Bruno
Bruno
Bruno
Editorial Bruño
La Asociación Editorial Bruño S.A. es una entidad sin fines de lucro constituida el
ocho de agosto de 1963, dirigida y administrada por el Instituto de los Hermanos
de las Escuelas Cristianas La Salle, la cual tiene como fin social proteger y fomentar
la educación y la religión católica. El objetivo de Editorial Bruño es producir, editar
y vender libros. La misión de la empresa es formar para la vida, a través de libros,
materiales pedagógicos y otros productos que ayuden eficazmente a la educación
de las personas.
En ese momento, Editorial Bruño producía libros para los colegios de los sectores
B, C y D. El problema con estos dos últimos sectores era que sus políticas de
administración educativa eran efímeras: cada año los profesores cambiaban de
material, lo que dependía de qué cosa adicional les podían ofrecer las empresas
editoriales. A los mismos profesores se les permite realizar la venta de los textos a
sus alumnos. Se trataba de un sector poco fidelizado, cuyas prácticas eran apoyadas
por la poca ética de ciertas editoriales pequeñas que ofrecían comisión directa a los
profesores para que utilicen sus textos. Otro problema que caracterizaba a dicho
segmento era la creciente piratería de textos escolares, aun cuando ya existía la Ley
del libro (ver Apéndice C). El Estado no contaba con una política eficaz para
evitar dicho crecimiento.
Por otro lado, los sectores A y B resultaban mucho más atractivos para las
empresas editoriales, pues constituían un mercado que se podía fidelizar porque
valoran mucho más la calidad del producto. Además, los colegios no tienen una alta
rotación del staff de profesores, y a nivel metodológico prefieren utilizar el mismo
texto desde primero hasta sexto de primaria, y lo mismo en secundaria, por un
tema de continuidad. La principal barrera de entrada que encontró Bruño en este
mercado fue el precio relativamente bajo de sus textos, ya que los clientes de este
sector relacionaban poco precio con poca calidad. Por lo que Bruño debía encontrar
la forma de demostrar la calidad con la que ya contaban sus textos para lograr
ingresar a este segmento. Una manera de conseguir el acercamiento a este sector
podía ser apelar a los valores religiosos que compartía con los colegios católicos de
los sectores A y B.
Otra fortaleza de la editorial era que gracias a los más de 40 años en el rubro, el
conocimiento que tenía del mercado y la experiencia adquirida eran bastante altos.
La estructura organizacional de la empresa se puede apreciar en el Apéndice E.
La Industria Editorial
La rivalidad entre los competidores existentes en la industria editorial
(ver Apéndice F) se conocía como “lucha por la posición”. Además, se recurría a
tácticas como la competencia de precios, las batallas de publicidad y la creciente
introducción de productos, servicios y garantías para los clientes. Aun así, el
crecimiento del mercado era lento, y el aumento de la participación de mercado de
las empresas era el resultado del desplazamiento de los competidores.
Otro sustituto de los libros son las revistas educativas, e-books y las páginas web
especializadas. Pero ello tampoco acarrea mayores problemas a la industria
editorial, debido a que no ofrecen las mismas prestaciones que un libro impreso, el
cual sigue un programa específico y tiene, además, una orientación pedagógica. Por
tales razones, se les puede considerar más bien como productos complementarios.
Los compradores en esta industria son: (1) el Estado, a través de adquisiciones por
licitación; (2) los consumidores intermedios, llamados distribuidores, que están
dejando de participar (como Lau Chung, cadenas de librerías, grandes plataformas
como Ripley y Saga, y Supermercados como Wong, Metro, Plaza Vea, etc.); y (3) los
consumidores finales, sector en el que podemos localizar al promotor-propietario
de colegios privados/particulares, quien regenta la librería del colegio; y, en el caso
de colegios estatales, al profesor, quien, como dijimos antes, puede vender los
libros.
Los Competidores
Grupo Editorial Santillana está integrado por un conjunto de empresas que
desarrollan su actividad en el área lingüística del español y del portugués. Tiene su
origen en la editorial del mismo nombre, fundada en 1960 con la intención de
aportar un espíritu de innovación y mejora en el desarrollo de los manuales
escolares y de poner a disposición de los profesores publicaciones que les sirvan de
ayuda en su labor docente.
La editorial está conformada por cuatro líneas de negocio: “Texto escolar”, que es el
sello con el cual edita y difunde textos y materiales para la educación escolar.
“Richmond” (inglés), que es el sello encargado de desarrollar y comercializar
material didáctico para la enseñanza del idioma inglés en la educación escolar.
“Ediciones generales”, que comercializa libros de diversos sellos literarios, los
cuales llegan al público lector para satisfacer la demanda de gran variedad de
temas. Y “Santillana Formación”, que es una nueva unidad de negocio.
Aquella noche, luego de una de esas tantas reuniones, el señor Díaz pensaba
también en que su fuerza de ventas no tenía la suficiente capacidad para atender a
todo el mercado. Claro, podían darse abasto con sus clientes habituales, pero ahora
querían llegar a los clientes potenciales conformados por los colegios del segmento
A de Lima. Hasta entonces Bruño se dirigía a los segmentos B, C y D, pero el
creciente aumento de la calidad del contenido de sus libros los ponía a la altura de
las exigencias del segmento A. El tema ahora era que su precio fluctuaba entre los
60 y 70 soles, mientras los ofertados por la competencia, para el segmento A,
llegaban hasta los 100 soles. El señor Díaz tenía claro que quería ofrecer una sola
línea en el mercado, pero ¿qué hacer? Según los análisis de mercado efectuados, las
personas del nivel A y algunos del B no tenían confianza en libros tan baratos, aun
cuando su calidad fuese excelente. Se debía poner en marcha una nueva política de
precios.
El principal problema para Bruño era que cuando empezaba el año escolar no se
lograba satisfacer la demanda de textos. Muchos de los libros se agotaban y se
tenían que reimprimir. En otros casos los libros no eran entregados a tiempo por la
imprenta. Como Bruño, las otras editoriales experimentaban el mismo problema de
aprovisionamiento. Quebecor se llenaba de trabajo, y todas las editoriales debían
entrar en lista de espera. Además, la reimpresión de textos era costosa, pues se
tenía que realizar todo el proceso de impresión desde el inicio y con un menor
tiraje. Mientras tanto, los profesores en los colegios retrasaban las clases, y
empezaban a percibir como malo el servicio de la empresa editora. Y así, en lugar
de incrementar su cuota de mercado, perdían clientes. A ese paso, se ponía en
riesgo la buena imagen de Editorial Bruño, por no lograr distribuir los libros a
tiempo.
Su espíritu innovador hizo que Editorial Bruño fuera una de las primeras
editoriales en presentarse a las licitaciones convocadas por el Ministerio de
Educación para la producción de textos escolares, en una época en la que las otras
editoriales grandes no consideraban atractiva esta alternativa, pues su propuesta
estaba dirigida a los sectores A y B. Con el tiempo Bruño logró constituir un equipo
experto en el desarrollo de propuestas para las licitaciones del Estado, con lo cual
acumuló una experiencia que le permitió sacar ventaja a sus competidores y a su
vez desarrollar un nuevo mercado.
La Decisión
El escenario que enfrentaba la editorial en 2005 era preocupante. Estaba el
problema del aprovisionamiento, que se presentaba año tras año, el cual iba
minando la imagen de la empresa. Por otro lado estaba el problema de la piratería,
no resuelto aún por el Estado, y que necesitaba alternativas creativas por parte de
la empresa para detener su avance, ya que no podía ser erradicada. En tercer lugar
estaba la presencia de pequeños competidores poco éticos, que ofrecía comisión
directa a los profesores por la venta de los libros.
Por otra parte, para Díaz era una necesidad vital diferenciar sus productos para
ingresar al sector A. Asimismo, debía buscar la forma de otorgar mayor valor
agregado a sus clientes para lograr su fidelización y contrarrestar el avance de la
piratería. Sin embargo, lo más importante era solucionar el problema de
aprovisionamiento, es decir, que cada niño y cada joven estudiante pudiera contar
con su libro de texto desde el primer día de clases. Este problema había dañado la
imagen de la empresa, y aun cuando se lograra controlar, se tenían que pensar en la
forma de recuperar y fortalecer la imagen de Editorial Bruño.
Por otro lado, Bruño puede brindar a sus clientes beneficios adicionales y darle un
valor agregado a sus productos. Por ejemplo, imprimir gratis las agendas para el
colegio, los cuadernos de control, los anuarios o cualquier material de papelería.
Para Bruño, el costo de producción de estos materiales es muy bajo, ya que en
muchos casos se hace con material de merma; sin embargo, el valor percibido para
los clientes es mucho más alto.
Bruño es, así, una empresa que ha logrado mantenerse por varios años en el
mercado nacional gracias al aprovechamiento de sus oportunidades y política de
diferenciación. Respecto de la ampliación de mercado, tiene como planes a corto
plazo llevar su propuesta educativa a los gobiernos regionales, a los que propondrá
material con casos que se adecuen a la realidad de cada región, de esta manera
contribuirá a facilitar el proceso de aprendizaje de los niños y jóvenes.