El documento analiza la ideología de género, señalando que pretende destruir la diferencia sexual natural entre hombre y mujer y sustituirla por una multiplicidad de géneros. También busca eliminar la familia heterosexual y monógama, así como imponer su perspectiva a través de leyes y la educación.
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El documento analiza la ideología de género, señalando que pretende destruir la diferencia sexual natural entre hombre y mujer y sustituirla por una multiplicidad de géneros. También busca eliminar la familia heterosexual y monógama, así como imponer su perspectiva a través de leyes y la educación.
Descripción original:
para seguir reflexionando y dialogando en un escenario plural
El documento analiza la ideología de género, señalando que pretende destruir la diferencia sexual natural entre hombre y mujer y sustituirla por una multiplicidad de géneros. También busca eliminar la familia heterosexual y monógama, así como imponer su perspectiva a través de leyes y la educación.
El documento analiza la ideología de género, señalando que pretende destruir la diferencia sexual natural entre hombre y mujer y sustituirla por una multiplicidad de géneros. También busca eliminar la familia heterosexual y monógama, así como imponer su perspectiva a través de leyes y la educación.
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Aníbal Altamirano Herrera
El feminismo y la ideología del género
Juan Manuel de Prada
Hubo un tiempo en el que los movimientos feministas defendieron la
igualdad, ante la ley de la mujer: reclamaron su derecho al voto y su acceso en igualdad de condiciones a la educación, o al trabajo. El derecho en definitiva a participar en todos los ámbitos sociales sin padecer discriminaciones. Pero hoy las reivindicaciones del feminismo son muy distintas; y todas ellas se acogen bajo el paraguas de la llamada ideología de género; que como todos los totalitarismos que en el mundo han sido, aspira a completar una labor de ingeniería social; y ¿qué propugna la ideología de género? Pues propugna que la diferencia entre los sexos no es algo natural sino el producto de prácticas sociales opresoras que convine aniquilar, propugna que la diferencia sexual entre el varón y la mujer no es una realidad innata propia para el ser humano, y que solo existen géneros. Es decir, roles sociales optativos en la conducta sexual del individuo. Para la ideología de género el sexo no es algo determinado por el nacimiento sino la consecuencia de una elección o deseo. Por lo tanto, cada persona puede elegir libremente el género al que le gustaría pertenecer según la orientación sexual que en cada momento o etapa de su vida le atraiga más. Masculinidad y feminidad las categorías derivadas de la diferenciación sexual son sustituidas por un batiburrillo de géneros u orientaciones sexuales de aspecto tentador y suculento como tortas en el escaparate de una pastelería: heterosexual masculino, heterosexual femenino, lesbiana, homosexual, bisexual, transexual…etc. La heterosexualidad se contempla incluso con suspicacia, pues es vista como una supervivencia propia de lo que la ideología de género denomina sociedad patriarcal, y ni siquiera se considera indispensable para la procreación, porque según postula la ideología de género la reproducción biológica debe controlarse, erradicarse incluso con técnicas que liberen a la mujer de la tiranía de la maternidad. Para la ideología de género la plena igualdad entre hombres y mujeres no se logrará hasta que se dominen los condicionamientos biológicos, para lo cual es preciso que la mujer tenga el pleno control de la reproducción, incluyendo el aborto discrecional. Y, esta ruptura con la biología exige también que la mujer se libere de los hombres, por eso muchas de las reivindicaciones de la ideología de género se plantean como una lucha contra los hombres, a quienes se considera enemigos. Las relaciones de parejas se convierten asi en relaciones de rivalidad, de dominio, de conflictividad constante que hacen de la familia un escenario de una batalla. En realidad lo que pretende la ideología de género, no es mejorar la situación de la mujer sino separar a la mujer del hombre y destruir la identificación de sus intereses con los de la familia a la que pertenece. Pretenden así convertir a la familia en un vivero de odios en el que al hombre se le adjudica el papel de opresor de la mujer, luego cuando el odio ya se haya adueñado del ámbito familiar, la ideología de género presentará el enfrentamiento entre los sexos con sus amargas secuelas de violencia y crimen como consecuencia de la subsistencia de la familia natural, cuando en realidad es más bien es el producto fatal de su destrucción. La ideología de género es como el marxismo, el nazismo, una ideología alimentada por el odio, ya no a una raza o clase determinada sino aquellas relaciones humanas fundadas en la complementariedad y el amor, y puesto que para la ideología de género la diferencia sexual es la primera alienación del ser humano, su obsesión mayor consiste en destruir aquellas instituciones que se basan en la idea de diferencia sexual. Es decir, el -1- Aníbal Altamirano Herrera
matrimonio y la familia. En apenas unos pocos años se han redefinido los
conceptos de matrimonio y familia y se han aprobado leyes que reformatea y desvirtúa estas realidades básicas de la sociedad. También se han puesto en marcha nuevas leyes educativas que imponen la perspectiva de género de forma transversal, conculcando de esta manera el derecho de los padres para elegir el tipo de educación que desean para sus hijos. Para la ideología de género es prioritario el control de la educación y los medios de comunicación social, de este modo se asegura el adoctrinamiento de la sociedad desde abajo, mediante una banalización del sexo que deja de ser una expresión de la donación mutua entre hombre y mujer para erigirse en elemento de realización personal individual lograda en la satisfacción del propio de si. En la nueva cultura impuesta por la ideología de género los papeles y funciones del hombre y la mujer han de ser perfectamente intercambiables: la familia heterosexual y monógama aparece como un caso más de practica sexual, el más obsoleto y sospechoso, por cierto, junto a otros muchos. La familia redefinida libremente al hilo de nuestras apetencias y se equiparan a la nuestra familia diferentes formas de unión que se fundan en contratos acordados entre individuos, contratos por su puesto rescindibles como conviene a una nueva utopía de hedonismo que preconiza la consecución de la felicidad a través de la exaltación del deseo sexual: sin límite legal, moral o incluso corporal alguno. Cherteston vislumbró el triunfo de esta utopía monstruosa hace casi un siglo cuando auguró que no tardaría en proclamarse una nueva religión que a la vez exaltase la lujuría prohibiese la fecundidad. Tal religión ya ha sido instaurada y toda la panoplia legal desplegada en los últimos tiempos: reconfiguración de la institución matrimonial, consagración del llamado derecho a la salud reproductiva y sexual, educación para la ciudadanía, etc. No tiene otro afán sino otorgar cobertura jurídica a una revolución ideológica que trata de cambiar radicalmente la sociedad, moldeando la esfera interior de las personas. La ideología de género ha encontrado una vía de penetración imparable en las sociedades humanas a través de la actividad desplegada por la organización de naciones unidas y de las sucesivas conferencias internacionales que a su amparo han establecido las pautas para su implantación universal. Tales pautas han sido asumidas como propias por la izquierda, que tras el fracaso del socialismo real ha incorporado a su agenda política la ideología de género como un sustitutivo idóneo de las causas que tradicionalmente había defendido. Y como suele suceder la derecha no ha hecho sino asumir lacarinamente en su discurso una versión edulcorada o diluida esta misma ideología temerosa de perder el tren de la modernidad. En unos pocos años, España, se ha convertido en el campo de ensayo de todas las propuestas de la ideología de género que se van imponiendo paso a paso implacablemente como si se hubiese diseñado un plan premeditado para él. Nos hallamos ante la ideología política más antisocial que ha creado el hombre, una ideología que desarticula los vínculos naturales que destruyen nuestra propia humanidad y entroniza una sociedad atomizada de individuos que en su búsqueda de satisfacción personal se cierra a la vida y se convierten en carne de consultorio psiquiátrico.