Crisis Bancaria de 1994 Venezuela

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La Crisis Bancaria de 1994, que explotó durante el segundo mandato de Rafael Caldera, consistió en

un proceso de insolvencia financiera en el que se vio involucrado un tercio de la banca comercial


venezolana, el cual condujo a la desaparición de un significativo número de entidades financieras,
entre ellas el Banco Latino, y al colapso del sistema económico nacional. Este caso afectó la vida de
los ciudadanos venezolanos, quienes simplemente perdieron su dinero sin explicación alguna, pues,
los banqueros llevaron a la iliquidez a sus entidades, sin posibilidad de responder a los ahorristas,
por lo que el Gobierno debió autorizar auxilios financieros por un monto de más de 12 millones de
dólares, entregados a través del Fondo de Garantías de Depósito (FOGADE), institución responsable
de manejar la crisis.
la banca venezolana empezó a ofrecer al público intereses elevadísimos, de hasta 80%. Muchos
venezolanos vendieron sus bienes, dividieron el dinero en depósitos para distintos bancos y
planificaron su futuro en función de las grandes ganancias que generarían los intereses prometidos,
pero el problema crecía silenciosamente. La historia comenzó con el Banco Latino, el primero en
salir del sistema bancario, alegando un problema circunstancial de liquidez, pero rápidamente otros
bancos, grandes y pequeños, empezaron a sufrir las consecuencias de esta crisis de insolvencia
estructural, por lo que debieron cerrar sus puertas, quedando congelados los fondos de los
ahorristas, a pesar de haber tomado la precaución de dividir los depósitos en diferentes bancos.
El Banco Latino es excluido de la Cámara de Compensación el 13 de enero de 1994. Al verificarse
su grave situación patrimonial el Consejo Superior aprueba la intervención el 16 de enero en
concordancia con lo establecido por la entonces muy reciente Ley General de Bancos.

El colapso y cierre del Latino, extendió el pánico entre los depositantes y trajo consigo una serie de
corridas sobre aquellos bancos cuya reputación era altamente dudosa para el momento, lo que
produjo el quiebre de otras instituciones.
FOGADE, no tenía la capacidad de hacer frente a las operaciones de rescate de los bancos en los
primeros seis meses de la crisis. FOGADE mantenía cerca de un tercio de sus depósitos en el Banco
Latino. De igual manera, los fondos de fideicomiso de los militares y de la industria petrolera estaban
bajo la custodia del Latino.
Los bancos afectados por la crisis fueron el Banco Latino, el Banco Progreso, el Banco Principal, el
Banco Ítalo Venezolano, el Banco Profesional, el Banco Amazonas, Bancor, el Banco Barinas, el
Banco La Guaira, el Banco de Maracaibo, el Banco Metropolitano, el Banco Construcción, la
Sociedad Financiera Fiveca, la Sociedad Financiera Confinanzas, la Sociedad Financiera Cremerca,
el Banco Consolidado y el Banco de Venezuela.
El gobierno nacional encabezado por el presidente Rafael Caldera estaba desconcertado
completamente. El manejo de la crisis bancaria venezolana no fue una experiencia positiva, careció
de un plan integral, los problemas se fueron atacando en la medida que se fueron presentando y no
hubo una respuesta concreta y definitiva a la crisis al punto que duró unos 18 meses.
Pasados unos tres años, el sistema lucía aparentemente saneado, con muchos bancos
nuevamente privatizados, otros nacionalizados, pero en quiebra o definitivamente cerrados y algunos
vendidos a capitales extranjeros. Se estima que la mayoría de los depositantes lograron recuperar
parte de sus ahorros, aunque con pérdidas patrimoniales considerables en muchos casos, debido al
efecto combinado de la devaluación y la inflación en el tiempo que tardaron en recibir sus fondos.
Esta crisis financiera generó serias consecuencias para el país, siendo el ciudadano común el
más afectado. Se hace difícil olvidar a cientos de familias pasando hambre y otras necesidades, a
empresas cerrando sus puertas y el precio de los bienes y las divisas extranjeras aumentado a
niveles inaceptables de un día para otro

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