MJT

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LA MEDIDA DEL MODELO DE KOHLBERG: EL DIT Y EL MJT.

Despu�s de ofrecer una visi�n global o general de los distintos enfoques


existentes con relaci�n a la medida del desarrollo moral vamos a poner nuestra
atenci�n en estos dos instrumentos estandarizados, el DIT y el MJT. Ambos, como
hemos se�alado, se arrogan la facultad de ser los representantes m�s genuinos del
modelo de Kohlberg y en ambos casos son cuestionarios con un formato similar.

Cuando Lawrence Kohlberg completa su propuesta (1958), el campo del desarrollo


moral est� dominado por los enfoques psicoanal�tico y conductista. Aunque estas
teor�as tienen poco en com�n, ambas rechazan la moralidad como un fen�meno
racional, defini�ndola en t�rminos principalmente afectivos o como simple
conformidad a las prescripciones sociales externamente impuestas.

Mediante la evaluaci�n de los juicios morales y razonamientos de los indivi-


45 duos ante una serie de dilemas o conflictos morales, Kohlberg identific� seis
estadios o fases del juicio moral. Estos estadios representan la secuencia del
desarrollo evolutivo en el que el juicio moral sobre la justicia se vuelve cada vez
m�s abstracto y tiene su origen en aspectos concretos como el castigo, la ley y las
normas sociales (Habermas, 1985).

A partir de esta propuesta, fueron apareciendo diversos instrumentos que


pretend�an evaluar este nivel de desarrollo (Colby y Kohlberg; 1987; Rest, 1986;
Gibbs, Basinger y Fuller, 1992), algunos de ellos han tenido gran difusi�n como es
el Definning Issues Test (DIT) elaborado por Rest. Sin embargo, esta prueba que ha
servido para llevar a cabo innumerables investigaciones, viene recibiendo serias
cr�ticas algunas de las cuales ponen en duda la propia validez de la prueba
(Barnett, Evens y Rest, 1995; Thoma et al., 1999; Palacios, 2000).

M�s recientemente Lind desarrolla el Moral Judgment Test (MJT) que puede ser
usado para probar predicciones derivadas de teor�as del desarrollo moral como ha
venido demostrando en casi 20 a�os de investigaci�n (Lind, 1985a/b/c; 1996).
Algunas de las ventajas frente al DIT es que es m�s corto, puede tambi�n ser
calculado por ordenadora (Perez Delgado y Soler, 1994, Palacios, en prensa), se
puede emplear para evaluar muestras grandes, es sensible para detectar efectos de
programas educativos y no se puede falsificar.

Producto de este desarrollo hoy son m�s de 12 los idiomas a los que se ha
traducido y validado este formulario lo que posibilita afrontar una nueva etapa de
investigaci�n m�s ambiciosa e importante. Por un lado, se hace posible afrontar
estudios transculturales bajo un mismo prisma metodol�gico y, por otro, esto
permite realmente poner a prueba modelos te�ricos que asumen como un elemento casi
incuestionable la existencia de modos de razonamiento moral universales y una
secuencia evolutiva invariante.

Fruto de esta situaci�n, son numerosos los estudios realizados en distintos


pa�ses. Estos estudios ponen a prueba distintas hip�tesis con relaci�n al
desarrollo moral y otras serie de variables como el desarrollo pol�tico y
religioso, la intervenci�n educativa y el desarrollo profesional, los procesos de
democratizaci�n, prevenci�n de la delincuencia juvenil, las regiones cerebrales,
las ideolog�as pol�ticas, conductas de ayuda, comprensi�n internacional,
trasgresi�n de los s�mbolos nacionales.

Muchos de estas investigaciones se han llevado a cabo en paralelo al proceso


de validaci�n del instrumento a sus respectivos idiomas. Hemos de se�alar que este
proceso de validaci�n exige establecer contacto con Lind, autor del MJT, quien nos
ha concedido la certificaci�n para llevar a cabo la validaci�n en euskara y nos ha
suministrado los c�digos necesarios para la correcci�n de la prueba. As� mismo, los
datos recogidos le ser�n enviados con el fin de colaborar en los estudios
transculturales antes mencionados.
Descripci�n Del Mjt
El MJT asume la definici�n de Kohlberg de la capacidad de juicio moral como la
capacidad de tomar decisiones y hacer juicios que sean morales (o sea basa- 46 dos
en principios internos) y de actuar de acuerdo a estos juicios (Kohlberg, 1964). El
principal �ndice del Test de Juicio Moral (MJT), llamado el �ndice C, mide la
capacidad de una persona de juzgar los argumentos de otros con relaci�n a los
est�ndares morales que ellos han aceptado como v�lidos para ellos, o para usar la
terminolog�a de Piaget, mide el conocimiento necesario (Louren�o y Machado, 1996).
Adem�s el MJT produce medidas o calificaciones no s�lo de la capacidad de juicio
moral del individuo (�ndice C), sino tambi�n de sus actitudes morales, o sea sus
actitudes hacia cada etapa del razonamiento moral como las defini� Kohlberg (1964).

Por otro lado, el MJT puede producir otras medidas cognitivas-morales como la
adaptabilidad adecuada a situaciones del juicio moral, el juicio extremista
(Heidbrink, 1985), la miop�a o mente cerrada moral, los niveles preferidos de
razonamiento y otros (Lind, 1978; Lind y Wakenhut, 1985). Sin embargo estos otros
�ndices no van a ser discutidos aqu�. El principal �ndice basado en las respuestas
al test es el �ndice C que se est� usando desde el a�o 1976.

La versi�n est�ndar contiene dos historias. Cada una trata con una persona
atrapada en un dilema de comportamiento: No importa qu� haga, su comportamiento va
a entrar en conflicto con algunas normas de conducta; de tal forma que la calidad
de la decisi�n es lo que importa y no la decisi�n en s� misma. Qu� tan buena o mala
sea la decisi�n depende de los argumentos y razones que la respaldan. Para mucha
gente es importante saber s� una persona se comporta porque se siente de �nimo para
hacerlo, o porque espera una recompensa, o es impulsada por fuerzas externas, o
porque quiere obrar de acuerdo a su conciencia moral.

A los sujetos se les pide juzgar en qu� medida los argumentos son aceptables.
Estos argumentos representan diversos niveles de razonamiento moral: seis
argumentos justifican la decisi�n que hizo el protagonista de la historia y seis
argumentan en contra de la decisi�n que tom�. De esta forma para cada dilema, el
entrevistado tiene que juzgar doce argumentos. En la versi�n est�ndar, hay 24
argumentos que el entrevistado debe analizar. Antes de enjuiciar lo aceptables que
son los argumentos que presenta el MJT, al sujeto se le pide juzgar lo buena o mala
que fue la decisi�n del protagonista de la historia en una escala de muy bien a muy
mal. Este juicio no interviene en la calificaci�n de la capacidad de juicio moral
del individuo, pero si es parte del esfuerzo para que su medida sea menos ambigua y
m�s v�lida.

La calificaci�n del MJT tiene en cuenta todo el patr�n de respuestas del


individuo a la prueba y no s�lo los actos aislados entre s�. S�lo podemos entender
el significado de una respuesta del entrevistado cuando miramos otros juicios del
mismo individuo. Por ejemplo, si alguien determina que la conciencia moral es una
raz�n v�lida para aceptar la eutanasia o el matar a alguien por misericordia, no
podemos saber si su juicio refleja un alto aprecio por la conciencia moral, o su
compromiso a favor de la eutanasia. En otras palabras, nuestras inferencias de
juicios simples de la moralidad de una persona son en su mayor�a ambiguas. S�lo
cuando se considera el comportamiento integral, se puede hacer inferencias menos
ambiguas de su moralidad. Debe anotarse que el sistema de calificaci�n del MJT
contrasta notoriamente con la construcci�n cl�sica de tests. En la construcci�n
cl�sica se presupone que los juicios morales de un individuo se pueden considerar
como repeticiones de s� mismos, enmascarados o disfrazados por alg�n proceso de
azar o aleatorio, que se puede promediar por medidas m�ltiples.

La segunda caracter�stica importante es que personifica una tarea moral y no


s�lo una actitud o valor. Si, como creemos, la moralidad tiene fuertes aspectos
cognitivos o de competencias, nosotros deber�amos poder definir una tarea que se
pueda usar para probar esa competencia o capacidad (Louren�o y Machado, 1996). Se
le pueden ocurrir a uno muchas tareas diferentes para probar las competencias o
capacidades morales, pero s�lo unas pocas son factibles y/o v�lidas. Algunas
actividades pueden parecer adecuadas, pero puede no ser �tico usarlas en un test de
medici�n, como son las pruebas de tentaci�n moral. Por ejemplo, no se puede seducir
a los sujetos del test a robar para probar su resistencia a la tentaci�n. Otras
tareas pueden parecer factibles pero no son v�lidas, como la de ayudar a alguien
que est� en problemas. El ayudar a otra persona puede ser motivado por un sentido
de obligaci�n moral, pero no necesariamente es la �nica raz�n. En ocasiones el
comportamiento de ayuda a otros es motivado por deseos de dominaci�n del otro,
presi�n social, esperanza de gratificaciones, etc. Una actividad adecuada para
probar la capacidad de juicio moral en la forma que lo sugieren la investigaci�n
experimental y la filosof�a morales es confrontar a la persona con los argumentos
que representan el nivel de razonamiento moral del sujeto, pero que a su vez
justifican el curso de acci�n opuesto al que favorecer�a el sujeto (Keasey, 1974;
Walker, 1986 y Habermas, 1985). Mientras que la reacci�n de un sujeto a los
argumentos que favorecen su opini�n nos indica su nivel preferido de razonamiento
moral, sus reacciones a los argumentos opuestos nos dicen algo acerca de la
habilidad de usar un nivel de razonamiento moral en forma consistente al juzgar el
comportamiento de otros individuos.

La forma de calificar el MJT refleja esto. Un sujeto que realiza el test logra
una alta calificaci�n de competencia s�lo si su juicio de los argumentos a favor y
en contra muestra una consistencia moral. Si una persona deja que su opini�n de lo
que considera correcto influencie su orden de preferencia de los argumentos en
contra, el individuo sacar� una calificaci�n baja en el MJT (Sin importar la
calidad moral de los argumentos en s�). Hay que se�alar que solo la consistencia en
el juicio sobre aspectos morales es la que implica competencia o capacidad de
juicio moral. S�lo la consistencia en relaci�n con los aspectos morales es la que
se tiene en cuenta. Por ejemplo la consistencia en las respuestas de un individuo
que lo que busca es evitar la cr�tica de los dem�s no indica competencia moral. La
consistencia de los juicios de una persona sobre la posici�n del protagonista en el
dilema, puede ser un indicador m�s bien de lo opuesto, o sea rigidez moral. Como un
segundo punto se debe anotar que el �nfasis o determinaci�n de la persona que juzga
el comportamiento moral de otro desde el punto de vista de sus principios o valores
puede o no estar acompa�ado por un fuerte compromiso a favor o en contra de la
soluci�n del dilema que se est� discutiendo. La moralidad y el grado de compromiso
ni se excluyen ni se implican mutuamente. (Lind, 1978; Lind et al., 1985).

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