Burocrata
Burocrata
Burocrata
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competencia o potestad, sin incurrir en abuso o desviación de poder, con respeto y
observancia objetiva de los intereses generales.
14. Principio de buena fe: en cuya virtud las autoridades y los particulares
presumirán el comportamiento legal de unos y otros en el ejercicio de sus
competencias, derechos y deberes.
En este sentido, burocracia vendría a significar ‘poder del escritorio’, de allí que
desde su origen tenga un valor peyorativo.
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La burocracia es un sistema organizativo que se encarga de administrar y
gestionar determinados asuntos, siguiendo un conjunto de reglas y
procedimientos específicos.
En este sentido, burocracia vendría a significar ‘poder del escritorio’, de allí que
desde su origen tenga un valor peyorativo.
Burocracia y administración
Burocracia pública
La burocracia pública es inherente a los organismos del Estado, como son los
hospitales, los tribunales, las escuelas o el ejército. En este sentido, la burocracia
pública también es conocida como administración pública.
Aunque para entender este termino es necesario aunque sea definir administracion
publica, y la definiremos: como la gestión que se lleva a cabo en los
organismos, instituciones o entes públicos, que reciben de parte del poder
político los recursos necesarios para atender los intereses o asuntos de los
ciudadanos, de sus acciones y sus bienes, generando bienestar común,
siguiendo un orden jurídico.
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Como tal, Weber señalaba que la burocracia era un sistema de administración,
impersonal y jerarquizado, sujeto a un conjunto formal de reglas, con una clara
división del trabajo y, conformado por un grupo de funcionarios de cierto nivel de
competencia técnica y previsibilidad en la ejecución de sus tareas.
El artículo 2 de la Ley No. 1494 es que autoriza por primera vez al administrado
para que ejerza un recurso contencioso administrativo en contra de la falta de
actuación de la Administración. Dicho artículo establece que “procederá también el
recurso cuando la administración no dictare resolución definitiva en el término de
dos meses, estando agotado el trámite, o cuando pendiente éste, se paralizara sin
culpa del recurrente, por igual término”. De ahí que la Ley No. 1494 realiza una
división implícita de los actos que pueden ser recurridos por ante la jurisdicción
contenciosa administrativa porque reconoce, por un lado, que el recurso procede
en contra de “los actos administrativos violatorios de la ley, reglamentos y decretos”
(artículo 1) y, por otro lado, que es admisible para cuestionar el silencio de algún
órgano administrativo al “no dictar resolución definitiva en el término de dos meses”
(artículo 2).
De esta manera lo establece el artículo 5 de la Ley No. 13-07 del 2007 al disponer
que “el plazo para recurrir por ante el Tribunal Contencioso Tributario y
Administrativo será de treinta (30) días a contar (...) del día de expiración de los
plazos fijados si se tratare de un recurso por retardación o silencio de la
Administración”. De la combinación de las disposiciones de las Leyes 1494 y 13-07
se desprende que los órganos administrativos tienen la obligación de responder las
solicitudes de las personas en un plazo de dos meses, de modo que una vez
transcurrido este plazo, éstos cuentan con treinta días para acudir a la Jurisdicción
Contenciosa Administrativa. Ahora bien, luego del vencimiento de los treinta sin
que las personas interpongan un recurso contencioso administrativo, se produce la
firmeza del silencio negativo y su contenido es inatacable. En otras palabras, las
personas deben dar estricto cumplimiento al plazo previsto el artículo 5 de la Ley
No. 13-07 para impugnar la tardanza de los órganos administrativos, so pena de
que su recurso sea declarado inadmisible por inobservar reglas procesales.
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La sentencia anterior nos permite afirmar que antes de la promulgación de la Ley
No. 107-13, el silencio administrativo era considerado como “una simple ficción de
efectos estrictamente procesales, limitados a abrir la vía del recurso” . Es decir, una
técnica procesal que evita el estancamiento del proceso por la falta de respuesta
de la Administración. De modo que al otorgarle una naturaleza meramente procesal
al silencio, el acto presunto generado por la inactividad de los órganos
administrativos no producía efectos ni consecuencias jurídicas, lo que permitía que
la Administración se beneficiara de su propio incumplimiento al producirse la
firmeza del silencio negativo una vez transcurrido el plazo para interponer el
recurso contencioso administrativo. Ahora bien, con la Ley No. 107-13 la idea que
existía sobre la figura del silencio administrativo cambia, pues no es concebida
como una técnica al servicio de la Administración, sino más como un mecanismo
de garantía del ciudadano. De modo que el silencio administrativo debe entenderse
como una garantía frente a la ausencia de una voluntad expresa de los órganos
administrativos. En otras palabras, es una facultad que posee los administrados
para presumir los efectos de la inactividad de la Administración y, en consecuencia,
hacer valer sus derechos en sede administrativa o ante la Jurisdicción Contenciosa
Administrativa. Es por esta razón que esta figura debe interpretarse de conformidad
con el derecho a la tutela judicial efectividad y al principio pro actione, de tal forma
que nunca puede causar perjuicios innecesarios a las personas. La voluntad
presunta de la Administración puede presentarse de una forma afirmativa o
desestimatoria. En nuestro ordenamiento jurídico, la regla general es que la
inactividad de los órganos administrativos produce la desestimación de la solicitud
del interesado. En otras palabras, la falta de respuesta de la Administración se
traduce en una denegación de la petición o del recurso interpuesto por el
administrado. Sin embargo, algunas normas sectoriales recogen el silencio positivo,
es decir, que consideran la inactividad administrativa como una aceptación de la
petición formulada por el interesado . En cuanto a este último aspecto, es
importante señalar que es necesario que el acto estimatorio de la solicitud se
encuentre expresamente habilitado en una norma legal. Resulta interesante
preguntarnos, ¿cómo se produce el silencio administrativo? Como bien explican
Eduardo Gomero Casado y Severino Fernández Ramos, en los casos en que la
Administración no cumple con su deber legal de resolver los procedimientos
administrativos en el plazo máximo fijado por la norma, el legislador agina un
significado al silencio para ofrecer una respuesta a las pretensiones formuladas por
los administrados . De manera que la figura del silencio administrativo surge por el
incumplimiento de la Administración a su deber de dictar y notificar una resolución
expresa en el plazo dispuesto por la norma correspondiente. De esta afirmación
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surgen algunos aspectos que debemos analizar: el plazo de producción del silencio,
las consecuencias jurídicas del incumplimiento de la Administración y las
resoluciones tardías, es decir, aquellos actos expresos que se producen luego de
generarse el silencio administrativo.
La Ley No. 107-13 hereda el plazo establecido en el artículo 2 de la Ley No. 1494
para la producción del silencio administrativo, sin embargo, no establece límites a
los plazos consagrados en las normas sectoriales. Conforme su artículo 20, “la
normativa reguladora de cada procedimiento administrativo establecerá un plazo
razonable para su tramitación”, pero en el caso en que no se contemple un plazo
en específico será de dos meses. De ahí que la Administración tiene la obligación
de resolver los procedimientos administrativos en dos meses, por lo que al
transcurrir este plazo sin una respuesta expresa de la Administración se incurre en
una inactividad administrativa. En estos casos, las personas tienen la facultad de
asumir el silencio como un acto presunto de desestimación de la solicitud y, en
consecuencia, acudir a la Jurisdicción Contenciosa Administrativa en un plazo de
treinta días de conformidad con el artículo 5 de la Ley No. 13-07. De igual forma,
las personas pueden reiterar la solicitud inicial a los fines de obtener una respuesta
expresa del órgano administrativo. En ambas circunstancias, la Administración
mantiene su obligación de resolver expresamente el procedimiento (párrafo II del
artículo 28), por lo que el silencio debe interpretarse a favor del administrado.
Uno de los principales aportes de la Ley No. 107-13 es que otorga consecuencias
jurídicas al acto presunto generado por la inactividad de la Administración. Y es
que, como hemos señalado anteriormente, esa norma compromete la
responsabilidad personal del funcionario público que incumple con su obligación de
resolver el procedimiento administrativo en el plazo máximo establecido. En los
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casos de los actos presuntos estimatorios, la Ley No. 107-13 obliga a la
Administración a emitir una resolución expresa que confirme la aceptación de las
pretensiones del administrado en un plazo de cinco días luego de generado el acto
presunto. Por otro lado, es importante destacar que el silencio administrativo se
produce también por la ausencia de respuesta en los recursos administrativos. En
efecto, conforme el artículo 53 de la Ley No. 107-13, “el órgano competente para
resolver el recurso administrativo dispondrá de un plazo de treinta (30) días para
dictar su decisión. Si el recurso de reconsideración no fuere resuelto dentro del
plazo fijado, el interesado podrá reputarlo denegando tácitamente, pudiendo
interponer a su opción el recurso jerárquico, si procede, o el contencioso
administrativo, sin plazo preclusivo”. En otras palabras, la Administración cuenta
con un plazo de treinta días para resolver el recurso interpuesto por el administrado,
por lo que su inactividad produce un acto presunto de desestimación del recurso
de reconsideración. En este caso, el administrado puede impugnar el acto presunto
sin plazo preclusivo, por lo que no se encuentra sujeto al plazo estipulado en el
artículo 5 de la Ley No. 13-07 para acudir a la Jurisdicción Contenciosa
Administrativa. Nos explicamos, a diferencia de las solicitudes iniciales del
procedimiento en las cuales las personas deben cuestionar el silencio en un plazo
de treinta días luego de transcurrido los dos meses para la emisión del acto expreso,
en los recursos administrativos la impugnación del silencio no está sometida a
plazos, por lo que las personas pueden interponer un recurso jerárquico, si procede,
o un recurso contencioso administrativo en cualquier momento luego de que se
genera la inactividad de la Administración. Esta disposición es un mecanismo para
evitar que los órganos administrativos puedan beneficiarse de su propio
incumplimiento porque el silencio constituye una consecuencia jurídica de la
violación a la obligación de resolver que poseen los órganos administrativos.
Solicitud inicial del Dos meses Silencio (i) Recurso (ii) Reiteración de la
procedimiento administrativo contencioso solicitud inicial.
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estimatorio o administrativo en
desestimatorio contra del acto
presunto (Plazo de
treinta días de
conformidad con el
artículo 5 de la Ley
No. 13-07).
A pesar de que dicha conducta está prohibida por el artículo 4 del Código Civil, el
cual, de manera supletoria, ordena al juez Administrativo, fallar conforme a la
norma vigente sin poder alegar silencio, oscuridad o insuficiencia de la ley, pena
incurrir en el delito denegación de justicia.
El punto es que muchos operadores, tanto del orden administrativo como del
judicial, en no pocas ocasiones, incurren en violación del indicado artículo 4, al
momento de que les es presentado un caso, en donde una de las partes alega una
insuficiencia legal o oscuridad. Sobre todo en materia de prestaciones sociales y de
los principios del Estado Social.
La discusión se suscita en razón del carácter precoz del Estado Social entre nosotros
y la ancianidad del Estado liberal decimonónico que tradicionalmente rige nuestro
derecho constitucionalizado. Así, se dice, que algunos casos no pueden ser fallados
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porque no existe una ley de procedimiento administrativo; o que la ley 358-05, no
ha otorgado capacidad sancionadora a Pro Consumidor, por vía de consecuencias,
dicho órgano no puede establecer multas, y, en caso de hacerlo, las mismas no son
obligatorias sino meras amonestaciones para los particulares y órganos sectoriales
del sector consumo. Nada más falso y alejado de la verdad jurídica, a
continuación pasaremos a explicar el por qué.
Ese argumento puede prosperar solo allí donde exista un juez parcializado con
determinados sectores, es decir allí donde exista un juez venal o desconocedor de
las funciones de un juez u operador intérprete bajo el Estado Social y democrático
de derecho. En razón de que, por ejemplo, el artículo seis de la Constitución de
2010, textualmente expresa, lo siguiente:
“Todas las personas y los órganos que ejercen potestades públicas están sujetos a
la Constitución, norma suprema y fundamento del ordenamiento jurídico del Estado.
Son nulos de pleno derecho toda ley, decreto, resolución, reglamento o acto
contrarios a esta Constitución.”
“Es función esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona,
el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan
perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de
libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar
general y los derechos de todos y todas.”
Esto es, el juez debe interpretar las disposiciones de la Constitución que expresan
principios normativos y no lo que expresan reglas. Al hacerlo, deberá hacer uso de
técnicas de concreción de esos principios, pues la Constitución no solo es de
aplicación inmediata sino prevalente frente a la ley, que, para el caso, es
considerada adjetiva, inferior, descartable en sus contradicciones internas; debe
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seguir una estrategia de ponderación o de balanceamiento con base a los principios
de proporcionalidad y de peso del principio constitucional enfrentado a la norma
inferior denominada ley, todas las veces que se enfrente a un principio.
Dicho en pocas palabras, una vez la Constitución contiene, por ejemplo, dentro de
sus derechos fundamentales, el derecho del consumidor(Art. 53), mal puede un
intérprete judicial, aceptar como bueno y valido una excepción con miras a invalidar
el principio constitucional, pues no es la ley la que queda en juego sino la que debe
abandonarlo, es el principio constitucional el que queda en juego y es la ley la que
debe ser abandonada.
Ahora la tutela judicial efectiva (Art. 69), consiste en preferir los dictados de la
Constitución a los de la ley. Por cuanto, si por vía adjetiva subsisten algunas
reminiscencias de aquella época en que el derecho no tenía un carácter
universalista sino clasista, donde ante la vaguedad y ambigüedad de la Constitución
podía una norma adjetiva imponerse ante un principio constitucional, han quedado
felizmente superados esos días.
Pero los cambios operados no solo operan frente a los jueces sino frente al
legislador mismo, es decir, no puede argumentarse que la oscuridad de una regla
adjetiva real o supuesta-, puede impedir la aplicación de un principio constitucional,
pues tal despropósito, es absurdo, antijurídico, antidemocrático, egoísta, etc.,
adjetivos todos incompatibles con el Estado Social que define y explica el artículo
siete de la Constitución.
“Art. 43.- La violación de esta prohibición será sancionada por la Dirección Ejecutiva
de Pro Consumidor con la incautación de los productos, multa y reparación de daños
ocasionados al consumidor, sin perjuicio de otras acciones que conforme a la ley
puedan ejercerse.”
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Las disposiciones de ese artículo quedan robustecidas por la letra “a” del artículo
105, como por los artículos 117 y 135 de la misma. El asunto es como dice Riccardo
Guastini, en la página47, de su libro “Leçons de théorie constitutionnelle, Dalloz,
2010. Para el caso, es conveniente distinguir entre normas válidas y normas no
validas. Entre normas aplicables y normas no aplicables, pues toda constitución se
crea sobre un ordenamiento jurídico preexistenteque cede ante los principios
vinculantes de la nueva Constitución.
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TRABAJO PRACTICO
Todo comienza cuando el nombrado Francisco Pérez, alias Tío Paco, quien era un
trabajador dedicado a la fabricación de bustos del ilustre José Martí, muere dentro
de la misma máquina que él había inventado. Sus compañeros deciden honrarlo
con un servicio fúnebre obrero ejemplar y lo entierran con el carnet laboral que
viene a representar un símbolo de su condición obrera. Cuando la viuda acude junto
con su sobrino a reclamar su pensión – a la que tiene derecho – el funcionario de
turno le pide el famoso carnet laboral para tramitar la solicitud, es ahí que le
informan al funcionario que el carnet fue enterrado con el muerto por lo que
comienza la verdadera odisea del sobrino y la viuda.
La pelea a las puertas del cementerio comienza pacíficamente como una de las
peleas de rompiendo lo que es del otro, y esperando respuesta, y alcanza el
momento más violento lanzando, todos contra todos, las coronas de muerto como
si fueran las tartas de las comedias del cine mudo. En un momento también
aparecen unas verdaderas tartas blancas, una de las cuales se convierte en una
plancha que acaba en la cabeza de un policía que pasaba por allí. Y todo por que
el administrador del cementerio tratar de seguir las reglas al pie de las letras. Es
una situcion que se da cuando el Estado no responde en lo inmediato de indole
administrativa borocratica del ciudadadno, donde el ciudadano tiende a
desesperarse entre el que establece unaa anarquia y el que busca el servicio
Comienza un vaivén de aquí para allá en donde cada quien lo envía a diferentes
departamentos. Algunos les informan que falta un sello. Otros que tienen que
buscar una orden de exhumar el cadáver. Desentierran el muerto y luego tienen
que volver a enterrarlo; no sin antes tener un altercado con el funcionario del
cementerio.
En fin, una situación desesperante que lleva al sobrino a la locura donde además,
los sueños de Juanchin, en los momentos de agobio por no lograr enterrar a su tío,
tienen tintes surrealistas, donde termina matando al Burocrata por la impotencia y
la lucha o trabas que traspasa para volver a enterrar a su tio.
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Entonces, nos percatamos que ante el dolor de Juanchín y de su tía, también está
la penosa y titánica tarea de lidiar con una “Administración ineficiente a causa del
papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas” que termina con la firma
equivocada del administrador de la fabrica.
Porque es muy fácil para ellos cubrirse con la bandera del antiburocratismo y seguir
viviendo como parásito ns sociales aunque se escuche fuerte las palabras, la
burocracia no nacio ayer, y todos la heredamos hasta en contra de nuestra voluntad.
Para los grandes males, grandes soluciones. Y en el film el protagonista tiene que
llegar a la violencia individual que no resuelve el problema definitivamente, pero,
creo yo, sirve de ejemplo.
La pension del tio paco que no se puede dar por falta de un documento legal. El
formalismo y la burocracia del proceso para algo tan simple como exumar tomar
un documento y volver a enterrar
Principio de servicio objetivo a las personas: Que se proyecta a todas las actuaciones
administrativas y de sus agentes y que se concreta en el respeto a los derechos
fundamentales de las personas, proscribiendo toda actuación administrativa que
dependa de parcialidades de cualquier tipo.
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Principio promocional: Expresado en la creación de las condiciones para que la
libertad y la igualdad de oportunidades de las personas y de los grupos en que se
integran sean reales y efectivos, removiendo los obstáculos que impidan su
cumplimiento y fomentando igualmente la participación
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5. ¿Agotaron los familiares algún tipo de acción administrativa?
Acción de amparo
Un amparo ya que es derecho a una acción para reclamar ante los tribunales, por
sí o por quien actúe en su nombre, la protección inmediata de sus derechos
fundamentales, no protegidos por el hábeas corpus, cuando resulten vulnerados o
amenazados por la acción o la omisión de toda autoridad pública o de particulares,
para hacer efectivo el cumplimiento de una ley o acto administrativo, para
garantizar los derechos e intereses colectivos y difusos. De conformidad con la ley,
el procedimiento es preferente, sumario, oral, público, gratuito y no sujeto a
formalidades.
seguridad social y luego al sindicato por no emitir una copia del carnet y el recurso
es de reconsideracion
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