La Eutanasia

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Universidad Nacional de Cajamarca

“Norte de la Universidad Peruana”


Fundada por Ley 14015 del 13 de Febrero de 1962
FACULTAD DE MEDICINA HUMANA
Escuela Académico Profesional de Medicina Humana

EUTANASIA
ASIGNATURA: Realidad Nacional

DOCENTE: Dr. Gilberto Rodolfo Araujo Barboza

ALUMNOS: - Martos Fustamante, Ghyankarlo

- Ocaña Aguilar, Nadia Gabriela

- Rojas Gutiérrez, Ivy Lucía

CAJAMARCA – PERÚ

Lunes, 29 de septiembre de 2014

0
AGRADECIMIENTOS

El más sincero agradecimiento a nuestros padres, por su apoyo y ayuda


incondicional que nos brindan día a día.

A nuestros compañeros y amigos, por sus consejos y el apoyo en este


trabajo desde el principio

Agradecemos a nuestro docente, el Dr. Gilberto Rodolfo Araujo Barboza, por


brindarnos la oportunidad de conocer sobre este y demás temas, que todo
profesional de la salud debe conocer.

________ . _________

1
RESUMEN

Hace ya algunas décadas ha surgido un nuevo tema de debate: La


eutanasia. En esta discusión se ponen en tela de juicio básicamente dos posturas;
el ético de la “calidad de vida” que justifica el término de esta cuando dicha
“calidad de vida” es muy baja es decir cuando “la vida ya no es vida”, y el de las
personas que defienden el valor de la vida poniendo gran énfasis en la calidad
sagrada e intocable de la vida humana, por lo que no admiten bajo ningún término
su fin.

Este tema ha irrumpido con mucha fuerza en el interés del público en


general. Esto se ha dado principalmente por tres razones:

El deterioro de la ética tradicional, que ha tenido como consecuencia una


ética secular, donde la vida no tiene ese valor eterno y los valores morales de los
actos del hombre se juzgan solamente por sus resultados visibles. Así la muerte
deja de ser parte de la vida y se convierte en un atributo extraño y ajeno a nuestra
cultura de bienestar.

El crecimiento de expectativa de vida humana, gracias a los avances de la


medicina en los tratamientos de enfermedades consideradas hasta hace algunos
años incurables. Si se diera la ocasión, seguramente todos quisiéramos ser
beneficiados con estos tratamientos; pero es necesario examinar la calidad de
vida que tendrá el paciente; y los sufrimientos e incomodidades de dicho
tratamiento. Además que a pesar de la experiencia y buena voluntad del médico
no es posible garantizar un buen resultado.

La influencia de la publicidad sobre el público en general es de gran


relevancia, alentando al debate en todo tipo de temas. En estos asuntos
controversiales y complejos como la eutanasia, que da lugar a diversas formas de
pensamiento y valoración, resulta necesario distinguir hechos reales y opiniones
para no dar lugar a nuevas confusiones.

2
En este trabajo presentaremos una postura ecléctica, tratando los puntos
más importantes sobre este tema; aclarando dudas e ideas erróneas, haciendo
hincapié en los diversos puntos de vista que se dan en la sociedad y
principalmente en nuestro país.

3
OBJETIVOS

- Conocer y valorar los diferentes puntos de vista sobre la eutanasia, para


obtener una noción más clara sobre la realidad nacional.
- Adquirir una visión general sobre este tema, para poder emitir un juicio
valorativo
- Profundizar en cada aspecto, comprender a las personas que defienden
su posición y analizar sobre las razones en las que radica su forma de
pensar.

4
ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN
II. MARCO TEÓRICO
2.1 HISTORIA
2.2 DEFINICIONES

2.3 APROXIMACIÓN A UNA CONCEPCIÓN

2.4 TÉRMINOS RELACIONADOS

 PIEDAD
 EUTANASIA ACTIVA VOLUNTARIA
 SUICIDIO ASISTIDO
 CACOTANASIA
 ORTOTANASIA
 DISTANASIA
 ADISTANASIA O ANTIDISTANASIA
 MEDICINA PALIATIVA
 SUFRIMIENTO

2.5 SOBRE LA DIGNIDAD HUMANA

2.6 PUNTOS DE VISTA ÉTICO-MÉDICO

III. TEORÍAS EN TORNO A LA EUTANASIA DESDE UNA PERSPECTIVA


GENERAL

3.1 EL DEBER JURÍDICO Y EL DEBER ÉTICO

3.2 LA TESIS EN FAVOR

 El derecho a la muerte
 Tesis de Bottke

5
IV. LA EUTANASIA EN EL DERECHO COMPARADO
 HOLANDA
 EE.UU
 ESPAÑA
 COLOMBIA

V. LA EUTANASIA EN LA LEY PENAL PERUANA

5.1 LA IMPRECISA REDACCIÓN DEL TIPO PENAL

5.2 ELEMENTOS DEL HOMICIDIO PIADOSO

 LA INCURABILIDAD DE LA ENFERMEDAD
 LA ENFERMEDAD
 LOS DOLORES

5.3 SOLICITUD EXPRESA Y CONSCIENTE

 SOLICITUD Y CONSENTIMIENTO
 LA VOLUNTAD
 PETICIÓN CONSCIENTE

VI. CONCLUSIONES
VII. DEBATE Y DISCUSIÓN
VIII. BIBLIOGRAFIA
IX. ANEXOS: DIAPOSITIVAS

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“La muerte es un castigo para algunos,

para otros un regalo, y para muchos un favor." SÉNECA.

I. INTRODUCCIÓN

Elegir el destino de una persona no es una decisión fácil. La eutanasia es un


método en la cual se pone en tela de juicio la moralidad de una sociedad en la
cual unos la valoran como una solución al sufrimiento y otros la desprecian,
considerándolo un atentado a la humanidad: suicidio voluntario.

Eutanasia significa etimológicamente “buena muerte”, en la cual se la


relaciona al dios griego de la muerte, Tánatos, que era la personificación de la
muerte sin violencia; e incluye a toda práctica que se interrumpe de forma abrupta
con la vida de la persona que padece una enfermedad terminal y doliente. En ello,
nos enfrenta a una realidad humana en la cual vemos su fragilidad frente a la vida.
Su definición ha variado junto con el transcurso del tiempo, la globalización y su
modernidad a grandes pasos.

En contraposición, a la muerte se define como una etapa que indica el


término de un ciclo vital en los seres vivos.

En el siglo XVII, Bacón considero que la misión del médico consiste en


proporcionar la salud y aliviar los sufrimientos y los dolores, no solamente cuando
ese alivio puede conducir a la curación, sino también cuando puede servir para
producir una muerte dulce y tranquila. La sociedad médica y otros profesionales
de salud, son los principales actores en estas circunstancias, pues son los
responsables de la evolución del paciente. Se debate si se debe mantener a una
persona viva, a pesar de no tener condiciones de calidad de vida.

En civilizaciones desarrolladas como Europa, EE.UU y Holanda la consideran


aceptable, pues para ellos la persona es libre de elegir su destino, o en algunos
casos es procedente bajo restrictas restricciones. En el Perú, nuestra etno-cultura
conservadora nos hace tener una consciencia más humana y sensible.

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Se puede presentar en cualquier enfermedad que no necesariamente sea
crónica, en la cual lleve dolores fuertes y que no permita llevar una vida normal,
que el sujeto exprese explícita y conscientemente que se acabe con su vida, seria
eutanasia.

Por lo expuesto, cabe la tentativa de homicidio. El requisito para ser


homicidio: la persona tiene que estar inconsciente.

Analizaremos la eutanasia desde cuatro aspectos: jurídico, social, religioso,


ético-moral.

8
MARCO TEÓRICO

2.1 HISTORIA

La eutanasia no es algo nuevo: está ligada al desarrollo de la medicina


moderna. El solo hecho de que el ser humano esté gravemente enfermo ha hecho
que en distintas sociedades la cuestión quede planteada. La eutanasia es un
problema persistente en la historia de la humanidad en el que se enfrentan
ideologías diversas.

La eutanasia no planteaba problemas morales en la antigua Grecia: la


concepción de la vida era diferente. Una mala vida no era digna de ser vivida y por
tanto ni el eugenismo, ni la eutanasia suscitaban grandes discusiones.
Hipócrates representó una notable excepción: prohibió a los médicos la eutanasia
activa y la ayuda para cometer suicidio.

Durante la Edad Media se produjeron cambios frente a la muerte y al acto de


morir. La eutanasia, el suicidio y el aborto bajo la óptica de creencias religiosas
cristianas son considerados como «pecado», puesto que la persona no puede
disponer libremente sobre la vida, que le fue dada por Dios. El arte de la muerte,
en la cristiandad medieval, es parte del arte de la vida; el que entiende la vida,
también debe conocer la muerte. La muerte repentina, se consideraba como una
muerte mala. Se quiere estar plenamente consciente para despedirse de
familiares y amigos y poder presentarse en el más allá con un claro conocimiento
del fin de la vida.

La llegada de la modernidad rompe con el pensamiento medieval, la


perspectiva cristiana deja de ser la única y se conocen y se discuten las ideas de
la Antigüedad clásica. La salud puede ser alcanzada con el apoyo de la técnica,
de las ciencias naturales y de la medicina.

Hay pensadores que justifican el término activo de la vida, condenado


durante la Edad Media. El filósofo inglés Francis Bacon, en 1623, es el primero en
retomar el antiguo nombre de eutanasia y diferencia dos tipos: la «eutanasia

9
exterior» como término directo de la vida y la «eutanasia interior» como
preparación espiritual para la muerte. Con esto, Bacon se refiere, por una parte, a
la tradición del «arte de morir» como parte del «arte de vivir», pero agrega a esta
tradición algo que para la Edad Media era una posibilidad inimaginable: la muerte
de un enfermo ayudado por el médico. Tomás Moro, en la Utopía (1516), presenta
una sociedad en la que los habitantes justifican el suicidio y también la eutanasia
activa, sin usar este nombre.

Para Bacon, el deseo del enfermo es un requisito decisivo de la eutanasia


activa; la eutanasia no puede tener lugar contra la voluntad del enfermo o sin
aclaración:

“Quien se ha convencido de esto, quien termina su vida, ya sea


voluntariamente a través de la abstención de recibir alimentos o es puesto a
dormir y encuentra salvación sin darse cuenta de la muerte. Contra su voluntad no
se debe matar a nadie, se le debe prestar cuidados igual que a cualquier otro.
“Francis Bacon

El darwinismo social y la eugenesia son temas que también comienzan a


debatirse. En numerosos países europeos se fundan, a comienzos del siglo XX,
sociedades para la eutanasia y se promulgan informes para una legalización de la
eutanasia activa. En las discusiones toman parte médicos, abogados, filósofos y
teólogos.

La escasez económica en tiempos de la primera guerra mundial sustenta la


matanza de lisiados y enfermos mentales. La realidad de los programas de
eutanasia ha estado en contraposición con los ideales con el que se defiende
su implementación. Por ejemplo, los médicos durante el régimen nazi hacían
propaganda en favor de la eutanasia con argumentos tales como la indignidad de
ciertas vidas que por tanto eran, según aquella propaganda, merecedoras de
compasión, para conseguir así una opinión pública favorable a la eliminación que
se estaba haciendo de enfermos, considerados minusválidos y débiles según
criterios médicos. Por eso, ante la realidad de los crímenes médicos durante el

10
régimen nazi, en los Juicios de Núremberg (1946 – 1947) se juzgó como criminal e
inmoral toda forma de eutanasia activa y además se estableció de manera
positiva, es decir expresamente, que es ilegal todo tipo de terapia y examen
médico llevado a cabo sin aclaración y consentimiento o en contra de la voluntad
de los pacientes afectados.

En el presente, se sustentan diferentes opiniones sobre la eutanasia y son


variadas las prácticas médicas y las legalidades en los distintos países del mundo.
En general en los hospitales, los profesionales de medicina paliativa, en
residencias especializadas en el tratamiento de enfermos terminales, en los
domicilios particulares, y también los grupos de autoayuda, trabajan por la
humanización en el trato con los moribundos y quieren contribuir a superar la
distancia entre la vida, la muerte y las prácticas médicas.

Estos son algunos de los hechos históricos que se producen en un ámbito


fundamentalmente público. Poco investigadas y mucho menos conocidas son las
diferentes prácticas reales de las personas frente al acto de morir. Se sabe que
hasta fines del siglo XIX en América del Sur existía la persona del «despenador» o
«despenadora», encargada de hacer morir a los moribundos desahuciados a
petición de los parientes.

APRECIACIÓN CRÍTICA:

La Iglesia siempre comprometió al avance de la ciencia y de la cultura, su


filosofía por ello durante mucho tiempo impidió estas prácticas sin tener en cuenta
el tipo de enfermedad y dolor sentidos por los enfermos que podían ser aliviados
únicamente quitándoles la vida con pleno conocimiento propio.

2.2 DEFINICIONES

 Según la Real Academia Española (RAE):

La eutanasia tiene por finalidad evitar sufrimientos insoportables o la


prolongación artificial de la vida de un enfermo. La eutanasia se puede realizar con
o sin el consentimiento del enfermo.

11
 Para la Asociación Médica Mundial (AMM):

La eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la vida de un


paciente, aunque sea por voluntad propia o a petición de sus familiares, es
contraria a la ética. Ello no impide al médico respetar el deseo del paciente de
dejar que el proceso natural de la muerte siga su curso en la fase terminal de su
enfermedad.

 La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica, en relación con


la eutanasia activa lo siguiente:

Las definiciones de la eutanasia no son exactas y pueden variar de una


persona a otra, pero tienen varios elementos en común. La mayoría de los
comentaristas restringe su descripción a la eutanasia directa o 'activa', la cual
puede dividirse en tres categorías:

 El homicidio intencional de aquellos que han expresado, de manera


libre y con competencia plena, el deseo de ser ayudados a morir;
 El suicidio asistido profesionalmente; y
 La muerte intencional de los recién nacidos con anomalías congénitas
que pueden o no ser una amenaza para la vida.

2.3 APROXIMACIÓN A UNA CONCEPCIÓN

 La Eutanasia

La eutanasia[1] es generalmente conocida como la intervención voluntaria


encaminada a inducir a la muerte a un sujeto, por un lado el sujeto consciente de
su muerte, quien lo solicita y muchas veces lo exige, por el otro lado aquellas
personas que padecen de intensos dolores originados por una enfermedad
irreversible e incurable, concepto que es muy distinto a la eugenesia, pues esta
definición hace referencia a la muerte de una persona por carecer de una
importancia social, una inutilidad, para comprender su alcance debemos
remontarnos necesariamente a la edad antigua con los espartanos y; los
perpetrados en la Alemania nazi[2].

12
La eutanasia puede verse desde una doble acepción. Veamos:

A. Eutanasia Activa

Fundamentalmente se trata de una acción medica por medio del cual se


pone fin a la vida de una persona que padece de una enfermedad grave e
irreversible, que le cause mucho sufrimiento, este consentimiento puede
expresarlo directamente o a través de sus familiares, en tanto y cuando el
individuo se encuentre absolutamente inconsciente, el ejemplo claro sería una
aplicación de una fuerte dosis de morfina para poner fin a la vida del enfermo.
[3]

B. Eutanasia Pasiva (Ortotanasia, Adistanasia)

Esta tiene lugar a través de una omisión de un acto necesario para alargar la
vida de la persona, la muerte resulta del debilitamiento progresivo de todas las
funciones vitales, sin prolongación de la vida ni mucho menos el adelantamiento
de la muerte, este tipo de eutanasia tienen unas discusiones más férreas, en la
doctrina donde se distinguen tres situaciones: [4]

Cuando las medidas tendientes a prolongar la vida, son adoptadas de


acuerdo con el deseo del paciente, es decir “solo decide el paciente”, se considera
que esta acción es impune puesto que, resulta inadmisible tratar a un paciente en
contra de su voluntad, vg. Si alguien se opone a una operación por que sufre de
cáncer y es la única manera de alargarle la vida, esta operación simplemente no
se debe llevar a cabo, lo cual solo genera una obligatoriedad de informar las
consecuencias de la toma de decisión.[5]

Cuando la omisión de las medidas tendientes a prolongar la vida, son


adoptadas en contra del deseo del paciente o cuando no ha manifestado nada al
respecto [6]

Cuando la omisión de las medidas tendientes a prolongar la vida, son


adoptadas en merito a la voluntad presenta del paciente que se encuentra ante
una situación donde no pueda expresar su libre voluntad. Es el caso de los

13
pacientes en un coma profundo, considero que el tratamiento no debe
interrumpirse si no se establece la voluntad presunta de morir.[7]

 Ayuda al suicidio

Fundamentalmente el suicidio significa la auto eliminación de la persona,


vale decir por una conducta activa y omisiva se determina un resultado que es la
muerte; mientras que en la eutanasia la imputación que se realiza es a un tercero
que interviene, en casos de prestar ayuda o colaboración eficaz a otra persona
para que se quite la vida.

Simplemente quien brinda la ayuda suministra la información necesaria o los


medios eficaces para logara el cometido[8], actualmente algunas legislaciones
penales como la española sancionan la ayuda ejecutiva al suicidio; tal es el caso
de nuestra legislación peruana que también condena la asistencia para tal fin.[9]

 Muerte Jurídica

La muerte, trae consigo el fin de la persona, por lo cual, está ya no puede


ejercer acción alguna por sí misma, ni tampoco por apoderado [10].

La muerte, acarrea no sólo la desaparición del hombre; sino también efectos


jurídicos, la personalidad, y por ende la capacidad; sin embargo El art. 108 de la
Ley General de Salud, Ley N° 26842, del 15.07.97, establece que:

La muerte pone fin a la persona Se considera ausencia de vida al cese


definitivo de la actividad cerebral, independientemente de que algunos de sus
órganos o tejidos mantengan actividad biológica y puedan ser usados con fines de
trasplante, injerto o cultivo.

El diagnóstico fundado de cese definitivo de la actividad cerebralverifica la


muerte. Cuando no es posible establecer tal diagnóstico, la constatación de paro
cardio-respiratorio irreversible confirma la muerte. Ninguno de estos criterios que
demuestran por diagnóstico o corroboran por constatación la muerte del individuo,
podrán figurar como causas de la misma en los documentos que la certifiquen".

14
La Ley 24703, que modifica a la Ley 23415, describe a la muerte como "la
cesación definitiva e irreversible de la actividad, cerebral".[11]

Suele haber entre civilistas y penalistas una diversidad de conceptos en


torno a la muerte, lo cual genera no pocos problemas para los operadores
jurídicos. Por ello, es importante tener un concepto unitario de muerte.

APRECIACIÓN CRÍTICA:

En el estudio de los diferentes conceptos de eutanasia que no son diferentes


en base a definición sino que han sido tomados desde diferentes puntos de vista
pero medularmente concluyen lo mismo: la vida es un derecho propio y por ello la
persona tiene derecho a manejar en que momento deja de vivir.

2.4 TÉRMINOS RELACIONADOS

 Piedad: Es un sentimiento subjetivo de difícil definición. Es la


conmiseración ante el sufrimiento ajeno.
 Eutanasia activa voluntaria: Es la acción destinada a provocar la
muerte de una persona que padece una enfermedad terminal o
irreversible que le causa sufrimientos sentidos subjetivamente como
insoportables, siempre que sea debidamente informada de su estado
y pronostico atendiendo a su petición libre, voluntaria y reiterada, con
el único fin de evitarle estos sufrimientos.
 Suicidio asistido: Significa proporcionar en forma intencional y con
conocimiento a una persona los medios o procedimientos o ambos
necesarios para suicidarse, incluidos el asesoramiento sobre dosis
letales de medicamentos, la prescripción de dichos medicamentos
letales o su suministro. Se plantea como deseo de extinción de muerte
inminente, porque la vida ha perdido razón de ser o se ha hecho
dolorosamente desesperanzada. Cabe destacar, que en este caso es
el paciente el que voluntaria y activamente termina con su vida, de allí
el concepto de suicidio.

15
 Cacotanasia: Es la eutanasia que se impone sin el consentimiento del
afectado. La palabra apunta hacia una ‘mala muerte’
(siendo kakós: ‘malo’)
 Ortotanasia: Consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios
desproporcionados y extraordinarios para el mantenimiento de la vida.
Se ha sustituido en la terminología práctica por «muerte digna», para
centrar el concepto en la condición (dignidad) del enfermo terminal y
no en la voluntad de morir.
 Distanasia: Consiste en el «encarnizamiento» o «ensañamiento»
terapéutico, mediante el cual se procura posponer el momento de la
muerte recurriendo a cualquier medio artificial, pese a que haya
seguridad de que no hay opción alguna de recuperar la salud, con el
fin de prolongar la vida del enfermo a toda costa, llegando a la muerte
en condiciones inhumanas. Normalmente se hace según los deseos
de otros (familiares, médicos) y no según el verdadero bien e interés
del paciente.
 Adistanacia o Antidistanacia: cesación de la prolongación artificial
de la vida dejando que el proceso patológico termine con la existencia
del enfermo.
 Medicina paliativa: reafirma la importancia de la vida y considera a la
muerte como la etapa final de un proceso normal. La atención que
brinda no acelera ni pospone la muerte, proporciona alivio del dolor y
de otros síntomas angustiosos e integra los aspectos psicológicos y
espirituales del tratamiento del enfermo. Le ofrece apoyo de modo que
pueda llevar una vida lo más activa posible hasta la muerte, y a la
familia para que pueda hacer frente a la enfermedad de su ser querido
y al duelo.
 Sufrimiento: Tener o padecer un daño o dolor físico o moral. Padecer
habitualmente una enfermedad o un trastorno físico.

16
2.5 SOBRE LA DIGNIDAD HUMANA

El concepto de «dignidad humana» se invoca, paradójicamente, tanto para


defender la eutanasia como para rechazarla.

Así, para los defensores de la eutanasia, la dignidad humana del enfermo


consistiría en el derecho a elegir libremente el momento de la propia muerte,
evitando los que fueran de otra forma, inexorables dolores y situaciones que
socavan la humanidad misma del enfermo.

Para sus detractores, el ser humano no posee dignidad, sino que es en sí


mismo un ser digno, independientemente de las condiciones concretas en las que
viva.

La muerte digna es la muerte con todos los alivios médicos adecuados y los
consuelos humanos posibles. Es el respeto por la dignidad del ser humano hasta
la hora de su muerte natural. Una muerte digna no consiste sólo en la ausencia de
tribulaciones externas, sino que nace de la grandeza de ánimo de quien se
enfrenta a ella. Morir con dignidad no significa elegir la muerte, sino contar con la
ayuda necesaria para aceptarla cuando llega.

El dolor, actualmente, se puede controlar. Se disponen de medidas capaces


para neutralizar el dolor. Según algunos autores, resultaría incongruente seguir
abogando por la eutanasia y el suicidio asistido por motivos de compasión.

2.6 PUNTOS DE VISTA ÉTICO-MÉDICO

El juramento hipocrático dice:

"(…) estableceré el régimen de los enfermos, de manera que les sea más
provechoso, según mis facultades y mi entender, absteniéndome de cometer todo
mal e injusticia. A nadie daré veneno y si alguno me propone semejante cosa no
tomaré en cuenta la iniciativa de tal sugestión; igualmente me abstendré de aplicar
a las mujeres pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con
inocencia y pureza (…)"

17
Este juramento todavía está vigente en nuestros días, siendo entonces que
lo práctica de la eutanasia se considerará, contradictoria con los principios de la
ética médica.

La deontología médica impone, los deberes de aliviar el sufrimiento físico y


moral del moribundo, de mantener en lo posible la calidad de la vida que declina
de ser guardián del respeto a la dignidad de todo ser humano.

Hay varias razones por las cuales la eutanasia no puede ser aceptada:

Primero porque se minaría la confianza paciente – médico, si el profesional


de la medicina que se ocupan de su salud pueden decidir si su caso es digno de
curación o susceptible de eutanasia.

Segundo, el diagnóstico y el llamado pronóstico hecho por los médicos nos


ofrece garantías. En definitiva en la ciencia médica no habría una certeza. Siendo
aceptable el aforismo. "mientras hay vida hay esperanza".

Así es que el término incurabilidad no es sino un concepto relativo. Pues


la naturaleza de cuerpo humano es a veces sorprendente, pudiendo salir muchas
veces las personas que se encuentran en coma irreversible de estos.

Esta posición médica al igual que la posición de la religión estaría de acuerdo


con la ortotanasia, al estar a favor de utilizar medicinas paliativas
y medios proporcionados, solamente, para prolongar la vida.

Actualmente, se ha delimitado bien, que son medios proporcionados para la


prolongación de la vida por parte de los médicos. Así es que se entiende como
medios ordinarios o proporcionados los "que están a la mano y no imponen
esfuerzos, sufrimientos o gastos mayores de los que las personas consideran
prudentes", para la conservación de la vida.

A diferencia de los medios desproporcionados o que usando medios


artificiales, se haga seguir viviendo a una persona, no siendo esta una ayuda de la
naturaleza (como pasa en los medios ordinarios por los cuales se utilizará también

18
medios artificiales pero como ayuda a la naturaleza para que el enfermo se
recupere o no sufra) siendo artificial, considerando esta clase de conservación de
la vida antinatural.

III. TEORÍAS EN TORNO A LA EUTANASIA DESDE UNA PERSPECTIVA


GENERAL

3.1 El Deber Jurídico y el deber Ético

Para algunos autores alemanes tanto la eutanasia y la ayuda al suicidio, son


conductas totalmente reprochables pues se trata de poner fin a la vida de una
persona antes de su términos natural, por que aquellas personas aun así no lo
quieran tiene el derecho de seguir viviendo, esta teoría se complementa fácilmente
con la teoría de la santidad de la vida, la cual hace referencia que la persona debe
soportar el sufrimiento, o ser asistida en un estado de inconsciencia hasta que la
vida finalice de manera natural.[12]

Esta convicción de que la vida es sagrada, lo suministra probablemente la


iglesia católica, quien es el actos más duro, vigilante y sin duda más efectivo la
evitar la eutanasia y el aborto, pero es menester indicar que esta teoría se ubica
en el ámbito de la moral, pero no argumenta con fundamentos jurídicos, que la
eutanasia carece de viabilidad de conformidad con los valores que se
fundamentan los sistemas normativos.

La doctrina mayoritaria considera insostenible, en cuanto evoca un total


deber de sumisión del individuo a la comunidad, incompatible con la actual
concepción liberal del orden social, ya que el individuo está obligado frente al
estado y frente a los demás mientras esté vivo; pero en definitiva no está obligado
a vivir.

APRECIACIÓN CRÍTICA:

Las personas que creen insostenible la propuesta de suicidio asistido


principalmente están guiadas por la religión la cual considera a la vida como un
tesoro dado por Dios y nadie tiene derecho a quitárselo excepto Él.

19
3.2 La Tesis en favor

 El Derecho a la muerte

Otro sector de la doctrina entiende que existe un derecho a la


autodeterminación y a la libre disposición de la propia vida humana y por o tanto
de decidir el momento de tu propia muerte, Arthur Kaufman, coincide con el
derecho a la vida como “Un derecho eminentemente personal, no y no comprende
que desde el punto de vista jurídico deba tal derecho ser irrenunciables”
[13]

Incorpora además como unos de los derechos del ser humano la libre
disposición de la vida como se deduce, el derecho a la vida en la constitución,
además de disponer sobre la plena integridad de la persona, esta tesis
simplemente se asemeja lo mencionado por ferri, quien describía en sus tesis
sobre la vida que puede ser renunciable o susceptible a abdicación por parte de
quien es su sujeto, de esta manera así como como el hombre tiene derecho a
vivir, también lo tendrá para morir. [14]

APRECIACIÓN CRÍTICA:

Apoyamos la Tesis en Favor a la Eutanasia o Derecho a la Muerte que en


simples palabras nos retrata Kaufman: si una persona tiene derecho a la vida
implícitamente también tiene derecho a la muerte.

 Tesis de Bottke

Un punto de vista de BOTTKE. Entiende que la posible solución al problema


constitucional no puede devenir de una interpretación del mismo derecho a la vida
establecido en nuestra carta magna, pues esta solo establece un derecho de
forma positiva pero si puede explicarse sobre el derecho al libre desarrollo de la
personalidad o autonomía personal, siempre que no vulnere derechos de otras
personas ni atenten contra el orden constitucional o la ley.[15]

20
Por lo tanto se debe aceptar la responsable decisión de un ser humano de
suicidarse o solicitar la ayuda de un tercero para logar su cometido siempre en
cuanto no quebrante los límites constitucionales que ella ha puesto frente a
este derecho.

APRECIACIÓN CRÍTICA:

La interpretación de BOTTKE nos dice que el derecho a la muerte asistida se


estaría fundamentando en el derecho de la libre decisión o libre pensamiento, más
no en el derecho a la vida, que mientras no interfiera con los derechos de otra
persona está concedido por ello este es un fundamento más para apoyar la
eutanasia y además de darnos pautas como saber limitarla y legislarla en su
práctica.

IV. EUTANASIA EN EL DERECHO COMPARADO

 HOLANDA

Este país se convirtió el 09 de febrero de 1994, el primer país que legalizo la


eutanasia, tras una discusión en el parlamento de las despenalización de la
llamada “muerte dulce”, aunque para practicarla se tiene que cumplir un requisito
que la condición de ser médico para ejercerla, llegando al 2% de las muertes
totales cada año.[16]

Se entiende por eutanasia la terminación por parte del médico de la vida del
paciente a petición de este último. La Administración holandesa no cierra los ojos
ante el hecho de que se practica la eutanasia. La cuestión de la despenalización
limitada de la eutanasia y del modo en que debe hacerse viene debatiéndose en
Holanda en el ámbito político y social desde hace casi treinta años.

Al haberse recogido una eximente especial en el código penal holandés, el


médico que termina la vida del paciente a petición propia o ayuda a su suicidio,
ahora queda exento de responsabilidad penal, siempre que haya observado los
requisitos legales de debida diligencia y notifique la muerte no natural a una
comisión regional de verificación de eutanasia.
21
Al adoptar una actitud abierta y uniforme respecto a la verificación de la
terminación de la vida del paciente por el médico, lo que se persigue es rodear
esta práctica de unos cuidados máximos.

El dolor, el desahucio y el deseo de una muerte digna son los motivos


principales por los que se pide la eutanasia. En Holanda, los médicos cada vez
más se ven enfrentados con decisiones que giran en torno al final de la vida. Ello
viene esencialmente causado por el envejecimiento de la población, los avances
médicos de la tecnología para alargar la vida del paciente y el relativo aumento de
casos de muerte por cáncer. [17]

 EE.UU

En estados unidos la cuestión no ha quedado resuelta puesto que al no


existir directrices normativas específicas que regulen la eutanasia, los casos se
resuelven con una variedad de interpretaciones juridiciales.

El caso de Nancy Cruzan, En 1983, Nancy Cruzan de 25 años tuvo un


accidente de circulación cuando perdió el control de su coche en un camino
vecinal. Salió disparada y cayó en una zanja llena de agua. Cuando llegó la ayuda
médica, su cerebro había estado sin oxígeno durante varios minutos. Como
resultado, se hallaba en estado vegetativo persistente. Su tronco encefálico seguía
lo suficientemente intacto como para poder respirar sin necesidad de un
respirador, pero no podía tragar y por lo tanto se le había de alimentar mediante
un tubo que iba del conducto nasal hasta el estómago. Poco a poco su cuerpo se
fue poniendo rígido y sus manos se ensortijaron.

Los padres de Nancy acudieron a los tribunales para poner fin a la vida de su
hija, pero éstos dictaminaron que no era posible porque no había pruebas claras
de lo que ella habría querido. Más adelante, por una curiosa coincidencia, antiguos
amigos de Nancy recordaron que les había dicho cosas que sugerían que desea-
ría morir si alguna vez estuviera en una situación semejante. Ante las nuevas
pruebas el tribunal permitió que a Nancy se le retirara el tubo que le suministraba

22
el alimento. A los pocos meses de la decisión Nancy murió después de casi ocho
años. Los padres de Nancy incluyeron en el epitafio las palabras siguientes:[18]

El 8 de noviembre de 1994 el estado de Oregón (Estados Unidos) aprobó en


referéndum, por una mayoría del 54 por ciento, que los médicos pudieran
suministrar en determinadas circunstancias a aquellos pacientes incurables que lo
deseen a través de drogas con la finalidad de acortar su vida. Para que esto sea
posible se han de cumplir los siguientes prerrequisitos:

El paciente ha de haber solicitado esos medicamentos como mínimo tres


veces en los últimos 15 días, una de ellas por escrito y en presencia de dos
testigos.

- Al paciente le han de quedar menos de 6 meses de vida.


- Esta situación ha de ser corroborada por otros dos médicos.
- El paciente ha de conservar sus facultades mentales. En caso de
depresión no se le pueden prescribir dichos medicamentos.
- Las personas que han optado por esta posibilidad tenían una edad
media de 70 años y padecían cáncer o una dolencia degenerativa del
sistema nervioso.
 ESPAÑA

En España la eutanasia y el suicidio asistido son ilegales. El artículo 143 del


Código Penal prevé:

- Penas de 4 a 8 años en caso de inducción al suicidio (art.º143.1);


- Penas de 2 a 5 años en caso de cooperación necesaria al suicidio de
otro (art.º 143.2);
- Penas de 6 a 10 años la prestación de ayuda en el caso de «que
llegara hasta el punto de ejecutar la muerte» (art. º 143.3);

Una reducción de las penas en el caso de enfermos termina- les que sufran
dolores graves y permanentes, y que además lo hayan solicitado expresamente.

23
Las penas serian reducidas en un grado o dos a las contempladas en los artículos
2 y 3.

La cooperación implicaría la privación de libertad entre 6 meses y 2 años,


mientras que la ejecución activa de la muerte sería sancionada con una pena de
entre 18 meses y 6 años de prisión.

El hecho de ser ilegal no quiere decir que no se practique, tan sólo se hace
de forma clandestina. Cada año más de 200 enfermos terminales solicitan la
eutanasia. En este sentido, el 65 por ciento de los médicos y el 85 por ciento de
las enfermeras reconocen haber recibido alguna vez alguna petición.

Según la última encuesta, el 60 por ciento de los médicos están a favor de un


cambio en la ley “para permitir a los enfermos pedir y recibir el suicidio asistido por
un médico y/o la eutanasia activa”.

Aun así, sólo el 6 por ciento estaría dispuesto a suministrar al paciente “lo
que éste le pida”, aunque sufra “dolor intenso, ansiedad, depresión o abandono”.
En relación al tratamiento del dolor, éste es aceptado de manera generalizada,
aunque conlleve como efecto secundario la muerte.

 COLOMBIA

El Código Penal de Colombia contiene un artículo que establece una pena


atenuada para el homicidio piadoso. El art. 326 dice: “el que matare a otro por
piedad o por ponerle fin a sus intensos sufrimientos provenientes de lesión
corporal o de enfermedad grave o incurable, incurrirá en prisión de tres meses a
seis años”. Ejerciendo la acción pública, el ciudadano José E. Parra planteo la
inconstitucionalidad del art. 326 del Cód., entendiendo que el Estado así no
garantizar la vida porque deja al arbitrio del médico o del particular la decisión de
terminar con la vida de otros y vulnera el principio de la igualdad y la levedad de la
sanción, implica una autorización para matar.

La Corte colombiana resolvió que el homicidio por piedad no es


inconstitucional porque gradúa la pena de acuerdo a la culpa y siempre que sea

24
solicitado por unos enfermos terminales y la muerte la produce un médico, no hay
responsabilidad penal.

En 1997, la Corte Constitucional mediante Sentencia C-239, había declarado


exequible el artículo 326 del Código Penal de 1980 sobre “homicidio por piedad”, y
había exhortado al Congreso a regular el tema de la muerte digna “en el tiempo
más breve posible”, “con la advertencia de que en el caso de los enfermos
terminales en que concurra la voluntad libre del sujeto pasivo del acto, no podía
derivarse responsabilidad para el sujeto activo, pues la conducta (homicidio
pietìstico o eutanásico) quedaba justificada”.

V. LA EUTANASIA EN LA LEY PENAL PERUANA

5.1 La imprecisa redacción del tipo penal.

Si bien se trata de una observación de carácter puramente formal, no se


puede soslayar el análisis crítico de la propia redacción legal de nuestro
homicidio «piadoso».

A diferencia de otras legislaciones que dejan claro de modo inequívoco que


la petición del sujeto debe orientarse directamente a la concreción de su deseo de
morir por parte del agente, la nuestra con una redacción algo imprecisa no es tan
diáfana al momento de explicitar tal circunstancia. A primera vista pareciese que la
conducta típica supone que la solicitud del enfermo ha de dirigirse más o inclusive
únicamente a poner fin a los intensos dolores que éste sufre (cuando alude al
enfermo que «solicita [...] poner fin a sus intolerables dolores») y no a terminar con
su vida misma.

Desde luego, ésta no podría ser en modo alguno la intención del legislador si
tenemos en cuenta la propia Exposición de Motivos, en la que de modo más
atinado sí se aprecia palmariamente que el pedido se dirige a poner fin a la vida
del enfermo y no sólo a los dolores que éste padece4. Por ello, aunque el tenor
empleado no sea quizás el más exacto, debemos entender que la manifestación
de voluntad del solicitante debe estar direccionada a la terminación de su

25
existencia en razón del irresistible sufrimiento que la enfermedad le produce y no
únicamente a aliviarle los dolores.

Y ello viene dado por la propia noción de eutanasia, la cual presupone que
el paciente gravemente enfermo solicite al médico poner fin a su vida misma y no
solamente a sus dolores, ya que éste es el cometido de la medicina paliativa, a
cuyo progresivo y acelerado avance asistimos actualmente si bien es cierto no se
quiere decir con esto que el alivio de los dolores no tenga relevancia para la
conducta del agente [19]

No cabe duda que el Derecho penal no está (no debe estar por lo menos)
para castigar el normal ejercicio de una especialidad médica encargada del
cuidado y asistencia (tanto corporal como psíquica) de pacientes terminales [20].

Por ello, aunque una precisión como ésta parezca a muchos innecesaria, en
un plano normativo no es lo mismo establecer, por un lado, que la solicitud del
enfermo eutanásico ha de dirigirse a paliar o eliminar sus dolores y, por otro, que
esté destinada a poner fin a su propia existencia.

5.2 Elementos del Homicidio “Piadoso”

De inicio, llama la atención la notoria complejidad típica de la norma


comentada, si tenemos en cuenta la diversidad de elementos exigidos en la
conducta del agente cuya concurrencia es necesaria para la configuración del
ilícito, cuando quizás lo deseable sería exigir con igual rigurosidad una serie de
requisitos para permitir su realización en determinadas circunstancias. No
obstante, a continuación nos referimos a tales componentes así como a los
problemas interpretativos que suscitan.[21]

 La incurabilidad de la enfermedad

Esta incurabilidad a la que expresamente se refiere el tipo demanda una


serie de precisiones. Si bien se ha discutido mucho sobre su real definición,
actualmente resulta de suma importancia limitar los alcances de la dimensión
tanto temporal como espacial de la incurabilidad [22]. Así, lejos de constituir un

26
principio universal generalizado, esta característica del tipo debe ser apreciada
más racionalmente como un criterio de aplicación concreta a la situación y
contexto social en el que se halla el enfermo, teniendo en cuenta todos los
factores circundantes determinados por el lugar, tiempo y condiciones que
conforman el contexto eutanásico específico; sólo considerando la especificidad
de cada caso particular, puede llegar a determinarse si en realidad una
enfermedad es incurable[23].

En ese sentido, que el tratamiento de una enfermedad grave sea más


accesible y muchas veces exitoso en la capital del país no significa que ése sea el
caso en un hospital alejado, ubicado en el interior del país, que no cuenta con los
medios, medicamentos y mecanismos (por ejemplo, que ayuden a mantener con
vida al enfermo) adecuados o suficientes.

Asimismo, resulta de particular importancia recalcar que a diferencia de


algunos tipos penales que regulan la eutanasia en la legislación comparada[24], el
tipo penal del CP peruano ha preferido no referirse expresamente
a una enfermedad mortal o de consecuencias inminentemente mortales sino tan
sólo a un «enfermo incurable».

Aunque prima facie la diferencia entre un mal incurable y otro mortal se


muestre como formal o terminológica, lo cierto es que la incurabilidad no comporta
necesariamente la proximidad o inminencia de la muerte del enfermo.

Es perfectamente posible que una enfermedad, aun cuando incurable, no


conduzca al enfermo a la muerte en un plazo breve y que por el contrario
transcurra un largo periodo de tiempo hasta el momento de su deceso; prueba
concluyente de ello son enfermedades para los que la ciencia médica no ha
encontrado una solución de cura plena y exitosa, aunque puedan ser tratadas a
través de diversos medicamentos cada vez más complejos y eficaces. Ejemplos
de enfermedades de estas características son el SIDA, la artritis en sus diversas
formas, diabetes, el asma, el mal de Parkinson, entre otras tantas que, aunque
incurables, no conducen a la muerte del paciente de manera inmediata sino que

27
por lo general implican un proceso previo de deterioro progresivo de la salud y de
la calidad de vida.

Por su parte, los males mortales o terminales implican siempre la presencia


de un factor de incurabilidad que, aunado a la irreversibilidad del estado del
paciente, hace presagiar una muerte más o menos próxima o cercana.

En esta consideración reside a nuestro juicio lo peculiar de la decisión


legislativa de incluir en el tipo penal un elemento de incurabilidad de la
enfermedad y no de mortalidad como es común en otras legislaciones, lo cual
haría innecesario constatar si la muerte se producirá o no en corto término.[25]

 La enfermedad

No cabe duda que el usual recurso legislativo a la noción de «enfermo


» obedece a la connotación eminentemente médica que reviste, por definición, la
eutanasia.

De hecho, es muy común que cuando se habla de eutanasia, se cree


mentalmente la imagen de un paciente gravemente enfermo postrado en una
cama al interior de un nosocomio, quejándose de sufrir intensos dolores. Sin
embargo, la condición de «enfermo» no ha de resultar tan restrictiva y puede
abarcar muchos más supuestos que los desarrollados en un contexto médico y
que los originados en accidentes o contingencias similares.

A tales efectos, la definición que la Organización


Mundial de la Salud le dispensa al término salud, como el completo estado
de bienestar físico, mental y social, puede ser de suma utilidad[26]. De tal
concepto se desprende sin duda la noción de equilibrio que debe existir entre
individuo y su medio circundante para poder afirmar que aquél goza de salud.

Por ende, en oposición, la alteración de esa relación armónica comporta la


presencia de una enfermedad; ésta supone, entonces, un desequilibrio que puede

28
deberse a causas atribuibles al individuo (un mal congénito, por ejemplo), al medio
circundante (el clima, un desastre natural, un accidente de tránsito) o a la
confluencia de ambos (una afección cardiaca hereditaria agravada por la mala
alimentación y hábitos perniciosos como fumar en exceso).

Significa esto que, en tanto afectación de la salud, toda enfermedad


comporta inexorablemente un cambio o alteración del normal desenvolvimiento y
funcionamiento del organismo, que puede manifestarse a través del dolor
experimentado por el enfermo, con total independencia de las causas que
sumieron a la víctima en tal situación, pues éstas, que pueden ser de la más
variada
índole, no tienen por qué trascender al concepto de eutanasia o de enfermo
eutanásico, más aun en el ámbito del Derecho positivo, donde conceptos como el
que es materia de análisis (esto es, el de «enfermo») no pueden discriminar
supuestos en atención a la variable fenomenología que dio origen a la
enfermedad.

Por lo demás, la diferencia no resulta fundamental si se tiene presente que


cualquier accidente (al margen de su entidad), en definitiva, produce «una
alteración más o menos grave de la salud»[27] y con ello, naturalmente, una
enfermedad en un sentido amplio y más atinado como el ya sostenido, en tanto
alteración del correcto funcionamiento y desarrollo del organismo en la víctima de
dicho accidente.

Por tal razón, hablar de «enfermo», «herido», «accidentado», «lesionado» o


cualquier otro término que haga referencia a una afección de la salud nacida en
una eventualidad o contingencia imprevistas no muestra sino una
diferencia terminológica absolutamente intrascendente para el tipo penal; y si bien
es cierto se echa en falta, en general, una mejor redacción por parte del legislador,
lo cierto es que el empleo del vocablo «enfermo» no representa ningún problema
insalvable para la labor interpretativa.

29
Por tanto, al tipo penal poco o nada le interesa el origen de la enfermedad o
cómo la contrajo el peticionante (ya sea debido a un contagio, a un mal congénito,
a un accidente, lesión grave, etc.), sino por el contrario los efectos que ella
produce sobre quien la padece.

Por ello, en realidad nada impide y por el contrario, resulta lo más lógico
considerar a quien sufre un grave accidente no sólo como un «herido» sino como
un enfermo en un sentido lato, para así otorgarle mayor capacidad de rendimiento
al tipo de injusto del art. 112 CP. Así, a nuestro juicio, el ámbito conceptual del
término «enfermo» se ha de extender, por ejemplo, a quien tras
ser víctima de un grave accidente automovilístico comienza a perder
progresivamente sangre, lo cual amenaza con provocarle un shock hipovolémico
mortal, solicitando a otro que le dé muerte.

En tanto alteración grave de la salud, este caso hipotético se halla inmerso


en el concepto amplio de enfermedad que aquí se sostiene.[28]

 Los dolores

El elemento típico de los «intolerables dolores». No resulta ser lo más


adecuado, pues, restringir el concepto de estos dolores al punto de considerar
únicamente aquellos padecimientos estrictamente físicos, esto es, aquellos que
incidan directamente en la estructura somática del paciente (intensos
padecimientos, por ejemplo, musculares, óseos, de algún sector del aparato
digestivo o propios del sistema nervioso, etc.).

Resulta más consecuente con la problemática real de la eutanasia el


considerar también a los denominados dolores psicológicos o morales, esto es,
aquellos que teniendo como origen igualmente a la
enfermedad o accidente sufridos por el solicitante organismo físico-
materialmente entendido sino que se desarrollan en su psique, en su fuero interno,
debido a la aguda aflicción y pesadumbre que le genera el progresivo deterioro de

30
su salud y calidad de vida, de modo que aunque su naturaleza difiera de los
puramente físicos, ciertamente tienen la misma capacidad para alterar gravemente
la salud de quien los padece. No obstante, la misma distinción entre dolores
físicos y psicológicos o morales, además de ser las más de las veces muy
complicada, no resulta ser de sumo interés.[29]

5.3 Solicitud expresa y consciente.

En tanto elemento central que distingue este tipo penal «privilegiado» con
una pena atenuada respecto de cualquier otro tipo de homicidio, el consentimiento
en el ámbito de la eutanasia y en general en los delitos contra bienes individuales
constituye uno de los elementos más problemáticos y discutidos en la doctri
na, aunque a la luz de la previsión legislativa que castiga las prácticas
eutanásicas, es un lugar común afirmar que el consentimiento carece de eficacia
eximente de responsabilidad respecto de un bien jurídico tan importante como la
vida, de modo que el único efecto que tendría es el de atenuar la pena.

Por ello es que el Derecho positivo peruano y ciertamente también el


comparado ha sido muy cauteloso al momento de calificar este elemento en la
norma que reprime la eutanasia, exigiendo necesariamente que el enfermo
manifieste de forma clara y consciente su decisión de morir.

Tan importante es esta exigencia referida a una decisión autónoma del


enfermo, que es la única forma posible en la que, al parecer, el Derecho positivo
ha previsto y entiende la eutanasia (aunque no la autoriza necesariamente, sino
que tan sólo atenúa los efectos punitivos): con la petición libre y diáfana que
exprese la
voluntad de quien desea morir. Aunque, por lo menos en algunas formas de
eutanasia como la indirecta, se considera la posibilidad de admitir la «voluntad
presunta» del enfermo, si bien este es un punto aún muy discutido.

31
 Solicitud y consentimiento

Es preciso efectuar algunas precisiones en cuanto a las diferencias


valorativas entre estas dos nociones, por las importantes consecuencias que
pueden acarrear.

Se advierte una clara divergencia entre el escenario en el que el


enfermo toma la iniciativa y pide al médico le ayude a morir, y aquel otro en el
que simplemente acepta o asiente su muerte. Así, el panorama respecto a la
eficacia de la autorización del solicitante se muestra de modo muy diverso en el
ámbito de la eutanasia que en cualquier otro en el que los bienes jurídicos no
revisten tanta importancia para el Derecho (v. gr. el patrimonio, la intimidad, etc.);
por tanto, se exige algo más que la mera conformidad, aceptación u otorgamiento
del consentimiento por parte de la víctima.

De hecho, el art. 112 CP constituye propiamente un homicidio solicitado y


no uno meramente consentido, supuesto este último en el que es perfectam
ente posible que sea un tercero quien haya impulsado la idea y que el enfermo la
haya admitido nada más.

Aunque la solicitud supone siempre el consentimiento del titular del bien,


éste no implica siempre una petición expresa, si bien ambos, en tanto
manifestaciones de voluntad o «expresión de la libertad de acción», encarnan la
autorización del titular referida a la lesión del bien jurídico. En síntesis, el homicidio
piadoso del art. 112 CP es más que un homicidio consentido e importa por parte
de la víctima una mayor intervención que influya objetivamente en el suceso.

 La voluntad

Si el solo consentir (en el sentido de aceptar o conformarse) no resultaba


bastante para las exigencias del tipo penal concernido, en el terreno de la
eutanasia, como era de esperarse, las características requeridas en cuanto a la
manifestación de la voluntad de la víctima, plasmada en una solicitud, son aún
mayores y más específicas.

32
Así, se suscita la cuestión de qué formas de petición abarca el calificativo de
«expreso». De antemano, parece quedar claro que quedan fuera del tipo penal las
manifestaciones de voluntad tácitas, mediante actos concluyentes o los casos que
se agrupan bajo la figura del consentimiento presunto, esto es, aquellos supuestos
en los que al no existir una manifestación expresa del consentimiento, se presume
que el enfermo ha consentido la afectación de un bien jurídico de su titularidad (en
este caso, su vida); es decir, aun cuando está imposibilitado de expresarlo, se
tiene por seguro que lo haría si pudiera.

Esto significa, a la vez, que los enfermos incompetentes, en estado


vegetativo o de inconciencia, por citar ejemplos frecuentes en la práctica, no hallan
cabida en la exigencia típica que ahora se analiza y no pueden ser
consiguientemente considerados como solicitantes en los términos del tipo de
homicidio piadoso.[30]

 Petición consciente

Si bien es cierto, una perspectiva global de la eutanasia acoge en su seno a


los supuestos de ausencia de consentimiento o voluntad (la eutanasia «no
voluntaria»), la tendencia de contar, como presupuesto de su definición, con la
voluntad de quien desea morir es notoriamente creciente.

En esa misma línea, los legisladores contemporáneos han guardado


considerable cautela al momento de recoger típicamente a la eutanasia en los
diversos cuerpos penales y exigen por lo general que la voluntad del enfermo se
manifieste a través de una solicitud seria y libre.

La solicitud consciente debe ser la emitida por una persona con el nivel de
discernimiento necesario para comprender la naturaleza del acto que consciente
así como los alcances del mismo, redundando ello en una capacidad que
permita apreciar el suceso íntegra y debidamente en función a sus propios
intereses.

33
Nos referimos, pues, a una capacidad no asimilable a aquella de carácter
civil requerida para celebrar actos jurídicos sino que, como sucede respecto al
consentimiento, ha de tratarse de una capacidad suficiente de razonamiento,
discreción y juicio natural del solicitante, que le advierta sobre las consecuencias,
importancia y real significado de su decisión definitiva e irreversible de renunciar a
su propia vida.

Que el tipo exija que la solicitud sea consciente, no implica necesariamente


que deba ser expresada por una persona penalmente imputable o civilmente
capaz.

La inclusión de tal exigencia típica a diferencia de lo que sucede en el caso


español, por ejemplo hace manifiesta la intención legislativa de colocar ciertos
filtros de validez a la voluntad del enfermo, pero esto no debe llevar a pensar que
ellos deban equipararse obligatoriamente a los límites civiles o penales en estricto.

En ese sentido, naturalmente, no podrían expresar su voluntad de modo


consciente los enfermos mentales o las personas que sufran cualquier otra grave
anomalía psíquica (esquizofrenia, demencia maníaco-depresiva, embriaguez
aguda, oligofrenia, etc.).

En el caso de los menores de edad, la situación es algo distinta: su sola


condición de inimputables no los margina del alcance típico del art. 112 CP,
aunque el tratamiento de estos casos ha de ser muy delicado y minucioso a fin de
poder establecer que el menor de edad tenga el discernimiento suficiente ya
descrito y que su decisión, en el supuesto específico, no sea ostensiblemente
irracional.[31]

34
VI. CONCLUSIONES

 Se necesita una claridad de términos para poder legislar con


responsabilidad y prudencia.

 Si el Estado regulara la eutanasia, teniendo presente la libre


elección, esto no significa que obligaría a nadie a su uso, y tampoco
que toda la población esté de acuerdo, sino que estamos dispuestos
a aceptar que otros piensen de forma diferente.

VII. DEBATE Y DISCUSIÓN

 ARGUMENTOS EN CONTRA

 Al optar por la eutanasia, se entrega la libertad y al mismo tiempo acabando


con ella.
 Los límites de la Eutanasia: ¿bajo qué circunstancias se debe aplicar?
¿Cómo legislarla? aunque aquí se plantean ciertos límites, aún no es claro
cómo aprobarla, bajo qué límites.
 Existe una dificultad de toma de posición en el caso de los enfermos
mentales.
 Las expectativas: ¿Cómo sé si aquella persona que hizo su testamento en
vida autorizando ésta práctica no se arrepintió en el último momento?
 “Mientras hay vida hay esperanza" dice un refrán popular, sin embargo, hay
que analizar y desentrañar aún más el verdadero significado de esta frase,
alguien podría decir, ¿y si al otro día se encuentra la cura contra ésta
enfermedad?
 Podrían aumentar el número de eliminaciones a débiles y personas con
deficiencias mentales así mismo, aumentarían las presiones sobre el
ejecutante del acto por parte de la familia.

35
 Los mismos ejecutantes podrían ser tomados como verdugos, lo que puede
implicar en una sociedad como la nuestra, una pérdida de confianza en la
persona tratante de la enfermedad
 Podrían aumentar el número de homicidios con máscara de eutanasia, con
el sólo fin de cobrar jugosas herencias
 Podría aplicarse la eutanasia sólo para dar lugar al jugoso negocio del
tráfico de órganos, lo que muestra que podría haber intereses económicos y
políticos tras su aprobación.
 Podrían disminuir los recursos destinados a la cura de una enfermedad, ya
que podría salir más económico dejar morir a las personas y con ello se
disminuye así mismo, el esfuerzo de investigación en la medicina.
 Se puede perder la esperanza de vivir, si como viejos las personas son
dejadas de lado, aisladas en asilos, como enfermos pueden ser eliminados
simplemente.
 La decisión que conlleve al acto, es del todo irreversible.

 ARGUMENTOS A FAVOR

 Toda persona tiene derecho a disponer de su propia vida, y puede


reivindicar la autonomía como parte integral de la dignidad humana y
expresión de ésta.
 Una vida en determinadas condiciones es indigna, la imagen que proyecta
ante los seres cercanos o aún en los otros, puede ser considerada como
humillante e indigna.
 ¿Por qué aceptar una forma de existencia en circunstancias limitadas
sacrificando, en cierta forma, a parientes y amigos?
 Así como se tiene un derecho a vivir con dignidad, ¿por qué no tener un
derecho a morir dignamente?
 No debe intentarse prolongar la vida cuando ésta no se pueda vivir,
haciendo del paciente no un ser humano, sino un caso clínico interesante
(como ocurre en los hospitales universitarios actualmente)

36
 Podría institucionalizarse unos derechos no sólo del paciente terminal, sino
de la familia en sí.
 ¿Es justo morir de un modo tan doloroso?

 APRECIACION GRUPAL

 Nosotros como estudiantes de medicina y futuros médicos estamos de


acuerdo con el derecho a la muerte inducido clínicamente pero solo en
situaciones extremas y en las que se consideren realmente complicadas.
 Toda persona debe tener derecho a decidir sobre su propia vida y cuando
quiere acabar con ella, pero no por eso, se debe de llegar a la situación
extrema de una sociedad materialista en la que la persona por el simple
hecho de estar enferma, se haga inservible y se considere que no tiene
valor ninguno, haciendo de este derecho un abuso incontrolable.
 Por estas razones, pienso que en el momento en que una persona decida
acabar con su vida debe de ser apoyada psicológicamente por
profesionales y especialistas y ser ayudada por estos para cambiar de
opinión. Si se da el caso de no se puede remediar la situación y no se ve
cura futura se le podría permitir abandonar el tratamiento o que se le
indujera una muerte sin que esta sufriera.

 APRECIACIONES PERSONALES

Legalmente, esta cuestión se plantea de diferentes formas. En general,


aunque las normas jurídicas, aun cuando sean consideradas de rango ético
inferior, son las que se imponen en la sociedad como referencia.

A pesar de tener vigente una concepción liberal del orden social, es decir,
calificarnos como seres autónomos y libres, aún vivimos atados a normas
que nuestra sociedad nos impone. Nuestro comportamiento será calificado
de acuerdo a preceptos sociales que forman la moral de una comunidad.

37
Estos pueden estar enmarcados dentro de un sistema normativo jurídico,
así como moral, impuesto por la iglesia.

En el Perú, según las normas, no se tiene una clara visión de eutanasia.


Para el caso de un enfermo terminal, solo se busca eliminar los dolores sin
considerar los diversos componentes que pueden hacer a este solicitar su
propia muerte. Este hecho podría ser una realidad, pero solo cuando se
presenten los componentes en conjunto. Por ejemplo, tan solo considerar la
incurabilidad de la muerte, lleva a examinar si la muerte se llevara a cabo
brevemente o a largo plazo. En cambio podría considerarse el pedido de
homicidio piadoso, si una enfermedad se considera incurable, además
produce dolores insoportables y produce daños psicológicos que deterioran
la salud mental. Nos trae muchas interrogantes el pensar en tal evaluación,
para ser permitida una muerte piadosa; y estas además se acrecientan al
pensar en enfermos mentales o menores de edad en los cuales la situación
de estos seria más crítica y la solución a sus problemas sería posiblemente
cuestión de un largo tiempo.

VIII. BIBLIOGRAFÍA

• FARFAN MOLINA, Francisco, la eutanasia, santa fe de Bogotá, editora


Colombia, Año 1995, pág. 21

• GALVES VILLAGAS, Tomas & ROJAS LEON, Ricardo, Derecho penal parte
especial, tomo I, Lima-Perú, Juristas editores EIRL, edición 2011, Pág. 523.

• VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Código Penal comentado, 3ª ed.,


Griley, Lima-Perú, 2001, Pág. 303

• MEDINA FRISANCHO, José Miguel, La Eutanasia en el código penal


peruano, revista jurídica del Perú. Lima-Perú, Pág. 05.

• BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis Alberto/GARCIA CANTIZANO, María del


Carmen. Manual de Derecho penal. Parte especial, 4ª. Ed., San Marcos, Lima,
1998.

38
• GARCIA ÃLVAREZ, Pastora. La puesta en peligro de la vida y/o integridad
física asumida voluntariamente por su titular, Tirant lo Blanch, Valencia, 1999.

• HURTADO POZO, José. Manual de Derecho penal. Parte general, I, 3ª ed.,


Grijley, Lima, 2005

• CASTILLO ALVA, José, Derecho penal parte especial, Perú, editora jurídica
Griley, Año 2008, pág. 768

________________________________________

[1] La palabra eutanasia proviene del griego EU que significa bien o bueno; y
THANATOS que significa muerte, históricamente se ha entendido como eutanasia
como “BUENA MUERTE”, la muerte sin dolor , que en la actualidad constituye uno
de los principales desafíos éticos-jurídicos [CASTILLO ALVA, José, Derecho penal
parte especial, Perú, editora jurídica Griley, Año 2008, pág. 768]

[2] Nótese que en la eugenesia, el sujeto ha sido consentido su muerte, aun así de
no padecer de una enfermedad incurable o irreversible. [FARFAN MOLINA,
Francisco, la eutanasia, santa fe de Bogotá, editora Colombia, Año 1995 , pág. 21]

[3] Ibíd. pág. 22.

[4] CASTILLO ALVA, José, Op Cit, pág. 784.

[5]GALVES VILLAGAS, Tomas & ROJAS LEON, Ricardo, Derecho penal parte
especial, tomo I, Lima-Perú, Juristas editores EIRL, edición 2011, Pág. 523.

[6]En nuestra legislación existen los delitos por comisión por omisión, ya que una
inactividad conduce a la muerte al paciente por parte del médico que lo atiende,
quien a su vez tiene la posición de garante podrá ser penado por una omisión del
deber de socorro.

[7] “Otra parte de la doctrina también nos habla de la EUTANASIA PRECOZ, que
se refiere a la posibilidad de recién nacido, que no puede expresar su

39
manifestación de la voluntad, se trata pues de los niños cuya vida está descartada,
por que presentan enfermedades irregulares, incurable e irreversible”

[8] Jack Kevorkian “el doctor muerte”. Ideo en el estado de Michigan una maquina
con la cual el enfermo solo tenía que tirar de una cuerda encontrar la muerte, al
hacerlo el monóxido de carbono de una bomba pasaba a la máscara por la que el
suicida respiraba, matándole por asfixia, de esta manera ayudo a suicidarse a 20
personas.

[9] Artículo 112 del código penal vigente que establece: “El que, por piedad, mata
a un enfermo incurable que le solicita de manera expresa y consiente para poner
fin a sus intolerables dolores, será reprimido con pena privativa de la libertad no
mayor de 3 años”

[10] Es así, que por ejemplo, que en casos de divorcio, si durante el proceso de
divorcio sin que se haya dictado sentencia, uno de los cónyuges fallece
prevalecen los derechos adquiridos por el matrimonio, tal como los derechos
sucesorios. De ni una manera, los herederos forzosos (es decir los hijos) - aún
hayan estado llevando el proceso por Poder otorgado de parte del causante-
pueden seguir el divorcio hasta la disolución del vínculo matrimonial; puesto que el
matrimonio ya se extinguió por muerte de uno de los cónyuges.

[11] El Código Civil en sus artículos 15 y 16, protege la memoria o la declaración


de voluntad en vida, de una persona que ya falleció.

[12] Jhon Lock filosofo de la edad moderna mencionaba “Que una vida no
constituye una propiedad del individuo que la vive, que solamente es su ocupante,
y esta la corresponde a Dios, tal es así que el suicidio y la eutanasia son un robo o
malversación”.

[13] FARFAN MOLINA, Francisco, Op Cit, pág. 26

[14] Ídem.

[15] Ibíd. Pág. 27.

40
[16] Periódico A,B,C “Holanda se convierte en el primer país de occidente que
aprueba la eutanasia miércoles 10-02-93. Pág. 05”

[17] Por eutanasia no se entiende el desistimiento de un tratamiento cuando ya no


tenga sentido continuar con el mismo. Esto forma parte del ámbito propio de
actuación del médico que desiste de la aplicación de un tratamiento, dejando que
la naturaleza siga su curso natural. Lo mismo cabe decir de la aplicación de
medios para paliar el dolor con la posible consecuencia añadida de que
sobreviene antes la muerte. La solicitud de la eutanasia en Holanda no viene
motivada por lo que pueda costar un tratamiento. Gracias al sistema holandés de
seguridad social, todo el mundo tiene la asistencia sanitaria cubierta.

[18] Nancy Beth cruzan hija-hermana-tía muy querida, nació el 20 de julio de


1957,murió el 11 de enero de 1983 en paz el 26 de diciembre de 1990

[19]VILLAVICENCIO TERREROS, Felipe, Código Penal comentado, 3ª ed.,


Grijley, Lima-Perú, 2001, Pág. 303. [De hecho sí la tiene, pero no de modo
prioritario como la búsqueda de la propia muerte por parte del solicitante; en ese
sentido, podría ser equiparado a un elemento de tendencia interna trascendente,
como lo sostiene, es decir, en tanto motivo que impulsa al agente y que va más
allá de la realización del tipo].

[20] La redacción no resulta ser muy acertada incluso a nivel semántico («que le
solicita…para poner fin»). Por ello sería más conveniente cifrar el destino de la
petición del enfermo en su propia muerte y no en los dolores que éste sufre.

[21]MEDINA FRISANCHO, José Miguel, La Eutanasia en el código penal peruano,


revista jurídica del Perú. Lima-Perú, Pág. 05.

[22] Ídem.

[23] Del mismo parecer, PEÑA CABRERA, Estudios de Derecho Penal. Delitos
contra la vida, el cuerpo y la salud, 5ª ed., Editorial San Marcos, Lima, 1997, p.
203; VILLA STEIN, Derecho Penal. Parte Especial I-A (Delitos contra la vida, el
cuerpo y la salud), San Marcos, Lima, 1997, pp. 141 s.

41
[24] Como por ejemplo el art. 143.4 CP español, que exige que la víctima sufra
«una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte», y el art. 257
CP boliviano que se refiere a «una muerte inminente» que el agente acelera con
su conducta.

[25] BRAMONT-ARIAS TORRES/GARCIA CANTIZANO, Manual de Derecho


Penal. Parte Especial, 4ª ed., San Marcos, Lima, 1998, p. 67, “para quienes la
enfermedad no tiene que ser mortal, sino tan sólo incurable, entendiendo esta
exigencia como una «total imposibilidad de recuperación”.

[26] Si bien una tal definición no puede ser vinculante en la tarea de interpretación
del tipo penal, dada la extrema amplitud de las dimensiones social y psicológica de
tal definición, pues en el delicado terreno de la eutanasia sería peligroso
alzaprimar tales aspectos de la salud para definir a la persona no sana y, por
consiguiente, incluir dentro del concepto de enfermo a personas afectadas
socialmente por cualquier molestia personal (v. gr. en el plano laboral, académico
o sentimental) aun cuando ésta pueda repercutir seriamente en su normal
desenvolvimiento e interrelación. De este modo, sería absolutamente irrazonable
que se admita siquiera la calificación de enfermo eutanásico o incurable, en los
términos del art. 112 CP, a una persona sumamente descontenta debido a la
paupérrima remuneración que recibe por el trabajo que desempeña o en razón de
la insostenible situación de corrupción en el país, por ejemplo. En cuanto a la
dimensión psicológica es obvio que por propia imposición legal del art. 112 CP,
cualquier persona que padezca una enfermedad mental grave no podrá ser
considerada enfermo eutanásico, en atención a las características típicas que ha
de revestir la solicitud del enfermo (expresa y consciente).

[27] Definición que el Diccionario de la Real Academia Española, I, 22ª ed., 2001,
p. 911, le dispensa al término «enfermedad».

[28] GARCIA ÃLVAREZ, La puesta en peligro de la vida y/o integridad física


asumida voluntariamente por su titular, Tirant lo Blanch, Valencia, 1999, Pág. 228.

42
[29] MEDINA FRISANCHO, José Miguel, Óp. Cit, Pág. 08. [el dolor en tanto
manifestación de la enfermedad, reviste una doble vertiente: una subjetiva, propia
del fuero interno del doliente, de acuerdo a su propia vivencia o a lo que éste
experimenta; y otra objetiva, exteriorizada y constatable médicamente. Ambos, en
suma, determinan la magnitud del dolor, cuyo tratamiento es precisamente labor
de la medicina humana. Nadie podrá negar que los dolores, cualquiera sea su
naturaleza y entidad, se desenvuelven de un modo distinto en ambos planos, y
tratándose del subjetivo, propio de quien los sufre, es el enfermo quien finalmente
y mejor que nadie conoce y siente la intensidad de las dolencias que le provoca el
mal así como los efectos que en él produce],[la intensidad de los dolores sufridos
por el enfermo que, de acuerdo a la exigencia típica, deben llegar al punto de ser
insoportables. Evidentemente, este factor de insoportabilidad, en principio, guarda
relación con la resistencia del peticionante para tolerar los dolores de la
enfermedad que lo aqueja. No obstante, la comprobación material de esta
característica, como toda cuestión subjetiva, comporta un alto grado de
complejidad, dado que finalmente es sólo el doliente quien conoce exactamente la
magnitud de los dolores propios del mal; ni el médico ni cualquier otra persona
podrá conocer con igual precisión la intensidad de tales dolores, por más
vinculado sentimentalmente que se halle a él24. Sin embargo, esta constatación
no ha de impedir realizar la valoración que, habida cuenta de la redacción del tipo
penal, merece este requisito objetivo; tampoco significa que no pueda llegar a ser
determinado objetivamente a efectos de configuración típica, pues si bien la
dimensión subjetiva del dolor —como habíamos mencionado— es un terreno
difícilmente cognoscible con exactitud por terceros, no puede estar desvinculada
de la dimensión objetiva, aquella médicamente verificable y útil para el respectivo
diagnóstico, dado que se requiere de ambas para determinar finalmente la
magnitud del dolor.]

[30] Así, de modo unánime en la doctrina nacional: BRAMONT-ARIAS/GARCIA


CANTIZANO, Manual, cit., p. 68; PEÑA CABRERA FREYRE, Derecho Penal.
Parte Especial, tomo I, Idemsa, Lima, 2008, p. 150; RODRIGUEZ VELEZ, Manual,

43
cit., p. 70; SALINAS SICCHA, PE, cit., p. 147; VILLA STEIN, PE, cit., p. 141. En la
doctrina española, GARCIA ÃLVAREZ, La puesta en peligro, cit., pp. 232 s.

[31] No obstante, creemos que incluso frente a enfermos mentales, es preciso


ahondar en el análisis del caso concreto sin tener prejuicios en razón de la sola
presencia de la enfermedad. Por ello, compartimos la opinión de
VILLAVICENCIO TERREROS, PG, cit., p. 599, n.m. 1336, en el sentido de
que es prioritario y preferible atender al efecto que produce la anormalidad en el
sujeto, que a la causa (científica) de la misma.

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