Crisis Bancaria de 1994 Venezuela
Crisis Bancaria de 1994 Venezuela
Crisis Bancaria de 1994 Venezuela
El colapso y cierre del Latino, extendió el pánico entre los depositantes y trajo consigo una serie de
corridas sobre aquellos bancos cuya reputación era altamente dudosa para el momento, lo que
produjo el quiebre de otras instituciones.
FOGADE, no tenía la capacidad de hacer frente a las operaciones de rescate de los bancos en los
primeros seis meses de la crisis. FOGADE mantenía cerca de un tercio de sus depósitos en el Banco
Latino. De igual manera, los fondos de fideicomiso de los militares y de la industria petrolera estaban
bajo la custodia del Latino.
Los bancos afectados por la crisis fueron el Banco Latino, el Banco Progreso, el Banco Principal, el
Banco Ítalo Venezolano, el Banco Profesional, el Banco Amazonas, Bancor, el Banco Barinas, el
Banco La Guaira, el Banco de Maracaibo, el Banco Metropolitano, el Banco Construcción, la
Sociedad Financiera Fiveca, la Sociedad Financiera Confinanzas, la Sociedad Financiera Cremerca,
el Banco Consolidado y el Banco de Venezuela.
El gobierno nacional encabezado por el presidente Rafael Caldera estaba desconcertado
completamente. El manejo de la crisis bancaria venezolana no fue una experiencia positiva, careció
de un plan integral, los problemas se fueron atacando en la medida que se fueron presentando y no
hubo una respuesta concreta y definitiva a la crisis al punto que duró unos 18 meses.
Pasados unos tres años, el sistema lucía aparentemente saneado, con muchos bancos
nuevamente privatizados, otros nacionalizados, pero en quiebra o definitivamente cerrados y algunos
vendidos a capitales extranjeros. Se estima que la mayoría de los depositantes lograron recuperar
parte de sus ahorros, aunque con pérdidas patrimoniales considerables en muchos casos, debido al
efecto combinado de la devaluación y la inflación en el tiempo que tardaron en recibir sus fondos.
Esta crisis financiera generó serias consecuencias para el país, siendo el ciudadano común el
más afectado. Se hace difícil olvidar a cientos de familias pasando hambre y otras necesidades, a
empresas cerrando sus puertas y el precio de los bienes y las divisas extranjeras aumentado a
niveles inaceptables de un día para otro