Sentencia Saavedra 2

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Juzgado del Trabajo Nº4 - PARANA

A C U E R D O:
En la ciudad de Paraná, Capital de la Provincia de Entre Ríos, a los cinco
días del mes de abril de dos mil dieciocho, se reúnen los Sres. miembros de la Excma. Cámara
Tercera de Apelaciones del Trabajo, Sala II, a saber: Presidente Dr. EMILIO LUJÁN MATORRAS
y Vocales Dres. GUILLERMO LEOPOLDO FEDERIK y GUILLERMO FERNANDO
BONABOTTA, para conocer en el recurso de apelación deducido a fs. 194 contra la sentencia de fs.
186/191, en estos autos caratulados "SAAVEDRA JUAN MARCELO C/ SEGURA HIGINIO
FELIX - COBRO DE PESOS Y ENTREGA DE CERTIFICACION S/ SENTENCIAS
DEFINITIVAS ORDINARIO" (Expte. Nº 0813). Practicado el sorteo de ley, resultó que la
votación debía tener lugar en el siguiente orden: Dres. GUILLERMO L. FEDERIK, EMILIO L.
MATORRAS y GUILLERMO F. BONABOTTA.

Estudiados los autos, la Excma. Sala planteó la siguiente cuestión:


¿Qué resolver en autos?
A LA CUESTIÓN PROPUESTA EL SR. VOCAL GUILLERMO L.
FEDERIK DIJO:
A fs. 5/16 se presenta el actor, iniciando acción contra el demandado,
alegando la existencia de una relación laboral clandestina en la actividad de la construcción, con
doble actividad, durante el día como Oficial albañil especializado, y por la noche como sereno,
reclamando registración, y el pago de diferencias salariales, vacaciones no gozadas, fondo de
desempleo e indemnizaciones derivadas de los artículos 18 de la Ley 22.250, 1º de la Ley 25.323, y
80 de la LCT.
A fs. 20/26 vta. se presenta el reclamado, negando todo tipo de vinculación
laboral con el actor, desconociendo los hechos alegados por aquél, y rechazando íntegramente todos
los rubros reclamados, negando la existencia de deuda alguna con el accionante, negando su calidad
de "constructor" o "empresa constructora". Producida la prueba se dicta sentencia, a fs. 186/191,
rechazando íntegramente la acción; la que es apelada por el actor a fs. 194, expresando agravios a
fs. 197/206, los que son contestados por la parte demandada a fs. 211/213, solicitando el rechazo del
recurso impetrado.
En primer lugar, corresponde analizar si el presente recurso reúne los
requisitos esenciales para su procedibilidad, ya que, más allá de la concesión realizada por el
inferior, es facultad soberana de esta alzada evaluar si el recurso articulado satisface los requisitos
de admisibilidad establecidos por nuestro código ritual.
Cabe destacarse que analizando el escrito recursivo, encuentro que
evidencia una orfandad argumentativa crítica importante, constituyendo, en gran parte, una mera
disconformidad con los criterios sostenidos por la a quo en su sentencia, sin que ello implique una
crítica concreta y precisa como lo requiere el inciso c) del artículo 125º del C.P.L. La crítica
"razonada y concreta" a que se refiere el art. 125º inc. c) del C.P.L., exige determinar con precisión
cada uno de los errores de la sentencia que motivan la impugnación, y proporcionar luego las
razones que, a juicio del apelante, imponen una decisión distinta al órgano jurisdiccional, en este
especial caso, siguiendo un criterio amplio en torno a la exigencia ritual aludida, con el fin de velar
por el cumplimiento del elemental principio de la doble instancia -cftar. CAT Concordia, "Ríos,
Abelardo c. Bitar, Christian Daniel", LAS 28.11.2007-, al menos desde mi punto de vista, el
apelante aporta elementos mínimos, pero suficientes -cuanto al menos sobre un aspecto de la
sentencia-, en lo relativo al alcance o no del régimen del Trabajador de la Construcción -Ley Nº
22.250- respecto del demandado, para abrir la instancia de Alzada, pues expone y describe parte del
contenido de la sentencia que -en su opinión claro está- resultan equivocados y que, por ende, deben
ser aquí revisados. Luego, en razón de ello el Tribunal se encuentra habilitado para considerar el
recurso -esta Sala "CORVALAN JAVIER MAXIMILIANO C/ GRAVAFILT S.A. - COBRO DE
PESOS Y ENTREGA DE CERTIFICACION LABORAL S/ SENTENCIAS DEFINITIVAS
ORDINARIO" (Expte. Nº 0201) LAS 26/05/2015).
Sentado ello, corresponde aclarar que solo procederé al análisis de
aquellos aspectos del escrito de expresión de agravios que han superado esa valla de admisibilidad.
Concretamente la sentencia puesta en crisis rechaza el planteo actoral en el
entendimiento que entre las partes no existió un vínculo de naturaleza laboral como el reclamado
por el actor, dado que el accionado no reviste la calidad de "constructor" conforme las pautas
establecidas por la Ley 22,250.
En su memorial de agravios, la parte actora recurrente se disconforma con
el resolutorio de grado en razón de la valoración de la prueba instrumental incorporada en autos
-remitos-, lo cual a su juicio es el fundamento central del decisorio. En igual sentido manifiesta su
total discrepancia respecto a la valoración que la sentencia realiza sobre la comprensión del reclamo
en la órbita de la ley 22.250 de la Industria de la Construcción; consecuentemente, se agravia
-manteniendo el reclamo de su promocional de la existencia de relación de dependencia y de la
actividad de constructor del accionado; sosteniendo a su vez, ahora en forma de agravios, sobre la
procedencia de los rubros reclamados, como así también de la imposición de costas.
A todo evento, debo destacar que "…los jueces no están obligados a
seguir las argumentaciones de las partes, sino únicamente en aquéllas que estimen conducentes
para la solución del juicio" (CSJN, Fallos 250:36), "ni a seguir y decidir paso a paso, todas las
alegaciones (CSJN, 24.3.88, La Ley 1988-D-63), no encontrándose compelidos a hacer mérito de
todos los capítulos ni de todas las probanzas, sino sólo de lo pertinente para la correcta resolución
del litigio" (CSJN 18.09.1980, Rep. ED, 14-736)".
"De igual manera, el ad quem no se encuentra constreñido por las citas
jurídicas de los contendientes, ya que "los magistrados tienen la facultad y el deber de discurrir los
conflictos litigiosos y dirimirlos según el derecho vigente, calificando autónomamente la realidad
fáctica y subsumiéndola en las normas jurídicas que las rigen con prescindencia de los
fundamentos que enuncian las partes" (CSJN, La Ley 1988-B-550; íd, La Ley 1986-A-404), sin
perjuicio de encontrarse ceñido a respetar los puntos resueltos con carácter firme en primera
instancia (CSJN La Ley 1989-E-726, Nº 670)" (Cámara Tercera de Apelaciones Paraná, Sala II;
"Barreto, Laura Noemí c. Neogame SA - Cobro de Pesos y entrega de certificación laboral s.
Sentencias Definitivas Ordinario" Expte. Nº 0018 LAS 24/04/2014).
Sumado a que, tal el criterio sentado por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, el juzgador no está obligado a ponderar una por una y exhaustivamente todas las
argumentaciones y pruebas agregadas a la causa, sino sólo aquellas que estimare conducentes para
fundar sus conclusiones, ni a analizar todas las cuestiones y argumentos utilizados que -a su juicio-
no sean decisivos (conf. CSJN, 29.4.70, La ley 139-617; 27.8.71, La Ley 144-611 y citas
jurisprudenciales en "Código Procesal..." Morello, T II-C, Pág. 68 punto 2, Editorial Abeledo -
Perrot; art. 386, última parte, del Código Procesal). En igual sentido se ha pronunciado la Excma.
Sala Laboral del STJER in re "Vaccari c. COTAPA" del 07/03/90, al señalar que la regla, es que los
jueces de grado son soberanos a la hora de apreciar las cuestiones de hecho y prueba, y que sólo
están obligados a mencionar en sus sentencias aquellas pruebas que han contribuido a conformar su
convicción.
Más allá que el recurso expresa agravios respecto a diferentes aspectos de
la sentencia, en lo medular, y lo esencial que habilita a tratar el presente recurso, subyace que a fs.
200/202 vta., cuando el apelante manifiesta lo que considera una errónea conclusión de la
sentencia, respecto a la no aplicabilidad del régimen de la construcción al caso bajo análisis; por
cuanto ello constituye la columna vertebral del razonamiento de la a quo en su fallo.
Sostiene el apelante que "Yerra el juzgador al incluir al demandado en las
exclusiones del art. 2 de la ley 22.250 que contempla dentro de las exclusiones "el propietario del
inmueble" es decir el propietario del inmueble que no siendo empleador de la industria de la
construcción, construya, repare o modifique su vivienda individual, y entendemos que la misma no
puede ser entendida en forma amplia como lo hace la a quo, trayendo consigo esta, una actividad
harto vedada al poder judicial, como lo es la actividad legislativa, pasando aquí una delgada y
sutil línea que como aclararemos luego, redunda en un grave peligro y atenta contra la seguridad
jurídica" (sic)
Cabe resaltar que el análisis interpretativo de una norma, no cabe realizarlo
en forma aislada, sino que las expresiones contenidas en la misma, deben ser interpretadas en un
juego armónico con el resto del plexo normativo específicos, como asimismo en concordancia con
el resto de las normas de la materia, considerando la intención del legislador tenida en vista al idear
la norma, su razonabilidad como reguladora de un hecho social, procurando no desnaturalizar ello
por el apego a expresiones, analizadas aisladamente y sin ponderación de sus consecuencias.
En tal sentido, nuestra Corte Suprema ha sostenido en numerosos
pronunciamientos que:
"La interpretación de las leyes debe practicarse te niendo en cuenta
el contexto general y los fines que las informan, y a ese objeto la labor del intérprete debe
ajustarse a un examen atento y profundo de sus términos que consulte la racionalidad del
precepto y la voluntad del legislador, extremos que no deben ser obviados por las posibles
imperfecciones técnicas de la instrumentación legal, precisamente para evitar la
frustración de los objetivos de la norma." Fallos, 310:572; 310:799; 310: 1390; 311:2751;
312:1036.
"La primera regla de interpretación de las leyes es dar pleno efecto
a la intención del legislador y la primera fuente para determinar esa voluntad es la letra
de la ley." Fallos, 308:1745; 312:1098; 313:254).
"Para la interpretación de la ley es menester dar pleno efecto a la
intención del legislador, y es regla de hermenéutica de las leyes atender a la armonía que
ellas deben guardar con el orden jurídico restante con las garantías de la Constitución
nacional, razón por la cual no es siempre recomendable el atenerse estricta mente a las
palabras de la ley, ya que el espíritu que las nutre es el que debe determinarse en procura
de una aplicación racional que elimine el riesgo de un formalis mo paralizante. Debe
buscarse en todo tiempo una valiosa interpretación de lo que las normas jurídicamente
han querido mandar, de suerte que la admisión de soluciones injustas cuando es posible
arbitrar otras de método opuesto, no resulta incompatible con el fin común de la tarea
legislativa como de la judicial." Fallos, 308:54.
"Las leyes han de interpretarse atendiendo a los fines que las informan y
debe preferirse siempre la interpretación que favorezca y no la que dificulte aquellos fines."
Fallos, 310:1045, 311:2751.
"La interpretación de la ley debe practicarse teniendo en cuenta la
finalidad perseguida por la norma, indagando, por encima de lo que ellas parecen decir li-
teralmente, lo que dicen jurídicamente." Fallos, 294:29.
"Entre los criterios de interpretación posibles no debe prescindirse de las
consecuencias que derivan de la adopción de cada uno, pues ellas constituyen uno de los índices
más seguros para verificar su razonabilidad y su coherencia en que está engarzada la norma."
Fallos, 311: 1925; 313:664.
"La interpretación de las leyes debe practicarse teniendo en cuenta el
contexto general y los fines que las informan, y a ese objeto la labor del intérprete debe ajustarse a
un examen atento y profundo de sus términos que consulte la racionalidad del precepto y la
voluntad del legislador, extremos que no deben ser obviados por las posibles imperfecciones
técnicas de la instrumentación legal, precisamente para evitar la frustración de los objetivos de la
norma." Fallos, 310:572; 310:799; 310:1390; 311:2751; 312:1036.
"Es principio inconcuso de la exégesis de las leyes, que el significado de
sus términos no puede establecerse, rigurosamente, sólo por el examen aislado de éstos, sino que
ha de estarse en todo momento al del contexto que ellos componen." Fallos, 308:1897.
La labor de un Juez, al dictar una sentencia, es ni más ni menos que
interpretar una norma, en relación a un hecho concreto, no es una operación mecánica ni directa, ya
que requiere una interpretación de sus fines y su adaptación al caso específico, caso contrario
bastaría configurar un programa informático, al que le suministraríamos diversos datos y la propia
máquina nos daría la sentencia; la gran diferencia está dada en la "sana crítica" que es lo que le
permite a quien debe resolver, realizar todas aquellas interpretaciones de los hechos, las
circunstancias en que ellos ocurrieron, buscando la mejor adecuación de la norma a la realidad
actual, para de tal forma evitar la petrificación y anquilosamiento del derecho, el que debe ser
racionalmente dinámico. tampoco resulta ajeno a este análisis, las exigencias del principio
protectorio, donde la calificación que las partes, testigos y terceros atribuyen a la relación
contractual y que se controvierte en juicio, no interesa, sino que la verdadera naturaleza del vínculo
debe extraerla el juzgador de la realidad probada en el proceso -cftar. Sala Laboral STJER "Sánchez
c. Cooperativa de Arroceros "Domingo F. Sarmiento"; RIL 1986-, ello es así, por imperio del
principio de primacía de la realidad que rige -con mayor fuerza- en nuestra materia, de donde se
sigue que lo determinante son los hechos tal como han ocurrido y no la calificación que de buena o
mala fe, las partes -y testigos- formulen acerca de las notas típicas de la vinculación -cftar. Sala
Laboral STJER, "Busón c. Cooperativa Eléctrica y otros servicios Cdia Ldta y otros", RIL 2001-.
Toda esta labor, no implica una avasallamiento del Magistrado, a las
facultades del legislador, sino todo lo contrario, es la propia labor de traspolación y
compatibilización de las normas al caso concreto, procurando en tal actividad desentrañar cual ha
sido la intención real del legislador en la regulación que emitió.
En ese contexto, entiendo, que para entender el alcance del inciso b) del
artículo 2º de la ley 22.250, no podemos obviar de analizar el artículo 1º, referido precisamente a
los sujetos comprendidos, por cuanto allí comenzaremos a comprender que es lo que ha buscado el
legislador con la regulación contenida en este régimen específico.
En primer lugar debo resaltar que nos encontramos frente a la regulación
de un régimen propio, especifico de una actividad en particular, y que se aparta en muchos aspectos
del régimen general de la LCT; la que le resulta aplicable de manera supletoria, y en tal sentido, los
sujetos comprendidos en la misma debe ser interpretado en cierta medida en forma restrictiva,
sujeta a los parámetros contenidos en el primer artículo de la referida ley, y allí al referirse a los
empleadores alcanzados, nos dice: "Están comprendidos en el régimen establecido por la presente
ley:
a) El empleador de la industria de la construcción que ejecute obras de
ingeniería o arquitectura, ya se trate de excavaciones, de construcciones nuevas o de modificación,
reparación, conservación o demolición de las existentes, de montaje o instalación de partes ya
fabricadas, o de vía y obras. También está comprendido aquél que elabore elementos necesarios o
efectúe trabajos destinados exclusivamente para la ejecución de aquellas obras, en instalaciones o
dependencias de su propia empresa, establecidas con carácter transitorio y para ese único fin.
b) El empleador de las industrias o de las actividades complementarias o
coadyuvantes de la construcción propiamente dicha, únicamente con relación al personal que
contrate exclusivamente para ejecutar trabajos en las obras o lugares a que se refiere el inciso a).
De ello me resulta claro que esta ley alcanza a los empleadores que se
dediquen como actividad profesional o comercial a la industria de la construcción; también los que
realicen actividades que tengan una directa relación con la construcción por ser complementarias o
coadyuvantes de ésta, pero limitándolo exclusivamente en relación al personal contratado para la
ejecución de trabajos en los lugares o tareas mencionadas en el inciso anterior. También entiendo,
que resulta indiferente en ambos casos, si la obra en que se esta trabajando sea propia o para un
tercero, mientras el empleador tenga como actividad habitual la construcción, o se trate de una
industria o actividad complementaria y esencial para la obra propiamente dicha, tales como una
empresa de transporte a la que se le contratan vehículos para el traslado de tierra de una excavación;
o la empresa que alquila maquinarias viales brindándole ademas el personal para su operatividad,
etc.
En ese marco referencial, debemos leer e interpretar el artículo 2º de la ley,
que excluye de su alcance, a aquellos propietarios de inmuebles, que, aunque estén
circunstancialmente realizando obras de construcción en esas inmuebles de su propiedad o bajo su
cuidado, no tengan como actividad esencial la industria de la construcción o tareas
complementarias; y si bien es cierto que la norma refiere a "su vivienda individual" , ese concepto
no debe ser entendido de manera rígida, inflexible, cerrado; sino que debe ser interpretado a la luz
del alcance del artículo 1º; dado que la intención del legislador, al establecer un régimen específico
para esta actividad, no fue otra que regular de manera autónoma a todos aquellos que hacen de la
construcción su actividad empresarial, más allá que ello sea habitual o aislado, a titulo oneroso o
gratuito, etc. pero no a aquellas personas que sin ser constructores, ni dedicarse a ello, pueden estar
realizando en algún momento alguna construcción o remodelación de bienes de su propiedad, o bajo
su cuidado y conservación, mediante la contratación de terceras personas.
Esa interpretación es la que vienen sosteniendo en numerosos tribunales en
todo el País, a la que adhiero; así encontramos que se ha sostenido:
"La calidad de operador económico en la industria de la construcción es
lo que califica al empleador sujeto de ella y es, asimismo, la que excluye al "propietario del
inmueble que, no siendo empleador de la industria de la construcción, construya, repare o
modifique su vivienda individual" (inc. b, art. 2, Ley 22250). Empresario de la construcción es el
operador de esta rama de la actividad económica y se caracteriza por la titularidad de una
empresa dedicada a la realización de obras para terceros, con fines de lucro." Colman Orue,
Prudencio vs. Pasmanter, Roberto s. Ley 22250 - Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo Sala
VI; 19-11-2015; Boletín de Jurisprudencia de la CNTrab.; RC J 2354/16.
"Si los demandados nunca fueron empresarios de la construcción, y
siendo que sus giros comerciales se encuentran vinculados a la actividad inmobiliaria y a la
explotación de un gimnasio, no les comprende la aplicación de la Ley 22250. La contratación de
ciertas obras de refacción o remodelación que hicieran en locales propios (gimnasio), o en
inmuebles cuya venta se le hubiera encomendado (actividad inmobiliaria), no constituyen ejercicio
del ámbito material de vigencia del estatuto. Por lo tanto, debe concluirse que no han mediado
contratos de trabajo (arts. 21 y 5 LCT), ni resulta aplicable la Ley 22250 (arts. 1 y 2)." Eusebi,
Marcelo Daniel y otros vs. Camatta, Carlos y otros s. Ley 22250 - Cámara Nacional de Apelaciones
del Trabajo Sala VIII; 09-11-2005; Boletín de Jurisprudencia de la CNTrab.; RC J 3534/07.
"La calidad de sujeto de la regulación estatutaria está subordinada a la de
empresario de la construcción, esto es su condición de operador en esta rama de la actividad
económica caracterizada por la titularidad de una empresa dedicada a la realización de obras
para terceros, con finalidad de lucro. Ni el dueño de la obra, que no es empresario y contrata con
aquellos la construcción y les paga el precio convenido, ni los profesionales de las artes vinculadas
a la actividad que comprometen, respecto de los dueños o empresarios, su capacidad técnica en el
marco de las incumbencias de la profesión de que se trate, son empresarios ni, según la definición
legal, empleadores sujetos al régimen." Figueredo, Andrés y otros vs. Novaro, Carlos y otros s. Ley
22250 - Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo Sala VIII; 19-10-1998; Boletín de
Jurisprudencia de la CNTrab.; RC J 2210/07.
"La calidad de operador económico en la industria de la construcción es
lo que califica al empleador sujeto de ella y es, asimismo, la que excluye al "propietario del
inmueble que, no siendo empleador de la industria de la construcción, construya, repare o
modifique su vivienda individual" (inc. b, art. 2, Ley 22250). La dependencia laboral se da en un
entorno de tipo empresario, o sea, de una empresa, pequeña incipiente, grande o desarrollada,
pero siempre dentro de una empresa, extremo que no se verifica en el caso, por cuanto el
demandado no actuó como tal respecto del actor, sino como un cliente que requirió los servicios de
plomería en un mercado libre y con quien contrata una locación de obra o de servicios. "
Coliguante, Mariano Ezequiel vs. Martin, Raúl s. Despido - Cámara Nacional de Apelaciones del
Trabajo Sala X; 20/12/2013; Boletín de Jurisprudencia de la CNTrab.; RC J 2010/14.
"El hecho de que el empresario se haya adherido a un régimen
determinado no lo coloca automáticamente dentro de la Ley 22250, ya que el ámbito de aplicación
del estatuto de la industria de la construcción es efecto de una estructura tipificada por la ley, que
no depende de la decisión unilateral del sujeto titular del establecimiento. Es decir, es la unidad
técnica o de ejecución la que determina la naturaleza y modalidad de la relación de trabajo" Prieto
Palacio, Roberto Armando vs. Civelmec S.A.C.I.F.I. y A. y otro s. Despido - Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo Sala VIII; 30-10-2015; Rubinzal Online; RC J 8114/15.
"La inscripción del demandado en el IERIC o su afiliación a la UOCRA
no son presupuestos determinantes de la ley o convenio colectivo aplicable a un negocio. Si el
empresario se adhirió a tal régimen, ello no lo coloca automáticamente dentro de la Ley 22250, ya
que el ámbito de aplicación del régimen de la industria de la construcción es efecto de una
estructura tipificada por la ley, que no depende de la decisión unilateral del sujeto titular del
establecimiento. De modo que es la unidad o función del establecimiento la que determina la
naturaleza y modalidad de la relación de trabajo, y no viceversa. Si las tareas del demandado
consistían en "... instalación, service y reparación de equipos de calefacción y afines...", no es
posible concluir que el giro de su explotación encuadre en las previsiones del art. 1, Ley 22250
sino que la actividad descripta está comprendida en el ámbito material del CCT 260/1975. Resulta
pues aplicable dicho convenio al establecimiento en cuestión, y en consecuencia proceden las
indemnizaciones derivadas del despido conforme lo dispuesto por la LCT." Cosentino, Mariano
Alejandro José vs. Tomasino, José María s. Despido - Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo
Sala VIII; 07-02-2012; Boletín de Jurisprudencia de la CNTrab.; RC J 3146/12.
"Toda vez que la codemandada es una empresa dedicada a la exploración
y explotación petrolífera, que contrató con la demandada principal la construcción de obras
civiles, la instalación y montaje de sistemas necesarios, por razones técnicas y de seguridad, para
la actividad petrolera, y otros accesorios, destinados a alojamiento, no contrató con la empresa de
la construcción trabajos o servicios correspondientes a su actividad específica, fraccionándola o
generando una unidad técnica de ejecución entre ambas (arts. 6 y 30, LCT). En el caso el
empresario de la construcción realiza la obra y, terminada y recibida, ninguna vinculación
permanente establece con la explotación de la unidad productiva. De allí que no deba considerarse
a la empresa petrolera solidariamente responsable en los términos del art. 30, LCT. A mayor
abundamiento es doctrina plenaria la exclusión de la aplicación del art. 32, Ley 22250, a los
efectos de responsabilizar a personas, físicas o jurídicas, que no se desempeñan como
constructores de obra (Plenario N° 261: "Loza, José R. v. Villalba, Francisco, 13.12.88)." Pereira,
Juan José vs. Agudia S.R.L. y otro s. Ley 22250 - Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo Sala
VIII; 10-02-2006; Boletín de Jurisprudencia de la CNTrab.; RC J 3580/07.
"Conforme una interpretación literal del art. 32, Ley 22250, el requisito a
que se refiere el segundo párrafo de la norma mencionada al afirmar "cuando se desempeñen como
constructores de obras" sólo es aplicable a los profesionales a que se refiere esa norma y no a otros
empresarios." Fraidias, Jorge vs. Kraft Suchard s. Demanda laboral - Cámara de Apelaciones en lo
Laboral Sala I, Rosario, Santa Fe; 04-2008; Rubinzal Online; RC J 2112/09.
"El párrafo incorporado por la Ley 25013 al art. 30, LCT, no establece
que sus normas sean aplicables a las relaciones regidas por el estatuto de la construcción
independientemente de lo establecido por el art. 32, Ley 22250; sino que, por el contrario, ello sólo
es posible dentro del marco de solidaridad específico previsto por el citado art. 32 del estatuto. La
cuestión tiene significativa importancia porque el art. 30, LCT, exige que exista coincidencia entre
la actividad de la contratista y la normal y específica propia del establecimiento del contratante
principal; en tanto que el art. 32, Ley 22250, sólo prevé la posibilidad de extender solidariamente
la responsabilidad contemplada en la norma a los empresarios, propietarios y profesionales
cuando éstos se desempeñen "como constructores de obra". Por lo tanto, en el esquema previsto
por el referido art. 32 dentro de cuyo marco específico de regulación pueden considerarse
aplicables las disposiciones del art. 30, LCT, sólo es posible extender la responsabilidad en forma
solidaria al contratante principal, en la medida que éste despliegue una actividad comprendida en
el ámbito de la industria de la construcción." (Voto del Dr. Pirolo al cual adhiere la Dra. González
por razones de economía procesal.) Farías, Manuel Domingo vs. Gamma S.R.L. y otros s. Despido
- Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo Sala II; 16-05-2014; Boletín de Jurisprudencia de la
CNTrab.; RC J 6932/14.
"Si una empresa contrató a una empresa constructora para la realización
de ciertas obras de construcción ajenas a su actividad normal y específica, no rigen las cargas que
el art. 30 LCT impone el cedente o empresario principal, ni la responsabilidad solidaria que deriva
de la omisión de esas cargas. Esto es así antes y después de la modificación que a la norma citada
introdujo la ley 25013. La extensión de las cargas en cuestión al ámbito del art. 32 del estatuto de
la construcción rige solo para esa actividad, no para empresarios de otras que celebren contratos
de locación de obra con empresas constructoras. Sólo para éstas, respecto de sus contratistas o
subcontratistas. Es doctrina plenaria de esta Cámara la exclusión de la aplicación del art. 32 de la
ley 22250 a los efectos de responsabilizar a personas físicas o jurídicas que no se desempeñen
como constructores de obra ( Plenario 261 "Loza, José y otro c/ Villalba, Francisco y otro"
13/12/88)." Villalba, Juan vs. Lombas Ingeniería S.A. y otros s. Ley 22250 - Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo Sala VIII; 19-08-2003; Boletín de Jurisprudencia de la CNTrab.; RC J
2345/07 .
"Probado que la empresa que contrató los servicios de otra para la
realización de obras de construcción, posee un objeto social diferente a esta última y que no cedió
el establecimiento o explotación, ni contrató o subcontrató con ella trabajos o servicios
correspondientes a su actividad específica, fraccionando la actividad productiva o generando una
unidad técnica de ejecución entre ambas, no rigen las cargas que el art. 30, LCT, impone al
cedente o empresario principal, ni la responsabilidad solidaria que de la omisión de esas cargas
deriva." Laime Sulica, Petronio vs. Center Construcciones S.R.L. s. Ley 22250 - Cámara Nacional
de Apelaciones del Trabajo Sala VIII; 16-07-2004; Rubinzal Online; RC J 695/07.
En nuestro derecho procesal, el que alega algo, debe probarlo, y si bien en
nuestra disciplina rige, en varios casos, la inversión de la carga probatoria, para que ello suceda
debe necesariamente probarse la dación de trabajo dependiente, cosa que no encuentro acreditado
en la causa, donde conforme las pruebas rendidas demuestran la actividad de trabajador
independiente, o en diferentes "changas" para diversas personas, por parte del actor, más allá de el
agravio expresado respecto a la no valoración del Acta de Inspección Laboral, el que cebe ser
desestimado, por cuanto dicho instrumento si bien goza de presunción de veracidad por ser un
instrumento público, solo refleja lo que el propio actor manifiesta, sin intervención alguna de sus
supuestos empleadores, lo que lo constituye solo una manifestación parcial, personal del propio
reclamante, y que, como bien expresa la a quo en su sentencia, en momento alguno refiere que el
actor estuviere trabajando como albañil, simplemente hace mención a una categoría profesional de
"Oficial albañil dentro de los "Datos Declarados por el Trabajador", por lo que carece de la fuerza
probatoria que el recurrente pretende otorgarle, ya que solo resulta indubitable, que el actor se
encontraba, ese día, a esa hora, en el domicilio de Miguel David y Pedro Martínez, nada mas, ya
que habiendo sido atendido el funcionario por el propio actor, quien le suministró absolutamente
todos los datos que contiene el acta, carece ella de la objetividad necesaria para valorarla en el
sentido pretendido por el accionante; en tal sentido ya ha tenido oportunidad de expedirse esta Sala,
en los autos "RIOS CARLOS NORBERTO C/LARROSA CLAUDIO CESAR S. LABORAL
S/SENTENCIAS DEFINITIVAS ORDINARIO" (Expte. Nº 0584), donde sostuvimos que Si bien es
cierto que dicha acta contiene los datos invocados por el actor, y que la misma es una prueba
documental cuya autenticidad esta ratificada por el propio organismo provincial, remitiendo copia
autenticada de ello, la que obra agregada a fs. 127/128, no escapa al suscripto que, conforme luce
en dicha documental, quien atendió al inspector en dicha oportunidad, y firmo el acta como
representante del titular, fue el propio actor, y por ende los datos consignados en ella, son
manifestaciones propias del mismo demandante, por ende, sumamente parcial su contenido, y ello
pone en seria duda su aparente fortaleza probatoria autónoma, sin otras probanzas que la
sustenten.
Así, al no estar reconocida la prestación de servicios en beneficio de aquél
a quién se le imputa la calidad de presunto patrono, resulta necesario poner un especial acento en la
prueba de los hechos que nos lleven a habilitar la presunción y tener por existente la relación
laboral. Reitero, para la procedencia de la presunción del art. 23º LCT es menester tener por
probado "el hecho de la prestación de servicios" .
"En lo que hace a la interpretación del art. 23º LCT, estimo que los
parámetros para la aplicación del mismo fueron expuestos por el entonces Vocal de la Excma. Sala
Laboral del STJ Dr. Miguel Cordini en la señera causa "Cabrera c. Abdala", L.A.S. 10/02/1982
(criterio luego seguido por la Sala Laboral STJER in re "Vigne c. Lusera", L.A.S. 14/03/83 y "Vital
c. Silva", L.A.S. 22/12/98, teniendo desde allí jerarquía de "doctrina vinculante" en los términos del
art. 285º CPCyC aplicable por art. 140º CPL), criterio que se ha seguido delimitando sus
contornos en "Capuano, Genaro c. Club Parque Sur - RIL" L.A.S. 22/04/04. En igual sentido, el
Alto Tribunal provincial en su actual composición, ha continuado adhiriéndose a la doctrina
enunciada in re "Urruti, Simón c. FEPASA - RIL" L.A.S. 04/12/07 entre otros".
"De lo antedicho se sigue que, para activar la presunción del art. 23º LCT
-la cuál rige cuando, como en el caso de autos, se discute la existencia de la relación de trabajo- es
necesario que se cumplan dos presupuestos: a) probar el cumplimiento de una prestación de
servicios y b) que dicha prestación haya sido en beneficio de aquél a quien se le atribuye la calidad
de empleador. Cumplidos estos dos presupuestos, el contrato de trabajo, se presume, pudiendo
desvirtuarse en los supuestos que el artículo 23º LCT enumera: 1) cuando el destinatario de los
servicios demostrare lo contrario, es decir, cuando prueba que los mismos fueron ejecutados en
ejercicio de una figura no laboral; 2) cuando las propias circunstancias en que aquellos se
cumplieron demostraren lo contrario -es decir, que no se trata de un vínculo laboral- (conf. "Vigne
c. Lucera SA", Sala Laboral STJER, L.A.S. 14/03/83)".
"Así las cosas, debemos tener presente, que en el proceso laboral rigen las
reglas del onus probandi, por lo que afirmado un hecho relevante por el pretensor, pesa sobre él la
carga de probarlo, lo que no significa imponerle alguna actividad, sino el riesgo de que su
pretensión sea desestimada si el hecho no resulta de alguna manera acreditado, pero admitido ese
hecho, la carga de la prueba se desplaza cuestión que no se configura en el caso de marras-, con
los mismos alcances, sobre el deudor (conf. CNAT, Sala VIII, 9-6-2006 "Rodríguez, Olga H. c. Ma
y Cía SA y otro", LL on line)".
"En otras palabras, la regla general viene dada por el art. 363º CPCyC
aplicable por remisión del art. 141º CPL, incumbiendo al actor acreditar el presupuesto de hecho
en que funda su pretensión (CAT Concordia, 1988 "López Alfaro, Juan Carlos c. Luis Losi Empresa
Constructora"), en éste caso, la prestación de servicios a favor del accionado, supuesto de hecho
que a su vez debe tener una relación temporal y/o dinámica y/o espacial con la "actividad propia
del demandado" (conf. "Capuano c. Club Parque Sur" Sala Laboral STJER, L.A.S. 22/04/04)".
Debe quedar claro un concepto, lo central es el "hecho de la prestación de
servicios" con independencia de los parámetros que determinan la "relación de trabajo" y/o
"contrato de trabajo". Entonces, si el hecho concuerda con la actividad propia del demandado, o
concuerda con el ámbito físico de la actividad, y/o temporalmente se presenta como verosímil,
comienza a jugar la presunción.
Como señaláramos in re "Gastaldi, Adrián Oscar c. Badaracco, Ariel Omar
- Cobro de Pesos" LAS 04/12/2014 "…ha de tenerse presente que el testimonio para ser
plenamente eficaz y conducente, no basta que el testigo afirme haber visto o constarle el hecho por
su conocimiento personal, sino que debe proporcionar al juez el relato más concreto posible sobre
el modo, lugar, tiempo, conducta de las personas, etc., es decir sobre todo aquello susceptible
normalmente de recordar relativo al hecho presenciado -CAT Concordia "Pucheta c. Citrícola Ayuí
SA" LAS 1989, pág. 640"-.
"Los tribunales del trabajo son soberanos en el examen de la habilidad y
mérito de las declaraciones testimoniales que recibe, así como de la confiabilidad que alguna o
algunas de ellas le merezcan en relación a otras" ("Córdoba, Carlos Adrián c. Coagulantes
Argentinos S.A. s. Cobro de diferencia de haberes e indemnización" /// Suprema Corte de Justicia,
Buenos Aires; 11-03-2009; Jurisprudencia de la Provincia de Buenos Aires; RC J 5290/10)
Esta Sala ya se ha expedido también sobre este tema en los auos
"SCHLOTTHAUER, MARÍA BELÉN c/GAREIS, ARIEL DARÍO -Cobro de Pesos y entrega de
certificación laboral -RECURSO DE INAPLICABILIDAD DE LEY". Expte. Nº 4637" , donde
sostuvimos que " ...en la medida que no se acredite la existencia de una relación laboral, mal
puede aplicarse el principio protectorio propio del Derecho del Trabajo, desde el momento en que
no se prueba que existe un trabajador y un patrón ... La carga de esta prueba -existencia de una
relación laboral- pesa sobre quien la invoca. Y la jurisprudencia de esta Sala, establece que,
cuando se pretende probar la relación laboral sólo, o principalmente por prueba testimonial, la
prueba debe ser "circunstanciada, amplia, precisa, carente de contradicciones y dotadas de una
clara razón de conocimiento que permitan al juzgador formarse una sólida convicción sobre la
realidad de los hechos de relevancia decisoria discutidos" (causa "Villalba, Carlos c/Goldsmit,
David...", LAS 15/12/04 y otros) .... Y en orden a la segunda de dichas normas (art. 9 de la LCT) ha
dicho esta Sala en los autos caratulados "BERÓN, CARLOS ALBERTO y otros c/LA
VALENCIANA S.R.L. y otros -Cobro de pesos (sueldo impago, preaviso, indem. por antig. y otros
rubros) -RECURSO DE INAPLICABILIDAD DE LEY", LAS 10/09/2010, que "... la operatividad
de dicha norma se encuentra condicionada a la existencia de una duda insuperable, 'duda
insalvable' según Deveali (DT 1948, 161), pues como se ha sostenido '... el trabajador que invoca
un hecho constitutivo de una pretensión, si el empleador demandado lo niega, tiene la carga de
probarlo; esto significa que si no hay una prueba de ese hecho su pretensión debe ser rechazada.
Por otra parte, cuando se habla de ausencia de prueba no quiere decirse solamente que no se
hubiera acumulado en el proceso elementos de juicio, sino también que éstos son insuficientes en el
concepto del juez o que carecen de la eficacia que la ley exige'. Cabe observar que, en principio, la
exigencia de que el fallo se base en lo alegado y probado ('principio de congruencia') se conecta
con la 'garantía de defensa en juicio' del art. 18 de la CN' (cfr. 'Ley de Contrato de Trabajo
Comentada' LÓPEZ, Justo, CENTENO, Norberto y FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. T. I, pág.
92/93, Ed. Contabilidad Moderna, Buenos Aires, 1977)".
Por todo lo expuesto, entiendo que la Sentencia en crisis, debe ser
confirmada en cuanto ha sido materia de agravios. Costas al apelante vencido.
Los honorarios profesionales de los letrados intervinientes deberán ser
regulados por su actuación en la alzada en la suma de pesos treinta y dos mil trescientos cincuenta y
seis con ochenta centavos ($ 32.356,80) para el Dr. Ruben Alberto Pagliotto, pesos treinta y nueve
mil quinientos cuarenta y siete con veinte centavos ($ 39.547,20) para el Dr. Ivan César Vernengo,
pesos veinticinco mil ciento sesenta y seis con cuarenta centavos ($ 25.166,40) para el Dr. Pablo
Dimier, pesos veinticinco mil ciento sesenta y seis con cuarenta centavos ($ 25.166,40) para el Dr.
Horacio César Maximiliano Breganni; montos que han sido calculados en el 40% de los estimados a
fs. 191 en primera instancia y conforme (arts. 3 incs. a), b), e), h) y k), 12, 14, 29, 30, 32, 63, 64 y
98 del decreto ley 7046.
ASÍ VOTO.

A LA MISMA CUESTIÓN, EL SR. VOCAL EMILIO L.


MATORRAS, DIJO:
Remito a la reseña de antecedentes efectuada en el sufragio que antecede.
Por lo demás, coincido con el Sr. Magistrado de primer voto cuando
expresa: “... el escrito recursivo... evidencia una orfandad... crítica..., constituyendo, en gran parte,
una mera disconformidad con los criterios sostenidos por la a quo en su sentencia, sin que ello
implique una crítica concreta y precisa como lo requiere el inciso c del artículo 125º del C.P.L....”
(sic cuarto acápite del voto precedente), por las razones que seguidamente expongo.
Advierto que la sentencia se basó en que:
“… el demandado no realizaba tareas vinculadas a la construcción” (sic
fs. 188 sexto acápite in fine).
“Ello es determinante a la hora de juzgar ya que el ámbito del estatuto
profesional de la construcción se encuentra delimitado por dos pautas relacionadas entre sí: una
objetiva dada por la realización de tareas propias o coadyuvantes de la industria de la
construcción y otra subjetiva, vinculada a los sujetos comprendidos en su régimen” (sic fs. 188
penúltimo apartado).
“Así la ley 22250 incluye la actividad de construcción y ampliación de
edificios, desarrollada por el sector privado en zonas donde se requiere autorización municipal…,
y la construcción, ampliación y refacción de edificios y otras obras como caminos, puentes, diques,
etc. e incluye tanto a los contratistas generales como a los especializados, plomería, calefacción,
acondicionamiento de aire, carpintería, instalaciones eléctricas, perforación de pozos de agua, etc.
por lo que deberá acreditarse que el demandado se corresponde a esas categorías” (fs. 188 último
acápite y fs. 188 vta. primer acápite).
“Así, el art. 2 de la ley 22.250 contempla... excepciones... Para clarificar...
“ a los efectos de la aplicación de la ley 22250 resulta indiferente que la obra cuya realización se
haya encargado sea la vivienda individual o un local destinado a la actividad lucrativa, si el
comitente es empresario respecto de la actividad desarrollada o por desarrollar en el inmueble
construído o reparado pero no es empresario de la industria de la construcción -cfr. CNAT Sala
VI Salazar c/Rodríguez -12/6/87.-” (fs. 188 vta. segundo apartado in fine).
“Traigo esto a colación porque… el propio actor…” (fs. 188 vta. tercer
apartado) “…Aclara en el memorial de demanda que en dicho galpón se guardaban o
depositaban los volquetes, actividad que se encuentra reconocida por el demandado… y
ratificado por AFIP, donde el demandado se encuentra inscripto en actividades de venta al por
menor de materiales de construcción y servicio de transporte automotor de cargas -respecto a
ello corresponden los volquetes -cfr. Prueba informativa fs. 118.- y por el acta de inspección
obrante a fs. 1 del expte. administrativo agregado por cuerda donde aparece como empresa
inspeccionada “SEGURA HIGINIO FELIX” y la actividad principal DEPOSITO DE
VOLQUETE” (fs. 188 vta. cuarto apartado).
“… de lo expuesto surge sin hesitación que efectivamente realizó el actor
tareas de albañilería pero conforme ya lo tratara en párrafos precedentes, al no ser el demandado
empresario de la construcción, y habiendo sido contratado para realizar obras en su beneficio
propio…, las tareas fueron contratadas en forma personal, para un emprendimiento propio,
particular del demandado y de sus hijos, quedando fuera de toda discusión que dicha
contratación… debe ser entendida… como una locación de servicios” (fs. 189 vta. in fine/190
primer apartado).
“... resulta indiferente que la obra sea para construir una vivienda
individual o un local comercial. Lo determinante es que no se trate de un empresario de la
construcción en los términos del art. 1 inc. a y b de la ley -cfr. Cámara Laboral de Apelaciones de
Concordia “SUAREZ, LUIS ALBERTO c/TISCHLER, ARTURO s/COBRO DE PESOS-” 30/3/16”
(cfr. fs. 191 primer apartado in fine).
¿Qué dijo contra ello el quejoso -actor-?
Textual:
“Sobre la planilla de relevamiento y acta de comprobación del
Ministerio de Trabajo...” (fs. 199 vta. primer apartado), “… Agravia… el desatino del a quo al
momento de apreciar una prueba cuyo valor probatorio es incuestionable…, es un instrumento
público, y, por tal motivo, su contenido goza de presunción de veracidad hasta tanto sea
demostrada su falsedad por la vía correspondiente” (fs. 199 vta. segundo apartado), “… la planilla
de relevamiento,… consta en la documental del expediente administrativo… No habiendo sido este
atacado por la vía que corresponde… tiene plena eficacia y da fe de su contenido y no debería
haberse apartado el a quo de pruebas que,… contribuye a la seguridad jurídica” (fs. 200 tercer
apartado).
Aduce también:
“… incoherente selectividad del a quo...” (fs. 199 vta. último apartado ab
initio), “… en un sentido… es para él solo una ratificación de presencia del actor en el lugar y por
otro lado, lo convence… sobre las actividades que realiza el demandado, no mostrando coherencia
en la interpretación y valoración del mismo instrumento público con relación a la información
contenida en él” (fs. 200 primer apartado última parte).
Se desprende de dichos párrafos del escrito, que atribuyendo el carácter de
instrumento público a la documental de alusión, sostiene que goza de plena eficacia y da fe de su
contenido, con lo cual entonces admite que debería estarse a lo que de la misma -según sentencia-
emergería en cuanto a que “... aparece como empresa inspeccionada “SEGURA HIGINIO
FELIX” y la actividad principal DEPOSITO DE VOLQUETE”...” (sic fs. 188 vta. cuarto
apartado).
La sentencia se basa en los dichos del actor en cuanto señaló en la
demanda que el lugar -donde dice el accionante se desempeñó- era destinado a la guarda o depósito
de volquetes; y respecto de ello, el apelante sólo atina a expresar que el decisorio “… es meticuloso
al momento de estudiar los dichos del actor… congruentes y ajustados a la realidad de los
hechos...” (sic fs. 202 segundo apartado ab initio).
De tal modo, no cuestiona desde la faz impugnativa crítica la valoración
que efectúa el fallo respecto de la posición asumida en la demanda por el actor, sino que sólo le
atribuye meticulosidad a la ponderación que el fallo realiza de tales dichos del reclamante
-expuestos al demandar- con lo cual exterioriza sólo lamentaciones, y además, señala el quejoso,
que los dichos del actor expuestos al demandar -y en los que la sentencia se basa en parágrafo antes
transcripto- serían “congruentes y ajustados a realidad de los hechos” (sic), con lo cual entonces,
confirma, en lo sustancial, la consideración del pronunciamiento en cuanto al destino del lugar
donde se desenvolviera el actor.
Además, no rebate mediante réplica impugnativa concreta y razonada, lo
dicho en el fallo en cuanto al examen y mérito probatorio otorgado a la inscripción que el accionado
presenta ante AFIP, aspecto este respecto del cual el recurrente sólo esgrime que “… el
demandado... simplemente se ha limitado a presentar un comprobante de AFIP que muestran su
inscripción en dos rubros” (fs. 201 vta. segundo apartado in fine).
Más aún, alega el apelante, que: “… El Juzgador… ciegamente cree en
cada uno de los simples dichos del demandado, y que si nos detenemos por un instante a pensar
tenemos un empresario que es dueño de un corralón…, de una empresa de servicios de volquetes,
de una cancha de fútbol 5...” (sic fs. 201 vta. tercer apartado), “… debemos creer en la buena fe y
bondad del demandado, quien ha dado asilo a un “desprotegido”… A todo esto debemos sumar
que el Sr. Perez, casualmente inicia reclamo en sede administrativa contra el demandado. Entonces
¿qué podemos concluir del demandado?. El demandado es empresario de la construcción, como
también lo es del transporte, de la venta de materiales y de la explotación de la cancha de fútbol
5...” (fs. 202 primer apartado).
O sea, argumenta que el reclamado sería empresario de la construcción
porque -así lo dice- también sería empresario de transporte, tendría venta de materiales, explotaría
una cancha de futbol 5 y porque un tercero -Perez- le habría iniciado un reclamo en sede
administrativa.
La inidoneidad de la argumentación para edificar un embate impugnativo
se presenta diáfana pues ¿por qué sostener que el accionado desempeñaría una determinada
actividad por el sólo hecho de desarrollar también otras?. Y más más clara aún luce la ineficacia del
escrito recursivo, cuando se intenta robustecer el posicionamiento asumido, en sostener que “el
juzgador creería ciegamente en los dichos del demandado”.
En torno a esto, cuadra señalar que, "...si las referencias concretas a la
causa se limitan a meras lamentaciones, sin un armazón lógico que supere el razonamiento del juez
apelado, el escrito no tiene virtud para abrir la jurisdicción de alzada". (cfr. Loutayf Ranea “El
recurso ordinario de apelación en el proceso civil”, T. 2, pág.161), al igual que los simples
“desahogos contra la administración de justicia” (cfr. Costa “el recurso ordinario de apelación”, p.
156) que se tornan inidóneos para erigir el agravio sólo edificable a través de la exteriorización de
crítica concreta -sinónimo de precisa- y razonada -que impone un cuestionamiento elucubrado,
concienzudo de cuanto ha sido expuesto en el pronunciamiento- a los aspectos que traducen
razonamientos efectuados por quien decidiera, pues lo contrario, como en el caso, “traduce ausencia
de tratamiento de argumentos de hecho y de derecho que fueran dados por el a quo para llegar a la
decisión” (arg. C.S. 13/02/2001, L.L. 2001-F-1012, J. agrup. Caso 16.154).
Expone la sentencia:
“... respecto de las tareas de sereno que dice haber realizado el actor
nada de ello ha quedado acreditado..., sino que al contrario, como consecuencia de la locación de
servicios por la cual estaba trabajando en el galpón del demandado se quedaba a pernoctar,
conforme el mismo detalla en las condiciones que lo hacía, no habiendo probado que el hecho de
dormir en el lugar lo transformaran en sereno, tampoco describió en qué consistían sus tareas,
sólo describió las condiciones en que físicamente se encontraba allí” (sic fs. 190 vta. segundo
apartado).
¿Qué dijo el quejoso?
“Con relación a las tareas de sereno, esta parte ha sido clara y prudente
en su relato y se han hecho todas las aclaraciones del caso..., se dejó manifiestamente plasmado
en el escrito de inicie, cómo desarrollaba dicha tarea de vigilancia, siendo errónea la apreciación
personal del a quo en este punto. Nuevamente aquí llega a una conclusión equivocada y tendiente a
desacreditar el justo reclamo de nuestro mandante sin reparar en exageraciones” (sic fs. 200 vta.
primer apartado).
Pero conforme surge del art. 125 inc. c) del C.P.L., no basta remitirse a
escritos anteriores, y si bien alude a que habría dicho “cómo desarrollaba la tarea de vigilancia”, en
realidad no lo explica, no lo argumenta, omite explicitarlo, transgrediendo la autosuficiencia con la
que debe estar dotado el escrito recursivo a fin de movilizar la jurisdicción de alzada.
Expuso la sentencia:
“... ninguna testimonial acreditó las otras tareas de sereno, sino
ratificando la postura del propio demandado de que el reclamante vivía en el galpón” (sic fs. 190
segundo apartado).
Para así concluir valoró que:
“... Respecto a la prueba testimonial, el actor produce la declaración de
LEOPOLDO JACINTO PEREZ...” (fs. 189 último apartado), “En referencia a las tarea que lo vio
realizar a Saavedra expresa que... a la noche trabajaba de sereno..., tenía una carpita precaria con
toldo, todo precario, no tenía baño ni cocina...” (fs. 189 vta. primer apartado).
O sea que en razón de los dichos de Perez y de la alegación del actor,
concluye señalando:
“... no habiendo probado que el hecho de dormir en el lugar lo
transformaran en sereno, tampoco describió en qué consistían sus tareas, sólo describió las
condiciones en que físicamente se encontraba allí” (sic fs. 190 vta. segundo apartado).
¿Qué dijo contra ello el quejoso?
Transcribe los dichos de Perez, indicando textual:
“... de la testimonial del Sr. Pérez,..., se desprende... que ratifican los
horarios de trabajo del actor,... de 10 a 06 como sereno, por ser vecino y haber ayudado al actor
con agua del dispenser y cuenta cómo eran las condiciones en que vivía y trabajaba” (sic fs. 200
vta. segundo acápite in fine).
De tal modo, ratifica lo dicho por la sentencia en cuanto a que el hecho de
dormir el actor en el lugar no lo transforma en sereno si no se describen las tareas sino solamente
las condiciones en que allí vivía.
El mero paralelismo comparativo entre lo dicho en el decisorio y los
pretendidos agravios de modo meridiano patentiza que estos últimos no son tales.
Siendo el agravio la medida de la apelación, las conclusiones del
pronunciamiento de instancia primigenia en todo aquello que no fuere alcanzado por los términos
de la impugnación, devienen firmes e irrevisable para el Tribunal.
De ahí que, la crítica exigida como condición para el ingreso al tratamiento
de la pretensa revisión, debe erigirse respecto de la integridad de los fundamentos y pruebas
sustanciales y dirimentes para la decisión, emergentes de la sentencia que se dice apelar.
En el sub judice, la ausencia de cumplimentación del recaudo exigido por
el art. 125 inc. c) del C.P.L. y arts. 257 y 258 C.P.C. por imperio del art. 141 C.P.L. con relación a
las pruebas y argumentos concluyentes explicitados en la decisión de origen, conducen
inexorablemente a estimar desierto el recurso, siendo tal déficit constitutivo de impedimento
insoslayable para movilizar el pronunciamiento de esta Sala.
Se trata de la inexistencia de impugnación concreta y razonada vinculada a
argumentos esenciales del fallo y en los cuales éste se cimienta, extremo que conlleva decretar la
deserción.
Si bien para el cumplimiento del requisito de la impugnación no se exigen
términos sacramentales, la traza de la crítica debe versar y estar dirigida a cada uno de los aspectos
de la resolución que vinculados directamente con la adopción de la misma derivan en su dictado,
pues la parcialización de cuestionamiento a los argumentos vertidos en el pronunciamiento, edifica
un valladar insoslayable, erigido a fin de que el eventual tratamiento revisionista del ad quem, esté
encasillado en el principio de congruencia, ya que la adopción de una resolución fuera del marco
del asunto litigioso aparejaría arbitrariedad al ser extraña a la delimitación impuesta por la apelación
(art. 269 C.P.C. por remisión art. 133 C.P.L.), a consecuencia de lo cual, devendría sustitutiva de la
inacción impugnativa de la parte sobre quien pesa la carga de la afirmación, máxime aún, cuando
dichos fundamentos, resultan constitutivos de los pilares fundamentales del fallo.
Como corolario de todo cuanto antecede y en razón de lo mismo, postulo
declarar desierto el recurso de apelación, con costas al pretenso quejoso actor vencido (art. 65
C.P.C.C. aplicable por imperio art. 141 C.P.L.) e inoficiosa la actuación de la asistencia letrada del
mismo, excluyente de la generación de emolumentos (art. 9 ley 7046), al no haber superado el óbice
de admisibilidad a efectos de la permisión de excitación de la jurisdicción entendida como la
apertura de la instancia, careciendo de utilidad para lograr el efecto perseguido con su presentación
(C.S.J.N. in re “Barmat Norberto Daniel c/Universidad Nacional de Córdoba s/Recurso art. 32 ley
24.521-”, 22.10.2013).
En torno a lo dicho en el acápite -V- bajo epígrafe “APELA
HONORARIOS” (cfr. fs. 203), la postulación allí ensayada resulta improponible, a poco que se
pondere que la notificación de la regulación se produjo el 09-10-2017 (cfr. fs. 196 vta.)
formulándose la presentación con intención recursiva, el 25-10-2017, esto es, de modo
absolutamente extemporáneo (art. 109 decreto-ley 7046 ratificado por ley 7503).
Propicio entonces el dictado de la siguiente resolución:
1.- Declarar la deserción de la apelación planteada por el actor, con costas
a su cargo e inoficiosa la actuación de la asistencia letrada del mismo (art. 9 decreto ley 7046
ratificado por ley 7503).
2.- Decretar la improponibilidad del planteo contenido en el acápite -V- de
fs. 203.
3.- Regular los honorarios de los letrados Ivan Cesar Vernengo y Rubén
Alberto Pagliotto -asistentes de la parte recurrida-, en las sumas de $ 43.142,40 (pesos cuarenta y
tres mil ciento cuarenta y dos con cuarenta centavos) y $ 28.761,60 (pesos veintiocho mil
setecientos sesenta y uno con sesenta centavos) respectivamente (arts. 3 incs. a), b), e), h) y k), 12,
14, 32, 63, 64 y 98 del decreto ley 7046, normas modificatorias y complementarias).
Así entiendo justo juzgar.
A SU TURNO EL SR. VOCAL DR. GUILLERMO F. BONABOTTA
DIJO:
Adhiero a la solución propuesta en el voto del Señor Vocal Guillermo L.
Federik.
Con lo que se da por finalizado el acto, quedando acordada la siguiente:

Guillermo Leopoldo Federik


-Vocal-

Emilio Luján Matorras


-Vocal-
DISIDENCIA

Dr. Guillermo Fernando Bonabotta


-Vocal-

S E N T E N C I A:

PARANÁ, 05 de abril de 2018.

Y V I S T O S:

Los fundamentos del acuerdo que antecede, se

R E S U E L V E:
1).- Rechazar el recurso de apelación impetrado por la parte actora,
confirmando la Sentencia de grado puesta en crisis en cuanto ha sido materia de agravios. Costas al
apelante vencido (art. 65° del C.P.C.yC. aplicable por imperio del art. 141° del CPL).
2).- Regular los honorarios profesionales de los letrados intervinientes por
su actuación en la alzada en la suma de pesos treinta y dos mil trescientos cincuenta y seis con
ochenta centavos ($ 32.356,80) para el Dr. Ruben Alberto Pagliotto, pesos treinta y nueve mil
quinientos cuarenta y siete con veinte centavos ($ 39.547,20) para el Dr. Ivan César Vernengo,
pesos veinticinco mil ciento sesenta y seis con cuarenta centavos ($ 25.166,40) para el Dr. Pablo
Dimier, pesos veinticinco mil ciento sesenta y seis con cuarenta centavos ($ 25.166,40) para el Dr.
Horacio César Maximiliano Breganni; montos que han sido calculados en el 40% de los estimados a
fs. 191 en primera instancia y conforme (arts. 3 incs. a), b), e), h) y k), 12, 14, 29, 30, 32, 63, 64 y
98 del decreto ley 7046.
Regístrese, notifíquese a las partes y, en estado, bajen.
Emilio Luján Matorras
-Presidente-
DISIDENCIA

Guillermo Leopoldo Federik


-Vocal-

Dr. Guillermo Fernando Bonabotta


-Vocal-

Ante mí:

Santiago Mario Gutiérrez


-Secretario de Cámara-

SEGUIDAMENTE SE REGISTRÓ. CONSTE.

Santiago Mario Gutiérrez


-Secretario de Cámara-

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