Renunciare A Ti - Sophie Saint Rose
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Renunciare A Ti - Sophie Saint Rose
a ti
Índice
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Epílogo
Capítulo 1
de clase.
Gimió por dentro levantando sus preciosos ojos azules por su camisa
blanca hasta su duro rostro. Vaya, no le había visto acercarse, porque estaba justo
negros.
Jo, qué mal carácter tenía cuando estaba de malas. Que era casi siempre.
Ese hombre necesitaba echar una cana al aire. Apartando su larga melena rubio
platino del hombro salió de clase con los demás y Charlie esperándola en la
puerta le guiñó uno de sus ojos castaños. —Gracias, Roxy. Aprovecharé estos
cinco minutos.
examen de mañana. —Caminó por el pasillo a toda prisa con su amigo a su lado.
—¿Vas a venir?
—Claro. ¿Un agente del FBI? A mis padres les daría un infarto de la
—Oye, que yo te di los folletos del FBI. —Hizo una mueca porque era
cierto. Su amigo había aparecido un día con ellos diciéndole que les echara un
que nos tiene manía. Si no estuviera tan bueno, hasta costaría mirarle por si te
criminología? Y eso que tiene treinta y cuatro años. Es toda una eminencia —
dijo con ironía—. Bah, no puede suspendernos. Somos los mejores de la clase.
—Sí, tú fíate. Este semestre nos ha echado más broncas que a cualquiera.
Charlie se echó a reír y de la que salían del edificio le guiñó un ojo a uno
de sus amigos especiales, que le hizo un gesto indicándole que le llamaba luego.
Roxy sonrió sin poder evitarlo. —¿Qué tal con ese?
—Será porque yo no tengo que trabajar como tú. Por cierto, ¿qué te han
dicho hoy?
sueldo.
—Al parecer no. ¿Pero qué esperabas? Con todos los estudiantes que
somos en el campus no iba a hacer el viaje solo por dos. Seguro que han
por el cabello varias veces, pero en aquel desastre había poco que hacer. —No
importa, me quieren por mi cerebro.
a la sala de actos había más o menos unos veinte alumnos. —No somos muchos.
Esto está chupado.
—No creas.
edificio el señor Mathews y un hombre vestido con un traje negro que debía
—Esto sí que me preocupa —dijo en voz baja viendo como abrían las
puertas.
—Sí, esto no tiene buena pinta. Creo que te acaba de tachar de la lista.
desde que le había conocido. Había sido entrar en su aula y había sentido cosas
avergonzada por sentirse atraída por el profesor, que ni siquiera se lo había dicho
a Charlie porque sabía que se burlaría de ella. Y eso que nunca habían tenido
conocéis. Estoy aquí porque el agente especial McMurfie quería que estuviera
presente en lo que él llama la instrucción. Sois estudiantes de distintas ramas
qué consiste el FBI. Vamos a escudriñar sus entrañas para los novatos. Esos sois
postgrado. Pero para ser agente federal tenéis que cumplir bastantes más
requisitos que tener más de veintitrés años. Quien haya estado en la cárcel que se
largue. Quien tome drogas que se largue. Quien tenga más de treinta y seis que
se vaya también. —Les miró a todos y sonrió con ironía señalando a un chico
que estaba en la primera fila. —Tú te has metido algo. Tienes las pupilas
dilatadas.
—Da igual que sea algo que hayas tomado para estudiar, hijo. ¿Te pasas
muchas horas sin pegar ojo y has tenido que recurrir a alguna ayuda? Entonces
no nos interesas.
sonreír, se adelantó en su asiento sin darse cuenta. Lo que provocó que el agente
McMurfie la mirara.
costumbres… Todo será revisado para comprobar que seáis actos para ir a la
Estaba realmente fascinada y levantó la mano varias veces para preguntar todo lo
que se le ocurría.
Sobre todo preguntó sobre las pruebas físicas porque estaba segura de
Curtis McMurfie levantó una de sus cejas. —Unos cincuenta mil al año
más o menos.
Se escucharon varios murmullos y el agente rió por lo bajo. —Les parece
poco a los novatos, Wilder.
Muy serio respondió —Es que aún no les has dicho lo que van a hacer
muy bien podía haber sido ella a esa edad. —Es Bethany. Desapareció hace
veintidós años y todavía no la hemos encontrado. El caso sigue abierto. —
Apareció la foto de uno hombre de la edad de Wilder. —Es James. Tenemos las
sospechas de que le mató un asesino en serie que opera en los Estados Unidos y
que todavía no hemos detenido. —Apareció la foto de una mujer morena con un
tatuaje en el cuello. —Lisa es una de las criminales más buscadas de los Estados
abiertos y que nos esforzamos cada día por resolver. Asesinatos, secuestros,
violadores múltiples, delitos cibernéticos, delitos fiscales… cientos y cientos de
casos. —En ese momento se encendieron las luces y les miró fijamente. —Pero
sobre todo cientos y cientos de víctimas que necesitan nuestra ayuda. Eso es el
FBI.
pensó en todas esas ancianas a las que había quitado la vida. Miró fijamente el
tatuaje que llevaba en el cuello. Una mariposa. Sus fríos ojos azules parecía que
la miraban y apretó los labios sin darse cuenta, sintiendo una impotencia enorme
porque esa zorra siguiera suelta. Y ahí fue consciente de que eso es lo que quería
—Eso está hecho, jefe. —Sonrió radiante haciendo reír a varios que ya la
conocían.
—Shusss.
principio. Tendréis que ganároslo. —Una chica empezó a repartir unas bolsas. —
Ahí tenéis lo que os he contado y mucho más, para los que se sienten interesados
sopesad los pros y los contras, pero os aseguro que si os decidís, podéis llegar a
Roxy revisó la bolsa y sonrió al ver un bolígrafo con el logo del FBI, una
un agente hace unos años. Así que si tenéis alguna duda, él puede resolverla.
Sin aliento miró a Wilder. ¿Había sido agente? ¡Pero si era muy joven!
cuando le había investigado en internet. —Parece que fue hace siglos, Curtis.
detuvo a uno de los asesinos en serie más prolíficos de la historia. Sesenta y dos
víctimas en treinta años cargados de atrocidades. —Wilder se tensó como si no
quisiera recordarlo, pero su amigo no se dio cuenta. —Él puede contaros de
primera mano cómo es ser un agente de campo. ¿Tenéis alguna pregunta más?
—Miró a Roxy que seguía distraída pensando en Wilder. —Gracias por venir.
Podéis retiraros.
aterrador que le hizo pasarse la mano por la nuca mostrando que no estaba tan
relajado como aparentaba, pero en cuanto el agente se volvió, forzó una sonrisa
enderezándose y pasó una mano por la espalda de su amigo para cogerle del
—No fastidies. ¡Podríamos ir a tomar algo para hablar de esto! Tía, ¿te
ha gustado este rollo? A mí lo de los asesinos en serie me ha puesto los pelos de
punta.
mañana.
El agente se echó a reír. —Se nota que esta chica es de lo más inquisitiva.
—Demasiado.
Les observó alejarse. —Ya veremos lo que nos dice mañana. Ahora me
charla que estoy segura de que nos va a soltar y veremos por dónde van los tiros.
Agotada llegó a la minúscula habitación del piso que compartía con tres
compañeras y cerró la puerta lentamente dejando la mochila sobre la cama.
Venga, ya casi no quedaba nada. En mes y medio sería libre de la facultad, de
ese trabajo que odiaba y de dormir cinco horas como mucho. Se dejó caer en la
cama y suspiró mirando el techo. Debería estudiar un poco. Juró por lo bajo
tres de la mañana. Y tenía que levantarse a las siete si quería estudiar algo…
iba a dejar que nadie le indicara lo que debía hacer en la vida y si tenía algo que
Sus padres le habían enseñado desde pequeña que si quería algo debía
luchar por ello con uñas y dientes hasta conseguirlo, y estaba tan cerca de
lograrlo que no podía dejar que nada se interpusiera. Había querido estudiar
derecho allí y lo había conseguido gracias a las becas. Había luchado muchísimo
y trabajado día tras día. Al fin conseguiría licenciarse en unas semanas. Siempre
Capítulo 2
Charlie y ella parpadearon mirando a Mathews ante ellos, que muy serio
les acababa de decir que si se les ocurría inscribirse en las pruebas del FBI no
fulminó con la mirada. —No me mires así. Le he dado vueltas y no lo veo claro.
Asombrada vio que Charlie salía del despacho a toda prisa y jadeó antes
exámenes y trabajos!
estén en la academia.
Le miró con rabia. —¡No puede hacer eso! No tiene derecho a dirigir mi
vida.
palideció. —¿Una madre que llora porque no la encuentra y tienes que decirle
que no tienes su cuerpo entero? ¿Crees que serías capaz de hacer algo así?
¿Tener pesadillas cada noche para seguir viviendo esa pesadilla de día? ¡Tu vida
gruesa carpeta sobre la mesa. —Ábrelo si tienes valor. Esa es la verdad de lo que
hoja y llevó su mano temblorosa hasta ella para volverla. La foto de una mujer
sobre una mesa en el depósito de cadáveres, tapada con una sábana hasta el
rostro que se veía claramente, hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas de la
en el mismo sitio donde desapareció. Pasa la página, Roxy… No has visto sus
heridas y son vitales para resolver el caso —dijo como si le estuviera dando una
de sus clases. Tragó saliva dando la vuelta a la hoja donde estaba el informe
Abrió los ojos porque si no superaba esa prueba estaría en sus manos y se
negaba a que él ganara. —Ha sido colgada post mortem. La mató en otro sitio.
—¿Cómo lo sabes?
—Casi no hay sangre bajo sus pies —dijo fijándose en los detalles—. Ni
en sus piernas. —Levantó la vista sorprendida hasta sus ojos. —La mató y
después la lavó.
como ves en la foto apenas tiene sangre. Pasa la página. —Hizo lo que le ordenó
para ver la foto de otra mujer y cogió el dossier de la mesa para pasar las páginas
más rápidamente. Eran los informes de otras tres mujeres que fueron encontradas
—¿Por qué?
le mostró las uñas pintadas de rojo de una de las víctimas. —Le obligó a dejarse
las uñas largas. Tocaba el piano y ninguna pianista llevaría estas uñas. Busca un
prototipo de mujer que no llega a conseguir.
—¿Que es?
por los hombros y con los ojos claros porque las tres los tenían.
—¿Y él?
Diría que las víctimas representan a alguien que ve a menudo. Una vecina o una
aspecto que no crea desconfianza. A no ser que las atrape sin que se den cuenta,
de tierra.
—¿Los llevaba?
—Le han detenido ayer por la noche. El FBI sacó un retrato robot de la
presunta víctima y una mujer se puso en contacto con ellos. Un compañero de
trabajo la acosaba.
—¡Exacto, por eso sé que no estás preparada! —Ella miró sus labios sin
darse cuenta y Wilder entrecerró sus ojos negros. —Si crees que seduciéndome
Dio un paso hacia ella y Roxy dio un paso atrás. —¿Ni se te ocurriría? —
preguntó con voz grave haciendo que cada célula se alterara. —¿Quieres que te
pezón con el pulgar. —Te morirías porque te follara sobre la mesa. Lo llevas
deseando desde hace meses y si de paso consigues lo que quieres, pues mucho
miembro contra su vientre y sin darse cuenta movió la cadera deseando sentirle
dentro. —Mírate, si te acariciara un poco más te correrías aquí mismo. —Su voz
ronca y su aliento sobre el lóbulo de su oreja la marearon y un gemido escapó de
criminología para abrirlo. —Más te vale que saques una buena nota en el control
de hoy porque si no me voy a cabrear. —La miró fijamente con sus ojos negros.
seguirte a ti! ¡Porque contigo se siente seguro! ¡Por eso os he amenazado con
suspenderos! Sabía que en cuanto lo hiciera daría marcha atrás. Pero tú eres
distinta. —Abrió la boca atónita. —Tú tienes mucho potencial. Solo le has
echado un vistazo al informe y has sacado un perfil del sospechoso que estaba
tienes el suficiente interés, en uno de los mejores agentes de campo del FBI.
Wilder apretó los labios. —Yo he estado allí. He visto lo que tú vas a ver
y he pasado exactamente por lo mismo que tú. Las ansias por ayudar dispuesto a
ser el más fuerte y que nada me afecte con tal de resolver los casos cuanto antes.
Pero nada te prepara para ver tu primer cuerpo. Tu primera escena del crimen y
sobre todo para volver a casa sin poder olvidar todo lo que has vivido durante el
Y habrá casos que no podrás resolver y empezará la frustración porque los casos
se acumularán sin una solución. Trabajarás más horas y llegará un punto en el
que no tengas vida. Y aunque ahora no es que tengas demasiada, lo notarás. Pero
trabajado.
tenía un interés real, pero sabía que contigo no llegaría a nada porque eres capaz
de presentarte el año que viene cuando te hubieras librado de mí. Pero ahora es
distinto, ¿no es cierto, nena? Ahora sabes que puedes tener una relación
conmigo. —Roxy apretó los labios. —Si presentas tu solicitud, nunca habrá nada
entre nosotros. Tú decides lo que deseas más. Si empezar tu nueva vida en
que tanto deseas, porque me moría por estar contigo desde que te vi por primera
vez —dijo fríamente antes de mirar su libro—. Tienes cinco minutos hasta el
durante unos segundos en los que la ignoró totalmente. Con la mano temblorosa
aún sintiendo el deseo que recorría su cuerpo, cogió la mochila cargándosela al
hombro y fue hasta la puerta. Cogió el pomo, pero no lo giró sintiendo como su
corazón se retorcía por lo que iba a decir —No voy a dejar que me presiones. Si
me conocieras tan bien como dices ya lo sabrías. Mi vida es mía para hacer con
ella lo que me venga en gana y si quieres estar conmigo debes aceptarme como
el despacho. Reteniendo las lágrimas avanzó por el pasillo, pero sintiendo que
acababa de tomar la decisión más importante de su vida tuvo que meterse en el
baño. Se encerró en uno de los cubículos y gimió de dolor abrazándose el
vientre, porque ella también le conocía y sabía que tampoco daría su brazo a
torcer. Sus mejillas se llenaron de lágrimas y se dejó caer en el suelo sentándose
sobre el linóleo mientras las lágrimas brotaban sin control, recordando cada
le había pasado por la cabeza y descubrir que era posible había sido una
escoger una. Pero no podía dejar que la presionara con eso porque se sentiría
defraudada consigo misma el resto de su vida. Juró por lo bajo angustiada y miró
decisión correcta, pero decirle que no se plegaría a sus deseos había sido
desgarrador. Estaba segura de que jamás sentiría lo mismo por otro hombre
como lo que había sentido por él en ese despacho y eso quería decir que
seguramente se pasaría sola el resto de su vida.
Capítulo 3
Roxy observó el escaparate con una triste sonrisa en los labios. El último
libro de Wilder ocupaba toda la fachada de la librería anunciando uno de los Best
profesores, pero él la retuvo entre las suyas mirándola fijamente. —Te deseo
mucha suerte, Roxy. La vas a necesitar.
Sin poder responder por el nudo que tenía en la garganta, se alejó yendo
hacia las escaleras que bajaban del escenario y se acercó a sus padres que la
Roxy iba a decir algo cuando vio al chico que buscaban caminando con
una mochila sin dejar de hablar por teléfono. —Disimula… ahí viene —dijo con
El chico sin dejar de hablar miró hacia el portal y debió ver que Roy le
como su compañero.
izquierda, pero no sabía qué túnel había tomado. —¡Tú por ahí y yo por aquí! —
gritó antes de correr hacia su derecha sin esperar su respuesta. Lo más rápido
que pudo bajó las escaleras del andén y le vio al final tirándose a la vía para
correr por el túnel del metro—. ¡David, detente! ¡Te vas a matar! —Corrió hasta
el final del andén esquivando a la gente que esperaba y cuando llegó hasta allí
metió la cabeza. Un tren que venía de frente iluminó como corría por la vía. —
¡Maldito niñato! —Saltó a la vía mientras la gente gritaba del asombro al ver que
Escuchó como el sonido del tren se acercaba tras ella sin perder de vista
zona.
—Sí, señorita.
rubios que se le habían escapado de la coleta que usaba para trabajar, antes de
acuclillarse a su lado aún con la pistola en la mano. —¿Cómo te metiste en este
lío, David…?
como siempre vivían en la inopia mientras su hijo que tenía esa cara de bueno
con esos ricitos rubios, colgaba fotos en la red de las víctimas de su asesino.
Sacó su móvil y llamó a su agente especial al mando sin dejar de mirar sus ojos
castaños que estaban abiertos, como impresionado por lo que le había ocurrido.
—Acaba de morir.
—Estoy bien.
—Revisad su casa después de que le recoja el forense. Os envío a los del
departamento de informática.
cuando te vea.
del piso de David y esperaron. —Odio esta parte. Lo de hablar con los padres me
al lado. Una vecina con bata de boatiné salió con su perrito en brazos. —
¿Buscan a los Rogers?
la puerta. Solo le abre al repartidor, ya sea de pizzas o de esos que venden por
internet. Pero trabaja, ¿sabe? En algo de informática. Es muy bueno con esos
chismes.
nos ha dicho donde trabajaba. ¿No sabrá dónde están sus padres? Tenemos que
a David?
localizarles?
sentarme.
—Sí, por supuesto —dijo Roy amablemente cogiéndola del codo con
cuidado—. Siéntese, está algo pálida.
Entraron con ella y Roxy cerró la puerta mirando a su alrededor mientras
la mujer decía que estaba realmente impresionada. La decoración era para
señora debía pasarse horas con el paño en la mano. Llegaron al pequeño salón y
la mujer sentó al perrito a su lado que obediente ni se movió. Ellos se sentaron
los ojos. —¿Sabe? Eso también me extrañó a mí. Mi marido era abogado y
ganaba un buen dinero. Además, esta casa nos la compraron sus padres. Mi
que se enteraba de todo no como éste, le dijo que habían pagado la casa al
contado. Era mucho dinero hace veinte años. Bueno y ahora.
y Roy era su mentor. Pero leche, es que nunca preguntaba lo que ella quería.
—Sí, decidieron que Thomas aceptara un trabajo que le habían ofrecido
en… —Entrecerró los ojos. —Déjeme pensar… Es que para los nombres soy
malísima.
—No pasa nada —dijo su compañero con una sonrisa que hizo que la
—¿María es su madre?
lo que hubiera dicho su difunto marido iba a misa. —Nunca hablaban de su vida.
No es que sea cotilla.
lo suyo, pero nosotros nos conocemos casi todos de toda la vida. Nos invitamos
a los cumpleaños y esas cosas. Pero Thomas… No solía asistir. Parecía que
siempre quería mantenerse alejado. María era distinta. Siempre hablaba en el
ascensor, aunque no de su vida. No sé si me entiende… Yo siempre le contaba
mil cosas y ella solo hablaba de cosas generales o de lo que el niño hacía en el
colegio.
Aunque realmente el día que más hablaron conmigo fue cuando se mudaron y
nos dijeron de donde eran. Fue David quien me comentó que se habían mudado
Los agentes se miraron y Roy se levantó. —Vamos a ver dónde está esa
Pero Roxy no se movió. —¿Ha visto a alguien por aquí últimamente que
La mujer frunciendo el ceño negó con la cabeza y Roxy se dio cuenta que
no quería meterse en líos. —No le pasaría nada, se lo aseguro.
contado todo.
habérselas dado el asesino, eso si el psicópata no era él. Entonces el caso estaría
—Muy bien.
unos días llámenos. Cualquier cosa. Puede que no crea que es importante, pero a
veces ciertos detalles nos ayudan a resolver un caso.
Entiéndalo.
Roxy sonrió y dijo en voz baja yendo hacia la puerta —Llámeme cuando
quiera. Estoy disponible a todas horas.
—. Cuando vinieron los agentes, el padre dijo que no pasaba nada y su hijo
también salió. Lo vi por la mirilla. Les dijeron que estaban discutiendo porque el
chico había bebido y se fueron sin entrar en la casa.
—¿Y la madre?
Roxy sonrió. —Seguro que está bien. Si ve algo raro o algo que la
Salió del piso y guiñándole un ojo cerró la puerta. Roy se acercó a ella.
—Van a tirar la puerta abajo. —La cogió del brazo alejándola de la puerta de la
vecina mosqueado. —¿Te ha dicho algo más?
—No, solo que después de lo que había ocurrido estaba preocupada por
los padres —dijo mirando hacia la puerta donde dos de los suyos sujetaban el
ariete que era capaz de abrir cualquier puerta. La golpearon y la puerta salió
disparada. Roxy cogió los guantes que le tendió uno del laboratorio y ella le dijo
al jefe del grupo de criminalística —Luke quiero que compruebes si hay sangre
dentro de la casa.
al pasillo para revisar toda la casa. La puerta de la habitación de David era bien
boca abierta. Había cientos de fotografías colgadas de todos los sitios. Las
—Si no aparecen los padres no. Entonces será otro maldito psicópata. Y
me da que no van a aparecer. —Levantó la vista hacia una de las fotos. —Les
admira. Quiere ser como ellos, conseguir lo que ellos pretenden matando. Quiere
esa satisfacción por eso la admira continuamente, pero si ha dado el paso ha sido
hace muy poco. —Vio una foto que le llamó la atención porque no tenía nada
que ver con los demás. —Y lo ha dado. —Le mostró cogiéndola por la punta una
de las fotos con dos personas mayores tiradas en el suelo con el vientre
fotografía y apretó los labios porque el fondo de la habitación era el salón. Eran
sus padres. Su compañero levantó un marco y asintió viéndoles con David ante
el árbol de Navidad. Hizo una mueca. —Lo que engañan las fotos. Ahí hasta
parecen felices.
—Te aseguro que no lo olvido. —Se acercó hasta la mesa donde tenía
uno de esos con pantalla de tubo que debía tener veinte años. —Ahí tendrá el
que miraba una foto de la estantería. Frunció el ceño acercándose y vio a una
mujer rubia preciosa. —¿Su novia? —En cuanto lo preguntó se dio cuenta de
que no porque la foto era revelada de carrete. Debía tener veinte años más o
de irme a casa con mis hijos. Están de vacaciones por la Navidad y casi no les
veo.
Roxy sonrió. —Vete. —En ese momento entraron sus chicos y Luke
silbó mirando hacia arriba. —Yo me encargo. Esto es rutinario, ya lo sabes. Todo
hasta su compañero. —Venga, vete que puede que les pilles despiertos.
—No fue culpa tuya. Y viendo la habitación estoy seguro de ello. —Le
dio una palmada en el hombro. —Te veo mañana. Desgraciadamente el caso va a
habitación. Y si no era ese era el siguiente. Uno tras otro porque nunca se
acababa. Las palabras de Wilder volvieron a su memoria y movió la cabeza de
un lado a otro como si con eso pudiera evitar escucharle una y otra vez, porque
estaba claro que respecto a ella había dado en el clavo de lleno—. Maldito
sabiondo —siseó antes de ponerse a trabajar.
Sentada en su escritorio una semana después, sabía que estaba en un
callejón sin salida. No tenían ninguna pista de su asesino y empezaba a
desesperarse, casi deseando que actuara de nuevo para tener algo de lo que tirar.
Habían pasado veinte días desde su última obra y no solía pasar un mes desde
una a otra, así que estaba al caer.
Roy sentado en la mesa de al lado revisaba las fotos del cuarto de David
y puso los ojos en blanco porque ella ya lo había hecho hacía días. Vale que
quedaba una semana para acabar las Navidades, pero tampoco había que
tomárselo con tanta calma. Otra mujer iba a morir. Su jefe salió del despacho y
le hizo un gesto con la cabeza para que entraran. Roy ni se dio cuenta y ella le
chistó. Cuando la vio ir hacia el despacho se levantó a toda prisa con el
expediente en la mano.
mangas de camisa. Roy lo hizo sin abrir la boca porque no estaba el horno para
bollos—. ¿Cómo va el caso? Informadme.
pero no había rastro de sus padres. Se deshizo de ellos. Y las fotos son de
muchos casos cerrados, excepto las víctimas de nuestro sudes. Las huellas no
porque es evidente que era mentira que estuvieran vivos, ¿no crees?
—Es que hay unos cuantos cabos sueltos que me gustaría atar porque es
ante el jefe.
Roxy apretó los labios. —No es una tontería. ¡Ese piso les costó un
millón y medio de dólares hace veinte años! ¿De dónde sacaron el dinero?
Porque en sus cuentas bancarias no tenían más de veintitrés mil dólares cuando
fallecieron.
ojos grises parecían que mostraban un interés más allá del trabajo y eso podía
traerle problemas. Para sus cuarenta y dos años puede que estuviera bastante
bien con ese cuerpazo, ese cabello rubio y esa aura de yo me las se todas, pero ni
de coña iba a poner en peligro su trabajo por ese tío. No lo había hecho por
trabajo. —Larry apretó los labios. —Ayudar a Fred y a Elizabeth mientras surge
una nueva pista.
tenemos!
Larry la fulminó con la mirada. —¿No me has oído, Maxwell? ¡El caso
Furiosa salió a toda prisa y escuchó decir a Roy tras ella divertido —Se
lo toma muy a pecho.
—Todavía es una novata en este trabajo. Puede que haya resuelto cuatro
casos desde que ha llegado, pero desde que le he dado éste está más alterada.
Vigílala.
idiotas.
¿Que se fuera a casa? Pues muy bien. Se levantó y cogió su abrigo negro
otra. Se las quedó mirando y entonces supo lo que su jefe había querido decir.
Podrían ser ella. Media de veintisiete años. Rubias de ojos verdes… Todas
hijos. Nadie las esperaba en casa que es donde fueron atacadas para ser violadas
y asesinadas brutalmente. Se le cortó el aliento porque hasta ese momento las
había visto como víctimas, pero no se había dado cuenta del paralelismo que sus
vidas tenían con la suya. Estaba claro que su inconsciente sí se había dado
cuenta y por eso se lo había tomado tan a pecho. Apretó los puños. Pues iba a
Capítulo 4
vueltas al caso. Se sentó en la cama mirando su habitación que estaba casi sin
decorar. Solo tenía las mesillas de noche. Algún día tenía que ponerse a ello.
—Tenemos otro —dijo Roy al otro lado—. Y éste nos va a traer muchos
problemas.
—¿Por qué?
Colgó antes de que pudiera preguntar nada más y Roxy juró por lo bajo
yendo hacia su armario, cogiendo un traje recién recogido de la tintorería y
quitándole el plástico. Puso el traje negro sobre la cama y a toda prisa se quitó su
pijama verde de seda pensando en el caso. Estaba claro que quería notoriedad y
que la prensa al fin le hiciera caso. Como decía su compañero, estaban en un lío
Se bajó del taxi y pasó el cordón policial enseñando sus credenciales. Vio
a varios agentes hablando con vecinos y con el portero de noche que sentado en
una silla parecía descompuesto. Subió al tercer piso y se encontró a varios de los
suyos en la puerta. Luke le dio unos guantes y unos patucos para los zapatos. —
Cuidado con la sangre de la moqueta. Espero que toda esta policía no haya
metido la pata porque sino dificultará mi trabajo.
Uno de los policías cruzado de brazos al lado de la puerta les fulminó con
la mirada, pero no dijo ni pío mientras ella entraba en el piso que
Escuchó ruidos arriba y miró hacia allí encontrándose con una escalera
de metal pintada en blanco que llevaba al piso superior. Estaba claro que a su
víctima le iba muy bien. Subió los escalones esquivando varias gotas de sangre
Al llegar arriba giró a la derecha y vio ante una puerta abierta a Larry y a
Roy. Su jefe se pasó una mano por su pelo rubio susurrando algo a su compañero
y ella se acercó mirando el interior de la habitación. Era cierto lo que había dicho
Luke. Se había ensañado con ella. Estaba furioso y la palabra puta escrita en el
lucha. Y por los desgarrones del camisón la había pillado en la cama como al
resto de sus víctimas. Después la había atado y amordazado para jugar con ellas.
Al ver la cómoda con el enorme espejo batiente frunció el ceño y se acercó a él.
limpio, pero vio un bote de crema hidratante para el cuerpo abierto sobre el
lavabo. Al mirar la ducha se dio cuenta de que la mampara estaba limpia. De
hecho brillaba. —Ha usado el baño. Se ha lavado antes de irse.
—Como si eso tuviera relevancia para el caso —dijo ella por lo bajo
Atada a la cama de pies y manos con bridas que le cortaban la circulación, vio
las yagas que se había hecho en sus intentos por liberarse. Como siempre le
había quitado la mordaza de la boca después de matarla y tenía la boca
con su cuchillo. Esta vez hasta le había cortado los pezones y Roxy reprimió un
gesto de horror por lo que debía haber sufrido. Siguió bajando la mirada hasta su
vientre apuñalado. La primera vez aún viva y mientras agonizaba la asfixiaba.
Cuando moría la apuñalaba dos veces más como si quisiera asegurarse de que
estaba muerta. Pero esta vez había sido distinto porque la había apuñalado al
menos veinte veces. Siguió bajando la vista hasta sus piernas abiertas y al ver un
—¿Crees que…?
—¿No te preocupa?
mientras cobre al final de mes… Este trabajo es una mierda. Mírala. Veremos
ese tipo de cosas todos los putos días hasta la jubilación. Si dejara que me
afectara ya me habría vuelto loco y vuelto loca a mi mujer, que me pegaría un
Sonrió sin poder evitarlo. —Pues cuando la conocí me cayó muy bien.
—Cuando la conocí yo, también me cayó bien. Luego pasaron los años y
su verdadera personalidad salió a la luz —dijo riéndose—. No, es mentira.
Menos mal que la tengo a ella. Es la razón por la que este trabajo no me ha
llevado a la bebida. Porque ella hace que me olvide de todo en cuanto llego a
casa.
bridas. —De aquí no sacaremos nada como siempre. —Pero ella no le escuchó
porque aún estaba pensando en lo que había dicho de su mujer. Eso era lo que le
hecho aquella ridícula proposición, puede que ahora tuviera una vida medio
normal con otro hombre. Si no la hubiera tocado, jamás habría sentido aquellas
maravillosas sensaciones y quizás otro hombre le hubiera borrado de su
memoria. Él era el culpable de que se sintiera así de sola y le odiaba por eso.
Apretó los puños impotente cuando Luke entró en la habitación con su maletín.
Levantó una de sus cejas rubias mirando la portada del periódico. —¿El
príncipe azul?
ordenador.
colmo! ¡Casi dicen que somos unos incompetentes después de ocho víctimas!
—Ja, ja. Muy graciosa. —Dio la vuelta a la página y se quedó sin aliento
al ver una foto de Wilder con su último libro en la mano. Gruñó arrugando el
—Me ha llamado Larry y por su tono de voz no creo que me dé esos dos
días que le había pedido. Es más, quiere vernos en su despacho en cuanto
lleguemos. Pero al parecer quien no está es él.
esperando dos horas aquí sentada al lado del teléfono impaciente por su llamada.
trabajar!
—El subdirector no sabe qué hacer. ¡Si os retiramos del caso, sería como
perchero y les miró fijamente. —Decidme que los del laboratorio tienen algo.
—Yo he pensado que deberíamos llamar a ese tipo —dijo Roy haciendo
que le miraran—. El de los periódicos. A Wilder Mathews. Está en la ciudad y el
entrecerró los ojos. —No lo tome como un fracaso. Él también fue agente. La
subdirector.
¡Porque estoy deseando oírla desde hace meses! ¡Puede estar haciendo de las
maldito embrollo! Porque os advierto que arriba están que trinan con el asunto y
mi cabeza no va a ser la que ruede por esto. Roy, buena idea. Os diré algo si
obtengo resultados del subdirector y aprueba el asunto.
y no te hizo ni caso. —Sin poder evitarlo se sonrojó aún más. —¡Pues supéralo,
joder! ¡Estamos con el agua hasta el cuello, así que madura y sigue adelante! —
sonrió. —Además así podrá ver en la agente en que te has convertido. Nada que
ver con la estudiante que fuiste, seguramente.
segura de que en cuanto se vieran de nuevo le diría esas palabras que la ponían
de los nervios: Te lo dije. Y odiaba que tuviera la oportunidad. Pero Larry tenía
razón. Debía superarlo y puede que cuando le viera de nuevo se diera cuenta que
todo había sido una estúpida ilusión y pudiera llevar una vida normal.
Roy suspiró sentándose ante su mesa. —No hay nada que analizar. Ni
—Lleva guantes.
—Y no hay saliva.
Roxy gimió apoyando los codos sobre la mesa y se pasó los dedos por el
cabello que se había soltado intentando aliviar su dolor de cabeza. —Este caso es
un callejón sin salida tras otro. Si hubiera seguido la pista de David…
—¿Un regalo?
demostrarías tú que te tiene para lo que quiera? El sudes le entrega las fotos. Le
debería algo a cambio.
que es un hilo del que tirar. El sudes debía confiar mucho en él para darle las
—Yo no diría que fue un regalo. Sino una exigencia. Si quieres seguir
presenciando mi obra me debes pleitesía. Mata a tus padres y sabré que estás de
mi lado.
pupilo.
Roy asintió. —Pero el sudes nos muestra su obra a todos. Quiere que le
admiremos.
—Bien. ¿Y? Fue el sudes quien se deshizo de los cuerpos. Seguimos sin
tener nada.
destrozado en la vía, ¿recuerdas? Roxy estás tan agotada que ya no recuerdas los
detalles. Debes irte a casa. Así no vamos a ningún sitio. —Se levantó cogiendo
su taza de encima de la mesa. —Me voy a por un café. Larry está a punto de
llegar y…
camino desde el Plaza. Y como esta tarde vuelve al campus, ha dicho que se
acercaba esta mañana. Es agradable.
Abrió los ojos como platos. —¿Y me lo dices ahora? ¡Me llevará horas!
—No.
tenía sobre la mesa. —Roxy, ya has hecho los informes —dijo su jefe con los
ojos como platos al ver que abría la primera hoja—. Los he leído y están muy
bien.
dio cuenta concentrada en lo que hacía—. Para Wilder no será suficiente. Nunca
serio hasta ella mirándola fijamente con esos ojos negros que nunca había
podido olvidar. Y lo sintió de nuevo. Las mariposas volvieron y se sintió viva
Separó los labios sin darse cuenta elevando la vista hacia él. —Cinco años. ¿Ya
has comprobado cómo es la vida en el FBI?
Gruñó por dentro viendo cómo se quitaba el abrigo. —Al parecer estás
en un lío y tengo que venir a echar una mano. —Le dio el abrigo a Larry que lo
Ella gimió cuando vio como giraba la cabeza lentamente mirándole como
trabajo!
—No hay más remedio, ¿no crees? —Cogió la silla donde antes había
estado Roy y se sentó ante ella mirando el panel donde todas las víctimas
Se miraron los unos a los otros. —¿Lo habéis supuesto? ¿Es que no te he
enseñado nada? —gritó golpeando la mesa—. ¡Nada es una certeza hasta que no
nuevo.
forense simplemente dijo —Fue violada antes de morir. Recibió una puñalada en
el vientre antes de ser asfixiada. Y post mortem dos más.
No parecía afectada por ello. De hecho, seguían teniendo muy buena relación
como compañeros de trabajo.
—¿Conocía alguna de las otras víctimas? ¿Alguna relación entre ellas?
Dijo lo mismo una y otra vez hasta la octava víctima donde relató las
ese tipo?
con su IP porque cometió un error con su servidor. Pensaba que sabía más que
los nuestros y le encontramos cuando subió las fotos de la séptima víctima.
Roxy le miró como si quisiera cargárselo. —¡No fue culpa mía! ¡Se
metió en las vías del metro! Le seguí para tratar de impedirlo y…
Roxy se le pusieron los pelos de punta porque solo hablaba así cuando estaba a
punto de explotar —. Nena, ¿ya has llegado a eso? ¿A arriesgar tu vida sin
sintiendo que las mariposas del estómago se volvían locas de la alegría. Ese
hombre no era bueno para su paz mental, eso estaba claro. Molesta le explicó
todo lo que había ocurrido con David y se quedó callada observándole cuando
jefe y Roy se habían sentado en otras sillas sin decir una palabra, esperando la
—Tengo que irme. Roxy vete a casa, duerme hasta las cinco y después
ponte con el informe detallado. Que amplíen las fotos de las escenas del crimen
con el tamaño de esta mesa y quiero ver la casa de ese David. Te veo aquí a las
siete y espero que estés lista para trabajar. —Se volvió cogiendo el abrigo de
Les miró como si fueran unos inútiles. —Espero que tengáis una buena excusa
como para no ver algo tan evidente.
fotos que habían sacado en el depósito de cadáveres y era cierto. No eran rubias
naturales. Casi todas tenían el cabello castaño claro, aunque la víctima número
tres no tenía cabello ahí abajo. Y ellos no se habían dado cuenta porque en la
foto del crimen esa parte siempre estaba cubierta de sangre. Otra suposición que
había sido un error. Cerró los ojos sin poder evitarlo porque era un error
imperdonable.
—Averiguad quién les teñía el cabello del mismo color a todas. Ahí
tendréis vuestro nexo de unión. Eran mujeres pudientes. Seguro que es un
estilista del centro. De eso que se encarguen estos inútiles. Tú a casa, nena. Te
necesito despejada y ahora estás hecha una mierda. Así no me vales para nada.
—Se fue hacia el ascensor sin decir ni una palabra más dejándoles sin aliento.
Sobre todo a ella que en cuanto había dicho lo del cabello no había podido evitar
admirarle.
Roy fruncía el ceño—. ¡Y tú no pongas esa cara, joder! ¡Nos ha dado una pista
que no teníamos hace tres horas! Mueve el culo. ¡Como regrese y no tengamos
esa información, el muy capullo es capaz de caparnos!
De repente Roxy se echó a reír sin poder evitarlo. Hasta había intimidado
a su jefe con el carácter que tenía. Estaba claro que Wilder había regresado en
estado puro e iba a dejar su vida del revés como hacía cinco años. Y lo malo es
Capítulo 5
A las siete menos cinco entró en su oficina y vio una actividad que no
había visto nunca. Los agentes iban de un lado a otro y vio como dos de ellos
colocaban las fotos de las escenas del crimen una tras otra pegadas a la pared.
Ocupaban todas las paredes y eso que la oficina era enorme. Caminó hacia su
Wilder a un lado para que lo tuviera a mano. Se quitó su abrigo negro e hizo una
mueca cuando le dolió el hombro, pero lo olvidó al ver la foto de una peluquería
tres últimas las buscó en otro sitio. Las atendía el mismo estilista. Feliciano, se
llama. Al parecer tiene unas manos de oro y sus jefes le adoran.
Miró hacia su compañera que apartaba uno de sus rizos pelirrojos tras la
oreja. —¿Y no se dio cuenta de nada?
—No es raro que las clientas no vuelvan a un peluquero, Roxy. Pasa a
menudo.
con él.
lleva Wilder!
Sintió el mismo aroma de su after shave de hace cinco años tras ella. —¿Cuántas
víctimas?
—Cuatro horas.
Apretó los labios sin contestar porque sabía que solo quería provocarla.
—Supongo que sí. ¿Te gustó el destino de Los Ángeles? Lo elegí expresamente
para ti. Sabía que te daría la experiencia necesaria para llegar a Nueva York y
puesto que tus padres viven en Washington, supuse que querrías volver al este.
Se detuvo en seco. —Tú no tuviste nada que ver. Fueron mis notas en la
academia.
Atónita asintió y él abrió la puerta sin llamar siquiera. Larry y otro agente
provocación. Lester iba a decir algo, pero ella cerró la puerta rápidamente
—Es obvio que no. Mi ayudante tiene unas preguntas esenciales para
usted. ¿Verdad, Roxy?
Ahora era su ayudante. Aquello era el colmo. —Claro que sí. —Se sentó
parece bien?
—Sí, gracias.
—Oh, pues cualquiera. Se hicieron fijas mías en cuanto pasaron por mis
manos. Soy muy bueno con el color, ¿sabe?
como si nada.
—Sí, pero su mujer se enteró y puso el grito en el cielo. Casi la echan del
bufete por esa bruja cuando la culpa era de su jefe. Él era el infiel. Pero seguían
las dos.
—Ya veo. ¿Le comentó alguna vez que estaba preocupada porque se
sintiera amenazada o porque alguien la seguía?
Feliciano negó con la cabeza. —La verdad es que no. Bueno una vez me
dijo que había tenido un altercado en el metro con un tipo que se la había
como si fueran amigos. Feliciano se sintió a gusto con ellos y les habló de todos
los cotilleos que recordó de sus víctimas. Estaban hablando de Mary Rose
peluquería con esas características. Pero escogió a las mías. A ver quién se me
acerca ahora. En cuanto se corra la voz, se empezarán a anular citas. Se lo digo
yo. Pensarán que van a ser la siguiente y se irán a otro sitio lo más rápido que
puedan.
Esa teoría tenía mucho sentido y apoyó el codo sobre la mesa. —¿Tiene
algún enemigo?
—¿Enemigo? —Frunció el ceño. —Pues claro que sí. Los peluqueros nos
Levantó una de sus cejas rosas. —Conozco a una peluquera que le clavó
las tijeras a otro por la espalda porque le había robado a una clienta. Se puso
como una fiera, la muy loca. Y otro le tiró el bote de la laca a una de mis
compañeras dándole en la frente. Le hizo una brecha y tuvieron que ponerle dos
puntos. Parece que la ha taladrado una grapadora. —Se señaló el centro de la
—Feliciano…
Se volvió hacia Wilder. —Si tuvieras que elegir a uno de tus compañeros
función del colegio o algo así. Pero se lo pasan todo por alto. La gerente está
—¿Y por qué iba a tenerte manía si no le ha dicho a su tío que te eche?
—preguntó Wilder levantándose.
Excepto esa vez, pensó Roxy. —Si recuerdas algo importante llámame.
—Se levantó y le tendió una tarjeta. —Los pequeños detalles pueden darnos la
clave.
—Una pena. Cuando quieras cruzar… —Le guiñó un ojo antes de salir
—Adiós, Feliciano.
golpe. —¿Ya te has divertido? Pues ponte a trabajar. ¿Dónde está mi informe?
—Sobre mi mesa.
ella se puso a sus espaldas. —Es la única con la que simuló que tenía el periodo.
—Entrecerró los ojos antes de mirarla. —¿Por qué?
Entonces ella abrió los ojos como platos y gritó —¡Un calendario,
rápido!
círculos sobre las fechas de fallecimiento de las víctimas que les había dicho el
forense. Ambos miraron las fechas en blanco y sonrió. —Bien visto, nena.
tenía el periodo. Les hace lo que le gustaría hacerle a ella. Es rubia, muy rubia
—dijo señalando a la víctima número dos—. Y tiene éxito en su trabajo. Ojos
claros y atlética. Soltera, sin pareja, entregada a su trabajo. Tanto que ni se ha
fijado en él.
—Pues no. No podría ser yo. —Se volvió hacia el tablón ignorando las
—¿No tenéis nada que hacer? ¡Ya que vuestras investigaciones son una
mierda, igual deberíais poneros las pilas en lugar de reíros tanto porque en nada
gritó a los cuatro vientos haciendo que todos salieran en distintas direcciones—.
¡Nos vamos a la casa de ese David! ¡Con lo bien que trabajáis, seguro que habéis
quedaba más remedio tuvo que seguirle hasta el ascensor después de coger su
abrigo. Armándose de paciencia entró en el ascensor y él levantó una ceja
haciendo que golpeara el botón del garaje. —Deja esa actitud. Me habéis
llamado vosotros.
—No sé de qué hablas. Estoy encantada de que estés aquí —dijo con
Las puertas del ascensor se abrieron. —Nena, estoy seguro de que me has
recordado cada maldito día que has trabajado. Y cuando no has trabajado
Salió del ascensor sin esperarla y ella rechinó las mandíbulas con ganas
de gritar. ¿Y por qué diablos tenía que controlarse? —¡Estoy muy contenta con
informe psicológico que hicieron después de que te pegaran ese puto tiro en el
hombro hace seis meses debe estar totalmente equivocado! ¡Porque decía
Levantó sus cejas mirándola como si fuera idiota. —Nena, mueve el culo
hacia el coche. ¡Ya!
—¿No? —Se acercó a ella y siseó —Creo que no has entendido de qué
va esto. ¡Yo mando y tú obedeces, Roxy! ¡Sube al coche antes de que me hagas
perder la paciencia! ¡He tenido que dejar de asistir a una cena muy importante en
el campus por estar aquí para salvaros el culo ante la prensa! —le gritó a la cara.
—Eso será si resuelves el caso —dijo con rabia porque le veía muy
seguro de sí mismo.
—La miró fijamente a los ojos. —Eres una decepción total. ¡Renunciaste a lo
que teníamos por un trabajo que ni siquiera haces bien!
preguntó con burla—. ¿O tengo que hablar con ese Larry para que me lleve otra
persona?
tenía asignado para ella y para Roy. Abrió la puerta y se sentó tras el volante
que su corazón se le iba a salir del pecho de la impresión gimió cuando entró en
su boca saboreándola de una manera que la mareó. Wilder se apartó de golpe
para verla suspirar con los ojos cerrados. —Estoy muy cabreado, nena. Y cuando
me cabreo pasan estas cosas. —Le acarició la mejilla con el pulgar y Roxy abrió
los ojos asustada. Muy asustada por lo que le hacía sentir y perderlo para
—Pero…
garaje pensando en lo que le había dicho y sabía que tenía razón, pero su
naturaleza le impedía plegarse a sus órdenes como si nada. Ella no era una mujer
provocando? Puede que sí. Era así de retorcido. Le miró de reojo y vio como
revisaba el informe. Encendió la luz interior porque se iba a dejar la vista pues
solo tenía las luces de la calle. —¿Por qué no seguiste la pista de David?
—Me ordenaron que no continuara con la investigación por esa vía. Que
Él se echó a reír y Roxy le miró fascinada porque era la primera vez que
le veía reír de manera totalmente sincera. Sin poder evitarlo sonrió metiendo la
dejándola de piedra.
—Sí, tú sigue protestando. ¿Vas a seguir así mucho tiempo por simple
—Pues sí. —Metió la mano en la caja para coger otro par y cuando cerró
la guantera le dio un rápido beso en los labios antes de salir del coche. Wilder rió
pasillo de cada planta, pero el montacargas termina en el hall. Para los muebles y
esas cosas. Pero tienen que salir por aquí.
—Son las de David. Las tenía en el bolsillo del vaquero cuando murió.
—Pues sí.
—Muy gracioso.
botón y en ese momento se abrió la puerta del ascensor del que salió la señora
del Valle del sexto piso para pasear a Muffie. El perro se tiró a sus piernas
moviendo el rabo de un lado a otro contento de verla. —Hola Muffie. ¿Te vas de
paseo? —preguntó acariciando su cabeza.
La mujer jadeó. —¡El escritor! Me he leído sus libros. ¡Me pirran los
misterios! ¡Me veo todos los reportajes y documentales sobre asesinatos! Oh,
impresión.
Así que puede sacar a Muffie tranquilamente y después bajarle los libros al señor
Mathews para que se los firme todos —dijo sabiendo que eso le fastidiaría—. No
Wilder—. Es mucho más guapo que en la portada del libro. Ese fotógrafo no le
hace justicia.
—Sí, dígaselo. Si le retrataran como es, vendería mil veces más. —Tan
contenta salió del portal mientras él pulsaba el botón siseando algo por lo bajo.
Ella se echó a reír. —La cara que has puesto cuando te ha dicho que
había leído tus libros. Parecía que te llevaban al patíbulo.
—No, ¿cuántas?
—¿Posibles sospechosos?
—¡No me hables así! Llevo en este caso meses, ¿sabes? ¡No vengas de
Él puso los ojos en blanco antes de salir del ascensor e ir hasta la puerta
precintada. Furiosa le siguió y arrancó el precinto metiendo la llave en la
cerradura de la puerta que los suyos se habían encargado de arreglar para que no
pasara nadie. —Perdona.
Sorprendida giró la cabeza para mirarle a los ojos. —¿Qué has dicho?
Sin poder evitarlo sonrió cuando escuchó que algo se caía al suelo.
Sorprendida miró sus zapatos de cordones para ver un plástico amarillo. Sacó las
—La madre que le parió… —siseó ella mientras Wilder se agachaba cogiendo
los pies de los que salía una memoria USB.
dado cuenta. Anímate. Será interesante ver que hay ahí. Algo importante para
—Sí. La foto de la muerte de sus padres mostraba una alfombra azul que
ya no está en el salón.
Él se acercó a la mesa de centro y se giró para ir hacia la chimenea donde
observó las fotos familiares. Pasó de un marco a otro y ella se puso a su lado. —
Ella observó la primera foto. Estaban los tres en la playa y David debía
tener como cuatro años. Sonreían felices a la cámara. —Se querían mucho. Eran
felices. —Vio que en la siguiente foto las sonrisas eran más tensas. David ya era
Pero eso fue cambiando. —Señaló la foto donde su madre parecía que quería
arrimarse, pero David estaba algo inclinado a un lado. —Mantiene las distancias
Estaba solo.
—¿Por sus instintos? ¿Se aisló de ellos porque sabía que no era normal?
Salió del salón y ella miró la foto de su graduación. Ella tenía mil fotos
de ese día y siempre estaba rodeada de alguien de la familia. Suspiró siguiéndole
y vio que había entrado en la habitación de los padres. Estaba sentado en la cama
grima!
Ya he mirado ahí. Era donde estaba la pistola. No se usó nunca. —Miró por si
acaso porque estando él allí, no le extrañaría nada que saliera el sudes del cajón
la pata cada poco. Es el cajón de la mujer. Su letra coincide. No iba muy bien de
cultura general.
Él reprimió una sonrisa mirándola a los ojos. —No hay nada para tener
sexo.
Miró el cajón con los ojos como platos y él lo cerró abriendo el siguiente.
—Era una mujer con menopausia. Sería lógico que hubiera gel íntimo o
algo de eso, ¿no es cierto? De hecho no hay nada íntimo, realmente íntimo en
—Sí.
pulcramente colgada. Entonces ella mirando la ropa entrecerró los ojos dando un
paso hacia el armario. —Vaya poca ropa que tenía, ¿no? Él tiene el triple y para
ser mujer…
padre debió ver algo que le hizo comprar la pistola. Porque la compro él, ¿no es
cierto?
—Sí, está a su nombre. Pues si le tenían miedo era con razón, ¿no es
cierto? Se los cargó. Y a María no le dio tiempo a llegar a la pistola.
—Los mató en el salón. En las fotos estaban vestidos. —Salió del baño
para ir al baño del pasillo y al abrir el armarito de encima del lavabo vio un
levantó una ceja. —¿Les drogó? Por eso las pastillas están aquí y no en el baño
Los ojos de Wilder brillaron y rió cogiéndola por la cintura para elevarla
deja sin sentido. Se apartó saliendo de la habitación y ella tuvo que apoyarse en
Capítulo 6
fuera la señorita Marple al final de uno de sus capítulos. Parpadeó antes de jurar
por lo bajo cuando dio una palmada sobresaltándola en su silla. —Bueno, pues
—Joder con este tío. Me entran unas ganas de partirle la boca —siseó
Cogió el abrigo. —Te espero en el Plaza en una hora. —Se puso como un tomate
mientras todos la miraban sin salir de su asombro. Iba hacia la puerta de la sala
—¡Por eso abría las puertas de las viviendas de las víctimas! —exclamó
—Está claro que tenía una relación estrecha con David y le veía todos los
días —dijo Larry con ganas de matar a alguien—. Por eso dejó las fotos a la
silencio atrás.
demás.
puerta. —Siéntate.
—Siéntate, Roxy.
otro lado. Su jefe suspiró apoyando los codos sobre la mesa. —No pensaba que
iba a tener contigo esta conversación, porque aún te considero una novata y
Larry sonrió. —Sé que ha sido Mathews quien ha resuelto el caso, pero
ha sido con tu ayuda, pues has sabido informarle rápidamente de lo que él
—Pero ya hay…
análisis de conducta se dedica a este tipo de casos, pero no será un puesto fijo.
Serán casos que tardan en resolverse y que son especiales por la presión
mediática. ¿Me entiendes? El jefe quiere limpiar la imagen del FBI y sabe que
Larry levantó una ceja. —¿No gana nada con esto? Te gana a ti y tenerte
contenta.
evidente para todos el interés que tiene en ti. Ese tiburón no te quiere trabajando
en el FBI y lo ha dejado claro con todos los comentarios despectivos que han
tiempo.
vez en cuando. Pero había que ser práctica. Si iba a trabajar para ellos eso había
—Medio millón por caso resuelto. Puede parecer exagerado, pero hay
recompensas por ese valor. Si nos ayuda, será dinero bien invertido. Y
precisamente por eso te digo que serán casos especiales. No le llamarán a no ser
con él.
hablaba por teléfono con alguien. —¡Sí, en Denver! ¡Necesito todos sus datos!
—Joder —siseó dejando las llaves sobre la mesa—. Está claro que hemos
metido la pata hasta el sobaco. ¿Qué tiene en su interior?
—Quiere que convenza a Wilder para que vuelva al cuerpo. Para casos
especiales como éste.
—Exacto.
ha perdido del todo una oportunidad contigo. —Rió por lo bajo. —Se debía creer
Entrecerró los ojos mirando al jefe. —Joder Larry, acabas de meter la pata hasta
el fondo. No tienes ni idea. —Apartó la mano del auricular. —¿Sigue ahí? ¿Qué
pasa, se ha dormido? ¡Necesito esa información, joder!
—¿Y la memoria?
Levantó una ceja observándola fijamente con esos ojos negros que no
había podido olvidar en cinco años. Apartó la mirada quitándose el abrigo y lo
dejó sobre el sofá sentándose en él. —Nena, ni se te ocurra. Han pasado cinco
años. Tiempo de sobra para que te dieras cuenta de tu error, ¿no crees?
Se apretó las manos levantando su rostro hacia él que ahora estaba frente
a ella furioso. —Tú tampoco puedes dejarlo. Y lo demuestra que les ayudes.
—¡No lo hago por ellos, te lo aseguro! ¡Lo hago por las víctimas!
—Yo también.
golpe. —Así que no vas a dejarlo. —Furioso dejó el vaso sobre la mesa de
centro y sonrió sin ganas. —Tendría que habérmelo esperado después de lo que
ocurrió la última vez.
compañera.
evitarlo miró sus musculosos bíceps. Mierda, ¿tenían que hablar de eso
precisamente ahora? —¡Roxy céntrate! —gritó sobresaltándola.
—Medio millón por caso resuelto. Solo casos difíciles y tienes que
FBI.
Él entrecerró los ojos. —¿Y el resto del tiempo serás mía o seguirás aquí?
su cuello hacia atrás—. ¿Es lo que quieres, nena? ¿Estás segura? Como cambies
de opinión…
Sus ojos azules se llenaron de lágrimas. —Tenías razón, ¿vale? ¡Qué más
quieres que te diga!
—¿Algún problema?
—Pero, ¿y el trabajo…?
—¿Sabes lo que son las niñeras? Y está tu madre que por lo que me ha
—¿Muy ocupada?
llevaba planeado mucho tiempo. Cinco años nada menos. Apenas había vuelto a
—Roxy…
—Lo que debíamos hacer hace cinco años, nena. ¡Antes de que se te
metieran ideas ridículas en la cabeza!
Le miró con rabia y furiosa se quitó la chaqueta del traje. —¡Eres tan
espalda para dejarla sobre la mesa de centro al lado del vaso antes de sacarse la
—Es que esto sí que lo sabía, nena. —Se acercó a ella y la ayudó con los
botones de la blusa rozándole el ombligo con los dedos. Roxy se la quitó de mala
rodeó sus caderas con sus piernas haciendo que la toalla cayera al suelo y se
miraron a los ojos. Acarició su cuello sin poder creerse que estuviera allí. —Te
he echado de menos…
Creía que nunca solucionaríamos esto. Me has tenido cinco malditos años
—¿No? —Besó su mejilla limpiando una lágrima que corría por ella y se
—¿Leíste la dedicatoria?
Se retaron con la mirada antes de que Wilder atrapara sus labios y ella
gimió sintiendo que había llegado a casa. Enterró sus dedos en su cabello
último amante, preciosa? Parece que tenías prisa—dijo poniéndose sobre ella
Sonriendo como una tonta abrió los ojos —Lo siento. —Metió la mano
entre los dos y acarició su miembro erecto haciendo que se le cortara el aliento.
miraron a los ojos y Roxy acarició su pecho con ambas manos antes de susurrar
—Lléname.
Entró en su cuerpo con fuerza y Roxy gritó de placer clavando las uñas
—¡Sigue!
antes de mover sus caderas de nuevo para entrar en ella con fuerza. Roxy sintió
como su vientre se tensaba y con cada movimiento esa tensión casi se volvió
insoportable. Cerró los ojos, pero él la cogió por la nuca siseando —Mírame,
Abrió los ojos sin entender lo que decía, cuando se movió de nuevo y
gritó sorprendida por la fuerza del éxtasis que la recorrió. Temblando entre sus
Roxy apretó los labios. —No voy a disculparme otra vez. Y también fue
culpa tuya.
Él levantó el rostro para mirarla a los ojos. —Sí que lo fue. Tenía que
Sonrió con tristeza. —Pero eras mi profesor. No hubiera sido ético, ¿no?
—No. —Se sonrojó ligeramente por su posesiva mirada. —Te veo muy
contento.
—¿No lo notas, nena? —preguntó con voz ronca antes de besar su labio
inferior—. Espera, que esto seguro que lo sientes…
Capítulo 7
horas hasta que le suplicó que la dejara dormir. Aunque recordaba que no le
había hecho caso como siempre, así que debió desmayarse en algún momento
ventana que tenía en frente que indicaba que ya era buena mañana. Wilder
tumbado a su lado, suspiró poniéndose boca arriba mirando al techo. —Tengo
que regresar a casa a solucionar unos temas de la facultad y hablar con el decano
—Es que les dije que no te comentaran nada porque yo no quería que
entraras en la agencia y estabas enfadada conmigo. Entonces tu madre me dio la
Tuvo que reconocer que no, pero ni loca lo diría. Apoyó la mejilla sobre
estemos así.
dices?
¿Recuerdas la cara que pusiste cuando salí del ascensor ayer mismo? ¡Parecía
parecer la dedicatoria iba dirigida a ella. Entrecerró los ojos. ¿Se había dado por
vencido? Bueno, después de tanto tiempo era normal que siguiera con su vida.
Entró en el baño y vio como había dejado la tapa del wáter levantada. Ella
nena.
has dicho que no te lo esperabas… ¿No querrías decir que tenías novia?
veces!
Wilder juró por lo bajo cogiendo la toalla. —¡Ya estaba harto de esperar!
¡Tengo treinta y nueve años, Roxy! ¡Quiero tener familia!
—¡Pues sí!
sí fue hasta la habitación buscando su ropa. —¡Tú eres el cabezota! ¡Puede que
la vida en el FBI no haya sido como me esperaba, pero aun así podíamos haber
tenido una vida juntos! —Él salió del baño con la toalla rodeando sus caderas y
le señaló con el calcetín. —¡Todo ha sido culpa tuya! ¡Porque querías que las
cosas fueran a tu manera!
ahí!
cruzándose de brazos.
hoy?
—Debo hablar con Corinne. —Roxy apretó los labios cogiendo la camisa
Ahora todo ha cambiado. Y tienes razón, la culpa es de los dos. Mía por esperar
que no entraras en el cuerpo solo porque te lo pedía yo y por no buscarte mucho
antes.
—Y mía por no haber vuelto. —Le abrazó por la cintura.
—¿Nada de reproches?
—Sacó su móvil del bolsillo del abrigo y descolgó a toda prisa. —Maxwell. —
Se apartó el cabello de la cara mirando el suelo. —¿Ya? —Escuchó las
enterarse de algo. —Entiendo. Voy para allá. Sí, se va hoy. Tiene asuntos
—Muy graciosa.
—Te quiero. —Él levantó una ceja y se sonrojó intensamente. —¿No me
lo vas a decir tú a mí?
dan bien.
claro?
—Ajá…
cuando salgas. Ya hablaré yo con el director del FBI. No digas nada a ese Larry
que tiene la lengua muy larga.
Sonrió como una tonta porque había querido demostrarle con ese beso
que la quería y encantada cogió el abrigo. Él cogió la chaqueta y se volvió para
pasillo poniéndose ante él para mirar sus ojos. —Tenías razón en la dedicatoria,
cielo. Los errores siempre se pueden rectificar. Solo hay que tener el valor de
hacerlo.
—Te quiero.
trabajo!
Él miró tras ella y juró por lo bajo. Sorprendida se volvió para ver a una
rubia preciosa que llevaba un vestido de firma verde botella que resaltaba el
color de sus ojos. ¡Era un clon suyo! Un clon suyo con pasta porque llevaba un
—Roxy, al trabajo.
pruebo el traje de novia. —Se acercó a él como si nada y le plantó un beso en los
morros.
yo con ella.
chaleco!
—¡Vete!
—Toda una lumbreras. —Le señaló con el dedo. —¡Sé tajante! Nada de
los labios indecisa y dio dos pasos hacia el ascensor, pero no pudo evitarlo y se
broma!
sacó su identificación del FBI poniéndosela ante la cara. La mujer la miró antes
sentir pena por nadie salvo por ella misma que había pasado cinco años sin estar
Wilder.
—Los recortes, señora. —Le hizo un gesto con la mano. —¿Le importa?
¡Estoy en plena investigación!
algo. —¡Corinne!
—¿La está matando? —preguntó la mujer con los ojos como platos.
—Menudo cerdo.
en el interrogatorio.
Capítulo 8
rubios de un lado a otro mientras corría hacia ella para abrazarla con fuerza—.
Ya estás aquí.
—Sí, ya.
—Tiene que operarse de las rodillas —dijo su madre por él juntando las
manos muy ilusionada.
—Estás preciosa.
—Oh —dijeron las mujeres del grupo antes de que la besara. Su padre
carraspeó y ellas les dieron codazos para que se callara, pero Roxy no se dio
espectacular.
Gimió girándose hacia su prima Anne que se había cortado sus rizos
castaños por la barbilla haciéndola parecer más joven de los diecinueve años que
tenía. —No pasa nada. Saldremos de compras. —La miraron horrorizada. —
¿Qué? ¡Solo he tenido seis días para cerrar un caso y cambiar de ciudad! Por
cierto, vámonos que tenemos que estar en casa cuando llegue el camión con mis
cosas.
—¿Y por qué traes la maleta? —preguntó su madre.
—Por mis armas. —Su madre puso los ojos en blanco. —¿Qué? No
podía dejar que vinieran en el camión.
—Hija, cuando veas la limusina que hemos encargado para tu gran día…
derrite en la boca y…
que no les veía y hasta se había perdido las navidades por acabar el caso. —Es
que tenemos detalles que hablar y… Pero podemos hacerlo después. ¿Verdad
que sí, amor?
Wilder reprimió la risa. —Claro que sí. Ahora tenemos todo el tiempo del
—Trabajando, cielo. Como todos los demás. Les verás esta noche en la
barbacoa de bienvenida en nuestra casa —respondió su padre.
todos los noticiarios —dijo su padre orgulloso—. Que su mujer que trabajaba en
esa peluquería fuera su cómplice nos dejó con la boca abierta. Y lo de ese
—David, papá.
habitación y a partir de ahí todo fue a peor. Eso es lo que nos contó la hermana
de la madre adoptiva cuando fui a Denver.
Todos rieron por lo bajo y ella bufó. —Parte era de una herencia de
hermana les prestó doscientos mil para que pagaran la casa del todo. Ellos se lo
iban devolviendo poco a poco. Y por si no lo has visto tampoco, en el pen de
Piolín…
—Hija, ya sabía yo que estabais hechos el uno para el otro. Cuando preguntó por
cómo estabas después de que te hirieran en los Ángeles, me di cuenta enseguida
Jadeó indignada mirando a su novio que rió por lo bajo. —No es cierto.
Dile la verdad.
—Ya la sé. ¡Y tenía razón! —protestó su madre—. Con las notazas que
tenías, podías haber trabajado en lo que quisieras, pero tú no. Tienes que hacer
las cosas más difíciles para probarte. ¡Menos mal que nuestro chico fue a poner
—¿Tú no tienes clase? —Roxy entrecerró los ojos. —No estarás pirando,
¿verdad?
—¡No sabes ni en el día que vives! Hace tres días fue Nochebuena. No
definitivamente renunciaría a todas las navidades porque eso significa que vas a
estar conmigo el resto del año. —Roxy sonrió. —Empezaremos el año todos
juntos —dijo su madre emocionada—. ¡Y con boda! Una boda en fin de año.
¡Qué bonito!
esta noche —dijo como si fuera una orden haciendo que levantara sus cejas
rubias.
—¿Ya empiezas?
—Sí.
Pareció pensarlo antes de asentir. —Pues sí. Tengo unas ganas terribles.
Roxy entrecerró los ojos señalándola con el dedo. —¿Qué has dicho? —
Anne se sonrojó mirando a su tía pidiéndole ayuda con la mirada. —Mira,
guapa... ¡Tú a estudiar y deja eso del sexo para cuando yo te diga que puedes
tenerlo! ¿Me has entendido? ¡Cómo no saques todo sobresalientes, me vas a oír!
a sus clases!
con el coche.
pegar cuatro gritos. —Esa es la cara que debí poner yo cuando me dijiste que
presentabas la solicitud en el FBI. —Sonrió cogiéndola de la mano. —Tranquila,
mejor pagado.
Sentada entre las dos ni las escuchaba dándole vueltas y sus ojos se
fueron cerrando sin darse cuenta con el movimiento del coche.
Los cuatro miraron a Roxy que sentada aún en el coche, tenía la cabeza
totalmente grogui.
un lado a otro antes de reír por lo bajo. —Menos mal que hace un frío que pela y
miró hacia la casa con las manos en jarras. —Cariño, ¿esta es tu casa?
Movió la cabeza de un lado a otro sin poder creérselo y salió del coche
cerrando la puerta. —Sí, cielo. ¿Te gusta?
su prometido no le pegaba nada. —¿Tú te has comprado esta casa? ¿La has
comprado tú solo?
tenido nada que ver—. ¡Y está cerca del campus! —Él se acercó y la cogió en
brazos sorprendiéndola. —¿Qué haces?
—Seguir la tradición.
en la siesta.
—El jefe me ha llamado para decirme que estabas de vuelta y tenía que
verlo con mis propios ojos. Bienvenida a casa.
dejándola en el suelo.
de menos.
—Sí, lo he notado por todas las llamadas que me has hecho estos últimos
seis meses.
—Eso es cierto, hijo. Menos mal que eso ha quedado atrás y ahora va a
llevar una vida mucho más tranquila. —Le cogió por el brazo metiéndole en el
salón. —Cuéntame. ¿Sigues con ese chico tan guapo que trajiste a cenar en
Nochebuena?
después de la boda.
Alguien carraspeó tras ellos y Roxy gimió cerrando los ojos antes de
volverse para ver allí a su prima que ya se había quitado el abrigo y les
observaba con los brazos cruzados. —Mira por donde voy a estudiar
criminología.
—Mira, dentro de dos años hablamos de esto si quieres, porque eres tan
cabezota como tu prima. Mientras tanto como dice Roxy estudiarás para
otra especialidad!
pues ya está todo hablado. El profe ha dicho que no. Hala, a comer que tengo un
hambre…
—Dictadores.
—Ya, ya…
Miró sus ojos azules y apretó los labios. —Es un trabajo que no te da
demasiadas satisfacciones, Anne. Ves el horror día a día y cuando lo has
combatido y has detenido al culpable, te das cuenta de que todo el sufrimiento
sigue ahí porque no has podido salvar a las víctimas. Y te asignan otro caso
donde la tensión por atraparle vuelve a empezar. Es como estar dentro de una
rueda de hámster corriendo para llegar siempre al mismo punto, ¿me entiendes?
aseguro.
que no me podría sacar. No te voy a negar que a veces hay emoción porque estás
en serio. —Anne apretó los labios y Roxy sonrió acariciándole el mentón para
levantar su cara. —Sé que lo pensarás. Le darás mil vueltas con los pros y los
levantando su vaso.
—¡Por la familia!
Capítulo 9
con tus modales en la mesa. —Hizo una mueca. —O en el sofá en este caso.
alrededor para ver a Wilder entrando en casa con una bandeja de perritos
encogió de hombros y dijo con la boca llena. —Éste ya está pillado. —Soltó una
—Sí que me ha visto. En la comida. —Su amigo puso los ojos en blanco.
—Qué pijo te has vuelto. —Le observó de arriba abajo. —¿Qué tal en el trabajo?
¿Tu padre sigue torturándote?
Jadeó mirándole con asombro. —¿Eres socio del despacho? ¿Por qué?
—¿De verdad? Mira que como me aburra, puedo ser muy pesada. —Él se
—Se han acabado. Como todo lo demás. Tu padre está a punto de llamar
antes de la boda. Algo redondo que se pone en el dedo. Suele llevar algo que
parece cristal encima.
práctico.
no puedo vivir sin ti. —Sonrió con ganas de estrangularle porque tenía la
—Sí, hija. Sí que lo hemos elegido —dijo su madre con una sonrisa de
oreja a oreja acercándose con una bandeja de bizcochos cubiertos de chocolate
—. Te va a encantar.
—¡Bizcochos! —Se tiró a la bandeja cogiendo uno en cada mano y
Wilder cogió uno. —Coge Charlie, están muy buenos.
—Es para que cuando se entere de que me iba a casar con otra no me
chocolate cuando Wilder se puso ante ella sin nada en las manos. —Cariño,
Wilder arrodilló una pierna ante ella y cogió su mano. Hizo una mueca al
Wilder reprimió la risa. —Sí, pero es que no había hecho esto y no quería
que te lo perdieras.
tiempo y nunca he podido olvidarte, nena. Quiero que lo recuerdes cada vez que
lo veas. Este anillo significa mucho para mí, pero sobre todo significa… que al
pie con él y varios silbaron cuando la cogió en brazos. Todavía llevaba el otro
bizcocho en la otra mano y se lo tendió a Charlie antes de despedirse.
—Está bien saberlo. ¿Así que no tengo que controlarme cuando quiera
gritarte?
nuestra luna de miel. México, allá vamos… —Miró hacia la puerta y vio a dos
hombres vestidos de negro mirando a todos lados como si buscaran a alguien.
mano para caminar hacia ellos. Se enderezaron al verles y uno dio un paso
misma familia. Lo sabemos por el ADN, pero no les hemos identificado porque
Roxy se le cortó el aliento abriendo el expediente y cerró los ojos al ver los
Casi salieron pitando y Wilder apretó los puños girándose hacia ella. —
Nena…
piscina.
ese momento y se sirvió una taza de café. Se acercó y ella se lo comió con la
mirada mientras cogía el periódico y leía el titular levantando una de sus cejas
negras. Estaba guapísimo con esos pantalones negros y su camisa blanca que
resaltaba el bronceado que había adquirido en sus dos días en México. —Nena,
—¿Y tú no?
desayuno.
—Cariño, te has casado con una mente privilegiada que no domina las
artes culinarias. No me fastidies, Wilder. En el FBI no freía huevos con beicon.
—Pues sí, por favor… O tendré a mi madre aquí todos los días con tápers
La miró divertido. —Desde que has llegado tú, duermo mucho menos. Te
lo aseguro.
otro mordisco a la tostada. —Tengo que irme. Tengo una reunión con mi
ayudante por su tesis.
—Ja, ja. —Se agachó y le dio un beso en los labios. —Te quiero —
susurró mientras se alejaba.
—Nena hay clases de cocina por internet. Dicen que relajan mucho.
—No cuela.
—¿Serás sincero?
—Brutalmente, ya me conoces.
Sonrió radiante. —Genial. Dales caña, cielo. ¿Hace cuánto que no haces
durante mucho tiempo. ¿Y ahora qué hacía? Porque ni de broma iba a dar cursos
de cocina. Si su madre no lo consiguió no lo iba a conseguir él. Odiaba pasar dos
horas en la cocina para consumirlo en unos minutos. No, eso no iba con ella.
veces por semana y como Wilder no pasaba mucho tiempo en casa antes de
casarse, era más que suficiente. Pero había que comer todos los días… Se
mordió el labio inferior. Igual debería hablar con ella.
Con curiosidad lo leyó a toda prisa y dejó caer la mandíbula porque le había
puesto una B. Eso no podía ser. ¡Ese examen no se merecía una B! ¡Al menos
resto y asombrada los dejó sobre la mesa. ¿Qué diablos estaba pasando allí?
Entrecerró los ojos. ¿Se habría ablandado? ¿Su Wilder? ¡No! Eso no podía pasar,
su deber era darles caña para que aprendieran. Éste se iba a enterar.
—Ni de coña.
—No te va a comer.
—¡Oh, por Dios! ¡Qué tienen las manos atadas con una cuerda
tradicional!
Mathews.
suelto hasta la cintura parecía una estudiante más. —Es que echaba de menos tus
clases, cielo.
—Eso es evidente. Mi esposa fue alumna mía hace cinco años —explicó
a sus alumnos.
Roxy le miró con horror. Ese tío no tenía ni idea. Se levantó y le gritó —
—Sí, porque parece que has perdido las energías para tratar con estos…
—Gruñó pasando ante Calvin que la miró asustado. —¡Mejor me callo lo que
los golpes.
—¡Exacto! —Abrió los ojos como platos. —¿Es la única que ha leído el
Él levantó una ceja sin mostrar nada y ella siguió pegando gritos como si
Wilder la miró a los ojos. —Estoy algo cansado, ¿de acuerdo? Desde que
por ello!
—Puede dar la clase ese que es tu ayudante. El de la tesis. ¿No era quien
te sustituía?
La miró fijamente. —Puede que funcione. Pero solo hasta que te quedes
embarazada.
—Pero la de mañana sí. Me muero por verles las caras cuando se lo diga.
¡Ja! Será genial. ¡No sabrán quien llega hasta que se cierra la puerta y zas!
Vamos a tener los mejores estudiantes de la universidad.
—Faltaste a una.
—Tenías la gripe.
me vuelves loco.
—¿Sabes que una vez soñé que me lo hacías en esta misma mesa? —
susurró a su oído.
la boda.
En casa se aburriría como una ostra. —Verá, antes de que llegara he estado
—Nena…
—Pues que mi marido está cansado. Los libros, las clases y los casos
para seguir en el candelero le están pasando factura. Pero tranquilo, que hemos
descansar un poco y tendrá tiempo para escribir más Best Sellers que le dan la
popularidad. —Se cruzó de brazos como él. —¿Qué opina?
echó a reír de una manera tan falsa que tuvo que disimular su desprecio. —Claro
que puede dar clases su mujer mientras usted sea el titular. No hay problema. Es
un activo muy importante en esta facultad y cualquier cosa que necesite
podemos hablarla.
—¿Ves, cariño? —dijo ella como si fuera tonta—. Sabía que te apoyaría
—Claro que sí. Estoy aquí para apoyar a mis profesores y más aún a un
hombre que ha demostrado su valía de sobra. Dígame, ¿qué más quiere? ¿Algo
marido que divertido la cogió por los glúteos. —Nena, eres un peligro.
—Ahora lo compartimos todo —susurró enamorada.
—Joder, preciosa. Menos mal que has vuelto —dijo en voz muy baja
mirándola a los ojos—. Me estaba volviendo loco.
Capítulo 10
echó a reír al ver la cara que ponía y asombrado la miró a los ojos. —Joder, ya
era hora. —La cogió por la cintura sentándola sobre él antes de darle un beso
control.
por eso has ido al médico? ¿Por qué no me has dicho nada?
—Júramelo, nena.
mirándole de reojo—. ¿Cómo que no ha ido a dormir? ¿Qué dicen sus amigas?
—Apretó los labios escuchándola. —No te preocupes, ¿vale? Dile a la tía que la
dormir?
estuvieron ayer en la biblioteca con ella y que después tenía trabajo. No fue a
dormir.
—Nena…
objetivo.
pone feo las recogeremos de la que vamos a su trabajo. —Abrió la puerta del
cuando se sentó a su lado juró por lo bajo. —Ese antro en el que trabajabas…
—Me daba tiempo para estudiar por las tardes. —Le miró asombrada. —
¿Sabías dónde trabajaba?
Él apretó el volante. —Claro que lo sabía.
¿Dónde estará? A la tía Marta le va a dar algo como no aparezca pronto. Nunca
—Estará con algún tío. —Le cogió las manos y la miró de reojo. —Nena,
dame posibilidades.
—Secuestro.
—En los últimos cinco años has estado muy ocupada. Y desde que nos
casamos también. Y ella. Casi no la conoces, Roxy —dijo fríamente apartando la
Apretó los labios porque sabía que tenía razón. —La primera
probabilidad es que se haya ido de juerga y se haya quedado con alguien sin
darse cuenta de la hora.
aire fue hasta la recepción donde una mujer estaba hablando por teléfono. —Soy
la agente Mathews del FBI.
noche?
—Tienen hasta las doce para llegar y no. No revisamos sus habitaciones
estuviera hecha porque siempre tenía que despertarla. Me avisó porque habían
estado estudiando juntas en la biblioteca y no le había dicho que hubiera
Roxy apretó los labios antes de mirar a Wilder que le hizo un gesto. —
¿Habitación?
—Ciento veintisiete.
llegaron al segundo piso vieron a varias personas hablando con Claudia que
compromiso y parecía buena chica. —¿Qué hace toda esa gente ahí? —preguntó
—Preguntan por Anne. —Les miró preocupada con sus preciosos ojos
—Quiero ayudar.
tía había hablado con ella pidiéndole su opinión. Había sido tajante. Ni de broma
niña que era en ese momento. La siguiente serás tú, le había dicho. Apretó los
puños volviéndose para ver a Claudia entrando con su marido. —Si la estás
protegiendo de algo no le estarás haciendo ningún favor y nos harás perder el
—A las cinco y media. Entraba a las seis. Como tú cuando trabajabas allí.
Suspiró del alivio pero la chica protestó —¡Dicen que no tomaba drogas!
—Las de segundo año. Era una buena chica, como Anne. La primera de
su clase.
libretita que había allí. —Muy bien. Así que la última vez que la viste fue a las
de la biblioteca y se fue.
se le había olvidado por completo. Dijo que no era lo que necesitaba y que no
iba a perder el tiempo con algo que no iba a llegar a ningún sitio.
—¿Nombre?
—David… Bronson, creo. Estudia derecho también. Aunque se pasa todo
el día de juerga, así que ha sacado el semestre pasado por los pelos.
lugar de moda entre los estudiantes del campus. Vais mucho, ¿no?
Wilder cogió uno de los libros y se lo mostró a Roxy que entrecerró los
que erais pareja. Aunque últimamente decía que igual escogía otra especialidad.
—Bien.
La chica salió a toda prisa y Roxy entrecerró los ojos. —Cariño, no había
terminado.
estaba impecablemente limpio y ordenado en las dos partes. Claudia también era
cuidadosa con sus cosas. El edredón estaba como recién puesto y cada cosa en su
sitio. —¿No es la habitación de estudiantes más limpia que has visto? —Pasó el
limpia en un caso así, es que suele tener algo que ocultar. Las sábanas de las dos
Roxy apretó los labios y abrió la puerta. Claudia intentaba escuchar y les
miró nerviosa. —Pasa.
residencia.
Roxy se cruzó de brazos. —Al grano.
—Solo unas pizzas y unos porros. Como Anne no llega hasta las doce y
—¿Cuándo se fueron?
—Cuando tenía que llegar Anne —dijo Wilder—. ¿Se cruzaron con ella?
—¿John es tu novio?
—Sí, porque sabía que la supervisora entraría y vería las cajas de pizza y
lo demás.
Wilder reprimió una sonrisa saliendo tras ella que estaba furiosa. Bajaron
los escalones mientras Roxy refunfuñaba por lo bajo que la juventud estaba
perdida. —Nena, no ha hecho nada.
—Anne tiene dos dedos de frente. Además, tiene una influencia mucho
más poderosa.
—Tú eres el espejo en el que se mira. Ha seguido tus pasos en todo. —Se
—Le dije que después del instituto sus vidas se separarían. Que no se
atara tan pronto. Y no estaba enamorada. Solo dudaba si dejarse llevar como las
demás.
universidad.
toda prisa sacó el móvil. —Ella no tiene tu carácter, nena. No es tan cabezota
como tú. Se deja guiar por ti y aprende de tus errores.
porque es relevante!
—Vaya, gracias.
teléfono al oído.
—¿No contestan?
Wilder puso los ojos en blanco. —Si no sabes cómo se llama, ¿cómo
sabes que no ha ido a clase?
tienen suplentes? —Juró por lo bajo mirando a Wilder. —¿Y qué profesor ha
apuntar. Cuando los apuntó todos sonrió. —¿No sabrá las edades que tienen para
eliminar? —Empezó a tachar las mujeres y los mayores de cuarenta años. Le
quedaron dos. —¿Y sabe si alguno está casado? ¿No? Bueno, ¿y la dirección de
—Pasa por casa que necesito la pistola —dijo con ganas de matar.
buscaran una dirección. Su marido aparcó ante el bar que ya tenía gente por los
coches que había en el aparcamiento a pesar de que estaba nevando con fuerza.
Apuntó la dirección mientras su Wilder le abría la puerta del coche. —La tengo.
Capítulo 11
Entraron en el local y Roxy apretó los labios porque hacía cinco años que
—Ven —dijo cogiéndole del brazo para que le siguiera hasta la puerta
que ponía privado. Era el despacho del jefe. Ni llamó a la puerta metiendo la
Se echó a reír levantándose y mostrando que a pesar de tener sesenta años seguía
tu marido?
Clod entrecerró sus ojos castaños dándole la mano. —¿No nos hemos
visto antes?
—He venido un par de veces por aquí.
—Claro, niña. Es más puntual que tú. Tiene que estar a punto de llegar.
—Miró el reloj de la pared. —Quedan unos veinte minutos. ¿Queréis tomar algo
mientras esperáis?
Roxy apretó los labios. —No contesta al teléfono y ayer no fue a dormir
a la residencia.
chica. Estaban pasados de cervezas. —Se pasó la mano por su barbilla. —Pero
—¿Es de fiar?
—No. Ni por asomo. Está felizmente casado desde hace años. Y nunca
he escuchado nada de mis compañeras y tuve muchas en los años que trabajé
—Nunca te vi.
—Estarías descansando.
—Ya.
con un chico enorme. —Es Justin. Vigila el local. —Le hizo un gesto al chaval.
Roxy se tensó por la cara de su jefe, que se cruzó de brazos como cuando
—No le vi muy bien porque llevaba gorro. Y además hacía un frío que
pelaba. En cuanto salió Roxy y la vi subir al coche, cerré la puerta.
Justin lo pensó unos segundos. —Creo que era gris, pero no puedo
asegurarlo.
caer la mandíbula del asombro y Clod sonrió. —Sí, guapa. Fue en tu último año.
Se quedaba sentado en el aparcamiento. ¿Recuerdas a Susan?
—Sí, la camarera.
hacía metido en el coche y se asustó un poco. Así que al día siguiente salí con el
bate de beisbol para hablar con él. Me explicó que era agente del FBI y que
estaba en plena investigación. Que no dijera nada. Yo por supuesto al ver sus
credenciales cerré el pico y le dije a Susan que no hablara de esto con nadie. —
Rió por lo bajo. —Ahora estoy seguro de que te esperaba a ti.
—Bueno, pues lo hacía todas las noches. —Frunció el ceño yendo hasta
su mesa y abriendo el cajón. —Menos los jueves, creo recordar. ¿Tú cuándo
descansabas?
teléfono y sabes que siempre veo los más buscados. Chica, está claro que el que
la sigue la consigue. Al final se casó contigo —dijo a punto de partirse de la risa.
—Espero que esté bien. Tiene pinta de que se ha ido con algún conocido.
hamburguesa de Washington.
Salió del local y se puso los guantes colocándose al lado de Wilder que
trajera la bici.
gasolinera—. Vamos nena, hace un frío que pela y no quiero que te pongas
enferma.
que estaba detrás. —¡FBI! Las cintas de videovigilancia de ayer por la noche.
Ella giró la cabeza para mirarle a los ojos fríamente. —Otro que estudia
derecho. ¿Quieres que te detenga por obstrucción? —El chico negó con la
cabeza. —¡Las cintas! —gritó sobresaltándole.
estoy!
—¡Tengo tanto como tú! —dijo siguiendo al chaval hasta una puerta
donde había unas pantallas de televisión y donde se veían imágenes de los
alrededores de la gasolinera. Señaló una pantalla—. Necesito las de esta cámara.
Ayer por la noche. Doce y media.
interesante.
cogió el ratón y le dio a avanzar. Las imágenes se sucedieron unas tras otras de
coches entrando y saliendo del local. Según el reloj eran las once de la noche, así
que avanzó la imagen hasta las doce y veinticinco. Vieron como un coche gris se
ponía ante la puerta. —Es ese. —Su marido se agachó a su lado. A Roxy se le
Roxy se quedó de piedra y giró la cabeza hacia Wilder que hizo una
Charlie!
Su marido forzó una sonrisa mirando al chaval que tenía una memoria
USB en la mano. —No será necesaria. Pero gracias. —Se volvió diciendo por lo
explicaciones y fueron hacia el ascensor. Ella pulsó el botón con un golpe seco y
de su amigo golpeando con fuerza con el puño. —Estamos aquí por Anne. —
—He hecho pellas. Charlie tenía el día libre y hemos decidido no pegar
palo hasta la cena de esta noche —dijo con descaro. Fue un alivio verla bien,
pero fue precisamente verla tan bien lo que la sacó de sus casillas.
—Claro que sí. Siempre la cubro a ella. —Perdió parte del color de la
—Me dijo que no pasaba nada. Que Claudia no diría que no había
dormido allí e iba a llevarla a la cena de esta noche. Siento que te preocuparas,
pero necesitaba hablar y no vi nada malo en ello.
—¡Mira chaval, cantas ahora mismo o te retuerzo tanto las orejas que te
van a llegar hasta los tobillos!
—Nena…
—Te has metido solito. Como hace cinco años, ¿a que sí?
—Te conocía muy bien, Roxy. Mucho mejor que yo. —Le miró sin
—Te dijo que no entraras precisamente para que lo hicieras. Fue él quien
se encargó de que nos convocaran e hizo que entraras en la Agencia usando sus
contactos. Ya estabas dentro desde el principio.
minuto uno. ¡Tú hiciste que me enviaran a los Ángeles porque querías
deshacerte de mí! —gritó desgarrada.
Wilder cerró los ojos pasándose la mano por ellos antes de mirarla. —No
fue así.
—¿Y cómo fue? ¡Sabías que estaba loca por ti, pero que no resistiría que
—Te llevo casi once años. Había vivido demasiado para estar contigo.
llenaron de lágrimas. —¡Y yo pensando todos estos años que había sido una
idiota porque todo lo que me habías dicho ese día era cierto! —Las lágrimas
corrieron por sus mejillas. —Creía que te preocupabas por mí y que no querías
perderme cuando era todo lo contrario. —Sonrió sin ganas. —Te hubieras casado
con esa si no hubiera sido porque me volviste a ver, ¿verdad? ¡Ya me había
hasta te espiaba al salir del trabajo! Creía que me estaba volviendo loco porque
nunca me había sentido así. ¡Tenía que hacer que te fueras en cuanto terminara el
Me manipulaste. Los casos del FBI, la publicidad que me dio Charlie… todo fue
deliberado desde la mitad del semestre… y todo para deshacerte de mí. —Dio un
paso atrás. —Tú no me has querido nunca.
estos meses creyendo que por mi culpa no habíamos estado juntos? —Le miró
como si no se lo creyera. —¿Qué hubieras hecho si no llego a irme?
reunión en su despacho había sido mentira. No tenía pensado quedarse con ella
mostrar el daño que le hacían sus palabras mientras una lágrima recorría su
mejilla.
—Cuando te dispararon…
sientas.
—Nena…
—No digas eso. —Intentó cogerla por los brazos, pero ella le dio un
puerta. —Por cierto, ¡quiero el divorcio! —Salió del piso dando un portazo y
Wilder se tapó los ojos con la mano.
Apretó los puños impotente. —Sí, todo fue culpa mía. Le dije lo que
por ella.
Capítulo 12
llorar a solas. No se lo podía creer. Con todas las veces que le había dicho que
era culpa suya haber estado separados ahora descubría eso. Se sentía humillada.
Había jugado con ella como le había dado la gana. Ahora lárgate, ahora vuelves
él se había ido esa mañana y cerró los ojos apoyando las manos sobre la
encimera. Menuda estúpida. Hasta ese embarazo había sido idea suya. Estaba
claro que era mucho más listo que ella porque ni se le había pasado por la cabeza
que todo lo que había ocurrido había sido planeado por él.
espejo.
nena… sé que tú no tenías la culpa de nada, pero sabía que me deseabas… ¡Me
—Intenté ser borde contigo en clase… Cada vez que querías verme en el
despacho provocaba que esas reuniones fueran en el aula para no estar a solas
Sentado ante tu casa me dije que aquello no era normal. Si estaba así sin tocarte
siquiera, no quería ni imaginar cómo sería si estuviera contigo. Me asusté, cielo.
—Así que me dije que tenía que conseguir alejarte de mí. Y para
demostrarme a mí mismo que podía hacerlo… que podía estar sin ti sin
preocuparme… Pensé en el FBI diciéndome que eras perfecta para la agencia.
Joder nena, sé que no lo entiendes, pero necesitaba alejarme de ti. No confiaba
para que le echaras un vistazo. Tenías razón, te sugestioné guiándote durante tres
meses para que cuando llegara la invitación del FBI estuvieras más que dispuesta
a escucharles, a pesar de que te había insinuado durante meses en clase que tú no
serías capaz de realizar una investigación así. —Golpeó la puerta. —Te aseguro
que no hay nada de lo que me arrepienta más, porque en la reunión con Curtis
me di cuenta de que había metido la pata. De que de veras iba a perderte. Intenté
dar marcha atrás, por eso te presioné con que no fueras. No quería que fueras,
cielo, y para intentar convencerte casi te seduje ofreciéndote una vida que en ese
presioné con la relación que podíamos tener, cuando sabía de sobra que si lo
hacía te perdería para siempre. O conmigo o el FBI. Cuando me dijiste que no…
Mi propia trampa me hizo perder lo que más deseaba. Por favor, abre la puerta.
comiéndome la cabeza contigo a todas horas para que me sueltes que te largas al
FBI!
Bueno, aquello ya era el colmo.
abrir de nuevo. —¡Ahora estamos casados y no puedes echarte atrás! ¿Sabes las
Roxy puso los ojos en blanco levantando las manos como pidiendo ayuda
—Joder nena, grítame. Sé que te mueres por gritarme que soy un idiota y
que hemos perdido cinco años por mi estupidez. ¿Qué querías que hiciera?
Intenté seguir con mi vida. Me iba a casar porque creía que había llegado el
momento y era algo seguro. —Le escuchó suspirar. —No esta montaña rusa que
siento contigo. ¿Pero sabes qué? Ahora daría lo que fuera por no perderte. Lo
que fuera, nena. Por eso acepté el trabajo en el FBI, aunque no quería atarme con
la agencia de nuevo. Ahora formas parte de mi vida y te juro por lo más sagrado
que haré lo que haga falta para que seas feliz a mi lado. —Se quedó en silencio y
ella fue hasta la puerta acariciando la madera. —Y hoy tenía que ser el día más
feliz de nuestras vidas, nena. Vamos a tener un hijo. —Ella iba a decir algo, pero
él la interrumpió. —Pero no quiero que te quedes conmigo por eso, preciosa.
Quiero que te quedes conmigo porque me amas y porque precisamente por eso
no puedes vivir sin mí. Porque yo no puedo vivir sin ti, nena. Eres lo más
importante de mi vida y estos meses han sido increíbles. —Roxy sonrió sin
puedes dejarme! ¡Además, me juraste hace unas horas que jamás me dejarías!
Ah, no. No iba a ceder tan fácilmente. La conocía muy bien y sabía que
—¡Ja! Eso te crees tú. ¡Te lo advierto, como vuelvas a Nueva York hablo
con el director general y me vas a ver más que en toda tu vida! ¡Tú sabrás lo que
—Joder. —Movió el pomo adelante y atrás con fuerza. Roxy levantó una
y que no tenía dinero para los billetes de avión. Me ofrecí a prestarles el dinero,
pero son tan orgullosos como tú. Pero le caí bien y me invitó a una barbacoa. Así
empecé a ir a su casa. Me dije que había sido un egoísta al hacer que te enviaran
diciendo que era por ellos, pero era por mí. Quería tenerte más cerca. Así que
cuando me llamaron… Me dio igual todo porque deseaba verte más que nada en
esta vida.
dijo indignado. Soltó una risita sin poder evitarlo—. Nena, dime que me
—¡Si veo algo raro, te seguiré! ¡Y me importa muy poco que te cabrees!
¡Ahora que sabes que soy así contigo, no voy a reprimirme!
para acariciar sus pechos desnudos. La miró a los ojos. —Nena, hacer el amor
sus labios llegaron al arco de su pie gritó sin poder evitarlo agarrándose a las
miró hacia abajo—. ¿No irás a…? —Gritó con fuerza levantando las caderas al
sentir su lengua sobre su sexo. Fue la sensación más maravillosa del mundo y
Wilder la sujetó de los glúteos para que no se moviera sin darle tregua. Cuando
su lengua acarició su clítoris se quedó sin aliento por el éxtasis que la traspasó de
pies a cabeza. Wilder besó su vientre acariciando sus caderas y la volvió boca
llenándola por completo y jadeó del asombro. —¿Te gusta? —preguntó con voz
ronca en su oído apoyándose en sus manos. Movió las caderas de nuevo y Roxy
se quedó sin aliento de placer—. Te gusta, ¿verdad? Soy idiota, ¿no es cierto? —
A mí me gusta más así. —Entró en ella con fuerza y Roxy pensó que se moría de
placer. Deseando que continuara alargó la mano hacia atrás y cuando entró de
nuevo en ella le arañó el trasero sin darse cuenta. Wilder perdió el control y con
la respiración acelerada la embistió una y otra vez. Todo su cuerpo se arqueó con
llegando al paraíso.
Roxy sonriendo abrió los ojos lentamente. —¿Te has quedado a gusto?
¿No te has reprimido? Porque si tienes que continuar…
Él rió antes de besarla de nuevo y cuando apartó sus labios la abrazó con
fuerza. —Lo siento, nena. Siento lo que hice. Haber sido tan idiota y hacerte
pasar por lo del FBI…
profesión como me enamoré de ti. —Se miraron a los ojos. —¿Sabes? Me acabo
—¿De veras?
—No estaba preparada para ti —susurró. Wilder cerró los ojos y ella
acarició su mejilla—. Tienes razón. Era demasiado joven y tú demasiado intenso
para mí. Demasiado mandón, demasiado apasionado… Hace cinco años hubiera
salido corriendo.
y tú ya estás preparado para lo que sientes por mí. Hiciste lo correcto. No era el
momento. —Le abrazó por el cuello. —Pero como me sigas de nuevo, te pego
un tiro.
Epílogo
flores en la mano ante la novia que iba del brazo de su padre. Apretó el brazo de
su marido. —No me puedo creer que esté haciendo esto —siseó sonriendo.
embobado. Había intentado una y otra vez que retrasaran la boda unos meses
esperando que ocurriera un milagro, pero nada. Su prima era más cabezota que
blanco antes de mirar a su prima que estaba realmente preciosa vestida como una
princesa. Hizo una mueca acariciándose de manera inconsciente su enorme
vientre. Wilder la miró fijamente mientras ella pensaba en esa relación. Puede
que no fueran como su marido y ella. Puede que hubieran tomado la decisión
correcta. Gimió interiormente viendo como cogía la mano de su novio. ¡Qué va!
¡Aquello era un error garrafal! Ni siquiera había acabado la carrera. Qué acabado
ni acabado, si acababa de empezar. Con unas notas buenísimas, por cierto, pero
eso no importaba. Como ese tío le hiciera daño, se lo cargaba. Vaya si se lo
de oreja a oreja porque ya estaba controlándola otra vez. Qué mono. Tenía que
empezar a relajarse con ella porque si no le iba a durar poco y la dejaría viuda
con cuarenta años. Últimamente estaba algo exaltado con eso del parto. Aunque
puede que se relajara cuando llegara el niño. Soltó una risita recordando cómo le
marido ya no solo fruncía el ceño si no que apretaba los labios. Vaya, ahora sí
que estaba con ganas de gritar cuatro cosas. Y seguramente una de ellas sería nos
vamos al hospital. Ya era mala suerte que su prima escogiera ese día para
casarse. Precisamente cuando salía de cuentas. Gruñó mirando al novio. Pero por
supuesto la culpa había sido suya. Hay que aprovechar que mis padres pueden
venir en esa fecha, recordó que había dicho. En lugar de esperar a las vacaciones
de Navidad como ella había sugerido. Ya habría parido y estaría más cómoda.
Leche, cómo hacían daño esos zapatos. Pero no le extrañaba, tenía los tobillos
Madre, ¿su boda había sido tan aburrida? No, qué va. Era ese cura que se
enrollaba como las persianas. Distraída miró a su alrededor. Al parecer el novio
tenía muchos conocidos. Eran el doble de invitados que los de su familia. Vio
que su madre la miraba de reojo y le guiñó un ojo para que viera que todo iba
bien. Volvió a mirar a los invitados del novio por si conocía a alguien. Aunque
eran de California, pero puede que le sonara alguno de cuando estuvo en los
Ángeles. Su mirada pasó por los invitados y frunció el ceño al ver a un tipo con
barba blanca que estaba al lado de una mujer con pamela rosa. Debía tener unos
cincuenta años y tenía el cabello muy blanco. Parecía Papá Noel, aunque con la
barba recortada. Eso le recordó un tipo que se buscaba en Wyoming. Le había
Apostaría a que era él. Mierda, no tenía su móvil para cerciorarse. Miró a
Claudia y susurró —¿Tienes el móvil? —La miró como si estuviera loca. —Con
decir que no ya valía.
El cura abrió los ojos como platos cuando la vio pulsar letras en el móvil
sin ningún disimulo. Anne la miró asombrada. —Rox deja el móvil. ¡Me estoy
casando!
Wilder y levantó una ceja volviendo el móvil para mostrarle una foto. Al ver el
se busca en negrita parecía que no se lo podía creer. Roxy le miró interrogante y
golpe llevándose a la de la pamela rosa por delante antes de correr por el pasillo.
hecho?
—Nena…
—No, tengo que ir al baño. Léele sus derechos. No se nos escape por una
chorrada. —Se volvió a toda prisa. —Padre como se llame, ¿dónde está el baño?
—Ven por aquí, hija. ¿Así que trabajas en el FBI? Qué interesante.
Cuando Roxy volvió al altar su marido hablaba con el novio al lado del
Ella le abrazó por la cintura. —Cariño, ¿no te has dado cuenta? Estoy de
parto desde esta mañana. ¿Me estás desatendiendo?
En ese momento llegaron los del FBI y los invitados les señalaron el
quedado fuera y dijo —¡Me voy en un taxi! Corrió por la acera levantando el
brazo con varios invitados detrás, entre ellos sus tíos que estaban aún con la boca
abierta.
pasará nada.
—¡Mi marido no está nervioso! ¡Tiene nervios de acero! ¡Es agente del
FBI!
—Exacto. No dejaría que nada te hiciera daño porque te amo por encima
de todo. —Él cerró los ojos como si sus palabras fueran el mejor regalo del
—Te amo, preciosa. Sé que he hecho mil cosas mal pero no dudes que te
quiero por encima de todo.
Roxy sonrió. —Pues entonces estoy lista para cualquier cosa. Incluso
para conocer a mis suegros, que ya era hora.
como yo.
FIN
Sophie Saint Rose es una prolífica escritora que lleva varios años
publicando en Amazon. Todos sus libros han sido Best Sellers en su categoría y
tiene entre sus éxitos:
1- Vilox (Fantasía)
34- Me faltabas tú
54- La portavoz
55- Mi refugio
57- Te avergüenzas de mí
58- Te necesito en mi vida (Serie época)
5. No cambiaría nunca
6. Lo que me haces sentir
1. Elizabeth Bilford
2. Lady Johanna
3. Con solo una mirada
4. Dragón Dorado
5. No te merezco
6. Deja de huir, mi amor
7. La consentida de la Reina
8. Lady Emily
9. Condenada por tu amor