Biografia de Luis Xvi

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BIOGRAFIA DE LUIS XVI

Luis XVI nació el 23 de agosto de 1754 en


Versalles. Nieto de Luis XV. Hijo de Luis de
Francia y María Josefa de Sajonia.

Al fallecer sus dos hermanos mayores y su


padre, único hijo de Luis XV, se convirtió en
el delfín (príncipe heredero) de Francia en
1765. El 16 de mayo de 1770 se casó en la
capilla de palacio de Versalles con María
Antonieta, hija menor de la archiduquesa
María Teresa de Austria.

El matrimonio no fue consumado hasta siete años después de la boda, cuando ya había
sido coronado. Tuvieron cuatro hijos. Al llegar al trono, el problema primordial al que
tuvo que enfrentarse fue con el déficit acumulado por los dos reinados anteriores.
Inmediatamente redujo algunas de las contribuciones más gravosas y modificó el
sistema financiero con el apoyo de políticos como Anne Robert Jacques Turgot, ministro
de Hacienda, Chrétien Guillaume de Lamoignon de Malesherbes, ministro de Estado, y
Charles Gravier, conde de Vergennes, ministro de Asuntos Exteriores, aunque la
nobleza le impidió llevar a cabo reformas más amplias.

Tras conceder ayuda económica a las colonias angloamericanas durante su guerra de


la Independencia contra el dominio británico (1778-1781), Necker propuso la aplicación
de impuestos a la nobleza para equilibrar el déficit presupuestario. La impopularidad de
esta medida entre las clases influyentes provocó su dimisión en 1781. El 14 de julio de
1789 el pueblo parisino asaltó La Bastilla y retuvo a la familia real en el palacio de las
Tullerías. Los monarcas, junto con sus hijos, intentaron huir a Austria en junio de 1790,
pero fueron capturados y enviados a París.

Luis juró obediencia a la nueva Constitución francesa en julio de 1790, aunque siguió
conspirando en contra del gobierno revolucionario. En 1792 la Convención Nacional, la
asamblea de diputados francesa, proclamó la República. El Rey, desposeído de sus
títulos fue procesado como el "ciudadano Luis Capet" (apellido de su familia), acusado
de traidor a la nación, por haber mantenido correspondencia secreta con los monarcas
europeos que se interesaban por su salvación. Luis XVI fue guillotinado en la Plaza de
la Revolución, hoy Plaza de la Concordia, el 21 de enero de 1793, 1 de la República.
Sus últimas palabras fueron: "¡Pueblo, muero inocente!".
REVOLUCION FRANCESA
La Revolución Francesa de 1789 representó el fin de un mundo, lo que luego se llamaría
Antiguo Régimen, y el inicio de otro, una época moderna que en cierto modo sigue
siendo la actual. Luis XVI encarnó en su tragedia personal la contradicción irresoluble
entre las dos épocas. Convencido de que reinaba sobre los franceses en virtud de un
derecho divino, y que por tanto no tenía que rendir cuentas de sus actos ante nadie,
Luis se enfrentó a una situación totalmente nueva que nunca llegó a comprender,
debatiéndose entre su personalidad afable y acomodaticia y el parecer de sus
consejeros más autoritarios, entre ellos su esposa María Antonieta.

Aceptó de mala gana la convocatoria en 1788 de una asamblea estamental para discutir
la crisis financiera de la monarquía, pero no creyó que la iniciativa fuera a tener
consecuencias. Así, cuando se produjo el asalto popular contra la Bastilla, verdadero
detonante de la Revolución, no consideró que el episodio tuviera suficiente importancia
como para anotarlo en su diario personal. Los hechos enseguida le hicieron ver su error.

Unas semanas después, el palacio de Versalles era invadido por la masa revolucionaria,
y Luis y María Antonieta eran llevados a París, donde se vieron obligados a actuar como
reyes constitucionales. Tras el fracaso de su intento de huida en 1791, la hostilidad
contra la monarquía se acentuó, hasta la insurrección de 1792 y la puesta en marcha
del Terror revolucionario, una de cuyas primeras víctimas fue el mismo Luis XVI,
guillotinado en 1793. Con esta ejecución y la proclamación de la República, los
revolucionarios creían haber puesto fin a lo que veían como una larga época de opresión
del pueblo por los reyes y la aristocracia, inaugurando una era de libertad, de igualdad
y de fraternidad, como rezaba la principal máxima inspiradora de la revolución.

En la práctica, el desarrollo de la Revolución estuvo lejos de los sueños idealistas de los


pensadores ilustrados. La guerra exterior, la lucha de partidos y la persecución
implacable del adversario en el interior crearon una situación insostenible, que sólo se
remedió con el establecimiento de un nuevo tipo de monarquía, la de Napoleón.

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