Emma Chirix

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CAPÍTULO VI

RESISTENCIA CORPORAL.

Las transgresoras y sus estrategias

La resistencia corporal de las internas o estudiantes mayas, se expresa a través de la estrategia de


rebelión contra las mujeres que, ejercen el poder y las hacen inferiores a ellas. Esta estrategia a su vez,
es también el resultado de la ideología modernizante y el proceso civilizatorio que, fueron impartidos
para su formación; pero que, terminaron irónicamente, por hacerlas rebeldes. También es resultado de
la autoconciencia; es decir, contestan a la imposición autotransformándose, tomando conciencia de la
defensa propia y del colectivo que, también padece estos ataques físicos y psicológicos, como resultado
de una diferenciación de clase, de rango social y generacional.

El primer factor que motiva la rebelión es el encuentro en la década de los 70’, de los dos internados
indígenas: el Instituto indígena “Nuestra señora del Socorro” que, es el instituto de estas estudiantes
mayas, solo para mujeres; y, el Instituto indígena “Santiago”, para varones. Ambos internados se dieron
cuenta de su necesidad de una formación integral, aunque para los hermanos este trato cordial entre
ambos sexos les parecía extraño; sin embargo, para los mayas esto no es prohibido; por eso se plantearon
tres líneas: primero que, los varones no fueran bruscos ni tímidos en su trato con las mujeres; segundo,
el tema maya debería estar presente en los cursos; y, tercero, se tomaría en cuenta el carácter espiritual,
por la insistencia de las monjas.
El segundo factor, fue el hambre, pues las monjas no impartían adecuadamente los alimentos; además,
las internan, sufrían también de humillaciones a causa de su identidad.

Para combatir este hambre, las internas buscaron alternativas como por ejemplo, hacerse amiga de las
monjas o cocineras que, les pudieran dar un poco de comida, aunque sea las sobras; esconder
audazmente los alimentos traídos por los familiares, ya que este recibimiento estaba prohibido; hurtar
alimentos de la despensa, de la cocina o de las compañeras; tener acceso a alimentos perdurables como
el chile, pinol, panes o xecas de Nahualá y el totoposte; recibir alimentos desde una ventana a cambio
de un quetzal que ponían dentro de una bolsa en la ventana; organizarse para combatir el hambre a
través de la kermés y la elección de la reina del instituto.

Otros factores que coadyuvaron con la construcción de la rebeldía fueron: pertenecer a un grupo de
estudiantes que no se dejaba amedrentar con facilidad; la edad las estudiantes que, tendría que oscilar
entre 14 y 18 años; la complicidad de un docente que las hizo pensar y actuar; y, el contexto político
que buscaba erradicar las desigualdades.

¿Cómo se defendieron las estudiantes frente a esta imposición?

Primero, con la respuesta ante la rutina y la repetición de las reglas, pues se cansaron de ser intimidadas
a través del adoctrinamiento del catolicismo, a ellas se les enseñaba cursos occidentales con la
utilización de técnicas colonizadoras, para que reproduzcan también el sostenimiento del sistema
económico y político del país.
Segundo, por la incoherencia entre el discurso y la práctica por parte de las monjas, ya que ellas, a pesar
de que pregonaban y leían la Biblia acerca del perdón, contínuamente ellas humillaban a las estudiantes
cuando cometían errores, llamándolas pecadoras y jamás las perdonaban.
Se defendieron también por ser presionadas por castigos y prohibiciones, ante el agotamiento por tanto
tiempo oprimidas.
Además, por el abuso sexual dentro del internado que, también se relaciona con la incoherencia entre
el discurso y la práctica; porque mientras ellas castigaban actitudes que no “debían ser”, por otro lado
mantenían relaciones con algunas estudiantes a las que llamaban “queridas de la monja”, aunque
muchas de ellas consintieran la relación, otras eran acosadas y abusadas sexualemnte.
La quinta defensa, se justifica porque les “picaban los pies para bailar”, ya que las monjas prohibían la
diversión y el baile, por eso ellas buscaban escondites para realizar esta actividad.
Defensa mediante discursos y prácticas rebeldes, a través de los discursos porque aprendieron a no
callarse cuando se les imponía el respeto por la jerarquía y el hábito del servilismo; y, a través de la
práctica, porque también actuaban para resistirse frente a estas hostilidad no dejándose golpear.
La séptima defensa se dió gracias a los espacios donde afloró la libertad, como las veces en las que
podían salir a la calle, entretenerse con pequeños descansos, cosiendo o bordando.
También gracias a los acontecimientos que provocaban alegría y bienestar como el de ganar concursos,
subir y esconderse en el campanario o santuario, comer algo diferente, las fiestas de promoción.
Otra forma de defensa fue la insubordinación y la negación como respuesta a la marginación de su
identidad maya y al maltrato recibido.

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