2014, Principios de Hidrogeologia Karstica
2014, Principios de Hidrogeologia Karstica
2014, Principios de Hidrogeologia Karstica
Principios de
Hidrogeología kárstica
Antonio Pulido Bosch
Universidad de Almería
Editorial Universidad de Almería
Principios de Hidrogeología kárstica
© del texto: Antonio Pulido Bosch
© de la edición: Editorial Universidad de Almería 2014
[email protected]
www.ual.es/editorial
Telf/Fax: 950 015459
$%
isbn: 978–84–16027–34–7
Depósito legal: Al-1109-2014
Diseño y maquetación: Jesús C. Cassinello
PRESENTACIÓN 13
1. ASPECTOS GENERALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
5. ANÁLISIS DE LA FRACTURACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
1. KARSTIFICACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
1.1. CORROSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
1.3. EROSIÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
2. FORMAS RESULTANTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
1. INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
1. INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
1. GENERALIDADES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 321
3. CAPTACIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 352
REFERENCIAS 379
E sta obra se plantea como el intento de reunir los conceptos tradicionales y recientes
relacionados con los terrenos karstificables, desde un punto esencialmente hidrogeo-
lógico, aunque no únicamente, y todo ello con un enfoque lo más práctico posible, sin
obviar algunos aspectos científicos básicos.
Los materiales karstificables han despertado siempre un notable interés por sus gran-
des singularidades, su gran importancia económica y por ser terrenos que, con cierta
frecuencia, permiten acceder a su interior. Este hecho ha constituido históricamente un
aliciente para todos aquellos amantes de las cosas ocultas. Es por eso que las primeras
contribuciones científicas han tenido una componente exploratoria de lo desconocido,
del mundo subterráneo. Obras clásicas han sido “Les abîmes” de Martel, la obra póstuma
de Llopis, y las numerosas revistas que en todo el mundo difundían resultados más o
menos deportivos de las hazañas de tantos esforzados espeleólogos. Revistas tales como
Lapiaz y Spelunka han sido otras tantas que han dado soporte a miles de levantamientos
topográficos y récords diversos. La Unión Espeleológica Internacional (UIS) agrupó tanto
a ilustres deportistas amantes de lo subterráneo, como a los científicos apasionados de las
profundidades, con actividades no exentas de riesgo, que ha dejado numerosas pioneros
en las profundidades que pretendían conocer.
Los científicos han entrado de lleno en este apasionante dominio, tanto en los aspec-
tos morfodinámicos y morfogenéticos, como hidrogeológicos en su componente pura
y, también muy aplicada. Las aguas del karst tienen un claro interés económico y son
con cierta frecuencia la única o mejor fuente de abastecimiento urbano. La Asociación
Internacional de Hidrogeólogos ha sido muy activa en este sentido, creando la Comisión
de Hidrogeología Kárstica que ha editado numerosas obras de consulta obligada y organi-
zado numerosos eventos que han marcado hitos en el avance de esta parte de la ciencia. El
Coloquio de Dubrovnik (1966) inició la serie de eventos que vieron su continuidad en las
reuniones de Antalya (Turquía), Besançon y Neuchâtel, que se han alternado desde hace
dos décadas, o Nerja y Málaga. Más detalles al respecto se pueden encontrar en http://
www.iah.org/karst/, http://www.speleogenesis.info/, http://www.karstportal.org/, http://
karstwaters.org/ http://nckri.org/, http://www.karst.edu.cn, http://www.irck.edu.cn, y
http://www.sedeck.org/
3
Volver al índice
14 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 15
3
Volver al índice
16 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
I. MATERIALES KARSTICOS Y PSEUDOKÁRSTICOS
1. ASPECTOS GENERALES
El nombre karst procede de la región como tal denominada, situada entre Trieste y
Ljubljana (Laibach), que también ha recibido los nombres de Carso y Kras, según perte-
neciese al imperio austrohúngaro (karst; hasta 1918), a Italia (hasta 1945), a Yugoslavia
y la actual Eslovenia. Esta área, que se extiende a todo lo largo del Este del Adriático con
características similares (Istria, Croacia y Dalmacia), se encuentra ocupada por calizas con
una serie de características morfológicas e hidrológicas muy peculiares. Desde el punto
de vista hidrológico, las áreas kársticas se caracterizan por la casi ausencia de cursos de
superficie, la existencia de cuencas endorreicas y gran circulación de agua en el subsuelo.
Clásicamente el término karst tiene dos acepciones, una, sinónimo de región kárstica,
región constituida por rocas carbonatadas, compactas y solubles, en las que aparecen formas
superficiales y subterráneas características; y otra, por extensión, que designa todo efecto
de la karstificación en rocas karstificables.
Acuíferos kársticos
Manantiales
Límite cuenca mediterránea
3
Volver al índice
18 Principios de Hidrogeología kárstica
El término karst puede también ser utilizado para designar toda región constituida
por otras rocas solubles (yeso y sal), para el cual algunos autores reservan el término pseu-
dokarst, definido como región que presenta formas análogas a las de un karst en rocas nada
o poco karstificables (o los efectos de la karstificación en estos materiales). El concepto fenó-
menos kársticos se emplea tanto para designar el conjunto de formas kársticas como los
procesos que los determinan; al conjunto de estos últimos se les denomina karstificación.
La importancia de las rocas carbonatadas viene dada por el hecho de representar
alrededor del 5 % en volumen de la litosfera. El porcentaje de rocas carbonatadas, en
relación al total de las sedimentarias, ha sido estimado en aproximadamente el 15 %. Los
carbonatos tienen cierto predominio entre formaciones relativamente recientes por ser un
sedimento fundamentalmente organógeno. Así pues, podemos estimar que en aproxima-
damente el 12 % de la superficie de los continentes afloran rocas carbonatadas. Se calcula
que el 25 % de la población mundial se abastece con aguas kársticas [2, 3 y 4]. En Europa,
los afloramientos carbonatados alcanzan 3 millones de km2 (35 % de la superficie terres-
tre). La figura 1 recoge los principales afloramiento a ambos lados del mar Mediterráneo.
Por lo que a España se refiere (figura 2), hay que señalar que las regiones calizas
ocupan unos 100.000 km2 de los que 17.000 km2 están en la Cordillera Cantábrica, Pais
Vasco y Pirineos; 48.000 km2 en la Cordillera Ibérica; 7.500 km2 en la Cordillera Catalana
y 30.500 km2 en las Béticas [5 y 6]. Se estima, además, que la recarga media anual asciende
a 20 000 hm3, mientras que las reservas pueden superar 200.000 hm3, de ahí su enorme
interés económico y ecológico.
Mar Cantábrico
La Coruña Bilbao San Sebastián FRANCIA
Vitoria
Pamplona
o
Eb Gerona
iñ
ro
M
Soria Zaragoza
o
Valladolid Barcelona
Atlántic
Duero
Tarragona
Portugal
Madrid
Teruel
Océano
Castellón
Tajo
Valencia Palma de
o
Mallorca
ne
Guadia
na rá
Badajoz iter
ed
Alicante M
ar
Córdoba
Jaén
Murcia M
ivir
lqu
Sevilla ada Acuíferos kársticos
Huelva Gu
Granada
carbonatados
Almería
Cádiz Málaga
yesos
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 19
cemento soluble
calizas detríticos
matriz arcillosa
Materiales kársticos s. str. dolomías Materiales pseudokársticos
hipersolubles(*) (evaporitas)
mármoles
hiposolubles(*)
Materiales termokársticos masas de hielo (*) Con respecto a las calizas
formaciones heladas
Desde un punto de vista práctico y económico son los materiales kársticos s. str. los
más interesantes, aunque serán descritos también los hipersolubles, concretamente yesos,
ya que los restantes son objeto de estudio dentro de otros dominios. Los materiales kárs-
ticos por excelencia son las rocas carbonatadas que constituyen las calizas y dolomías. Las
margas, mezcla de carbonatos y arcillas, tienen poco interés desde el punto de vista acuífero.
Usualmente se consideran cuatro componentes en las rocas carbonatadas: mayoritarios,
minoritarios y trazas, inclusiones fluidas, y componentes no carbonatados. Los componentes
mayoritarios esenciales son calcita, dolomita y yeso, aunque hay muchos otros (tabla 2).
Tabla 2. Principales integrantes de los terrenos kársticos con indicación de algunas de sus características
3
Volver al índice
20 Principios de Hidrogeología kárstica
Como el radio del Ca2+ es de 0.99 Å y de 0,66 Å el del Mg2+, por lo que la sustitución
del uno por el otro conlleva una disminución considerable del volumen de la celdilla.
Además, existen otros carbonatos, que pueden efectuar sustituciones isomorfas con los
mayoritarios, pero que no llegan a constituir rocas propiamente dichas, como son ankerita
(CaFe (CO3)2), siderita (Fe CO3), rodocrosita (Mn CO3), y witerita (Ba CO3).
Los componentes menores y trazas representan una pequeña fracción de los consti-
tuyentes totales. Los elementos siguientes pueden sustituir al elemento constituyente del
mineral, en cada caso; Calcita: Mg, Mn, Fe2+, Sr, Ba, Co, Zn; Aragonito: Sr, Pb, Ba, Mg,
Mn; Dolomita: Fe2+, Mn, Pb, Co, Ba, Zn, Ca, reemplazando al Mg; y Mn, Fe, Pb, Al, al Ca.
Por otro lado, al microscopio electrónico se descubren inclusiones en forma de minús-
culas burbujas o gotas, que llegan a dar aspecto esponjoso a ciertas calcitas cuando son
muy abundantes. El contenido de estas soluciones es posiblemente Na+, K+, Cl-, junto con
Ca2+, Mg2+ y SO4=, así como algunos gases tales como CO2 y CH4. Su estudio aporta, en
determinadas condiciones, mucha información sobre la génesis de los minerales y de sus
condiciones ambientales, de ahí su interés en prospección de yacimientos minerales y en
la reconstrucción paleoclimática.
En cuanto a los componentes no carbonatados, la fracción arcillosa constituye la
impureza más abundante y significativa; la sílice también es muy abundante, tanto de
origen detrítico como de precipitación química (nódulos o estratos). Otros componentes
minerales no carbonatados son: fluorita, celestina, zeolita, göetita, barita, fosfatos, piro-
lusita, yeso, estroncianita, feldespatos, micas, cuarzo, rutilo, glauconita-clorita, turmalina,
pirita-marcasita. Ello explica la existencia de numerosos iones en disolución sin que estén
ligados obligatoriamente a procesos contaminantes.
Los principales minerales susceptibles de ser karstificados y/o susceptibles de ser
encontrados en cavidades kársticas aunque la lista real es mucho más larga. Hill y Forti
[9] editaron una interesante colección de fotos de los principales minerales de las cavida-
des; este último autor editó trabajos complementados con series de diapositivas sobre los
minerales en las cavidades, espeleotemas, que son susceptibles de encontrar en las cavida-
des, sobre una amplísima gama, como se tendrá ocasión de comprobar.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 21
meable (acuífugo). Existe una serie de procesos secundarios que contribuyen a aumentar de
forma notable la porosidad eficaz del material, tales como la dolomitización secundaria, si se
produce cuando el sedimento está consolidado; en caso contrario, tiene muy poca inciden-
cia. En ese primer caso, el paso de calcita a dolomita genera 13 % de porosidad total; se ve
reducida por procesos de recristalización, y aumentada por procesos de lixiviación selectiva.
Se suelen considerar -al menos- cuatro tipos de porosidades ([10]; tabla 3) depen-
diendo de la naturaleza del hueco susceptible de almacenar el agua gravífica. Los huecos
microscópicos existentes entre los minerales generan una porosidad intercristalina que
puede alcanzar entre 0.1 y 1 % de la porosidad total. Los huecos que dejan entre sí los
granos cementados se denominan porosidad intersticial. En este sentido, algunos tipos de
calizas (oolíticas, por ejemplo), tendrían una porosidad intersticial similar a las areniscas.
La porosidad de microfisuras sería la correspondiente a los huecos que dejan las microfisu-
ras, diaclasas, juntas de estratificación y las esquistosidades, como más relevantes.
La porosidad macroscópica se refiere a las grandes fracturas, karstificadas, conductos,
canales y cavidades, esencialmente favorecida por los procesos de karstificación; un caso
específico sería la porosidad cavernaria, cuando predominan los huecos de origen kárstico
[11]. A las tres porosidades primeras se las puede englobar de forma genérica bajo el nom-
bre de porosidad matricial o de la matriz, en contraposición a la porosidad de conductos,
y la derivada de la fracturación, que analizaremos posteriormente. Los estudios clásicos
de la geología del petróleo concluyen que la porosidad total máxima se alcanza en las
calcilutitas muy recristalizadas, seguida de las calizas pisolíticas sin cementar, calizas bio-
clásticas de matriz dolomítica microgranuda (15 %), calizas oolíticas de matriz dolomítica
microgranuda (12 %), y las dolomías microcristalinas (11 %). Los valores inferiores al 2 %
corresponden a calizas micríticas y a todas las variantes bien cementadas.
3
Volver al índice
22 Principios de Hidrogeología kárstica
CALIZA
Dolomitización
DOLOMÍA (P. intercristalina)
Compactación
Karstificación Karstificación
POROSIDAD TOTAL %
0 5 10 15 20 25
0 1 2 3
POROSIDAD EFICAZ %
Figura 3. Esquema conceptual de la evolución de la porosidad de las dolomías en función de una serie de
procesos (adaptado de [12])
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 23
3
Volver al índice
24 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 1. Dolomías trituradas o kakiritas del borde occidental de sierra Nevada, explotadas como áridos (foto A. Pulido)
Foto 2. Detalle de otras dolomías brechificadas (formación Creu, Valencia; foto A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 25
el Mg más soluble que el Ca, los afloramientos dolomíticos se lixivian menos que los calizos,
ya que las aguas del karst se saturan pronto en dolomita, y esta última además no precipita
como espeleotema. En las calizas, por el contrario, aunque se alcance temporalmente el
punto de saturación, las aguas del karst vuelven con frecuencia a subsaturarse y redisolver,
al precipitar la calcita frecuentemente como espeleotema en cuevas y cavidades.
Cuando la karstificación es selectiva, y actúa sobre calizas parcialmente dolomitizadas
o sobre dolomías parcialmente calcificadas -dedolomitizadas-, se desarrollan las estructu-
ras carniolares. En el ámbito de las Cordilleras Béticas los afloramientos de carniolas más
importantes se localizan en la base de las dolomías del Lías inferior y constituyen acuíferos
muy interesantes. Dichas carniolas corresponden en este caso a antiguas rocas dolomíticas
que han sido parcialmente dedolomitizadas por aguas ricas en sulfato cálcico procedentes
de la lixiviación de las evaporitas (yesos) del Keuper infrayacente, y sobre las que la erosión
ha actuado luego diferencialmente liberando las porciones dolomíticas más solubles y mecá-
nicamente menos resistentes, y dando lugar al desarrollo de la típica estructura vacuolar.
3.2.2. Permeabilidad
La permeabilidad de las dolomías es muy variable, ya que es función de muchos factores,
aunque se considera a este parámetro en general mucho más constante que en el medio
calizo. Son numerosos los datos obtenidos en investigaciones petrolíferas, en donde a la
dolomía se la considera una buena roca almacén. Los valores más altos de permeabilidad
se observan en dolomías con elevada porosidad -móldica o sacaroidea, fisuradas- no
brechificadas y fuertemente karstificadas (figura 3). Los más elevados, de más de 1.000
milidarcys, se alcanzan en dolomías muy cristalinas.
3
Volver al índice
26 Principios de Hidrogeología kárstica
POLONIA
Varsovia
Cracovia
BK-333
N
za
BK-326 ms
rze
aP
ial
oB BK-210
Rí
0 0,2 0,4 km
BK-341
Klucze
1
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 27
[1]
2
2 n
rh [2]
H = 60
g
3
Volver al índice
28 Principios de Hidrogeología kárstica
donde Vw, es el volumen de agua liberada para una presión de succión equivalente a
una columna de agua de 10 metros de altura [cm3] y Vr es el volumen de roca [cm3]. La
presión de extracción de agua simulada en la centrifugadora para pequeñas muestras es
equivalente a la presión máxima de extracción de agua en la naturaleza por acción de la
gravedad en un estrato de espesor h.
2. Qo . po .L. [9]
Kg =
(
F. p12 . p 22 )
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 29
3
Volver al índice
30 Principios de Hidrogeología kárstica
El coeficiente de almacenamiento obtenido para las calizas devónicas es muy bajo. Sólo
7 de las 127 muestras investigadas liberaron trazas de agua. El coeficiente de almacenamien-
to de estas muestras varió entre 0.00064 y 0.00163. El valor medio del coeficiente de almace-
namiento para las 127 muestras de calizas fue de 0.000065. A pesar de que las 127 muestras
proporcionaron agua, existen algunas diferencias entre los valores medios de S para los
distintos tipos de rocas descritos. El valor de S más alto lo muestran las calizas micríticas
con fisuras rellenas y las calizas brechificadas. El valor medio para estas rocas es de 0,00011.
El valor medio más bajo lo poseen las calizas micríticas: 0.0000164 (tabla 4).
0,999
0,99
2
Frecuencia acumulada, n/N
0,9
1
0,5
0,1
dolomías
0,01 calizas
0,001
0 0,01 0,03 0,05 0,07
Porosidad, Po
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 31
1,0
0,8
0,6
0,4
0,2
0
0 5 10 15
Tiempo de centrifugación, t (min)
Figura 6. Dinámica del drenaje de las muestras (S/St: relación caudal específico total -S- y coeficiente de
almacenamiento instantáneo - Sr-)
3
Volver al índice
32 Principios de Hidrogeología kárstica
m/s; le siguen las calizas conglomeráticas 1.5510-10 m/s, las calizas fisuradas 2.6910-10
m/s y las calizas brechificadas 2.1310-10 m/s. El valor mayor es 5.6510-10 m/s, calculado
en las calizas micríticas fisuradas.
La permeabilidad en las dolomías es, en general, un poco mayor que en las calizas
oscilando entre 1.3010-11 y 6.3310–7 m/s, con una media de 2.7710-10 m/s. De todas
las dolomías, las dolomías brechificadas muestran valores bastante diferentes a las demás,
4.6510-9 m/s. Las dolomías cristalizadas y las dolomías brechificadas con fisuras rellenas
alcanzan valores de 9.3110–11 (tabla 5), y 9.8610–11 m/s, respectivamente.
Tabla 5. Media de los parámetros hidrogeológicos para los distintos tipos de rocas estudiados. 1. Calizas
micríticas; 2. Calizas micríticas fisuradas; calizas micríticas con fisuras rellenas y calizas conglomeráticas; 3.
Calizas brechificadas; 4. Dolomías brechificadas y dolomías brechificadas con fisuras rellenas; 5. Dolomías
recristalizadas
0,999
1
1
0,99
2
0,9
Frecuencia acumulada, n/N
0,5
0,1
dolomías
calizas
0,01
0,001
-12 -11 -10 -9 -8 -7 -5
10 10 10 10 10 10 10-6 10
. Conductividad hidráulica, k (m/s)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 33
0,008
a
0,006
Caudal específico, S
0,004
0,002
0
0 0,01 0,02 0,03 0,04 0,05 0,06
Porosidad, P0
10-7
b
-8
10
Permeabilidad, k (m/s)
10-9
10-10
10-11
10-12
0 0,01 0,02 0,03 0,04 0,05 0,06 0,07
Porosidad, p0
3
Volver al índice
34 Principios de Hidrogeología kárstica
10-6
-7
10
Permeabilidad, k (m/s)
10-8
-9
10
-10
10
-11
10
-12
10
0 0,01 0,02 0,03 0,04
Porosidad, p0
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 35
O PA
R
EU
Alicante
El Tranco
Murcia
Córdoba La Bolera San Clemente
Jaén
Gor Á
RR
Granada Francisco Abellán TE
DI
ME
N
R
Béznar Almería MA
Cádiz Málaga
0 50 100 km
1 2 3 4 5
Figura 10. Localización geológica dentro de la Cordillera Bética de los embalses de los que se recogieron
las muestras estudiadas. 1, antepaís; 2, cuencas neógenas, volcanismo; 3, zona externa; 4, flysch; 5, zona
interna (modificado de [27])
La tabla 6 sintetiza los estadísticos medios de las propiedades analizadas en las 181
muestras.
3
Volver al índice
36 Principios de Hidrogeología kárstica
Estadístico\parámetro P0 S S0 k(m/s)
Media 0,05277 0,00579 0,0758 3,24E-7
Varianza 0,002841 0,000138 0,016 1,58E-11
Desv. Estándar 0.0533 0,0118 0,126 3,98E-6
Mínimo 0.004458 0,0 0,0 2,71E-12
Máximo 0,2091 0,0798 0,666 5,35E-5
Rango 0,2046 0,0798 0,666 5,35E-5
Curtosis 4,001 31,7 15,5 496
Coef. Variación 101 % 203 % 167 % 1230 %
1
Frecuencia acumulada (%)
0.5
0.2
calcarenitas
calizas
0.1 dolomías
0.05 S0
0 0.02 0.04 0.06 0.08
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 37
El caudal específico (Specific yield) varió entre 0 y 0,0798 con una media de 0,00579,
una desviación estándar de 0,0118 y un coeficiente de variación de 203 %. 79 muestran no
cedieron agua durante las pruebas, incluyendo las dos de mármoles y las ocho de calizas
margosas. La distribución de frecuencias (figura 12) muestra gran desviación hacia la
izquierda debido a la abundancia de ceros. El valor más alto lo alcanza una muestra de
dolomías, rocas que también tienen la media más elevada (0,00724). Las medias de las
calcarenitas (0,00 640) y las calizas (0,00517) son ligeramente inferiores.
La dinámica de estas pruebas arroja una información interesante. Once muestran
necesitaron más de 30 minutos -lo que equivale a 2-2,5 años de percolación en el medio
natural- para liberar todo el agua que contienen. Cinco de ellas eran de calizas, tres de
calcarenitas y solo una de dolomías. Sin embargo, el comportamiento no es homogéneo
incluso en la misma litología. La figura 13 recoge la dinámica del drenaje para las mues-
tras, que es de larga duración. Se trata de la variación de St/S en el tiempo, donde St es
el caudal específico instantáneo y S el caudal específico total. Las muestras de dolomías
ceden toda su agua en 40 minutos, mientras que las calcarenitas lo hacen en 120 minutos
y las calizas en más de 180 minutos. Los poros de las calcarenitas y de las dolomías son
más grandes que en las calizas, ya que las primeras ceden cerca del 90% de su agua en 30
minutos, mientras que las calizas en más de 60 minutos ceden el 90% de su agua.
0.5
Frecuencia acumulada (%)
0.2
0.1
calcarenitas
0.05
calizas
dolomías
calizas margosas
0.01 k(m/s)
-12 -10 -8 -6 -4
10 10 10 10 10
3
Volver al índice
38 Principios de Hidrogeología kárstica
0.8
0.6
St/S
0.4
Calcarenitas
Dolomías
0.2
Calizas
0 t (min)
0 40 80 120 160 200
Figura 13. Dinámica del drenaje St/S para las muestras que ceden agua durante mucho tiempo
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 39
5. ANÁLISIS DE LA FRACTURACIÓN
5.1. CONCEPTOS BÁSICOS
Las discontinuidades son los puntos de acceso y circulación inicial del agua, dentro de las
cuales juegan un papel clave la fracturación y la fisuración (foto 3). Es por ello que puede
ser interesante llevar a cabo un detallado estudio de la fracturación y de la fisuración.
Su metodología comprende al menos dos aspectos:
Foto 3. Detalle de la densa fracturación en la formación Creu del Barranco del Infierno junto al río Serpis
(Valencia. Foto A. Pulido)
3
Volver al índice
40 Principios de Hidrogeología kárstica
eficaz (me) en función de la frecuencia de cada familia (fi) y de la separación (di) de labios
de las fracturas. Rats [29] establece una relación entre la separación interfractural (d) y el
espesor de los estratos (e), llegando a la expresión logarítmica log d = a + b log e
con a = -0.64; b = 0.41
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 41
Con el fin de ilustrar todo lo expuesto, vamos a desarrollar ejemplos de aplicación del
análisis de la fracturación al conocimiento de la geometría de los acuíferos kársticos de la
Serranía de Ronda [30], del acuífero de Sierra Gorda [31 y 32], con un ejemplo sencillo
intermedio, correspondiente a los yesos de Sorbas [33].
Serrato
N
Cuevas del Becerro
ado
0 1 2 3 4 5 km 1055 lor
Co
de
rra os
e rin
80
Si e
0
M
00
1119
os
10
l
de
0
80
0
rra
80
Arriate
e Burgo
Si a
u ill
q 1429
an
Bl
00
10
a
e rr
Si
Ronda
00
12
3
Volver al índice
42 Principios de Hidrogeología kárstica
s
p illo
am Cuevas del
C Becerro
N
do
ra
lo
Co
de
Mioceno
ra
er
Si
Cretácico
Jurásico s
no
M eri
Trías
los
de
dirección y rra
buzamiento Sie
El B
urg
falla inversa o o
cabalgamiento
0 1 2 3 4 km
la
quil
a lan
nd B
Ro rra
Sie
Figura 15. Esquema geológico. El jurásico está esencialmente constituído por rocas carbonatadas
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 43
diagrama general. En Sierra Blanquilla, sector meridional, hay dos máximos: N 140º-160º
E y N 50º-70º E, mientras que en Sierra Colorado, sector septentrional, predominan los
juegos N 20º-30º E y N 90º-100º E, aunque de manera menos neta. En el sector central,
Sierra de los Merinos, se observa una cierta superposición de efectos, cuya consecuencia
es una mayor dispersión en el diagrama, con la aparición de un número más elevado de
máximos y mínimos relativos. El diagrama general presenta un aspecto muy homogéneo,
con un ligero máximo (6,3 %) alrededor de N 150º-160º E y otro (6,1 %) N 20º-40º E. Las
fracturas comprendidas entre N 50º E y N 90º E totalizan, junto con los máximos reseña-
dos, más del 40 % del total.
1 % 2 4
10
%
10%
10
10
5%
3
5%
5%
5%
10% 10%
5 10% 6 7 8
5% 5%
10%
5%
5%
4 % 11
10
% 9 5 % 10 10
10 5%
5% 6 5%
3
7
1 2
14
10% 10 13
%
12
10%
10
5%
5%
8
9
14 13
11
12 15
10%
15 16
%
5% 16
10
5%
18
17
17 10%
18
N
5%
10%
5%
0 1 2 3 4 km
3
Volver al índice
44 Principios de Hidrogeología kárstica
Fotos 4 y 5. La sierra de las Nieves desde el Burgo y un detalle de sierra Blanquilla (fotos M.T. Leboeuf )
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 45
o
ad
lor
10%
Co
10%
N
rra
5%
5%
Sie
os
in
er
M
s
lo
de
ra
Sierra de los Merinos er Sierra Colorado
Si
%
10
%
10
5%
illa
5%
qu
Blan
ra
er
Si
Por último, se constata cómo en el diagrama general existe una tendencia diferente
a la obtenida sobre el terreno, con predominio de fracturas con marcada componente
N; más del 45 % de las fracturas están comprendidas entre N 30º W y N 40º E. Todos
estos hechos indican una discrepancia notable entre los resultados obtenidos por los dos
métodos ya comentados. Una primera explicación puede apoyarse en el aspecto, ya rese-
ñado, de la poca representatividad del muestreo. Otra causa sería la propia metodología
3
Volver al índice
46 Principios de Hidrogeología kárstica
empleada en cada caso, ya que los resultados de campo están expresados en porcentaje de
fracturas según su número, mientras que los de fotografía aérea lo han sido en porcentaje
de longitudes acumuladas de fracturas. Esta diferencia motiva la aparición de fenómenos
de “discriminación” de ciertas familias de fracturas.
General
Cuevas del Becerro N
%
10
5%
1 Sierra Colorado 1
N
%
10
5%
2
5%
Sierra Blanquilla 3
3 N
%
10
5%
0 1 2 km
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 47
SECTOR A
3
12
N
SECTOR D
SECTOR B
21
3
1
2
3
SECTOR C
2 1
3
0 1 2 km
3
Volver al índice
48 Principios de Hidrogeología kárstica
La representación gráfica de los datos obtenidos muestra el buen ajuste que ofrecen
a una distribución de tipo lognormal. La longitud media aproximada para las diferentes
familias de fracturas se ha estimado en 220 m, con valores extremos de 270 m (intervalos
N 30º-40º E y N 50º-60º E) y 170 m (intervalo N 130º-140º E); la desviación típica es 28
m y el coeficiente de variación 0,12. Parece confirmarse que la variación en la magnitud
aproximada de este parámetro se respeta con la escala, y su distribución refleja claramente
el carácter aleatorio del fenómeno que lo origina.
Banco de óptica
Frecuencias relativas (%)
20
Nivel 1
Nivel 2
Nivel 3
15
10
0
20 40 60 80 100 120 140 160 180
Intervalos angulares (º)
Figura 20. Resultados del análisis para los diferentes niveles y comparación con los valores generales
obtenidos en el “Banco de Óptica”
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 49
Si se considera cada sector por separado, pueden estudiarse las variaciones en las
funciones de distribución de las fracturas, al aumentar la superficie de muestreo. Se han
comparado estos resultados con los del análisis de la fracturación en campo. Para ello se
han centrado los sectores A, B y C en otras estaciones de medida sobre el terreno (núme-
ros: 2, 9 y 15 respectivamente). En la figura 21 se representan los valores.
En el sector A puede observarse cómo se conservan los principales máximos (N
20º-30º E, N 70º-80º E y N 100º-120º E) al aumentar el área de muestreo, pero disminuye
su frecuencia relativa, como consecuencia lógica del aumento del número de fracturas
consideradas en cada caso. Es interesante reseñar que uno de los máximos citados, con-
cretamente N 70º-80º E, apenas representado sobre el terreno, aumenta su importancia
relativa con respecto a los otros dos.
%
5% 7,5 %
7, 7,5
% %
15
% 15 15
SECT0R B
%
5% 7,5
% 7,5
7,
15% 15% %
15
SECT0R C
7,5%
7,5% 7,5%
Figura 21. Variación en los valores del parámetro intensidad de fracturación (FL) en cada sector para los
tres niveles considerados
3
Volver al índice
50 Principios de Hidrogeología kárstica
LM > M
(LM) longitud media (m)
250
230
210
190
170
FM-FL > M
10 FM-FL < M
Frecuencia relativa (%)
3
2
0 20 40 60 80 100 120 140 160 180
Intervalos angulares (º)
Figura 22. Longitudes medias de familias de fracturas (LM) en relación con el valor medio general (M), y re-
presentación gráfica de las dos distribuciones obtenidas (FN y FL) para el parámetro intensidad de fracturación
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 51
C) Densidad de fracturación
La variación y distribución de la densidad de fracturación es debida a las razones metodo-
lógicas comentadas, de tipo puntual, ya que está referida a los cuatro sectores donde se ha
realizado el muestreo sobre la fotografía aérea. Los valores obtenidos, expresados en nº de
fracturas/superficie, y km de fracturas/superficie, se exponen en un mapa de densidad de
fracturación (figura 23) para las tres zonas en que se ha subdivido tal documento.
Sobre la base de dicho mapa se han hallado los valores medios globales de densidad de
fracturación para el total del área investigada, a partir de fotos aéreas escala aproximada
1/25.000, que son 150 fracturas/km2 y 30 km de fracturas/km2. A partir de estos valores
se ha estimado el número total aproximado de fracturas presentes en el mapa de fractu-
ración, así como su longitud acumulada correspondiente. El resultado ha sido de 7.500
fracturas que, a la escala analizada totalizarían 1.500 km de longitud. Estos valores han de
considerarse como orientativos, aunque representativos de la escala de trabajo a la que se
han realizado. Si se cambia la escala de observación los resultados son diferentes aunque
con idénticos parámetros estadísticos.
3
Volver al índice
52 Principios de Hidrogeología kárstica
Nº fracturas km de fracturas
km2 km2
A <100 <20
100-200 20-40
>200 >40
D
B
N
C
0 1 2 3 4 km
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 53
Foto 6. Una panorámica de los yesos de Sorbas donde son visibles varias canteras en yesos
3
Volver al índice
54 Principios de Hidrogeología kárstica
N 30%
20%
10%
O E
30 % 20 % 10 % 10 % 20 % 30 %
N
30%
20%
10
%
O E
30 % 20 % 10 % 10 % 20 % 30 %
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 55
N
30%
20%
10%
O E
30 % 20 % 10 % 10 % 20 % 30 %
Figura 26. Histograma de direcciones de cauces en los yesos y otras alineaciones (foto aérea)
Fotos 8 y 9. Frentes de una cantera en yesos de Sorbas, a escalas diferentes (fotos A. Pulido)
3
Volver al índice
56 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 57
Fotos 10 y 11. Sierra Gorda desde el entorno del polje de Zafarraya inundado (fotos A. Pulido)
3
Volver al índice
58 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 59
N
A
N N
5%
5%
5%
90 90 N 90
5%
5%
90 90 90
10%
Zafarraya Sierra Gorda
General
Figura 27. Distribución direccional de las fracturas (A, en número de fracturas, B, en longitudes acumula-
das) en las unidades de Sierra Gorda y Zafarraya, y para el conjunto de ambas (General), a partir de los datos
de fotografía aérea
3
Volver al índice
60 Principios de Hidrogeología kárstica
N
Loja
0 90 N Salar
%
5
N 0 90
N
%
5
N 0 90
0 90
% %
5 5
0 90 N
%
N
5
0 90
0 90 N
% N
%
5 5
N 0 90
N % 0 90
5 %
5
0 90
0 90
N %
%
5
5
0 90
%
5
Alhama de
Granada
N N
Zafa
rraya
0 90 0 90
% %
5 5
Periana N N
0 90 0 90 0 1 2 3 4 km
% %
5 5
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 61
F(%)
30
25
20
15
10
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 (hm)
INTERVALOS DE LONGITUD
Figura 29. Distribución de longitudes de fracturas para el conjunto del mapa de fracturación
3
Volver al índice
62 Principios de Hidrogeología kárstica
N
10%
90 90
%
10
A
%
20
Figura 30. Distribución de las galerías kársticas conocidas en sierra Gorda, según número de galería (A) y
según la longitud acumulada de las mismas por familias direccionales
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 63
3
Volver al índice
64 Principios de Hidrogeología kárstica
ocurre con las fracturas N 90-100 E y las N 140-150 E. Las desviaciones de los máxi-
mos de karstificación respecto a los de fracturación son mínimas.
t Comparación del diagrama de intensidad de facturación, expresada en longitudes
acumuladas de fracturas (figura 30 B, diagrama general) con el diagrama de inten-
sidad de karstificación, expresada en longitudes acumuladas de galerías kársticas
(figura 30 B):.en este caso se observa que las fracturas N 0-10 E presentan un grado
muy bajo de karstificación; las fracturas N 50-70 E muestran un pico bien definido
de intensidad de karstificación; las fracturas N 90-100 E que constituyen una fami-
lia tímidamente individualizada en cuanto a intensidad de fracturación, presentan,
sin embargo, el máximo de karstificación. El sistema de fracturas N 140-150 E,
en sentido estricto no muestra karstificación notable, al menos no se desarrollan
grandes galerías; sin embargo, aparece un máximo de karstificación N 110-120
E. La explicación de este máximo de karstificación es difícil; tal vez se deba a que
algunas fracturas de dirección N 140-150 E sufran una inflexión hacia posiciones
E-0 y éstas se encuentren bien karstificadas. Por otra parte, podría corresponder a
fracturas del sistema E-0, algo desplazadas (10º) del máximo.
De todo lo dicho hasta ahora hay que resaltar que el máximo de karstificación lo pre-
sentan las fracturas N 90-100 E. Se trataría de una red kárstica inactiva, por lo que hay
que considerar que se desarrolló en épocas pasadas. La coincidencia con las fracturas N
90-100 E, el sistema de fallas más antiguo creado durante la orogenia alpina, lleva a pensar
en qué momento este sistema actuó de forma distensiva. Efectivamente, parece ser que
en las últimas etapas compresivas de la orogenia, el máximo eje de esfuerzos se encon-
traba, aproximadamente en posición E-O, favorable a la apertura de las fracturas de igual
orientación. Esta situación se mantendría aproximadamente hasta el Mioceno terminal,
cuando una nueva fase de deformación produce la discordancia miopliocena en el marco
de un nuevo sistema de esfuerzos.
Durante el Mioceno superior, los sistemas de fracturas N 140-150 E y N 50-70 E ya
estaban creados, siendo el segundo el sistema probablemente más distensivo, cuya for-
mación supuso un cierre de las fracturas N 140-150 E. Durante las últimas etapas com-
presivas alpinas estos dos sistemas eran susceptibles de karstificarse, pero el máximo de
karstificación se situaría, de todas formas, según la dirección E-0 (máxima distensión).
Los rasgos morfológicos del macizo, así como la naturaleza de los materiales que se
depositaban en la depresión de Granada (calizas lacustres) parecen apoyar la idea de esta
karstificación en el Mioceno superior.
A partir del final del Mioceno no se conocen evidencias de cómo se desarrolló la
karstificación en el acuífero. El sistema de esfuerzos propuesto para este período y hasta el
Cuaternario parece indicar una tendencia a la apertura de las fracturas N 140-150 E y las
N-S, menos intensa en los sistemas N 90-100 E y N 50-70 E. Es muy probable que la red
kárstica se haya encajado progresivamente durante el Plioceno y durante el Cuaternario,
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 65
por el progresivo levantamiento de macizo, a favor de las fracturas más abiertas, en dos
o más etapas de máxima intensidad de la karstificación. Si se considera la juventud que
presenta el relieve de este sector de las Cordilleras Béticas, es lógico pensar que la red
kárstica actual se encuentre en plena fase de desarrollo.
Un aspecto clave de la fracturación es su evolución en profundidad, especialmente
en lo que se refiere a su densidad y a su posible “cierre”. Numerosos estudios realizados
sobre cortas de canteras postulan la disminución logarítmica en profundidad, lo que se
traduciría en que, a pocos metros, se reduciría rápidamente el número de fracturas y sus
aberturas. Tendríamos una franja superficial descomprimida especialmente porosa, que
rápidamente se cerraría en profundidad. Lo que se obtiene mediante sondeos contradice
esta conclusión, que debe ser descartada como aproximación en el medio kárstico, aunque
puede ser realista en el medio fisurado no kárstico. A esta constatación hay que añadir el
hecho de que esta franja superficial es la mas vulnerable al efecto impermeabilizador de
la fracción insoluble, componente arcillosa, y/o de las alteritas que pueden colmatar las
discontinuidades; este hecho es aplicable al medio kárstico y al fisurado.
Otra reflexión de interés práctico es la aplicación real que tendrían estos análisis
de fracturación, desde el punto de vista de –por ejemplo- la ubicación de captaciones.
Aunque este aspecto será objeto de discusión en el capítulo 6, podemos adelantar que
criterios más de andar por casa suelen tener más peso que los concienzudos estudios de
fracturación: facilidad de acceso, cota del terreno, propiedad de los terrenos, entre otros.
Sin embargo, los análisis de fracturación tienen una notable aplicación práctica y son
imprescindibles en las obras civiles en las que el agua subterránea puede afectar a los tra-
bajos [36 y 37]. Su interés es igualmente manifiesto en las actividades mineras [38 y 39].
3
Volver al índice
66 Principios de Hidrogeología kárstica
B A
La Villa
SIERRA PELADA
A
NE
H IME CA
L Boca del Asno
AC OR
RR LT
SIE E
R AD
SIER
B’
0 1 2 km
A’
a
1 b 2 3 4 5 6 7 N
Figura 31. Mapa hidrogeológico del Torcal de Antequera. 1: Trías de Antequera; 2: a: Unidad de El Torcal; b:
margas cretácicas; 3: Unidad sierra de las Cabras; 4: complejo del Águila; Unidad flysch; 5: Mioceno postoro-
génico; 6: falla normal; 7: cabalgamiento. A–A’ y B–B’: cortes representativos
3 3 Manantial
3 3 7 3 2 1 de la Villa
7
A’ 5
7 A
? 7
8
?
?
3
2
B’ 1
4 3 6 B
5 7 4 5 500
? 0
? m
1, 2 y 3 4 5 6 7 8
0 1 2 km
Figura 32. Cortes hidrogeológicos cuya situación se muestra en la figura 31. 1. calizas oolíticas; 2. calizas
nodulosas; 3. dolomías brechoides; 4. margas; 5; flysch; 6. mioceno; 7. derrubios de ladera; 8. trías de Antequera
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 67
II
IV
TOTAL
N II
SIERRA PELADA
I
SIERRA CHIMENEA IV
III
I
III
0 1 2 km
Figura 33. Principales fracturas del macizo con indicación de los histogramas de frecuencias por sectores y
en conjunto
3
Volver al índice
68 Principios de Hidrogeología kárstica
Fotos 12, 13, 14 y 15. La singularidad de El Torcal de Antequera queda bien patente en estas cuatro fotos.
(A. Pulido)
3
Volver al índice
II. LA KARSTIFICACIÓN Y LAS FORMAS
1. KARSTIFICACIÓN
Incluye dos grandes grupos de procesos, uno esencialmente químico –la corrosión- y
otro más mecánico y físico: la erosión. Inicialmente es el primero el que domina, pero a
medida que se generan conductos, la erosión comienza a ser relevante e incluso puede ser
dominante en cantidad con respecto a la corrosión.
1.1. CORROSIÓN
Con este término se designan los procesos fisicoquímicos mediante los cuales la roca es
disuelta y transferida fuera del medio. La solubilidad del CO3Ca en el agua pura es muy
baja, del orden de 14 a 15 mg/l a 25 º C y presiones parciales de CO2 de la atmósfera normal
(0.0003 atmósferas); cuando aumenta la presión parcial del CO2 la solubilidad aumenta
considerablemente. La puesta en solución del CO3Ca corresponde a un ataque químico con
intervención de ácidos (nítrico, nitroso, orgánicos, sulfúrico…) pero sobre todo el compo-
nente clave de la agresividad es el CO2 con la imprescindible presencia del agua. Este ataque
supone un cambio de fase, de sólida a líquida, que se rige por la ley de equilibrio de las fases
de Gibbs; el equilibrio aparece cuando el potencial químico de una fase (solución) es igual al
potencial de la otra (sólido); en caso de no equilibrio un componente se vuelve, espontánea-
mente, de la fase de mayor potencial a la de menor, lo que en caso del Karst, se traduce en
que existirá corrosión cuando el potencial de líquido sea mayor que la de la fase sólida [41].
Con la presencia de CO2, en el agua se crea ácido carbónico HCO3, que ataca a la
caliza, originando bicarbonato cálcico; dicha reacción, simplificada, es reversible, por lo
que se puede disolver o precipitar Ca CO3. CO2 + H2O + Ca CO3
Ca (HCO3)2
En realidad el proceso es mucho más complejo, ya que se trata de un sistema de equi-
librio heterogéneo con reactantes repartidos en las tres fases (gaseosa, líquida y sólida) en
cada una de las fases una cadena de equilibrio [42]; cualquier modificación en uno de los
equilibrios parciales conlleva un reajuste en los otros. El equilibrio de las soluciones está
regido por tres variables interdependientes (CO2), Ca2+ y H+, constantes para una tem-
peratura dada, de no mediar otras complicaciones. Cuando se rompen las proporciones
estamos frente a aguas incrustantes o agresivas. Hay que tener en cuenta que las velocida-
3
Volver al índice
70 Principios de Hidrogeología kárstica
des de reacción son muy diferentes de unas a otras, por lo que el sistema evoluciona a la
velocidad de la más lenta.
El CaCO3 es mucho más soluble en pH ácido que en básico. El equilibrio pH/Ca2+
expresado en mg/l de CO3Ca con calcita a 15º C es de 500 a pH 6.5, y de 42 a 8.5 (700 y 60
en aragonito a 10º C). En relación con la P CO2, es de 60 mg/l CO3Ca con 10–3, y de 450
para 10–1 para aragonito a 15º C. Estos parámetros, agresividad e incrustación dependen,
entre otros, del pH, CO2 libre, Ca2+, y también de la temperatura y de la fuerza iónica.
En general, con pH básico, aumentan las posibilidades de incrustación; la disminu-
ción de P CO2, también actúa en igual sentido, aunque todo ello es función de las con-
centraciones de los diferentes iones en las aguas. No obstante, numerosos autores han
constatado que la mayor parte de las aguas de los manantiales kársticos no ha alcanzado el
estado de saturación y que son agresivas. Se comprueba que las soluciones sobresaturadas
en CO3Ca son metastables, es decir que el CO3Ca no precipitaría inmediatamente. Existen
otros compuestos que intervienen, tanto activamente, como por su acción catalizadora,
en los procesos de ataque químico y disolución. Así puede intervenir el H2SO4 formado,
entre otras causas, por oxidación de los sulfuros presentes en la roca; el ácido nítrico
(susceptible de originarse en tormentas, y en el suelo como consecuencia de la acción de
determinadas bacterias), ácidos orgánicos (ácidos húmicos del suelo) originados como
consecuencia de la descomposición de la materia orgánica, como más relevantes.
Se trata de procesos complejos en los que intervienen factores geológicos, fisicoquí-
micos, climáticos, bioquímicos e hidrológicos. ¿Cómo suceden estos procesos en el medio
natural? La influencia de tantos factores conlleva el paso sucesivo y frecuente de aguas
agresivas a incrustantes lo que, dada la magnitud de los caudales implicados, trae consigo
la disolución de grandes masas para pequeñas variaciones de la concentración de CaCO3
en la sobre o subsaturación. En cuanto a los aspectos relacionados con el CO2, éste pro-
cede de la atmósfera y sobre todo del suelo, y se elimina a la atmósfera por difusión; y al
subsuelo en forma gaseosa, por difusión o por gravedad, al ser más denso que el aire; y
disuelto en agua, a razón de 2.15 l a 0º C y 0.8 l a 25º C.
Por tanto, entre el suelo y la zona saturada existirá una atmósfera rica en CO2 ocupan-
do huecos y fisuras que, en el caso de estar en contacto con el aire, estará más empobrecida
que la aislada. En los canales ventilados que circula agua subterránea se suele depositar
CaCO3. En profundidad (zona saturada) la pérdida de CO2 (por disminución de la tem-
peratura) da agresividad al agua. Por lo general, la mezcla de aguas de concentraciones
diferentes, suele dar aguas agresivas [43].
La temperatura afecta o interviene en la karstificación ya que la solubilidad de los car-
bonatos aumenta ligeramente con la temperatura, para valores normales; en presencia de
CO2, ocurre lo contrario: a menor temperatura aumenta la solubilidad del CO2; a mayor
temperatura aumenta la velocidad de las reacciones de equilibrio; el contenido en CO2
en los suelos baja al descender la temperatura, por disminución de la actividad biológica.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 71
Así pues, la temperatura actúa de forma diversa sobre las ecuaciones de equilibrio, y
a veces de forma contrapuesta. Entre unas cosas y otras los efectos de la temperatura se
pueden compensar, y por ello existen desarrollos kársticos tanto en clima glaciar, como
mediterráneo o tropical (44], aunque en ese último sistema climático la denudación es en
general muy superior al ser la actividad biológica muy elevada.
En cuanto a la corrosión de los carbonatos magnésicos, la magnesita es más soluble
que la calcita; 94 a 117 mg/l a 25º C y P CO2 normal, y mucho más elevada de tratarse de
MgCO3, hidratado o nesqueonita, MgCO3.3H2O. En cuanto a la dolomita [CaMg (CO3)2],
principal constituyente de la dolomía, si nos atenemos al principio del ion común, la
solubilidad debía ser menor al deber multiplicar los productos de solubilidad del Ca2+ y
del Mg2+ que son inferiores a la unidad. La experiencia muestra que las aguas del karst
se saturan más pronto calcita que en dolomita; además, la cinética de la disolución de la
dolomita es más lenta que la de la calcita; y las características litológicas y estructurales,
entre otras, que tienden a inhibir la disolución de las rocas dolomíticas.
1.3. EROSIÓN
Se trata de erosión en sentido amplio incluyendo meteorización -acción del viento, cam-
bios bruscos de temperatura, hielo, deshielo, acción de las raíces- y la acción mecánica
con o sin intervención del agua - acción de la gravedad, con desprendimientos y procesos
clásticos-. La erosión actúa de forma simultánea con la corrosión, en el proceso de kars-
tificación y, al igual que ésta, depende de muchos factores. Su acción tiene lugar tanto en
superficie como en profundidad. La clave de la corrosión es el agua, que tiene gran energía
potencial, que se transforma en cinética desde que choca contra el suelo y circula.
La acción de la erosión en la superficie de la roca, en nuestras condiciones climáticas,
es inversamente proporcional al espesor del suelo y a la densidad de la cobertura vegetal,
ambos factores estrechamente relacionados con el clima. La meteorización de la roca, que
ocasiona el cuarteamiento superficial de la misma, acompañada de intensas precipitacio-
nes, produce depósitos considerables de cantos en las áreas deprimidas, normalmente
3
Volver al índice
72 Principios de Hidrogeología kárstica
con matriz arcillosa; de esta forma se explica la existencia de niveles detríticos saturados,
colgados, en la mayor parte de las grandes formas kársticas de nuestras latitudes.
En cuanto a la erosión en el interior de la masa karstificable, es especialmente notable
a lo largo de fracturas abiertas, a través de las cuales las aguas pueden circular masiva-
mente. Esta erosión pierde su efectividad a pocos metros bajo la zona saturada; la erosión
inversa, “husos” de Maucci, se originaría bajo la zona saturada como consecuencia de la
presión del agua.
En la zona no saturada, a lo largo de las fracturas subverticales abiertas tectónicamen-
te, o como consecuencia de la corrosión, llega un momento en que la erosión es más activa
que la corrosión, y su efecto sería muy parecido a la acción de las aguas de los ríos. Esta
erosión es consecuencia de la energía cinética de la masa de agua y de los materiales que
transporta en suspensión y arrastrados, que golpean continuamente contra las paredes; en
resumen, la acción mecánica, en un determinado estadio de la evolución del karst llega a
ser más importante que la corrosión, con la particularidad de que contribuye muy activa-
mente al desarrollo selectivo de cavidades en determinadas partes. Es decir, dado que la
acción mecánica del agua depende del caudal, velocidad, masa transportada en equilibrio
con su energía cinética, ésta contribuye al ensanchamiento de los conductos por donde
pasa, lo que a su vez permite un mayor caudal de circulación y, por tanto, mayor poder
erosivo; ello trae consigo una jerarquización de la karstificación, que no es general sino
selectiva ya que no se desarrollan todos los huecos, sino determinados huecos, tanto como
consecuencia de la acción mecánica, como por la corrosión, que también es selectiva.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 73
los equipos de bombeo. Hay que tenerlos muy en cuenta y programar incluso la incorpo-
ración de macizos filtrantes de gravas en el espacio anular de los sondeos.
Todos estos procesos están en la base de la formación de los acuíferos kársticos (figura
34) que, por su misma complejidad, pueden dar lugar a tipologías muy diversas, como se
verá en el capítulo siguiente.
Exokarst
FORMAS
Endokarst
ROCA POROSA
(MATRIZ)
NO
3
Volver al índice
74 Principios de Hidrogeología kárstica
2. FORMAS RESULTANTES
2.1. PRINCIPALES FORMAS
Se trata de formas de corrosión y de incrustación, y su estudio es del dominio de la
Geomorfología Kárstica. Muchas de ellas tienen notable interés hidrogeológico. Su posible
clasificación es muy diversa, aunque algunas son ya clásicas [6], como la que las engloba
dentro del concepto de “aparato kárstico”; incluye las formas a través de las cuales discurre
el agua desde la superficie del terreno hasta el manantial de salida. Tendríamos formas de
absorción, conducción y emisión. Esta clasificación tiene limitaciones, por lo que el uso
más extendido es la que considera formas superficiales o exokársticas, y formas subterrá-
neas o endokársticos, con algunas en la transición entre ambos dominios.
Dentro de las exokársticas se tienen: lapiaz (foto 16) de muy diversos tipos y tamaños;
dolinas (foto 17) –en embudo, en artesa, en ventana, y tectónica o estructural- uvalas y
poljes (fotos 18 y 19) –de conjunción de dolinas, áreas tectónicas, de contacto, y estruc-
tural-; valles –ciego o sin continuación a partir de un punto dado, y muerto, carente de
flujo y ya por encima de los lechos activos actuales; cañones; pérdidas, sumideros o ponor
(fotos 20 y 21) ; y simas –de hundimiento o colapso, por excavación del sumidero, erosión
ascendente o inversa, combinación de varios de estos procesos-.
Las formas endokársticas por excelencia son los conductos y las redes de conductos, las
cavernas –de desarrollo esencialmente horizontal que incluyen corredores, gateras, gale-
rías y salas. Dentro de estos huecos encontramos formes de erosión–corrosión, tales como
conductos forzados y marmitas de gigante; clásticas –conos de bloques, caos de bloques
y terrazas detríticas-; y de reconstrucción –estalactitas, estalagmitas, excéntricas, colum-
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 75
nas, banderas, coladas, tours y microgours, cornisas, perlas de las cavernas, por citar las
más comunes, aunque se han descrito muchas más. Sumideros, simas y los diferentes con-
ductos son los de mayor importancia hidrogeológica, al permitir el flujo rápido y/o el acceso
de grandes cantidades de agua desde la superficie al interior del acuífero.
3
Volver al índice
76 Principios de Hidrogeología kárstica
Fotos 20 y 21. Uno de los ponors o sumideros del polje de Zafarraya; extremo orien-
tal, borde septentrional (fotos A. Pulido).
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 77
N
6 Covadura
2
Cueva del Agua
Agu
o as
Rí
3
7 1
Sorbas
0 1 2 km
4
5
o
ne
Sorbas
rrá
ite
ed
rM
ALMERÍA
Ma
Cuaternario Miembro Zorreras
A) El exokarst
Los afloramientos de yesos de Sorbas ocupan apenas 14 km2 de superficie, con una lon-
gitud máxima en dirección NNE de 10 km y anchura máxima de 4 km. El afloramiento
está atravesado por el río Aguas, que ha excavado una espectacular garganta. Dada la
gran solubilidad de los yesos, 2,6 g/l, con aumento considerable en presencia de NaCl,
las formas exo y endokársticas son muy abundantes y, en muchos casos, muy singulares.
3
Volver al índice
78 Principios de Hidrogeología kárstica
Dentro de la exokársticas dominan las dolinas y los pequeños poljes, estos últimos
de geometría muy irregular; suelen estar rellenos de limos y arcillas. Una de las grandes
dolinas de unos 50 m de diámetro, de paredes subverticales, se interpreta como evidencia
de un hundimiento relacionado con la red de conductos; de ella parte un complejo sub-
terráneo de cavidades, algunas relacionadas con la Cueva del Agua. También es visible
lapiaz de crestas agudas de orden centimétrico.
Las formas superficiales más singulares son los túmulos, abombamientos circulares o
elípticos de dimensiones centimétricas hasta más de 5 m de eje mayor, con o sin cúpula
colapsada (foto 22). La explicación genética dada en su momento se sintetiza en la figura
36. En una primera fase se produce una descompresión superficial en los primeros cen-
tímetros o decímetros de la capa de yeso, típica también del medio carbonatado, sin que
se observe que coincida obligatoriamente con una superficie de estratificación, aunque
sí debe ser un plano menos resistente (a). Los agentes meteóricos actúan provocando un
aumento de volumen y el levantamiento de esa capa. Investigaciones posteriores [47 y 48]
permiten profundizar en el proceso de levantamiento, en donde la disolución intercristali-
na y la nueva y rápida precipitación, con mediación del agua, contribuirían a ese aumento
de volumen y consiguiente abombamiento (b). La continuación de las actividades de
meteorización termina haciendo perder la resistencia mecánica de la cúpula, colapsando
finalmente (c). Las formas visibles sobre el terreno son tanto las del estadio b como c.
Foto 22. Uno de los numerosos túmulos visibles en la superficie del macizo yesífero. (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 79
El estudio estadístico de estas formas [49] se realizó sobre 81 de ellas, 47 con la cúpula
colapsada, 33 circulares y 48 elípticos. Se midieron los parámetros siguientes (figura 37):
diámetro en los circulares, los dos ejes de la elipse en los elípticos, la altura del abom-
bamiento, y el espesor de la capa de yeso levantada. Los diámetros están comprendidos
entre 3,6 m y 0,2 m con un valor medio de 1,56 m y una desviación estándar de 1,17.
Para las formas elípticas, el eje mayor a puede alcanzar 11,70 y el mínimo 0,2. La media
de los valores de grandes ejes es 1,78 m con una desviación estándar de 1,96. Para los ejes
menores, b, los extremos son 13,2 y 0,1 m. Los valores medidos se ajustan bien a una dis-
tribución log–normal, como tantos otros parámetros en la naturaleza. El aplanamiento del
túmulo, calculado como el cociente (a–b)/a, arroja una media de 0,15 con 0,16 de desvia-
ción estándar. 43,6 % de las formas medidas tienen aplanamiento comprendido entre cero
(forma circular) y 0,1 y solo el 10% supera 0,4. El detalle del proceso de abombamiento se
esquematiza en la figura 38.
a)
b)
c)
e
h
Figura 37. Corte esquemático de un túmulo con la cúpula perforada y dos de los parámetros medidos (e y h)
3
Volver al índice
80 Principios de Hidrogeología kárstica
Infiltración Evaporación
1 2 3 4
Disolución Saturación Precipitación Expansión
Figura 38. Procesos sucesivos que permiten el levantamiento de los túmulos. (modificado de [48])
Tabla 7. Ecuaciones de las rectas de regresión; * ecuación tras eliminar un valor anómalo; n: pares de valo-
res; r: coeficiente de correlación
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 81
B) El endokarst
Las simas existentes en el macizo son muy numerosas, con la singularidad de que muchas
de ellas tienen una higuera creciendo en su entorno a favor de la humedad allí existente.
Son simas de formas variables aunque dominan las tubulares, redondeadas o elípticas y
de sección bastante constante en la vertical. Son formas de transición entre el exo y el
endokarst, acceso a las numerosas cavidades. Muchas de ellas están conectadas entre sí,
como han mostrado las topografías recientes, dando lugar a grandes complejos. De entre
ellas destacan la cueva del Agua y el complejo de Covadura, con cerca de 10 km cada uno
de ellos. Ambas tienen agua en los pisos inferiores –es decir, que alcanzan el nivel freático-
y un esquema genético muy similar que Calaforra ha denominado de “karst de interestra-
tos erosionados”, consistente en pozos verticales, correspondientes con estratos yesíferos,
y tramos casi horizontales desarrollados en las intercalaciones políticas con techo en un
estrato yesífero con evidencias de los protoconductos. Son frecuentes los depósitos parie-
tales y las estalactitas y estalagmitas y otras formas descritas por primera vez en esta área.
A veces los caudales que se infiltran en estos complejos son muy elevados, provocando
la erosión de los materiales metapelíticos que pueden dar lugar a salas de dimensiones
considerables que pueden provocar el colapso del techo de la sala.
En el momento actual se conocen en el karst en yeso de Sorbas más de 1.000 cavernas
diferentes que representan casi 100 km de galerías subterráneas, correspondiendo 8.6 km
de ellos a la Cueva del Agua, la cueva más grande de España, desarrollada en yeso. Este
macizo es muy vulnerable como consecuencia de la explotación intensiva de los yesos
desde lo década de los 80 del siglo pasado [50 y 51]. Entre las áreas con una mayor den-
sidad de karstificación, con numerosas cavidades interconectadas entre sí, destacan las
siguientes:
El Sistema de la Cueva del Agua, también llamado Cueva del Marchalico, está
situado en el sector norte del afloramiento yesífero, y es la mayor cavidad de Andalucía.
Actualmente se conocen 24 simas (figura 39) que permiten el acceso a la red. Presenta
un curso hídrico subterráneo que da lugar al manantial de Las Viñicas. La gran dolina
que configura la cavidad fue posiblemente un antiguo polje que ha evolucionado a una
gran depresión kárstica con numerosas dolinas en su interior. El sistema recorre los dos
primeros niveles de la serie yesífera, con unos 50 m de potencia, atravesando una de las
intercalaciones margosas hasta alcanzar el nivel impermeable marcado por las margas
subyacentes del Tortoniense.
El Sistema Covadura se sitúa en el sector norte del afloramiento yesífero, junto a las
explotaciones mineras ubicadas en esta área. Se trata de una de las cavidades más profun-
das de España, de las excavadas en yesos, alcanzando 120 m de profundidad y más de 4
km de galerías. Atraviesa la serie yesífera, de forma que en sus galerías se diferencian todas
las intercalaciones y potencia de los niveles de margas y yesos interestratificados [52]. En
su punto final se alcanza el nivel piezométrico del acuífero, variable entre -120 y -105 m de
profundidad. Covadura conserva estalagmitas huecas, únicas en el mundo en la “Galería
3
Volver al índice
82 Principios de Hidrogeología kárstica
del Bosque” [53]. En el área se identifican, además, otras cavidades de relevancia como
son el Sistema del Corral, la Sima del Campamento (la más profunda de Sorbas con 130
m) o la Sima del Yoyo y Sistema B-1; todas ellas con la génesis y configuración de niveles
semejante a la del Sistema Covadura y recorridos espeleométricos actuales superiores a
1 km.
Figura 39. Topografía de la Cueva del Agua de Sorbas, realizada por el EspeleoClub Almería
El Sistema de las KAS está localizado inmediatamente al sur del área de Covadura, y
representa una de las áreas de karstificación más intensa de todo el karst en yeso de Sorbas
con cavidades como la Cueva del Ciervo, Cueva de los Sifones, Cueva de los Ruidos,
Cueva de las Estalagmitas y el Complejo de cavidades de las Kas, todas ellas interconec-
tadas hídricamente.
El Complejo GEP está situado al norte de la depresión de la Cueva del Agua, con 7
accesos conocidos y desarrollada en tres niveles yesíferos y más de 1 km de galerías. No se
descarta la comunicación de este sistema con otros cercanos como el Área del Tesoro o el
Área de la Cueva del Agua. Posiblemente, el Complejo GEP sea una de las cavidades con
mayor diversidad de espeleotemas de todo el afloramiento yesífero [54].
La Cueva del Yeso y el barranco del Infierno se localizan en el sector sur del aflora-
miento de Sorbas. Se trata de la parte subterránea del recorrido del barranco del Infierno.
Tiene algo más de 1 km de galerías con circulación hídrica continuada en su interior. Su
génesis es atribuible a la captura fluvial del barranco por una cavidad inicialmente desa-
rrollada en un nivel yesífero inferior. Presenta cuatro bocas de acceso conocidas, dos de
ellas de grandes dimensiones con entrada y salida por el curso fluvial. Tesoro, situado en
el sector sur del afloramiento yesífero, es uno de los entornos más emblemáticos del karst
de Sorbas ya que en él se encuentra una de las cavidades con mayor riqueza morfológica
del karst en yeso. La Cueva del Tesoro tiene un recorrido de casi 2 km, con la presencia
de meandros encajados, grandes salas con formaciones estalactíticas y maclas de yeso que
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 83
3
Volver al índice
84 Principios de Hidrogeología kárstica
hidráulica con las calizas del miembro Canteras a lo largo del borde septentrional. La
posible continuidad lateral de los yesos hacia el Oeste; algunos sondeos que alcanzan los
yesos ponen de manifiesto que se encuentran saturados. Uno de estos sondeos, de 50 m
de profundidad y 42 de ellos en yesos saturados que arrojaba 80 l/s con 11 m de descenso,
aunque muy vulnerable a los descensos del nivel en años secos. El gradiente hidráulico
existente entre este punto y la surgencia principal de los Molinos es de 1,3%.
Los aforos llevados a cabo por Carulla [57] en la surgencia principal en la década de
1970 durante más de un año arrojaron caudales comprendidos entre 60 y 175 l/s de donde
este autor estima un caudal medio de 120 l/s. Siempre ha sido sorprendente la gran inercia
de esta surgencia que incluso en sequías extremas mantuvo un caudal superior a 50 l/s,
lo cual hizo que interpretáramos que la condensación del vapor de agua en el laberíntico
entramado de conductos y pozos podría ser un elemento notable en la recarga del sistema.
Aunque se llevaron a cabo algunas medidas que apoyaban tal contribución, no se dispone
de unos registros suficientemente extensos y contrastados como para dar una cifra razo-
nable sobre el valor de tal contribución.
Hay que reseñar que la cuenca vertiente al punto de surgencia es superior a 300 km2,
por lo que la contribución de la misma a la recarga del sistema -a través del aluvial o en los
puntos permeables potencialmente conectados con los yesos- tampoco se puede descartar
totalmente.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 85
N
Arcillas de descalcificación Margas
Falla Contacto
Pozo-sondeo Manantial
Vallada
0 1 2 3 km
3
Volver al índice
86 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 23. Microlapiaz de crestas agudas en los yesos de Vallada (foto A. Pulido)
SECCIÓN LONGITUDINAL
N
Sala del desplome
Boca de entrada
Sifón
Cascada Llopis
Sala Gesbe
Galería inundada
Recorrido aproximado: 1.150 m
impracticable
Desnivel aproximado: 230 m
Yesos
Dolomías
0 50 100 150 m
Bloques
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 87
Fotos 24 y 25. Els Brollaors, izquierda, inicio del túnel aunque sin continuidad espeleológica, y entrada
usual del túnel (Fotos V. Benedito).
3
Volver al índice
88 Principios de Hidrogeología kárstica
A unos 150 m aguas arriba de la boca de entrada existen galerías elevadas, actulmente
inactivas con dos salas de unos 12 m de ancho. El techo de la mayor está formado por
dolomías bien estratificadas que conforman un anticlinal asimétrico (foto 27). De su
extremo oriental, con abundantes cantos dolomíticos angulosos que conforman un cono,
sale una galería circular de mas de un m de diámetro, parcialmente anegada con arcillas
rojas, y que conduce a la sala Cavanilles. Aguas debajo de la entrada del túnel hay dos
cascadas, la primera de las cuales alcanza 30 m. Al final del túnel hay una sala de unos
15 m de largo por 25 de alto (sala Gesbe) que, tras pasar una zona de grandes bloques, se
alcanza el sifón final. Las aguas del túnel surgen por el manantial de la Saraella, con aguas
altamente salinas, como ya indicó Vilanova [59]. La surgencia es penetrable unas decenas
de metros, aunque presenta riesgos de desplomes (foto 28).
Foto 26. Un detalle del túnel, tapizado de depósitos de carbonato cálcico sobre los yesos (Foto A. Fornes).
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 89
Foto 27. Pliegue en dolomías triásicas en el interior del túnel, sala de la Gamba (foto A. Fornes)
Foto 28. La Saraella, surgencia de agua salobre del túnel, aunque seca en enero de 2014, en un caos de
bloques (Foto V. Benedito)
3
Volver al índice
90 Principios de Hidrogeología kárstica
María
N
Córdoba
Jaén
Huelva
Vélez Blanco
Sevilla
Granada Almería
Málaga
Cádiz
M aría Vélez Rubio
rr a de
Sie
Chirivel
0 500 m
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 91
Maimón
1761 m
1 2 3
N
4 5 6
7 8
Figura 43. Esquema geológico del entorno en el que se desarrollan las formas pseudokársticas. 1: Dolo-
mías; 2: calizas; 3: calizas nodulosas, margas y radiolaritas; 4: margas; 5: depósitos cuaternarios; 6: principales
fallas; 7: contacto geológico; 8: cono de deyección
La forma de mayores dimensiones -nº 22 de la figura 44- tiene una longitud máxima
de 530 m. De las demás, 7 superan 100 m de longitud máxima y solo una no alcanza 50 m.
Dominan las formas alargadas con una relación eje mayor/ eje menor comprendido entre
1 y 3,1 con una media de 1,6 y 0,48 de desviación estándar. Diferenciamos dos grupos
diferentes de estas formas, las desarrolladas en los derrubios de ladera, a cota aproximada
1200 m; y las generadas en los glacis. En las primeras las paredes y los fondos están ocu-
pados por materiales sueltos `parcialmente rellanas y acondicionadas por el hombre. Son
frecuentes las formas cerradas escalonadas y de profundidad decreciente de Norte a Sur.
3
Volver al índice
92 Principios de Hidrogeología kárstica
0 0,5 1 km
N MAI
M ÓN
3
2
7
C 6 1
9 5
10 8 4
11
15 13 12
14
G
23 21
20 16
22
24 19 17
18
Figura 44. Localización de las principales formas. C: calizas jurásicas; G: glacis, esencialmente
Las formas desarrolladas en los glacis suelen ser de tamaño mucho mayor, auténticos
poljes en algunos casos. En todas ellas se observa que el buzamiento de las capas del glacis
es diferente según se trate del borde meridional o el septentrional, en general contrarios e
indicativos de l existencia de una rotación. El fondo suele estar cultivado o repoblado con
pinos y con numerosos cantos angulosos procedentes del propio glacis, con matriz arcillosa.
La mayor parte de estas formas no es ya cerrada, al haber sido capturadas por la erosión
remontante de los barrancos. La interpretación genética de tales formas alude al efecto de la
erosión y encajamiento de la rambla de Chirivel, muy marcados desde el Oeste hacia el Este
(figuras 45 y 46), unos 270 m de diferencia de cota entre el inicio de los glacis y el lecho de
la rambla en el primero de los cortes, y de 380 m en el segundo, separado 2,5 km.
Se pasa de una pendiente media de 6% a otra de 15% hacia el Este debido al mayor
encajamiento de la rambla que favorece una incisiva erosión remontante en sus lechos tribu-
tarios, muy acusada en la margen septentrional. Con estas pendientes y la existencia de un
sustrato margoso arenoso bajo los materiales del glacis se habrían generado deslizamientos
de plano curvo (fallas lístricas). La ruptura de equilibrio que iniciaría el movimiento sería la
notable pendiente derivada del encajamiento del lecho de la rambla de Chirivel, favorecido
por la saturación de las margas arenosas infrayacentes. La superficie de ruptura es curva, lo
que provoca que los estratos, inicialmente bufantes hacia el sur, terminen con buzamiento
contrario hasta 40º N. Las “dolinas” en los materiales sueltos de los derrubios tendrían el
mismo origen, aunque en algunos casos parece existir coladas de cantos sueltos que generan
dolinas escalonadas. No se han visto evidencias de procesos típicamente kársticos, aunque
algunas dolinas están parcialmente sobre carbonatos jurásicos.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 93
(m)
1400 NNW SSE
1200
Rambla de Chirivel
km 117’5
1000
800
1 2 3 4 5 km
(m)
1600 NNW SSE
1400
1000 km 111’5
800
1 2 3 4 km
Figura 45. Dos perfiles topográficos perpendiculares a la rambla de Chirivel en donde se constata en gran
aumento del desnivel hacia el Este.
Rambla S
Rambla
Rambla
Figura 46. Perfiles esquemáticos explicativos de la génesis de las formas; a: situación inicial; b: encajamiento de
la Rambla e inicio de la inestabilidad en las laderas; c; deslizamientos gravitacionales generadores de las “dolinas”.
3
Volver al índice
94 Principios de Hidrogeología kárstica
O
Á NE
R
Albacete
ER
Gandia
IT
ED
Almansa
M
AR
Yecla
M
Jumilla Villajoyosa
Benidorm
Pinoso
Novelda
ÁREA DE ESTUDIO Alicante
Cieza Elche
0 20 km
Torrevieja
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 95
En 2010 había ocho sondeos operativos con unos 1200 m de profundidad. Tras un tra-
tamiento físico, la salmuera es conducida, mediante un saleoducto de 60 km de recorrido,
hasta Torrevieja donde es sometida a evaporación en balsas de cristalización. Cuando el
hueco de disolución es muy grande, se perfora un nuevo sondeo. Normalmente los cambios
de ubicación se hacen cuando las cavernas alcanzan 80 m de diámetro y 600 a 800 m de
altura, por lo que sus techos se quedarían a 200–300 m de la superficie del terreno. La nueva
distribución de esfuerzos que esos huecos generan en el medio puede contribuir a aumentar
el número de dolinas; la figura 50 esquematiza la génesis de los colapsos referidos.
Los hundimientos son visibles en zonas entre sondeos; por otro lado, sabemos que
las cavernas inducidas por la explotación de los sondeos tienen, al final del proceso de
explotación, una forma de cono invertido, tal y como muestran los registros geofísicos
que periódicamente se realizan [65 y 66]. En superficie, las roturas originadas en los
hundimientos servirían de vías de paso al agua de lluvia y ésta acelerará los procesos de
karstificación.
Foto 29. Uno de los sondeos recientes de explotación de sal (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
96 Principios de Hidrogeología kárstica
Figura 48. El domo de Pinoso con las fracturas principales y las formas exokársticas más relevantes. El
cuadro rojo señala el contenido aproximado de la figura 49 [63]
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 97
B-14
N B-15
B-12
B-16
B-6
B-3 B-5
B-18 B-7
B-1 B-9
B-4
B-10
B-11 B-2
0 250 m
3
Volver al índice
98 Principios de Hidrogeología kárstica
a) b)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 99
Foto 30. Paisaje característico de la parte alta del domo (foto A. Pulido)
Foto 31. Dolina relativamente reciente que afecta a un antiguo bancal cultivado (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
100 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 32. Una de las múltiples simas que jalonan el domo (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 101
Foto 34. Detalle del depósito salino dejado por la surgencia 2 en su recorrido. (foto A. Pulido)
Foto 35. Reguero de sal dejado por un pequeño escape en una de las conducciones (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
102 Principios de Hidrogeología kárstica
2.2.3.3. Hidrogeología
La forma de domo del diapiro no favorece el desarrollo de un acuífero kárstico en sentido
estricto aunque hay numerosas surgencias pequeñas que circundan el diapiro entre las
cotas 600 y 700 m [65]. Las numerosas formas abiertas que existen en las partes altas del
domo favorecen la infiltración rápida de la escorrentía generada en los eventos lluviosos,
en un medio trifásico. Muy posiblemente la franja saturada se ciña a la fracción topo-
gráficamente más baja. La franja acuífera está constituida por yesos con alguna fracción
arcillosa que reposarían sobre la halita. El agua subterránea puede seguir dos caminos
diferentes (figura 51):
a) Tras infiltrase en las dolinas y discontinuidades superficiales, con un flujo esen-
cialmente vertical puede surgir a favor de algún nivel arcilloso. Serían aguas de facies
sulfatada cálcica.
b) Aguas que penetran más en profundidad en favor de las discontinuidades y fallas
tensionales que alcanzan la halita. A favor del lecho impermeable salino puede circular
esta agua que surge igualmente sobre un lecho arcilloso tras volver a salvar el tramo super-
ficial de yesos. Se trataría de aguas de facies clorurada sódica, auténtica salmuera. Es el
caso de la surgencia principal del área (nº 2 de la figura 48 y foto 36), utilizada durante
siglos como fuente de sales en las Salinas allí establecidas.
arcillas y yeso
N
a) facies sulfatada
b) facies clorurada
Figura 51. Esquema de la génesis de surgencias de facies sulfatada cálcica y clorurada sódica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 103
Foto 36. La surgencia de aguas salobres del borde meridional, nº 2 de la figura 48 (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
III. MODELOS CONCEPTUALES DE ACUÍFEROS
KÁRSTICOS
1. ASPECTOS GENERALES
Ya hemos visto que las discontinuidades juegan un papel básico en la karstificación; las
principales discontinuidades de interés hidrogeológico son las fracturas, las fisuras y los
planos de estratificación que condicionan la infiltración, el tránsito, el almacenamiento
-junto con la porosidad eficaz de la roca- y la circulación en el medio kárstico saturado.
Algunos de los primeros observadores del medio subterráneo se plantearon si en el karst
existen acuíferos, o se trata sólo de ríos subterráneos; es lo que podríamos denominar el
modelo de Martel, gran espeleólogo de los siglos XIX y XX. En general son los primeros
espeleólogos los que, debido al aspecto parcial de sus observaciones, describen la ausencia
de continuidad hidrogeológica en el medio kárstico, admitiendo tan sólo unas redes de
conductos, sin apenas relación entre sí, a manera de cursos de superficie. Entre los prime-
ros defensores de la existencia de un nivel de saturación general, o mantos acuíferos, en el
karst, figuran Cvijic [66 y 67] y Grund [68].
Hoy en día es de aceptación general la existencia de un nivel de saturación en el karst.
Así pues, el agua de lluvia o de cualquier otro origen, que llega a la superficie, se infiltra
en las discontinuidades (sumideros, simas, fracturas abiertas…), con un recorrido esen-
cialmente vertical a lo largo de la zona no saturada, hasta llegar a la zona saturada. En la
zona saturada el movimiento del agua está regido por el potencial del agua en cada punto,
y se efectúa desde las zonas de mayor a las de menor potencial, de las zonas de recarga a
las de descarga, con una componente del movimiento predominante horizontal. Sokolov
[69], por su parte, considera cuatro zonas, de aireación, donde se pueden encontrar aguas
kársticas colgadas; de fluctuación estacional; de saturación completa; y de circulación pro-
funda, de características poco conocidas; correspondería a la circulación regional, dentro
del esquema hidrodinámico de Toth [70]. La figura 52 muestra la concepción más exten-
dida de variación de k con la profundidad en gran medida soportada por los resultados
de pruebas en los entornos de obras civiles [18].
3
Volver al índice
106 Principios de Hidrogeología kárstica
Superficie
Niveles altos
Niveles bajos
Profundidad creciente
ne, k y S,
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 107
Epikarst
Terrenos kársticos
Terrenos no kársticos
Sumidero Infiltración rápida
Nivel freático
Zona no saturada
Nivel de base
Infiltración
Sistemas anexos retardada
Surgencia principal
Figura 53. Modelo del sistema kárstico y su relación con los sistemas anexos (adaptado de [18]).
3
Volver al índice
108 Principios de Hidrogeología kárstica
A
B
C
Figura 54. Modelo conceptual de bloques y conductos; A: epikarst; B: fractura mediana dentro del bloque;
C: gran fractura o conducto (adaptado de [74])
Lapiaz
Dolina
Arroyo
Sumidero
Suelo
Epikarst
Sustrato impermeable
Zona no saturada
Zona saturada
Flujo rápido
Flujo lento
Figura 55. Diagrama esquemático del acuífero fisurado kárstico (tomado de [75])
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 109
K Cuenca
10-2
Sondeos
10
-4 Red kárstica
Laboratorio
10
-6
Macrofisuras
Poros y
microfisuras
-8
10
10
-1
10
0
10
1
102 10
3
10
4 m
Tamaño de las muestras
Figura 56. Efecto de la escala sobre la permeabilidad de los acuíferos kársticos (modificado de [74]).
m m
10 8
m
6 8 6
m 4
4 6
8
2 4 2
6
0 2 0
4 1974 1975 1976 1974 1975 1976
0
2 1974 1975 1976
0
1974 1975 1976
12
m
10
>9% 1,5-3% 10
8
6-9% 0,7-1,5% 8
6 m
6 6
3-6% 0,1%
4
4 4
medido simulado
2 2 2
0 2 4 6 8 10 km
0 0
1974 1975 1976 0
1974 1975 1976 1974 1975 1976
Figura 57. Modelo de simulación del acuífero kárstico de Sierra Grossa (Valencia; [77])
En cuanto a los valores del coeficiente de almacenamiento, son muy variados según la
litología, climas, estructura, etc. Los más comunes se sitúan entre 0,5 y 1 %. Muy excep-
cionalmente superan 5 % y siempre en tramos altamente transmisivos o en dolomías muy
3
Volver al índice
110 Principios de Hidrogeología kárstica
N
Calizas y dolomías
Rí
o
Manantial
Jú
ca
Alberique
r
Macizo del M
Caroch ar
s a M
Játiva os ed
Gr
ite
rr
án
Gandía eo
aida
Alb
era aria Denia
ra llin Seg
er dell Ga
Si enica
Río
B
rpis Montgó
Se dio
día
ro Me
Río
Alcoy
0 5 10 20 30 km
Figura 58. Mapa esquemático de las unidades hidrogeológicas indicadas en texto. 1: afloramientos de la
formación Creu; 2: manantial de más de 100 l/s.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 111
Sondeos
Unidad Total
Alimentación Descarga
Macizo del Caroch
14 9 23
Sierra Grossa
22 25 47
Benicadell–Almirante–Gallinera
11 13 24
Alfaro–Mediodía–Segaria
0 9 9
Penón–Castell de la Solana–
9 1 10
Montgó
3
Volver al índice
112 Principios de Hidrogeología kárstica
fin de comparar y diferenciar el espesor captado según que se trate del área de recarga
o de descarga y también por unidades hidrogeológicas se ha realizado un test sobre las
medias tomando como hipótesis nula la igualdad de las medias, y ello para un nivel de
significación de 5 %.
Los caudales de las captaciones están comprendidos entre 250 y 3 l/s, con un valor
medio de 46,7 l/s y una desviación estándar de 37,9 l/s. Se constata que 4,53 % de los valo-
res no supera 40 l/s, y tan solo 8,9 % supera 100 l/s. El caudal medio del área de descarga
es 52,6 l/s (S = 36,1) mientras que en la de recarga es de 40,7 l/s (S = 39,0). Sin embargo
la diferencia no es significativa, de acuerdo con el test realizado para un nivel de signifi-
cación de 0,05.
Las distribuciones de los caudales en su conjunto y por áreas se han ajustado a una
distribución lognormal mediante el test de X2. Para todos los datos los parámetros son
3,49 y s = 0,05; para la zona de descarga: = 3,73 y s = 0,85; para la zona de recarga: 3,26 y s
= 0,99; en todos los casos se puede aceptar la distribución lognormal de los caudales para
un nivel de significación de 0,01 (figura 59).
1 2 3
2
10
Caudal (l/s)
1
10
0
10
0,01 0,1 1 5 20 40 60 80 90 95 9899 99,99
% captaciones
Figura 59. Los caudales en papel lognormal. 1: zona de recarga; 2:de descarga; 3: conjunto de los datos.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 113
Caudal (L/s)
240
200
160
120
80
40
0
80 160 240 320 360
Espesor captado (m)
320
240
160
80
0
1 2
2 4 6 8 10 2 4 6 8 10 2
Caudal (L/s)
3
Volver al índice
114 Principios de Hidrogeología kárstica
Descarga Recarga
Unidad
m S m S
Macizo del Caroch
52,1 53,1 4,3 4,7
Sierra Grossa
8,4 6,6 7,3 5,9
Benicadell–Almirante–Gallinera
8,6 4,7 2,3 1,1
Alfaro–Mediodía–Segaria
9,1 5,6 - -
Penón–Castell de la Solana–
25,0 0 3,4 3,7
Montgó
Tabla 9. Medias y desviaciones estándar de los caudales específicos por unidades y zonas
Al igual que hemos hecho con los caudales, hemos tratado de determinar la relación
caudal específico–espesor captado. En ninguno de los casos el coeficiente de correlación
lineal alcanza valores significativos, -0,042 para todos los datos, -0,009 para la zona de
descarga y -0,134 para recarga. Se obtienen resultados similares de correlación entre espe-
sor y el logaritmo neperiano del caudal específico Qs (r = 0,252) o el logaritmo neperiano
del espesor con el de Qs (r = 0,167), o incluso tomando el caudal y el logaritmo del espesor
captado (r = 0,0129).
También hemos analizado los caudales específicos « unitarios », resultado de dividir
el caudal específico por el número de metros atravesados de acuífero carbonatado. La
media para los 85 datos es 0,239, con una desviación típica de 0,506; el valor mínimo es
0,0003 l/s/m y el máximo 2,84 l/s/m. Para la zona de descarga la media es 0,4104 l/s/m (S =
0,718), mientras que en la de recarga es 0,09957 (S = 0,1774). Un test sobre la diferencia de
las medias concluye que no se puede aceptar la hipótesis nula (m1 = m2), al nivel de signi-
ficación 0,01; hay pues una diferencia de medias significativa estadísticamente. El caudal
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 115
1,0
Caudal específico por metro captado (L/s/m/m)
1 2 3
0,1
0,01
0,001
0,01 0,1 1 5 20 40 60 80 90 95 98 99 99,99
% captaciones
Figura 62. Caudales específicos unitarios en papel probabilístico lognormal. 1: zona de recarga; 2: zona de
descarga; 3: todos los datos
3
Volver al índice
116 Principios de Hidrogeología kárstica
Epikarst
Figura 63. Esquema del modelo conceptual de acuífero kárstico de bloques y conductos con flujo jerarquizado.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 117
Además, la constatación de que los caudales, los caudales específicos y los caudales
específicos unitarios alcanzan valores medios más elevados en las áreas de descarga que
en las de recarga, pone de manifiesto que la karstificación, aunque actúa en la totalidad
del macizo, es más intensa en las zonas de descarga, lo que interpretamos como prueba
de la « jerarquización » del flujo y de los conductos, aunque no exactamente comparable
con una red superficial , al menos en los macizos aquí estudiados. Eso permite concluir
en la propuesta de un modelo conceptual de acuífero kárstico de bloques y conductos con
jerarquización del flujo desde las zonas de recarga hacia las de descarga que se pretende
representar en la figura 63.
Desde un punto de vista aplicado, los diferentes aspectos estudiados tienen gran
interés económico en todo el ámbito mediterráneo, especialmente al momento de progra-
mar la ubicación de nuevas. Si tenemos en cuenta que las áreas de descarga tienen cotas
topográficas relativamente bajas, la profundidad de las obras de captación será menor,
las alturas de elevación también serán más bajas, con lo que el coste de explotación, será
también más bajo.
fluctuación K3
- Topografía plegamiento +
niveles K0
K2 >K1<K0
K1
K2
fluctuación
estacional
elevada
K0 K1>K2
<
fluctuación
K0 moderada
de niveles
K1 K1
conducto principal K2
Drenaje de fondo en
régimen confinado y en carga
fluctuación
K1 moderada,
K homogénea
K1 K en profundidad
K2
K2
Casos de zonación de K
Figura 64. Tipología de acuíferos en rocas carbonatadas propuesta por Bayó [80 y 81] con indicación de
sus características hidrodinámicas
3
Volver al índice
118 Principios de Hidrogeología kárstica
TO
EN B
AMI #1 AJO
C EN #2 (=
s
MA # (= cutá uelo
A L #
3 ( men 1 + neo) + su 0
AL te= #2 te s ocas b-
T me + p atu ion
CO O nte erm rad al-
ND sa an o)
tur en
Co UCT ad -
nd O o) 1
FLUJO
uct
Fis
ura
o 10 100
0 VULNERABILIDAD
Re 2 1 1 2
Fra ded
c fi
inteturas suras
ACUÍFEROS KÁRSTICOS
r 2 1 HIPERSENSIBLES
DIF g r a e
US nular 2
A
3 3
5 2 MUY SENSIBLES
0 3 4 5
0 MODERADAMENTE
4 3 SENSIBLES
...
4
r o s e os
O n
NT ide cu
tá POCO SENSIBLES
PU Sum s ub er-
4 (en rocas fracturadas)
es int 100
e n e
RE Dr as
CA tur lar A
RG r ac ranu ERS 5 NO ACUÍFEROS
F g P
S
A DI
Figura 65. Otra propuesta de clasificación de acuíferos en medios fisurados atendiendo al almacenamien-
to, el flujo y la recarga, con implicaciones a la vulnerabilidad a la contaminación (adaptado de [82])
3
Volver al índice
IV. ANÁLISIS DE HIDROGRAMAS
1. INTRODUCCIÓN
1.1. ASPECTOS GENERALES
Durante mucho tiempo los estudios de la hidrogeología kárstica se han basado esencial-
mente en el análisis de los hidrogramas de las surgencias; este análisis fue la base para
la elaboración de las diferentes hipótesis sobre la estructura y el funcionamiento del
medio kárstico. Estos estudios se han hecho sobre el agotamiento (período de descarga
no influenciada por las precipitaciones; [83, 84, 85 y 86]), sobre las curvas de recesión o
decrecida (período que sigue el pico del hidrograma; [87, 88, 89 y 18]) y sobre el hidro-
grama global [90]. En la tabla 10 se resumen los diferentes métodos.
3
Volver al índice
120 Principios de Hidrogeología kárstica
En esta misma línea de estudio del hidrograma global, se encuentra la aplicación de los
análisis de correlación y espectral, simple y cruzado [91 y 92], elemento de base al momento de
decidir el funcionamiento del sistema y para decidir sobre otras metodologías, especialmente
de simulación del flujo subterráneo. Los elementos de partida en este tipo de análisis son los
datos diarios de precipitaciones y los caudales también diarios de la surgencia principal del
sistema que se pretende caracterizar. En estricto rigor sería preciso disponer de la recarga real
en el sistema o lluvia eficaz, lo cual es difícil de conocer con precisión. Los registros con perio-
dicidad semanal, quincenal o mensual aportan cierta información, pero se pueden cometer
errores considerables. Sirva como ejemplo los hidrogramas obtenidos con datos diarios de
cuatro surgencias kársticas y el extrapolado de los datos de cada mes (primer día del mes).
1.2. EL AGOTAMIENTO
Recordemos que en un hidrograma de una surgencia, tras un periodo de lluvias se produ-
ce un aumento del caudal de surgencia (crecida), alcanzándose un máximo (punta), para
iniciarse una disminución (decrecida) y el agotamiento posterior. El conjunto constituye
la curva de vaciado (figura 66). Al periodo situado inmediatamente después de la punta
se le suele denominar curva de recesión (decrecida + agotamiento).
Para el estudio del agotamiento Maillet [83] asimila el vaciado de un acuífero al de
un recipiente lleno de agua que se vacía a lo largo de un tapón poroso. El caudal inicial
de salida Q depende de la permeabilidad del tapón k, de su sección s, de la porosidad del
material m, de la carga h, e inversamente de la longitud L del tapón (figura 67).
log Q
6 decrecida
10
recesión
5
10
4
10
3 agotamiento
10 Q0
2
10
101
Figura 66. Hidrograma de una surgencia y su terminología.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 121
s
L
s
Q km h
L
Si en un tiempo dt baja el nivel dh, ello equivale a: Sdh = -Qdt (1), donde S es la
sección del recipiente.
S
dQ = km dh (2)
L
a su vez el caudal sufre una variación al disminuir la carga. De la ecuación (1)
-Qdt -kms kms
dh = , que sustituido en (2) dQ = Qdt ; llamando a = nos
S SL SL
dQ
queda dQ = Qdt , similar a = dt que integrando entre Q0, t0, Qt y t se
Q
Qt
obtiene: l n Q t - l n Q 0 = - (t - t 0 ); l n = - (t - t 0 ) , si tomamos t0 = 0,
Q0
3
Volver al índice
122 Principios de Hidrogeología kárstica
Qt t
ln = = -t , equivalente a Q t = Q 0 e (3) que indica que el caudal decrece de
Q0
forma exponencial. La ecuación permite conocer el caudal en un tiempo t conocido el
coeficiente de agotamiento, el caudal del inicio del agotamiento Q0. Si tomamos
logaritmos en la expresión (3):
log Q t = log Q 0 t (log e) ; log Q t = log Q 0 0.4343t , ecuación del tipo
y = ax + b, de donde se deduce que representando logQ en función de t obtendremos
una recta (en el agotamiento) de pendiente 0.4343α. α se suele expresar en días-1.
Q 0 ( m3 / s)
V( m3 / s) = 86.400
(días1)
1.2. LA RECESIÓN
Aunque son muchos los posibles métodos aplicar, el de Schoëller [85] es uno de los pri-
meros a desarrollar una propuesta de identificación. Este autor constata que en muchos
casos cuando se representa log Q en función de t se obtiene un tramo rectilíneo y otro
que no lo es; a partir del modelo conceptual del karst que lo considera integrado por una
red de conductos y otra de fisuras, se podrían diferenciar los caudales debidos a unos y a
otros, de manera que el tramo curvilíneo se puede descomponer a su vez en otros tantos
rectilíneos de coeficientes de agotamientos característicos del mayor o menor tamaño de
los conductos (grandes conductos, medios, pequeños, fisuras..). De esta manera, la expre-
sión del vaciado sería una sumatoria de exponenciales, cada una de ellas correspondientes
a un tipo de conductos.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 123
Esta formulación es poco consistente, desde el momento que en existe una interrela-
ción entre los distintos conductos [93]. Los volúmenes parciales drenados son igualmente
deducibles por integraciones parciales.
3
Volver al índice
124 Principios de Hidrogeología kárstica
0 5 10 km
Montefrío
Íllora
Granada
Loja
N
Parapanda
0 1 2 km
Pliocuaternario
Material jurásico
Cretácico margoso
Dolomías
Calizas
Falla
Alomartes
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 125
Foto 38. Panorámica de la sierra de Parapanda y de la surgencia de Alomartes en el municipio del mismo
nombre (foto A. Pulido)
Curva observada
Curva extrapolada
Q (l/s)
Pluviometría estación Illora
300 Pluviometría estación Montefrío
100
0
1968 1969 1970 1971 1972
P (mm)
300
200
100
0
P (mm)
100 Q (l/s)
0
400
Q (l/s)
200
100
0
0
1973 1974 1975 1976 1977
3
Volver al índice
126 Principios de Hidrogeología kárstica
Q(m3/s)
1
1
1
1
0,1 1 2
1976 1977
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 127
punta, ese término es despreciable, y, por consiguiente, el caudal en el instante “t” está
regido casi exclusivamente por el segundo término de la ecuación, o lo que es igual, la sur-
gencia se alimenta mayoritariamente del agua almacenada en discontinuidades menores.
El volumen inicial, por encima de la cota de la surgencia, es la suma de dos volúmenes:
Vo (m3) = Vo’ + Vo” = (0,325/0,062 + 0,224/0,0045) x 86.400 = 4,8 hm3.
Q (m3/s)
Curva observada
0,4
0,3
P. (mm)
0,2 20
0,1 10
0
t (días)
50 100 150
4
q”0
“
q’0 B
0,1
8
6
4
3 A
0,01 t (días)
1 100 150
3
Volver al índice
128 Principios de Hidrogeología kárstica
50
100
1/Q t2 = 1/Q 02 + βt
150
1 Q2
1 1
= + βt
1 Q Q
t 0
Q
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 129
El volumen drenable por gravedad, después de 120 días de estiaje (t = 120 días), es función
del caudal correspondiente a ese instante, y del coeficiente de agotamiento (α2 = 0,0045):
Vt = (q"/α2) x 86,400 y se obtiene Vt = 2,5 hm3
La diferencia entre el volumen inicial (Vo) y el residual al cabo de 120 días (Vt),
da el volumen de agua arrojado por el manantial entre los tiempos t = 0 y t = 120 días,
que es 2,3 hm3. También se ensayaron las fórmulas de Forkasiewicz y Paloc [88], y la de
Boussinesq [84].
Estas fórmulas corresponden a distintas expresiones de la ecuación general, que defi-
ne un decrecimiento del caudal en el tiempo según una rama de hipérbola [89] de expo-
nente "n" igual a 1/2 y 2, respectivamente. donde Qt = Caudal para un
tiempo "t"; Qo = Caudal para el comienzo del agotamiento (t = 0); y α= Coeficiente de
decrecimiento del caudal en el tiempo.
A partir de los resultados obtenidos (figuras 73 y 74) se deduce que la fórmula de
Forkasiewicz y Paloc no es la misma para la totalidad del período de agotamiento y, por
tanto, presenta las mismas desventajas que la fórmula exponencial. Y que la fórmula de
Tison es la misma para todo el estiaje; en consecuencia, el decrecimiento del caudal en el
tiempo en el manantial de Alomartes responde con suficiente aproximación a una rama
de hipérbola, definida por la expresión: Qt = Qo/(1 +α t)2. Por último, los volúmenes de
principio de agotamiento y arrojado en 120 días son comparables, independientemente
de la fórmula empleada.
Los ensayos de aplicación de diferentes fórmulas han demostrado que la función Q
= f(t), en período de agotamiento, decrece según una rama de hipérbola, y que el expo-
nente "n = 2" de su ecuación general representa bastante bien la curva de agotamiento
del manantial de Alomartes. No obstante, se ha ensayado una nueva fórmula, deducida a
partir de la ecuación más sencilla de aquellas que definen ramas de hipérbola, con objeto
de obtener un mejor ajuste.
Así se ha podido establecer la ecuación ) (1)
3
Volver al índice
130 Principios de Hidrogeología kárstica
2
1/Q t2 = 1/Q 02 + βt
4
10
12
1/Q
0 50 100 150 t (días)
3
Q (m /s)
1
8
6
4
3
q”0
‘ C
q0
‘
‘0,1
q0”
6
3
B
2
A
50 100 150
t (días)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 131
3
Q (m /s)
0,6 t=0
0,5
t=5
3
Vd (hm ) t = 10
0,4 4
t = 20
0,3 3
t = 30
0,2 2
t = 100
Capacidades
0,1 1 liberadas
t = 165 días
100 t (días)
0
5 4 3 2 1
Vr (hm3)
Figura 77. Representación gráfica de las curvas de caudales función de volúmenes residuales, y de capaci-
dades liberadas.
3
Volver al índice
132 Principios de Hidrogeología kárstica
Tabla 11. Qo: Caudal punta observado; Qo’ : Caudal punta teórico; a1, a2, y a3 = Coeficientes de agotamien-
to de las rectas A, B y C, respectivamente. Vo’, V”o y Vo”’ = volúmenes respectivos de las rectas A, B y C. Vo =
volumen inicial; Vd = volumen drenado en 120 días.
Vd (hm3)
4
1 1/
= + βt
3 Qt Q0
Capacidades liberadas
2 1 1
= + βt
Qt Q0
0
0 100
t (días)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 133
Q (l/s)
600
Valor experimental
Valor teórico
500
400
300
200
100
Tm
q
0
0 60 120 180 240 300 t (días)
Figura 79. Hidrograma del manantial de Alomartes correspondiente a 1976–77, según la expresión de Galabov.
3
Volver al índice
134 Principios de Hidrogeología kárstica
Tabla 12. Características principales de los sistemas kársticos estudiados. * Existe un polje en su cuenca. 1
Los suelos son muy escasos. ** Hay terrenos no kársticos en su cuenca, más abundantes en Baget
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 135
Po
lje
0 1 2 km
ALIOU Aliou
N 0
BAGET
1 2 km
1417 Baget
1228 0 1 2 km
Po 1193 Calizas
lje
0 1 km Dolomías
3
Volver al índice
136 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 40. Estación de aforo en la salida del manantial de la Villa. Mide la fracción no derivada para el abaste-
cimiento urbano (foto A.Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 137
120
80
80
P (mm)
P (mm)
40
40
0 0
2.0 1.0
LA VILLA F. MAYOR
0.8
1.5
0.6
3
3
1.0
0.4
0.5
0.2
0.0 0.0
0 N D E F MA M J J A S 0 N DE F MA M J J A S
Ciclo 1976-77 (días) Ciclo 1974-75 (días)
120 120
80 80
P (mm)
P (mm)
40 40
0 0
20.0 10.0
ALIOU BAGET
8.0
15.0
6.0
3
3
10.0
4.0
5.0 2.0
0.0 0 N D E F M A M J J A S 0.0 0 N D E F M A M J J A S
Ciclo 1970-71 (días) Ciclo 1970-71 (días)
Figura 81. Caudales y precipitaciones de un año para los 4 sistemas analizados. Se han utilizado las mis-
mas precipitaciones para Aliou y Baget.
3
Volver al índice
138 Principios de Hidrogeología kárstica
infiltración que traslada los efectos de la recarga a través de la zona no saturada hacia el
manantial, modificado en cierta medida por su paso por la zona saturada; y ft sería la
fórmula de Maillet [83]: (2) donde q b es el caudal de base en el
t
2.40
2.00
1.60
1.20
0.80
La Villa
0.40
F. Mayor
Baget
0.00 Aliou
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 139
donde qt* es el flujo rápido en el tiempo t; q0* es la diferencia entre el caudal Q0 en el tiem-
po t = 0 y la componente de flujo base, q0b; y η es 1/ti. La función está definida entre t = 0 y ti
(ti = 1/η), que es la duración del flujo rápido. El coeficiente ε caracteriza la importancia de
laconcavidad de la curva de flujo rápido; los valores de este parámetro permiten estimar la
capacidad moderadora de la zona no saturada sobre la infiltración. Mangin también define
la función Yt = Ψt/ qo*, que según (3) queda: R
Yt varía entre 0 (para t = ti) y 1 (para t = 0) independiente de la entrada, lo que lo hace útil
para la comparación del flujo rápido entre diferentes manantiales. Si Qt, qtb, y qt* son el
caudal total, el caudal de base y el flujo rápido, respectivamente, drenados por la surgencia
en el tiempo t, obtenemos la expresión:
donde q0* se estima a partir de la diferencia entre Q0 y q0b (figura 83), y Q0 es el caudal total al
inicio de la recesión. El parámetro ε coincide con la pendiente de la recta que se adapta mejor
a la pendiente de la representación Zt con respecto a t: \
q0
q *0 y t = q *t
log Q t
V 0*
V 0b
q b0 f t = qbt
t0 ti
Tiempo
Figura 83. Diagrama idealizado que muestra el flujo rápido y el flujo de base en la recesión de acuerdo con
la ecuación de Mangin. En el texto se explican las variables
3
Volver al índice
140 Principios de Hidrogeología kárstica
obtiene
El volumen drenado por la surgencia en el tiempo t (0 < t < ti) de flujo rápido es:
*$
El volumen total inicial (V0) que la surgencia suministrará viene dado por la suma del
volumen dinámico inicial del flujo de base y el volumen inicial que descargará como flujo
rápido: Vo = Vob + Vo*. Entenderemos por volumen dinámico el volumen drenable por
gravedad por el manantial en el tiempo t = 0, inicio de la recesión.
Según este autor, el método se puede utilizar para clasificar sistemas kársticos. La
expresión Ψ(t) está caracterizada por dos parámetros: η = "coeficiente de velocidad de
la infiltración", que traduce la duración de la infiltración. A mayor η menor tiempo de
influencia de la infiltración, es decir, ésta será más rápida. Su dimensión es T-1. Y ε =
"coeficiente de heterogeneidad", que traduce la importancia de la concavidad de la curva.
Cuando ε es grande indica un suavizado de la decrecida después de un decrecimiento muy
rápido del caudal en la surgencia, originado por un decrecimiento también muy rápido
del caudal de infiltración. Su dimensión es , donde t se ha elegido como
conocer la función
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 141
más largo sea el período de observación; y Vt es el volumen que transita por el sistema a
lo largo de un año hidrológico medio. De esta forma un sistema capaz de restituir la tota-
lidad del volumen de tránsito bajo la forma de flujo de base, descriptible por la ley de
Maillet, tendrá un poder regulador máximo (k = 1); si, por el contrario, es incapaz de
restituir reservas fuera de períodos de crecida, es decir, si no tiene flujo de base, el poder
regulador será nulo. En primera aproximación se puede admitir que los acuíferos kársti-
cos se sitúan en el dominio de k < 0. 5, y que en los sistemas para los cuales k < O.1 el
poder regulador es escaso, con predominio de la componente rápida de la infiltración (en
sistemas acuíferos) y de la escorrentía superficial (en sistemas superficiales).
El índice i caracteriza un sistema mediante la forma de su curva de decrecida media.
Mangin propone utilizar el valor i de la función y para t = 2 días. La elección de este valor
de t reside en que es sensible a las diferentes curvas de los sistemas, ya que para tiempos
(t) más altos los valores de i se agrupan excesivamente. A partir del estudio de diversos
sistemas kársticos, Mangin estima que los sistemas para los que i > 0.5 son complejos y de
grandes dimensiones. Si 0.25 < i < 0. 5 el sistema sufre retardos o desfases en los aportes.
Para i < 0.25 el sistema tiene una red de drenaje muy desarrollada.
A partir del conocimiento de estos dos parámetros (k, i) se establece un principio de
clasificación (figura 84) en el que se pueden individualizar 5 dominios. El I corresponde
a sistemas muy karstificados, sobre todo en el subsistema saturado. En el dominio II es
parecido pero con una importante zona saturada (mayor poder de regulación). En el III
la karstificaci6n es mayor en el subsistema infiltración, con desfases en la alimentación
(presencia de terrenos no kársticos, nieve...). El IV es el dominio de los sistemas complejos
y el V el de los sistemas muy poco o nada karstificados.
3
Volver al índice
142 Principios de Hidrogeología kárstica
i
1
FL
O
.8 V
IV
.6
v
III
.4
B
F
.2
AR
II
A
k
.2 .4 .6
Figura 84. Situación de varios sistemas drenados por surgencias kársticas (A: Aliou, AR: Argin; B: Baget, F:
Fontestorbes; O: Orue; V: Vaucluse; F.L: Fontaine l’Evêque) [96 y 97].
También son aplicables las funciones indicadas a los hidrogramas de las surgencias. Se
ha hecho para La Villa, Fuente Mayor, Aliou, y Baget.
La figura 85 muestra la representación gráfica de la función Yt de los flujos rápidos, y
de la función Ft de los flujos de base. Se deduce que el manantial de la Villa carece de flujos
rápidos en la recesión; en este caso la expresión utilizada es la de Maillet solamente. De
acuerdo con los valores de los parámetros obtenidos (tabla 13), obtenemos las conclusio-
nes siguientes relativas al flujo rápido. La adaptación de la función Yt es aceptable en Aliou
pero no tanto en la Fuente Mayor y Baget, donde es necesario extrapolar la curva debido
a la existencia de pequeñas desviaciones del caudal. Sin embargo, consideramos que los
valores de los parámetros h y e caracterizan adecuadamente estas curvas.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 143
Q (m 3/s)
Q (m 3/s)
0.40 0.80
0.20 0.40
0.00 0.00
0 40 80 120 160 0 10 20 30 40 50 60
Tiempo (días) Tiempo (días)
1.00 1.00
Q (m 3/s)
0.80 0.80
0.60 0.60
0.40
0.40
0.20
0.20
0.00
0 20 40 60 80 100 120 140 0.00
0 10 20 30 40 50 60
Tiempo (días) Tiempo (días)
flujo de base flujo rápido
Figura 85. Caudal total observado y flujos de base y rápido estimados a partir de las expresiones de Man-
gin de la recesión a las cuatro surgencias kársticas.
En la figura 86 mostramos los valores de la función Yt. Las diferencias son debidas sobre
todo al distinto valor de e (que caracteriza el flujo rápido) que las surgencias tienen. La zona
no saturada del sistema drenado por la Fuente Mayor (e = 0.0844) juega un papel mayor en
la respuesta de los caudales que en Aliou (e = 2.63). Baget (e = 0.7) queda entre las dos ante-
riores, aunque con características más próximas a Aliou. Esta diferencia es más patente en la
figura 87, que muestra el porcentaje de la relación entre el volumen drenado en el tiempo t
y el “volumen almacenado” en el tiempo t = 0, para el flujo rápido (Vt*/V0* %).
3
Volver al índice
144 Principios de Hidrogeología kárstica
1.00
0.80
0.60
0.40 F. Mayor
0.20 Baget
Aliou
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Tiempo (días)
Figura 86. Cambio de la función Yt función en el tiempo para el flujo rápido para las tres surgencias kársti-
cas. La Villa tiene solo flujo de base (Yt = 0).
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 145
La mayor parte del agua suministrada por la Fuente Mayor y Baget es drenada como
flujo base (90% y 91%, respectivamente); el resto es flujo rápido (10% y 9%). Para Aliou es
40% y 60%. La figura 87 representa el volumen drenado comparado con el volumen ini-
cial –en %- para el flujo rápido (Vt*/V0 %), el flujo de base (Vtb/ Vo %) y la suma de ambos
(Vt/V0%) para las surgencias estudiadas. La tabla 13 recoge los valores de los parámetros
obtenidos para las funciones de las recesiones estudiadas.
Volumen drenado (%)
100
Aliou
80
Baget
60
F. Mayor
40
20
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Tiempo (días)
Figura 87. Porcentaje del volumen drenado comparado con el almacenado solo para flujo rápido.
Con todo ello podemos concluir que la zona saturada del acuífero de El Torcal de
Antequera suministra la casi totalidad de flujo del manantial de la Villa con una rapidez
superior a Simat o Baget; en otras palabras, ello sugiere que el acuífero es altamente trans-
misivo. Las zonas saturadas de Simat y Baget están bien desarrolladas en lo que se refiere
al volumen (90% y 91% de los respectivos totales), pero su rapidez de descarga es baja.
La zona saturada de Aliou está pobremente desarrollada aunque es altamente transmisiva
debido a la existencia de una red de conductos kársticos, y su rapidez de descarga tras las
precipitaciones es significativamente alta.
Esto viene corroborado por el cálculo del volumen drenado durante el flujo de base
con respecto al total susceptible de ser drenado por el manantial (figura 88). Por ejemplo,
tras 25 días tras el inicio de la recesión La Villa ha descargado 25% del volumen drenable,
Fuente Mayor 15%, Aliou 20%, y Baget 13%. La ausencia de flujo rápido en la Villa indi-
ca que el agua no accede rápidamente a la zona saturada. Ello se debe probablemente al
3
Volver al índice
146 Principios de Hidrogeología kárstica
escaso desarrollo de la red kárstica en la zona no saturada. En los otros tres sistemas hay
una curva de flujo rápido bien definida lo cual sugiere que el agua alcanza la zona satu-
rada rápidamente a través de discontinuidades en la franja no saturada. Hay que señalar
que el flujo en el acuífero de Simat es más homogéneo que en Baget. En el de Aliou la
precipitación infiltrada es esencialmente controlada en la zona no saturada, fluyendo a
través de zonas muy conductoras que transmiten el agua a la surgencia casi totalmente
en forma de flujo. Para el mismo período de 25 días comentado para la zona saturada, el
porcentaje de agua drenada como flujo rápido es 10% para Fuente Mayor, 9% para Baget,
y 60% para Aliou.
Volumen drenado (%)
0.80 0.80
0.60 0.60
Recesión
Flujo de base
0.40 0.40
0.20 0.20
Flujo rápido
0.00 0.00
0 50 100 150 200 250 0 50 100 150 200 250
Tiempo (días) Tiempo (días)
Volumen drenado (%)
1.00 1.00
Aliou ALIOU
F.Mayor
0.80 0.80
La Villa
0.60 0.60
0.40 0.40
Baget
0.20 0.20
RECESIÓN
0.00 0.00
0 50 100 150 200 250 0 50 100 150 200 250
Tiempo (días) Tiempo (días)
recesión
flujo de base
flujo rápido
Figura 88. Porcentaje de volumen drenado comparado con el total de agua almacenada para los cuatro sistemas.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 147
3
Volver al índice
148 Principios de Hidrogeología kárstica
frecuencia n < 1, al tener estos acuíferos una recesión muy pronunciada. En ese caso la
función decrece rápidamente y alcanza valores negativos. Es por ello que se hace necesario
introducir un nuevo parámetro Qc, utilizado para las surgencias con caudales muy poco
variables en el tiempo. Ese caudal puede proceder de la descarga de acuitardos en con-
tacto con el acuífero kárstico o de la descarga de las zonas poco transmisivas del acuífero.
La nueva expresión para Qt es: Qt = (Q0 - Qc) [1 + (n - )a0t]n/(1-n) + Qc (23); y el volumen
almacenado susceptible de ser drenado por el acuífero en el tiempo t (Vt) vale:
R
3.3.2. Aplicaciones
La ecuación de Coutagne se ha aplicado a los 4 hidrogramas anteriores y los resultados se
muestran en la figura 89; en La Villa es la misma, toda vez que se ajusta al flujo de base ya
que n = 1. Los parámetros de la función se indican en el tabla 14. Los valores de n sugieren
que la relación entre el caudal de las surgencias y la carga hidráulica es lineal en La Villa
mientras que en os otros tres es proporcional a hn.
Manantial Q0 0 n Qc
La Villa 1.35 0.013 1 -
F. Mayor 0.75 0.040 1.5 0.09
Aliou 2.02 0.330 2 -
Baget 0.70 0.160 2 0.08
Tabla 14. Parámetros ajustados a la ecuación de Coutagne para las cuatro recesiones estudiadas (Q0 y Qc
en m3/s, a0 en días-1).
La función Ht, que indica la parte de la descarga del acuífero, se ha calculado para los
hidrogramas de las surgencias de Fuente Mayor, Aliou, y Baget (figura 90). En Aliou y
en Baget hay un salto agudo al comienzo de la recesión seguido de cambio rápido hacia
la estabilidad; en Fuente Mayor la caída inicial es menos pronunciada y la estabilización
tarda más en aparecer que en las otras dos surgencias.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 149
0.80
Q (m 3/s)
FUENTE MAYOR
0.60
0.40
0.20
0.00
0 20 40 60 80 100 120
Tiempo (días)
Q (m 3/s)
2.00
ALIOU
1.60
1.20
0.80
0.40
0.00
0 10 20 30 40 50 60
Tiempo (días)
0.70
0.60 BAGET
Q (m 3/s)
0.40
0.20
0.00
0 10 20 30 40 50 60
Tiempo (días)
flujo de base
Figura 89. Caudales observados y simulados mediante la ecuación de Coutagne para los acuíferos kársticos.
3
Volver al índice
150 Principios de Hidrogeología kárstica
Este hecho se refleja también en la figura 91, donde se muestra el porcentaje del volu-
men drenado por las surgencias comparado con la cantidad de agua inicial almacenada en
el sistema. Al comparar la función Ht con Yt en la figura 92 se puede ver que ambas tienen
comportamiento similar, aunque esta última incluye la recesión en su totalidad mientras
que la otro refleja solamente el flujo base.
Si consideramos la curva de recesión debida a la descarga de la zona saturada del
acuífero, deducimos que los acuíferos de Aliou y Baget tienen una zona saturada muy
karstificada con amplios conductos drenantes que drenan rápidamente aunque la capaci-
dad de almacenamiento es reducida. En Simat la descarga inicial no es rápida por posible
ausencia de grandes conductos, predominando el flujo difuso bastante homogéneo dentro
de la masa acuífera. El acuífero de El Torcal es un caso extreme con flujo más parecido al
de un medio de porosidad intergranular que a un acuífero kárstico [98], con coeficiente
de recesión constante e independiente de la carga hidráulica.
La figura 92 muestra la variación en el coeficiente at en tanto que función del caudal
de la surgencia, calculado a partir de la ecuación (19).
Para caudales relativamente elevados es Aliou la que tiene mayor coeficiente, seguida
de Baget, mientras que Fuente Mayor tiene el más bajo. En las dos primeras surgencias hay
cambios apreciables para caudales de menos de 0.3 m3/s, mientras que en Fuente Mayor
las variaciones de a con el caudal son relativamente pequeñas para caudales bajos y casi
constante para caudales elevados.
1
Yt
0.8
0.6
0.4
F. Mayor
0.2
Baget
Aliou
0
0 50 100 150 200 250
Tiempo (días)
Figura 90. Cambio de Ht con el tiempo para las surgencias kársticas durante la recesión
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 151
100
60 La Villa
40
20
0
0 50 100 150 200 250
Tiempo (días)
0.6
0.5
Aliou
0.4
0.3
Baget
0.2
0.1
F. Mayor
La Villa
0
0 0.4 0.8 1.2 1.6 2.00
Tiempo (días)
Figura 92. Variación del coeficiente con respecto al caudal para las surgencias estudiadas.
3
Volver al índice
V. LOS ANÁLISIS DE SERIES TEMPORALES
1. INTRODUCCIÓN
Los hidrogramas de las surgencias han constituido tradicionalmente el elemento de par-
tida al momento de estudiar los acuíferos kársticos. Mangin puso de manifiesto que un
hidrograma puede ser considerado como una serie temporal (figura 93) capaz de con-
servar la información del parámetro que lo genera (lluvia), al tiempo que puede aportar
información sobre el almacén por el que el agua ha circulado. A partir de ahí se dispone de
una metodología que permite trabajar con series tan largas como sea posible, ya no sólo
el agotamiento, la recesión, ni tan siquiera el hidrograma completo de un aguacero. Sobre
esta base -e incluso muy anterior en el tiempo- comienzan a aplicarse otras técnicas que
ya tenían una tradición en la aplicación en el dominio del agua de superficie.
x
Serie temporal
Tres componentes:
a) secular
b) estacional
c) aleatoria
t
0 1 2 3 4 m
3
Volver al índice
154 Principios de Hidrogeología kárstica
S Var. a
f Var. b
Var. c
f
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 155
x y
t t
0 1 2 3 0 1 2 3
x(t) y(t)
x1 y2 x1 y 3 x1 ym+1 y1 x2 y1 x3 y1 xm+1
x2 y3 x2 y 4 x2 ym+2 y2 x3 y2 x4 y2 xm+2
3
Volver al índice
156 Principios de Hidrogeología kárstica
-k k
-3 -2 -1 0 1 2 3
La asimetría del correlograma cruzado (figura 96) para los k positivos y negativos
lleva a expresar el espectro mediante un número complejo: espectro (f) = kx,y (f)i qx,y (f),
donde f es la frecuencia (f = j/2m) e i es el número imaginario. kx,y (f) se denomina coes-
pectro y se expresa de la forma siguiente:
>
|
>
G
I
O
B
I
O
|
3
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 157
Sxy θxy
(a) (b)
π
0
f f
ampliación
atenuación
f f
Esta segunda expresión es mucho más utilizada, dado que Sx,y (f) y qx, y (f) tienen
significado físico y aportan información relevante para los sistemas lineares. Dado que el
espectro simple puede ser interpretado como el valor de la varianza para cada frecuencia
y el espectro cruzado como el valor de la covarianza, es interesante definir otras dos fun-
S x, y (f)
ciones a partir de ellos. La primera, C x, y (f) = corresponde a una
S x (f) . S y (f)
correlación establecida para cada frecuencia. Esta función se denomina coherencia (figura
98 a); es parecida al coeficiente de correlación cruzado entre las series temporales x e y en
el dominio de las frecuencias.
3
Volver al índice
158 Principios de Hidrogeología kárstica
S x, y (f)
La segunda, g x, y (f) = , es un parámetro similar a un coeficiente de regresión
S x (f)
entre las series x e y, para cada frecuencia. gx,y (f) se llama función de ganancia (figura 98 b).
Toulouse
4 5
3 Perpignan
o
ne
rrá
ite
ed
Valencia
rM
2
Ma
Granada
1
Málaga
0 100 km
Figura 99. Localización de los sistemas kársticos estudiados. 1: Torcal de Antequera; 2: Simat de Valldigna;
3: Aliou; 4: Baget; 5: Fontestorbes.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 159
3
Volver al índice
160 Principios de Hidrogeología kárstica
r r
1 1
0,4 0,4
0,2 0,2
0 0
Para la estación de Torcal, la forma del correlograma para el análisis a corta duración
(m = 125 días) pone de relieve que las lluvias podrían ser consideradas como una función
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 161
S (f) S (f)
12 12
10 SIMAT 10 TORCAL
8 8
6 6
4 4
2 2
60 30 20 15 10 60 30 20 15 10
0 0
0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 f 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 f
Con una ventana de observación más amplia (m = 1.250 días), el correlograma (figura
102) conserva el carácter aleatorio de la función de entrada (ausencia total de correlación
entre los valores). Pero el espectro correspondiente pone de manifiesto la existencia de un
ciclo anual en las precipitaciones, el cual determinaba la tendencia observada en el análisis
precedente; dicho ciclo anual es un hecho conocido en nuestras latitudes (figura 103).
f f
0,8 0,8
SIMAT TORCAL
0,4 0,4
0 0
-0,4 -0,4
100 300 500 700 800 1000 k 100 300 500 700 800 1000 k
S (f) S (f)
10 SIMAT 10 TORCAL
8 8
6 6
4 4
2 2
365 365
0 0
0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 f 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 f
3
Volver al índice
162 Principios de Hidrogeología kárstica
2.4.1.2. Caudales
En la figura 104 se muestran los correlogramas de los caudales medidos en los manantia-
les de La Villa y Fuente Mayor, para una ventana de observación de 125 días (las medias
y las varianzas para el período considerado son respectivamente 424 y 198 l/s, y 80 y 1 g).
Para el del manantial de La Villa, se deduce que el acuífero del Torcal se comporta como
un sistema de gran inercia, con una memoria importante. Ello indicaría que el sistema
posee reservas considerables. Su tiempo de regulación es largo (73 días). El hecho de que
la función de entrada no influya en la de salida más que para los acontecimientos a largo
plazo, y dado que existe un grado de correlación muy elevado entre estos acontecimien-
tos, facilita notablemente la modelización de estos sistemas; se podrían utilizar modelos
tradicionales que precisan pocos parámetros para su ajuste.
r r
1 1
0,8 0,8
FUENTE MAYOR LA VILLA
0,6 0,6
0,4 0,4
0,2
0,2
0 0
Figura 104. Correlogramas corta duración de los caudales de la Fuente Mayor (Simat) y del manantial de
La Villa (Torcal).
El espectro (figura 105) pone de manifiesto que el sistema no deja pasar prácticamente
las variaciones observadas en la lluvia; esto deja de ser cierto en el dominio de las bajas
frecuencias (es decir, para los períodos largos). En lo que concierne a la Fuente Mayor,
se observa un cierto efecto de memoria a corto plazo, que indicaría la existencia de una
discontinuidad en el comportamiento del acuífero. La comparación entre los espectros de
la lluvia y del caudal evidencia la presencia de componentes de la lluvia visibles en los cau-
dales, para las frecuencias medias y sobre todo para las altas (corto período de tiempo);
estas componentes son totalmente filtradas a partir de 4,5 días.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 163
S (f) S (f)
12 12
FUENTE MAYOR LA VILLA
10 10
8 8
6 6
4 4
2 2
60 30 2015 10 60 30 20 15 10
0 0
0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 f 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 f
f f
0,8 0,8
FUENTE MAYOR LA VILLA
0,4 0,4
0 0
-0,4 -0,4
100 300 500 700 800 1000 k 100 300 500 700 800 1000 k
Para una ventana de observación más ancha (1.250 días) se observan ciclos anuales
en los dos correlogramas (figura 106), mucho más acusados en el manantial de La Villa
que en la Fuente Mayor. De la observación del espectro de larga duración (figura 107), se
deduce que existe una componente estacional de 3 meses aproximadamente, además del
ciclo anual, igualmente más acusado para La Villa; esta componente estacional se observa
igualmente en las precipitaciones; de ello se deduce que su origen es de tipo climático y
reflejaría el efecto de la evapotranspiración.
3
Volver al índice
164 Principios de Hidrogeología kárstica
S(f) S (f)
6 6
4 4
2 2
365 365
0 0
0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 f 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50 f
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 165
r r
0,4 0,4
0,2 0,2
-k k -k k
S x,y S x,y
9 9
8 8
FUENTE MAYOR 7
LA VILLA
7
6 6
5 5
4 4
3 3
2 2
1 1
60 30 20 15 10 5 días 60 30 20 15 10 5 días
0 0
0,02 0,06 0,10 0,14 0,18 0,22 0,26 0,30 f 0,02 0,06 0,10 0,14 0,18 0,22 0,26 0,30 f
3
Volver al índice
166 Principios de Hidrogeología kárstica
Θ x,y
FUENTE MAYOR Θ x,y LA VILLA
3 3
2 2
π π
1 1
0 0
-1 -1
0,02 0,06 0,10 0,14 0,18 0,22 0,26 0,30 f 0,02 0,06 0,10 0,14 0,18 0,22 0,26 0,30 f
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 167
C x,y C x,y
1
1
FUENTE MAYOR LA VILLA
0,8 0,8
0,6 0,6
0,4 0,4
0,2 0,2
f f
0 0
0,02 0,06 0,10 0,14 0,18 0,22 0,26 0,30 0,02 0,06 0,10 0,14 0,18 0,22 0,26 0,30
2,4
FUENTE MAYOR 2,4
LA VILLA
2 2
1,6 1,6
1,2 1,2
amplificación amplificación
0,8
atenuación 0,8 atenuación
0,4 0,4
f f
0 0
0,02 0,06 0,10 0,14 0,18 0,22 0,26 0,30 0,02 0,06 0,10 0,14 0,18 0,22 0,26 0,30
3
Volver al índice
168 Principios de Hidrogeología kárstica
r S(f)
Aliou 12 Aliou
Baget 10 Baget
Fontestorbes Fontestorbes
0,5 8
4
0
2
-0,2
k 0
5 25 50 75 f
100 125 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50
r
Torcal de Antequera
1 Simat de Valldigna
Sagra
Baget (Pirineo francés)
0,5
0 20 40 60 80 100 120 K
Figura 114. Correlogramas sencillos de las surgencias de la Villa, Mayor, Sagra y Baget
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 169
En los tres espectros hay picos para las mismas frecuencias, que se encuentran igual-
mente en las lluvias en los mismos sitios, ampliados en Aliou, y atenuados en Fontestorbes.
Estos picos corresponden, pues, a la manera según la cual se reparten los períodos lluvio-
sos. La información lluvia, para el sistema de Aliou, pasa casi totalmente sin modificación,
mientras que en los otros dos sistemas ésta muestra un filtrado importante.
La comparación de estos datos con los obtenidos para los macizos españoles aquí des-
critos pone de manifiesto acusadas diferencias, interpretadas como debidas a la diferencia
de estructura y sobre todo de funcionamiento. Frente a un tiempo de regulación de 14 días
en Aliou, se tienen 73 días en El Torcal, sin tomar en cuenta las diferencias ya señaladas en
la señal de entrada (lluvias). Aliou y Torcal serían los extremos opuestos de los ejemplos
tratados; mientras que uno deja pasar la información lluvia casi tal cual, el otro deja pasar
tan solo componentes en frecuencias muy bajas (largo período); en Aliou las reservas
están prácticamente ausentes, y en Torcal, por el contrario, son muy considerables. Desde
el punto de vista práctico esto se traduce por el hecho de que las posibilidades de éxito
en un sondeo son muy elevadas en Torcal y prácticamente nulas en Aliou. El tiempo de
regulación de Fontestorbes (85 km2) es equivalente al de Simat (20 km2), 50 días, lo cual
mostraría una cierta similitud entre los dos, aunque el factor superficie del sistema puede
jugar un importante papel.
El análisis a largo plazo (m = 1.800 días en estos casos) muestra igualmente la existencia
de un ciclo anual en los caudales, muy acusado en Fontestorbes y poco acentuado en Aliou;
como este ciclo no es visible en las lluvias, se le interpreta como inducido por el propio
sistema, con una memoria tanto más fuerte cuanto más grandes son las reservas. Se puede
pensar que la existencia de este ciclo anual sería imputable a la evapotranspiración.
Cuando se compara el correlograma cruzado de Baget (figura 115) con los obtenidos
para Torcal y Simat (figura 108) se constata una gran diferencia entre ellos. Mientras que
el de Torcal es aplastado, el de Baget presenta una punta muy marcada; el de Simat sería
de tipo intermedio entre los dos. Se trata pues de sistemas muy diferentes, conclusión que
tiene gran importancia desde el punto de vista práctico, en lo que respecta a su comporta-
miento y a la manera de centrar su estudio. En el primer caso, el tránsito del agua se hace
de manera muy rápida, y en los otros mucho más lentamente.
La existencia de varias modas de amplitudes decrecientes en el hidrograma unitario
refleja, por un lado, la no estacionaridad de las series temporales, y por otro la linearidad
imperfecta del sistema; debido a ello, la respuesta impulsional varia, dependiendo del
estado inicial del sistema y de la forma del impulso de entrada. El funcionamiento dife-
rente de los sistemas comparados se manifiesta igualmente en la función de fase (desfases
de 0,8, 0,1 y 1,5 días para Aliou, Baget y Fontestorbes, respectivamente). Este dato es fun-
damental para conocer el paso de muestreo cuando se estudia la propagación de crecidas
en el sistema.
3
Volver al índice
170 Principios de Hidrogeología kárstica
0,50
0,25
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 171
el año 1979 ha sido el más seco en Simat, en Torcal las precipitaciones fueron superiores
a la media.
Los espectros y correlogramas de los caudales, comparados con los de las lluvias,
permiten determinar el grado de modificación de la información lluvia por el sistema;
se constata que, frente a sistemas kársticos como el de Aliou, el cual deja pasar toda la
información lluvia, existen otros como el de Torcal que refleja solamente las influencias
a largo plazo (ciclo anual); este hecho indica la importancia del poder regulador del sis-
tema, prácticamente nulo en el primer caso, y muy acusado en el segundo. El tiempo de
regulación es igualmente un parámetro cuantificable por este método; se obtienen 73 y
50 días para Torcal y Simat, respectivamente; este dato es relevante en la modelización del
sistema y en la interpretación de las características químicas de las aguas y de los procesos
de karstificación.
El correlograma cruzado, dado que la función de entrada puede ser considerada como
una función aleatoria, constituye una buena aproximación de la respuesta impulsional
del sistema (hidrograma unitario) y constituye su firma. De acuerdo con la estructura y
el funcionamiento del sistema, se tendrán respuestas impulsionales diferentes; una res-
puesta impulsional muy aguda y poco extendida en el tiempo (caso de Aliou), traduce la
existencia de una red kárstica bien jerarquizada, de características similares a un curso de
agua de superficie que posee un tiempo de concentración rápido; por el contrario, una
respuesta impulsional aplastada y muy alargada en el tiempo (caso de Torcal) traduce la
existencia de un medio relativamente homogéneo con gran poder de regulación. Estas dos
observaciones combinadas (caso de Simat), se interpretan como debidas a la coexistencia
de dos comportamientos diferentes, con predominio del primero en las crecidas, y del
segundo en los agotamientos.
Las funciones de amplitud cruzada, de fase, de coherencia y de ganancia, suministran
una información idéntica. La función de fase permite, además, cuantificar el desfase entre
el impulso debido a las lluvias y la variación del caudal resultante; este desfase está en
relación con el funcionamiento del sistema.
Igualmente estos métodos suministran una información en el dominio conceptual
(Tabla 15). En efecto, se puede deducir de estos resultados que el modelo único de acuí-
feros kársticos no existe; se tiene más bien una gran gama de modelos que, en los casos
analizados, tendría dos extremos (Aliou y Torcal), con todos los tipos intermedios. El
modelo tipo Aliou, caracterizado por la existencia de una red kárstica muy desarrollada,
sin almacenamiento notable en los conductos ni en la matriz rocosa, transmite la infor-
mación sin modificarla demasiado; el modelo tipo Torcal, con gran almacenamiento y
con reservas considerables, actúa como un filtro frente a la señal lluvia. Este sistema es
fácil de modelizar mediante modelos “tradicionales”; además, las garantías de éxito en la
implantación de sondeos son muy elevadas.
3
Volver al índice
172 Principios de Hidrogeología kárstica
Tabla 15. Síntesis de parámetros significativos de cuatro sistemas kársticos muy significativos
10 1 5 VERJEL
150
PEGO
200
10
20
N
50 10
5
400
10
22 50
7
10
0
50
PLANES ORBA
0
20
ALMUDAINA
1 3 5
TOLLOS
2 4 6
0
0
40
50
1
0 5 km 7
Figura 116. Esquema hidrogeológico de la unidad Alfaro–Mediodía–Segaria -Pulido Bosch, 1977- (1:
materiales detríticos; 2: materiales kársticos; 3: formación Oliva–Cretácico inferior-; 4: formación Bélgida; 5:
grupo Valencia–Keuper); 6: surgencia; 7: embalse de Isbert en el río Girona).
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 173
3
Volver al índice
174 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 175
Fotos 45 y 46. Manantial de Bolata (Tormos) en Mayo 2002 y Abril de 2005 (fotos J. Ballesteros)
3
Volver al índice
176 Principios de Hidrogeología kárstica
0,5
K
10 20 30 40 50 60 70
Figura 117. Correlograma corta duración de los caudales; en línea de trazos, una posible interpretación.
En la figura 117 se muestra el correlograma de corta duración de los caudales [105].
La memoria que se obtiene es del orden de 25 días, aunque se puede interpretar la existen-
cia de tres impulsos espaciados en el tiempo; uno muy rápido, típicamente kárstico, de 10
días de memoria; otro más lento, de unos 25 días de alcance; y por último, otro impulso
de unos 40 días de alcance.
0,4
0,2
-k k
-50 -30 -10 0 10 30 50
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 177
En cualquier caso, la respuesta del sistema es muy compleja, lo cual es, por otro lado,
lógico, si tenemos en cuenta la superposición de la influencia de la recarga inducida por el
embalse de Isbert, la existencia de otras surgencias a cota más baja del borde septentrional
(Balsa Sineu), y la propia complejidad geométrica del entorno [106]. La complejidad de la
respuesta del sistema es igualmente visible en el correlograma cruzado (figura 118), donde
quedan claramente insinuados los tres picos. En resumen y de acuerdo con el trabajo cita-
do, la influencia del embalse de Isbert, la posible existencia de bloques o compartimentos
en el acuífero, y el notable espesor de la franja no saturada en gran parte del sistema,
contribuyen a obtener este tipo de respuesta.
3
Volver al índice
178 Principios de Hidrogeología kárstica
4.2.1.1. Ejemplo 1
Los resultados obtenidos en este primer ejemplo se ilustran en la figura 119. En este caso
hemos generado la serie sintética con un núcleo de convolución de 3 parámetros decre-
cientes desde 1 a 0.1, sin retraso, equivalente a un sistema sin apenas regulación y muy
karstificado, en el cual la precipitación caída no permanece en el acuífero más de tres días
y evacua por el manantial la mayor parte del agua durante el primer día.
1.0 1
A B
0.8 0.8
0.6
0.6
l Rxy 0.4
0.4
0.2
0.2
0
0.0 -0.2
50 40 30 20 10 0 -10 0 10 20 30 40 50
días k
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 179
1.0 3
A B
0.8
2
0.6
Cxy Gxy
0.4 amplificación
1
atenuación
0.2
0.0 0
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5
f f
3
Volver al índice
180 Principios de Hidrogeología kárstica
xπ
1 20
A 16 B
0.5
12
xy
0 Sxy,
8
-0.5 4
-1 0
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5
f f
4.2.1.2. Ejemplo 2
En este segundo caso hemos realizado una generación sintética de un registro de salida a
partir de un núcleo de convolución fuertemente regulador, constituido por 50 parámetros
decrecientes desde lo = 0.4 (figura 122). El CC presenta una forma muy tendida, caracterís-
tica de un sistema muy regulador, en el que apenas es visible el tiempo de concentración.
1.0 1
A B
0.8 0.8
0.6
0.6
Rxy 0.4
0.4
0.2
0.2
0
0.0 -0.2
50 40 30 20 10 0 -1.0 0 10 10 30 40 50
j k
Existe un fuerte filtro y gran atenuación de la señal en las altas frecuencias en favor
de las bajas, que presentan valores muy altos; esto es observable en las FAC y FGA (figura
123). Sin embargo esta disminución no es brusca, se produce mediante un decrecimiento
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 181
paulatino entre las frecuencias 0.04 y 0.2, y toma valores prácticamente nulos para fre-
cuencias superiores a esta última.
20 3
A B
16
2
12
Sxy Gxy
8 amplificación
1
atenuación
4
0 0
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5
f f
Esto se puede descubrir también en la FCO, lo cual indica que variaciones de la pre-
cipitación comprendidas entre estos dos períodos, 25 y 5 días, siguen teniendo una res-
puesta en la señal de salida, aunque muy filtrada y atenuada (figura 124). La FFA muestra
una alineación tan sólo en las frecuencias comprendidas entre 0 y 0.02, por encima de las
cuales la señal está tan atenuada que se producen distorsiones en los valores de la FFA.
Esta alineación muestra un retraso de 14 días, que corresponde a la posición del “centro
de gravedad” del núcleo de convolución generador de la serie sintética; por tanto equivale
al tiempo de respuesta del sistema.
xπ
1,0 1
A B
0,8
0.5
0,6
0
y 0,4 θxy
-0.5
0,2
0 -1
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5
f f
3
Volver al índice
182 Principios de Hidrogeología kárstica
4.2.1.3. Ejemplo 3
Por último hemos generado una señal de salida a partir de un núcleo de convolución
constituido por 25 parámetros, uno inicial alto (l0 = 1) seguido de 24 con el máximo
situado en l5 = 0.3. Representa una respuesta impulsional que es una combinación de los
dos casos anteriores, más acorde con la realidad del funcionamiento de la mayoría de los
acuíferos kársticos: una respuesta inmediata que caracterizará la parte más transmisiva del
acuífero, y otra que imprimirá una cierta modulación a la señal de entrada, característica
de la parte más reguladora del acuífero. El CC muestra claramente los dos picos caracte-
rísticos de un sistema con dos componentes de flujo, uno inicial sin retraso, y otro situado
en el paso 5; es idéntico a la respuesta impulsional (figuras 125 y 126).
1.0 1
A 0.8 B
0.8
0.6
0.6
Rxy 0.4
0.4
0.2
0.2
0
0.0 -0.2
50 40 30 20 10 0 -1.0 0 10 10 30 40 50
j k
20 3
A B
16
2
12
Sxy Gxy
8 amplificación
1
atenuación
4
0 0
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5
f f
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 183
Las funciones de FAC y FGA (figura 127) muestran un fuerte filtro y atenuación,
respectivamente, de la señal de entrada para frecuencias superiores a 0.04 en favor de las
bajas frecuencias, aunque, y esto es importante en el momento de interpretar casos reales,
no puede decirse que se anule como en el ejemplo anterior, sino que se mantiene en torno
a valores de 1 para la FAC y en torno a 0.4 en la FGA, igual que en el primer ejemplo
donde apenas existía regulación. Por tanto, podemos afirmar que aunque en el resto de
las funciones cruzadas no sea detectable la existencia de una componente rápida en el
acuífero, su huella queda perfectamente marcada en la FAC y en la FGA.
xπ
1,0 1
A B
0,8
0.5
0,6
Cxy θxy 0
0,4
-0.5
0,2
0 -1
0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5
f f
3
Volver al índice
184 Principios de Hidrogeología kárstica
4.2.2. Aplicaciones
Hemos realizado el análisis cruzado con una ventana de observación de 100 días de las
precipitaciones y caudales de 4 manantiales kársticos: El Torcal y Simat de Valldigna; y
dos situados en el Pirineo francés: Aliou y Baget, de características ya descritas. El CC
de la figura 128 muestra claramente esta diferencia en la respuesta a la precipitación de los
4 manantiales. Por un lado, la duración de la respuesta en Aliou y Baget es muy corta, del
orden de 12 y 20 días respectivamente; en Simat oscila entre 60 y 80 días y en El Torcal es
superior a 100 días. Por otro lado, en Aliou y Baget la respuesta es inmediata; en Simat el
tiempo de concentración es de 2 días, y en El Torcal oscila entre 12 y 35 días.
0,6
El Torcal
Simat
0,4 Aliou
Baget
0,2
Rxy
-0,2
-100 -80 -60 -40 -20 0 20 40 60 80 100
K
Figura 128. Correlogramas cruzados de los acuíferos del Pirineo y del Mediterráneo.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 185
bien existe una clara disminución de la función en las medias y altas frecuencias en favor
de las bajas, ésta no llega anularse totalmente en Aliou y Baget, y en Simat no puede con-
siderarse nula más que para las frecuencias superiores a 0.150.20. Es decir, al igual que
en el ejemplo 3, existe claramente una circulación rápida en estos tres últimos acuíferos
que no se presenta en El Torcal, pero también existe una fracción “regulada”; este término
no deja de ser subjetivo puesto que dependerá de cómo se considere la duración entre el
tiempo transcurrido entre la entrada y la salida.
20
El Torcal
Simat
15
Aliou
Baget
Sxy 10
0
0 0,1 0,2 0,3
Frecuencia
Figura 129. Funciones de amplitud cruzada de las series de los acuíferos estudiados.
Esta cuantificación puede obtenerse más fácilmente a partir de la FGA de la figura 130.
Efectivamente, consideremos que el valor de 1 de la FGA coincide con la duración de la res-
puesta impulsional de la fracción reguladora del acuífero, y que el valor de 0.4 se correspon-
de con la duración de la fracción rápida; entre estos dos rangos tendríamos las condiciones
de flujo intermedias. Estos valores coinciden con los obtenidos en los ejemplos sintéticos.
Transformando las frecuencias en períodos tendremos, bajo estas condiciones que la
duración de la respuesta reguladora en El Torcal es de 63 días, en Simat de 38 días, y en
Aliou y Baget de 24 días. La duración de la respuesta rápida es de 38 días en El Torcal
(en este caso no puede considerarse rápida en absoluto), de 9 en Simat, 5 en Baget, y 3 en
Aliou. Por otro lado el que la duración de la respuesta rápida en Aliou sea de 3 días no
quiere decir que el manantial no responda inmediatamente a la lluvia con un considerable
caudal, sino que durante 3 días el agua circula esencialmente por los conductos altamente
transmisivos. Este criterio de separación puede ser modificado para valores de corte dife-
rentes en la FGA.
3
Volver al índice
186 Principios de Hidrogeología kárstica
La FCO de la figura 131 muestra también lo que venimos diciendo hasta ahora. La
de El Torcal es idéntica al segundo ejemplo sintético; existe una gran disminución de la
coherencia para períodos inferiores a 60-50 días; la de los otros tres acuíferos, incluso en
Simat donde la fracción reguladora del sistema es bastante importante, se mantiene con
valores relativamente altos para frecuencias inferiores a 0.25 (períodos superiores a 5
días), indicando la existencia de una componente de circulación rápida.
3
El Torcal
Simat
Aliou
2 Baget
Gxy
0
0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5
Frecuencia
1,0
0,8
0,6
Cxy
0,4
0,2
El Torcal Aliou
Simat Baget
0,0
0 0,1 0,2 0,3
Frecuencia
El estudio de la FFA (figura 132) permite calcular el retraso en las frecuencias poste-
riores a los primeros puntos y antes de que se distorsione la señal (corresponde a la cir-
culación rápida del sistema) de forma similar a lo realizado en el tercer ejemplo sintético.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 187
Así pues, para Simat el retraso resulta ser de 1 día, mientras que para Aliou y Baget
es de 0.5 días. Aunque parezca extraño, sí pueden calcularse retrasos inferiores a 1 día, a
pesar de que las funciones de entrada y salida están discretizadas en intervalos diarios,
puesto que este retraso corresponde al “centro de gravedad” de la respuesta.
xπ
1,0
0,5
0
θxy
El Torcal Aliou
-0,5
Simat Baget
-1,0
0 0,1 0,2 0,3
Frecuencia
4.3. LA LINEALIDAD
El análisis del correlograma simple permite encontrar argumentos para responder a esta
pregunta para las series de las surgencias estudiadas. Para observar la variabilidad en los
correlogramas simples de los caudales de los distintos ciclos frente al de la totalidad de la
serie, se ha realizado un estudio comparativo que se puede observar en la figura 133. Se
comprueba que existe una notable dispersión en los correlogramas, sobre todo en lo que
se refiere al manantial de Fuente Mayor.
La memoria en La Villa oscila en un rango comprendido entre 45 y 75 días, y en Fuente
Mayor entre 15 y 57 días, tomando el criterio de considerar nulos los valores del correlograma
simple por debajo de 0.2. En principio la dispersión observada puede ser debida fundamen-
talmente a la falta de linealidad en los sistemas: el comportamiento del acuífero depende del
estado del mismo en el momento de producirse la precipitación, sobre todo en lo que se refiere
al nivel de saturación y al porcentaje de infiltración. Para comprobar hasta qué punto la falta de
linealidad es la causante de la distorsión en la forma de los correlogramas, se han simulado dos
series sintéticas de caudales, generadas al aplicar a las precipitaciones de El Torcal y Simat una
función de convolución lineal. Para El Torcal el núcleo de convolución elegido tiene un total de
100 parámetros y para Simat 65, ambos decrecientes (figura 134). En la figura 135 se muestran
los correlogramas obtenidos para cada uno de los ciclos, así como el correlograma medio.
A la vista de los resultados se constata que el criterio de tomar como base, para estimar
el efecto memoria, el valor del coeficiente de correlación de 0.2 es bastante inexacto. La
memoria impuesta a El Torcal y a Simat es de 100 y 65 días; sin embargo con este criterio
3
Volver al índice
188 Principios de Hidrogeología kárstica
se obtiene para El Torcal un valor medio de 75 días, con un rango de variación compren-
dido entre 30 y 77 días; y para Simat un valor medio de 34 días, con un rango que varía
entre 27 y 37 días. Ello es consecuencia de la influencia de la correlación estacional, que
en estos casos actúa en favor de una reducción de la dependencia propia del sistema.
1,0
Medio 77-78
0,8 74-75 78-79
0,6 A 75-76 79-80
76-77 80-81
0,4
R 0,2
0,0
-0,2
-0,4
-0,6
0 20 40 60 80 100 120
K
1,0
B 74-75
0,8 Medio
75-76
73-74
0,6 76-77
0,4
R 0,2
0,0
-0,2
-0,4
-0,6
0 20 40 60 80 100 120
K
Figura 133. Correlogramas simples de cada uno de los ciclos hidrológicos. A) La Villa y B) F. Mayor.
Por otro lado, se comprueba que los correlogramas de la serie sintética de caudales de
El Torcal presentan más variabilidad que los de la serie de caudales reales. Por tanto, es
difícilmente atribuible ni al estado del acuífero, ni al porcentaje infiltrado, puesto que el
acuífero en sí mismo no interviene en la generación de los caudales sintéticos.
Ni siquiera la cantidad precipitada en el ciclo hidrológico tiene mucha influencia; el
decrecimiento más rápido en el correlograma se observa en el ciclo 8081, aunque el más
seco es, sin embargo, el 7475 con 528 mm; este último ciclo no presenta ninguna carac-
terística visible en el correlograma que lo diferencie especialmente de los más húmedos,
7677 y 7879, ambos con 1047 mm. Por tanto, la falta de linealidad del sistema, como
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 189
Figura 134. Núcleos de convolución utilizados en la generación de caudales sintéticos. A) El Torcal y B) Simat.
3
Volver al índice
190 Principios de Hidrogeología kárstica
1,0 1,0
A B
0,8 0,8
0,6 0,6
l l
0,4 0,4
0,2 0,2
0,0 0,0
0 20 40 60 80 100 0 20 40 60
días días
Figura 135. Correlogramas simples de los ciclos hidrológicos de las series de caudales generadas sintética-
mente con los datos de precipitación de: A) El Torcal y B) Simat.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 191
N Danubio
RUMANIA
Varna
o
egr
Bistretz IA
R
N
L GA Kotel
Mar
Sofia
BU
Plovdiv
Beden ÍA
QU
TUR
GRECIA
N
Kotel
0 2 4 6 km
1 2 3 4 5 6 7
Figura 137. Esquema hidrogeológico del macizo kárstico de Kotlenski. 1. Aluvial; 2. Limolitas, areniscas,
margas y flysch (Paleógeno-Eoceno); 3. Calizas Cretácicas; 4. Areniscas, Margas, margas y flysch jurásicos; 5.
Calizas y dolomías; 6. Cabalgamientos y fallas inversas; 7. Surgencia.
3
Volver al índice
192 Principios de Hidrogeología kárstica
10
LLUVIA (mm)
20
30
40
50
4,5 60
4,0
3,5
CAUDAL (m /s)
3,0
3
2,5
2,0
1,5
1,0
0,5
0,0
E F M A M J J A S O N D
TIEMPO (días)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 193
N
1 Vratza
7
0 2 4 6 km
8
Figura 139. Esquema hidrogeológico del macizo kárstico de Bistretz-Matnishki. 1. Sedimentos cuaterna-
rios; 2. Margas y margas arenosas cretácicas; 3. Calizas cretácicas y jurásicas; 4. Pizarras y limolitas jurásicas
5. Dolomías y calizas triásicas; 6. Conglomerados, areniscas, argilitas y rocas volcánicas triásicas, pérmicas y
carboníferas; 7. Falla inversa; 8. Manantial.
La cuenca drenada por el manantial de Bistretz es una extensa depresión kárstica ocu-
pada por calizas del jurásico superior que cubren 24,8 km2 de superficie y tiene más de 500
m de espesor. El desarrollo kárstico en el macizo es notable, siendo la cueva de Ledenika
[111]. Los caudales, la temperatura y el quimismo de la surgencia son controlados por la
administración hidráulica de Bulgaria (NIMH). Sus aguas son igualmente utilizadas para
abastecimiento urbano. La figura 140 muestra un hidrograma representativa de la surgencia.
La surgencia cercana al pueblo de Beden es una de las más importantes que drenan
el macizo kárstico de Nastan-Trigradski. Con casi 300 km2 de superficie, tiene una alti-
tud media de 1500 m, y forma parte del synclinal del Rodope Meridional. Los mármoles
precámbricos y las dolomías aflorantes alcanzan unos 2000 m de espesor (figura 141). Las
rocas carbonatadas están en contacto por el E, S y W con rocas volcánicas y rocas cris-
talinas: granitos, riolitas, gneises y esquistos de edades diferentes. También afloran local-
mente conglomerados y areniscas paleocenas. En la tabla 16 se resumen las características
principales de las tres surgencias estudiadas.
3
Volver al índice
194 Principios de Hidrogeología kárstica
10
LLUVIA (mm)
20
30
40
50
4,0 60
3,5
3,0
CAUDAL (m /s)
2,5
3
2,0
1,5
1,0
0,5
0,0
E F M A M J J A S O N D
TIEMPO (días)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 195
Beden
N
Río
Sch
ivak
olo
sch
ko
hi m
Kric
Río
Mugla
Trigrad
1 4
2 5
A
E CI
0 2 4 6 km GR 3 6
Figura 141. Esquema hidrogeológico del macizo kárstico de Nastan–Trigradska. 1. Conglomerados y areniscas
del Paleógeno; 2. Ignimbritas, granitos y gneisses; 3. Riolitas; 4. Mármoles precámbricos; 5. Manantial; 6. Sumidero.
10
LLUVIA (mm)
20
30
40
50
2,0 60
1,5
CAUDAL (m /s)
3
1,0
0,5
0,0
E F M A M J J A S O N D
TIEMPO (días)
3
Volver al índice
196 Principios de Hidrogeología kárstica
PERÍODO (días)
100 20 10 5 2,5 2
50
AUTOCORRELACIÓN
0,4 30
20
0
10
-0,4
0 30 60 90 120 150 0
TIEMPO (días) 0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5
FRECUENCIA
Figura 143. (a) Autocorrelogramas y (b) espectros de las precipitaciones cercanas a las surgencias kársticas.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 197
PERÍODO (días)
100 20 10 5 2,5 2
50
(a) 40
(b)
AUTOCORRELACIÓN
0,8 Kotel
Kotel
Beden Beden
30 Bistretz
VARIANZA
Bistretz
0,4
20
0,0
10
-0,4 0
0 30 60 90 120 150
0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5
TIEMPO (días)
FRECUENCIA
Figura 144. Correlogramas (a) y espectros (b) de los caudales de las tres surgencias.
El espectro es similar al de Kotel (figura 144), pero cubre unos mayores rangos de
varianza en altos períodos y son menores en el rango de períodos medios y bajos. Los
valores del espectro para períodos inferiores a 5 días son prácticamente cero. Los picos
en las bajas frecuencias corresponden a los períodos de 365, 51, 20, 16, 12 y 10 días, y sus
orígenes son similares a los ya mencionados para Kotel.
El correlograma de los caudales de Beden indica que es la surgencia con mayor
memoria, 70 a 90 días. Su forma es homogénea (figura 144) y sin cambios significativos.
Hay una única componente identificada. El espectro muestra notable capacidad de trans-
formación de la señal comparado con las otras dos. En las bajas frecuencias es visible solo
en las bajas frecuencias (largos períodos; figura 144).
3
Volver al índice
198 Principios de Hidrogeología kárstica
0,6
0,2
0,1
0,0
-0,1
TIEMPO (días)
-0,2
-160 -120 -80 -40 0 40 80 120 160
Kotel Kotel
15 Beden 3,0 Beden
Bistretz Bistretz
GANANCIA
10 2,0
AMPLIFICACIÓN
5 1,0
ATENUACIÓN
0 0,0
0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5
FRECUENCIA FRECUENCIA
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 199
VARIANZA
0,6
0,0
0,4
-0,5 Kotel
0,2
Beden
Bistretz
0,0 -10
0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0 0,04 0,08 0,12 0,16 0,2
FRECUENCIA FRECUENCIA
El correlograma cruzado de Bistretz (figura 145) indica una memoria del sistema
comprendida entre 32 y 36 días. La forma de la curva sugiere dos tipos de transforma-
ciones; el primero es una primera respuesta rápida, con un día de retraso, mientras que
el segundo es relativamente bajo y gradual. La fusión de la nieve también se identifica
aunque no de manera tan marcada como en el caso anterior. La explicación a esto se debe
al tiempo de duración de la cobertera nival, Por dos razones principales. La primera es
la distribución de frecuencia de su duración; cuando dicha frecuencia tiene un máximo
marcado con varios días de duración, en el correlograma cruzado se identifica también
un máximo bien marcado; en otras palabras, la cobertera nival transforma la función
relacionada con la precipitación, como sucedía en Kotel. Si por el contrario, la distribu-
ción de frecuencias es uniforme, la curva del correlograma cruzado muestra un descenso
continuado, como en el manantial de Beden. Otra posible explicación es que el sistema
tiene una gran capacidad de regulación.
Las funciones de amplitud cruzada y de ganancia (figura 146) son similares a las de
Kotel. La varianza de la señal indica dos tipos de circulación, una rápida y otra lenta. Sin
embargo, las funciones de amplitud cruzada y de ganancia no son cero en las medias y
altas frecuencias. Los picos de la fusión de las nieves no se identifican bien salvo en la
función de ganancia que sí que es visible el de 27 días, muy posiblemente ligado al efecto
3
Volver al índice
200 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
VI. MODELOS MATEMÁTICOS
1. ASPECTOS GENERALES
Dentro de los acuíferos kársticos españoles encontramos tipos tan diferentes como el del
Calar del Mundo con su espectacular surgencia en relación con un río subterráneo, y el
de la Sierra de Crevillente en donde casi todas las captaciones realizadas arrojan caudales
elevados; o el caso de las ufanas de la Sierra Norte en Mallorca que en menos de 90 horas
pasan de estar secas, a arrojar 19 m3/s y a secarse de nuevo. No pueden ser igualmente
simulados los acuíferos en relación con surgencias como las citadas ufanas o los de Aliou
en los Pirineos franceses (puntas de 20 m3/s y estiaje de 10 l/s), y manantiales como los de
Deifontes, en el que la fluctuación del caudal es inferior al 30 % del caudal medio.
Los hidrogramas de las surgencias kársticas han sido siempre objeto de especial aten-
ción en el estudio de este tipo de acuíferos, aunque en general se han empleado en los cál-
culos una pequeña parte del hidrograma (agotamiento, recesión, o global de una crecida.
En estos casos hay una parte considerable de la información que permanece sin tratar. Los
tratamientos usualmente utilizados para el análisis de series temporales ya vistas, permi-
ten trabajar con el conjunto de los datos del hidrograma, y obtener toda la información
incluida en ellos; además, este tratamiento permite caracterizar el sistema y puede servir
de elemento de partida en la elección del método posterior de simulación del sistema. Se
trata de los análisis de correlación y espectral, simple y cruzado.
El correlograma de los caudales de la surgencia, en comparación con el de las precipi-
taciones en la misma área, permite obtener una información sobre el poder regulador del
sistema acuífero y de la importancia de sus reservas; el tiempo de regulación es igualmente
cuantificable. De acuerdo con la forma de la función correlograma se podrá precisar la
inercia del sistema; cuanto más elevado es el grado de correlación que existe entre los
distintos caudales de la serie, más parecido será el sistema acuífero kárstico a un acuífero
de porosidad intergranular.
El espectro de densidad de varianza representa la repartición de las varianzas de la
serie temporal para las diferentes frecuencias; la comparación del espectro de la función
de entrada (precipitaciones) con el de la función de salida (caudales), permite reconocer
qué información filtra el sistema y qué información deja pasar; en nuestras latitudes, en
3
Volver al índice
202 Principios de Hidrogeología kárstica
general, tan sólo quedan sin filtrar las bajas frecuencias; quiere ello decir que las varia-
ciones de largo período en las precipitaciones, son reproducidas por los caudales (estiajes
y épocas de recarga), mientras que las lluvias aisladas no tienen su reflejo en el espectro
de los caudales, debido a la inercia del sistema. El análisis cruzado permite caracterizar la
relación existente entre una causa (precipitaciones) y un efecto (caudales en la surgencia).
De entre todas las posibilidades que admite el análisis cruzado, destacaré el correlograma
cruzado, pues permite obtener una representación precisa de la respuesta impulsional del
sistema.
Son muy numerosos los modelos o procedimientos de cálculo que pueden englobar-
se dentro de esta denominación. La deconvolución, los modelos de depósitos y ARMA,
ARIMA y ARIMAX son algunos de los más relevantes y se describen a continuación.
donde S (t) es la salida del sistema, E (t) la entrada, R (t) la respuesta impulsional o núcleo
de convolución, y t el tiempo. La respuesta impulsional, equivalente al hidrograma unita-
rio, representa la salida correspondiente a una entrada unidad. La respuesta impulsional
se calcula a partir de una serie de datos de entradas y salidas, mediante lo que se denomina
la deconvolución; el cálculo se efectúa, en general, sobre series de al menos cinco años, de
datos diarios de precipitaciones y caudales.
Cuando el sistema no es lineal ni invariante, la solución al problema planteado se
complica un poco más, aunque admite solución; algo similar sucede cuando existe más
de una entrada. También se ha aplicado la regresión lineal múltiple a la resolución de
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 203
modelos tipo caja negra, aunque la relación causa-efecto obtenida tiene un significado
físico menos evidente.
3
Volver al índice
204 Principios de Hidrogeología kárstica
Tabla 17. Características y resultados de las cuatro pruebas efectuadas (s.c.: serie completa).
P(mm)
350
Q(m3/s) 1 300
2
3
250
200
2
150
100
1
50
0 0
10 20 30 40 50 60 70 80 t (meses)
Figura 148. Resultados obtenidos en la cuarta prueba (1: valores medidos; 2: valores convolucionados).
Las dos pruebas siguientes se realizaron considerando la lluvia útil como la entrada
al sistema. En la primera de ellas se mantuvo el máximo en la respuesta y la memoria
de ocho meses; curiosamente en este caso la respuesta no llega a anularse al cabo de ese
periodo, por lo que la norma no mejora con respecto a la última prueba. En el cuarto
ensayo se aumentó la memoria a 16 meses; al cabo de once meses se alcanza el valor cero,
período que correspondería a la memoria del sistema, de considerar la lluvia útil como
entrada. La reconstrucción de la serie es en este caso mucho más aceptable (figura 148),
aunque permanecen algunos períodos peor ajustados.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 205
0,006 0,003
0,003
1 2 4
0,004 0,002
0,003 0,002
0,001
0,001
0 0 0 0
0 4 0 4 8 0 4 8 0 4 8 12 16
t (meses) t (meses) t (meses) t (meses)
3
Volver al índice
206 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 207
BENIFAIRO DE
co
VALLDIGNA
ra
Xa
de
Río
N SIMAT DE
VALLDIGNA
1
a
3 b
c
5
6
7
BARX
0 2 km
Figura 150. Esquema hidrogeológico de la Fuente Mayor de Simat de Valldigna y su entorno (1: depósitos
detríticos cuaternarios; 2: conglomerados miocenos; 3: formación Creu; 4: formación Jaraco; 5: grupo Valen-
cia; 6: pónor; 7: manantial y sondeo).
Tabla 18. Principales características de las diferentes pruebas realizadas; en todos los casos la entrada fue la
lluvia bruta salvo en 4, que se empleó la lluvia útil (UFC: última fase de cálculo).
3
Volver al índice
208 Principios de Hidrogeología kárstica
Q
1 2 3 4
0,002
0,004 0,001
0,001
0,001
0,001
0 0 0 0 t
24 4 8 4 8 5 10 15
Q(m3/s) P(mm)
1,0
1 400
2
0,8
300
0,6
200
0,4
100
0,2
0 0
1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981
PERÍODO DE AJUSTE
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 209
P. útil(mm)
3
Q(m /s)
1,0 1 400
2
0,8
0,6
200
0,4
0,2
0 0
1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981
3
Volver al índice
210 Principios de Hidrogeología kárstica
Tabla 19. Resumen de las diferentes pruebas (*: se utiliza lluvia útil como entrada; UFC: última fase de
cálculo)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 211
3
Q (m /s)
0,00181
0,00153
0,00096
Días
20 40 60 80 100 120
Q(m3/s) P(mm)
1,70 PASADA 1 115
1,36 92
1,02 69
0,68 46
0,34
23
0,00
ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR
1975 1976
PERÍODO DE CALIBRADO
3
Q(m /s) P(mm)
1,70 115
1,36 92
Valor observado
1,02 69
Valor calculado
0,68 46
0,34
23
0,00
MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP
1976 1977
PERÍODO RECONSTRUIDO
3
Volver al índice
212 Principios de Hidrogeología kárstica
respuesta impulsional se anula prácticamente a los 161 días. Se pudo constatar que no se
consiguió reproducir adecuadamente los valores extremos.
En lo relativo al funcionamiento del acuífero, los resultados obtenidos ponen de
manifiesto su gran inercia, con un efecto memoria cercano a 200 días, valor francamente
excepcional. No obstante hay que reseñar que estos mismos datos fueron sometidos a
tratamiento mediante los análisis de correlación simple y cruzado [98], obteniendo en esa
ocasión un valor del orden de 70 días; al margen de la influencia que puedan tener los
errores de medida, la explicación más satisfactoria a este hecho se encuentra en que en la
deconvolución los agotamientos tienen un peso considerable al momento de reproducir
la serie deconvolucionada, mientras que en el análisis de correlación el peso mayor recae
sobre el efecto de los impulsos -crecidas en este caso-.
3
Q (m /s)
0,00218
0,00170
0,00840
Días
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 213
3
Q (m /s)
0,0022
0,0017
0,0013
Días
20 40 60 80 100 120
En este sentido, la imposibilidad del programa de reproducir los largos estiajes soste-
nidos podría ser interpretada como debido a la existencia de una potencial alimentación
lateral lenta (¿o vertical ascendente?) que aportaría un caudal con variación muy lenta en
el tiempo. La deconvolución no puede, en este caso, representar este aporte; se tendría
que haber realizado un nuevo análisis descontando una cantidad constante -el caudal
de estiaje- y deconvolucionar el residuo, de forma que el modelo sería en ese caso S(t) =
constante + E * F.
Q(m3/s) P(mm)
1,70 PASADA 6 98
1,36
1,02
49
0,68
0,34
0,00 0
ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR
1975 1976
PERÍODO DE CALIBRADO
3
Q(m /s) P(mm)
1,70 Valor observado 98
1,36 Valor calculado
1,02
49
0,68
0,34
0,00 0
MAY JUN JUL AGO SEP OCT NOV DIC ENE FEB MAR ABR MAY JUN JUL
1976 1977
VALORES OBTENIDOS POR CONVOLUCIÓN
3
Volver al índice
214 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 215
Lluvia Pj I j = x 8 - x 9 S j-1
Pj £ I j no Escorrentía: Pj-Ij
sí Transferencia lineal
Ej=Pj Ej=Ij
Q Sj = f(X10 )
x4S j - 1 - 1
ΔS j = E j (x 3 × exp ) ΔH j = E j - ΔS j
Hj Hj-1
X6 QH
j = (X1 × H)
2
ΔS j
Horizontes superiores Flujo turbulento
(-Sj/X7)
ETR j = ETR j - exp
ΔG j = (H - X 6 )/X 5
Sj
Sj-1
Gj G
j-1
QG G
j = f(Qj-1ΔGjX2 )
Variación del déficit de Zona subterránea
humedad del suelo
S H G
Caudal Q j = Q j + Q j + Q j
Figura 159. Esquema del modelo CREC [121]. Pj: lluvia diaria (dato de entrada); Ij: infiltración potencial; Ej:
lluvia infiltrada; DSj: alimentación al depósito S; X3, X4, X7: parámetros del depósito S; Qj: escorrentía superficial;
DHj: alimentación al depósito H; X6: umbral de almacenamiento potencial; QjH: salida del depósito H, función
del parámetro X1 y del nivel del depósito Hj; DGj: alimentación al depósito G a partir del H: QjG: caudal de des-
carga del depósito G; Qj: caudal global de la cuenca (salida del modelo, a comparar con el caudal medido).
3
Volver al índice
216 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 217
En la figura 160 VIi–t = volumen de infiltración eficaz en el tiempo i-t; VAi = volumen
aportado a la franja saturada en el instante i; lt = parámetros del núcleo de convolución.
De forma discreta y suponiendo que los parámetros de convolución se anulan en un inter-
valo n, la integral puede expresarse como:
que permite obtener el caudal en el tiempo i como una función del caudal anterior, del
coeficiente de agotamiento y de la infiltración eficaz ocurrida en los n instantes anteriores.
La existencia de bombeos en el sistema acuífero puede ser contemplada en la ecuación
Pi
VIi
K
Franja no saturada
VA i = å VIi= j λ j
j=0
VAi
Q
Franja saturada
Vi Qi=f(Vi)
t
Figura 160. Esquema del funcionamiento de los tres depósitos empleados en el modelo
3
Volver al índice
218 Principios de Hidrogeología kárstica
Qi
Qi-1
Qi* VAI
Vi
Figura 161. Esquema que muestra el procedimiento de cálculo del volumen aportado a la franja saturada
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 219
*
3
Volver al índice
220 Principios de Hidrogeología kárstica
1.6
experimental
1.4
simulado
1.2
0.8
0.6
0.4
0.2
0
1974/75 1975/76 1976/77 1977/78 1978/79 1979/80
Figura 162. Hidrogramas real y simulado obtenidos a nivel semanal en el acuífero de El Torcal de Antequera
donde ϕj constituyen los parámetros del modelo autorregresivo que definen el filtro
lineal y at una variable aleatoria que sigue una determinada distribución, generalmente
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 221
normal. Los parámetros necesarios para definir un modelo AR (p) son la media, la varian-
za y p parámetros autorregresivos; un total de p+2.
Si la serie de tiempo zt depende sólo de un número, q, finito de variables aleatorias,
at, previas al instante de tiempo t, el resultado es un proceso de medias móviles de orden
q, MA(q). Se expresa como
o bien
3
Volver al índice
222 Principios de Hidrogeología kárstica
mentales y at los residuos que quedan al aplicar el modelo. ^zt es función de los paráme-
tros estimados ck y de los valores anteriores ^zt = f(^zt-1,^z t-2, ..., c1, c2, ..., ck)
Para que FE sea mínima su primera derivada parcial respecto a cada uno de los pará-
metros debe ser igual a cero. Para resolver las anteriores ecuaciones se puede utilizar el
algoritmo iterativo de Marquardt [130].
De forma similar al desarrollo que hacen Salas et al. [128] para justificar físicamente
un modelo ARMA aplicado al caudal de un río ligado a un acuífero, se podría intentar
para el caudal de un manantial que drena un sistema kárstico. Sea el acuífero kárstico
esquematizado en la figura 163, donde las variables representan valores discretos tomados
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 223
en un intervalo. Consideremos, asimismo, que en dicho sistema las funciones que ligan
la transferencia de volúmenes son lineales, es decir invariantes en el tiempo y no depen-
den del estado del mismo. La precipitación en un instante dado, Pt, se repartirá entre la
infiltración hacia la franja saturada, aPt; la evapotranspiración, bPt; y la infiltración que
circula rápidamente a través de los grandes conductos, si el sistema está aislado, será
igual a (1-a-b)Pt = dPt. Los parámetros a, b y d representan las distintas fracciones en que
queda dividida la precipitación. El caudal del manantial en un instante t vendrá dado por
la expresión (2).
Lluvia
Evapotranspiración
Pt
b
Infiltración (1 - a - b) Pt = dPt
a Pt
w.t.
qt
Vt
(1 - c) Vt - 1
Figura 163. Representación conceptual de los procesos de descarga de un manantial kárstico (modificado de [128]).
*
Es decir, la hipótesis de partida es que existe una relación lineal entre la serie de
entrada y la salida. En general yt y xt son series que resultan de la tipificación de las series
de caudales y precipitación respectivamente, por tanto de media cero y desviación típica
unidad. Fi, wj y qk son los parámetros que caracterizan el sistema. Al considerar la media
y la desviación típica estimadas, el número total de parámetros es p+q+r+2. La variable
3
Volver al índice
224 Principios de Hidrogeología kárstica
at es un ruido blanco con media cero y desviación típica unidad, gracias al parámetro F0.
Se trata de una variable aleatoria no combinada consigo misma e independiente tanto de
yt como de xt.
Los precursores de este tipo de modelos estudiaron la teoría de modelos lineales de
series temporales a los que denominaron T(p,b,q), donde p y q son el número de parámetros
autorregresivos y de medias móviles, y b el retraso que se produce en la respuesta, pero no
consideraron la parte de medias móviles de los residuos. Posteriormente fueron desarrolla-
dos los denominados. Se aplicaron a la modelización de sistemas hidrológicos superficiales,
a la modelización de la escorrentía superficial, y al estudio de la escorrentía subterránea.
Uno de los objetivos de este tipo de modelos es la predicción a corto plazo de la
variable de salida. La mejora en la predicción sobre los modelos ARIMA estriba en que,
en el caso de los ARMAX univariados, se dispone del conocimiento de la estructura esto-
cástica de la variable excitadora además de la de salida, y la de su interrelación; y en el
caso de los multivariados, del conjunto de las series de entrada. En los últimos años, con
el desarrollo de los filtros de Kalman y de las técnicas Bayesianas aplicadas a los modelos
ARMAX, ha supuesto una notable mejora en la predicción en tiempo real. La aplicación
de los ARMAX a la modelización de los sistemas kársticos irá destinada a la simulación
de la serie de caudales de los manantiales, basándose en las estructuras estocásticas de
las series para el calibrado del modelo, y teniendo como datos de entrada conocidos la
precipitación.
La función impulso-respuesta, que relaciona la entrada con la salida, se puede obtener
desarrollando sucesivamente la ecuación (1) para los distintos valores de yt-1, yt-2,, etc. Así,
por ejemplo, el modelo ARMAX (2,1,0) puede escribirse como:
yt = ϕ1 yt-1 + ϕ2 yt-2 + ϖ0 xt + ϖ1 xt-1 + at (2)
Esta ecuación se satisface para cualquier valor de t, por tanto
yt-1 = ϕ1 yt-2 + ϕ2 yt-3 + ϖ0 xt-1 + ϖ1 xt-2 + at-2 que al sustituir en (2)
yt-1 = (ϕ2 + ϕ1)2 yt-2 + ϕ1 ϕ2yt-3 + ϖ0xt + (ϖ1 + ϕ1ϖ0) xt-1 + ϕ1ϖ1xt-2 + at + ϕ1at-1 t-l 1 t-2
Al sustituir sucesivamente los valores de yt-2, yt-3, etc, se añade un término más en xt–i
y uno menos en yt-1. Los coeficientes que multiplican a yt–j, para j>i, son potencias crecien-
tes de ϕi, que tenderán a cero al ser un sistema estable; los términos independientes y
aleatorios que aparecen de at–i pueden agruparse en uno genérico at, independiente y
aleatorio a su vez. ϕinalmente, si se designa por vi a los coeficientes que multiplican a xt–i
el modelo quedará expresado como yt = v0xt + v1xt-1 + v2xt-2 + ... + at o bien
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 225
vi = 0 i<b
vi = Φi vi-1 + Φ2vi-2 + ... + Φpvi–p + ϖi–b i = b, b+1, ..., b+q
vi = Φi vi-1 + Φ2vi-2 + ... + Φivi-p i > b+q i > b+q
Estas ecuaciones pueden utilizarse tanto en un sentido como en otro, bien para obte-
ner la función impulso-respuesta a partir de los coeficientes Fi y wi, o bien a la inversa.
Resulta evidente que los coeficientes qk no intervienen en esta formulación, puesto que
sólo representan la estructura estocástica del término de ruido blanco at. Si multiplicamos
ambos miembros por xt-k el modelo planteado en la expresión (3), queda ytxt-k = v0xtxt–k +
v1xt-1xt-k + ... + atxt-k al tomar valores esperados en los términos de la expresión, y conside-
rando que xt e yt están tipificadas y que at es independiente de xt, se tendrá que la relación
de la función impulso-respuesta con la autocorrelación de xt, rx, y la correlación cruzada
de yt con xt, ryx, viene dada por ryx(k) = v0rx(k) + v1rx(k-1) + ...
De forma genérica, y teniendo en cuenta que vk se considera despreciable a partir k+1,
se puede escribir de forma matricial
ryx(O) v0
ryx(1) v1
. =I
.
ryx(k) vk
3
Volver al índice
226 Principios de Hidrogeología kárstica
s=p+q+r
Puesto que las estimaciones por el método de los momentos ya son próximas a los
óptimos, la convergencia es muy rápida.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 227
(1)
donde zt representa una serie temporal periódica estándar, f y q son coeficientes auto-
rregresivos que varían en el tiempo y en medias móviles respectivamente, y a es variable
independiente y normalmente distribuida (ruido blanco).
Para investigar el sentido físico de un modelo ARMA aplicado al flujo de una sur-
gencia kárstica utilizamos el gráfico de la figura 163, en el que las variables representan
valores discretos. Asumimos que las funciones relativas a la transferencia de volúmenes
son lineares. La precipitación en un instante dado Pt se reparte entre la infiltración hacia
la zona saturada que fluye lentamente (flujo de base), aPt; la evapotranspiración bPt; y la
circulación rápida hacia los conductos (flujo rápido), que en un sistema aislado sería igual
a (1 - a - b) Pt = dPt. Los parámetros a, b y d representan las diferentes fracciones en las
que se divide la precipitación. El caudal del manantial en el instante t viene dado por la
expresión
Qt = cVt-1 + dPt
donde c Vt-1 indica la fracción del volumen almacenado en el instante previo drenado por
el manantial. Por otro lado, el volumen almacenado en el instante t es igual a Vt = Vt-1 +
a Pt - c Vt-1 = (1 - c) Vt-1 + A Pt Combinando estas dos ecuaciones con las previamente
obtenidas para Qt-1, Vt-1 y Vt-2, da (2) Qt = (1 - c) Qt-1 + dPt - [d (1 - c) - ca] Pt-1
Esta expresión es similar a la de un modelo ARMA (1, 1), en el que la precipitación es
una variable aleatoria e independiente; (1- c) equivale a F e indica la manera como la zona
saturada drena a través de las pequeñas discontinuidades (flujo difuso ?); dPt equivale el
término aleatorio a, y representa la fracción de la precipitación que circula esencialmente
a través de grandes conductos en el instante t; y [d (1 - c) - ca] equivale a q1; este término
carece de significado físico claro, aunque puede ser la fracción de la precipitación que cir-
cula a través de grandes conductos en el instante previo, por lo que podría ser considerado
representativo del grado de organización de la red kárstica existente dentro del sistema,
susceptible de variar con el régimen de precipitaciones.
El procedimiento aquí seguido ha sido, en primer lugar, las series de caudales han sido
transformadas para reducir el sesgo y eliminar su periodicidad. El paso siguiente ha sido
calcular los parámetros autorregresivos y los de medias móviles mediante el método de
mínimos cuadrados, resolviendo el sistema de ecuaciones con el algoritmo de Marquardt
(1963). Posteriormente el modelo ARMA encontrado fue el de mejor ajuste a las series
disponibles y, finalmente la bondad del ajuste del modelo fue demostrada.
3
Volver al índice
228 Principios de Hidrogeología kárstica
0,5
R1,T 0
-0,5
Aliou
-1
0 100 200 300 400
INTERVALOS DE TIEMPO
Figura 164. Primer coeficiente de autocorrelación (R1,T ) de las series zV,T de Aliou
Los estadísticos medios de la serie de datos son: m = 0.47 (media), s = 0.94 (desvia-
ción estándar) y g = 6.36 (altos valores de sesgo indican falta de normalidad en la serie).
Para reducir el sesgo, tras intentar varias transformaciones, se adoptó una transformación
logarítmica por ser la más adecuada. El valor de m de la nueva serie, yt = log(qt), es - 0.85,
s es 0.71 y g es 0.02; se constata que el nuevo valor de g es mucho menor.
Para analizar la periodicidad de los estadísticos más significativos (media y desvia-
ción estándar), agrupamos los términos de las series yt en sus años correspondientes; esta
nueva serie estaba representada por yV,T donde V indica los años y T los intervalos en los
que se divide el año. La periodicidad se elimina mediante la transformación
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 229
yV, T - mT
z v, T =
sT
Aunque para simplificar el proceso hemos calculado los mT y sT mediante los coeficien-
tes más significativos, obtenidos con la transformada de Fourier de ambos estadísticos.
La figura 164 confirma que la periodicidad ha sido eliminada, dado que muchos de
los valores de R1,T son cercanos a 0,8. En consecuencia, es posible un ajuste a un modelo
ARMA de parámetros constantes. El valor de m de las series zt (obtenido a partir de zV,T)
es -0,02, s es 1,13 y g 0,03.
1
Aliou
0,5
f
+L 95%
0
-L 95%
-0,5
0 2 4 6 8 10 12 14
K
3
Volver al índice
230 Principios de Hidrogeología kárstica
Tabla 20. Parámetros de los modelos ajustados a las series zt series de Aliou: C, constante; Fr coeficientes
autorregresivos; qq, coeficientes de medias móviles; Sa2, suma de los residuos al cuadrados; Q, valor de X2
para los primeros 20 coeficientes de autocorrelación de los residuos; y AIC, el criterio de información de
Akaike (1974) de los parámetros de parsimonia.
^y V,T
=^s T +^m T ^q V,T
= 10^yV,T
El hidrograma sintético (figura 166) tiene una morfología muy parecida al real,
con agudos picos aleatorios y un sistema de muy escaso poder de almacenamiento. Los
correlogramas de las series qt y ^q t (figura 167) son muy similares, lo que indica que los
estadísticos principales se conservan en el modelo ajustado.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 231
20
Aliou
15
10
0
0 400 800 1200 1600
TIEMPO (intervalo=1día)
Figura 166. Hidrograma sintético obtenido con el modelo ajustado a los caudales de Aliou.
1
Aliou
0,5
R
0
qt ^
q t
-0,5
0 100 200 300 400 500
K
Figura 167. Autocorrelograma del caudal real (qt) y del generado (^qt) en Aliou.
3
Volver al índice
232 Principios de Hidrogeología kárstica
Todos los tipos de modelos vistos dentro de este apartado tienen su principal campo
de aplicación en los estudios de la relación lluvia-caudal, o eventualmente en el dominio
lluvia-nivel piezométrico de un acuífero [132], con tres objetivos más importantes [133]:
En cuanto al interés práctico que tiene este tipo de modelos, es muy restringido, desde
el momento que todo el acuífero es sintetizado en una caja negra, sin que los parámetros
que se hacen intervenir en el ajuste tengan un significado físico real evidente; por otro
lado, no se tienen en cuenta ninguno de los parámetros dimensionales ni hidrodinámicos
del acuífero, ni su repartición espacial. No obstante, pueden aportar información cuali-
tativa (sobre todo de valor relativo) sobre la estructura del almacén kárstico, aunque su
interpretación no es sencilla.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 233
autores propongan denominar a este tipo de modelo, caja blanca. Todos entran dentro de
la denominación genérica de “modelos distribuidos” que en el caso del karst pueden llegar
a ser extremadamente detallistas y de comprobación en el medio real muy difícil. Una cla-
sificación, con sus siglas en inglés, puede ser: aproximación de Red Discreta de Fracturas
(DFN); aproximación de Red de Canales Discretos (DCN); Medio Poroso Equivalente
(EPM); aproximación Medio Continuo Doble (DC); y Combinación Discreto–Continuo
(DC) o Híbrido [134].
Son numerosos los ejemplos de aplicación de modelos tradicionales a la simula-
ción de acuíferos kársticos; uno de los primeros fue el del acuífero de las calizas del
Cenomanense-Turonense de Israel [135] de 3.500 km2 de superficie, mediante un modelo
R-C, obteniéndose el ajuste para valores de T comprendidos entre 5.000 y 100.000 m2/día
y del 4,2 al 6,3 % para S (0,3 % en los sectores confinados).
La cuenca del manantial de Vaucluse [136]; o el multicapa del Valle del Oued R’hiv en
Argelia [137], donde uno de los acuíferos simulado es calizo. De manera idéntica se han
simulado las calizas de la cuenca del río Caramy (Sur de Francia), mediante un modelo
aparejado (modèle couplé, [138]) que permite la simulación conjunta de la escorrentía
superficial y subterránea de una cuenca. El empleo de este tipo de modelos en la simu-
lación de acuíferos kársticos presenta numerosas ventajas de tipo práctico, con respecto
a los modelos del tipo caja negra, desde el momento que tiene en cuenta la distribución
espacial de los parámetros del acuífero, y permite simular explotaciones futuras y la evo-
lución prevista de niveles, caudales de surgencias.
No obstante, si tenemos en cuenta el modelo conceptual del acuífero kárstico de
grandes bloques de baja transmisividad -elemento capacitivo- separados por conductos
altamente transmisivos -elemento transmisivo-; [73 y 78], queda siempre la duda de la
representatividad real de los valores de T y S de cada malla que permiten el ajuste del
modelo. ¿Si realizamos un sondeo en una malla determinada, obtendríamos los valores
de T y S que permitieron el ajuste del modelo, o por el contrario, cabe encontrar valores
comprendidos entre la “T” del conducto y la “T” del bloque?
Los modelos “específicos” parten del modelo conceptual del acuífero kárstico ante-
riormente sintetizado, es decir, de los bloques y de los conductos. Para los bloques se
asigna una permeabilidad del orden de 10–5 m/s (sería la permeabilidad media obtenida
en las pruebas de bombeo en los sondeos existentes), que estarían separados por conduc-
tos de permeabilidad comprendida entre 10–1 y 10 m/s [139 y 140]. A partir de este tipo
de modelo, y jugando con la dimensión de los bloques, se pueden llegar a reproducir con
muy buena aproximación los hidrogramas de surgencias kársticas [141].
Ahora bien, si en el caso de los modelos tradicionales planteaba el interrogante sobre
el significado físico real de tal simulación, en este tipo de modelos, es evidente que, a pesar
de que se reproduzca con gran fidelidad la forma de los hidrogramas, el parecido de la
malla simulada con el acuífero real puede ser prácticamente inexistente.
3
Volver al índice
234 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 47. Una panorámica de las calizas desde el Centro de Visitantes (foto A.Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 235
Los datos iniciales de S y de T se muestran en las figuras 168 y 169. Los valores de S
se han considerado homogéneos en todo el acuífero (1 %), salvo en los « drenes » que se
utilizaron 4para el N-S y 2 % para el E-W. Los valores de permeabilidad originales fueron
muy variables, con disminución progresiva con la lejanía al manantial para escenificar el
aumento de la transmisividad equivalente con la proximidad al área de descarga. Junto a
la surgencia se adoptaron valores de 60 m/d, diminuyendo hasta 2 m/d en los sectores más
alejados. En los drenes N-S se introdujeron 100 m/d yt 60 m/d en el dren E-W. Al muro
del acuífero se asignó la cota alsoluta 500 m al no conocerse los valores reales.
14
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 15 16 17 18 19 20
1 1
2 2
3 3
4 4
5 5
6 6
7 7
8 8
9 9
10 10
11 11
12 12
13 13
N
1% 2% 4%
14 14
15 0 1 2 km
15
16 16
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 121315 16 17 18 19 20
14
14
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 15 16 17 18 19 20
1 1
2 2
3 3
4 4
5 5
6 6
7 7
8 8
9 9
10 10
11 11
12 12
13 13
N
0 1 2 km
14 14
3
Volver al índice
236 Principios de Hidrogeología kárstica
Los potenciales de salida (Ho) se incluyen en la figura 170; varían entre 600, impues-
to al manantial de la Villa, y un poco más de 620 m en el extremo occidental. Para su
determinación se ha partido de un artificio consistente en adoptar los valores que mejor
reproducían los caudales del manantial en el intervalo inicial (período de estiaje) al
momento del ajuste. La estimación de la infiltración se hizo con los datos de precipita-
ción de Antequera y del mismo Torcal (a partir de febrero de 1975) y las temperaturas de
Archidona; la lluvia útil se estimó como diferencia entre P y ETR calculada mediante el
método de Thornthwaite, para una reserva de agua utilizable por las plantas de 100 mm
[125].
14
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 15 16 17 18 19 20
13 13
14
15
0 1 2 km
610
N 14
15
16 16
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 121315 16 17 18 19 20
14
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 237
Foto 48. Tres de los sondeos cercanos al manantial de la Villa, uno de ellos sin instalar (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
238 Principios de Hidrogeología kárstica
14
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 15 16 17 18 19 20
1 1
2 2
3 3
4 4
5 5
6 6
7 7
8 8
9 9
10 10
11 11
12 12
>50000 6000-2000
13 13
50000-30000 2000-1000
N
14 14
30000-10000 1000-500 0 1 2 km
15 15
10000-6000 <500
16 16
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 121315 16 17 18 19 20
14
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 239
14
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 15 16 17 18 19 20
1 1
2 2
3 3
4 4
5 5
6 6
7 7
8 8
9 9
10 10
11 11
12 12
13 20 %
13
4%
N
14 6% 14
0 1 2 km
2%
15 15
5%
16 16
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 121315 16 17 18 19 20
14
1500
1000
Q (L/s)
500
0
I II III IV
De lo expuesto se deduce que ciertos acuíferos kársticos son susceptibles de ser simu-
lados por métodos normalmente utilizados en la simulación del medio de porosidad
intergranular con resultados bastante aceptables. Otro aspecto de interés en los resultados
de la simulación es el relacionado con los valores de fluctuación de nivel obtenidos en
la simulación con subidas que pueden superar 30 m, tal y como se ha podido medir en
casos reales de acuíferos kársticos; también se puede resaltar el hecho de que el valor del
coeficiente de almacenamiento medio obtenido es inferior a 2 %.
3
Volver al índice
240 Principios de Hidrogeología kárstica
Simat 4
36 103
80 2
Játiva Realengo 34
181
180 0
Enguera Las Arenas 61 P(mm) 32 1973 1974 1975
168 178 400 Jaraco P(mm)
13 6 400
30 105
166 300 P(mm) 4 300
28
164 P(mm) 174 200 500
300 26 2 200
162 172 100 400 100
200 24 0
160 170 0 300
100 1975 1976 22 -2 0
1973 1974 1975 1976
158 200
157 0 20 Tabernes
1974 1975 1976 100
148 18
42 17 0
146 1973 1974 1975 1976
Olleria
280 144
9
278 142
276
1975 1976 Xátiva
P(mm)
274 400
Gandía
272 300
270 200
150
266 0 65
0
1975 1976
129 0
N
164
30
1975 1976
0
162
35
Fuente la Higuera
0
398
P(mm) Materiales Curva isopieza
396 200 Keuper detríticos Manantial
394 100
0 5 10 km Materiales Margas Puntos acuíferos
392 0 kársticos
1975 1976
Los materiales acuíferos que adquieren mayor desarrollo -calizas y dolomías- (310
km2) pertenecen a la formación Creu (Cretácico superior), y llegan a superar los 600 m
de espesor; siguen los de las formaciones Jaraco (Cretácico medio; 22 km2) e Infierno
(Jurásico superior), que afloran en el extremo oriental. Además existen dos poljes [143],
uno abierto (Maxuquera) y otro cerrado (Bárig). Se encuentra bien individualizado por
todos sus bordes, que son de naturaleza impermeable (margas micocénicas y/o arcillas
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 241
con yesos triásicas); tan sólo el borde oriental está ocupado por materiales detríticos
cuaternarios permeables y un pequeño sector situado al Sur de Játiva (Cuaternario de
Canals).
La estructura de Sierra Grossa es relativamente compleja y presenta rasgos marcada-
mente diferentes del extremo occidental al oriental. Los anticlinales tienen una asimetría
manifiesta, con flanco meridional suavemente buzante y flanco septentrional verticaliza-
do y a menudo invertido o incluso cabalgante. En la extremidad oriental existen estruc-
turas en domo que Champetier [144] asigna a una “zona de interferencia entre Prebético
e Ibérico”.
En cuanto al funcionamiento de la unidad acuífera, hay que reseñar que la alimen-
tación principal procede de la infiltración directa del agua de lluvia, y en mucha menor
cuantía, de pérdidas en los ríos. Las salidas principales se efectúan por manantiales,
siendo los más importantes los existentes a lo largo del río Albaida y los situados en la
extremidad oriental; a lo largo del borde oriental se producen pérdidas ocultas hacia el
acuífero detrítico de la Plana de Gandía-Denia. Por último, los bombeos constituyen otro
elemento importante en las salidas.
4.2.2.2. La simulación
El modelo determinista empleado pretende dar cuenta de alguna de las peculiaridades del
medio carbonático más o menos karstificado. En efecto, un posible modelo conceptual
del medio kárstico es el que considera la existencia de bloques capacitivos, de baja per-
meabilidad y almacenamiento, separados por discontinuidades (fracturas y/o conductos)
altamente transmisivos (elemento transmisivo). A este modelo habría que superponer el
efecto, generalmente resultante de la karstificación, consistente en una “jerarquización”, en
el sentido de aumentar la transmisividad equivalente desde las áreas de alimentación a las
de descarga [78], tal y como se deduce del análisis de los rendimientos de las captaciones
en el medio kárstico.
Se ha utilizado para la simulación el programa NEWSAM, concebido en el Centro de
Informática de la Escuela de Minas de París, el cual permite la simulación numérica de
los transportes de agua y de materia en acuíferos multicapa, tanto en régimen permanente
como transitorio [145]. Se trata de un modelo en diferencias finitas que permite la discre-
tización del acuífero en mallas cuadradas de dimensiones variables, lo cual le confiere una
versatilidad que no tienen otros programas de simulación; admite hasta cuatro tamaños
diferentes de malla. Esta posibilidad ha sido ventajosamente aprovechada para dar más
precisión a los cálculos en determinados sectores con mayor número de datos (áreas de
descarga, esencialmente), y dejar amplias mallas en las áreas de alimentación.
Sierra Grossa se ha simulado como un acuífero monocapa, discretizado de la manera
que se muestra en la figura 175. Se han utilizado un total de 629 mallas, variables entre 4 y
0.0625 km2 de superficie. También se han incluido en el área a simular los sectores en donde
3
Volver al índice
242 Principios de Hidrogeología kárstica
subafloran los materiales carbonaticos (poljes y parte del borde oriental en el límite con la
plana de Gandía-Denia), de manera que la superficie total simulada alcanza 416 km2.
0 2 4 6 8 10 km
Las mallas de menor tamaño se han situado en las áreas de descarga, más concretamente
a lo largo del río Albaida (descarga principal) y junto al manantial de Simat de Valldigna;
además se ha dispuesto una franja central de tamaño menor entre el extremo occidental y el
río Albaida; las mallas de mayor tamaño se han hecho coincidir con el área más ancha del
acuífero (Cuatretonda-Barig-Almiserat) con ausencia prácticamente total de datos.
10% 6% 3%
0 2 4 6 8 10 km
1,5% 0,7% 0,1%
En las figuras 176 y 177 se esquematizan los valores iniciales del coeficiente de alma-
cenamiento (So) y de la transmisividad (To). En ambos casos se ha tratado de tener en
cuenta los datos disponibles así como lo expuesto en relación con el modelo conceptual.
Los valores más elevados de So se situaron junto a las dos áreas de surgencia (Simat y
Albaida), con el 10%; bordeando dichas áreas y a lo largo del “dren” occidental se coloca-
ron valores del 6%, y éstos a su vez rodeados por otras mallas con valores de 3% y 1,5%.
En las áreas de recarga, que también se pretende que represente el coeficiente de almace-
namiento medio de los bloques, se dispusieron valores de 0,7 y 0,1 %.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 243
50.000 m2/día 2
20.000 m /día 10.000 m2/día 5.000 m2/día
2
1.000 m /día
2
500 m /día
2
200 m /día 0 2 4 6 8 10 km
Los valores de To variaban en más de dos órdenes de magnitud entre los extremos,
con 50.000 m2/día en las áreas de surgencia, 20.000 m2/día rodeando a los anteriores y en
el “dren” principal, 1 0.000 m2/día en el borde oriental, de descarga, para alcanzar 500-200
m2/día en las áreas de recarga. Se ha pretendido simular así la existencia de la “jerarquiza-
ción” derivada de la karstificación.
Los potenciales de partida (Ho) utilizados fueron los representados en la figura 174,
que corresponden a unas “isopiezas” de tipo medio. La mayor parte de las mallas situadas
a lo largo del río Albaida fueron consideradas de descarga a potencial impuesto, así como
las correspondientes al manantial de Simat de Valldigna y a las dos mallas más orientales
limitantes con la plana de Gandía-Denia. La alimentación unitaria introducida fue varia-
ble de unas mallas a otras, en la misma medida que la precipitación caída sobre la cuenca
varía. Salvo el borde oriental -permeable- los restantes fueron considerados como límites
impermeables de intercambio nulo.
Con los datos de entrada citados se procedió a simular el acuífero en régimen perma-
nente. Tras nueve pruebas en las que se fueron ajustando los valores de T y S, se consiguió
reproducir con bastante fidelidad la superficie piezométrica. Los datos de T (figura 178),
S y H así obtenidos fueron utilizados como valores de partida en la simulación en régimen
transitorio. El período simulado fue Octubre de 1974 a Septiembre de 1976, o sea, dos
años hidrológicos. Los criterios de ajuste seguidos fueron dos diferentes:
3
Volver al índice
244 Principios de Hidrogeología kárstica
0 2 4 6 8 10 km
2
50.000 m2/día 2
20.000 m /día 10.000 m /día 5.000 m2/día
m m
10 8
m
6 8 6
m 4
4 6
8
2 4 2
6
0 2 0
4 1974 1975 1976 1974 1975 1976
0
2 1974 1975 1976
0
1974 1975 1976
12
m
10
>9% 1,5-3% 10
8
6-9% 0,7-1,5% 8
6 m
6 6
3-6% 0,1%
4
4 4
medido simulado
2 2 2
0 2 4 6 8 10 km
0 0
1974 1975 1976 0
1974 1975 1976 1974 1975 1976
Figura 179. Valores finales del coeficiente de almacenamiento y evoluciones piezométricas en 7 nudos.
En cada una de las mallas se calcularon las entradas por infiltración de la lluvia y las
salidas por bombeo. Las primeras se estimaron a partir de las precipitaciones en las esta-
ciones de Simat de Valldigna, Játiva y Fuente la Higuera, descontada la evapotranspiración
real calculada según el método de Thornthwaite para una reserva de agua utilizable por
las plantas de 50 mm. Los valores obtenidos en cada una de las estaciones se consideraron
representativos del tercio oriental, central y occidental, respectivamente.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 245
Los bombeos eran conocidos de forma aproximada a partir de los datos del inventario
de puntos acuíferos del IGME. Durante todo el período simulado se extrajeron algo menos
de 50 hm3, mientras que la alimentación a partir de la lluvia superó ligeramente 250 hm3.
Tras un total de siete pruebas efectuadas se consideraron los resultados de la simula-
ción suficientemente satisfactorios; los valores finales de S se muestran en la figura 179,
junto a las evoluciones piezométricas en siete mallas obtenidas mediante la simulación y
las medidas en campo. Al final del período de simulación se obtiene un aumento de agua
almacenada en el acuífero de unos 6 hm3, lo cual tiene su reflejo en el estado final de la
piezometría de algunas áreas. La figura 180 recoge la evolución de los caudales drenados
por el río Albaida y por la Fuente Mayor de Si
Los resultados obtenidos mediante esta simulación resultan bastante satisfactorios
y ponen de manifiesto la posibilidad de utilizar esta herramienta en la simulación de
acuíferos carbonáticos más o menos karstificados. La identificación previa del mayor o
menor grado de karstificación, mediante los análisis de correlación y espectral o la decon-
volución, por ejemplo, permite tener una idea de la bondad de tal aproximación. mat de
Valldigna en la séptima pasada.
3
Q(m /s)
Aforado
2,5
Simulado
ALBAIDA
2,0
1,5
1,0
SIMAT
0,5
0
1974 1975 1976
Figura 180. Caudales medidos (1) obtenidos mediante simulación (2) en el río Albaida y Fuente Mayor de
Simat de Valldigna.
3
Volver al índice
246 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
VII. HIDROGEOQUÍMICA Y CALIDAD DE LAS
AGUAS
1. CONSIDERACIONES TEÓRICAS
1.1. AGUAS DE CALIZAS Y DOLOMÍAS
Las aguas ligadas a acuíferos carbonatados presentan facies bicarbonatadas cálcicas y/o
cálcico-magnésicas aumentando la relación r Mg/r Ca con el contenido en dolomita de
la roca, pudiendo superar a la unidad. Obras clásicas a consultar en la materia son: Hem
[147], Catalán [148] Custodio [149, 150 y 151], Appelo y Postma [41] y Fagundo [44 y
151].
De una forma general se puede decir que la concentración en sales aumenta desde las
áreas de recarga a las de descarga, y de superficie a profundidad (en muchos casos se ha
comprobado la existencia de una zonación hidrogeoquímica, con notable aumento del
contenido con la profundidad -áreas sometidas a sobreexplotación-). Las aguas raramente
se saturan en CO3H- y en Ca y Mg; el contenido en ión CO3- difícilmente es detectable.
Los iones mayoritarios son: CO3H-, SO4=, Cl-, NO3-, Ca2+, Mg2+, Na+, K+. El contenido
en CO3H- de las aguas es muy variable y función de una serie de factores que ya se vieron.
Normalmente oscila entre 150 y 350 mg/l, con valores más elevados con el aumento en
SO4= y Cl- de las aguas. Su origen es el ataque químico de la caliza y dolomía. Su contenido
aumenta de forma notable como consecuencia del incremento de la pCO2, que procede
de la descomposición de la materia orgánica, en los procesos de contaminación. De este
mismo ataque derivan el Ca2+ y el Mg2+ (aunque también procede de la existencia de yesos
y carnalita) cuya relación rMg/rCa suele aumentar de las zonas de recarga a las de descar-
ga, para una misma litología, y llega a caracterizar la intrusión marina (rMg/rCa próximo
a 5 en el agua de mar).
Están sometidos al cambio de base (Ca2+ y Mg2+ por Na+; icb= [rCl - r(Na+K)]/rCl;
una disminución supone un ablandamiento, y al contrario, un endurecimiento. El conte-
nido en Ca2+ suele oscilar entre 50 y 100 mg/l, mientras que es mucho más variable para
el Mg2+ que puede oscilar entre 0 y unos 70 mg/l.
3
Volver al índice
248 Principios de Hidrogeología kárstica
El ion Cl-, de no existir sales, suelen proceder del agua de lluvia, con valores que rara-
mente alcanza los 20 mg/l. Es muy estable, de ahí su interés en el empleo como elemento
guía en una metodología de balances hidrológicos. Cuando existen sales de Cl, al ser
extremadamente solubles, es el ión dominante. La relación rCl-/rCO3H- se suele emplear
como caracterizante de fenómenos de intrusión marina ya que en aguas continentales
oscila alrededor de 0,1 (eventualmente 5) y en marinas entre 20 y 50. Sufre una evolución
temporal como consecuencia de la ETR que lo concentra en épocas secas y lo disuelve en
las primeras lluvias tras el estiaje.
El ion SO4= es poco abundante en el medio calizo-dolomítico, aunque siempre suele
estar presente; procede de la disolución de yesos que pueden existir en pequeñas propor-
ciones, y de la oxidación de sulfuros (pirita y otros, siempre presentes en el medio). Se ve
sometido a procesos de reducción, hecho que puede ser empleado como indicador para
determinar contaminaciones de origen orgánico. Los NO3- pueden proceder en pequeñas
cantidades de las tormentas y de los ácidos húmicos; en valores superiores a los 10-30
mgr/l, hay que buscar su origen en procesos de contaminación por materia orgánica; se
reducen pudiendo pasar a NO2 y NH4 o al revés.
En cuanto a las características físicas, las aguas del medio kárstico tienen pH próximo
a 7, ligeramente ácido o básico. Su determinación correcta debe hacerse en la surgencia,
refiriendo su valor a una temperatura determinada y en medio continuamente agitado.
La temperatura del agua es un parámetro esencial en la investigación hidrogeológica. Las
aguas de grandes almacenes acuíferos presentan una temperatura casi constante a lo largo
del año, correspondiente a la media anual del área (zona de homotermia); las aguas col-
gadas (acuífero epikárstico) registrarán temperatura muy variable en el tiempo. Puede ser
un criterio para reconocer si unas aguas están integradas o no en un sistema determinado,
con vistas a la ubicación de captaciones.
La conductividad y el residuo seco, ambos referidos a una temperatura determinada,
son un procedimiento muy económico y rápido para conocer la mineralización del agua
y determinar su evolución en el tiempo. Ambos están ligados por una relación cercana
(1,5 o 0,7). Lo importante de ambos (comprendidas entre 300 y 700 μmhos/cm y 200-500
mg/l), y en especial de la conductividad, es que se puede correlacionar con el contenido
en iones mayoritarios (CO3H-, SO4=, Ca2+) dando valores muy fiables, contrastables con
medidas intermedias. No sucede lo mismo con los iones minoritarios (Cl-, Mg2+, Na+ y
K+). El análisis de las frecuencias de los valores de la conductividad permite obtener una
información cualitativa sobre el grado de karstificación, como Bakalowicz [71] ha mos-
trado (figura 181).
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 249
0,30
0,20
mS.cm a 20ºC
-1
0,10
400
at 350
ach
rceC eint
Sou urg
ian eS
Ev ed leu 300
urc cB èle
So La Br
la
e t)
ed ge
in Ba es
nta (le rb
250
Fo tas to u
n es lio
ou nt ’A
sH Fo ed se
La c clu
en Va
u
as
200
e rg e at
Em ed ern x
n eu
n tai deB sY
Fo ce de
ur ur
ce
So So
Figura 181. Distribución de frecuencias de la conductividad de varias surgencias. Las de acuíferos muy
karstificados presentan distribución plurimodal típica.
Las características fisicoquímicas de las aguas ligadas a estos acuíferos varían de forma
considerable en el tiempo, dado que son muchos los factores que intervienen en las cade-
nas de equilibrio, que a su vez varían en el tiempo, aunque esta variación se hace dentro de
unos límites relativamente restringidos. Su variación espacial es igualmente muy notable.
Las aguas se ven sometidas a procesos modificadores tales como:
t concentración-precipitación
t oxidación-reducción
t intercambios iónicos, etc.
3
Volver al índice
250 Principios de Hidrogeología kárstica
año, de donde este autor deduce que entre 4.000 y 20.000 años se puede generar toda una
red espeleológica bien jerarquizado en el medio kárstico, dato de gran interés. Por tanto,
el karst es un ente dinámico, con un incremento de permeabilidad K durante la mayor
parte de su vida.
Hasta ahora hemos considerado que el acuífero es calizo-dolomítico puro, sin afeccio-
nes por parte de otros materiales salinos. De existir estos, su efecto va a ser inmediato en
las características fisicoquímicas, con una extensión espacial variable según las circuns-
tancias hidrodinámicas (caso de Sierra Grossa, Valencia). Sin embargo puede suceder que
no se manifieste grandemente su efecto, en régimen natural, y si en cuanto que es modi-
ficado por extracciones (la Mortera en Sierra Grossa), como consecuencia de la zonalidad
que se establece en la vertical.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 251
bles tiene una sólida herramienta en los diagramas de dispersión. La relación simultánea
entre más de dos variables puede ser de gran interés en lo que se denomina [153] matriz
de diagramas de dispersión. Consiste en, dadas p variables, generar un diagrama de dis-
persión para cada una de las p(p-1)/2 posibles parejas de variables. En la fila inferior se
pueden representar los histogramas de cada variable independientemente. Es una manera
de visualizar la información de manera rápida y de identificar similitudes y variaciones.
En cuanto a los posibles tratamientos de los datos, la estadística proporciona gran
variedad de ellos que, en general, permiten diferenciar y discriminar dentro de la gran
masa de datos con el fin de identificar similitudes o diferencias. Los más clásicos son
los análisis cluster (de variables y casos o modos Q y R) y los análisis en componentes
principales y análisis factorial. De la representación resultante se pueden inferir posibles
procesos que explicarían las agrupaciones resultantes.
La complejidad de las reacciones de ataque químico y disolución del sistema agua,
atmósfera y roca carbonática en el medio natural ha avanzado notablemente de la mano
de una serie de códigos que permiten y cuantificar abordar los procesos de una manera
mucho más segura que las meras estimaciones. Los más usuales son WATEQ en sus dife-
rentes versiones mejoradas, y PHREEQC [154]. Permiten el cálculo rápido de los índices
de saturación de la calcita, dolomita, yeso, presiones parciales de CO2 de equilibrio teórico
de las aguas subterráneas, entre otras muchas realizaciones, como se verá en los ejemplos
que se van a comentar.
2. ALGUNOS EJEMPLOS
2.1. MANANTIALES SALINOS DE LA SIERRA DE MUSTALLA (VALENCIA)
La sierra de Mustalla está situada en el límite de la provincias de Valencia y Alicante
(figura 182) y está constituida por calizas y dolomías localmente trituradas, de edad
Cenomenense–Turonense. Está rodeada de los materiales detríticos de la plana de
Gandía–Denia salvo por el extremo occidental que se une a la sierra del Almirante,
también integrada por materiales carbonatados. Desde el punto de vista hidrogeológi-
co esta sierra forma parte de la unidad hidrogeológica “sierras de Solana–Almirante–
Mustalla” de unos 400 km2 de superficie. El drenaje principal de esta unidad se realiza
a lo largo del contacto con los materiales detríticos de la citada plana de Gandía–Denia
[55 y 155].
3
Volver al índice
252 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 50. La sierra de Mustalla y el marjal de Pego–Oliva tras las líneas de naranjos (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 253
Foto 53. El río Bullens aguas debajo de los manantiales de las Aguas y Solinar, con la sierra de Segaria al
fondo (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
254 Principios de Hidrogeología kárstica
VALENCIA
MA
RM
Río
ED
Jú 0 1 2 3 km
ITE
ca
r
RR
ÁN
Gandía
EO
Oliva SIERRA DE MUSTALLA
Onteniente Denia
M
Fuente la Pego Jávea
AR
Higuera Alcoy
M
ED
IT
Zona de marjalería Oliva
ER
R
Gravas y limos
ÁN
CUATERNARIO
EO
Margas “Tap”
MIOCENO
Calizas y/o dolomías
CENOMENSE-TURONENSE
Manantial Sondeo SALADO
AGUAS SOLINAR
lla
5013 Musta
S ierra
Pego
Los tres manantiales más importantes son, de Este a Oeste, Salado, Solinar y la Aguas
de cotas de emergencia aproximada de 1, 2 y 3 m msnm, respectivamente. Estas surgen-
cias alimentan el humedal actual Parque Natural denominado “marjal de Pego y Oliva”,
junto con otras surgencias situadas al pie de la sierra de Segaria; también generan los
cursos denominados Racons, Regalacho y Bullens ya que los caudales conjuntos superan
puntas de varios m3/s. Estas surgencias tienen temperaturas crecientes, alcanzando 29 ºC
el Salado, mientras que la de las aguas refleja la media anual del área, entre 18 y 18 ºC;
Solinar tiene una temperatura intermedia de hasta 20,5 ºC.
A partir de una serie de análisis mensuales en cada una de estas surgencias, que
midieron los iones mayoritarios se constata que las aguas cubren una amplísima gama
de contenidos salinos y con una notable variación en función del período de muestreo.
El ion más estable, con gran diferencia, es el HCO3. Las aguas del manantial de las Aguas
tienen facies bicarbonatada cálcica y menos de 1 g/L, mientras que los otros dos tienen
facies dominante clorurada sódica. Las concentraciones salinas más altas corresponden
a los meses lluviosos en el manantial Salado, con hasta más de 17 g/L, mientras que los
máximos se miden en estiaje en las otras dos.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 255
2+ =
Ca
2+
Mg +
Na +K
+
Cl- SO 4
800
meq/L
10000 PUNTO R.S.
(mg/L)
10000 SALADO 17.230
SOLINAR 1.874
10000
AGUAS 904
10000 MAR 37.894
5013 242
100
- =
H CO3+(CO3)
1000
1000
1000 1000
1000
1000
10
100
100
100
10 100
100
100
10
10
10
Figura 183. Diagrama de Schoëller–Berkaloff de las aguas dulce del acuífero, del mar y de las tres surgencias
Entre los aniones, dominan los cloruros con valores comprendidos entre 200 mg/L en
las Aguas y 8.500 en el Salado. Los sulfatos fluctúan mucho y tienen mayor importancia rela-
tiva en las Aguas, con máximos en los meses secos. El catión dominante es el Na que puede
superar 5.000 mg/L en el Salado. El Mg varía entre 20 mg/L en las Aguas y 450 mg/L en el
Salado. El ion Ca registra relativamente grandes fluctuaciones, algo menores en el manantial
de las Aguas, con un máximo cercano a 100 mg/L.
En su momento, se hicieron una serie de hipótesis sobre el origen de la salinidad de
estas surgencias. Las cotas crecientes permitieron proponer un modelo en el que la surgen-
cia de base era el Salado y las otras dos serían rebosaderos, caracterizadas por un aumento
de la salinidad, notable caudal y de la temperatura de W a E. El elevado caudal se explica
por la gran superficie de acuífero drenada; el punto de surgencia tiene su explicación en
3
Volver al índice
256 Principios de Hidrogeología kárstica
el gran contraste de transmisividad entre los sedimentos cuaternarios y los kársticos. Las
hipótesis avanzadas para explicar el elevado contenido salino fueron: (1) Disolución de
sales por las aguas del acuífero en su recorrido hacia la surgencia. Se concluye que el único
material susceptible de aportar tanta sal sería el Keuper, nunca descrito en el área, aunque
las investigaciones posteriores pusieron de manifiesto su existencia en el sustrato, mediante
sondeos [156]. (2) Mezcla de agua dulce con agua de mar. Esta hipótesis era apoyada por
la representación en un diagrama de Schoeller de las aguas del acuífero, de las surgencias, y
del mar, que mostraban cierto paralelismo (figura 183), así como las relaciones iónicas rMg/
rCa y rCl/rHCO3 (tabla 21) que también apuntan en el mismo sentido. No hay argumentos
para discriminar si se trataría de aguas marinas actuales o aguas atrapadas en los sedimentos
de la plana como ponían de manifiesto una campaña de geofísica eléctrica llevada a cabo en
el sector. Los estudios isotópicos deberían confirmar un origen u otro. La anomalía térmica
positiva tendría su origen en el sistema de flujo, de mayor recorrido con la proximidad al
mar, hecho que explicaría también la mezcla en la ascensión.
Tabla 21. Valores de las relaciones iónicas indicadas y su variación durante un año de observación
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 257
p1,p2,…,pn de tal forma que cada individuo pertenezca a una y solo a una de estas clases
a partir de una medida de similitud que varía de un caso a otro según la naturaleza del
problema. De manera parecida se define el clúster de variables.
En el caso que nos ocupa vamos a utilizar el clúster jerárquico, con procedimiento dis-
tinto según se trate de casos o variables. En los casos, una vez fijada la distancia a utilizar
se toman los dos puntos más cercanos y se unen en un grupo. Este grupo se considera un
nuevo punto cuyas coordenadas son la media de las coordenadas individuales. Se repite
el proceso con los puntos restantes –ahora uno menos- hasta que el conjunto está en el
mismo grupo. Para las variables la diferencia estriba en que cuando se unen dos grupos
para formar uno mayor, las coordenadas del nuevo punto no son la media ponderada sino
que se calculan mediante uno de tres procedimientos posibles: 1) distancia mínima; 2)
distancia promedio; 3) y distancia promedio. De esta forma para cada nivel a se obtiene
una clasificación de los grupos; la clasificación evoluciona desde el nivel cero en que cada
individuo es un grupo hasta que todos los individuo están en el mismo grupo. En este
ejemplo se ha utilizado la correlación en el caso de las variables, y la distancia elucídela en
el clúster de casos. Existen muchas otras posibles distancias y algoritmos de cálculo dispo-
nibles en los paquetes informáticos estadísticos. Los resultados obtenidos se suelen repre-
sentar en forma de dendrogramas que permiten una visualización rápida de los mismos.
8000
6000 5 11
2 12
4 6 13 16
10 14 15
4000 9 P(mm)
3 7 8
120
2000 80
40
0 0
0 N D E F M A M J J A S O N D E F M A
1973 1974 1975
8000 Q(l/s)
22
6000
24
17 18 23 P(mm)
4000
21
19 120
20 80
2000
40
0 0
M J J A S 0 N D E F M A M J J A S
1975 1976
Figura 184. Hidrograma de la descarga conjunta de los manantiales de la sierra de Mustalla. Los números
corresponden a las muestras de agua analizadas.
3
Volver al índice
258 Principios de Hidrogeología kárstica
Similitud r
40 0
60 0,2
70 0,4
80 0,6
90 0,8
100 1
Cl Na Cond Ca pH SO4 K NO3 Mg HCO3
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 259
Dist. %
5
2 5 6 10 8 9 3 7 12 16 17 19 14 15 13 18 11 20 4
4º11'
37º10'
Provincia de Granada
LOJA
N 37º10'
SALAR
37º00' 37º00'
ALFARNATE ALHAMA DE
GRANADA
PERIANA
0 5 10 km
4º11'
Figura 187. Localización de sierra Gorda y del sector de estudio (cuadro rojo)
3
Volver al índice
260 Principios de Hidrogeología kárstica
La descarga principal del acuífero de sierra Gorda tiene lugar a lo largo de su borde
septentrional y a cota cercana a 500 m [31 y 158]. Aunque estas surgencias están aparen-
temente alejadas de sierra Gorda y ligadas a un pequeño afloramiento d calizas jurásicas
rodeadas de materiales neógenos y cuaternarios que incluyen calcarenitas y conglomera-
dos tortonienses, su área de alimentación esencial es sierra Gorda, lo que explicaría las
singularidades de estas surgencias termominerales (figura 188). Mientras que la facies
hidrogeoquímica generalizada en sierra Gorda es bicarbonatada cálcica y cálcico mag-
nésica, Bañuelo es bicarbonatada–clorurada cálcico sódica; Membrillo es bicarbonatada–
sulfatada cálcico–magnésica.
Estas singularidades son bien visibles en el resultado del Análisis en Componentes
Principales (ACP) realizado a los datos analíticos de las aguas de todos los puntos acuí-
feros de sierra Gorda (figura 189). Su mayor contenido salino (con valores de conducti-
vidad eléctrica cercanos a 1000 microS/cm en Bañuelo y de unos 850 en Membrillo) y
su quimismo más variado se explicarían por su circulación más profunda y el lavado de
sales muy posiblemente del sustrato triásico. Los datos isotópicos también apoyan la sin-
gularidad de, al menos, Bañuelo (tabla 22), salvo en delta 18O que aunque menos negativo
sugiere un área de alimentación común al resto de surgencias. El valor del contenido en
tritio indica que se trata de un agua más antigua.
SO NE
m s.n.m.
Figura 188. Corte hidrogeológico explicativo de las surgencias der Salar. Unidad de sierra Gorda: TL1, dolo-
mías liásicas; J1, calizas jurásicas; C1, magas y margocalizas cretácicas. Depresión de Granada: Mm, lutitas y
margas del Mioceno superior; MI calizas lacustres del Messiniense; Pc, materiales detríticos del Plio–Pleisto-
ceno; Qc, Cuaternario coluvial; Qa, Cuaternario aluvial
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 261
II (19,2%) II (19,2%)
+
Ca
-
D
HCO3
+
COND.
K
2- I I
SO4 Cl
-
(62,8%) (62,8%)
+ B
Na A C
2+
Mg
TEMP.
Figura 189. Distribución espacial de variables (izquierda) y casos (derecha) de los datos de las aguas de los
33 puntos del acuífero de sierra Gorda. A: manantiales del sector de Loja–Riofrío; B: manantiales del sector
meridional; C: manantiales del sector de Salar; D: manantiales del epikarst.
Tabla 22. Concentraciones isotópicas de las aguas de Bañuelo y rangos de variación en otras surgencias
del sector de Loja (Junio de 1993).
3
Volver al índice
262 Principios de Hidrogeología kárstica
Muestra(n) 11 6 5 51 51 51 51 51 51 51 51
Media 44 20,2 7,25 982 134 148 227 75 33 77 3,1
Mínimo 33 19,4 7,10 930 119 127 203 61 27 68 2,8
Máximo 58 20,7 7,41 1018 153 168 205 83 45 88 3,4
Desv. Típica 9,15 0,46 0,12 23,19 8,25 12,84 16,02 7,18 3,40 4,72 0,17
Coef. Var. (%) 20, 7 2,3 1,7 2,4 6,2 8,7 7,1 9,6 10,2 6,1 5,6
Tabla 23. Estadísticos de las variables físicas y químicas del Bañuelo, año 1986–87
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 263
2242 m
1262 m
Almería
737 1032
35
359
0
357 2
36 488
8
36
1137
56 7
3
8
56
1 73 684
36
2
4
8
32
314
Ad
ra
65
0 5 10 km
N
1 2 3 4 5 6 7
Figura 190. Esquema hidrogeológico del borde meridional de la sierra de Gádor y Campo de Dalías. 1: ma-
teriales cuaternarios; 2: calcarenitas pliocenas; 3: calcarenitas miocenas; 4: carbonatos de Felix; 5; carbonatos
de Gádor; 6: divisoria hidrológica; 7: sondeo muestreado y su número
3
Volver al índice
264 Principios de Hidrogeología kárstica
Los puntos muestreados se indican en la figura 190. Con los datos correspondientes
a enero de 1993 y una muestra de agua de mar se ha dibujado el diagrama de Piper de
la figura 191 en el que se constata la gran diversidad de facies existentes en el área de
estudio, cubriendo desde la bicarbonatada cálcica a la clorurada sódica, y todo ello con
evidencias de alineaciones que claramente indican la existencia de procesos de mezcla
de características diversas; el mar es claramente uno de los extremos, pero también hay
enriquecimiento en sulfatos de origen diferente. Habría intrusión y extrusión marinas,
procesos modificadores, y mezclas.
Con el fin de identificar mejor los procesos indicados acudimos a los diagramas cua-
drangulares de Chevotarev de la figura 192. Se ha representado el porcentaje de bicarbo-
natos frente a la suma de los porcentajes de cloruro, sulfato y nitrato, es decir la fracción
“dulce” frente a la “salina”. Las desviaciones con respecto a la mezcla teórica agua dulce–
agua salada se deberán a procesos modificadores. La intervención de procesos que afectan
al contenido catiónico genera desplazamientos de las muestras en la vertical. Se constata
que las muestras se desplazan que indican aumento en Ca + Mg y descenso en Na + K, es
decir intercambio iónico inverso.
Foto 55. Vista de la parte central de la sierra de Gádor con los abanicos aluviales en primer plano (foto A.
Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 265
Foto 56. Vista de los carbonatos de la unidad de Gádor con acumulación de estériles mineros testimonio
de la intensa explotación minera que tuvo lugar desde finales del siglo XIX y XX; rambla de Vícar (foto A.
Pulido)
Foto 57. Uno de los numerosos diques, de mampostería hidráulica en este caso, que jalonan el borde
meridional de la sierra de Gádor (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
266 Principios de Hidrogeología kárstica
100 100
90 90
80 80
70 70
l-
Ca
60 60
+C
2+
50 50
2-
+M
4
SO 40 40
g
2+
30 30
20 20
10 M 10
0 0
100 0 0 100
90 10 10 90
80 20 20 80
2-
3
70 30 O 30 70
Na
+C
60 40 40 60
+
Mg 2+
-
3
+K
SO
O
50 50 50 50
HC
2-
+
4
40 60 60 40
30 70 70 30
20 80 80 20
10 M 90 90 10
0 100 100 M 0
100 90 80 70 60 50 40 30 20 10 0 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
2+ -
Ca Cl
Figura 191. Diagrama de Piper con todas las muestras de agua. M: agua de mar
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 267
Figura 192. Diagrama de Chevotarev con indicación de la línea de mezcla agua dulce–agua de mar
Ante la probable existencia de sulfatos que no son de origen marino dibujamos el dia-
grama que representa la suma de los porcentajes de HCO3 y SO4 como representación del
agua “dulce”. Las aguas más dulces se alinean con la recta de mezcla teórica agua dulce–
agua de mar; las de posición intermedia con respecto al contenido aniónico indicarían
pérdida de Ca +Mg frente a la ganancia de Na + K, interpretado como un intercambio
directo. También se detecta un aumento del porcentaje de Ca + Mg acompañado de una
pérdida en los porcentajes de Na + K en las aguas salinas equivalente a un intercambio
inverso. Este proceso cesa cuando se agota la capacidad de intercambio en una mezcla
estabilizada. Por otro lado, en la figura 193 se representa la distribución espacial del con-
tenido en Mg (meq/l).
3
Volver al índice
268 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 58. Uno de los sondeos del sector III del Campo de Dalías, bombeando más de 100 l/s (foto A. Pulido)
Foto 59. Panorámica de la sierra de Gádor con aerogeneradores en la cumbre (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 269
Ra ortic
Bern de
H
mb hu
del Á
Ram ila
Vícar
al
bla
N
la ela
737 1032
de s
1035
Ram
5
gu
bla
1137
las
889 1049
567 689 1200 802 950
690
359360 362 488 572 568
1182 1189
891 1054
364 487 809 949 15 Aguadulce
2 367 372 493 571 573 696 10 20
ra
de
2 748
R
259 494 692
am
304
Balaneg
368 3 2
Rambla
bl
307
a
de
140 314 La Aldeílla
Ví
32
ca
253
3 34 El Ejido Roquetas de Mar
r
321
Balanegra 65
del Loco
Rambla
0 1 2 3 4 km
Balerma
Foto 60. Espectacular pliegue en los carbonatos y calcoesquistos de la mitad occidental del borde sur de
Gádor (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
270 Principios de Hidrogeología kárstica
6
Tritio (UT)
3
2
1
0 10 20 30 40 50 60
14
( C % carbono moderno)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 271
Año Europa Thonon Gádor Vera Año Europa Thonon Gádor Vera
1991 15 10 1971 228 101 100
1990 17 11 1970 189 84 73
1989 29 16 1969 206 91 83
1988 25 14 1968 217 96 102
1987 24 14 1967 213 94 132
1986 22 13 1966 247 109 118
1985 22 13 1965 437 190 221
1984 22 13 1964 1637 700 611
1983 24 14 1963 3106 1324 1284
1982 29 16 1962 700 301 350
1981 39 20 1961 110 50 48
1980 33 18 1960 145 65 65
1979 59 29 1959 450 195 220
1978 86 40 1958 300 131 140
1977 74 35 1957 125 57 55
1976 117 53 1956 100 46 43
1975 171 76 1955 35 19 15
1974 113 52 66 1954 300 131 140
1973 126 57 39 1953 25 14 10
1972 145 65 47 1952 20 12 8
3
Volver al índice
272 Principios de Hidrogeología kárstica
Los datos valorados para Sierra de Gádor han sido obtenidos por correlación anual,
hasta 1963 con una serie de valores medios de Europa Central [57] y hasta 1991 con los
datos de Thonon de la Agencia Internacional de la Energía Atómica de Viena. Los datos
de la tabla 24 indican que las concentraciones anuales de tritio en la zona objeto del estu-
dio han sido superiores a 10 UT durante los últimos cuarenta años, habiendo alcanzado
un valor máximo de 1324 UT en el año 1963. Muestras que no contienen tritio indican
la ausencia de agua procedente de las precipitaciones caídas durante los últimos cuarenta
años. Las concentraciones en tritio encontradas en las aguas de los acuíferos carbonatados
del Campo de Dalías son muy bajas. Muchas de las muestras presentan menos de 1 UT;
son aguas anteriores a 1953 o se trata de aguas antiguas con una proporción muy pequeña
de agua reciente.
Si se representa el contenido en 14C (% de carbono moderno) frente al tritio de las
diferentes muestras analizadas se obtienen dos tendencias (representadas por dos líneas),
las cuales tienden a definir los límites de los resultados en eras pre y postbomba inter-
sectados alrededor de 2 UT y un 40 % de carbono moderno (figura 194). No hay ningún
valor superior a 8 UT (tabla 25), implicando que las aguas extraídas tienen una contribu-
ción reducida de las precipitaciones de los últimos años. Las recargas pluviométricas que
se realizan en este medio llegan mezcladas a las zonas de explotación del acuífero con las
aguas preexistentes y con las aguas de reserva del mismo. Esta mezcla reduce frecuente-
mente las concentraciones en tritio y enmascara la presencia de agua de recarga moderna.
Como se observa en la figura 195, el sector más oriental muestra valores más eleva-
dos indicando una zona con mayor influencia de recarga moderna (sondeos 1182, 1200 y
950), es decir, una circulación preferencial del agua subterránea, correspondiendo ésta a
la intrusión marina actual detectada en los sondeos 1032 y 1054. Existe una serie de dis-
cordancias entre las edades calculadas a partir del 14C y del 3H [159]. Algunos contenidos
en tritio medidos indican una recarga posterior a 1953, mientras el valor de 14C indica una
edad en torno a 1000 o 2000 años (ej. sondeos 950 y 1032), pudiendo ser explicada esta
discordancia en la edad por una mezcla de aguas de edad diferente.
Si se aplica el modelo de cálculo del porcentaje de mezcla entre aguas recientes y aguas
antiguas de Mazor et al. [160] basado en: (1) El agua recargada post-1953 media contiene
unas 90 UT, junto con un 90 % de carbono moderno. Así 1 UT está acompañada por apro-
ximadamente 1 pcm. (2) El 14C medido en un agua subterránea mezclada corresponde a
la suma del 14C de la fracción más reciente y la fracción más antigua. El porcentaje de la
fracción más antigua en la mezcla puede ser deducido de la concentración de 14C de la
fracción más antigua; y el porcentaje de componentes antiguos y recientes en la mezcla.,
analizando los datos obtenido en el borde de Sierra de Gádor, supera en todos los casos
el 90 % (tabla 25).
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 273
Almería
1032
2,8
362 567
<1 1200
304 <1 7,7
259 <1 950
1,0 2,5 1054
314 372 1182 3,2 nº sondeo
<1 <1 586 5,4 3
H (UT)
748
<1 <1 839
32 321 <1
150 1,0
N
1,5 2,0
0 5 10 km
MAR MEDITERRÁNEO
Figura 195. Concentraciones en tritio (en UT) de las aguas muestreadas en los sondeos de la zona de estudio.
3 14
Muestra (pmC) H(UT) C(pmC) X 100-X
950 34,4 2,5 32,8 2,8 97,3
304 22,3 <1,0 21,5 1,1 98,9
1054 44,5 3,2 42,8 3,5 96,5
1032 41,6 2,8 40,0 3,1 96,9
314 10,2 >1,0 9,3 1,1 98,9
150 21,9 2,0 20,3 2,2 97,8
259 42,1 1,0 41,6 1,1 98,9
372 19,2 >1,0 18,4 1,1 98,9
748 5,6 <1,0 4,7 1,1 98,9
32 34,8 1,5 33,9 1,7 98,4
1200 59,7 7,7 56,8 8,5 91,5
586 1,4 <1,0 0,4 1,1 98,9
839 30,3 <1,0 29,6 1,1 98,9
362 41,5 <1,0 41,0 1,1 98,9
567 27,5 <1,0 265,8 1,1 98,9
321 17,9 1,0 17,1 1,1 98,9
14
C: concentración de 14C en la fracción más antigua del agua
X: porcentaje de la fracción más reciente
100-X: porcentaje de la fracción más antigua
3
Volver al índice
274 Principios de Hidrogeología kárstica
Como se ha visto, los isótopos pueden aportar criterios para discriminar procesos
hidrogeológicos, además de establecer la edad de las aguas, las áreas de recarga, la dife-
renciación de sistemas de flujo, entre otros [161 y 162].
I
6
1
Co rredor de las Alpujarras
2
3 N
2242 m 7 11
4 8
9 1262 m 12
5
13 Almería
1032
737 1137
362 567 683
304 144
259 950 1054
372 571 684 891
140 307 748
314
I’ 10 32 150 321
0 5 10 km
1 2 3
4 5 6
Los resultados analíticos (tabla 26) tienen una precisión de ± 0,05 por mil para el 18O
y ±1 por mil para 2H. El estándar de referencia usado fue V–SMOW. Las muestras fueron
tomadas con periodicidad mensual entre Octubre de 1991 y Marzo de 1993 en cuatro
sondeos del pie de la sierra. En dos ocasiones se amplió la red de muestreo (tabla 27) para
el 18O con precisión de ± 0,2 por mil. También se muestreó el 18O del agua de lluvia (tabla
28) en tres estaciones de aforo en la sierra, situadas a diferente altura; también se usaron
algunos datos de otros autores [163].
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 275
Tabla 26. Resultados de los análisis isotópicos (en por mil) de las muestras de agua subterránea
3
Volver al índice
276 Principios de Hidrogeología kárstica
20
6 2 3 4 10 MMWL 6
2000 0
Deuterio ‰
Altitud (m)
1500 -20
2 10
1000 -40
3
500 -60
Mar Mediterráneo 4
-80
5 15 25 35 45 55 -12 -10 -8 -6 -4 -2 0
km Oxígeno-18 ‰
Figura 197. Valores de la composición isotópica de las muestras a lo largo del corte I–I’ de la figura 196.
Los números en círculo corresponden a los códigos de la estación de la figura indicada. MMWL es la Linea
del Agua Meteórica Mediterránea
25
Exceso de deuterio ‰
20
15
10
5
0 500 1000 1500 2000 2500
Altitud (m)
Figura 198. Valores de exceso de D en las muestras de lluvia en función de la cota de muestreo
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 277
18 18
O O
Muestra Muestra
Jun. 1993 Sep. 1993 Jun. 1993 Sep. 1993
32 -7,80 - 567 -8,23 -
140 -8,62 - 571 -8,65 -
144 -9,02 -9,40 683 -9,25 -9,45
150 -8,40 - 684 - -9,43
259 -8,35 - 748 -7,35 -
304 -8,47 -8,56 891 -8,01 -
307 -8,23 - 950 -7,84 -
314 -8,67 -8,73 1032 -8,73 -8,63
321 -8,60 - 1054 -8,83 -
362 -8,16 - 1137 - -8,95
372 -8,37 -8,63
18
Muestra Altitud (m) O D d
1 910 -8,23 -45,4 20,4
2 1065 -6,29 -30,6 19,7
3 1540 -7,15 -40,4 16,8
4 1845 -11,30 -72,7 17,7
5 1260 -6,64 -36,6 16,5
6 550 -0,68 7,9 13,3
7 1790 9,34 -57,0 17,7
8 2030 -8,61 -51,6 17,3
9 1950 -10,90 -72,40 14,8
10 30 -4,25 -22,7 11,3
11 1438 -8,16 - -
12 710 -6,70 - -
13 610 -6,05 - -
Tabla 28. Contenido en 18O, exceso de deuterio d (en ‰) de las muestras de agua de lluvia. Los datos 1 a
10 son tomados de Araguás (1991)
Hay una cierta correlación entre los valores del exceso de Deuterio d (definido como
d=dD-8d18O) y la cota, con un coeficiente de correlación bajo r=0,46. A mayor cota mayor
valor de d como tendencia general (figura 198); es lo que se denomina efecto pseudo
altitud [165 y 166]. El gradiente isotópico medio se calcula directamente a partir de las
cotas de las muestras tomadas en ambas vertientes de la sierra. El efecto altitud ha sido
3
Volver al índice
278 Principios de Hidrogeología kárstica
0
Vertiente S
-2
Vertiente N
Oxígeno-18 ‰
-4
-6
-8
-10
-12
0 500 1000 1500 2000 2500
Altitud (m)
Figura 199. d18O en las lluvias vs altitud en las vertientes norte y sur
0
-2
Oxígeno-18 ‰
-4
-6
-8
-10
-12
0 500 1000 1500 2000 2500
Altitud (m)
Figura 200. d18O vs altitud para todas las muestras de lluvia de la sierra
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 279
0
MMWL
-20
δ2 H‰
-40
-60
GMWL
-80
-12 -10 -8 -6 -4 -2 0
18
δ 0‰
-40
-45
MMWL
-50
δ H‰
-55
2
-60
-65
GMWL
-70
-12 -11 -10 -9 -8 -7
δ180 ‰
Figura 202. Relación dD/d18O para las aguas de los sondeos de la sierra durante el periodo Octubre 1991–
Marzo 1993. GMWL: Línea Meteórica Global. MMWL: Línea Meteórica Mediterránea
3
Volver al índice
280 Principios de Hidrogeología kárstica
1032
-8,63 Almería
(-8,73)
737 1137
304 362 567 683 -8,95)
-8,56 (-8,16) (-8,23) -9,25 144
259 (-8,47) (-9,45) -9,02
-9,40 891 950 1054
(-8,35) (-8,83)
140 372 571 684 (-8,01) (-7,84)
(-8,62) 307 (-8,65) -9,43
(-8,23) -8,63 748
(-8,37) (-7,35)
321
32 150
(-7,80) 8,60
(-8,40)
314 0 5 10 km
8,67
(-8,73)
N MAR MEDITERRÁNEO
Figura 203. Distribución especial del contenido en 18O de las aguas de algunos sondeos cuyo número está
en negrita. Los datos corresponden a Junio, entre paréntesis y a Septiembre de 1993, en un rectángulo.
La figura 203 indica los valores de d18O a lo largo del contacto de los carbonatos de la
sierra con los materiales pliocuaternarios del Campo en Junio y Septiembre de 1993, con
concentraciones que varían -7,35 y -9,45 por mil. El detalle de estos valores aporta mucha
información sobre mecanismos de recarga y flujos preferenciales cuando comparamos
valores con diferentes situaciones climáticas. Por ejemplo, las aguas de los sondeos 144,
683 y 684, con contenidos isotópicos sensiblemente más ligeros, que alcanzan -9,45 por
mil en 18O en algunos casos, indicativo de la recarga en un área de flujo rápido y de cota
elevada. Se trata de aguas de bajo contenido salino, TSD entre 330 y 400mg/L. Los datos
de Tritio (7,7 y 5,4 UT en los sondeos 144 y 683, respectivamente) indican que se trata de
agua más jóvenes que las de su entorno.
De acuerdo con la relación lineal obtenida de la representación d18O–cota en los datos
de lluvias del sur de la sierra (figura 204 A), y teniendo también en cuenta la composición
isotópicas de las aguas subterráneas, la mayor recarga del acuífero tiene lugar entre las
cotas 1100 y 1700 m, lo cual es de notable interés aplicado, de cara a la construcción de
sistemas que permitan aumentar la infiltración procedente de la escorrentía superficial.
Si se considera la totalidad del macizo, la franja altitudinal es sensiblemente parecida
(1200–1800 m; figura 204 B).
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 281
0
A)
-2
-4
Oxígeno-18 ‰
-6
-8
-10
-12
0 500 1000 1500 2000 2500
Altitud (m)
-2 B)
-4
Oxígeno-18 ‰
-6
-8
-10
-12
0 500 1000 1500 2000 2500
Altitud (m)
Figura 204. Áreas de recarga principal de acuerdo con los datos isotópicos de las aguas subterráneas. A:
borde meridional; B: sierra de Gádor en su conjunto.
Los datos isotópicos pueden también aportan información sobre la posible existencia
de intrusión marina. Para ello, las propiedades conservativas del D y del 18O en la molé-
cula del agua, unido a las del Cl en el agua subterránea, permiten identificar y discriminar
bien el origen de la salinidad. En la figura 205 se muestra la relación Cl -18O en las aguas
de los sondeos. Donde la intrusión marina es la causa del aumento de la salinidad, la
muestra analizada cae sobre la línea teórica de mezcla agua dulce–agua de mar. Es lo que
sucede con las muestras 950, 1054 y 1137, localizadas en el sector más oriental, de mayor
salinidad. Por el contrario, cuando el aumento de la salinidad se debe al lavado de depó-
sitos evaporíticos no se producen cambios en los isótopos estables de las aguas infiltradas.
Hay que reseñar que en la figura 205 no se detecta relación entre los contenidos en 18O y
Cl en el resto de las muestras.
3
Volver al índice
282 Principios de Hidrogeología kárstica
3.500
950
3.000
Línea mezcla agua
dulce - agua salada
2.500
2.000
1.500
500
0
-11 -10 -9 -8 -7
δ18 O ‰
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 283
de Re
clot N
Sierra ASPE
afa
Tar
río
o
del Roll
Sierra
1 Tolomó
3 nte
v ille
e Cre
4
rr ad
Sie
5
0 1 2 3 km Galería de
6 los suizos
Figura 206. El acuífero de la sierra de Crevillente y sus alrededores. 1. Sedimentos cuaternarios; 2: margas
cretácicas 3: carbonatos jurásicos; 4: Trias; 5: Prebético; 6: sondeo y su número.
2.4.2. Hidrogeología
Los materiales acuíferos son las calizas fisuradas y karstificadas liásicas; el sustrato imper-
meable y los bordes septentrional y meridional están constituidos por las arcillas y con
yesos triásicas y las margas prebéticas. Los caudales específicos de los sondeos del área
varían entre 1 y 100 L/s/m. Los valores de transmisividad varían entre 3000 (Sierra del
Rollo) y 50,000 m2/día. La porosidad eficaz media se estima en 2.2%. La recarga proceden-
te de la infiltración de la lluvia se estima entre 6-10 hm3 en el año medio, y en 16 hm3 en
el año húmedo; los bombeos alcanzaron 16 hm3/año en el SW; 10 hm3/año en el Tolomó,
SE del área; 1 hm3/año en el S de las sierras del Rollo y de la Cava; y otro tanto en el área
entre la galería de los Suizos y el Tolomó.
3
Volver al índice
284 Principios de Hidrogeología kárstica
La galería de los suizos tiene 2316 m de longitud, de los que los 700 m primeros están
excavados en margas y arcillas y el resto en carbonatos jurásicos. Su caudal surgente pudo
alcanzar 1 m3 s-1 aunque pronto se secó. Posteriormente se perforaron 12 sondeos en su
interior con caudales específicos de 45-75 l s-1 m-1 y valores de transmisividad del orden
de 7500 m2/día. El descenso medio anual del nivel en el interior de la galería fue de 8 m/
año (figuras 207 y 208). En el sector del Tolomó durante el período 1962–94 el nivel pie-
zométrico descendió 290 m.
700 150
600
200
500
250
400
Profundidad (m)
300
P(mm)
300
350
200
400
100
0 450
1981
1977
1993
1989
1973
1985
1969
Figura 207. Registro piezométrico de un sondeo representativo del Tolomó correspondiente a enero de
cada año, con las precipitaciones superpuestas.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 285
100 370
380
80
390
400
Profundidad (m)
60
P(mm)
410
40
420
430
20
400
0 450
May 1993
May 1994
Sep 1993
Ene 1994
Sep 1994
Sep 1992
Ene 1993
Figura 208. Detalle del registro piezométrico mensual desde septiembre 1992 a Septiembre de 1994
3
Volver al índice
286 Principios de Hidrogeología kárstica
1200
a) 13
1000
800
Cl(mg/L-1
12
600 8
6 9 10 11
400 4 7
5
1 3
200
2
0
0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000
Conductividad (μS/cm)
600
b) 11
500
12 13
400 8
10
S04(mg/L-1
300 6 9
5
200 4 7
3
100 2
1
0
0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000
Conductividad (μS/cm)
1200
1000
800
600
mg/L-1
400
200
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
Figura 210. Gráfico de los contenidos en Cl y SO4 en las aguas de cada sondeo.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 287
1.0
0.5
0
Sl
-0.5
-1.0
-2.0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
Muestra nº
Figura 211. Gráfico de barras que muestra los valores del índice de saturación para la calcita (SIc),
dolomita (SId), y yeso (SIg).
Hay una notable correspondencia entre los iones sulfato, magnesio y estroncio (figura
212), debido a su origen común relacionado con los sedimentos evaporíticos infrayacen-
tes, aunque el Sr puede estar relacionado con la celestina (SrSO4). Mg puede proceder de la
disolución de la dolomita de la matriz del acuífero por las aguas ricas en sulfatos, que lle-
varía aparejado la precipitación de calcita que alcanzaría pronto la sobresaturación (efecto
del ion común) y paralelo enriquecimiento en Mg, de acuerdo con los modelos clásicos.
Sr tiene un origen similar, procesos de precipitación–disolución, sugerido por muchos
autores [172]. El enriquecimiento en Sr se puede relacionar con el tiempo de residencia
del agua en el acuífero, siendo así utilizado como un trazador ambiental.
12
10
rSO4
8 rCa
4 rMg
2 Sr
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
Muestra nº
Figura 212. Gráfico del contenido en SO4, Ca, Mg, y Sr (en meq l-1) en cada sondeo.
3
Volver al índice
288 Principios de Hidrogeología kárstica
La disolución de los carbonatos del acuífero enriquece las aguas en Ca, Mg y Sr; la pre-
cipitación de calcita en las sucesivas etapas genera un aumento relativo de Sr. Estos tiem-
pos de residencia pueden ser interpretados también como cantidades de flujo relativo, de
manera que flujos lentos aumentan el tiempo de residencia y de contacto con la roca, que
es lo que sucedería en los tramos más profundos del acuífero de Crevillente. Si tomamos
como referente las aguas de menor concentración en Ca, Mg, y Sr, con estos valores y para
cada muestra, se puede calcular el porcentaje de variación del Sr con respecto a la suma
de Ca + Mg. El aumento en estas variaciones se explicaría como una mayor madurez,
equivalente a un mayor tiempo de residencia y, consecuentemente, mayor interacción
con la roca.
La figura 212 muestra la evolución del contenido en los iones Ca, Mg y Sr. Los dos
últimos tiene comportamiento similar mientras que Ca tiene ciertas desviaciones proba-
blemente debidas a la saturación en calcita y posterior precipitación. La figura 213 mues-
tra la evolución del Sr en relación con el índice de Madurez, calculado con la expresión:
Los resultados se indican en la tabla 29, tomando la muestra 1 como agua de refe-
rencia. Lo más relevante de la figura 213 es que el MI no sigue una evolución coherente
con el aumento de la salinidad, indicativo de la existencia de otros procesos que alteran
en modelo simple propuesto. De hecho se diferencian tres tipos de comportamiento: los
puntos 1 y 2, situados en la sierra del Rollo muestran baja madurez, característico de aguas
de baja salinidad recientemente infiltradas; los puntos 6 y 7, en el sector central y en la
franja meridional del acuífero presentan relativamente baja concentración de Sr y sulfatos;
finalmente, el resto de las aguas, que sí siguen el modelo propuesto.
De acuerdo con lo expuesto, la hidrogeoquímica de este acuífero es el resultado de la
sinergia de, al menos 4 factores: (1) control hidrodinámico, relacionado con los bombeos
y el descenso piezométrico continuado; (2) control litológico, presencia o ausencia de
dolomita en el acuífero; (3) proximidad de las evaporitas, controladas por la tectónica; y
(4) control climático, es decir, cantidad de agua infiltrada, estrechamente relacionada con
la cantidad de precipitación caída. El efecto combinado de estos 4 factores condiciona la
hidrogeoquímica del acuífero, con una degradación continuada de la calidad del agua. El
factor estructural es determinante en el doble sentido de intensificar la interacción agua
roca al prolongar el tiempo de residencia, y favoreciendo el lavado de iones cloruro y
sulfatos del sustrato evaporítico que también constituye las barreras laterales del sistema.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 289
4,5
4
3,5
3 Mi x 100
2,5
2
1,5 Sr(mg/L-1
1
0,5
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
Muestra nº
3
Volver al índice
290 Principios de Hidrogeología kárstica
3. AGUAS EN EVAPORITAS
3.1. GENERALIDADES
Se trata de los materiales pseudokársticos, agrupados como hipersolubles, lo cual se traduce,
por tanto, en un contenido salino muy elevado que, en el caso de la halita hay posibilidad
de obtención de sales a partir de la auténtica salmuera a que da origen. Es el caso de los
manantiales de La Malahá, otros junto a Requena (250 g/l de sales disueltas), la Saraella en
Vallada (unos 40 g/l) etc. Por tanto de estas aguas sólo diremos que son cloruradas sódicas
y que carecen de interés desde un punto de vista aplicado a consumo humano, o agrícola,
aunque pueden tener interés industrial. No obstante, su estudio puede ser muy interesante
desde el momento en que pueden afectar a aguas menos mineralizadas contaminándolas.
Las formaciones yesíferas (yeso y anhidrita) sí pueden tener un cierto interés, dado
que en muchos casos ocupan grandes extensiones, y son las únicas susceptibles de aportar
agua. Es el caso del NE de Siria-Jezireh en donde los yesos ocupan 8.000 km2, por lo que
fueron estudiados por la FAO para determinar su potenciabilidad acuífera. En estos yesos
hay manantiales, pozos y sondeos (se alcanzan los 700 m de espesor en estas formaciones)
algunos de los cuales superan los 700 l/s de caudal medio anual; son aguas sulfatadas cálci-
cas, de pH próximo a 7, de elevada relación SO4=/Cl- (a veces > 100) y total salino entre 2.5
y 5 g/l; la relación rMg2+/rCa2+ es siempre inferior a 1. Localmente, cuando hay sal, pueden
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 291
3
Volver al índice
292 Principios de Hidrogeología kárstica
6 Covadura
2
Cueva del Agua
Agu
o as
Rí
3
7 1
Sorbas
0 1 2 km
4
5
o
ne
Sorbas
rrá
ite
ed
rM
ALMERÍA
Ma
20 10 0 10 20 -
+ +
r (Na +K ) r Cl
N
r Mg
++
r SO4=
-
r Ca
++ r HCO3
meq/L
ESCALA DIAGRAMA DE STIFF
Figura 214. Esquema hidrogeológico de los yesos de Sorbas y su entorno, con indicaciones hidrogeoquí-
micas
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 293
2+
Ca2+ Mg +
Na +K
+
Cl- SO4= 1 2.612
800 10000 3 4
9 43.303
7 8 2
3
m.e.q./L
6 7
2 3 1.738
5 10000 6
9 5 10000
4 8 9 2
7 4 8
3 6 7
6 10000
5 3 9
5 8 10000
2 4 7 9
2 4 6 8
3 7
5 6
3
4 5
100 2
9 1000 2 3 4
8
7 9
8 3 - = -
6 7 2 H CO3+(CO3) NO3 x 10
5 1000 6 3 50
3
9 1000 2
4 8 5 4
9
m.e.q./L
7 4 8 2 2 3
3 6 7 1000
3 6 9
5
5 8 1000
4 7 2
2 9
4 6 8 10000
2 1000
3 5 7 9 9
3 6 8 8
4 7 7
10 2 5 6 6 10
2 9
9 100 3 4 5 8
8 9 5
7
7 8 4 4 6
6 7 3
100 6 2 5
5 3 3
9 100 2 4
4 8 5 9
7 4 8 2
6 7 2 3
3
6 100
5 3 9
5 8
2 4 7 100 2
6 9
4 8 100 100
2
3 5 7 9 9
3 6 8 8
4 7 7
1 2 5 6 6 1
0,9 3 0,9
0,8 10 2 4 0,8
5 5
0,7 9 0,7
0,6 8 3 4 4 0,6
7 2
0,5 10 6 3 3 0,5
0,4 9 10
8 5 2 0,4
9
7 4 8
0,3 6 7 2 2 0,3
10
5 3 6
9
0,2 5 8 10 0,2
4 7
4 9
2 6 8 10 10
Figura 215. Diagrama de Schoeller–Berkaloff de las aguas del interior del túnel (en verde), de la Saraella
(en rojo) y del pozo de la figura 40 en el capítulo II (azul).
3
Volver al índice
294 Principios de Hidrogeología kárstica
vidad muy similares (unos 2.800 microS/cm). No hay variación en contenido en HCO3,
aunque aumentan las concentraciones en Mg y SO4. El aumento tan considerable del con-
tenido salino ha sido interpretado como debido a la disolución de halita del Keuper entre
el último punto accesible en el interior del túnel, a la mezcla de salmueras procedentes de
la disolución de halita también triásica, pero dentro del macizo de sierra Grossa, lo cual
aumentaría el área de la cuenca vertiente a la Saraella. En este sentido, las aguas de los
sondeos existentes en el frente septentrional de sierra Grossa en las proximidades de la
depresión de Canals presentan una anomalía en el contenido de iones tales como Cl, Na
y SO4. Las aguas de uno de estos puntos fueron igualmente analizadas y sus resultados
situados en el citado diagrama, donde se comprueba que presentan también facies cloru-
rada sódica.
r ío
E. Salinas ío F
R
PROVIN
N Fuente
PROVINC
Camacho
CIA DE G
Archidona
IA DE MÁ
yo
LAGA
n
ro
M a rí
Rí Villanueva
o
del Trabuco
G
ua
dalhorce
Lagunas Villanueva
del Rosario Alfarnate
0 200 400 600 km
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 295
Archidona
n
rí
Ma
2 3
1 Villanueva
del Trabuco
Río
Villanueva
0 200 400 600 km del Rosario
N 7
10
8 9
0 1 2 km
1 2 3 4 5
6 7 8 9
Figura 217. Situación del área de estudio, diapiroides del entorno de Archidona y detalle del de Fuente
Camacho. 1: diapiroide; 2: yesos triásicos esencialmente; 3: arcillas, areniscas y ofitas triásicas; 4: dolinas; 5:
límite de paleopolje; 6: manantial; 7: pozo o sondeo; 8: agua superficial; 9: drenaje principal del acuífero.
3
Volver al índice
296 Principios de Hidrogeología kárstica
Además, y con el fin de comparar con otros sectores del Trías de Antequera, se han
tomado las muestras del sector de las Lomas (nº 1 y 2) y de la Loma del Yesar (nº 3, cueva
del Agua).
Foto 62. Las salinas de Fuente Camacho en Marzo de 2014 (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 297
Foto 63. Detalle del tapiz de cristales de halita en Fuente Camacho (foto A. Pulido)
Q Tra. Eh
Muestra Sector pH CE HCO3 SO4 Cl Na K Mg Ca
l/s ºC mV
1 Guerrero Las Lomas <1 13,4 7,22 -10 2540 186 1910 65 92 4,7 79 628
2 Angostura Las Lomas 5 16,3 6,75 3 2450 232 1790 63 68 6,5 81 588
3 Cueva del
Yesar 35 16,4 7,35 -16 2400 278 1749 61 77 7,1 140 528
Agua
7 Laguna
Fte Camacho 25 16,3 6,90 8 2750 272 1810 124 116 4,7 121 564
Grande
8 Laguna Chica Fte Camacho ? 9,1 8,29 -68 8650 120 2340 1296 850 23,6 490 915
9 Dolina
Fte Camacho <1 10,9 7,60 -30 1550 221 805 97 78 14,4 63 300
Camacho
10 Las Pilas Fte Camacho 3 14,5 7,02 2 1300 289 734 29 53 5,3 38 286
11 Salinas 11 Fte Camacho <1 8,3 7,56 -27 26750 343 935 5914 3830 35,4 76 476
12 Salinas 1a Fte Camacho 2–3 12,6 6,44 32 168000 362 2119 42623 28200 110,2 148 777
13 Salinas 1b Fte Camacho 2–3 16.0 6.00 190000 282 4040 164542 100412 157 473 1094
Tabla 31. Parámetros físicos y químicos de las aguas de los puntos acuíferos analizados (enero y febrero
de1989) [175].
3
Volver al índice
298 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 64. Una de las numerosas canteras de extracción de yeso que posteriormente ha sido rellenada con
material inerte (foto A. Pulido)
3.4.2. Tratamientos
En lo relativo al tratamiento de los datos, lo primero a tener en cuenta en aguas con
contenido salino tan elevado es que la forma en la que las sales se encuentran en el agua
es muy diversa, tanto iónica como molecular; es lo que se denomina iones acoplados en
contraposición a los iones libres. El contenido de uno u otro está determinado por las
respectivas constantes de equilibrio a una temperatura dada. Los iones acoplados en aguas
naturales son CaHCO3-, CaCO3º, CaOH+, MgHCO3+, MgSO4o y MgOH+, al margen de las
asociaciones de Na y K.
La secuencia de ecuaciones que se deriva de estos equilibrios hay que partir de la
actividad de cada especie, relacionada con la molalidad [x] mediante el coeficiente de
actividad γx
<x> = γx[x]
El coeficiente de actividad es muy cercano a uno en disoluciones muy diluidas y dis-
minuye si la fuerza iónica aumenta. Es por ello que en las soluciones con contenido iónico
elevado la diferencia entre actividad y molalidad puede ser elevada. Con una fuerza iónica
de 0,05, típica de soluciones sulfatadas en el karst en yesos, la actividad del ion SO4 alcan-
za el 50% de su molalidad. El cálculo de la actividad iónica se hace mediante un proceso
iterativo ya que el coeficiente de actividad depende de la fuerza iónica (I) de la solución y
ésta a su vez de la concentración de los iones presentes en la misma. Para la resolución de
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 299
las ecuaciones de equilibrio en esta teoría se utiliza el código PARQUIMIC que obtiene
resultados similares a WATEQ, WATSPEC, GEOCHEM, pero con una simplificación de
las fases presentes en el medio.
PARQUIMIC es un programa que resuelve las ecuaciones mediante el método de
fracción continua con la suposición inicial de que [Ca2+]= [Ca2+ total] y así sucesivamente
para todos los iones. Los cálculos de los coeficientes de actividad se hacen mediante la
ecuación de Debye–Huckel para fuerzas iónicas <0,1, y la corrección de Davis para valores
superiores de I. Las ecuaciones para las distintas constantes de equilibrio fueron recogidas
o elaboradas por Plummer [173], Laingmuir [174] y Dreybrodt [42], entre otros. Además,
PARQUIMIC incorpora restricciones que, sin alterar los cálculos, aceleran la resolución.
Entre otras se pueden indicar obviar el acoplamiento iónico entre Cl, Na, K, limitar las
fases a las más relevantes desde el punto de vista hidrogeológico (calcita, yeso, anhidrita,
dolomita, halita), ignorar los cálculos de las fuerzas iónicas de OH-, H+, CaOH-… pero
activando CaSO40 en las aguas kársticas, el efecto del ion común y los intercambios en
forma iónica.
Foto 65. La Laguna Grande de Antequera formada sobre los yesos triásicos (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
300 Principios de Hidrogeología kárstica
Los datos obtenidos pretenden esencialmente la obtención de los valores de los índi-
ces de saturación de las fases seleccionadas en función del entorno hidrogeológico. Estos
índices se expresan en forma logarítmica:
SATXY…. = log ( <x> <y>…./Kxy),
donde Kxy es positivo para aguas sobresaturadas y negativo para subsaturadas. En
la tabla 32 se indican los datos iniciales de laboratorio donde las especies disueltas se
expresan en su contenido total sin tener en cuenta el acoplamiento iónico. Los índices de
saturación se muestran en la tabla 32 y han sido calculados en función de la actividad de
los iones libres presentes en la solución. Para aguas con fuerza iónica superior a 0,5 –lo
cual es el caso de Salinas- los resultados son solamente aproximados.
Tabla 32. Valores de los índices de saturación para las diferentes especies en las muestras estudiadas
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 301
saturación de los minerales más representativos del medio es un primer paso. En este
caso concreto partimos de un modelo de bloques y capas solubles y carbonatos que el
agua de infiltración recorre en su camino hacia el manantial; los carbonatos incluyen
esencialmente calizas y dolomías. Los niveles más solubles serían halita (menos abundan-
te) y yesos. El estudio de las variaciones de los índices de saturación SATCAL, SATDOL,
SATGYP y SATHAL en las diferentes muestras de agua proporciona una información
sobre el estado de equilibrio del agua a su paso por el acuífero.
Una primera simplificación sería que los bloques tienen solamente calcita y yeso. El
agua que circula en el acuífero tendría las condiciones de equilibrio del sistema CO2-
CaCO3-CaSO42H2O–H2O. Si el agua pasa por un nivel carbonatado se detectaría por el
aumento en Ca2+ procedente de la calcita, sin que haya variación en el procedente del yeso.
Por el contrario, si el agua ha discurrido por yesos se daría el caso contrario, en lo que al
Ca se refiere. A efectos prácticos, en el primer caso sería como introducir en el sistema
indicado un contenido determinado de yeso, que sería:
En las figuras 218 y 219 se representa la variación en el índice de saturación del yeso
frente a SATCAL y SATHAL que permite seguirla pista al recorrido hidrogeoquímico
entre los diferentes grupos de muestras ya definidos. Con el fin de visualizar las condicio-
nes de precipitación y disolución se utiliza el programa BALANCE [176] que resuelve las
ecuaciones de intercambio de masas.
Si tomamos la dirección 1 en la figura 219, que identifica el recorrido desde la zona de
infiltración a una zona de evacuación, se observa la constancia del índice de saturación de
la calcita pero con aumento notable del Ca procedente del yeso, hasta alcanzar su satura-
ción. La incorporación de Ca procedente de los carbonatos es mínima, pero el aumento
es asumido por los yesos. Este aumento dela disolución de yeso lleva aparejado una pre-
cipitación de calcita, como muestra el programa BALANCE (tabla 33). Esta pérdida de
Ca procedente de la calcita no se refleja bien en la figura 219. Dado que la cantidad de Ca
procedente de las rocas carbonatadas permanece aproximadamente constante, los iones
Ca deben provenir esencialmente de la disolución de rocas dolomíticas. Estaríamos frente
a una precipitación incongruente de la calcita con disolución de dolomita; es un proceso
de dedolomitización en un acuífero kárstico en yesos.
3
Volver al índice
302 Principios de Hidrogeología kárstica
ARCHIO
SATGYP/SATCAL 8
1
0,8 Zona clorurada
de infiltración 2
0,6 11 Zona sulfatada 3
9 de infiltración
0,4
1
0,2 1
10 7
3a
0
Drenaje sulfatado 2
-0,2 del acuífero
-0,4 12
3b
13
-0,6
-0,7 -0,5 -0,3 -0,1 0 0,1
SATGYP
ARCHIO
1 SATGYP/SATHAL
13
0
-1 3b
-2 12
3a
-3 11
Drenaje clorurado
-4 del acuífero
8
-5
Zona sulfatada 2
-6 de infiltración Drenaje sulfatado
9 7
3 2 1 del acuífero
-7 10 1
-8
-0,7 -0,5 -0,3 -0,1 0 0,1
SATGYP
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 303
Muestras C S Cl Na Mg Ca
Franja sulfatada de infiltra-
4,186 8,016 1,781 2,837 2,078 7,307
ción (9,10)
Drenaje sulfatado del acuí-
3,965 18,904 2,207 3,833 4,328 14,389
fero (1, 2, 3, 7)
Drenaje clorurado del
1,961 24,375 36,507 36,957 20,165 22,818
acuífero (8)
Franja clorurada de infil-
0,562 0,974 16,659 16,652 0,313 1,187
tración (11)
Salinas Aguacero (12) 0,593 2,207 120,06 122,609 0,609 1,938
1 2 3A 3B
Calcita -5,8 -13,5 5,0 -172,3
Dolomita 2,3 15,8 13,4 13,4
Halita 0,4 34,3 1034,0 3434,4
Yeso 10,9 5,5 12,3 20,0
CO2 gas 1,1 -20,2 -10,5 140,5
Ca/Na Ex 0,3 -0,6 12,7 -14,7
B
Tabla 33. Resultados del programa BALANCE. Tabla A, mmol/l, excepto 11, 12, 13 x10. Tabla B, valores en
Δmmol/l
3
Volver al índice
304 Principios de Hidrogeología kárstica
1,6
11
1,4 8
1,2 3 2
0,5
3a 9
1
1,0
10
1
0,8 7
SATCAL=0
12 3b 2
0,6
-0,5
13
0,4 -1,0
-1,0
-0,5
SATCYP=0
-1,5
0,2
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16
2+ -1
Ca a partir del yeso (mmg/L )
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 305
3
Volver al índice
306 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 307
El peligro puede afectar tanto a la calidad como a la calidad de las aguas del acuífero.
En la tabla 34 se resumen los principales peligros para las aguas del karst como conse-
cuencia de las actividades humanas
3
Volver al índice
308 Principios de Hidrogeología kárstica
IMPACTO NEGATIVO
ACTIVIDAD PROCESO
PROBABLE
Desarrollo de
infraestructuras Migración de contaminantes
Aguas residuales domés- a las aguas subterráneas Microorganismos, NH4, NO3, trazado-
ticas Filtración de aguas residuales
res orgánicos
Producción no tratadas Sin filtración, autodepuración
Almacenamiento Filtración de fosas sépticas
Transporte Filtración de alcantarillas
Eliminación
Infiltración de aceite mineral
Sistemas de y otros contaminantes
transporte Vertidos de zonas pavimen- Sal, hidrocarburos, metales pesados
Autopistas y carreteras tadas Pesticidas, microorganismos, NH4
Ferrocarriles Filtración de agua contami- Contaminantes diversos
Accidentes nada
Vertido y filtración
Aumento de la vulnerabilidad
Construcción Reducción de la calidad y de la can-
En general Destrucción de la cobertera tidad
protectora
Túneles Desagüe artificial
Embalses Orgánicos, metales, NH4, SO4, Cl,
Eliminación depuración muni- Lixiviado y migración desde pesticidas, hidrocarburos
cipal
Eliminación purines de plantas vertederos y otros vertidos Pesticidas, hidrocarburos
depuradoras Lixiviado y migración
Almacenamiento y uso de pro-
ductos químicos domésticos Caída de aerosoles contami- NO y SOx, orgánicos, microcontami-
Emisión de contaminantes nantes nantes, metales pesados, impactos
aéreos (tráfico, calefacción) indirectos: lluvias ácidas y daños
forestales
Actividades industriales
Minería Reducción recubrimiento Aumento de la vulnerabilidad, metales
Explotación Descenso del nivel del agua
Tratamiento y concentración Lixiviado de menas, escom- Acidificación, radiactividad, hidro-
Escombreras breras y carburos
Hidrocarburos, metales pesados, sal
Plantas industriales residuos de molienda
Construcción Lixiviado e infiltración de sus-
Operación tancias peligrosas
Demolición Radioactividad
Actividades nucleares
Producción elementos nuclea- Lixiviado y migración
res Hidrocarburos, metales pesados, sal.
Plantas nucleares
Residuos radioactivos Sales, hidrocarburos, contaminantes
diversos
Eliminación de residuos sólidos Lixiviado e infiltración
Eliminación de residuos líquidos Inyección en el subsuelo
Metales pesados, hidrocarburos
En acuíferos someros clorados, impactos indirectos (lluvia
Emisión de contaminantes En ríos
aéreos Aerosoles contaminantes ácida, p.e.)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 309
IMPACTO NEGATIVO
ACTIVIDAD PROCESO
PROBABLE
Actividades agrícolas y
forestales
Estiércol y purines Lixiviados e infiltraciones Microorganismos, NH4, NO3, K
Recogida Aplicación e infiltración
Almacenamiento
Aplicación
Efluentes de forrajes Lixiviado Fe, Mn, ácidos orgánicos, DBO.
Aplicación de pesticidas Lixiviado Pesticidas
Almacenamiento de fertilizan- Lixiviado y purines NO3, pesticidas
tes y pesticidas
Riego Lixiviado Salinización, NO3
Uso intensivo del medio Lixiviado e infiltración NO3, pesticidas
Deforestación Erosión
3
Volver al índice
310 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 311
t Asentamientos urbanos con todos los residuos que llevan asociados, aunque sea
para escasa densidad de población (líquidos, sólidos, purines, etc.
t Desarrollo turístico: Su problemática sería muy similar a la de la urbanización, aun-
que posiblemente con deseos de ubicarse en áreas más singulares y sensibles, con el
eventual aumento del riesgo (aguas residuales, aumento del tráfico…).
t Industrias: Mayor riesgo en el caso de industrias con participación de sustancias
peligrosas.
t Agricultura: almacenamiento de residuo, tratamientos…
t Tráfico systems: Emisiones contaminantes al medio tales como plomo, material
orgánica, sales en período de heladas, más los eventuales accidentes con hidrocar-
buros y otras sustancias peligrosas.
t Vertederos de residuos sólidos urbanos y otros: Los lixiviados serían los más peli-
grosos.
t Las necesidades de espacio para usos con peligro requieren tomar medidas para
conservar estas áreas tan sensibles. Las medidas protectoras recomendadas pueden
ser (tabla 35): urbanización e industrias, asentamientos y viviendas, carreteras y
ferrocarriles, aeropuertos/aeródromos, campings, campos de golf y cementerios
3
Volver al índice
312 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 313
3
Volver al índice
314 Principios de Hidrogeología kárstica
Eliminación de las
aguas residuales
Actividad prohibida:
. proximidad de pozos y manantiales
. en áreas vulnerables y entornos morfológicos indicadores de infiltración rápi-
da
Posibles medidas:
. sistema de recogida correcto, almacenamiento y contención adecuados
. control periódico de fugas del sistema de alcantarillado
Recogida, tratamiento
. depuración del agua residual; las aguas residuales deben ser depuradas en
y almacenamiento
planta de tratamiento antes de su eliminación
. tratamiento especial de líquidos tales como aceites minerales, disolventes y
pesticidas
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 315
t por su extensión areal, las actividades agrícolas constituyen las de mayor superficie
afectada en muchas regiones;
t los agricultores suelen ser tradicionalmente muy independientes;
t los agricultores, como colectivo, tienen notable influencia política en muchos paí-
ses;
t la agricultura tiene una gran dependencia de productos químicos para la mejora
de las cosechas.
A todo ello hay que incorporar las nuevas reformas de la UE incluidas en la Política
Agrícola Comunitaria (PAC o CAP en inglés) que trata de conseguir las mejores prácticas
agrícolas posibles de forma progresiva. Sirva de ejemplo la Directiva sobre los nitratos. La
tabla 37 recoge posibles controles para estas actividades.
Aguas turbias y
efluente de forrajes
3
Volver al índice
316 Principios de Hidrogeología kárstica
Fertilizantes
inorgánicos
Pesticidas
Usos intensivos
Reforestación
Deforestación Margen de seguridad en las proximidades de rasgos geomorfológicos indicativos de
infiltración rápida o cerca de sumideros o arroyos perdedores
Silvicultura
Restricciones y aplicaciones correctas de herbicidas e insecticidas
intensiva
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 317
3
Volver al índice
318 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 319
Una sugerencia de aproximación para las fuentes kársticas es tener dos zonas de pro-
tección principales, el emplazamiento del manantial o “fuente”, y la cuenca vertiente divi-
dida a su vez en función de la vulnerabilidad a la contaminación. El número de categorías
de vulnerabilidad puede variar aunque lo usual es que contenga al menos tres. Además,
la información en las que se basa esa categorización puede variar. Debe incluir, al menos,
sumideros, simas de recarga rápida, naturaleza geológica de los materiales por encima del
nivel freático y conductos kársticos conocidos. Los mapas de vulnerabilidad son básicos
como herramienta de evaluación del riesgo de la Fuente kárstica.
Una de las mayores dificultades en el medio kárstico es llegar a conocer con exac-
titud los límites reales de la Cuenca vertiente hacia el manantial. Las experiencias con
trazadores, los balances precisos, los mapas de “isopiezas” serían otros tantos posibles
procedimientos, aunque ninguno es estrictamente resolutivo, por la sencilla razón de que
tales límites varían según las condiciones hidrodinámicas del momento. Los modelos
matemáticos de simulación, con su aparente alta precisión pueden ser muy engañosos,
aunque contribuyen bien a caracterizar los sistemas de flujo. Es por ello que se sugiere ir
siempre por el lado de la seguridad, abarcando un área mayor que un área más reducida.
En cuanto al área de protección del recurso, suele ser el valor del recurso. Al respecto
hay que señalar que se trata de una visión muy mercantilista del agua que en sí es un bien
que cubre una gran cantidad de servicios ambientales, no solamente el economicista que
no siempre es el bien común. Se suelen diferenciar tres categorías:
t RI, Aceptable
t R2a, b, c, Aceptable en principio, sujeto a las condiciones a, b, c, etc. El número y
contenido de tales notas puede variar para cada zona y subzona y para cada acti-
vidad.
3
Volver al índice
320 Principios de Hidrogeología kárstica
Protección Protección
Rango de la fuente del recurso
vulnerabili-
Exterior
Interior
Fuente
3
Volver al índice
VIII. EXPLORACIÓN Y CAPTACIÓN
1. GENERALIDADES
La base de la investigación hidrogeológica y de la prospección, en un sentido más aplica-
do, tiene muchos puntos comunes con la hidrogeología del medio poroso, si bien hay que
tener en cuenta que es un medio en general heterogéneo y anisótropo, tanto más acusado
cuanto más restringida es la observación.
La cartografía hidrogeológica constituye una herramienta básica. Debe ser lo más pare-
cida a una cartografía geológica, pero en que el parámetro es hidrogeológico: delimitación
de conjuntos litológicos de comportamiento hidrogeológico similar; es por ello que en
muchos casos no tendrá interés hidrogeológico la separación entre calizas, ni calizas y
dolomías; los pequeños tramos de diferente naturaleza hidrogeológica, salvo que tengan
valor guía, no tiene interés su individualización; 20 m de margas en 500 o 300 de calizas,
no influyen a escala de sistema, si está plegado y fracturado. Todo ello es función de la
escala de trabajo, y será preciso mayor detalle cuanto menor sea la escala de trabajo.
Existe una leyenda internacional editada por UNESCO en 1970 para dar representa-
ción gráfica a los aspectos hidrogeológicos de la geología, ampliada por trabajos poste-
riores. En general los datos geológicos de todo tipo son aprovechables y encuentran una
aplicación práctica, si tenemos en cuenta que la mayor parte de los acuíferos kársticos que
deberemos estudiar se encuentran en regiones plegadas, por lo que la estructura es básica.
Sobre estos planos deben reflejarse las manifestaciones kársticas de interés hidrogeológi-
co, en especial las formas de absorción inmediata, que condicionarán la infiltración.
El análisis de la fracturación constituye también una técnica auxiliar de estudio, como
ya se ha estudiado en el capítulo I. El otro elemento clave es el inventario de puntos acuí-
fero que, junto con la cartografía, da una idea cualitativa muy precisa de la potencialidad
acuífera. Hay una serie de datos a reflejar en cada uno de ellos. El análisis estadístico de
los valores que se obtienen, la realización de pruebas de bombeo, el análisis de las curvas
de vaciado aportan la información de base para definir las características del sistema y su
potencialidad. Los caudales en los manantiales y/o pozos, análisis de sus cotas, ilustran
de su relación con el conjunto del sistema o si está aislado y/o colgado. Eventualmente
3
Volver al índice
322 Principios de Hidrogeología kárstica
podemos trazar pseudoisopiezas, con estimaciones de gradientes, en que los valores más
bajos del mismo nos indicarían zonas más permeables.
Los datos hidroquímicos son igualmente representables en o sobre planos pequeños
adjuntos al hidrogeológico de base, de tanta importancia en la planificación de la explo-
tación. La red fluvial y de drenaje, así como referencias geográficas y la topografía, deben
de acompañar siempre a estos planos hidrogeológicos. También tienen cabida de forma
esquemática, pequeños planos de isoyetas máximas, mínimas y medias.
Los cortes hidrogeológicos (geológicos, más situación del nivel piezométrico, más
situación de puntos acuíferos, que por necesidades de clarificación podríamos realizar
con escalas realizadas), son claves igualmente. Ya hemos visto también que el análisis de
los hidrogramas es fundamental como técnica de investigación.
Los métodos geofísicos más empleados [183] en investigación hidrogeológica son
los eléctricos, sísmicos y gravimétricos y microgravimétricos. Dentro de los eléctricos se
tienen sondeos eléctricos, tomografías, calicatas eléctricas, sondeos pluridireccionales,
“mise à la masse”, electromagnéticos, radar y, en el interior de las perforaciones, las testi-
ficaciones.
Los más empleados son los sondeos eléctricos y las calicatas. En ninguno de los casos
el método geofísico determina la productividad, sino que se busca sea la continuidad o la
discontinuidad dentro del afloramiento, y la fracturación de los materiales. Su empleo es
clave en la determinación de la geometría del sistema, en especial bajo los bordes imper-
meables; las calicatas y las tomografías permiten determinar las áreas más fracturadas
dentro de la masa carbonatada y la continuidad lateral. Los demás métodos han sido
empleados con desigual éxito, función del objetivo buscado. En cuanto a las testificacio-
nes, su empleo generalmente se efectúa en un marco diferente al que aquí analizamos. El
“mise à la masse” se emplea para determinar sentidos de escorrentía del agua subterránea
y estimar la velocidad, según el procedimiento suficientemente conocido.
Los métodos electromagnéticos han sido empleados con éxito en la investigación de
Port–Miou [184 y 185] y permitieron detectar un conducto kárstico a 50 m de profundi-
dad. Sin embargo el P.S., mise à la masse y los métodos de resistividad no dieron resultados
satisfactorios.
Los métodos sísmicos y microsísmicos se han empleado con desigual éxito para la
localización de niveles carbonatados (los primeros) y cavidades los segundos. Ambos
suelen ser caros, si bien la refracción y sobre todo reflexión, dan gran precisión; dado
que puede haber contraste de propagación entre la zona karstificada y la no karstificada.
Empleados esencialmente bajo recubrimientos, para ver profundidad y continuidad.
Los métodos microgravimétricos son empleados con éxito para la detección de
cavidades de una cierta dimensión, como consecuencia del vacío creado. Fácil desde la
aparición del microgravímetro en 1968, de gran precisión. Da anomalías más grandes
de las que corresponden a la cavidad, debido a que hay una disminución de la densidad
alrededor de la cavidad como consecuencia de la tensión.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 323
Al margen de los trazadores, a los que dedicaremos un apartado, existen otras técnicas
que se emplean para casos en general concretos. Es el caso del empleo de la termografía de
infrarrojos, cuya coloración es muy sensible a los cambios de temperatura; se utiliza con
éxito a la localización de surgencias de macizos kársticos en el mar, e incluso en tierra,
para apreciación de áreas con nivel piezométrico poco profundo, etc.
Las fotos desde satélites pueden también aportar una serie de datos en las investigacio-
nes hidrogeológicas. Digamos por último que los registros térmicos de elevada precisión
pueden aportar datos sobre funcionamiento de los acuíferos, áreas de mezclas, interco-
nexión de sistemas, existencia de flujos verticales, etc.
Los trazadores [186, 187 y 188] constituyen sólidos útiles de investigación de los más
antiguos empleados en el medio kárstico, iniciados por los espeleólogos para determinar
los puntos de emergencia de los ríos subterráneos que encontraban, teniendo una estima-
ción de la velocidad mínima de circulación entre el punto de inyección y el de salida. Los
trazadores más tradicionales han sido los colorantes. Presentan un elevado interés debido
a que permiten conocer ciertos mecanismos de funcionamiento de la circulación de las
aguas y, sobre todo, prever el efecto de ciertas contaminaciones.
En la aproximación sistémica del medio kárstico [18] el punto de inyección y los de
salida se encuentran dentro de un mismo sistema acuífero, de ahí su gran importancia
para definir la geometría de los mismos, y en especial, la porción de unidad en relación
con una surgencia dada. El trazador se recoge en el punto de salida, lo que permite cons-
truir un gráfico (Curvas de restitución: concentración en función del tiempo) de cuyo
análisis se obtienen una serie de conclusiones [189].
Las velocidades aparentes de circulación varían notablemente de encontrarnos
sobre un dren (0.1 a 1 m/s), cercanos al mismo (1 x 10–2 a 1 x 10–1) o lejos de él (1 x 10–3
m/s). También se observa que esta velocidad disminuye en estiaje, y que aumenta con la
proximidad de la emergencia; por todo ello, una sola experiencia con trazadores es poco
expresiva, y es necesario realizar más de una. Se pueden determinar las zonas de drenaje
preferencial cuando se efectúan muchas experiencias desde puntos distintos.
2. MÉTODOS DE EXPLORACIÓN
2.1. CONSIDERACIONES GENERALES
La caracterización del funcionamiento del sistema y de su grado de karstificación -cuando
su recarga procede únicamente de la infiltración de la precipitación caída sobre la super-
ficie aflorante- se puede deducir de la visualización del hidrograma al que se superponen
las precipitaciones, de manera que cuando la respuesta de las surgencias a las lluvias es
inmediata, con disminución brusca del caudal al cesar la precipitación se tiene un siste-
ma altamente karstificado de bajo poder regulador y, posiblemente, de reservas escasas;
en este sentido un parámetro sencillo que permite comparar un sistema con otro es la
relación Qmax/Qmin, de manera que cuanto mayor sea, más karstificado está el sistema.
3
Volver al índice
324 Principios de Hidrogeología kárstica
Dado que las dimensiones del macizo carbonatado juegan un papel en la respuesta de las
surgencias, siempre es necesario emplear tratamientos más avanzados tales como el aná-
lisis de las curvas de recesión o, mejor aún, el hidrograma correspondiente a varios ciclos
mediante los análisis de correlación y espectral simple y cruzado, o la deconvolución.
En los macizos tipo Torcal de Antequera de gran inercia, reservas considerables,
memoria elevada, la explotación mediante sondeos mecánicos, siguiendo criterios geo-
lógicos e hidrogeológicos elementales, puede dar resultados muy favorables; sería el caso
de muchos de los acuíferos del área mediterránea (España, Marruecos, Argelia, Túnez,
Libia...), intensamente explotados durante los últimos 30 años. Por el contrario, en los
acuíferos tipo Aliou, caracterizados por ausencia de reservas, circulación muy rápida y
prácticamente restringida a un conducto, o pocos conductos, muy transmisivo, la explo-
tación se tiene que ceñir a la búsqueda y captación del conducto y/o a la realización de
algún tipo de obra en la propia surgencia.
La investigación de los acuíferos kársticos, desde el punto de vista de la cuantificación
del recurso, determinación del funcionamiento del sistema y/o de la ubicación de una cap-
tación tiene muchos elementos comunes con los métodos empleados en la investigación
en otros tipos de acuíferos, aunque también numerosas peculiaridades, tanto de la técnica
de aplicación como de la interpretación propiamente dicha.
La Acción 65 del Programa COST europeo, con participación de 16 países, generó
un documento de síntesis de la labor realizada; el capítulo 3 del citado documento recoge
los aspectos relativos a los métodos de investigación; dicho documento fue elaborado a
partir de una detallada encuesta realizada entre los países participantes. De los métodos
enumerados, unos permiten caracterizar el medio kárstico y otros el flujo y los fenómenos
de transporte, y ambos, a su vez, serían la base de la gestión racional del agua del sistema
[76].
Estos métodos pueden utilizarse para el conocimiento general del sistema, o para la
ubicación de captaciones -no todos-; otros se pueden emplear desde el interior del macizo
-sondeos, cavidades- y frecuentemente como variantes específicas. En este último caso la
incertidumbre es probablemente mayor, de acuerdo con las características generales del
acuífero kárstico. Una conclusión general es la necesidad de complementar las observa-
ciones; es preciso siempre recurrir a más de un método para reducir las ambigüedades
que cada método tiene por separado. Dentro de los que aportan información sobre el
medio kárstico, se tienen análisis morfoestructural, métodos geofísicos, desde superficie
y en sondeos; y medidas y análisis hidrodinámicos. Este último es también típico -espe-
cialmente cuanto se refiere al análisis de hidrogramas y las pruebas de bombeo- de la
caracterización del flujo y transporte en el sistema.
Los más específicos del flujo son el balance, recarga y distribución de la infiltración;
la hidrogeoquímica y trazadores naturales y artificiales; y la simulación numérica. La
aplicación conjunta de estos métodos permite caracterizar al sistema, tanto en los aspectos
geométricos como de funcionamiento, recursos disponibles y posibilidad de captación.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 325
3
Volver al índice
326 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 327
temperatura del agua en una serie de sondeos con una sonda de adecuada precisión (±
0.05 ºC); las áreas de flujo preferencial presentarán una anomalía negativa en período de
alimentación, cuando la temperatura ambiental es inferior a la media anual; los sectores
con alimentación vertical ascendente presentarán anomalía térmica positiva. Aunque de
muy fácil aplicación, es preciso contar con suficientes sondeos, igualmente penetrantes y
de características constructivas bien conocidas para poder llegar a establecer la distribu-
ción tridimensional del campo de las temperaturas; es por ello que la aplicabilidad real
es muy restringida. Esta metodología puede dar buenos resultados en amplios sectores
en donde además de los sondeos y pozos, determinados puntos de acceso directo al agua
pueden ser utilizadas como puntos de registro.
3
Volver al índice
328 Principios de Hidrogeología kárstica
SIERR A DE GÁDOR
N
Vícar
Aguadulce
El Ejido
Balanegra Roquetas de Mar
El Puerto
Mojonera
Balerma
Las Marinas
Guardas Viejas
0 2 4 km
NEO
R RÁ
Punta Sabinal
Punta Encina
MAR ME
DITE
Figura 221. Algunos de los sondeos del Campo de Dalías que han sido registrados
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 329
T (ºC)
18 20 22 24 26 28 30
C (mS/m)
0 10 20 30 40 50
50
100
Profundidad (m)
150
1223
200
20/VIII/96
250
Conductividad
300 Temperatura
350
D’
I
F’
N F
I’
O
E
ÁN
R
R 0 5 10 km
D I TE
MAR MED
3
Volver al índice
330 Principios de Hidrogeología kárstica
D 737
D’
696 683 200
574
693 518 586
711 412 23 0
22
Mar 23 22 -200
24
27 24 23 -400
32 30 25
? 27 -600
30
35
32 ?
40
0 1 2 3 4 km 35
A partir de los citados cortes y teniendo en cuenta las fracturas indicadas se han
elaborado dos mapas de curvas isotermas a 100 y 300 m bajo el nivel del mar, respectiva-
mente. Estos cortes horizontales permiten identificar, al menos de forma orientativa, los
posibles flujos preferenciales.
En el primero de ellos (figura 225) la curva de 22ºC delimita tres sectores de “aguas
frías”, el primero al N de El Ejido, el segundo en las proximidades de la rambla de Vícar,
y el tercero en Aguadulce. Este último sería el reflejo del proceso de intrusión marina
que actualmente afecta a las que fueron surgencias principales. La anomalía cercana a la
rambla de Vícar se debe al agua de alimentación preferencial del acuífero profundo, con-
finado bajo el manto de Felix. Existe una cierta anomalía de mucha menor envergadura
coincidente con la acequia de Balsa Nueva.
23
21 20 22 20
22 19 21
100 m b.n.m. 21 23 20
20
21 21
24 22
24 24
22
23 23
23
25
22 23
24 24
26
25
22
24 25
21 23 24 30
26 24
26 ?
?
N
25 30
28
0 5 10 km
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 331
22 20 23 24
21
18 19 21 22
300 m b.n.m. 20
19
21 21
22 22
25 23
23 24
26 27
29
30 32
24 35
25
26
27
35
28
0 5 10 km
N
Figura 226. Isotermas esquemáticas en el nivel -300 m
3
Volver al índice
332 Principios de Hidrogeología kárstica
400
I’ F-F’ I
200
200
156 894 902 A-8
63 948
2
1038 A-9
96
9
0 2000
0
50
10 00
00
0
-200
-200
-400 0 -400
50
00
00
250
150
00
-600 00 -600
50
1000 20 0 1 2 3 4 km
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 333
D-D’
F I-I’ F’
400
488 567 8
9
56 1200
683
68
200 360 362 802 200
5000 891 900 38 54 9 6
10 10 104 114
94 9
95 9
0
948
95
0 500 5000 2000 0
1000
-200 -200
1000
?
-400 -400
Cuaternario Calizas y dolomías U. Gádor Agua fria con bajo contenido salino
Figura 228. Corte F–F’ con indicación de la conductividad eléctrica y los tipos de flujos estimados, tenien-
do en cuenta también las isotermas
Los registros más clásicos y convencionales tanto eléctricos -localizados o no, micro
o macro- como sónicos, radiactivos naturales y artificiales, son también de gran utilidad.
Pero posiblemente la herramienta más resolutiva en sondeos sea la cámara de video
sumergible; aunque han pasado muchos años desde las primeras aplicaciones en España,
los nuevos equipos en color, con cobertura en todas las direcciones, zoom, y capaces de
resistir altas presiones, constituyen la mejor posibilidad de reconocimiento del karst en
profundidad, con resolución solamente superable por la observación directa en aflora-
miento. Los medidores de flujo en sondeos constituyen una herramienta cuya correcta
utilización puede aportar una información muy importante sobre la karstificación y el
flujo preferencial en los sondeos mecánicos y su entorno [197].
3
Volver al índice
334 Principios de Hidrogeología kárstica
El trazado de curvas isopiezas puede resultar muy difícil si se tiene en cuenta la red
de bloques y conductos; las frecuentes divisorias teóricas existentes pasarían totalmente
desapercibidas o se terminaría dibujando una superficie piezométrica muy alejada de la
realidad. Las medidas de potencial puntuales en una misma vertical y su evolución tem-
poral pueden aportar mucha información sobre el funcionamiento local y/o regional del
sistema [200].
Los registros de caudales y/o de niveles con un paso de tiempo bajo permiten carac-
terizar procesos tales como la alimentación rápida y/o retardada, respuesta a precipitacio-
nes, propagación de contaminantes, y relaciones drenes-bloques. En determinados casos
las evoluciones piezométricas pueden permitir estimar los valores de los coeficientes de
almacenamiento y de la transmisividad de los conductos, fracturas y matriz, asumiendo
determinadas hipótesis de dudosa validez [201].
t la infiltración media suele ser superior o muy superior a la de los medios de poro-
sidad intergranular
t las velocidades de tránsito son también superiores
t el almacenamiento medio suele ser mucho más reducido que en el medio de poro-
sidad intergranular.
De todo ello se puede concluir que la regulación de los sistemas kársticos es -normal-
mente- más compleja que la de los sistemas detríticos. El dominio climático condiciona
igualmente el porcentaje de recarga. En zonas semiáridas los valores pueden ser muy bajos
e incluso nulos si los eventos lluviosos son de baja intensidad y cantidad. Sirva de ejemplo
ilustrativo el caso del SE español expuesto a continuación.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 335
N
0 50 100 km
Límite de provincia 3
Vin
Ríos
a
Alicante
lop
Masa de agua 2
ó
Se
gu
ra
o
ne
Murcia
rá
er
dit
Me
Mar
Almanzora
Figura 229. Esquema hidrogeológico del SE español con indicación de la ubicación de los ejemplos
tratados
3
Volver al índice
336 Principios de Hidrogeología kárstica
donde NDVI es la media a largo plazo del Índice de Densidad de Vegetación Normalizada
(Normalized Density Vegetation Index) observado a nivel de pixel; los pares de valores
(NDVImin, ETmin) y (NDVImax, ETmax) están referidos a los del NDVI y ET esperados para
dos condiciones de referencia que tienen que ser previamente definidas de acuerdo con
la precipitación media anual (MAP) o un índice similar relacionado con el agua, como
es el Coeficiente Evaporativo de Specht [207]. A nivel del píxel, los valores de NDVImin
(condición de suelo desnudo) y NDVImax (cobertera vegetal próxima a su status potencial
correspondiente a su precipitación) pueden ser adoptados empíricamente como el infe-
rior y máximo del diagrama de dispersión MAP–NDVI obtenido para una muestra de
píxeles sin superficie lateral y entrada de aguas subterráneas [208]. Por su lado, los valores
de referencia de ETmin y ETmax se pueden estimar a partir de un balance mensual de agua
que integre la dinámica media estacional del clima (P y ETP), la capacidad de retención
de agua del suelo, y un coeficiente que represente la media anual de la conductancia eva-
porativa de la vegetación [207].
Con los datos de la sierra de Gádor, para las 33 cuencas que cubren un total de 552
km2 se obtienen unos valores de recarga potencial media de 55, 75 y 100 hm3/año para el
año seco, medio y húmedo, respectivamente. Estas cifras equivalen a 29 %, 31 % y 35 %
de la precipitación en los años secos, medios y húmedos, respectivamente. Dado que el
procedimiento requiere de un entorno GIS para obtener su mayor rendimiento, se consi-
gue una estimación areal de la recarga, lo cual puede tener el uso posterior de diseñar los
emplazamientos idóneos en donde llevar a cabo recarga artificial [209].
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 337
donde Pi la lluvia durante ese periodo, en mm, Ti es la temperatura media del aire en ºC,
y A la permeabilidad del acuífero en m2. b es un parámetro de calibración adimensional
que convierte la temperatura en ETP. Su valor está comprendido entre 1.3 en zonas frías y
1.6 para áreas calurosas. Los parámetros M y N, que tienen que ser previamente calibrados
mediante los datos de la dinámica de evolución del nivel freático, determina la fracción de
la lluvia eficaz esperada que alcance el nivel freático, como por ejemplo Pi - Tiβ.
3
Volver al índice
338 Principios de Hidrogeología kárstica
ΔVi=hi×A×S (5)
hi =
( )
M Pi Ti A Bi
N
(6)
SA
Por último, M y N se ajustan para el período simulado comparando los valores de Δhi
medidos con los simulados a partir de los datos de Pi, Ti y Bi.
Los resultados obtenidos de aplicar el modelo ERAS en acuíferos kársticos de las pro-
vincias de Murcia y Alicante cubren un abanico comprendido entre 7 y 208 mm, según
se trate de años secos o húmedos, equivalentes al 4 y 47 % de la precipitación, respecti-
vamente [204]. Las diferencias se deben a las propiedades del suelo, de la vegetación, a
la heterogeneidad geológica, al grado de karstificación y de la fracturación. Este mismo
modelo ha sido aplicado [214] al pequeño acuífero carbonatado del Ventós, con baja iner-
cia a los eventos lluviosos y con largos períodos con ausencia total de recarga (figura 230).
80
260 m s.n.m.
P mm
60
240
40
220
20
0 200
1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
Figura 230. Recarga obtenida mediante el modelo ERAS en el acuífero del Ventós para el período de
simulación 1999–2008
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 339
2.6.2. Ejemplos
2.6.2.1. Sistema kárstico Nastan–Tigrad, SW de Bulgaria
A) Datos históricos
Este sistema ya ha sido descrito en el capítulo V. Se trata de una región en los Rodopes, al
SW de Bulgaria cercana a la frontera griega. Se caracteriza por tener un relieve kárstico
abrupto; este sistema descarga por varias surgencias con caudales que pueden superar 2
m3/s (tabla 39 y figura 231), dos de ellas (67 y 39) con control de calidad y caudal por el
organismo público de Bulgaria (NIMH). Los objetivos perseguidos con esta experiencia
fueron la de confirmar los resultados de experiencias previas, en el sentido de que el río
Tenesdere alimenta al manantial de Beden (39ª), así como contribuir al conocimiento de
la geometría y compartimentación del sistema.
3
Volver al índice
340 Principios de Hidrogeología kárstica
M Río
Parámetro M 10 S 101 M 67 S 11 S 12
39a Tenesdere
Caudal l/s 20 - 582 97 720 1 721
Cota m 760 770 709,9 780 785 820 1260
Distancia punto
8,75 8,8 9,25 7,25 7,0 10,75 0
inyección, km
Diferencia cota m 500 490 550 480 475 440 0
1
10 Beden
67
N
11 Río
10 39 Sch
ivak
olo
sch
Rí ko
12 o
Te
nes
de
m
re
chi
Kri
Río
Mugla
Trigrad
RUMAN
IA
Danubio
1
ro
Sofia
RIA
Neg
LGA
5 BU
Mar
2
Beden
A
6 E CI GRECIA
TURQU
ÍA
3
GR
0 2 4 6 km
4 7
Figura 231. Esquema hidrogeológico del sistema kárstico Nastan–Trigradska. 1: Brechas, conglomerados,
areniscas y limolitas; 2: Granitos, gneises y esquistos; 3: Riolitas; 4: Mármoles; 5: Manantial; 6: punto de
inyección; 7: sondeo
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 341
En este sector se realizaron dos experiencias previas, en Agosto de 1954 con NaCl
como trazador; y en Julio de 1999. En la primera se utilizaron 9 tn de sal común en un
lugar cercano al que se ha utilizado en esta experiencia. El trazador se detectó en las sur-
gencias 10 y 67 tras 41 y 63 h, respectivamente.
B) La experiencia realizada
El 9 de Junio de 2000 se inyectaron 5 kg de fluoresceína diluida a las 12 h en el lecho
del río (fotos 66 y 67) en su cuenca alta 200–300 m por encima del lecho seco, a 3,5
km del pueblo de Mugla, a cota 1260 m (figura 231). El caudal del río en el momento
de la inyección era 721 l/s (tabla 39). La salida del trazador fue controlada en continua
en los puntos 11 y 67 en las piscifactorías de Beden y Nastan (fotos 68 y 69) mediante
muestreadores automáticos Edmund Büler modelo Calipso 4.20.2–04. La cadencia de
muestreo fue horaria. Los puntos 10,12 y 39a fueron muestrados cada 12 horas y también
se colocaron bolsas de carbón activo en cada uno de ellos. Además, se tomó un litro de
agua de concentración cero para estimar el fondo en cada uno de los puntos de inyec-
ción. Las muestras de agua fueron analizadas mediante un espectro–fluorímetro y un
espectrofotómetro SPEKOL 10, Carl Zeiss Jena con límite de determinación de 5 ppb. La
fluoresceína de las muestras de carbón activo se puso en disolución utilizando 100 ml
de una disolución al 15% de KOH durante 15 minutos. Las características de los puntos
muestreados se muestra en la tabla 39.
El manantial 67 se encuentra en una piscifactoría en la carretera Nastan–Devin.
Sucaudal, considerado constante durante la experiencia, era 582 l/s. Se tomaron 92 mues-
tras de agua entre el 10 y el 14 de Junio. 11 otras muestras, a razón de dos por día, se toma-
ron durante el período 14–19 de Junio. Tres bolsas de carbón activo también se utilizaron,
el último retirado el 1 de Julio 23 días después de la inyección.
El manantial 11 también está en un manantial que alimenta a una piscifactoría; se
equipó con un muestreador automático también. Con 97 l/s de caudal, sed tomaron 75
muestras de agua entre el 10 y el14 de Junio. También se tomaron 11 muestras a razón
de dos por día entre el 14 y el 19 de Junio y se utilizó carbón activo hasta el primero de
Julio. El manantial de Beden nº 39 se tomaron 19 muestras a razón de dos diarias entre
el 10 y el 19 de Junio, así como tres bolsas de carbón activo. Su caudal medio durante la
experiencia fue de 720 l/s.
3
Volver al índice
342 Principios de Hidrogeología kárstica
Fotos 66 y 67. Dos instantáneas del vertido del trazador en el río Tenesdere
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 343
Foto 68. Los Dres. Vallejos y Calaforra, junto a un colega búlgaro, preparan las bolsas de carbón activo (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
344 Principios de Hidrogeología kárstica
C) Resultados
Las curvas de restitución de los manantiales 11 y 67 se muestran en la figura 232; en
ambos casos se consigue una adecuada reconstrucción del tránsito del trazador. Son las
mismas surgencias ya estudiadas en las experiencias anteriores. La fluoresceína fue detec-
tada a simple vista a las 13:45 del 11/06/2000 en la surgencia 11, mientras que en Nastan
(67) se hizo analíticamente a las 9:30 del 11/06/2000.
35
30
Concentración (ppb)
25
20
15
10
0
0 50 100 150 200 250 300
Tiempo (h)
En el manantial 67 el valor máximo -32 ppb- se alcanzó a las 18:30 del 11/06/2000, es
decir, 54,30 horas después de la inyección. La velocidad aparente es en este caso 170 m/h.
Por su lado, en el 11 el valor más elevado se detectó sobre las 21:30 del 11/06/2000 que
corresponde a una velocidad media aparente de 126 m/h. Como se puede ver en la figura
232, la velocidad media in la dirección del manantial 11 es menor que en el 67 a pesar de
que el trazador fue detectado antes dado que está más cerca del punto de inyección. En los
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 345
manantiales 39a, 10 y 12 los valores observados estuvieron por debajo del límite de detec-
ción durante toda la experiencia (figura 233) por lo que no se puede garantizar la llegada
del trazador a esas surgencias. Todo apunta a que la surgencia 39a está desconectada del
sistema inyectado y, en consecuencia, su área de alimentación es diferente a las 11 y 67.
Concentración (ppb)
6 5
5 4
4 3
3
2 2
1 1
0 0
.6 00
.6 00
.6 00
.6 00
.6 00
.6 00
.6 00
.6 00
0
.6 00
.6 00
.6 00
.6 00
.6 00
00
.6 00
0
0
17 0.0
Días
13 1.3
11 1.3
12 10.
12 20.
13 20.
14 20.
15 20.
15 10.
16 20.
16 10.
17 10.
18 20.
18 10.
19 20.
19 10.
0.
12 20.
.1
1
.2
.2
6.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.6
.6
.6
.
11
Figura 233. Posibles curvas de restitución del trazador en las surgencias 39a (azul), 12 (verde) y 10 (rojo)
Concentración [μg/l] Curva de recuperación (%) Concentración [μg(l] Curva de recuperación (%)
90
25 30 90
70
20
20 60
15 50
10
30 10
30
5
10
0 0
0 50 100 150 200 250 0 50 100 150 200 250
Tiempo (h) Tiempo (h)
3
Volver al índice
346 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 347
ubio
í o D an
R
RU
MA
NIA
N
Dobrich Shabla
Varna
0 10 20 30 km
3
Volver al índice
348 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 70. Preparando la inyección del trazador en el sondeo del parque de Dobrich. A la izquierda, el Dr.
Dimitrov y a la derecha el Dr. Velikov (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 349
280
300
400
200
200
300
300
100
100
2,0
2,4
30
10
10
14
3
CPM μR/h Ohm.m g/cm ºC mm
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
110
3
Volver al índice
350 Principios de Hidrogeología kárstica
200
280
300
300
100
100
2,2
1,9
12
20
20
60
16
10
3
m CPM μR/h Ohm.m g/cm ºC mm
10
20
30
40
Figura 237. Columna litológica del sondeo del parque y registros de resistividad, caliper y rayos gamma
Los registros obtenidos se muestran en las figuras 236 y 237. A partir del trazado de
la columna mediante el método del pozo único [220 y 221] y tras los registros en diferen-
tes tiempos ti se puede determinar el caudal específico q (m/d) o velocidad de filtración
en ambos pozos mediante la expresión
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 351
γ NATURAL (I1-I 6) q
2200
2600
3000
1400
1800
600
600
200
200
300
100 3 6 9
3
20 CPM CPM m /d
30
Vcp
40
Figura 238. Síntesis de los registros realizados en el sondeo del parque tras la inyección del trazador
2000
2200
1000
1200
1400
1600
1800
400
400
600
800
200
200
300
100
1 2 3
CPM CPM m/d
60
70
80
90
100
110
γ NATURAL (I1-I 6) q
Figura 239. Síntesis de los registros realizados en el sondeo de la estación de autobuses tras la inyección
del trazador
3
Volver al índice
352 Principios de Hidrogeología kárstica
Los valores aplicados para C0 variaron entre 84 y 190 con un valor medio de 127,7
CPM para el sondeo del parque, y 20 y 210, con un valor medio de 95,7 en la estación de
autobuses. Los tramos más transmisivos en ambos sondeos fueron los tramos 36,5 a 44,5
m, con q media de 10,51 m/d, ρa de 2,05 g/cm3 y C0 de 120,7 CPM. Para la estación de
autobuses el tramo 63,5 a 84,5 m, con q media de 1,01 m/d, ρa de 2,29 g/cm3 y C0 de 68,31
CPM. También se puede estimar la velocidad real de flujo U a partir de q mediante U = q/
n0 donde q = V = K.i siendo K la conductividad hidráulica en m/d, i el gradiente hidráuli-
co y n0 la porosidad eficaz. Los valores obtenidos fueron de 14,4 m/d para el intervalo de
profundidades 29,5–44.5 m en el sondeo del parque.
3. CAPTACIÓN
3.1. GENERALIDADES
En el medio kárstico existe gran heterogeneidad y anisotropía, y gran variación de caudales
en el tiempo. De ello se deduce, por un lado, que se impone una regulación de las aportacio-
nes para optimizar su gestión; y por otro, que la heterogeneidad juega un papel importante,
lo que puede llevar consigo un porcentaje elevado de fracasos, con mayor riesgo que en los
acuíferos detríticos. Para la regulación acudiremos a las captaciones (figura 240), comenzan-
do por la más sencilla que es la derivación de manantiales a veces acompañado de embalses
en las surgencias; las galerías, que fue el procedimiento más extendido durante muchos
siglos; y los sondeos. De todos ellos caben combinaciones más o menos imaginativas.
En este esquema nos movemos desde el caso más simple al de mayor riesgo. No hace-
mos mención a las obras de regulación de aguas de superficie en el medio kárstico, dado que
no es objeto de esta obra. No obstante, en este medio se realizan estos tipos de obras, inclu-
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 353
a
b c
d e f
g h i
j
k l
m n
o p
Figura 240. Principales métodos de captación en orden cronológico aproximado. (a: derivación; b: galería
en manantial; c: extracción desde cashimba o cenote; d: embalse en surgencia; e: complementado con
sondeo horizontal con cierre bajo la presa; f: sondeo vertical aguas abajo del manantial; g: idem horizontal
con cierre; h: galería aguas abajo del manantial; i: galería con sondeos en su interior (los suizos, Crevillente);
j: sondeo vertical y galería horizontal (Lez, Montpellier); k: pozo y galería con taladros bajo el manantial; l:
idem con prolongación de la horizontal, con cierre); m: presa subterránea y sondeo aguas arriba (Port Miou);
n: impermeabilización de conductos kársticos submarinos; o: pozo vertical y galería horizontal a cota cero
(acuíferos costeros); p: sondeos aguas arriba del manantial .
3
Volver al índice
354 Principios de Hidrogeología kárstica
Fotos 72 y 73. Dos aspectos del nacimiento del río Mundo en un singular “reventón” (fotos A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 355
Foto74. Nacimiento del río Mundo –reventón o salida de elevado caudal de escasa duración- ejemplo de
surgencia de difícil o nula posibilidad de regulación dadas sus características
Foto 75. Manantial del Gorgotón, dentro del lecho del río Júcar (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
356 Principios de Hidrogeología kárstica
Foto 76. El manantial del Molinar, abastecimiento tradicional a la ciudad de Alcoy (foto A. Pulido)
Foto 77. Sondeos de abastecimiento a Alcoy realizados en el entorno del manantial del Molinar con el fin
de garantizar las demandas de los estiajes pronunciados (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 357
Foto 78. Salida al río Montejaque del sistema Hundidero–Gato conectado con el embalse de Montejaque
(foto A. Pulido)
Foto 79. Batería de sondeos (tres, de los que funcionan dos en la instantánea), combinada con un embalse
de almacenamiento visible a la izquierda (foto A. Pulido)
3
Volver al índice
358 Principios de Hidrogeología kárstica
Fotos 80 y 81. El manantial de Tormos (Alicante) y su derivación, junto a un sondeo en la misma surgencia
para garantía de suministro en estiaje (Fotos A. Pulido)
Antes de realizar una obra de este tipo es preciso conocer bien el funcionamiento del
sistema y sus parámetros. También se tiene que tener la certidumbre de que al aumentar
la cota de la emergencia no se va a producir una salida por otro punto que quedase a cota
inferior y fuera de la cerrada. También se le señala como inconveniente el hecho de que el
coeficiente de almacenamiento medio es del orden de 0.01 a 0.05.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 359
Fotos 82 y 83. Dos “embalses” en surgencias kársticas en las proximidades de Lisboa; la segunda abastecía
a una industria papelera (fotos A. Pulido)
3
Volver al índice
360 Principios de Hidrogeología kárstica
3.4. GALERÍAS
Este ha sido el procedimiento de captación durante muchos años, cuando no existían los
equipos de elevación. La galería como elemento regulador de acuíferos es nefasta y muy
cara, salvo en condiciones muy especiales, debido al hecho de que no se modifica el régimen
del acuífero, es decir que sigue saliendo más agua cuando menos se necesita, y se reduce en
estiaje, al tiempo que se reduce el volumen del almacén. Tienen la ventaja aparente de que,
proyectada perpendicularmente al juego de fracturas de más actividad hidráulica, permite
intersectar un mayor número de discontinuidades acuíferas que una obra vertical.
Fotos 84 y 85. Boca de acceso a la galería de “los suizos” en el borde meridional de la sierra de Crevillente
(fotos A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 361
Tolomó
Sierra del Reclot N
310 m
5 0 5
Na++K+++ Cl- --
Mg SO4
-
Ca++ CO3
nivel
del mar
CRollo
o
l Roll R-2
Sierra de Algayat a de La
Sierr R-4 O
fra
Hondón de
las Nieves B
Tolomó
T-10
Casas de T-6
Galiana e
Hondón de
los Frailes
A e Cre
vill ent 0 4 km
r ra d A, B y C Sectores de explotación
Sie
G-8
Calizas y dolomías
Galería de
los suizos Sondeos de explotación
Figura 241. Esquema hidrogeológico de la sierra de Crevillente con indicación de la situación de la galería
de los suizos y diagramas de Stiff. Modificado de J.M. Andreu
3
Volver al índice
362 Principios de Hidrogeología kárstica
12 11 10
9
8 7
6
5
32
4
Sondeo
100 m
Figura 242. La galería en planta con indicación de los terrenos atravesados y detalle de los sondeos de
explotación actualmente existentes en su interior. Modificado de J.M. Andreu
3.5. SONDEOS
3.5.1. Consideraciones prácticas
La forma más usual de regulación consiste en la realización de sondeos mecánicos, de
características muy variables, función del objetivo previsto. Como norma usual en mate-
riales carbonatados, se recomienda la realización de la obra a rotopercusión (foto 86) o a
percusión, aunque es un método muy lento. También son utilizables la rotación inversa
y la rotación normal, pero con agua. Hay que desechar la rotación con lodos normales
(bentonita), debido a que un sondeo así realizado resulta muy difícil de desarrollar, y es
muy costoso si hay pérdida de circulación.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 363
Foto 86. Máquina de rotopercusión iniciando un sondeo en los mármoles de Castell de Ferro (Granada)
(foto A. Pulido)
3
Volver al índice
364 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 365
Su interés es máximo en el caso de calizas, en donde parte de las mismas están frac-
turadas; de no ser así, lo único que se consigue es limpiar el entorno e incrementar míni-
mamente el radio de la obra. Tengamos en cuenta que un litro de HCl al 15 % (el HCl
comercial tiene 20 – 20º Beaumé → 31 – 35 %, por lo que tendremos que diluir, siempre el
HCl en el agua y no el agua en HCl, para evitar accidentes). Es conveniente disponer de
una base –bicarbonato sódico en agua, y en polvo- para prevenir accidentes) disuelve 221
gramos de Ca CO3 y 203 g de Mg CO3. A 25º C, la reacción con la caliza dura 40’ y 50’ con
la dolomía (a 95 % de neutralización del ácido). Se suele trabajar con varias toneladas (10
a 20 tn), realizándose varias pruebas, en general con dosis crecientes.
Al HCl se añaden una serie de aditivos cuya finalidad se expone a continuación:
Antiespumantes.- El CO2 puede dar lugar a grandes cantidades de espuma, que pue-
den provocar la salida del ácido por la boca. Se suele emplear 1 a 10 g/l de alcohol amílico,
u otros que se venden en el mercado bajo diferentes nombres comerciales.
Inhibidores.- Para reducir la agresividad del ácido a las tuberías, bombas, etc. Se
emplean fosfatos, polifosfatos, tiofenoles, poliaminas, gelatina, etc, en concentraciones
de 2 a 5 g/l. Dado que se destruyen con gran facilidad, es preciso añadirlos a la mezcla
inmediatamente antes de su uso.
Dado que suele existir yeso junto con las calizas (no siempre) se hace necesario evitar
que precipite como tal, añadiendo un compuesto (biofluoruro amónico, F2HNN4) que
da lugar a sulfato amónico, soluble SO4(NH4)2. Hay algunos otros aditivos que se pueden
emplear, pero que en realidad no son imprescindibles.
El efecto del ácido (20.000 kg de HCl al 15 % disolverían 4.420 kg de CaCO3, 1728 m3)
es más por la abertura de fisuras y limpieza de las mismas, que por aumento del diámetro
3
Volver al índice
366 Principios de Hidrogeología kárstica
de la captación, cuyo efecto como tal sería despreciable. Es por ello que un elemento clave
a aprovechar en la acidificación es la gran presión creada por el desprendimiento del CO2,
que puede originar una auténtica fracturación hidráulica.
a) Inyección a presión con cierre hermético de la boca del sondeo, con lo que el CO2
da la presión
b) Inyección sin cierre hermético, con introducción de un caudal de agua simultáneo
para conseguir que el ácido penetre en el acuífero.
Podemos hacer la inyección con una bomba o por gravedad. A menudo deberemos
hacerlo desde el camión cisterna (fotos 87 a 90), por lo que es preciso hacerlo en poco
tiempo para evitar que el CO2 pase a la cuba y produzca la salida del ácido. Una vez
introducido el ácido y con todas las válvulas cerradas, se introducirá éste en el acuífero,
favorecido por la presión de un compresor para favorecer la introducción del ácido en el
acuífero. Cuando el nivel del agua está cercano de la superficie es necesario tomar pre-
cauciones para evitar excesos de presión que pueden hacer saltar la tubería; en este caso
se pueden emplear dos packers que aíslen el tramo a acidificar.
Dado que disponemos de inhibidores, podremos hacer la acidificación con la bomba
instalada y proceder, al cabo de aproximadamente una hora de inyección, a bombear y
eliminar todo el Cl2Ca generado; si el n.p. está cercano a la superficie podemos emplear
un compresor.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 367
Fotos 87 y 88. Previamente a la acidificación hay que extraer el equipo de bombeo; la foto corresponde a un son-
deo en Aspe (Alicante tras haber sido sometido a desarrollo mediante explosivos (sector del Tolomó; fotos A. Pulido)
3
Volver al índice
368 Principios de Hidrogeología kárstica
Fotos 89 y 90. Dos instantáneas de la acidificación de un sondeo en la sierra del Rollo, Aspe (fotos A. Pulido)
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 369
HCl
H2O
Figura 243. Esquema muy simplificado de una acidificación con cierre hermético
Vemos, por tanto, que una acidificación suele ser bastante laboriosa, siendo pocas
las empresas existentes en el mercado que tengan el material necesario para hacerlas.
Teóricamente deberíamos disponer de bombas, compresor, tanques para ácido y para
agua, tuberías, pulverizador, etc. En la realidad con dos camiones cisterna, uno de ácido y
otro de agua, tubos respectivos, cierre de la boca, manómetro y válvulas de cierre, puede
ser suficiente; incluso, y en extremo, a veces podemos prescindir de los aditivos.
3
Volver al índice
370 Principios de Hidrogeología kárstica
bajo. De acuerdo con los estudios de Koenig sobre gran número de acidificaciones, el 80
% de los pozos conseguían mejoras notables en el caudal específico (0 al 1100 %) sin que
existieran mejoras en los restantes, o los efectos fueran negativos.
Las pruebas efectuadas en 15 sondeos por otro autor ponen de manifiesto que las
mejoras más espectaculares corresponden a aquellas obras con más bajo Qs de partida; los
incrementos más notables se consiguen tras la primera acidificación, siendo numerosos
los que registran un descenso tras la tercera. La mejora del conjunto estuvo comprendida
entre 17 y 1100 %. Algo similar se puede decir de los datos obtenidos por otros autores
referidos a 12 pozos, en donde los resultados más espectaculares corresponden a la segun-
da prueba (15 – 1875 %).
Conviene resaltar que la gran liberación de CO2 confiere alta agresividad al agua; este
hecho, unido a la elevada liberación de CO2 trae consigo el que análisis de agua posterio-
res (incluso varios días o más de un mes) se obtengan aguas de gran contenido en HCO3- y
facies clorurada cálcica. Por otro lado, cabe destacar el hecho de que el ácido tiene mayor
densidad (1,21 g/cm3) que el agua por lo que tiene tendencia a irse hacia el fondo; por ello,
el mejor sistema de inyección es el de chorros laterales con fondo cerrado.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 371
Experiencias con trazadores pusieron de manifiesto que existían otros dos grandes
conductos en relación con la surgencia, por donde se iba el agua. Dos nuevas presas per-
mitieron levantar el nivel del agua en la surgencia, disminuir las pérdidas al mar y dejar
el contenido en Cl- por debajo de los 250 mg/l. Con esta nueva obra se consiguió reducir
sensiblemente el contenido salino del agua bombeada. Este esquema nunca llegó a funcio-
nar al no cumplirse las estimaciones de aumento de la demanda de agua.
3
Volver al índice
372 Principios de Hidrogeología kárstica
También se han intentado captar aguas dulces costeras mediante el cierre de conduc-
tos conectados con el mar para garantizar la buena calidad del agua (caso de las surgencias
de Golubinka; [223]; figura 240 n), o la combinación pozo-galería justo por encima de
la cota del nivel del mar [224 y 225] con el fin de evitar la salinización (figura 240 o). Se
constata en estos casos que frecuentemente la concentración salina de las aguas es supe-
rior a la del acuífero incluso a + 2 m, que sería indicativo de la existencia de procesos de
mezcla agua marina - agua continental por encima del nivel del mar.
Otra modalidad de explotación de surgencias submarinas es la puesta a punto a
nivel experimental en el manantial del Galeso en el Mar Tirreno (Italia). El mecanismo
consiste en colocar una campana en el punto de surgencia, previamente identificado por
otros métodos, de manera a conseguir que el agua dulce salga directamente al exterior
por el tubo situado en la extremidad superior de la campana, salvando así la carga de
agua salada; en esas condiciones el agua alcanza una cota superior a la del mar, siendo así
susceptible de captación.
4. IMPACTOS DE LA EXPLOTACIÓN
Se pueden considerar dos grandes grupos: los impactos directos, es decir estrictamente
ligados a la acción de explotar; y los indirectos que dependen de una serie de circunstan-
cias espaciales en cada caso. Frecuentemente estos impactos se asocian más a la denomi-
nada sobreexplotación [226 y 227] o, como otros prefieren, explotación intensiva [228, 229
y 230], aunque no obligatoriamente.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 373
Deterioro de la calidad del agua.- A veces la explotación del acuífero llega a movi-
lizar aguas de pobre calidad que, por ejemplo, ocupan los tramos finales del sistema por
segregación gravitatoria. Suele ser el caso de los numerosos sistemas kársticos en las
Cordilleras Béticas que tienen el Trías Keuper como sustrato. Hay ejemplos de paso de
facies bicarbonatada cálcica a clorurada sódica tras pocos años de explotación, en áreas
con una zonación hidrogeoquímica en la vertical.
3
Volver al índice
374 Principios de Hidrogeología kárstica
Mucho más frecuente es el caso de los acuíferos costeros que puede favorecer el avance
de la cuña salina en estos sistemas kársticos. Tal sucede en el acuífero del Campo de Dalías
(Almería, España), donde los bombeos continuados han dado lugar a sectores con más de
10.000 mS/cm [234]. A veces, cuando el acuífero costero afectado es de pequeñas dimen-
siones se puede producir Sobrebombeo estacional con inducción de intrusión marina, a
pesar de que la extracción es inferior a la recarga anual del acuífero [235].
Un caso especial puede ser el deterioro relacionado por el drenaje de áreas mineras
sobre carbonatos. Las minas de Olkusz en las cercanías de Cracovia (Polonia) aportan un
buen ejemplo -en cierta medida indirecto- de contaminación procedente de los residuos
de una fábrica de papel situada a más de 5 km de la explotación minera [236]. La movili-
zación de partículas finas -arcillas y limos- como consecuencia de las turbulencias gene-
radas por los bombeos es otro aspecto a tener en cuenta, al obligar a decantar y/o filtrar
el agua. Ello hace recomendable controlar la turbidez durante las pruebas de evaluación
de la potencialidad acuífera de un sector, muy especialmente si se bombea en la propia
surgencia o en conductos kársticos.
Alteración del régimen de los ríos.- En regiones semiáridas kársticas los ríos suelen
carecer de caudal, salvo en eventos lluviosos de alta intensidad. No obstante, hay muchas
otras regiones que tienen cursos de agua perennes en áreas kársticas, con la correspon-
diente afección en caso de bombeos intensivos, con notables efectos ambientales negativos
en muchos casos [238]. Sería el caso de los Parques de las Lagunas de Ruidera y de las
Tablas de Daimiel, catalogados en ciertos momentos de catástrofe ecológica. La prolife-
ración de sondeos de manera totalmente descontrolada ha llegado a secar unos enclaves
muy emblemáticos [239, 240 y 241]. En determinados casos puede ser adecuado provocar
una alimentación inducida estacional a partir de los ríos para garantizar el abastecimiento
en aguas bajas, o llevar a cabo trasvases, como ha sido el caso de las Tablas.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 375
Complicaciones legales con terceras personas.- Los problemas iniciales surgen con
los derechos adquiridos de las aguas de los manantiales; la reducción del caudal estival
coincide con la mayor demanda, lo que permite paralizar los bombeos si no los han pro-
movido los usuarios tradicionales. En muchos países hay ejemplos de intento de regula-
ción de surgencias kársticas tras detallados estudios y costosos sondeos de explotación.
Los ejemplos de Deifontes en Granada, con una capacidad de bombeo de 2.35 m3/s, y los
de Pego son dos casos que nunca llegaron a funcionar por la oposición de los usuarios.
Pueden llegar a generar largos y costosos procesos judiciales tendentes a proteger los
derechos adquiridos de los usuarios.
Inducción de colapsos.- Hay muchos ejemplos en todo el mundo que ilustran sobre colap-
sos kársticos en cuya génesis la explotación del sistema tiene una cierta influencia [232]. El
agua actúa como elemento estabilizador ya que soporta parte de la carga; los descensos bruscos
de nivel generan gran inestabilidad y pueden dar lugar a colapsos. En otros casos los bombeos
favorecen la movilización de las arcillas que colmatan parte de los conductos kársticos con el
consiguiente desequilibrio que también puede favorecer el colapso [246].
Los países con mayor número de colapsos son probablemente China y USA [238].
Las dimensiones medias de los colapsos son menos de 20 m de diámetro y menos de 10
m de profundidad. La forma es muy variable desde circular a elíptica y alargada. En el sur
de China los colapsos inducidos por bombeos son más de 3000 desde 1960. Como con-
secuencia de tales colapsos se pueden destruir edificios, carreteras ferrocarriles, tuberías
y otras infraestructuras enterradas. Los daños provocados por el colapso en Whiter Park
City (Florida) en Mayo de 1981 costaron posiblemente más de 4 millones de dólares [247
3
Volver al índice
376 Principios de Hidrogeología kárstica
y 248]. Cuando están implicados los yesos, los procesos suelen ser más rápidos como con-
secuencia de su mayor solubilidad [249]. Los colapsos y subsidencias en diapiros salinos
y otras acumulaciones evaporíticos son abundantes aunque no están obligatoriamente
relacionados con bombeos. Sería el caso de las minas de potasa de Cardona en Cataluña
ya abandonadas, o las tradicionales minas de sal de Wilyzca (Polonia; foto 94) que han
tenido más de una vez problemas de subsidencia.
Foto 94. Railes deformados y muros rotos como consecuencia de asentamiento en el entorno de las minas
de Wilyzca (Polonia; foto A. Pulido)
Cambios en las propiedades físicas del terreno.- Partimos del principio de que el karst
y la karstificación engloba una serie de procesos en continua actividad, lo cual se traduce
en cambios continuados sobre el medio a la escala geológica [71]. Los puntos de extrac-
ción más importantes pueden hacer converger el flujo hacia ellos y aumentar el potencial
de karstificación, que se puede ver favorecido si, además, se producen mezclas de aguas
que den lugar a subsaturaciones en calcita (karstificación por mezclas de agua [43].
Las islas constituyen un caso particular [250] dado que la mezcla agua dulce–agua de
mar suele dar un agua subsaturada con respecto a la calcita que se traduce en un aumento
considerable de la karstificación. Este hecho es especialmente visible en amplios sectores
de Cuba (fotos 95 y 96).
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 377
jados a un afluente del río Vístula en las proximidades de las minas de plomo de Olkusz que
eran intensamente drenadas para poder avanzar en la explotación [236]. Como se trataba
de contaminantes de naturaleza orogénica, el riesgo de grisú aumentó considerablemente.
3
Volver al índice
378 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
REFERENCIAS
[1] Plan BLEU. 2004. L’eau des méditerranéens: situation et perspectives. PNUE/PAM.
MAP Technical Report Series No. 158, 366 pp. Athènes.
[2] Ford, D.C., Williams, P.W. 1989. Karst Geomorphology and Hydrology. Unwin
Hyman. 601 p. 2ª edición, 2007, London.
[3] Williams, P.W. Ed. 1993. Karst Terrains. Environmental changes and Human Impact.
Catena Supplement 25, 268 p. Cremlingen.
[4] White, W.B. 1988. Geomorphology and hydrology of karst terrains. Oxford Univ.
Press. 464 p. New York.
[5] Pulido Bosch, A. 1996. Los acuíferos kársticos españoles. Investigación y Ciencia,
232: 50–56.
[6] Llopis, N. 1970. Fundamentos de Hidrogeología kárstica. ed. Blume. 269 p. Madrid.
[7] Ayala, F.J. et al. 1986. Memoria del Mapa del Karst de España. IGME, 68 p.
[8] Avias, J., Dubertret, L. 1975. Phénomènes karstiques dans les roches non carbona-
tées. I.A.H. pp: 31–40. París
[9] Hill, C.A., Forti, P. 1986. Cave minerals of the world. Huntsville, USA. Nat. Speleo.
Soc. 2ª Ed. 1997, 463 pp. Huntsville.
[10] Castany, G. 1984. Hydrogeological features of carbonate rocks. In: Guide to the
hydrology of carbonate rocks. Studies and Reports in Hydrology, UNESCO, pp:
47–67.
[11] Motyka, J. 1988. Triassic carbonate sediments of Olkusz–Zawiercie ore–bearing dis-
trict as an aquifer. Tesis Univ. Cracovia. 109 p.
[12] Martín, J.M., Pulido Bosch, A. 1981. Consideraciones sobre la porosidad y la per-
meabilidad en dolomías. I Simp. Agua en Andalucía, I: 337346. Granada.
[13] Martín, J. 1980. Las dolomías de las Cordilleras Béticas. Tesis Univ. Granada, nº 265.
201 p.
[14] Pulido Bosch, A. 1985. L’exploitation minière de l’eau dans l’aquifère de la sierra de
Crevillente et ses alentours (Alicante, Espagne). XVIII Congrès Hidrogéol. Intern.
pp: 142149. Cambridge.
3
Volver al índice
380 Principios de Hidrogeología kárstica
[15] Pulido–Bosch, A., Morell, I., Andreu, J.M. 1996. Hydrogeochemical effects
of groundwater mining of the Sierra de Crevillente Aquifer (Alicante, Spain).
Environmental Geology, 26: 232–239.
[16] Zuber, A., Motyka, J. 1994. Matrix porosity as the most important parameter of
fissured rocks for solute transport at large scale. Journ. of Hydrol., 158: 19–46.
[17] Atkinson, T.C. 1977. Diffuse flow and conduit flow in limestone terrain in the
Mendip Hills, Somerst (Great Britain). J. Hydrol. 35: 93–110.
[18] Mangin, A. 1975. Contribution à l’étude hydrodynamique des aquifères karstiques.
Thèse Doct. Dijon. In Ann. Spéléol., 293: 283332; 294: 495601; 301: 21124.
[19] Bakalowicz, M. 1986. On the Hydrogeology in Karstology. Jornadas sobre el Karst
en Euskadi, 2: 105–129
[20] Małoszewski, P., Zuber, A. 1992. On the calibration and validation of mathematical
models for the interpretation of tracer experiments in groundwater. Adv. Water
Resour. 15: 47–62.
[21] Maloszewski, P., 1994. Mathematical modelling of tracer experiments in fissured
rocks. Freiburger Schriften zur Hydrologie 2, 1–107.
[22] Motyka, J., Pulido Bosch, A., Borczak, S.,Gisbert, J. 1998. Matrix hydrogeological
properties of Devonian carbonate rocks of Olkusz (southern Poland). Journal of
Hydrology, 211: 140–150.
(23] Motyka, J., Pulido Bosch, A., Pulido Leboeuf, P., Borczak, S. 2002. Propiedades
hidrogeológicas de la matriz de rocas carbonatadas de la Cordillera Bética (sur de
España). Geogaceta, 32: 311–314.
[24] Pulido Bosch, A., Motyka, J., Pulido Leboeuf, P., Borczak, S. 2004. Matrix hydrod-
ynamic properties of carbonate rocks from the Betic Cordillera (Spain). Hydrol.
Processes, 18: 2893–2906.
[25] Borczak, S., Motyka, J., Pulido–Bosch, A. 1990. The hydrogeological properties
of the matrix of the chalk in the Lublin coal basin (southeast Poland). Hydrol. Sci.
Journ., (5): 523534.
[26] Prill, R.C., Johnson, A.J., Morris, D.A. 1965. Specific yield laboratory experiment
showing the effect of time on column drainage. US Geol. Survey Water Sup. Pap. 1662
B.
(27] Sanz de Galdeano, C. 1993. Principal geological characteristic of the Betic
Cordillera. In Some Spanish Karstic Aquifers, Pulido Bosch, A. (ed.) 1–7.
[28] Kiraly L. 1975. Rapport sur l’état actuel des connaissances dans le domaine des
caractères physiques des roches karstiques. In Hydrogeology of Karstic Terrains,
Burger A, Dubertret L (eds). International Union Geological Science Series B, IAH:
Kenilworth, UK; 3; 53–67.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 381
[29] Rats, M.V., Chernyasnov, S.N. 1965. Statistical aspect of problem on the permeabi-
lity of the joint rocks. Act. Coll. Dubrovnik. AIHS. Vol. 1.
[30] Benavente, J., Fernández Gutiérrez del Alamo, R., Fernández–Rubio, R., Pulido
Bosch, A. 1980. Algunas consideraciones metodológicas para el estudio de la frac-
turación en acuíferos kársticos. Actas Espeleológicas, M-1: 19–54.
[31] López Chicano, M. 1992. Contribución al conocimiento del sistema hidrogeológi-
co kárstico de Sierra Gorda y su entorno (Granada y Málaga). Tesis Doct. Univ.
Granada, 429 p.
[32] López Chicano, M., Pulido Bosch, A. 1993. The Fracturing in the Sierra Gorda
Karstic System (Granada). In: Some Spanish Karstic Aquifers, Pulido Bosch, A. (ed.).
95116.
[33] Pulido Bosch, A. 1982. Consideraciones hidrogeológicas sobre los yesos de Sorbas
(Almería). Reun. Mon. sobre el Karst Larra 82, pp: 258–274.
[34] Drogue, C., Mas, G., Grillot, J.C., Lloria, C., Guérin, R. 1975. Studies on light
filtration and fracturing of limestone rocks (hydrogeology). Revue de Géographie
Physique et de Géologie Dynamique. 17, 1: 39–44.
[35] Razack, M. 1986. Application de méthodes numériques et statistiques à l’identification
des réservoirs fissurés carbonatés en Hydrogéologie. Tesis Doct. Univ. Montpellier,
384 p.
[36] Milanovic, P.T. 1981. Karst Hydrogeology. Water Resour. Publ. 434 p. Colorado.
[37] Bonacci, O. 1987. Karst Hydrology. With special reference to the Dinaric Karst.
SpringerVerlag. 184 p. Berlín.
[38] Younger, P.L., Banwart, S.A., Hedin, R.S. 2002. Mine Water Hydrology Environmental
Pollution, 5: 127–270.
[39] http://www.imwa.info/
[40] FernándezRubio, R., Jorquera, A., Martín, R., Zofio, J., Villalobos, M., Pulido
Bosch, A. 1981. Análisis de la fracturación y directrices estructurales en el acuífero
kárstico de El Torcal de Antequera (Málaga). I Simp. Agua en Andalucía, II: 659673.
Granada.
[41] Appelo C.A.J., Postma D. 1993. Geochemistry, groundwater and Pollution. Balkema,
536 p, Rotterdam. 2ª ed. 1999; 3ª 2005.
[42] Dreybrodt, W. 1988. Processes in karst systems. SpringerVerlag, 288 p. Berlín.
[43] Bögli A. 1980. Karst Hydrology and Physical Speleology. Springer–Verlag.Berlin.
[44] Fagundo, J.R. Valdés J.J., Rodríguez J.E. 1996. Hidroquímica del Karst. Univ.
Granada, 304 p.
[45] Calaforra, J.M., Pulido Bosch, A. 1996. Some examples of gypsum karsts and the
more important gypsum caves in Spain. Int. J. Speleol., 25 (3–4): 225–237.
3
Volver al índice
382 Principios de Hidrogeología kárstica
[46] Dronkert, H. 1976. Late Miocene evaporites in the Sorbas basin and adjoing áreas.
Mem. Soc. Geol. Ital. 16: 341–362.
[47] Calaforra, J.M., Pulido–Bosch, A. 1997. Peculiar landforms in the gypsum karst of
Sorbas (Southearn Spain). Carbonates and Evaporites, 12 (1): 110.116.
[48] Calaforra, J.M., Pulido–Bosch, A. 1999. Genesis and evolution of gypsum tumuli.
Earth Surface Processes and Landforms, 24: 919–930.
[49] Pulido–Bosch, A. 1986. Le karst dans les gypses de Sorbas (Almería). Aspects mor-
phologiques et hydrogéologiques. Karstologie, Memoires, 1: 27–35.
[50] Calaforra, J.M. 1998. Karstología de yesos. Universidad de Almería – Instituto de
Estudios Almerienses eds., Serie Monografías Ciencia y Tecnología, 3: 384 p.
[51] Pulido–Bosch, A., Calaforra, J.M., Pulido–Leboeuf, P., Torres–García, S. 2004.
Impact of quarrying gypsum in a semidesert karstic area (Sorbas, SE Spain).
Environmental Geology, 46(5): 583–590.
[52] Calaforra, J.M., Pulido–Bosch, A. 2000. Cave development in vadose settings in a
multilayer aquifer–The Sorbas karst, Almería, Spain. En: Speleogenesis Evolution
of Karst Aquifers (A.B. Klimchouk; D.C. Ford; A.N. Palmer y W. Deybrodt, eds.)
National Speleological Society, 382–386.
[53] Calaforra, J.M. 1995. El Sistema Covadura (Karst en yesos de Sorbas). Tecnoambiente,
48: 73–80.
[54] Calaforra, J.M. 2003. El karst en yeso de Sorbas, un recorrido subterráneo por el inte-
rior del yeso. Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, 83 p.
[55] Pulido Bosch, A. 1979. Contribución al conocimiento de la hidrogeología del
Prebético Nororiental (provincias de Valencia y Alicante). Servicio Publicaciones
Ministerio de Industria. Mem. IGME, 95. 410 p. ISBN 8474740509.
[56] Pulido Bosch, A. 1977. El karst en yesos de Vallada (Valencia). Incidencia en la
calidad química de las aguas. Cuad. Geol. Univ. Granada, 8: 113124.
[57] Carulla, N. 1977. Contribución al conocimiento de la dinámica hidrogeológica
en clima semiárido (Depresión de Vera, Almería). Tesis Doct. Univ. Autónoma
Barcelona, 373 p
[58] Donat, J. 1966. Río subterráneo “Túnel del Sumidor” (Vallada, Valencia). Arch.
Prehist. Levant. XI: 255–273.
[59] Vilanova, J. 1893. Memoria Geognótica–Agrícola y Protohistórica de Valencia. Soc.
Geográfica, 488 p. Madrid.
[60] Moreno, I. 1980. Contribución al conocimiento hidrogeológico de las sierras de María
y del Maimón (provincia de Almería). Tesis Lic. Univ. Granada, 194 p. (inédita).
[61] Moreno, I., Pulido Bosch, A., Fernández Rubio, R. (1983). Hidrogeología de las sie-
rras de María y del Maimón (prov. De Almería). Bol. Geol Min. XCIV (IV): 321338.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 383
[62] Moreno, I., Pulido Bosch, A. 1982. Formas “exokársticas” en materiales de piede-
monte del borde meridional de la sierra del Maimón (VélezRubio, Almería). Reun.
Mon. KarstLarra, II: 129138. Navarra.
[63] Rodríguez Estrella, T. 1983. Neotectónica relacionada con las estructuras diapíricas
en el Sureste de la Península Ibérica. Tecniterrae, 51: 14–30.
[64] Navarro Hervás, F., Rodríguez Estrella, T. 1985. Características morfoestructurales
de los diapiros triásicos de Hellín, Ontur, la Celia, Jumilla, La Rosa y Pinoso, en las
provincias de Albacete, Murcia y Alicante. Papeles de Geografía, 10: 49–6.
[65] Rodríguez–Estrella T., Pulido–Bosch, A. 2010. Gypsum karst evolution in a diapir:
a case study. (Pinoso, Alicante, Spain). Environ. Earth Sci. 59: 1057–1063. DOI
10.1007/s12665–009–0097–2.
[66] Cvijic, J. 1893. Das Karstphaenomen. Versuch einer geographischen Morphologie.
Geogr. Abhandlungen von A. Penck, Vienna, V, 3: 217–230.
[67] Cvijic, J. 1918. Hydrographie souterraine et evolution morphologique du karst.
Recueil des Travaux de l’Institut de Gographie Alpine, Grenoble, 6: 375–429.
[68] Grund, A. 1903. Die Karsthydrographie. Studien aus Westbosnien. Geogr.
Abhandlungen von A. Penck, Leipzig, VII, 3: 1–201
[69] Sokolov, D.S. 1965. Hydrodynamic zoning of karst water. AIHSUNESCO, I: 204207.
París.
[70] Toth, J. 1963. A theoretical analysis of groundwater flow in a small drainage basins.
J. Geophys. Res. 68 (8): 4795–4812.
[71] Bakalowicz, M. 1979. Contribution de la géochimie des eaux à la connaissance de
l’aquifère karstique el de la karstification. Thèse Univ. Paris IV. 269 p.
[72] Bakalowicz, M. 2005. Karst groundwater: a challenge for new resources. Hydrogeoly
Journal, 13: 148–160
[73] Drogue, C. 1980. Essai d’identification d’un type de structure de magasins carbo-
natés fisurés. Application à l’interprétation de certains aspects du fonctionnement
hydrogéologique. Mem. Soc. Géol. France. II: 101108.
[74] Kiraly, L. 1975. Rapport sur l’état actuel des connaissances dans le domaine des
caractères physiques des roches karstiques. In Hydrogéologie des terrains karstiques.
AIH, pp: 5367. Paris.
[75] Kiraly, L. 1988. Large scale 3-Dgroundwater flow modeling in highly heteroge-
neous geologic medium. In Groundwater flow and quality modelling, Custodio, E.
et al., ed. D. Reidel Pub. Co., pp : 761–775. London
[76] European Commission. 1995. Karst groundwater protection. COST Action-65.
Report EUR 16547 EN, 446 p.
[77] Pulido Bosch, A. 1989. Simulación del acuífero de Sierra Grossa (Valencia).
Hidrogeol. y Rec. Hidrául., XIV: 301313 (Libro Homenaje a Jorge Porras).
3
Volver al índice
384 Principios de Hidrogeología kárstica
[78] Pulido Bosch, A., Castillo, E. 1984. Quelques considérations sur la structure des
aquifères carbonatés du levant espagnol, d’après les données de captages d’eau.
Karstologia, IV: 3844.
[79] Grillot, J.C., Drogue, C. 1997. Sur le rôle de la fracturation dans l’organisation de
certains phénomènes karstiques souterrains. Karstologie. pp: 11–22.
[80] Bayó, A. 1982. La exploración hidrogeológica de acuíferos en rocas carbonatadas
desde la óptica de la exploración de recursos y utilización del almacenamiento.
Reun. Mon. Karst Larra, pp: 177–215
[81] Bayó, A., Castiella, J., Custodio, E., Niñerola, S., Virgós, L. 1986. Ensayo sobre las
diversas tipologías de acuíferos en rocas carbonatadas de España. Identificación,
técnicas de estudio y formas de captación y explotación. Jorn. Karst Euskadi. 2:
255340.
[82] Quinlan, J.F.Q., Smart, P.L., Schindel, G.M., Alezander, C.E., Edwards, A.J., Smith,
A.R. 1991. Recommended administrative/regulatory definition of karst aquifers,
principles for classification of carbonate aquifers, practical evolution of vulnerabi-
lity of karst aquifers, and determination of optimum sampling frequency at springs.
Proceedings of the 3th Conf. on Hydrol. Ecol. Monitoring and Management Ground
Water in karst terranes Nat. Ground. Ass., Dublin, Ohio, pp: 573–635.
[83] Maillet, E. 1905. Essais d’hydraulique souterraine et fluviale. Hermann, Paris. 218 p.
[84] Boussinesq, J. 1904. Recherches théoriques sur l’écoulement des nappes d’eau
infiltrée dans le sol et sur le débit des sources. Journal de Mathématiques Pures et
Appliquées, 10: 5–78
[85] Wenner P.W., Sunquist, N.J. 1951. On the ground water recession curve for large
water–shade. IAHS, pp: 202–212. Bruselas
[86] Tison, B. 1960. Courbe de tarissement. Coefficient d’écoulement et perméabilité du
bassin. Mem. AIHS, Helsinki, 229243.
[87] Schoeller, H. 1965. Hydrodynamique dans le karst (écoulement et emmagasi-
nement). Hydrogéologie des roches fissurées. IAHS–UNESCO Coll. Hydrol. des
Roches Fisurées, Dubrovnik . 1: 320.
[88] Forkasiewicz, J., Paloc, H. 1965. Le régime de tarissement de la Foux de la Vis. Etude
préliminaire. AIHS Coll. Hydrol. des Roches Fissurées, Dubrovnik (Yugoslavia), 1:
213228.
[89] Drogue, C. 1972. Analyse statistique des hydrogrammes de décrues des sources
karstiques. J. Hydrol., 15: 4968.
[90] Galabov, M. 1972. Sur l’expression mathématique des hydrogrammes des sources et
le pronostic du débit. Bull. BRGM. Paris, 2: 5157.
[91] Mangin, A., 1981 a. Utilisation des analyses corrélatoire et spectrale dans l’approche
des systèmes hydrologiques. C.R. Acad. Sci. Paris, 293: 401–404
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 385
[92] Mangin, A. 1981 b. Apports des analyses corrélatoires et spectrales croisées dans la
connaissence des systèmes hydrologiques. C.R. Acad. Sci. Paris. 293: 1011–1014
[93] Pulido Bosch, A. 2007. Nociones de Hidrogeología para ambientólogos. Editorial
Univ. Almería, 490 p.
[94] Casares, J., FernándezRubio, R., Pulido Bosch, A. 1979. El manantial de Alomartes
en régimen de agotamiento (provincia de Granada). Análisis de hidrogramas de
surgencias kársticas. Hidrogeol. y Rec. Hidrául. V: 1936. Pamplona.
[95] Pulido Bosch, A., Padilla, A. 1990. Evaluation des ressources hydriques de l’aquifère
karstique du «Torcal de Antequera» (Málaga, Espagne). Hidrogeología, 5: 1122.
[96] Mangin, A. 1984. Pour une meilleure connaissance des systèmes hydrologiques à
partir des analyses corrélatoire et spectrale. J. Hydrol. 67: 2543.
[97] Antiguedad, I. 1987. Estudio hidrogeológico de la cuenca del Nervión–Ibaizabal.
Contribución a la investigación de los sistemas acuíferos kársticos. Tesis Doct. Univ.
Pais Vasco. Bilbao. 338 p.
[98] Mangin, A., PulidoBosch, A. 1983. Aplicación de los análisis de correlación y espec-
tral en el estudio de los acuíferos kársticos. Tecniterrae, 51: 5365.
[99] Padilla, A. 1990. Los modelos matemáticos aplicados al análisis de los acuíferos kárs-
ticos. Tesis Doct. Univ. de Granada. 267 p.
[100] Coutagne, A. 1968. Les variations de débit en période non influencée par les préci-
pitations. La Houille Blanche. Sept.Oct., pp. 416436.
[101] Brillinger, D.R. 1975. Time series data analysis and Theory. Intern. series in decision
proc., H.R.W. New York. 500 p.
[102] Box, G.E.P., Jenkins, G.M. 1976. Time Series Analysis: Forecasting and control.
Holdenday, 575 p. San Francisco.
[103] Max, J. 1980. Méthodes et techniques du traitement du signal et application aux mesu-
res physiques. Masson, 379 p. Paris.
[104] Mangin, A. 1982. L’approche systémique du karst, conséquences conceptuelles et
méthodologiques. Reun. Mon. Karst Larra, pp:141–157
[105] Benavente, J., Mangin, A., Pulido Bosch, A. 1985. Application of correlation and
spectral procedures to the study of discharge in a karstic system (Eastern Spain).
Cong. Intern. Hydrogeol. Karst. Ankara. Karst Water Resources. IAHS. Publ. 161:
6775.
[106] Pulido Bosch, A., Benavente, J. 1987. Contribución de la deconvolución al estudio
de la descarga de la Unidad AlfaroMediodíaSegaria (Alicante). IV Simp. Hidrogeol.,
Hidrogeol. y Rec. Hidrául. XI: 411420. Mallorca.
[107] Padilla, A., Pulido Bosch, A. 1992. Consideraciones sobre la aplicación de los análi-
sis de correlación y espectral al estudio de los acuíferos kársticos. Taller Intern. sobre
Cuencas Experim. en el Karst, pp: 149160. Playa Girón, Cuba.
3
Volver al índice
386 Principios de Hidrogeología kárstica
[108] Padilla, A., Pulido Bosch, A. 1995. Study of Hydrographs of Karstic Aquifers by
means of correlation and cross–spectral analysis. J. Hydrol., 168: 7389.
[109] Padilla, A., Dimitrov, D., Pulido Bosch, A., Machkova, M. 1994. On the applica-
tion of spectral analysis for investigation the karst spring outflow characteristics.
Bulgarian Journal of Meteorology and Hydrology. 5 (1–2): 6–19.
[110] Pulido Bosch, A., Padilla, A., Dimitrov, D., Machkova, M. 1995. The dischar-
ge variability of some karst springs in Bulgaria studied by time series analysis.
Hydrological Sciences Journal, 40: 517532.
[111] Antonov, H., Danchev, D. 1980. Ground waters in Bulgaria. Technika, Sofia, 359 p.
(in Bulgarian).
[112] Marsily, G. de. 1971. Programme de déconvolution DUHAMEL. Notice explicative.
Ecole des Mines de Paris. C.I.G. LHM/N/71/36. 28 p.
[113] Marsily, G. de. 1977. Programme de déconvolution GMDUEX (ex DUHAMEL).
Ecole des Mines de Paris. C.I.G. LHM/RD/77/25. 18 p.
[114] Pulido Bosch, A. 1988. Estudio de caudales de descarga de acuíferos kársticos
mediante deconvolución. Bol. Geol. y Min. XCIX–III: 425–431.
[115] Cavanilles, A.J. 1795. Observaciones sobre la Historia Natural, Geografia, Agricultura,
población y frutos del Reyno de Valencia. Madrid. 2ª ed. 1958, 2 T, 747 p. CSIC Dep.
Geogr. Aplic. Inst. Elcano, Zaragoza)
[116] Calvo, L. 1908. Hidrografía subterránea. Catalá y Serra, Gandía, 289 p.
[117] Pulido Bosch, A., Benavente, J. 1986. Aplicación de la deconvolución al estudio de
la descarga de El Torcal de Antequera. El Agua en Andalucía, II: 413422. Granada.
[118] Pulido Bosch, A., de Marsily, G., Benavente, J. 1987. Análisis de la descarga del
Torcal de Antequera mediante deconvolución. Hidrogeología, 2: 17–28.
[119] Girard, G. 1970. Essai pour un modèle hydropluviométrique conceptuel et son
utilisation au Québec. Cahiers de l’ORSTOM, VII (1).
[120] Mero, F. 1978. The MMO8 hydrometeorological simulation system. Basic concepts
and operators guide. Rapport Tahal T/78–02- Tel Aviv.
[121] Guilbot, A. 1975. Modélisation des écoulements d’un aquifère karstique (liaison pluie-
débit). Application aux bassins de Saugras et du Lez. Thèse 3ème cycle. U.S.T.L. 110
p. Montpellier.
[122] Bèzes, C. 1976. Contribution à la modélisation des systèmes aquifères karstiques; éta-
blissement du modèle BEMER: son application à quatre systèmes karstiques du midi
de la France. Thèse 3ème cycle. 135 p. U.S.T.L. Montpellier.
[123] Padilla, A., Pulido Bosch, A. 1988. “TRIDEP”, un modelo lluviacaudal aplicado al
estudio de acuíferos. II Congreso Nac. Geología, II: 425428.
[124] Padilla, A., Pulido Bosch, A. 2008. Simple procedure to simulate karstic aquifers.
Hydrological Processes 22: 1876–1884.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 387
[125] Padilla, A., Pulido Bosch, A. 1986. El programa “Evadía” para estimación automá-
tica de la lluvia útil a nivel diario. II SIAGA, vol. II: 631636. Granada.
[126] Iglesias, A. 1984. Diseño de un modelo para el estudio de descargas de acuíferos,
Modelo Medas. Bol. Geol. y Min., 95: 5257.
[127] Watson, G.N. 1966. A treatise on the theory of Bessel functions. Cambridge University
Press, 804 p.
[128] Salas, J.D., Yevjevich, V., Lane, W.L., 1980. Applied modeling of hydrologic tinw series,
Water Resour. Pub. Littleton, 484 p.
[129] Yevjevich, V. 1972. Stochastic processes in hydrology. Water Ressources Public. 276
p. Fort Collins.
[130] Marquardt, D.W. 1963. An algorithm for least squares estimation of non linear
parameters. J. Soc. Ind. App. Math., 2: 431441.
[131] Padilla, A., PulidoBosch, A., Mangin, A. 1994. Relative importance of baseflow and
quickflow from hydrographs of karst spring. Ground Water, 32: 267277.
[132] Padilla, A., PulidoBosch, A. , Calvache, M.L. 1995. On the applicability of ARMA
models to timeseries analysis of karstic spring flow. C.R. Acad. Sci. París, 321 (serie
II a): 3137.
[133] Padilla, A., Pulido Bosch, A., Calvache, M.L., Vallejos, A. 1996. The ARMA models
applied to the flow of karstic springs. Water Resources Bulletin, 32 (5): 917–928.
[134] Kovacs, A., Sauter, M. 2007. Modelling harst hydrodynamics. In Methods in karst
hydrogeology, Goldscheider y Drew, eds. IAH, Cap. 10: 201–222.
[135] Bear, J., Schwarz, J. 1966. The hydrogeological regime of the turoniancenomaniam
aquifer of central Israel. Tel Aviv.
[136] Bonnet, M., Margat, J., Thierry, P. 1976. Essai de représentation du comportement
hydraulique d’un système karstique par modèle déterministe: application à la
Fontaine de Vaucluse. 2ème Coll. Hydrol. Pays Calcaire. 7995. Besançon.
[137] Besbes, M. 1978. L’estimation des apports aux nappes souterraines. Un modèle régio-
nal d’infiltration efficace. Thèse Doct. P. & M. Curie.
[138] Ledoux, E. 1980. Modélisation intégrée des écoulements de surface et des écoulements
souterrains sur un bassin hydrologique. Thèse Univ. P. et M. Curie, Paris.
[139] Kiraly, L. 1979. Remarques sur la simulation des failles et du réseau karstiques
par éléments finis dans les modèles d’écoulement. Bull. Centre d’Hydrogéologie, 3:
155–167. Neuchâtel.
[140] Kiraly, L., Morel, G. 1976. Remarques sur I’Hydrogramme des Sources karstiques
simulé par modèles mathématiques. Bulletin du Centre d’Hydrogéologie. Université
de Neuchâtel. 1. 3760.
3
Volver al índice
388 Principios de Hidrogeología kárstica
[141] Kiraly, L. 1984. La régularisation de l’Areuse (Jura suisse) simulé par modèle mathé-
matique. In Hydrogeology of Karstic Terrains. Case Histories. Burger et Dubertret.
A.I.H. 9499.
[142] Pulido Bosch, A., Padilla, A. 1988. Deux exemples de modélisation d’aquifères kars-
tiques espagnols. Hydrogéologie, 4: 281–290.
[143] Pulido Bosch, A., FernándezRubio, R. 1979. Los grandes poljes del sureste de la
provincia de Valencia. Acta Geológ. Hispánica, 14: 482486.
[144] Champetier, Y. 1972. Le Prébétique et l’Ibérique côtiers dans le Sud de la province de
Valence et Nord de la province d’Alicante (Espagne). Tesis Univ. Nancy. Sciences de
la Terre 24, 169 p.
[145] Ledoux, E., Tillié, B. 1985. Programme NEWSAM. Notice d’utilisation. Aidemémoire.
E. Mines Paris, 20 p. C.I.G.
[146] Pulido Bosch, A., Padilla, A. 1987. Evaluation des ressources hydriques de l’aquifere
karstique du Torcal de Antequera (Málaga. Espagne). XXII Congrès A.I.H. Rome.
[147] Hem, J.D. 1985. Study and interpretation of the chemical characteristics of natural
water. U.S. Geological Survey Water–Supply Paper 2254 (4ª ed.) Washington, 263 p.
[148] Catalán, J. 1969. Química del agua. Ed. Blume, Madrid, 423 p.
[149] Custodio, E. 1986. Hidrogeoquímica del karst. Jorn. Karst Euskadi. 2: 131179. San
Sebastián.
[150] Custodio, E. 2001. Hidrogeoquímica. In Hidrología Subterránea. Sec. 10: 10051091.
Custodio, E. y Llamas, M.R., eds. Ed. Omega, Barcelona.
[151] Custodio, E. 2001. Principios básicos de Química y radioquímica de aguas subte-
rráneas. In Hidrología Subterránea. Custodio, E. y Llamas, M.R. eds., Sec. 4: 177245.
Ed. Omega. Barcelona.
[152] Fagundo, J.R. 1996. Hidrogeoquímica del karst en climas extremos. Univ. Granada.
212 p.
[153] Benavente, J., Moral, F., Vallejos, A., Pulido–Bosch, A. 2004. Hidroquímica de
acuíferos kársticos. In Investigaciones en sistemas kársticos españoles. IGME, Serie
Hidrogeología y Aguas Subterráneas, 12: 139–159
[154] Parkhurst, D.L., Appelo, C.A.J. 1999. User’s guide to PHREEQC (Version 2): A com-
puter program for speciation, batch–reaction, one–dimensional transport, and inverse
geochemical calculations. U.S. Geological Survey, Water–Resources Investigations
Report 99–4259, 312 p.
[155] Pulido Bosch, A. 1975. Los manantiales salinos de la Sierra de Mustalla. Jorn. Min.
Met. (V Nac. y III Intern.), III: 117128. Bilbao
[156] Ballesteros Navarro, B. J. Domínguez Sánchez, J. A. Díaz–Losada E. , García
Menéndez, O. 2009. Zonas húmedas mediterráneas y acuíferos asociados.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 389
3
Volver al índice
390 Principios de Hidrogeología kárstica
[169] García Hernández, M., Molina, J.M., RuizOrtiz, P.A., Vera, J.A. 1989. Wedging
and sigmoidal geometry in red pelagic Jurassic limestone of the Sierra de Redot
(Alicante province). Cong. Geol. Esp., 1: 8386.
[170] Azema, J. 1977. Geological study of the external zones of tbe Betic Cordilleras in the
provinces of Alicante and Murcia (Spain). Doctoral thesis. Paris VI. 395 p.
[171] Arikan, A. 1988. Basin revision of WATEQF for IBM personal computer. Ground
Water 26(2): 222227.
[172] Tulipano, L., Fidelibus, M.D. 1991. Modern orientation on the karstic hydrology:
Impact on problems of groundwater protection into carbonate aquifers. Experience
from the Apulia Region. Quaderni del Dipartimento di Geografia. 13: 383398.
[173] Plummer, L.N., Busenberg, E. 1982. The solubilities of calcite, aragonite, and rate-
rite in Co –H O solutions- between O and 90ºC Cosmochem. Acta, 46: 1011–1040.
[174] Laingmuir, D. 1984. Physical and chemical characteristics of carbonate water.
Guide to the Hydrology of carbonate rocks. Studies and Reports in Hydrology, nº 41.
UNESCO.
[175] Calaforra, J.M., Pulido Bosch, A. 1993. The hydrogeochemistry and morphology
of the Triassic gypsum in the SalinasFuente Camacho area (Granada). In: Some
Spanish Karstic Aquifers, 6783.
[176] Parkhurst, D.L., Plummer, L.N. Thorstendson, D.C. 1982. BALANCE–A computer
program for calculating mass transfer for geochemical reactions in groundwater.
U.S.G.S. Water Resources Investigations, 82–14, 19 p.
[177] Jiménez Madrid, A. (2011), Estudio metodológico para el establecimiento de zonas
de salvaguarda de masas de agua subterránea en acuíferos carbonatados utilizados
para consumo humano. Aplicación de la Directiva Marco del Agua. Tesis Doct. Univ.
Málaga, 436 p.
[178] Jiménez–Madrid A, Martínez–Navarrete, C, Carrasco–Cantos, F 2010. Groundwater
risk intensity assessment. Application to carbonate aquifers of the western medite-
rranean (Southern Spain). Geodin Acta 23(1–3): 101–111
[179] Jiménez–Madrid, A, Carrasco, F, Martínez, C, Vernoux, J.F. 2011. Comparative
analysis of intrinsic groundwater vulnerability assessment methods for carbonate
aquifers. Q J Eng Geol Hydrogeol 44: 361–371
[180] Martínez–Navarrete, C., Jiménez–Madrid, A., Sánchez–Navarro, I., Carrasco–
Cantos F, Moreno–Merino, L, 2011. Conceptual framework for protecting ground-
water quality. Water Resour Dev 27(1): 219–235
[181] Jiménez–Madrid, A., Carrasco–Cantos, F., Martínez–Navarrete, C. 2012. Protection
of groundwater intended for human consumption: a proposed methodology for
defining safeguard zones. Environ Earth Sci 65: 2391–2406
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 391
[182] Jiménez–Madrid, A., Carrasco, F., Martínez, C., Gogu, R.C. 2013. DRISTPI, a new
groundwater vulnerability mapping method for use in karstic and non–karstic
aquifers. Quarterly Journal of Engineering Geology and Hydrogeology, 46: 245–255
[183] Bechtel, T.D., Bosch, F.P., Gurk, M. 2007. Geophysical methods. In Methods in Karst
Hydrogeology, Goldscheider, N. and Drew, D. eds, Taylor & Francis, pp: 171–199.
London
[184] Potié, L., Tardieu, B. 1977. Aménagement et captage sousmarins dans les forma-
tions calcaires. Karst Hydrogeology (Congreso de Alabama, 1975). pp: 3956.
[185] Potié, L. 1989. La résurgence d’eau douce sous–marine de Port–Miou. Chantiers de
France, 104 p.
[186] Gaspar, E. ed. 1987) Modern Trends in Tracer Hydrology. CRC Press, 2 vol. Boca
Raton.
[187] Hötzl, H., Werner, A. eds. 1992. Tracer Hydrology. Balkema. 464 p. Rotterdam.
[188] Benischke, R., Goldscheider, N., Smart, C. 2007. Tracer Techniques. In Methods
in Karst Hydrogeology, Goldscheider, N. and Drew, D. eds, Taylor & Francis, pp.
147–170. London
[189] Lepiller, M. et Mondain, P.H. 1988. Les traçages artificiels en hydrogéologie karsti-
que. Hydrogéologie, 1: 3352.
[190] Delay, F., Bracq, P. 1993. Analysis of the spatial distribution of morphological fea-
tures applied to the needs of hydrogeology. Computers and Sciences, 19(7): 965980.
[191] Doerfliger, N., Zwahlen, F. 1996. EPIK: a new method for the delineation of protec-
tion areas in karstic environment. In Karst water and human impacts, Johnson, I. y
Gunay, G. Ed. Balkema.
[192] Daniele, L., Pulido Bosch, A., Vallejos, A., Molina, L. 2008. Geostatistical Analysis
to Identify Hydrogeochemical Processes in Complex Aquifers: A Case Study
(Aguadulce Unit, Almeria, SE Spain). AMBIO 37(4): 249–253.
[193] Granda, A. 1986. La geofísica aplicada en hidrogeología. Algo más que el SEV. Bol.
Geol. Min. XCVIII: 6576.
[194] Tulipano, L., Fidelibus, M.D. 1995. National report from ltaly. In Karst groundwater
protection. EUR 16547 EN: 171201.
[195] Molina Sánchez, L. 1998. Hidroquímica e intrusión marina en el Campo de Dalías
(Almería). Tesis Doct. Univ. Granada. 340 p.
[196] Tóth, J. 1999. Groundwater as a geologic agent: An overview of the causes, proces-
ses, and manifestations. Hydrogeology Journal, 7:1–14
[197] Rouhiainen, P. 1993. A flowmeter for groundwater in fractured bedrock. XXVI IAH
Congress, 2: 762771. Oslo.
3
Volver al índice
392 Principios de Hidrogeología kárstica
[198] Bakalowicz, M. et al. 1994. High discharge pumping in a vertical cave. Fundamental
and applied results”. In “Hydrogeological aspects of groundwater protection in karstic
areas”. Crampon, N. y Bakalowicz, M. eds. pp: 93110. E.C.D.G. Bruselas.
[199] Bakalowicz, M. 1996. impacts of pumping in karst aquifers: In “Impacts of human
activities on karstic hydrogeology”. Hötzl, H. y Drew, D. eds. (p. IAH book, nº 17).
[200] Kiraly, L. et al. 1995. Numerical simulation. In “National Report from Switzerland”.
Karst groundwater protection. Final Report EUR 16457 EN, pp: 279304. Bruselas.
[201] Sheneveli, L. 1996. Analysis of well hydrographs in a karst aquifer: estimates of
specific yields and continuun transmissivities. J. Hydrol., 174: 331355.
[202] Lerner, D.N., Issar, A.S., Simmers, I., 1990. Groundwater recharge. A guide to
understanding and estimating natural recharge. International Contributions to
Hydrogeology Vol 8. IAH – Heise, Hannover 345 pp.
[203] Alcalá, F.J., Cantón, Y., Contreras, S., Were, A., Serrano–Ortiz, P., Puigdefábregas,
J.,Solé–Benet, A., Custodio, E., Domingo, F., 2011. Diffuse and concentrated
recharge evaluation using physical and tracer techniques: results from a semiarid
carbonate massif aquifer in southeastern Spain. Environmental Earth Sciences, 62
(3): 541–557
[204] Andreu, J.M., Alcalá, F.J., Vallejos, A., Pulido–Bosch, A. 2011. Recharge to moun-
tainous carbonated aquifers in SE Spain: different approaches and new challenges.
Journal of Arid Environments, 75: 1262–1270.
[205] Contreras, S., Boer, M.M., Alcalá, F.J., Domingo, F., García, M., Pulido–Bosch,
A., Puigdefábregas, J. 2008. An ecohydrological modelling approach for assessing
long–term recharge rates in semiarid karstic landscapes. Journal of Hydrology 351,
42–57.
[206] Nemani, R.R., Running, S.W. 1989. Testing a theoretical climate–soil–leaf area
hydrologic equilibrium of forests using satellite data and ecosystem simulation.
Agricultural and Forest Meteorology 44, 245–260.
[207] Specht, R.L., Specht, A., 1989. Canopy structure in Eucalyptus–dominated commu-
nities in Australia along climatic gradients. Oecologica Plantarum 10, 191–202.
[208] Boer, M,, Puigdefábregas, J. 2003. Predicting potential vegetation index values as
a reference for the assessment and monitoring of dryland condition International
Journal of Remote Sensing, 24: 1135–1141
[209] Contreras, S., 2006. Spatial distribution of the annual water balance in semiarid
mountainous regions: Application to Sierra de Gádor (Almería, SE Spain). Tesis
doct. Dpto. de Hidrogeología y Química Analítica, Universidad de Almería. Spain.
[210] Custodio, E., Llamas, M.R., Samper, J. (Eds.), 1997. La evaluación de la recarga a los
acuíferos en la planificación hidrológica. IAH–GE and ITGE, Madrid, 453 pp.
[211] Scanlon, B.R., Healy, R.W., Cook, P.G., 2002. Choosing appropriate techniques for
quantifying groundwater recharge. Hydrogeology Journal 10, 18–39.
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 393
[212] Alcalá, F.J., Custodio, E., 2008a. Atmospheric chloride deposition in continental
Spain. Hydrological Processes 22, 3636–3650
[213] Alcalá, F.J., Custodio, E., 2008b. Using the Cl/Br ratio as a tracer to identify the
origin of salinity in aquifers in Spain and Portugal. Journal of Hydrology, 359:
189–207.
[214] Aguilera, H., Murillo, J.M., 2009. The effect of possible climate change on natural
groundwater recharge based on a simple model: a study of four karstic aquifers in
SE Spain. Environmental Geology, 57: 963–974.
[215] Fidelibus, M.D., Tulipano, L. 1990. Major and minor ions as natural tracers in
mixing phenomena in coastal carbonate aquifers of Apulia. 11th SWIM, pp:
283293. Gdansk.
[216] Goldscheider, N., Meiman, J., Pronk,M., Smart, C. 2008. Tracer tests in karst
hydrogeology and speleology. International Journal of Speleology, 37 (1): 27–40.
[217] Machkova, M. Vallejos, A., Pulido Bosch, A., Dimitrov, D., Calaforra, J.M., Gisbert,
J. 2002. Investigation of mountain karst systems behaviour by tracer techniques (on
the example of the Nastan–Trigrad karst system - Bulgaria). XXIst Conference of the
Danubian Countries, Bucarest, Rumania. 1–9.
[218] Pulido Bosch, A., Litchev, A., Machkova, M., Dimitrov, D., López Chicano, M.,
Calvache, M.L., Calaforra, J.M., Velikov, B., Pulido Leboeuf, P. 2002. Aplicación de
técnicas geofísicas e isotópicas para determinar variaciones verticales de paráme-
tros hidráulicos en acuíferos heterogéneos (ejemplo de Dobrich, NE de Bulgaria).
3ª Asamblea Hispano–Portuguesa de Geodesia y Geofísica, III: 1836–1839.
[219] Pulido Bosch, A., López Chicano, M., Machkova, M., Dimitrov, D., Velikov, B.,
Calaforra, J.M., Calvache, M.L. 1999. Karst water environmental problems at the
town of Dobrich, NE Bulgaria. Groundwater in the Urban Environment: Selected
City Profiles, Rotterdam, pp: 225–231.
[220] Plata, A., 1983. Single well techniques using radioactive tracers. Tracer Methods in
Isotope Hydrology. IAEA–TECDOC-291, 17–33. Viena
[221] Plata, A. 1991. Detection of leaks from reservoirs and lakes. Use of artificial tracers
in hydrology, IAEA, pp:71–129. Viena
[222] Eisenlohr, L. 1995. Variabilité des réponses naturelles des aquifères karstiques. Tesis
Doct. Univ. Neuchâtel.
[223] Pavlin, B., Fritz, F. 1978. La protection du système des sources karstiques de
Golubinka contre la contamination par la mer. SIAMOS, 1: 227235. Granada.
[224] Mijatovic, B.F. 1984 a. Captage par galerie dans un aquifère karstique de la côte
dalmate Rimski Bunar, Trogir (Yougoslavie). In “Hydrogeology of karstic terrains.
Case Histories”. Burger, A. and Dubertret, L., eds. IAH, 1: 152155.
[225] Mijatovic, B.F. ed. 1984 b. Hydrogeology of the Dinaric karst. IAH, serie azul, nº 4,
255 p. Heise.
3
Volver al índice
394 Principios de Hidrogeología kárstica
[226] Pulido Bosch, A., Castillo, A., Padilla, A. (eds) 1989. La sobreexplotación de acuífe-
ros. Temas Geológico–Mineros, 10: 687 p. IGME. Madrid.
[227] Candela, L., Gómez, M.B., Puga, L., Rebollo, L. y Villarroya, F. 1991. Aquifer overex-
ploitation. XXIII IAH Congress, 580 p., Canarias.
[228] Custodio, E. 2002. Aquifer Overexploitation: What does it mean. Hydrogeology
Journal, 10: 254–277.
[229] Llamas, M.R., Custodio, E. 2002. Acuíferos explotados intensivamente: conceptos
principales, hechos relevantes y algunas sugerencias. Boletín Geológico y Minero,
113(3): 223–228.
[230] Llamas, M.R., Custodio, E. (2002) Intensive Use of Groundwater:: Challenges and
Opportunities. Balkema, 481 p.
[231] Simmers, I., Villarroya, F., Rebollo, L.F. (eds). 1992. Selected papers on aquifer ove-
rexploitation. IAH Selected Papers. 3: 391 p. Heise. Hannover
[232] Lamoreaux, P.E. 1991. Environmental effects to overexploitation in karst terranes.
XXIII IAH Congress. I: 103–113. Canarias.
[233] Rodríguez Estrella, T., Gómez de las Heras, J. 1986. Principales características de los
acuíferos kársticos de la província de Murcia. Jorn. Karst Euskadi, 1: 187–203. San
Sebastián.
[234] Pulido Bosch, A. (ed). 1993. Some Spanish karstic aquifers. Univ. Granada. 310 p.
[235] Calvache, M.L., Pulido Bosch. 1994. Modelling the effects of salt–water intrusion
dynamics for a coastal karstified block connected to a detrital aquifer. Ground
Water, 32: 767–777.
[236] Motyka, J., Witzak, S., Zuber, A. 1994. Migration of lignosulfonates in a karstic
fractured–porous aquifer; History and prognosis for a Zn–Pb mine, Pomorzany,
southern Poland. Environ. Geol., 24: 144–149.
[237] LeGrand, H.E. y Stringfield, V.T. 1971. Development and distribution of permeabi-
lity in carbonate aquifers. Water Res. Research, 7: 1284–1294.
[238] Volker, A., Henry, J.C. (eds). 1988. Side effects of water resources management. IAHS
Publ. 172, 269 p.
[239] Montero, E. 1994. Funcionamiento hidrogeológico del sistema de las Lagunas de
Ruidera. Tesis Doct. Univ. Complutense, 297 p. Madrid.
[240] Llamas, R., Back, W., Margat, J. 1992. Groundwater Use: Equilibrium Between
Social Benefits and Potential Environmental Costs. Applied Hydrogeology, 1: 3–14
[241] Martínez Alfaro, P.; Montero, E., López Camacho, B. 1992. The impact of the ove-
rexploitation of the Campo de Montiel aquifer on the Lagunas de Ruidera ecosys-
tem. Selected Papers on Hydrogeology, 3: 87–91
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 395
3
Volver al índice
Índice de figuras
3
Volver al índice
398 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 399
Figura 53. Modelo del sistema kárstico y su relación con los sistemas anexos (adaptado de [18]).. . . . . . . 107
Figura 54. Modelo conceptual de bloques y conductos; A: epikarst; B: fractura mediana dentro del blo-
que; C: gran fractura o conducto (adaptado de [74]) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Figura 55. Diagrama esquemático del acuífero fisurado kárstico (tomado de [75]) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Figura 56. Efecto de la escala sobre la permeabilidad de los acuíferos kársticos (modificado de [74]). . . . 109
Figura 57. Modelo de simulación del acuífero kárstico de Sierra Grossa (Valencia; [77]) . . . . . . . . . . . . . . . . . 109
Figura 58. Mapa esquemático de las unidades hidrogeológicas indicadas en texto. 1: afloramientos de la
formación Creu; 2: manantial de más de 100 l/s. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Figura 59. Los caudales en papel lognormal. 1: zona de recarga; 2:de descarga; 3: conjunto de los datos. 112
Figura 60. Caudales en función del espesor captado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Figura 61. Los espesores captados en función de log Q . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Figura 62. Caudales específicos unitarios en papel probabilístico lognormal. 1: zona de recarga; 2: zona
de descarga; 3: todos los datos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Figura 63. Esquema del modelo conceptual de acuífero kárstico de bloques y conductos con flujo jerar-
quizado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
Figura 64. Tipología de acuíferos en rocas carbonatadas propuesta por Bayó [80 y 81] con indicación de
sus características hidrodinámicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Figura 65. Otra propuesta de clasificación de acuíferos en medios fisurados atendiendo al almacena-
miento, el flujo y la recarga, con implicaciones a la vulnerabilidad a la contaminación (adaptado de [82]) 118
Figura 66. Hidrograma de una surgencia y su terminología. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Figura 67. Esquema de partida para la deducción de la ecuación de Maillet. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
Figura 68. Localización del manantial de Alomartes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
Figura 69. Hidrograma del manantial de Alomartes con datos mensuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
Figura 70. Descomposición de algunos tramos del hidrograma observado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
Figura 71. Hidrograma observado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Figura 72. Hidrograma descompuesto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Figuras 73 y 74. Ensayos de aplicación de las fórmulas indicadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128
Figura 75. Representación de la fórmula propuesta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Figura 76. Descomposición del hidrograma ajustado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Figura 77. Representación gráfica de las curvas de caudales función de volúmenes residuales, y de
capacidades liberadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Figura 78. Curvas de capacidades liberadas en función de la en expresión matemática utilizada. . . . . . . 132
Figura 79. Hidrograma del manantial de Alomartes correspondiente a 1976–77, según la expresión de
Galabov. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Figura 80. Esquemas hidrogeológicos de los cuatro acuíferos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
Figura 81. Caudales y precipitaciones de un año para los 4 sistemas analizados. Se han utilizado las
mismas precipitaciones para Aliou y Baget. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
Figura 82. Hidrogramas de las 4 recesiones elegidas para el análisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Figura 83. Diagrama idealizado que muestra el flujo rápido y el flujo de base en la recesión de acuerdo
con la ecuación de Mangin. En el texto se explican las variables . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
Figura 84. Situación de varios sistemas drenados por surgencias kársticas (A: Aliou, AR: Argin; B: Baget, F:
Fontestorbes; O: Orue; V: Vaucluse; F.L: Fontaine l’Evêque) [96 y 97].. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
3
Volver al índice
400 Principios de Hidrogeología kárstica
Figura 85. Caudal total observado y flujos de base y rápido estimados a partir de las expresiones de
Mangin de la recesión a las cuatro surgencias kársticas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Figura 86. Cambio de la función Yt función en el tiempo para el flujo rápido para las tres surgencias
kársticas. La Villa tiene solo flujo de base (Yt = 0). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
Figura 87. Porcentaje del volumen drenado comparado con el almacenado solo para flujo rápido. . . . . . 145
Figura 88. Porcentaje de volumen drenado comparado con el total de agua almacenada para los cuatro
sistemas.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
Figura 89. Caudales observados y simulados mediante la ecuación de Coutagne para los acuíferos kársticos. . 149
Figura 90. Cambio de Ht con el tiempo para las surgencias kársticas durante la recesión . . . . . . . . . . . . . . . 150
Figura 91. Porcentaje del volumen drenado desde el principio de la recesión.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Figura 92. Variación del coeficiente con respecto al caudal para las surgencias estudiadas. . . . . . . . . . . . . . 151
Figura 93. Serie temporal en la que se identifican tres posibles componentes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
Figura 94. Espectro de densidad de varianza de la serie de la figura 93. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
Figura 95. Esquematización del análisis cruzado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
Figura 96. Correlograma cruzado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
Figura 97. Función de amplitud cruzada (a) y función de fase (b). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
Figura 98. Función de coherencia (a) y función de ganancia (b). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
Figura 99. Localización de los sistemas kársticos estudiados. 1: Torcal de Antequera; 2: Simat de Valldigna;
3: Aliou; 4: Baget; 5: Fontestorbes. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
Figura 100. Correlogramas corta duración de las precipitaciones.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
Figura 101. Espectros de densidad de varianza de las precipitaciones (corta duración). . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Figura 102. Correlogramas larga duración de las precipitaciones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Figura 103. Espectros de densidad de varianza de las precipitaciones (larga duración).. . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Figura 104. Correlogramas corta duración de los caudales de la Fuente Mayor (Simat) y del manantial de
La Villa (Torcal). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
Figura 105. Espectros de los caudales, corta duración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Figura 106. Correlogramas larga duración de los caudales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Figura 107. Espectros de los caudales, larga duración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164
Figura 108. Correlogramas cruzados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
Figura 109. Funciones de amplitud cruzada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
Figura 110. Funciones de fase. 1: Fuente Mayor; 2: La Villa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
Figura 111. Funciones de coherencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Figura 112. Funciones de ganancia. 1: Fuente Mayor; 2: La Villa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Figura 113. Correlogramas, izquierda, y espectros de densidad de varianza, derecha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
Figura 114. Correlogramas sencillos de las surgencias de la Villa, Mayor, Sagra y Baget . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
Figura 115. Correlograma cruzado de Baget.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 170
Figura 116. Esquema hidrogeológico de la unidad Alfaro–Mediodía–Segaria -Pulido Bosch, 1977- (1:
materiales detríticos; 2: materiales kársticos; 3: formación Oliva–Cretácico inferior-; 4: formación Bélgida; 5:
grupo Valencia–Keuper); 6: surgencia; 7: embalse de Isbert en el río Girona).. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
Figura 117. Correlograma corta duración de los caudales; en línea de trazos, una posible interpretación. . . . 176
Figura 118. Correlograma cruzado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 176
Figura 119. A) Parámetros núcleo de convolución y B) correlograma cruzado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 178
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 401
3
Volver al índice
402 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 403
3
Volver al índice
404 Principios de Hidrogeología kárstica
Figura 211. Gráfico de barras que muestra los valores del índice de saturación para la calcita (SIc), dolo-
mita (SId), y yeso (SIg). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287
Figura 212. Gráfico del contenido en SO4, Ca, Mg, y Sr (en meq l-1) en cada sondeo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 287
Figura 213. Gráfico MI y Sr en las aguas de cada sondeo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289
Figura 214. Esquema hidrogeológico de los yesos de Sorbas y su entorno, con indicaciones hidrogeo-
químicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 292
Figura 215. Diagrama de Schoeller–Berkaloff de las aguas del interior del túnel (en verde), de la Saraella
(en rojo) y del pozo de la figura 40 en el capítulo II (azul). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 293
Figura 216. Localización de Fuente Camacho y su entorno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 294
Figura 217. Situación del área de estudio, diapiroides del entorno de Archidona y detalle del de Fuente
Camacho. 1: diapiroide; 2: yesos triásicos esencialmente; 3: arcillas, areniscas y ofitas triásicas; 4: dolinas; 5:
límite de paleopolje; 6: manantial; 7: pozo o sondeo; 8: agua superficial; 9: drenaje principal del acuífero.. 295
Figura 218. Relación SATGYP–SATCAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 302
Figura 219. Relación SATGYP–SATHAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 302
Figura 220. Secuencia relacionada con el Ca de origen carbonatado y del yeso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 304
Figura 221. Algunos de los sondeos del Campo de Dalías que han sido registrados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 328
Figura 222. Un registro de conductividad y temperatura en un sondeo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329
Figura 223. Tres de los numerosos cortes que se llegaron elaborar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 329
Figura 224. El corte D–D’ y las isotermas dibujadas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 330
Figura 225. Isotermas esquemáticas deducidas de los registros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 330
Figura 226. Isotermas esquemáticas en el nivel -300 m . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 331
Figura 227. Corte I–I’ y los valores de conductividad eléctrica extrapolados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 332
Figura 228. Corte F–F’ con indicación de la conductividad eléctrica y los tipos de flujos estimados,
teniendo en cuenta también las isotermas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 333
Figura 229. Esquema hidrogeológico del SE español con indicación de la ubicación de los ejemplos
tratados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 335
Figura 230. Recarga obtenida mediante el modelo ERAS en el acuífero del Ventós para el período de
simulación 1999–2008 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 338
Figura 231. Esquema hidrogeológico del sistema kárstico Nastan–Trigradska. 1: Brechas, conglomerados,
areniscas y limolitas; 2: Granitos, gneises y esquistos; 3: Riolitas; 4: Mármoles; 5: Manantial; 6: punto de
inyección; 7: sondeo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 340
Figura 232. Curvas de restitución en los manantiales 67 (azul) y 11 (rojo) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 344
Figura 233. Posibles curvas de restitución del trazador en las surgencias 39a (azul), 12 (verde) y 10 (rojo) 345
Figura 234. Simulación de las curvas de restitución en los manantiales 67 y 11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345
Figura 235. Localización del sector de Dobrich . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 347
Figura 236. Columna litológica del sondeo de la estación de autobuses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 349
Figura 237. Columna litológica del sondeo del parque y registros de resistividad, caliper y rayos gamma . . . 350
Figura 238. Síntesis de los registros realizados en el sondeo del parque tras la inyección del trazador . . . 351
Figura 239. Síntesis de los registros realizados en el sondeo de la estación de autobuses tras la inyección
del trazador. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 351
Figura 240. Principales métodos de captación en orden cronológico aproximado. (a: derivación; b: gale-
ría en manantial; c: extracción desde cashimba o cenote; d: embalse en surgencia; e: complementado con
sondeo horizontal con cierre bajo la presa; f: sondeo vertical aguas abajo del manantial; g: idem horizontal
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 405
con cierre; h: galería aguas abajo del manantial; i: galería con sondeos en su interior (los suizos, Crevillen-
te); j: sondeo vertical y galería horizontal (Lez, Montpellier); k: pozo y galería con taladros bajo el manantial;
l: idem con prolongación de la horizontal, con cierre); m: presa subterránea y sondeo aguas arriba (Port
Miou); n: impermeabilización de conductos kársticos submarinos; o: pozo vertical y galería horizontal a
cota cero (acuíferos costeros); p: sondeos aguas arriba del manantial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 353
Figura 241. Esquema hidrogeológico de la sierra de Crevillente con indicación de la situación de la
galería de los suizos y diagramas de Stiff. Modificado de J.M. Andreu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 361
Figura 242. La galería en planta con indicación de los terrenos atravesados y detalle de los sondeos de
explotación actualmente existentes en su interior. Modificado de J.M. Andreu . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 362
Figura 243. Esquema muy simplificado de una acidificación con cierre hermético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 369
3
Volver al índice
Índice de fotografías
Foto 1. Dolomías trituradas o kakiritas del borde occidental de sierra Nevada, explotadas como áridos
(foto A. Pulido) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Foto 2. Detalle de otras dolomías brechificadas (formación Creu, Valencia; foto A. Pulido) . . . . . . . . . . . . . . . 24
Foto 3. Detalle de la densa fracturación en la formación Creu del Barranco del Infierno junto al río Serpis
(Valencia. Foto A. Pulido) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Fotos 4 y 5. La sierra de las Nieves desde el Burgo y un detalle de sierra Blanquilla (fotos M.T. Leboeuf) . . . 44
Foto 6. Una panorámica de los yesos de Sorbas donde son visibles varias canteras en yesos . . . . . . . . . . . . 53
Foto 7. Detalle de una de las canteras (fotos A. Pulido) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Fotos 8 y 9. Frentes de una cantera en yesos de Sorbas, a escalas diferentes (fotos A. Pulido) . . . . . . . . . . . 55
Fotos 10 y 11. Sierra Gorda desde el entorno del polje de Zafarraya inundado (fotos A. Pulido) . . . . . . . . . 57
Fotos 12, 13, 14 y 15. La singularidad de El Torcal de Antequera queda bien patente en estas cuatro
fotos. (A. Pulido) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Foto 16. Campo de lapiaz cercano a la dolina de la foto 17. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Foto 17. Espectacular dolina al NE de Castell de Castells (Alicante) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
Foto 18. El polje de Zafarraya en el borde meridional de sierra Gorda (Granada) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Foto 19. Imagen de satélite de sierra Gorda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Foto 22. Uno de los numerosos túmulos visibles en la superficie del macizo yesífero. (foto A. Pulido) . . . 78
Foto 23. Microlapiaz de crestas agudas en los yesos de Vallada (foto A. Pulido) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
Fotos 24 y 25. Els Brollaors, izquierda, inicio del túnel aunque sin continuidad espeleológica, y entrada
usual del túnel (Fotos V. Benedito). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
Foto 26. Un detalle del túnel, tapizado de depósitos de carbonato cálcico sobre los yesos (Foto A. For-
nes). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Foto 27. Pliegue en dolomías triásicas en el interior del túnel, sala de la Gamba (foto A. Fornes). . . . . . . . . 89
Foto 28. La Saraella, surgencia de agua salobre del túnel, aunque seca en enero de 2014, en un caos de
bloques (Foto V. Benedito) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Foto 29. Uno de los sondeos recientes de explotación de sal (foto A. Pulido) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Foto 30. Paisaje característico de la parte alta del domo (foto A. Pulido) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Foto 31. Dolina relativamente reciente que afecta a un antiguo bancal cultivado (foto A. Pulido) . . . . . . . 99
Foto 32. Una de las múltiples simas que jalonan el domo (foto A. Pulido). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Foto 33 . Espectacular sima que afecta a un almendro (foto A. Pulido). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Foto 34. Detalle del depósito salino dejado por la surgencia 2 en su recorrido. (foto A. Pulido) . . . . . . . . . . 101
Foto 35. Reguero de sal dejado por un pequeño escape en una de las conducciones (foto A. Pulido) . . . 101
Foto 36. La surgencia de aguas salobres del borde meridional, nº 2 de la figura 48 (foto A. Pulido) . . . . . . 103
3
Volver al índice
408 Principios de Hidrogeología kárstica
3
Volver al índice
Antonio Pulido Bosch 409
3
Volver al índice
Índice de tablas
3
Volver al índice
412 Principios de Hidrogeología kárstica
Tabla 22. Concentraciones isotópicas de las aguas de Bañuelo y rangos de variación en otras surgencias
del sector de Loja (Junio de 1993).. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
Tabla 23. Estadísticos de las variables físicas y químicas del Bañuelo, año 1986–87 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 262
Tabla 24. Concentraciones anuales de Tritio (en UT) en el agua de lluvia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 271
Tabla 25. Porcentajes de agua reciente y agua antigua, en el agua de mezcla. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273
Tabla 26. Resultados de los análisis isotópicos (en por mil) de las muestras de agua subterránea. . . . . . . . 275
Tabla 27. Contenido en 18O en las muestras de agua subterránea (en ‰) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277
Tabla 28. Contenido en 18O, exceso de deuterio d (en ‰) de las muestras de agua de lluvia. Los datos 1 a
10 son tomados de Araguás (1991) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277
Tabla 29. Cálculo del índice de madurez (MI). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 289
Tabla 30. Algunos datos hidrogeoquímicos (mg/l) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291
Tabla 31. Parámetros físicos y químicos de las aguas de los puntos acuíferos analizados (enero y febrero
de1989) [175]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 297
Tabla 32. Valores de los índices de saturación para las diferentes especies en las muestras estudiadas . . . 300
Tabla 33. Resultados del programa BALANCE. Tabla A, mmol/l, excepto 11, 12, 13 x10. Tabla B, valores en
Δmmol/l . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303
Tabla 34. Impactos sobre el agua subterránea de las actividades humanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309
Tabla 35. Medidas de control para diferentes actividades. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 312
Tabla 36. Principales actividades industriales y algunas medidas de control posibles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 314
Tabla 37. Posibles medidas de control en actividades agrícolas y forestales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 316
Tabla 38. Asignación de niveles de respuesta R a las zonas de protección. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 320
Tabla 39. Principales características de los puntos de muestreo. M: manantial; S: sondeo . . . . . . . . . . . . . . . 340
3
Volver al índice