Agustín Cuzzani Periodización
Agustín Cuzzani Periodización
Agustín Cuzzani Periodización
A los 17 años escribió su primer libro de cuentos MUNDOS ABSURDOS (1941), luego escribió
las novelas LLUVIA PARA YOSIA (1950) Y LAS PUERTAS DEL VERANO (1956).
En 1952 escribió la tragedia DALILAH, que nunca llegó a escena. Pero en 194 estrenó
exitosamente UNA LIBRA DE CARNE. Con esta obra inauguró un género de creación propia: la
farsátira, combinación de farsa y sátira. Quiere, sobre todo, ridiculizar a los poderosos de este
planeta, de hecho la mayoría de sus obras están entrelazadas por un hilo humorístico que él
mismo define como “ánimo burlón”.
Otras obras del autor son EL CENTROFOWARD MURIÓ AL AMANECER (1955), LOS INDIOS
ESTABAN CABREROS (1958) y SEMPRONIO, EL PELUQUERO Y LOS HOMBRECITOS (1962).
En Una libra de carne (1954) Cuzzani traslada de forma satírica a la realidad argentina el tema
shakespeariano del mercader inflexible, quien exige una libra de carne de su deudor si éste no
paga en el plazo acordado. La víctima Elías Belúver es un trabajador que subsiste viviendo bajo
el mínimo de existencia; sus diversos patrones lo explotan sin escrúpulos y su esposa le hace
responsable de la miseria en la que viven; finalmente topa con un usurero (Thomas Shylock
García) quien cobra intereses exagerados cómo y dónde puede y quien no repara en reclamar
la carne de su deudor por vía judicial.
Con esta farsa, Cuzzani critica el sistema judicial argentino y su inflexibilidad. Ninguno de los
participantes en el pleito se libra; ya sean los ujieres prepotentes, el juez arrogante, los
miembros del jurado, quienes juzgan según su posición social y quienes son incapaces de
comprender los argumentos de apuro y desesperación del acusado; o el defensor quien se
revela como un oportunista cuando fraterniza con el acusador al margen del pleito y quien
admite abiertamente la culpabilidad de su cliente. Tampoco el público quien aguarda
impacientemente el veredicto severo queda impune. A Belúver se le reprocha de llevar una
vida de molicie, de ser cómodo, o sea, de no trabajar lo suficiente para ganar el sueldo
miserable (de hambre) que cobra.
TEATRO INDEPENDIENTE