo que aquel
que se está moviendo, esto es: no hay otro suelo que el propio cuerpo, que late, respira,
camina y ejecuta acciones vitales sin pensar, como una máquina.
BICICLETA O ESTUFA
los ejercicios del cuerpo los descuentos
las mancuerdas el ritmo cardíaco
de la fábrica que aprieta que suelta
tus gestos a veces de musgo fascinante
otras tantas de marfil correo esquivo
me los bebo los soplo
combustible estufa
perfil ardoroso de oceánico insomnio llevo
que recibe/emite unas descargas o solo rumia
las palabras retaceadas por el diario ajetreo
3 También, de manera póstuma, se editó el libro de cuentos “Desérticas” (3600, Bolivia, 2016).
eso lo no dicho que crece arbóreo
no un cuadro de mando no un proyecto y su incidencia
pedaleo lo no dicho como si
se tratara lo no de mí como si
pedaleo pedaleo
Las palabras son también, claro, las temporarias, máquinas y herramientas para
“raspar lo seco” y “avizorar incendios” como anuncia el primer poema de “Lumbre de
ciervos”. En la homofonía ciervos/siervos, hay un indicio de las temporarias, y en la
lumbre y en el fuego, también: metáfora prometeica de lo humano, la ciencia y la cultura,
el fuego y su lumbre son herramienta de transformación y trabajo, frente a la destrucción,
la muerte y la tormenta: otro temporal, el alumbrado humano y su mortalidad.
En la homofonía las palabras se parten, son “flores dobles”, al menos, como toda
identidad. Y es la “intersección” aquello que define la gran continuidad de seres y cosas.
“Habrá que ahorcar la voz quemadura/ habrá que atizar la flor que madura/ saber atender
si el bosque saluda”. El lenguaje, la poesía y la vida se fundan en continuidades y
contigüidades: físicas, espaciales, auditivas, temporales, nacionales: “eso velocísimo/
translúcido genital sin dueño que no sabe de límites”.
El libro cierra con los versos: “solo posibilidades, ninguna bandera, la embriaguez por la
succión de los sexos de los lirios por ejemplo, la disolución del ser bajo el otoño, la
estocada, la estocada que recibe una cuerva en el pecho al convertirse en su propia
madre, padre, Leteo, poesía y Pessoa y emerge casi muerta o santa levitando por los
campos Un perfil de nada, informe, resollando solo el corazón,/ las nervaduras de
lo posible.”
A principios de este año, por ejemplo, salió publicada la antología en inglés “The
absurdity of the cosmos, 12 bolivian poets in translation” editada y traducida al inglés por
Jessica Sequeira (se halla disponible en línea). En ella, Villazón es seleccionada como
poeta y como ensayista. El ensayo que allí se traduce puede leerse en español en varios
sitios con el título “La poesía de ayer y de hoy en Bolivia” . Allí, la poesía boliviana ofrece
tres momentos de interés para Emma: la contemporaneidad, en la que menciona a Mille
Torrico, Pablo César Espinoza y Giovanni Bello (en otros espacios menciona también a
Adriana Lanza, Jessica Freudenthal y Sergio Gareca 4); la poesía escrita entre los años 50
y 80, con Jaime Saenz, Oscar Cerruto, Edmundo Camargo y Blanca Wiethhüchter; y
destaca la década del 30 al 40, momento en el que escriben Ricardo Jaimes Freyre,
Gregorio Reynolds, Franz Tamayo, Arturo Borda, Hilda Mundy, Raúl Otero Reiche e
incluye también a Gamaliel Churata, que en ese entonces se instalaba en tierra boliviana.
Me parece de gran interés la figura del poeta extranjero a la hora de pensar una
literatura nacional. La mención del peruano, Gamaliel Churata, quien además ha
cambiado su nombre, es decir, ha resuelto una otra identidad, reinstala el problema del
estudio de una literatura nacional. Si la historia política latinoamericana es una historia de
conquistas, rebeliones, migraciones, golpes y exilios ¿dónde empieza el boliviano y
termina el peruano o el argentino? ¿sería Churata quien fue sin haber pasado por Buenos
Aires o muerto en Lima?, o yendo más lejos ¿es posible pensar la literatura argentina o la
boliviana sin Juana Inés de la Cruz o Ruben Darío, por ejemplo? Por supuesto que no.
Emma Villazón lo entiende y extiende en su poesía una nación de poetas infinita, a los
que va citando en epígrafes y reinventando en versos.
Para cerrar este ensayo, pero para nada cerrar la cuestión, menciono la aparición en
2009 de la antología “Cambio Climático, Panorama de la Joven Poesía Boliviana”, donde
se incluye la obra de Emma y de muchos de sus contemporáneos aquí mencionados. Me
parece interesante la metáfora climática en relación a lo precario y temporal que se
recorre en la obra de Emma Villazón, y de varios de los allí antologados. Si bien los
editores destacan la presencia de las NTIC, que han revolucionado los modos de
escritura, lectura y distribución no solo de la poesía, también proponen allí poetas con
“textos reflexivos, visionarios, intuitivos, a menudo irreverentes, que se desplazan ya con
minuciosidad, ya con desparpajo, por los parajes de lo real, cotidiano, fantástico, onírico,
transmundano o, como en el caso de Elvira Espejo, en la dualidad entre oralidad y
escritura, tanto en quechua como en aymara […] En suma, las jóvenes voces presentes
en Cambio Climático configuran nuevos espacios donde el ejercicio de la escritura es una
pregunta recurrente.”
Terminar con una pregunta es la mejor manera de terminar, y que una poética, como lo
hace la poética de Emma Villazón, nos haga preguntarnos ¿qué es la poesía? es
probablemente de lo mejor que pueda pasarnos.
Bibliografía
Borges, Jorge Luis, (1989) El escritor argentino y la tradición, en Obras Completas I,
4 Agregaría, por mi cuenta, a Caro Hoz de Vila, de la misma generación que los mencionados.
Barcelona, Emecé.
Freudenthal, Chavez y Quiroga (compiladores) (2009) Prólogo a Cambio Climático
Panorama de la joven poesía boliviana, La Paz, Fundación Simón I. Patiño.
Kristeva, Julia (1988) “Poderes del horror” en Poderes de la Perversión, Madrid, Siglo
XXI
Van Dijk, Teun, (2001): Algunos principios de una teoría del contexto. En ALED. Revista
latinoamericana de estudios del discurso, 1(1), pp. 69-81.
Villazón Emma (2011) Entrevista en Revista Palmarés disponible en
http://revistapalmares.weebly.com/emma-villazoacuten.html (consulta 28/9/16)
(2013) “Más desenfado” en la poesía boliviana dice Emma Villazón-
Entrevista, disponible en http://www.lapoesiaalcanza.com.ar/noticias/103-qmas-
desenfadoq-en-la-poesia-boliviana-dice-emma-villazon (consulta 28/9/16)
(2015) La poesía de ayer y hoy en Bolivia, disponible en
https://hayvidaenmarte.wordpress.com/2015/08/11/la-poesia-de-ayer-y-hoy-en-bolivia/
(consulta 27/9/16)
Weil, Simone (1962) La condición obrera, Barcelona, Nova Terra
… la broma...
...no se puede. Si
digo estoy con el amigo no
es sinónimo de un retorno a mí.
No existe tal volver. Causa
risa. Lo esperé 10 años. Causa risa.
Es una broma en mi casa. Una farsa
estar. Una bomba de carcajadas
estar. Me he despedido de mí. Uf.
Respirar. Tener que decir soy la obra
de mí. Hablar con el amigo.
Tener un lugar es una farsa.
Diálogo de ciervos
¿Por qué el poeta quiere mirar
y tocar la palabra?
Jaime Saenz