Economía Colaborativa y Marketing
Economía Colaborativa y Marketing
Economía Colaborativa y Marketing
ECONOMÍA COLABORATIVA
Internet y las nuevas tecnologías han impulsado modelos de consumo alternativo en los
últimos años. La relación entre quien ofrece un producto y quien tiene una necesidad concreta
está cambiando de manera significativa.
Uno de los modelos que más adeptos gana día tras día es la economía colaborativa, el cual
se basa en prestar, alquilar, comprar o vender productos en función de necesidades
específicas y no tanto en beneficios económicos. De hecho, en este sistema es posible que el
dinero no sea el único valor de cambio para las transacciones.
Los servicios son considerados bienes de intercambio. Por ejemplo, una persona que pueda
ofrecer alojamiento a otra durante unos días, puede intercambiar este servicio por unas clases
de inglés o francés.
Consumo colaborativo:
Utiliza plataformas digitales a través de las cuales los usuarios se ponen en contacto para
intercambiar bienes o artículos, casi todos de forma gratuita y altruista.
Conocimiento abierto:
Son todas aquellas modalidades que promueven la difusión del conocimiento sin barreras
legales o administrativas. Pueden presentarse en el día a día o a través de plataformas
informáticas a las que acuden usuarios con necesidades.
Producción colaborativa:
Se trata de redes de interacción digital que promueven la difusión de proyectos o servicios de
todo tipo. La diferencia con los dos modelos anteriores es que lo que se ofrece también se
produce en el seno de estas células.
Finanzas colaborativas:
Microcréditos, préstamos, ahorros, donaciones y vías de financiación se incluyen en este
subgrupo de la economía colaborativa. Los usuarios se ponen en contacto para satisfacer
necesidades en cualquiera de estos aspectos. El mejor ejemplo lo vemos en el crowfunding,
modelo de financiación para aquellos que deseen aportar capital a ciertas iniciativas de forma
desinteresada.
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Nos encontramos en un escenario donde las APPs de economía colaborativa están en auge,
como AirBnB, Uber o Wallapop. Tendremos que ver cómo acaban convirtiendo estos modelos
de negocio ya que las Normativas Europeas los empezarán a regular.
Los cinco conceptos clásicos del marketing que no dejarán de ser útiles.
01 SEGMENTACIÓN
Uno de los mitos que ha caído en el terreno de la mercadotecnia es aquel que indica que
cualquier producto puede ser vendido a todo el mundo. Las empresas que lo aplicaron a
rajatabla tarde o temprano han ido cayendo en la cuenta del fallo que supone. Quien vende
sin saber a quién, probablemente acabe por venderle a nadie.
Es cierto que existen productos genéricos que van dirigidos a amplios espectros de un
mercado determinado. Incluso es posible que, gracias a sus características, algunos de ellos
hayan logrado captar la atención de un número significativo de consumidores más allá de los
patrones habituales, como por ejemplo el rango de edad, el sexo, los rasgos sociales, el nivel
cultural, las rutinas de consumo, entre otros.
Sin embargo, el mercado es demasiado amplio como para considerarlo una entidad en sí
misma. No es algo cerrado, fijo, uniforme. Por el contrario, en él conviven muchos grupos de
consumidores con características, expectativas, intereses y necesidades que varían
continuamente, y no siempre de la misma forma. O para decirlo claramente: un mercado es, a
la vez, muchos mercados.
Uno de los ejemplos más cercanos de segmentación eficaz es el del grupo textil Inditex,
liderado por el empresario Amancio Ortega. El secreto de su éxito parece estar en una
acertada división del sector de la moda en tiendas especializadas para cada uno de los
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grupos de consumidores: moda juvenil, caballero, mujer, niños, entre otros. Su modelo de
empresa es ejemplar en términos de segmentación de públicos.
De ahí que el marketing exija una continua labor de segmentación. Es vital que las empresas
identifiquen el consumidor al que va dirigido su producto. De lo contrario, será casi como
poner un mensaje en una botella y lanzarla al mar, dejando a la suerte el hecho de que pueda
ser leído o no. El cliente no es una categoría abstracta: tiene un perfil, unas características,
unas motivaciones y un comportamiento en lo que se refiere a los productos que circulan en el
mercado.
No existe una fórmula estricta que permita definir estas categorías. Sin embargo, sí que puede
hablarse de cuatro tipos básicos de segmentación de públicos:
Pero el análisis del mercado no es exclusivo de empresas que estén dando sus primeros
pasos en el plano comercial. También es necesario cuando la marca aspira a ingresar en un
nuevo mercado o cuando se crea un nuevo producto. Son múltiples las ventajas que un
análisis de mercado supone:
a) Minimiza el riesgo del negocio. O dicho de otro modo, proporciona una idea de qué tan
oportuna es la entrada de una empresa en cierto sector y si el producto es viable teniendo en
cuenta las necesidades de los clientes.
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Por ejemplo, cada empresa debe saber si los objetivos trazados son a corto, mediano o largo
plazo, pues de esto depende el empleo de ciertos recursos y no de otros. La idea es conocer
lo mejor posible la situación interna de las organizaciones y, luego, desarrollar una estrategia
para el cumplimiento de los objetivos.
Esta técnica de evaluación también es conocida como la estrategia de las «cuatro P» por
basarse en cuatro conceptos esenciales de la mercadotecnia anglosajona: price (precio),
product (producto), place (distribución) y promotion (promoción). De su identificación,
definición y relación surge concretamente el análisis interno. Veamos cada una de estas
categorías y el papel que cumplen dentro del diagnóstico.
B) PRODUCTO
En esta categoría caben tanto las características que dan identidad al producto como los
elementos complementarios a su producción: embalaje, distribución, garantía, atención al
cliente, intermediarios, entre otros.
C) DISTRIBUCIÓN
Aquí, concretamente, se analizan y definen los canales a través de los cuales el producto
llega a manos del consumidor. Aunque en principio no lo parezca, se trata de una labor muy
importante, pues de ella depende la oportuna presencia de un producto en el sitio y el
momento indicados: puntos de venta, sucursales, intermediarios, etc.
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D) PROMOCIÓN
Se trata de identificar todas aquellas estrategias que la empresa pone en marcha para dar a
conocer el producto, como por ejemplo la publicidad o las relaciones públicas. Es la fase final
del proceso de marketing y es imprescindible que se lleve a cabo a través de canales visibles,
directos y eficaces. Un producto visible casi siempre generará interés; y ese interés, en buena
medida, se traducirá en beneficios.
No obstante, la identidad de una marca no sólo debe estar reflejada en estos elementos. De
hecho, el logo, el eslogan y hasta los colores corporativos responden a una serie de valores y
conceptos que justifican la actividad comercial de las empresas. La imagen es necesaria, pero
no es suficiente. Las marcas son mucho más que bocetos.
Como hablamos de identidad corporativa, el proceso de definición de una marca pasa por
cada uno de los componentes de la organización. Es un elemento transversal y en cuyo
proceso de constitución no puede escapar ningún aspecto que, de alguna manera u otra,
haga parte del conjunto. Es decir, tiene que tener en cuenta tanto lo externo como lo interno, y
a partir de ahí establecer una línea de coherencia. Pese a la singularidad de cada marca, la
teoría organizacional ha establecido seis pasos básicos para la constitución de la identidad de
una marca.
D) SEMIÓTICA CORPORATIVA
Colores, signos, símbolos, eslóganes... Todo influye a la hora de dar forma a una idea de
negocio. Cuando hay claridad en las intenciones, los elementos gráficos reflejan con acierto
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los principios, valores y objetivos de las empresas. En este punto quizá haya que remitirse a
aquella máxima de la semiótica: todo comunica.
05. POSICIONAMIENTO
LA ÚLTIMA ETAPA DE LA CADENA PRODUCTIVA ES EL POSICIONAMIENTO, ES DECIR,
AQUELLA EN LA QUE EL PRODUCTO VENCE TODAS LAS BARRERAS QUE LE
SEPARAN DEL MERCADO Y ENTRA A COMPETIR EN IGUALDAD DE CONDICIONES
CON LAS MARCAS RIVALES.
Cada producto ocupa un lugar mental en el imaginario de los clientes, y de ahí que sean tan
importantes las investigaciones de marketing en lo que se refiere al análisis de los segmentos
de consumidores. Es impensable posicionarse sin un conocimiento hondo y detallado del
mercado al que se apunta.
El posicionamiento de una marca puede ser de dos tipos: o bien ocupando un espectro vacío
del mercado o bien desposicionando a la competencia. En cualquier caso, en este proceso es
fundamental tener en cuenta los siguientes pasos: