Texto Cepillo de Dientes
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Texto Cepillo de Dientes
EL CEPILLO DE DIENTES
PERSONAJES.
1.ÉL
2. ELLA
3. ANTONA
4. UNA VOZ
ACTO PRIMERO.
ENTRA ELLA. ES JOVEN Y BONITA. VISTE UN PIJAMA DE SEDA SOBRE EL CUAL LLEVA UNA BATA. ZAPATILLAS
DE LEVANTARSE. TRAE UNA BANDEJA. DEBAJO DEL BRAZO UN PERIÓDICO Y UNA REVISTA. DEJA TODO SOBRE
LA MESA. AL HACERLO SE LE CAE DESCUIDADAMENTE EL TENEDOR.
ELLA VUELVE A ENTRAR. ESTA VEZ CON CAFETERA Y LA LECHE. LAS DEJA SOBRE LA MESA. DA LOS ÚLTIMOS TOQUES
A LA MESA DEL DESAYUNO. SÓLO AHORA OBSERVA QUE UNO DE LOS DOS TENEDORES ESTÁ EN EL SUELO. LO
RECOGE Y SE LO QUEDA MIRANDO FIJAMENTE.
Ella - Anoche… sí, anoche soñé con un tenedor. Bueno, eso no tiene nada de raro. Debe ser un símbolo
sexual inconsciente… (Arrugando el ceño). Pero lo raro era que el tenedor decía que quería ser cuchara. El
pobre tenía complejo de cuchara… de cuchara de postre.
Yo no sé por qué soy tan complicada. El psiquiatra tampoco. Me dijo que hablara en voz alta por las
mañanas, que eso era bueno para la salud mental. Sirve para desintoxicarse después por la noche.
“Imagínese – me dijo – que está sola en un escenario iluminado, frente a grandes personalidades que la
están mirando y a usted no le importa nada, nada, nada…” (Se dirige con soltura y desinhibición al público
desde la embocadura del escenario). “¡Excelentísimo señor presidente, excelentísimo ministro
consuetudinario, miembros del Cuerpo Diplomático y de otros cuerpos, señorita Agregada Escultural…¡
¡Ohhh, Monseñor!”. (Hace una genuflexión).
Repentinamente se pone a cantar con energía y sin la menor inhibición un fragmento de “Madame
Butterfly”. Desde el baño llega el inconfundible ruido de una persona haciendo gárgaras. Ella trata de acallar
el ruido cantando más fuerte y echando miradas furiosas hacia el baño, pero, finalmente, se interrumpe y en
forma rencorosa señala hacia el dormitorio). Vivo con un hombre. Por lo menos todos llaman así a ese ser
de pies grandes que hace gárgaras en los momentos más inesperados, la noche de bodas, por ejemplo.
Yo soy su mujer. Eso quiere decir que debo ser femenina. Lo que no es fácil. Hay que sentirse débil poner
los ojos brillantes para que el ser de los pies grandes la proteja a una; ah, también debo ser atractiva. No
puedo permitir que me crezca el bigote ni que se me caigan los dientes. Además debo recordar que los
ravioles ensanchan las caderas y los espárragos achican el busto (Dando un gran suspiro). Pero la verdad
es que estoy cansada, terriblemente cansada de ser la esposa femenina de ese animal masculino que se
rasca, pierde el pelo sistemáticamente y canta tangos pasados de moda. (Soñadora). Quisiera… quisiera
engordar, fumar un puro, y enviudar de una manera indolora y elegante.
El monólogo, como psicoterapia, también sirve para que una se le ocurra ideas, ideas inocentes como…
enviudar sin anestesia. Hoy, como todos los días, tengo preparadas algunas sorpresas. Para empezar, el
café no es café. No. Tampoco es Nescafé. Es veneno. Veneno con gusto a café descafeinado.
Las tostadas… parecen tostadas, ¿verdad?, nadie diría que no lo son. Bueno, en cierto modo lo son, pero
las tosté con gas hidrógeno que producen efectos fatales al ser digeridas. (Encantada). ¡Ah… y el azúcar! El
azúcar tiene un poco de raticida granulado. Esto último es un virtuosismo de especialista que muchos
considerarán exagerado, pero que es propio de mi sentido de la responsabilidad. (Se oye un canturreo que
proviene del dormitorio).
Ella - (Con una risita siniestra). ¡Es hora de actuar! (Gritando al dormitorio). ¡Hijito, está servido el desayuno!
(Ella se sienta y empieza a poner mantequilla a una tostada. Pausa. Más Fuerte). ¡Está servido el
desayuno!
Entra Él. Terminando de arreglarse la corbata. Lleva la chaqueta en la mano. Parece tener prisa. Ella
aumenta el volumen de la música. Él se sienta y abre el periódico. El jazz se escucha muy fuerte. Él deja el
periódico y le habla a Ella, pero sólo se ve el movimiento de sus labios porque la música impide oír lo que
dice. Este juego Monegal de que no se escucha una palabra dura un rato.
Ella se pone un audífono en un oído y lo conecta al equipo estéreo. La música deja de oírse. Ahora las
voces son normales.
Él - El veneno, por favor (Ella no lo oye). Un poco de café, querida. Shh, ¿qué dices?, shhh (Ella lo hace
callar con un gesto. Evidentemente está concentrada en lo que escucha a través del audífono).
Él - ¿De qué?
Ella - ¿Ah?
Él - ¿Qué dice?
Él - Sírveme el café, querida. (Ella toma la cafetera, pero en vez de servirle café, empieza a seguir con ella
el compás de una música que se adivina por la cara absorta y sus ojos blancos. Él, distraído con el
periódico, no se ha dado cuenta de que no le ha servido café. Revuelve tranquilamente en su taza vacía).
¿Qué estás escuchando ahora?
Ella - “Desayuno en su hogar”. Consejos para comenzar la jornada. (Escucha primero y luego habla). Hoy
es el feliz aniversario de la revolución sangrienta de octubre… Empecemos, pues, la jornada con optimismo
y energía… Respiremos hondo… Ah (Ella respira hondo)… y digamos: “Hoy no puedo hacer el bien a mis
semejantes”
Ella -“Pensando en los demás nos libraremos de nuestras propias preocupaciones…”. Y ahora hay que
ponerse de pie: …uno, dos, tres, cuatro… …uno, dos, tres, cuatro… …uno, dos… (Ella se pone de pie y
empieza a mover la cabeza en forma rotatoria y luego echa los hombros hacia delante y hacia atrás y
mueve las manos como epiléptica).
Ella - (Sobresaltada). Gimnasia de relajación es lo que te hace falta. Escucha, la mejor gimnasia de
relajación es el revolcarse por el suelo, primero sobre la nalga derecha y luego sobre la nalga izquierda.
Tiene que ser delicioso… ¿Quieres probar?
Él - Quiero probar el café. ¡Sírvemelo inmediatamente, que estoy atrasado! (Ella da un suspiro y se saca los
audífonos).
Ella - Bien, hoy puedo hacer el bien a mis semejantes… ¿Hijito, quieres leche?...
Él - ¡No me llames hijito!... Y menos cuando me ofreces leche. Es repugnante.
Él - Eso fue hace siglos, cuando nos casamos; pero ahora he crecido… y envejecido.
Él - Por mi nombre.
Ella - Lo olvidé completamente, pero estoy segura que terminaba en ON. Bueno, tienes que apuntármelo en
la libreta del teléfono (Ella de pronto levanta la vista y mira hacia el público. Se sobresalta). ¡Cierra las
cortinas que nos están mirando!
Él- Es que nos gusta. Somos exhibicionistas. Y aprovechando la oportunidad, voy a decir algunas
palabras… (Directamente al público). “Como Presidente del Partido Familiar Unido, he reiterado en muchas
ocasiones que la madurez cívica se expresará repudiando a los demagogos profesionales, así se
robustecerá aún más nuestro sistema de convivencia individual y familiar.
Él -(Leyendo). “Por viaje al extranjero, vendo muebles de comedor muy finos, camas, y colchones”.
Ella -(Que no ha levantado la vista de la revista). Ah, no sabía que te ibas al extranjero, pero los colchones
no permitiré que los vendas por ningún motivo. El comedor me da lo mismo.
Ella - Bueno, últimamente estás haciendo cosas muy sospechosas… Por ejemplo, ayer te cortaste el pelo.
Él - Fue un error. Entré creyendo que era una farmacia. Lo peor de todo es que me lo dejaron demasiado
corto y no pude comprar los analgésicos.
Ella - (Sin levantar la vista de la revista). A ver… No, no, no, no. A mí me parece que está bien.
Él - Una maquinita…
Ella - ¿Qué?
Él - ¡Qué ingenioso!: “Una maquinita, apenas del tamaño de una caja de zapatos, especial para cortarse las
uñas sin tijeras…” Hmm…
Ella - No, no, ¡tu signo astral!... Ah, ya sé: ¡Sagitario! Sagitario, los nacidos entre el 1º de enero y el 31 de
diciembre… “Se le reprochará estar distante. Es verdad que el cielo no favorecerá sus sentimientos, pero
usted puede aportar mayor pesimismo. Semana beneficiosa para arreglar litigios en suspenso. Existe el
peligro de superficialidad espiritual, frivolidad y engreimiento. Pensamientos depresivos oscurecerán su
rostro…” (Dejando de leer). A ver mírame… ¡mírame! (Él tiene su rostro enteramente cubierto con el
periódico. Ella hace esfuerzos por verle la cara).
Ella - ¿Qué?
Ella - Esa película es de reestreno y está pésimamente doblada. ¡Me encantan las películas de guerra! Son
tan instructivas.
Actividad: En relación al fragmento leído de la obra “El cepillo de dientes”, responda en su cuaderno
las siguientes preguntas:
1. ¿Qué estereotipos asociados al género femenino están presentes en el texto leído? ¿De qué manera
tales estereotipos se presentan en nuestra actualidad?
2. ¿Qué problemáticas actuales se presentan en el texto leído? Luego de identificarlas, elige una de ellas y
expresa tu postura frente a tal temática.
3. ¿Qué elementos propios de la obra teatral (estructura externa, lenguaje dramático, etc.) están presentes
en el fragmento leído?
4. ¿Qué visión tiene “Ella” del hombre y en particular de su esposo? ¿Por qué?
5. ¿De qué manera las acotaciones aportan a la construcción del sentido que tiene esta obra?
7. Caracterice la relación que tiene “El y Ella”, en función del diálogo que tienen ambos.
8. ¿Qué características propias del teatro del absurdo se presentan en el fragmento leído? Justifique el texto
leído.