Devociones Diarias de Gloria
Devociones Diarias de Gloria
Devociones Diarias de Gloria
Las ultimas semanas que hemos salido a cualquier lugar donde vayamos siempre nos dicen con mi
esposa frases como: “¡Que se parece el niño a su Papá!”, “Es igualito a su Papá”, “Se parece bastante
a usted”, etc. Frases como esas las escucho cada vez que salimos y es que Uziel se parece bastante a
mí, pues es como verme a mi cuando tenía su edad. A veces cuando lo veo me veo reflejado en el en
gestos y me da risa a mi mismo ver lo que nos parecemos, es mas el tiene un lunar blanco en su
brazo derecho casi por su muñeca idéntico al que yo tengo, a veces me sorprendo lo que Dios puede
hacer con un hijo el hecho de hasta permitir que hallan cositas pequeñas que sean igual a su padre.
Cuando escucho comentarios como esos me siento contento, feliz porque se parece a mí y pensando
en eso estos días meditaba sobre lo siguiente:
Que lindo fuera que las personas dijeran que nos parecemos a nuestro Padre Celestial, que hermoso
fuera que las personas vieran en nosotros la imagen de un Cristo reflejado, sin duda no tendríamos
que hacer actividades exageradas como para ganar almas, sino que el mismo testimonio nuestro y las
misma imagen de Dios vivo que reflejamos seria suficiente para que las personas reconociera a
Cristo como su único y suficiente Salvador. Pero lastimosamente no es así.
¿Por qué no querer ser como El?, cada uno de nosotros tenemos las mismas probabilidades de ser
como Jesús fue. Dios no tiene preferidos, para El todos somos iguales, por eso mismo nos ha dotado
a todos de las mismas armas para tratar de igualar a Jesús, pero somos nosotros quienes decidimos
como utilizarlas o como no utilizar dichas armas.
Todos tenemos a nuestro alcance la oración, la Biblia, el ayuno, la vigilia y tantas armas que harían
de nosotros unos mejores cristianos, pero lejos de eso preferimos la inconstancia, el conformismo, el
pecado y muchas cosas mas que lejos de hacernos como El distorsionan la imagen de Dios en
nuestra vida.
Es por esa razón que te motivo y me motivo a mi mismo a que cada día tratemos de parecernos mas
a Jesús, a que cada día las personas vean reflejado en nosotros la imagen de Dios, que cada día de
nuestro existir sea dedicado exclusivamente para tratar de agradar a Dios, para que luego las
personas digan:” ¡Como se parece a Jesús!”
Amado hermano, que nuestro mayor anhelo sobre la faz de la tierra sea parecernos a El, que el
llamarnos cristianos se refleje a través de nuestra manera de vivir.
¿Qué pasa contigo?, hace días que vienes con un animo distinto al que sueles tener, el ir a la Iglesia
ya no te es motivo de alegría, ¿Por qué? las alabanzas ya no son tan gozadas como antes, la
adoración no es la misma y se a perdido el gusto de las predicaciones.
¿Cuántas excusas pondrás?, ¿Quién tiene la culpa hoy?, Si, yo se que reconoces quien realmente
tiene la culpa, se muy bien que sabes lo que esta pasando, aun cuando lo quieras disimular tu ritmo
espiritual ha bajado, ¿Qué pasa?, no me digas que oras como antes, no te engañes pensando que leer
la Biblia el poco tiempo que lo haces es suficiente, cuando antes pasabas horas completas leyéndola,
no me vengas con que en la oración lo que ahora importa es la calidad y no la cantidad de tiempo,
¿A quien pretendes engañar con tanta excusa?
¿Qué pasa ahora con el servicio que realizas?, no que antes te preparabas lo mas que podías para ir y
desarrollar tu servicio lo mejor que podías, antes orabas mucho para que Dios te respaldara, no
soportabas a que llegara la hora para ir a servir, hacías todo por amor.
Te recuerdas el día que estabas en tu casa preguntándote: ¿Por qué hago esto? Y Dios vino y te dijo,
“Hijo lo haces por amor a mi” tu lloraste en la presencia del Señor porque sabias que lo hacías para
El, cada día te levantas con las ganas de servir a Dios, de hacer algo para El, venias a las personas en
la calle sin Cristo y querías detenerte a hablarle de Cristo, ¿Qué pasa ahora contigo?
Tu primer privilegio fue el que mas amaste, no lo podías creer por primera vez ibas a hacer algo para
Dios, era lo mejor que te podía pasar en la vida cristiana, te sentías tan feliz que querías contárselo a
todos, no te importaba que en el privilegio tu labor era de lo mas sencillo posible, tu tenias un
corazón tan agradecido que te sentías como que era el privilegio mas grande sobre la faz de la tierra,
¿Qué pasa ahora?
¿Cuánto tiempo esperaras para mejorar tu relación personal con el Señor?, ¿Qué estas esperando que
pase en tu vida para cambiar tu ritmo?, ¿Por qué permites que el fuego de Dios se apague en tu vida?
Reconócelo, ya no puedes mas, estas cansando, sientes que no tienes fuerza, no quieres reconocerlo
porque siempre tuviste una imagen excelente delante de todos, pero se sincero contigo mismo,
necesitas de Dios, necesitas encontrarte con El, necesitas alimentarte, estas vacío, no hay agua en el
pozo de tu vida, necesitas un respiro, necesitas a Cristo en tu vida.
No me digas que eres cristiano, yo lo se y tu también, pero mas allá de eso es hora de volver a la
senda antigua, a gozar de lo que antes te gozabas, de volver a orar con las ganas que antes lo hacías,
de volver a leer la Palabra como antes lo hacías, Dios quiere de ti eso y mucho mas, El anhela estar
contigo, El te quiere usar, tienes planes muy hermosos para tu vida, pero necesita de ti que avives el
fuego en tu vida.
Ya no puedes mas seguir así, es hora de levantarte, es hora de olvidar los errores del pasado, es
momento de no ver lo que el hombre ha hecho con tu vida, es momento de perdonar a los que han
interferido en tu caminar con Cristo y es hora de perdonarte a ti mismo por todos los errores que has
cometido, es momento de pararte firme y decir: “Señor, aquí esto nuevamente”.
Se que será difícil, pero en este camino no estas solo, tienes a Jesús de tu lado, tienes al
TODOPODEROSO, nadie te podrá hacer frente, porque Dios estará contigo, el peleara las batallas
por ti e ira delante de ti como Poderoso Gigante, te pondrá como cabeza y no por cola, hará de ti una
nación grande y bendecirá a los que te bendigan.
Hermano no te des por vencido, no te quedes ahí sentado, no pienses que ya no puedes volver al
mismo nivel de antes, ¿Quién te dijo eso?, Dios puede hacer que vuelvas al mismo nivel de antes y
superarlo, lo único que necesita de ti es: DISPOSICION.
Tengas titulo o no tienes que saber que cuando eres puesto como cabeza de un grupo de hermanos
eres el pastor de ese pequeño rebaño, sea que te nombren como tal o no. El hecho de tener a tu cargo
un grupo de personas te da la responsabilidad de ser un pastor para ellos.
Personalmente me encanta este versículo de proverbios puesto que nos recuerda de que tenemos que
se diligentes en conocer el estado de nuestras ovejas y a mirar con cuidado por nuestro rebaño.
¿Qué es conocer el estado de tus ovejas?, es estar al tanto de cómo están espiritualmente. Hay
“pastores” o “lideres” que solo ven a sus ovejas en las reuniones de la Iglesia y no se preocupan por
su estado. Es decir un verdadero pastor de ovejas tiene que estar al tanto de la condición espiritual de
sus ovejas, debe de dedicar un momento de charla para saber como están, no cae mal una llamada
telefónica de vez en cuando, un correo electrónico de fortaleza o un buen saludo dentro de la
congregación. Esto es con respecto a reuniones de grupos pequeños de máximo 50 personas. Ahora
bien con grupos grades de personas, ya seria un equipo de pastores y lideres que tendrían que estar al
tanto de sus ovejas.
¿Cuánta gente se nos va de la Iglesia porque no tuvimos cuidado de ellos?, no es por nada pero la
mayoría de personas que se van de las congregaciones son porque necesitaban expresar un problema,
necesitaban un consejería, una palabra de fortaleza o de guianza de parte de su pastor, pero dichas
palabras nunca llegaron, ya sea porque el pastor no tuvo la diligencia para saber el estado de su oveja
o porque simple y sencillamente su visión no es la de cuidar ovejas.
Amados hermanos, estamos en un tiempo en donde la apostasía se esta convirtiendo en una moda,
muchos están alejándose de la verdad, muchos se están yendo de las congregaciones y nosotros no
estamos haciendo nada, simplemente los vemos como se van y los tildamos de carnales y pecadores,
cuando realmente no nos damos cuenta que si nosotros tuviéramos la suficiente diligencia y cuido
sobre ellos, esto no estuviera ocurriendo.
A veces no es necesario ser pastor o líder espiritual para estar pendientes de las personas, todos lo
podemos hacer, si tu puedes dar una palabra de aliento a una personas que tu conoces que la
necesita, pues dásela, si tu conoces a alguien que esta pasando por una situación difícil y sabes que el
pastor nunca la ha ido a visitar y peor aun nunca le ha hecho una llamada para saber su estado,
entonces ve tu y hazlo, no esperemos que solo nuestras autoridades espirituales lo hagan, si bien es
cierto que ellos tienen la responsabilidad delante de Dios, no olvides que todos somos un cuerpo y
que necesitamos estar unidos todos en un mismo sentir.
Yo te motivo a que seamos diligente, a que conozcamos el estado de nuestras ovejas, no perdamos
mas almas solo porque no quisiste hacer una llamada o detenerte un momento para saber como le va
a esa persona que tanta necesidad tiene de una palabra sabia. Seamos prudentes en realizar la obra
que Dios nos encomendó, no permitamos que el enemigo nos este ganando terreno.
Es hora de velar el uno por el otro y de fortalecernos en el Señor todos juntos, pues los tiempos son
difíciles y el enemigo anda como león rugiente viendo a quien devorar.
No me elegisteis vosotros a mí
“Yo os elegí”
Juan 15: 16 “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para
que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre
en mi nombre, él os lo dé”.
Palabra penetrante, Palabra que llega a lo mas profundo de mi corazón: “No me elegisteis vosotros”,
que gran verdad encierra esta frase. No fuimos nosotros quienes lo elegimos, no fue porque tú
quisiste ir o porque lo tenías planeado.
Hay momentos en la vida en donde parece que nada tiene sentido, en donde como que la brújula de
nuestra vida se ha perdido o se ha averiado y nos encontramos en medio de una nada, sin saber que
hacer. En esos momentos de la vida es donde tenemos que recordar que si estamos donde estamos no
es porque nosotros quisimos, no es porque lo teníamos planeado o porque éramos tan buenos que así
lo queríamos, no, realmente no es por eso, sino que fue porque EL NOS ELIGIÓ.
Cuando Dios te dice: “Yo os elegí” te esta diciendo: ¿Por qué dudas?, ¿Por qué tienes temor?, ¿Por
qué te sientes incapaz?, ¿Por qué te sientes indigno? Y toda pregunta que te quiera hacer dudar del
llamado que Dios te ha hecho.
Esa palabra “YO TE ELEGÍ” es una afirmación PODEROSA que nos tendría que hacer descansar
y confiar en el que me eligió.
Amado hermano, quizá tu estas pasando por momentos en los cuales la critica a llegado a tu vida a
tal punto que estas dudando de tu llamado y que has pensado has en tirar la toalla, mas en esta hora
Dios me dice que te diga: “YO TE ELEGÍ”.
Posiblemente habían docenas de personas que podían hacer lo que tu haces, quizá había
humanamente hablando gente mas capaz o con mejores “talentos”, pero Dios te quiso elegir a ti, tu
eras el indicado o la indicada para ese puesto, tu llamado fue Divino y por lo tanto no tienes que
desistir de el.
Yo te animo en esta hora a que no te dejes llevar por la critica, a que los pensamientos que te están
atacando no te desanimen, tu eres un instrumento útil en las manos de Dios y por esa razón el
enemigo tratara por todos los medios de hacerte decaer para que renuncies a tu llamado, pero Dios
que es tan lindo en misericordia y en amor para contigo te dice en esta hora: “YO TE ELEGÍ”.
Amado hermano, a ti no te eligió un humano, ni mucho menos estas ahí porque tu querías estarlo,
sino que fue Dios mismo quien te ELIGIÓ para que vayas y llevéis fruto y vuestro fruto
permanezca, así que ADELANTE, levántate en el Nombre del Señor y Pelea sin parar, pelea porque
Dios esta contigo.
Todos hemos pasado por momentos en los cuales sentimos que nuestros pies resbalan. Esos
momentos son duros, puesto que no son momentos de bonanza, sino que de crisis, desiertos o
tiempos de anonimato espiritual.
Por lo general estos momentos se producen de la suma de muchas circunstancias que hacen desviar
levemente nuestra mirada en el Dios que todo lo puede. Como humanos que somos es normal
sentirse preocupado o atribulado, pero que lindo es entender que aun cuando me siento de estas
formas hay alguien que da paz en medio de todo lo malo.
Que rico es llegar a tu casa, dedicar un tiempo a Dios, hablar con El como hablaras con un amigo,
adorarlo, cantarle con el corazón más que con nuestra voz y decirle lo mucho que lo amamos y lo
mucho que confiamos en El, esto seria lo ideal. Pero en momentos en los cuales sentimos que
nuestros pies resbalan es difícil tomar esta actitud, aun cuando sabemos que la tendríamos que
tomar, ya que debido a las circunstancias que nos han rodeado lo mínimo que queremos
humanamente es ponernos a orar o adorar a Dios.
Danny Berrios dice en una de sus alabanzas: “Alaba a Dios, si estas sufriendo alaba, en la prueba
alaba, si estas llorando alaba, Alaba a Dios”. Que fácil es cantarlo, pero ¿Será que en esos momentos
podremos alabar a Dios?, humanamente es difícil.
Lo lindo de todo esto esta plasmado en el versículo que leímos al inicio, el salmista decía: “Cuando
yo decía: Mi pie resbala, Tu misericordia, oh Jehová, me sustentaba”, es que definitivamente nuestra
naturaleza humana muchas veces nos hace olvidar lo sobrenatural de nuestra relación personal con
Dios, es que cuando yo pienso que estoy propicio a caer, Dios se levanta con su misericordia y me
sustenta.
¿Cuántas veces hemos sentido que ya no podemos?, uh seria muchas quizá, pero que lindo es saber
que aun cuando sentimos que resbalamos, su misericordia es nueva cada mañana y nos sustenta, es
decir te da fuerzas donde no las hay, te saca del lodo cenagoso, del poso de la desesperación, pone
tus pies sobre peña y afirma tus pasos.
Sin lugar a dudas, Dios es hermoso puesto que su misericordia nos sustenta cuando pensamos que
estamos apunto de tirar la toalla.
Amado hermano, posiblemente estas pasando momentos en los que sientes como tus pies poco a
poco van resbalando, pero te tengo una buena, linda y hermosa noticia: “Su misericordia te
sustenta”.
Dios no te dejara resbalar, porque tú no eres de los que retroceden, sino que tú eres de los que han
venido a ser más que vencedores en El. El enemigo te puede decir todo lo que quiera, puede poner
cuanto pensamiento negativo quiera en tu mente, pero aun así SU MISERICORDIA TE
SUSTENTARA, no temas, no desmayes, no te rindas, VAMOS DIOS ESTA CONTIGO, no le des
gusto al enemigo, no seas presa fácil de las mentiras de Satanás, tu eres un hijo legitimo de Dios y
por lo tanto estas bajo su cobertura.
Es momento de poner de pie, de afirmar esos pasos, de quitar todo cáscara de guineo que quiera
hacerte resbalar, recuerda que no estas solo, que la Misericordia de Dios esta ahí para sustentarte,
deja que te tome de tu mano y te afirme.
• Una vida pecaminosa: esta es aquella que no huye del pecado sino que al contrario, el pecado le
causa placer.
• El acomodo en la vida espiritual: Aquella persona que vive una vida espiritual pasiva, en el
sentido que no hace nada por mejorar su relación con Dios.
• La falta de sensibilidad al servicio: Esto es aquella persona que no ve el servicio a Dios como
una forma de agradecerle y agradarlo sino mas bien como una carga dura de llevar.
• Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa,
Las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los
pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia
entre hermanos. (Proverbios 6: 16-19)
II. POR OTRA PARTE HAY COSAS QUE TOCAN O AGRADAN EL CORAZÓN DE DIOS,
ENTRE ELLAS TENEMOS:
• La Fidelidad frente a situación que lo ameritan: Cuando somos tentados a pecar o a fallarle a
Dios e diferentes casos.
• La Humildad y Sencillez de corazón: Cuando no hay altivez en nuestro corazón sino que
reconocemos que lo que tenemos y somos es por pura gracia y misericordia de Dios.
• Una vida que anhela y busca el fruto del Espíritu: Esto es una vida que realmente tiene una
relación personal con Dios y ello la lleva a buscar y mantener el Fruto del Espíritu es su vida y no
solo el Fruto sino que también los dones del Espíritu, lo cual solo se lograra con una comunión
cercana con nuestro Padre Celestial.
• Una Vida que le sirve con amor: Esto es una vida que no pone condiciones para servir ni siente
que el servicio a Dios es una carga sino que al contrario busca la manera de servir porque se siente
agradecido por lo que Dios ha hecho en su vida.
• La Disposición de nunca rendirse frente a las situaciones difíciles que enfrenta: Esto es una
vida que pese a fallar siempre esta dispuesto a dejarse moldear por el Señor y que sea el quien lo
encamine nuevamente. También una vida que frente a las crisis de la vida no se rinde sino que al
contrario siempre da Gloria a Dios por todo.
• Y lo mas importan que Toca el Corazón de Dios o lo alegra es: Aquella vida que esta dispuesta
a entregarse por COMPLETO a Dios no importando las circunstancias ni el pecado, porque Dios no
te veo como eres sino como llegaras a ser cuando El te tome en sus brazos.
Conclusión:
Para poder tocar el Corazón de Dios necesitamos entregarnos por completo a El, el nos busca y
anhela que nuestro corazón sea accesible a El, el quiere glorificarse en ti pero es necesario que
comencemos a Tocar o Agradar el Corazón de Dios, basta ya de una vida sin sentido démosle
sentido a nuestra vida primeramente Agrandando al Corazón de Dios.
c) El amor de un padre hacia su hijo muchas veces le permite ser demasiado permisivo y esto lo
lleva a cometer errores que a la postre influyen negativamente en su hijo.
1. Enseñar: Deuteronomio 6: 7
2. Guiar: Proverbios 22: 6
3. Proveer: 2 Corintios 12: 14
4. Criar: Efesios 6: 4
5. Controlar: 1 Timoteo 3: 4
6. Amar: Proverbios 3: 12
b) Aun cuando los demás piensen que no se merecen nuestro amor. (Lucas 15: 23, 24)
Conclusión:
Cada padre hace lo que sea por su hijo, es por eso que no es necesario que se acerque esta época para
poder reconocer el amor, cariño, dedicación y cuidado que ha tenido sobre sus hijos, sino que cada
día deberíamos reconocerlo como aquel instrumento que Dios uso para engendrarnos y criarnos, que
pese a sus errores y defectos siempre tuvo un momento para demostrarnos cuanto nos ama y cuando
dichoso se siente de que seamos hijos suyos.
Deuteronomio 5: 16
Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus
días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.
Levítico 20: 9
Todo hombre que maldijere a su padre o a su madre, de cierto morirá; a su padre o a su madre
maldijo; su sangre será sobre él.
Proverbios 23:22
Proverbios 23:24
Salmos 27: 10
Salmos 68: 5
Salmos 103: 13
Proverbios 4: 1
Proverbios 6: 20
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre,
Y no dejes la enseñanza de tu madre
Proverbios 15: 20
Proverbios 13:1
Malaquías 4:6
El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no
sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.
Efesios 6: 2
Se pueden ver escenas así aunque la economía de un país bombee a alta velocidad. El desempleo
puede atacar de repente, sin previo aviso. En el transcurso de las semanas pasadas, otros dos gigantes
industriales anunciaron la reducción de miles de empleos. ¿Quién hubiera imaginado que estas
compañías se verían forzadas a anunciar una reducción de personal de tales dimensiones? Sin
embargo, sucede a cada momento. Un ejemplo contemporaneo es lo que sucede en Argentina donde
más de 20% se han quedado sin empleo.
Otro, presidente de una compañía importante, perdió su trabajo cuando decidió reducir las ganancias
de la compañía para salvar los puestos de siete mil empleados. La junta de directores lo despidió por
sus esfuerzos y le quitó la pensión que esperaba recibir.
A menudo me encuentro con hombres desempleados de más de cuarenta años que pierden la
esperanza de alguna vez hallar trabajo. Otros hombres y mujeres pierden sus trabajos cuando las
economías locales cambian de una industria predominante a otra, o a ninguna.
Cuando un hombre que ha trabajado en los aserraderos desde la escuela secundaria de repente se
encuentra con que ya no hay trabajo, no puede simplemente pasarse a la informática. Son tiempos de
desesperación.
Varios años atrás, me encontraba en una serie de reuniones en Escocia, y la BBC me desafió acerca
del cuadro local de desempleo (era de 24%).
Su desafío me obligó a considerar qué les diría a hombres y mujeres a quienes el desempleo los llevó
a la desesperación. Mi mente se remontó varias décadas atrás a mi propia experiencia después de la
muerte de mi padre. Mi mamá, mis hermanas y yo vivíamos de mi pobre salario. Pero durante un
paro de noventa días no tuve trabajo. Los sindicatos no nos dieron ni un centavo y esos tres meses
me enseñaron mucho acerca del desempleo y la pobreza. ¿Qué hicimos entonces? Los siguientes
nueve principios reflejan no solo lo que hice sino lo que ahora pienso que debí haber hecho.
Este patrón lo vemos varias veces en los Salmos. Los hombres fieles pueden sufrir el ataque de sus
enemigos o el embate de los elementos naturales pero la constante es que ven a Dios como el
soberano del universo que permitió que esas pruebas se cruzaran en su camino. «Nos hiciste
retroceder ante el enemigo; nos han saqueado nuestros adversarios», clama el salmista. «Cual si
fuéramos ovejas nos has entregado para que nos devoren, nos has dispersado entre las naciones. Has
vendido a tu pueblo muy barato, y nada has ganado con su venta … Todo esto nos ha sucedido, a
pesar de que nunca te olvidamos ni faltamos jamás a tu pacto» (Salmo 44:10-12,17). «Has sometido
a tu pueblo a duras pruebas; nos diste a beber un vino embriagador», escribe (Salmo 60:3). «Tú, oh
Dios, nos has puesto a prueba; nos has purificado como a la plata», declara (Salmo 66:10). «Me has
echado en el foso más profundo, en el más tenebroso de los abismos», le dice a Dios. «El peso de tu
enojo ha recaído sobre mí; me has abrumado con tus olas» (Salmo 88:6-7).
Amós, profeta del Antiguo Testamento, sigue un razonamiento similar cuando escribe: «¿Ocurrirá en
la ciudad alguna desgracia que el SEÑOR no haya provocado?» (Amós 3:6). El patrón continúa en el
Nuevo Testamento. «Lo que soportan es para su disciplina», nos anima el autor de Hebreos, «pues
Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les
deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos … pero Dios lo
hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad» (Hebreos 12:7-8,10).
No pierdas el tiempo culpando a los intermediarios por estar sin trabajo. Algún superior puede tener
la responsabilidad de tu apuro pero si eres un creyente en Cristo, no te sucede nada que no pase
primero por las manos de Dios. No importa cuál sea la prueba; considérala parte de su disciplina
para ayudarte a ser más como Jesucristo.
«Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo», dice Proverbios 25:2 y
según el Nuevo Testamento, los creyentes son reyes y sacerdotes. Por lo tanto es nuestra «gloria»
tratar de entender lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Todos ansiamos una respuesta
racional a nuestras circunstancias y dado que sabemos que Dios no es irracional, creemos que
nuestras experiencias en la vida tienen algún significado. Queremos entenderlas si podemos.
Estoy seguro de que uno de los héroes del Antiguo Testamento pasó mucho tiempo «investigando»
la razón que estaba detrás de todas las penurias brutales de su vida. La historia de José ocupa casi un
tercio del libro de Génesis, lo cual indica que es de gran importancia. Los capítulos del 37 al 50
describen una familia en la que un cóctel mortal de celos, amargura y enojo finalmente llega al punto
de ebullición y termina en traición y por poco en homicidio. Los hermanos de José lo venden como
esclavo y durante varios años le sobreviene una calamidad tras otra. Lo acusan falsamente de
violación y lo meten preso injustamente, donde languidece por un tiempo.
José debe haber pensado: Dios ¿qué estás haciendo? ¿Por qué me abandonaste? ¿Qué te traes entre
manos? Para los espectadores sin duda Dios había abandonado a José, se había olvidado de él, lo
había desechado. Sin embargo, a su tiempo, el Señor usó las circunstancias adversas de este joven
para un gran propósito. El propio José finalmente llegó a verlo después de que Dios lo elevó al poder
en la tierra de su cautiverio. Cuando sus hermanos traicioneros (y temerosos) volvieron a él años
después, les dijo: «Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en
bien» (Génesis 50:20). El salmista nos ofrece una reflexión más profunda acerca de los propósitos de
Dios cuando escribe: «Pero envió delante de ellos a un hombre: a José, vendido como esclavo. Le
sujetaron los pies con grilletes, entre hierros le aprisionaron el cuello hasta que se cumplió lo que él
predijo y la palabra del SEÑOR probó que él era veraz» (Salmo 105:17-19).
Dios puede estar haciendo muchas cosas en nuestra vida al permitir que perdamos un trabajo. Pero
una cosa es segura: como un padre con su hijo, Dios está moldeando nuestro carácter Entonces
tenemos que preguntarnos: «¿Qué parte de mi carácter necesita trabajo?»
Los que sirven al Señor Jesucristo pueden descansar en la seguridad de que Dios nunca va a
malgastar sus sufrimientos ni permitir que sufran sin sentido alguno. Creo que hay un propósito
detrás de todo lo que toca nuestras vidas y nuestra tarea es hallar ese propósito en lo posible. Si de
repente nos despiden, podemos decir: «Creía que era un buen trabajo pero Dios sabe lo que más
conviene. Debe haber algo mejor para que yo haga en vez de trabajar para esta compañía. Ahora
debo descubrirlo».
¿Recuerdas a mi amigo que perdió su puesto después de trabajar veinticinco años para la compañía?
Dios tenía un mejor propósito para él: un ministerio fabuloso que jamás había previsto. Un día la
iglesia le propuso un puesto para trabajar con los ancianos. La iglesia nunca pensó proponérselo
cuando él tenía un «puesto importante» pero ese parecía ser el momento justo. ¡Y lo era! Sintió que
había llegado al cielo cuando la iglesia le abrió las puertas para ministrarle a los ancianos. Nunca
había vislumbrado una carrera tan placentera cuando dejó el mundo de los negocios a los cincuenta y
tres años.
Muchos años atrás, antes de fundar la Asociación Evangelística Luis Palau, a mí también me
despidieron. Gracias a Dios, para ese entonces ya había aprendido estos principios y de inmediato
traté de ponerlos en práctica. Durante casi tres meses, a menudo me sentaba en una mecedora
tratando de resolver: ¿Por qué Dios permitió que pasara esto? Tiene que haber una razón. Mientras
tanto tuve que seguir adelante, e íbamos dando tumbos de un lado a otro tratando de construir el
equipo desde cero. Pero seguía pensando: Dios está tratando conmigo y con mi alma en medio de
todo esto. Está tratando de enseñarme algo que no hubiera aprendido de ninguna otra manera. Él no
lo haría simplemente porque le dio la gana. Él no estaba mirando para otro lado cuando esto sucedió.
Creo que Dios tiene un propósito y tengo que saber cuál es.
Esa experiencia no solo condujo a la creación de nuestro equipo sino que también hizo que me diera
cuenta de que tenía que caminar más humilde con mi Dios. Me sacudió y demolió todo orgullo por
mis habilidades, mi gracia o mi capacidad para ganarme a la gente. Dios sí tenía un propósito en lo
que permitió que sucediera… y él quería que lo descubriera.
Muchos de nosotros decimos que no tenemos tiempo para orar; pero el desempleo lo cambia todo.
De pronto tenemos todo el tiempo del mundo.
Si estás sin trabajo, te recomiendo que dividas tu día en distintos segmentos. En el primer segmento,
pasa dos horas a solas con Dios de rodillas. Lee y estudia su Palabra, ora y alábale. Recuerda lo que
el apóstol Pablo decía acerca de la Escritura: «De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se
escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener
nuestra esperanza» (Romanos 15:4).
Emplea ese tiempo para desarrollar un corazón para Dios, para nutrir una relación tierna y sensible
con Él. El sufrimiento puede amargarte y alejarte de Dios o acercarte a Él y permitirte entender
mejor su mente y su corazón. Así que escucha a Dios y si es necesario, llega al exceso con la Biblia,
la oración, un cuaderno y nada más. Desecha todos los demás libros (incluso este) y propónte pasar
tiempo a solas con Dios. Dile: «Señor, creo que tienes un propósito para mí. Dime cuál es. ¿Qué
debo aprender de todo esto? ¿Qué estás tratando de enseñarme? Estoy atento; la antena está lo más
alto posible».
Este no es el momento de protestar contra Dios. Los tiempos de crisis deberían ponernos de cara al
piso y movernos a confesar: «Señor, aquí hay algo que aprender, estoy escuchando con atención.
Soy un esclavo humilde. Quiero aprender todo lo que necesito porque no quiero pasar de nuevo por
esto». En vez de quejarte, discutir o protestar, cierra la boca. Como dijo David: «Vigilaré mi
conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca» (Salmo 39:1).
Al pasar tiempo a solas con Dios a través de su Palabra, mantén tu corazón abierto y deja que el
Espíritu Santo te señale los ámbitos que necesitan trabajo o los nuevos rumbos que quiera que tomes.
Ante todo, manténte abierto a las «cosas nuevas» que él quiera que hagas en tu vida. El no hacerlo
puede dar por resultado largos años de tristeza y de dolor innecesario.
Un hombre construyó un estilo de vida acomodado para él y para su familia trabajando un territorio
de ventas rentable de tres provincias. Era dueño de varios automóviles de lujo y de un avión privado.
Al tiempo comenzó a considerar el territorio como de su propiedad y a ser negligente con su trabajo.
Su esposa le advertía: «Te estás volviendo descuidado, no le estás dando seguimiento a las
llamadas». Pero él no le hacía caso.
Un día la compañía se vendió y el nuevo supervisor del hombre lo citó en el aeropuerto para una
reunión de veinte minutos mientras esperaba su siguiente vuelo. «Estás acabado», le dijo sin
ceremonias. «No hay lugar a protestas. No has cumplido con las expectativas, ni has ampliado tu
territorio y tus ventas tampoco subieron. Terminaste y ya le di tu trabajo a otro.»
El hombre se amargó tanto por su despido y se volvió tan melancólico que su esposa temía que se
quitara la vida. Se rehusó a buscar trabajo y comenzó a gastar las reservas y las inversiones. Su
esposa tomó un trabajo de baja remuneración y finalmente él comenzó a trabajar como administrador
de una pequeña organización. Su espíritu amargado y enojado aun se dejaba entrever y una nube
negra lo seguía a todas partes. De nuevo se volvió descuidado en este trabajo y también lo
despidieron.
El segundo despido lo amargó tanto que se alejó de la iglesia y prácticamente se olvidó de Dios y del
cristianismo. En vez de aprender lección, humillarse y decir: «Señor, ¿qué estás tratando de
enseñarme?» se enojó, y la amargura saltaba de su boca. Antiguos amigos ya no querían hablarle; de
todos modos no los escuchaba.
Este hombre se rehusó a descubrir y a aplicar los principios de Dios. En veinte años no aprendió
nada y en realidad retrocedió. Es una lección sobre lo negativo que ilustra lo que puede suceder si
elegimos ser tercos.
Siempre nos quejamos de no tener suficiente tiempo para la familia. El período de desempleo es una
etapa única que quizá nunca vuelva a suceder. El el momento de hacer con la familia todo lo que has
anhelado hacer pero por factor tiempo no has cumplido. Sugiero que pases por lo menos dos horas
con tu querida esposa y tus hijos.
Para animarte dejame citar Deuteronomio 6:4-8: «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único
Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate
en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de
ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; 9 escríbelas en los postes
de tu casa y en los portones de tus ciudades».
Dedica dos horas de tu día a trabajar como voluntario en tu iglesia o en una organización de servicio
a la comunidad. Averigua quién necesita ayuda con la casa o con el jardín o un trabajo de pintura o
reparaciones eléctricas. Las viudas y los ancianos siempre necesitan una mano amiga; ¿por qué no se
le das?
Cultiva una actitud de siervo y busca formas de ayudar a otros. Como dijo el apóstol Pablo:
«Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo» (Gálatas 6:2) y «En
efecto, al recibir esta demostración servicio, ellos alabarán a Dios por la obediencia con que ustedes
acompañan la confesión del evangelio de Cristo, y por su generosa solidaridad con ellos y con
todos» (2 Corintios 9:13).
7. Busca trabajo.
Dedica dos horas al día buscando empleo. Hay que poner tu currículum vitae al día y en una forma
profesionalmente presentable. Luego anda y busque trabajo. Con toda seguridad tienes contactos con
parientes, amistades y miembros de la iglesia. Además siempre hay empresas buscando empleados
en los diarios.
En vez de sentarte en tu casa esperando que te llame un posible empleador, ¿por qué no empleas
parte de tu tiempo para llevarles el evangelio a los que todavía no conocen a Cristo? Reúne un
equipo de tu iglesia y planeen una estrategia para evangelizar su comunidad. Si es verano,
desarrollen un club de Biblia en el patio de una casa y presénteles a Jesús a los niños del barrio. Tu
iglesia puede ayudarte a conseguir los materiales necesarios. Un organiza un torneo de baloncesto de
tres contra tres. O propón una fiesta en la calle para la gente del barrio. Emplea tu tiempo con
creatividad para llevar las Buenas Noticias de Jesucristo a los hombres, mujeres, niños y niñas de tu
manzana que todavía no han hecho un compromiso de fe con el Señor.
Si pasas dos horas de rodillas con Dios y cuatro más con ahínco para ayudar a otros, te recomiendo
que también pases otras cuatro horas por día buscando trabajo o planeando un nuevo negocio.
Hazte una evaluación sincera. ¿Qué tipo de retiro necesitas? ¿En qué eres bueno? ¿Qué es lo que te
gusta? ¿Qué necesidades sin cubrir ves a tu alrededor? ¿Con quién puedes hablar que te dé ideas
creativas?
Si me hallara sin trabajo, muy seguro de que reuniría dos o tres personas más y les diría:
«Comencemos algo nuevo. ¿Qué recursos tenemos? ¿Qué necesita la gente? ¿Cómo podemos suplir
esa necesidad?» Adelante. Tú también puedes hacerlo.
Si tienes una parcela de tierra, no importa cuán pequeña sea, planta algo: ya sean tomates, lechuga,
papa, frijoles, etc. Si no tienes un pedazo de tierra pídelo prestado. Muchas personas estarían
dispuestas a permitirte usar una parcela si tan solo le explicas tus motivos. Diles: «Mire, estoy sin
trabajo. Quiero plantar algunos vegetales. ¿Podría usar una esquina de su parcela?»
En Suiza, el país más rico del mundo en ingresos per capita, prácticamente cada pedazo de tierra que
no está reservado para caminar o para la vida silvestre está cultivado. En todos lados se ven
pequeñas parcelas de seis por seis en las que alguien ha sembrado algo. La mayoría de los suizos no
lo necesitan (tienen más dinero para guardar que nadie en el mundo) pero si los ricos pueden hacerlo,
¿por qué los pobres no? Busca una parcela abierta y cultiva algo. Y en poco tiempo no solo tendrás
algo para comer sino la satisfacción que solo conocen los granjeros.
En Belfast, Irlanda, muchos años atrás estaba visitando la casa de una señora cuyo esposo y su hijo
estaban sin trabajo. Cuando el padre apareció, lo saludé y hablamos un rato. Se quejaba de que tenía
que vivir de la pensión de desempleo y refunfuñaba que el estipendio del gobierno era muy poco
para su familia. Luego desapareció. Al poco rato volvió vestido de punta en blanco.
—Me voy al hipódromo —respondió. ¡Lo poco que tenía lo iba a gastar en los caballos!
Mucha gente hace eso. En vez invertir su dinero en forma creativa, lo malgastan en apuestas. Otros
van a los bares y se sientan allí durante horas, ahogando sus penas en alcohol y finalmente salen más
pobres de lo que entraron.
El desempleo no es divertido pero no tienes por qué empeorar la situación malgastando tus recursos
limitados en apuestas, bebidas y juergas. Recuerda lo que escribió el apóstol Pedro: «Pues ya basta
con el tiempo que han desperdiciado haciendo lo que agrada a los incrédulos, entregados al
desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las orgías, a las parrandas y a las idolatrías
abominables. A ellos les parece extraño que ustedes ya no corran con ellos en ese mismo
desbordamiento de inmoralidad, y por eso los insultan. Pero ellos tendrán que rendirle cuentas a
aquel que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos» (1 Pedro 4:3-5).
Un día deberemos comparecer ante el tribunal de Cristo y él estará interesado en ver qué hicimos
con nuestro tiempo y con nuestros recursos. Emplea tu tiempo con sabiduría durante esta temporada
de desempleo para que puedas presentar un buen informe.