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Burocrata

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Muerte de un Burócrata

Preguntas antes de ver la película:

PROCURAR LEER LA LEY 107-13, ARTICULOS 2 Y 3.

Artículo 2. Ámbito de aplicación. Las disposiciones de la presente ley serán


aplicables a todos los órganos que conforman la Administración Pública Central, a
los organismos autónomos instituidos por leyes y a los entes que conforman la
Administración Local.

Párrafo I. Los órganos y entes administrativos de las Fuerzas Armadas y de la


Policía Nacional estarán regidos por los principios y reglas previstos en esta Ley
Orgánica, siempre que sean compatibles con la especificidad de las funciones que
les asigna la Constitución y sus respectivas Leyes Orgánicas.

Párrafo II. A los órganos que ejercen función o actividad de naturaleza


administrativa en los Poderes Legislativo y Judicial, así como en los órganos y entes
de rango constitucional, se aplicarán los principios y reglas de la presente ley,
siempre que resulten compatibles con su normativa específica, no desvirtúen las
funciones que la Constitución les otorga y garanticen el principio de separación de
los poderes.

Párrafo III. Cuando en esta ley se hace referencia al concepto Administración o


Administración Pública se refiere a los órganos y entes públicos comprendidos en
su ámbito de aplicación.

Párrafo IV. En la medida en que resulte compatible, el concepto personas contenido


en esta ley comprende tanto las personas físicas como las personas jurídicas.

Artículo 3. Principios de la actuación administrativa. En el marco del respeto


al ordenamiento jurídico en su conjunto, la Administración Pública sirve y garantiza
con objetividad el interés general y actúa, especialmente en sus relaciones con las
personas, de acuerdo con los siguientes principios:

1. Principio de juridicidad: En cuya virtud toda la actuación administrativa se


somete plenamente al ordenamiento jurídico del Estado.

2. Principio de servicio objetivo a las personas: Que se proyecta a todas las


actuaciones administrativas y de sus agentes y que se concreta en el respeto a los
derechos fundamentales de las personas, proscribiendo toda actuación
administrativa que dependa de parcialidades de cualquier tipo.

3. Principio promocional: Expresado en la creación de las condiciones para que la


libertad y la igualdad de oportunidades de las personas y de los grupos en que se
1
integran sean reales y efectivos, removiendo los obstáculos que impidan su
cumplimiento y fomentando igualmente la participación.

4. Principio de racionalidad: Que se extiende especialmente a la motivación y


argumentación que debe servir de base a la entera actuación administrativa. La
Administración debe actuar siempre a través de buenas decisiones administrativas
que valoren objetivamente todos los intereses en juego de acuerdo con la buena
gobernanza democrática.

5. Principio de igualdad de trato: Por el que las personas que se encuentren en la


misma situación serán tratados de manera igual, garantizándose, con expresa
motivación en los casos concretos, las razones que puedan aconsejar la diferencia
de trato.

6. Principio de eficacia: En cuya virtud en los procedimientos administrativos las


autoridades removerán de oficio los obstáculos puramente formales, evitarán la
falta de respuesta a las peticiones formuladas, las dilaciones y los retardos.

7. Principio de publicidad de las normas, de los procedimientos y del entero


quehacer administrativo: En el marco del respeto del derecho a la intimidad y de
las reservas que por razones acreditadas de confidencialidad o interés general sea
pertinente en cada caso.

8. Principio de seguridad jurídica, de previsibilidad y certeza normativa: Por los


cuales la Administración se somete al derecho vigente en cada momento, sin que
pueda variar arbitrariamente las normas jurídicas y criterios administrativos.

9. Principio de proporcionalidad: Las decisiones de la Administración, cuando


resulten restrictivas de derechos o supongan un efecto negativo para las personas,
habrán de observar el principio de proporcionalidad, de acuerdo con el cual los
límites o restricciones habrán de ser aptos, coherentes y útiles para alcanzar el fin
de interés general que se persiga en cada caso; deberán ser necesarios, por no
hallarse un medio alternativo menos restrictivo y con igual grado de eficacia en la
consecución de la finalidad pública que pretenda obtenerse; y, finalmente, habrán
de ser proporcionados en sentido estricto, por generar mayores beneficios para el
interés general y los intereses y derechos de los ciudadanos, que perjuicios sobre
el derecho o libertad afectado por la medida restrictiva.

10. Principio de ejercicio normativo del poder: En cuya virtud la Administración


Pública ejercerá sus competencias y potestades dentro del marco de lo que la ley
les haya atribuido, y de acuerdo con la finalidad para la que se otorga esa

2
competencia o potestad, sin incurrir en abuso o desviación de poder, con respeto y
observancia objetiva de los intereses generales.

11. Principio de imparcialidad e independencia: El personal al servicio de la


Administración Pública deberá abstenerse de toda actuación arbitraria o que
ocasione trato preferente por cualquier motivo y actuar en función del servicio
objetivo al interés general, prohibiéndose la participación de dicho personal en
cualquier asunto en el que él mismo, o personas o familiares próximos, tengan
cualquier tipo de intereses o pueda existir conflicto de intereses.

12. Principio de relevancia: En cuya virtud las actuaciones administrativas habrán


de adoptarse en función de los aspectos más relevantes, sin que sea posible, como
fundamento de la decisión que proceda, valorar únicamente aspectos de escasa
consideración.

13. Principio de coherencia: Las actuaciones administrativas serán congruentes con


la práctica y los antecedentes administrativos salvo que por las razones que se
expliciten por escrito sea pertinente en algún caso apartarse de ellos.

14. Principio de buena fe: en cuya virtud las autoridades y los particulares
presumirán el comportamiento legal de unos y otros en el ejercicio de sus
competencias, derechos y deberes.

15. Principio de confianza legítima: En cuya virtud la actuación administrativa será


respetuosa con las expectativas que razonablemente haya generado la propia
Administración en el pasado.

16. Principio de asesoramiento: El personal al servicio de la Administración Pública


deberá asesorar a las personas sobre la forma de presentación de las solicitudes y
su tramitación.

17. Principio de responsabilidad: Por el que la Administración responderá de las


lesiones en los bienes o derechos de las personas ocasionados como consecuencia
del funcionamiento de la actividad administrativa. Las autoridades y sus agentes
asumirán las consecuencias de sus actuaciones de acuerdo con el ordenamiento
jurídico.

18. Principio de facilitación: Las personas encontrarán siempre en la Administración


las mayores facilidades para la tramitación de los asuntos que les afecten,
especialmente en lo referente a identificar al funcionario responsable, a obtener
copia sellada de las solicitudes, a conocer el estado de tramitación, a enviar, si fuera
el caso, el procedimiento al órgano competente, a ser oído y a formular alegaciones
o a la referencia a los recursos susceptibles de interposición.
3
19. Principio de celeridad: En cuya virtud las actuaciones administrativas se
realizarán optimizando el uso del tiempo, resolviendo los procedimientos en plazo
razonable que, en todo caso, no podrá superar los dos meses a contar desde la
presentación de la solicitud en el órgano correspondiente, salvo que la legislación
sectorial indique un plazo mayor. En especial, las autoridades impulsarán
oficiosamente los procedimientos e incentivarán el uso de las tecnologías de la
información y las comunicaciones a los efectos de que los procedimientos se
tramiten con diligencia y sin dilaciones injustificadas, de manera escrita o a través
de técnicas y medios electrónicos.

20. Principio de protección de la intimidad: De forma que el personal al servicio de


la Administración Pública que maneje datos personales respetará la vida privada y
la integridad de las personas, prohibiéndose el tratamiento de los datos personales
con fines no justificados y su transmisión a personas no autorizadas.

21. Principio de ética: En cuya virtud todo el personal al servicio de la


Administración Pública así como las personas en general han de actuar con rectitud,
lealtad y honestidad.

22. Principio de debido proceso: Las actuaciones administrativas se realizarán de


acuerdo con las normas de procedimiento y competencia establecidas en la
Constitución y las leyes, con plena garantía de los derechos de representación,
defensa y contradicción.

INVESTIGAR SOBRE LA BUROCRACIA. ORIGEN DEL TERMINO,


LEGISLACIÓN CONTRARIA, ENTRE OTROS.

La burocracia es un sistema organizativo que se encarga de administrar y


gestionar determinados asuntos, siguiendo un conjunto de reglas y
procedimientos específicos.

Como tal, burocracia es un concepto relativo a la prevalencia desproporcionada del


aparato administrativo en el conjunto de la vida pública o de las empresas privadas.

Etimológicamente, la palabra burocracia procede del francés bureaucratie, y se


compone de la voz francesa bureau, que significa ‘oficina’, ‘escritorio’, y el sufijio -
cracia, que viene del griego -κρατί α (kratía), que podemos traducir como
‘gobierno’, ‘dominio’ o ‘poder’.

En este sentido, burocracia vendría a significar ‘poder del escritorio’, de allí que
desde su origen tenga un valor peyorativo.

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La burocracia es un sistema organizativo que se encarga de administrar y
gestionar determinados asuntos, siguiendo un conjunto de reglas y
procedimientos específicos.

Como tal, burocracia es un concepto relativo a la prevalencia desproporcionada del


aparato administrativo en el conjunto de la vida pública o de las empresas privadas.

Etimológicamente, la palabra burocracia procede del francés bureaucratie, y se


compone de la voz francesa bureau, que significa ‘oficina’, ‘escritorio’, y el sufijio -
cracia, que viene del griego -κρατί α (kratía), que podemos traducir como
‘gobierno’, ‘dominio’ o ‘poder’.

En este sentido, burocracia vendría a significar ‘poder del escritorio’, de allí que
desde su origen tenga un valor peyorativo.

Burocracia y administración

Burocracia es un término muy utilizado en el área de administración, más


específicamente en administración pública, para referirse al conjunto de técnicas y
metodologías que sirven para aprehender y racionalizar la realidad exterior, y para
poder controlarla desde el poder central de una manera estandarizada y uniforme.

Burocracia pública

La burocracia pública es inherente a los organismos del Estado, como son los
hospitales, los tribunales, las escuelas o el ejército. En este sentido, la burocracia
pública también es conocida como administración pública.

Aunque para entender este termino es necesario aunque sea definir administracion
publica, y la definiremos: como la gestión que se lleva a cabo en los
organismos, instituciones o entes públicos, que reciben de parte del poder
político los recursos necesarios para atender los intereses o asuntos de los
ciudadanos, de sus acciones y sus bienes, generando bienestar común,
siguiendo un orden jurídico.

La administración pública comprende elementos de carácter técnico (sistemas,


procedimientos), político (políticas gubernamentales) y jurídico (normas jurídicas).

Burocracia según Max Weber

El economista alemán Max Weber, estudioso de la burocracia y de la forma como


se organizan las empresas, definía la burocracia como una organización basada en
normas y procedimientos normalizados, donde cada individuo tiene su especialidad,
su responsabilidad y su división de tareas.

5
Como tal, Weber señalaba que la burocracia era un sistema de administración,
impersonal y jerarquizado, sujeto a un conjunto formal de reglas, con una clara
división del trabajo y, conformado por un grupo de funcionarios de cierto nivel de
competencia técnica y previsibilidad en la ejecución de sus tareas.

INVESTIGAR SOBRE EL SILENCIO ADMINISTRATIVO.

El Derecho Administrativo dominicano tiene dos momentos importantes que


modifican la forma de

interpretar la figura del silencio administrativo: las disposiciones legal es que


regulan todo lo concerniente al proceso contencioso administrativoantesde la
promulgación de la Ley No. 107-13; y, el procedimiento administrativo instaurado
con la entrada en vigencia de dicha normativa. A partir de la Ley No. 107-13, el
silencio administrativo se configura en nuestro ordenamiento jurídico como una
garantía administrativa ante la ausencia de respuesta de la Administración, por lo
que el funcionario que incumple con su deber de resolver los procedimientos
administrativos compromete incluso su responsabilidad personal.

En 1984 la profesora Rosina De la Cruz Alvarado abordó la obligación que posee la


Administración de otorgar respuesta a las solicitudes de los administrados dentro
del plazo fijado por la normativa. En su artículo sobre “Los Recursos en el Derecho
Administrativo” publicado en la Revista de Ciencias Jurídicas de la Pontificia
Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), ésta sostiene que “el funcionario
que en el término del plazo señalado no ha contestado un recurso jerárquico, ha
dado una negativa al mismo. Con este principio, se quiere evitar dejar a los
administrados a la buena voluntad de la administración, que podría, guardando
silencio, evitar el ejercicio del recurso contencioso administrativo” . Su afirmación
parte del análisis de la 2 sentencia dictada por la Suprema Corte de Justicia en
fecha 11 de mayo de 1984, mediante la cual se acoge un recurso contencioso
administrativo en contra de la inactividad del entonces Secretario de Estado de
Finanzas. Tanto el artículo de la profesora De la Cruz Alvarado como la sentencia
de la Suprema Corte de Justicia constituyen aportes significativos en el ámbito del
Derecho Administrativo dominicano, pues son pioneros en reconocer el deber de
resolver que poseen los órganos administrativos así como las consecuencias que
pudieran resultar de su inactividad . Es importante resaltar que para el 1984 la 3
República Dominicana sólo contaba con la Ley No. 1494 de 1947 que reconoce de
manera general el silencio administrativo, pero no traza las reglas aplicables a esta
figura. Y es que, como bien advierte Olivo Rodríguez Huertas, en ese momento la
6
actividad administrativa del Estado se regía esencialmente por los principios del
derecho administrativo continental europeo, de origen francés .

De modo que el silencio administrativo no estaba claramente regulado en nuestro


ordenamiento jurídico, por lo que era una figura desconocida y poco utilizada. Para
poder entender el silencio administrativo y su actual regulación, es necesario
analizar los antecedentes legislativos de esta figura, pues, como bien establece
Spiegel, “no es posible exponer de modo satisfactorio el orden jurídico vigente, sin
conocer la historia del Derecho Administrativo” . De entrada, es oportuno señalar
que el 5 Derecho Administrativo dominicano tiene dos momentos importantes que
modifican la forma de interpretar el silencio administrativo: (i) las disposiciones
legales que regulan todo lo concerniente al proceso contencioso administrativo
antes de la promulgación de la Ley No. 107-13; y, (ii) el procedimiento
administrativo instaurado con la entrada en vigencia de esa ley. Como
demostraremos a continuación, antes de la Ley No. 107-13 sobre los derechos y
deberes de las Personas en sus relaciones con la Administración Pública y los Actos
y Procedimientos Administrativos de fecha 8 de agosto de 2013, el silencio
administrativo era considerado como una técnica procesal que habilita la
Jurisdicción Contencioso Administrativa frente a la inactividad de los órganos
administrativos. En cambio, la Ley No. 107-13 consagra esta figura como una
verdadera garantía del administrativo, por lo que el funcionario que incumple con
su deber de resolver los procedimientos administrativos compromete incluso su
responsabilidad personal.

El artículo 2 de la Ley No. 1494 es que autoriza por primera vez al administrado
para que ejerza un recurso contencioso administrativo en contra de la falta de
actuación de la Administración. Dicho artículo establece que “procederá también el
recurso cuando la administración no dictare resolución definitiva en el término de
dos meses, estando agotado el trámite, o cuando pendiente éste, se paralizara sin
culpa del recurrente, por igual término”. De ahí que la Ley No. 1494 realiza una
división implícita de los actos que pueden ser recurridos por ante la jurisdicción
contenciosa administrativa porque reconoce, por un lado, que el recurso procede
en contra de “los actos administrativos violatorios de la ley, reglamentos y decretos”
(artículo 1) y, por otro lado, que es admisible para cuestionar el silencio de algún
órgano administrativo al “no dictar resolución definitiva en el término de dos meses”
(artículo 2).

En síntesis, la Ley No. 1494 reconoce la admisibilidad del recurso contencioso


administrativo tanto para impugnar los actos expresos y tácitos de los órganos
administrativos, es decir, aquellos que poseen una declaración explícita o implícita
7
de la voluntad de la Administración, como los actos presuntos, los cuales se
generan por la inactividad de la Administración a la que se le otorga determinadas
consecuencias jurídicas . Así pues, es claro que desde el 1947 se encuentra
configurada la figura del silencio administrativo en nuestro ordenamiento jurídico,
pero en su forma de silencio negativo. Y es que, de conformidad con el precitado
artículo 2 de la Ley No. 1494, el procedimiento administrativo está condicionado a
un plazo de dos meses, por lo que luego de transcurrido este plazo sin una
respuesta expresa de la Administración, se presume que la solicitud fue denegada
y se habilita la vía del recurso contencioso administrativo.

De esta manera lo establece el artículo 5 de la Ley No. 13-07 del 2007 al disponer
que “el plazo para recurrir por ante el Tribunal Contencioso Tributario y
Administrativo será de treinta (30) días a contar (...) del día de expiración de los
plazos fijados si se tratare de un recurso por retardación o silencio de la
Administración”. De la combinación de las disposiciones de las Leyes 1494 y 13-07
se desprende que los órganos administrativos tienen la obligación de responder las
solicitudes de las personas en un plazo de dos meses, de modo que una vez
transcurrido este plazo, éstos cuentan con treinta días para acudir a la Jurisdicción
Contenciosa Administrativa. Ahora bien, luego del vencimiento de los treinta sin
que las personas interpongan un recurso contencioso administrativo, se produce la
firmeza del silencio negativo y su contenido es inatacable. En otras palabras, las
personas deben dar estricto cumplimiento al plazo previsto el artículo 5 de la Ley
No. 13-07 para impugnar la tardanza de los órganos administrativos, so pena de
que su recurso sea declarado inadmisible por inobservar reglas procesales.

Así lo determinó la Suprema Corte de Justicia al confirmar una decisión que


inadmitió un recurso contencioso administrativo por inobservar el plazo del artículo
9 de la Ley No. 1494, modificado por el precitado artículo de la Ley No. 13-07,
luego de producirse un silencio negativo por parte de la Administración. Para ese
tribunal, el recurso fue interpuesto fuera de plazo porque “al tratarse de un recurso
por retardación el plazo tenía como punto de partida la expiración del plazo fijado
por el artículo 2 de la Ley No. 1494, es decir, luego de haber transcurrido el término
de dos meses sin que la administración o algún órgano administrativo autónomo
dictare resolución definitiva por igual término”, de manera que “frente a la tardanza
de la recurrida para solucionar de forma definitiva los compromisos asumidos en el
trámite de la conciliación, los recurrentes tenían que darle estricto cumplimiento al
plazo previsto por el citado artículo 9 y tenían que interponer su recurso dentro del
plazo de quince días de expirado el término de los dos meses” .

8
La sentencia anterior nos permite afirmar que antes de la promulgación de la Ley
No. 107-13, el silencio administrativo era considerado como “una simple ficción de
efectos estrictamente procesales, limitados a abrir la vía del recurso” . Es decir, una
técnica procesal que evita el estancamiento del proceso por la falta de respuesta
de la Administración. De modo que al otorgarle una naturaleza meramente procesal
al silencio, el acto presunto generado por la inactividad de los órganos
administrativos no producía efectos ni consecuencias jurídicas, lo que permitía que
la Administración se beneficiara de su propio incumplimiento al producirse la
firmeza del silencio negativo una vez transcurrido el plazo para interponer el
recurso contencioso administrativo. Ahora bien, con la Ley No. 107-13 la idea que
existía sobre la figura del silencio administrativo cambia, pues no es concebida
como una técnica al servicio de la Administración, sino más como un mecanismo
de garantía del ciudadano. De modo que el silencio administrativo debe entenderse
como una garantía frente a la ausencia de una voluntad expresa de los órganos
administrativos. En otras palabras, es una facultad que posee los administrados
para presumir los efectos de la inactividad de la Administración y, en consecuencia,
hacer valer sus derechos en sede administrativa o ante la Jurisdicción Contenciosa
Administrativa. Es por esta razón que esta figura debe interpretarse de conformidad
con el derecho a la tutela judicial efectividad y al principio pro actione, de tal forma
que nunca puede causar perjuicios innecesarios a las personas. La voluntad
presunta de la Administración puede presentarse de una forma afirmativa o
desestimatoria. En nuestro ordenamiento jurídico, la regla general es que la
inactividad de los órganos administrativos produce la desestimación de la solicitud
del interesado. En otras palabras, la falta de respuesta de la Administración se
traduce en una denegación de la petición o del recurso interpuesto por el
administrado. Sin embargo, algunas normas sectoriales recogen el silencio positivo,
es decir, que consideran la inactividad administrativa como una aceptación de la
petición formulada por el interesado . En cuanto a este último aspecto, es
importante señalar que es necesario que el acto estimatorio de la solicitud se
encuentre expresamente habilitado en una norma legal. Resulta interesante
preguntarnos, ¿cómo se produce el silencio administrativo? Como bien explican
Eduardo Gomero Casado y Severino Fernández Ramos, en los casos en que la
Administración no cumple con su deber legal de resolver los procedimientos
administrativos en el plazo máximo fijado por la norma, el legislador agina un
significado al silencio para ofrecer una respuesta a las pretensiones formuladas por
los administrados . De manera que la figura del silencio administrativo surge por el
incumplimiento de la Administración a su deber de dictar y notificar una resolución
expresa en el plazo dispuesto por la norma correspondiente. De esta afirmación
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surgen algunos aspectos que debemos analizar: el plazo de producción del silencio,
las consecuencias jurídicas del incumplimiento de la Administración y las
resoluciones tardías, es decir, aquellos actos expresos que se producen luego de
generarse el silencio administrativo.

De conformidad con el artículo 6 de la Ley No. 107-13, el personal al servicio de la


Administración Pública tiene el deber de “resolver los procedimientos en un plazo
razonable”. Es decir que los órganos administrativos bestán obligados a resolver
todos los procedimientos administrativos, so pena de comprometer su personalidad
personal (párrafo II del artículo 28) . Ahora bien, es importante destacar que el
deber legal de resolver no sólo 12 constituye una obligación de los órganos
administrativos, sino que incluso forma parte del catálogo de derechos subjetivos
que componen el derecho fundamental a la buena administración. En efecto,
conforme el artículo 4 de la Ley No. 107-13, las personas tienen el “derecho a una
resolución administrativo en plazo razonable”. De modo que la inactividad de la
Administración ocasiona un perjuicio directo en los derechos de los administrados,
por lo que pueden ser tutelados a través de las garantías constitucionales.

La Ley No. 107-13 hereda el plazo establecido en el artículo 2 de la Ley No. 1494
para la producción del silencio administrativo, sin embargo, no establece límites a
los plazos consagrados en las normas sectoriales. Conforme su artículo 20, “la
normativa reguladora de cada procedimiento administrativo establecerá un plazo
razonable para su tramitación”, pero en el caso en que no se contemple un plazo
en específico será de dos meses. De ahí que la Administración tiene la obligación
de resolver los procedimientos administrativos en dos meses, por lo que al
transcurrir este plazo sin una respuesta expresa de la Administración se incurre en
una inactividad administrativa. En estos casos, las personas tienen la facultad de
asumir el silencio como un acto presunto de desestimación de la solicitud y, en
consecuencia, acudir a la Jurisdicción Contenciosa Administrativa en un plazo de
treinta días de conformidad con el artículo 5 de la Ley No. 13-07. De igual forma,
las personas pueden reiterar la solicitud inicial a los fines de obtener una respuesta
expresa del órgano administrativo. En ambas circunstancias, la Administración
mantiene su obligación de resolver expresamente el procedimiento (párrafo II del
artículo 28), por lo que el silencio debe interpretarse a favor del administrado.

Uno de los principales aportes de la Ley No. 107-13 es que otorga consecuencias
jurídicas al acto presunto generado por la inactividad de la Administración. Y es
que, como hemos señalado anteriormente, esa norma compromete la
responsabilidad personal del funcionario público que incumple con su obligación de
resolver el procedimiento administrativo en el plazo máximo establecido. En los
10
casos de los actos presuntos estimatorios, la Ley No. 107-13 obliga a la
Administración a emitir una resolución expresa que confirme la aceptación de las
pretensiones del administrado en un plazo de cinco días luego de generado el acto
presunto. Por otro lado, es importante destacar que el silencio administrativo se
produce también por la ausencia de respuesta en los recursos administrativos. En
efecto, conforme el artículo 53 de la Ley No. 107-13, “el órgano competente para
resolver el recurso administrativo dispondrá de un plazo de treinta (30) días para
dictar su decisión. Si el recurso de reconsideración no fuere resuelto dentro del
plazo fijado, el interesado podrá reputarlo denegando tácitamente, pudiendo
interponer a su opción el recurso jerárquico, si procede, o el contencioso
administrativo, sin plazo preclusivo”. En otras palabras, la Administración cuenta
con un plazo de treinta días para resolver el recurso interpuesto por el administrado,
por lo que su inactividad produce un acto presunto de desestimación del recurso
de reconsideración. En este caso, el administrado puede impugnar el acto presunto
sin plazo preclusivo, por lo que no se encuentra sujeto al plazo estipulado en el
artículo 5 de la Ley No. 13-07 para acudir a la Jurisdicción Contenciosa
Administrativa. Nos explicamos, a diferencia de las solicitudes iniciales del
procedimiento en las cuales las personas deben cuestionar el silencio en un plazo
de treinta días luego de transcurrido los dos meses para la emisión del acto expreso,
en los recursos administrativos la impugnación del silencio no está sometida a
plazos, por lo que las personas pueden interponer un recurso jerárquico, si procede,
o un recurso contencioso administrativo en cualquier momento luego de que se
genera la inactividad de la Administración. Esta disposición es un mecanismo para
evitar que los órganos administrativos puedan beneficiarse de su propio
incumplimiento porque el silencio constituye una consecuencia jurídica de la
violación a la obligación de resolver que poseen los órganos administrativos.

Partiendo de lo indicado anteriormente, podemos afirmar que el plazo de


producción del silencio y sus consecuencias jurídicas varían dependiendo de la
etapa del procedimiento en la cual se produce la inactividad administrativa. Por
tanto, a continuación diferenciaremos los efectos del silencio en cada una de las
etapas del procedimiento administrativo:

Etapas de Plazo para la Consecuencias de Vías para enfrentar


Procedimiento producción del la inactividad la inactividad
silencio administrativa administrativa

Solicitud inicial del Dos meses Silencio (i) Recurso (ii) Reiteración de la
procedimiento administrativo contencioso solicitud inicial.

11
estimatorio o administrativo en
desestimatorio contra del acto
presunto (Plazo de
treinta días de
conformidad con el
artículo 5 de la Ley
No. 13-07).

Recursos Treinta días Silencio Recurso jerárquico,


administrativos administrativo si procede, o
desestimatorio contencioso
administrativo, sin
plazo preclusivo.

LA OSCURIDAD DE LA LEY ADMINISTRATIVA. QUE SE HACE EN LOS CASOS


EN LOS QUE LA LEY NO DETERMINA LOS PROCEDIMIENTOS.

El concepto de “oscuridad administrativa” es entendido como“el tipo de casos en


que estando regulados por una norma, la reglamentación de la misma, es
considerada insatisfactoria por el interprete.” Es el caso, por ejemplo, del Derecho
Administrativo sancionador de la República Dominicana, donde ciertos operadores
buscan tipificar toda ley positiva como contentiva de lagunas con el objeto de
frustrar su aplicación.

A pesar de que dicha conducta está prohibida por el artículo 4 del Código Civil, el
cual, de manera supletoria, ordena al juez Administrativo, fallar conforme a la
norma vigente sin poder alegar silencio, oscuridad o insuficiencia de la ley, pena
incurrir en el delito denegación de justicia.

El punto es que muchos operadores, tanto del orden administrativo como del
judicial, en no pocas ocasiones, incurren en violación del indicado artículo 4, al
momento de que les es presentado un caso, en donde una de las partes alega una
insuficiencia legal o oscuridad. Sobre todo en materia de prestaciones sociales y de
los principios del Estado Social.

La discusión se suscita en razón del carácter precoz del Estado Social entre nosotros
y la ancianidad del Estado liberal decimonónico que tradicionalmente rige nuestro
derecho constitucionalizado. Así, se dice, que algunos casos no pueden ser fallados

12
porque no existe una ley de procedimiento administrativo; o que la ley 358-05, no
ha otorgado capacidad sancionadora a Pro Consumidor, por vía de consecuencias,
dicho órgano no puede establecer multas, y, en caso de hacerlo, las mismas no son
obligatorias sino meras amonestaciones para los particulares y órganos sectoriales
del sector consumo. Nada más falso y alejado de la verdad jurídica, a
continuación pasaremos a explicar el por qué.

Ese argumento puede prosperar solo allí donde exista un juez parcializado con
determinados sectores, es decir allí donde exista un juez venal o desconocedor de
las funciones de un juez u operador intérprete bajo el Estado Social y democrático
de derecho. En razón de que, por ejemplo, el artículo seis de la Constitución de
2010, textualmente expresa, lo siguiente:

“Todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetos a
la Constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del Estado.
Son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto
contrarios a esta Constitución.”

De donde se desprende que el interprete, al momento de hacer justicia,  no


puede limitar su juicio al contenido de la ley, pues desde el famoso caso, Marbury
versus Madison, la ley fue puesta en tensión y salió derrotada al enfrentarse a la
Constitución; así, el interprete debe decantarse por la conformidad con la
Constitución con preferencia sobre la ley.

Así, la Constitución dominicana es una de esas que son calificadas hoy de


neoconstitucionalista, lo que implica que la carga de responsabilidad que asume un
juez al momento de que le sea sometido un caso, debe mirar, bajo el principio de
lairradiación de la Constitución sobre el derecho adjetivo. Esto se desprende del
artículo 8 de la Carta sobre Derechos Fundamentales de 2010, donde puede leerse
lo que sigue:

“Es función esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona,
el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan
perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de
libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar
general y los derechos de todos y todas.”

Esto es, el juez debe interpretar las disposiciones de la Constitución que expresan
principios normativos y no lo que expresan reglas. Al hacerlo, deberá hacer uso de
técnicas de concreción de esos principios, pues la Constitución no solo es de
aplicación inmediata sino prevalente frente a la ley, que, para el caso, es
considerada adjetiva, inferior, descartable en sus contradicciones internas; debe
13
seguir una estrategia de ponderación o de balanceamiento con base a los principios
de proporcionalidad y de peso del principio constitucional enfrentado a la norma
inferior denominada ley, todas las veces que se enfrente a un principio.

Dicho en pocas palabras, una vez la Constitución contiene, por ejemplo, dentro de
sus derechos fundamentales, el derecho del consumidor(Art. 53), mal puede un
intérprete judicial, aceptar como bueno y valido una excepción con miras a invalidar
el principio constitucional, pues no es la ley la que queda en juego sino la que debe
abandonarlo, es el principio constitucional el que queda en juego y es la ley la que
debe ser abandonada.

Así, los artículos 165 y 164 de la Constitución, caracterizan y definen no solo la


existencia sino las funciones de los tribunales administrativos, contenciosos y no
contenciosos; por tanto, la capacidad de los mismos no puede ser puesta en
cuestión sino bajo los términos de las constituciones decimonónicas liberales ya
superadas.

Ahora la tutela judicial efectiva (Art. 69), consiste en preferir los dictados de la
Constitución a los de la ley. Por cuanto, si por vía adjetiva subsisten algunas
reminiscencias de aquella época en que el derecho no tenía un carácter
universalista sino clasista, donde ante la vaguedad y ambigüedad de la Constitución
podía una norma adjetiva imponerse ante un principio constitucional, han quedado
felizmente superados esos días.

Pero los cambios operados no solo operan frente a los jueces sino frente al
legislador mismo, es decir, no puede argumentarse que la oscuridad de una regla
adjetiva real o supuesta-, puede impedir la aplicación de un principio constitucional,
pues tal despropósito, es absurdo, antijurídico, antidemocrático, egoísta, etc.,
adjetivos todos incompatibles con el Estado Social que define y explica el artículo
siete de la Constitución.

Pero además, es falso el argumento de que Pro Consumidor carezca de capacidad


sancionadora, la parte in fine del artículo 43 de la ley 358-05, es esclarecedora,del
mismo se desprende que hay mucho en el argumento que busca despojar por vía
de los tribunales a ese órgano de su capacidad sancionadora, dice la parte in fine
del artículo 43, lo que sigue:

“Art. 43.- La violación de esta prohibición será sancionada por la Dirección Ejecutiva
de Pro Consumidor con la incautación de los productos, multa y reparación de daños
ocasionados al consumidor, sin perjuicio de otras acciones que conforme a la ley
puedan ejercerse.”

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Las disposiciones de ese artículo quedan robustecidas por la letra “a” del artículo
105, como por los artículos 117 y 135 de la misma. El asunto es como dice Riccardo
Guastini, en la página47, de su libro “Leçons de théorie constitutionnelle, Dalloz,
2010. Para el caso, es conveniente distinguir entre normas válidas y normas no
validas. Entre normas aplicables y normas no aplicables, pues toda constitución se
crea sobre un ordenamiento jurídico preexistenteque cede ante los principios
vinculantes de la nueva Constitución.

¿CUAL ES LA LEY QUE RIGE LOS FONDOS DE PENSIONES EN LA REPÚBLICA


DOMINICANA?

La ley 87-01 de seguridad social

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TRABAJO PRACTICO

1. ¿Qué situación sucede en la película?

Todo comienza cuando el nombrado Francisco Pérez, alias Tío Paco, quien era un
trabajador dedicado a la fabricación de bustos del ilustre José Martí, muere dentro
de la misma máquina que él había inventado. Sus compañeros deciden honrarlo
con un servicio fúnebre obrero ejemplar y lo entierran con el carnet laboral que
viene a representar un símbolo de su condición obrera. Cuando la viuda acude junto
con su sobrino a reclamar su pensión – a la que tiene derecho – el funcionario de
turno le pide el famoso carnet laboral para tramitar la solicitud, es ahí que le
informan al funcionario que el carnet fue enterrado con el muerto por lo que
comienza la verdadera odisea del sobrino y la viuda.

La pelea a las puertas del cementerio comienza pacíficamente como una de las
peleas de rompiendo lo que es del otro, y esperando respuesta, y alcanza el
momento más violento lanzando, todos contra todos, las coronas de muerto como
si fueran las tartas de las comedias del cine mudo. En un momento también
aparecen unas verdaderas tartas blancas, una de las cuales se convierte en una
plancha que acaba en la cabeza de un policía que pasaba por allí. Y todo por que
el administrador del cementerio tratar de seguir las reglas al pie de las letras. Es
una situcion que se da cuando el Estado no responde en lo inmediato de indole
administrativa borocratica del ciudadadno, donde el ciudadano tiende a
desesperarse entre el que establece unaa anarquia y el que busca el servicio

Comienza un vaivén de aquí para allá en donde cada quien lo envía a diferentes
departamentos. Algunos les informan que falta un sello. Otros que tienen que
buscar una orden de exhumar el cadáver. Desentierran el muerto y luego tienen
que volver a enterrarlo; no sin antes tener un altercado con el funcionario del
cementerio.

En fin, una situación desesperante que lleva al sobrino a la locura donde además,
los sueños de Juanchin, en los momentos de agobio por no lograr enterrar a su tío,
tienen tintes surrealistas, donde termina matando al Burocrata por la impotencia y
la lucha o trabas que traspasa para volver a enterrar a su tio.

En nuestra opinion: sabemos que se trata de una “Organización regulada por


normas que establecen un orden [supuestamente] racional para distribuir y
gestionar los asuntos que le son propios” (burocracia); mas, no obstante, fracasan
sus labores.

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Entonces, nos percatamos que ante el dolor de Juanchín y de su tía, también está
la penosa y titánica tarea de lidiar con una “Administración ineficiente a causa del
papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas” que termina con la firma
equivocada del administrador de la fabrica.

Porque es muy fácil para ellos cubrirse con la bandera del antiburocratismo y seguir
viviendo como parásito ns sociales aunque se escuche fuerte las palabras, la
burocracia no nacio ayer, y todos la heredamos hasta en contra de nuestra voluntad.
Para los grandes males, grandes soluciones. Y en el film el protagonista tiene que
llegar a la violencia individual que no resuelve el problema definitivamente, pero,
creo yo, sirve de ejemplo.

2. ¿Cuál es el problema o diferendo jurídico que se plantea en la película?

La pension del tio paco que no se puede dar por falta de un documento legal. El
formalismo y la burocracia del proceso para algo tan simple como exumar tomar
un documento y volver a enterrar

3. ¿Hay algún derecho vulnerado a la viuda? ¿Cuál o cuáles? Indique la


base legal de dichos derechos.

Se ha violado el derecho a la pension por sobrevivientes que en nuestra legislacion


representa articulo 51 de la ley 87-01

4. ¿Cuáles principios se incumplen por la administración?

Principio de ejercicio normativo del poder: En cuya virtud la Administración Pública


ejercerá sus competencias y potestades dentro del marco de lo que la ley les haya
atribuido, y de acuerdo con la finalidad para la que se otorga esa competencia o
potestad, sin incurrir en abuso o desviación de poder, con respeto y observancia
objetiva de los intereses generales.

Principio de servicio objetivo a las personas: Que se proyecta a todas las actuaciones
administrativas y de sus agentes y que se concreta en el respeto a los derechos
fundamentales de las personas, proscribiendo toda actuación administrativa que
dependa de parcialidades de cualquier tipo.

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Principio promocional: Expresado en la creación de las condiciones para que la
libertad y la igualdad de oportunidades de las personas y de los grupos en que se
integran sean reales y efectivos, removiendo los obstáculos que impidan su
cumplimiento y fomentando igualmente la participación

Principio de eficacia: En cuya virtud en los procedimientos administrativos las


autoridades removerán de oficio los obstáculos puramente formales, evitarán la
falta de respuesta a las peticiones formuladas, las dilaciones y los retardos.

Principio de proporcionalidad: Las decisiones de la Administración, cuando resulten


restrictivas de derechos o supongan un efecto negativo para las personas, habrán
de observar el principio de proporcionalidad, de acuerdo con el cual los límites o
restricciones habrán de ser aptos, coherentes y útiles para alcanzar el fin de interés
general que se persiga en cada caso; deberán ser necesarios, por no hallarse un
medio alternativo menos restrictivo y con igual grado de eficacia en la consecución
de la finalidad pública que pretenda obtenerse; y, finalmente, habrán de ser
proporcionados en sentido estricto, por generar mayores beneficios para el interés
general y los intereses y derechos de los ciudadanos, que perjuicios sobre el
derecho o libertad afectado por la medida restrictiva.

Principio de asesoramiento: El personal al servicio de la Administración Pública


deberá asesorar a las personas sobre la forma de presentación de las solicitudes y
su tramitación.

Principio de facilitación: Las personas encontrarán siempre en la Administración las


mayores facilidades para la tramitación de los asuntos que les afecten,
especialmente en lo referente a identificar al funcionario responsable, a obtener
copia sellada de las solicitudes, a conocer el estado de tramitación, a enviar, si fuera
el caso, el procedimiento al órgano competente, a ser oído y a formular alegaciones
o a la referencia a los recursos susceptibles de interposición.

Principio de celeridad: En cuya virtud las actuaciones administrativas se realizarán


optimizando el uso del tiempo, resolviendo los procedimientos en plazo razonable
que, en todo caso, no podrá superar los dos meses a contar desde la presentación
de la solicitud en el órgano correspondiente, salvo que la legislación sectorial
indique un plazo mayor. En especial, las autoridades impulsarán oficiosamente los
procedimientos e incentivarán el uso de las tecnologías de la información y las
comunicaciones a los efectos de que los procedimientos se tramiten con diligencia
y sin dilaciones injustificadas, de manera escrita o a través de técnicas y medios
electrónicos.

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5. ¿Agotaron los familiares algún tipo de acción administrativa?

SI, solicito a parte de la pensión, solicito la orden de exhumacion.

6. ¿Cuáles acciones o recursos podría interponer usted en


representación de los familiares del fallecido?

Acción de amparo

7. ¿Que sería mejor: un amparo o una medida cautelar en el proceso en


cuestión?

Un amparo ya que es derecho a una acción para reclamar ante los tribunales, por
sí o por quien actúe en su nombre, la protección inmediata de sus derechos
fundamentales, no protegidos por el hábeas corpus, cuando resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de toda autoridad pública o de particulares,
para hacer efectivo el cumplimiento de una ley o acto administrativo, para
garantizar los derechos e intereses colectivos y difusos. De conformidad con la ley,
el procedimiento es preferente, sumario, oral, público, gratuito y no sujeto a
formalidades.

8. ¿Podría demandarse alguna institución por los daños? ¿Que tipo de


demanda o recurso procedería?

seguridad social y luego al sindicato por no emitir una copia del carnet y el recurso
es de reconsideracion

9. Ha vivido alguna experiencia similar? Explique.

Nuestro hermano coronado paso una situacion similar y reciente en la oficina


general de pasaporte con relacion a la renovacion de el y su familia, donde se
presento a las 6:15 am y el seguridad del recinto le dice que llego fuera de horario

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