Resumen Contratos Parte General Barbier Rocca
Resumen Contratos Parte General Barbier Rocca
Resumen Contratos Parte General Barbier Rocca
Es evidente la mayor rigurosidad con que la ley recepta a los contratos gratuitos y que
reafirma, en última instancia, lo que venimos diciendo. Puede verse en tal sentido desde la
solemnidad absoluta en materia de donación de inmuebles hasta el hecho de que sean
pasibles de las acciones de reducción o colación. Se trata de reglas que desalientan su
realización.
(iii) Efectos de la clasificación legal
Solo se aplica a los contratos onerosos el vicio de lesión, la obligación de saneamiento (art.
1033) y los vicios redhibitorios (art. 1051). En materia de interpretación, el artículo 1068 del
CC -expresiones oscuras- prevé que en el caso de los contratos gratuitos se la debe
entender en el sentido menos gravoso para el obligado, mientras que si es oneroso en el
sentido que produzca un mayor equilibrio para las partes.
Esta clasificación también puede ser relevante para el ejercicio de la acción revocatoria
según lo prevé el artículo 339, inciso c, o por ejemplo para proteger a un subadquirente de
buena fe y a título oneroso de cosas registrables frente a los efectos reipersecutorios de la
acción de nulidad (art. 392).
3. Contratos conmutativos y aleatorios
(i) Concepto
Dispone el artículo 968 del Código, que son contratos conmutativos aquellos en los cuales
las obligaciones mutuas están determinadas de una manera precisa; se suponen
equivalentes desde el punto de vista económico. (ej.: la compraventa).
Los contratos aleatorios implican que las ventajas o las pérdidas dependen, para al menos
una de las partes, de un acontecimiento incierto. (ej.: renta vitalicia)
Los contratos conmutativos y aleatorios son una subespecie dentro de los contratos
onerosos.
(ii) Efectos
Como regla general solo los contratos conmutativos están sujetos a resolución o reducción
de las prestaciones por lesión, pues en los aleatorios las partes asumen el riesgo de que el
contrato pueda resultar desventajoso. Por excepción, puede admitirse la aplicación de la
lesión también a los contratos aleatorios cuando la diferencia de las contraprestaciones sea
de tal carácter que ni el alea pueda justificarla. Se pone como ejemplo de este último caso un
contrato oneroso de renta vitalicia y se trae a colación la transferencia de un inmueble cuyo
precio se paga con una renta vitalicia, y el monto de ella es inferior al valor locativo del bien.
(No entendí un carajo )
Por su parte, expresa la parte final del artículo 1091, la imprevisión sólo se torna aplicable a
los contratos aleatorios “si la prestación se torna excesivamente onerosa por causas
extrañas a su alea propia”.
4. Contratos formales y no formales
(i) Concepto
Prevé el artículo 969 del Código Civil y Comercial: Los contratos para los cuales la ley exige
una forma para su validez, son nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha. Cuando la forma
requerida para los contratos, lo es sólo para que éstos produzcan sus efectos propios, sin
sanción de nulidad, no quedan concluidos como tales mientras no se ha otorgado el
instrumento previsto, pero valen como contratos en los que las partes se obligaron a cumplir
con la expresada formalidad. Cuando la ley o las partes no imponen una forma determinada,
ésta debe constituir sólo un medio de prueba de la celebración del contrato.
(ii) Los contratos no formales
Tal como surge de la última parte del artículo antes transcripto y también del artículo 1015
del código que sienta el principio rector en esta materia: “Sólo son formales los contratos a
los cuales la ley les impone una forma determinada”. De modo que la regla es la libertad de
formas y la libre elección por las partes de los modos de exteriorizar su voluntad.
(iii) Los contratos formales
- los contratos sujetos a formas absolutas cuya inobservancia priva al acto de cualquier
efecto jurídico;
- aquellos para los que se exigen formas relativas cuya omisión hace valer el contrato como
un compromiso para las partes de cumplir con la formalidad pendiente;
- los contratos que tienen previstas formalidades con fines probatorios.
5. Contratos nominados e innominados
(i) Concepto
Son contratos nominados los que están previstos y regulados en la ley. Son los contratos
con mayor tradición y frecuencia. Están especialmente regulados por el código y también por
leyes especiales (ej.: contrato de seguro). Esta regulación tiene la única finalidad de facilitar
el tráfico negocial y de orden, ya que en la esfera contractual rige el sistema de numerus
apertus, por la autonomía de la voluntad de los particulares.
(ii) Texto legal
Dispone el artículo 970 del Código Civil y Comercial:
Los contratos son nominados e innominados según que la ley los regule especialmente o no.
Los contratos innominados están regidos, en el siguiente orden, por: a) la voluntad de las
partes; b) las normas generales sobre contratos y obligaciones; c) los usos y
prácticas del lugar de celebración; d) las disposiciones correspondientes a los
contratos nominados afines que son compatibles y se adecuan a su finalidad.
(iii) Acerca de la calificación empleada por el legislador
La calificación empleada para formular la distinción puede inducir a engaño por lo cual la
doctrina suele utilizar los teminos “típicos y atípicos”, según su régimen se encontrara o no
disciplinado por ley.
(iv) Regulación de los contratos innominados o atípicos
elementos de qué contratos nominados, compatibles con la finalidad perseguida por las
partes, presenta el vínculo sometido a estudio.
En caso de advertir que prevalecen elementos de un determinado contrato, cabe aplicar el
criterio de la absorción y adoptar sus normas para la integración. En cambio, de verificarse
que existen varias prestaciones principales que corresponden a varios contratos nominados,
se hará presente el criterio de combinación: permitirá entonces al juez construir las normas
aplicables al caso y tomar los elementos de los distintos tipos contractuales aplicables.
(v) Contratos con tipicidad social
Se presentan en la práctica numerosos casos de relaciones contractuales que no están
nominadas en los códigos o las leyes especiales pero son conocidas por la propia realidad
negocial y adquieren caracteres propios. Suele identificarse en este grupo, como ejemplo, al
contrato de garaje; pero lo cierto es que, antes de ser reconocidos como nominados, muchos
contratos transitaron este camino. Sirve el ejemplo de los bancarios o algunos de
comercialización, como el de distribución, el leasing o la franquicia.
Lo trascendente del punto es la gran importancia de los usos y prácticas del lugar de
celebración como norma integradora. Esta pauta va a jugar un rol central especialmente
entre los contratantes habituales de un determinado rubro.
(vi) Contratos conexos
El Código Civil y Comercial define los contratos conexos en el artículo 1073 como aquellos
contratos autónomos que se hallan vinculados entre sí por una finalidad económica común
previamente establecida, de modo que uno de ellos ha sido determinante del otro para lograr
el resultado perseguido.
Los contratos conexos tienen como característica la coexistencia de dos o más contratos con
una finalidad económica común: un único negocio fraccionado jurídicamente. Intervienen
normalmente más de dos sujetos pero uno de ellos tiene una posición dominante. Sirven
como ejemplos los contratos de medicina prepaga, de tarjeta de crédito o de los
denominados paquetes turísticos.
En estos casos, los contratos no pierden su individualidad en lo que estrictamente se ciñe a
su régimen jurídico, pero la conexidad tiene verdadera relevancia en orden a la
interpretación, responsabilidad por incumplimiento, etc.
III. Clasificación de los contratos según el momento de su ejecución
1. Alcance de esta distinción
De acuerdo con el momento en que se ejecutan, pueden ser de ejecución inmediata o
diferida, de ejecución instantánea o de tracto sucesivo.
2. Contratos de ejecución inmediata o diferida
En los contratos de ejecución inmediata las partes cumplen con todos sus derechos y
obligaciones en el mismo momento de la celebración del contrato.
La expresión positiva es aquella que se exterioriza “oralmente, por escrito, por signos
inequívocos o por la ejecución de un hecho material”; la tácita “resulta de los actos por los
cuales se puede conocer con certidumbre.
No presenta mayores complicaciones la expresión positiva oral o escrita. Pero se ha
controvertido el carácter de manifestación de la voluntad que se infiere de los “signos
inequívocos” o bien de todas aquellas situaciones de las cuales la ley deriva la existencia de
una voluntad, ya que se asemejan bastante a la manifestación tácita de la voluntad, la cual,
requiere siempre de una inferencia interpretativa de un comportamiento o conducta.
El concepto de la declaración tácita de la voluntad se explica en razón de que no es
necesario que la declaración de voluntad se realice siempre mediante una actitud o
conductas que tiendan directamente a la declaración de tal voluntad; sino que puede
declararse indirectamente, con palabras y actos que tengan otro fin próximo pero de los
cuales pueda inferirse el sentido de la voluntad negocial.
(i) Acuerdo entre las partes: consecuencia lógica de la autonomía de la voluntad y la libertad
para contratar de las personas. Son las propias partes del contrato quienes, de antemano,
prevén efectos jurídicos específicos para el silencio.
(ii) La obligación de expedirse por la ley: existe cuando se impone una carga o una sanción
que consiste específicamente en dar por presumido el consentimiento.
(iii) El silencio frente a los usos y prácticas: prevista en el artículo 1, el 1063 y el 964, inci c.
(iv) Relación entre el silencio y las declaraciones precedentes: se presenta cuando se guarda
silencio si de este resulta, atendiendo las circunstancias exteriores o precedentes que lo
acompañen, una voluntad declarada en forma inequívoca o con certidumbre.
Toda declaración requiere de cierta posibilidad de reconocimiento por parte de los terceros,
ya que de lo contrario serían irrelevantes. La voluntad declarada llega a la otra parte
mediante una recepción efectiva o una recepción ficta.
En el primer caso, se trata de una comunicación verbal que la otra parte reconoce recibir o
que surge entregada en sus propias manos.
En el segundo, en cambio, puede ocurrir que la declaración llegue pero no sea efectivamente
conocida por el receptor sin perjuicio de lo cual la norma le imputa igualmente sus efectos.
Lo trascendente es que ingrese en la esfera del control del destinatario.
El artículo 971 prevé: “Formación del consentimiento. Los contratos se concluyen con la
aceptación de una oferta o por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar
la existencia de un acuerdo”.
Artículo 990: “Las partes son libres para promover tratativas dirigidas a la formación del
contrato, y para abandonarlas en cualquier momento”, y seguidamente, en el refuerzo de la
regla de la buena fe:
Durante las tratativas preliminares, y aunque no se haya formulado una oferta, las partes
deben obrar de buena fe para no frustrarlas injustificadamente.
El incumplimiento de este deber genera la responsabilidad de resarcir el daño que sufra el
afectado por haber confiado, sin su culpa, en la celebración del contrato (art. 991).
IV. La oferta
1. Naturaleza jurídica de la oferta y aceptación: acto jurídico o acto prenegocial
2. La oferta contractual
(i) Concepto.
Art 972 del Código: “La oferta es la manifestación dirigida a persona determinada o
determinable, con la intención de obligarse y con las precisiones necesarias para establecer
los efectos que debe producir de ser aceptada”.
Es una proposición unilateral que una de las partes dirige a la otra para celebrar con ella un
contrato. No es un acto preparatorio del contrato sino que es una de las declaraciones
contractuales. Así, pues, sólo hay oferta cuando el contrato puede quedar cerrado
(perfeccionado) con la mera aceptación de la otra parte, sin necesidad de una ulterior
declaración del que hizo la oferta.
Invitación a ofertar.
La invitación a ofertar es entendida como la solicitud hecha a una o varias personas para que
se hagan oferentes de un contrato. Se diferencia de la oferta en que no requiere ser
completa, es decir, no debe referenciar todos los elementos esenciales del contrato en miras,
aun cuando quien formula la invitación establezca los parámetros dentro de los cuales debe
ofertarse. Se trata de una convocatoria y no de una proposición.
Tal invitación carece de carácter vinculante para quien la efectúa reservándose el derecho a
rechazarlas. Para que haya contrato quien formula la invitación a ofertar debe aceptar alguna
de las ofertas realizadas de conformidad a su convocatoria.
COMPARTI TUS APUNTES. AYUDAR NO CUESTA NADA.
CONTRATOS PARTE GENERAL EZEQUIEL SOBRINO REIG ENRIQUE ORLEGO
Conviene señalar, que el supuesto que aquí estudiamos difiere de los efectos de la
publicidad que el artículo 1103 dispone para el contrato de consumo. Sucede que la
publicidad que el proveedor realiza de sus bienes, con las modalidades y precisiones que en
ella se hayan establecido, lo obliga al integrar la etapa negocial previa a la celebración del
contrato.
Media caducidad de la oferta cuando, por circunstancias atinentes a la persona del oferente
hacia la actitud del destinatario, pierde toda virtualidad. Ello ocurre cuando: a) es rechazada;
b) vence el plazo fijado por el proponente; c) queda sin efecto la oferta sin plazo o d) muere o
se incapacita el oferente.
“Cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación del plazo para la
aceptación, el proponente queda obligado hasta el momento en que puede razonablemente
esperarse la recepción de la respuesta, expedida por los medios usuales de comunicación”.
Una oferta sin plazo no puede ser asimilada a una oferta perpetua, sino, por el contrario,
impone la determinación razonable de su vigencia adecuada a las circunstancias del negocio
propuesto.
V. La aceptación
1. La aceptación de la oferta
artículo 979: toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta
constituye aceptación. esta operación no agrega ni un punto a la oferta original. A la oferta le
caben los requisitos de completitud y autosuficiencia, pero a la aceptación le basta un “sí,
acepto”.
Una aceptación que no coincida totalmente con la oferta, porque le introduce un aditamento
o le efectúa cualquier variación, no produce efectos jurídicos como tal sino que se convierte
en una nueva oferta.
artículo 978: Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena
conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al
manifestar su aceptación, no vale como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo
contrato, pero las modificaciones pueden ser admitidas por el oferente si lo comunica de
inmediato al aceptante.¨(1)
(1) No obstante, la aceptación puede contener una oferta alternativa, sin que implique
rechazo de la oferta originaria; en efecto, al aceptar, puede hacerse una contraoferta y
si esta es rechazada, quedar firme el contrato en los términos de la oferta primigenia.
Es el caso de quien acepta los términos ofertados, pero, por ejemplo, en cambio del
pago al contado, ofrece financiación con mayor precio, pero para el caso de no ser
aceptada esta variante deja firme la condición de venta ofrecida originalmente.
COMPARTI TUS APUNTES. AYUDAR NO CUESTA NADA.
CONTRATOS PARTE GENERAL EZEQUIEL SOBRINO REIG ENRIQUE ORLEGO
Por otro lado, y excepcionalmente, la aceptación puede implicar algo más que una simple
conformidad a la oferta: ello sucede en las ofertas que deliberadamente dejan librado al
aceptante la facultad de completar algún punto en forma expresa.
Toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta constituye
aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando existe el deber de expedirse, el que
puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de las prácticas que las partes
hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones
precedentes.
3. La retractación de la aceptación
El artículo 981 del Código Civil y Comercial dispone: “La aceptación puede ser retractada si
la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que ella”.
Oferta y aceptación son actos jurídicos unilaterales y recepticios que deben concurrir sobre
el mismo objeto y causa para que exista contrato. (lo aplicado a la retractación de la oferta se
aplica a la retractación de la aceptacion)
Hasta finales del siglo XVIII, el concepto de distancia se correspondía con el de tiempo. A
mayor distancia mayor tiempo, porque el correo así lo requería. Esto cambió con el teléfono,
porque se tardaba lo mismo en conversar con alguien a cien metros que a cien kilómetros.
Contratar no es cosa de un instante sino de un proceso temporal, debe establecerse cuándo
y dónde queda celebrado el contrato.
(iii) Teoría de la expedición: (ubicada entre las 2 anteriores) para que el contrato se
perfeccione, “que el aceptante se haya desprendido de su exteriorización de voluntad; que la
carta escrita que pone en evidencia la voluntad del aceptante sea enviada o este el buzón.
(iv) Teoría de la recepción: exige que la declaración del aceptante llegue a poder del oferente
sin que sea necesario que este tome conocimiento de ella. Ejemplo: que la carta haya sido
recibida.
COMPARTI TUS APUNTES. AYUDAR NO CUESTA NADA.
CONTRATOS PARTE GENERAL EZEQUIEL SOBRINO REIG ENRIQUE ORLEGO
1. Texto legal
Artículo 977 del Código Civil y Comercial: Si el contrato ha de ser celebrado por varias
partes, y la oferta emana de distintas personas, o es dirigida a varios destinatarios, no hay
contrato sin el consentimiento de todos los interesados, excepto que la convención o la ley
autoricen a la mayoría de ellos para celebrarlo en nombre de todos o permitan su conclusión
sólo entre quienes lo han consentido.
2. La solución legal
El artículo 982 del Código Civil y Comercial le reconoce virtualidad a los acuerdos parciales
de esta forma:
Los acuerdos parciales de las partes concluyen el contrato si todas ellas, con la formalidad
que en su caso corresponda, expresan su consentimiento sobre los elementos esenciales
particulares. En tal situación, el contrato queda integrado conforme a las reglas del Capítulo
1. En la duda, el contrato se tiene por no concluido. No se considera acuerdo parcial la
extensión de una minuta o de un borrador respecto de alguno de los elementos o de todos
ellos.
Recuerda Rivera que el diccionario de la Real Academia define a la minuta como el “extracto
o borrador que se hace de un contrato, y otra cosa, anotando las cláusulas o partes
esenciales, para copiarlo después y extenderlo con todas las formalidades necesarias para
su perfección”, mientras que al borrador como “escrito provisional en que pueden hacerse
modificaciones”.
El elemento común es su provisoriedad. el código les niega carácter vinculante, con
independencia del valor interpretativo que puedan tener llegado el caso.
Luego, la solución debe ser también concordada con lo previsto por el artículo 993 y las
cartas de intención, nominación que comprende a los “instrumentos mediante los cuales una
parte, o todas ellas, expresan un consentimiento para negociar sobre ciertas bases, limitado
a cuestiones relativas a un futuro contrato”. Se les asigna un carácter limitado a partir de
aconsejar una interpretación restrictiva a la hora de asignar efectos vinculantes y se agrega:
“sólo tienen la fuerza obligatoria de la oferta, si cumplen sus requisitos”.
Artículo 984 del Código Civil y Comercial: “El contrato por adhesión es aquel mediante el
cual uno de los contratantes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente,
por la otra parte o por un tercero, sin que el adherente haya participado en su redacción”.
Diez-Picazo: contratos por negociación son aquellos en que las partes debaten, discuten o,
por lo menos, se encuentran en posición de debatir y discutir el contenido del que el futuro
contrato ha de ser dotado. Son contratos por adhesión aquellos en que existe una previa pre-
redacción unilateral del contrato que es obra de una de las partes contratantes, por medio de
formularios, impresos, pólizas o modelos preestablecidos y a la otra solo le es permitido
declarar su aceptación o eventualmente su rechazo.
Las cláusulas generales normalmente se redactan para ser utilizadas en todos los contratos
de la misma especie. El ejemplo más claro se ve con los contratos de seguros: contienen
disposiciones que son aplicadas a todos los contratos de la misma naturaleza, como por
ejemplo de responsabilidad civil por accidentes de automotores. Su carácter de
predispuestas, desde ya, se entiende desde que son determinadas unilateralmente por una
de las partes.
Son requisitos exigibles a estas cláusulas para que sean válidas: a) ser comprensibles; b)
ser autosuficientes; c) contener redacción clara; d) lucir completas y e) ser fácilmente
inteligibles.
Se penalizan, en cambio, con nulidad aquellas que efectúen un reenvío a textos o
documentos que no se facilitan a la contraparte del predisponente previa o simultáneamente
a la celebración del contrato.
A estos requisitos se agrega la cuestión vinculada a la redacción y el idioma.
La sanción para aquellas cláusulas que infrinjan estas reglas es la nulidad parcial. Artículo
389
V. Cláusulas particulares
Los contratos celebrados por adhesión a cláusulas predispuestas comprenden la
negociación e inclusión de una cláusula particular que complementa aquellas generales que
recién explicamos.
Puede ocurrir, en este contexto, que algún aspecto de la cláusula particular se contraponga
con lo estipulado en las condiciones generales: siempre prevalecerá la cláusula particular, ya
que en definitiva fue fruto de la negociación entre las partes.
VI. Interpretación
El artículo 987 “Las cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes se interpretan
en sentido contrario a la parte predisponente”.
La regla de interpretación contra el autor del contrato tipo o sometido a cláusulas
predispuestas o condiciones generales, implica que cuando el contrato revela ambigüedad u
oscuridad, debe ser entendido en favor del adherente a las condiciones predispuestas.5
3. Cláusulas que importan renuncia o restricción de los derechos del adherente o amplían los
derechos del predisponente que provienen de normas supletorias: todos aquellos supuestos
en los que se actúa en agravamiento de las circunstancias del no predisponente. Por
Lo primero ocurre de manera previa a la contratación y muchas veces previsto por distintas
normas. Sirve el ejemplo de los contratos de seguros a partir de las facultades otorgadas por
las leyes Nº 20091 y 17418 a la Superintendencia de Seguros de la Nación. Luego, sí, tiene
lugar el control por parte de los jueces en el caso concreto que es sometido a su
conocimiento.
El control administrativo previo no impide que los jueces declaren abusiva esa cláusula ya
revisada con anterioridad.
En el año 2016 la Ley Nº 27266 modificó el artículo 38 de la Ley de Defensa del Consumidor
y dispuso: La autoridad de aplicación vigilará que los contratos de adhesión o similares, no
contengan cláusulas de las previstas en el artículo anterior. La misma atribución se ejercerá
respecto de las cláusulas uniformes, generales o estandarizadas de los contratos hechos en
formularios, reproducidos en serie y en general, cuando dichas cláusulas hayan sido
redactadas unilateralmente por el proveedor de la cosa o servicio, sin que la contraparte
tuviere posibilidades de discutir su contenido.
Todas las personas físicas o jurídicas, de naturaleza pública y privada, que presten servicios
o comercialicen bienes a consumidores o usuarios mediante la celebración de contratos de
adhesión, deben publicar en su sitio web un ejemplar del modelo de contrato a suscribir.
Asimismo, deben entregar sin cargo y con antelación a la contratación, en sus locales
comerciales, un ejemplar del modelo del contrato a suscribir a todo consumidor o usuario
que así lo solicite. En dichos locales se exhibirá un cartel en lugar visible con la siguiente
leyenda: “Se encuentra a su disposición un ejemplar del modelo de contrato que propone la
empresa a suscribir al momento de la contratación.
“Cuando el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si
no puede subsistir sin comprometer su finalidad”.
De la propia lectura del precepto legal se advierte que la solución en este punto difiere de la
consagrada en el artículo 389 para el régimen general de nulidades. Allí se prevé:
Nulidad total es la que se extiende a todo el acto. Nulidad parcial es la que afecta a una o
varias de sus disposiciones. La nulidad de una disposición no afecta a las otras
disposiciones válidas, si son separables. Si no son separables porque el acto no puede
subsistir sin cumplir su finalidad, se declara la nulidad total. En la nulidad parcial, en caso de
ser necesario, el juez debe integrar el acto de acuerdo a su naturaleza y los intereses que
razonablemente puedan considerarse perseguidos por las partes.
COMPARTI TUS APUNTES. AYUDAR NO CUESTA NADA.
CONTRATOS PARTE GENERAL EZEQUIEL SOBRINO REIG ENRIQUE ORLEGO
Supuestos de falta de objeto del acto jurídico artículo 279: El objeto del acto jurídico no debe
ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres,
al orden público o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede
ser un bien que por un motivo especial se haya prohibido que lo sea.
Establece en el artículo 1003 que “Debe ser lícito, posible, determinado o determinable,
susceptible de valoración económica y corresponder a un interés de las partes, aun cuando
éste no sea patrimonial”, y en el artículo 1004 reitera prohibiciones: No pueden ser objeto de
los contratos los hechos que son imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios
a la moral, al orden público, a la dignidad de la persona humana, o lesivos de los derechos
ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se prohíbe que lo sean.
El legislador suprime toda referencia a la prestación como a la finalidad tenida en miras por
los contratantes. El objeto del contrato está constituido por los bienes y hechos
(conductas). No debe confundirse el objeto del contrato con el de la obligación.
La obligación es un efecto del acto jurídico y su objeto es la prestación (dar, hacer o no
hacer). De modo que en un contrato de compraventa de inmuebles la cosa vendida y el
precio constituyen su objeto, mientras que la entrega del inmueble y el pago del precio en
dinero configuran las prestaciones.
Es así que sobre la base de los art 279, 1003 y 1004 del Código el objeto del contrato debe
ser:
- lícito;
- posible;
- determinado o determinable;
- susceptible de valoración económica;
- debe corresponder a un interés de las partes;
- no debe ser contrario a la moral y a las buenas costumbres;
- no debe afectar la dignidad de la persona humana.
las partes, a pesar de que el contrato se presente como ajustado a los requisitos legales de
licitud, en cuyo caso el elemento afectado será la causa.
Los hechos ilícitos tampoco pueden ser objeto de los actos jurídicos. La licitud del acto es
una exigencia primaria. Ejemplo: el objeto de un acto jurídico no puede consistir en la
formación de una sociedad para cometer delitos o para vender influencias, como tampoco la
celebración de un contrato de servicios profesionales con un sujeto que carece de título
habilitante.
3. Posible
Tenemos que decir, en principio, que la posibilidad debe ser tanto material como jurídica.
Para ser imposible, el hecho no debe ser factible de realizar para ninguna persona; si otros
pueden pero el deudor no, será incumplimiento y no imposibilidad. La ineptitud de la parte se
traduce en un incumplimiento de la prestación.
Imposibilidad: tocar el cielo con las manos (imposibilidad física) o constituir una hipoteca
sobre un bien mueble en lugar de un inmueble (imposibilidad jurídica).
4. Determinable
(i) Regla general.
El objeto del contrato debe ser determinado o determinable. Es determinado cuando las
partes, al celebrar el negocio, precisan con exactitud cuál es su objeto: un inmueble Padua
N° 10 de CABA.
Será en cambio determinable cuando estén identificados su especie o género aunque no lo
esté su cantidad. Bueres: es nulo el contrato por carecer de objeto determinado cuando se
acuerda genéricamente la venta de un animal, porque puede ser un perro, una vaca o un
gato; pero es eficaz la venta de un caballo, pues la cosa en este caso está determinada en
su especie.
El artículo 1003 establece que el objeto del contrato debe ser susceptible de valoración
económica. La prestación de la obligación siempre debe tener contenido patrimonial, y el
interés protegido, que puede ser humano, científico, cultural, etc., y siempre será, en
definitiva, digno de tutela.
las posibilidades de contratar sobre bienes futuros variarán fundamentalmente según se trate
de un contrato conmutativo o de uno aleatorio.
2. Supuestos en que la ley limita o prohíbe a los bienes futuros como objeto de los contratos
Distinto es el caso de la donación donde los bienes futuros no pueden ser objeto del
contrato. Así lo establece el artículo 1551 en consonancia con el antiguo artículo 1800 del
Código Civil: la donación no puede tener por objeto la totalidad del patrimonio del donante, ni
una alícuota de él, ni cosas determinadas de las que no tenga el dominio al tiempo de
contratar. Si comprende cosas que forman todo el patrimonio del donante o una parte
sustancial de éste, sólo es válida si el donante se reserva su usufructo, o si cuenta con otros
medios suficientes para su subsistencia.
2. Distintos supuestos
3. Pactos válidos
El segundo párrafo del artículo 1010 dispone:
Nuestro CC, en relación a estos contratos, toma como elemento definitorio al tiempo, como
esencial para el cumplimiento del objeto. comprende aquellos contratos en los cuales las
inversiones de las partes necesitan que el negocio se ejecute durante determinado tiempo
para amortizar: concesión de un bar o con el alquiler de un inmueble para instalar una
estación de servicio.
2. Deber de colaboración
Es similar al que se exige en las tratativas precontractuales y enfocado a contratos
nominados que ingresan en esta categoría: agencia, franquicia, concesión o distribución.
En vez del contrato irrevocable, fijo, estático y cristalizado de ayer, conocemos un contrato
dinámico, flexible, que las partes deben adaptar para que pueda sobrevivir, aun sacrificando
alguno de sus intereses.
Implica entonces una nueva concepción del contrato. Se trata, en definitiva, de reformular el
contrato constantemente y de mostrar una comprensión dinámica frente a un objeto
contractual de perfil particular en lo vinculado a su extensión temporal.
3. Deber de renegociar
La parte que decide la rescisión debe dar a la otra la oportunidad razonable de renegociar de
buena fe.
La obligación de renegociar, previa a la rescisión contractual, tiene relación con la buena fe y
la equidad. También se explica, desde luego, por el solidarismo contractual: cada parte de un
contrato debe mostrar colaboración y lealtad con la otra y eso abarca no solo la negociación
previa y la celebración del negocio jurídico, sino también su ejecución y culminación.
1. Causalismo
El causalismo tuvo como principal referente en el siglo XVII a Domat. Este jurista francés
recopiló buena parte de las ideas y concluyó que debían ser incorporadas a los elementos
esenciales de los contratos en el código francés de 1804.
Para esta corriente la causa es un elemento principal del contrato con independencia del tipo
contractual del que se hable. Es posible hallar la causa con características comunes en los
contratos onerosos, donde el compromiso de una de las partes es el fundamento del
compromiso de la otra; en los reales, donde la causa equivale a la prestación que se anticipa
y acepta y obliga a restituir, y en los gratuitos, algún motivo razonable y justo.
2. Anticausalismo
A partir de un artículo publicado en Bélgica por Ernst, la teoría de la causa sufrió embates.
Se refutaba la superposición entre causa y objeto; así, el rol desempeñado por el elemento
causa cabía perfectamente en el marco del objeto.
3. Neocausalismo GUIA
Artículo 281 “también integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y
hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son esenciales para
ambas partes”. En esa línea, los Fundamentos del Código Civil y Comercial destacan que la
causa fin abarca tres posibilidades:
a) fin inmediato determinante de la voluntad,
b) motivos exteriorizados e incorporados expresamente y
c) motivos esenciales para ambas partes, supuesto en el cual, pueden ser tácitamente
deducidos.
V. Necesidad de causa
Dispone el artículo 282 del Código: que se presume que la causa existe mientras no se
pruebe lo contrario y aunque no esté expresada en el acto.
La solución legal es perfectamente lógica: las personas no se obligan si no tienen al menos
un motivo para hacerlo.
Por esas razones, nuestra ley presume la existencia de causa y solo admite que aquel que
alegue su inexistencia cargue con la prueba de esa afirmación.
La primera parte del inciso b contempla específicamente el aspecto subjetivo de la causa del
contrato. En esos casos, la norma dispone también la nulidad del contrato cuando ambas
partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común.
La segunda parte del inciso b del artículo 1014 se encarga de regular aquellos casos en que
una sola de las partes ha obrado por un motivo ilícito o inmoral. De darse ese supuesto,
podrá la parte que obró sin esa finalidad ilícita reclamar lo que ha dado, sin obligación de
cumplir con lo que ha ofrecido.
La expresión positiva es aquella que se exterioriza “oralmente, por escrito, por signos
inequívocos o por la ejecución de un hecho material”; la tácita “resulta de los actos por los
cuales se puede conocer con certidumbre.
No presenta mayores complicaciones la expresión positiva oral o escrita. Pero se ha
controvertido el carácter de manifestación de la voluntad que se infiere de los “signos
inequívocos” o bien de todas aquellas situaciones de las cuales la ley deriva la existencia de
una voluntad, ya que se asemejan bastante a la manifestación tácita de la voluntad, la cual,
requiere siempre de una inferencia interpretativa de un comportamiento o conducta.
(iv) Relación entre el silencio y las declaraciones precedentes: se presenta cuando se guarda
silencio si de este resulta, atendiendo las circunstancias exteriores o precedentes que lo
acompañen, una voluntad declarada en forma inequívoca o con certidumbre.
Toda declaración requiere de cierta posibilidad de reconocimiento por parte de los terceros,
ya que de lo contrario serían irrelevantes. La voluntad declarada llega a la otra parte
mediante una recepción efectiva o una recepción ficta.
En el primer caso, se trata de una comunicación verbal que la otra parte reconoce recibir o
que surge entregada en sus propias manos.
En el segundo, en cambio, puede ocurrir que la declaración llegue pero no sea efectivamente
conocida por el receptor sin perjuicio de lo cual la norma le imputa igualmente sus efectos.
Lo trascendente es que ingrese en la esfera del control del destinatario.
COMPARTI TUS APUNTES. AYUDAR NO CUESTA NADA.
CONTRATOS PARTE GENERAL EZEQUIEL SOBRINO REIG ENRIQUE ORLEGO
IV. La oferta
1. Naturaleza jurídica de la oferta y aceptación: acto jurídico o acto prenegocial
2. La oferta contractual
(i) Concepto. Art 972 del Código: “La oferta es la manifestación dirigida a persona
determinada o determinable, con la intención de obligarse y con las precisiones necesarias
para establecer los efectos que debe producir de ser aceptada”.
Es una proposición unilateral que una de las partes dirige a la otra para celebrar con ella un
contrato. No es un acto preparatorio del contrato sino que es una de las declaraciones
contractuales. Así, pues, sólo hay oferta cuando el contrato puede quedar cerrado
(perfeccionado) con la mera aceptación de la otra parte, sin necesidad de una ulterior
declaración del que hizo la oferta.
La invitación a ofertar es entendida como la solicitud hecha a una o varias personas para que
se hagan oferentes de un contrato. Se diferencia de la oferta en que no requiere ser
completa, es decir, no debe referenciar todos los elementos esenciales del contrato en miras,
aun cuando quien formula la invitación establezca los parámetros dentro de los cuales debe
ofertarse. Se trata de una convocatoria y no de una proposición.
Tal invitación carece de carácter vinculante para quien la efectúa reservándose el derecho a
rechazarlas. Para que haya contrato quien formula la invitación a ofertar debe aceptar alguna
de las ofertas realizadas de conformidad a su convocatoria.
Conviene señalar, que el supuesto que aquí estudiamos difiere de los efectos de la
publicidad que el artículo 1103 dispone para el contrato de consumo. Sucede que la
publicidad que el proveedor realiza de sus bienes, con las modalidades y precisiones que en
ella se hayan establecido, lo obliga al integrar la etapa negocial previa a la celebración del
contrato.
- Después de la recepción de la oferta, y mientras esté vigente, solo puede ser retirada si ha
sido concebida expresamente como revocable.
Media caducidad de la oferta cuando, por circunstancias atinentes a la persona del oferente
hacia la actitud del destinatario, pierde toda virtualidad. Ello ocurre cuando: a) es rechazada;
b) vence el plazo fijado por el proponente; c) queda sin efecto la oferta sin plazo o d) muere o
se incapacita el oferente.
V. La aceptación
1. La aceptación de la oferta
artículo 979: toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta
constituye aceptación. esta operación no agrega ni un punto a la oferta original. A la oferta le
caben los requisitos de completitud y autosuficiencia, pero a la aceptación le basta un “sí,
acepto”.
Una aceptación que no coincida totalmente con la oferta, porque le introduce un aditamento
o le efectúa cualquier variación, no produce efectos jurídicos como tal sino que se convierte
en una nueva oferta.
artículo 978: Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena
conformidad con la oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al
manifestar su aceptación, no vale como tal, sino que importa la propuesta de un nuevo
contrato, pero las modificaciones pueden ser admitidas por el oferente si lo comunica de
inmediato al aceptante.¨(1)
(1) No obstante, la aceptación puede contener una oferta alternativa, sin que implique
rechazo de la oferta originaria; en efecto, al aceptar, puede hacerse una contraoferta y si
esta es rechazada, quedar firme el contrato en los términos de la oferta primigenia. Es el
caso de quien acepta los términos ofertados, pero, por ejemplo, en cambio del pago al
contado, ofrece financiación con mayor precio, pero para el caso de no ser aceptada esta
variante deja firme la condición de venta ofrecida originalmente.
Por otro lado, y excepcionalmente, la aceptación puede implicar algo más que una simple
conformidad a la oferta: ello sucede en las ofertas que deliberadamente dejan librado al
aceptante la facultad de completar algún punto en forma expresa.
Toda declaración o acto del destinatario que revela conformidad con la oferta constituye
aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando existe el deber de expedirse, el que
puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de las prácticas que las partes
hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones
precedentes.
3. La retractación de la aceptación
El artículo 981 del Código Civil y Comercial dispone: “La aceptación puede ser retractada si
la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que ella”.
Oferta y aceptación son actos jurídicos unilaterales y recepticios que deben concurrir sobre
el mismo objeto y causa para que exista contrato. (lo aplicado a la retractación de la oferta se
aplica a la retractación de la aceptacion)
Hasta finales del siglo XVIII, el concepto de distancia se correspondía con el de tiempo. A
mayor distancia mayor tiempo, porque el correo así lo requería. Esto cambió con el teléfono,
porque se tardaba lo mismo en conversar con alguien a cien metros que a cien kilómetros.
Contratar no es cosa de un instante sino de un proceso temporal, debe establecerse cuándo
y dónde queda celebrado el contrato.
(iii) Teoría de la expedición: (ubicada entre las 2 anteriores) para que el contrato se
perfeccione, “que el aceptante se haya desprendido de su exteriorización de voluntad; que la
carta escrita que pone en evidencia la voluntad del aceptante sea enviada o este el buzón.
(iv) Teoría de la recepción: exige que la declaración del aceptante llegue a poder del oferente
sin que sea necesario que este tome conocimiento de ella. Ejemplo: que la carta haya sido
recibida.
1. Texto legal
Artículo 977 del Código Civil y Comercial: Si el contrato ha de ser celebrado por varias
partes, y la oferta emana de distintas personas, o es dirigida a varios destinatarios, no hay
contrato sin el consentimiento de todos los interesados, excepto que la convención o la ley
autoricen a la mayoría de ellos para celebrarlo en nombre de todos o permitan su conclusión
sólo entre quienes lo han consentido.
2. La solución legal
COMPARTI TUS APUNTES. AYUDAR NO CUESTA NADA.
CONTRATOS PARTE GENERAL EZEQUIEL SOBRINO REIG ENRIQUE ORLEGO
El artículo 982 del Código Civil y Comercial le reconoce virtualidad a los acuerdos parciales
de esta forma:
Los acuerdos parciales de las partes concluyen el contrato si todas ellas, con la formalidad
que en su caso corresponda, expresan su consentimiento sobre los elementos esenciales
particulares. En tal situación, el contrato queda integrado conforme a las reglas del Capítulo
1. En la duda, el contrato se tiene por no concluido. No se considera acuerdo parcial la
extensión de una minuta o de un borrador respecto de alguno de los elementos o de todos
ellos.
Recuerda Rivera que el diccionario de la Real Academia define a la minuta como el “extracto
o borrador que se hace de un contrato, y otra cosa, anotando las cláusulas o partes
esenciales, para copiarlo después y extenderlo con todas las formalidades necesarias para
su perfección”, mientras que al borrador como “escrito provisional en que pueden hacerse
modificaciones”.
El elemento común es su provisoriedad. el código les niega carácter vinculante, con
independencia del valor interpretativo que puedan tener llegado el caso.
Luego, la solución debe ser también concordada con lo previsto por el artículo 993 y las
cartas de intención, nominación que comprende a los “instrumentos mediante los cuales una
parte, o todas ellas, expresan un consentimiento para negociar sobre ciertas bases, limitado
a cuestiones relativas a un futuro contrato”. Se les asigna un carácter limitado a partir de
aconsejar una interpretación restrictiva a la hora de asignar efectos vinculantes y se agrega:
“sólo tienen la fuerza obligatoria de la oferta, si cumplen sus requisitos”.
Artículo 984 del Código Civil y Comercial: “El contrato por adhesión es aquel mediante el
cual uno de los contratantes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente,
por la otra parte o por un tercero, sin que el adherente haya participado en su redacción”.
Diez-Picazo: contratos por negociación son aquellos en que las partes debaten, discuten o,
por lo menos, se encuentran en posición de debatir y discutir el contenido del que el futuro
contrato ha de ser dotado. Son contratos por adhesión aquellos en que existe una previa pre-
redacción unilateral del contrato que es obra de una de las partes contratantes, por medio de
formularios, impresos, pólizas o modelos preestablecidos y a la otra solo le es permitido
declarar su aceptación o eventualmente su rechazo.
Las cláusulas generales normalmente se redactan para ser utilizadas en todos los contratos
de la misma especie. El ejemplo más claro se ve con los contratos de seguros: contienen
disposiciones que son aplicadas a todos los contratos de la misma naturaleza, como por
ejemplo de responsabilidad civil por accidentes de automotores. Su carácter de
predispuestas, desde ya, se entiende desde que son determinadas unilateralmente por una
de las partes.
Son requisitos exigibles a estas cláusulas para que sean válidas: a) ser comprensibles; b)
ser autosuficientes; c) contener redacción clara; d) lucir completas y e) ser fácilmente
inteligibles.
Se penalizan, en cambio, con nulidad aquellas que efectúen un reenvío a textos o
documentos que no se facilitan a la contraparte del predisponente previa o simultáneamente
a la celebración del contrato.
V. Cláusulas particulares
Los contratos celebrados por adhesión a cláusulas predispuestas comprenden la
negociación e inclusión de una cláusula particular que complementa aquellas generales que
recién explicamos.
Puede ocurrir, en este contexto, que algún aspecto de la cláusula particular se contraponga
con lo estipulado en las condiciones generales: siempre prevalecerá la cláusula particular, ya
que en definitiva fue fruto de la negociación entre las partes.
VI. Interpretación
El artículo 987 “Las cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes se interpretan
en sentido contrario a la parte predisponente”.
La regla de interpretación contra el autor del contrato tipo o sometido a cláusulas
predispuestas o condiciones generales, implica que cuando el contrato revela ambigüedad u
oscuridad, debe ser entendido en favor del adherente a las condiciones predispuestas.5
3. Cláusulas que importan renuncia o restricción de los derechos del adherente o amplían los
derechos del predisponente que provienen de normas supletorias: todos aquellos supuestos
en los que se actúa en agravamiento de las circunstancias del no predisponente. Por
ejemplo, a través de la renuncia de defensas, de la imposición de una cláusula arbitral, de la
restricción de los medios probatorios…
Lo primero ocurre de manera previa a la contratación y muchas veces previsto por distintas
normas. Sirve el ejemplo de los contratos de seguros a partir de las facultades otorgadas por
las leyes Nº 20091 y 17418 a la Superintendencia de Seguros de la Nación. Luego, sí, tiene
lugar el control por parte de los jueces en el caso concreto que es sometido a su
conocimiento.
El control administrativo previo no impide que los jueces declaren abusiva esa cláusula ya
revisada con anterioridad.
En el año 2016 la Ley Nº 27266 modificó el artículo 38 de la Ley de Defensa del Consumidor
y dispuso: La autoridad de aplicación vigilará que los contratos de adhesión o similares, no
contengan cláusulas de las previstas en el artículo anterior. La misma atribución se ejercerá
respecto de las cláusulas uniformes, generales o estandarizadas de los contratos hechos en
formularios, reproducidos en serie y en general, cuando dichas cláusulas hayan sido
redactadas unilateralmente por el proveedor de la cosa o servicio, sin que la contraparte
tuviere posibilidades de discutir su contenido.
Todas las personas físicas o jurídicas, de naturaleza pública y privada, que presten servicios
o comercialicen bienes a consumidores o usuarios mediante la celebración de contratos de
adhesión, deben publicar en su sitio web un ejemplar del modelo de contrato a suscribir.
Asimismo, deben entregar sin cargo y con antelación a la contratación, en sus locales
comerciales, un ejemplar del modelo del contrato a suscribir a todo consumidor o usuario
que así lo solicite. En dichos locales se exhibirá un cartel en lugar visible con la siguiente
leyenda: “Se encuentra a su disposición un ejemplar del modelo de contrato que propone la
empresa a suscribir al momento de la contratación.
“Cuando el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si
no puede subsistir sin comprometer su finalidad”.
De la propia lectura del precepto legal se advierte que la solución en este punto difiere de la
consagrada en el artículo 389 para el régimen general de nulidades. Allí se prevé:
Nulidad total es la que se extiende a todo el acto. Nulidad parcial es la que afecta a una o
varias de sus disposiciones. La nulidad de una disposición no afecta a las otras
disposiciones válidas, si son separables. Si no son separables porque el acto no puede
subsistir sin cumplir su finalidad, se declara la nulidad total. En la nulidad parcial, en caso de
ser necesario, el juez debe integrar el acto de acuerdo a su naturaleza y los intereses que
razonablemente puedan considerarse perseguidos por las partes.
Supuestos de falta de objeto del acto jurídico artículo 279: El objeto del acto jurídico no debe
ser un hecho imposible o prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas costumbres,
al orden público o lesivo de los derechos ajenos o de la dignidad humana. Tampoco puede
ser un bien que por un motivo especial se haya prohibido que lo sea.
Establece en el artículo 1003 que “Debe ser lícito, posible, determinado o determinable,
susceptible de valoración económica y corresponder a un interés de las partes, aun cuando
éste no sea patrimonial”, y en el artículo 1004 reitera prohibiciones: No pueden ser objeto de
los contratos los hechos que son imposibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios
a la moral, al orden público, a la dignidad de la persona humana, o lesivos de los derechos
ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se prohíbe que lo sean.
El legislador suprime toda referencia a la prestación como a la finalidad tenida en miras por
los contratantes. El objeto del contrato está constituido por los bienes y hechos (conductas).
No debe confundirse el objeto del contrato con el de la obligación.
La obligación es un efecto del acto jurídico y su objeto es la prestación (dar, hacer o no
hacer). De modo que en un contrato de compraventa de inmuebles la cosa vendida y el
precio constituyen su objeto, mientras que la entrega del inmueble y el pago del precio en
dinero configuran las prestaciones.
Es así que sobre la base de los art 279, 1003 y 1004 del Código el objeto del contrato debe
ser:
- lícito;
- posible;
- determinado o determinable;
- susceptible de valoración económica;
- debe corresponder a un interés de las partes;
- no debe ser contrario a la moral y a las buenas costumbres;
- no debe afectar la dignidad de la persona humana.
3. Posible
Tenemos que decir, en principio, que la posibilidad debe ser tanto material como jurídica.
Para ser imposible, el hecho no debe ser factible de realizar para ninguna persona; si otros
pueden pero el deudor no, será incumplimiento y no imposibilidad. La ineptitud de la parte se
traduce en un incumplimiento de la prestación.
Imposibilidad: tocar el cielo con las manos (imposibilidad física) o constituir una hipoteca
sobre un bien mueble en lugar de un inmueble (imposibilidad jurídica).
4. Determinable
(i) Regla general.
El objeto del contrato debe ser determinado o determinable. Es determinado cuando las
partes, al celebrar el negocio, precisan con exactitud cuál es su objeto: un inmueble Padua
N° 10 de CABA.
Será en cambio determinable cuando estén identificados su especie o género aunque no lo
esté su cantidad. Bueres: es nulo el contrato por carecer de objeto determinado cuando se
acuerda genéricamente la venta de un animal, porque puede ser un perro, una vaca o un
gato; pero es eficaz la venta de un caballo, pues la cosa en este caso está determinada en
su especie.
(ii) Bien determinado por su especie o género.
A falta de precisiones sobre el objeto del contrato, resultan aplicables:
El artículo 1003 establece que el objeto del contrato debe ser susceptible de valoración
económica. La prestación de la obligación siempre debe tener contenido patrimonial, y el
interés protegido, que puede ser humano, científico, cultural, etc., y siempre será, en
definitiva, digno de tutela.
las posibilidades de contratar sobre bienes futuros variarán fundamentalmente según se trate
de un contrato conmutativo o de uno aleatorio.
2. Supuestos en que la ley limita o prohíbe a los bienes futuros como objeto de los contratos
2. Distintos supuestos
- el pacto renunciativo: es aquel por el cual el futuro heredero abdica de los derechos que
pudieran corresponderle;
- el pacto distributivo: es aquel por el cual los herederos dividen su futura herencia.
3. Pactos válidos
El segundo párrafo del artículo 1010 dispone:
La parte que decide la rescisión debe dar a la otra la oportunidad razonable de renegociar de
buena fe, sin incurrir en ejercicio abusivo de los derechos.
Nuestro CC, en relación a estos contratos, toma como elemento definitorio al tiempo, como
esencial para el cumplimiento del objeto. comprende aquellos contratos en los cuales las
inversiones de las partes necesitan que el negocio se ejecute durante determinado tiempo
para amortizar: concesión de un bar o con el alquiler de un inmueble para instalar una
estación de servicio.
2. Deber de colaboración
Es similar al que se exige en las tratativas precontractuales y enfocado a contratos
nominados que ingresan en esta categoría: agencia, franquicia, concesión o distribución.
En vez del contrato irrevocable, fijo, estático y cristalizado de ayer, conocemos un contrato
dinámico, flexible, que las partes deben adaptar para que pueda sobrevivir, aun sacrificando
alguno de sus intereses.
Implica entonces una nueva concepción del contrato. Se trata, en definitiva, de reformular el
contrato constantemente y de mostrar una comprensión dinámica frente a un objeto
contractual de perfil particular en lo vinculado a su extensión temporal.
3. Deber de renegociar
La parte que decide la rescisión debe dar a la otra la oportunidad razonable de renegociar de
buena fe.
La obligación de renegociar, previa a la rescisión contractual, tiene relación con la buena fe y
la equidad. También se explica, desde luego, por el solidarismo contractual: cada parte de un
contrato debe mostrar colaboración y lealtad con la otra y eso abarca no solo la negociación
previa y la celebración del negocio jurídico, sino también su ejecución y culminación.
1. Causalismo
El causalismo tuvo como principal referente en el siglo XVII a Domat. Este jurista francés
recopiló buena parte de las ideas y concluyó que debían ser incorporadas a los elementos
esenciales de los contratos en el código francés de 1804.
Para esta corriente la causa es un elemento principal del contrato con independencia del tipo
contractual del que se hable. Es posible hallar la causa con características comunes en los
contratos onerosos, donde el compromiso de una de las partes es el fundamento del
compromiso de la otra; en los reales, donde la causa equivale a la prestación que se anticipa
y acepta y obliga a restituir, y en los gratuitos, algún motivo razonable y justo.
2. Anticausalismo
A partir de un artículo publicado en Bélgica por Ernst, la teoría de la causa sufrió embates.
Se refutaba la superposición entre causa y objeto; así, el rol desempeñado por el elemento
causa cabía perfectamente en el marco del objeto.
3. Neocausalismo GUIA
Artículo 281 “también integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y
hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o tácitamente si son esenciales para
ambas partes”. En esa línea, los Fundamentos del Código Civil y Comercial destacan que la
causa fin abarca tres posibilidades:
a) fin inmediato determinante de la voluntad,
b) motivos exteriorizados e incorporados expresamente y
c) motivos esenciales para ambas partes, supuesto en el cual, pueden ser tácitamente
deducidos.
V. Necesidad de causa
Dispone el artículo 282 del Código: que se presume que la causa existe mientras no se
pruebe lo contrario y aunque no esté expresada en el acto.
La solución legal es perfectamente lógica: las personas no se obligan si no tienen al menos
un motivo para hacerlo.
Por esas razones, nuestra ley presume la existencia de causa y solo admite que aquel que
alegue su inexistencia cargue con la prueba de esa afirmación.
La primera parte del inciso b contempla específicamente el aspecto subjetivo de la causa del
contrato. En esos casos, la norma dispone también la nulidad del contrato cuando ambas
partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común.
La segunda parte del inciso b del artículo 1014 se encarga de regular aquellos casos en que
una sola de las partes ha obrado por un motivo ilícito o inmoral. De darse ese supuesto,
podrá la parte que obró sin esa finalidad ilícita reclamar lo que ha dado, sin obligación de
cumplir con lo que ha ofrecido.