Etica Del Consumo de Adela Cortina

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Revista Electrónica Sinéctica

E-ISSN: 1665-109X
[email protected]
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Occidente
México

FALCÓN, GABRIEL
El consumo desde la perspectiva filosófica de Adela Cortina
Revista Electrónica Sinéctica, núm. 23, agosto-enero, 2003, pp. 68-73
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente
Jalisco, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99815908012

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PUERTOS
El consumo desde la
perspectiva filosófica
de Adela Cortina
GABRIEL FALCÓN*

* Licenciado en filosofía por la


Universidad Autónoma de
Nuevo León, con estudios de
E n el ámbito de la filosofía pensada y escrita
en castellano, el pensamiento traducido en libros
dos prejuicios contra los dueños del capital. Pero
en España, desde el triunfo del Partido Socialista
Maestría en Filosofía por la de la española Adela Cortina (Valencia, 1947) ha Obrero Español (PSOE), el liderazgo de Felipe
UNAM. Actualmente es profe-
sor del ITESO.
ganado ya un amplio reconocimiento por la pro- González combatió dichos prejuicios y encontró
fundidad y pertinencia de sus múltiples textos e que el compromiso social del empresariado era y
ideas. Engarzada en la tradición de la ética sigue siendo requisito indispensable para la cons-
discursiva inaugurada en los setenta por los filó- trucción de una sociedad más justa. ¿De qué ma-
sofos Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas, Corti- nera deberemos tender puentes en nuestro país y
na ha sabido aplicar a los problemas de nuestro nuestra región para derrumbar falsos supuestos y
tiempo dicha ética procedimental. Menciono dos trabajar por una ética de consumo que abra una
principales, que nos servirán para introducirnos perspectiva más esperanzadora? De entrada, en-
en las ideas de su texto más reciente, Por una ética cuentro encomiable esta manera de poner en mar-
del consumo,1 a saber: la necesidad de construir y cha proyectos de índole social que debemos imi-
promover una teoría de la ciudadanía y la obliga- tar a fin de combatir nuestros rezagos sociales.
ción moral de comprender el fenómeno del con- Entre otras cosas, aquí radica el atractivo del
sumo como elemento antropológico cardinal. De pensamiento ético de Cortina. No sólo en la pers-
ellas se desprenderán varios asuntos relacionados pectiva social de sus preocupaciones sino en el
con la economía, la historia, la sociología y la psi- carácter también propositivo de las mismas. En
cología, pero sobre todo con la filosofía; más su texto Los ciudadanos como protagonistas,3 en un
específicamente, con la ética. La obra de Adela apartado con el título “Tomarse en serio la cons-
Cortina es ya muy amplia.2 trucción de un mundo humano”, propone para
Es importante destacar que uno de los espa- las democracias liberales el reto de construir una
cios en los que más ha incursionado nuestra convivencia fecunda que reniegue tanto de una
filósofa, algo inédito e insólito para el medio filo- moral adusta, que sólo prohíbe y desanima, cuan-
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sófico mexicano, es el de la empresa. En efecto, to de una moral frívola que rehúye la profundi-
Cortina ha creado una fundación que desde hace dad. Propone, entonces, una ética de la responsa-
tiempo asesora e imparte cursos a uno de los gru- bilidad que tome en serio la construcción del todo
pos menos pensados: el de los empresarios, con social, ante el hecho de que es nuestro todo y sólo
quienes promueve espacios de reflexión. Dado que en conjunto lograremos perfeccionarlo. Habrá en
el pensamiento liberal, en el que se inserta nuestra este contexto, apunta Cortina, quienes por su ex-
pensadora, es con mucha frecuencia de izquierda, periencia vital o intelectual tengan una opinión
los filósofos de esta corriente suelen tener profun- más autorizada, pero sólo la podremos aceptar en
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un marco dialógico, pues el autoritarismo ne también caminos para un consumo justo, li-
paternalista, dirá en otra parte, no podemos tole- bre, solidario y felicitante. Veamos cómo.
rarlo como procedimiento de búsqueda de una Las preguntas que rigen su excelente ensayo
mejor sociedad. Termina con la idea de que no serían: quién, cómo y para qué establece las reglas
avanzaremos sin la convicción firme de que vale del consumo en nuestras sociedades, amén de las
la pena la empresa de una sociedad justa. Sin em- consabidas cuestiones de quién, cómo y para qué
bargo, previene contra la posibilidad de que poda- se produce. Pareciera que es ahora el consumidor
mos dogmatizar nuestra lucha con base en deter- el que dicta los criterios de producción con sus
minadas convicciones, que debemos mantenernos deseos, siempre insatisfechos por infinitos. Tiene
abiertos a la crítica ajena y a la autocrítica perma- sentido aludir al concepto de ciudadanía econó-
nente. Aquí encuentra cabida la tesis de la ética mica al que se refiere la profesora de la Universi-
discursiva que afirma: “Es el mundo de los afecta- dad de Valencia. Se es ciudadano económico cuan-
dos el que ha de tomar las decisiones”.4 Pues, do se comparte con otros un conjunto de bienes
¿quién sabe más de sus necesidades que uno mis- económicos, cuando se está en capacidad y posi-
mo? Estamos ya en uno de los problemas que Adela bilidad de decidir la orientación de la producción
Cortina trata en Ética del consumo, que nos llevará y el consumo.5 Aquí entra la problemática ética, El atractivo del
a lo que la manipulación que los medios de co- pues tenemos que decidir y ello nos lleva al reino pensamiento ético
municación y la mercadotecnia adjunta pueden de la libertad. de Cortina radica
introducir en el campo de nuestras necesidades y no sólo en la
La libertad como esencia humana
deseos. Vayamos al texto aludido, del cual leere-
Lo que nos define es nuestro carácter abierto al
perspeciva social
mos más adelante un fragmento.
futuro, nuestra libertad, que se presenta como la de sus
Consumo, luego soy preocupaciones
auténtica esencia de nuestra naturaleza. No sólo
La perspectiva antropológica de la que parte Ade- nos definimos en una perspectiva antropológica sino en el carácter
la Cortina en Ética del consumo inquiere si somos sino también social, política en el sentido griego también
ahora un homo consumens que desplazó a los ante- antiguo: “ser ciudadano —escribe Cortina— no propositivo de las
riores faber, sapiens y ludens. Al parecer, al menos es simplemente un hecho, sino una elección, una
mismas.
en las sociedades de alto y ostentoso consumo de elección que obliga”.6 De donde adquiere sentido
los países altamente industrializados, la respuesta el reto de construir nuestra ciudadanía.
es afirmativa. En dicho contexto del capitalismo Ahora bien, el ciudadano se ha visto desplaza-
posindustrial el consumo se ha constituido en la do en gran medida por el consumidor (homo consu-
esencia del ser humano (al menos en su imagina- mens), por lo que debemos investigar cuáles son
rio, añadiría). De esta manera, el diagnóstico mar- los patrones de consumo de la ciudadanía en ge-
xista que hacía recaer en el trabajo la clave de com- neral para comprender el carácter de una socie-
prensión de la naturaleza humana, en su situación dad. Hago referencia inevitable a la situación por
de explotación y a la vez de liberación, no resulta- la que pasamos en México en este sentido. Creo
ría hoy eficaz para explicar a las sociedades del si- que la situación de dichas formas de consumo se
glo XXI. Pero no sólo no explica a las industria- reflejan en el espejo de un consumismo que nos
lizadas, como se dijo, sino tampoco a las menos deja al final desamparados pero momentáneamen-
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desarrolladas, que copian los modelos de consu- te otorga un sentido de seguridad y de (¿falsa?)
mo del mundo desarrollado. Así, concluye Corti- identidad. La filósofa española enumera las moti-
na, el modelo de vida del obrero del siglo XIX es vaciones que históricamente se han señalado para
sustituido por el modelo de vida de las clases me- el consumo. Las comento brevemente. Consumo
dias del siglo XX y del presente. Una ética del con- para igualar mi condición a la del vecino o la ge-
sumo se arraiga aquí a partir de buscar la com- neralidad, por un cierto sentido de justicia (aspi-
prensión de los mecanismos de control a través de ración a la igualdad), para construir y reforzar una
un tipo de consumo que nunca satisface, y propo- identidad que me permita al mismo tiempo unir-
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me a la masa y distinguirme de ella (búsqueda de ticular la parte sur del Sahara. Es allí donde el asunto
identidad), para compensar mis limitaciones so- se transforma en pesadilla de la cual no podemos
ciales o físicas (afán compensatorio), para prote- despertar porque no es sueño amargo, es realidad.9
germe real o ficticiamente de las amenazas del ex-
terior (ansia de seguridad), para abrirme a vivencias Pero regresemos con Cortina. El hecho es que en
que refuercen mi yo (necesidad de experiencias), la sociedad de consumo, reitera Cortina, el con-
para renovar mi vida a través de la renovación del sumo es el factor que otorga dinamismo a la so-
entorno (muebles, casa, automóvil, etcétera), que ciedad. Cito:
me libere brevemente de la rutina (deseo de nove-
El consumo se convierte, pues, en la base de la
dades); consumo, finalmente, porque lo encuen-
autoestima y de la estima social, en el camino más
tro valioso en sí mismo en la sociedad de consu-
seguro para la felicidad personal, para adquirir un esta-
mo en la que estoy. En países como el nuestro creo
tus social y para el éxito de la comunidad política.10
que vale tanto como símbolo de dicho consumis-
mo la clase alta que derrocha su dinero en lo ba- ¿Consumo tomando como modelo al artista o depor-
nal y lo inútil (recordar la exposición de fotogra- tista exitoso del momento? O más bien, como se-
Dichas formas fías Ricas y famosas que, mostrando algunas mujeres ñala Cortina, por igualarme con el vecino de en-
de consumo se de nuestra burguesía en sus mansiones, desató una frente, con el colega del trabajo o el pariente
reflejan en el fuerte polémica sobre la obscenidad del lujo ob- cercano. Esto nos lleva a un estilo de vida que de-
espejo de un servado) cuanto las clases medias que se afanan fine mi identidad en mayor medida que mi ingre-
por adquirir, en menor escala, algunas mercancías so, mi empleo o mi clase social. Los estilos de vida
consumismo que
de las marcas que simbolizan una cierta posición hoy, como resulta claro, son plurales como expre-
nos deja al final social, más allá de la necesidad. El panorama mun- sión de una complejidad social cada vez mayor.
desamparados. dial es desolador: Entendamos que los estilos de vida trascienden en
este sentido las limitaciones de edad, género o cla-
Los datos son escalofriantes. Desde 1956 el consu-
se, como se señaló, a partir de la libertad de op-
mo se ha multiplicado por seis, en los últimos cin-
ciones que se presentan y de la tolerancia de las
cuenta años el consumo de combustibles fósiles se
sociedades para con sus ciudadanos. Por apuntar
ha multiplicado por cinco, las capturas marinas se
un ejemplo simple, pero significativo: hubo un
han cuadruplicado, el consumo de madera y de agua
momento en que el rock se identificaba exclusiva-
dulce se ha duplicado, mientras que las emisiones
mente con la franja social de la juventud, diga-
de desechos se han triplicado en los países
mos de quienes tenían entre 16 y 25 años de edad.
industrializados.7
Pero hoy encontramos sujetos de 40 o 50 años
que se entregan al rock y toda la cultura que gira
La conclusión aterra: “si el mundo en su conjunto
alrededor de él como estilo de vida incuestiona-
consumiera como lo hace el 20 por ciento de la
ble. Lo importante para nuestra filósofa radica en
población más favorecida, necesitaríamos tres pla-
que podamos elegir nuestro estilo de vida desde
netas Tierra para dar abasto”.8 En nuestro ámbito
una identidad moral propia, no impuesta por la
latinoamericano, el analista Federico Reyes Heroles
mercadotecnia: “consumir de acuerdo con una
nos recordaba la triste condición de los condena-
identidad moral conscientemente querida”.11 El
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dos de la tierra. Escribe:


problema grave reside en que somos sujetos que
Según datos de la ONU, en América Latina 35% nos obsesionamos por un éxito social que hace-
de la población es considerada pobre y de ella 20% mos descansar en el consumo de bienes costosos
es situada en la “pobreza extrema”, que es un eufe- que reafirman nuestra autoestima. A partir de
mismo para decir horror. Estamos hablando de una postular al reconocimiento recíproco como la “ca-
cifra cercana a 100 millones de seres humanos, un tegoría básica de la vida social”.12 Cortina consi-
auténtico continente de miserables. Pero América dera que nuestra preocupación central en la vida
Latina no es el problema mayor. Es África, en par- es obtener la estima, el respeto ajeno, amén del
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propio. Lo cuestionable del asunto es que haga- estado de justicia que procure nuestro bienser. ¿De
mos hasta lo imposible por ganar dicho reconoci- qué estamos hablando?
miento sólo por medio del consumo ostentoso. El estado democrático liberal contemporáneo
En ello tienen que ver la cultura y sus tradiciones, tiene la responsabilidad de erradicar la pobreza,
que nos marcan ciertos patrones de consumo de de conseguir el mínimo de justicia que significa
antemano, a través de la familia y la escuela, pri- satisfacer las necesidades más elementales: salud,
mariamente. ¿Cómo romper este esquema? alimentación, vivienda, vestido, etcétera. En este
punto el estado debe convocar a los sectores eco-
Hacia un consumo justo
nómico y social en cooperación para lograr el co-
Aunque encontramos en el texto de Cortina que metido de una sociedad justa. ¿Será esto posible,
estamos comentando una crítica severa a la socie- sobre todo pensando en los grupos de poder eco-
dad de consumo, considero que su análisis no de- nómico? Cortina está convencida de que no pue-
riva en el fácil discurso ideológico de denuncia de ser de otra manera. Sostiene que:
sino que muestra caminos andados y otros sende-
es necesario potenciar desde la sociedad civil una
ros cuyas marcas apenas empiezan a vislumbrarse.
opinión pública crítica también en el ámbito eco-
Su pensamiento, en este sentido, tiene una vena
nómico, que pueda encontrar eco en ciudadanos
esperanzadora, a veces de raigambre utópica, como
empresarios, dispuestos a conceder a los principios
veremos.
éticos de la res publica la primacía sistemática fren-
La propuesta empieza por la educación para
te a sus intereses económicos particulares. Simultá-
un consumo racional, justo y felicitante. ¿Qué sig-
neamente, los empresarios construirían una ética
nifica esto? Empecemos por la racionalidad. Nues-
de la economía y de la empresa desde dentro, desde
tra filósofa se inscribe en la tradición de una ra-
una autorregulación no corporativa.14
cionalidad aristotélica, por un lado, y kantiana,
por el otro. En cuanto al primer tipo, se trata de Si evaluamos el perfil del empresariado mexicano
una racionalidad prudente que busca la felicidad, en general, pareciera que no cabe mucho la espe-
como quería el Estagirita. En cuanto a la segunda, ranza de que se cumpla este anhelo. Pero no tene-
se establece una racionalidad universalizadora, que mos de otra, creo interpretar la convicción de
busca la libertad a través de la autonomía de la Cortina: hay que insistir una y otra vez, buscar a
razón. De aquí derivará una ética de la responsa- los empresarios con sentido social y comprome-
bilidad, entendida en las palabras de Cortina de la terlos en un proyecto impostergable.
siguiente manera:
Los imperativos categóricos del consumo
En este sentido, tres valores centrales articulan su
Adaptando las formulaciones clásicas del impe-
responsabilidad: la responsabilidad por sí mismo
rativo categórico kantiano, Cortina propone un
(autonomía), la responsabilidad por su posible in-
Pacto Global sobre el Consumo que involucraría
fluencia en la actuación de los demás (participación
a todos los países del planeta, o al menos a los de
en organizaciones) y la responsabilidad por su posi-
libre mercado, para establecer los siguientes prin-
ble influencia en las instituciones en el nivel local y
cipios como orientadores del soñado estado de
global (corresponsabilidad).13
justicia. Transcribo tal cual, por la importancia de
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Como se ve, esta ética de la responsabilidad en- los mismos:


garza con una ética cívica que me obliga al com- “La primera norma para el consumo diría,
promiso con los otros ciudadanos y con organiza- pues, consume de tal modo que tu norma sea
ciones que promuevan un estado de justicia. universalizable sin poner en peligro el mantenimiento
Aunque supone el estado de derecho como garan- de la naturaleza”.15 Este primer principio se co-
te del compromiso estatal en la búsqueda del esta- rresponde con una ética ecológica que respeta el
do de bienestar, la filósofa valenciana introduce equilibrio mundial de la naturaleza y su diversi-
un par de conceptos novedosos; uno de ellos es el dad. Empero, hay que apuntar que Cortina no
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cree que debamos cambiar el principio antropo- también me resulta extraño que utilice la palabra
céntrico por el biocéntrico que promueven actual- “empoderar” para referirse al otorgamiento de
mente muchos grupos ecologistas. Esto debido a poder a los ciudadanos. Habría que determinar si
que, y coincido con la filósofa española, hay prio- es una mera cuestión de estilo lingüístico o existe
ridades: primero debemos atender las ingentes un mayor trasfondo semántico. Lo importante es
necesidades humanas, luego las del mundo ani- la recuperación que hace Cortina de un estilo de
mal y de la fauna. En verdad a veces resulta difícil vida que se vuelve hacia actividades no mercanti-
aceptar programas de preservación de ciertas es- les pero que gratifican a quien las lleva a cabo.
pecies cuando hay niños con hambre o que mue- “Felicitante —escribe— por sí misma es la acti-
ren por tal motivo. Alguien podría decir que todo vidad de pasear, hacer deporte, compartir el tiem-
debe entrar en las políticas públicas. Pero, ¿se po- po con gentes interesantes, trabajar en lo que tie-
drá? Este punto no deja de ser polémico, habrá ne sentido, leer un buen texto, escuchar música”.19
que seguir pensándolo y debatiéndolo. Es lo que, en parte y como ejemplo en América
“La segunda formulación del imperativo, apli- del Norte, surgió en los años setenta como el
cada al consumo, vendría a decir: consume de tal Movimiento de Vida Simple, que buscaba simpli-
modo que respetes y promuevas la libertad de todo ficar la vida consumiendo lo menos posible o con
ser humano, tanto en tu persona como en la de cual- el objetivo de adquirir objetos durables, algunos
quier otra, siempre al mismo tiempo”.16 Cortina afir- de segunda mano, pero aprovechables, además de
ma que debemos buscar una riqueza democrática disminuir la jornada laboral en lo posible para dejar
que nos homologue en lo básico a todos los miem- tiempo a actividades como las señaladas. El movi-
bros de una sociedad y no buscar la riqueza miento no prosperó tal vez por su horizonte indi-
oligárquica, que sólo puede lograrse sobre la base vidualista. Debido a ello Cortina no se crea falsas
de la exclusión de muchos. expectativas: o lo inscribimos en un horizonte so-
“Asume, junto con otros, las normas de un estilo cial amplio, incluso a escala mundial, o no pros-
de vida de consumo que promuevan la libertad en tu perará el estado de justicia. Aquí entra en escena
persona y en la de cualquier otra haciendo posible un la cordura: “La cordura, que es prudencia justa y
universal Reino de los Fines”.17 Sostener ante todo solidaria, exige proponer creativamente estilos de
la dignidad de las personas para buscar la felici- vida moderados en cuanto al consumo, plurales
dad según nuestra peculiar visión del mundo, sin en cuanto a las actividades que se puedan realizar,
cortapisas ni imposiciones. incluyentes por abiertos a todas las fortunas”.20
“Asume, junto con otros, estilos de vida que pro- Pero, añade la pensadora española:
muevan la capacidad de las personas de defender
Me temo que por el momento no se está produ-
dialógicamente sus intereses, y no pongas en peligro
ciendo la deseada rebelión moral en el mundo del
la sostenibilidad de la naturaleza, y fomenta asocia-
consumo, o al menos son pocas las gentes que han
ciones e instituciones que trabajen en esa dirección”.18
optado por estilos de vida presididos por valores de
Esta última formulación nos invita a participar
relación familiar y amistosa, tiempo libre creativo,
políticamente en la cosa pública opinando, pero
participación ciudadana, voluntariado.21
también organizando grupos de presión y de pro-
puestas para los sectores estatal y económico. Finalmente es cierto, pero la conclusión no des-
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¿Cuándo seremos testigos de la aparición de orga- anima a Adela Cortina ni debiera desanimarnos a
nizaciones de consumidores que defiendan sus sus lectores, a quienes por lo pronto nos esperan
derechos y hagan valer sus demandas de manera muchas ideas felices en el texto que hemos co-
inequívoca? mentado. No dudo en invitar a su pronta lectura.
¿Por qué felicitante? Interpelación mexicana
Por qué prefiere la autora utilizar la expresión con- ¿Qué podemos decir desde nuestro contexto mexi-
sumo felicitante y no feliz, no lo entiendo, pero cano? Nos encontramos en un momento históri-
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co de alternancia en el poder en la que tal vez se Notas
depositaron demasiados sueños, quizá sueños de-
masiado ambiciosos. El caso es que nuestra socie- 1. Cortina, Adela. Por una ética del consumo, Taurus,
dad desconfía profundamente del gobierno, de sus Madrid, 2002.
instituciones, de los otros; desconfía de sí misma, 2. Sin ánimo de ser exhaustivo, cito aquí algunos de
para acabar pronto. ¿Tiene posibilidades un pacto sus textos: Cortina, Adela. Ética aplicada y demo-
social que reconozca a la pobreza como nuestra cracia radical, Tecnos, Madrid, 1993; Ciudadanos
lacra mayor y se proponga un proyecto de nación del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía, Alian-
que aminore significativamente las desigualdades za, Madrid, 1997; Hasta un pueblo de demonios.
sociales? Veamos algunos indicadores no muy op- Ética pública y sociedad, Taurus, Madrid, 1998; Los
timistas. ciudadanos como protagonistas, Galaxia Gutenberg,
Para empezar, nuestro mayor reto, la pobreza, Barcelona, 1999; Alianza y contrato. Política, ética y
aún no ha sido identificada como tal. En un estu- religión, Trotta, Madrid, 2001; Democracia
dio de opinión pública editado en 1998, ante la participativa y sociedad civil. Una ética empresarial,
pregunta ¿qué tenemos que hacer los mexicanos Siglo del Hombre Editores, Santafé de Bogotá, 1998
para tener una mejor sociedad?, las respuestas cen- (conversaciones junto con su esposo, el también
tradas en lo político obtuvieron el mayor porcen- filósofo Jesús Conill).
taje: 62% sostuvo que ampliar la democracia, 38% 3. Cortina, Adela. «Tomarse en serio la construcción
que mejorar el sistema electoral y 31% que tener de un mundo humano», en Los ciudadanos como
un mejor gobierno. Sólo 12% respondió que ha- protagonistas, op.cit, pp.78-79.
bía que redistribuir los ingresos, 12% que debe- 4. Cortina, Adela. «Ética comunicativa», en Concep-
mos respetar los derechos de todos y 13% que res- ciones de la ética, Trotta, Madrid, 1992.
petar las leyes, tomándolas como formas de 5. Cfr. Cortina, Adela. Por una ética del consumo, op.cit,
justicia; sin embargo, no apareció la de combatir p.139.
la pobreza ni la de abatir la miseria. En el indica- 6. Ibidem, p.36.
dor sobre el trabajo se planteó, entre otras, la si- 7. Ibid, p.144.
guiente cuestión: ¿cuáles diría usted que son las 8. Ibid, p.143.
razones por las cuales trabaja? Respondió 70% que 9. Reyes Heroles, Federico. Memoria del mañana,
para ganar dinero o tener ingresos, 20% que por Taurus, México, 1999.
obligación, 25% afirmó que por desarrollo profe- 10. Cortina, Adela. Por una ética del consumo, op.cit,
sional, 3% sostuvo que para contribuir al país y p.67.
2% que para obtener reconocimiento social. El 11. Ibidem, p.162.
trabajo es visto como fatigosa carga que no otorga 12. Ibid, p.288.
satisfactores felicitantes, diría Cortina, salvo de tipo 13. Ibid, p.280.
material. A pesar de estos datos, que se pueden 14. Ibid, p.141.
consultar en el libro El otro yo del mexicano,22 no 15. Ibid, p.245.
cabe el pesimismo. Sobre todo porque el conjun- 16. Ibid, p.246.
to de los mexicanos, abusando de la generaliza- 17. Ibid, p.248.
ción, sigue depositando en la familia y los lazos 18. Ibid, pp.254-255.
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que de ella se derivan con el trabajo, la religión y 19. Ibid, p.87.


la diversión, su mayor confianza y el sostén de su 20. Ibid, p.112.
sobrevivencia. Tal vez no sea mucho, pero ya re- 21. Ibid, p.320.
presenta algo en el difícil panorama que nos ro- 22. Gutiérrez, José (coord.). El otro yo del mexicano,
dea. Apostemos por un futuro felicitante siendo Océano, México, 1998.
realistas y confiando en los procesos de delibera-
ción pública de una democracia participativa que
ya está naciendo.
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