3 Pascual As
3 Pascual As
3 Pascual As
Pedro de Valdivia,
Carta Instrucción a sus apoderados,
Concepción, 15 de octubre de 1550
ÍNDICE
Presentación 6
Prólogo 9
Introducción 13
Bibliografía 106
14 Armando Cartes Montory
Anexos
a pensar que si tan solo una fracción del espíritu que motiva este libro,
hubiese animado a los penquistas hace cien años, habríamos evitado
tanta destrucción consentida de nuestros paisajes, de nuestras lagunas
y especialmente de la Tres Pascualas. No todo es tan negativo, sin
embargo y no todo está perdido. Por el contrario, la naturaleza ha sido
benevolente con esta ciudad, ya que sigue vistiéndola de lagunas, y
su recuperación ha empezado a ser, más que un deseo colectivo, una
materia de preocupación urbana e institucional constante, a través de un
plan de recuperación que día a día las ve posicionarse más dignamente
en la imagen de la ciudad.
1
Jerónimo de Vivar, Crónica de los Reinos de Chile, Edición de Angel Barral Gómez, Editorial
Dastin, España, 2001, p. 232.
2
Gerardo Larraín Valdés, Pedro de Valdivia, Editorial Luxemburgo, Santiago de Chile, 2°
edición, 2001, p. 329.
26 Armando Cartes Montory
Las Tres Pascualas 27
P
asados ocho días, mandó el Gobernador levantar el campo y tornó a pasar
el río de Nivequetén y caminó hasta donde se ajunta y era en el río de Bio-
Bio y por orillas bajó con toda le gente hasta junto a la mar. Asentó su
campo junto al río de Andalién y el Biobio en un compás de llano que allí están.
Hay del un río al otro media legua. Tenía el campo donde estaba sitiado de una
parte una pequeña laguna de agua dulce. Todo lo restante era llano. Estuvimos
allí un día y medio, y en este tiempo la segunda noche, ya rendido el primer cuarto,
vinieron por la sierra que vecina allí estaba, por encima de una loma que tenía tres
leguas de largo. Es de grandes quebradas que de ellas proceden espesos y grandes
árboles. Este e el camino y o parte por donde ellos más se atreven a andar con su
gente de guerra, porque en general en todos ellos cuando vienen a dar en españoles
asitian [¿sitian?] semejantes partes para tener reparo, y lo principal que buscan
es tener huida. Traía esta gente un capitán que se decía Aynavillo, hombre belicoso L a “Crónica y relación copiosa…” de
Jerónimo de Vivar, tiene auténti-
co valor histórico, pues su autor fue
y guerrero. Bajado este capitán con su gente a lo llano se pusieron en su escuadrón
y comenzaron a tañer sus cornetas porque otros instrumentos no usan. Con estas testigo presencial de los hechos. Era
cornetas se entienden y, marchando hacia nosotros, sus picas caladas y los flecheros conocida, pero su texto no había sido
sobresalientes, fue su acometimiento con tanto ímpetu y alboroto y gran alarido encontrado hasta hace pocas déca-
como lo usan. Como era valle resonaba el eco de las voces más furioso y aun más das. El manuscrito se encuentra en la
temeroso. Ya el Gobernador los estaba esperando con su gente, con el ánimo que Newberry Library de Chicago y fue
en tal tiempo los españoles acostumbran. Pelearon tres horas, que jamás pudieron publicado en Santiago, en facsímil y
romper a los indios. Eran tan recios los palos y tan espesos que daban a los caballos con transcripción de Irving Leonard,
en las cabezas, que les hacían empinar y revolver para atrás. por el Fondo Medina en 1958. Su re-
Viendo el Gobernador que no les podía entrar por valerosamente que pe- lación de la batalla de Andalién, de
leaban, y que los peones tenían trabajo en resistirlos, se apearon más españoles y la cual se consigna un fragmento en
entraron con toda furia(...) esta página, resulta interesante ya
que describe también el valle que,
dos siglos más tarde, ocuparía la ciu-
dad de Concepción.
28 Armando Cartes Montory
3
Alonso de Góngora y Marmolejo, Historia de todas la cosas que han acaecido en el Reino de Chile
y de los que lo han gobernado (1536-1575), Ediciones de la Universidad de Chile 1990, p. 95.
4
Cartas de don Pedro de Valdivia que tratan del descubrimiento y Conquista de la Nueva Extremadura,
Editorial Andrés Bello, 1991, p. 155.
El cronista Vivar, testigo pero no partícipe en la batalla, confirma
la violencia del encuentro y el valor desplegado por los combatientes,
guiados por el cacique Ainavillo:
una tercera laguna, situada a los pies del Cerro Chepe, hoy desaparecida. De
manera que sólo Las Tres Pascualas permanece.
10
Carta al Corregidor Ambrosio Lobillo. Concepción, septiembre 1754. C.G., Vol. 677,
fs. 163.vta. Citado en: Leonardo Mazzei de Gracia y Arnoldo Pacheco Silva, Historia del
Traslado de la Ciudad de Concepción, Editorial de la Universidad de Concepción, 1985, pp. 52
y 53.
Las Tres Pascualas 33
“Plano de la Nueva Concepcion de Chile situada en el Valle de Rozas” ; Manuscrito, colores; 410 x 590 mm., anónimo, Archivo General de Indias, Atlas
Cartográfico del Reino de Chile, Siglos XVI- XIX, Instituto Geográfico Militar, Santiago, 1981.
34 Armando Cartes Montory
11
Informe del doctor Dn. Francisco Javier Barriga, Presbítero domiciliario de la ciudad
de Concepción y valle de Rozas del reino de Chile, sobre los términos en que se actuó su
traslación al valle de la Mocha, transcrito en: “Historia del Traslado…”, op. cit., pp. 142-143.
12
Reinaldo Muñoz Olave, Traslación de la ciudad de Concepción desde su sede en Penco al sitio que
actualmente ocupa en los años 1751-1765, BACH n° 18, 1941.
Las Tres Pascualas 35
36 Armando Cartes Montory
de algunas marinas, que llaman mantas, y porque jamás volvieron los cuerpos a la
superficie de sus aguas, y es regular haya en ellas estos monstruos, pues los hay en
otros lagos de aquel reino”13 .
13
Vicente Carvallo y Goyeneche, Descripción Histórico Geográfica del Reyno de Chile, tomo I, p.
96, en Colección de Historiadores de Chile, t. VIII.
Concepción en 1816, por Choris.
38 Armando Cartes Montory
abajo. Es más probable, entonces, que las algas o el fondo fangoso del
lago hayan causado el penoso desenlace.
14
Historia del traslado de la ciudad de Concepción, op. cit., pp. 157-169.
15
Gustavo Opazo Maturana, Familias del Antiguo Obispado de Concepción, Editorial Zamorano
y Caperán, 1957, p. 218.
Las Tres Pascualas 39
Poco queda hoy del cerro Gavilán, el actual cerro Amarillo. Fue
cortado y reducido, para permitir la continuidad de las calles Rengo,
17
José Espinoza y Felipe Bauzá. Descripción del Obispado de Concepción, en La expedición Malaspina
en la frontera austral del Imperio Español, Rafael Sagredo Baeza y José Ignacio González Leiva,
Editorial Universitaria, 2002, pp. 395 y 396.
42 Armando Cartes Montory
18
Horacio Lara Marchant, La Ciudad Mártir, Ediciones La Ciudad, Municipalidad de
Concepción, Concepción, 3° edición, p.62.
19 Domingo Amunátegui Solar, El Cabildo de Concepción, 1782-1818, Establecimientos
Gráficos Balcells y Co., Santiago, 1930, p. 23. Unos años después, por Resolución del
Cabildo de 28 de agosto de 1793, se acordaba pedir al intendente Mata Linares la supresión
del impuesto de balanza, ya que la ciudad contaba con ingresos suficientes para seguir la
obra del terraplén de calles, en que estaba empeñada. “Concluida ésta, indicaba el Cabildo,
sus fondos podrían aplicarse a la obra de desecación de la pequeña laguna de Gavilán, y así
sucesivamente a las demás cuya necesidad fuere bastantemente certificada.” (Amunátegui,
p. 30).
Las Tres Pascualas 43
20
Así, en una presentación al Presidente don José Santiago Concha, el 2 de diciembre
de 1801, el Obispo Tomás de Concepción, señalaba: “La laguna de Gavilán, puesta a
distancia de dos cuadras de la Plaza, con notable perjuicio y deformidad de esta República,
ya se ve en estado de desaparecer en muy poco tiempo, pues el doctor don Juan, luego que
llegó, promovió con tanta dedicación y exigencia la obra de desecarla, con arbitrios que ha
solicitado del vecindario y con algún dinero de los propios, que hoy se halla muy adelantada
la obra y con esperanzas positivas que se concluya en el término de tres años, librándose la
ciudad de este enemigo que tanto mal hace a la salud de todos” (Lara, pp. 63 y 64).
21
“…Durante la semana que termina el 1 de Octubre de 1892, informaba Andrés Ferrari
M., entre otros trabajos en ejecución: Continúa el desmonte del Cerro Amarillo, se está
segando la laguna de los negros, se realiza el segado de las lagunas próximas a la ribera del
río Bío Bío, etc.” (Cit. en: Jaramillo Jara, Salvador, Concepción a fines del siglo XIX, Seminario
de Especialidad, Universidad de Concepción, 1980).
44 Armando Cartes Montory
dice Barros Arana, no podía tener noticias exactas de los refuerzos que
habían llegado a Talcahuano, por lo que no cesaba de pedir a O’Higgins
que apurase su llegada. “Al alba pienso ser atacado; y si V. E. no acelera su
marcha a toda costa en auxilio de esta división, pudiera tener un fatal resultado
para el país”22. Las fuerzas patriotas, por desgracia, que debían todavía
trasmontar la cordillera de la costa, no llegarían a tiempo.
Combate del cerro Gavilán, en que se aprecia la ubicación de las tropas pa-
triotas, comandadas por José Gregorio Las Heras y las españolas lideradas por
Ordóñez y Morgado, apoyadas por cañoneras situadas en el Bío-Bío.
Las Tres Pascualas 47
Oficio del Director Supremo al Delegado comunicándole el triunfo alcanzado por Las
23
Heras en el Gavilán, mayo 5 de 1817, Archivo O’Higgins, tomo XVIII, pp. 267-269.
24
Bartolomé Mitre, op. cit., p. 49.
48 Armando Cartes Montory
27
Cfr. Rodrigo Lagos, Rol Urbano de la Laguna Tres Pascualas, cit. en López O., M. Valeria,
Recuperación Urbana. Laguna Tres Pascualas, Seminario de Título, Universidad del Bio-Bio.
28
Una solicitud de los vecinos, dueños de propiedades a la orilla de la laguna, dirigida la la
Municipalidad, de fecha 5 de noviembre de 1898, así lo comprueba: … con todo respeto decimos
que la acequia que conduce el agua hasta el matadero, se ha destruido en las calles y sitios por donde atraviesa
hasta el establecimiento de las Monjas del Buen Pastor, con notable perjuicio de las personas que tienen sus
terrenos ahí, por motivo de estar con demasiada humedad impidiéndoles hacer en ellos toda clase de trabajos
y al mismo tiempo en estos pajonales se forman emanaciones pútridas que comprometen las salubridad de
Plano de Concepción en 1856, confeccionado por
los vecinos” (citado en: Torres Irribarra, José, Concepción a fines del siglo XIX, Seminario de Pascual Binimelis (detalle).
Especialidad, Universidad de Concepción, 1980).
50 Armando Cartes Montory
29
La calle Camilo Henríquez, ubicada en el barrio denominado “San Carlitos”, recibe su
nombre por acuerdo municipal del 13 de diciembre de 1908 (Libro de Oro, op. cit., p. 326).
30
Mario Valdés Urrutia, “En torno a dos planos de la ciudad de Concepción (Chile): 1859 y 1912)”,
Revista de Historia, Universidad de Concepción, años 9-10, vols. 9-10, 1999-2000, p. 388.
Las Tres Pascualas 51
una línea recta al extremo norte del edificio del Matadero, otra que, siguiendo la
dirección de la muralla de este establecimiento, encuentre la paralela de la calle
o camino de Puchacay, a ciento veinte metros de su lado Norte hasta el estero del
Molino de Puchacay”31.
31
Juan Miguel Millas, Recopilación de las Leyes, Ordenanzas, Reglamentos y otras disposiciones vigentes
en Concepción, Imprenta de El Sur, Concepción, 1902, p. 10.
32
López, op. cit., p. 17.
33
Diario El Sur, 4 de junio de 2005, (reportaje de Roberto Fernández y Roberto Quintana).
la precariedad del poblamiento. Poco a poco, sin embargo, la ciudad
se va desarrollando hacia el norponiente. El crecimiento urbano, va
desplazando a la laguna Las Tres Pascualas, una vez situada en los
extramuros, al centro geográfico de la urbe.
Concepción hacia 1919 desde el cerro La Pólvora. Al fondo se
aprecian las torres de la Catedral y, en primer plano, la laguna
y el Club de Regatas.
54 Armando Cartes Montory
“Es la primera vez, señor, nos expresó, después de 20 años que resido en este barrio que he
oído el estraño grito de un pájaro desconocido. Ud. mismo, señor, lo oye en estos momentos….
Y nos hacia silenciar con un ademan temeroso para que escucháramos un grito penetrante
que salía de entre un grupo de totoras próximo a la ribera.
Esta no es tagua, señor, nos dijo, porque no es el canto de esta ave el que Ud. Está
apercibiendo y que los que vivimos por aquí estamos acostumbrados a oir con frecuencia.
Dicen los que saben que este animal es la cabeza de un muerto, cuyo cuerpo debe encontrarse
en la casa en que debió ser asesinada la persona a que pertenecía, y aun estoi por asegurar
que se trata de una mujer, por que el pájaro en la entonación de su canto parece espresar una
queja doliente mui parecida a la de una voz femenina.
Agregan algunas personas que esta ave se remonta a gran altura, pero que
cuando es sorprendida durante su vuelo y se hace la “cruz de Salomon”, cae
inmediatamente, perdiendo por momentos su facultad de elevarse, mientras no
intervenga en su favor alguna bruja que tenga vinculaciones secretas con ella”.
“Ya lo creo, señor. Es un pájaro de cuello estirado y de cabeza blanca, y cuyo cuerpo tiene la
propiedad de cambiar de colores.”
El Club de Regatas
La nostálgica saga del Club de Regatas Arturo Prat,
situado junto a la Laguna Las Tres Pascualas y que, comenzando
el siglo XX, alcanzó gran brillo deportivo y social, hasta recibir
en sus salones al mismo Presidente Pedro Montt.
34
Diario El País de Concepción, 30 de septiembre de 1899, citado en: Torres Irribarra, José,
Concepción a fines del siglo XIX, Seminario de Especialidad, Universidad de Concepción, 1980.
58 Armando Cartes Montory
Regatas en la laguna.
1988, p. 69.
37
El Viaje de S. E. a las provincias del Sur”, Revista Zig-Zag, n° 160, marzo 15 de 1908.
38
“El Presidente en Concepción”, Revista Zig-Zag, n° 197, noviembre 29 de 1908.
39
Una guía turística de Concepción, de 1920, señalaba sobre el Club de Regatas: “Es fácil
obtener bote en la administración de esta propiedad” (El Turismo en la Provincia de Concepción,
Sociedad Imprenta y Litografía Concepción, 2° edición, 1927, p. 147).
64 Armando Cartes Montory
La más notable fue la extensa propiedad de don Adrián Haran, Castillo Haran.
ciudadano francés avecindado en la ciudad, quien construyó “un pequeño,
pero hermoso castillo sumamente elegante, según relata René Louvel,
con preciosas habitaciones, lindos muebles, toda clase de comodidades y
sendos botes para pasear en la laguna”40. El Castillo Haran se iluminaba
durante el desarrollo de las Noches Venecianas, dándole a la fiesta un
esplendoroso marco.
40
Louvel, op. cit., p. 214.
41
La sociedad Mauger y Harán, formada en 1890 con capital de $250.000.- (Rodrigo
Miranda Ojeda y Jaime Riffo Cortés, Inmigración Francesa en Concepción. 1885-1930, Tesis
para optar al grado de Licenciado en Educación con Mención en Historia y Geografía,
Universidad de Concepción, 1994, p. 89).
42
Inscripción de fojas 77 n° 48, de 31 de diciembre de 1896, en el Registro de Comercio
66 Armando Cartes Montory
de Concepción.
43
Concepción en el Centenario Nacional, op. cit., ps. XVII y XVIII.
44
Inscripción de fojas 125 n° 128, de 15 de diciembre de 1913, en el Registro de Comercio
de Concepción.
Mazzei de Grazia, Leonardo, Sociedades comerciales e industriales y economía de Concepción 1920-
45
46
Pacheco Silva, Arnoldo, Historia de Concepción, Siglo XX, Cuadernos del Bio-Bio, p. 76.
47
Pacheco Silva, Arnoldo, Economía y sociedad de Concepción, Ediciones Universidad de
Concepción, 2003, p. 122.
Cit. en: Torres Irribarra, José, Concepción a fines del siglo XIX, Seminario de Especialidad,
48
49
Idem, p. 127.
50
Diario El Sur, 4 de junio de 2005, (reportaje de Roberto Fernández y Roberto Quintana).
51
Idem.
52
El libro de la Provincia de Concepción, op. cit., p. 103.
Las Tres Pascualas 69
53
Plano confeccionado por Ramón del Castillo, Director de Obras Municipales en 1950, En 2014, la recuperación del entorno de la laguna es
todavía una tarea pendiente.
incluido en la obra citada de Oliver y Zapatta.
54
Opinión de Alvaro Espinoza, miembro del Departamento de Medio Ambiente de la
Municipalidad de Concepción y doctor en Medio Ambiente, en “Recuperación de lagunas,
un sueño lejano”, Diario El Sur, 25 de noviembre de 2004.
55
Araya, Elizabeth, Guía para la observación de un sistema lagunar, Seminario de Título, 1995,
Centro Eula.
56
El sector no cuenta con una red de colectores de aguas lluvias, que lleven los flujos hacia el
sistema orgánico de evacuación y que desagüe hacia el río Bio-Bio o el río Andalién.
57
La obra, por valor de 1.070 millones, permitió erradicar los asentamientos de Vicuña
Mackenna, con 53 familias; Siete Vueltas, con 46 familias; Santiago Bueras, con 40
familias; y Comité Bulnes, con 21 familias (información proporcionada por Pablo Martínez
Fernández).
70 Armando Cartes Montory
58
Parra, O., Dellarossa, V., Conejeros, M., Campos, H. & Steffens, W., 1989: Estudio de la
eutroficación de la Laguna Grande de San Pedro y Las Tres Pascualas. Universidad de Concepción,
Chile, 174 pp.
59
Revista La Ciudad, 1990-2000, p. 13.
60
Diario El Sur, 10 de abril de 2005. Ha habido indudables avances. En mayo del 2000
la calidad del agua arrojaba un promedio de 5.060 coliformes (CF) por cada 100 ml.,
siendo la norma chilena de sólo mil. Para el invierno de 2004, la concentración se había
reducido a 1.600 CF/100ml, todavía sobre la norma. La laguna presenta, además, altas
concentraciones de fósforo y nitrógeno, importantes nutrientes de la flora acuática. Se
espera que esto cambie con la erradicación de las familias.
Las Tres Pascualas 71
63
Cfr. Centro Eula, Saneamiento de la Cuenca Hidrográfica del Río Bio-Bio y del Área
Costanera Adyacente, 1993.
64
Pérez, L., op. cit, p. 10. Tagüita
65
Medina Garrido, Ricardo Andrés, Propuesta de manejo del arbolado y rodales urbanos ubicados
en el sector de la laguna Las Tres Pascualas, ciudad de Concepción. Memoria para optar al título de
Ingeniero Forestal. Universidad de Concepción, Concepción, 1999, p. 43.
66
Idem, p. 16.
74 Armando Cartes Montory
68
Revista La Ciudad, Concepción, año 1997, n° 5, p. 6.
69
“Las Tres Pascualas será a futuro un balneario”, Diario El Sur de Concepción, 06 de
noviembre de 2002.
80 Armando Cartes Montory
70
Las intensas lluvias, en el invierno de 2005, provocaron graves deslizamientos de tierra,
que cubrieron una docena de viviendas, causando la muerte de tres personas (Diario El
Sur, 02 de julio de 2005).
71
Idem.
72
Diario El Sur, 10 de octubre de 2001.
73
“Impulso al uso de la bicicleta: Las ciclovías se ponen de moda”, Diario El Mercurio, 07
de noviembre de 2001.
74
http://www.biovias.cl/proyectos_Bio.asp?secion_Pro=2
Las Tres Pascualas 81
77
Revista Arqchile, http://www.arqchile.cl/san_sebastian.htm (agosto 2005)
78
“Universidad San Sebastián, Concepción, Campus Tres Pascualas”, en: Revista Ciudad/Arquitectura
CA, n° 104, ene/feb/ mar 2001.
Presencia cultural
de las Tres Pascualas
Marta Colvin (1907-1995). Cuando realizó la escultura, la chillaneja era ya una artista
consagrada. Radicada en Santiago tras el terremoto de 1939, se inscribió
en la Escuela de Bellas Artes donde recibió una sólida formación.
En 1948 recibió una beca para seguir sus estudios en Francia, en la
Academia de la Grande Chaumiére y, más tarde, en el Slade School de
la Universidad de Londres. En esa ciudad, asistía semanalmente al taller
de Henry Moore. Este la estimuló a volver a sus raíces.
Bindis, “Marta Colvin, medio siglo de pasión artística”, Revista Atenea, n° 458, Universidad de
Concepción, 1988.
82
Arratia, op. cit., p. 10.
92 Armando Cartes Montory
los junquillos y sus sinuosas formas femeninas. “Las tres piezas fueron
ordenadas en forma ritual, como una suerte de procesión a la laguna, con
una escultura vertical, otra diagonal y la tercera horizontal” 83.
83
Panorama Semanal, Universidad de Concepción, 23 de septiembre de 2004.
Montecinos, Yolanda, “Historia del ballet en Chile”, Revista Musical Chilena, Número Especial
84
85
Diario El Mercurio, 16 de agosto de 1996.
Campos Harriet, Fernando, Leyendas y Tradiciones Penquistas, Sociedad de Historia de Concepción,
86
pp. 68-70.
88
Vicente Salas Viu. La creación musical en Chile. 1900-1951. Ediciones de la Universidad de Chile,
Santiago, s/f.
94 Armando Cartes Montory
El Teatro de Isidora Aguirre
89
Vs., Vicente Salas, op. cit.
90
Algunas de sus obras de teatro más conocidas son: Carolina, Los Papeleros, Los que van quedando en el
Dramaturga Isidora Aguirre camino, Pacto de Medianoche, etc.
Las Tres Pascualas 95
91
Educarchile. El portal de la Educación. http://www.educarchile.cl/ntg/personajes/1611/
propertyvalue-42015.html
92
Revista Musical Chilena, XXXIX/164 (julio-diciembre 1985), p. 24.
96 Armando Cartes Montory
106
Diario El Sur, 25 de diciembre de 1999.
Las Tres Pascualas 101
107
Diario El Sur, 16 de enero de 2000.
108
Diario El Sur, 25 de diciembre de 1999.
102 Armando Cartes Montory
111
Echeverría Cancino, Albino, Murales de la Octava Región, Concepción, 2002, ps. 49 y 50.
112
Murales de Concepción. Historia y Cultura de su Gente. Publicación de la Dirección de
Desarrollo Comunitario de la I. Municipalidad de Concepción.
104 Armando Cartes Montory
la leyenda. Una de ellas, sin embargo, con una mano sobre el pecho y
la mirada perdida en lontananza, expresa la ilusión y la angustia, que
provocara a la vez, en las muchachas, la llegada de un forastero.
Bibliografía
Cartas de don Pedro de Valdivia que tratan del descubrimiento y Conquista de la
Nueva Extremadura, Editorial Andrés Bello, 1991.
Parra, O., Dellarossa, V., Conejeros, M., Campos, H. & Steffens, W.,
1989, Estudio de la eutroficación de la Laguna Grande de San Pedro y Las Tres
Pascualas. Universidad de Concepción, Chile.
Centro Eula, Saneamiento de la Cuenca Hidrográfica del Río Bio-Bio y del Área
Costanera Adyacente, Concepción, 1993.
Las Tres Pascualas 111
María Valeria López O., Recuperación urbana Laguna Las Tres Pascualas.
Seminario de Título. Universidad del Bio-Bio. Facultad de Arquitectura,
Construcción y Diseño. Concepción, Chile, 1997.
Cristian Chandía R., y Omar Gómez H., La leyenda de Las Tres Pascualas-
Orígenes, Versiones y Percepción de la Comunidad Local, Seminario de
Título para acceder al Grado de Licenciado en Comunicación Social.
Universidad San Sebastián, 2002.
Oreste Plath, Folclor del Carbón, Editorial Grijalbo, segunda edición, 2000.
Revistas
“El Viaje de S.E. a las provincias del Sur”, Zig-Zag, n° 160, marzo 15
de 1908.
“Al final del siglo XVIII, tres muchachas llamadas Pascualas iban a lavar
Oreste Plath ropa a una laguna, como en aquellos tiempos lo hacían casi todas las mujeres
pobres de la ciudad. Era realmente un espectáculo pintoresco y lleno de vida el
que ofrecían esas hileras de mujeres que en la mañana y en la tarde iban a lavar
a la laguna.
Desde entonces, en las Noches de San Juan, a las doce, se ve un bote y entre
el croar de las ranas surge una voz que llama desesperadamente a las mozas”.
En una obra posterior, Folclor del Carbón, editada en 1991 por el autor y
en 2000 por Grijalbo, que contiene una Toponimia Regional y Vocabulario
Geográfico, Oreste Plath consigna dos versiones más de la leyenda y el poema
de Manuel Valenzuela. Curiosamente, el estudioso del folclor, generalmente
muy bien informado, concluye señalando: “Hoy la laguna no existe, pero se
sigue contando el drama de Las Tres Pascualas”.
Fue uno de los folkloristas más importantes del siglo XX, funcionario
de la Biblioteca Nacional y fundador de la Sociedad del Folklore
Chileno, en 1909. Se destacó por un prolijo trabajo de campo, en zonas
rurales del sur del país y por la erudición con que comparó diferentes
120 Armando Cartes Montory
“En un hermoso palacio vivía una bella dama, que todos conocían por
Pascuala, madre de tres lindísimas hijas que correspondían a los nombres
de Sol, Esperanza y Alegría, pero a causa del nombre de la madre se las
llamaba las tres Pascualas.
Murió la madre y las niñas se entregaron a una vida disipada. Las faltas
que se cometían en este palacio fueron tan grandes, que un día de gran
fiesta se hundió el palacio con las tres niñas y todos sus acompañantes,
que eran más de cincuenta personas, llenándose de agua el espacio que
antes ocupaba la mansión. Y la extensión de agua que se formó por esta
causa es la que se conoció como Laguna de las Tres Pascualas”.
- Sí, muy pronto... Volveré antes de la luna nueva....y el ladrido de los perros
engulló glotonamente el ruido que los cascos del caballo arrancaban a las piedras
del camino.
-¿No oyes el áspero canto de las ranas partir con sus huecos martillos el
silencio?
Y sin atender a las súplicas de sus hermanas salió corriendo del dormitorio.
La verdad es que era él: de un salto bajó del caballo.
-Quiero estar cerca de mis flores, quiero oír el murmullo de las hojas, quiero
escuchar el canto de los pájaros, quiero recorrer mi campiña al amanecer,
cuando el sol la siembra de diamantes, y en la noche, cuando la luna baja a las
praderas para admirar la danza de las sombras - le decía.
-No temas hermana, iremos juntas si nos llama, iremos juntas.... bien puede
que hoy no sólo escuchemos sus lamentos: dicen que a las doce de la noche
aparecen las personas que penan.
La menor de las Pascualas se arrodilló, tomó los lirios que llevaba y los
recostó suavemente sobre las aguas diciendo:
... Las notas de un miserere arrancadas a un órgano invisible, por las sombrías
manos del misterio, invadió de pronto el matorral. La luna huyó temerosa, la
noche se tornó obscura y silenciosa. Brillaron como diamantes los cuerpos de
las luciérnagas... el viento hurgueteaba el pajonal. Temblaban asustadas las
totoras, produciendo ruidos de espadas y abanicos... luego... apareció sobre el
lago una ninfa maravillosa. Todo se aquieta, todo cae en el grandioso pozo del
silencio.... y la ninfa aparecida, deja oír su triste y angustiosa voz:
“Campiñas de mi lugar
donde inocente nací
y donde entre flores vi
mi dulce infancia pasar.
¿Quién me ha de desencantar?
¿Quién me llevará al espacio
que desear no me sacio
y donde alegre vivía?
Horacio Lara Según la leyenda sus cabellos eran rayos de sol, sus ojos jirón de cielo, su
talle gentil como la garza, sus mejillas dos frescas rosas en mañana de abril; su
todo en fin un conjunto de humano y divino.
Pues vaya viendo, amigo mío, si aquellos tres seres encantadores podrían
irles en zaga a los mismos moradores del jardín de las Espéridas...
El combo del incesante trabajo que así amartilla el hierro como forja la idea
en la fragua ardiente del cerebro, ni el estridente ruido del progreso habían
todavía despertado de su letargo aquel sitio ni a sus tres únicos pobladores,
dueños y señores de la apacible laguna.
II
Ello es que allí el mundo las conoció y allí sucumbieron teniendo por tumba
el seno de las aguas dónde aún moran en palacio fabricado entre las algas y los
peces.
Cierta ocasión al tocar el brillante sol a su cenit en día de San Juan, veían
transcurrir las tres pascualas alegres y felices las horas a orillas de la laguna,
peinándose sus cabellos de oro a la luz del espejo que le ofreciera la tersa
superficie de las aguas, cuando de súbito aparécele al alado Cupido en la forma
de apuesto y gentil pastor, llevando por collado su vara mágica que las pasiones
subleva y por morral haces de ligeras flechas que pinchan los corazones.
Dijo llamarse Juan y en solaz a sus deseos deseaba compartir su alegría con
tan bellas hijas de las aguas él que era hijo del cielo y del amor.
“Cautivo sois, errante pastor, en nuestra morada lejos del mundo y sus
bullicios. Aquí compartireis con nosotras la dulce calma que el pesar y la
desdicha han robado para siempre a los hombres.”
Así exclamaron en coro las hijas de las aguas y tomando a la pajiza choza
que de albergue les servía entre bosquecillos de silvestres enredaderas y tupido
boldal engarzaron en astuta red al falaz doncel.
Cuando la luna empezó a rielar las ondas de la laguna, las tres pascualas
pulsando magnífico instrumento cuyas vibraciones a las cuerdas de la doliente
guitarra parecían, entonaron triste endecha a la desdicha y al amor a cuyos ecos
vinieron las aves a hacerles compañía.
III
Pero decretado estaba que quienes unas habían sido en la vida unas
debieran ser en la tumba del desengaño.
V. Versión de “Valduino”
“Como un límpido espejo, la linfa clara rizada por los vientos costaneros que
le dan el aspecto de un arrugado miriñaque de seda, refleja con toda la poesía de
sus pérfidas ondas el inmenso cielo azul.
Heine, ese desterrado del cielo que llevaba en sí todo el amargo escepticismo
de un infierno, lo ha dicho alguna vez con su cáustica osadía. Hablando de
Lusignan, dijo él: “hombre feliz, cuya querida no era serpiente sino a medias”.
Después, los callados paseos bajo los árboles, idilios tiernos, la blanca
chozita, los gorgeos de un montón de angelitos rubios que se revuelca en la
arena. ¡Oh! después, después....
Pero había en el fondo de las aguas un palacio encantado muy rico y muy
hermoso, donde un monstruo marino, rey de las profundidades, pasaba la vida
en la triste desesperación de la soledad deseando con las ansias locas de la
impotencia una compañera que fuera a poblar su soledad.
En el sitio en que esto aconteció nacieron tres sauces llorones que inclinan
perpetuamente su cabellera de ramas sobre las aguas tranquilas que guardan
avaras su tesoro.
Las Tres Pascualas 131
Se dice que los sauces eran el alma de los novios que murieron de
desesperación por su desdicha.
Todos los años, a la media noche de San Juan, aparecen bajo los sauces
las Pascualas, vestidas de blanco, peinando con un peine de oro sus blondas
cabelleras.
Y cuando alguien las ve, se arrojan llorando a las aguas, porque no las dejan
contemplar más tiempo la tierra amiga donde otras veces cantaban sus alegres
amores, mirándose a los ojos de sus novios, que hoy las cubren amantes todavía
con sus frondosas ramas.
Así es, pues señor - cuentan las lavanderas de ahora- que nadie pasa por aquí
la noche de San Juan, para dejar tranquilas a las tres Pascualas que salen todos
los años a peinar con un peine de oro sus trenzas rubias a la orilla de la laguna...
Desde entonces, cuando las parejas felices que llevan el cielo en el corazón,
pasan cerca de los sauces llorones, ellas se acercan más y ellos estrechan con más
fuerza el talle, temerosos de que aparezca otra vez el monstruo inicuo que rompe
para siempre su ventura...
Un estúpido filósofo que hacía conmigo la jornada me dijo luego, cuando nos
retiramos: este monstruo es un símbolo, representa la riqueza que tanto atrae a
las mujeres.
Yo lo miré con lástima y no le contesté.”
la mañana siguiente, algunos pescadores que pasaron por las orillas del
lago oyeron gemidos bajo la superficie del agua y vieron aparecer tres
grandes manchas de sangre. Aquella misma mañana, el enamorado hijo
del campesino enfermó de un misterioso mal que, a los pocos días, lo
condujo a la muerte.
Desde aquel incidente, las tres hermanas no volvieron más a tejer con
las niñas de Concepción.
Sus alegres cantos, sus risas y sus ingeniosos juegos jamás volvieron
a deleitar a los esforzados lugareños. Y dicen que en las noches de luna
llena aparecen las siluetas de las tres hermanas en el centro del lago,
cantando, riendo y agitando sus hermosas cabelleras al compás del
viento.
viento la voz; y en el misterio bruñido del agua, donde se miraban las estrellas,
el eco imprimía con su tinta fugaz, sus baladas perfumadas de amor.
Y cada día que pasaba, la balada se hacía más cruel; parecía llorar,
agonizar. Su final daba la idea de estrangular la voz de las trémulas cantantes
que dedicaban todos sus minutos a esperar:
Un día en que el sol fue más brillante, el lago más azul y el fervor más
hondo, apareció en los alrededores un hombre que correspondía a la suma de los
soñares de las tres amantes inéditas.
El romance extendió sus cadenas de ansias y vibró en las cuerdas de los
corazones. Sonriente, primero, tierno y profundo, después, y, a la postre, traidor
como el destino que rompe los mástiles de las más fuerte esperanza.
Era un hombre potente, orgulloso, indolente, capaz de decir bonitas e
insinuantes frases y de mentir con suavidad enloquecedora. Supo, pues, cortejar
a las tres.
Las Tres Pascualas 137
Eres tan digna de ser amada - le dijo a la primera- que por ti despreciaría
todos los besos y todas las locuras que pudiera ofrecerme el amor del mundo. Tú
eres única, eres más de lo que he soñado.
Con temblores desconocidos se estremeció la muchacha, sintióse
desfallecer cual suspiro, y advirtió fluir a sus labios un calor tan grande como
si el sol los hubiera tocado, santificándolos con sus rayos, dejándolos allí,
prisioneros. En este minuto azul, en su vida se abrió la flor de los besos.
¿Crees que puedes quererme como yo te quiero? - preguntó con una
voz que valía más que todas las ofertas, más que ninguna caricia.
El mancebo sonrió. La besó mucho...
Desde la laguna surgió la voz de la más joven de las Pascualas:
Los ojos de la segunda buscaron en la faz de los amantes la expresión del
Romance.
Habló la segunda:
Tú que eres la mayor, y sabes hacerlo, debes ir a la ciudad; ya se han agotado
las provisiones.
Muy bien: él me acompañará.
Cambiaron miradas que la segunda entendió claramente.
El se quedará – dijo, secamente-. Se quedará; es día de pesca y debe
aprovecharlo.
-Tú cantas... Cantas bien. ¿Dónde has aprendido tan hermosas canciones de
amor? ¿Dónde has quemado tus miradas si de aquí no te has movido? Tus ojos
son chispas de amor, tus labios, tu cuerpo, tus palabras... No las había oído de
tal dulzura a través de mis largos viajes por el mundo.
-¿Oye usted? –dice la muchacha- así es mi corazón- Lo repite una vez más
como en suspiro: -Así es mi corazón: bueno-. Lo mira y sigue con voz que tiene
filetes de tragedia: - ... Y si el que yo quiera, alguna vez me engaña, morirá.
El la atrae hacia sí, tiernamente, la estrecha contra su cuerpo y la oprime
dulcemente; ella tiene los labios entreabiertos, palpitante el corazón, cerrados
los ojos. El murmura:
-¿Quién sería capaz de engañarte, quién?
Más allá de esas palabras vulgares, simples, el trémolo de amor se hizo
vibración; estallaron los besos rojos como ascuas crueles, sangrientos y
punzantes como puñaladas. La amante estaba contenida en esos besos, preludio
y fin de sus ensueños.
La voz de la tercera Pascuala rompió el encanto:
-¿Nadie puede ayudarme a llevar la ropa?
El mancebo acudió corriendo al reclamo. Le agradaba la niña porque
era morena y encendida igual que fruta madurada por el sol; tenía los labios
sensuales, llenos de mohines de caprichosos dibujos, y un ritmo que valorizaba
todos sus movimientos. Silenciosa, inmóvil se quedó la segunda Pascuala, la
de los besos nuevos; se sentía muy sola, casi desamparada, una duda cruel
iniciábase en su corazón; su cuerpo se helaba poco a poco; el muchacho se había
llevado entero el calor de su sangre, quería llorar...
-¿Adonde estaba usted que no vino a la laguna? – dijo con voz de reproche y
mirada maliciosa la pequeña Pascuala, agregando después con voz opaca:
Por no llorar me puse a cantar.
-¿Llorar? No sería por mí. Por mi no ha llorado nadie, yo nada valgo.
Impulsiva, la pequeña dijo:
-Para mí, nadie vale más.
Sonrió el mozo. Avanzaron hasta a la habitación parda como nido
invertido. La segunda Pascuala también se acercó a la habitación y dijo a la
pequeña:
-Esta noche parece que habrá viento. ¿Quieres que vayamos a recoger
toda la ropa que está tendida a la orilla del agua?
140 Armando Cartes Montory
En ese momento de íntimo dolor, sin decirse con palabras la realidad, las tres
lloraron amargamente, como jamás podrían hacerlo...
* * *
En la laguna diz que el viento tuvo voces de ritual y que una campana
desconocida e invisible marcó las notas funerales. La linfa onduló suavemente,
reproduciendo en su fondo en bajos relieves de perlas los cuerpos amorosos que
se habían adentrado en el misterio.
...Y dicen los ancianos que Las Tres Pascualas no han muerto, sino que
viven, y vivirán siempre en un palacio que, encantado, existe en el fondo de
la laguna. Allí esperan hasta que vuelva el hombre de la traición y, con una
vara mágica enrojecida con sangre de su corazón, roce la linfa. Entonces, a ese
conjuro, resurgirán radiantes las tres grandes amadoras.
Agregan que Dios misericordioso, que hizo el amor para enseñar a sufrir a
los seres humanos, ha resuelto que él vuelva, que dos mancebos exactamente
iguales al seductor le acompañen, y que los tres se entreguen en holocausto a las
tres amantes, que cantan, gimen y esperan.
He aquí la leyenda de Las Tres Pascualas. Surcan la laguna en esta época sin
romance, barcas que dibujan regatas o transportan alegría. Dicen que un día la
secarán; pero suceda lo que suceda, habrá mozas continuadoras de la leyenda,
que laven, canten, amen y esperen...”
Siempre venían
a acompañarme
de madrugada
y yo cantaba
mejor que nunca
junto al rocío
de los jacintos.
Las Tres Pascualas 145
Si vais a Concepción
no olvideis el mensaje,
con una historia adentro,
de la laguna de Las Tres Pascualas.
El amor, unido a la leyenda,
amamanta versiones arbitrarias.
Os contaré la historia
tal cual la oí decir a mis abuelos: Dolores Pincheira Oyarzún
Un pícaro mancebo,
fascinado al ver las tres hermanas,
enjoyando con peregrina gracia
la radiante claridad de la mañana,
se prendó del silvestre racimo de hermosura.
148 Armando Cartes Montory
En su porfiado empeño
por conquistar aquel radioso enjambre
de belleza,
imaginó brillantes horizontes.
Sus ansias de enfermiza lujuria
tomaron formas que exaltaron
la súbita pasión de las bellas hermanas.
Pascuala la mayor,
de razón más madura,
creyó romper el misterioso hechizo
Las Tres Pascualas 149
El informante hace un alto en la charla y por sus ojos pasa como una
sombra de tristeza. Luego enciende un cigarrillo y repite a media voz:
-En verdad, señor. A todos nos dio mucha pena la muerte de las tres
niñas y a sus funerales concurrió mucha gente. Desde entonces la laguna quedó
bautizada con el nombre de Las Tres Pascualas, que es el que mantiene hasta
nuestros días y hay quienes afirman que en la alta noche, cuando el camino es
solitario y las estrellas brillan mejor que nunca, se ve a las tres lavanderas, que
salen de la profundidad de las aguas y como en sus buenos tiempos, cuando
eran jóvenes y hermosas, se arrodillan a la orilla del agua y empiezan a lavar
alegremente, mientras cantan.
Prólogo
EN UN PERPETUO PRESENTE!
Las Tres Pascualas 153
CAMPESINA
¡Y ésta es la laguna que nombran de “las Tres Pascualas”
EL CANTOR
Según reza la leyenda, en ella tres mujeres se ahogaron.
CAMPESINA
¡Por un mal de amor!
CAMPESINO
(Indica lienzos) Tres lienzos, ¡tres mortajas de luna para las almas que andan
en pena!
El Cantor alza una vara que tiene en el extremo un espejo por una costado la
luna por el otro el sol, y dice haciéndolo girar:
EL CANTOR
¡Y éste es el “challanco”, vidrio mágico que refleja lo invisible! (Lo hace
girar)
CAMPESINO
Al girar va dando la noche y el día...
CANTOR
(Lo detiene en la fase “Luna” y lo deja a un costado) ¡Deténgase en la noche!
La noche de San Juan, cuando diz’ que las Pascualas vuelven a la vida.
154 Armando Cartes Montory
CORO
¡Y ESTA ES LA NOCHE DE SAN JUAN!
CANTOR
El tiempo, en su velero ¡parte rumbo a lo imposible!
Se escuchan campanas y el viento, en fondo musical, y mezcladas al silbar
del viento se oyen en grabación, las voces de las Pascualas:
¡Sí, ay de mí!
-Sí, ay de mí,
-sí, ay de mí...”
-¡Miserere, miserere, miserere!
CAMPESINO
Son ellas: ¡las tres Pascualas!
CORO CAMPESINOS
¡Óyelas, señor San Juan!
Los del coro van repitiendo en un “canon” “óyelas, señor San Juan”- Uno
del Coro canta acompañándose con guitarra (melodía de tonada del folclore)
Oye su triste cantar
y el clamor de esta laguna
cuando en tu noche se viste
con galas de plata y luna.
Óyelas, señor San Juan
ten compasión de su suerte
tres palomas traicionadas
no hayan reposo en la muerte.
CORO
¡Es tu noche, señor San Juan! ¡Viva el santo!
¡Albricias le damos, viva San Juan!
CAMPESINO
Baja de los cielos, baja a bendecir las aguas como es tu obligación.
Las Tres Pascualas 155
CAMPESINA
Arriba ha de estar, ensillando el caballo... Por las estrellas busca su ruta...
CANTOR
¡Quietos! Llegan los de la casa a rezarle a las difuntas.
CARMELA
¿Oyó esos murmullos, señora Mañuca?
MAÑUCA
El viento que anda en los juncos. ¿Dónde va a poner las animitas, don
Antonio?
ANTONIO
Aquí, donde se las tragó el agua.
CARMELA
Bueno está, para que salgan de pena y le vean la cara a Dios. (Indica hacia la
tarima) Señora Mañuca ¡mire esas sombras... parece procesión!
ANTONIO
Son árboles secos que simulan cristianos clamando al cielo.
CARMELA
¿No serán aparecidos? Aquí se ahogaron, por un embrujo, las tres Pascualas...
MAÑUCA
(Con enojo) ¿No tienen nombre sus patronas?
156 Armando Cartes Montory
CARMELA
Así las mientan en el pueblo. Dicen que por ellas ya no hay peces en el agua,
ni se ve fruto en la orilla.
MAÑUCA
¡Qué no dirán los hablantes!
CARMELA
¡Embrujo hay! Clarito oí endenante una campana al vuelo.
MAÑUCA
Tocarían en la Ermita por algún difunto. Siempre los trae el invierno.
CARMELA
¡De tan lejos se iba a oír!
ANTONIO
Caprichos que tiene el viento, Carmela. Recién imitó llanto.
MAÑUCA
La que llora es esta vieja que no se puede conformar. (Ahoga un sollozo)
Me parece que las estoy viendo a las tres. Misia Elvira, tan alegre de carácter,
trabajando en los campos, afaná...
CARMELA
Y su hermana, la muda ¡válgame Dios! En la rueca, hila que hila, rezándole
a sus santos.
MAÑUCA
Y mi niña Catalina, corriendo descalza de aquí para allá... Dios la tenga en el
paraíso, al angelito. (Se santigua) Tanto que se preocupa una de cuidarlas a las
pobres criaturas, que se críen sanitas, que nos se enfríen... para que después...
(Llora)
ANTONIO
Confórmese, señora Mañuca.
Las Tres Pascualas 157
CARMELA
(Asustada indicando los lienzos) ¡Miren allí...! Esas tres formas blancas,
¡como veleros sin la barca!
ANTONIO
Reflejos de luna parecen.
CARMELA
¡Virgen Santa, si luna no hay!... Vamos, señor Mañuca, mire que es noche
de San Juan y dicen, que en cuento florece la higuera ¡se ve a los muertos
caminar!
DIABLO
Amigo ¡diga la una!
EL CORO
Cuanto que son cuatro, los cuatro evangelistas, tres que son las tres, la
Santísima Trinidad, dos que son las dos, las Tablas de la Ley, una que es la una,
la Virgen que parió en Belén y quedó siempre pura.
DIABLO
Amigo, diga las cinco.
EL CORO
Cinco que son las cinco, las llagas de Jesucristo, cuatro que son cuatro, los
cuatro evangelistas, tres que son las tres, la Santísima Trinidad, dos que son las
Las Tres Pascualas 159
dos, las tablas de la Ley, una que es la una, la Virgen que parió en Belén y quedó
siempre pura.
DIABLO
Amigo, diga las seis...
EL CORO
Seis que son seis, las candelas del templo de Salomón, cinco que son cinco,
las llagas de Jesucristo, cuatro que son cuatro, los cuatro evangelistas, tres que
son las tres, la Santísima Trinidad, dos que son las dos, las Tablas de la Ley, una
que es la una... (Vacilan. Varios intervienen tratando de terminar las palabras
redobladas)
VARIOS DEL CORO
Una que es la una.... una que es la una...
EL CANTOR
¡Las muertas salen de la laguna!
Van saliendo, como sonámbulas, de atrás de los lienzos las 3 Pascualas.
Lentamente salen de escena.
EL CANTOR
¡Las Pascualas vuelven a la vida! ¡El tiempo camina hacia atrás!
LOS DEL CORO
(Girando en el puesto) Girando está el tiempo, giramos con él, vuelta, vuelta
y vuelta ¡nos salimos d’él!
Salen, como proyectados en todas direcciones y se retiran. El Diablo va tras
ellos dando brincos. Uno del Coro aletea y canta imitando al gallo, mientras el
Cantor coloca el challanco mostrando un sol dorado y se retira.
Abajo, entra Antonio arriando unas ovejas (dos del coro se echan un cuero
de cordeo y caminan en cuatro pies ante él, balando). Antonio, rodilla en tierra,
saluda al sol:
ANTONIO
¡Buen día, astro rey! Que no tengas atraso en tu viaje. Que Dios te guíe por
buen camino lo mismo a mí y a mis corderos.
160 Armando Cartes Montory
Según cuentan los lugareños, desde entonces ciertas noches suele verse
a las tres Pascualas, luego de la luna llena, lavando y lavando en la laguna que
lleva su nombre. Creen que sus aguas no son buenas y evitan su cercanía.