Demanda de Sumario

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PROCEDIMIENTO : SUMARIO.

MATERIA : INDEMNIZACIÓN DE PERJUICIOS (I05).

DEMANDANTE : MÓNICA ANGÉLICA MANDUJANO MADRID.

CÉDULA NACIONAL DE IDENTIDAD : 8.954.958-2.

DOMICILIO : Pasaje Coihueco Nº 3.258, comuna de Puente

Alto.

ABOGADO PATROCINANTE : CRISTIÁN AUGUSTO RAMÍREZ TAGLE.

CÉDULA NACIONAL DE IDENTIDAD : 10.893.623-1

DOMICILIO : Calle Fábrica Nº 1.890, comuna de Santiago.

APODERADO : PABLO IGNACIO PALMA RIVERA.

CÉDULA NACIONAL DE IDENTIDAD : 19.308.956-9.

DOMICILIO : Calle Fábrica Nº 1.890, comuna de Santiago.

DEMANDADO (1) : OSCAR DANIEL VEGA VALDEBENITO.

CÉDULA NACIONAL DE IDENTIDAD : 15.852.365-5.

DOMICILIO : Los Armenios Nº 271, comuna de Quilicura.

DEMANDADO (2) : MANUEL ALEJANDRO CAQUILPÁN

MALDONADO.

CÉDULA NACIONAL DE IDENTIDAD : 16.427.984-7.

DOMICILIO : Alfredo Rosende Nº 4.055, comuna de

Recoleta.

EN LO PRINCIPAL: Demanda de indemnización de perjuicios derivada de responsabilidad civil


extracontractual en juicio sumario; EN EL PRIMER OTROSÍ: Acompaña documentos; EN EL SEGUNDO
OTROSÍ: Forma de notificación; EN EL TERCER OTROSÍ: Privilegio de pobreza; EN EL QUINTO
OTROSÍ: Patrocinio y poder.

SEÑOR JUEZ DE LETRAS EN LO CIVIL DE SANTIAGO

MÓNICA ANGÉLICA MANDUJANO MADRID, dueña de casa, viuda, cédula nacional de


identidad Nº 8.954.958-2, con domicilio en Pasaje Coihueco Nº 3.258, comuna de Puente Alto, a S.S.
respetuosamente digo:

Que vengo a deducir demanda de indemnización de perjuicios derivada de responsabilidad


extracontractual en juicio sumario en contra de don OSCAR DANIEL VEGA VALDEBENITO, ignoro

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profesión u oficio, cédula nacional de identidad Nº 15.852.365-5, con domicilio en Los Armenios Nº 271,
comuna de Quilicura, y de don MANUEL ALEJANDRO CAQUILPÁN MALDONADO, ignoro profesión u
oficio, cédula nacional de identidad Nº 16.427.984-7, con domicilio en Alfredo Rosende Nº 4.055, comuna
de Recoleta, en virtud de los fundamentos de hecho y de derecho que a continuación expongo:

LOS HECHOS:

1.- El día 12 de mayo de 2018, a las 22.25 aproximadamente, me encontraba conduciendo por la primera
pista derecha mi vehículo Station Wagon, marca Fiat, modelo Palio, PPU PW-61-78, color verde, año
2007, de mi propiedad, por Avenida Independencia, dirección sur, comuna de Conchalí junto a mi pareja
don CRISTIAN JOSÉ ARAOS FERNÁNDEZ, mi hija doña PAULINA JAVIERA ARAOS MANDUJANO y
mi nieto menor de edad DANIEL EXEQUIEL FEBRES CHANDIA.

2.- Al llegar a la intersección de Avenida Independencia con la calle Almirante Lynch de la comuna de
Conchalí, el demandado don OSCAR DANIEL VEGA VALDEBENITO ya anteriormente individualizado,
conducía en aquel entonces el furgón marca Peugeot, modelo PARNER, PPU DT-WS-16, color blanco,
año 2012, colisiona con mi vehículo por la parte trasera y detengo la marcha.

3.- Posterior a la colisión, procedo a bajarme del vehículo y me percato del estado de ebriedad del
querellado por su halito alcohólico, incoherencia al hablar, inestabilidad al caminar, rostro congestionado.

4.- El demandado luego de la colisión inicial, prosigue su marcha en el vehículo y colisiona nuevamente
con mi vehículo en la puerta trasera provocándole abolladuras a esta. Posterior a ello, mi nieto Daniel
junto a mi hija Paulina se dirigen sobre la puerta del conductor del vehículo que conducía el demandado
don OSCAR DANIEL VEGA VALDEBENITO con el objeto de arrebatarle las llaves, previo forcejeo mi
nieto junto a mi hija, logran su cometido y finalmente la detención completa del vehículo.

5.- Previa comunicación con Carabineros de Chile, se constituyen dos funcionarios policiales
aproximadamente a las 22.30, don CRISTIAN ESTEBAN RODRÍGUEZ ROJAS y don MARIO MENDEZ
PALMA quienes se acercan al demandado don OSCAR DANIEL VEGA VALDEBENITO solicitando su
cédula nacional de identidad y la documentación respectiva al vehículo.

6.- El demandado don OSCAR DANIEL VEGA VALDEBENITO se niega y se abalanza sobre el personal
policial siendo reducido rápidamente y procediendo a su detención.

8.- El estado de ebriedad fue confirmado por el examen de alcoholemia realizado en el Hospital de San
José, arrojando como resultado 2.85 gramos por mil de alcohol en la sangre, de fecha 13 de mayo de
2018.

9.- Tras efectuar la denuncia correspondiente e iniciar la investigación penal por el delito de conducción
en estado de ebriedad causando daños materiales. El Segundo Juzgado de Garantía de Santiago, en
Causa Rit Nº O-3911-2018, sentenció al demandado don OSCAR DANIEL VEGA VALDEBENITO a la
pena de (…) de prisión en su grado máximo, a la suspensión de cargo u oficio por el tiempo de la
condena, al pago de la multa equivalente a (…) Unidades Tributarias Mensuales y a la suspensión de
licencia de conducir por dos años. La cual se encuentra firme y ejecutoriada según consta certificación de
fecha (…) de 2018, que acompaño en un otrosí de esta presentación.

FUNDAMENTOS DE DERECHO:

1. PROCEDIMIENTO APLICABLE Y COMPETENCIA.

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Nada imposibilita que el Tribunal con competencia civil, pueda conocer de las acciones a que dé
lugar un delito civil. De este modo, la existencia de la mencionada fuente de obligaciones, en materia de
un juicio de lato conocimiento, sin embargo por expresa disposición del artículo 680 Nº 10 del Código de
Procedimiento Civil, al existir sentencia condenatoria en contra del demandado principal, dictada en la
causa RIT Nº O-9311-2018, RUC Nº 1800471232-K, de fecha (…), dictada por el Segundo Juzgado de
Garantía de Santiago, se demandará en procedimiento sumario.

2. DE LA SENTENCIA PENAL CONDENATORIA PREVIA EN JUICIO SIMPLIFICADO. COSA


JUZGADA EN JUICIO CIVIL. IMPOSIBILIDAD DE MODIFICACIÓN DE LO RESUELTO Y LOS
HECHOS ACREDITADOS Y PROBADOS EN SEDE PENAL.

En el caso sublite, los hechos ya descritos fueron corroborados por la sentencia condenatoria
que se dictó en sede penal, siendo totalmente legitimo su establecimiento, sin lugar a discusión alguna
posterior. No es válido, bajo ningún aspecto, discutir la legitimidad de los hechos establecidos por un
Tribunal de la República en la oportunidad procesal correspondiente, con posterioridad a que dicha
sentencia se encuentra firme y ejecutoriada.

Además, cabe señalar que la sentencia condenatoria en sede penal aludida produce efecto de
cosa juzgada en sede civil. Lo anterior tiene plena aplicación en la especie, por las siguientes razones:

A.- En el ámbito normativo, cumple con los requisitos señalados en el artículo 177 del Código de
Procedimiento Civil, pues existe identidad legal de persona demandada (al Sr. Manuel Alejandro
Caquilpán Maldonado, cuya responsabilidad es objetiva y solidaria según cómo será fundada en la
continuidad de este líbelo); identidad de la cosa pedida; e identidad de la causa a pedir.

B.- El artículo 178 del Código de Procedimiento Civil, autoriza hacer valer, en los juicios civiles, las
sentencias dictadas en proceso criminal, siempre que condenen al procesado o acusado, como es el
caso de autos.

C.- El artículo 180 del Código de Procedimiento Civil expresa que “Siempre que la sentencia criminal
produzca cosa juzgada en juicio civil –como ocurre en la especie-, no será lícito en éste tomar en
consideraciones pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto en dicha sentencia o con
los hechos que le sirvan de necesario fundamento”.

La jurisprudencia, por su parte, ha sostenido iguales argumentos, al indicar que “toda sentencia
condenatoria en materia criminal produce cosa juzgada para el juicio civil en que se cobran
indemnizaciones por los perjuicios causados por el delito o cuasidelito que ha sido objeto de ese
fallo. Esta cosa juzgada es de aplicación universal en cuanto obra respecto de todos y no
solamente de los que han litigado en lo penal, pues ella existe, no en virtud de la concurrencia de
las tres identidades requeridas por el artículo 200 del Código de Procedimiento Civil –hoy 177-,
que no serían posibles en estos casos, sino por mandato expreso de las leyes que se inspiran en
la necesidad superior de evitar que lo resuelto en lo civil contradiga lo resuelto por la justicia
criminal. (…) Los artículos 201 y 203 del Código de Procedimiento Civil – hoy 178 y 180- disponen que
en los juicios civiles que condenan al reo, y que toda vez que la sentencia criminal produzca cosa
juzgada, en el juicio civil no será lícito tomar en consideración pruebas o alegaciones
incompatibles con lo resuelto en dicha sentencia, o con los hechos que le sirven de fundamento”
(Corte Suprema, 8 de enero de 1943, RDJ., Tomo XL, sección 1ª, página 394).

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De esta forma, mientras la sentencia del 2º Juzgado de Garantía de Santiago aludida, produzca
efecto de cosa juzgada en el presente litigio, como así acontece, no se pueden desvirtuar los hechos
probados y acreditados ante tal Tribunal que sirvieron de fundamento para la dictación de la sentencia
condenatoria en juicio simplificado. Lo contrario se traduciría, incluso, en restarle legitimidad a la
jurisdicción y competencia que ostenta el Tribunal Criminal individualizado, según el artículo 76 de
nuestra Constitución Política de la República, lo cual no procede bajo ningún aspecto.

En definitiva, es totalmente procedente la tramitación de los presentes autos bajo el


conocimiento sumario, contemplado en los artículos 680 y siguientes del Código de Procedimiento Civil,
toda vez que se está ejerciendo una acción civil derivada de un delito, de conformidad con lo dispuesto en
el artículo 59 del Código Procesal Penal – indemnización de perjuicios ocasionados por el delito de
conducción en estado de ebriedad con resultado de daños-, dentro del plazo establecido por el artículo 68
del Código Procesal Penal y existiendo una sentencia penal condenatoria previa ejecutoriada.

3. RESPONSABILIDAD CIVIL INVOCADA.

En esta parte invoca la responsabilidad civil derivada de los daños materiales respecto de mi
vehículo vehículo Station Wagon, marca Fiat, modelo Palio, PPU PW-61-78, color verde, año 2007.

Así, y de conformidad a lo dispuesto en el artículo 2.329 del Código Civil, que expresa que “Por regla
general todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia de otra persona, debe ser reparado por
ésta (…)”.

En la especie, el proceso penal concluyó que el demandado don OSCAR DANIEL VEGA
VALDEBENITO actuó culpablemente, y es obligado a la indemnización reparatoria según reza el artículo
2.314 de nuestro Código Civil: “El que ha cometido un delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, es
obligado a la indemnización; sin perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o
cuasidelito”.

En orden a acreditar la responsabilidad civil de los demandados derivada de la falta


infraccional en contra de mi patrimonio, desarrollaré los elementos que concurren para su
configuración:

1.- Capacidad delictual.

En la especie, los demandados son plenamente capaces toda vez que no se encuentra
contemplados en algunas de las causales que expresamente excepciona la ley, en concreto en el artículo
2.319 del Código Civil para declararlos incapaces, rige la regla general que los estima capaces, y
además lo dispuesto en el artículo 2.320 del Código Civil.

2.- Acto doloso como factor de atribución.

Tal y como lo acredita la resolución (…), el señor OSCAR DANIEL VEGA VALDEBENITO, fue
condenado penalmente por infringir el artículo 110 en relación al artículo 196 de la Ley Nº 18.290.

Ahora respecto del demandado don MANUEL ALEJANDRO CAQUILPÁN MALDONADO, ya


individualizado, su responsabilidad deriva de la propia norma jurídica, recalcando las característica de ser
solidaria y objetiva de acuerdo al artículo 169, 170 y 174 inciso segundo de la ley Nº 18.290.

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Asimismo, es menester recordar lo dictado por nuestra Excelentísima Corte Suprema respecto a
la responsabilidad vicaria del propietario del vehículo cuyo presupuesto de responsabilidad no se apoya
en un ilícito penal sino que basta con incurrir en un delito civil, como lo es en el recurso Rol Nº 15.287-14,
considerando 8º en donde expone por el Máximo Tribunal de Justicia de Chile que: “Que tanto la doctrina
como la jurisprudencia ha considerado que nuestra legislación en materia de responsabilidad del
propietario y tenedor de un vehículo, ha establecido un régimen especial de responsabilidad vicaria. En
consecuencia, se trata de una garantía legal a favor de la víctima, surgida a condición de que el
conductor del vehículo haya incurrido en un ilícito civil.

Así, para que opere la responsabilidad objetiva contemplada en la Ley de Tránsito, basta con
haberse acreditado la responsabilidad del conductor del móvil y, asimismo, la calidad de
propietario del demandado sobre dicho bien. No constituye un requisito para la procedencia de la
acción de marras, la existencia de una sentencia penal previa que de por establecida la
culpabilidad criminal del conductor, dado que el legislador no contempló dicho presupuesto como
una exigencia para configurar la responsabilidad del tercero civilmente responsable en su calidad
de propietario del vehículo. Por ello, el sentenciador no se encuentra facultado para imponer límites al
ejercicio de la acción civil de indemnización de perjuicios en contra del tercero civilmente responsable,
más aún, cuando el propio legislador no lo consideró así.

Por consiguiente, los juzgadores no incurrieron en transgresión del artículo 174 de la Ley de
Tránsito, sino que, antes bien, interpretaron su alcance con estricto apego al sentido que emana de su
tenor literal y contexto, conforme a las reglas de interpretación de los artículos 19, 20 y 22 del Código
Civil;”.

En efecto, en cuanto a la responsabilidad solidaria, debemos señalar que nuestro ordenamiento


jurídico contempla para imputar responsabilidad a otras personas diferentes del autor, dos regímenes
aparentemente diversos entre sí, pero que pueden ser deducidos de manera conjunta:

I. El régimen común establecido en el Código Civil, deducido a partir de los artículos


2.320 y 2.322 de la misma.
II. El régimen especial contemplado en las normas ya anteriormente citadas de la Ley Nº
18.290, revistiendo el carácter de objetivo y solidario.

Por último, se traduce o se extrae una responsabilidad objetiva del propietario del vehículo
por los daños causados por el conductor, demandado principal, lo que, en rigor, se traduce en falta
de necesidad de probar culpa respecto de este demandado, porque basta acreditar solo la del conductor,
cuestión que se acreditó en la sentencia condenatoria en contra del demandado principal. Por tanto, el
propietario afronta una obligación de Derecho Privado cuando hay una actuación culposa del conductor, y
ella debe responder solidariamente de los daños que dicho conductor causa mientras conduce un
vehículo de su propiedad con imprudencia y violación de las normas reglamentarias. En la especie, son
responsables tanto el conductor, como demandado principal, y solidariamente don MANUEL
ALEJANDRO CAQUILPÁN MALDONA.

3.- Antijuricidad.

La infracción de tránsito por la cual fue condenado el demandado don OSCAR DANIEL VEGA
VALDEBENITO se encuentra contemplado en los artículos 110, 165 y 196 de la Ley Nº 18.290.

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Respecto al propietario del vehículo don MANUEL ALEJANDRO CAQUILPÁN MALDONADO,
opera la hipótesis de responsabilidad objetiva y solidaria, por los daños causados por el conductor,
demandado principal, según lo regulado en el artículo 174 de la Ley Nº 18.290.

4.- La víctima no contribuyó a la concreción de los daños ni se expuso imprudentemente al riesgo.

1.- Tal y como está refrendado en la causa penal RIT Nº O-9311-2018, RUC Nº 1800471232-K del 2º
Juzgado de Garantía de Santiago, quien acciona, concurría por paso habilitado y debidamente
señalizado, con preferencia al conductor, quien, en una maniobra brusca, y carente de la totalidad de sus
sentidos, por el hecho de haber consumido alcohol, coaliciona con el vehículo de mi propiedad en la
parte trasera de él.

2.- Los daños ocasionados fueron:

Daño y avaluación de los perjuicios.

No existe duda alguna sobre el serio perjuicio de carácter físico, moral y patrimonial, que ha
irrogado ésta colisión. Ya que, por la violencia del choque, mi vehículo Station Wagon tuvo serios y
graves daños, lo cual han acarreado consecuencias y detrimentos patrimoniales, materiales y morales:

I. DAÑO EMERGENTE DIRECTO.

Está constituido por el perjuicio pecuniario específico derivado de la colisión y corresponde al


monto de reparación de mí vehículo que es la suma de $6.004.725.-(seis millones cuatro mil setecientos
veinticinco pesos)

II. DAÑO EMERGENTE INDIRECTO.

Está constituido por el perjuicio patrimonial específico, ya que derivado al hecho ilícito
corresponde al monto de pérdidas que he incurrido en cuanto a mi actividad laboral de comerciante, ya
que el vehículo de mi propiedad corresponde a ser mi herramienta de trabajo y que era utilizado para el
transporte de mercaderías.

En la actualidad, mi vehículo no ha podido prestar el apoyo correspondiente debido a que me


resulta complejo utilizarlo debido a los daños ocasionados en él, lo que significaría ser susceptible de ser
sancionada por el mal estado que se encuentra el vehículo. En consecuencia, al ser mi herramienta de
trabajo se ha visto mermado por otro lado mis ingresos porque he tenido que destinar parte de mis
ganancias en el comercio en lo respectivo a gasto de fletes para el traslado de la mercadería.

Por tanto, esta parte estima que en cuanto al monto del daño emergente indirecto, es la suma de
$1.500.000.-(Un millón quinientos mil pesos).

III. DAÑO MORAL.

El daño moral es el dolor, la aflicción, considerada automáticamente e independientemente de


las consecuencias patrimoniales o materiales que ese daño moral puede haber provocado a su vez.

La jurisprudencia y la doctrina aceptan la indemnización del daño moral basados en que ni el


artículo 2.314 ni el artículo 2.329 ambos del Código Civil, distinguen la naturaleza del daño y en que
muchas normas lo consagran expresamente, como la indemnización constitucional por error judicial, la
ley de abusos de publicidad, la ley de accidentes del trabajo, etc.
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Alessandri dice: “el hecho de que la indemnización tienda por lo general a hacer desaparecer el
daño, a restablecer en el patrimonio de la víctima el valor que de él se sustrajo o que se le disminuyó, lo
que no puede ocurrir respecto del daño moral, dada su naturaleza, no obsta a que este daño pueda ser
indemnizado. Aparte de la injusticia o inconveniencia que importaría dejar sin sanción un hecho ilícito que
ha inferido una molestia o dolor a otro, a pretexto de que la indemnización no equivale exactamente al
daño causado, cabe recordar que la indemnización no sólo es reparadora. También puede ser
compensatoria o satisfactoria y en el hecho lo es cuando el daño por su naturaleza es irremediable,
cuando consiste en la destrucción de algo que no puede restablecerse o rehacerse: la muerte de una
persona (…) el dinero que el ofensor paga a la víctima no será la representación exacta del dolor que
ésta experimente; pero le servirá para compensarlo procurándole los medios para aliviarse, si es físico, o
de buscar otras ventajas o satisfacciones que le permitan disiparlo, o, en todo caso, atenuarlo o hacerlo
más soportable”.

En este sentido, se ha pronunciado la Ilustrísima Corte de Apelaciones de Valparaíso con fecha


6 de agosto de 2006, resolviendo el Recurso de Apelación interpuesto en la causa Rol Corte Nº 205-
2005, y ha definido el daño moral como “Todo detrimento, perjuicio, dolor o molestia que sufre una
persona, tanto física como síquicamente, a la que para compensarla en parte, pueden entregársele
algunos elementos que permitan disiparlo, o al menos, aminorarlo, no requiere de prueba, pero si la
reunión de determinadas circunstancias que permitan apreciarlo”. Adhiriendo la postura de falta de
necesidad de probar el daño moral. También nuestra Excelentísima Corte Suprema de Justicia ha
señalado lo siguiente: “Una de las razones que justifican en derecho la indemnización por el daño moral
es el efecto de la disminución de la capacidad para el trabajo, la depresión de salud, o de las energías,
fenómenos naturales y ordinarios que, por ello, no necesitan ser especialmente probador, ya que la
comprobación de su realidad va incluida en la existencia misma de la desgracia, que para el demandante
pariente cercano de la víctima importa el delito o cuasi delito cometido en la persona de esta” (RDJ, T.
XLII, secc. 1ª, página 392).

La concepción nacional del daño moral como “pretium doloris”, es la más usual y arraigada
concepción de daño moral que se tenga en nuestro derecho de daños. Esta se refiere al “daño por el
dolor”.

Los autores en definitiva identifican al daño moral con las “aflicciones”, “pesares”, “molestias” y
“sufrimientos” que experimenta un individuo en su esfera psíquica, a causa de la comisión de un hecho
ilícito, sea de origen contractual o extracontractual. De igual forma, esta es la noción que ha recogido
mayoritariamente nuestra jurisprudencia nacional.

En nuestro caso, estimamos el daño moral, que la parte demandada ya individualizada deberá
ser condenada a pagarme, en la suma de $10.000.000.-(Diez millones de pesos) o lo que Usía determine
de acuerdo al mérito del proceso y sus facultades.

No escapará al elevado criterio de Su Señoría ponderar el dolor y sufrimiento que me ha


provocado verme envuelta dentro de un procedimiento judicial para objeto de obtener la reparación y
resarcimiento del daño causado debido a una conducta ilícita de origen extracontractual.

5.- Relación de causalidad.

Resulta evidente que hay una relación de causalidad entre el actuar negligente y culpable que
obró conductor del vehículo, materializado en la colisión del que fui víctima y cuyo resultado lesivo causó

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gran daño en mi persona, y consecuencialmente, en mi patrimonio. El menoscabo que he soportado es
consecuencia directa o efecto del actuar culpable de la contraria, siendo éste consecuencia directa y
necesaria del primero.

Se cumple este requisito, contenido en los artículos 2.314 y 2.329 del Código Civil.

De no mediar el actuar delictivo de la contraria, los perjuicios que dicha conducta me ha


afectado, nunca habría dado lugar.

Los artículos 2.314 y 2.329 ambos del Código Civil contemplan la indemnización de perjuicios
provenientes de un delito o cuasidelito, sus fundamentos jurídicos, su objeto y su extensión.

4. RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DE LOS DEMANDADOS EN AUTOS.

Los demandados individualizados en este líbelo responderán de carácter solidario de acuerdo a


lo prescrito en artículo 2.317 del Código Civil: “Si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o más
personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio procedente del mismo
delito o cuasidelito (…)”.

POR TANTO, En virtud de las normas anteriormente citadas y en virtud de los la Ley Nº 18.290;
artículos 2.314, 2.315, 2.316, 2.329 y demás aplicables del Código Civil, artículos 680 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, artículos 59 y siguientes del Código Procesal Penal, y demás normas
pertinentes aplicables al caso particular.

SOLICITO A S.S., tener por interpuesta demanda sumaria de indemnización de perjuicios por
responsabilidad civil extracontractual, en contra de don OSCAR DANIEL VEGA VALDEBENITO y
solidariamente en contra de don MANUEL ALEJANDRO CAQUILPÁN MALDONADO, ya
individualizados, acogerla a tramitación en todas sus partes; y en definitiva declarar:

a) La responsabilidad civil extracontractual de los demandados de autos.


b) Que se acoge demanda interpuesta en contra de los demandados en forma solidaria.
c) Que los demandados son responsables de los daños causados a mí persona, ordenando la
reparación completa e íntegra por los daños y perjuicios derivados de su conducta infraccional.
d) Que los demandados deben pagar a mí persona las siguientes sumas y por los siguientes
conceptos:
a. Daño material:
i. Daño material directo: $6.004.725.-
ii. Daño material indirecto: $1.500.000.-
b. Daño moral: $10.000.000.-
e) Que las sumas que S.S. ordene pagar sean incrementadas con los intereses máximos que la
Ley permita fijar, los que correrán a partir de la ocurrencia de los hechos dañosos, esto es, 12 de
mayo de 2018, hasta el día del pago efectivo de la deuda, desde que el fallo cause ejecutoria.
f) Que los demandados deben pagar las costas de la causa.

PRIMER OTROSÍ: Sírvase S.S., tener por acompañado los siguientes documentos bajo apercibimiento
legal corresponda:

1.- Sentencia de fecha (), con certificación de encontrarse firme y ejecutoriada de fecha (…), del 2º
Juzgado de Garantía de Santiago.

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2.- Certificado de inscripción y anotaciones vigentes del vehículo PPU PW-61-78, de propiedad de Mónica
Angélica Mandujano Madrid.

3.- Certificado de inscripción y anotaciones vigentes del vehículo PPU DT-WS-16, de propiedad de don
Manuel Alejandro Caquilpán Maldonado

4.- Cotización realizada en la Concesionaria Siglo XXI S.A.

5.- Privilegio de pobreza emitido por la Clínica Jurídica de la Universidad Bernardo O’Higgins.

SEGUNDO OTROSÍ: Solicito a S.S tener presente, que con la finalidad de dar cumplimiento al artículo 8
inciso final de la Ley Nº 20.886, disponer la notificación por E-Mail para una vía expedita y eficaz, en todo
aquellos que no contradiga el Derecho, señalo para tal efecto los siguientes correos electrónico:
[email protected] y [email protected].

SÍRVASE A V.S., Tenerlo Presente

TERCER OTROSÍ: Solicito a S.S., tener presente, que gozo de privilegio de pobreza por estar
patrocinada por la Clínica Jurídica de la Universidad Bernardo O’Higgins, conforme a lo dispuesto en los
artículos 129 y siguientes del Código de Procedimiento Civil y el artículo 600 del Código Orgánico de
Tribunales.

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CUARTO OTROSÍ: Solicito a S.S., tener presente que designo abogado patrocinante y confiero poder a
don CRISTIAN AUGUSTO RAMÍREZ TAGLE, cédula nacional de identidad Nº 10.893.623-1, así mismo
conferir poder al habilitado en Derecho, de la Clínica Jurídica de la Universidad Bernardo O’Higgins, don
PABLO IGNACIO PALMA RIVERA, cédula nacional de identidad Nº 19.308.956-9, ambos domiciliados
para estos efectos en calle Fábrica Nº 1.890, comuna y ciudad de Santiago, los que podrán actuar en
forma conjunta, separada o indistintamente en la presente causa, para todos los efectos legales, quienes
firman en señal de aceptación.

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